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Cinco desafíos de desarrollo sostenible para 2021

La recuperación verde de la covid-19, la resistencia a antibióticos y la pobreza extrema son algunas de las cuestiones que pondrán a prueba el liderazgo de los países este año.

El año 2020 batió récords en materia de desastres naturales, salud global y emergencias humanitarias, empujando a líderes de los cinco continentes a comprometerse con un futuro más sostenible y equitativo. Estos son cinco de los desafíos sobre los que los poderes políticos y económicos tendrán que actuar, y rendir cuentas, en este recién estrenado 2021.

1. Recuperación verde de la covid-19

Pandemias emergentes como la covid-19, el ébola, VIH, SARS, MERS no son hechos aislados, sino que forman parte de una tendencia. Las enfermedades humanas de origen animal, llamadas zoonosis, son fruto de la destrucción creciente de los ecosistemas naturales, el tráfico ilícito de animales salvajes y la ganadería industrial mal gestionada, que aumentan el contacto entre especies y las posibilidades de que un patógeno acabe pasando de una a otra. Durante la Cumbre de Biodiversidad de la ONU en septiembre, la Unión Europea se sumó a líderes de los cinco continentes para comprometerse con una recuperación económica verde de la pandemia y abordar la salud animal, humana y de los ecosistemas naturales de forma coordinada, un enfoque conocido como One Health (Una Salud)En mayo, los países negociarán la hoja de ruta sobre biodiversidad para la próxima década, parecida al Acuerdo de París sobre el clima. Por este y otros motivos, 2021 será un año para seguir de cerca cómo lo están haciendo la UE, España y el resto de Gobiernos nacionales y subnacionales que se han comprometido a restaurar el equilibrio entre las personas y el planeta que las sustenta.

2. Punto de inflexión para el clima

Hasta la fecha, 126 países han anunciado planes de neutralidad de carbono, o sea, de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. Sin embargo, los países del G20 están destinando un 50% más en incentivos fiscales para combustibles y sectores altos en carbono que en energías limpias, alertó este diciembre el secretario general de la ONU António Guterres durante la Climate Ambition Summit 2020Según un informe de ONU Medio Ambiente, los confinamientos por la covid-19 han tenido un impacto insignificante en la lucha contra la crisis climática. El mundo sigue rumbo a un aumento catastrófico de más de 3 °C este siglo, pero hay esperanza si los Gobiernos y el sector privado dan un golpe de timón. Crear estímulos económicos con el clima en mente puede reducir en hasta un 25% las emisiones previstas para 2030, evitando los peores efectos del calentamiento global. Pero hay que hacerlo ya.

3. La epidemia de la resistencia a antibióticos

El nuevo coronavirus amenaza con acelerar el desarrollo de la resistencia microbiana a los fármacos a nivel global. Uno de los motivos es el uso de antibióticos de amplio espectro a gran escala para prevenir co-infecciones bacterianas, aunque estas solo se acaben dando en una pequeña parte de los casos. La resistencia a fármacos ya causa 700.000 muertes al año y, antes de la covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) preveía que alcanzase los 10 millones en 2050. Por todo ello, los expertos llaman a distribuir de forma rápida y equitativa las vacunas del nuevo coronavirus y a invertir en el desarrollo de nuevos antimicrobianos, además de combatir el uso inadecuado de antibióticos en las personas y el ganado. El objetivo: pasar a la acción contra la que podría convertirse en la primera causa de muerte en solo 30 años.

4. Acción humanitaria bajo presión

El año ha llegado a su fin con un último récord: 235 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria y protección para sobrevivir en 2021, un 40% más que en 2020. Según el responsable de emergencias de la ONU, Mark Lowcock, el aumento se debe “casi por completo a la covid-19”, que viene a sumarse a los impactos de la crisis climática y a una serie de conflictos enquistados, como el de Yemen, y emergentes, como los del norte de Etiopía y Mozambique. Este diciembre, la organización pidió 35.100 millones de dólares para cubrir las necesidades humanitarias en 2021, frente a los 28.800 solicitados para atender a 168 millones de personas en 2020. Sin embargo, las donaciones de los países suelen quedar cortas: en el último año, los 17.300 millones de dólares aportados solo dieron para ayudar a 98 millones de personas. ¿Cómo responderán ahora los países donantes, absorbidos por las crisis sanitaria y económica dentro de sus propias fronteras? ¿Y cómo transformará la covid-19 la distribución de la ayuda humanitaria?

