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Entrevista a Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación y Juventud de Francia: “Es necesario darle al maestro el protagonismo que merece”

Entrevista/12 Marzo 2020/Autor y fuente: semana.com

Líderes por la Educación, habló sobre los retos del sector y de cómo la experiencia francesa se puede aplicar en Colombia.

La escuela de la confianza resume lo que está pasando en Francia en materia de educación. Esta apuesta, impulsada por el presidente Emmanuel Macron y liderada por su ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, promueve un círculo virtuoso de la confianza dentro del sistema educativo, que involucra a los docentes, los estudiantes y la sociedad en general.

Este novedoso modelo plantea una serie de retos como recuperar el prestigio del maestro, y que los estudiantes comprendan la necesidad de la formación y de los docentes para su desarrollo en la vida colectiva y profesional.

Así lo resume Blanquer, quien en diálogo con Semana Educación evidenció la necesidad del renacimiento de la educación no solo en Francia, sino también en el mundo entero, anticipando algo de lo que traerá su país como invitado especial a la Cumbre de Líderes por la Educación, que se realizará en septiembre próximo.

SEMANA EDUCACIÓN: ¿Por qué apostar por la confianza y no por la formación educativa?

Jean-Michel Blanquer:  Porque hay que empezar con el espíritu, enfrentando el primer reto de la educación en cuanto a su relación con la sociedad. Es necesario crear una sociedad de confianza y, por tanto, debemos caminar hacia una escuela de la confianza. Lógicamente, necesitamos mirar la formación, empezando por la de los docentes y entendiéndola como el primer factor del éxito de un sistema educativo. Por eso en Francia adelantamos una reforma en la formación de maestros para que ellos se beneficien de la excelencia científica.

S. E.: En los últimos años ser docente ha perdido su valor, ¿por qué?

J. m. b.: Hay distintas razones. Una es la evolución de nuestra sociedad como sociedad del conocimiento. Es paradójico, pero con la revolución de internet el conocimiento tiene un estatus distinto. Antes, el conocimiento era una materia rara que se debía buscar en bibliotecas; ahora todo el mundo puede tenerlo. Eso ha cambiado el papel del maestro en un sentido negativo, pues ya no tiene su monopolio. Y un segundo factor es que, con la masificación del conocimiento, hay más alumnos y más maestros, lo que dificulta pagarles bien y asegurarse de que tienen un buen nivel de formación.Pero no todo es malo. El principal reto en esta era es reconocer cuál es la información pertinente; y aquí se abre una oportunidad para el docente, pues es él quien puede guiar al niño para tener lucidez y espíritu de lógica en medio de este bombardeo de información.

S. E.: ¿Pero los maestros sí se están formando para asumir estos retos?

J. m. b.: En Francia nuestro sistema no es perfecto; por eso, estamos adelantando una reforma. Los dos pilares de la reforma son excelencia académica y pragmatismo, y todo empieza por la formación. Para llegar a esto, proponemos alcanzar la excelencia en la gobernanza de cada una de las escuelas e institutos, contando con maestros altamente calificados para ello. Además, buscamos brindar los saberes fundamentales para que los docentes puedan garantizar una enseñanza adecuada. Por ejemplo, hemos visto personas que se formaban en diez horas para enseñar técnicas de lectura, cuando para esto se requiere como mínimo 100 horas. Por ende es necesario garantizarle un tiempo adecuado de formación al futuro docente. Finalmente, también hay que asegurar que quienes instruyen a los futuros docentes sean personas que siguen ejerciendo la profesión, con el objetivo de que compartan su experiencia y excelencia.

S. E.: Ustedes también están liderando una política de formación enfocada en la primera infancia. ¿Se puede considerar esta la piedra angular de un sistema educativo?

J. m. b.: Sí y esa es una de mis prioridades. Tenemos el objetivo de que el ciento por ciento de los niños que salgan de la escuela primaria lo hagan con saberes fundamentales. Hoy, alrededor del 20 por ciento de los alumnos que concluyen esta etapa de formación lo hacen con conocimientos muy frágiles. Por eso, es necesario empezar a dar mucho más dinamismo pedagógico a la escuela primaria, a la que llamamos escuela maternal.

S. E.: Eso implica el inicio de la formación académica a los 3 años. ¿Qué pasa a esa edad para que sea el foco de la educación primaria?

J. m. b.: Sabemos de manera muy documentada que muchas cosas se juegan durante los primeros años de la vida. Por tanto, si queremos dar todas las fuentes de conocimiento a los niños, debemos poner mucha atención en lo que está pasando en ese momento de la vida. Comenzar la formación preescolar a los 3 años ayudaría a combatir retrasos que pueden existir debido a las circunstancias familiares y sociales; se ha demostrado que un niño que entra a la escuela a esa edad puede tener cuatro veces más vocabulario que otro que se forma años más adelante. Así que la escuela puede dar a esta edad muchas cosas a través del juego, de la música, de cosas que son agradables para el niño y que favorecen su confianza en sí mismo y que también le ayudan a prepararse para su ingreso a la escuela complementaria.

S. E.: ¿Y qué pasa con la adolescencia? Una etapa que, de alguna manera, ha tenido un vacío en el acompañamiento académico…

J. M. B.: En cualquier sociedad se necesita pensar lo que pasa con el niño cuando empieza a ser un adolescente, y en nuestra sociedad existe el riesgo de olvidar este desarrollo. Cuando esto pasa, la persona está expuesta a rituales espontáneos que lo llevan en malas direcciones, como la droga, el fundamentalismo religioso, lógicas colectivas negativas que los atraen, y esto ocurre cuando la escuela no propone algo positivo. El sistema educativo está llamado a proponer proyectos positivos que lleven al adolescente a querer ir más allá de él mismo, tener un ideal, para que exista menos individualismo y más espíritu colectivo en la etapa escolar. En Francia, por ejemplo, planteamos proyectos de vida asociativa, de cuidado del medioambiente, o aprendizaje de seguridad civil, con actividades interesantes para que su tiempo libre sea un tiempo productivo.

S. E.: ¿Cómo ve usted el panorama de la educación en Colombia?

J. M. B.: Creo que Colombia tiene una tradición fuerte en materia de educación. Hay una historia muy rica en este sentido, y una visión que se puede comparar con la de Francia en cuanto a la importancia de la educación para la ciudadanía. Es evidente que las dificultades de la educación tienen algo que ver con las dificultades sociales y las grandes diferencias que existen en el territorio. Me parece que en el caso de Colombia hay que prestar una atención muy particular a las áreas rurales para que aprovechen y accedan a la misma calidad que en el sector urbano; y todo eso pasa, no solo en Colombia, sino también en otros países, por la calidad de la formación de los maestros y un buen estatus para ellos.

S. E.: Pero ¿qué hacer en el país para que regrese la confianza en el sistema educativo, por parte de estudiantes, maestros y en sí de la sociedad?

J. M. B.: Eso es un gran desafío para muchos sistemas escolares. Muy a menudo hay desconfianza hacia las instituciones, y creo que esta se debe, en gran parte, al desprestigio que tienen los maestros. No se sienten amados por la sociedad. Pero es responsabilidad de los Gobiernos y de la sociedad demostrar esta atención y devolverles el prestigio. Debemos crear un ambiente en el que los profesores se sientan con la responsabilidad de formar a la ciudadanía y proponer reformas que los involucren en las decisiones que tocan su vida profesional. Así que, para mí, la solución está en alcanzar una construcción de proyectos educativos que estén al nivel de cada escuela. Que cada establecimiento tenga su propio proyecto educativo, coherente con el proyecto nacional, y que sea producto de un encuentro colectivo de maestros; y no como lo estamos haciendo ahora, luchando individualmente y aislando al profesorado.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/es-necesario-darle-al-maestro-el-protagonismo-que-merece-ministro-de-educacion-de-francia/655979

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Entrevista a Montserrat Bassa: «Si la Mesa de Diálogo avanza, habrá legislatura y se aprobará la ley educativa»

Entrevista/12 Marzo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

ERC se ha convertido en una de las patas principales del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. La aprobación de la Ley Celaá depende, en buena medida, de su apoyo. Hablamos con Montserrat Bassa, portavoz del partido en el Congreso para conocer su postura en la cuestión. La Mesa de Diálogo entre Moncloa y Generalitat es, junto a la financiación, el elemento central sobre el que girará en buena medida el apoyo que la Lomloe reciba.

Monserrat Bassa habla despacio, con calma pero con emoción. Nos recibe en su despacho del Congreso de los Diputados pocos días después de la comparecencia de la ministra Celaá en la Comisión de Educación en la que explicó el proyecto de nueva ley. Fue la única portavoz parlamentaria que decidió no utilizar todas sus intervenciones después de más de cuatro horas de comisión, cosa que toda la asistencia agradeció.

Bassa es la portavoz de Esquerra Republicana en dicha comisión. Tiene, ella y el partido, una compleja labor por delante. Puente entre Madrid y la Generalitat (ERC ‘controla’ el Departamento de Educación catalán), visagra (como en aquellos buenos años de CiU) para sostener el Gobierno central y apoyar la ley educativa. Es muy consciente de ello.

Nos entrevistamos con ella para conocer un poco mejor qué piensan de la nueva ley educativa pero también de cuál es el peso que tiene, para la aprobación de aquella, la negociación de la Mesa de Diálogo entre Moncloa y Generalitat y de la negociación también de los Presupuestos Generales del Estado.

¿Qué te parece el proyecto de ley?

Nos encontramos con la ministra días antes de la comparecencia, cada uno de los portavoces. Yo le dije que estaba muy contenta porque por fin se iba a derogar la Lomce, que salió con la clara intención centralista, se cargaba el sistema de inmersión linguistica, no respetaba ninguna de las competencias catalanas y, aquí tengo la lista de recursos (ante la justicia). De entrada es una muy buena noticia. A partir de ahí, hablaremos a lo largo de las comisiones para ver si nos ponemos de acuerdo.

En líneas generales estamos de acuerdo porque lo que propone es siempre, por delante de cualquier iniciativa privada, el sistema público. Esto nos gustó mucho. En Cataluña estamos desde hace mucho tiempo en el tema de la coeducación, con el nuevo decreto. Teníamos muy claro que no vamos a dar conciertos a escuelas que segreguen. Y lo decimos de manera muy contundente. Esto es lo que vamos a tener que hablar con la ministra porque la ley no lo acaba de definir muy claramente.

De hecho deja la puerta abierta…

Deja la puerta abierta, pero en Cataluña lo tenemos más que claro.

¿Qué más hablasteis?

La ministra dejó muy claros los puntos de potenciar la financiación, sobre todo, de la etapa de 0-3 años, que es uno de los temas principales. Que la Religión no fuera obligatoria, algo que en Cataluña tenemos claro desde hace años. El hecho de que haya una buena planificación desde las administraciones, que sepamos cómo se reparten las plazas, independientemente de que sea pública o privada. Es fundamental.

La ministra también habló en su comparecencia del interés que tenía porque se flexibilizara el sistema. También lo tenemos muy claro en Cataluña y lo que no nos gustaba de la Lomce son los itinerarios, que dividen a los alumnos… También habló mucho de potenciar al FP, muy necesario. Pero sí que es verdad que nos preocupa en Esquerra la financiación. Esta es la parte principal.

Foto: Teresa Rodríguez

La parte principal y que nadie sabe muy bien…

Claro… ¿Cómo vas a potenciar la etapa 0-3 si no está muy clara la financiación, qué parte de dinero nos van a cubrir? También la FP, a la que se dedicó bastante tiempo. Pero si no hay financiación ¿cómo vas a mejorar las aulas, las prácticas de FP, que es lo que en realidad tenemos que mejorar?

