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La Confederación Intersindical en defensa de los Servicios Públicos

Por: Tercera Información

  • La Confederación Intersindical exige que la experiencia del COVID-19 sirva para blindar unos servicios públicos gratuitos, universales y 100% públicos.
  • Exige la protección de todo el personal de la Administración Pública que está en primera línea de lucha contra el COVID-19: sanidad, dependencia, mayores y limpieza.

Comunicado

La Confederación Intersindical se muestra firme en lo que debe ser una lucha común para todo el Estado, la defensa de unos Servicios Públicos gratuitos, universales y 100% públicos.

La Confederación Intersindical reclama, no solo que se recupere todo lo arrebatado durante esta última década, especialmente la recuperación de las 35 horas semanales que supone la contratación de miles de personas, sino que exige ir más allá y ampliar el sector público hasta equipararnos, al menos, a los niveles escandinavos. Queremos recordar que llevamos más de una década denunciando la merma en los servicios públicos, la falta de recursos humanos y materiales, la necesaria renovación de centros públicos obsoletos y la privatización de servicios esenciales. Con esta crisis sanitaria y social se demuestra que nuestro compromiso siempre ha sido y será la defensa del estado del bienestar que llegue a toda la ciudadanía en igualdad y equidad.

Las organizaciones ecologistas y la comunidad científica vienen advirtiendo desde hace años que una epidemia de estas dimensiones podía darse y convertirse en algo recurrente de manera cíclica. La realidad del cambio climático y de una economía capitalista globalizada que tiene como último objetivo la obtención de beneficio a costa de esquilmar el medio natural y la vida de las personas y los derechos de trabajadoras y trabajadores, nos sitúa en un escenario en el que el modelo económico en el que vivimos es insostenible y peligroso para la propia supervivencia de la especie y del planeta.

Exigimos, por tanto, la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, la gestión pública directa de los servicios públicos y todos los trabajos relacionados con los mismos, desde limpieza hasta gestión de residuos, pasando por la gestión de aguas, comedores, atención a mayores y personas dependientes… Exigimos que el sector privado se ponga al servicio del sector público de manera inmediata y permanente para desarrollar una economía puesta realmente al servicio del interés de la mayoría social trabajadora y no de minorías privilegiadas.

La Confederación Intersindical exige, de manera inmediata, que todos los equipos de trabajo que son primera línea contra el COVID-19 estén protegidos. Es urgente que todas las personas cuenten con el material necesario para protegerse, garantizar espacios de trabajo seguros que impidan el contagio y, por supuesto, el respeto por sus derechos laborales, el derecho a la salud laboral y el de conciliación con la vida familiar.

La Confederación Intersindical es consciente del enorme esfuerzo que estamos haciendo, por parte de toda la sociedad, pero recuerda que algunas de las personas que están haciendo frente al COVID-19 pertenecen a sectores enormemente castigados por las medidas neoliberales y se enfrentan con falta de personal y material al virus, estando al cuidado de un sector de riesgo, como son las personas mayores y dependientes.

Exigimos el necesario aumento de las plantillas de manera inmediata y permanente, su adecuada protección y la garantía de que su trabajo se realizará en espacios seguros con rigurosa atención al derecho de trabajadoras y trabajadores.

La Confederación Intersindical quiere recordar también, que precisamente quienes están más expuestas al contagio son sectores feminizados, especialmente castigados por los recortes y por la falta de seguridad laboral y económica. Sanidad, limpieza, cuidado de mayores y dependientes, supermercados… Trabajos feminizados que, en muchos casos se encuentran externalizados y con unos salarios bajos, en comparación con trabajos de la misma categoría pero con mayor presencia masculina (hablamos de brecha salarial).

La Confederación Intersindical exige recuperar la gestión directa por las diferentes administraciones públicas, las medidas necesarias para garantizar que el trabajo realizado se haga de forma segura y que se tomen todas las medidas necesarias para garantizar la conciliación de la vida laboral y familiar, porque por desgracia, siguen siendo las mujeres quienes se encargan de los cuidados también en sus casas.

Exigimos el reconocimiento a nivel estatal del artículo 189 de la OIT sobre trabajo doméstico, para equiparar de una vez por todas este trabajo central con el resto de trabajos. Exigimos una especial atención para quienes están desempeñando labores de cuidado en la economía informal, un sector especialmente vulnerable que, además, forma parte de la red global de cuidados, que permite que los hogares de este país y sus miembros más vulnerables sean cuidados por mujeres migradas, en muchos casos sin papeles y sin ningún tipo de seguridad ni protección legal.

La Confederación Intersindical quiere hacer una llamamiento a toda la sociedad para que reflexionemos cómo esta crisis se está gestionando en nuestras casas, cómo la diferencia de renta hace que se pase mejor o peor esta cuarentena en función del dinero que tengas, de la casa que tengas, de si hay libros, acceso a internet, espacios de ocio, balcones o terrazas, o ventanas que den a un patio interior. No se puede trabajar y cuidar al mismo tiempo. Qué sociedad es esta que hemos construido que permite que haya personas ancianas solas y aisladas, con muy pocos recursos algunas de ellas, otra vez principalmente mujeres. Cómo se puede trabajar y al mismo tiempo atender a hijas e hijos sin una red de cuidados.

La Confederación Intersindical exige que los cuidados se pongan en el centro, que la vida se convierta en lo prioritario, que tengamos, de una vez, una economía para el planeta y para las personas. Exige que la salida de esta crisis fortalezca el Estado del Bienestar que tan necesario se está demostrando en estos días.

Defiende lo público. Defiende lo de todxs!

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/03/31/la-confederacion-intersindical-en-defensa-de-los-servicios-publicos

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El Ministerio de educación debe garantizar los derechos de los estudiantes de la Formación Profesional

Por: Tercera Información

¡No queremos tirar el curso por la borda!

¡Por unas prácticas dignas y nuestro derecho a titular con garantías!

La crisis del coronavirus ha colocado en una encrucijada a nuestras becas, nuestras notas y nuestro futuro. Ante esta situación de incertidumbre que millones sentimos, el Ministerio de Educación, tras muchos días de silencio, anunció la puesta en marcha de tres medidas: aplazamiento de las pruebas de la EBAU a junio-julio, cancelación de las pruebas de diagnóstico y habló de “flexibilizar” las prácticas de la Formación Profesional. Desde el Sindicato de Estudiantes tenemos que decir que son muy insatisfactorias.