5. Cuenta atrás para los ODS

En 2020 empezó la cuenta atrás para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de la ONU, fijados para 2030. Luego llegó la pandemia. Según la ONU, esta ha causado el primer aumento de la pobreza global en décadas, con 71 millones de personas afectadas por la miseria extrema en 2020, y se prevé cerrar el año con 270 millones de afectados por la inseguridad alimentaria aguda, un 82% más que antes de la crisis sanitaria. Entre los países en riesgo inminente de hambruna este 2021 están Sudán del Sur, Yemen, Burkina Faso y el noreste de Nigeria. Entre otras cuestiones, también se prevé que, en África subsahariana, las muertes por malaria se disparen un 100% debido a las cancelaciones de servicios durante la pandemia.

Un colectivo que sale especialmente damnificado son las mujeres y niñas: en algunos países, el confinamiento ha conllevado aumentos de hasta el 30% en los casos de violencia machista. El despliegue masivo de la vacuna podría ayudar a reconducir algunas de las estadísticas, pero 2021 será un año de incertidumbre para muchas otras.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-01-05/cinco-desafios-de-desarrollo-sostenible-para-2021.html

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Más recreo para la niñez que regresa a las aulas

Alberto Barrantes C

Repensar la forma de aprender en el siglo XXI implica incluir más espacios dentro de las  aulas y los hogares en los que se fomente la libertad, el pensamiento crítico, la capacidad de dudar, jugar, proponer, crear, e innovar desde la niñez. Educar en este siglo demanda la necesidad de ‘aprender a aprender’.

Los entornos educativos del siglo XXI tienen el desafío re-orientar sus prácticas en función al juego, la experiencia y el disfrute por aprender. Menos repetición de contenidos y más acción y resolución de problemas en las aulas.

En otras palabras, que niñas y niños se sientan dentro de cada clase tan felices como cuando corren, gritan e inventan sus propios juegos durante sus recreos. La educación tiene que ser esencialmente motivación y recreación.
Como dice el profesor Eduardo Bustelo, “en el recreo, los movimientos son horizontales y comunicantes: es un estado igualitario de mínimas diferencias. Es un tiempo esencialmente diacrónico. El ‘re’ de recreación hace alusión a renovar, a ponerse continuamente en una actitud innovadora”.

¿Por qué no hacer del recreo una práctica constante en las aulas, donde el disfrute y la acción sean elementos indispensables para construir conocimiento? Re-crear personajes, situaciones de la cotidianidad y reescribirlas desde la mirada de niñas y niños es una oportunidad para formar en libertad.

Un reporte de McKinsey citado por el Foro Económico Mundial afirma que para afrontar los retos del mercado laboral durante la próxima década es preciso el desarrollo de una una habilidad fundamental: el “aprendizaje intencional”, es decir, aprender a aprender. Esto implica, que no todo esté dado en el aula, sino que exista ese deseo por ampliar sus conocimientos de forma autónoma y crear nuevas conexiones.

¿Cómo lograrlo? Adquirir esta habilidad implica despertar curiosidad y motivar la independencia en los aprendizajes. Una persona con ‘aprendizaje intencional’ es aquel que en cada experiencia cotidiana, conversación, tarea, encuentra una oportunidad para desarrollarse, crecer, conectar, crear. Es decir, aprender a aprender significa darle más importancia al proceso que el resultado, sin miedo a ser señalado por los errores.

Bajo este enfoque, la escuela no debería estar diseñada para asustar con exámenes, sino para ser un espacio que propicie experiencias novedosas, retadoras para el individuo, que le permitan re-crearse, re-construirse y re-significar su entorno para convertirlo en un lugar mejor para sí mismo y para las personas que le rodean.

Según el informe de McKinsey, “la curiosidad es la semilla de la inspiración, y es el primer paso hacia el auto aprendizaje”. En el recreo, el niño y la niña inventan juegos nuevos, roles, actúan en equipo, articulan un pensamiento complejo, la pasan bien, actúan como lo que son: niños y niñas. Las aulas deben romper filas y adoptar esa re-creación como parte de sus prácticas habituales, donde la curiosidad sea la chispa que incite a articular nuevos conocimiento.

El propósito final es que el niño o la niña no se canse de aprender. Con más re-creación dentro del aula, encontrará más motivaciones para hacer del aprendizaje un proceso autónomo, divertido, capaz de ampliarle su mentalidad y de establecer conexiones con el entorno que le rodea, con sus miedos, necesidades, gustos y anhelos.

Este enfoque no es una moda ni un discurso poético, significa el dominio de una habilidad que será fundamental para conseguir mejores oportunidades laborales en el futuro. Solo aquellos que puedan crecer en sus competencias de un modo más rápido serán capaces de capitalizar mejor las oportunidades (nuevas ocupaciones) que surjan en el futuro.