Se habló mucho de la nueva formación del profesorado. En dos vertientes: que estén mucho más formados, de la fomación permanente; esto, a mí, me gusta. Llevo 35 años en educación, he pasado por todos los campos: en el Departament como asesora de estos temas, en institutos, en primaria, y los últimos 10 en educación de adultos. Tengo una visión muy clara en formación del profesorado e insistiendo en la permanente. La otra parte, más complicada de definir aunque la ley deja muy claro que la quieren cambiar, es el acceso. Totalmente de acuerdo con la idea, pero sin financiación va a ser complicado. ¿Cómo vas a montar que todo el profesorado puede acceder a trabajar, demostrando sus competencias en supuestos prácticos si no hay todo un montaje? Se necesita de una buena financiación.

Desde ERC vemos algunos problemas en el campo del currículo. El Departament d’Educació, lo lleva nuestro partido. Llevamos años con proyectos de innovación y se contradicen muchas veces con lo que hemos estado padeciendo estos años con la Lomce, que era totalmente contraria a la innovación. Tenemos que hablar mucho.

Tampoco se trata de empezar de cero. Llevamos más de 10 años con escuelas experimentales, con mucha investigación y se trata de experimentar. Consideramos que la escuela catalana funciona, y funciona muy bien. Y además tiene elementos y datos para demostrarlo.

Lo que me da más miedo es que estamos hablando, en la Mesa de Diálogo, de desjudicializar la política, y en el campo de la educación tenemos cantidad de recursos que nos interponen por la lengua, gravísimo. Tenemos muy claro que en la escuela catalana, la lengua vehícular tiene que ser el catalán, pero clarísimamente, sin despreciar. Además, cuando analizamos los resultados, sabemos que los alumnos salen con un buen nivel de castellano. Tenemos también recursos sobre el curículo, contra las normativas de inicio de curso, sobre la evaluación de secundaria. Tenemos muchos temas pendientes de juicio. Y claro, ¿cómo casa con que apoyemos la ley? No es tan claro. Tenemos primero que dialogar, buscar consensos. Esta es la línea. Porque en realidad lo que están haciendo es no respetar las competencias que tenemos de educación y es grave.

¿Esperáis que el gobierno retire todos los recursos?

Vamos a intentar que nos entendamos y dialogar para ver qué hacemos con estos temas. Lo que no puede ser es apoyar una ley cuando tenemos una serie de recursos que no nos dejan trabajar libremente nuestras competencias. Sé que esto no depende directamente de la ministra, sería absurdo decir que nuestro apoyo va a depender directamente de esto, pero sí es verdad que tenemos que hablar y buscar consensos. Y cuando digo consensos, insistiendo en que no lo sean solo de partido. Consensos con la comunidad educativa, teninendo muy claro que no solo somos nosotros, sino toda la comunidad: direcciones, familias…

¿Qué partes de la ley no os gustan? Apuntabas la puerta abierta a los conciertos a escuelas segregadas…

No, esto, evidentemente, no me gusta absolutamente nada. La escuelas concertadas están muy asustadas porque les quiten el concierto, pero es algo que tenemos clarísimo: no va a haber financiación para conciertos en escuelas que segreguen. Creo que va a ser uno de los puntos en los que tendremos que ponernos de acuerdo para apoyar la ley. No creo que sea tan complicado. Es aberrante que haya escuelas concertadas en las que familias pagan 600 euros o más y que las extraescolares son hípica, y que se invierta el dinero público en centros de este tipo.

Sin embargo, la mayoría de las concertadas religiosas no deben sufrir para nada porque lo que hacen es una función social. Esto será un requisito para saber si damos o no un concierto. Se trata de no segregar, apostar por la coeducación, y mirar que el concierto no dependa del número de gente que se apunte, sino del tipo de innovación que hacen, de los proyectos y, sobre todo, de la función social. Y me parece muy bien que sea la Administración educativa la que haga la planificación de plazas. Independientemente de que sea pública o privada.

Sí que parece contradictorio que la nueva ley no acabe de determinar este punto, pero es verdad, en apoyo a la ministra, dejó muy claro que era una línea roja. A partir de ahí estamos abiertos al diálogo. Mi intención no es criticar, sino trabajar para conseguir lo que me parece que tiene que ser la educacón pública.

Foto: Teresa Rodríguez

Una de las piedras angulares de todo esto es la financiación. Del Ministerio y de las CCAA. La ley parece muy ambiciosa en sus objetivos, desde el 0-3 a ampliar la educación inclusiva.

Hablamos de revertir recortes y, además, financiar todos estos campos. No solo necesitaremos una buena financiación en el 0-3, sino también se está hablando de reducir repeticiones, flexibilizar evaluación, la posibilidad de que el bachillerato sea de tres años, y todo eso conlleva dinero. Y mucho.

¿Hasta dónde debería llegar el porcentaje de inversión?

No te lo sé decir en estos momentos. Lo vamos a trabajar. Todavía no sabemos si vamos a aprobar los presupuestos, que quede claro también. Dependerá de la Mesa de Diálogo. Hemos dicho, y va ligado con el tema de educación, desde el primer día, que habrá legislatura si avanza la Mesa de Diálogo. Y si avanza, tiene que ver con los presupuestos, clarísimamente. Pero ahora estamos en un inicio, no podemos decir nada.

¿Hasta qué punto van ligados los temas? Teniendo en cuenta que en las líneas maestras de la ley podéis estar más o menos de acuerdo ¿Cuánto peso va a tener la negociación entre Moncloa y Genetalitat?

Hay una cosa muy clara: la finalidad de la Mesa de Diálogo es, sobre todo, conseguir que el pueblo catalán se pueda autodeterminar. Y de entrada, y te habla la hermana de una presa política, esto conlleva unos consensos de país, no de partido, que representan al 80% de la población catalana: el fin de la represión. Significa pedir una amnistía general, porque hay es una causa abierta contra el independentismo. Y lo más importante es luchar porque la gente pueda votar y que, además, el pueblo pueda votar los acuerdos que salgan de la mesa de negociación. Esto es lo principal para nosotros en estos momentos. Pero también es verdad, y esto lo tengo claro, es que hay un mientras tanto. Esto no va a ser muy rápido, lo sabemos. No sé si escuchaste mi intervención (en la investidura); fue dura, pero desde el corazón. Yo lo paso mal. El estado español le ha supuesto unos problemas enormes a mi familia. Pero lo que tengo claro es que aunque saliera mi hermana y el resto de los presos políticos de la cárcel, el problema continuará igual. El problema no es que estén en la cárcel o en el exilio, el problema es que existe un conflicto político: que la gente en Cataluña llevamos muchos años queriendo decidir nuestro futuro. Eso no significa que seamos independientes, aunque mi partido tenga muy claro que querría que sí. Este proceso va a necesitar de un tiempo. Estoy esperanzada, aunque sea tan duro. Hace unos meses el propio Pedro Sánchez hablaba de conflicto catalán, pero estoy contenta de que haya cambiado este discurso. Hablamos de una oportunidad de que las izquierdas, por fin, (que las añoraba mucho) estén ahí.

Concluyendo, si la mesa avanza, habrá legislatura. Y si hay legislatura se aprobarán todas estas leyes, porque creemos en ellas. Pero la prioridad es la Mesa de Negociación. Lo que no podemos hacer es ir aprobando presupuesto, aprobando leyes… Yo soy una servidora pública, elegida por unas personas con un programa muy claro. Este tema está relegado al objetivo que estamos trabajando. Es combinar el objetivo que queremos y trabajar, mientras tanto, porque la población catalana también necesita de una nueva ley de Educación…

Una posición privilegiada y muy complicada al mismo tiempo…

Exactamente. Pero no estoy desanimada, lo digo desde el corazón. Pienso que tenemos que estar aquí en Madrid, que tenemos que hablar, dialogar. Lo pasé muy mal el primer año, me costaba mucho. Si me hubieras entrevistado el primer año, estaría… bueno… me saldría una especie de rabia. He tenido que hacer una gestión personal y evolucionar para poder racionalizar esta rabia porque lo que quiero es solucionarlo, y solo se soluciona hablando. Y la ministra Celaá también tiene ganas. Y esto, en la entrevista que tuvimos, me lo comunicó claramente, y me la creí, que tiene ganas de llegar a consensos, no solo de los partidos, sino de toda la comunidad educativa. Tenemos la esperanza de que salga bien, pero sin olvidar, y aquí lo tengo, un listado muy largo de las causas en la justicia y que esto no puede continuar así. Nos tienen que respetar las competencias plenas. Es una queja a un partido, el PP, que aprobó la Lomce en solitario. Está todo dicho. No puedo echarle la culpa (a la ministra) pero sí tenemos que ir encontrando una vía de solución.

El PSOE retoma el reparto del curriculo, del 55 y 65. ¿Os parece un porcentaje razonable?

Lo tenemos que hablar. No me quiero definir en este momento. Sé que tener la lengua vehicular baja a 55 (el currículo común), sé que otras CCAA es el 65 (las que tienen lengua propia). Tenemos que hablarlo. No solo son los porcentajes, sino la realidad. No puede ser que nos digan un porcentaje y luego, como ha pasado, que lleguen denuncias de algunas familias que dicen que no estamos cumpliendo. Voy a trabajar en coordinación con el Departament d’Ensenyament de Catalunya y todas mis intervenciones, primero estarán habladas con el Gobierno de Cataluña. Estamos en los principios.

Una ley como esta puede tardar tres meses de trámites, que en realidad va a ser más, porque dependerá del diálogo que haya. Tendremos tiempo de mirar la letra pequeña de cada uno de los puntos. Ha sido empezar a ver que habrá ley de educación y me ha llegado cantidad de gente muy preocupada, desde AMPA a escuelas concertadas o sindicatos de profesores… Escucharé a toda la gente que me ha pedido reunirse conmigo, con el partido, y los vamos a escuchar a todos.

Tras el 1 de octubre de 2017, vimos la polémica sobre el adoctrinamiento… Hoy vemos en el resto del país un problema parecido con el asunto del veto parental…

Cualquier ciudadano en Cataluña que vivió el 1 de octubre, y he hablado con mucha gente que no es catalana, periodistas mismos que estaban allí quedaron muy sorprendidos de lo que estaban viviendo y luego lo que se comentó en los medios. En los institutos en los que hubo los problemas estos se agrandaron enormemente, en parte en culpa de los medios. Nos hizo mucho daño cómo se vendió. Y como estamos en campaña permanente, los partidos que les interesan estos temas, no pararon de poner problemas donde en realidad no los había.

Una escuela tiene que hablar de lo que pasa en la calle con sus alumnos. Y los profesores, confío en ellos, no van a adoctrinar. La prueba es que todas las denuncias que les pusieron han acabado en nada. Hubo gente que lo pasó muy mal, gente que no se atrevía a hablar y a decir claramente que lo que hacían en sus clases era explicar qué había pasado. Dejar que los alumnos hablasen con tranquilidad y de aquí surgió todo el problema.

Por eso es importante estar en Madrid: para crear un altavoz, porque tenemos que llegar a la ciudadanía. El problema no es la cantidad de gente que tenemos de VOX en el Congreso, el problema es la cantidad de gente que los vota. Tenemos que llegar a la gente que los vota.

Lo realmente grave es que no se confíe en el profesorado. Un profesor debe poder ponerse delante de la clase y explicar y preguntar a los alumnos; porque lo que queremos es que sean críticos, y lo normal es preguntar cómo lo han vivido, y esto es lo que hizo la mayoría de la gente aquellos días. Tengo muchos amigos que recibieron golpes, un amigo que perdió un ojo. Y era muy normal hacer un minuto de silencio en contra de la violencia, aunque no te posiciones, en nombre de la paz y la convivencia. Hubo institutos que no pudieron hacerlo porque venían personas a politizar el hablar de paz y de diálogo, sin posicionarse, escuchando la opinión de los alumnos.

Los niños estaban en las calles. Y al día siguiente tenían escuela. Y no puedes estar en la escuela, después de haber pasado por un tema tan importante, y empezar a explicar fracciones. La educación es mucho más que un currículo cerrado.

En relación a tu intervención en la Comisión, habláis de la obligatoriedad de la educación desde los 3 años. ¿Por qué debe ser obligatoria?

