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El lado oscuro de las pruebas en línea

Por: Sofía García-Bullé

Los problemas de violación a la privacidad de los estudiantes, así como los sesgos sobre la raza, género y accesibilidad son tan severos, que varias universidades dejarán de usar servicios de supervisión para pruebas en línea.

En artículos anteriores hablamos del dilema ético que implicaba relajar los estándares de privacidad de los estudiantes con el propósito de asegurar la calidad de los exámenes y combatir la deshonestidad académica, pero este no es el único problema que enfrentan las pruebas en línea para ofrecer una experiencia justa y equitativa. Se habla también de sesgos sociales que afectan al alumnado perteneciente a minorías raciales, sociales, de género y capacidades diferentes.

Los exámenes a distancia tienen dos formas principales de autentificar la identidad y proceder ético de los estudiantes, a través de reconocimiento facial o de algoritmos. En papel se leería como un procedimiento lógico e inocuo, pero la manera en que se diseñan estos métodos es exclusoria; puede generar instancias de discriminación y violación de su privacidad.

Estas problemáticas han generado una protesta generalizada en las comunidades estudiantiles y de docentes, al punto que varias universidades han tomado la decisión de retirar los servicios de monitoreo de sus evaluaciones.

Sin algoritmos de diversidad social

Los parámetros de identificación racial han sido duramente criticados por sus limitaciones al momento de detectar y reconocer caras de etnicidad diferente a la caucásica. Shea Swauger, bibliotecario académico de la Universidad de Colorado en Denver, explica para MIT Review, el proceso por el cual un servicio de monitoreo para pruebas escolares confirma tu identidad.

“Cuando empiezas, ese software comienza a grabar desde la cámara y micrófono de tu computadora, registra los sitios que visitas, mide tu cuerpo y te vigila mientras presentas el examen, sigue tus movimientos para identificar conductas deshonestas”. Swauger agrega que si el software considera que incurres en un comportamiento sospechoso, el sistema alertará a un profesor para que vea la grabación y este asignará un valor (expresado en color) para designar la probabilidad de una conducta deshonesta.

Independientemente del potencial de violación a la privacidad que esta metodología pudiera representar, la conversación se complica cuando no cuenta con las herramientas correctas para ofrecer un trato neutro y justo a todos los estudiantes.

The @ExamSoft software can’t \»recognize\» me due to \»poor lighting\» even though I’m sitting in a well lit room. Starting to think it has nothing to do with lighting. Pretty sure we all predicted their facial recognition software wouldn’t work for people of color. @DiplomaPriv4All

\u2014 Alivardi Khan (@uhreeb) September 8, 2020\n«,»url»:»https://twitter.com/uhreeb/status/1303139738065481728?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1303139738065481728%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.theverge.com%2F2021%2F1%2F5%2F22215727%2Fexamsoft-online-exams-testing-facial-recognition-report»,»resolvedBy»:»twitter»,»floatDir»:»right»,»authorName»:»Alivardi Khan»,»version»:»1.0″,»resolved»:true,»type»:»rich»,»providerName»:»Twitter»,»providerUrl»:»https://twitter.com»}» data-block-type=»22″>

Diversas investigaciones han encontrado que los parámetros de identificación facial no tienen están calibrado para detectar correctamente caras con piel oscura. Tal fue la experiencia numerosos estudiantes de color, que tuvieron problemas para presentar sus exámenes porque el sistema sostenía que no tenían suficiente iluminación sobre sus caras.

De la misma forma, estudiantes transgénero e indocumentados son innecesariamente vulnerados por la forma en que se aplican estas políticas de autenticación. En Estados Unidos, por ejemplo, no todos los estados cuentan con documentación oficial que les permitan asumir su identidad como personas no heteronormadas, y las personas indocumentadas no cuentan con los documentos que les brinden protecciones legales en caso de detección y persecución por parte de autoridades migratorias.

Si solo la acción de identificar a un estudiante se vuelve tan complicada porque los algoritmos juegan en su contra, el monitoreo pone a los alumnos en una situación precaria y contraproducente, completamente ajena a los elementos que forman una experiencia educativa de calidad.

Mucho control, poco criterio

Las instancias de discriminación se tornan más severas cuando se habla del tema de vigilancia. Estas impactan desproporcionadamente a grupos como personas neurodiversas, padres y madres de familia, mujeres o tutores a cargo de menores de edad. Ara Austin, profesora asistente clínica y directora de programas en línea para la Escuela de Ciencias Moleculares en Arizona, pone de manifiesto que, más que la vigilancia, son los criterios de lo que se considera conducta potencialmente deshonesta en un examen lo que genera el problema. “Son demasiado estrictos al señalar a mis estudiantes. Es molesto, porque muchos de mis alumnos tienen niños pequeños. Muy frecuentemente, algún niño de tres años puede verse en pantalla mientras su mamá o su papá presentan el examen, es solo lo que hace un niño de tres años”.

La dureza y falta de criterio al desarrollar los protocolos de vigilancia ha generado casos más severos, como el de Brianna Hill, una estudiante de leyes que se vio obligada a continuar su examen con contracciones, porque sabía lo difícil que sería presentar una apelación después de que se moviera de su silla para recibir la atención médica necesaria.

La estudiante musulmana Shaima Dallali fue obligada a abandonar su examen por negarse a remover su hijab, ante la sospecha de que estuviera escondiendo herramientas para hacer trampa dentro de este. Varios alumnos reportaron tener que orinar en botellas, tinas o pañales por miedo a que el levantarse de sus asientos o registrar movimientos sospechosos les valiera una descalificación de su examen.