El regreso a clases en febrero próximo es oportunidad para repensar el cómo aprender a aprender, incorporando más tiempo para la re-creación, la curiosidad, el aprendizaje autonómico; rompiendo filas y adaptándose de forma creativa a los desafíos acelerados por esta pandemia.
Fuente: https://www.nacion.com/blogs/cambio-educativo/mas-recreo-para-la-ninez-que-regresa-a-las-aulas/LOBL4DLGGZBWXDGACNNRAMBJFU/story/
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Educación 2020: El año que estudiamos peligrosamente

Por:  Lola Delgado

La educación ha sufrido a lo largo de 2020 tal vez la mayor prueba de estrés de su historia. Pero hasta que la pandemia se desató con toda su virulencia y los centros educativos de todo el mundo cerraron, hubo tiempo, sin embargo, para dedicarlo a algunos temas que estaban adquiriendo protagonismo.

A principios de año, el denominado “pin parental” agitó el debate educativo. Vox quería que los padres tuvieran que autorizar expresamente al colegio a que impartiera a sus hijos cualquier taller o charla que afectara a cuestiones sobre la identidad de género, la diversidad LGTBI, el feminismo u otro tipo de actividad susceptible de ser vetada.

El pin se aplicó en Murcia cuando The Conversation publicó un artículo titulado El ‘pin parental’: un ataque autoritario contra los valores democráticos. Defendía que es en la escuela pública donde los niños y niñas de todos los niveles socioeducativos pueden ser atendidos y se pueden desarrollar con igualdad de oportunidades. La medida suponía una ruptura autoritaria con los valores de la democracia.

Antes de que la Covid-19 cerrara los colegios durante seis meses continuamos con nuestra labor de mostrar la investigación científica centrada en el aula. ¿Qué es eso de la gamificación, un concepto tan popular en muchos entornos educativos? Se trata de una metodología muy de moda y que consiste en la aplicación de elementos característicos de los juegos en contextos no lúdicos (en este caso, dentro de las clases y con el objetivo de aprender).

El artículo Qué es la ‘gamificación’ y por qué no está clara su eficacia en el aula sostenía que esta metodología emergente tiene una escasa evidencia científica que confirme su efectividad, aunque los estudios al respecto están aumentando considerablemente.

Y, de repente, las escuelas cerraron

Pero el virus llegó en marzo, entró en las escuelas y lo acaparó todo. El pin pasó a un segundo plano y las diferentes metodologías educativas también. Había cosas que empezaban a preocupar mucho más que todo lo anterior. Los niños/as se encerraban en casa. Los colegios cerraban. ¿Estábamos preparados para ello? ¿Los estaban los profesores? ¿Los propios alumnos? ¿Existía una infraestructura que permitiera dar y recibir clases en línea?

Decenas de investigadores empezaron a demostrarnos que no. El 10 de abril ya teníamos una de las primeras conclusiones en el artículo Alumnos sin acceso a la educación a distancia: la pandemia saca a la luz grandes desigualdades.

El confinamiento ponía en evidencia que ni muchos docentes, ni muchos alumnos estaban preparados para afrontar la educación en línea. La falta de dispositivos en muchos hogares hacía que miles de estudiantes no dispusieran de ordenador para hacer sus trabajos, lo que provocaba una enorme desigualdad educativa.

No era la única desigualdad educativa que la pandemia sacaba a la luz. Las diferencias personales no solo deben encajar en la escuela. En aquellos momentos, también en la familia, “obligada” a convivir, a comunicarse y a compartir experiencias durante muchas más horas que las habituales.

La convivencia en la diversidad era un reto para superar con éxito los días que estábamos viviendo, y así lo ponía de manifiesto este artículo: La educación inclusiva (más allá de la discapacidad) se complica en tiempos de virus.

Treetree2016 / Shutterstock

Había que regresar a clase

El confinamiento se hacía cada vez más duro para los estudiantes y, de repente, la sociedad entera se dio cuenta de que el hogar no era el sitio adecuado para aprender. Los propios alumnos/as, que al principio se alegraron de estas “vacaciones”, empezaron a reconocer el gran valor social y de aprendizaje de la escuela como lugar físico al que asistir. El artículo Educación ‘online’ frente a presencial: no hay lugar como la escuela para aprender puso en evidencia necesidad de volver a las aulas.

La enseñanza en línea estaba ayudando a muchos alumnos, pero los expertos seguían considerando que los beneficios que aporta la presencialidad son insustituibles, especialmente en el caso de las escuelas de educación infantil que, además de ser esenciales para la formación temprana, lo eran para la conciliación de las familias, mucho más después del confinamiento.