Porque tenemos clarísimo que primero, de los 0 a los 3, el niño ha de tener una educación de calidad. Pero el 3-6 es una etapa de formación principal. El cerebro de un niño de esa edad está muy abierto a recibir cantidad de información, que después será la base para continuar la educación. Se demuestra que la mayoría del fracaso escolar viene de una falta desde los primeros años. Esta es la razón principal por la que entendemos que debe ser obligaria, y pública, naturalmente.

Hoy por hoy el porcentaje de escolarización es prácticamente universal…

Bueno, más que nada por dejarlo por escrito. Es una necesidad. Apostamos por una educación inclusiva desde los 3 hasta los 16 años. Lo normal es que quede por escrito y sea una clara determinación de la ley.

Esto nos lleva de nuevo al presupuesto, dado que mucha de la oferta es privada y concertada en este ciclo.

Pero no podemos pensar una ley y, como no hay recursos, minimizarla. No sería normal detallar una ley pensando solo en la financiación porque sale recortada de entrada. Lo que queremos es tener una ley de educación como la que nos merecemos, porque la educación es para formar los futuros ciudadanos. A partir de aquí, ver de dónde sacamos el dinero. Es de sentido común no recortar la ley de entrada pensando que no tenemos la financiación suficiente. Estaríamos engañándonos a nosotros mismos.

Foto: Teresa Rodríguez

Me gustaría que me explicaras la propuesta en relación a la prueba de acceso a la universidad.

Creemos, desde Esquerra y desde el Gobierno catalán, que esto es un atentado a la autonomía de las universidades. De ahí la crítica. No es solo en Catalunya, la mayoría de las universidades lo que defienden es su autonomía. En el momento en el que hacemos una prueba única centralizamos, que todo el alumnado de las universidades de toda España tengan la misma prueba. Es una contrariedad cuando lo que queremos es que se respeten las competencias de cada una de las nacionalidades del territorio español pero, además, no solo respetar, sino saber que las universidades tienen libre potestad para decidir cómo quiere hacer su prueba de entrada.

¿Tienen las universidades capacidad de hacer su propia prueba por separado?

La deberían tener. La ley encamina esta mayor autonomía de los centros, que los equipos directivos tengan mayor capacidad de liderazgo. En el nivel universitario aún debe ser más claro.

¿Y la igualdad de oportunidades de la ciudadanía para acceder a una carrera independientemente del lugar donde haya nacido?

Sí, claro, cualquier alumno podría hacerla, pero tener la independencia de que una universidad pueda hacer sus propias pruebas no significa que cualquier alumno no pueda ir a cualquier universidad. La igualdad de oportunidades hay que cumplirla. No es contradictoria una cosa con la otra.

¿No?

Yo creo que no…

Si yo tuviera 17 años ahora y tuviera que hacer la prueba y quisiera estudiar periodismo ¿tendría que presentarme a tantas pruebas como facultades en vez de a una sola?

Hablamos de autonomía pero a nivel de Cataluña. Pero no tengo claro si se está hablando de autonomía universidad por universidad o dependiendo. Lo que no nos gusta es hacerlo a nivel de toda España pero, ¿por qué? Por respetar que hay nacionalidades distintas. Y que igual hay intereses distintos y tenemos que respetar. Sabemos que queremos descentralizar la educación, igual que País Vasco. Queremos que se respete la diversidad nacional. Sería una contradicción que fuera una prueba única para todo el Estado.

En relación a la igualdad de oportunidades, una cosa que me gustó mucho de la intervención de la ministra, y que comparto, es la intención de que mejoren las becas. Es muy importante. Estuvimos hablando largamente del tema. No puede ser que la gente pague lo que está pagando por ir a la universidad. Es un tema muy importante. Algo que supondrá también financiación, y mucha.

¿Hacia qué sistema os parece que debería conducirse?

Aún lo tenemos que hablar. Tampoco la ministra entró en ninguna concreción. Pero el solo hecho de saber que tenemos que potenciar las becas para conseguir que más gente pueda estudiar sin tener que pagar lo que está pagando hoy en día es una necesidad básica, si lo que queremos es tener una educación pública y de calidad.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/12/si-la-mesa-de-dialogo-avanza-habra-legislatura-y-se-aprobara-la-ley-educativa/

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Entrevista a Aída Bueno: “Las esclavas afroamericanas tuvieron dinero antes que los hombres”

Entrevista/12 Marzo 2020/Autora: Analía Iglesias/elpais.com

La antropóloga cubana Aída Bueno estrena el corto ‘Guillermina’, en el que indaga sobre el origen del racismo y sigue las huellas de mujeres libres afrodescendientes en Brasil en los siglos XVIII y XIX

Podría decirse que Aída E. Bueno Sarduy sabe del encuentro interreligioso desde el salón de su propia casa de infancia. La religión cristiana evangelista profesada públicamente por su madre se unía, entonces, a los relatos de la santería íntima de la familia del padre. Y esto, que entre afrodescendientes podría resultar apenas una rica anécdota de vida y espiritualidad, en la Cuba del laicismo a ultranza le jugó una mala pasada. Explica Aída que la condición de adventista del Séptimo Día de su madre la dejó fuera de la universidad, en su país, y ese impedimento la trajo a España, con 22 años, a pedir el estatuto de refugiada política para poder estudiar Antropología en la Universidad Complutense de Madrid, en 1992.

El paso natural fue seguir especializándose en Relaciones Interétnicas y Cultura Negra, en la Universidad Cándido Méndez de Río de Janeiro, en Brasil, e indagando luego en la herencia de los descendientes de esclavos y sus prácticas libertarias, en especial, las de las mujeres. Así lo cuenta un rato antes de su conferencia, el 25 de febrero en La Casa Encendida de Madrid, bajo el título Referencias biográficas para un feminismo afrocentrado.

En esa sesión —que, además, contaba con el auspicio de la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG)— la hoy profesora de la New York University, de Stanford y de la Boston University, entre otras, presentó su cortometraje Guillermina, montado a partir de imágenes de animación y fotografías de archivo de su trabajo de campo. Esta película es la primera de una serie en la que pretende mostrar las acciones de libertad de otras mujeres, halladas en los documentos de los litigios que mantuvieron con la justicia, para autocomprarse, durante los siglos XVIII y XIX, en Pernambuco, Brasil.

Pregunta. La artista sudafricana Miriam Makeba cuenta en su autobiografía que, cuando fue a visitar a su amigo Fidel Castro, llevó a su nieto Lumumba Lee, advirtiéndole que iban a ver a un revolucionario, y que al entrar al despacho de Fidel, el niño dijo: “¿Cómo puede ser revolucionario si es blanco?”. ¿Piensa usted también que la Revolución cubana fue demasiado blanca?

Respuesta. Los cubanos sabemos que el racismo en Cuba solo quedó tocado en la parte institucional. Pero en la vida cotidiana, el racismo ha coexistido con la Revolución y con las estructuras del Partido Comunista. No solo el racismo, sino la discriminación contra las mujeres. El partido es muy masculino, también. En ese sentido, no nos enseñó mucho la Revolución.

P. ¿Ha cambiado algo con el paso del tiempo?

R. No sigo al detalle las cuestiones políticas que han ocurrido últimamente, pero siempre que voy a Cuba, porque mi relación con mi país nunca se ha deteriorado, me encuentro con que la mayoría de las personas detenidas y a quienes les piden su carnet de identidad son negros, que la vigilancia policial está enfocada en nosotros, que quienes siguen viviendo en las casas más precarias son de la población negra, y eso no se ha alterado. Lo que pasa es que en Cuba no se ha permitido hablar de esto abiertamente, ni antes ni ahora. Es una enorme contradicción con la que hemos tenido que vivir por tantísimo tiempo, y con muy pocas oportunidades de denunciarlo. Aunque esto está ahí, casi entrando de soslayo, sutilmente, por la puerta de atrás, en el cine; por caso, en las películas de Sara Gómez.

P. En el otro asunto, el de los cultos religiosos, sí parece haber habido una apertura, al menos hacia estudios etnológicos sobre los ritos de los afrodescendientes. ¿Qué piensa?

R. Cuba ahora es tolerante con las religiones, pero tuvo una época implacable con todo lo que era religioso. En el caso de los rituales de origen yoruba siempre hubo algo de permisividad, porque son religiones que funcionan en el ámbito doméstico; no hay iglesias yorubas. Las familias que las han practicado han tenido los altares en las salas de su casa. Por ejemplo, en la nuestra, porque la familia de mi padre es de santeros, paleros, y espiritistas… Los ritos son bantúes, vienen de Congo, del País Yoruba o de Angola. Y mi objeto de estudio ha sido el liderazgo de las mujeres afrodescendientes (las afrobrasileñas, en particular, y más concretamente, en Recife). Viví nueve años en Brasil y allí visité todos los grandes terreiros que son liderados por mujeres. Cuando entro a los terreiros de candomblé, entro a la casa de mis abuelas y mis bisabuelos: reconozco todo lo que veo. Y todo es igual a Cuba, pero hablado en portugués y con toques de santos más potentes. En ese mundo afro me siento reconfortada.

P. ¿Nos explica qué es exactamente un terreiro de candomblé?

R. Es el lugar donde se rinde culto a los orishas. Muchos de esos terreiros fueron comprados por mujeres porque fueron ellas las primeras que tuvieron dinero para comprar propiedades. Es decir, las esclavas tuvieron dinero antes que los hombres, porque durante la esclavitud y, después, gozaron de prestigio como cuidadoras. Las esclavas domésticas solían obtener su libertad antes que ellos, porque ahorraban, gracias a los regalos (vestidos y joyas) que recibían de las familias de los niños que habían criado. Es que muchas de ellas habían amamantado a hombres poderosos, e iban guardando dinero para un día comprar su libertad. Cuando tenían esa posibilidad, adquirían un terreno, y allí nacía un candomblé, o una casa comunitaria, donde convive la familia de santo. Se trata de otra estructura familiar en la que confluyen los iniciados en la religión, que son “hermanos de barco” (expresión que alude a quienes se inician el mismo día). Las religiones africanas son muy ritualistas y, en ellas, la precedencia y el orden de llegada tienen una gran relevancia, incluso en el nombre que se da a los “hermanos”. Es muy común que en este mundo la gente hable de parientes que no son biológicos.

P. ¿De ahí el germen de su cortometraje Guillermina, que es el cuentito de devoción de un niño blanco por su criada?

Cartel del cortometraje 'Guillermina'.
Cartel del cortometraje ‘Guillermina’.

R. Así es. Yo acepto el cuentito del niño blanco, con el amor que el protagonista me lo transmite, pero no me quedo allí, porque hay muchas otras guillerminas que no tuvieron la vida que él cuenta de esa niñera en particular; por eso, voy de esa Guillermina Dueñas (que, por lo que él me cuenta, fue querida en su casa) hacia otras guillerminas que no tuvieron ese tratamiento… Porque incluso hubo niños esclavizados que fueron comprados y arrebatados a sus madres. Lo que hago es partir de ese amor de niño (y le doy un minuto y medio de los diecisiete que dura el corto) e irme a otro lugar que entronca con lo que enseño en mis clases, donde pongo en cuestión esto de que el racismo viene de no conocer al otro. Porque esto es una falsedad, ¿cómo no iban a conocer los blancos a sus esclavos, si vivían en sus casas?

P. Entonces, ¿cómo se deconstruye el racismo?

R. Cuando llegas a un entendimiento —que no requiere la intimidad ni el conocimiento personal— de que todos los seres humanos son dueños absolutos de su dignidad.

P. ¿Qué le pareció Roma, la película mexicana a la que se criticó justamente por dulcificar la historia de la empleada doméstica sin vida propia?

R. No vi Roma intencionadamente, porque estaba haciendo Guillermina y no quise contaminarme con nada parecido. De hecho, la segunda pieza del proyecto cinematográfico se centrará en una mujer que, veinte años después de haber comprado su libertad, aparece en el testamento de su exdueño y vienen a buscarla para volver a esclavizarla. Se llama Ana Borgés. Y quiero escribir también sobre esto, con la confianza de que alguna vez los libros hablen de la esclavitud como se debe.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/03/10/planeta_futuro/1583836306_810787.html

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La extrema derecha y el odio en las redes: Entrevista a Julia Ebner

Por: Claudia Detsch

¿Cómo operan los grupos de extrema derecha en internet y las redes sociales? ¿Qué es lo que están buscando sus miembros? ¿Cómo entender los constantes discursos de odio? Julia Ebner, investigadora de extremismo en el Instituto para el Diálogo Estratégico en Londres, analiza la actividad virtual de los derechistas radicales.

