Page 269 of 455
1 267 268 269 270 271 455

«La educación debe reconocer la individualidad de cada estudiante»

Estados Unidos / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Semana Educación / Fuente: Semana

Fernando Reimers, director del Programa de Política Internacional de Educación de la Universidad de Harvard, habló sobre los desafíos del sistema educativo y su experiencia como docente en una de las mejores universidades del mundo.

SEMANA EDUCACIÓN (S.E.): ¿Cuál es la estrategia de Harvard para formar a los mejores profesionales?

FERNANDO REIMERS (F.R.): La institución comprende tres entidades académicas diferentes en sus propósitos y autónomas entre sí: los estudios de pregrado en Harvard College, los estudios de postgrado académico en la facultad de Artes y Ciencias y los estudios de posgrado en las doce escuelas profesionales. Cada una tiene programas propios de selección y currículo con los que forman a estudiantes para ser líderes en sus respectivos campos de preparación. Por ejemplo, en el programa de maestría en políticas educativas que dirijo, donde recibimos unas ochenta personas anualmente, los estudiantes han tenido experiencias profesionales diversas en educación en múltiples países del mundo. Durante la maestría, toman cursos en política educativa los cuales incluyen oportunidad de realizar trabajos de asesoría con líderes en instituciones de gobierno, así como presentar sus trabajos en conferencias donde son discutidos también por líderes. Algunos también tienen que desarrollar un plan para crear una institución educativa. Las pedagogías en los cursos son diversas e incluyen desarrollo de proyectos, métodos de casos, actividades extracurriculares y metodologías de aprendizaje activo y centrado en los estudiantes.

S.E.: ¿Con qué habilidades deben contar las personas que quieren optar por ser parte de la universidad?

F.R.: Harvard es una institución selectiva de 22.000 estudiantes. Los requisitos de admisión varían de acuerdo con los propósitos de cada unidad académica. Por ejemplo, en el programa de maestría de Políticas Educativas es importante tener experiencia profesional, lo cual no es esencial en otros posgrados. En general los comités de admisión se aseguran de que los candidatos tengan las capacidades para tener éxito en sus estudios y vocación para hacer una contribución significativa en su campo profesional. Estos comités estudian cuidadosamente el desempeño académico de quienes se presentan, los ensayos en los que describen sus aspiraciones profesionales, las cartas de recomendación y su desempeño en las pruebas estandarizadas de razonamiento y, para quienes no hablan inglés como primera lengua, en las pruebas que demuestran su competencia en ese idioma. Yo animaría a más estudiantes de Colombia a presentarse a los programas de Harvard porque la única manera cierta de conocer qué posibilidades tiene un candidato de ser admitido es postulándose.

S.E.: ¿Qué estrategias deben impulsar los gobiernos y la academia para incidir en la mejora de la calidad de la educación?

F.R.: En la tarea de lograr una educación relevante y personalizada para cada estudiante, se requieren esfuerzos y presupuesto que excedan los recursos de las instituciones, por lo que se hace necesario crear redes de mejoramiento educativo formadas tanto por un grupo de escuelas como por un grupo de universidades, y promover asociaciones entre estas redes y otros actores. El objetivo de estas uniones debe ser generar conocimiento sobre cómo mejorar la educación y traducirlo en tecnologías que permitan difundir nuevas prácticas que incluyan programas de estudio adecuados, pedagogías efectivas e innovadoras, materiales de instrucción efectivos, profesores bien formados, una gestión y organización que apoye la efectividad y la innovación continua y los recursos financieros para sustentar este sistema de educación. Las alianzas entre escuelas, universidades y gobiernos son una de las varias formas posibles de articular estos elementos. Las universidades pueden participar en el desarrollo de currículo y de materiales y tecnologías educativas, en alianza con profesores y directivos en redes educativas, mientras que los gobiernos pueden facilitar la articulación y los recursos.

S.E.: ¿Hay una falta de articulación entre la academia y el sector productivo en estos momentos?

F.R.: Las universidades juegan un rol muy importante, no solo para desarrollar los recursos humanos para las demandas del sector productivo, sino para preparar a los líderes sociales, políticos y los que crearán nuevas empresas. Las universidades son esenciales como lo es la escuela pública y la democracia. Es fundamental que las comunidades universitarias creen vasos de comunicación fluidos con el resto de la sociedad y que resistan la tentación de mirarse el ombligo. Tienen que asumir su responsabilidad histórica con el fin de impulsar el progreso social sobre la base de los valores democráticos de la libertad y de la igualdad. Para lograrlo, deben no solo educar a los estudiantes universitarios, sino asumir su tarea de educar al resto de la sociedad en temas que requieren del saber experto que se genera al interior de las universidades. Es la única forma de inocular a los ciudadanos contra demagogos que promueven la ignorancia y el antiintelectualismo.

S.E.: ¿Cuál es el estado de la educación en el mundo?

F.R.: Hay grandes esfuerzos en muchas partes del mundo por hacer que las escuelas sean cada vez más efectivas y más relevantes y para que, verdaderamente, empoderen a los jóvenes para convertirse en arquitectos de sus propias vidas y personas con la capacidad y el deseo de mejorar las comunidades de las que forman parte. La hiperconectividad del mundo en que vivimos nos permite hacer de la innovación educativa un verdadero laboratorio global que acelere el ritmo con el que podemos aprender. La tarea de educar es una de las profesiones de mayor importancia para el futuro de la humanidad.

S.E.: ¿Qué competencias y habilidades necesitan las nuevas generaciones?

F.R.: Las que les permitan desarrollar un proyecto de vida como agentes de mejoramiento de las comunidades de las que forman parte por la vía de la creación, el trabajo productivo y la participación social y cívica. Con varios de mis estudiantes he desarrollado dos programas de estudios para el desarrollo de la ciudadanía global que ejemplifican cómo un currículo puede estar alineado con propósitos de desarrollo sostenible.

S.E.: ¿Cómo debe ser la educación del futuro?

F.R.: Es muy importante que la educación a todos los niveles prepare a los estudiantes para comprender el mundo en el cual viven, para discernir cómo vivir con sentido y para encontrar formas de contribuir al mejoramiento de las comunidades de las que forman parte, desde sus familias, sus vecindarios, sus ciudades, sus países y la comunidad mundial. Dado que el mundo en que vivimos cambia continuamente, en buena parte porque el desarrollo de tecnologías basadas en la ciencia han extendido la duración de la vida humana y han cambiado las formas de producir bienes y servicios, es esencial que las instituciones educativas mejoren continuamente su capacidad de ofrecer una educación relevante a estas nuevas realidades. La educación debe reconocer la individualidad de cada estudiante, tanto en sus intereses como en su estilo y capacidad de aprendizaje, y ofrecer oportunidades personalizadas para que cada persona desarrolle su máximo potencial.

Fuente:

http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-con-fernando-reimers-de-la-universidad-de-harvard/538297

 

Comparte este contenido:

“En los próximos años veremos un desarrollo muy importante de la educación en línea”

Chile / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Diego Guerrero / Fuente: El Día

Respaldado con el éxito de «Tu Clase, tu País», el profesional señaló las principales ventajas y desafíos que enfrenta la educación en línea, así como los beneficios de contar con profesionales adaptados a los requerimientos de la educación del siglo XXI.

Como un apoyo al desarrollo profesional de docentes, «Tu Clase, Tu País» entrega desde hace cinco años capacitaciones a profesionales de la educación en siete país de Latinoamérica, Colombia, Brasil, Venezuela, República Dominicana, Argentina, Chile y Uruguay.

A través del trabajo en asociación al Ministerio de Educación con del centro de perfeccionamiento para colegios públicos y también en trabajos con colegios privados y profesores de manera individual, la iniciativa busca entregar a los profesores distintas herramientas para que puedan entregar mejor educación a sus estudiantes, a través de clases en línea.

Eugenio Severin, profesional tras esta iniciativa, que ha dedicado gran parte de su vida profesional al trabajo en educación, habló con Radio Mistral sobre los principales desafíos de la educación online, amparado tanto en su experiencia como en el trabajo que realiza Tu Clase, Tu País, de la cual es co-fundador y director ejecutivo.

¿De qué manera estos cursos ayudan a la formación de los profesores?

“El de los profesores es un mundo que tiene una enorme tradición de formación permanente, lo que nosotros hacemos es justamente tratar de acompañarlos en el desarrollo de nuevas metodologías, nuevas prácticas educativas, más acorde a las necesidades de los estudiantes y por otro lado, también con otras experiencias como la formación de comunidades en red, uso de portafolios, etc. Vamos acompañando a los profesores para que tomen el control de sus procesos formativos y su desarrollo profesional”.

¿Cómo trabajan con las personas para mantenerlas comprometidas con una educación en línea?

“El trabajo de los tutores es muy importante, retroalimentando y acompañando el trabajo de los profesores mientras están haciendo el curso, hay una serie de herramientas que van manteniendo mensajes con ellos y aprovechando las ventajas de la tecnología para detectar cuando un profesor lleva varios días sin conectarse o con algún retraso en la materia y por lo tanto lo podemos contactar, ver cómo podemos ayudarlo, sacarlo adelante”.

¿Se puede adquirir realmente un aprendizaje significativo con este tipo de formación?

“Si, la verdad es que la evidencia internacional es bien clara en el sentido de que la formación en línea tiene tantas virtudes o ventajas como la formación presencial y tiene los mismos inconvenientes, es decir que es una buena educación. Un curso bien pensado, con una institución seria, con académicos prestigiosos que usan contenido de calidad, es igualmente buena que la educación presencial. También es igualmente mala si no cuenta con esos atributos, es decir, que el factor que sea en línea o no, no está directamente vinculado a la calidad de resultados, sino que está vinculado a las características que esa formación tiene”.

