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Uno de cada diez docentes del sistema público catalán ya ocupa una ‘plaza perfilada’

Por: Víctor Saura 

El educación pública catalana cuenta con 72.535 docentes, de los cuales 6.989 (9,6%) ocupan lo que se conoce como un «puesto de trabajo específico con perfil profesional vinculado al proyecto educativo de centro». En Barcelona, este porcentaje es todavía superior: de una plantilla total de 9.254 hay 1.419 (15,3%) con una ‘plaza perfilada’.

Las críticas de los sindicatos de docentes (los cuales nunca pierden ninguna ocasión para pedir la retirada del decreto de plantillas), no consiguen evitar que el sistema de contratación de personal docente que puso en marcha la consellera Irene Rigau en 2014 incremente su cuota cada año que pasa, porque cada vez son más las direcciones que piden un perfil concreto cuando se produce una baja en su centro. De acuerdo con las cifras facilitadas la semana pasada por el Departamento de Educación (durante las dos presentaciones que se hicieron del curso 2019/20), los lugares específicas en perfiles docentes ya son 6.989 en toda Cataluña, un 12,6% más que el curso anterior. En el caso de Barcelona son 1.419, lo que representa un incremento del 17% respecto del curso 2018/19.

«No todo el mundo sirve para todo, y lo que nosotros pretendemos es que nuestros maestros y profesores, en función de lo que han aprendido a lo largo de la vida, tengan el mejor perfil posible para ocupar un puesto de trabajo determinado; hay una serie de puestos de trabajo que van muy asociados a los proyectos educativos de centro y que les dan mucha fuerza, es un tema que claramente nos creemos para dar la mejor respuesta al alumno que está en una escuela o instituto concreto» , explicó en rueda de prensa Josep González-Cambray, presidente del Consorcio de Barcelona y director general de Centros Públicos. «Desde el Departamento -añadió González-Cambray- lo que hacemos es facilitar que esto pueda pasar porque estamos del todo convencidos de que es positivo para el alumnado. Y una vez facilitamos la herramienta lo que hacemos también es velar para que esta selección de personal que se ha hecho sea lo más transparente posible».

Esta tendencia al alza se puede seguir incrementando en los próximos años, ya que el decreto de plantillas establece que las direcciones pueden llegar a perfilar hasta el 50% de las plazas de su centro. Con diferentes matices, los sindicatos de la enseñanza pública han expresado reiteradamente su rechazo a este sistema de provisión de plantillas, al que han acusado casi de todos los males: han dicho que fomenta la arbitrariedad, el control ideológico, la endogamia y el amiguismo; genera pérdida de confianza y de pluralidad; desmotiva las plantillas; no garantiza los principios de igualdad, mérito y capacidad; crea rivalidades entre maestros y perjudica su salud laboral; es discriminatorio; atenta contra la libertad de cátedra; no tiene ningún efecto positivo en la calidad de la educación, etc. En su día, la USTEC impugnó el decreto ante la sala de lo contencioso-administrativo del TSJC, y en consecuencia hace un año anunció su decisión de no participar en la comisión de seguimiento de este decreto.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/16/uno-de-cada-diez-docentes-del-sistema-publico-catalan-ya-ocupa-una-plaza-perfilada/

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La insostenible levedad escolar con los ODS

Por: Carmelo Marcén 

Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad.

El silencio veraniego desaparece de las aulas. Ahora las llenan personas con intereses diversos, portan con ellas tanto esperanzas como rutinas: unas antiguas mientras que otras quieren ser nuevas. El inicio de curso tiene algo, o bastante, de renovación, pero una buena parte de las novedades de septiembre, en forma de ilusionantes compromisos, no siempre se consolidan. Curso tras curso las lecciones van y vienen; en ocasiones para quedarse definitivamente. Unas las traen los libros mientras que otras surgen del interés de los implicados en el hecho educativo: profesorado y alumnado, administraciones y familias.

Las lecciones potencian capacidades cuando se produce una alianza entre el profesorado y el alumnado, tal que se encuentra utilidad a los aprendizajes, más todavía cuando estos se experimentan de alguna forma en la vida. El resto de lo enseñado, útil o no, se olvidará o se guardará en la memoria; una buena parte desaparecerá una vez se haya esfumado el estímulo, limitado muchas veces a complacer a quienes enseñan y así obtener una buena nota.

