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José Castillo: «Queremos marcar una gran diferencia en la educación superior del Perú»

Por Virtual Educa

Desde su fundación, la Universidad Alas Peruanas -hoy, mejor conocida por sus siglas UAP– ha apostado por la virtualización y la innovación, liderando la descentralización de la educación superior privada en el Perú. Hoy, más de 94 mil alumnos estudian una de las 24 carreras profesionales que ofrece la UAP. ¿Cómo seguir innovando en un mundo que está reconfigurándose? Para conocer cómo la UAP enfrenta los nuevos desafíos, dialogamos con su presidente ejecutivo, el Dr. José Eduardo Castillo Carazas.

Los retos que plantea el siglo XXI son enormes, con cambios tecnológicos exponenciales que ya están teniendo un gran impacto en mercado laboral. El ritmo de las transformaciones es vertiginoso. Sin embargo, la educación superior no logra reconvertirse a la velocidad que la realidad demanda. ¿Está agotado el modelo de Universidad tal como la conocemos? ¿Cuáles son los planes de la UAP para transformarse en una universidad del siglo XXI?

Las necesidades del mercado cambian, y por tanto las exigencias educativas se van adaptando. El modelo educativo de la UAP ha tenido una gran transformación, precisamente, reconociendo esta particularidad, donde la investigación es el centro para la generación del conocimiento. Sabemos que en países como los nuestros, el emprendedurismo es un factor diferencial que mueve la economía. Por ello, la UAP, gesta su misión en ofrecer una educación superior de calidad al alcance de todos los peruanos, pues reconocemos su visión emprendedora, su capacidad de salir adelante ante las más grandes adversidades. Así, los dotamos con talleres y laboratorios académicos de última generación, y alianzas estratégicas con instituciones de Hong Kong, Taiwán, Singapur y países emergentes de América Latina, para preparar a nuestros estudiantes y enfrenten los retos que el futuro les demandará. Somos conscientes que la oferta académica de la UAP permitirá a nuestros alumnos apostados en 20 ciudades del Perú, recibir el mismo programa de estudios, con los mismos equipos tecnológicos y la oportunidad de acceder a una plataforma de apoyo en nube que le habilite, por ejemplo, los recursos de clases (presentaciones digitales, lecturas, casos de estudio, entre otros) al estudiante de Juliaca (al sur del país), a los que usan los docentes de Lima o cualquier región del país. Esto marca una gran diferencia.

Alumnos y empresas cada día demandan nuevas habilidades específicas que no están contempladas en los programas académicos. ¿Cómo hacen en la UAP para satisfacer esta demanda? ¿Cúal es el tipo de diálogo o canal de comunicación que mantienen con las empresas? 

Totalmente directo. Hemos cerrado más de 300 convenios a nivel nacional con empresas para prácticas pre profesionales y profesionales, mediante la herramientas Symplicity, que opera en las universidades de primer nivel en Estados Unidos y Europa. Esto nos ha permitido estrechar lazos y conocer cómo se viene moviendo el mercado en las diferentes especialidades que ofertamos. Por ello, venimos trabajando la renovación de nuestros planes de estudios, para enfocarnos justamente en satisfacer dicha demanda. Contamos con un renombrado equipo de curricólogos y expertos que han, incluso, asesorado la compra de los más de 600 laboratorios y talleres, que son en escala, los mismos que encontrarán nuestros estudiantes en sus centros de trabajo cuando ejerzan su profesión. Nuestro compromiso institucional es muy fuerte porque representamos para miles de peruanos la oportunidad de acceder a una educación superior universitaria, y siendo la educación, el motor de cambio para la sociedad, estamos seguros que, nuestros egresados serán el mejor ejemplo que el Perú desde dentro, en las regiones, con jóvenes debidamente preparados, movilizarán los sectores productivos que coadyuvará al crecimiento económico nacional.

¿Qué importancia le asignan las instituciones de educación superior en el Perú a la inversión en investigación? ¿Cómo es en el caso de la UAP?

El fomento y realización de la investigacioón en la universidad asegura el desarrollo de competencias que permiten a los estudiantes, docentes e investigadores generar nuevos conocimientos que contribuyen al desarrollo cientiífico y cultural del país. En los últimos dos años, la UAP ha fortalecido el área de investigación mediante un audaz rediseño interno. Hemos implementado unidades de investigación, tanto en pregrado como en posgrado, y creamos oficinas de coordinación de gestión de la investigación, innovación y emprendimiento en sus 19 filiales, de la mano con la contratación de docentes, investigadores –reconocidos por Concytec y Reniecyt– y personal administrativo ad hoc. Además, adquirimos licencias de Turnitin (software de prevención de plagio) Asimismo, hemos establecido nueve líneas de investigación vinculadas a los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, elaborada por la ONU en 2015 y con las áreas de investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) De este modo, a la fecha, los campos en que se desarrollan mayormente las in- vestigaciones en la UAP son salud, bienestar, biotecnología y bioética (29 proyectos), desarrollo de una educación de calidad conectada al empleo (16 proyectos) y desarrollo de estrategias para contrarrestar los efectos del cambio climático. En la UAP estamos estudiando la posibilidad de contar con un plan que permita obtener financiamiento externo para ejecutar proyectos de investigación. El presupuesto de investigación de la UAP, proyectado para 2020, asciende a S/13,5 millones a nivel nacional. Una apuesta sólida que no solo ayudará a mejorar el posicionamiento de la institución, sino también a generar conocimientos relevantes para el país.

¿Considera que existe un ecosistema de innovación en el Perú? ¿Cuál es o cuál debería ser la participación de las universidades en el mismo?