¿Qué pasa con los resultados de los alumnos de los profesores que se capacitan mediante la educación online?

“Hay un estudio muy importante que investigó el impacto que tenía en los estudiantes el que sus profesores se formaran en plataformas en línea, se realizó con paradocentes de matemáticas y de lenguaje y los resultados en ambos casos fueron positivos, habían entre un 6% y 7% de mejores resultados de aprendizaje, lo que ocurre en nuestro país y en Latinoamérica es que tendemos a desconfiar de este modelo, porque durante muchos años además se hizo de manera muy poco profesional, muy poco seria, se tomaban los mismos cursos presenciales y esos materiales se convertían en archivos PDF y quisimos creer que eso era formación en línea”.

¿Cuáles son las principales ventajas y desafíos de la educación On-line?

“Permite que las personas puedan acceder a ella desde lugares remotos, cuando el desplazamiento puede ser dificultoso, o por ejemplo da más flexibilidad en el manejo del tiempo a las personas que participan, porque pueden elegir cuál es el mejor momento del día para acceder a los contenidos que estudian en el curso. El desafío más importante es que requiere grandes niveles de autocontrol, de autonomía para poder cumplir con las materias, porque no hay alguien que lo está controlando en una sala de clases”.

¿Cómo es la educación en línea en otras partes del mundo?

“En Estados Unidos y Europa el desarrollo de la educación en línea ha sido tremendo y creo que eso está llegando ya a América Latina con plataformas mucho más ricas, que permiten una experiencia mucho de aprendizaje mucho más interesante. Yo creo que durante los próximos años veremos un desarrollo muy importante de la educación en línea, el mundo contemporáneo nos pide seguir formándonos a lo largo de toda la vida, ya no basta con lo que aprendimos en la escuela, en el liceo o incluso en la universidad, si queremos seguir siendo profesionales competentes, tenemos que seguir formándonos y por lo tanto en el contexto de adultos que trabajan, la formación en línea va a ser muy importante, como un elemento de formación permanente”.

¿Cuál es su visión sobre la educación que se entrega en Chile?

“En cuanto a la educación escolar hay un consenso bastante amplio, primero siempre es bueno ver el vaso medio lleno y el vaso medio vacío, el vaso medio lleno es que llevamos 30 años con alta prioridad en la educación en inversión, eso significa que hemos crecido muchísimo en la cobertura, ha crecido la calidad de la infraestructura de las escuelas, les pagamos mejores sueldos a los profesores, aunque todavía falta seguir creciendo, tenemos mejores textos escolares, mejores prestaciones, todas las condiciones alrededor del aprendizaje en Chile ha mejorado muchísimo en estos 30 años y creo que es motivo de orgullo lo que hemos hecho como chilenos en esa línea”.

¿Qué aspectos falta por fortalecer?

“Donde estamos al debe es que efectivamente la calidad del aprendizaje sigue siendo muy baja y ahí es donde viene el cuestionamiento de que gracias a que tenemos estas condiciones nos llegó el momento de hacernos la pregunta de fondo, la pregunta por la calidad, por la forma en que aprendemos y nos actualizamos de manera que sea más consistente con las expectativas, los intereses, las características de los estudiantes del siglo XXI que con toda seguridad son muy distintas de las características de los estudiantes del siglo XX, XIX o XVIII que es cuando el sistema educativo actual fue diseñado.

Fuente de la Entrevista:

http://www.diarioeldia.cl/pais/educacion/en-proximos-anos-veremos-desarrollo-muy-importante-educacion-en-linea

Comparte este contenido:

Entrevista a Nuria González: «Hay que separar la educación del poder y la religión»

03 Septiembre 2017/Fuente:elmundo /Autor:José Luis Romo

A Nuria González (Málaga, 1962) muchos la descubrieron como presentadora de El rival más débil. En el programa, lanzaba las preguntas en plan institutriz germana y, ahora, ella es la alumna en El florido pensil. Niñas, una mordaz comedia sobre la educación nacionalcatólica, basada en el popular libro de Andrés Sopeña.

P:Qué te animó a aceptar este proyecto?

R: Para empezar, que era un texto divertidísimo y creo que hay que reírse de según qué desgracias. Además, tengo unas compañeras que van a hacer de este viaje una aventura inolvidable.

P: Se hizo una versión masculina de esta obra con mucho éxito, ¿pudiste verla?

R: No, no la vi pero sí que había leído el libro de Andrés Sopeña en el que se basan ambas funciones. Para una persona que ha tenido 14 años de educación franquista todo me sonaba, pero era muy extraño verlo por escrito y con esa ironía. El montaje parece teatro del absurdo porque todo lo que nos enseñaban no tenía pies ni cabeza… ¡pero es real! Es un teatro del absurdo involuntario, a Mihura le hubiese encantado.

P:¿La educación femenina era muy diferente a la masculina?

R: Bueno, la filosofía era la misma, educarnos en ese miedo a la autoridad, en la imposición y hacernos dóciles con el poder. Yo tuve la suerte o la desgracia, según se mire, de que era una niña muy obediente y disciplinada y nunca me pusieron la mano encima pero alguna vez sí que me cayeron las orejas de burro. Solían regañarme por hablar con una compañera o dibujar al margen de los apuntes. Cuando pasaba lo segundo, te colgaban con un alfiler lo que habías hecho al babi para que todos vieran tu pecado. Era algo muy medieval.

P: ¿Cómo puede ser que tantos años después la educación siga siendo un problema aún sin resolver en nuestro país?

R: La utilización política de la educación debería estar penada por ley. No se puede adoctrinar a los niños. La verdad es que yo no tengo hijos, así que no me ocupo de este tema desde que dejé el instituto pero creo que está muy mal enfocado. Es absurdo que los niños se dediquen a memorizar cosas que luego van a olvidar. Lo importante es que se enseñe a pensar, que se satisfaga la curiosidad… Ahora, el sistema está basado en que los críos pasen ocho horas en clase para aprender a ser esclavos sin rechistar y que luego trabajen 10 horas por dos duros. Los profesores más apasionados acaban con depresión. Es importante separar la religión y el poder de la educación.

P:¿Cómo mejorarías esta situación?

R:Habría que recuperar cosas como la Botánica, que hace que los niños se den cuenta de que somos parte de un planeta que hay que cuidar. También la Literatura y el Latín, las humanidades son importantes porque nos sitúan en el mundo y nos abren la mente.

Fuente de la entrevista: http://www.elmundo.es/metropoli/teatro/2017/08/30/59a5591b468aebaa4d8b45a2.html

Fuente de la imagen:

http://e00-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2017/08/30/15040953142329.jpg

Comparte este contenido:

Entrevista a Carlos Fritzen: “Nuestro más grande compromiso es con el fortalecimiento de los sistemas públicos educativos»

Entrevistamos a Carlos Fritzen, Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría, red regional que acaba de integrarse a la CLADE.

“Ser miembro de la CLADE, nos permite aunar esfuerzos regionales con diferentes organizaciones en los diferentes procesos de incidencia”, nos dice en entrevista Carlos Fritzen, Coordinador General de Fe y Alegría, red regional que se ha anunciado como el más nuevo miembro de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE).

Durante esta charla, Fritzen comenta los principales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe, y además explica de qué manera sumarse a la red CLADE puede fortalecer las actividades que la Fe y Alegría viene impulsando a nivel regional.

¿Cuáles son las principales actividades en defensa del derecho a la educación que Fe y Alegría ha impulsado a nivel regional?

La Federación Internacional de Fe y Alegría aporta como un movimiento de más de un millón de personas, entre estudiantes, educadoras/es, madres y padres, en 17 países de América Latina y el Caribe. Hablamos de un total de 2.000 centros educativos, desde la educación infantil a la secundaria, técnica y programas de segunda oportunidad. Nuestro más grande compromiso es con el fortalecimiento de los sistemas públicos educativos. Por lo tanto, tenemos fuerte arraigo y presencia en comunidades vulnerables que pelean y exigen su derecho a la educación.

Cuando se trata de temas como el derecho a una educación pública y de calidad, nos unimos con otras organizaciones, desde el nivel local, donde se ubican actividades educativas más allá de lo que puede ser un centro, una escuela, donde estamos incidiendo y participando. Eso se refleja también cuando hay acciones que se extienden regionalmente, cuando nos articulamos con redes que trabajan por el derecho a la educación, como por ejemplo CEAAL y ALER, en todos los países en los cuales estamos presentes.

En muchos de esos espacios somos miembros de consejos consultivos, como es el caso del Sistema de Integración Centroamericano (CC-SICA) y la UNESCO, que aportan varios niveles de reflexión. Son alianzas locales y regionales con diferentes organizaciones que impulsan iniciativas por una educación pública de calidad.

También nos articulamos con organismos regionales que impulsan iniciativas para la incidencia por «una educación de calidad, como derecho», como los Catholic Relief Services (CRS), Glasswing, Feed the Children, Asociación de Colegios e Universidades de la Compañía de Jesús, entre otros.

Tenemos así una base de trabajo, que es la incidencia desde las comunidades, y se articula siempre a nivel de estado, de país o internacional. Ahí está la fuerza de la Fe y Alegría, porque tenemos gente que está en la raíz del problema, donde está impactando la falta de políticas públicas, de recursos, de financiación y de respeto a las y los profesoras/es y profesionales de la educación.

Nos preocupamos en pensar de manera estratégica, como dice Boaventura de Sousa Santos, a partir de la localización del problema para la regionalización del problema y ahora la mundialización del problema.

¿Cuáles son, en tu mirada, los actuales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe?

