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Juan de Vicente: “Me interesa la innovación para la inclusión”

Entrevista/28 de julio de 2016/Fuente: educacion 3.0

Orientador y profesor en el IES Miguel Catalán de Coslada (Madrid), Juan de Vicente ha sido reconocido como el docente más innovador de nuestro país tras ganar el Certamen Proyecta D+I. Con él hemos hablado sobre lo que significa la innovación en docencia, las prácticas realizadas en torno a la resolución de conflictos o sus metodologías de enseñanza favoritas. Juan de Vicente hablará de su experiencia en el próximo SIMO EDUCACIÓN 2016 (18-21 de octubre).

Me interesa la innovación como instrumento para caminar hacia el mejor nivel de inclusión posible, para transformar un escenario en el que quepan todas las personas y crezcan con todo su potencial

¿En tus años de experiencia docente, qué lugar ha ocupado y ocupa la innovación o una forma diferente de hacer las cosas en el aula?

Juan de VicenteEs un elemento clave de mi trabajo, de hecho en mis 20 años de actividad profesional no ha habido un año parecido al siguiente, siempre me ha guiado el espíritu de cambio y de mejora. Me interesa la innovación no como un fin en si mismo sino como la posibilidad de alcanzar algunos objetivos que considero fundamentales en la educación; por ejemplo, innovar para que los alumnos puedan tener éxito en la escuela y desarrollar al máximo sus capacidades. En este sentido, me interesa como instrumento para caminar hacia el mejor nivel de inclusión posible, para transformar un escenario en el que quepan todas las personas y crezcan con todo su potencial.

Recientemente has resultado ganador del Certamen D+I al docente más innovador de España. ¿Qué ha supuesto recibir este premio?, ¿qué factores de tu práctica docente crees que ha valorado el jurado?

Este premio ha supuesto una gran oportunidad para hacer visible el trabajo de muchas personas que desde hace tiempo están innovando en la escuela, no sólo en mi centro educativo si no en muchas otras del país. Por ejemplo, poner sobre la mesa el gran trabajo que se está realizado para hacer de la convivencia escolar un objeto de aprendizaje y educar al alumnado en formas positivas de abordar los conflictos desde un modelo de justicia restaurativa, o visibilizar la conexión entre la escuela y su entorno a través de proyectos de aprendizaje servicio.

El jurado ha valorado muchos factores que considero clave en la innovación en la escuela. En primer lugar el trabajo en equipo, me han concedido un premio por mi capacidad para promover el trabajo de otras personas, por liderar la participación de los demás: mi función, en ese sentido, es desarrollar estrategias para que las demás personas brillen y ofrezcan lo mejor que tienen.

En segundo lugar, por conectar la escuela con su entorno, porque creo que ésta debe quitarse la capucha que le aísla del mundo y conectar el conocimiento que ofrece con las necesidades del entorno para que el alumnado puede apropiarse del conocimiento y hacerlo mucho más funcional y atractivo. Cuando esto ocurre la motivación aumenta, el aprendizaje es más relevante y profundo, los resultados académicos mejoran y el entorno se va transformando. Finalmente creo que el jurado está reconociendo y poniendo en valor el papel de la orientación educativa. Pertenezco a un colectivo clave para explicar las transformaciones que se han producido en muchas escuelas para conseguir centros más inclusivos y esta ha sido una labor muchas veces tan invisible como despreciada.

Me han concedido un premio por mi capacidad para promover el trabajo de otras personas, por liderar la participación de los demás

¿Qué recomendaciones darías a otros docentes que también quieran apostar por la innovación en el aula?

No soy una persona que se sienta cómoda diciendo a los demás cual es el camino correcto. En este caso, para la innovación, comparto mis ideas sobre lo que me interesa al respecto. Personalmente me interesa la innovación como actitud, como búsqueda permanente de soluciones al aprendizaje del alumnado. Pero también me interesan los procesos de innovación que se conjugan en primera persona del plural, porque la riqueza del grupo siempre es mayor que la de cada uno de sus miembros de forma individual y porque en educación veo más interesante caminar juntos que el hecho de que una persona llegue muy lejos pero sola. Me interesa la innovación que transforma y hace más justa la escuela y la sociedad en la que se encuadra. A partir de ahí creo que la innovación debe poner a su servicio todos los instrumentos y metodologías posibles.

¿Qué cualidades y valores debe potenciar el ‘docente innovador’?

Una persona innovadora en el ámbito educativo sabe que lo que transforma la escuela en un contexto rico de aprendizaje es el trabajo colectivo de muchas personas. La innovación individual en un aula con un grupo de alumnos es interesante, pero hoy día el reto pasa por conseguir centros educativos inteligentes donde se trabaje de forma colectiva. Las personas innovadoras saben escuchar y de forma especial al alumnado que es el centro de su interés, y de esa manera promueven aprendizajes basados en personas que desarrollan proyectos que les conectan con la vida. Además, reflexionan, investigan, actúan, proponen, utilizan todos los recursos disponibles para promover el aprendizaje, y tienen una actitud de búsqueda y de aprendizaje permanente.

Como experto en resolución de conflictos, interculturalidad y convivencia escolar, ¿de qué modo abordas los proyectos que desarrollas con los estudiantes?, ¿cómo consigues implicarlos?

La convivencia escolar y la resolución de conflictos son campos que me han interesado desde antes incluso de dedicarme a la docencia. He formado y formo parte de diferentes grupos y equipos que trabajan estos aspectos, y la idea central es hacer de la convivencia una fuente de aprendizaje para el alumnado. La diversidad en la escuela nos ofrece la gran oportunidad de aprender y poner en práctica competencias socioemocionales que mejoren la calidad del clima escolar. Aprender a vivir con los demás, a cuidar a las personas con las que vivimos, a comprender, escuchar, expresarse, resolver, mediar, facilitar procesos grupales, trabajar en equipo, integrar propuestas, son habilidades que se ponen en juego en todos los proyectos de convivencia realizados en infinidad de centros educativos.

Cuando montamos grupos de alumnos preparados para observar la calidad de la convivencia escolar y trabajar la ética del cuidado, mi experiencia me muestra que están interesados en participar y responden de manera masiva.

¿Qué proyecto o práctica destacarías de la que te sientas especialmente orgulloso?

Me cuesta pensar en un solo proyecto y me siento muy orgulloso de haber conseguido que haya muchos que permanezcan en el tiempo. Me interesa mucho la sostenibilidad de los proyectos, pensar cuales son las claves que hacen que continúen en el tiempo y formen parte de las señas de identidad de un centro educativo. Por ejemplo, en nuestro caso, llevamos 16 años trabajando de forma continua la convivencia escolar con un equipo de mediación y tratamiento de conflictos que moviliza cada curso a más de 120 alumnos.Pero también siento mucho orgullo por los proyectos que nos conectan con las necesidades del entorno.

Hemos encontrado una clave muy potente de aprendizaje en esa conexión entre los aprendizajes y las necesidades de la sociedad. Esos proyectos están teniendo un impacto muy fuerte tanto en las personas que trabajamos en ellos como en la concepción que nuestro centro está teniendo sobre el aprendizaje y el entorno social. Por ejemplo, están losmaratones de sangre organizados como proyectos de aprendizaje servicio desde las escuelas que aportan un número de primeros donantes superior a cualquier maratón organizado fuera del ámbito escolar.

¿Cuáles son sus metodologías favoritas de trabajo?

Cualquiera centrada en el alumnado y las que respondan a las Inteligencias Múltiples, que potencien el trabajo en equipo y que permitan aprender disfrutando; también el aprendizaje a través de la acción y la acción dirigida a la transformación.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/juan-vicente-me-interesa-la-innovacion-la-inclusion/38247.html

Imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2016/07/juandevicente2-500×333.jpg

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Necesitamos medidas de fomento de las vocaciones científico-técnicas que contribuyan a generar referentes científicos atractivos ”

Entrevista a Laura Rubio/ 28 de julio de 2016/Fuente educaweb
Laura Rubio es directora de Comunicación y Divulgación de la Fundación Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRi)

¿Realmente existe una crisis de vocaciones científicas entre los jóvenes?

Aunque resulte sorprendente en unos momentos en que la tecnología y los avances científicos han cambiado nuestro mundo desde lo más cotidiano, las matriculaciones en carreras CTM, fundamentalmente en ingenierías, descienden notablemente. No es un problema local, sino que afecta a todos los países de nuestro entorno europeo. De seguir así la tendencia, podríamos dejar de cubrir la demanda de científicos y tecnólogos del mercado en pocos años. Debemos atacar este déficit si queremos construir un país y una economía basados en el conocimiento, el talento y el emprendimiento científico.

¿Cuál cree que es el principal condicionante que frena el acceso de los jóvenes a las titulaciones científicas o tecnológicas?