La preocupación por mantener un alto estándar de ética y calidad en las pruebas escolares es entendible, responde a una necesidad básica para la validación de una educación efectiva. Pero los criterios para este control de calidad deben ser amplios y abarcar más perfiles sociales que reflejen la diversidad del estudiantado a nivel mundial que se tienen actualmente.

Millones de alumnos son de etnicidades y color de tez diferentes, son neurodiversos, son transgénero, son padres y madres de familia, tienen diferentes niveles socioeconómicos, entre otras cosas. Si la experiencia de enseñanza no es la misma para tantos grupos, ¿por qué asumimos que de presentar un examen si? ¿Por qué diseñamos los exámenes en línea y los protocolos de ética o seguridad con ese sesgo? ¿Qué opinión tienes al respecto de cómo se delinean los límites para autentificar la identidad de los estudiantes y asegurar la honestidad académica? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/monitoreo-pruebas-online

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¿Es posible potenciar el desarrollo emocional de nuestros hijos a través de las nuevas tecnologías?

Por: ABC

Jorge Calvo Martín, asesor y formador EdTech en ICT Head Colegio Europeo de Madrid, explica las posibilidades de aprender a identificar las emociones desde la infancia.

Cuando hablamos de desarrollo infantil integral estamos haciendo referencia a todos los cambios y evoluciones a los que los niños, desde sus primeros años de vida, se enfrentan; desde su desarrollo físico o cognitivo hasta el desarrollo emocional y social. Todo ello, ayudará a formar a los más pequeños de cara a su futuro y a la sociedad a la que se enfrentarán.

Durante muchísimo tiempo, se ha resaltado la importancia del desarrollo físico y cognitivo que tanto se trabaja en el aula. Este último hace referencia a capacidades del ser humano que necesitan ser reforzadas para que se desarrollen de forma correcta, como por ejemplo, la memoria, la atención, el lenguaje o la percepción y la solución de problemas. No obstante, desde hace algunos años, hay otro punto esencial que acapara la atención no solo de educadores, sino también de padres y familias: la importancia de trabajar de forma constante en el desarrollo emocional.

Educar en la inteligencia emocional debe ser base en cualquier proyecto educativo y en cualquier tipo de educación que se dé también dentro de casa y, por suerte, cada vez cobra más valor en la sociedad actual. Trabajar con ella como un pilar fundamental nos permitirá potenciar el desarrollo emocional de los niños y, como consecuencia, esto nos permitirá lograr un desarrollo completo de su personalidad que, sin duda, será clave ante cualquier situación a la que se enfrentará a lo largo de su vida.

Gracias a ello, además, conseguiremos formar a personas capaces de controlar todas sus emociones en todos los extremos, desde la felicidad absoluta hasta la ira y, lo que es casi más importante para el conjunto social, formaremos a personas capacitadas para identificar y comprender las emociones de los demás, siendo la empatía uno de sus valores más innatos.

Por ejemplo, cuando un problema como el acoso escolar sigue siendo una de las grandes lastras sociales en el mundo actual, hay algo que todavía debemos cambiar y ese algo debe empezar a trabajarse desde la etapa infantil. Para que nos hagamos una idea, durante el pasado curso escolar en el que, a causa de la Covid-19, las clases de todo el país se suspendieron, el bullying siguió estando presente y, según aseguran desde Fundación ANAR de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, las llamadas durante la pandemia relacionadas con el ciberacoso escolar no cesaron. Es más, la misma fundación, junto a la Fundación Mutua Madrileña, presentaban recientemente los resultados de una encuesta que aseguraban que el 35,5% de los estudiantes admite que conoce casos de acoso en su clase. Cifras realmente escandalosas.

Si bien es cierto que trabajar la inteligencia emocional en el aula ayudará a un desarrollo pleno y beneficioso para el alumno, ya que nos permitirá no solo a desarrollar su empatía, sino a identificar sus emociones, a saber escuchar o a fomentar el diálogo, lo importante es cómo hacerlo para que el resultado sea lo más efectivo posible.

En la actualidad tenemos la suerte de que las nuevas tecnologías jueguen ya un papel primordial en el aula. Estas se han convertido en una herramienta de aprendizaje fundamental que, además de formar parte ya de nuestra vida cotidiana, permite a los docentes trabajar sobre un aprendizaje adaptativo y personalizado, además de hacerlo con más eficacia, rapidez y motivación de cara al alumno. Ahora bien, ¿nos permitirán también las nuevas tecnologías potenciar el desarrollo emocional? Por supuesto que sí.

El profesor tendrá un papel fundamental, como en cualquier tipo de proyecto. Gracias a la gran diversidad de actividades y programas que las nuevas tecnologías nos permiten dentro del aula, podremos abordar desde los temas más básicos a los más complejos, en cuanto a inteligencia emocional se refiere. Por ejemplo, podremos trabajar con apps o programas que nos permitan identificar, de forma dinámica y atractiva, las distintas emociones que puede experimentar el ser humano e, incluso, esto puede ir mucho más allá. ¿Por qué no analizar, en historia del arte por ejemplo, las emociones de los cuadros más clásicos de todos los tiempos? Hay programas que nos permitirán trabajar sobre ello.