La “flexibilización” de las prácticas deja a los estudiantes con menos recursos en la estacada

El Ministerio ha propuesto limitar la asignatura de Formación en el Centro de Trabajo (FCT) a las 220 horas, es decir, reducir las prácticas a poco más de un mes, a la mitad de las horas que corresponderían en una situación de normalidad, una medida que afecta a más de 400.000 estudiantes en todo el Estado. Esto tendrá consecuencias muy graves para nosotros. La FP y en concreto, las prácticas, son la razón por la que miles de estudiantes cada año cursamos estos estudios: como un primer paso para acceder al mercado laboral. Si simplemente se suprimen la mitad de las horas de prácticas nuestros títulos se verán devaluados inmediatamente y también enormemente recortadas nuestras posibilidades de adquirir experiencia que nos sirva para poder lograr un trabajo en el sector. Es más que evidente que el Estado de Alarma y todas las consecuencias que éste acarrea se prologarán en el tiempo y será prácticamente imposible retomar el curso. La solución del Ministerio ante esto es igual a nada.

La situación que estamos viviendo en nuestros centros de estudio está llegando a límites absurdos. Por poner dos ejemplos. En el País Valencià, los estudiantes de Ciclo Superior Artista Fallero y Escenografía, donde la formación práctica es imprescindible y necesitan de herramientas y materiales específicos, van a realizar sus “prácticas” virtualmente y la Conselleria ha propuesto que desarrollen manualidades con cartones en casa. Esta misma Conselleria de Educación ha anulado de facto las prácticas para la FP Sanitaria que suponen el 75% de estos estudios.

No pagaremos esta crisis

Ante esta crisis y para evitar que nuestro título se devalúe y se convierta en papel mojado, desde el Sindicato de Estudiantes exigimos:

1. Que todos los alumnos y alumnas de la FP que quieran realizar sus prácticas íntegras lo puedan hacer en el mes de septiembre (o durante los meses de verano quien así quiera), con todas las horas que sean necesarias, sin volver a pagar las tasas, que las prácticas sean remuneradas y contando con beca nuevamente si este año contábamos con ella y garantizándonos nuestra plaza. Que todos puedan titular inmediatamente después de terminar sus prácticas sin tener que esperar un curso entero.

2. Que aquellos estudiantes que necesiten titular para acceder a estudios superiores no tengan que perder un curso académico y puedan convalidar las prácticas con o bien el Trabajo de fin de ciclo o un trabajo equivalente a éste.

3. Que se proteja la salud de las y los estudiantes que se encuentran realizando prácticas. ¡Paralización inmediata de las prácticas hasta que pase la pandemia y se retomen con todos los derechos y garantías!

4. Por una FP gratuita, pública y de calidad. ¡Fuera las tasas! ¡Basta ya de regalar dinero público a los empresarios! Por el fin de la brecha digital y por una formación de calidad con todos los recursos materiales y tecnológicos necesarios.

Estas son las acciones que el Gobierno debería estar impulsando. Lejos de esto, hoy hemos conocido que el Ministerio ha llegado a un acuerdo con Teléfonica, Cisco e IBM para “facilitar 20.000 líneas móviles de Movistar mediante el envío de tarjetas SIM a estudiantes” para que “los alumnos continúen con su formación telemática”. ¡Que dejen ya de garantizar los beneficios de los empresarios y velen por los derechos de los estudiantes! Es nuestro futuro lo que está en juego.

También queremos denunciar la situación que sufren nuestros profesores y profesoras que no sólo están siendo obligados a continuar como si nada pasara con el temario programado, sino que ahora, reciben la presión de las Consejerías para evalúen a sus alumnos a pesar de que bajo el confinamiento es más que imposible hacerlo. ¡Ni los estudiantes ni los profesores pagaremos esta crisis!

¡Acabar con los recortes y las privatizaciones ya! ¡Por una FP pública, gratuita y de calidad!

Desde el Sindicato de Estudiantes entendemos que todas las medidas necesarias y urgentes que se deben tomar no deben ir enfocadas a simplemente salvar la situación este año sino garantizar el derecho a una educación pública y de calidad y eso pasa también por acabar con la situación de emergencia social y degradación que vive la Formación Profesional.

El cierre de ciclos públicos, la imposición de tasas que llegan a los 400€, la falta de plazas que convierten la Formación Profesional pública en un concurso, la falta de materiales a la que nos enfrentamos, la norma de no tener prácticas remuneradas y condenarnos a la precariedad laboral desde bien temprano… es una breve radiografía de la precariedad que sufrimos en las aulas.

El Ministerio de Educación debe actuar de forma inmediata. La situación de la FP y la educación pública no pueden esperar más. El Gobierno debe derogar inmediatamente la LOMCE y acabar con todos los recortes educativos, sacar la religión de nuestras aulas, terminar con el regalo de millones de dinero público a la Iglesia Católica y a la educación privada concertada, derogar de una vez para siempre la selectividad asegurar la gratuidad y las plazas suficientes, con todos los recursos que esto implica, de la educación pública desde la Escuela Infantil, pasando por la FP hasta la Universidad.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/04/01/el-ministerio-de-educacion-debe-garantizar-los-derechos-de-los-estudiantes-de-la-formacion-profesional

Imagen: mohamed Hassan en Pixabay

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Etiopia, la brutal realidad del tráfico humano

Por: Guadi Calvo

La tragedia de la migración etíope, no difiere en nada de la enorme mayoría de los países del continente, por lo que las 64 nuevas muertes de sesenta y cuatro migrantes, son solo un eslabón de la larga cadena de inequidades, a la que África está sujeta por el colonialismo, prácticamente desde la llegada de los portugueses en el siglo XV, conducidos por el infante Enrique, conocido como el navegante.

El pasado martes 24, al menos sesenta y cuatro etíopes fueron encontrados muertos por asfixia y calor, hacinados, junto a catorce sobrevivientes, dentro de un contenedor de carga sobre un camión en tránsito, en el distrito de Angónia, de la provincia de Tete en el noroeste de Mozambique, fronteriza con Malawi y Zimbabue, cuando las temperaturas alcanzaban los 34C (93F).