Internacionalización y virtualidad son dos pilares esenciales de las universidades que han logrado posicionarse a la vanguardia en educación e innovación. La UAP tiene una experiencia de más de 20 años de apostar por la innovación. Esto le ha permitido, entre otros logros, implementar un exitoso modelo de educación a distancia. Es también una de las instituciones de educación superior de referencia en América Latina y que por ello integra el Consorcio Universidad 2030, iniciativa promovida por Virtual Educa y el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO-IESALC).

Fuente: https://virtualeduca.org/mediacenter/jose-castillo-queremos-marcar-una-gran-diferencia-en-la-educacion-superior-del-peru/

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Entrevista a Nnenna Nwakanma: “Cada vez que se corta Internet es la confesión del fracaso de un Gobierno”

Entrevista/12 Diciembre 2019/Autor: Carlos Bajo Erro/El país

Nnenna Nwakanma es una activista de origen nigeriano que constituye una de las voces más autorizadas para hablar de datos abiertos, software libre, gobierno digital y hasta participación femenina en la Red

Tim Berners-Lee se le considera el padre de la web, los mecanismos fundamentales de lo que hoy la mayor parte de la gente entiende como navegar por Internet, son obra suya y de su equipo. En 2009 creó la World Wide Web Foundation, un organismo que trata de garantizar una web neutral, libre, abierta, gratuita, las características en las que Berners-Lee pensaba cuando desarrollaba la tecnología. La directora de políticas de la organización es Nnenna Nwakanma, una activista de origen nigeriano que constituye una de las voces más autorizadas para hablar de datos abiertos, software libre, gobierno digital o participación a través de Internet. De paso por Barcelona, donde colaboró con el CCCB, Nwakanma desgrana el entorno digital africano del que es una de las principales referentes.

Pregunta ¿Cuáles son los obstáculos para el acceso a Internet en África?

Respuesta. El primero es la geografía. Muchos países están enclavados, es decir, no tienen costa y, por tanto, no tienen acceso directo a los cables submarinos, así que el tráfico de Internet es muy caro desde el punto de vista de las infraestructuras. Después las tasas, porque algunos gobiernos han decidido que Internet es un lujo. Eso hace todo el ecosistema digital esté sobrecargado de impuestos. Y también el poder adquisitivo. El coste de la conexión no es accesible a todos los africanos. Hay mucha gente que vive con menos de un dólar al día y en muchos países hay que pagar diez dólares por un giga. Además de la calidad de la conexión. Es el Internet de la paciencia, de la frustración. Es el Internet mediocre, en todo lo que tiene que ver con el servicio.

¿Todas trabas externas?

Bueno, también hay que tener en cuenta la capacidad de dominar Internet, no basta con poderse conectar. Cuando consigues los diez dólares para pagar un giga mensual hay que ver qué uso haces, si eres capaz de crear, de usarlo en el buen sentido. Hay algunas capacidades que es necesario manejar, la alfabetización digital.

Parece un panorama muy negativo, ¿no?

En realidad, África es el continente del móvil, de la juventud, de la esperanza, del futuro digital. Es el continente en el que los ciudadanos descubren nuevos espacios de expresión, que se pueden conectar entre sí, que pueden exigir transparencia y utilizar las plataformas digitales para hacer de altavoz de sus reclamaciones, para expresarse, conectarse, vender, comprar, viajar… todos esos beneficios no estaban a su disposición antes y ahora, de repente, son posibles. Eso hace que los africanos se expresen mucho en la web, se movilicen mucho, incluso se emocionen, porque han encontrado una manera de hacer escuchar su voz, finalmente. Hay todas esas dificultades, pero también grandes esperanzas y si me lo preguntas te diré que el futuro es más esperanzador que el pasado.

¿Y cuál son los riesgos?

Las amenazas de Internet en África no son diferentes a los de cualquier otro lugar. Los contenidos y los riesgos no tienen fronteras, porque solo hay una web, así que la intoxicación, las noticias falsas, los abusos con los datos personales… son iguales en todos lados. Quizá la particularidad sea la capacidad para combatirlos, más que los riesgos en sí mismos. Para poder combatir las noticias falsas, por ejemplo, hay que saber leer y escribir, hay que saber hacer una investigación, hacer verificaciones, tener suficientes herramientas para hacerlo.

¿Puede que algunos gobiernos aprovechen para controlar a sus ciudadanos?

Los países vigilan a los ciudadanos. Todos. La cuestión es cuáles son los medios, las razones y hasta dónde se les puede vigilar. Desde el momento en el que te sellan el pasaporte a la entrada, las cámaras… La cuestión no es si hay vigilancia o no, sino si se respetan los derechos de los ciudadanos. Y en este sentido, los sistemas autocráticos suponen un reto en África.

¿En qué sentido Internet es una herramienta para la ciudadanía?

Sobre todo, en la gobernanza. Cuando decimos que África es un continente pobre, no es cierto, es la gobernanza de África la que lo hace pobre. Tenemos una gobernanza y unas alianzas que nos empobrecen. La conectividad puede ayudarnos, dando más voz a los ciudadanos y más posibilidades a los gobernantes de explicar cómo y por qué hacen las cosas, porque hay muchos líderes africanos que quieren hacer bien las cosas, pero se encuentran con sistemas muy difíciles. No consiguen explicar los retos que tienen y los ciudadanos tienen dudas en cuanto a la gestión del Estado. La Asociación para el Gobierno Abierto (OGP, por sus siglas en inglés), es una nueva manera de hacer que reconcilia a los ciudadanos con los gobernantes, para que los ciudadanos vean cómo se gestionan los asuntos del Estado.

¿La gobernanza en el centro?