El poder acercar valores como la empatía, es otro aspecto importante en el desarrollo de la inteligencia emocional. Por ejemplo, proyectos como trabajar la Lengua de Signos usando la tecnología permite crear ante el alumno la necesidad de comunicarse con personas sordas, donde en estos tiempos de pandemia el uso de mascarillas está siendo un muro casi insalvable para interactuar vocalmente. Además, las nuevas tecnologías nos permiten también el trabajo en equipo, una pieza fundamental para establecer valores como el compañerismo o el respeto.

En conclusión, la inteligencia emocional es básica en nuestro desarrollo como seres humanos y, por tanto, cuando antes empecemos a ocuparnos de ella, mejor. Si además, disponemos de herramientas tecnológicas que sirven como apoyo pedagógico, no podemos hacer otra cosa que aprovecharlas para trabajar, de forma más eficaz, con los alumnos. El proceso les resultará más atractivo y, por tanto, los conocimientos se absorberán de forma casi automática.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-posible-potenciar-desarrollo-emocional-nuestros-hijos-traves-nuevas-tecnologias-202101300123_noticia.html

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Educación Remota de Emergencia, ¿qué es eso?

Por:  Emilio Vargas Santiago

El Ministerio de Educación debería diseñar planes de ERDE para futuras crisis similares y que los profesores y el personal de los centros educativos del país tengan los recursos, las habilidades y competencias para responder.

Con la suspensión general de la educación presencial en escuelas, universidades y otras instituciones de ese sector, por la pandemia del coronavirus COVID-19 en marzo de 2020, la educación que se sirvió para continuar la docencia utilizó indistintamente las denominaciones educación a distancia, enseñanza en línea o virtual. Pero se advirtió el error de cómo se estaban usando esos términos, porque se estaba, más bien, ante una situación que requería poner en marcha un programa de Enseñanza Remota de Emergencia, afirma Julio Mosquera(2020).

Los estudiosos resaltan que sin dejar de reconocer el trabajo que las instituciones, profesores, estudiantes y familias realizaron para llevar adelante la educación, no significa que se haya transformado la educación presencial en un modelo de educación abierta, a distancia o en línea. Sí se debe reconocer que se hizo lo mejor que se pudo para llevar lo esencial durante la emergencia. Asimismo, es importante distinguir entre el tipo cotidiano de educación en línea y lo que se está haciendo a prisa, con recursos limitados y poco tiempo: la enseñanza remota de emergencia (ERE o ERDE), en inglésEmergency Remote Teaching(ERT).

Muchos países, incluyendo a RD, para responder al cierre de sus escuelas y universidades, implementaron modelos como el aprendizaje móvil, conocido como M-learning, la radio, la televisión, el aprendizaje combinado (mezcla de educación tradicional con el uso de tecnologías digitales modernas) y otras soluciones adecuadas a cada contexto.

En el artículo La diferencia entre la “Enseñanza Remota de Emergencia” (ERDE) y el “Aprendizaje En Línea” (AEL), traducido con autorización por Raúl Santiago, los autores Hodges et al., plantean: “Las experiencias de aprendizaje en línea bien planificadas son significativamente diferentes de los cursos ofrecidos en línea en respuesta a una crisis o desastre. Los colegios [escuelas] y universidades que trabajan para mantener la instrucción durante la pandemia de COVID-19 deben comprender esas diferencias al evaluar esta enseñanza remota de emergencia”. También refieren que una característica asociada a esta modalidad es que la rapidez con la que se necesita el cambio a la ERDE puede disminuir la calidad de los aprendizajes.

Este concepto nació con la crisis mundial de la COVID-19 en marzo de 2020, momento en que la educación se vio ante una situación de extrema dificultad y tuvo que adaptar sus métodos en un plazo muy corto de tiempo para continuar las clases a sus estudiantes. Su principal objetivo es trasladar los cursos que se Imparten presencialmente a un aula remota, virtual, a distancia o en línea. De modo que es importante destacar que la ERDE es un cambio temporal de la entrega de educación de forma alternativa debido a circunstancias de crisis. Implica el uso de soluciones didácticas para la enseñanza que, de otro modo, se entregarían cara a cara o como cursos mixtos o híbridos y posiblemente volverán a ese formato una vez que la crisis o emergencia disminuya o concluya.

El objetivo principal en estas circunstancias no es recrear un sistema educativo robusto, sino más bien proporcionar acceso temporal a la enseñanza y a los apoyos instructivos de una manera rápida y fácil de configurar. Los cursos creados no deben aceptarse como una alternativa a largo plazo, sino como una solución para un problema inmediato, ya que una de las cuestiones que preocupan en el contexto de la ERDE es la accesibilidad a los materiales de aprendizaje.

Como el término ERDE es completamente nuevo, los roles y las herramientas no se encuentran definidos. En Estados Unidos, por ejemplo, unas instituciones educativas están trabajando de manera presencial con restricciones y otras online. De manera que depende de cómo el país o la institución hayan decidido manejar la crisis es cómo se definiría su tipo de ERDE. Este tipo de enseñanza también ha recibido otras denominaciones: Docencia no Presencial de Emergencia en Colombia, Aprendizaje Remoto en Estados Unidos y algunas agencias de cooperación la denominan Educación en Emergencias.

Entre sus ventajas de la ERDE se citan que prioriza la situación de emergencia y vela por el bienestar de sus estudiantes. Además, este nuevo término agrupa a todas las acciones provenientes de los gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y personas para encontrar soluciones y mantenerse actualizado constantemente, por lo que puede modificarse repentinamente si la situación de emergencia cambia.