El camión que procedía de Malawi, transportaba a los inmigrantes, fue detenido en el puente de Mussacana por la policía mozambiqueña alertada por los gritos y golpes que procedían del interior del conteiner. Mozambique es uno de los pasos obligados de las tantas rutas migratorias con destino final Sudáfrica, que a pesar de su crisis financiera, sigue siendo una de las principales economías del continente junto a Nigeria.

Las autoridades locales confirmaron que la totalidad de las 78 personas que viajaban en el contenedor eran de nacionalidad etíope, al tiempo que el conductor del camión y su acompañante, los dos mozambiqueños, fueron detenidos por la policía. En el marco de la pandemia, los catorce sobrevivientes, han sido puestos en cuarentena, mientras se investigar el ingreso al país y determinar si han pasado por algún país con casos confirmados de Covid-19.

El chofer declaró que le habían prometido 30 mil meticais, aproximadamente 450 dólares, para transportar a los migrantes, por lo que las autoridades ahora se “busca” a quienes permitieron la entrada ilegal al país.

Mientras, el Ministerio de Relaciones Exteriores etíope confirmó la información, a través de la embajada de Etiopía en Sudáfrica, al tiempo que dijo: “estar trabajando para establecer el número real de muertos y sus identidades”.

El gobierno del presidente Abiy Ahmed, ha implementado algunas medidas en procura de evitar las redes de traficantes locales, que operan en el país, que cuenta con tres rutas migratorias, por las que intentan buscar un destino, lejos de la pobreza: la ruta hacia Libia, desde donde buscan atravesar el Mediterráneo rumbo a Europa, es importante señalar que ya son más de 20 mil, los ahogados desde que comenzó la crisis migratoria en 2014. La ruta más transitada es el corredor que busca llegar a Arabia Saudita y otras monarquías del Golfo Pérsico en la que se pueden demorar varios meses, y donde también se produce una importante cantidad de muertes, por sed, agotamiento, hambre o el capricho del algún traficante que se aburrió de su cliente. (Ver: Etiopia, la larga caravana de los invisibles), que cruza gran parte del país y de Eritrea, rumbo al puerto de Obock (Djibouti), pero antes deberán atravesar a pie a lo largo de días campos de lava y zonas áridas donde las temperaturas pueden alcanzar los 50 grados.

Una vez en Obock, sobre el golfo de Tajoura, sobre el Mar Rojo, para después de cruzar los treinta kilómetros del estrecho de Bab al-Mandab, (La puerta de las lamentaciones) realizar otro peligroso recorrido terrestre por Yemen, que se encuentra en guerra civil desde 2014 y con Arabia Saudita desde el 2015. Al llegar a la frontera del reino wahabita deberán enfrentar quizás el momento más peligroso de su viaje, ya que tendrán que sortear las guardias fronterizas, extremadamente violenta, con autorización a abrir fuego contra los “intrusos”, por lo que no duda en asesinar y abandonar esos cuerpo donde caigan, para escarmiento de quienes vienen más atrás. Durante 2019, se calcula que cerca de 190 mil etíopes lo intentaron, alentados más allá por ese reino de las mil y una noches, por la fantasía de considerar que al ser musulmanes, serán bien recibido por la corte Saudita. La última opción es Sudáfrica, para lo que tendrán que transitar unos 8800 kilómetros, por el corredor que conforman: Kenia, Tanzania y Mozambique; aunque por cuestiones de “seguridad”, al igual que los contrabandistas, utilizan, después de Kenia, el desvió que los lleva por Zambia, Malawi y Zimbabwe, la ruta que eligieron los migrantes descubiertos el último martes.

Aunque para los migrantes del Cuerno de África, el calor, la sed o el hambre no son sus únicos enemigos, sino también las bandas de secuestradores, que los capturan para después extorsionar a sus familia por su rescate, según la investigación del Centro de Migración Mixta (MMC), de 2019, más del quince por ciento de los migrantes que viajaban al norte a través del Cuerno de África, fueron secuestrados.

Mediadas contra el tráfico de personas.

A partir del mercado ilegal que han abierto los traficantes eEl gobierno de Addis-Abeba, ha declarado la guerra a los traficantes de migrantes la semana pasada, Tewelde Goitom, alias Walid, un traficante eritreo, enriquecido gracias a sus actividades ilícitas que se movía con toda impunidad por el país, fue detenido junto a su hermano y cuatro de sus cómplices el pasado viernes 20 mientras mantenía una reunión en un bar público. Walid es uno de los traficantes más conocido del Cuerno de África (Somalia, Eritrea Etiopia y Kenia) además de estar acusado de múltiples violaciones y torturas.

A mediados de febrero en el marco de la campaña del gobierno del presidente Ahmed, también fue detenido otro importante traficante de origen eritreo, Kidane Zekarias Habtemariam. Ambos eritreos manejaban las redes que operan en las rutas hacía Libia, por lo que ahora las autoridades de Addis-Abeba, están considerando la posibilidad de extraditándolos a algún de los países europeos donde están siendo procesados.

El tráfico de personas en Etiopía sigue siendo un negocio redituable ya que  a pesar del informe del Banco Mundial, que habla de importantes logros económicos y sociales que el país vive desde el año 2000 en que tenía una de las tasas de pobreza más altas de África y que desde entonces, según el informe, el país ha experimentado una década de progreso importante, alcanzado un crecimiento económico promedio de 10.9 por ciento anual, lo que redujo el 33 por ciento de la población de la pobreza, gracias al crecimiento agrícola, el aumento de las prestaciones básicas y la seguridad rural. Al tiempo del aumento de la esperanza de vida, y las tasas de mortalidad infantil disminuyeron de manera importante, junto al crecimiento de la educación primaria, y el número de hogares que han mejorado sus niveles de vida que ya cuentan con electricidad, agua corriente.

Fuente: https://rebelion.org/etiopia-la-brutal-realidad-del-trafico-humano/

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La pandemia y el fin de la era neoliberal

Por: Atilio A. Borón

La pandemia ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes. Es un tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo post-capitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar.