La escuela debe ser ya el escenario de lo deseable para la vida, donde se comparta experiencia y búsqueda, pero también el lugar en el que se cuestionen definitivamente bastantes abstracciones con poco recorrido, como no sea para justificar las materias curriculares. Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad. Para vigorizarse debería recoger más y mejor la trama de la vida y dejarse de contenidos curriculares poco útiles. Pero no puede hacerlo por sí sola; necesita el comprometido impulso de las autoridades educativas, junto con el incentivo y el acompañamiento de la sociedad que la sostiene. Lo logrará cuando se haga visible su entidad entre la vorágine diaria del entramado político y social, tan alejado de los intereses de quienes aprenden y enseñan. También le iría bien asomarse a los medios de comunicación, tan despreocupados de la escuela de la vida, aunque incorporen noticias de actualidad. Ambos espacios, política y medios de comunicación, contribuyen a sostener la levedad social frente a la escuela comprometida.

La vida es global, se construye en interacción personal y colectiva con el mundo exterior. De esa relación surgen los temas de interés, que podrían ser los del trabajo escolar. Cuando en todo el mundo gente se revuelve ante la crisis global que padece el planeta, solo cabe que la educación emerja como escenario múltiple y diverso, tanto en la educación informal o no formal como en las escuelas. Por desgracia, la mayoría de estas permanecen calladas o levemente alerta, ocupadas en el estricto cumplimiento de los mandatos curriculares, muy vigilados por los departamentos de Educación respectivos, que ni siquiera atienden a las demandas de la imprescindible gestión ambiental que les formulan desde sus centros.

En esto, como en casi todo lo que tiene interés educativo y social, es mejor ver el vaso medio lleno. Si bien no faltan escuelas que vierten en el suyo sostenibilidad y compromisos, habrá que inundar más vasos y, además, evitar que las aguas se estanquen. Por eso, el recipiente, que en este caso se llama enseñanza y aprendizaje, deberá tener la boca ancha para permitir evaporaciones que impregnen el ambiente y acoger nuevos caudales, cargados de materias renovadoras.

Lo deseable para el futuro debe impulsar la vida cotidiana escolar; la escuela y la vida han de estar en sintonía. Hoy son más valiosas escuelas ecosociales, bien sea por convicción ante los desafíos del futuro o, si se quiere, por necesidad.

Resulta que los gobiernos de los estados han firmado los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y están empezando a construir sus Agendas 2030. Sin embargo, no hemos oído que consideren que el alumnado que transita por la enseñanza primaria y secundaria deba cambiar sus estilos de aprendizaje y preparar sus capacidades de cara a ese año 2030 en el que se hará el primer balance de los cambios consolidados; cuando serán actores principales de vida. ¡Asombroso!, pero cierto.

Si no se puede construir un Pacto educativo de verdad, habrá que intentar y conseguir, al menos, una coalición sobre un programa educacional, entre todos los actores políticos y educativos, que impulse permanentemente los ODS en la enseñanza obligatoria y postobligatoria, igualmente en la educación no formal e informal.

La sostenibilidad social y ecológica es una necesidad de hoy para mañana. No se puede leer lo que pasa en el mundo con los aprendizajes tradicionales; son necesarios nuevos escenarios de búsqueda de capacidades personales y colectivas. La necesaria rebelión educativa consiste en encontrar una utilidad manifiesta del hecho educativo a partir de la lectura crítica de lo que pasa en el mundo cercano o lejano, que invite al compromiso y a la participación, sin olvidar la rigurosa gestión ambiental de las instalaciones escolares. ¡Basta ya de complacencias marcadas en la aproximación a “lo verde”!, por más que estas estén sostenidas por un buen hacer profesional.

Todo esto es, más que nada, una invitación a cambiar el futuro; al menos a empezar a verlo de otra manera.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/09/13/la-insostenible-levedad-escolar-con-los-ods/

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¿Servicio público o escuela pública?

Por: Jaume Martínez Bonafé

La escuela pública es de todos y todas y para todos y todas, y eso significa gestión directa, hablar cara a cara familias, profesorado y gestores de lo público, para diseñar un modo de democracia escolar participativo y recuperar el debate sobre el sentido profundo emancipatorio de la educación.

El servicio público de la educación abre las puertas nuevamente. Se inicia el curso, y una vez más saltan a la palestra de nuestra conciencia crítica los derechos adquiridos en el largo proceso de luchas populares por la inclusión educativa: que las desigualdades socioeconómicas y culturales de origen sean compensadas por el proyecto educativo del país o que, al menos, la escuela no sea un aparato de reproducción de esas desigualdades.