Un tema fundamental que identificamos es la privatización creciente de la educación, la concepción de la educación como un negocio, como un producto de mercado. Eso impacta muchísimo lo que tenemos como propósito.

La privatización va junto con un enfoque de la educación y la labor educativa como un trabajo técnico. Hay una ideología de la «calidad de la educación» medida en algunos rubros, con rechazo a una perspectiva de integralidad en la formación de la persona. Artes, valores, humanidades, salud, están fuera. Cuando todo se centra en lo que el mercado requiere, la ideología pedagógica sostiene el interés privatizador.

Por otro lado, nos preocupamos también con la crisis de la cooperación internacional y los recortes en la inversión educativa. Sabemos que hay una crisis más amplia y que eso impacta los recursos disponibles para fortalecer los procesos educativos. También tenemos un escenario de ausencia de políticas de Estado que respondan a grandes pactos sociales.

Otro gran desafío es la desigualdad creciente en la calidad educativa. Es necesario el desarrollo de políticas educativas que garanticen la equidad y la pertinencia dando más y mejor educación a quienes menos tienen, a fin de compensar las desventajas de su situación de partida.

La necesaria dignificación y cualificación de la profesión docente es otro reto muy grande para nuestra región, así como la inclusión de personas con necesidades educativas especiales. Sin embargo, tenemos una gran oportunidad de cambiar todo. La Agenda 2030 es un marco que nos compromete a todos y que ofrece la oportunidad de trabajar juntos para lograrlo.

¿Cómo se despertó la idea de sumarse a la red CLADE y cuál es la importancia de esta alianza?

Fe y Alegría siempre ha estado comprometida con la defensa y promoción del derecho a la educación y hemos formado parte en la Campaña Mundial por la Educación (CME), desde su inicio. Por otro lado, muchas de nuestras organizaciones nacionales forman parte en las coaliciones o foros nacionales miembros de la CLADE y la CME.

Ser miembro de la CLADE, nos permite aunar esfuerzos regionales con diferentes organizaciones en los diferentes procesos de incidencia, fortaleciendo nuestra lucha por el derecho a la educación. Esta alianza nos permite, asimismo, acceder a un espacio privilegiado y recíproco para compartir aprendizajes; y evitar la duplicidad de esfuerzos, estableciendo sinergias regionales y mundiales.

Fuente entrevista: http://v2.campanaderechoeducacion.org/es/noticias/787-2017-08-28-18-26-41.html

Comparte este contenido:

Entrevista: Bauman: En el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda

Europa/Polonia/Septiembre del 2017/Noticias/http://www.elmundo.es

 

Por. Gonzalo Suárez

Visitamos al último gran pensador europeo en su guarida de Leeds. Allí habla de su última obsesión: cómo los políticos usan a los refugiados en beneficio propio.

Cuando escucha la primera pregunta, Zygmunt Bauman se endereza levemente sobre el estampado floral de su butaca. Luego arquea sus cejas, con pelos largos como meñiques. Y, tras una interminable calada a su pipa, masculla una respuesta: «Por favor, come un poco… Necesito tiempo para pensar».

El sociólogo señala el bufé que ha preparado en la mesita de su salón: fresas con nata, bizcocho casero, frutos secos y zumo de pera. No es el único detalle inusual: frente a tantos intelectuales de renombre, Bauman renuncia al piloto automático en las entrevistas. A cambio, lo que llega a continuación de su pausa no es una simple respuesta, sino un discurso de más de 15 minutos repleto de meandros argumentales y citas rebuscadas, más parecido a una de sus lecciones en la Universidad de Leeds que a un simple encuentro con un periodista extranjero.

La excusa de la visita a su hogar esta mañana de otoño es Extraños llamando a la puerta (Paidós). En su nuevo ensayo, el polaco, de 91 años, engarza la crisis de refugiados con la idea capital de su obra: la modernidad líquida. Es decir, cómo los pilares sólidos que apuntalaban la identidad del individuo -un estado fuerte, una familia estable, un empleo indefinido…- se han ido licuando hasta escupir una ciudadanía acongojada por la zozobra permanente y el miedo a quedarse atrás.

«Los europeos -truena la voz del precariado con su inglés de fuerte acento polaco- nos encontramos con la llegada repentina de millones de personas que, hasta hace unos años, tenían vidas muy parecidas a las nuestras: trabajos de calidad, casas propias, ambiciones profesionales… Y, de golpe, son refugiados que lo han perdido todo por culpa de la guerra. Su aparición en masa nos hace conscientes de cuán frágil, inestable y temporal es la presunta seguridad de nuestras vidas. La inmigración nos provoca tanta ansiedad porque ese miedo a perderlo todo ya estaba ahí, latente, por la creciente precariedad de la vida occidental. Y cuando ves a miles de refugiados que acampan en una estación de tren europea, te das cuenta de que ya no son simples pesadillas, sino realidades que puedes ver y tocar».

Desde su primera respuesta, Bauman deja claro que a él no se le entrevista: se le escucha. Sus intervenciones son tan frondosas como su bibliografía. Unas veces responde las preguntas que se le formulan; otras, las ignora con descaro. Y es difícil adivinar si no las ha escuchado -es duro de oído- o si, simplemente, disimula cuando la charla toca temas que no le interesan. Así ocurre, por ejemplo, con el Brexit y la deriva xenófoba del Reino Unido, que tan generosamente le acogió a principios de los 70 tras la purga antisemita de su Polonia natal. Tres preguntas, cero respuestas.

Tras su arenga inicial, Bauman está exhausto. Sufre reúma, tose sin parar y tiene el corazón delicado. Así que pide parar un rato: «Por favor, come un poco más hasta que vuelva». Y, con paso inestable, se escapa al baño.

En su ausencia, aprovechamos para husmear en su salón. El sociólogo y ensayista lleva casi medio siglo atrincherado en esta casa de las afueras de Leeds. Pese a las ofertas de las mejores universidades del mundo -Yale, Oxford, LSE-nunca quiso abandonar este anónimo chalé, con su jardín descuidado y su puerta herrumbrosa junto a una carretera repleta de vehículos. Sí: el archienemigo del consumerismo contemporáneo predica con el ejemplo.

En el piso de abajo hay un despacho, una cocina, un baño y un salón repleto de butacas. Bauman siempre se sienta en la misma poltrona, de sobrio estampado y ubicada junto a la ventana. Allí guarda su pila de libros, que corona la versión inglesa de El tango de la guardia vieja, la novela de Arturo Pérez-Reverte.

Al cabo de unos diez minutos, Bauman regresa al ruedo. Pese a la fatiga, mantiene su melena de genio loco, su mirada curiosa y su sequísimo sentido del humor. «Es usted insultantemente joven, así que no recordará cuando no existían chismes como esos», dirá luego, señalando una tableta con cierto gesto de desdén.

Eso sí, pese a su aparente fragilidad, el polaco mantiene una producción estajanovista. Dos días después de la entrevista, realizará una visita a un festival literario en Florencia. Mientras tanto, sigue cebando su obra, a razón de dos títulos al año. Ya prepara su próximo libro, bajo el título en inglés de Retrotopia, sobre el poder decreciente de los estados-nación. Aunque hoy prefiere hablar de la tesis central de Extraños llamando a la puerta.

Si los refugiados son tan parecidos a nosotros, ¿por qué reaccionamos con pánico en vez de empatía?
Sí, supongo que podríamos. Pero también hay motivos para sentirnos temerosos, inseguros, llenos de ansiedad. Por algo los llamo extraños. Tú sabes, más o menos, lo que tus amigos van a hacer. También sabes, más o menos, lo que tus enemigos van a hacer. Pero los extraños no son amigos ni enemigos: simplemente son otros. Y no traen una etiqueta que diga «ámame», ni «ódiame», ni «devuélveme a casa» o «méteme en un campo de concentración». Sólo generan incertidumbre total. Y a nadie le gusta la incertidumbre.
Angela Merkel trató de reaccionar con empatía…
…Y le duró una semana o dos. Los políticos tienen un claro interés en exacerbar la ansiedad popular hacia los refugiados. Hace un tiempo, los poderes políticos justificaban su razón de ser por su capacidad para protegernos colectivamente frente a las catástrofes individuales: caer enfermo, perder tu casa… Ahora, sin embargo, el poder político de los estados-nación se ve impotente ante las decisiones de los poderes económicos globales. Si el ministro más poderoso no puede garantizarte seguridad frente a los caprichos del destino, ¿cómo justifica su existencia?
Dígame.
Fácil: generando ansiedad, miedo al terrorismo, miedo al extraño, miedo a la gente que viene aquí a comerse nuestro pan y a quitarnos nuestros trabajos. ¡Es un sucedáneo maravilloso! Eso es lo que hacen Marine Le Pen y otros movimientos similares: sacar capital político de exacerbar el miedo al extraño.
Quizá no sea sólo culpa de los políticos. Merkel lo intentó y se hundió en las encuestas. ¿No tienen responsabilidad los ciudadanos?
Tú dices «unos u otros». Yo respondo «unos y otros». Es una posibilidad que surge y los políticos se abalanzan sobre ella.
Usted suele mencionar al Papa como excepción. Pero, claro, él no tiene que responder ante un electorado hostil….
De todas formas, es un hombre valiente… Yo suelo usar el concepto de interregno, del filósofo italiano Antonio Gramsci. La antigua forma de hacer las cosas ya no funciona, pero aún no hemos encontrado la nueva forma de funcionar. Así que hay un vacío entre las reglas que ya no sirven y las que aún tenemos que imaginar. Lo que tú haces es señalar las contradicciones de unos líderes frente a otros, preguntar quién es mejor… Eso está bien, pero el verdadero debate es cómo llenar este vacío.
Según usted, los políticos han tratado de camuflar este vacío convirtiendo un asunto moral, como acoger a los refugiados, en un problema de seguridad ciudadana…
Cuando el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dice que «todos los terroristas son inmigrantes», lo que insinúa es que «todos los inmigrantes son terroristas». Es una mentira, claro. Tan ridícula como decir que «todos los polacos son sociólogos». Y olvida algo muy importante: los terroristas de París o Londres eran personas que crecieron en el país contra el que atentaron.
Pero también es un discurso cómodo para los ciudadanos: si sus líderes tachan de terroristas a los refugiados, ya no sienten la responsabilidad moral de preocuparse por ellos.
Sí, pero, de forma imperceptible, esa incertidumbre que nos atemorizaba y que provenía de la constatación de que la red social es cada vez más endeble queda subsumida bajo la obsesión por la seguridad de las fronteras. Los políticos atizan el miedo al extranjero para ocultar su ineficacia ante los poderes globales. Esto es muy cómodo, porque la lucha contra el terrorismo es algo visible, algo tangible, que pueden vender en televisión. Vimos tanques en las calles de París, policías asaltando pisos de presuntos yihadistas… Eso da la sensación de que los gobiernos nacionales mantienen su poder: «¡No estamos sentados! ¡Estamos actuando!».
Junto a los atentados del Estado Islámico, este año se recordará por el Brexit, el auge de Donald Trump… ¿Es 2016 el año más ‘líquido’ que recuerda?
Hace décadas que acuñé el concepto de modernidad líquida para definir la sociedad actual. Y es un concepto cada vez más real. Como trabajas en un periódico, te drarás cuenta de que los titulares deben cambiar día tras día. Para retener a tus lectores, debes administrarle nuevas sensaciones y nuevos temores de forma regular…