Por último, resaltar que tanto la educación a distancia como la educación online requieren de planificación cuidadosa y de recursos para que cumplan sus propósitos. Mientras que la ERDE no deja mucho espacio para la planificación y, por las dramáticas situaciones en que se activa, se debe realizar por lo general con limitados recursos. En todo caso, es muy importante no permitir que la adopción de una determinada tecnología o método aumente la brecha entre las mayorías y los privilegiados. Además, la lección que debe quedar de esta situación es que el Ministerio de Educación debería diseñar planes de ERDE para futuras crisis similares y que los profesores y el personal de los centros educativos del país tengan los recursos, las habilidades y competencias para responder.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-remota-de-emergencia-que-es-eso-8908644.html

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Educación y pandemia

Conferencia virtual en el Congreso Pedagogia 2021 – 03 de febrero de 2021, La Habana, Cuba

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Desde la Segunda Guerra Mundial, en la década de 1940, no hay noticias de que alumnos y profesores se hayan visto obligados a quedarse en casa durante tanto tiempo.

Datos de la UNESCO muestran que la pandemia ha afectado a más de 1500 millones de estudiantes en 188 países, lo que representa el 91% de los estudiantes del planeta.

En América Latina, el cierre temporal de las escuelas ha afectado a 160 millones de alumnos, según estimados de la UNESCO.

Este confinamiento expuso aún más el agravamiento de las desigualdades sociales. La UNICEF estima que 370 millones de niños pueden haber sido privados de una alimentación adecuada debido al cierre de las escuelas.

El sistema escolar mundial no estaba preparado para lidiar con los efectos de una enfermedad que nos exige distanciamiento físico y aislamiento social por un largo período.

La educación tuvo que pasar del universo presencial al virtual, viéndose obligada a recurrir a nuevas herramientas tecnológicas que permiten la educación a distancia. En muchos países los alumnos, en especial los que asisten a las escuelas públicas, no disponen de los recursos necesarios para acceder rápidamente a las tecnologías de las comunicaciones.

Incluso para aquellos que disponen de esos recursos, también les ha resultado difícil adaptarse a la nueva realidad digital. No es muy confortable soportar 40 o 50 minutos de clase remota a través de la pequeña pantalla de un celular… y peor aún, sin la posibilidad del contacto directo con el profesor y los colegas.

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Educación a distancia. Foto: Forbes méxico

Para muchos jóvenes la educación a distancia carece de incentivos, lo que provoca el abandono escolar y la mayoría de los profesores no estaban preparados para impartir clases a distancia.

En muchos países, como en Brasil, se observó que la permanencia en casa por largos períodos proporcionó el aumento de la violencia doméstica y en el caso de las adolescentes, el embarazo precoz.

La enseñanza a distancia se diferencia mucho de la enseñanza presencial al reducir la interacción profesor-alumno y dificultar la relación de ayuda mutua didáctica entre los estudiantes.

Para los escolares que asistían a la escuela a tiempo completo, la casa era principalmente un lugar para la convivencia familiar y el descanso, muchas veces en un espacio reducido debido al número de personas que lo habitan, por lo tanto, la educación a distancia no siempre logra atraer la atención requerida. Esto se agrava cuando se trata de alumnos de educación infantil y primaria, período en el que se desarrolla el proceso de alfabetización.

El déficit en las habilidades básicas como la lectura, la escritura la suma y la resta se incrementa. Esta interrupción del aprendizaje también afecta en gran medida a los estudiantes que están finalizando el curso, lo que dificulta el ingreso al mercado laboral.

La pandemia también mostró cómo, en general, las familias eran ajenas al aprendizaje escolar de sus hijos. De repente, los padres debían interesarse por los contenidos didácticos y además improvisar para ser auxiliares de los profesores.

Sin embargo, esto no siempre es posible. En los países periféricos, muchos adultos tienen menos nivel escolar que sus hijos. Los padres no se sienten preparados para ayudarlos con las tareas escolares. Y ocupados con el trabajo a distancia y los quehaceres del hogar hay padres que no tienen tiempo para acompañar y ayudar a sus hijos con los deberes escolares. No obstante, ahora le han dado más valor a la escuela y al trabajo de los profesores.

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La familia clave en tiempos de pandemia

Resignificar la educación

La desigualdad social influye significativamente en el acceso a las tecnologías de la comunicación. Hay estudiantes que ni siquiera tienen condiciones para conectarse a internet. La exclusión digital es un nuevo fenómeno social y es ya considerada una violación de los derechos elementales. En el caso de Brasil, por ejemplo, apenas el 57 % de la población tiene una computadora capaz de ejecutar los programas más actuales y el 30% de las viviendas no tiene acceso a internet cuestión indispensable para la educación a distancia según (IBGE / investigación TIC a domicilio, 2018).

Es por esto que resulta muy importante que las escuelas tengan a disposición de los estudiantes vídeo clases, que incluso deberían ser transmitidas por canales de televisión y acompañadas del respectivo material impreso.

En Argentina, la empresa Telefónica convenió con el gobierno para permitir durante la pandemia, el acceso gratuito a los sitios educativos para las familias que no puedan pagar por el servicio.

El el Perú, la misma empresa, asociada a Facebook, al BID y el CAF (Banco de Desarrollo de la América Latina), creó el programa “Internet para todos”, que ofrece servicios a operadores móviles locales para llegar a áreas remotas.

En Brasil 46 millones de personas no tienen acceso a la internet, lo que corresponde a más del 25% de la población.