Es una cuestión de educación cívica y compromiso en la transparencia de la gestión pública del Estado. No quiero decir que no haya corrupción, pero no es nada comparada con la mala gobernanza y el sistema que no permite a África salir adelante. En ese sentido Internet puede ayudar a comprender y también a sensibilizar a los ciudadanos.

¿Y qué pueden aportar los africanos al desarrollo de Internet?

La innovación para mi es utilizar la herramienta de Internet para resolver sus problemas. Las soluciones no tienen que ser mundiales, ni siquiera nacionales, se trata de que se puedan resolver los problemas de base, la salud, la educación, el bienestar, eso es la innovación. El dinero móvil fue una innovación africana, la geolocalización de conflictos o crisis, pulseras interactivas para introducir datos de salud, hay muchos ejemplos de innovaciones africanas. Y no son soluciones pequeñas porque nos ayudar a facilitar la vida a nuestras mamas, o a nuestras hijas…

Soluciones locales para la vida cotidiana…

Son soluciones modestas pero muy útiles, sobre todo, para el mundo agrícola, porque África todavía es muy rural. Podríamos hablar de educación, de la falta de escuelas o de profesores, y de la educación en línea. Además, en África, hay algunos temas que todavía son tabú, el sexo, la religión, la homosexualidad, algunas enfermedades, y en línea nos encontramos con grupos en los que se habla de esos temas, y conectándose a los otros pueden encontrarse soluciones, plantear preguntas, discutir…

Pero hay gobiernos que bloquean la Red, ¿desconfían de Internet?

Casi todos los países tienen leyes que les permiten interrumpir las telecomunicaciones en caso de extrema urgencia, como una amenaza a la seguridad del estado, pero es muy raro que lo utilicen. He escuchando a los gobiernos que han cortado Internet y mi conclusión es que hablamos de capacidad. Esos gobiernos se sienten incapaces. El corte de Internet es la prueba de la incapacidad del Estado, es confesar que son incapaces de gestionar una situación. Durante las elecciones, el Estado no tiene infraestructura para recoger, transmitir los resultados y publicarlos. Hay posibilidad que las informaciones sobre resultados se mezclen con noticias falsas. No es capaz de reaccionar tan rápido como los internautas y tiene miedo que haya intoxicación y problemas, así que suspenden Internet mientras recopilan los resultados. No digo que sea correcto, pero habitualmente los estados están reconociendo que no tienen capacidad para gestionar un problema.

¿Cuáles son las particularidades de la presencia de la mujer africana en Internet?

En África, como en muchas partes del mundo, nos encontramos con el patriarcado, el acaparamiento del espacio por parte de los hombres. Vivimos en un mundo de hombres, la sociedad les da prioridad y relega a las mujeres a su rol de producción y de reproducción. La mujer va a los campos y cultiva, pero la tierra pertenece a su marido. El mundo de Internet y la tecnología es un mundo de meritocracia, tienes que tener las capacidades para producir. Si no has ido a la escuela, no puedes aportar nada, no puedes crear el contenido y el valor añadido, no tienes sitio en el mundo digital. En las facultades de informática, en primero verás 60 mujeres de 200 estudiantes. En el cuarto año, quedan 15, el resto se han quedado por el camino, se han casado, han sido madres, han cambiado de ámbito.

¿Y el mundo digital reproduce esas dinámicas?

Internet es una oportunidad para que las mujeres rompan esas barreras. Una mujer conectada puede trabajar desde casa y ganarse la vida. Puede vender y comprar en línea, puede operar desde su casa. A muchas mujeres se les ha arrebatado su autoestima, pero los hombres deben creer en las mujeres, animarles y dejarles el sitio. Internet ofrece a las mujeres la oportunidad de conectarse, de expresarse, de vincularse a otras mujeres, de abordar temas tabú, de aprender, de comerciar y de trabajar. Hay oportunidades para la mujeres, pero también hay riesgos.

¿Cuáles son los riesgos?

Los que están en las redes en realidad son los mismos que nos encontramos en las calles. Los mismos animales que vemos en la calle, están en las redes y vienen a aterrorizar a las mujeres, acosarlas. La violencia en línea contra las mujeres es real. Cuando comprueban que eres una mujer y que ya estás hablando más de la cuenta, van entrar en tu círculo y te van a amenazar, con violarte, con matarte. Las mujeres sufren presiones, acoso por parte de los hombres, ataques, amenazas, violencia verbal y de todo tipo en línea. La mentalidad de las personas en las calles es la misma que en línea, Internet no cambia a las personas. Hay toda una educación necesaria para toda la sociedad para deshacer la imagen que se ha pegado a la mujer. Y tenemos que sacar a la mujer de esta idea de un ser que tiene necesidad de ayuda, de alguien que se ocupe de ella, su padre, su marido, sus hijos… Hace falta que la mujer tenga la libertad para acceder a sus plenos derechos y vivir con dignidad como todos los seres humanos.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/05/planeta_futuro/1575551007_071979.html

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Conocer cómo funciona la sociedad ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto»

Entrevista a Santiago Álvarez Cantalapiedra sobre La gran encrucijada. Crisis ecosocial y cambio de paradigma (I)
“Conocer cómo funciona la sociedad ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto»

Salvador López Arnal

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Valladolid, Santiago Alvarez Cantalapiedra es Doctor en Economía Internacional por la Universidad Complutense de Madrid y ha ejercido la docencia en ambas universidades.

Director del FUHEM Ecosocial y de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, es también miembro del consejo editor de la colección de libros “Economía Crítica & Ecologismo Social” y del consejo de redacción de la Revista de Economía Crítica.

Autor de numerosos artículos y capítulos en libros colectivos sobre necesidades sociales, consumo y las relaciones entre el bienestar social, la calidad de vida y la sostenibilidad en el marco de la globalización capitalista y la crisis económica.