El recorrido de los Movimientos de Renovación Pedagógica y otros movimientos sociales, sindicales, vecinales, ciudadanos y políticos fueron materializando un estatus jurídico que cristalizó en un sistema de derechos y deberes que en educación se concretan en la oferta de un servicio público de educación que debería garantizar la posibilidad y la voluntad emancipadora intentando detener a través de la educación la reproducción de las desigualdades de origen. Ese era el discurso.

Pero la garantía del derecho a la educación desde el servicio público no es suficiente en el combate contra la desigualdad. La oferta privada, y especialmente la oferta privada confesional, sigue gozando de privilegios en los recursos, las instalaciones o los mecanismos de selección del alumnado. Los curricula, academicistas, separados de la experiencia cotidiana, fragmentados, basados en una epistemología elitista, androcéntrica y colonial, en nada facilitan que el conocimiento se convierta en una herramienta emancipadora. La formación del profesorado olvidó los referentes fundamentales de la renovación pedagógica para sostenerse sobre un concepto de innovación educativa tecnológico, disciplinar y vaciado de cualquier tipo de compromiso social.

Y las familias se han instalado en una perspectiva clientelista sobre la escuela, de la que solo demandan resultados con valor de cambio. Por otra parte, las llamadas fuerzas progresistas con voluntad política para la gestión del Estado, desunidas y sin diálogo verdadero sobre el sentido político de la educación, gestionan más de lo mismo y, en el mejor de los casos, intentan corregir las desigualdades económicas que gestionó la derecha, pero sin un sentido transformador del concepto de educación y de escuela. (No tienen ustedes más que mirar qué se premia como innovación o qué se entiende como apoyo económico a la inclusión).

Por ese camino no hay escuela pública, porque la escuela pública es de todos y todas y para todos y todas, y eso significa gestión directa, hablar cara a cara familias, profesorado y gestores de lo público, para diseñar un modo de democracia escolar participativo y recuperar el debate sobre el sentido profundo, radicalmente emancipatorio de la educación. Por tanto, escuela pública significa también una revisión en profundidad de los currícula vigentes para fomentar saberes de responsabilidad, armonía, compromiso social y equilibrio con la Naturaleza. En una reciente conferencia Boaventura de Sousa Santos animaba a los estudiantes a formarse como rebeldes competentes. Quizá también el profesorado podríamos iniciar ese camino de rebeldía competente, es el camino hacia la escuela pública.

Estamos en los primeros días, tenemos todo el curso por delante. Pero hay que estar en el camino. De lo contrario, tal como está el ciclo reaccionario global en el que vivimos, puede que, un día, ni escuela pública ni servicio público de educación.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/12/servicio-publico-o-escuela-publica/

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Estos son los riesgos de no querer asumir la educación sexual de nuestros hijos

Por: Olga Carmona

Si no lo haces, aprenderá de Internet o del listillo de su grupo de amigos, ¿te atreves?

¿Sabe usted lo que es el gagging y el “porno de venganza”? En un par de líneas se lo voy a resumir: nuevas formas de maltratar a las mujeres a través, en este caso, de una sexualidad distorsionada y profundamente machista.

El gagging consiste básicamente en llegar a generar arcadas y casi el vómito a una mujer mediante una felación, y ese estado físico tan desagradable previo a vomitar produce placer en quien lo está provocando. El porno de venganza, ni es porno, ni es venganza. Es castigo a las mujeres por salirse del rol pasivo que la sociedad nos ha otorgado y ser sexualmente activas. Consiste en difundir fotos y vídeos íntimos a fin de humillar, atentar contra su dignidad e incluso como últimamente hemos visto, contra su vida.

Mónica Alario Gavilán, investigadora de la Universidad Juan Carlos (URJC). indica que la media de edad en la que se consume por primera vez pornografía a través de internet es de 11 años, un acceso a la sexualidad por lo tanto desposeído de cualquier afectividad y donde se cosifica a la mujer.  La pornografía, hecha mayoritariamente por hombres y para hombres, es el machismo sin filtros, donde todo vale puesto que es el lugar más allá del límite, donde es posible hacer realidad las fantasías más misóginas y ejercer el dominio absoluto sobre el otro, en cuerpo y alma.