 

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Un estudiante de 11 años revisa sus libros de estudio en casa ya que no tiene acceso a clases virtu ales. Su hogar no tiene acceso a internet ni a un telefono móvil. Foto: UNICEF

Del 79,1% de la población que accede a internet, el 99,2% utiliza su teléfono celular. El BID estima que el 20% de la población de América Latina no tiene un acceso adecuado a la internet móvil.

La pandemia le ha dado un mayor significado a la educación, la que debe ser orientada y pensada para los jóvenes que habrán de enfrentar los desafíos de la década 2030.

Esto exige una metodología pedagógica capaz de activar el pensamiento crítico, despertar la creatividad y la originalidad, solucionar problemas complejos, tener flexibilidad cognitiva, valorar la inteligencia emocional y el trabajo en equipo, aprender a lidiar con opiniones y comportamientos diversos, y saber tomar decisiones sin imposiciones autoritarias.

Como vivimos actualmente en un mundo interconectado, no solo las personas no son islas, como destacó John Donne, poeta y pensador inglés, sino también nuestras ciudades y países.

Es necesario enfrentar los problemas desde diferentes ópticas y a partir de diversos contextos, pero siempre sin renunciar al compromiso ético de que todos los seres humanos y la naturaleza tienen derecho a condiciones de vida dignas.

Por tanto, ya no se trata de un aprendizaje para obtener buenas notas en las pruebas escolares y alcanzar un diploma al finalizar el curso. La educación es un proceso sin fin que dura toda la vida.

La escuela es justamente el lugar donde el alumno recibe el impulso de interactuar con quien tiene mucho que enseñar, así como quien enseña tiene mucho que aprender, en una sinergia compleja, rica y permanente.

Hace tiempo que se enseña fuera del aula, lo que requiere de una experimentación permanente. Un ejemplo de ello es la esfera de la agricultura. La pandemia ha expandido y acelerado este proceso, y el uso de internet ha roto las barreras físicas para la comunicación y la interacción.

Las clases, antes centradas en la oralidad del profesor, ahora cuentan con una gran variedad de recursos pedagógicos, como video clases, infografías, diapositivas, animaciones, juegos educativos y viajes virtuales, como a museos y a ciudades históricas. Y la ventaja es que cualquiera puede acceder al contenido y a las actividades compartidas, desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin duda, esto favorece la democratización de la educación, siempre que todos tengan acceso a las tecnologías de la comunicación. Al mismo tiempo permite el diálogo directo del profesor con determinado estudiante, es decir, permite la atención a las diferencias individuales.

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Un niño en Etiopía atiende a clase a través de la radio debido al cierre de las escuelas por el COVID-19. Foto: UNICEF

No debemos alimentar la nostalgia de cómo era la escuela antes de la pandemia, al reabrir las instituciones educacionales no basta reponer las clases. Ahora tenemos una nueva configuración de las relaciones sociales y debemos aprovecharlas para desarrollar nuevas metodologías de enseñanza pero, conocemos que nuestros sistemas educacionales son resistentes al cambio, sin embargo la COVID 19, nos impone una nueva realidad. Ahora tenemos que admitir que la enseñanza remota a distancia tendrá que ser incorporada a los recursos pedagógicos. Se trata de una nueva modalidad que puede producir efectos positivos, como el protagonismo de los alumnos en su propio proceso de aprendizaje.

Dejan de ser simples objetivos de las lecciones del profesor y pasan a ser sujetos de la actividad escolar, responsables de organizar su agenda de estudios domésticos y planear el tiempo y el modo de abordar el currículo.

Este autoconocimiento exige de la escuela, mayor atención a la formación integral de los estudiantes como tener en cuenta la situación familiar en que viven y las condiciones de vivienda. De cierto modo, los alumnos pasan a ser compañeros del profesor en la elaboración de la malla curricular y en la práctica pedagógica. La enseñanza se hace más personalizada en la medida que hay más diferencia de ritmo entre los estudiantes, instados a gestionar sus actividades escolares, los alumnos tendrán mayor protagonismo y los profesores actuaran como mediadores entre los contenidos curriculares y los recursos tecnológicos.

En realidad ocurre, que no todo son luces. El lado oscuro necesita ser enfrentado con seriedad. En Brasil, las investigaciones constataron que casi el 90 % de los profesores no tenían experiencia de clases a distancia antes de la pandemia.

Ahora, el 82 % de las clases son desde casa, demostrando que ha aumentado la carga horaria de trabajo. Y el 84 % opina que la participación de los alumnos en el aprendizaje se redujo. La principal dificultad es el acceso a computadoras y a la internet.

El informe GEM (Monitoreo global de la educación) del 2020, señala que, en los países periféricos el 40 % no cuenta con políticas para apoyar a los alumnos durante el cierre de las escuelas. Según la UNESCO, menos del 10% de las 209 naciones evaluadas poseen leyes que favorecen la plena inclusión en la escuela.

El lado negativo de la educación a distancia

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Una niña de Timor-Leste muestra la plataforma en línea que utilizará para estudiar mientras su escuela está cerrada debido a la pandemia de coronavirus. Foto: UNICEF

La educación a distancia tiene como puntos negativos, favorecer el individualismo en el trabajo escolar, disminuir los lazos de solidaridad entre alumnos y profesores, hacer inviables las acciones colectivas en defensa de los derechos de los docentes.

El peligro del trabajo a distancia es colocar en riesgo la frontera entre el tiempo de trabajo y el de convivencia familiar. Al sobrecargar las jornadas de trabajo, se reducen las horas de ocio.