La investigación ya había demostrado la importancia que tiene la escuela en la formación emocional, social y motriz de los alumnos de 0 a 6 años. Por qué es tan importante que los alumnos de Infantil vuelvan a la escuela dio las claves a los lectores.

Los colegios volvieron a abrir

Las vacaciones llegaron sin que los estudiantes hubieran vuelto a las aulas, por eso el mes de septiembre, cuando comenzó el curso, se vivió de manera especialmente optimista. Eso sí, con miedo e incertidumbre. En agosto ya se habían planteado las primeras dudas: COVID-19: ¿Cómo abordar la ‘nueva enseñanza’ si la mitad de los estudiantes no tiene internet ni ordenador? Luego surgieron otras, como la dificultad de evaluar a los estudiantes cuando muchos de ellos asistirían a clase en semipresencialidad o tal vez pasarían temporadas sin ir al colegio por los contagios.

El artículo Así será la compleja tarea de evaluar a los alumnos durante este curso daba una serie de claves como distanciar todo lo posible la calificación de su asignatura del trabajo de clase.

Una nueva ley en el año más raro

Con la vuelta a las aulas llegó la nueva ley de educación (LOMLOE), que acaba de ser aprobada hace unos días después de su tramitación en el Congreso y en el Senado. Una nueva ley de educación para una nueva normalidad abordaba los objetivos y los desafíos que la octava ley educativa de la democracia tenía por delante.

Nacía una nueva norma casi coincidiendo con la vuelta a las aulas. Las reformas reales y los cambios efectivos que esta traerá a los centros educativos comenzaremos a verlos en pocos meses.

Los efectos del confinamiento y de las clases en pandemia también se observarán en los efectos del aprendizaje en los estudiantes. La vacuna probablemente hará que todos los estudiantes vuelvan a clase con normalidad. Solo eso ya será una de las mejores noticias del próximo año.

Fuente: https://theconversation.com/educacion-2020-el-ano-que-estudiamos-peligrosamente-152561

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Marketplace: un concepto prometedor en la era digital

El mundo del comercio se potenció poco tiempo después la aparición de la internet, de las computadoras personales (PC), los Sistemas Operativos con interfaz gráfica donde empresas como Microsoft y Apple se constituyeron en los primeros lideres del mercado mundial en ofrecer tales productos, aun sobre otras opciones de carácter colaborativo y libre. Esto revolucionó el mundo y en esa carrera del reduccionismo electrónico apreciamos equipos móviles inteligentes que en pocas palabras son algo mas que computadoras en pequeñas escalas, pues conjugan otros aditivos que hasta hace unos 10 años debíamos adquirir por separado. 

Así mismo los sistemas informáticos han recorrido un largo camino desde aquellas experiencias de programación en C bajo MSDOS en una PC IBM de la serie 5150, con un procesador 8088 y apenas 256 kilobites de memoria RAM. Como decimos en el argot informático la triada Hardware, Software e Internet han llevado al mundo a una nueva era, en un corto tiempo, donde el sistema económico, financiero y comercial no han dejado de invertir y crecer como la espuma de un buen detergente, tanto así que que se han emprendido procesos muchas veces muy complejos para trasladar actividades cotidianas y colocarlas en la pantalla de un teléfono inteligente. Visitar una tienda sin salir de casa, ver y evaluar una vivienda sin estar in situ, o adquirir algún producto sin pisar un local comercial es hoy día tan fácil como hacer click o pulsar sobre una pantalla táctil. 

Surgen los conceptos de e-business, e-commerce en algún momento del auge informático, y mas reciente los e-shop que tímidamente algunas empresas empezaron a trabajar y que gracias a las innovaciones y desarrollos en materia de software e interconexión y de buen marketin se han popularizado en el mundo entero. Es así como a finales de los 90 nacen tiendas OnLine como Amazon, Ebay, AliBaba, Rakuten o MercadoLibre, quienes han construido imperios a lo largo de sus carreras.

Hasta aquí el tema resulta fácil de entender, pero vamos mas allá, pues la creación humana es infinita, ya que dentro de este compendio de comercios o tiendas OnLine surgen nuevos conceptos que buscan ampliar la mirada del internauta, atrapar al comprador que requiere adquirir algún producto o activar la necesidad de consumo de quienes visiten estos lugares. Realmente, puede ser que la empresa Facebook como parte de la diversificación de sus opciones a sus millones de usuarios sea que la popularizó el concepto de los llamados MarketPlace, aunque esto es sencillamente un espacio donde convergen compradores y vendedores, en este caso que posean una cuenta de usuario en esta red social. Facebook ofrece estos espacios de forma gratuita y de fácil configuración, dependerá del ingenio de cada usuario ofrecer el mejor espacio, buenos productos o servicios y precisar alguna estrategia de marketin para captar compradores y visibilizar su MarketPlace. 