La gran encrucijada. Crisis ecológica y cambio de paradigma ha sido publicado por Ediciones HOAC en julio de 2019. En sus tesis y argumentos centramos nuestra conversación.

Enhorabuena por el libro. Para situar al lector déjeme dar cuenta de su estructura. Son tres partes. La primera, compuesta de cuatro capítulos, caracterizan la crisis ecosocial: «la crisis de las muchas crisis». La segunda aborda el orden social que surge de las transformaciones anteriores. La culminación del orden social neoliberal nos sitúa frente a una bifurcación que muestra diferentes trayectorias potenciales. Los capítulos de esta segunda parte resaltan algunas de las circunstancias impuestas y parten de una consideración central: solo podremos responder a los desafíos planteados si somos plenamente conscientes del mundo que va surgiendo. La gravedad y dificultad de la situación reclama buena información, mejor conocimiento y altas dosis de sabiduría para enjuiciar nuestros comportamientos colectivos y orientar nuestras elecciones. La última parte plantea la urgencia de un cambio de paradigma que sea capaz de situar, en el centro de la conversación pública, la noción de vida buena. Se reflexiona finalmente sobre qué pueden aportar las religiones en la búsqueda de respuestas a los problemas socioambientales.

Permítame preguntarle en primer lugar por el título: “La gran encrucijada”. ¿En qué encrucijada estamos inmersos? ¿Por qué gran encrucijada?

LaGran encrucijada es consecuencia de la actual crisis ecosocial, que es una crisis multidimensional (es ecológica, económica y política y afecta a los planos biofísico, productivo y reproductivo) y multiescalar (se manifiesta desde local hasta lo global). Esta crisis nos sitúa en una encrucijada de caminos. La gran bifurcación en la que estamos representa, como la propia crisis ecosocial, una encrucijada de complejidades. Esta circunstancia plantea un doble reto para el pensamiento crítico : el primero, la necesidad de incorporar las diferentes dimensiones de la crisis a su análisis, superando el reduccionismo, evitando los “cismos”: el “economicismo” de quien solo contempla -como causa y/ o solución- la dimensión económica; el “ecologicismo” de quien solo contempla -como causa y/ o solución- la dimensión ecológica o el “politicismo” de quien solo piensa en la política; el segundo reto consiste en saber sortear la tentación de centrarse exclusivamente en la dinámica de los sistemas y contemplar también la lógica de la acción social. La historia no está escrita de antemano. La escribimos cada día. El pensamiento crítico que aspire a comprender la encrucijada en la que nos encontramos debe ser capaz de vincular estructura y agencia, pues la historia la hacemos los seres humanos, aunque -como decía Marx- sea en unas circunstancias no elegidas. Ciertamente, las circunstancias actuales son muy duras y proporcionan poco tiempo y margen de acción.

En cualquier caso, la imagen de una encrucijada es nítida y puede ayudarnos a saber de dónde venimos, a plantear la reflexión de hacia dónde queremos ir (y qué destinos evitar) y a sopesar las opciones o caminos que aún se encuentran transitables para ello.

Ha hecho referencia a la lógica de la acción social. ¿Qué lógica es esa? ¿En qué autores y teorías se inspira?

Lo que quiero señalar con esta expresión es que la acción colectiva cuenta, y mucho. Que en la realidad no hay sólo estructuras y tendencias; hay eso y mucho más, hay sujetos con intereses de clase y sujetos que deciden desclasarse, existen correlaciones de fuerza variables, siempre dinámicas, que se configuran en cada momento según los acuerdos y alianzas que alcanzan los diferentes grupos que conforman la estructura social, que en el comportamiento de los sujetos opera una pluralidad de motivaciones, hábitos, creencias y razones, que hay percepciones de las cosas muy arraigadas que se forman en el pasado, viven en el presente y, si no se cambian, condicionan el futuro. Lo que quiero expresar es lo que tantos han dicho ya: que el capitalismo no morirá de muerte natural ni la crisis energética o climática (ni ninguna otra crisis) conducirá por sí sola a un orden nuevo si no nos ponemos a ello desde este mismo momento, conscientes de nuestras fuerzas, de nuestra posición social y de lo que somos, pensamos y sentimos.  

Sigo con el subtítulo: crisis ecosocial. Como la palabra crisis se usa en muchos contextos, ¿cómo deberíamos entender aquí la noción de crisis ecosocial? ¿Ecosocial remite a una suma de asuntos ecológicos y sociales?

No existen dos crisis separadas, una social y otra ecológica, sino una única e inseparable crisis ecosocial. Más que una suma es una interrelación, el resultado de una dialéctica entre ambas. La “cuestión ecológica” se entremezcla inmediatamente con la “cuestión social” en un sentido básico y radical. Además, el deterioro ecológico y el deterioro social comparten las mismas causas. Ambos procesos son el resultado de la civilización industrial capitalista, que ha redefinido profundamente las relaciones sociales y el régimen de intercambios que establece la sociedad con el medio natural a partir de la apropiación depredatoria, es decir, a través de la explotación del trabajo humano y los ecosistemas, de modo que su historia es la historia de una doble depredación: social y ecológica.

Y esa apropiación depredatoria a la que alude, ¿es una característica singular de la civilización industrial capitalista o más bien la comparten todas las civilizaciones humanas que hasta ahora han existido, incluidas aquellas que se reclamaron o reclaman del socialismo o de nuevos modelos civilizatorios?