Lo ideal sería no considerar obligatoria la actividad a distancia y sí como opcional, hasta que la pandemia sea superada y puedan todos retomar el trabajo en condiciones de igualdad en el espacio escolar.

Al agravarse las desigualdades sociales la pandemia expone el carácter de un modelo educativo individualista, excluyente, competitivo, subordinado a las demandas del mercado. La crisis económica y el aumento del desempleo debilitan la tesis de que la escuela es una vía segura para incluir a todos en el mercado de trabajo y conquistar una vida estable.

Esta nueva modalidad de enseñanza carece de estructura para desarrollar adecuadamente las actividades escolares. Muchas veces, absorbidos por la vida familiar y las ocupaciones domésticas, como ayudar en la limpieza de la casa o ver filmes o programas de TV, los estudiantes pierden el interés por las clases.

Adoptar el trabajo a distancia como nueva modalidad de enseñanza puede agravar las desigualdades educacionales, excluyendo aquellos que, desprovistos de condiciones domésticas para involucrarse en el aprendizaje, acaban siendo víctimas de la ley del menor esfuerzo, cuando ellos son los que deberían recibir mayor atención.

El sistema educacional no puede transferir para el alumno la responsabilidad de tener una computadora y tener acceso a internet. Muchos viven en situación de vulnerabilidad social por lo que le corresponde al sistema garantizar las condiciones adecuadas a todos los estudiantes para realizar las tareas escolares, pues según el GEM por cada 100 jóvenes ricos, solamente 18 jóvenes pobres, completan la enseñanza media o secundaria.

Retorno a las clases presenciales

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Estudiantes universitarios durante un exámen en plena pandemia. Foto: Reuters

¿De qué forma la pandemia afecta la calidad de la educación?

Es importante que el aislamiento social no dificulte la gestión democrática de las escuelas. El impedimento de las reuniones presenciales del claustro docente no debe ser motivo para justificar decisiones monocráticas. La escuela debe permanecer como espacio cotidiano de ejercicio de la democracia, incluso en su actual configuración virtual.

La vuelta a las clases presenciales no puede en modo alguno depender de la presión del poder económico, en especial de los propietarios de instituciones educacionales y de redes escolares.

Y cuando sea conveniente no puede ser hecho de improviso. Debe ser el resultado de una decisión democrática de los diversos actores implicados en la esfera de la educación, inclusive funcionarios de la escuela.

Se debe adoptar un protocolo después de realizar un extenso debate entre maestros, estudiantes, funcionarios, padres de los estudiantes y autoridades sanitarias. La pandemia en sí misma es objeto de estudio. Ella debe ser llevada al aula, promoviendo investigaciones y reflexiones sobre el equilibrio ambiental, zoonosis, dignidad, solidaridad en tiempos de pandemia, fragilidad de la vida humana, etc.

Los educadores no pueden ceder a la lógica de volver cuanto antes a la simple acumulación de los contenidos escolares ni al discurso tecnócrata de regresar a las actividades presenciales a partir del punto en que fueron suspendidas en el 2020. Hay que tener en cuenta que la pandemia, una vez superada por la vacunación, no debe ser considerada como un vacío en nuestras vidas. No pueden dejar de ser considerados relevantes los efectos emocionales, psicológicos y sociales, provocados en la vida de los estudiantes. Muchos fueron afectados por la pérdida de parientes, víctimas de la COVID 19 y la disminución de los ingresos familiares.

La escuela no es una sucesión de días lectivos. Es un espacio de convivencia, creatividad y socialización y sobre todo, construcción de la identidad ciudadana como colectiva. Deber ser también un espacio democrático de formación de conciencia crítica, disposición a la solidaridad y al compromiso y al combate a todas las formas de injusticias sociales.

La educación a distancia puede dar lugar a una nueva fuente de beneficios y de lucro para empresarios de instituciones educacionales, que pasan a ser los mediadores de contenidos y tecnologías excluyendo a todos aquellos que no tienen los recursos para transformar el espacio doméstico en apéndice de la escuela.

Este empresariado pasa a considerar la escuela como objetivo de su servicio de “delivery” (entrega), prepara los paquetes curriculares hecho por supuestos especialistas ajenos a la escuela, lo que compromete la autonomía del trabajo docente y hace que el contenido curricular dependa de grandes grupos privados que dominan las plataformas dirigidas a la educación.

Con o sin pandemia, predominando la enseñanza presencial o a distancia, el combate al más grave problema de la humanidad- la desigualdad social- exige que nos empeñemos todos en la lucha permanente por la escuela pública, gratuita y laica. La educación escolar a tiempo completo en un derecho universal que debe ser asegurado por el estado a toda la población.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/02/03/educacion-y-pandemia/

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APP: Un mundo de posibilidades en tus manos