Se trata de un problema de percepción del alumno, de estereotipos, aunque no exclusivamente. Necesitamos medidas de fomento de las vocaciones científico-técnicas que contribuyan a generar referentes científicos atractivos. El mejor momento para aplicarlas se halla en las primeras fases de la educación, en la escuela, donde nacen las vocaciones gracias a la actividad docente como eje de transmisión. Por eso, debemos dotar a los profesores de una apropiada actualización científica y de nuevas estrategias de enseñanza que les ayuden a cambiar la falsa percepción del ámbito científico como excesivamente complicado y poco atractivo.

Estas medidas ya las aplicamos desde hace varios años a través de programas como Amgen Teach, de actualización científica para docentes de ESO, durante los tres últimos cursos, y de Amgen Exper(i)ència, en el curso 2015-2016, de incorporación de talento emérito a las escuelas para asistir tanto a los docentes como a los alumnos.

¿En qué consiste el proyecto que han realizado conjuntamente con la Amgen Foundation? ¿Qué acciones se han realizado durante su desarrollo?

Lo más extraordinario de este proyecto es haber conseguido que científicos de primer nivel, eméritos, jubilados o en la última fase de sus carreras, generosamente y de forma absolutamente desinteresada, se dediquen a las nuevas generaciones. Amgen Exper(i)ència es un programa pionero que trata de unir el talento emérito de nuestro país con las escuelas. Se trata de mejorar el aprendizaje de las ciencias, de la metodología científica, y que el científico aporte toda su experiencia y talento y lo aplique en el aula de forma continuada.
Un equipo de 26 investigadores ha llevado a cabo en el mismo número de escuelas un programa de acciones muy diversas consensuado a medida entre cada científico y su centro. Se establece así un proceso de interacción y complicidad entre científicos, profesores y alumnos para aportar innovación en el aula.

El programa lo han integrado actividades muy diversas. Desde charlas prácticas sobre disciplinas científicas como la neurología, la genómica, la robótica, la química, la medicina, la biotecnología, la bioética o la vida cotidiana de un científico, a prácticas de experimentos, visitas a centros científicos, asesoría al alumno en trabajos de investigación y asistencia al profesorado. Como hemos comentado, el objetivo no es otro que completar y actualizar la educación científico-técnica de los jóvenes y apoyar a los docentes, ayudándolos a planificar y ejecutar actividades de contenido científico. Un total de 4.500 alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato de 26 escuelas catalanas ha participado en les 90 actividades desarrolladas en el curso 2015-2016.

A partir de su experiencia, ¿qué actividades cree que han resultado más efectivas para impulsar las vocaciones científicas?

El Centre de Recerca per a l’Educació Científica i Matemàtica (CRECIM), de la UAB, ha evaluado técnicamente el impacto del conjunto de actividades y los posibles aumentos de motivación científica. En este sentido, tan sólo citaré algunos datos que, realmente, nos ilusionan. Por ejemplo, el 81% de los alumnos participantes cree que la ciencia le ayuda a comprender mejor su entorno. Casi el 50% sostiene que los avances científicos y tecnológicos mejoran la economía y un 60% considera que la ciencia incide positivamente en la sociedad. Al 74% le gusta lo que aprende en clases de ciencias y el 72% quiere saber más, valorando las actividades de apoyo como la nuestra. Creemos que son indicadores que llaman a la esperanza.

¿Qué importancia tienen las metodologías de aprendizaje (experimentos, trabajo por proyectos, etc.) en el fomento de las vocaciones científicas?

Tanto Amgen Teach como Amgen Exper(i)ència, dos programas desarrollados por la FCRi gracias a la financiación de la farmacéutica biotecnológica Amgen y la Amgen Foundation, inciden en aumentar la capacidad de los docentes para aplicar estrategias de enseñanza innovadoras basadas en la indagación y la capacidad para resolver problemas. Se trata de un cambio de paradigma para despertar el interés de los alumnos por las carreras científicas. Propugnamos usar la indagación en las clases. Esto comporta que los estudiantes se hagan preguntas, busquen información, diagnostiquen los problemas, comprendan la relación causa-efecto, debatan con sus compañeros, elaboren argumentos coherentes y, por supuesto, que critiquen sus propios experimentos.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/07/19/entrevista-laura-rubio-fcri-vocaciones-cientificas-9491/
Imagen: http://eu.edcwb.com/img/news/upm3.jpg
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Nuccio Ordine: “La cultura es peligrosa para la clase política”

Por Emma Rodríguez/ Fuente: Lecturassumergidas

Nuccio Ordine no puede disimular que es profesor y que ama la enseñanza. Lo demuestra al exponer sus ideas de manera diáfana, ayudándose de ejemplos certeros que por sí solos son capaces de eliminar cualquier duda, cualquier brizna de confusión. Nacido en una pequeña localidad de Calabria, en cuya universidad aprendió que los libros le podían llevar muy lejos, y donde actualmente imparte clases de literatura e intenta transmitir esa experiencia a sus estudiantes, este hombre ha removido a los italianos inquietos con “La utilidad de lo inútil”, un ensayo sencillo y directo, un manifiesto altamente combativo y, no nos quepa la menor duda, conveniente, imprescindible, para padres, para educadores, para todo aquel que no se conforme, que no claudique en un momento en el que se nos quiere inocular la idea de que el saber no tiene sentido si no aporta dividendos, en que la cultura está amenazada por la lógica del beneficio, por esa nefasta idea de que en tiempos de recesión el alimento espiritual que proporciona es algo superfluo, un lujo del que se puede prescindir y al que es necesario aplicar la tijera sin ningún tipo de reparo ni remordimiento.

Ordine no está solo al impartir la lección magistral en que se convierte su entrega. Se hace acompañar de los grandes clásicos de la literatura, de pensadores y científicos que a lo largo del camino han demostrado que ni toda la riqueza del mundo es capaz de comprar el conocimiento y la dignidad. Y nos guía a través de obras y discursos que no debemos permitir que sean acallados. En tiempos en los que, como indica en el prólogo, se ha olvidado el valor de lo inútil, de esas actividades que nos conducen a lo sublime y nos hacen apreciar la belleza y la felicidad de los pequeños gestos, Ordine nos regala los versos de Hölderlin: “Lo que permanece lo fundan los poetas” y retoma el horizonte que ya atisbaba Rousseau cuando decía que mientras “los antiguos políticos hablaban incesantemente de costumbres y de virtud; los nuestros solo hablan de comercio y de dinero”.

“Ojalá este libro se convierta en un grito, en una llamada de atención”, señalaba el autor en un reciente viaje a Madrid en el que tuvo lugar la conversación que a continuación se reproduce. Un grito, una pequeña revolución, me atrevo a añadir, en la medida en que los lectores sepan aprovechar su mecha y hacer que su espíritu subversivo, el acto de subversión, de agitación del pensamiento, que supone toda obra reveladora, toda lectura inteligente, les ilumine en sus actos cotidianos, porque por mucho que se nos diga que los libros son “inútiles, inermes, silenciosos, inofensivos”, seguimos las palabras de Ordine en el prólogo, el curso de la historia nos ha demostrado hasta qué punto han sido considerados peligrosos por el poder, consumidos por las llamas, destruidos, censurados.

Me imagino que el impulso que le llevó a poner en pie este manifiesto fue la constatación de que la cultura está amenazada, de que las actividades que nutren el espíritu y que enriquecen al ser humano cada vez son más ninguneadas.

– Mi punto de partida fue la exigencia de convencer a mis estudiantes de que no se va a la escuela, al instituto, a la universidad, para conseguir un diploma, una licenciatura, sino que se estudia en primer lugar para mejorar como personas. Debemos ayudar a los jóvenes a eliminar esa idea, propia de estas sociedades utilitarias, de que se estudia con el objetivo de conseguir algo material. Para demostrarles que no es así, lo que yo he hecho es recoger, a lo largo de los años, una serie de ejemplos, extraídos de los clásicos, que les permitan entender que nutrir al espíritu puede ser tan importante como alimentar al cuerpo, que, probablemente, necesitamos los conocimientos inútiles, los que no se traducen en un beneficio económico, más que aquellos aparentemente útiles porque sí producen dividendos. En este sentido, el ensayo responde a la necesidad de defender lo que es gratis, desinteresado, en unas sociedades donde la dictadura de la utilidad y de las ganancias, ha llegado a contaminar toda nuestra vida.

No se va a la escuela, al instituto, a la universidad, para conseguir un diploma, una licenciatura, sino que se estudia en primer lugar para mejorar como personas. Debemos ayudar a los jóvenes a eliminar esa idea, propia de estas sociedades utilitarias, de que se estudia con el objetivo de conseguir algo material.

– Pero, ¿cómo enseñar a nuestros hijos esos valores de lo inútil cuando en las escuelas, desde muy pronto, se les impulsa a competir con los otros, a obtener resultados?. Los niños son permanentemente evaluados. Se valoran más las notas que obtienen que la creatividad o la capacidad de pensar por sí mismos, por ejemplo.