El coronavirus ha desatado un torrente de reflexiones y análisis que tienen como común denominador la intención de dibujar los (difusos) contornos del tipo de sociedad y economía que resurgirán una vez que el flagelo haya sido controlado. Sobran las razones para incursionar en esa clase de especulaciones, ojalá que bien informadas y controladas, porque si de algo estamos completamente seguros es que la primera víctima fatal que se cobró la pandemia fue la versión neoliberal del capitalismo.  Y digo la “versión” porque tengo serias dudas acerca de que el virus en cuestión haya obrado el milagro de acabar no sólo con el neoliberalismo sino también como la estructura que lo sustenta: el capitalismo como modo de producción y como sistema internacional. Pero la era neoliberal es un cadáver aún insepulto pero imposible de resucitar. ¿Qué ocurrirá con el capitalismo? Bien, de eso trata esta columna.

Simpatizo mucho con la obra y la persona de Slavoj Zizek pero esto no me alcanza para otorgarle la razón cuando sentencia que la pandemia le propinó “un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista” luego de lo cual, siguiendo la metáfora cinematográfica, éste debería caer muerto a los cinco segundos. No ha ocurrido y no ocurrirá porque, como lo recordara Lenin en más de una ocasión, “el capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas que lo hagan caer.” El capitalismo sobrevivió a la mal llamada “gripe española”, que ahora sabemos vio la luz en Kansas, en marzo de 1918, en la base militar Fort Riley, y que luego las tropas estadounidenses que marcharon a combatir en la Primera Guerra Mundial diseminaron el virus de forma incontrolada.

Los muy imprecisos cálculos de su letalidad oscilan entre 20, 50 y 100 millones de personas, por lo cual no es necesario ser un obsesivo de las estadísticas para desconfiar del rigor de esas estimaciones difundidas ampliamente por muchas organizaciones, entre ellas la National Geographical Magazine . El capitalismo sobrevivió también al tremendo derrumbe global  producido por la Gran Depresión, demostrando una inusual resiliencia –ya advertida por los clásicos del marxismo- para procesar las crisis e inclusive y salir fortalecido de ellas. Pensar que en ausencia de aquellas fuerzas sociales y políticas señaladas por el revolucionario ruso (que de momento no se perciben ni en Estados Unidos ni en los países europeos) ahora se producirá el tan anhelado deceso de un sistema inmoral, injusto y predatorio, enemigo mortal de la humanidad y la naturaleza, es más una expresión de deseos que producto de un análisis concreto.

Zizek confía en que a consecuencia de esta crisis para salvarse la humanidad tendrá la posibilidad de recurrir a “alguna forma de comunismo reinventado”. Es posible y deseable, sin dudas. Pero, como casi todo en la vida social, dependerá del resultado de la lucha de clases; más concretamente de si, volviendo a Lenin, “los de abajo no quieren  y los de arriba no pueden seguir viviendo como antes”, cosa que hasta el momento no sabemos. Pero la bifurcación de la salida de esta coyuntura presenta otro posible desenlace, que Zizek identifica muy claramente: “la barbarie”.  O sea, la reafirmación de la dominación del capital recurriendo a las formas más brutales de explotación económica, coerción político-estatal y manipulación de conciencias y corazones a través de su hasta ahora intacta dictadura mediática. “Barbarie”, István Mészarós solía decir  con una dosis de amarga ironía, “si tenemos suerte.”

Pero, ¿por qué no pensar en alguna salida intermedia, ni la tan temida “barbarie” (de la cual hace tiempo se nos vienen administrando crecientes dosis en los capitalismos realmente existentes”) ni la igualmente tan anhelada opción de un “comunismo reinventado”? ¿Por qué no pensar que una transición hacia el postcapitalismo será inevitablemente “desigual y combinada”, con avances profundos en algunos terrenos: la desfinanciarización de la economía, la desmercantilización de la sanidad y la seguridad social, por ejemplo y otros más vacilantes, tropezando con mayores resistencias de la burguesía, en áreas tales como el riguroso control del casino financiero mundial, la estatización de la industria farmacéutica (para que los medicamentos dejen de ser una mercancía producida en función de su rentabilidad), las industrias estratégicas y los medios de comunicación, amén de  la recuperación pública de los llamados “recursos naturales” (bienes comunes, en realidad)? ¿Por qué no pensar en “esos muchos socialismos” de los que premonitoriamente hablaba el gran marxista inglés Raymond Williams a mediados de los años ochenta del siglo pasado?

Ante la propuesta de un “comunismo reinventado” el filósofo sur-coreano de Byung-Chul Han salta al ruedo para refutar la tesis del esloveno y se arriesga a decir que «tras la pandemia, el capitalismo continuará con más pujanza.” Es una afirmación temeraria porque si algo se dibuja en el horizonte es el generalizado reclamo de toda la sociedad a favor de una mucho más activa intervención del estado para controlar los efectos desquiciantes de los mercados en la provisión de servicios básicos de salud, vivienda, seguridad social, transporte, etcétera y para poner fin al escándalo de la híperconcentración de la mitad de toda la riqueza del planeta en manos del 1 por ciento más rico de la población mundial. Ese mundo post-pandémico tendrá mucho más estado y mucho menos mercado, con poblaciones “concientizadas” y politizadas por el flagelo a que han sido sometidas y propensas a buscar soluciones solidarias, colectivas, inclusive “socialistas” en países como Estados Unidos, nos recuerda Judith Butler, repudiando el desenfreno individualista y privatista exaltado durante cuarenta años por el neoliberalismo y que nos llevó a la trágica situación que estamos viviendo. Y además un mundo en donde el sistema internacional ya ha adoptado, definitivamente, un formato diferente ante la presencia de una nueva tríada dominante, si bien el peso específico de cada uno de sus actores no es igual.

Si Samir Amin tenía razón hacia finales del siglo pasado cuando hablaba de la  tríada formada por Estados Unidos, Europa y Japón hoy aquella la constituyen Estados Unidos, China y Rusia. Y a diferencia del orden tripolar precedente, en donde Europa y Japón eran junior partners (por no decir peones o lacayos, lo que suena un tanto despectivo pero es la caracterización que se merecen) de Washington, hoy éste tiene que vérselas con la formidable potencia económica china, sin duda la actual locomotora de la economía mundial relegando a Estados Unidos a un segundo lugar y que, además, ha tomado la delantera en la tecnología 5G y en Inteligencia Artificial.

