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La ruralidad abandonada

Por: lahora.com.ec

Finaliza otro año y las necesidades de las zonas rurales continúan sin soluciones viables. Abundan las propuestas de campaña sobre reactivar el campo, potenciar la agricultura y llevar inversión y tecnología al sector.

No es coincidencia, pues cerca del 23,5% de los votantes habitan en parroquias rurales, concentrados en Pichincha y Azuay, en la Sierra, y en Manabí y Guayas, en la Costa. Sin embargo, las condiciones de vida son extremadamente desiguales, al igual que el acceso a servicios básicos, salud, educación y tecnología. Ya a finales de 2019, la pobreza en el campo alcanzaba al 44% de su población.

La inversión en el campo es esporádica y desorganizada, no existe un plan integral hacia el desarrollo. La brecha de acceso a educación y salud avanza en conocimientos y bienestar a las poblaciones urbanas, dejando atrás a las nuevas generaciones del campo.

Las necesidades son variadas y urgentes, y abarcan desde riego y acceso al agua tanto para el consumo humano en Esmeraldas, como para la agricultura en Santa Elena. Con ciertas excepciones como el sector cacaotero, el pequeño y mediano agricultor, ganadero o pescador sobrevive a merced del clima, las plagas, la violencia, y los intermediarios que con frecuencia pagan por debajo del costo de producción.

La falta de recursos es una excusa trillada que evita tener que buscar soluciones sustentables, que mejoren las cadenas de producción, y abastezcan al mercado local al tiempo de agregar valor a las exportaciones.

El país no puede progresar dejando atrás a la ruralidad, y no podrá gozar de los frutos del anhelado potencial agroindustrial del Ecuador si es que no prioriza el bienestar de sus habitantes.

No había por qué avergonzarse de las lágrimas, porque son testigo de su gran coraje, el coraje de sufrir.” Viktor Frankl (1905-1997) Neurólogo y filósofo austríaco.

Todos los seres humanos merecen igual tratamiento, sin importar su identidad sexual o género.” Andreja Pejic (1991- ) Modelo transgénero australiana.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102336476/la-ruralidad-abandonada

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“Tal vez la humanidad esté entrando en una era de fascismo cognitivo”

Compara la información con un flujo, un río donde a medida que aumenta el caudal se incrementan las dificultades para el bombeo del agua.

“La información no es nada si no se asimila y para eso hace falta tiempo y un método, que sólo se puede tener si se posee una preparación previa (…); pero ese molde estará vacío si no llega la información. Cuando la información es masiva y circula a velocidad de vértigo deja ciego y desorientado al espectador. Esto es lo que está pasando”, explica José Carlos Bermejo Barrera en una entrevista realizada el 11 de marzo en El Correo Gallego por la periodista María Almodóvar.

El catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Santiago de Compostela ha publicado en Akal La política de la impostura y las tinieblas de la información. José Carlos Bermejo es autor, asimismo, de libros como Introducción a la sociología del mito griegoHistoria y melancolíaLa fábrica de la ignorancia; Rectores y privilegiados; o El gran virus. Ensayo para una pandemia.

En otro apartado de la entrevista, el escritor aborda los efectos negativos que el modelo informativo actual tiene para la memoria; “La novedad sólo puede ser instantánea, porque si dura, ya deja de ser novedad”, apunta el profesor y ensayista, de modo que el sistema prima la inmediatez y la sucesión de novedades.

Hay además un punto en que se complementan información y conocimiento, explica Bermejo a Marìa Almodóvar: “La información sin conocimiento es ciega, pero el conocimiento sin información está vacío. Conocer es asimilar información, sistematizarla, darle sentido, de tal modo que a partir de ella se pueda hallar otra en una búsqueda incesante”.

Nuestros universos particulares es el título de uno de los últimos textos publicados por el articulista –el 26 de diciembre- en El Correo Gallego. El autor adopta, como punto de partida, la perspectiva de los cazadores australianos – y otros como los pueblos bosquimanos del desierto de Kalahari-, quienes poseían los conocimientos que necesitaban para la supervivencia; su universo particular se basaba en la siembra, la crianza de los animales, cazar o producir herramientas.