–  Es muy complicado responder a esto. Yo no desdeño del todo las evaluaciones. Creo que la recompensa que puede ser una nota o cualquier otro incentivo puede tener incluso un efecto de tipo educativo. Pero eso tiene que llegar en segundo lugar, después de que los estudiantes entiendan que hay que estudiar para ser mejores personas. Si el principio de la recompensa, que en términos absolutos podría no ser negativo, se convierte en lo único importante, mal vamos.

– Pero pocos niños escuchan en los colegios que lo primordial es ser mejores personas. Y no digamos en las casas, en los hogares de tantas familias que hoy se preocupan más por tener un buen televisor o el último modelo de coche que por inculcar a sus hijos determinados valores.

–  Así es. Mi trayectoria como profesor me ha llevado a constatar que la mayoría de las familias actuales no están preparadas para enseñar a los jóvenes la experiencia de lo gratuito. Lo que yo observo es justamente lo contrario. Nací en un pequeño pueblo en Calabria y, a menudo, cuando voy a ver a mis padres, que siguen viviendo allí, hay gente que se acerca a mí para decirme: “Mi hijo se tiene que matricular en la universidad y quiere hacer letras o filosofía, pero yo creo que está loco. ¿Cómo comerá con letras o filosofía, cómo se va a ganar la vida?”. La lógica de la utilidad, incluso en una acepción no negativa, ya que los padres quieren el bien de sus hijos, conduce al mal, al error. Yo a esas personas les digo siempre que los chicos deben escoger en la universidad las disciplinas que aman, porque estoy convencido de que un médico que es mal médico nunca será feliz, mientras que un maestro de escuela que enseña lo que le gusta seguramente será más pobre, pero también se sentirá mucho más afortunado y pleno como persona. Estoy convencido de que no es dentro de las familias, sino en el seno de las escuelas, donde tenemos que trabajar intensamente para cambiar esta percepción tan dañina, pero para eso hay que evitar esa degeneración de la enseñanza dirigida a obtener resultados como única meta, olvidando que el saber debe llevar a los estudiantes a entenderse mejor a sí mismos y al mundo que les rodea, a amar el bien común, a ser tolerantes, a comprender que la solidaridad es una de las cosas más importantes de la vida de un ser humano.

Nuccio Ordine © Nacho Goberna

–  Pero, desgraciadamente, eso no es prioritario en los planes de estudio. Los conocimientos que se siguen memorizando están por delante de todos esos valores.

– Sí, lo que está sucediendo es que la dictadura del beneficio ha producido un modelo de comportamiento egoísta en el que las personas piensan solamente en su propio interés, en su propio bien, pero insisto, hay que cambiar eso desde la escuela. Yo suelo poner un ejemplo que me funciona muy bien con mis estudiantes. Les digo que hoy con el dinero podemos comprar cualquier cosa, que en Italia con dinero se compra incluso a los jueces, a los parlamentarios, a las cadenas de televisión y que si se es rico se puede obtener el éxito y el erotismo. Pero, hay algo que, sin embargo, no se puede alcanzar con todo el oro del mundo, el conocimiento. El saber es el fruto, el resultado, de un esfuerzo personal y únicamente quien lleva a cabo ese esfuerzo puede entender el sentido de lo que está aprendiendo. Si el jeque más acaudalado del mundo quiere comprar el saber y firma un cheque en blanco para lograrlo, nadie le podrá vender el conocimiento. Si el jeque no hace el esfuerzo para aprender no aprenderá nunca. Yo estoy convencido de que la universidad es el lugar ideal para que los chicos entiendan que el conocimiento no es un don sino una conquista, una costosa conquista cotidiana. Estoy convencido de que las escuelas y las universidades son el espacio idóneo para demostrar que las leyes del mercado no valen, porque éstas se basan en el principio de la pérdida y la ganancia; en cualquier intercambio de tipo comercial siempre hay algo que sale y algo que se queda. Pero el intercambio entre profesor y estudiante es un proceso virtuoso donde el que da y el que recibe se enriquecen ambos. Nadie pierde. Las escuelas deberían ser ese lugar donde las leyes del beneficio acabaran rompiéndose, naufragando.

Yo suelo poner un ejemplo que me funciona muy bien con mis estudiantes. Les digo que hoy con el dinero podemos comprar cualquier cosa, que en Italia con dinero se compra incluso a los jueces, a los parlamentarios, a las cadenas de televisión y que si se es rico se puede obtener el éxito y el erotismo. Pero, hay algo que, sin embargo, no se puede alcanzar con todo el oro del mundo, el conocimiento.

Pero en toda esta bella argumentación hay algo que falla, un problema de fondo que no debemos olvidar. En las sociedades actuales el conocimiento no se valora. El creador, el científico, el intelectual, no está valorado en la misma medida que el empresario, el banquero, el futbolista de éxito… En otras épocas no sucedía esto, pero hoy podríamos decir que el respeto ha cambiado de bando. No se admira al que sabe, al que crea, al que lee, sino al que es capaz de acumular lujos y riquezas, incluso al que se lucra de manera amoral y es capaz de eludir a la Justicia.

– Correcto. Es lo que estamos viviendo. Hay un capítulo en “La utilidad de lo inútil” sobre la dignidad del hombre. Es un apartado donde se argumenta en torno a este asunto que viene de antiguo a través de varios ejemplos, desde Platón hasta el Renacimiento. Los filósofos siempre se han planteado la misma pregunta: ¿el hombre vale por el dinero que tiene; es la cantidad de dinero que posee lo que le convierte en una persona digna? La respuesta es no, absolutamente no. La dignidad del hombre no se mide por las riquezas que posee; más bien, a menudo, el que acumula mucho dinero suele ser corrupto. La dignidad del hombre está en el saber identificar y ver los verdaderos valores de la vida, esos valores sencillos de los que hablábamos antes: la solidaridad, la tolerancia, la paz, el diálogo, el respeto hacia los demás. Hay una página, un fragmento precioso de Demócrito, en el que éste se ríe ante la locura de los hombres, a los que ve todo el día corriendo detrás del dinero, persiguiendo el dinero. ¿Para hacer qué?, se cuestiona. Y constata que el dinero que ganan les sirve para ganar más, que el dinero ya no es un instrumento, un medio, sino que se convierte en un fin en sí mismo. Ante esto el filósofo pregunta: ¿es correcto abrirle las venas a la tierra, destruir la tierra, para acumular riquezas? Eso es lo que estamos viendo hoy: no hay respeto por la naturaleza.

– Otro tema crucial, que debería ser obligatorio en los colegios, porque de él, del respeto a la naturaleza, al medio ambiente, dependerá la supervivencia del planeta, de la Humanidad.

– Exacto. Hay que enseñar a las nuevas generaciones el amor a la naturaleza. Enseñarles a razonar que cuando hay grandes inundaciones, por ejemplo, la culpa no es siempre de las fuerzas de la naturaleza, de su carácter violento y agresivo, sino del hombre que ha construido en el cauce de un río. Si talamos los árboles de una colina y ésta se desploma encima del pueblo, ¿la culpa de quién es: de la naturaleza que hace llover o del hombre que ha cortado los árboles?, estas son preguntas sobre las que hay que reflexionar. Yo hablo de Italia porque es la realidad que mejor conozco y en Italia tenemos un problema muy grave: en una zona de Nápoles, la camorra, que es la mafia napolitana, ha comprado muchos terrenos para enterrar las basuras, los residuos tóxicos, de las industrias del Norte, industrias que en lugar de pagar una cantidad elevada por el reciclaje de esos residuos, prefiere financiar a la mafia para que, a un coste menor, los entierre. En esa zona hoy se han elevado escandalosamente las posibilidades de contraer cáncer y otras enfermedades. Hay mucha gente que está muriendo por esta causa. Ésta es una de las consecuencias de los beneficios económicos.

Hay una página, un fragmento precioso de Demócrito, en el que éste se ríe ante la locura de los hombres, a los que ve todo el día corriendo detrás del dinero, persiguiendo el dinero. ¿Para hacer qué?, se cuestiona. Y constata que el dinero que ganan les sirve para ganar más, que el dinero ya no es un instrumento, un medio, sino que se convierte en un fin en sí mismo. Ante esto el filósofo pregunta: ¿es correcto abrirle las venas a la tierra, destruir la tierra, para acumular riquezas? Eso es lo que estamos viendo hoy: no hay respeto por la naturaleza.

– Pero, ¿qué se puede hacer para cambiar esos modelos, para que la gente, los ciudadanos, se conciencien de que no se puede mirar para otro lado y seguir instalados en el conformismo, de que hay que dar pasos para construir otro tipo de sociedades?