A lo anterior se suma la no menos amenazante presencia de una Rusia que  ha vuelto a los primeros planos de la política mundial: rica en petróleo, energía y agua; dueña de un inmenso territorio (casi dos veces más extenso que el estadounidense) y un poderoso complejo industrial que ha producido una tecnología militar de punta que en algunos rubros decisivos aventaja a la norteamericana, Rusia complementa con su fortaleza en el plano militar la que China ostenta en el terreno de la economía. Difícil que, como dice Han, el capitalismo adquiera renovada pujanza en este tan poco promisorio escenario internacional. Si aquél tuvo la gravitación y penetración global que supo tener fue porque, como decía Samuel P. Huntington, había un “sheriff solitario” que sostenía el orden capitalista mundial con su inapelable primacía económica, militar, política e ideológica. Hoy la primera está en manos de China y el enorme gasto militar de EEUU no puede con un pequeño país como Corea del Norte ni para ganar una guerra contra una de las naciones más pobres del planeta como Afganistán. La ascendencia política de Washington se mantiene prendida con alfileres apenas en su “patio interior”: Latinoamérica y el Caribe, pero en medio de grandes convulsiones. Y su prestigio internacional se ha visto muy debilitado: China pudo controlar la pandemia y Estados Unidos no; China, Rusia y Cuba ayudan a combatirla en Europa, y Cuba, ejemplo mundial de solidaridad, envía médicos y medicamentos a los cinco continentes mientras que lo único que se les ocurre a quienes transitan por la Casa Blanca es enviar 30.000 soldados para un ejercicio militar con la OTAN e intensificar las sanciones contra Cuba, Venezuela e Irán, en lo que constituye un evidente crimen de guerra. Su antigua hegemonía ya es cosa del pasado. Lo que hoy se discute en los pasillos de las agencias del gobierno estadounidense no es si el país está en declinación o no, sino la pendiente y el ritmo del declive. Y la pandemia está acelerando este proceso por horas.

El surcoreano Han tiene razón, en cambio, cuando afirma que “ningún virus es capaz de hacer la revolución” pero cae en la redundancia cuando escribe que “no podemos dejar la revolución en manos del virus.” ¡Claro que no! Miremos el registro histórico: la Revolución Rusa estalló antes que la pandemia de la “gripe española”, y la victoria de los procesos revolucionarios en China, Vietnam y Cuba no fueron precedidos por ninguna pandemia. La revolución la hacen las clases subalternas cuando toman conciencia de la explotación y opresión a las que son sometidas; cuando vislumbran que lejos de ser una ilusión inalcanzable un mundo post-capitalista es posible y, finalmente, cuando logran darse una organización a escala nacional e internacional eficaz para luchar contra una “burguesía imperial” que antaño entrelazaba con fuerza los intereses de los capitalistas en los países desarrollados. Hoy, gracias a Donald Trump, esa férrea unidad en la cúspide del sistema imperialista se ha resquebrajado irreparablemente y la lucha allá arriba es de todos contra todos, mientras China y Rusia continúan pacientemente y sin altisonancias construyendo las alianzas que sostendrán un nuevo orden mundial.

Una última reflexión. Creo que hay que calibrar la extraordinaria gravedad de los efectos económicos de esta pandemia que hará de una vuelta al pasado una misión imposible. Los distintos gobiernos del mundo se han visto obligados a enfrentar un cruel dilema: la salud de la población o el vigor de la economía. Las recientes declaraciones de Donald Trump (y otros mandatarios como Angela Merkel y Boris Johnson) en el sentido de que él no va a adoptar una estrategia de contención del contagio mediante la puesta en cuarentena de grandes sectores de la población porque tal cosa paralizaría la economía pone de relieve la contradicción basal  del capitalismo. Porque, conviene recordarlo, si la población no va a trabajar se detiene el proceso de creación de valor y entonces no hay ni extracción ni realización de la plusvalía. El virus salta de las personas a la economía, y esto provoca el pavor de los gobiernos capitalistas que están renuentes a imponer o mantener la cuarentena porque el empresariado necesita que la gente salga a la calle y vaya a trabajar aún a sabiendas de que pone en riesgo su salud.

Según Mike Davis en Estados Unidos  un 45 por ciento de la fuerza de trabajo “no tiene acceso a licencia paga por causa de una enfermedad y está prácticamente obligada a ir a su trabajo y transmitir la infección o quedarse con un plato vacío.”  La situación es insostenible por el lado del capital, que necesita explotar a su fuerza de trabajo y que le resulta intolerable se quede en su casa; y por el lado de los trabajadores, que si acuden a su trabajo o se infectan o hacen lo propio con otros, y si se quedan en casa no tienen dinero para subvenir sus más elementales necesidades. Esta crítica encrucijada explica la creciente beligerancia de Trump contra Cuba, Venezuela e Irán, y su insistencia en atribuir el origen de la pandemia a los chinos. Tiene que crear una cortina de humo para ocultar las nefastas consecuencias de largas décadas de desfinanciamiento del sistema público de salud y de complicidad con las estafas estructurales de la medicina privada y la industria farmacéutica de su país. O para achacar la causa de la recesión económica a quienes aconsejan a la gente quedarse en sus casas.

En todo caso, y más allá de si la salida a esta crisis será un “comunismo renovado” como quiere Zizek o un experimento híbrido pero claramente apuntando en la dirección del poscapitalismo, esta pandemia (como lo explican claramente Mike Davis, David Harvey, Iñaki Gil de San Vicente, Juanlu González, Vicenç Navarro, Alain Badiou, Fernando Buen Abad, Pablo Guadarrama, Rocco Carbone, Ernesto López, Wim Dierckxsens y Walter Formento en diversos artículos que circulan profusamente en la web)  ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes. Además nadie quiere, salvo el puñado de magnates que se enriquecieron con la salvaje rapiña perpetrada durante la era neoliberal, que el mundo vuelva a ser como antes. Tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo post-capitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar. Por lo tanto, la consigna de la hora para todas las fuerzas anticapitalistas del planeta es: concientizar, organizar y luchar; luchar hasta el fin, como quería Fidel cuando en un memorable encuentro con intelectuales sostenido en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero del 2012, se despidió de nosotros diciendo: “si a ustedes les afirman: tengan la seguridad de que se acaba el planeta y se acaba esta especie pensante, ¿qué van a hacer, ponerse a llorar? Creo que hay que luchar, es lo que hemos hecho siempre.” ¡Manos a la obra!