El capitalismo es un modo de producción y de dominación de clase con rasgos propios. Han existido (y aún existen) otras formas de opresión y dominación social. La fuerza de trabajo ha sido explotada de diferentes maneras a lo largo de la historia, pero en el capitalismo se hace de una manera peculiar; los mercados han existido siempre en las sociedades, pero un sistema económico basado en la idea de un mercado autorregulado es una novedad histórica que aparece con el capitalismo; la apropiación y uso de los recursos naturales varían sustancialmente si se gestionan como recursos comunes o como mercancías, como varía la forma de apropiación y orientación del excedente social según el tipo de propiedad -privada, social o pública- de los objetos y medios de trabajo que se emplean para transformar los recursos. Lo que quiero resaltar es que el capitalismo ha redefinido con rasgos propios las relaciones sociales y el régimen de intercambios que establece la sociedad con el medio natural. Desde su etapa industrial ha transformado por completo el régimen metabólico de las sociedades, provocando una ruptura histórica en el modo de intercambiar con la naturaleza los flujos de materiales y energía que resultan necesarios para su funcionamiento.

Otra cosa es que experiencias, como las del socialismo real, que se autoproclamaron alternativas al capitalismo, fuesen incapaces de romper con el horizonte capitalista del desarrollo, incurriendo en un productivismo tanto o más acentuado con unas consecuencias medioambientales catastróficas. Y esto revela que uno de los errores fundamentales de las experiencias burocráticas del llamado socialismo real, y podríamos decir que de la izquierda en general, ha sido no saber dar una respuesta a esta fractura metabólica: no haber discutido el tamaño ni los ingredientes del pastel económico, ni el cómo se cocina ese pastel, y haberse limitado tradicionalmente a decir únicamente cómo se debía repartir. 

Añade usted, en el subtítulo, la necesidad de un cambio de paradigma. ¿Cómo debemos entender aquí la noción de paradigma? ¿A qué tipo de cambio alude?

Tengo la impresión de que no sabemos hasta qué punto las sociedades actuales, con sus largas y complejas cadenas de causalidades e interdependencias, resultan vulnerables ante lo que estamos viviendo. Las olas de calor, las sequías, las inundaciones ocasionadas por lluvias torrenciales y, en general, los eventos climáticos extremos que cada vez son más frecuentes disparan los riesgos de colapsar un sistema social en el que los principios de organización que lo regulan se caracterizan por ofrecer bajos rangos de resiliencia. Nos encontramos en un escenario inédito para el que apenas estamos preparados, en el que converge una creciente escasez de recursos estratégicos con la hecatombe de la biodiversidad y la desestabilización abrupta del clima. El sexto informe de la ONU sobre las Perspectivas del medio ambiente, presentado en marzo de este año en Nairobi coincidiendo con la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ha radiografiado a partir del mejor conocimiento científico hoy disponible los principales problemas del planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la reducción del agua dulce disponible, la contaminación del aire, de los mares y océanos, la sobrepesca y agotamiento de otros recursos, la deforestación y la desertización. Aunque algún aspecto mejora parcialmente, la situación global del planeta ha empeorado sustancialmente desde que se publicó la primera edición hace más de 20 años. La causa del deterioro se encuentra en el modo de producción y consumo que sostiene el paradigma de la modernización capitalista, exclusivamente orientado por la racionalidad instrumental y la mentalidad materialista y tecnocrática, con una fe ciega en el mercado y la tecnología, obsesionado por dominar la naturaleza y por el crecimiento y la acumulación de la riqueza y el poder. En este sentido hablo de paradigma, y es un paradigma mortalmente peligroso.

Cuando una civilización no civiliza y se muestra incapaz de ofrecer respuestas a sus propias contradicciones, entonces los tiempos reclaman la necesidad de abandonar viejos paradigmas y adoptar otros nuevos. Las categorías, conceptos, valores y maneras de razonar hoy vigentes nos impiden darnos cuenta de lo que pasa. Y si no nos damos suficiente cuenta de ello, no es por falta de información, sino más bien por todo lo contrario.

Uno de los grandes peligros y paradojas de nuestro hoy…

Efectivamente, lo que ocurre hoy es que padecemos un exceso de información que nos provoca ceguera. Una «ceguera blanca» que, como en la célebre novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera, no se produce por falta de luz sino por lo contrario. Vivimos en un mundo ‘infoxicado’, con una sobresaturación de datos e informaciones que impide conocer lo que está ocurriendo. Se nos olvida con demasiada frecuencia que los datos no son información hasta que no se articulan y que la información no llega a convertirse en conocimiento hasta que no somos capaces de organizar nuestras ideas en un argumento coherente. Y que el conocimiento puede no ser la respuesta a nuestras preguntas si no va alimentado de sabiduría. Información, conocimiento y sabiduría son tres modos muy distintos de saber. Nos sobra lo primero, andamos justitos de lo segundo y en la sociedad actual se desprecia abiertamente la sabiduría. Pero la sabiduría es lo más necesario para responder a la pregunta de cuánto es bastante para vivir de forma justa y sostenible sobre este planeta. Gandhi, con su enorme sabiduría, puso las cosas en su sitio al afirmar que «el mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de unos pocos», y señaló el camino al exhortarnos a «vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir». Necesitamos un paradigma que vuelva a poner las cosas en su sitio, capaz de armonizar el conocimiento y la sabiduría desde la plena consciencia de que todas las capacidades adquiridas por el desarrollo actual de las fuerzas productivas comprometen nuestra existencia en la medida en que se transforman bajo el capitalismo en fuerzas que destruyen los fundamentos naturales de la vida humana sobre el planeta.  

Creo que queda clara la diferencia entre información y conocimiento, pero no sé si el concepto de sabiduría es transparente. ¿Qué diferencia el conocimiento de la sabiduría? ¿Dónde y cómo podemos aprender a ser sabios? ¿Sólo unos pocos, como Gandhi, pueden ser sabios?