– Yo creo que no existe una fórmula mágica para cambiar de golpe las cosas, que no hay recetas, y que la única posibilidad que tenemos como seres humanos es la de educar a las nuevas generaciones no en el egoísmo, no en la avaricia de los beneficios, sino en el amor por el bien común, por el respeto hacia el otro y hacia el entorno en el que se desarrolla la vida. Y la única herramienta que tenemos para hacer esto es la cultura. Estoy de acuerdo en que es difícil conseguir que estas cosas tan sencillas se entiendan, pero hay que seguir intentándolo. Hay un pasaje muy revelador en una novela de David Foster Wallace. Se trata de un episodio en el que se plantea la pregunta de qué es el agua. Y hay dos pececillos jóvenes que nadan en el acuario y no saben nada del medio en el que se mueven. Igual que esos pececillos, hoy nosotros, no comprendemos que la cultura y el conocimiento constituyen el agua en la que nadamos en cada instante de nuestra vida. No es por casualidad que los gobernantes, en todos los países del mundo, sin excepción, lo primero que recortan son aquellas cosas que ellos consideran inútiles y que, al revés, son las más útiles para conseguir que las sociedades sean más humanas.

Yo creo que no existe una fórmula mágica para cambiar de golpe las cosas, que no hay recetas, y que la única posibilidad que tenemos como seres humanos es la de educar a las nuevas generaciones no en el egoísmo, no en la avaricia de los beneficios, sino en el amor por el bien común, por el respeto hacia el otro y hacia el entorno en el que se desarrolla la vida.

– ¿Lo hacen por el principio de la austeridad o porque sin cultura la gente es más manejable?

– Ahí quería llegar. El interés de la clase política hoy en día, al igual que el interés de la clase política de ayer, consiste en mantener a la gente en la ignorancia. No cabe duda de que es más fácil vender todo lo que quieren a personas que no saben, que no tienen herramientas para comprender. Lo que sucede es que en la actualidad la clase política que tenemos es una clase política cada vez menos culta y cada vez más corrupta. Vuelvo de nuevo a Italia, aunque en España cada vez se conocen más casos deleznables. El Tribunal Supremo de Italia, al que corresponde hacer balance del Estado, ha declarado recientemente que en nuestro país se gastan unos 150.000 millones de euros al año a causa de la corrupción. Es muy fácil de comprender: si hay que construir una carretera, la carretera en lugar de costar dos millones vale cuatro y ese dos de más que pagamos es el precio de la corrupción. Con estos números en la mano es evidente que hoy no haría falta masacrar a la clase media; destrozar a los más débiles;  eliminar la financiación a los enfermos graves; recortar constantemente los fondos destinados a la educación, a las bibliotecas, a la cultura en general… Pero es que todo lo que significa cultura, saber, es considerado como peligroso por la clase política. Cuando a mí me dicen que estamos en crisis y que hay que recortar en sanidad y en educación, yo me pregunto por qué no en corrupción si el dinero que se gasta en corrupción es muy superior al que se obtiene con los recortes en todas esas partidas que tanto afectan a los ciudadanos en su bienestar, en su día a día.

El interés de la clase política hoy en día, al igual que el interés de la clase política de ayer, consiste en mantener a la gente en la ignorancia. No cabe duda de que es más fácil vender todo lo que quieren a personas que no saben, que no tienen herramientas para comprender. Lo que sucede es que en la actualidad la clase política que tenemos es una clase política cada vez menos culta y cada vez más corrupta.

– Shakespeare ya lo tuvo claro en “El mercader de Venecia”, una de las obras a las que se hace referencia en el libro.

–  Sí. La metáfora de Shakespeare es bellísima. Él habla de recortar una libra de carne del cuerpo. El personaje de Antonio para pagar la deuda contraída tiene que dar un trozo de su cuerpo. Eso tiene tanto que ver con lo que está sucediendo ahora mismo… Cuando el hombre se convierte en mercancía, cuando para pagar la deuda es necesario cortarle la carne, quitarle, expropiarle, el derecho de tener derechos, como decía Hannah Arendt, estamos dibujando un escenario atroz, monstruoso. Hoy cualquier derecho de los obreros, de los estudiantes, de los enfermos, se niega en nombre de la necesidad de la crisis y esto es una gran mentira. De nuevo volvemos al mismo punto: la única manera que tenemos para salir de esta situación es la cultura, hacer que la gente entienda cuál es la verdadera raíz del problema, que sea consciente de que si no luchamos contra la corrupción, si no luchamos contra el egoísmo de nuestra sociedad, nunca saldremos de esta situación.

– ¿Cómo combatir la sensación de desaliento, de tristeza, de impotencia ante la visión tan repetida de políticos que se saltan todas las reglas éticas, que roban con total impunidad, que no piensan lo más mínimo en el bien de aquellos a los que representan?. Está claro que hace falta más cultura, más educación, pero volvemos a lo de antes: los que tienen el poder buscan la manera de ningunear, de anular esos ámbitos. La cultura que profundiza, que ayuda a pensar, desaparece cada vez más de la televisión, de los medios…

– Por un lado existe el problema de la conciencia. La gente en Italia, por ejemplo, no acaba de tener conciencia de la corrupción de la clase política. Hay un señor en mi país que ha sido condenado en muchas ocasiones y que no quiere aceptar las sentencias de los tribunales. Pero es que este señor recibe millones de votos. Ese es el gran problema. La gente no entiende que detrás de esa persona hay unos intereses personales, hay un partido que en estos años lo único que ha hecho ha sido salvar sus propias empresas. En ese gobierno precisamente hubo un ministro que tuvo el valor de decir que con la cultura no se come y que si la cultura no sirve para dar de comer, no sirve para nada. Ante esto no hay más respuesta que la toma de conciencia, la preparación de las generaciones venideras a través de las escuelas, las universidades, los círculos de lectura, los teatros, todo lo que sea cultura en su más amplio sentido. Se trata de formar a ciudadanos capaces de decir no a esta gente, a estas maneras de gobierno; ciudadanos capaces de razonar con sus propias cabezas y de no dejarse influir por el poder de los medios de comunicación al servicio del poder. Naturalmente me doy cuenta de lo que me plantea; del círculo vicioso en el que estamos inmersos, de esta especie de pescadilla que se muerde la cola.

– Pongamos algo de positividad en la conversación. ¿Hasta qué punto esta crisis está llevando cada vez a más gente a darse cuenta de que la felicidad no tiene nada que ver con el consumo de bienes materiales? ¿Hasta qué punto se empieza a cambiar el orden de las prioridades, a poner en circulación otras ideas?

– Todo eso es cierto. En cualquier momento de la Historia, las crisis, lo que nosotros llamamos crisis y que en la raíz etimológica significa también oportunidad de debate, son momentos en los que se hace una reflexión sobre las cosas que puede generar un cambio de ruta, una ocasión para entender aspectos que nos resultaban incomprensibles, confusos. Yo también espero que de la gran contradicción de esta crisis pueda emerger la necesidad de volver a valorar las cosas inútiles frente a las cosas útiles. Otro de los placeres que me está dando la publicación de este libro es la posibilidad de dialogar con muchos directivos de empresas. Me ha sorprendido que algunos de ellos estén viendo la necesidad de revisar los modelos porque se dan cuenta de que una empresa que pone en el centro el beneficio, que hace que éste se convierta en el único fin, acaba engendrando un entorno humano inaceptable, invivible, un entorno en el que las personas no colaboran en proyectos comunes sino que ven a los otros como potenciales adversarios que les pueden llegar a quitar poder.

Una empresa que pone en el centro el beneficio, que hace que éste se convierta en el único fin, acaba engendrando un entorno humano inaceptable, invivible, un entorno en el que las personas no colaboran en proyectos comunes sino que ven a los otros como potenciales adversarios que les pueden llegar a quitar poder.

Nuccio Ordine © Nacho Goberna

Los libros son una herramienta magnífica para conseguir esa concienciación. Su ensayo es un buen intento.

– Así es, los libros pueden redimirnos. Si algo me satisface es que con este manifiesto, en su modestia, en su pequeñez, estoy contribuyendo a levantar una alarma. En Italia el éxito del libro fue inmediato. Se superaron las 30.000 copias en pocas semanas, algo extraordinario para un ensayo. Pero lo que de verdad me entusiasma es recibir cartas de estudiantes, de profesores de instituto, de conservadores de museos, de jóvenes músicos que me dicen que lo que he escrito es lo que ellos llevan en el corazón y lo que viven cada día. Son muchos los creadores, los artistas, que siguen su pasión pese a saber que están marginados, que no son escuchados.

En el libro se alude a un discurso de Víctor Hugo, que tiene que ver con todo esto, y en el que el escritor se refiere a los pobres artistas. Está claro que quien crea no lo hace para enriquecerse, pero también es cierto que se está instalando en la sociedad la peligrosa idea de que el artista, el que genera cultura, debe hacerlo de modo altruista, gratuitamente.

–  Sí. Cuando yo hablo de lo gratuito para nada quiero decir que el trabajo de los creadores, el trabajo intelectual, no se deba pagar. En absoluto. Precisamente una de las crisis del mundo de la educación consiste en  que los profesores se sienten humillados. En Italia están muy mal pagados. Es posible encontrar hoy a profesores que enseñan con 60 años y que están en una situación precaria, como interinos. Cuando yo hablo de lo gratuito me refiero a que las grandes obras artísticas, los grandes descubrimientos, no se han hecho en principio pensando en el lucro, aunque luego, a posteriori, acaban generando beneficios. Me refiero a que hay cosas que se hacen por la necesidad interior de hacerlas. Cuando vamos a escuchar un concierto lo hacemos porque hay en nosotros una pulsión emotiva, desinteresada, bello concepto al que hacía alusión Kant.