Cuestión distinta es el homo insipiens actual, que desaparecería si se saliera de sus redes sociales. Tiene conocimientos muy limitados y vive en un mundo en el que quedan pocos territorios ignotos. Asimismo, escribe José Carlos Bermejo, el homo insipiens “tiene que admitir que es verdad o mentira lo que dicen los especialistas” y “cree en la nueva fe de lo que le dice Internet o su móvil, que son casi su única fuente de acceso al universo”.

El volumen de Akal incluye un artículo –La economía de la imaginación académica– en que el docente reflexiona sobre lo que el filósofo Ortega y Gasset consideraba “barbarie del especialismo”. Esto significa que aumenta el número de especialistas con mayores conocimientos sobre contenidos cada vez más reducidos. “El bárbaro especializado pierde el interés por todo aquello que no sea su mini-disciplina, y así el nivel cultural, e incluso científico, de las élites económicas y profesionales sufre un notable descenso”, valora Bermejo Barrera.

Tal vez una prolongación de este artículo se halle en Ciencia, comercio y sociedad. Arthur Schopenhauer integró, al igual que Hegel, el conocimiento científico en su sistema filosófico; y Kant enseñaba Mecánica Racional, Geografía Física y Astronomía. “A comienzos del siglo XIX las ciencias se enseñaban en la facultad de filosofía”, recuerda Bermejo en el libro de Akal.

“Se llamaba genio al que creaba un nuevo método que luego sería seguido por miles de investigadores durante decenas de años, o siglos. Einstein, Gödel o Turing aun fueron modelos en este sentido”, añade el historiador. Actualmente millones de investigadores realizan su labor de hormiga por todo el mundo, “la mayoría nunca serán famosos ni ricos, no tendrán poder académico ni político”.

En un segundo bloque de ensayos (El desorden y el silencio del mundo), José Carlos Bermejo subraya que en los procesos de Núremberg, tras la Segunda Guerra Mundial, se sometió a juicio a unas decenas de personas, pero en caso de que se hubiera buscado a los ejecutores del Holocausto y sus cómplices “su número pasaría de un millón sólo en Alemania”, incluidos policías, militares, jueces, religiosos, médicos o profesores universitarios.

No se produjo, por tanto, una depuración después de 1945. “BMW, Volkswagen, BASF, Hoescht, Bayer…, que tuvieron esclavos a su servicio, siguieron en activo, muchas veces con sus mismos directivos, lo mismo que los bancos”, destaca en el ensayo titulado La culpa y el pasado.

En el artículo Democracia digital y mundo real José Carlos Bermejo cita el libro de Matthew Hindman The Myth of digital democracy (2008); Hindman constata que la mayoría de los líderes de opinión digitales en Estados Unidos (y los blogs más influyentes) son profesionales que proceden de la Economía, las Ciencias Políticas o las empresas de la comunicación (no forman parte de las clases populares). A esto se agrega que la brecha entre ricos y pobres es similar a las desigualdades en la capacidad de generar información y opinión.

“El medio digital es el mensaje repetido muchas veces y la proliferación masiva de información (…); por eso sigue siendo esencial la educación y el desarrollo de la capacidad de pensar y de dudar, con la que el sistema está acabando”, concluye Bermejo Barrera.

Otra reflexión incluida en el libro de Akal –Efectos terciarios– parte del libro Pharmageddon (2013), del psiquiatra y psicofarmacólogo David Healy; el mercado farmacéutico mundial movilizó en 2010 un volumen de 900.000 millones de dólares (la mitad del gasto se produjo en Estados Unidos). Durante la crisis iniciada en 2008, el ritmo de crecimiento en el sector –a escala global- osciló entre el 10% y el 20% anual.

El autor de La política de la como impostura y las tinieblas de la información hace -sobre los gastos de las multinacionales farmacéuticas- la siguiente aclaración: “Una buena parte de sus gastos son los de propaganda, pues cada compañía compite con todas las demás por los mismos espacios de mercado (antidepresivos, estatinas…)”. Y subraya la sofisticación de la mercadotécnica médica, ya que se trata de convencer a médicos, administraciones públicas y Seguros de las propiedades de un fármaco.