Posiblemente el término sabiduría sea bastante obscuro, pero de alguna forma remite a la facultad de las personas para actuar con sensatez, prudencia o acierto. Podemos saber mucha física atómica y mucha genética y actuar irresponsablemente. Por supuesto que conocer cómo funciona la sociedad, la vida o el mundo físico ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto, pero el mero hecho de conocerlas no parece suficiente para convertirnos en sujetos prudentes y responsables. La verdad es que las formas de vida actuales, aunque basadas muchas de ellas en el conocimiento científico, no parecen demasiado sabias. En este sentido, el orden de la sabiduría es diferente al del conocimiento. Creo que hay mucha sabiduría en la experiencia de nuestros mayores, en las culturas campesinas, en los saberes ancestrales de los pueblos indígenas, en las religiones, en la filosofía, la literatura o las artes en general. Para los tiempos que corren, la sabiduría tiene que ver principalmente con todo aquello que contribuye a educar al deseo, orientándolo y poniéndole límites. En estos tiempos de crisis ecosocial, en los que la excepcionalidad se está convirtiendo en norma, necesitamos que la sabiduría -ahora un bien excepcional- se convierta en un atributo normal de la persona, proporcionándole sensatez, prudencia y acierto en cada uno de sus actos cotidianos. Aunque me temo que los tiros no van por ahí. El capitalismo, anclado en la explotación del deseo, nos hace necios, hasta el punto de confundir valor y precio (Machado) o conocer el precio de todo y el valor de nada (Oscar Wilde).  

Gracias por las referencias a Machado y Wilde. En el primer capítulo de la Parte I, “La crisis ecosocial”, habla de La gran aceleración que, le cito, “ha conducido a que la escala de la economía mundial sea demasiado grande para que su desarrollo sea compatible con la salud del planeta”. ¿Dónde se observa principalmente esa gran aceleración? ¿En qué aristas la escala de nuestra economía es demasiado grande para la salud de nuestro planeta?

Lagran aceleración es un periodo excepcional de crecimientos exponenciales que nos ha llevado a la situación de extralimitación en que hoy nos encontramos. A partir de la segunda mitad del siglo XX, se produce un fuerte incremento en la extracci ón de recursos energéticos y minerales y se disparan, como consecuencia, los niveles de residuos y emisiones. Esa inyección de recursos acelera el motor de la civilización industrial impulsando, a su vez, la población mundial, el proceso urbanizador, los niveles de transporte, la producción y el comercio internacionales, el consumo global de agua, de fertilizantes, las capturas pesqueras, etc. Prácticamente nada queda al margen de este impulso voraz: incluso la arena, una materia prima hasta hace poco abundante y barata, en la actualidad se torna escasa debido al elevado ritmo urbanizador y a la gran cantidad de infraestructuras que se expanden por todo el planeta (cada año se extraen alrededor de 59.000 millones de toneladas de materiales de la Tierra, y la arena representa cerca del 85%).  

¡Increíble, un dato que desconocía!

La mitad de los combustibles fósiles los hemos consumido en las cuatro últimas décadas de expansión acelerada del capitalismo mundial, durante ese periodo que habitualmente conocemos como globalización. El efecto de este crecimiento acelerado es que se agravan también exponencialmente los procesos de degradación de los ecosistemas (la pérdida de biodiversidad, la desaparición de los de bosques tropicales, la acidificación oceánica, la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la expansión de plásticos y nuevas sustancias hasta los rincones más remotos del planeta, etc.).

Se impone un breve descanso si le parece.

De acuerdo.

Fuente: El Viejo Topo, noviembre de 2019.

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263206&titular=%93conocer-c%F3mo-funciona-la-sociedad-ayuda-a-proceder-con-prudencia-sensatez-y-acierto%22-

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Víctor Giorgi: “La participación de niños, niñas y adolescentes debe impregnar todos los espacios”

Por: CLADE. 

 

Dialogamos con Víctor Giorgi, Director general del Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN) de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El 20 de noviembre se conmemoraron 3 décadas de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, el marco internacional de derechos humanos más ratificado en el mundo, y que garantiza los derechos de la niñez y la juventud. Todos los países de América Latina y el Caribe que son miembros de la ONU han firmado la Convención. Sin embargo, todavía no se ha logrado que todos los niños y las niñas disfruten de una infancia con la plena garantía de derechos en la región.

A juicio de Giorgi, el aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) permite evaluar los avances y desafíos pendientes en relación a los derechos, los cambios de las políticas y la propia forma de ver la niñez en la sociedad. “Pero, también esta memoria corre el riesgo de normalizar la celebración e invisibilizar la autocrítica de los operadores de infancia en los países”, ponderó.

Según el director, se puede decir que, en líneas generales, en estos 30 años, se ha avanzado en marcos jurídicos, marcos políticos e institucionalidad, pero se percibe que aún falta mucho para que la mirada de la Convención impregne la vida cotidiana. La Convención se conoce en algunos sectores políticos como un discurso muy técnico, y con poca apropiación de la gente. Así mismo, según Giorgi, se imponen prácticas desde el adultocentrismo, el patriarcado, la administración de la autoridad y la regulación de la expresión de niños y niñas, por ejemplo, exigiéndose que los niños y niñas manifiesten respeto para con las personas adultas, pero no necesariamente comprometiéndose de forma inversa.

Víctor Giorgi compartió un análisis de la región que resulta preocupante sobre la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes. Señaló como desafíos sus condiciones de pobreza, discriminación y desigualdad en la región, las cuales responden a coyunturas y a modos por los que los Estados administran las riquezas. Por ejemplo, se han visto avances en BrasilArgentina y Ecuador, pero luego con la crisis financiera se afectaron directamente los derechos de la niñez.