Si a algo nos conduce “La utilidad de lo inútil” es a la reflexión. Unas cosas, unos conceptos, van llevando a otros. El tema del interés en todo tipo de relación es muy interesante.

– Sí. En el libro pongo un ejemplo para demostrar cómo el amor, que debería ser el campo de lo gratuito por excelencia, también ha llegado a corromperse. El interés también ha entrado en ese territorio. El matrimonio se basa en la exigencia económica de formar una familia y muchas veces se sigue con una pareja a la que ya no se quiere porque la empresa familiar obliga a hacerlo. Aquí también vuelvo a mirar a los jóvenes, a esos jóvenes que han de entender que deberían existir unas esferas de la vida humana en las que no exista el concepto del beneficio, de lo útil. Cuando entra en juego esa lógica se acaban matando, ensuciando, valores básicos, incluso el de la verdad. Ahora mismo podemos hablar de vendedores de verdad, de camellos de la verdad, idénticos a los que venden droga, que nos dicen que los suyos son los principios que hay que seguir. Y poseer la verdad significa matarla. Hay muchas mujeres que son asesinadas en el mundo porque existen hombres que creen que poseen sus cuerpos, sus almas; que están convencidos de que otro ser humano puede pertenecerles. Este es para mí un ejemplo de cómo la idea de posesión puede causar un deterioro de los valores que deberían proteger algunos aspectos esenciales de la vida humana.

Cuando entra en juego la lógica del beneficio se acaban matando, ensuciando, valores básicos, incluso el de la verdad. Ahora mismo podemos hablar de vendedores de verdad, de camellos de la verdad, idénticos a los que venden droga, que nos dicen que los suyos son los principios que hay que seguir.

– Pero esa tendencia es muy minoritaria. En España ese empresario aún no ha nacido.

–  (Risas) Habrá que ir hacia ahí. Es el camino. En Italia se ha celebrado recientemente el aniversario de Adriano Olivetti, un empresario que fue en contra de la corriente y nos enseñó algo muy bonito: que una empresa no debe producir únicamente beneficios, sino también belleza y libertad. Él se dio cuenta de que a través de la belleza y de la libertad el hombre aprende a entender cuál es el camino para la felicidad. Olivetti invirtió sus beneficios en bibliotecas, en casas y en guarderías para los hijos de los trabajadores. Se preocupaba de darles una dignidad humana y por ese camino llegó a construir una empresa de competitividad a nivel internacional que ni siquiera existía en Estados Unidos. Su ejemplo debería cundir. Si hoy las empresas no crecen no es solo por culpa de la crisis. En muchos casos tiene que ver con la deshonestidad de muchos de sus directivos: directivos que han falseado las cuentas, se han llevado gran parte del dinero obtenido a paraísos fiscales y han acabado despidiendo a los obreros, diciéndoles que el negocio iba mal. Cuántas veces se ha descubierto que detrás de los despidos masivos hay decenas y decenas de millones de euros, que han sido derivados hacia los bancos de los paraísos fiscales para el exclusivo uso personal de unos pocos.

– Tendrían que crearse otro tipo de escuelas empresariales y tendría que nacer otra nueva clase de empresarios, insisto.

– Exactamente. Hoy una de las limitaciones de la universidad es que ha llegado a ser demasiado profesionalizadora. La gente va a las universidades a convertirse en médicos, abogados, ingenieros. Sin duda hay que aprender esas profesiones, pero en primer lugar hay que aprender a ser personas. Solo cuando se sea mejor persona se llegará a ser un buenísimo ingeniero o médico. Cuando transformamos la escuela y la universidad en una empresa, donde los estudiantes se convierten en los clientes, la cosa varía. Esto es demoledor. En el léxico de las universidades italianas se han introducido palabras como créditos y deuda. Este lenguaje lo ha contaminado todo en la educación y de esto debemos huir. Y el mismo discurso vale para argumentar sobre la investigación científica. Cuando el Estado ya no invierte en la investigación de base lleva a las universidades a buscar los fondos sobre el territorio para poder sobrevivir. Y si se acude a una empresa farmacéutica, ésta nos dará dinero a cambio de un producto de mercado. Es cierto que la ciencia sigue avanzando, pero está claro que por este camino no será la ciencia la que haga las grandes revoluciones a favor de la humanidad. Como apéndice a mi ensayo decidí incluir un texto magnífico de Abraham Flexner [pedagogo, 1866-1959; fundador creador del Institute for Advanced Study de Princenton] para que se entienda que la gran revolución de la ciencia no fue la que realizó Marconi. Marconi hizo una gran revolución, sí, pero si no hubiera tenido los estudios previos de investigadores como Maxwell y Hertz, que no tenían ninguna necesidad práctica en su interés como estudiosos, hoy no tendríamos la radio. Incluso en el campo de la ciencia lo que vale es la curiosidad, dejar libremente al científico perseguir o cultivar sus ideas. El problema es que hoy esto es cada vez más difícil.

Nuccio Ordine © Nacho Goberna

– Estamos hablando de la necesidad de la cultura y de cómo se la anula tanto desde el poder. Pero, por otro lado, nunca como ahora, la gente ha tenido tanto acceso a la cultura, más bien al espectáculo.

– Bueno, pensemos en el cine, por ejemplo. Es verdad que hoy hay muchas más salas cinematográficas, pero también que el mercado de la distribución está cada vez más dominado por las películas de efectos especiales. El cine clásico, el de los grandes directores, cada vez se ve menos. Es cierto que en París sigue habiendo muchas salas de películas de autor, pero en otras ciudades como Roma prácticamente han desaparecido y en Nueva York, donde he vivido, quedan muy pocas, frente a unas 50 salas donde se expone el cine comercial, de efectos especiales, con grandes estrellas, pero muy pobre de contenido. Muchas de las cosas que hoy llamamos cultura en realidad son productos de subcultura. Y las librerías siguen existiendo pero, ¿qué es lo que venden?. Hay muchos más libros que antaño, pero, ¿estamos contentos con los libros que interesan al público?. ¿Quiénes están hoy en el “top ten” de las ventas?. Pues abundan  esos señores que hablan en la televisión o figuras del fútbol o similares. ¿Qué valor literario tienen las cosas que más se leen?. Sí. es verdad que hay más posibilidades, pero también es verdad que hay muchas cosas que no valen para nada y que hunden, ahogan, todo lo que sí merece la pena, pero que cada vez se ve menos. Y tenemos Internet, una gran revolución, sin duda, pero habría que educar a los jóvenes en su correcta utilización. Cuando mis estudiantes quieren hacer una investigación sobre un autor en concreto siempre les digo que en vez de bucear en Internet se lean un buen libro. De Giordano Bruno, uno de mis filósofos favoritos, existen en Internet decenas de páginas delirantes en las que hay informaciones equivocadas. Hoy en día cualquier persona puede escribir en Internet lo que le parezca, sin ningún tipo de control. El buscador competente, el que sabe, sabrá moverse en esas aguas, pero el joven tiene que ser guiado, porque, paradójicamente, cuando hay tantas informaciones todo y nada es lo mismo. Habría que hacer una guía Michelin de Internet, una guía que indique cuales son las mejores páginas a seguir en cada materia.

– ¿Una etapa de la Historia a la que podríamos mirar para tomar como ejemplo, tal vez el Renacimiento?

– Sí. Si viajamos al Renacimiento nos encontramos con personajes  como Copérnico, como Galileo, que no estudiaban los cielos porque hubiese alguien que les pagara un dinero para que hicieran un descubrimiento. Lo suyo era curiosidad, puro deseo de saber. Por otro lado, en el Renacimiento los conocimientos, las distintas disciplinas, no estaban separadas. Leonardo da Vinci fue un pintor, un constructor, un arquitecto, un ingeniero, un escritor. Miguel Ángel también dominaba con brillantez distintas disciplinas. Lo que hoy nosotros separamos, en el mundo clásico y en el Renacimiento estaban juntos. El premio Nobel de química Ilya Prigogine ha escrito un maravilloso libro, “La nueva alianza”, donde señala que si nosotros no mantenemos juntos los conocimientos. la humanidad se deslizará hacia la barbarie.

– Antes hablábamos de cómo los gobernantes buscan pueblos incultos, más dóciles y fáciles de dirigir, pero la ignorancia también conduce a los fanatismos, a los extremismos. Lo hemos visto en el pasado y lo estamos viendo en la Europa actual. Da la impresión de que esos gobernantes no están siendo conscientes de ese peligro.