En el prólogo al volumen de 466 páginas y 117 artículos, el historiador y ensayista introduce la noción de fascismo cognitivo –era histórica en la que tal vez esté entrando la humanidad-, y que contrapone al ideal de la Ilustración (el conocimiento vinculado a la libertad y la emancipación humana). Hoy, subraya José Carlos Bermejo, “quien controla la información en la economía, las redes del poder militar y el conocimiento científico-técnico es quien puede controlar el mundo manipulando las leyes”.

En la noosfera donde habita la especie digital, el gran desarrollo de las Tecnologías de la Información hace posible que las relaciones humanas –físicas, económicas y sociales- puedan procesarse y manipularse como información “cuantificable”.

Más aún, remarca el catedrático de Historia Antigua en el epílogo, “el procesamiento de la información con los big data, que sólo pueden hacer los gobiernos y grandes corporaciones, permite el control de la población, sus movimientos, consumo y opiniones”. Con un grado de concentración muy notable, actualmente es muy difícil de percibir los límites entre los grandes conglomerados empresariales (gas, energía o tecnológicas), la gran banca y el Estado. A ello se agrega el entrelazamiento en la propiedad, de modo que unos pocos lo poseen todo.

Algunas de las conclusiones del libro invitan al pesimismo (en el título del ensayo se emplea el término impostura, aplicado a la política española). Así, según el autor del volumen de Akal, “ya no hay textos ni pensamientos, sino sólo mensajes, intercambiados sin cesar entre los líderes políticos, del mismo modo que lo hacen las pandillas de adolescentes (…)”.

O bien, en el contexto de una política tóxica, “se condena al infierno o se manda al cielo a algunos por parte de quienes pueden hacerlo, que son quienes controlan la información, ya sea desde el poder del Estado o de las empresas”.

Fuente: https://rebelion.org/tal-vez-la-humanidad-este-entrando-en-una-era-de-fascismo-cognitivo/

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Libro: Ética Profesional y Deontología

Ética Profesional y Deontología

Juan Roger Rodríguez Ruiz

 

© Dr. Juan Roger, Rodríguez Ruiz
Publicado en diciembre 2015 por:
© Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote
Jr. Tumbes S/N, L8, Centro Comercial Financiero, Chimbote, Ancash – Perú
Telf.: (043) 327846
Editado por:
Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote
Jr. Tumbes S/N, L8, Centro Comercial Financiero, Chimbote, Ancash – Perú
Telf.: (51-043) 327846
www.uladech.edu.pe
Publicación electrónica, publicado en:
http://repositorio.uladech.edu.pe/handle/ULADECH_CATOLICA/77
1° edición – Diciembre 2015
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú D. Legal N° 2015-10733
ISBN: 978-612-46446-3-4
Prohibida su reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización escrita de los
titulares del copyright.
Impreso en Perú / Printed in Perú

 

«La Ética de las profesiones se plantea en términos
de principios, mientras que la Deontología en términos de
normas y deberes. Así la Ética hace referencia a la conciencia personal, mientras que la Deontología adopta una función de modelo de actuación en un área específica. » (Introducción; 2015, p. 15)

Descarga el libro completo en: http://repositorio.uladech.edu.pe/bitstream/handle/123456789/6387/L005-AUTORIA%20PROPIA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Fuente de la Información: http://repositorio.uladech.edu.pe/bitstream/handle/123456789/6387/L005-AUTORIA%20PROPIA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

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La Navidad de Jesús y nuestra Navidad bajo la COVID-19

La Navidad de Jesús y nuestra Navidad bajo la COVID-19

Leonardo Boff

La Navidad del año 2020 tal vez sea la más parecida al verdadero nacimiento de Jesús bajo el emperador romano César Augusto.

Este emperador había mandado hacer un censo de todo el imperio. La intención no era sólo, como entre nosotros, contabilizar cuantos habitantes había. Era esto, pero con el propósito de cobrar un impuesto a cada habitante, que sumado al de todas las provincias se destinaba a mantener encendida la pira de fuego permanentemente y a sustentar los sacrificios de animales al emperador, que se presentaba y así era venerado, como dios. Tal imposición a todos los habitantes del imperio provocó revueltas entre los judíos.