Usted ha investigado de manera encubierta a varios grupos extremistas con presencia online. ¿Cómo se hace concretamente una investigación así?

En los últimos años se han realizado muchos análisis sobre el extremismo en internet. En particular, se analizó el cambio de lenguaje en grupos extremistas y se examinó el alcance de las campañas y sus grupos destinatarios. Sin embargo, me pareció que faltaba llegar a los seres humanos. Quería comprender mejor los procesos sociales dentro de los grupos extremistas. Es por eso que durante dos años desarrollé diferentes identidades en internet para pasar por distintos procesos de reclutamiento y acceder a los grupos. En algunos casos, también conocí a los miembros de estos grupos offline.

¿Cómo funcionan el reclutamiento y la construcción de grupos tan radicales?

Los grupos de extrema derecha son los que más recurren a Discord, una aplicación común, para reclutar gente. Muchos de estos grupos primero verifican los antecedentes en las cuentas de redes sociales que cada persona especifica en la solicitud. En algunos casos, también elaboran cuestionarios sobre postura ideológica, opiniones políticas o visión cultural. En otros grupos, la religión juega un papel importante. A esto, con frecuencia, le siguen chats de voz o entrevistas. De esa manera se pretende evitar que se inmiscuyan periodistas o agentes de seguridad. Los procesos de reclutamiento se han refinado enormemente tras la marcha de la extrema derecha en Charlottesville en 2017. Por ejemplo, un grupo neonazi de Estados Unidos me pidió que posteara una foto de mi muñeca, con el logotipo del grupo y la fecha, para demostrar que soy blanca. A veces también quieren ver pruebas genéticas para confirmar la ascendencia.

¿Mantuvo la identidad falsa cuando se reunió con miembros individuales?

Al principio no era mi objetivo encontrarme también offline. Por eso, por ejemplo, en mi foto de perfil era rubia. Compré una peluca rubia más tarde. También hubo reuniones offline como parte del proceso de aceptación del movimiento identitario. Tuve que encontrarme con un identitario austríaco en Viena. Después tuve una conversación por Skype con el jefe del movimiento en Escocia, que estuvo involucrado en la creación de la nueva rama británica e irlandesa. Luego fui invitada a una reunión inicial de esta unidad británico-irlandesa en Londres.

Se desarrolló entonces una dinámica propia. Cuando usted repasa esta secuencia: ¿qué ofrecen estos grupos a sus miembros? ¿Qué personas son particularmente receptivas a los contenidos de estos grupos?

Lo triste, en verdad, fue que muchos de los nuevos miembros en los grupos estaban más bien buscando amor, amistad, camaradería e identidad. Una buena parte de ellos estaba pasando por una crisis personal. Esto quedó muy claro, por ejemplo, en el «grupo misógino», donde muchos provenían de relaciones fallidas y sentían que no eran amados. En última instancia, se trata de reemplazar la familia o el círculo de amigos. Eso es exactamente lo que ofrecen estos grupos. Es por eso que el perfil de susceptibilidad es muy diverso. Se postulan personas de diferentes grupos etarios, niveles educativos o situaciones socioeconómicas.

Estas personas tienen algo en común: todas se ven en la necesidad de luchar con una crisis de identidad. En tal estado, todos son susceptibles a la radicalización. En los grupos, la frustración individual se eleva a un nivel colectivo y se le ofrece una explicación. Tiene lugar un proceso de socialización al cual la radicalización y el adoctrinamiento ideológico están, en verdad, subordinados. Dentro del grupo, se desarrolla un vocabulario propio y chistes propios que hacen que todo parezca a veces menos serio. Pero finalmente se define siempre un grupo claro de enemigos y se propaga una ideología extrema.

¿También se ha identificado como mujer en estos grupos misóginos y, por lo tanto, ha adoptado en ellos una identidad femenina?

Depende de cada caso. Me he creado una cuenta especialmente en grupos de mujeres misóginas. Eso fue muy emocionante, porque fue un tipo completamente diferente de radicalización la que encontré aquí: un grupo en el que el odio se dirige no contra un grupo ajeno sino contra sí mismo. A través de mi cuenta masculina, me sumergí también en el lado masculino de esta esfera de opinión. Pero mi interés principal han sido las mujeres misóginas, ya que nunca antes me había encontrado con algo así.

Este grupo tampoco está muy presente en los medios de comunicación.

Exacto. Pero fue interesante, porque en ciertos grupos una es aceptada como mujer incluso con los brazos abiertos. Por ejemplo, en el Movimiento Identitario o en algunos grupos estadounidenses de extrema derecha. Pusieron mucho énfasis en tener mujeres en los primeros puestos, porque eso le da al grupo una imagen de mayor legitimidad e inocuidad. Pero en otros grupos, ser mujer fue un obstáculo que tuve que superar para que me aceptaran. Ese fue el caso del grupo neonazi de Estados Unidos, donde tuve que mostrar resultados de mi examen genético.

¿Qué papel juegan las teorías conspirativas dentro de estos grupos? Vistas desde afuera, estas teorías suenan a menudo muy abstrusas y uno se pregunta cómo alguien puede adherir seriamente a ellas.

En algunos casos se reclutan específicamente teóricos de la conspiración, o bien personas que, según los estudios, tienen mentalidad conspirativa. Por otro lado, las teorías conspirativas también pueden transmitirse como un proceso sutilmente progresivo. Llaman a esto redpilling, en referencia a la película Matrix, donde el componente ideológico es agregado paso a paso. El mejor ejemplo de una teoría conspirativa que genera odio hacia un grupo enemigo es la dirigida contra la elite judía mundial. De esta manera, al miedo personal se le asocia una foto del culpable. En la mayor parte de los casos son temores relacionados con la migración, la violencia sexual, el descenso social o los ataques terroristas. La teoría conspirativa proporciona una explicación fácil y una imagen sencilla del enemigo. Si bien la teoría conspirativa del judío que controla en secreto el mundo entero es muy antigua, esa teoría es vinculada a acontecimientos políticos actuales y a nuevas dinámicas y procesos sociales.

Ahora, si bien suelen defenderse posiciones muy extremas, en última instancia son inofensivas porque el grupo no sale de la red. ¿Es realmente posible distinguir desde afuera en estas plataformas las tendencias peligrosas de las interacciones más bien inofensivas?

El problema es que muchas de estas teorías conspirativas e ideologías pertinentes propagan una especie de amenaza existencial. Las visiones a veces apocalípticas pueden llevar a determinados individuos a dejar de creer en soluciones políticas o metapolíticas. Esto puede promover en gran medida la disposición a usar la violencia. Una guerra racial, cultural o religiosa es entonces la única forma lógica de autodefensa. Esto puede inspirar rápidamente a tales terroristas, tal como lo vimos en Christchurch, Nueva Zelanda, pero también en Estados Unidos e incluso en Halle.

¿Funcionan internet y las redes sociales como catalizadores? La rápida comunicación en red y la veloz radicalización son difíciles de imaginar fuera del espacio digital.

«Catalizador» es el término correcto, porque las dinámicas que he observado online no se diferencian mucho de los procesos de radicalización usuales en las redes fuera de internet. Sin embargo, lo nuevo es la forma en que los grupos se conectan en red y se movilizan internacionalmente. Hoy en día, los grupos marginales pueden hacerse oír mucho más y reclutar miembros más allá de los grupos destinatarios tradicionales. Dado que hay diferentes subculturas en cada país, pueden adaptar específicamente su comunicación y su propaganda. Además, los algoritmos y la infraestructura de la mayoría de las plataformas tecnológicas juegan a su favor. Especialmente en los algoritmos de recomendación, suelen tener preeminencia los contenidos radicales, por lo que uno va a parar rápidamente a cámaras de eco extremistas sin tener necesariamente una tendencia política o ideológica previa.

¿Se pueden diferenciar ciertas dinámicas individuales entre los distintos grupos radicales? Hemos hablado principalmente de grupos de derecha, ¿qué pasa con los grupos islamistas?

En los últimos años han sido mucho más combatidos en internet los grupos islamistas, o al menos su propaganda. Existe la Coalición Global Contra Estado Islámico, una cooperación internacional que trabaja principalmente contra la propaganda de EI. O la fusión de las cuatro principales plataformas tecnológicas, Microsoft, Google, Facebook y Twitter, que trabajaron para que se eliminen vídeos propagandísticos lo más rápido posible y evitar que se vuelvan a cargar en sus páginas. Eso afectó aproximadamente en 90% a la propaganda islamista y no estaba orientado al extremismo de derecha. En consecuencia, los grupos extremistas de derecha han podido trabajar mucho más tiempo sin ser observados por las autoridades y las empresas tecnológicas, y han podido construir su red. Además, los grupos de derecha actuales trabajan más con la sátira y explotan áreas grises, valiéndose del rebranding de símbolos y usando un vocabulario que difiere del de los grupos neonazis tradicionales.

Dicen que las compañías tecnológicas están tratando de detener la radicalización en sus páginas. A menudo, sin embargo, también son objeto de críticas, acusadas de eliminar contenido de odio con poco entusiasmo. ¿Qué opina usted? ¿Las empresas tecnológicas están haciendo lo suficiente?

Diría que en la mayoría de los casos les importa su reputación. Se nota por el hecho de que son más bien reactivas en sus acciones. Teóricamente, tendrían que cambiar todo su modelo de negocio. Los algoritmos también reflejan muy fuertemente la psique humana, y por desgracia nuestra atención repara precisamente en el contenido extremista. Antes nos gustaba ver peleas de gladiadores y aún hoy la violencia atrae nuestra atención. Por lo tanto, se necesitaría un enfoque más humano o un cambio completo en los algoritmos y modelos de negocio de estas empresas. En cualquier caso, la política puede ejercer cierta presión sobre la eliminación de contenidos violentos en la red. Esto debería hacerse no solo en las plataformas grandes, sino también en las plataformas más pequeñas, en su mayoría mucho más extremistas, a veces ultraidentitarias, que se han convertido en verdaderos focos de extremismo. Algunas de ellas están aisladas por completo y permiten que surjan cámaras de eco extremistas en las que se insta al uso de violencia. Aquí la política podría intervenir mucho más.

¿Qué tan bien preparadas están las agencias de seguridad cuando se trata de identificar y monitorear en la red a estos actores radicalizados?

Es necesario ponerse al día. Especialmente después de Christchurch, se notó que el enfoque y los recursos después del 11 de septiembre estaban demasiado puestos en el terrorismo (islamista). Las redes de derecha en internet casi no eran observadas. Se omitió entender mejor toda esta subcultura, para finalmente poder clasificarla adecuadamente. ¿Qué es potencialmente amenazante para la democracia? ¿Qué puede convertirse en violencia? ¿Qué es en realidad solo trolling? En este momento, las autoridades no tienen, ni en Alemania ni en el ámbito internacional, el panorama completo, en términos de grupos online de extrema derecha. Del lado islamista, por el contrario, estamos mucho mejor protegidos.

¿Qué pasa con los grupos de extrema izquierda?

Durante mi investigación, si bien busqué en todas las direcciones ideológicas, traté de reflejar las redes con mayor influencia y que son la mayor amenaza para la democracia y la sociedad. Noté que, precisamente en la extrema derecha, el foco estaba puesto en la disciplina y el orden. Los grupos de extrema derecha están más coordinados y tienen una red más grande que presenta estructuras militares y, por lo tanto, opera de manera mucho más efectiva en el espacio online. Esto se aplica al reclutamiento, la comunicación y las redes internacionales. En el lado de la izquierda, no noté esta coordinación ni tampoco noté tanto foco en la disciplina y el orden.