Un nuevo ataque de tos interrumpe al sociólogo. Aleksandra, la asistente que le cuida desde el fallecimiento de su esposa, le ofrece una pastilla. Él se la toma y solicita otro descanso: «Apenas llevamos una hora de charla, pero ya estoy exhausto… Por favor, come más. O, si no, te puedes llevar el bizcocho en un tupper».

A la vuelta de su paseo, se apoltrona de nuevo en su butaca predilecta y pide acortar la entrevista. «Sólo dos o tres preguntas más», ruega. Pero, de inmediato, se enzarza en una airada disección de la saturación informativa en la era de internet, como si se hubiera olvidado de su propio cansancio: «Es una paradoja de nuestro tiempo. Ahora tenemos acceso a más información que nunca. Una simple edición dominical del New York Times contiene más información que la gente más educada de la Ilustración consumía en toda su vida. Al mismo tiempo, los jóvenes actuales, los llamados millenials, que se hicieron adultos con el cambio de milenio, nunca se habían sentido más ignorantes sobre qué hacer, sobre cómo manejarse en la vida… ¡Todo es tan tembloroso ahora!».

¿De dónde surge esta paradoja?
Yo recuerdo los años en los que no había ni televisión. Así que imagina el optimismo que sintió la gente cuando salió de sus pueblos y abrió los ojos ante la world wide web. Internet aportaba los cimientos para crear una humanidad en la que todas las piezas estuvieran en contacto y se entendieran mutuamente. Sin embargo, los estudios sociales indican lo contrario: esta maravilla tecnológica no sólo no te abre la mente, sino que es un instrumento fabuloso para cerrarte los ojos.
¿Por qué?
Para protegerte a ti mismo de las posibilidades multiformes que te ofrece la vida. Hay algo que no puedes hacer offline, pero sí online: blindarte del enfrentamiento con los conflictos. En internet puedes barrerlos bajo la alfombra y pasar todo tu tiempo con gente que piensa igual que tú. Eso no pasa en la vida real: en cuanto sales a la calle y llevas a tus hijos al colegio, te encuentras con una multiplicidad de seres distintos, con sus fricciones y sus conflictos. No puedes crear escondites artificiales.
Usted sostiene que hemos olvidado cómo ser felices.
Lo primero, he de admitir que hay muchas formas de ser feliz. Y hay algunas que ni siquiera probaré. Pero sí que sé que, sea cual sea tu rol en la sociedad actual, todas las ideas de felicidad siempre acaban en una tienda. El reverso de la moneda es que, al ir a las tiendas para comprar felicidad, nos olvidamos de otras formas de ser felices como trabajar juntos, meditar o estudiar.
Usted ha vivido en sociedades muy distintas, del comunismo al capitalismo, durante nueve décadas. ¿Cuál es la más parecida a una sociedad feliz que ha visto?
¡Ja! Me niego a contestar esa pregunta. Mi papel como pensador no es señalar qué es una sociedad feliz y qué leyes hay que aprobar para llegar a ese lugar, sino interpretar la sociedad, averiguar qué se esconde tras las reglas que cumplen sus ciudadanos, descubrir los acuerdos tácitos y los mecanismos automáticos que convierten las palabras en acciones concretas. En definitiva, ayudar a los ciudadanos a entender lo que ocurre para que tomen sus propias decisiones. Sí, entiendo que es difícil encontrar sentido a la vida, pero es menos difícil si sabes cómo funciona la realidad que si eres un ignorante.
Es una tarea difícil en un mundo tan líquido como el actual.
Sí. El Papa Francisco dice tres cosas muy importantes sobre cómo construir una sociedad sana. La primera, recuperar el arte del diálogo con gente que piensa distinto, aunque eso te exponga a la posibilidad de salir derrotado. La segunda, que la desigualdad está fuera de control no sólo en el ámbito económico, sino también en el sentido de ofrecer a la gente un lugar digno en la sociedad. Y la tercera, la importancia de la educación para unir ambas cosas: recuperar el diálogo y luchar contra la desigualdad.
Entonces…
Escucha… Yo añadiría una enseñanza de la sabiduría china. Si piensas en el próximo año, planta maíz. Si piensas en la próxima década, planta un árbol. Pero si piensas en el próximo siglo, educa a la gente.
Usted estudió de cerca el fenómeno del 15-M. ¿Qué opina de su posterior evolución y del auge de Podemos?
Que hemos perdido la confianza en los viejos métodos de ejercer el poder y no sabemos cómo recuperarlo. Aquí, en el Reino Unido, ocurre lo mismo: aparecen y desaparecen nuevos partidos. Lo único que tienen en común es que su esperanza de vida es muy breve. Y eso ocurre porque piensan a corto plazo. Se limitan a reaccionar al último desafío, en vez de crear un modelo completo de sociedad.
Y ese ‘interregno’ del que hablaba, ¿cuánto durará?
Menos tiempo del que tardaron nuestros antecesores en crear un objeto punzante con el que penetrar otras sustancias. Y, aun así, tardaron otras decenas de miles de años en inventar un agujero en el que meter un palo y construir un hacha… Creo que nosotros tardaremos menos. Pero aun así será más tiempo del que la gente querría.
Fuente: http://www.elmundo.es/papel/lideres/2016/11/07/58205c8ae5fdeaed768b45d0.html
Imagen: https://lh3.googleusercontent.com/P4S2943W0GdGvfBgD2KpxvDFrwBYgLT8mPo2_l6K3NkYRxrBVrq6yzeBIOHGsSEe0hj8K6E=s85
Comparte este contenido:

Nancy Fraser, intelectual feminista: “Todo movimiento emancipador tiene que adquirir hoy una dimensión populista»

Por Tatiana Llaguno/ctxt.es

A raíz de las manifestaciones convocadas por el movimiento feminista contra la investidura de Donald Trump, Nancy Fraser, actualmente profesora de Filosofía y Política en la New School for Social Research de Nueva York, firmó –junto a muchas otras, como Angela Davis y Rasmea Odeh– un llamamiento a un ¨feminismo del 99%”, transnacional y anticapitalista. Su apuesta trata de construir un feminismo de mayorías, inclusivo, que rehúya la cooptación neoliberal. Con varias décadas de trabajo académico a las espaldas, en las que ha indagado cuestiones como la justicia, el capitalismo y el feminismo, Fraser es a día de hoy una de las más reconocidas intelectuales dentro del pensamiento crítico. Firme defensora de la estrategia emprendida por Bernie Sanders, crítica de Clinton y ferviente opositora a Trump, en esta entrevista analiza en detalle la situación política actual, posicionándose a favor de un “populismo de izquierdas” que se oponga al “neoliberalismo progresista” y al “populismo reaccionario”.

¿Cuál sería su evaluación de los primeros cien días de mandato del Presidente Trump? ¿Qué pueden decirnos estos meses sobre su proyecto, límites y posibles resistencias?

Diría que hay que señalar dos aspectos: por un lado, la facilidad con la que las corrientes más convencionales del Partido Republicano han conseguido recuperarlo y desarmar la dimensión populista de su campaña. Básicamente está dando marcha atrás en varios asuntos, como el NAFTA, que ya no pretende abandonar, sino renegociar. Está siendo arrastrado a una agenda de libre comercio y bajos impuestos. No hay ningún indicio medianamente serio de proyectos de infraestructura, algo que incluía en su campaña como fórmula de creación de empleo. Se dedica a hacer todos esos “gestos” mediáticos espantosos (como el veto a musulmanes, etc), sabiendo perfectamente que serán revocados por el poder judicial. Pero parece ser su forma de alimentar unas bases que, por otro lado, está engañando en cada una de las medidas económicas que toma. De hecho, si hacemos memoria, veremos que ganó a 17 rivales en las primarias del Partido Republicano con un discurso que apelaba a los trabajadores. Puede que el fraude no sea sorprendente, pero sí lo es la rapidez con la que está sucediendo.