Hasta hace una década las capacidades de las computadora personales y portátiles crecían a pasos agigantados en velocidad, calidad gráfica, sonido, interconectividad, y se añadían toda una gran gama de programas propietarios y libres que acompañaban la dinámica de crecimiento del hardware en todas las áreas.
Con la aparición de los Smartphone o teléfonos inteligentes surge la necesidad de operar dichos hardware con programas similares a los de las PC, pero de forma más ligeros, dada las prestaciones de estos mini equipos portátiles, por lo que ofrecen menos opciones y en muchos casos cargados de publicidad.
La visión comercial de empresas como Apple, Google, Samsung los llevó a crear una especie de biblioteca o tienda donde se encuentran toda una variedad de aplicaciones o App desde aplicaciones ofimáticas, lectores o generadores de PDF, diseño grafico, juegos, edición de audio y vídeo, redes sociales, entornos de programación, hasta aplicaciones para el manejo de tus cuentas bancarias o realizar compras en línea.
Hay de todo en la AppStore de Apple o en la Google Play Store, la Samsung Galaxy Apps y en la nueva Huawei AppGallery, allí encuentras toda una variedad de programas de fácil instalación en el teléfono inteligente o en la Tablet. El desarrollo de App se ha convertido en todo un negocio para empresas y programadores FreeLancer quienes escriben cientos de línea de código para darle forma a una App que realice *tal o cual actividad, dejando en claro que son aplicaciones que no están exentas de tener errores pero que posteriormente son corregidos en nuevas versiones por los mismos desarrolladores o partiendo de los comentarios de los usuarios.
Lo cierto es que hoy día podemos desde un pequeño teléfono inteligente también es posible escribir programas en lenguajes tan robustos como Phyton o C (en un próximo artículo les hablaré de la programación con Lenguaje C y Phyton desde un viejo Smartphone con Android), compilarlos y hasta ejecutarlos. Solo basta instalar un entorno de programación adecuado, contar con algo de espacio en memoria y capacidad de procesamiento. Por el momento las dos mayores tiendas de App surten cada día de un sin número de programas que buscan satisfacer las necesidades de los usuarios y que estos desde la comodidad de sus teléfonos pueden ejecutar tareas sin estar frente a una PC.
Solo basta decir que hay teléfonos inteligentes que se adaptan a cada exigencia profesional o laboral y App para mantenerte sumergido en un mundo creciente que innova y crea cada día.
Fuente: https://culturainformatica2k.blogspot.com/2021/02/app-un-mundo-de-posibilidades-en-tus.html
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Los niños confían en lo que escuchan y los adultos en lo que ven

Al percibir las emociones en una situación determinada, los niños pequeños muestran un fuerte dominio auditivo y priorizan aquello que pueden oír. Sin embargo, los adultos se desenvuelven más mediante información visual.

La percepción de las emociones está fuertemente guiada por estímulos auditivos en los niños, de acuerdo a una nueva investigación realizada en la Universidad de Durham, en el Reino Unido. Sin embargo, los adultos confían en mayor medida en aspectos visuales a la hora de desenvolverse en el mundo de las emociones.

Según un comunicado, los científicos descubrieron patrones que hacen posible profundizar en la forma en la cual los niños reconocen las emociones y las procesan. El estudio, publicado en la revista Journal of Experimental Child Psychology, puede ser de gran utilidad para padres y educadores, que necesitan “conectar” emocionalmente con los pequeños.

Al mismo tiempo, un mayor conocimiento sobre el procesamiento emocional infantil puede aportar nuevas y valiosas herramientas para estimular el desarrollo de niños con patologías como el autismo, entre otras problemáticas.

La investigación de los científicos británicos se dividió en tres grupos de edad diferentes: hasta los 7 años, entre los 8 y los 11 años y participantes con más de 18 años de edad.

Profundizando en el mundo de las emociones

El estudio incluyó la visualización de imágenes y la audición de material sonoro y vocal en el cual se transmitían emociones de todo tipo, como por ejemplo felicidad, tristeza, temor o enojo.

Tanto el contenido visual como el auditivo fueron presentados en forma independiente, intercalada, combinando o contrastando ambos registros. En cada caso, los participantes en el estudio fueron consultados acerca de la emoción predominante en cada ejemplo.

Al analizar los resultados, los especialistas británicos hallaron que los voluntarios adultos que se ubicaban en el grupo de más de 18 años de edad presentaban notables diferencias en las pruebas, con respecto a los niños que formaban parte de los otros dos grupos.

Dos acercamientos diferentes

Los adultos basaron su evaluación emocional en lo que podían ver, mientras que los niños pequeños confiaron en lo que podían oír. De esta forma, los participantes de mayor edad privilegiaron claramente el material visual presentado para definir a las emociones, en tanto que los niños se basaron en los contenidos auditivos aportados por los investigadores.

Los expertos remarcaron que su estudio es la primera evidencia de dominio auditivo en niños que utilizan estímulos emocionales, una característica que al mismo tiempo se logra confrontar con la elección visual de los adultos.

Además, la investigación demuestra que los niños no son capaces de procesar las incongruencias o divergencias entre la información auditiva y la visual, mientras que los adultos logran captar igualmente el contenido emocional, a pesar de esa discordancia.

Desconexión cerebral y reconocimiento de las emociones

Estudios previos en recién nacidos habían constatado, por otro lado, una falta de conexión entre las regiones visuales o auditivas y las áreas emocionales del cerebro, que hace imposible que logren relacionar tanto los estímulos visuales como los auditivos con emociones concretas.

En consecuencia, cabría preguntarse si el predominio de la información auditiva en los niños no supone un nuevo proceso que supera la desconexión inicial en los bebés. Un nuevo e interesante campo de investigación podría ser hallar las relaciones entre el comportamiento de los recién nacidos, los niños y los adultos en cuanto a la interpretación emocional.

Aunque el reconocimiento efectivo de las emociones es imperativo para desenvolverse con éxito en situaciones sociales, y precisamente no aparece en trastornos como el autismo, las investigaciones previas se han centrado principalmente en estudiar los estímulos emocionales de forma aislada. Con un enfoque multimodal, la nueva investigación aporta una mayor riqueza al momento de analizar estas cuestiones.