La sociedad lo consume y lo interioriza como “normal” y por supuesto, después lo demanda, como si esa fuera la realidad, como si las mujeres deseásemos ser violadas, humilladas, abusadas, usadas, simulando la actitud que replica a la de una muñeca. Se nos ha otorgado la voz, pero pasiva. Ellos ostentan la activa. En el sexo… también. Cito solamente algunos de los síntomas de una sociedad que ha normalizado el maltrato y el machismo también o sobre todo en la esfera de la sexualidad, porque como decía Gail Dines, “en el porno, el hombre hace el odio a la mujer”.

Nuestros hijos e hijas tienen acceso a la red, a través de los móviles, tablets, etc., son consumidores de YouTube, siguen a los “influencers”. Y no importa si tú has logrado tenerlos a una presunta distancia de seguridad de todo esto, sus colegas se lo van a contar o a mostrar. No podemos caer en la ingenuidad de pensar que podemos salvarles de todo y de todos.

La industria del porno mueve ingentes cantidades de dinero y no está dispuesta a quedarse sin clientes. Por ejemplo, una agencia de seguridad llamada Check Point ha descubierto que en 60 aplicaciones de Google Play aparecen anuncios de contenido pornográfico.

Algunos investigadores ya le han puesto nombre a este fenómeno de proporciones generacionales: La Triple A Engine: Accesibilidad – Asequibilidad- Anonimato.

No queda más alternativa que educar, educar mientras se pueda, mientras nos escuchen y seamos referentes confiables para ellos. Crear vínculos sólidos, de confianza y respeto mutuo, que funcionen como amplificadores de nuestra influencia educativa y les sirvan de escudo protector.

Educamos en tiempos difíciles, donde no tenemos referentes a los que acudir, ni estudios longitudinales que arrojen algo de luz sobre las nuevas demandas que la sociedad actual nos plantea. Nuestros hijos e hijas viven en un mundo digitalizado, veloz y sin filtros. Por ello, es más urgente, más imprescindible que nunca educar en una sexualidad libre, sana y realista, desprovista de los dicotómicos roles de siempre “macho-puta”, del maltrato y humillación que propone el porno, pero también realista, genuina, que de una vez y para siempre elimine la idea de sexo idílico y perfecto, principesco y virginal donde todo fluye sin problemas arrullado por música de violines.

Hay que hablar a nuestros hijos de que la sexualidad no es genitalidad, es afecto, es confianza, es comunicación y es respeto para el otro y para uno mismo.

Decirles que tampoco es un “regalo” que ellas tienen reservado al mejor postor, ni un mérito o trofeo para ellos que también son presa de una masculinidad torpe, competitiva y machista que les condiciona a no salirse del patrón sin el riesgo de ser “sospechosos de poca hombría”.

Tenemos una responsabilidad ineludible para con nuestros hijos e hijas. Pero, para poder transmitir una visión de la sexualidad sana y equilibrada para con ambos géneros, primero tendremos que revisar cuántas de esas creencias tóxicas nos corren por las venas, porque fuimos educados como si fueran verdades incuestionables. No se trata de lo que les dices, sino de lo que realmente crees porque eso es lo que vas a transmitir en todo momento y sin darte, muchas veces, ni cuenta: con comentarios aparentemente inocuos, con juicios de valor acerca de otros u otras y su forma de vivir la sexualidad, con pequeñas ironías o chistes… :

El papá que se siente orgulloso de que su hijo sea un machito…pero le preocupa que su “princesa” se acueste con más de uno o dos…

La mamá que “sacraliza” el sexo y transmite a la hija que “no se lo dé” a nadie que “no lo merezca”.

El silencio incómodo que se produce cuando alguno de nuestros hijos hace preguntas explícitas, demandando información de la que cree la fuente más fidedigna.

Los comentarios machistas sobre la ropa, el maquillaje, la hora de llegada, el número de amigos, o el “no, si a mí no me importa, pero qué van a pensar de ti”.

El “debes hacerte respetar” como si el respeto estuviera localizado entre las piernas.

Y desde luego puedes y debes decirle a tu hija y también a tu hijo:

Puedes y debes elegir cómo, cuándo, dónde, con quién y de qué manera. Puedes tomar la iniciativa.

Puedes negarte.

Puedes cambiar de opinión en cualquier momento.

Eres dueño de tu sexualidad, no de la de los demás. Ese es el lugar donde se ubica el respeto.