También existen otras opciones gratuitas como Wix donde puedes configurar bajo condiciones mínimas tu MarketPlace, teniendo la opción paga donde cuentas con muchas opciones para el desarrollo del espacio comercial. Aunque parecen fascinante estas opciones, son el pan diario para muchas personas alrededor del mundo quienes están generando nuevos ingresos a través de estos medios digitales desde la comodidad de su casa y sin pagar alquiler de local, servicios básicos o impuestos. Lo mejor de todo esto es que personas con visiones más amplias se han atrevido a juntar varias E-Shop o MarketPlace para conformar Centros Comerciales donde hay tiendas para todo y para todos, dejando solo a la imaginación el uso que cada emprendedor pueda hacer de estos conceptos en una era que apenas empieza. 

Fuente: https://culturainformatica2k.blogspot.com/2021/01/marketplace-un-concepto-prometedor-en.html?spref=tw

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Se instala Comité Interinstitucional para la creación de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México

Por: Erick Juárez Pineda 

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) llevó a cabo, la Sesión de Instalación del Comité Interinstitucional de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México (ULIM).

El encuentro realizado de manera virtual desde el Complejo Cultural Los Pinos pone en marcha el Proyecto de creación de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México, que responde al compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador realizado en el marco de su encuentro con el pueblo nahua y las comunidades indígenas residentes en la Ciudad de México, con quienes dialogó el 9 de febrero de 2020.

El Comité encabezado por el INPI, está integrado por 14 instancias federales y estatales, organismos internacionales e instituciones educativas.

Adelfo Regino Montes, director general del INPI, celebró que con la voz y participación de todos, se pueda ver nacer este proyecto en el año 2021, “el cual tiene un significado muy especial para este gobierno pues es el año en que el presidente de México estará pidiendo perdón a los pueblos indígenas del país por todos los agravios y todas las injusticias cometidas en el pasado”.

Este perdón, indicó, “no tiene que ser en la palabra, en el discurso, sino con hechos”. Aseguró que uno de los acontecimientos más importantes, será la creación de esta universidad, además de que “es un acto que contribuye al resarcimiento de la deuda que tiene nuestro país con nuestros pueblos y nuestras comunidades indígenas”.

La presentación estuvo a cargo de Natalio Hernández Hernández, coordinador del Proyecto de creación de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México, quien hizo un repaso histórico por los momentos más representativos que han atravesado las lenguas indígenas en el país.

Destacó que aunque ha habido algunos avances en los últimos años, las lenguas están ausentes en el sistema educativo formal, lo cual se refleja en la situación actual, ya que a pesar de la gran variedad de lenguas en México, muchas de ellas se encuentran en peligro de desaparecer.

Como parte del proyecto docente, Natalio Hernández destacó que la institución impartirá cuatro licenciaturas: Enseñanza de las Lenguas Indígenas, en Interpretación y Traducción de las Lenguas Indígenas, en Conocimientos y Literatura Indígena y en Comunicación Indígena Intercultural.

Asimismo, será un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal (APF), y contará con personalidad jurídica y patrimonio propios, autonomía orgánica y técnica y poder de decisión.

Además, como órganos de autoridad se regirá por una Rectoría, un Consejo Académico y un Consejo de Ancianos, retomando las estructuras comunitarias de los pueblos indígenas, figura que aplaudieron las y los integrantes del Comité, quienes coinciden en que es una forma de tequio, puesto que este proyecto se construye a través del aporte e intercambio de experiencias académicas y de docencia e investigación.

Informó que se propone que la apertura de la Universidad se lleve a cabo en agosto de 2021, en Milpa Alta, lugar emblemático de la resistencia lingüística a nivel nacional.

Además, destacó que esta iniciativa se inscribe en el marco del Decenio de las Lenguas Indígenas que comprende el periodo de 2022- 2032, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Se instala Comité Interinstitucional para la creación de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México

En este sentido, Frédéric Vacheron, representante de la UNESCO en México, advirtió que este proyecto tendrá un impacto importante a nivel nacional e internacional. “El futuro de América Latina depende en gran medida del pensamiento de los pueblos originarios que tienen profundas raíces frente a la llegada del pensamiento occidental que llegó hace cinco siglos a esta región”, afirmó.