– Totalmente de acuerdo. Antes hablaba de los traficantes de certezas, los traficantes de verdad, porque justo los momentos de crisis, de incertidumbre, son momentos en los que es fácil la explosión irracional. Surgen líderes que empujan a la gente inculta a abrazar determinados fanatismos porque es en esas etapas de crisis cuando se crea la necesidad de tener puntos de referencia seguros. Por eso el fanatismo religioso, el fanatismo político y otros, encuentran hoy un campo de cultivo muy fértil. En el libro hay un capítulo precisamente sobre el fanatismo y la verdad y, como indico, para abordarlo sería suficiente con leer una impresionante narración de Boccaccio, “Los tres anillos”, donde se le pregunta a un judío cuál de las tres religiones es la verdadera y el judío contesta contando una historia en la que da a entender que el hombre nunca sabrá cuál es la verdad absoluta. Montaigne, también Giordano Bruno, nos enseñan que la mejor manera de encontrar la verdad es buscándola y que toda la vida andaremos detrás de una verdad que no se dejará atrapar, pero que es el camino hacia ella el que nos convertirá en hombres solidarios, hombres que piensan que para acercarse lo más posible a su centro es necesario conversar con otros hombres.

Los momentos de crisis, de incertidumbre, son momentos en los que es fácil la explosión irracional. Surgen líderes que empujan a la gente inculta a abrazar determinados fanatismos porque es en esas etapas de crisis cuando se crea la necesidad de tener puntos de referencia seguros. Por eso el fanatismo religioso, el fanatismo político y otros, encuentran hoy un campo de cultivo muy fértil.

– ¿La lectura, la literatura, no es una forma de buscar la verdad y de estimular el diálogo con los otros?

– Por supuesto. Cuando yo hablo del hecho de que la lectura de un libro, de que el encuentro entre un maestro y un estudiante, pueden llegar a cambiar la vida de una persona no hablo de algo abstracto, es algo que yo he vivido en mi propia piel. Yo nací en un pequeño pueblo del sur, en una casa sin libros, de padres que habían dejado de estudiar a los 12, 13 años. En mi pueblo no había bibliotecas y en esas circunstancias nadie podía imaginar un futuro para mí en la dirección que he tomado. El nacimiento de la Universidad de Calabria en los años 70, en una región pobre, ha permitido a muchos jóvenes como yo ir a la universidad y encontrar allí a buenos profesores leyendo y recomendando libros maravillosos que han cambiado nuestras vidas. Yo he entendido muchas cosas y estoy convencido de que, a pesar de todo, la lectura de un clásico, la literatura, la filosofía, el arte, la música, todos esos conocimientos inútiles que conforman la cultura, pueden crear en nosotros unas reacciones, una conciencia que nos lleve a comprender mejor el mundo en el que vivimos y el corazón del ser humano.

– Si tuvieras que elegir un solo libro, un libro poderoso, ¿cuál sería?

– Es difícil que en el camino haya solo un libro. Hay muchos y cada uno de ellos es importante en fases concretas de la vida. Una de las obras que siempre he amado ha sido el “Orlando furioso”, de Ariosto, pero también me han acompañado las “Memorias de Adriano”, de Yourcenar, o un clásico sobre el que he escrito en mi libro, “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez. Tampoco me puedo olvidar de los poetas, tantísimos poetas, ni de otros escritores a los que tanto he amado como Cervantes. Don Quijote ha sido para mí una lectura extraordinaria. Mientras trabajaba en este ensayo sobre lo inútil, con esa idea en mi cabeza, me di cuenta de que no existe un héroe más famoso de lo inútil que el Quijote. Sus acciones reflejan sus valores. Él no quiere ganar nada con ellas. Simboliza todos esos actos que pareciendo inútiles pueden llegar a cambiar a veces la vida humana. Pensemos, por ejemplo, en esa famosa fotografía de la plaza de Tiananmen donde un joven se pone delante de los tanques y es capaz de bloquearlos. Esa parecía la acción de un loco y, sin embargo, diez años más tarde, esa imagen fue la portada del “Times”, que vio en ella una de las instantáneas que más han condicionado el siglo pasado.

Fuente: https://lecturassumergidas.com/2014/01/26/nuccio-ordine-la-cultura-es-peligrosa-para-la-clase-politica/

 
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Para aprender la lengua de signos hay que ejercitar la memoria visual.

Este profesor de lengua de signos enseña a estudiantes, profesionales, familiares de sordos y personas que pierden oído.

Europa/España/Fuente:http://www.lavozdegalicia.es/

Por: Joel Gomez.

Jaime Fernández enseña desde hace más de 22 años lengua de signos en actividades organizadas por la Asociación de Personas Sordas de Santiago: He tenido muchísimo alumnado, antes en la antigua sede de la asociación, en el Pedroso; y ahora en la Casa das Asociacións de Benestar Social (Cabes), en Salgueiriños. También enseñé en A Coruña, Pontevedra, Vigo y en otras localidades; y en algunos ayuntamientos, policía, asociaciones de vecinos, y otras entidades que lo han demandado», explica.

¿Qué oferta hay actualmente?

-Organizamos talleres en verano, como el reciente que hemos celebrado en junio y julio. Pero la principal oferta es de octubre a mayo, con cursos en los que se imparten los niveles A1, A2, B1 y B2. Las clases son de lunes a jueves, dos sesiones semanales; con turnos de mañana, tarde y noche.

¿En qué consisten los cursos?

-Se imparte una parte práctica, para aprender a comunicarse; pero también una parte teórica, sobre cómo es la comunidad sorda. Es importante insistir en que no todas las personas somos igual, que es diferente una persona sorda de una sordociega, por ejemplo; o que las necesidades son diferentes en las zonas urbanas y rurales.

¿Para qué capacita cada nivel?

-Estos niveles son los que contempla la actual normativa europea de enseñanza de lenguas, estamos adaptados desde hace dos años y medio. Antes eran tres: inicial, medio y superior. El A1 es el más básico, para iniciarse, para personas que desconocen qué es la lengua de signos. Es en el que suele haber mayor demanda.

¿Qué es lo más difícil de aprender de la lengua de signos?

-Depende de cada estudiante, se adaptan y avanzan. Las personas oyentes están acostumbradas a tener una memoria de carácter auditivo. Y para aprender la lengua de signos hay que ejercitar la memoria visual, eso se consigue poco a poco. Los cuatro niveles están orientados a poder comunicarse, y cada vez son más complejos. El B2 ya es muy avanzado. Pero no se pretende formar intérpretes, para eso hay que hacer un ciclo formativo, que equivale a un nivel superior, C1 o C2,

¿Cómo es el alumnado que aprende lengua de signos?

-La mayoría son estudiantes o profesionales, que buscan completar su formación. Vienen también personas interesadas porque tienen familiares sordos; y otras que saben que en el futuro van a tener una pérdida auditiva importante y se empiezan a preparar para afrontarla.

¿Tienen mucha demanda?

-En Santiago siempre tenido estudiantes de la lengua de signos, tanto en los talleres como en los cursos, en grupos más o menos numerosos. Cubrimos la demanda. Hace dos años la Federación deAsociacións de Persoas Xordas de Galicia, la Faxpg, hizo una campaña y se indicaba que, en 20 años, en Galicia hubo más de 20.000 estudiantes de lengua de signos.

¿Faltan intérpretes de lengua de signos?

-Ahora mismo en Santiago hay tres intérpretes: dos que facilita la Faxpg y otro más que subvenciona el Ayuntamiento. No se cubre toda la demanda de servicios, y seguimos trabajando para mejorar la oferta.

¿A quién beneficia más un intérprete: a las personas sordas o a quienes no lo son?

-Las personas sordas no dependemos de los intérpretes las 24 horas; el servicio es también para personas oyentes que quieren contactar con sordas.

Jaime Fernández Gil. Es docente de lengua de signos en Santiago desde hace más de 22 años.

Lengua de signos. Está reconocida por ley en España desde el año 2007.

La enseñanza. Los niveles, del A1 al B2, se adaptan a la normativa europea.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/santiago/2016/07/24/profesor-asociacion-personas-sordas-aprender-lengua-signos-ejercitar-memoria-visual-jaime-fernandez-gil-lengua-signos-ensenanza/0003_201607S24C12991.htm

Imagen: http://www.lavozdegalicia.es/sc/x/default/2016/07/24/0012_201607SL24C12F1jpg/Foto/SL24C12F1.jpg

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Jaime Martínez: «En ocho años, el método tradicional de enseñar matemáticas desaparecerá»

26 de julio de 2016/ Fuente: lavozdigital

Este maestro e inspector de Educación jubilado es el precursor del método ABN (Algoritmos Basados en Números) con el que ya aprenden matemáticas casi 200.000 alumnos.

Han pasado ocho cursos escolares desde que el método ABN se implantó por primera vez en un colegio. Fue en Cádiz. Su principal defensor, Jaime Martínez Montero, subraya que el alumno aprende matemáticas de verdad y razona lo que hace porque las entiende. Entre sus ventajas, son más divertidas, adaptadas a la vida real y ofrece más oportunidades a los alumnos menos aventajados. Estas son sus claves y retos.