Por otro lado, también hay una fuerte diferencia ideológica. Tanto en los grupos islamistas como en los de extrema derecha existe un desarrollo muy fuerte del odio contra un grupo extraño, principalmente contra un grupo minoritario. Esto no se da ideológicamente en la izquierda. Allí hay más bien una movilización en respuesta al extremismo de derecha. Especialmente como reacción a Charlottesville, hubo también grupos militantes que querían vengarse. Pero fue solo reactivo y no odio contra un grupo humano enemigo. La excepción es el antiautoritarismo y la movilización anti-Estado de los extremistas de izquierda. Pero en el plano táctico, no son tan refinados ni militarmente organizados como los grupos de derecha. A menudo me dicen que tengo ceguera en el ojo izquierdo, pero cuando se miran objetivamente las diferentes redes, no hay nada comparable a los extremistas de derecha.

Volvamos a su propio rol. Usted ha escrito un libro basado en su investigación de grupos extremistas en línea. ¿Estaría usted en peligro si hace una aparición pública ahora? ¿Hay, por ejemplo, amenazas?

Hay mucha tranquilidad en este momento. He recibido bastantes amenazas en el pasado y me he preparado para amenazas o campañas de odio después del lanzamiento de este libro. Para mí era importante comprender qué impulsa a las personas a integrar estos círculos y cómo sacarlas de ellos nuevamente. He hecho un gran esfuerzo para no revelar la identidad de los extremistas no públicos, así que espero que, a cambio, se me trate humanamente. He visto el costado humano incluso de los radicales más extremos y siento que estos conocimientos podrían usarse como punto de partida para los programas de desradicalización en el espacio online.

Imagino que debe ser difícil lidiar con posiciones radicalizadas y campañas de odio durante muchas horas y aun así lograr tener en cuenta el costado humano.

Es una mezcla. Por supuesto, sentía rechazo ante las bromas racistas o las ideologías con teorías conspirativas que me hubiera gustado refutar de inmediato. Pero, por otro lado, una se da cuenta de que hay mucha motivación humana en este proceso de radicalización y que comienza en muchos casos con la búsqueda de amor o reconocimiento. A veces sentía una gran compasión, especialmente por los miembros jóvenes.

Julia Ebner es escritora e investigadora del extremismo en el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) de Londres.

Fuente  e imagen: https://nuso.org/articulo/un-grito-que-pide-amor/

Traducción: Carlos Díaz Rocca

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Colombia en el 2020: El año promete la continuidad de las protestas por más financiamiento para el derecho a la educación

Por:  Fabíola Munhoz.

En entrevista, María Elena Urbano y Cecilia Gómez, integrantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE) abordan la coyuntura nacional y las expectativas de las comunidades educativas ante la realización del derecho humano a la educación

Para conocer cuáles son los desafíos y oportunidades hacia la realización del derecho humano a la educación actualmente en Colombia, conversamos con María Elena Urbano y Cecilia Gómez, integrantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE), miembro de la CLADE en el país. En la entrevista, abordaron la coyuntura nacional y las expectativas de las comunidades educativas ante este escenario, así como los planes de la sociedad civil para continuar su lucha por la garantía del derecho a la educación y otros derechos humanos.

“Se espera que las amplias movilizaciones que están realizando las organizaciones sociales, sindicales y de estudiantes logren negociar con el gobierno reivindicaciones que reduzcan las desigualdades sociales, la marginalidad y la exclusión, en que vive la mayoría de la población colombiana, y mejoren las condiciones de vida en el país”, afirmaron las entrevistadas.

Lee el diálogo completo a continuación.

¿Cuál es el actual contexto para el derecho a la educación en Colombia?

María Elena Urbano y Cecilia Gómez – La situación del derecho humano a la educación (DHE) en Colombia, vista desde la financiación, está definida por el Sistema General de Participaciones (SGP) y la gratuidad de la educación, calculados con base en el número de estudiantes atendidos (financiación percápita), lo que no alcanza financiar adecuadamente el DHE.

“Las instituciones educativas, por la desfinanciacion existente, no están en capacidad de lograr los niveles de inclusión educativa señalados por la UNESCO y por los acuerdos internacionales, lo cual afecta con mayor impacto en las poblaciones en situación de pobreza extrema y de vulnerabilidad”

Actualmente, con estos recursos se cubre el pago de salarios y prestaciones sociales del sector educativo, lo que representa un 97% del presupuesto global. El restante está destinado a la financiación de la canasta educativa consistente en mobiliario, material didáctico, mantenimiento de infraestructura escolar, restaurante y transporte escolar y financiación de las universidades públicas, lo cual es completamente insuficiente para cubrir las necesidades básicas del DHE.

Actualmente, las organizaciones sociales y sindicales en movilización permanente desde el año pasado, están planteando una reforma constitucional para modificar el SGP, y así incrementar el presupuesto destinado a la educación. Se evidencia que la educación se encuentra desfinanciada y eso se refleja en las deficientes infraestructuras escolares, la ausencia de capacitación al personal docente, y la insuficiencia de recursos para garantizar el adecuado desarrollo de los proyectos educativos institucionales.

En esta dirección, las instituciones educativas, por la desfinanciacion existente, no están en capacidad de lograr los niveles de inclusión educativa señalados por la UNESCO y por los acuerdos internacionales, lo cual afecta con mayor impacto en las poblaciones en situación de pobreza extrema y de vulnerabilidad.

¿Cuáles son los impactos de la baja financiación educativa pública, para las poblaciones que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza?

María Elena Urbano y Cecilia Gómez – Hay poblaciones que por sus condiciones socioeconómicas y culturales no están siendo atendidas, porque las instituciones educativas no cuentan con los recursos, ni con la infraestructura que se requiere, y tampoco tienen las adecuaciones curriculares pertinentes, generándose una preocupante exclusión y discriminación que tiene profundas consecuencias y repercusiones en la incrementación de conflictos urbanos y rurales en términos de seguridad y convivencia ciudadana.

Las poblaciones con necesidades educativas especiales en la generalidad no disponen de los soportes tanto profesionales como espaciales, y de dotaciones para una atención adecuada y pertinente. Es decir, no se les está garantizando el DHE y son personas que no logran superar las barreras para realizar su proyecto de vida.

¿La primera infancia es una de las etapas más desatendidas actualmente en la educación colombiana?

María Elena Urbano y Cecilia Gómez – La educación en primera infancia está atendida en el país, en  parte, por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), una institución de asistencia social que atiende a niños y niñas de prejardín y jardín (3 y 4 años). Sin embargo, el personal que responde al instituto y trabaja con la educación en la primera infancia está conformado por madres comunitarias, con baja formación profesional, que asisten a los niños y niñas generalmente en sus propias viviendas, en sectores de alta vulnerabilidad.

A su vez, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) atiende el grado de transición del preescolar (edad de 5 años) a la básica, en instituciones educativas públicas con docentes licenciadas en Educación Preescolar. Sin embargo, aún no se implementa el preescolar de 3 grados, atendidos por el sistema educativo público,  que es una de las luchas de las organizaciones sociales y sindicales.

En este contexto, ¿cuáles son las expectativas para el derecho a la educación en Colombia en el 2020?

María Elena Urbano y Cecilia Gómez – Como coalición nacional que defiende el derecho humano a la educación, actuamos y prestamos apoyo para que las organizaciones sociales, sindicatos y organizaciones estudiantiles logren acordar con el gobierno nacional la reforma al SGP, generando así un mayor presupuesto para la educación en el país.

Así mismo, se espera que las amplias movilizaciones que están realizando las organizaciones sociales, sindicales y de estudiantes logren negociar con el gobierno reivindicaciones que reduzcan las desigualdades sociales, la marginalidad y la exclusión, en que vive la mayoría de la población colombiana, y mejoren las condiciones de vida en el país.

“La expectativa es mantener las acciones de movilización enérgicas para que el gobierno y sus instituciones garanticen el derecho humano a la educación de todas y todos, e implementen los acuerdos de paz en los territorios, asegurando el respeto a los derechos humanos y a la vida de mujeres, estudiantes, sindicalistas, docentes, líderes sociales, defensoras y defensores de los derechos humanos en el país”

Dentro de los acuerdos ya realizados entre gobierno y sociedad civil, falta avanzar en la implementación de una política de educación preescolar de 3 grados, atendidos por el sistema educativo público. También se requiere generar acciones a través de los planes de desarrollo locales y territoriales, orientados a la atención adecuada de la primera infancia y a la educación de personas jóvenes y adultas, que permitan fortalecer y mejorar los procesos educativos en las instituciones educativas públicas.

En ese sentido, la expectativa es mantener las acciones de movilización enérgicas para que el gobierno y sus instituciones garanticen el derecho humano a la educación de todas y todos, e implementen los acuerdos de paz en los territorios, asegurando el respeto a los derechos humanos y a la vida de mujeres, estudiantes, sindicalistas, docentes, líderes sociales, defensoras y defensores de los derechos humanos en el país.

Para ello, seguiremos demandando que se fortalezcan y respeten los acuerdos de paz pactados en el proceso de negociación entre las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] y el Estado, dada la cantidad de asesinatos de personas desmovilizadas y en proceso de reincorporación. Igualmente, que se abran de nuevo procesos de negociación con las guerrillas existentes, para lograr la paz con justicia social en el país.

¿Cuáles serán las actividades o ejes de acción prioritarios de la Coalición Colombiana este año?

María Elena Urbano y Cecilia Gómez – En el campo de la primera infancia, nos hemos propuesto incidir por la financiación adecuada y transformaciones en la Atención y Educación en la Primera Infancia (AEPI), tanto a nivel del Congreso de la República, como ante el ICBF, el MEN y el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional, para que se lleven a cabo acciones y presupuestos destinados a la AEPI, que respondan a una perspectiva de derechos y a las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de número 4, referido a la educación – ODS 4.

También realizaremos una experiencia local de formación de docentes de AEPI en el Municipio de Palmira, departamento del Valle del Cauca, y vamos a desarrollar un trabajo con centros y programas encargados de su formación continua, que aporte elementos a nuestro proceso de incidencia política.

Respecto al derecho a la educación de personas jóvenes y adultas (EPJA), realizaremos una audiencia pública con estudiantes, docentes, directivas y comunidad educativa de EPJA, en el Congreso de la República, con la presencia de parlamentarias y parlamentarios aliadas/os, evento a que también invitaremos el MEN y el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional.

Así mismo, hemos planificado para el año la elaboración de un informe nacional sobre educación y desigualdad, el cual formará parte en un informe regional respecto a esta temática en América Latina y el Caribe, que la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), red regional en la cual formamos parte, está llevando adelante.

Por fin, nos sumaremos a las celebraciones de la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) 2020. Esta gran movilización internacional, que abarca marchas, seminarios, acciones de comunicación, incidencia y diálogo, entre otras actividades realizadas en más de 100 países, se organiza todos los años en el mes de abril, con miras a llamar la atención de los Estados y la comunidad internacional sobre la importancia y urgencia de garantizar el derecho humano a la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad para todas las personas.

Fuente de la entrevista: https://redclade.org/noticias/colombia-en-el-2020-el-ano-promete-la-continuidad-de-las-protestas-por-mas-financiamiento-para-el-derecho-a-la-educacion/

 

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Alejandro Gaviria: “Hay que mantener cierta capacidad de rebeldía y no resignarse con la situación del país”

Por: Luis Carlos Vélez.

 

Luis Carlos Vélez: ¿Cuáles son los principales retos de las universidades hoy? 

Alejandro Gaviria: Yo diría que son tres. Primero, las universidades son demasiado ofertistas. Tenemos que adaptarnos a las demandas de la sociedad que están cambiando, hay que conectarse con la gente y con las necesidades del mundo global. Segundo, tienen que seguir siendo factores de movilidad social. Y, finalmente, tienen que ser un actor preponderante en esta búsqueda de producción y consumo sostenible. Cuando un periódico como The Financial Times redacta un titular diciendo que hay que resetear el capitalismo, esas nuevas ideas tienen que surgir de las universidades.

