Entrevistamos a Carlos Fritzen, Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría, red regional que acaba de integrarse a la CLADE.
“Ser miembro de la CLADE, nos permite aunar esfuerzos regionales con diferentes organizaciones en los diferentes procesos de incidencia”, nos dice en entrevista Carlos Fritzen, Coordinador General de Fe y Alegría, red regional que se ha anunciado como el más nuevo miembro de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE).
Durante esta charla, Fritzen comenta los principales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe, y además explica de qué manera sumarse a la red CLADE puede fortalecer las actividades que la Fe y Alegría viene impulsando a nivel regional.
¿Cuáles son las principales actividades en defensa del derecho a la educación que Fe y Alegría ha impulsado a nivel regional?
La Federación Internacional de Fe y Alegría aporta como un movimiento de más de un millón de personas, entre estudiantes, educadoras/es, madres y padres, en 17 países de América Latina y el Caribe. Hablamos de un total de 2.000 centros educativos, desde la educación infantil a la secundaria, técnica y programas de segunda oportunidad. Nuestro más grande compromiso es con el fortalecimiento de los sistemas públicos educativos. Por lo tanto, tenemos fuerte arraigo y presencia en comunidades vulnerables que pelean y exigen su derecho a la educación.
Cuando se trata de temas como el derecho a una educación pública y de calidad, nos unimos con otras organizaciones, desde el nivel local, donde se ubican actividades educativas más allá de lo que puede ser un centro, una escuela, donde estamos incidiendo y participando. Eso se refleja también cuando hay acciones que se extienden regionalmente, cuando nos articulamos con redes que trabajan por el derecho a la educación, como por ejemplo CEAAL y ALER, en todos los países en los cuales estamos presentes.
En muchos de esos espacios somos miembros de consejos consultivos, como es el caso del Sistema de Integración Centroamericano (CC-SICA) y la UNESCO, que aportan varios niveles de reflexión. Son alianzas locales y regionales con diferentes organizaciones que impulsan iniciativas por una educación pública de calidad.
También nos articulamos con organismos regionales que impulsan iniciativas para la incidencia por «una educación de calidad, como derecho», como los Catholic Relief Services (CRS), Glasswing, Feed the Children, Asociación de Colegios e Universidades de la Compañía de Jesús, entre otros.
Tenemos así una base de trabajo, que es la incidencia desde las comunidades, y se articula siempre a nivel de estado, de país o internacional. Ahí está la fuerza de la Fe y Alegría, porque tenemos gente que está en la raíz del problema, donde está impactando la falta de políticas públicas, de recursos, de financiación y de respeto a las y los profesoras/es y profesionales de la educación.
Nos preocupamos en pensar de manera estratégica, como dice Boaventura de Sousa Santos, a partir de la localización del problema para la regionalización del problema y ahora la mundialización del problema.
¿Cuáles son, en tu mirada, los actuales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe?
Un tema fundamental que identificamos es la privatización creciente de la educación, la concepción de la educación como un negocio, como un producto de mercado. Eso impacta muchísimo lo que tenemos como propósito.
La privatización va junto con un enfoque de la educación y la labor educativa como un trabajo técnico. Hay una ideología de la «calidad de la educación» medida en algunos rubros, con rechazo a una perspectiva de integralidad en la formación de la persona. Artes, valores, humanidades, salud, están fuera. Cuando todo se centra en lo que el mercado requiere, la ideología pedagógica sostiene el interés privatizador.
Por otro lado, nos preocupamos también con la crisis de la cooperación internacional y los recortes en la inversión educativa. Sabemos que hay una crisis más amplia y que eso impacta los recursos disponibles para fortalecer los procesos educativos. También tenemos un escenario de ausencia de políticas de Estado que respondan a grandes pactos sociales.
Otro gran desafío es la desigualdad creciente en la calidad educativa. Es necesario el desarrollo de políticas educativas que garanticen la equidad y la pertinencia dando más y mejor educación a quienes menos tienen, a fin de compensar las desventajas de su situación de partida.
La necesaria dignificación y cualificación de la profesión docente es otro reto muy grande para nuestra región, así como la inclusión de personas con necesidades educativas especiales. Sin embargo, tenemos una gran oportunidad de cambiar todo. La Agenda 2030 es un marco que nos compromete a todos y que ofrece la oportunidad de trabajar juntos para lograrlo.
¿Cómo se despertó la idea de sumarse a la red CLADE y cuál es la importancia de esta alianza?
Fe y Alegría siempre ha estado comprometida con la defensa y promoción del derecho a la educación y hemos formado parte en la Campaña Mundial por la Educación (CME), desde su inicio. Por otro lado, muchas de nuestras organizaciones nacionales forman parte en las coaliciones o foros nacionales miembros de la CLADE y la CME.
Ser miembro de la CLADE, nos permite aunar esfuerzos regionales con diferentes organizaciones en los diferentes procesos de incidencia, fortaleciendo nuestra lucha por el derecho a la educación. Esta alianza nos permite, asimismo, acceder a un espacio privilegiado y recíproco para compartir aprendizajes; y evitar la duplicidad de esfuerzos, estableciendo sinergias regionales y mundiales.
Fuente entrevista: http://v2.campanaderechoeducacion.org/es/noticias/787-2017-08-28-18-26-41.html