Este hecho fue usado más tarde por los fariseos para tender una trampa Jesús: ¿debía pagar o no el impuesto al César? No se trataba del impuesto común, sino de aquel que cada persona del imperio debía pagar para alimentar los sacrificios al emperador-dios.

Para los judíos esto significaba un escándalo pues adoraban a un único Dios, Yavé; ¿cómo iban a poder pagar un impuesto para venerar a un falso dios, el emperador de Roma? Jesús se dio cuenta de la celada. Si aceptaba pagar el impuesto sería cómplice de adoración a un dios humano y falso, el emperador. Si se negaba, se indispondría con las autoridades imperiales al negarse a pagar el tributo en homenaje al emperador-dios.

Jesús dio una respuesta sabia: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. En otras palabras, dad al César –un hombre mortal y un falso dios– lo que es de César: el impuesto para los sacrificios; y a Dios –el único verdadero– lo que es de Dios: la adoración. No se trata de la separación entre la Iglesia y el Estado, como comúnmente se interpreta. La cuestión es otra: ¿cuál es el Dios verdadero? Denle a él lo que le corresponde, la adoración. Y al Cesar, el falso dios, lo que es del César: la moneda del impuesto. No mezclen a dios con Dios.

Pero volvamos al tema: La Navidad de 2020 se asemeja a la navidad de Jesús, como nunca antes en la historia. La familia de José y María encinta, es hija de la pobreza como la mayoría de nuestro pueblo. Las hospederías estaban llenas, como aquí los hospitales están llenos de gente contaminada por el virus. Como pobres, José y María tal vez no eran capaces de pagar los gastos, así como entre nosotros quien no es atendido por el SUS (Sistema Único de Saúde) no tiene cómo pagar los costes de un hospital particular. María estaba a punto de dar a luz. A la pareja no le quedó otra solución que refugiarse en un establo de animales, como hacen hoy tantos pobres que no tienen dónde dormir y se acuestan bajo las marquesinas o en un rincón de cualquier ciudad. Jesús nació fuera de la comunidad humana, entre animales, como tantos de nuestros hermanos y hermanas menores nacen en las periferias de las ciudades, fuera de los hospitales, en sus pobres casas.

Después de su nacimiento, el Niño fue amenazado muy pronto de muerte. Un genocida, el rey Herodes, mandó matar a todos los niños menores de dos años. ¿Cuántos niños en nuestro contexto son muertos por los nuevos Herodes vestidos de policías que matan a niños sentados a la puerta de sus casas? El llanto de las madres es el eco del llanto de Raquel en uno de los textos más conmovedores de todas las Escrituras: “En la Baixada (en Ramá) se oyó una voz, mucho llanto y muchos gemidos: es la madre llora a sus hijos muertos y no quiere ser consolada porque los perdió para siempre” (cf.Mt 2,18).

Por temor a ser descubierto y muerto, José tomó a María y al niño, atravesaron el desierto y se refugiaron en Egipto. Cuántos hoy, bajo amenaza de muerte por las guerras y por el hambre, tratan de entrar en Europa y en Estados Unidos. Muchos mueren ahogados, la mayoría es rechazada, como en la catoliquísima Polonia, y son discriminados; se llega a arrancar a los niños de sus padres, y se los encierra en jaulas, como pequeños animales. ¿Quién les enjugará las lágrimas? ¿Quién les quitará la saudade de sus padres queridos? Nuestra cultura se muestra cruel con los inocentes y con los inmigrantes forzados.

Después que murió el genocida Herodes, José tomó a María y al Niño y fueron a esconderse en un pueblecito, Nazaret, tan insignificante que ni siquiera consta en la Biblia. Allí el Niño “crecía y se fortalecía lleno de sabiduría” (Lc 2,40). Aprendió la profesión del padre, José, un fac-totum constructor de tejados y cosas de la casa, un carpintero. Era también un campesino que trabajaba el campo y aprendía a observar la naturaleza. Allí estuvo escondido hasta cumplir treinta años, cuando sintió el impulso de salir de casa y empezar la predicación de una revolución absoluta: “El tiempo de espera acabó. El gran cambio (Reino) está llegando. Cambien de vida y crean en la buena noticia” (cf.Mc 1,14): una transformación total de todas las relaciones entre los humanos y con la propia naturaleza.