Por otro lado, está la cuestión de la oposición, porque cuando haces todos estos gestos de los que hablamos, produces muchísimo miedo y rabia a la vez. Creo que podemos decir que existe de hecho una oposición movilizada contra Trump y que el país está más politizado de lo que lo ha estado en años. No obstante, es una oposición incipiente y diría que ambigua. Probablemente, la mayor y más poderosa parte de la resistencia a Trump está intentando volver a Obama o al clintonismo. Se trata de una oposición que pretende restablecer el statu quo. Desde mi punto de vista, esto es realmente insuficiente e incluso altamente problemático, ya que el statu quo anterior es lo que produjo a alguien como Trump. Así que hay un círculo vicioso: si volvemos a eso, tendremos mayores y peores Trumps. La otra posibilidad es que la resistencia se mueva en la dirección de un populismo de izquierdas, como el que Bernie Sanders efectuó en su campaña. En ese caso, no se trataría de restaurar la normalidad anterior a Trump. Creo que la oposición está rondando estas dos posibilidades y que ha habido una apertura lo suficientemente grande como para que las voces de una alternativa de izquierdas sean escuchadas. Con todo, aún existe una suerte de inercia en nuestras sociedades que empuja hacia lo que yo llamo, el “neoliberalismo progresista”.

Recientemente apoyó la candidatura de Jean-Luc Mélenchon en las elecciones francesas, aunque finalmente la decisión tuvo que tomarse entre Le Pen y Macron. Me gustaría conectar el caso francés con lo que argumenta en un libro publicado hace poco, donde explica que el dilema entre el neoliberalismo progresista y el populismo reaccionario puede ser entendido como una “elección de Hobson”. ¿Podría desarrollar esto un poco más?

Creo que hay paralelismos sorprendentes entre las últimas elecciones francesas y las presidenciales de 2016 en los EE.UU. Aquí tuvimos un aparente colapso de los dos principales partidos, que se tradujo en la pérdida de control de los votos de las bases por parte de las burocracias de los mismos. A partir de ahí tuvimos la espectacular victoria de Trump, que vino casi de ninguna parte, que nunca había ocupado un cargo electo, sin experiencia política previa, pero que finalmente consigue diezmar a los candidatos escogidos a dedo por los jefes del partido, que claramente querían a alguien como Rubio. Trump lo logra articulando un populismo reaccionario, que viene a ser una combinación entre el rechazo a una creciente financiarización de la economía, una defensa de la industria y de sus trabajadores, y una más que desagradable utilización de la población inmigrante, musulmanes, latinos, junto con una retórica misógina y racista. Mientras tanto, en el lado demócrata, teníamos a Sanders enfrentándose a Clinton, la candidata escogida por el aparato del partido, del cual supimos más tarde que aunque su deber era permanecer neutro, favoreció a Clinton en detrimento de Sanders. En este escenario, Clinton encarnaba el neoliberalismo progresista, Trump el populismo reaccionario y Sanders aquello que yo llamaría populismo progresista o de izquierdas. Para Sanders, la idea era mezclar una “política de reconocimiento” antirracista, antisexista y en favor de los inmigrantes junto con una “política distributiva” anti-Wall Street y en favor de la clase trabajadora.

Mutatis mutandis, podemos decir que en el caso francés Le Pen era nuestro Trump, Macron nuestra Clinton, y Mélenchon nuestro Sanders. En ambos casos, lo que fue eliminado fue la opción de izquierdas, en parte porque se cerraron filas detrás del neoliberalismo progresista, por miedo y por oposición al populismo de derechas. En ese sentido, las situaciones en Francia y EE.UU. eran bastante parecidas y firmé, junto a muchos otros, una carta instando a los electores franceses a evitar el mismo error que se había cometido aquí. Creo que debemos romper el círculo. Con la elección de Hobson –que es una expresión idiomática del inglés– quería decir que tanto el neoliberalismo progresista como el populismo reaccionario son opciones terribles, que además se refuerzan mutuamente de forma simbiótica. Si bien son por un lado opciones diferentes y opuestas, por otro, cada una crea las condiciones para que la otra se haga más fuerte. Por ello, es necesaria una tercera opción que rompa el esquema. Creo que al menos en los EE.UU. no todo está perdido, Sanders sigue siendo uno de los políticos más populares y mejor valorados, no parece querer irse a ninguna parte y espero que las fuerzas que ha sido capaz de movilizar tampoco desaparezcan.

En un artículo publicado a principios de año en la revista Dissent, defendió, como aquí, que lo que necesitamos es un populismo progresista. ¿Por qué cree que el populismo es la respuesta y cuáles sería para usted los beneficios y las limitaciones del populismo como lógica política?

Para mí, ‘populismo’ no es una palabra negativa. Jan-Werner Müller publicó el año pasado un libro diciendo que el populismo es inherentemente antidemocrático, excluyente, persecutorio, etc. Yo no estoy de acuerdo con esto y creo que es una mala definición del término. Me siento mucho más próxima a alguien como Ernesto Laclau, que veía el populismo como una lógica que podía ser articulada de muchas formas distintas. Es cierto que hay populismos reaccionarios, pero no tiene por qué ser siempre el caso. Por otro lado, para mí, el populismo no es la última palabra, no es una suerte de ideal al que llegar, sino más bien una fase política transicional, casi como aquello que los trotskistas llamaban “programa de transición”. Lo que yo quiero en último término es la emergencia de un socialismo democrático. Dicho esto, el lenguaje que surgió con el movimiento Occupy, y que ahora intento adaptar al feminismo, es el del 99% versus el 1%. Esto es claramente una retórica populista, es un lenguaje distinto del que utilizamos cuando hablamos de capitalismo global, de la clase trabajadora, aunque estos términos sean posiblemente más certeros a la hora de describir cómo funciona nuestra sociedad. Creo que hay una posibilidad de ganar y convencer a más gente ahora utilizando una retórica populista, pero claro, tiene que ser un populismo de izquierdas.

Hubo un punto en el que Sanders y Trump se solaparon un poco y fue en la discusión sobre aquello que Sanders llamó “economía distorsionada o amañada” [“rigged economy”], un término del cual Trump se apropió, porque evidentemente es una expresión que se entiende de forma inmediata. Si empiezas a hablar sobre las dinámicas de explotación y expropiación del capital, se vuelve más complicado. Así que para mí es un gran comienzo para empezar a cambiar la cultura política, para hacer a la gente pensar de forma más estructural sobre aquello que no funciona en nuestra sociedad. El 99% es evocador, y su función principal es sugerir que los trabajadores blancos víctimas de la desindustrialización y los afroamericanos encarcelados y expropiados son parte, potencialmente, de la misma alianza. Y que hay un grupo oligárquico, llamémoslo capital global financiero o lo que sea, que es el enemigo común. Esto es una re-organización del universo político inmensa, y es otra forma de articular un “nosotros” versus“ellos”. El neoliberalismo progresista articula superficialmente a inmigrantes, personas de color, musulmanes, LGTBIQ como el “nosotros” y convierte al hombre blanco en un “ellos”. Esto es una forma horrible de dividirnos, una forma que solo beneficia al capital. Para mí el populismo es una forma de cambiar el juego. Lo que lo hace progresista es que es inclusivo, el 99% es un número muy inclusivo. Por el momento es un discurso estupendo para movilizar y organizar.

En la construcción de esta fuerza populista y progresista contrahegemónica, parece haber una tensión entre la escala nacional y la transnacional. Normalmente, el neoliberalismo progresista se vende como abierto a la diversidad, cosmopolita, en oposición a los valores defendidos por un populismo de tipo reaccionario. ¿Cómo debería un populismo de izquierdas situarse en este debate? ¿Cómo debería habitar la tensión entre su carácter nacional-popular y la escala transnacional?

Creo que esta es una pregunta muy complicada y no estoy segura de tener una respuesta totalmente trabajada, pero es una de las cuestiones más importantes a tratar. Creo que al final lo que se necesita es un mayor internacionalismo en la izquierda, tenemos que volver a la vieja idea de un internacionalismo obrero hasta que consigamos estándares de protección laboral y del medio ambiente que sean transnacionales. No será posible resolver estos problemas de ninguna otra forma. Diría que cualquier forma de populismo progresista tiene que ser internacionalista y trabajar, en ese sentido, en la construcción de coaliciones y fuerzas transnacionales, además de trabajar en la protección de derechos de los territorios tal y como existen actualmente.

También ha dicho que cree que estamos en un momento de interregno, una situación política inestable pero también abierta al cambio. Partiendo de las declaraciones de Jean-Claude Juncker cuando afirmó aquello de “sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos después de hacerlo”, ¿diría que existe, entre las élites, una carencia de una narrativa sólida y que esto de alguna forma les pone más a la defensiva que a la ofensiva? 

Sí, estoy de acuerdo con este diagnóstico. No sólo la narrativa de Reagan y Thatcher ha desaparecido, sino también su continuación, la de Blair y Clinton. Hubo por un tiempo un intento de “nuevo laborismo”, de una tercera vía, del cual Obama fue también parte. Aquí, Bill Clinton fue el principal fundador y arquitecto del “Democratic Leadership Council”, que se encargó de llevar al Partido Demócrata en una dirección diferente a la tradicional, vinculada al New Deal. Y tenían una narrativa pero, sobre todo, una estrategia: decían que la demografía del país había cambiado hasta tal punto que ya no se necesitaba a la clase blanca trabajadora, que se podían ganar elecciones apelando a las clases altas, las clases medias suburbanas, los sectores tecnológicos y del entretenimiento, las minorías y las mujeres. Su narrativa era el neoliberalismo progresista.