Resulta curioso comprobar lo obsesivos que podemos llegar a ser los padres a la hora de educar en aspectos como los modales, la higiene, la comida, las calificaciones académicas… dando todo tipo de explicaciones una y otra vez, mientras que por este tema, muchos pasan de puntillas o a lo sumo les hablan del sexo en términos “reproductivos”, aludiendo a la parte de utilidad biológica y esquilmándole al placer su función, por vergüenza.

Si tú no asumes la educación sexual de tus hijos, te los educará internet o el amigo listillo del grupo.

No se trata de censura moral, sino de salud mental y desarrollo sexo-afectivo, porque desligar la afectividad del sexo es tan contraproducente como encerrarlo en la caja de lo que “no se habla” de lo que “no existe”, desvirtuarlo hacia alguno de sus enfermizos extremos, o dejar que te lo eduque una sociedad enferma dispuesta a mercantilizarlo todo, que necesita nuevos “clientes” para poder seguir vendiendo su basura y muy interesada en seguir perpetuando la lacra del machismo, la violencia y la dominación de unos por otros.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/03/mamas_papas/1559559053_821599.html

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Comunicación indígena y sus desafíos

Por: Itzamná Ollantay

Las y los indígenas en Abya Yala somos alrededor de 50 millones de personas. Representamos cerca del 10% de la población latinoamericana. Sin embargo, incluso en países mayoritariamente indígenas, como Guatemala, Bolivia, Perú, México, los pueblos indígenas aún “carecemos” de voz propia. No porque no nos asista el Logos (Palabra), sino porque para ser ciudadano/a en estos países “criollos” el o la indígena debe dejar de ser indígena, y asumir la identidad nacional criolla.

Y, si un indígena quiere ser periodista o comunicador, debe de conocer y aprender a decir las mentiras de los patrones como verdades “objetivas”. De lo contrario el o la indígena jamás será un periodista o comunicador cualificado para el sistema.

¿Qué significa tener voz propia para un indígena?

Tener voz propia no necesariamente significa informar o hacer comunicación en nuestros idiomas nativos. Nuestro idiomas indígenas son útiles para comunicar hacia adentro, pero lo que necesitamos es “anunciar nuestras verdades” hacia fuera.

En este sentido, para comunicar hacia fuera, y hacia adentro, la comunicación indígena debería ser:

Intercultural. En un Continente multicultural, como es América Latina, la comunicación indígena debe ser dialógica o polilógica (varias culturas conversando). Asumir que todas las culturas somos portadoras de verdades inconclusas. Por tanto, las y los comunicadores indígenas debemos escuchar también las otras verdades para liberarnos de prejuicios culturales que nos habitan.

La comunicación intercultural, para nosotros indígenas, implica estar seguros de nuestra identidad cultural, y salir al “encuentro” para enriquecernos mutuamente con nuestros interlocutores.

El o la comunicadora indígena, al ser portadora de dos o más culturas (la suya materna y la “cultura” nacional) debe colocarse simultáneamente en la situación cultural de su público receptor para estar seguro que lo que trasmite es copiado sin mayor “tergiversación”.

Comunitaria. Una impronta nuclear de lo indígena es la comunidad. Lo que existe coexiste tejiendo entramados comunitarios. Nadie existe fuera de la comunidad. Por tanto, la comunicación indígena no responde a los intereses del individuo que comunica. Es más, estos intereses individuales están supeditados al interés comunitario.

En este sentido, la comunicación indígena es esencialmente una comunicación comunitaria. Ningún comunicador indígena habla o debería hablar a título personal, o amparado únicamente en un cartón (título) profesional. Las y los indígenas debemos esforzarnos por ser “plumas”, “teclados”, “profetas”, de nuestros pueblos y comunidades. La comunidad es para el comunicador indígena lo que la tinta es para la pluma. Una pluma sin tinta no tiene sentido. Las verdades se construyen en comunidades, no sólo humanas, sino incluso cosmoteándricas.

Ascendente. Las verdades en los pueblos indígenas no obedecen a un autor individual. Las verdades se construyen en procesos asamblearios. De abajo hacia arriba. Con la mayor y amplia participación posible, incluso más allá de las murallas de lo público y lo privado.

Comunicación indígena que no hable desde las comunidades, aldeas, barrios… no puede ser comunicación. Noticia creada en las salas de edición, o sacadas únicamente de Google… no puede ser comunicación indígena.