–¿Qué es el método ABN?

–Es una metodología que consiste en enseñar matemáticas usando los números y no las cifras.

–¿Qué aprenden los alumnos y qué diferencias presenta con respecto al método de toda la vida?

–Aprenden más y aprenden antes de lo que lo hacen con el método tradicional de las matemáticas. Lo que hacemos en el método ABN es cambiar por completo el enfoque. La manera clásica trabaja los números y las operaciones descomponiendo los números en dígitos. Nosotros lo hacemos al revés, trabajamos con números y lo hacemos conociendo a fondo la numeración. En el método tradicional la numeración se pasa muy por encima. En el ABN el cálculo lo hacemos de izquierda a derecha, no de derecha a izquierda. Empezamos sumando por los números grandes y vamos hacia los más pequeños, como hacemos en la vida real. Con el ABN hay diversos formatos para hacer las operaciones y el alumno lo elige con libertad. Por ejemplo, una suma o división todo el mundo lo hace igual con el método tradicional.

En el ABN caben muchas formas de hacerlo según la capacidad de cada alumno. Los chicos más lentos requieren más pasos y los más rápidos, menos. Es decir, se adapta mejor a los alumnos menos aventajados porque les ofrece más recursos. En el método ABN nos basamos en la vida real para construir las matemáticas. Los alumnos empiezan contándose ellos, contando lápices, palillos, y sobre eso hacemos las abstracciones. En el cálculo tradicional lo primero que se es aprenderse las tablas. Van de lo abstracto a lo concreto y nosotros de lo concreto a lo abstracto. El ABN emplea el aprendizaje de conceptos y los alumnos entienden cada paso. El método de toda la vida enseña una matemática procedimental donde se aprenden de memoria los procedimientos y a los alumnos les cuesta mucho más explicar lo que están haciendo.

–¿Son más fáciles de aprender las matemáticas con el método ABN?

–Mucho más fácil. La prueba está en que el rendimiento de nuestros alumnos es superior al de los chavales que aprenden con el método de toda la vida.

–¿Hace cuánto se enseña matemáticas con el método ABN?

–La primera experiencia fue hace ocho años en el colegio ‘Andalucía’, en Cádiz. Ese mismo año se enganchó otro curso del colegio Carlos III, también de Cádiz, y al año siguiente se sumaron dos colegios más de Puerto Real. A partir de ahí pusimos en marcha el blog y comenzó la expansión por la provincia de Cádiz y otras.

–¿Se ha implementado en colegios de otras ciudades?

–Sí, en muchas, incluso hay ciudades en las que tiene gran implantación en los colegios como Santander, donde aproximadamente la cuarta parte de los colegios trabajan ya las matemáticas con el método ABN. También hay muchas clases ABN en Murcia, Córdoba, Jaén, Sevilla, Granada, Alicante y Valencia, Madrid, Burgos, Asturias, etc.

–¿Ha exportado el modelo fuera de España?

–Funciona bastante en México, Perú, Chile, Argentina, Colombia y Francia. También tenemos constancia de que de manera muy incipiente se está introduciendo en Alemania y EEUU.

–¿Cómo fueron los inicios?

–Los comienzos tuvieron mucho mérito porque éramos cuatro locos que hacíamos cosas rarísimas que no había visto nadie y la gente se pensaba si estábamos bien de la cabeza. Luego ya demostramos que estábamos muy cuerdos. La realidad es que hemos pasado de caras raras a tener en nuestro blog 1.500 entradas, casi 1.000 vídeos basados en experiencias de alumnos y 14.000 suscritos.

–¿El método partió de usted?

–Sí, desde cero.

–¿En estos ocho años cuántos alumnos han aprendido matemáticas con ABN?

–Cerca de 200.000 estudiantes. Más de la mitad en Educación Infantil, que es donde más alumnos tenemos. Aproximadamente tendremos en la actualidad unas 6.000 o 7.000 clases trabajando el método ABN.

–¿Dispone de datos donde apoyar con resultados el éxito del método?

–La primera evaluación la hicimos al finalizar el segundo curso escolar desde la implantación del método. Lo hicimos desde el departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz. Comparamos dos colegios ABN con otros dos que seguían el método tradicional y las diferencias eran muy grandes. Cada vez son mayores las diferencias y siempre a favor de nuestros alumnos.

–¿Qué diferencias?

–Por ejemplo, en resolución de problemas nuestros alumnos doblan los resultados de las clases normales. Los mejores de la clase tradicional están a la altura de los menos avanzados nuestros. En cálculo mental, los estudiantes del ABN son brillantes. En realización de operaciones y numeración también los nuestros son más rápidos, lo hacen mejor y cometen menos errores. También entienden lo que están haciendo y te lo pueden explicar en cualquier momento. Con las matemáticas de toda la vida suele pasar que cuando haces el examen o pasa un poco de tiempo ya te olvidas de lo aprendido.

–¿Hasta qué ciclo de la vida académica se enseña el ABN?

–Hasta 6º de Primaria pero enseñamos más contenido que el método tradicional de las matemáticas. Es decir, hay cosas que damos en Primaria y que normalmente se enseñan en 1º, 2º e incluso 3º de Secundaria.

–¿Cómo se levanta uno un día y cree que hay otro método diferente de enseñar las matemáticas?

–Yo fui maestro durante ocho años e inspector de Educación más de treinta años. Siempre he trabajo mucho las matemáticas. Mi tesis doctoral fue sobre la didáctica de la matemática y el primer libro de matemáticas lo publiqué en 1984. Es decir, es un tema que lo conozco a fondo, es algo que se va construyendo y llega un momento que encuentras algo que te permite articular todo lo que tienes suelto.

–¿Cuál fue ese momento?

–No sabría decir exactamente. Estaba preparando un libro de didáctica de la matemática, había hecho una recopilación de todos los modelos, una revisión exhaustiva de la bibliografía y viendo una de las operaciones me di cuenta de que si en vez de hacerlo como siempre lo hacía de otra manera, tenía un montón de ventajas. Publiqué los primeros algoritmos ABN en el año 2000. Lo expliqué en varios cursos pero nadie se enganchaba por aquel entonces hasta que alguien se atrevió a utilizarlos y se vio que funcionaba muy bien. Por ejemplo, los chicos en 3º de Primaria ya suman y restan mentalmente. En 4º multiplican y dividen por una cifra y lo hacen también mentalmente.

–En su blog hay vídeos del método ABN para alumnos con dificultades cognitivas. ¿Está desarrollado o se adapta mejor a estos alumnos?

–Para esos niños es especialmente conveniente. Si a los estudiantes sin dificultades cognitivas les cuesta trabajo entender el método tradicional imagínate a chavales con alguna limitación. Cuando les haces trabajar sobre lo concreto, la manera de aprender matemáticas cambia bastante y aprenden mucho más que con el método convencional.

–¿Llegan mejor preparados a la universidad los alumnos que han estudiado matemáticas con el método ABN?

–Sí, porque se les dan muy bien aprender cosas nuevas, razonan todo y han aprendido de verdad.

–Las matemáticas son una asignatura a la que mucha gente le tiene manía…

–Cierto y donde mucha gente saca malas notas. Sin embargo, con el método ABN los niños se divierten aprendiendo y hemos creado un círculo virtuoso con el resultado de que en nuestras clases es raro el alumno que suspende. Ha cambiado la actitud de los niños hacia las matemáticas. Ya sólo eso es un cambio grandísimo.

–¿Cómo reaccionaron al principio tanto sus compañeros profesores como los padres de los alumnos?

–Se quedaron muy impactados, porque observaron que, en alumnos de la misma edad, los del método ABN podían hacer cosas más difíciles con una facilidad enorme. Los estudiantes ABN de educación Infantil tienen un nivel más alto que muchos niños de 1º de Primaria. Suman y restan fácilmente dentro de la primera decena. Cuando ven a chicos de 4º de Primaria hacer ecuaciones de primer grado o resolviendo una raíz cuadrada mentalmente se quedan impactados. Los padres al principio se quedan muy sorprendidos. Recomendamos a los centros que van a implantar el método que antes se reúnan con los padres y lo expliquen y le pidan un poco de confianza hasta ver los resultados. Los padres están muy contentos.

–¿Cuál es el próximo reto del método ABN?

–Extenderlo e implementarlo en más ciudades y países. Que se generalice y que haya docentes de Secundaria que quieran empezar a aplicarlo. Tenemos en prácticamente todas las comunidades autónomas una red de profesores que forman a su vez a otros y ello tiene un efecto multiplicador del método. El nivel de nuestros alumnos no lo he encontrado en ninguna otra parte del mundo, ni en EE UU ni en Inglaterra, ni en Francia ni en Finlandia, donde siguen con el cálculo tradicional.

–¿Cree que desaparecerá el método tradicional de enseñanza de las matemáticas?

–Sí, en siete u ocho años. Si de la nada en ocho años hemos llegado a donde estamos, ahora que tenemos más recursos tecnológicos y plataformas digitales, la extensión del método será mucho más rápida.