“Es muy importante impulsar proyectos de tal envergadura, que se construyan a partir del diálogo intercultural, horizontal, planteando un nuevo tipo de relación entre la academia y los pueblos indígenas”, ya que el riesgo de desaparición de las lenguas indígenas se puede revertir, si se lleva a cabo políticas públicas bien planificadas, entre ellas las de carácter educativo, que se sumen a los esfuerzos que hacen las y los hablantes de lenguas indígenas, indicó.

Este proyecto, señaló, es una iniciativa única en su orden, pues apuesta por desarrollar una formación de calidad, desde un modelo colaborativo. Además, dijo que los ejes sobre los que se sustenta la creación de la universidad, empatan con las acciones que la UNESCO lleva a cabo, encaminados a garantizar el desarrollo sostenible de los pueblos indígenas, sus derechos y libertades fundamentales.

En el uso de la palabra, el antropólogo Salomón Nahmad y Sittón, consejero del proyecto, celebró que la puesta en marcha de la Universidad tenga un carácter interdisciplinario y destacó que es importante que cuente con el apoyo y la participación directa de intelectuales y profesionistas de los pueblos indígenas de México.

Reconoció esta iniciativa  del presidente López Obrador, quien, afirmó, tiene experiencia y sensibilidad en la atención a las lenguas indígenas, ya que en su propio estado, antes de ser director del Instituto Nacional Indigenista (INI) en Nacajuca, Tabasco, fue testigo de la invisibilización y la negación que sufrían los pueblos indígenas por parte de las autoridades.

“Esta universidad será el patrimonio de todos los pueblos indígenas de este país y de Mesoamérica”, concluyó.

Por su parte, Juan Gregorio Regino, titular del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), reafirmo el compromiso de las instituciones que componen el sector cultural de sumar su experiencia a la iniciativa, y destacó que “estamos ante la oportunidad de generar políticas públicas que permitan abatir rezagos y atender la deuda que se tiene con los pueblos indígenas”.

Del mismo modo, Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de Educación Superior, destacó que desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) hay voluntad de sumarse al trabajo común y coordinado para la creación de esta Universidad, pues manifestó que es un acontecimiento para volver a fundar el Estado mexicano, desde la perspectiva de una nación multicultural.

Los integrantes del Comité acordaron reunirse nuevamente el próximo 23 de enero de 2021,  a fin de dar seguimiento a las acciones específicas para el desarrollo del proyecto.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/se-instala-comite-interinstitucional-para-la-creacion-de-la-universidad-de-las-lenguas-indigenas-de-mexico/

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Educación, Covid-19 y la vida

 Juan Carlos Miranda Arroyo

I

Hace unas semanas, una empleada de una empresa que repara laptops, en Querétaro, me dijo: “Esto de la pandemia es como la ruleta rusa”. Ella lo decía al mismo tiempo en que colocaba una hoja trasparente sobre el teclado de mi lap, como protección, poco antes de revisar el equipo. La mujer portaba tapabocas, mascarilla, guantes y se aplicaba constantemente alcohol en gel. Le pregunté por qué tantas medidas de seguridad e higiene. Esto me explicó: “Hemos tenido experiencias cercanas tanto leves como graves. Personas de la familia que se han ido y otras que no, algunas por fortuna se han recuperado…”

El panorama de salud pública, hoy, nos lleva a plantear muchas preguntas: ¿La epidemia-pandemia nos ha enseñado a valorar la vida, al medio ambiente, al planeta en su totalidad? ¿Nos ha invitado a valorar a la naturaleza y su complejidad, pero sobre todo nos ha conducido a revalorar la convivencia social y a aquilatar eso que llamamos, en términos amplios, “lo social”? ¿Hasta qué punto esta enfermedad del Covid-19 es un fenómeno natural? ¿Las dinámicas sociales la han convertido en un fenómeno natural-social? ¿Cuáles son las regularidades que permiten hacer predicciones acerca del comportamiento de la enfermedad? Las ciencias médicas, hoy, indican que hay incertidumbre y escasa información tanto en los procesos de prevención como en el tratamiento de la misma, en vista de los casos que se han presentado, mismos que no obedecen a un patrón único o definido sobre el curso de la enfermedad. Parece ser que el abordaje clínico y hospitalario es más del tipo “estudios de casos” que de manera estandarizada.