Situada. La comunicación indígena es la voz, la herramienta, de pueblos subalternizados. Por tanto, para la o el comunicador indígena, el “eufemismo” de la “objetividad” o la “imparcialidad” no debería existir.

Somos plumas, teclados, o voces, de pueblos dominados/despojados, colonizados. En consecuencia la comunicación indígena es esencialmente político. No únicamente como vehículo de denuncia, sino también como el canal para proclamar las propuestas y agendas sociopolíticas y culturales de los pueblos y comunidades.

Comunicador o comunicadora indígena que no tiene claridad política, ni definición ideológica clara (más allá del binarismo izquierda-derecha) en pro de la liberación integral de nuestros pueblos no merece llamarse comunicador indígena.

El folclorismo, sea o no academicista, pervierte a la comunicación indígena. Más letal aún es para nuestra apuesta el o la comunicadora indígena “apolítica”.

Transformadora. Por estar los pueblos en situación de despojados y subalternos, la comunicación indígena no puede agotarse en ser “un adorno cultural” más para mantener el mortal sistema de la comunicación hegemónica. Toda comunicación, para ser tal, debe ser transformadora de la realidad.

En los diferentes países latinoamericanos, bajo regímenes de estados criollos etnofágicos, las realidades son adversas para nuestros pueblos. El colonialismo interno/externo, el patriarcado, el mercantilismo…, son realidades que debemos transformar desde la comunicación indígena, y con propuestas sociopolíticas que contengan improntas de nuestros pueblos.

Biocéntrica. Por las condiciones planetarias sobrevenidas, fruto de la modernidad irresponsable en su expresión económica y cultural, la humana se adentra hacia una batalla global “inter civilizatoria” entre la civilización de la muerte y la civilización de la Vida. Vida entendida como nuestra Madre Tierra y toda la comunidad cósmica que cohabitamos en Ella. Y la comunicación indígena debe de estar del lado de la civilización de la Vida.

En este sentido, la comunicación indígena no debe ser únicamente intercultural, comunitaria, decolonial y feminista,  sino también tiene que ser eco comunicación para el Buen Vivir.

*Fuente: https://www.telesurtv.net/staff/oitzamna

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Educación y sociedad

Por: Graziella Pogolotti.

En medio del bombardeo de noticias cotidianas llama la atención la coincidencia de los movimientos huelguísticos que, en desafío a los poderes recientemente constituidos, se han producido en países como Brasil y Chile, ambos alineados al dominio hegemónico imperial y a su instrumento ideológico, la filosofía neoliberal.

En Brasil, el Gobierno ha lanzado una ofensiva contra la universidad pública que ha contado en ese país con centros de reconocido prestigio.Las medidas propuestas no se limitan a la reducción de las fuentes de financiamiento estatal. Con definida posición política se ciernen también sobre los profesores y los programas de estudio, en razón de una supuesta contaminación de ideas socialistas.

En Chile, los sindicatos de profesores se han organizado en repudio a decisiones con respecto a los planes de la secundaria básica. Sus demandas no tienen carácter gremial. Se fundamentan en la defensa de la formación integral ciudadana de las nuevas generaciones. A partir de lo recién aprobado, asignaturas como la Historia, la Educación Física y el Arte quedan relegadas a la condición de optativas. Son, por tanto, descartables.

Al parecer, en Brasil y en Chile estudiantes y maestros han tomado conciencia del vínculo esencial entre educación y sociedad, acentuado en un panorama internacional donde está en juego nada menos que la instrumentalización del ser humano, la supervivencia de la especie y la preservación de la vida en el planeta.

En tales circunstancias, la confrontación se libra en el terreno económico, en el desarrollo y empleo de las nuevas tecnologías, en la construcción de imaginarios, en el enmascaramiento de la política tras el show mediático de sus personeros y, en última instancia, en el plano  de las ideas.

Cierta retórica académica, ampliamente divulgada, ha intentado imponer, como verdad incontrovertible, la desaparición entre las alternativas de los conceptos y programas tradicionalmente situados a la derecha y a la izquierda del espectro ideológico. Es una nomenclatura heredada de la Revolución Francesa, adoptada luego por la lucha a favor de la emancipación humana en formulaciones específicas según los contextos epocales.