Conocemos su fin trágico. Pasó por el mundo haciendo el bien (Mc 7,37; Hechos 10,39), curando a unos, devolviendo la vista a los ciegos, dando de comer a las multitudes y compadeciéndose siempre del pueblo pobre y sin rumbo en la vida. Los religiosos, confabulados con los políticos, lo prendieron, lo torturaron y lo asesinaron, crucificándolo.

Salgamos de estas “densas sombras” como dice el Papa Francisco en la Fratelli tutti. Volvamos la mirada clara al nacimiento de Jesús. Él nos muestra la forma como Dios quiso entrar en nuestra historia: anónimo y escondido. La presencia de Jesús no apareció en la crónica de Jerusalén ni mucho menos en la de Roma. Debemos aceptar esta forma escogida por Dios. Se realizó la lógica inversa a la nuestra: “todo niño quiere ser hombre; todo hombre quiere ser grande; todo grande quiere ser rey. Solo Dios quiso ser niño”. Y así sucedió.

Aquí resuenan los bellos versos del poeta portugués Fernando Pessoa:

 

Él es el Eterno Niño, el Dios que faltaba.
Él es tan humano que es natural,
Él es lo divino que ríe y juega.
Es un niño tan humano que es divino

Tales pensamientos traen a mi memoria a una persona de excepcional calidad espiritual. Fue ateo, marxista, de la Legión Extranjera. De repente sintió una conmoción profunda y se convirtió. Escogió el camino de Jesús, en medio de los pobres. Se hizo Hermanito de Jesús. Llegó a una profunda intimidad con Dios y lo llamaba siempre “el Amigo”. Vivía la fe según el código de la encarnación y decía: “Si Dios se hizo gente en Jesús, gente como nosotros, entonces hacía pipí… lloriqueaba pidiendo el pecho, hacía pucheros si tenía el pañal mojado”… Al principio le habría gustado más María, y después, crecidito, más José, cosa que los psicólogos explican en el proceso de la realización humana.

Fue creciendo como nuestros niños, observaba a las hormigas, tiraba piedras a los burros y, travieso, levantaba el vestidito a las niñas para molestarles, como imaginó irreverentemente Fernando Pessoa en su bello poema sobre Jesús Niño.

Ese hombre, amigo del Amigo, “imaginaba a María acunando a Jesús para que durmiera porque de tanto jugar fuera se excitaba mucho y le costaba cerrar los ojos; lavaba los pañales en el balde; cocinaba la papa para el Niño y comidas más fuertes para el trabajador, el buen José”.

Ese hombre espiritual italiano que vivió, muchas veces amenazado de muerte, en tantos países de América Latina y varios años en Brasil, Arturo Paoli, se alegraba interiormente con tales cavilaciones, porque las sentía y vivía como conmoción del corazón, de pura espiritualidad. Y lloraba con frecuencia de alegría interior. Era amigo del Papa que lo mandó a buscar con un coche a su pequeña ciudad a unos 70 km de Roma para pasar la tarde juntos y hablar de la liberación de los pobres y de la misericordia divina. Murió a los 103 años como un sabio y un santo.

No olvidemos el mensaje principal de Navidad: Dios está entre nosotros, asumiendo nuestra condition humaine, alegre y triste. Es un niño quien nos va a juzgar, no un juez severo. Y este niño sólo quiere jugar con nosotros y no rechazarnos nunca. Finalmente, el sentido más profundo de la Navidad es éste: nuestra humanidad, un día asumida por el Verbo de la vida, pertenece a Dios. Y Dios, por malos que seamos, sabe que venimos del polvo, y tiene con nosotros una misericordia infinita. Él nunca puede perder, ni va a permitir, que un hijo o una hija suya se pierdan. Así que a pesar de la Covid-19 podemos vivir una discreta alegría en la celebración familiar. Que la Navidad nos dé un poco de felicidad y mantenga en nosotros la esperanza del triunfo de la vida sobre la Covid-19.