Demandas de la sociedad civil 

Para el director del IIN, la inversión en infancia sigue siendo marginal desde los presupuestos de los Estados, porque no se asume una conexión entre la realización de derechos, los avances democráticos y las posibilidades de desarrollo de un país. “Muchas veces se considera un gasto superfluo, en lugar de asumirlo como una estrategia de desarrollo de los países, lo que se demuestra en los propios organismos internacionales: la OEA destina el 1,5% de su presupuesto para la niñez, pero el 40% de la población del continente es menor de 18 años”, añadió.

Destacó también que, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), hay un compromiso de los Estados para erradicar todas las formas de violencia contra las niñas, niños y adolescentes, facilitando la articulación entre el Sistema Interamericano y las Naciones Unidas, así como entre los Estados y la sociedad civil.

En cuanto a la violencia contra la niñez, recordó que hubo avances que pasan por adelantos legislativos, entre ellos el registro de que 10 Estados de la región prohibieron el castigo físico contra niñas, niños y adolescentes desde sus legislaciones. “Por otro lado, está la necesidad de cambios culturales, porque la normativa no es suficiente para erradicar la idea de que la violencia es un recurso válido para disciplinar, a lo cual los propios niños, niñas y adolescentes expresan su sufrimiento y preocupación en las familias, las escuelas y espacios institucionalizados”, explicó.

3 tendencias de vulneración de derechos en la coyuntura regional

“Este escenario muestra discursos de seguridad que justifican el recorte de derechos, la discriminación y la represión sobre sectores sociales tradicionalmente estigmatizados”

Giorgi destacó 3 retos en la coyuntura regional. El primero es la preocupación por la represión de niños, niñas y adolescentes, cuando hay estallidos sociales que irrumpen en la escena, precedidos de un largo periodo de exclusiones y situaciones de desigualdad. “Este escenario muestra discursos de seguridad que justifican el recorte de derechos, la discriminación y la represión sobre sectores sociales tradicionalmente estigmatizados, dejándoles como blanco de la represión”, afirmó.

Un segundo punto destacado, fue el discurso de la antisolidaridad aliado al neoliberalismo, que prioriza la individualidad y presenta la pobreza como responsabilidad de las personas que están en esta condición, haciendo creer inclusive que la infancia es un problema de cada familia, no del Estado.

Finalmente, se presenta como tendencia un discurso fundamentalista religioso, que reivindica la restauración de un orden adultocéntrico, y justifica el castigo físico y la privación de información, en aras de la supuesta protección de la infancia y como disciplinamiento.

Derecho Humano a la Educación

Durante el diálogo, Víctor Giorgi se posicionó a favor de la implementación de una educación sexual integral en los niveles básico y medio de enseñanza. “El derecho a la educación implica un aprendizaje para la vida, y la sexualidad aparece excluida según las imposiciones mencionadas”, añadió.

“A veces se simplifica masificando ideas que culpabilizan a la propia infancia, como la deserción y el fracaso escolar”

Según el entrevistado, la educación tiene mucho para mejorar, pero lo primero es generar condiciones que trasciendan el acceso a la educación, porque hay contextos que constituyen barreras, como situaciones de pobreza o inseguridad. “A veces se simplifica masificando ideas que culpabilizan a la propia infancia, como la deserción y el fracaso escolar. Asimismo, también la cobertura de la educación bilingüe aún constituye una deficiencia y muestra de discriminación étnica”, enfatizó.

Explicó también que el discurso neoliberal y antisolidario presente en la región asume la educación como bien de mercado y genera ofertas privadas, debilitando la red de educación pública y gratuita, lo cual es muy grave para la garantía de derechos. “Los Estados deben garantizar el derecho a la educación con calidad, para el ejercicio pleno de derechos, pero con frecuencia se aplica una política de ahorro de dinero público, habilitando así las iniciativas privadas”.

Participación

El derecho a la participación es central en la CDN, ya que habilita a los niños, niñas y adolescentes como actores sociales plenos, cuyas opiniones deben tomarse en cuenta, en los debates y políticas respecto a los asuntos que les afectan. Sobre este punto, Giorgi compartió que hay algunas experiencias de creación de Consejos Consultivos Cantonales en Uruguay a nivel de educación, pero que resultan insuficientes para lograr la participación libre de niñas, niños y adolescentes al interior de estos espacios sin control de parte de las personas adultas.

Recientemente, comenta Giorgi, se realizó en Cartagena el III Foro Panamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, paralelo al XXII Congreso Panamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, evidenciando un avance muy importante en el ejercicio del derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes como actores y protagonistas en ámbito regional. “Pero, aún falta lograrlo en todos los espacios cotidianos”, ponderó.

Finalmente, recordó el compromiso con el plan de acción del IIN por los próximos 4 años, donde se establece la erradicación de la violencia contra la niñez en todas sus formas, el desarrollo de sistemas integrales de protección de los derechos de la niñez y la adolescencia, y el impulso a la participación de niñas, niños y adolescentes.

Fuente de la entrevista: https://redclade.org/noticias/victor-giorgi-la-participacion-de-ninos-ninas-y-adolescentes-debe-impregnar-todos-los-espacios/

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Entrevista a Juan M. Aguado: “Los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar”

Por: Educación 3.0

Para Juan M. Aguado, docente de Primaria, una de las principales cosas que pueden aprender sus alumnos es a tener buena autoestima: les servirá para superar cualquier reto. Es uno de los temas sobre los que gira su novela ‘La flor del dojo’, sobre la que hemos hablado en esta entrevista.