Referencia

Children cannot ignore what they hear: Incongruent emotional information leads to an auditory dominance in children. Paddy Ross, Beth Atkins, Laura Allison, Holly Simpson, Catherine Duffell, Matthew Williams and Olga Ermolina. Journal of Experimental Child Psychology (2021).DOI: https://doi.org/10.1016/j.jecp.2020.105068

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/los-ninos-confian-en-lo-que-escuchan-y-los-adultos-en-lo-que-ven.html

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La muerte no es un apagón súbito, sino un proceso lento y errático

La muerte fisiológica es un proceso lento y errático que incluye breve reactivaciones del corazón que en ningún caso vuelven a la vida a la persona fallecida.  Nada que ver con el síndrome de Lázaro.

La muerte física no es un apagón instantáneo de las funciones vitales, sino un proceso relativamente lento y errático que en ocasiones incluye una breve reactivación del corazón, sin que la persona nunca vuelva a la vida ni perciba conscientemente esos altibajos.

Lo ha descubierto la mayor investigación internacional realizada hasta la fecha sobre la fisiología de la muerte, dirigida por el Dr. Sonny Dhanani, cuyos resultados se publican en la revista New England Journal of Medicine.

Entre 2014 y 2018, los investigadores observaron la función cardíaca de 631 pacientes en 20 unidades de cuidados intensivos para adultos en Canadá, la República Checa y los Países Bajos, después de que se les retirara el soporte técnico necesario para mantenerlos con vida.

En todos los casos analizados, se esperaba una muerte inminente después de la retirada del soporte vital.

Muerte clínica

Los investigadores examinaron los registros del electrocardiograma y de la presión arterial de los pacientes, junto con todas las observaciones clínicas, desde el momento en que se retiraron los fármacos, los tubos respiratorios y el soporte cardíaco, hasta 30 minutos después de la declaración de fallecimiento.

Según la literatura médica, cuando se retira el soporte vital, el corazón carece de oxígeno y san

gre, la presión arterial desciende y se produce un paro cardiaco, deteniéndose a continuación el flujo de sangre.

La muerte clínica se determina mediante la muerte cerebral (cese de la actividad neuronal) o circulatoria, que se corresponde con la pérdida irreversible de la actividad cardiaca.

Morir no es sencillo

El estudio descubrió que la muerte circulatoria no siempre es sencilla: el 14 por ciento de los pacientes experimentaron una reanudación «transitoria» de la actividad cardiaca después de una línea plana.

En la mayoría de los casos, la duración de esa actividad cardíaca fue breve, con una media de 3,9 segundos. En un caso, duró incluso hasta 13 minutos.

La actividad cardiaca más remota se produjo 4 minutos después de que el corazón dejara de latir: eso significa que la actividad eléctrica del corazón puede continuar minutos después de que se detiene la presión arterial.

Nada que ver con Lázaro

El impulso cardiaco recuperado fue, sin embargo, muy corto y en ningún caso fue suficiente para volver a la vida a ninguna de las personas que habían detenido sus funciones vitales.

Los investigadores concluyen que es posible que los procesos fisiológicos de la muerte física, después de la retirada de los soportes tecnológicos, incluyan ocasionalmente periodos de reanudación y cese de la actividad cardiaca, porque el corazón es un órgano fuerte y robusto.

También aclaran que esta reactivación cardiaca no tiene nada que ver con el así llamado síndrome de Lázaro (el hombre que según la biblia resucitó después de tres días fallecido), que consiste en la recuperación espontánea de la actividad circulatoria después de una parada cardiaca.

Tranquilidad familiar

El objetivo principal del estudio ha sido documentar mejor el proceso fisiológico de la muerte, especialmente en las personas enfermas a las que se les retira el soporte vital.

También ha analizado cómo y por qué las familias deciden donar los órganos de sus seres queridos poco antes de su muerte y cómo les afecta esa donación.

Para que las familias elijan la donación de órganos cuando un ser querido ha fallecido, deben confiar en que la muerte ha ocurrido realmente y que es irreversible, señalan los investigadores en un comunicado.

Preparando la donación

Esta confianza en la certificación real de la muerte permite que las personas decidan donar los órganos de un familiar fallecido en un momento de dolor y permite que la comunidad médica se sienta cómoda al iniciar un diálogo sobre la donación.

Para que la donación después de una muerte determinada por el sistema circulatorio sea médicamente posible, el óbito debe certificarse dentro de un período de tiempo determinado, después de que se retiren las medidas de mantenimiento de la vida.

El estudio proporciona evidencia que respalda el estándar actual de esperar cinco minutos después de que el corazón se detiene, antes de certificar la muerte y de proceder a la donación de órganos.

Los trasplantes de órganos son un recurso terapéutico imprescindible que salva muchas vidas humanas. En España, 5.000 pacientes permanecen en lista de espera. Un 7% de ellos fallece sin haberse localizado un donante compatible, según Mapfre.

Esta investigación ayudará a los familiares de una persona en esta situación crítica, a tomar la mejor decisión sobre la eventual donación de sus órganos para trasplantarlos a otra persona.

Referencia

Resumption of Cardiac Activity after Withdrawal of Life-Sustaining Measures. Sonny Dhanani, M.D. et al. N Engl J Med 2021; 384:345-352. DOI: 10.1056/NEJMoa2022713

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/la-muerte-no-es-un-apagon-subito-sino-un-proceso-lento-y-erratico.html

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