Fuente: https://rebelion.org/la-pandemia-y-el-fin-de-la-era-neoliberal/

 

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Critical Pedagogy in the Age of Authoritarianism: Challenges and Possibilities (Pedagogía Crítica en la Era del Autoritarismo: Desafíos y Posibilidades)

Por:  Henry A. Giroux

Abstract: The discourse of authoritarianism and the echoes of a fascist past resurface. In this context, higher education, beyond favoring practices of freedom, has become an instrumentalized institution in order to reproduce and legitimize dynamics of domination. This article questions this reactionary form of educational and pedagogical action, particularly in its neoliberal version. At the same time, it explores how education can provide the theoretical and practical foundations to rethink its own purpose, together with the very nature of politics. In this sense, this article proposes that education and politics are completely inseparable dimensions.

Keywords: critical pedagogy, authoritarianism, fascist policies, public intellectuals, willful ignorance, political pedagogy.

Resumen: El discurso del autoritarismo y los ecos de un pasado fascista vuelven a resurgir. En este contexto, la educación superior, más allá de favorecer prácticas de libertad, se ha transformado en una institución instrumentalizada en pos de reproducir y legitimar dinámicas de dominación. Este artículo cuestiona esta forma reaccionaria de la acción educativa y pedagógica, particularmente en su versión neoliberal. A la vez, explora cómo la educación puede proveer de los fundamentos teóricos y prácticos para repensar su propio propósito, junto a la naturaleza misma de la política. En este sentido, se plantea que la educación y la política son dimensiones completamente inseparables.

Palabras claves: pedagogía crítica, autoritarismo, políticas fascistas, intelectuales públicos, ignorancia voluntariosa, pedagogía política.

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Estudiantes internacionales y emergencia sanitaria: vulnerabilidad y aislamiento

Por: Sylvie Didou Aupetit

En México, un tema ha cobrado un escaso relieve en la discusión sobre la movilidad estudiantil y académica como dimensión constitutiva o superflua de la educación superior. Es el de la situación de los estudiantes internacionales inscritos en las Instituciones de Educación Superior (IES) como alumnos regulares o en estancia, ante la epidemia del COVID-19. PATLANI, la encuesta sobre movilidad internacional que coordinó la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) permitió establecer sus orígenes geográficos, sexo, tipo de movilidad e instituciones receptoras. Pero no dio razón de sus condiciones de inserción y de vida. Desconocemos en consecuencia cuántos estudiantes internacionales reciben becas, cuántos estudian con recursos propios y cuántos desempeñan trabajos informales para completar sus ingresos. Eso, pese a que su condición económica incida considerablemente en su bienestar y en sus facilidades para integrarse en el país/establecimiento receptores.

En 2018-2019, el formato 911 de la Secretaria de Educación Pública registraba 23694 estudiantes internacionales en la matricula total de licenciatura, en el país. La ANUIES reportaba 3039 de ellos en el primer ingreso a posgrado. La proporción en relación a los grupos de referencia era baja: representaba apenas el 0.54% y el 2.15% de cada conjunto. No disponemos todavía de los datos sobre el ciclo 2019-2020. Ignoramos, por lo tanto, cuántos estudiantes extranjeros residen en México y, sobre todo, cuántos de los inscritos a principio del año universitario permanecieron aquí después de que, en forma escalonada, a mitades de marzo 2020, las universidades decidieran suspender sus cursos presenciales y, luego, el acceso a sus instalaciones, debido al coronavirus. Tampoco sabemos si las IES mexicanas exhortaron a los alumnos extranjeros, como lo hicieron algunos establecimientos en otros países, a retornar a su país de origen para soportar allá la emergencia sanitaria.

En México, los estudiantes internacionales no son tan numerosos como lo son en los polos dominantes de atracción de la movilidad global. En consecuencia, sus necesidades específicas no han suscitado curiosidad, como objeto de política o de investigación.  Algunas IES nacionales (por ejemplo, el Instituto Politécnico Nacional) anunciaron que apoyarían la repatriación de sus estudiantes en estancias afuera. Pero, en general, los establecimientos no proporcionaron información pública sobre medidas destinadas a  “cuidar” a sus alumnos extranjeros. Quizás se deba ese silencio a un disfuncionamiento en las estrategias comunicacionales de los establecimientos universitarios nacionales, comprensible en la coyuntura de urgencia por la que atraviesan, y no a una desatención a un grupo en una condición de alta vulnerabilidad.

En términos generales, el cierre de fronteras, la suspensión de vuelos internacionales, la promulgación de cuarentenas o los llamados al auto-confinamiento, han acentuado sentimientos de desaliento psicológico en toda la población. Pero han pegado más a unos colectivos que a otros. Entre ellos, a los estudiantes en general pero, principalmente, a los estudiantes internacionales que, por voluntad propia, por condiciones adversas de entorno, por un deficiente timing o por falta de recursos, no emprendieron una movilidad inversa para reunirse con sus familias.

Los periodistas de Le Monde, en Francia, y los integrantes de diversos observatorios de la vida estudiantil, en Estados Unidos, en Canadá o en África, advirtieron que los estudiantes en situación de migración interna o internacionales están ahogados por la situación actual. Esos últimos, sobre todo, se enfrentan a una de-socialización provocada por la ruptura intempestiva de los trayectos educativos normales y a una escasez de recursos cognitivos y financieros para confrontar la adversidad en un lugar ajeno. Desconocen en ocasiones cómo hacer valer su seguro médico, renovar sus visas o revalidar sus permisos de estancia temporal. Para cortar las cadenas de transmisión de la enfermedad por contacto físico, muchos consulados y organismos responsables de cuestiones migratorias, de hecho, ya suspendieron sus labores.