Lo que sucedió en 2016 fue que esa narrativa se desgarró, así que ahora no tienen ni el bloque Reagan-Thatcher ni el bloque Clinton-Obama. ¿Qué tienen? Bueno, no diría que no son capaces de proponer nada nuevo, son gente muy creativa, y estoy segura de que en sus think tanks están intentando prever el próximo movimiento, pero hasta ahora no está del todo claro. Mi intuición es que intentan resucitar el neoliberalismo progresista bajo figuras nuevas, más sexys. Hillary Clinton no funcionó en ese sentido, así que intentarán encontrar a alguien que pueda llevar a cabo esa tarea. Y como dije antes, la oposición a Trump es ambigua y probablemente una parte de la misma podría ser convencida de nuevo, si una narrativa de izquierdas, convincente y amplia no se materializa. Pero hay definitivamente una crisis de legitimidad y de hegemonía y están buscando de qué forma pueden reconstituirse. Es un momento de apertura, para las Le Pen y los Trump, pero también para los Sanders y los Mélenchon. Lo segundo que hace de este tiempo un interregno es ver que alguien como Trump ha sido incapaz de estabilizarse como alternativa. En el caso de Trump, en el que no puede o no quiere ofrecer a la clase trabajadora lo que le ha prometido, la pregunta es durante cuánto tiempo ésta estará satisfecha con sus gestos mediáticos. Probablemente no estarán ahí esperando para siempre, van a buscar algo más y ese algo no será otra forma de neoliberalismo progresista.

Asumiendo que el populismo es una lógica política que puede llevarnos en una dirección emancipadora, ¿diría que debería establecer un diálogo teórico y político con el feminismo? ¿Cómo deberían los movimientos feministas participar en la construcción de esta lógica populista? ¿Su apuesta por el “feminismo del 99%” está yendo en esta dirección?

Sí, esa es justamente la idea. Creo que todo movimiento emancipador hoy, no solo el feminismo, tiene que adquirir una dimensión populista. La mayoría de movimientos sociales han sido cooptados por el neoliberalismo. El feminismo dominante en los EEUU y en muchos otros sitios ha sido el de “romper el techo de cristal”, el conocido como “lean in feminism” [en relación al best-seller publicado en 2013 por la Directora de Operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, llamado Lean In: Women, Work, and the Will to Lead] que, de hecho, es el feminismo del 1%. Así como Sanders habla a las víctimas de la rigged economy, y así como Occupy hablaba en nombre del 99%, el feminismo y el resto de movimientos sociales tienen ahora la oportunidad de decir: “rompamos con el 1%, no queremos ese feminismo, queremos un feminismo para las mujeres migrantes, para las trabajadoras domésticas, para todas aquellas que se encargan de los cuidados en sus trabajos y en sus casas, para las mujeres con trabajos precarios, para todas aquellas que intentan buscar la manera de cuidar de sus hijos, de sus familias y de sus comunidades al mismo tiempo que se ven forzadas a trabajar más y más horas por menos dinero”.

Veo la lucha por una sanidad pública universal, una que cubra por supuesto permisos de maternidad y aborto libre, como parte del feminismo del 99%. Veo al “feminismo del 99%” como un feminismo que se aleja del neoliberalismo y como parte de un movimiento populista de izquierdas más amplio. Y creo que todo movimiento social, desde el movimiento LGTBIQ al ecologista, debe re-pensarse en términos del 99%, y abandonar las versiones cooptadas, como el “capitalismo verde” o la defensa del matrimonio homosexual poco o nada interesada en los derechos sociales. Todo movimiento es potencialmente aliado en la construcción de un bloque contrahegemónico, pero solo si abandonan la retórica neoliberal y se mueven en una nueva dirección. Y por supuesto los movimientos por los derechos laborales tienen que participar, los sindicatos no son muy fuertes en EE.UU., pero hay otras luchas como la Fight for 15 que sí lo son.

El año pasado publicó en la New Left Review un artículo titulado Las contradicciones del capital y los cuidados, donde defendía que estábamos pasando por una nueva mutación de la sociedad capitalista, y que habría una posibilidad de reinventar la división reproducción-producción y el modelo de “familia con dos proveedores”. ¿Podría hacer algunas conjeturas sobre cuáles deberían ser las demandas concretas del movimiento feminista en relación a la cuestión de los cuidados y la reproducción social?

Sí, creo que ésta es una de las principales tareas del feminismo del 99%. Estoy convencida de que un feminismo que concentre toda su atención en la producción, en conseguir que más mujeres entren en el mercado laboral, y que descuide lo que sucede en el ámbito de la reproducción va por mal camino. Ambas esferas se encuentran separadas y sin embargo están también entrelazadas, lo cual es parte de la dificultad. Necesitamos una nueva forma de pensar su relación.

Un buen punto de partida sería no ponerlas en absoluta contradicción, algo que sucede ahora mismo y que se puede ver en fenómenos como la congelación de óvulos o las bombas mecánicas de alta tecnología para extraer leche materna. Se pone a las mujeres en situaciones en donde les es imposible tener una carrera y a la vez tener hijos antes de los 45. Implicaría también medidas como la reducción de las horas de trabajo, salarios dignos y suficientes para no tener que buscar más de un empleo, que permitan sustentar un hogar y no una persona, ya que no todos los hogares cuentan con o quieren tener más de un proveedor. La idea sería formular políticas de empleo y de bienestar bajo el supuesto de que todos somos sujetos sustentadores y cuidadores. Si hacemos de ello el ideal de ciudadanía, entonces tendremos un conjunto de políticas completamente diferentes.

Fuente: http://ctxt.es/es/20170823/Politica/14519/ctxt-fraser-trump-populismo-neoliberalismo-feminismo.htm#.WZ9Mcz79GwQ.twitter

Comparte este contenido:

Entrevista a Valentín Ladrero, autor de “Músicas contra el poder. Canción popular y política en el siglo XX” Música, utopía y subversión

Entrevista a Valentín Ladrero, autor de “Músicas contra el poder. Canción popular y política en el siglo XX”
Música, utopía y subversión

La música popular vinculada a la agitación política contra las élites adoptó en el siglo XX múltiples formas. Desde la música negra –blues, jazz y hip hop- hasta el tango, las letras de los cantautores, los “ravers”, el rock urbano, el flamenco, el punk y el ritmo de los rastafaris. El libro de Valentín Ladrero “Música contra el poder. Canción política en el siglo XX” (La Oveja Roja) radiografía en 670 páginas las diferentes propuestas. El vasto ensayo se inicia con la figura de Huddie Ledbetter (“Leadbelly”), un gran “bluesman”, que podía recoger mil libras de algodón en una sola jornada y fue el primer autor negro en registrar una canción protesta, en 1939. Porque tras las extenuantes jornadas laborales, le quedaban energías para componer.  

El libro termina con la militancia política y la fe en las máquinas de Asian Dub Foundation y Transglobal Underground. Ethno-Techno, Cheb i Sabbah, U-cef… O más bien, en el epílogo, con el “Todo cambia”, de Mercedes Sosa. El autor trabajó durante quince años en la industria discográfica, hasta que renunció. Actualmente milita en el movimiento ecologista. Ha colaborado en el libro “Hasta el final. 20 años de Punk en España” (2001) y en “¿Y ahora qué? Impactos y resistencia social frente a la embestida ultraliberal” (2012). Valentín Ladrero confiesa su veneración por miles de canciones y centenares de músicos, lo que se tradujo en lecturas y escucha durante años. La otra fuerza que le movió a escribir el ensayo fue una “vieja curiosidad intelectual por lo que se esconde detrás de la música popular”. Consecuencia de ello es el libro “Música contra el poder”, por cuyas páginas transitan comunistas, raperos, feministas, anticapitalistas, cantautores, flamencos, altermundistas…

-Hasta bien avanzado el siglo XIX, la música negra se hallaba prácticamente relegada a plantaciones, burdeles e iglesias. En el libro se explican los orígenes y desarrollo del blues (“para calmar la tristeza, desplegar la rabia y provocar el gozo”), el jazz y hip hop. ¿Por qué fueron tres ejemplos de música contra el poder?

 

En la música originada en la diáspora africana hacia el otro lado del Atlántico durante el siglo XIX, pero principalmente en el pasado siglo, se dieron las mejores condiciones para explorar y vaticinar la protesta contra el poder hegemónico del hombre blanco. Pocas veces en la historia, una música fue tan vilipendiada por el mero hecho de ser la expresión de una raza.  

 

El blues, el género inspirador de toda la música negra hecha en Estados Unidos, estuvo cercado por la resignación y cierta fatalidad sobre el destino del hombre y la mujer negraSin embargo el jazz, supo reivindicar la celebración del mundo moderno, ese mundo que no cambió las condiciones sociales de la población negra pero que creó atajos para conspirar contra ellas. Tristeza, rabia y gozo, en estos términos se fundó la música de los antiguos esclavos en el continente americano. El hip hop, la última gran revelación de los músicos negros, es posiblemente el periodo más radical y contradictorio de este viaje. El blues, el jazz y el hip hop son reflejo de un mismo conflicto que parece durar demasiado tiempo.

-El prólogo del libro señala que una parte de la canción popular y política del siglo XX fue “chantajeada” y “seducida” por el poder. ¿Por ejemplo?