L.C.V.: ¿Hoy sigue siendo verdad que en Los Andes estudia la élite del país?

A.G.: El 40 por ciento de nuestros estudiantes tienen algún tipo de ayuda financiera. La universidad beca directamente a 120 o 130 cada año. Vienen otros 200 o 300 como consecuencia de los programas estatales de becas. Eso fue verdad hace 15 años, hoy en día no es cierto. Esta es una universidad mucho más diversa socioeconómicamente que lo que la gente cree. Y tiene estudiantes de todos los estratos, con excepción tal vez del estrato uno; también, una gran diversidad regional. Esa era una universidad que ya no existe hoy afortunadamente.

L.C.V.: ¿La cancelación del programa Ser Pilo Paga afectó las finanzas de la universidad?

A.G.: No. Ese programa fue reemplazado por Generación E, que en algunos elementos a mí me parece más justo. La universidad tiene que poner una parte de la matrícula, por ejemplo. Pero la educación superior en Colombia está en un momento difícil. Hay algunos programas en otras universidades en donde hay disminuciones del 30 o 40 por ciento. Nuestro número de estudiantes de primer semestre para este año aumentó en 300. Nosotros todavía no tenemos ese problema.

L.C.V.: En los Gobiernos anteriores se acostumbraba que los miembros del gabinete eran siempre de Los Andes o la Javeriana, y en este no. ¿Cómo ve ese cambio?

A.G.: Los tiempos cambian. Yo creo que hay un tema de capital social. El actual presidente tenía un grupo con el que había crecido y trabajado siempre. No veo que eso sea un problema. Yo dije tal vez de manera provocadora en mi discurso de posesión que la Universidad de los Andes quería ser la universidad donde se educaran los líderes de Colombia, pero también la universidad para criticar a esos líderes. No está bien para un país que los ministros sean siempre de la misma universidad. Celebro ese cambio.

L.C.V.: ¿En dónde está parada la universidad ideológicamente? 

A.G.: La universidad no puede tener una posición ideológica porque aquí hay 800 profesores, muchas facultades. Lo que yo quiero es que sea un lugar plural. Eso no significa necesariamente que sea neutral. Plural significa que estemos comprometidos con los debates y que las posiciones puedan moverse hacia un lado o hacia otro. Cuando se creó Los Andes en 1948, en medio de los conflictos políticos que estaban acabando con este país, se dijo que este lugar no iba a tener dogma ni camiseta ideológica, pero eso no significa que no íbamos a tener compromiso con el país.

L.C.V.: Usted tomó una postura política favorable frente al paro. ¿Esa era una posición suya o de la universidad?

A.G.: Lo que yo hice fue acompañar a los estudiantes en ciertas manifestaciones que hicieron aquí como forma de pedagogía democrática. Me parecía importante combatir una narrativa que sugería que nosotros estábamos desconectados de la realidad. Esta es una universidad que trabaja en muchos ámbitos varios temas con el Estado. Yo no tomé una posición contra el Gobierno, sino diciendo que en eso íbamos a participar. Cuando cancelamos clases el 21 de noviembre, invité a una reflexión sobre cómo construir una sociedad mejor. No podíamos cerrar las puertas y hacer como si nada estuviera pasando. 

L.C.V.: Hoy, en retrospectiva, ¿piensa que estuvo bien acompañar el paro?

A.G.: Yo no sé qué es acompañar el paro. Nosotros simplemente tomamos una serie de medidas para proteger a nuestros estudiantes. Por ahí nos pidieron que desmontáramos una página y decidimos no hacerlo en aras de la libertad de expresión. Abrimos las puertas para que algunos estudiantes pudieran quedarse porque no podían llegar a la casa. Yo presenté esto al Consejo Superior porque había inquietudes, y casi que al unísono los miembros apoyaron lo que habíamos hecho.

«Cuando un periódico como The Financial Times propone resetear el capitalismo, estas nuevas ideas tienen que surgir de las universidades».

L.C.V.: Antes, hace unos 20 años, se decía que los estudiantes de la universidad siempre estaban completamente alineados con el Gobierno. ¿Cómo ha cambiado eso? 

A.G.: Estamos viviendo un momento en el país y en el mundo en el que hay una mayor conciencia crítica de los estudiantesHay un rompimiento generacional y un poco más de desazón sobre el futuro; incluso, sobre el futuro laboral, y un poco más de escepticismo y de desconfianza en todas las instituciones públicas. No creo que sea sobre el Gobierno, pero hay un poco más de lejanía y escepticismo sobre el Estado y sus instituciones.

L.C.V.: ¿Cómo ve al país?

A.G.: Yo creo que no hay una narrativa esperanzadora, veo una deriva o inercia preocupante, nos hace falta una agenda reformista ambiciosa. Veo un país muy paralizado sin capacidad de generar consensos. Yo no veo una situación de crisis, pero sí una cierta quietud que no me gusta. Por ejemplo, sobre el Congreso, creo que no tiene capacidad para aprobar casi ninguna ley importante. Es una incapacidad de reformarse que me parece preocupante y la consolidación de este modelo centro-periferia que ha caracterizado a Colombia durante tanto tiempo. Yo pensé que ese modelo de centro-periferia iba a cambiar con el proceso de paz y no lo veo cambiando.

L.C.V.: ¿Su postura política como individuo es cercana al progresismo?

A.G.: Yo me considero un liberal, una persona que ha defendido la dignidad humana, las libertades individuales. Desde mis primeras investigaciones académicas siempre estuve muy preocupado por la movilidad social. A mí me gusta repetir una frase y es ‘trabajar todos los días por un país un poco más justo, un poco más digno y un poco más decente’. Hoy, también luego de mi paso por el Estado, creo que uno tiene que celebrar lo bueno, pero mantener cierta capacidad de rebeldía y no resignarse con la situación del país. Hay otra frase que define mi postura política general y es ‘no resignación, pero tampoco desmesura’.

L.C.V.: ¿Eso es ser de oposición?

A.G.: Mis posturas y mis opiniones centrales sobre el país han sido casi las mismas desde hace tiempo, antes de que este Gobierno empezara. En algunos temas, sin embargo, puede haber coincidencias.

L.C.V.: ¿Hará política en el futuro?

A.G.: A mí no me gusta la política electoral, no me veo en ese mundo, tengo muchos defectos para ese mundo, incluido uno, y es que ni siquiera nací en Colombia. He sido demasiado franco y cándido en algunas de mis observaciones como mis no creencias religiosas. Yo me siento en este momento contento en la universidad, tengo un compromiso con este cargo y quisiera que me dejaran tranquilo en mi papel de educador.

L.C.V.: Su respuesta descarta la presidencia, pero ¿y otros cargos?

A.G.: Yo fui ministro de Salud por seis años y sufrí una enfermedad grave. En estas cosas uno no puede decir que no porque las coyunturas cambian, pero por ahora mi compromiso está con la universidad. Cuando veo la labor difícil de los funcionarios de tratar de construir algo en medio de esa suspicacia generalizada, de la veleidad en las redes sociales, digo mejor estar tranquilo. 

L.C.V.: Usted dio un discurso en el Hay Festival sobre populismo. Según su mirada, ¿quién es el político más populista en el país? 

A.G.: En general en el mundo, el populismo está por todos lados. La sociedad quiere cambiar y hay que responder a esa impaciencia colectiva de alguna forma. Lo que yo he tratado de decir es que esa respuesta a esa impaciencia tiene que tener algo de pensamiento y tenemos que tener entre todos contratos sociales coherentes. Yo veo que desde la derecha y la izquierda hay un rechazo a la coherencia. ¿Quién lo es más? No sé. Yo tengo una visión resignada porque es muy difícil, cuando uno está en el poder, no ser populista. Algo de eso hay que tener, pero mi llamado es a la responsabilidad en esa búsqueda permanente de la legitimidad. Hay una frase que me gusta repetir de un comentarista norteamericano que decía “las glorias fáciles de la oposición”. Criticarlo todo por Twitter no tiene ningún mérito y no tiene ningún tipo de ponderación.

L.C.V.: ¿Petro es populista? 

A.G.: Sí, en muchas de sus posturas.

L.C.V.: ¿Uribe es populista? 

A.G.: Los dos lo son. Muchas veces sobresimplifican la realidad. Se les olvidó que, cuando ellos eran gobernantes, las cosas eran un poco más difíciles y son demasiado facilistas a la hora de criticar a los otros. El populismo tiene como característica evadir la complejidad del mundo y olvidarse de las dificultades a la hora de transformar la sociedad.

L.C.V.: ¿Duque es populista?

A.G.: Algunas de sus propuestas lo son, un poco más de lo que yo me imaginaba. Pero no lo calificaría de esa manera.

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/nacion/articulo/alejandro-gaviria-hay-que-mantener-cierta-capacidad-de-rebeldia/655378

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Entrevista: “El movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista.”

“El movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista.”

Entrevista a Constanza Cisneros

Ángeles Ramírez

Constanza Cisneros es trabajadora de hogar; es miembro de Territorio Doméstico y del Observatorio Jeanneth Beltrán. Forma parte de la Comisión 8M de Madrid.

Al inicio de la entrevista, vemos un documento audiovisual que el Observatorio editó hace un par de años, de modo que comenzamos hablando también de eso. https://www.youtube.com/watch?v=cixFafz6n-g

Constanza: Territorio doméstico es un colectivo transfronterizo de trabajadoras de hogar y cuidados, que se crea en 2006 y que reivindica los derechos de las trabajadoras de hogar y cuidados. Yo empiezo en Territorio en el año 2014. Entonces trabajaba de interna y solo podía ir los domingos; veía que todas las reivindicaciones que hacían las compañeras eran muy importantes, pero yo desconocía tanto el grupo de mujeres como las reivindicaciones que teníamos, porque precisamente cuando llegué aquí, venía con el prejuicio de ser inmigrante. Llegué en 2008 para trabajar de interna: a las 12 de la mañana bajé del avión y a las tres de la tarde ya estaba en Majadahonda trabajando. Vine con un contrato de trabajo. Vi entonces que estas compañeras tenían estas luchas, estas reivindicaciones y me pareció que eran muy creativas en las formas de reivindicar sus derechos, siempre festivas y tomando en cuenta que nosotras ya teníamos muchas cosas que nos atraviesan: el ser inmigrantes, mujeres o el estar indocumentadas y muchas veces discriminadas; esto me hizo darme cuenta de que cuando íbamos a pedir reivindicaciones y salíamos a las calles, la gente, el Estado y las organizaciones nos pedían datos; algunos decían que no teníamos razón nosotras, de modo que estas historias que planteamos en el video son unas pocas de las cientos de historias que tenemos, porque cada una de las mujeres que estamos aquí, somos una historia. Entonces dijimos que hay que crear una instancia, una propuesta, en la que podamos sistematizar todas estas denuncias y recoger datos que nos ayuden a visibilizar mejor lo que nos está pasando a las trabajadoras de hogar y cuidados. Y el Observatorio Jeanneth Beltrán nace desde allí, desde esa necesidad de entender más concretamente los datos, sistematizar todo esto y además tener la posibilidad de que darles un sustento a nuestras reivindicaciones. Jeanneth Beltrán es una compañera nicaragüense, trabajadora de hogar y cuidados, que falleció en 2014 en Toledo por la restricción del servicio médico para los inmigrantes indocumentados.

Esta compañera fue muy malita a un centro de salud, ya se sentía mal desde hace algún tiempo; allí le dijeron que no la podían atender, que esperase. Esperó, fue con una amiga, le dolía la cabeza, estuvo mucho tiempo así y justo cuando la atendieron, falleció. Se quejaba y no la creían. Y no tenía con qué pagar. Le cogieron los datos a la amiga, a la que le llevó, y a los dos meses le llegó la factura, para que pague la asistencia que le dieron a Jeanneth, que fueron apenas unos minutos, justo antes de fallecer. Entonces nosotras justamente creemos que esta es una historia que no se puede quedar así, que tienen que conocer.