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1011

 

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El año de la pandemia

El año de la pandemia

Muchos han definido este 2020 como el año maldito, por lo del virus. Pero es tan solo uno de los miles que existen, no es el único que mata, mata más personas por ejemplo; la insensibilidad. Voltear a otro lugar y fingir ignorar lo que nos golpea de frente: el racismo, el clasismo y el olvido. Meternos en nuestras burbujas y cerrarlas bajo siete llaves porque todo lo que suceda afuera, lo que vivan otros no nos interesa. Por eso es que vemos tantos niños viviendo en las calles y morir ahí mismo y no nos causa ni espanto ni pena alguna mucho menos la indignación que nos haga actuar.

De pronto este virus vino a arañar un poco las puertas de nuestras burbujas, por ahí se llevó a alguno de nuestros seres queridos, tal vez personas que como nosotros voltearon a otro lugar cuando debieron actuar para ayudar a otros, morir o morir a causa del virus no los hace más nobles después de muertos. Pero nosotros los santificamos porque ese virus maldito se los llevó. ¿Pero y qué  hay del hambre que viven quienes hacen de los basureros su hogar? ¿Por qué no nos inmutamos cuando familias completas fallecen a causa de un alud entre los volcanes de basura? En principio, ¿en qué momento permitimos que esto sucediera? Que los basureros sean hogares de tantas familias, ciudades completas…

La pandemia, una de las tantas. ¿Por qué no nos ha dolido como nos ha dolido el 2020, la trata de niños, niñas, adolescentes y mujeres para fines de explotación sexual? Eso es palpable, visible, están en cada esquina no los podemos ignorar. ¿O será que como el virus, hasta que toque a uno de los nuestros? Entonces y sólo entonces haremos visible lo que hemos desechado porque no era nuestro asunto y nos daremos cuenta que estaremos solos porque los otros fingirán no ver porque tal como nosotros lo hacemos hoy, no será asunto  de ellos.  Es el germen el patriarcado y de la mezquindad.

Este virus vino a sacar lo peor de nosotros, fue tan solo una oportunidad para mostrarnos cómo somos en realidad, por ejemplo: gente con un celular que fue a dar al hospital, le toma fotografías a otros pacientes que están en intensivo, las publican en las redes sociales exponiendo la gravedad de la enfermedad. ¿Por qué no se toman fotos a sus propios coyoles sino tienen oficio? Pero exponer así a otros. Y lo han hecho enfermeras, doctores, pacientes lo que indica que no porque unos tengan mayor grado de escolaridad tienen respeto por la privacidad de los demás.

Y qué decir de los que les toman fotos a los adultos mayores en sus familias que están en sus camas muy graves y las publican en las redes sociales. ¿Por qué llegar tan bajo? Y peor aún, los que tienen virus tipo pereza que no les pegó duro, pero les da pereza y aprovechan y se cuelgan, se toman fotos despeinados, con la baba de una semana, cheles de ocho días y las publican en las redes sociales diciendo que son sobrevivientes de Covid. Cuando en realidad una persona que está enferma de gravedad no puede ni mover un dedo. Eso es faltarle el respeto a toda la gente que ha muerto y que está grave por el virus. Pero así es la consistencia humana: raleada, cuarteada.

De lo hermoso que pudimos ver fue a los pueblos originarios donando sus cosechas, llegando a poblados con camiones llenos de verduras y frutas para dar alimento a familias completas. Mientras que en otros la gente salía con banderas blancas pidiendo auxilio y lo que hacían los que podían ayudar era encerrarse bajo siente llaves en sus casas cómodas, publicando fotos en redes sociales de la abundante comida, sus vinos caros y sus chimeneas humeantes mientras recordaban nostálgicos sus viajes por el mundo. Muchos de ellos hoy lloran la muerte de un ser querido, pero aún y con ese dolor no se dignan a tender la mano a quienes están en necesidad porque el dinero, la avaricia y el egoísmo rigen sus vidas. En cambio donde abundó la cosecha y fue donada, el dolor de uno es el dolor de todos.

No fue un año maldito ni el virus es maldito, los inconsistentes somos nosotros que tuvo que venir un virus para escupirnos en la cara la gentuza que somos y poner en calco nuestra miseria humana que carece de valores, de palabra y de acción. Porque hambruna viven millones en el mundo, ahí nomás cerca de nosotros hay pueblos enteros en hambruna y no es un virus de momento, la hambruna se puede curar, puede ser eliminada, también la desnutrición infantil crónica, no se necesita un milagro ni una vacuna, se necesita dignidad, indignación, solidaridad.