Los jóvenes, sobre todo los recién llegados en sus países de destino, están muy desestabilizados, al confrontar, durante un proceso de adaptación siempre delicado, esos reveses inopinados, simultáneamente con la clausura de las dependencias encargadas de orientarlos, en las IES y en la administración pública. Para revertir los efectos negativos de ese contexto en la salud emocional de todos los estudiantes, y, principalmente, de los internacionales, muchas IES abrieron plataforma de atención virtual para mitigar su aislamiento.

Antes de que estallara la crisis sanitaria, el país y, particularmente, la Ciudad de México anunciaron su propósito de aumentar el aforo de alumnos extranjeros, promocionando la oferta cultural y de educación superior y mejorando los servicios prestados a los individuos en situación de movilidad. Tomando en cuenta ese objetivo y la necesidad moral de no dejar desamparados a los estudiantes internacionales, convendría, desde ya, apoyar y acompañar a los que se quedaron “atrapados” en el país, por decisión o por default.  Después de superada la emergencia, habrá que ocuparse de otros asuntos de fondo, como el diseño de políticas compartidas de cooperación internacional para la gestión de la movilidad, en condiciones de crisis. Habrá asimismo que evaluar sistemáticamente la presencia/ausencia de prácticas institucionales desarrolladas para atender a los estudiantes internacionales, más allá de solidaridades inter-individuales puntuales.

(1)  https://www.lemonde.fr/campus/article/2020/03/21/tout-d-un-coup-c-est-le-vide-loin-de-leurs-familles-la-solitude-des-etudiants-etrangers_6033981_4401467.html

(2)  https://www.insidehighered.com/news/2020/03/20/covid-19-disrupts-international-student-exchange-both-directions [o] https://globalnews.ca/news/6722140/international-students-rush-home-covid-19/+ https://www.globalpartnership.org/fr/blog/limpact-du-covid-19-et-dautres-epidemies-de-maladies-infectieuses-sur-les-etudiants

 

Fuente: http://www.educacionfutura.org/estudiantes-internacionales-y-emergencia-sanitaria-vulnerabilidad-y-aislamiento/

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¿Qué pasará con los programas educativos en prisiones durante la pandemia COVID-19?

Por: Paola Estrada Villafuerte

Desde hace varias semanas, frente a la rápida propagación del coronavirus (COVID-19), el sistema educativo en todo el mundo se encuentra en pausa. Universidades y centros de aprendizaje de todos los niveles alrededor del mundo han cancelado clases y desalojado a todos sus estudiantes tras el aviso de emergencia de salubridad emitido. El traslado de sesiones a modalidad en línea ha sido la alternativa más viable para muchas instituciones. Aunque el cambio hacia plataformas virtuales es ya en sí un reto bastante complejo, este escenario se potencializa para aquellos en un estado de mayor vulnerabilidad. Si a este contexto le añadimos el persistente estigma e indiferencia asignados a espacios como los centros educativos en prisiones, el futuro del aprendizaje para los individuos que conforman esta comunidad, se torna sumamente incierto.

Hablar de estos alumnos en sistemas olvidados, para los cuales el aprendizaje vía internet no es una opción, significa iluminar una empatía constantemente negada a causa del espacio social que se les ha preasignado. Sin embargo, un obstáculo en particular para la discusión en torno a esta entidad educativa, es la falta de recursos que existen para su análisis.

¿Cómo funcionan los sistemas educativos en prisiones de Estados Unidos y México?

econd Chance Pell, programa educativo para las prisiones en Estados Unidos y una de las pocas organizaciones en esta área, estima entre los datos aproximados que existen, que de los 2.2 millones de personas encarceladas, sólo alrededor de 11,000 están recibiendo algún tipo de educación. Durante más de 20 años, Bard Prison Initiative, un programa dirigido por Bard College ha dado a cientos de presos en el estado de Nueva York acceso a una educación universitaria, sin costo alguno. El documental College Behind Bars (Universidad tras las rejas) sigue a varios estudiantes del programa quienes combinan clases y tareas en medio de la vida en prisión. Dirigido por Lynn Novick, el documental ofrece un vistazo a la vida en la prisión y cómo el rigor y la estructura de la educación pueden ayudar a las personas a sobrevivir su tiempo en prisión y salir adelante una vez que salgan. «Un amigo mío me obligó a ingresar al programa [Bard College]. Probablemente sea el gesto más amable y amoroso que alguien haya hecho por mí», confiesa uno de los reclusos.

En el caso de México, los datos se vuelven aún más inaccesibles, dada la diferente estructura en la que este se establece. Según el INEGI, de las 229,000 personas privadas de la libertad, sólo el 11 % realiza actividades de aprendizaje. Es importante señalar, que en Estados Unidos, la mayoría de las jurisdicciones no tienen un mandato para apoyar la educación superior en cárceles, y en México, el presupuesto asignado a esta área alcanza apenas el 1 %, cinco veces menor a la destinada para compra de materiales eléctricos o lámparas.

Efectos del acceso a la educación en cárceles y centros penitenciarios 

Investing in futures, estudio que analiza los efectos positivos tras mejorar el sistema educativo dentro de cárceles, menciona que con un mayor acceso a la educación en centros penitenciarios, las personas anteriormente encarceladas volverían a ingresar al mercado laboral con habilidades y calificaciones competitivas, lo que llevaría a mayores tasas de empleo y mayores ganancias. Además, las empresas en industrias en expansión posteriormente tendrían un grupo más grande de solicitantes de empleo potenciales, y estima que el estado, ahorraría una gran cantidad de dinero a través de tasas de reincidencia más bajas que producirían estos programas de educación superior.

“El estudio me salvó del olvido. Me dio la posibilidad de superarme”.

Como ejemplo ideal tenemos a Noruega, con prisiones que cuentan con áreas de estudio, recreación, y espacios comunes abiertos. No es sorpresa que este país cuente con la tasa más baja de reincidencia criminal en el mundo, con un 20 %, mientras que en EE.UU., el 76 % de las personas que salen de la cárcel regresan a ella en los siguientes cinco años. «Las autoridades de EE.UU. y Reino Unido tal vez deberían preguntarse qué ha pasado con los millones de dólares y libras esterlinas que han gastado en encerrar a gente detrás de todos esos alambres y muros», dice Eberhardt, director de la prisión en la Isla Bastoey, para BBC News.