El Observatorio existe desde 2018 y está conectado con Territorio Doméstico y Senda de Cuidados también, que es una cooperativa de intermediación laboral, de economía feminista, en la que las trabajadoras de hogar tenemos todos los derechos: que trabajamos ocho horas, en el caso de las que somos externas; en el de las internas, lo que han hecho es indagar, es buscar en todas las leyes posibles para poder extraer desde todos los puntos de vista los derechos que nos pueden proteger. Y en esta asociación estamos las trabajadoras que tenemos documentación legal, porque no pueden estar que que no tengan la documentación en regla.

¿Qué recorrido haces desde el momento en el que tú llegas en ese avión a Madrid a las 12 de la mañana, para incorporarte a tu trabajo a las 3 de la tarde, hasta llegar a ser activista feminista en Territorio y en la Comisión 8M? ¿qué lectura haces de estos años?

Constanza: Hay una cuestión muy importante y que nosotras intentamos rescatar siempre. Cuando llegamos, ya somos historia. Yo, en el Ecuador, trabajé como profesora durante 18 años y me titulé como comunicadora social. Entonces siempre estuve en organizaciones sociales de reivindicación de derechos, como por ejemplo en la coordinadora de Derechos Humanos y desde que estuve en la secundaria, siempre en militancia de todas estas organizaciones; milité también en el Partido Comunista y en las Juventudes, y yo ya tenía todo eso cuando llegué aquí. Al trabajar de interna, perdí mucho. Aprendí muchas cosas, pero desaprendí otras. El hecho mismo de trabajar de interna me quitó mucho y yo no sabía qué hacer ni dónde acudir, porque el sábado por la tarde, que era cuando yo podía salir, todas las instituciones estaban cerradas, de modo que no sabía cómo organizarme. Fui a un centro en el que podía cursar la ESO, que quería hacer para aprender historia y geografía de España, para saber dónde había llegado. Claro que conocía muchas cosas que llegan a América, algo de historia franquista, etc, pero es mejor tenerlas desde aquí. Yo además tenía toda mi visión desde la izquierda, por mi militancia. Comencé a tener clases los domingos de 7 a 10 de la noche, pero después de unas clasecitas, ya me pidieron que diera clases yo y que ayudara a algunas compañeras y compañeros que no avanzaban, que no sabían leer y escribir y les era difícil hacer la ESO. Empecé a estar de voluntaria allí, unos dos años, hasta que cerraron ese espacio, del que yo ya había decidido salirme porque era de la iglesia y ésta tenía una fuerte influencia. Hubo especialmente una conferencia que me marcó mucho, sobre el maltrato de las mujeres, en las que se decía que era el esposo quien tenía que mandar. Finalmente terminé la ESO y la mayoría éramos trabajadoras del hogar y de cuidados. Además, tenía la suerte de que en el lugar que trabajaba, empezaron a tramitarme la documentación. Estuve de interna dos años y medio y luego fui, de interna también, a otra casa a trabajar. Después, para ayudar a mi hermana con mi sobrina pequeña, me organizaba con mi cuñado, era una locura porque teníamos que turnarnos en su cuidado.

Más adelante, con el gobierno de Correa en 2011, hubo la posibilidad de que las que habíamos sido profesoras allá, retornáramos al Ecuador con un trabajo. Entonces nos organizamos con la Casa de Ecuador, que abrían los fines de semana. Al darme cuenta de que muchas eran profesoras, pensé ¿por qué no hacemos una asociación? Y así hicimos, nos organizamos para hacer unas pruebas que había que hacer para volver al Ecuador: nos capacitamos, hacíamos reuniones hasta en las esquinas, hacíamos formularios y dimos las pruebas. Fue a nivel estatal, con una fuerte inversión, una parafernalia de programas y ordenadores; nos presentamos unas 1500 personas en España y se supone que aprobamos cincuenta. De las que aprobamos, tuvimos aún que sacar todos los certificados y acreditaciones, pasando por la oficina de la embajada y luego nos irían llamando por si había plazas. Pero realmente, aquello no era tan real, sino más bien una especie de publicidad. Había entonces en el Ecuador jóvenes con 24 y 25 años que tenían hasta doctorados, porque se dio formación gratuita. Había tanta demanda de empleo allá y tanta gente capacitada que los de aquí estábamos hasta desfasados, y esto a pesar de que nos actualizamos, pero allá se había cambiado ya la estructura educativa. Yo había salido ya con 35 o 36 años y no tenía cabida allí.

Aquellas pruebas no fueron el pasaporte para regresar.

Regresaron unas pocas personas, quizás unas 30 o 40, porque encontraron vacantes o se fueron a lugares alejados y fueron cogiendo lo que salió. Pero quería volver a Pichincha, a Quito, y no hubo vacantes para mi provincia. A los dos años fui al Ecuador y cuando yo iba con mi certificado de que había aprobado aquí, la gente no sabía de lo que le estaba hablando. Me desilusioné.

Es a partir de eso, que yo me conozco con una chica también profe ecuatoriana, también luchona, y es ella la que me dice: “te voy a llevar donde unas chicas que luchan. No sé si te gustará, ellas son trabajadoras de hogar». Y me gustó mucho la propuesta y la forma de reivindicar, que era algo nuevo para mí. Yo no sabía que podía haber esto. Primero, no sabía que teníamos un montón de derechos, que parecía que no. Y después, lo que más me motivó es que eran nuevas estrategias de reivindicación y eso me gustó mucho. El mismo hecho de salir a las calles y decir en la plaza de Sol, cantar las canciones que reivindican nuestros derechos y contarle a la gente e ir buscando a mujeres trabajadoras de hogar en las paradas, para que vengan a un curso de derechos y cuidados, para que se auto-cuiden ¡para auto-cuidarnos! Eso me pareció genial y eso es lo que hice. Me dije: “aquí me meto de cabeza” y ahí empezó todo. Tuve la suerte de compaginar con las compañeras, de conectarnos con propuestas nuevas y de ir buscando cositas; me invitaron a algunos encuentros, así que me lancé al ruedo y me fui quedando. Después, ya lo vi como una necesidad para sobrevivir en este espacio tan diverso que es la ciudad; y eso porque para mí, a pesar de que hablábamos español, castellano, muchas veces no nos entendíamos y yo decía, «con ellas me entiendo, con ellas puedo conversar más allá del tiempo”, más allá de lo que conversaba con la señora con la que trabajaba o de cosas básicas. Con ellas había una propuesta diferente y eso es lo que me pasó y lo que hice. El grupo era Territorio Doméstico.

Y desde ese momento en el que tú entras en Territorio hasta que empezáis a ser parte del movimiento feminista ¿qué pasa ahí? ¿Habías militado antes en el feminismo?

Constanza: No, efectivamente. Antes no teníamos nada que ver. En mi caso, además, teniendo en cuenta que mi país tiene una raíz machista arraigadísima, para mi fue un poco difícil. Yo tenía, hasta ahora, tengo aún mis resabios machistas. Y ello a pesar de que mi madre y mi padre son personas muy avanzadas, pero también lo eran. Es a partir de cuando me integro a Terri, que veo esta lucha: empiezo con la lucha de trabajadoras de hogar, enterándome, alimentándome de toda esta riqueza, además de toda la diversidad de compañeras, porque allí hay compañeras no solo latinoamericanas, también africanas, de Europa del Este. Y lo que me lleva al feminismo es ver que en esta diversidad hay algo que nos une, que es la reivindicación de nuestros derechos. Pocos años después, seguíamos con estas luchas, con las reivindicaciones, pero yo sentía que en este espacio tan grande, y esto es una percepción personal mía, todas las personas sí se daban cuenta que estaba funcionando, pero yo sentía que no. En 2012, hay compañeras que van a ir a Alemania y a Italia, a contar lo que estamos haciendo, ya empiezan a salir, y ahí yo me doy cuenta de que está funcionando. Y a partir de eso, empezamos y empiezo yo también a conocer lo del movimiento feminista. En esos tiempo, yo me acuerdo que salíamos a las marchas del primero de mayo, como por cumplir, por sentirme que estoy militando en algo. Pero después, ya con las reivindicaciones feministas, Rafaela [Pimentel] y las compañeras Pepa, Maite y muchas otras, empiezan a proponer. Ellas siempre estuvieron vinculadas con el movimiento feminista; en el caso de Rafaela, desde siempre. Entonces me dice, ¿qué tal si vamos? En el espacio que estamos, hasta ahora nos cuesta mucho. Por eso nosotras hablamos de feminismos. Teniendo en cuenta que la mayoría de las compañeras son latinoamericanas y vienen de una formación de tradición católica, la costumbre está muy, muy arraigada. En Centroamérica también, con estas iglesias evangélicas. Y nos damos cuenta de que esa es una lucha, porque muchas compañeras se niegan a aceptar siquiera la palabra feminismo. Entonces el trabajo de todo eso, de las compañeras, es intentar que lo podamos ver de una forma más amplia, desde la perspectiva de reclamación de equidad, igualdad y derechos. Nosotras como inmigrantes nos damos cuenta de que cuando contratan en una casa a un chófer y a una trabajadora de hogar, a él le pagan todas las bonificaciones y todo lo demás y a nosotras no. El hecho de que él sea hombre, ya le hace estar en otro estatus y a nosotras, en lugar de avanzar, de tener algún escalón, por nuestra formación o por tener documentos, no nos servía de nada. Entonces lo que hacemos es trabajar en esto y también, ya desde antes, empezamos a hacer cursos de formación en los que no solo se propone formación de lo jurídico, sino dentro de todo esto, la cuestión feminista. Y también los autocuidados, porque nosotras siempre reivindicamos el papel de la mujer y de los cuidados y todo lo que implican en la estructura social, no solo como empleo en sí mismo, sino todo lo que son las cadenas globales de cuidados; hay que tener en cuenta lo que son los cuidados para nuestras vidas y cuánto nos cuestan, cuánto nos cargan y cuánto nos pesan, porque las que trabajamos aquí cuidando, también cuidamos allá; porque aunque estemos aquí, estamos cuidando allá, y eso es una parte fundamental en la que nosotras trabajamos para que las compañeras se abran un poco a los feminismos; siempre hemos estado en eso.

Entonces en el feminismo al que vosotras os adscribís, la cuestión de los cuidados y del autocuidado, es central.

Constanza: Siempre vamos avanzando y ahora estamos en el punto que en la medida en que algo nos una, nos hace ser feministas. El mismo hecho de buscar la igualdad en muchas situaciones, esa es la que nos hace feministas, porque cada una de nosotras tiene una historia y si nosotras pertenecemos al movimiento feminista, hay otras compañeras que tienen sus luchas ahora en la iglesia o que tienen problemas con las viviendas; en cada una de estas cuestiones que les atraviesan, lo que tenemos que buscar es el punto en el que nos hace confluir, porque somos mujeres luchadoras; que queremos la igualdad, que queremos justicia y que queremos reivindicar esos derechos que nos han sido quitados, no solo en la Europa global, sino desde siempre, también en nuestros territorios.

¿Y tú piensas que el hecho de que seáis parte del movimiento feminista os ha ayudado con vuestros derechos?