Los famosos desastres naturales no son naturales, pueden evitarse porque son causados por todo el daño que le hemos hecho al planeta, tienen que actuar los líderes políticos sí, pero nosotros como sociedad también. Porque en lo más mínimo de hacer o de pasividad afecta. Para no ir tan lejos este año quedarán millones de mascarillas en el mar. En todo caso, ni el año ni el virus son los malditos.

El 2020 debería ser el año en el que la humanidad empezó a regenerarse, que empezó a tomar conciencia del daño que se hacía a sí misma, al planeta y a otros seres vivos. Pero no es el caso y no lo será y podrán venir mil virus  más, llevarse a familias completas que no aprenderemos, porque el egoísmo, la altanería, la insensibilidad y la mediocridad es el ADN que llevamos dentro.

De otro planeta, claro está, parecieran los que dan la mano, meten  el hombro, comparten el bocado de comida, donan sus cosechas y sienten como propia la tragedia ajena. Y no tienen grandes mansiones, ni chimeneas humeantes, vinos caros, viajes por el mundo ni maestrías ni doctorados. Es la gente común, en muchos casos también la más excluida y empobrecida. Es el pueblo. Con lo que nos siguen dando la lección de que no se trata de tener sino de voluntad.   Por ellos la esperanza de un mundo mejor aún no ha sido arrancada de raíz. Y las almas que se niegan a dejar de soñar seguirán creyendo en una primavera de retoños abundantes.

Audio:

 

Fuente de la Información: https://cronicasdeunainquilina.com/2020/12/29/el-ano-de-la-pandemia/

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Libro: Para Transformar la Sociedad – Las izquierdas Democratizadoras de inspiración Socialista

Para Transformar la Sociedad – Las izquierdas Democratizadoras de inspiración Socialista

Rodrigo Arocena

Arocena, Rodrigo
Para transformar la sociedad : las Izquierdas democratizadoras de inspiración
Socialista / Rodrigo Arocena. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
CLACSO, 2020.
Libro digital, PDF – (Temas)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-722-773-4

1. Análisis Político. 2. Democracia. I. Título

CDD 320 5315

 

«El socialismo del siglo XIX fue el proyecto de transformación social
solidaria, laica y racional con mayor gravitación en la historia.
En el siglo XX, el desencuentro entre el socialismo y la libertad
fue el más grande fracaso de las izquierdas.
Sin embargo, los valores socialistas siguen teniendo vigencia en
las búsquedas y en los alegatos que apuntan a mejorar la calidad de
vida colectiva.
Vale la pena pues explorar el potencial ético y movilizador de la
inspiración socialista ante los desafíos mayúsculos que afronta la Humanidad.» (Arocena: 2020, p.7)

Descarga el libro completo en este enlace: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20201204074633/Para-transformar-la-sociedad.pdf

 

Fuente de la Información: CLACSO – Novedad Editorial – Colección Temas.

 

 

 

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Nueva Secretaria de Educación: ¿Continuidad o nuevo rumbo?

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz* 

En la conferencia matutina del 21 de diciembre de 2020, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció el nombre de quien ocupará próximamente, en sustitución de Esteban Moctezuma Barragán, la titularidad de la Secretaría de Educación Pública (SEP): Delfina Gómez Álvarez. Maestra de profesión, ha tenido una vertiginosa carrera política que en los últimos ocho años la ha llevado a ser alcaldesa, diputada federal, senadora, candidata a gobernadora y ahora a hacerse cargo de una secretaría en el gobierno de la República. López Obrador destacó el hecho de que la nueva secretaria sea una profesora de primaria, señalando esto como probablemente un hecho único en la historia de la SEP (lo cual, por cierto, es impreciso, pues Plutarco Elías Calles, expresidente que ocupó el cargo, también fue docente).