–¿Ha pensado para ello en contactar con las administraciones públicas?

–Sí que hay comunidades autónomas que están apoyando el método pero a lo mejor no de una forma explícita; pero mejor así, porque no queremos que se politice y luego digan este es el método de los socialistas o de los populares. Esto debe quedar en el ámbito escolar y que vaya del ámbito escolar hacia arriba y cuando los políticos vean que el método tiene buenos resultados, favorezcan su desarrollo. Nada más.

Fuente: http://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-jaime-martinez-ocho-anos-metodo-tradicional-ensenar-matematicas-desaparecera-201607240917_noticia.html

Imagen: http://3.bp.blogspot.com/-B29SdxIYjT4/T8OnwQ_Pc-I/AAAAAAAAAPs/3hQSLo4Pbo8/s1600/280512+Matem%C3%A1tica+tradicional.jpg

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La mejor forma de enseñarle a un bebé a caminar es… ¡No enseñarle!

Entrevista/26 de julio de 2016/Fuente: la nación

A veces las madres y padres nos ponemos ansiosos y morimos de ganas de ver a nuestros hijos pasar a la siguiente etapa o conquistar algún logro, cuando en realidad ellos no tienen ningún apuro. Cada bebé como individuo tiene sus propios tiempos y si no gatea o no camina todavía, no quiere decir que haya algo mal, simplemente que por ahora se siente bien descubriendo el mundo así y no está listo para pasar a lo siguiente. Pero pronto seguro lo logrará.

Sobre esto hablan Liliana Gruss y Francis Rosemberg, dos fonoaudiólogas y psicomotricistas que, inspiradas por el método del movimiento libre la pediatra húngara Emmi Pikler, escribieron el libro Bebés en movimiento, El desarrollo postural en imágenes. En él muestran fotos de las posturas y desplazamientos espontáneos de los bebés y las van analizando, demostrando la naturalidad y armonía con que los bebés van evolucionando hasta lograr ponerse de pie y caminar por sí mismos, sin necesidad de enseñanzas, ya que al ser respetados sus tiempos y valoradas sus iniciativas, crecen seguros, tranquilos y capaces para lograrlo.

Destaco a continuación algunas claves de mi entrevista a ambas expertas, acerca del desarrollo postural y el movimiento de los bebés para tener en cuenta:

Foto: Pixabay

– La intervención del adulto «estimulando» o provocando posturas que el bebé no domina, interfiere en la secuencia y entorpece las adquisiciones. El control del cuerpo en el espacio, el dominio del equilibrio, son vivencias muy íntimas; nadie desde el afuera puede determinar cuál es el momento para colocar al niño en tal o cual posición. María Montessori decía que toda ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo.

– Hay que partir desde un comienzo de la postura sobre la espalda, en la que está garantizada la mayor superficie de apoyo y, por lo tanto, el equilibrio y la seguridad corporal, y permitirle al bebé ejercitar todos sus movimientos con libertad, facilitará que cada niño construya por sí mismo la secuencia de posturas y desplazamientos que lo llevarán de la horizontalidad a la verticalidad.

– Dejarlos aprender solos influye positivamente en la confianza y autoestima de nuestros hijos. Esta vivencia de control del propio cuerpo, del equilibrio, del ejercicio de las propias iniciativas, tiene gran incidencia en el desarrollo emocional de los niños. El vínculo cálido y seguro con sus padres y con los adultos responsables de su cuidado, adultos que le permiten actuar, que disfrutan con lo que el bebé es capaz de hacer, con lo que sabe y puede en cada etapa por la que va transitando, permite que el niño se desarrolle seguro de sí mismo, con la seguridad emocional que le dan la contención y el respeto por sus logros.

– Todos los bebés atraviesan las mismas etapas pero a distintos tiempos: esto sucede en una secuencia que va desde la posición sobre la espalda a poder pararse y caminar. Hay niños más precoces y otros más tardíos. Lo importante no es cuándo los niños hacen lo que hacen, sino cómo lo hacen: con seguridad, confianza, dueños de su propio cuerpo, o dependiendo de que alguien lo ponga, lo saque, lo acomode… Los ritmos son diferentes: la marcha se da generalmente entre los nueve y los dieciocho meses. Los que caminan a los nueve, son los precoces; los que lo hacen a los dieciocho son los tardíos. El promedio de los niños suele comenzar a caminar alrededor de los dieciséis y no a los doce meses como indican muchas tablas de desarrollo.

– Si el desarrollo autónomo es respetado y no se interfiere colocando al niño en posturas que aún no domina, todos los niños gatean, se sientan, se paran y caminan. Gatean sentados aquellos niños que fueron colocados en posición de sentado antes de adquirirla por sí mismos. Reptar es un desplazamiento correcto que se adquiere antes del gateo, antes de que las piernas y los brazos logren sostener el tronco alejado del piso. Es posible que en un principio el desplazamiento se produzca hacia atrás, ya que hay empuje desde los antebrazos antes de que el niño organice el punto de fuerza en los dedos de los pies. A partir de la experiencia, los niños irán organizando sus desplazamientos hasta lograr el reptado hacia adelante.

Foto: Pixabay

– Hablar de autonomía del niño pequeño, es reconocerlo como un ser de acción y no sólo de reacción desde las etapas más tempranas. Como un interlocutor válido en el vínculo adulto-niño. ¿Acaso no se transforma la casa, nuestras rutinas cotidianas y la vida entera cuando llega un bebé al hogar? ¿No nos ponemos felices si abre la boca alegremente para comer el puré que le ofrecemos y no nos angustiamos si la cierra y frunce el entrecejo o da vuelta la cara negándose a comer? Hablar de autonomía es considerarlo persona desde el nacimiento. Es poder observarlo y descubrir que sólo es torpe si le imponemos posturas a las que no ha llegado por su cuenta. Que es armonioso en sus movimientos cuando gira y pasa de estar panza arriba a panza abajo; que tiene iniciativas propias cuando explora los objetos tomándolos en sus manos, observándolos, cuando chupa, sacude, frota, tira y vuelve a tomar… Hablar de autonomía es tomar la decisión de respetarlo en sus tiempos y en sus ritmos, en sus deseos y necesidades, sin intentar imponer los nuestros.

– Si bien hay que dejar que los niños «hagan» por su cuenta, esto no quiere decir que el adulto se desentienda de él. Todo lo contrario. Conocerlo profundamente, saber cuáles son las necesidades de cada uno, tomar en serio la actividad de cada bebé, le permite al adulto referente organizar el espacio adecuado, un medio tranquilo, distendido y seguro, rico en elementos seleccionados en función de sus intereses y sus posibilidades, en cada etapa madurativa por la que va transitando.

Foto: Pixabay

– Hay puntos en común entre la filosofía de María Montessori y los principios de la Dra. Emmi Pikler. Ambas buscan organizar un lugar en el que los niños puedan hacer las cosas por sí mismos – vivir su propia vida – sin ayuda inmediata de los adultos. De esta manera, el niño se hace consciente de su propio poder, es decir de su poder hacer. También hay algunas diferencias, ya que Montessori se dedicó a la «educación» de los niños y a desarrollar planes de aprendizaje individualizado, pensando en las formas más naturales y espontáneas de adquisición de conocimientos, a partir de las edades de la escolarización. Emmi Pikler se dedicó a las etapas más tempranas del desarrollo infantil, desde el nacimiento hasta el ingreso en la etapa escolar. Es decir a la constitución subjetiva más temprana. Sus principios se asientan sobre la calidad de los cuidados cotidianos, y sobre la libertad del movimiento en los bebés, y no sobre los aprendizajes de índole escolar.

– Algunos de los errores comunes que cometemos los papás: a veces los adultos caemos en la tentación de acelerar o querer saltear etapas. Cuando el bebé está madurativamente preparado para jugar boca arriba, mover libremente brazos y piernas, girar la cabeza, nosotros pensamos que es mejor ponerlo boca abajo (posición en la queda aplastado contra el colchón, sin poder mover su cuerpo ni elevar la cabeza, ya que ésta es muy pesada). Cuando está ejercitando este giro para ponerse boca abajo, consideremos necesario sentarlo. Entonces le colocamos almohadones para sostenerlo (pero igual se cae para un costado, ya que su columna no está madura para permanecer erguida). Y cuando comienza a sostenerse sentado, lo paramos. Y apenas él comienza a pararse por sí mismo, lo hacemos caminar. Siempre apurando sus tiempos. Como si lo que el bebé propone, no importara. Porque nuestras expectativas siempre están más allá de lo que él puede en el aquí y ahora. Así es muy difícil construir la autoestima, la confianza en sí mismo, la posibilidad de tener iniciativa…

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1920883-la-mejor-forma-de-ensenarle-a-un-bebe-a-caminar-es-no-ensenarle

Imagen: http://bucket1.glanacion.com/anexos/fotos/23/ahora-entiendo-a-mi-mama-2239823w620.jpg

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