Constanza: Definitivamente. Y nos damos cuenta. Cuando empezamos a salir, a compartir con otros grupos, a hacer estas pequeñas redes, cuando nos conocemos con otros grupos, nos damos cuenta de que las alianzas son importantes. Nosotras nos decíamos que teníamos que hacer redes. Entonces nos conocemos con compañeras de otra ciudad o de un pueblo de fuera, pero cuando nos damos cuenta de que con el movimiento feminista están mujeres que confluyen de un montón de lugares y espacios, que también están reivindicando sus derechos, nosotras nos vemos fortalecidas. Ya previamente estamos en algunos otros grupos, intentando conocer lo que es la economía feminista, y el grupo de precariedad que ya conocíamos; yo estoy absolutamente convencida de que el movimiento feminista nos ha ayudado un montón: nos ha ayudado y nos ha dado visibilidad. La percepción de que no avanzábamos era personal. Mis compañeras se dieron cuenta de que esto iba. Y porque yo seguía trabajando interna. Cuando una trabaja interna, y esto es una historia que comparten muchas compañeras, dentro de nosotras mismas y dentro de esas cuatro paredes en las que estamos encerradas, no podemos visibilizar muchas cosas. Es una cárcel. No podemos conocer de primera mano lo que está pasando. Cuando yo no podía salir a una marcha, cuando yo no podía salir a una reivindicación del día de la mujer porque estaba trabajando, no podía visibilizar cuál era la fuerza que teníamos; pero las compañeras que estaban fuera, me hacían saber que sí. Y yo estoy convencida que el movimiento feminista es una fuerza y que ha sido arrolladora esta forma de crecer, esta forma de implantarse en la sociedad en toda esta estructura, esta forma de arrasar con todo. En el 16 ya nos dábamos cuenta de que estaba creciendo, y en el 17 un poco más, pero cuando pasó lo del 18, era algo que yo no había dimensionado. Cuando nosotras quedamos en vernos en Caracola, corríamos, que era tarde y teníamos que estar a las 6 en la marcha. Iba con Rafaela. E íbamos y veíamos que por todas las calles iban mujeres, pero no como las primeras veces, unas dos o tres, ¡iban cientos! y ríos de mujeres; entonces dije: “esto no puede ser” y caminábamos y nos mirábamos ¡era una emoción! Ni sentimos cuando llegamos para empezar la marcha. Era algo inaudito, indescriptible.

Nosotras en el 17 ya pertenecíamos, ya íbamos a las reuniones, ya estábamos en el mismo 8M, en la Comisión 8M. Entonces ya dijimos: «tenemos que estar ahí». Ya era parte de nosotras y ya el movimiento feminista era inseparable; yo ya no puedo, no podemos entender una reivindicación, una propuesta de lucha, sin ser movimiento feminista.

Antes has hablado de tus dificultades para salir a las marchas, cuando trabajabas de internas, ¿qué piensas entonces de aquellas mujeres de diferentes colectivos, racializadas, que no se apuntaron a la huelga en solidaridad con las mujeres que no podían ir? ¿cómo ves esto?

Constanza: El movimiento feminista es un espacio horizontal. Todas son bienvenidas y tienen derecho a proponer sus reivindicaciones y propuestas de lucha. En este espacio, hay muchas compañeras que todavía no se sienten incluidas hasta hoy, muchas mujeres que se sienten fuera. Y es legítimo. En el 17 y en el 18, muchas, las internas, nos quedábamos en las casas. Nos quedábamos cuidando mientras había mujeres, las mismas mujeres que salían a la marcha, que son las que nos dejaban cuidando a sus hijos, a sus madres o a sus padres, o limpiando o lavando o planchando. Por eso sí veo que es legítimo. Y porque hay muchas mujeres que no están, que no se sienten incluidas, que sienten que el espacio del movimiento feminista no es lo que ellas esperan o lo que ellas quieren. Y esto es real. Pero cuando pasó esto, a nosotras sí nos sorprendió porque dentro de eso sí estábamos nosotras, estábamos las trabajadoras de hogar y hasta hoy hay grupos, asociaciones, colectivos de trabajadoras de hogar y cuidados, mujeres que limpian, que no quieren participar, porque ellas, pienso que desde su punto de vista, no quieren formar parte de todo esto. O todavía no están dispuestas a esto. O no ven claramente que incluirse en esta lucha les genere algún beneficio, de reivindicación, de conseguir un derecho por el que ellas están luchando, pero yo creo que es legítimo y todo el mundo tiene derecho. Así como hay mujeres, como Patricia Botín, que dice que es feminista, como hay mujeres de la televisión, periodistas, que dicen que son feministas y que también van a la marcha.

Pero el otro día, por ejemplo, en el Encuentro antirracista de la Comisión 8M, vosotras teníais una postura diferente a las mujeres jóvenes racializadas que no están en el colectivo de trabajadoras de hogar ¿estáis un poco en el medio?

Constanza: Nosotras no nos sentimos en medio. Justamente estos grupos son las que nos quieren poner en el medio. Nosotras no nos sentimos en medio. Estas jóvenes son hijas, son nuestras hijas y son españolas, pero tienen nuestra identidad y la raíz nuestra; para nosotras es muy importante que no se olvide lo que somos, de dónde venimos. Yo creo que es bueno que ellas mismas se vayan creando sus luchas porque es cierto que se puede llegar al otro extremo. Hay compañeras de movimientos antirracistas que no quieren saber nada de los blancos y les dicen las «blanquitas». Corremos el riesgo de estar en el otro lado del racismo y podríamos plantearlo desde ahí. Nosotras no somos ni el enlace de las unas y las otras, porque nosotras hemos visto que el movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista. No es que somos una parte. Nosotras somos. Y es muy legítimo que otras no quieran ser. Y es muy legítimo que cada una tenga sus luchas y lo que hace el movimiento feminista – y yo pongo mucho eso en valor- es que crea, que propone la discusión; en algún momento tendremos que encontrar exactamente esta discrepancia. A ver si estamos de acuerdo en las discrepancias, a ver si es que podemos llegar a una acuerdo que nos haga luchar juntas. Porque yo creo que tendremos que llegar a eso, y no es que estemos totalmente separadas, es que hay muchas cosas que nos unen y en muchas reivindicaciones, en muchas marchas y muchos encuentros, hemos estado los grupos y el movimiento feminista y hemos confluido y estamos de acuerdo en muchas cosas y eso yo creo que es importante.

A muchas nos horroriza que nos llamen blancas, que nos reduzcan a ser blancas.

Constanza: También hay que estar consciente. A ti no te afecta porque no estás de este lado. Hay racismo institucional, los CIES y todo lo demás, pero está el racismo de la cotidianidad, el racismo de una farmacia, de un restaurante al que yo he ido y me han dicho que no podía entrar. Uno de los reclamos de los movimientos antirracistas es que desde la cotidianidad superemos todo eso y no solo los migrantes, sino también los blancos, las blancas. Porque si voy a urgencias, quiero que me traten como a cualquier otra persona; hay que ir rompiendo todos esos estereotipos, porque se dan en la cotidianidad, pasa en el autobús. Hay que llegar a que estas cosas, a que el color de piel o la estatura, no sean importantes. Lo más importante de todo, es que nosotras no nos definimos por no blancas y hay que superar las definiciones. Es decir, el instante en que nosotras superamos el definirnos como negras, blancas, indias, y definir a las otras por el color de la piel o por los rizos o por los rasgos de los ojos; cuando superamos eso, es porque estamos conscientes de las luchas que tenemos: las luchas, las reivindicaciones por la igualdad, esas borran los tonos de piel.

Nosotras no nos definimos, ya te lo he dicho, porque superamos ya esto de las definiciones. Yo negaría y estaría mintiendo si te dijera que cuando llegué, no me identificaba como racializada y a la otra, como la blanca, como el enemigo. Me pasaba al principio, pero hay que hacer un trabajo de reconocimiento del feminismo como movimiento y como el trabajo de empoderamiento, que en definitiva es la conciencia social, la conciencia feminista; hay que hacer un trabajo de concienciación del feminismo para superar eso; y si es que alguien no lo hace, pues no lo hace. Pero la idea es tomar conciencia de que si superamos todo eso, tampoco estamos negando la realidad, tampoco estamos diciendo que no haya discriminación, pero eso no es lo que nos separa, porque cuando vemos en el 18 que todas gritamos por los feminicidios, cuando vemos en el 18 que todas gritamos por la igualdad de derechos, por los cuidados, es que hemos asumido que hay conciencia en cada una de nosotras y que estas trabas, que son el color de piel, que son la forma de determinar a la otra, para separarnos, a nosotras nos ha unido. Porque es la diversidad y eso hay que entenderlo clarísimo. Nosotras como andinas, como indias, somos una unidad en la diversidad, pero esa diversidad puede ser más grande. No podemos ser una unidad cuando estamos en América Latina, con la diversidad de que somos indias, mestizas, etc. Y venir aquí y buscar y negar esta ideología y estas teorías, que tenemos planteadas desde la cosmovisión que vemos allí. La idea es ampliar todo eso acá y ver que no es el enemigo y si es que podemos tener una alianza y qué podemos lograr con eso. Yo no les puedo ver así. Hay compañeras y hay gente que sí, que hace de los prejuicios y de esta forma de determinar lo que nos separa; para nosotras, eso nos une. Y ya está.

¿Cómo es la relación con las Kellys?

Constanza: Tenemos relación desde hace rato. Con las Kellys somos hermanas, no primas. Mira, cuando somos trabajadoras de hogar, el siguiente paso es ser limpiadora de hotel, porque nosotras, como trabajadoras de hogar, no tenemos paro y un paso que servía para nosotras es ese. Pero cuando nos quedamos sin empleo de camarera de piso, siempre hay la posibilidad de volver a ser empleada de hogar. Y eso es una condición que se da. Entonces, cuando vimos a las Kellys, ellas ya estaban organizadas hace rato y cuando vimos que sus luchas son muy parecidas a las nuestras y que las enfermedades que a ellas les dejan postradas y que no les dejan vivir y por las que reivindican todas esas luchas, son nuestras también, nosotras nos sentimos identificadas al instante y nos dijimos que teníamos que conocer a estas compañeras y teníamos que unirnos. Y muchas, muchas Kellys son españolas, pero en las luchas, cuando nosotras vimos que salieron y que tenían que luchar, nosotras nos sentimos identificadas. Lo que ellas dicen, es lo que nos pasa a nosotras; lo que ellas reivindican, también reivindicamos nosotras. Ellas, en otro espacio, pero es el de cuidados, el de limpieza, es exactamente lo mismo y nosotras somos hermanas de las Kellys, porque nosotras también somos Kellys, somos las que limpiamos, las que lavamos, las que cocinamos, las que todo. Entonces, siempre nos hemos sentido hermanas de ellas, siempre, siempre y en todo. En los espacios en los que hemos estado juntas, hemos compartido reivindicaciones y ellas también siempre están dispuestas a apoyarnos, así como nosotras a ellas.

Y ya para terminar, háblanos de la revuelta feminista de 2020.

Constanza: La revuelta en sí empezó ya el 8 de febrero, pero nosotras ya estábamos reuniéndonos todo el año en la preparación de esta revuelta. Este año ha tenido una influencia muy grande los barrios y pueblos de Madrid para la comisión 8M. El otro día conversamos y decíamos, al principio, teníamos que coordinar entre 20: cuatro hacen esto, cinco hacen lo otro, para la marcha del movimiento feminista; pero cuando en una asamblea tenemos cuatrocientas mujeres que representan a organizaciones y a colectivos de Madrid, ya vemos que es un poder de convocatoria grandísimo y que la revuelta está, ya empezó y que la revuelta va. Nosotras no hemos convocado este año a huelga. Valoramos mucho esta herramienta y nos parece que es muy buena estrategia, pero cuando en el 18 le llamamos huelga feminista, también nos decían, no, la huelga tiene que ser laboral. Pero nosotras siempre estamos innovando y siempre creemos que las propuestas que nosotras hacemos tienen que ser diferentes. No es que no valoremos la huelga como una estrategia y como una herramienta muy, muy útil en otros territorios del Estado, que harán huelga el 8 y el 9, pero a nosotras no nos basta el 8. Nosotras creemos que es un mes de reivindicaciones y esto tiene que seguir, porque cuando terminamos con la manifestación del 8, yo me quedo tan cargada de fuerza, de energía, que no sé qué voy a hacer con todo eso. Entonces, para nosotras es importante y la revuelta es esto. Es reivindicar por nuestros derechos, es que somos todas. Para una cadena, es convocar a 7000 mujeres para que se unan, para que digan sus reivindicaciones, para que canten, para que griten y para que se sientan que estamos unidas todas, también como colectivo, como Territorio, como Observatorio. Nosotras hemos sido revoltosas siempre y esta revuelta nos hace ser lo que hemos sido siempre y nos hace sacar todo eso que tenemos de revoltosas y de reivindicativas, pero con toda la libertad y con toda la fuerza que hemos venido guardando y que la regeneramos y la sacamos en cada momento.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article15679

 

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