Estrechamente entrelazadas, sociedad y educación construyen al ser humano que somos, incluidos todos aquellos que van creciendo ante nuestros ojos. Lo hacen a través de un complejo entramado institucional en el que intervienen la congruencia entre la palabra y los hechos, así como los estilos en la dirección, decisivos no solo en los niveles más altos, sino también en la base, donde se afrontan de manera concreta los grandes y pequeños conflictos de la cotidianidad. Forman parte de este proceso los medios de comunicación, vías de conocimiento de la realidad y forjadores de sueños, modelos, expectativas y aspiraciones de vida.

Indiferente o sobreprotectora, la familia también constituye una institución social, tanto como el sistema de enseñanza donde, más allá de la transmisión eficaz de los contenidos de los programas y su instrumentalización metodológica, actúan las manos del maestro y del director del centro. Aunque padecemos deficiencias en el plano de la instrucción, educar significa mucho más. Equivale a formar en el plano de los valores, estimular la inteligencia y las capacidades potenciales de niños y jóvenes, y cultivar el territorio aún más impalpable de los sentimientos. Se trata de contribuir a la preparación integral, consciente y participativa.

A ese propósito se encamina una de las vertientes del actual programa de perfeccionamiento. Es una empresa ardua y urgente. Requiere una intensa labor de superación de los formadores, a la vez que un cambio de las mentalidades. No podrá asumirse como el mero cumplimiento de tareas específicas, sino como una misión alentada por la real comprensión por parte de todos los actores de los propósitos y alcance de las obras  emprendidas. En la fase experimental y en su extensión a lo largo del país, cada paso debe contar con el apoyo y el acompañamiento de la investigación científica y de un método de observación crítica participante.

A contracorriente del discurso hegemónico de la posmodernidad, proyectado hacia la fragmentación del conocimiento de la realidad, el predominio del ahora mismo sobre cualquier otra consideración, la subordinación de los programas de enseñanza en función de la demanda inmediata del mercado laboral y la exaltación de la competitividad tendiente a acrecentar el individualismo, nosotros aspiramos a desarrollar un proyecto humanista integrador de los más diversos conocimientos acumulados en los libros, y de aquellos otros que germinan y se renuevan en la práctica concreta del hacer cotidiano. En este proceso todos somos actores.

La interacción que proponemos entre sociedad y educación no puede orientarse hacia el modelo de las muy productivas colmenas, presidido por la reina fecundada por los zánganos que la rodean y sostenida por el mecánico laboreo de las obreras. Con esa imperturbable estratificación, entregan una materia prima a quienes disponen de los recursos y las inventivas necesarias para multiplicar la fuente originaria en numerosos derivados.

Por lo contrario, el bienestar deseado en lo material y en lo espiritual  habrá de lograrse cuando nos sintamos dueños de nosotros mismos, con plena conciencia de nuestro papel. En palabras de Roberto Fernández Retamar: «Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela».

Dentro de la comunidad, esas manos son las de cada uno de nosotros, maestros, directores, padres, trabajadores de la cultura y el deporte. De esa forma, limpiaremos las manchas que enturbian nuestro entorno con manifestaciones de indisciplina social, desidia, comportamientos corruptos y complicidad con lo mal hecho. En la batalla por el mejoramiento humano y el cambio de mentalidad estamos implicados todos.

Fuente del artículo: http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/06/16/educacion-y-sociedad/#.XQbixNIzbMw

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Enfoques cooperativos; Hoy: Los gobiernos que adopten  al cooperativismo como sistema educativo, apuestan al desarrollo..

Corriente pedagógica cooperaria.

 

Por José Yorg, el cooperario.

 

“Dondequiera que sea posada nuestra mirada encontraremos sistemas educativos en decadencia, obsoletos que en vano proclaman modernidad y calidad educativa porque al fin no se desprenden de las pedagogías individualistas, he allí el meollo de la cuestión: Los gobiernos que adopten  al cooperativismo como sistema educativo, apuestan al desarrollo socio-económico, buscan el buen vivir de sus pueblos en razón a las bondades pedagógicas del cooperativismo». José Yorg

  

Este artículo adelanta parte de un trabajo académico de mayor profundidad sobre la temática, próximamente a ser publicado en España.

El pensamiento pedagógico cooperativo inaugurado por Robert Owen (1771-1858)  parte de la profunda convicción de que el “hombre y la mujer” pueden mejorar humanamente.

Esta convicción nos ilustra que tal afirmación proviene de un análisis de la sociedad industrial tal y como se le presentó, es decir, sociedades injustas que promovían la desigualdad social. Tal situación enojosa, contraria al mejoramiento humano, prosigue en la actualidad.   