Igualmente, el aspecto de socialización es un recurso muy importante que el aprendizaje cara a cara ofrece a los alumnos. La interacción con profesores e información del mundo exterior, determina un prototipo sano que se espera el individuo mantenga mientras se encuentra en esta etapa de rehabilitación. Afirmaciones como las siguientes dicen mucho acerca de los resultados que tienen este tipo de relaciones interpersonales en los estudiantes.

«Antes de llegar a esta instalación [cárcel], había estado en [prisión federal] por tanto tiempo, que olvidé cómo comunicarme con personas del exterior. Pero al estar en el programa universitario me estoy acostumbrando nuevamente al interactuar con mis instructores y oradores [externos] que entran. Antes, era como si hubiera olvidado cómo tener una conversación en la que me trataran como a un humano. Interactuar en discusiones con maestros, que realmente se preocupan por mí, me socializa para estar en un punto donde puedo hablar contigo hoy y sentirme cómodo», menciona un estudiante para New America.

“Hay muchas formas de fugarse de la prisión”, explica Ethel Flores Castillo, para Reporte Índigo, “pero la mejor que yo encontré para liberarme dentro de la cárcel fue la lectura. Iniciar un proceso formal de estudio. Sumida en los libros de texto intenté no sentirme presa, traté de gritarle al mundo, desde mi encierro, que pese a todo, allí estaba yo, que seguía viva, que me aferraba a mí misma.

“Los presos somos asesinos”, dice Roberto Solís, de la cárcel de Mil Cumbres en Morelia, México, “porque todos los días despertamos con la única finalidad de matar el tiempo. No tenemos otro propósito más allá que vivir el día a día, y para eso nos las averiguamos de mil formas: desde meternos en el remolino de nuestros pensamientos hasta fingir que nos queremos, que nos importamos a nosotros mismo y que nos dedicamos a estudiar. En la cárcel pretendemos ser lo que no hicimos en libertad”.

El estudio me salvó del olvido, dice Félix Cerda, “Me dio la posibilidad de superarme. Me sacó del estado de estigmatización.


¿Cómo están respondiendo estos programas educativos ante la pandemia del COVID-19?

Las limitaciones en los programas educativos se hacen aún más evidentes en medio de la crisis sanitaria que se atraviesa. El acceso a internet en la mayoría de las prisiones en Estados Unidos está totalmente prohibido, por lo que se descarta la utilización de este recursos durante este periodo. Además, todos los materiales, como textos, cuadernos o plumas que se llegan a utilizar durante las sesiones, deben ser aprobados por distintos comités al inicio del semestre, dejando un margen mínimo para añadir o cambiar la estructura de las sesiones en caso de situaciones inesperadas como esta.

“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar”.

En México, además de todas estas restricciones, tenemos presentes las otras condiciones que obstaculizan aún más la creación de soluciones para los alumnos. La encarcelación en masa es uno de los principales conflictos. En la mayoría de estos centros, no se tienen espacios dignos para dormir, y ni hablar de los miles de casos de violación a derechos humanos en un sistema penitenciario que se encuentra en constante deterioro. Todos estos impedimentos, en conjunto con la epidemia del COVID-19, han generado que la mayoría de los programas educativos en prisiones desistan de seguir dando clases. Estas sesiones fueron recortadas de manera abrupta, y los profesores no tuvieron oportunidad de comunicarse con sus estudiantes. Actualmente, muchísimos alumnos están en la oscuridad y no saben cuándo se reanudarán sus clases (si acaso estas continuan).

Algunas de las medidas que ciertas prisiones han tomado, es el aprendizaje remoto a través de correspondencia, pero a causa de los reglamentos estipulados, este se ha convertido en un proceso frustrante y bastante lento para la mayoría de los profesores. Los materiales, como lecturas y ejercicios didácticos, se deben empaquetar en sobres individuales y, al ser objetos que provienen del exterior, deben mantenerse en cuarentena por varios días antes de ser revisados minuciosamente para finalmente  entregarse a los alumnos.

“Asistir de manera semanal [a clase], cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor».

Por otro lado, en algunas instalaciones con ciertas configuraciones técnicas más avanzadas, se ha optado por sesiones sincrónicas vía videoconferencia. Este, aún siendo el escenario ideal para estos alumnos, representa una gran pérdida en el avance dentro de la educación superior dentro de prisiones. Eliminar lo que representa para estos alumnos, el único tipo de conexión humana con el que tienen contacto, significa un retroceso en el importante proceso de rehabilitación que se debe seguir.

“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar. Mi preocupación es que sacarnos de las cárceles nos quitará esta oportunidad. Y si esto se extiende hasta meses, va a tener un grave impacto no solo en nuestros estudiantes sino también en la cultura de las instalaciones. “Asistir de manera semanal, cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor». Así lo indicó uno de los profesores para New America.

Además, al redirigir los planes de lectura y educación hacia procesos remotos, más fáciles de manejar para las instituciones gubernamentales, existe el temor en la comunidad de que la forma en que los programas respondan en la crisis actual sentará un precedente para la educación a distancia en el futuro. La inquietud continúa ya que, por ahora, todos los esfuerzos dirigidos a estas comunidades se encuentran priorizando las alternativas que se tendrán que generar en motivo de servicios de salud y prevención de contagio justo en estos espacios tan vulnerables.

El proceso que se está viviendo, espera abrir una puerta a las oportunidades de aprendizaje que se brinde a esta área de la población, para mejorar en el futuro la distribución de educación en las prisiones de Estados Unidos y México. El aumento del acceso a la información y los recursos tecnológicos, según menciona la organización Ithaka SR, otorgaría a estos programas una flexibilidad mucho mayor en el futuro y brindaría a los estudiantes una experiencia educativa más rica y equitativa. En este momento de crisis, es una buena oportunidad para aquellos centros penitenciarios y prisiones que no cuentan con un modelo educativo establecido, el impulsar la búsqueda de soluciones educativas proactivas para esta área de nuestra comunidad.

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