De cualquier modo, la crisis sanitaria de los años 2020 y 2021, cuyos efectos serán prolongados sin duda, nos lleva a reflexionar acerca de la vulnerabilidad humana frente a las nuevas condiciones naturales y sobre los riesgos que traen consigo las mutaciones de los virus y demás patógenos. Nos plantea también, quizá, más dudas que respuestas certeras. ¿Somos seres biológicamente estructurados, pero vulnerables, y socialmente limitados? ¿Se han puesto al desnudo las capacidades científicas y tecnológicas, en el mundo entero, para combatir estos fenómenos naturales-sociales del tiempo actual? ¿Cuáles son los alcances de las capacidades institucionales, públicas y privadas, para contender esta epidemia- pandemia?

En fin, me pregunto: si los sistemas de salud (sobre todo la capacidad hospitalaria) están a punto de colapsar, en México y en el mundo ¿cuáles son los escenarios inmediatos y de futuro que se proyectan y qué medidas tomaremos, como sociedad, para evitar que la peligrosa enfermedad se generalice? ¿Tendríamos que esperar a la solución que han planteado los epidemiólogos y médic@s en las mesas de expert@s? En el sentido de que se tendría que dar la “inmunidad de rebaño” para ver el fin de esta crisis (ello significa que se tendría que enfermar entre el 70 y el 80 por ciento de la población). ¿Así será esto?

II

La probabilidad de que las personas, aparentemente sanas, contraigan la enfermedad del Covid-19 es baja, si se toman las medidas indicadas por el sector salud. Ese hecho, quizá, ha llevado a mucha gente a excederse en confianza; a no creer en los altos riesgos de la enfermedad. En México, un país con más de 120 millones de habitantes, se ha reportado, según cifras oficiales, a más de un millón 500 mil personas o casos confirmados con esta enfermedad, de los cuales entre el 80 y el 85 por ciento se ha recuperado; sin embargo, el resto la cursan o la han enfrentado con cuadros de gravedad. Lamentablemente, se han registrado más de 133 mil fallecimientos en todo el país.

La probabilidad de contagio o transmisión depende de diversos factores: Índice de movilidad de las personas en las ciudades grandes y pequeñas; participación de los gobiernos y la sociedad en las campañas del sector salud para prevenir o contener la epidemia-pandemia; qué tanto se multiplican, o no, los cuidados de las personas, de las familiares, de los grupos cercanos y se aplican las medidas que establecen a nivel de la organización social en general.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO, por sus siglas en inglés), “La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario. Alrededor de 1 de cada 5 personas que contraen la Covid-19 acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardiacos o pulmonares, diabetes o cáncer tienen más probabilidades de presentar cuadros graves. Sin embargo, cualquier persona puede contraer la Covid-19 y caer gravemente enferma…” (1)

Cómo se ha podido observar durante los casi 10 meses en que se ha desarrollado la epidemia-pandemia, la sociedad ha sido notablemente repelente a los llamados de las autoridades federales y locales. Le llamamos coloquialmente “el llamado a misa”. A pesar de que cada uno de nosotros hemos tenido la triste noticia de personas fallecidas, que pertenecían a nuestro círculo social más cercano. Eso significa que no se ha aprendido suficientemente, en “lo social”, de qué trata esta enfermedad: No se han suspendido reuniones multitudinarias, eventos sociales, etc., y en ellos no se han usado, de manera estricta, los accesorios de prevención y protección adecuados.

¿Hay una baja valoración de la salud y de la vida por parte de quienes trasgreden las indicaciones sanitarias de las autoridades federales y locales? Como sucede con diversos fenómenos sociales, me parece que la respuesta tiene que ver con las creencias vagas, como lo señalé antes, pero también con la educación informal que se lleva a cabo en los hogares. Sin embargo, el fenómeno de la “rebeldía social” ante los llamados de los gobiernos a “quedarse en casa”, obedecen a factores educativos y socio culturales, cuyos procesos son complejos. Además del factor económico, claramente objetivable: la necesidad, evidente, en la mayoría de la población, de obtener un ingreso en el día a día. Se ha hecho popular la frase callejera que dice: “Prefiero morir de Covid que de hambre”. De ese tamaño es la tragedia social, hoy.

III

Una de las preguntas y respuestas básicas que aborda la OMS señalan lo siguiente: “¿Pueden los niños o los adolescentes contraer la Covid-19? Las investigaciones indican que los niños y los adolescentes tienen las mismas probabilidades de infectarse que cualquier otro grupo de edad y pueden propagar la enfermedad. Las pruebas hasta la fecha sugieren que los niños y los adultos jóvenes tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, pero con todo se pueden dar casos graves en estos grupos de edad. Los niños y los adultos deben seguir las mismas pautas de cuarentena y aislamiento si existe el riesgo de que hayan estado expuestos o si presentan síntomas. Es particularmente importante que los niños eviten el contacto con personas mayores y con otras personas que corran el riesgo de contraer una enfermedad más grave.”