Cuando hablo de chantaje y seducción me refiero a la vieja estrategia de la apropiación por el poder político y económico de la parte más significativa de la producción de la cultura sometida. En periodos extremos como en el fragor de las guerras, el poder utilizó el arte en general para crear adeptos y la música en particular para crear opiniones favorables y rechazo al enemigo. Ejemplos ha habido muchos como en el periodo nazi cuando el jazz fue proscrito por su origen negro y norteamericano, en Argentina y Brasil en los que el tango y el samba acabaron convirtiéndose en músicas nacionales tras años de desprecio a cargo de las élites políticas y sociales de sus países o el propio rock de los años de la contracultura, que una vez que participó en las luchas en contra de la guerra de Vietnam o a favor de los Derechos Civiles acabó en manos de los publicistas de Madison Avenue que, prestos, utilizaron todo el material producido para implementar distintos productos de consumo.

-¿Hay ejemplos en el estado español?

En nuestro país, la canción de autor en los años 80 tras la llegada del PSOE al gobierno, quedó descabezada a cambio de la famosa Movida y términos como el nacional-flamenquismo; éste viajó de la mano del franquismo para otorgarse un falso crédito de identidad cultural ante el resto del mundo. A todo esto me refiero, a esa capacidad de manipular la protesta, la disidencia y la inteligencia, expoliando los sentimientos y las expectativas de cualquier revolución o insurrección cultural.

-“¡Poder para la gente de color! ¡El poder del soul! ¡Poder negro! Queremos poder y lo queremos ahora. ¿Queréis escuchar funk?” ¿Dónde se anunció esta consigna y qué significa?

Esta consigna pertenece a los años de la defensa de los Derechos Civiles, durante los 60. Un periodo convulso, lleno de cambios y expectativas pero también de confusión y violencia. El soul y el funk, fueron la banda sonora de estas luchas, repleta de mensajes ariscos y esperanza. La urgencia de los acontecimientos fraguó una música comprometida lejos de la resignación del viejo blues. Además del soul y el funk, el free jazz, con su radicalidad y extravagancia sonora, fue, también, muy útil para acompañar los tiempos muertos entre las escaramuzas callejeras.

-El libro da un salto desde el primer capítulo – “Crónicas Negras”- a las canciones de la guerra española de 1936. ¿Por qué, durante la conflagración, el gobierno de la República trató de propagar los cancioneros populares?

En la Guerra Civil fue muy notable la presencia y la eficacia prpopagandística de la música popular en ambos bandos, sobre la que George Orwell, posteriormente, escribiría algunos párrafos, admirado por su fecundidad e ingenio. La música en la guerra fue una necesidad, el aliento emocional para afrontar el combate. En el bando republicano fue también un intento de cohesionar los distintos frentes ideológicos que se sumaron a la batalla, reservándose la custodia de sus propias canciones.

-¿Cuáles fueron los más significativos y las diferencias entre ambos bandos?

Los comunistas con piezas como La Internacional, los anarquistas con En la plaza de mi pueblo y los nacionalistas catalanes con Els segadors. Todas ellas dedicadas a destacar la condición popular y obrerista de los republicanos. Es curioso observar que mientras en el bando nacional, las canciones estaban compuestas por una élite intelectual falangista sobre ambientes cuarteleros y hazañas heroicas, en el republicano el acervo popular impregnaría buena parte de su repertorio, rescatado de viejos fandangos y de las coplillas ya utilizadas en guerras anteriores y en las celebraciones de acontecimientos políticos del siglo XIX. Los cancioneros populares para el bando republicano fueron una herramienta importante de propaganda. Se recopilaron y publicaron durante la guerra pero también una vez acabada esta, como el Cancionero JuvenilSeis canciones de guerra, el Cancionero Revolucionario Internacional y en 1938 el Cancionero de las Brigadas Internacionales, una aportación de valor extraordinario lleno de esa épica romántica y antifascista que llevó a la mayoría a dejar su hogar para combatir junto a sus camaradas españoles. La primera revisión musical sobre el repertorio internacionalista se fechó ya en 1943 basada, principalmente, en las canciones de la Brigada Lincoln producida por un joven Pete Seeger, Tom Glazer y los hermanos Hawes.

-El libro “Músicas contra el poder” también aborda el fenómeno del Tango, que define como “el bálsamo y prodigio que llegó para curar las heridas de una Argentina en construcción”. El nombre fue acuñado por un periódico argentino en 1866. ¿Cómo se relacionaron el tango y el anarquismo? ¿En qué sentido fue la “memoria de los pobres”?

La historia oficial del tango no fue demasiado minuciosa en abundar en esta relación, pero, a pesar de ello, sería muy notable por varias razones. La primera por el signo de los tiempos en donde una masa proletaria llegada de países como Italia, ya entonces como es bien sabido, con núcleos importantes de anarquistas, resultaba necesaria para construir una nación como Argentina. Una clase embarrada en los lindes de la precariedad cuya primera opción para eludir su miseria fue el tango, un género propicio para el relato emocional y para narrar la tristeza y la traición en la soledad de los bulines y escritas por un grupo de autores bohemios que se acostaban tarde y se levantaban al día siguiente para escribir sobre los sucesos y la vida del lumpen proletario que tan bien conocían, lectores de Bakunin y bien informados de las revoluciones mexicana y soviética.

La segunda razón fue la influencia de los payadores, desde los tiempos de Martín Fierro y Santos Vega, anteriores al tango, almas libertarias procedentes de la extensa pampa que en el contexto urbano acabarían reflejando esa desobediencia y cierto socialismo utópico en contra del ordenamiento político de la época. Por eso creo que el tango fue la memoria de los pobres, de los ilusos que creyeron en una posibilidad de redención.

-¿Hubo conflictos en la aproximación entre tango y anarquismo?

Esta música del indefinido arrabal tampoco sería bien vista para la ortodoxia anarquista pues en ella detectó un deseo de fuga de la clase obrera. La pieza Lucio, el anarquista , de Carlos de la Púa, ya vislumbraba esta relación difícil, pero los hechos revelaban la obligación de convivir con ella en un ecosistema común, en esos conventillos infrahumanos en donde se crearon verdaderas escuelas de formación política con las que se intentó combatir la terrible leyenda del <<hambre,>> o en los populares picnics de Isla Maciel, barrio humilde de la ciudad de Avellaneda, donde se educaba al proletariado con poemas modernistas y milongas revolucionarias. En el velorio del autor Andrés Cepeda, la policía detuvo a una docena de compañeros afiliados a las organizaciones anarquistas y el gobierno en su obsesión de acabar con estas, decretó la Ley de Residencia que amparaba, de facto, la expulsión del país por meras sospechas políticas.</hambre,>

-¿Cómo podría explicarse, a grandes rasgos la evolución del flamenco? Desde la metafísica libertaria de los orígenes, hasta el “nacional-flamenquismo” de la dictadura. ¿Qué ocurrió durante la II República y la guerra civil?

El flamenco es el grito de un pueblo, el gitano-andaluz, que soportó la represión y la marginación atroz durante siglos. En él se escondió una metafísica del hombre y la mujer abocados a la supervivencia que no podía ser otra que libertaria, por su forma de entender el mundo. Fue en el siglo XIX cuando se tejieron los mimbres de lo que durante el siguiente siglo se entendió como flamenco, pasando de los patios gitanos, al café-cantante y de ahí a los tablaos y festivales de la llamada ópera flamenca.

En la República, el mundo del flamenco, intentó organizarse como un gremio más, sindicándose para proteger los derechos de sus artistas, alzando la voz, si resultaba preciso para enfrentarse a la explotación de los empresarios y al creciente mercantilismo de un arte nacido sin ataduras, muy lejos ya de donde se encontraba en aquellos años. Esto redundaría, de alguna forma, en la Guerra Civil, y luego en la posguerra, en las que aquellos músicos etiquetados como republicanos serían fusilados, desaparecidos o exiliados. Fue una deuda que algunos pagaron cara, abandonando esa hondura libre y volcánica que se vería truncada durante la dictadura, al intentar ésta castrar una de las más singulares formas de protesta de la música popular de nuestro país, con esa pintoresca versión llamada nacional-flamenquismo que tanto daño hizo al propio flamenco.

-Georges Moustaki (1934-2013) cantó el derecho a la felicidad y la pereza, como proclamaba el yerno de Marx. En Italia se fundó en 1961 Edizioni Avanti, con pretensiones de ampliar la difusión de la canción política. ¿Qué importancia otorgas a la música en el mayo del 68? ¿Se ha valorado lo suficiente?

El mayo del 68 fue un ejemplo de una insurrección popular liderada desde las aulas y las fábricas, un ejemplo que aunó voluntades ante un régimen incapaz de solucionar sus problemas. La música tuvo, de nuevo, su papel, ejerciendo la crítica, acompañando el rumor de las barricadas, tomando una posición política sin prejuicios, injertando melodías que se convirtieron en pequeños himnos de la resistencia. La brevedad de aquella insurrección, fagocitada por el poder, recuperó, no obstante, el espíritu de la chanson, de la Resistencia francesa contra el fascismo.

Algunos cantantes que hasta entonces no habían participado de los asuntos políticos se vieron envueltos por aquel torbellino, incapaces de no tomar partido, como Claude Nougaro, un cantante de corte comercial que escribió Paris Mai, censurada por algunas emisoras o Jacques Dutronc con su Il est cinq heures, Paris s’eville basada en una canción de 1802, que se convirtió en la canción del Mayo francés. Un periodo que para Edgar Morin había sido más que una protesta pero menos que una revolución y que para Malraux fue una verdadera crisis de la civilización. En cualquier caso fue un heroico intento de despojarse de las miasmas del viejo mundo.

¿Qué autores resaltarías?