El industrialismo, etapa segunda del capitalismo, produjo enorme infortunio a los trabajadores, hombres, niños y mujeres, y se construyó sobre esa base el esquema educativo patriarcal y disciplinador, profundamente individualista.

Owen con mirada crítica alentó  la reforma de esa sociedad, cuyo producto era contrario a lo humano, por tanto, debía ser transformado y sentenció que “Esa transformación de un orden en otro es impuesta por una tremenda necesidad que hasta ahora ha producido padecimientos suficientes para estimular la búsqueda de un alivio y esforzarse en alcanzar la felicidad que todos los seres vivientes anhelan”.

No necesitamos extremar nuestro análisis sobre esa sentencia humanizadora y traerla a la actualidad en que campea el neoliberalismo, la decadencia institucional, frágil sistema democrático y tendencia a la opresión social.

En dondequiera que sea posada nuestra mirada encontraremos sistemas educativos en decadencia, obsoletos que en vano proclaman modernidad y calidad educativa porque al fin no se desprenden de las pedagogías individualistas, he allí el meollo de la cuestión: Los gobiernos que adopten  al cooperativismo como sistema educativo, apuestan al desarrollo socio-económico, buscan el buen vivir de sus pueblos en razón a las bondades pedagógicas del cooperativismo.

Está claro para quien quiera comprender que, históricamente, la educación es un instrumento, es un reflejo reproductivo del modelo de sociedad que nace desde la concepción de mundo, del hombre, de la empresa que el poder real dominante y sus gobiernos títeres sostienen pese a la crisis civilizatoria desatada y que es irreversible.

Por ello, el cooperativismo es un movimiento socio-económico contestatario al capitalismo. Y su modelo educativo expresa su concepción transformadora de las sociedades individualistas.

“Esa transformación hará que desaparezcan las disputas entre los individuos y las naciones acerca de aquello que es misterioso y naturalmente no descubierto; ni habrá discusiones en torno a las leyes humanas, cuando las leyes de naturaleza definida, fija e inmutable, se orienten a asegurar el bienestar y la máxima felicidad del hombre”, nos ilustra Owen.

Organización de cooperativas escolares.

http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL003538.pdf

Se alude muy frecuentemente que en la Argentina el proceso político del movimiento peronista y su impronta transformadora socio-económica, fue un proceso de revolución inconclusa.

De allí la importancia de rescatar de ese proceso transformador social el rol que se le asignara en el Plan estratégico Quinquenal del Estado peronista a la educación cooperativa escolar.

Se pretendió la cooperativización de la producción como base y sustento del inicio de una nueva civilización argentina justa, libre y soberana post-segunda guerra mundial ya que ese acontecimiento bélico implicaba un nuevo orden mundial.

Fijó Perón:

«El Cooperativismo tiene su forma de  resurgimiento  universal mejor  sentadas en la República Argentina. ¿Por qué razón?  Porque el Estado propugna ahora el  cooperativismo”, fijo Perón.

«Asimismo el Estado, mediante todos sus centros de enseñanza, promoverá la formación de una nueva conciencia nacional  agraria hacia el cooperativismo”.

“El sector  cooperativista forma así el puntal más importante en la organización del pueblo.»

“Deseo al sector cooperativista organizado no  sólo para las  actividades de la producción sino también para «todas las actividades».

«La reforma económica  que vamos realizando  es la base  del  cooperativismo”.

Para llevar adelante este formidable programa de educación y desarrollo cooperativo escolar- ProDeCoop-Escolar-se creó por  “Resolución  Ministerial  del 28/1/1954, la Comisión de Cooperativas Escolares,  integrada por tres inspectores de enseñanza -uno por cada una de las Direcciones  Generales de Enseñanza- y un inspector administrativo de la Dirección General de Administración, tendrán a su cargo la dirección superior de las actividades cooperativistas que se desarrollen en los establecimientos de enseñanza”.

Es dable concluir que, para retomar esa épica transformadora peronista, que es  imprescindible, por cierto, ante la debacle neoliberal y a fin de no repetir fórmulas políticas públicas ya perimidas e inútiles para el pueblo, concluimos que los gobiernos que no adopten como sistema educativo al cooperativismo, apuestan al statu quo, al quietismo, a la mediocridad educativa.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

 

Autor: José Yorg

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