Las raíces de Gómez Álvarez son quizá el punto más notable a su llegada a la SEP. Ser hija de un albañil y haber trabajado como niñera para pagar sus estudios de maestra parecería un motivo suficiente para entender la importancia de la movilidad social que debe promover la escuela mexicana y las dificultades a las que se enfrentan los sectores más desfavorecidos para hacer valer su derecho a la educación. Haber sido docente y directora de primaria durante más de tres décadas no sólo le ayudaría a tener presentes las necesidades reales de las escuelas, los maestros y los alumnos, sino que debería suponer una razón para comprender que los grandes cambios en la política educativa, si no se reflejan cotidianamente en las aulas, son estériles. Ser egresada de una institución como la Universidad Pedagógica Nacional, debería significar un motivo para ver con preocupación las afrentas recientes a la formación inicial docente.  Ojalá ese origen, más que cualquier otra influencia, fundamente su actuar en el cargo tan importante que está por tomar y no sea, en cambio, un mero envoltorio que oculte la continuidad de la política educativa que tanto se criticó en el pasado.

Si bien la mexiquense posee un bagaje político importante su origen es bastante singular para un puesto que ha tenido recientemente a titulares provenientes de estratos políticos todavía más altos, como el caso de un gobernador (Chuayffet), un rector (Tamez) o un embajador (Granados), así como en el ámbito académico a egresados de instituciones extranjeras de prestigio, tales como Oxford (Nuño), Cambridge (Moctezuma) o Yale (Lujambio). Sus orígenes familiares, académicos y laborales rompen con los que se acostumbra observar en los máximos jerarcas de la SEP. A un año del centenario de la Secretaría, tampoco pasa desapercibido que sea apenas la segunda mujer en dirigirla. ¿Tiene razón el presidente de la República al entusiasmarse con que finalmente sea una maestra de primaria la encargada de la SEP? ¿Habrá posibilidad de que plasme una política educativa congruente con los orígenes que representa? ¿Dispondrá (o estará dispuesta a asumir) de la suficiente libertad para obrar anteponiendo su perspectiva como maestra?

A su arribo a la SEP, Delfina Gómez encontrará abundantes retos que resolver. El más apremiante, a corto plazo, será sin duda la crisis generada por la pandemia. Más allá del discurso optimista de su antecesor, deberá enfocarse en el impacto que la emergencia sanitaria ha tenido en el ámbito educativo. Cuando las escuelas abran sus puertas, seguramente se constatará la agudización de problemas referentes al acceso, la permanencia y la trayectoria escolar, de por sí graves antes del confinamiento. Las secuelas en el aprovechamiento escolar de la gran cantidad de alumnos que no se han incorporado a las actividades a distancia serán un asunto fundamental a atender no sólo durante el reingreso sino en los próximos años. Reabrir las escuelas en condiciones seguras será también un reto importante.  A estos desafíos se suman otros como la dignificación de las instalaciones escolares, la implementación de los esquemas de selección y promoción docente, la atención a los múltiples problemas salariales en varias entidades del país, el fortalecimiento de la formación inicial y continua del profesorado, la gobernanza del sistema educativo y un largo etcétera.

Así pues, el nombramiento de la nueva secretaria de Educación representa una bifurcación en el camino: privilegiar lo que para muchos ha sido en buena parte continuidad de la política educativa de periodos anteriores, o dar un giro hacia los rumbos que los orígenes de la profesora mexiquense representan. Sin duda se corre el riesgo de utilizar la figura de una maestra en el máximo cargo educativo para seguir perpetuando ese discurso favorable a los docentes que en los hechos poco impacto tuvo. El reto será precisamente llevar a la práctica esa revalorización del magisterio que su antecesor no dudaba en alardear cada que emitía un mensaje público. El desafío será también hacer realidad esa Nueva Escuela Mexicana que con tan poca claridad se ha presentado en lo que va del sexenio y que, al menos de acuerdo a sus promotores, suponía una reconceptualización del quehacer educativo.  Como miembro de un grupo político que ha referido tener una estatura política igual a la de los protagonistas de las grandes transformaciones históricas del país, la obra educativa deberá ser revolucionaria. Del tamaño de las expectativas, autoimpuestas, deberá ser la exigencia.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/nueva-secretaria-de-educacion-continuidad-o-nuevo-rumbo/

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