La música que sonó en las calles de aquellos días fue una mezcla de canciones procedentes de la contracultura norteamericana y de artistas como Serge Reggiani, Julen Clerc o Dominique Grange, una de las cantantes más comprometidas de aquellos días. Otros veteranos como Brassens dejaron que sus canciones se atornillaran de nuevo a las movilizaciones, sin demasiado empeño por su parte, al contrario que Leo Ferré que si participaría de las protestas con canciones como Les anarchistes y Moustaki con piezas como Les temps de vivre. Es posible que la música del mayo del 68 no se valorara lo suficiente entonces, a pesar de que contó con un buen puñado de canciones y <> en boca, veinte años después, de Pierre Bachelet.

-Por otro lado, ¿tuvo el Samba un origen popular, marginado y barrial antes de convertirse en la música nacional de Brasil? ¿Puede hablarse de procesos de domesticación en el samba y el tango?

El samba nació en Salvador de Bahia, pero muy pronto llegó a los morros de Rio, a las escuelas sambistas patrocinadas por la clase humilde. Pero para que el samba acabará representando a Brasil ante el resto del mundo tuvo que sufrir rechazo y oprobio, ser blanqueado para poder acceder a la radio y acuñar muchas variedades, como el samba-exaltao, capaces de responder a los intereses del Estado Novo de Getulio Vargas, empeñado en proclamar un Brasil moderno, lleno de trabajadores felices dispuestos a levantar el país y una industria en auge, ejemplo para el mundo. El tango, lamentablemente, sufrió, de otra forma, circunstancias similares.

-El apartado dedicado al punk se titula “fealdad, ruido y política”. Se señalan en el libro elementos de “toxicidad” y afirmas que The Sex Pistols representaron “lo mejor y lo peor” de este movimiento musical contestatario. ¿Cuál fue, con la distancia de los años, la dimensión política del punk?

La dimensión política del punk está llena de luces y sombras. The Clash fue un ejemplo para explorar las luces y Sex Pistols lo fue, para embarrarse en las sombras. Estos fueron un titular en los periódicos, más allá de su estilo malencarado que revolucionaría la música británica. Cuatro jóvenes inadaptados y un cerebro, el de Malcolm McLaren, su mánager, que supo entender las necesidades de una juventud cercada por el desempleo y aburrida de la política del gobierno laborista incapaz de sostener sus conflictos. Una generación pálida con los ojos en blanco que solo pensaba en destruir la memoria de sus padres lo antes posible, zanjando el asunto con la negación del futuro.

Pero más allá de su violencia maniquea, de sus contradicciones políticas, su chatarrería estética y su vigor sonoro, lo más relevante del punk fue su legado y su capacidad de enarbolar banderas ideológicas capaces de irritar al poder inmiscuyéndose en movimientos y protestas sociales de distinto pelaje.

-“¿No me ayudarás a cantar/estas canciones de libertad?/Pues son todo lo que he tenido siempre:/canciones de redención,/canciones de redención.//, cantaba Bob Marley. ¿En qué sentido el reggae fue, a finales de los años 60 del siglo XX, el portavoz de las causas perdidas de la juventud afroamericana?

Jamaica y su música ofrecieron al mundo uno de los episodios más interesantes, complejos e intensos de esa perversa relación entre la música popular y la política. Durante los años de colonización fue el territorio con más insurrecciones por metro cuadrado del mundo, más de 400, todas bien documentadas. Desde el origen, asuntos de enorme envergadura como la raza y la religión fueron claves en su desarrollo político. Sin ellos es difícil entender su música. Con la llegada de la independencia en 1962 los conflictos sociales no acallaron pese a cierta bonanza económica, hasta que todo empezó a venirse abajo. El ska, que fue la banda sonora de la independencia se tornó más pesado con el rocksteady para pronto anunciar el reggae.

Si bien, las canciones jamaicanas jamás habían eludido la protesta, con la llegada del reggae y su deriva llamada roots durante los años 70 -una década dramática por sus batallas políticas y la violencia social entre pandillas fuertemente armadas protegidas por los dos principales partidos, el Laborista de derechas y el Nacional del Pueblo de izquierdas, la música jamaicana abrazó, definitivamente, la mística rastafari y con ella la obsesión de volver a África, la vieja expectativa de Marcus Garvey. Fue entonces cuando el reggae se convirtió en el nuevo gurú sonoro de los jóvenes afrojamaicanos, el mejor antídoto para destruir Babilonia, convirtiéndose, efectivamente, en el portavoz de todas las causas perdidas. Su radicalidad fue fruto del deseo, la angustia y el rechazo.

-¿Fue el reggae políticamente “radical”, tuvo relación con las teorías panafricanistas, las luchas de liberación nacional y el marxismo?

Hay que recordar siempre que entre los años 60 y 70, el mal llamado Tercer Mundo representado por líderes, alguno de ellos afectos a la lucha armada en el continente africano y empleados en las nuevas guerrillas, estaba intentando hacerse fuerte en el panorama internacional. La lección de la Revolución Cubana había hecho mella en muchos de estos líderes y el panafricanismo y el marxismo estaban calando fuertemente en sus aspiraciones políticas. La lucha ya no era solo racial sino anticapitalista y el reggae no fue ajeno a estas luchas, representando a través de su parafernalia rastafari una forma de vida y una visión del mundo, empeñadas en invertir los mecanismos del poder allá donde fuera posible. El reggae tomó conciencia de su papel y su éxito le ofreció la capacidad de sembrar nuevas semillas de resistencia política.

-¿En qué contexto surgen en el estado español grupos como Leño, Barón Rojo y Asfalto; y otros como Extremoduro, Sociedad Alcohólica o Reincidentes…. hasta llegar al Rock Radikal Vasco (Kortatu, Cikatriz, Korroskada o La Polla Records)? ¿Qué diferencias sociológicas y de “mensaje” político los distinguirían? -¿Y las diferencias respecto a la Nova Cançó y la Movida madrileña?

Si entiendo bien, las diferencias entre los grupos que citas son menores que las similitudes. El rock urbano de finales de los años 70 es la consecuencia de los hallazgos, por un lado de una parte de la contracultura o el underground, y por otra de la necesidad de los jóvenes de clase obrera de los barrios, de la periferia urbana de encontrar una forma de expresión que hablara sin tapujos de sus conflictos sociales y de sus incertidumbres en un momento de cambio político, normalizando una visión del mundo en paralelo a otros países de su entorno. Y el lugar para hacerlo fue la ciudad, y principalmente Madrid, en los barrios precarios en los que se habían instalado sus padres.

Este rock urbano se convertiría, con el tiempo, en un estilo fecundo al tejer un hilo sonoro con otras bandas posteriores. En aquellos años el rock no era aún militante pero sí consciente de su enorme capacidad de confrontar el presente con un poder en proceso de democratizar el país pero con muchos fantasmas del pasado aún con los que negociar. Este hilo sonoro produciría una segunda generación que guió sus tentáculos a la misma clase obrera, pero la diferencia fue geográfica. El rock amplió sus expectativas al infiltrarse en el resto de ciudades del estado con grupos como Los Suaves en Galiza, Barricada en Navarra, Reincidentes en Sevilla o Extremoduro en Extremadura, ampliándose la mancha de aceite por todo el país.

-Y el caso de Euskadi…

En este proceso, a partir de los años 80, Euskadi fue la excepción que confirmaba la regla conspirando, también, desde otros estilos como el ska y el punk. En un ecosistema de violencia, el Rock Radikal Vasco se impuso como el portavoz de un estado de excepción y la fotografía sonora de un movimiento social y político, más allá de un mero estilo de música. Un movimiento que el resto de grupos, fuera de Euskadi, no había logrado oficializar. El territorio en donde este fecundó fue muy similar al del resto del estado: la clase obrera y el entorno urbanizado, pero con su voluntad de resistir, estuvo mecido por la izquierda abertzale y por una militancia política excepcional que supuso, en la práctica, un movimiento de solidaridad internacional llegado de otros países como México, Francia o Italia.

Además, mencionas a la Nova Canço y la Movida madrileña. Más allá de sus profundas diferencias estilísticas, políticas y sociales, ambas no dejaron de ser, en muchos momentos de su historia, un proyecto de claros tintes narcisistas. La primera arropada y promocionada por cierta burguesía nacionalista catalana y la segunda por un centralismo socialista que vio con buenos ojos el vacío de contenido político de las canciones, a cambio de garantizar a los jóvenes una libertad tutelada.

-Por último, el libro dedica unas páginas a dos mujeres. Nina Simone (“una mujer fuerte”) y Violeta Parra (“barro del pueblo verdadero”). ¿Qué destacarías de la música popular y política de cada una?

Ambas fueron mujeres fuertes en territorios y contextos distintos y ambas convivieron con el fantasma del racismo, Nina Simone, y con la injusticia política de su país, en el caso de Violeta. Ambas también se dedicaron a estudiar y comprender sus raíces musicales y fueron mujeres necesarias para construir un mundo más justo y amable. En el caso de Nina, su capacidad técnica fue extraordinaria a pesar de ser rechazada por el color de su piel en el Curtis Institute of Music, tocando en tugurios hasta sus primeros éxitos y fue una notable activista a favor de los derechos de los y las afroamericanas en los momentos más duros.

Violeta se esforzó toda su vida en combatir la injusticia y la arbitrariedad del poder y acusó a los culpables. Fue «barro del pueblo verdadero» como la describió Neruda y en desde ese empeño giraron todas su composiciones. Cuando llegó Pinochet, se cambió el nombre de la población Violeta Parra por el de un brigadier. Hoy pocos se acuerdan de aquel brigadier, pero todas de Violeta. Sin mujeres como ellas, sin sus canciones el mundo hubiera sido aún más terrible. Ellas han sido parte importante de los argumentos, la inspiración y las razones que me llevaron a escribir este libro.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230727&titular=m%FAsica-utop%EDa-y-subversi%F3n-

Comparte este contenido:
Page 269 of 455
1 267 268 269 270 271 455