La apertura de escuelas y el regreso a las condiciones de enseñanza presenciales, sin duda, aumentarían la probabilidad de que niños, jóvenes y adultos sean potenciales enfermos y transmisores del virus. Pero al mantenerse los recintos escolares cerrados, los riesgos de aumentar los índices de rezago educativo aumentan. Gran dilema. ¿Los factores económicos y socio culturales terminarán por imponerse a las recomendaciones de especialistas de la medicina y de los y las profesionales de la salud?

Dejo hasta aquí sólo algunas reflexiones y cuestionamientos breves en torno a las valoraciones que observo acerca del Covid-19 y la vida. Cuídense. Salud.

Fuente consultada:

(1) https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses

jcmqro3@yahoo.com


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/educacion-covid-19-y-la-vida/

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La escuela debe ser repensada desde la “esperanza activa”

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

Se requiere un cambio radical de la estrategia. Los procesos de reforman se han desarrollado de arriba hacia abajo. Del Ministerio de Educación, en su Sede Central, hacia los territorios concretos. Pero ese proceso, si lo vemos en términos curriculares, no ha sido como lo esperado.

En una primera entrega acerca de la necesidad de repensar la escuela, que la escuela que queremos y la escuela que pueda responder a las nuevas realidades que estamos viviendo, debe ser recreada en sus fines y propósitos, pero transformada en los procesos de gestión que en ella se llevan a cabo. Se trataría de transformar la gestión para transformar la escuela.

A la reflexión anterior hoy quiero agregar un nuevo elemento de suma importancia para que este proceso sea exitoso. Se trata del concepto “esperanza activa”.

La esperanza es un elemento disposicional que nos coloca en la actitud de espera. Pero, la “esperanza activa” a esa actitud de espera se le agrega un elemento decisivo, y es la disposición de realizar cambios tanto personales como sociales. Es una forma de ser, una disposición interna, que genera un impulso para la acción en el sentido que define dicha esperanza. Se trata, en definitiva, de impulsar la acción hacia un futuro deseable y posible.

Frente a la falta de esperanza generalizada, a las creencias de que no es posible una escuela distinta, al decir incluso de Peter Senge “de una escuela que aprende”, frente a esas distopías se requiere de apostar por desarrollar herramientas conceptuales y estratégicas que hagan posible mirar de otras manera el futuro de la escuela, aquella que reclaman nuestros jóvenes de 8º grado que en los dos estudios internacionales realizados sobre educación ciudadana señalan a la escuela como la institución en la que ellos depositan sus mayores esperanzas.

Joanna Macy y Chris Johnstone, en su libro Esperanza Activa, desde la “crisis socioecológica”, han visto una gran oportunidad en el concepto “esperanza activa”, para ser capaces de contribuir al cambio hacia nuevos modelos sociales y económicos, hacia la creación de nuevas maneras de habitar y relacionarlos, en definitiva, nuevas maneras de ser y estar en el mundo.

Se hace imprescindible para la recreación de esa nueva escuela que nos despojemos de todas nuestras preconcepciones acerca de ella, aceptar con cierto dolor, si se quiere, que todos estos años de reforma educativa han permitido el alcance de ciertas metas, como la que hoy exhibimos respecto a las tasas de coberturas, o a la titulación de los docentes, como a la ampliación y desarrollo de los programas de bienestar estudiantil y disposición de más planteles, entre otras cosas; más sin embargo, aún nos queda el dolor al verificar en los estudios nacionales e internacionales que realizamos, que los niveles de aprendizajes de nuestros estudiantes distan mucho de lo esperado por nuestro propio currículo. Los bajos porcentajes de estudiantes que alcanzan los niveles óptimos en el desarrollo de las competencias lectoras en 3º y 6º grados de la educación primaria, y el 2º de la educación secundaria son alarmantes. Y esa es una de las principales tareas de nuestra escuela, que los y las estudiantes aprendan a leer de manera comprensiva.

Repensar la escuela supone de un maestro que participa en la construcción de esa nueva escuela, vale decir, de esa nueva relación enseñanza y aprendizaje, donde él juega un papel de primer orden. Cada escuela es el espacio donde los procesos se concretizan. Cada escuela, en su dinámica de relaciones, es el espacio donde se hacen posibles los fines y propósitos de la educación, las aspiraciones y sueños sociales. La escuela debe ser el espacio principal de construcción de las reformas, no su receptáculo.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-escuela-debe-ser-repensada-desde-la-esperanza-activa-8900794.html

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