Las vivencias durante sus años de formación han servido de inspiración al docente Juan M. Aguado para escribir su primera novela: ‘La flor del dojo’, publicada por la editorial Círculo Rojo. En ella, los protagonistas se enfrentan a situaciones de acoso escolar que superan gracias a la práctica de artes marciales; una actividad que les ayuda a aumentar su autoestima. De hecho, para él es esencial: los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar, podrán afrontar cualquier reto que se les presente y sabrán sobreponerse al fracaso. No es el único tema que trata en sus páginas, en las que también quedan reflejadas la amistad verdadera, la igualdad e, incluso, la homosexualidad.

Pregunta: ¿Cómo ha inspirado tu experiencia educativa esta novela?

Respuesta: Lo que viví durante mi etapa escolar está impregnado en cada página de este libro. Me gustaba ir al colegio, aprobaba todo con facilidad y era un buen estudiante. Incluso me llevaron a concursos de estudiantes por los buenos resultados que tenía. Todo cambió en Secundaria: me sentía incómodo en el centro escolar, me costaba entablar relación con los demás compañeros, sufrí episodios de acoso y empecé a ver la educación y la asistencia al colegio como algo negativo.

P: ¿Cómo te afectaron los episodios de bullying?

R: En muchas ocasiones, la gente que sufre este problema prefiere no hablarlo en el centro escolar ni en casa. Bien por miedo a represalias de aquellos que te están acosando precisamente o también, como en mi caso, porque me costaba asumir quién era y no quería que trascendiera más allá del ámbito escolar. Al final, es una situación que muchas veces se sufre en silencio y repercute negativamente en tu comportamiento, en tus notas y en tu rendimiento en general.

Los adultos no solemos pensar que esas conductas son señales de los jóvenes: son cosas de la edad, la rebeldía de la adolescencia, como se suele decir. Por eso creo firmemente en quitar las etiquetas dentro del centro escolar e intentar profundizar en el comportamiento de los alumnos ya que, casi siempre, un mal comportamiento se debe a algo más profundo que tenemos que saber analizar los que nos movemos en este ámbito.

P: ¿Qué conlleva para un adolescente sufrir acoso?

R: Recuerdo mucha tristeza y soledad, sobre todo los dos primeros años de ESO. ¡No tenía ni un solo amigo! A nivel académico, bajé el rendimiento tanto que me llevó a repetir curso y finalmente a dejar de estudiar, porque no me sentía para nada perteneciente a la comunidad educativa. Fue una decisión propia de aislamiento personal. Sin embargo, no todo fue malo. Por suerte, las amistades que surgen cuando estás sumido en una situación así suelen ser de las buenas y sinceras. En este caso, mis amigas de aquella época fueron mi pilar para no derrumbarme.

P: La novela está inspirada en el mundo del karate. ¿Cómo te ayudó?

R: Después de abandonar el instituto tras el primer curso de Bachillerato, empecé a trabajar. Pensé que ya había dejado todas malas experiencias atrás, pero nada más lejos de la realidad. Tendemos a pensar que son situaciones que solamente ocurren en el ámbito escolar, pero nos equivocamos, pues están en todos los estratos de la sociedad. En mi situación personal, tras aguantar más burlas de compañeros de trabajo e incluso tras un intento de agresión homófoba, decidí que quería cambiar y, aunque ahora me suena infantil, hacerme más fuerte.

La flor del dojo, estudiantes seguros

P: ¿Cómo pueden las artes marciales ayudar a superar el fracaso escolar?

R: Después de años de practicar karate conseguí asumir mi propia identidad y, sobre todo, mejorar mi autoestima: comprendí que podía seguir estudiando sin problema. Había creado un bloqueo mental que me hacía creer que era incapaz de ser buen estudiante, pero cuando miraba todo lo que había conseguido en el mundo del karate, las metas y barreras superadas, me sentí motivado para volver a los libros también.

P: ¿Cómo se enlazan realidad y ficción en la novela?

‘La flor del dojo’ no deja de ser una novela de ficción. Habla mucho de las emociones, de la derrota y de cómo afrontarla. Tiene muchos de mis sentimientos de aquellos años, vividos por sus dos protagonistas, que afrontan paso a paso todas las adversidades que se les van presentando. Quería que, de alguna forma, esto motivara a la gente a ver que siempre se puede salir adelante y supongo que elegí el mundo del karate porque es el que mejor conozco y porque fue el que me ayudó en mi experiencia personal. En principio, cualquier arte marcial está basada en unos valores de respeto, humildad, compañerismo, etc. Sobre todo, las que provienen de Japón.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/entrevista-juan-m-aguado/120318.html
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Entrevista a Selma James: “Sin nosotras ¡nada!”

Por: Izquierda Diario

La feminista Selma James nació en 1930 y aún sigue activa al frente de la Huelga Mundial de Mujeres. En 1972, fue coautora —con la italiana Mariarosa Dalla Costa— de un ensayo que revolucionó la visión que existía sobre el papel del trabajo del hogar no remunerado, en el sistema capitalista. Más de medio siglo acompañando las luchas de las mujeres y otros sectores socialmente oprimidos.

Hacia mediados del siglo XV, Kentish Town era una próspera aldea. Para el siglo XIX, se había convertido en una localidad populosa, conectada con Londres por el transporte público. Actualmente, ya integrada como un barrio de la capital británica, está sufriendo los efectos de la gentrificación: se encarecen los alquileres; en la avenida principal hay cada vez más tiendas de productos orgánicos delicatessen y de cadenas internacionales de comidas, mientras los pequeños comercios se ven obligados a cerrar.

A pesar de los cambios, se adivina su pasado populoso, que hizo de Kentish Town el lugar elegido por Marx para establecerse con su familia en 1856. A su esposa Jenny von Westphalen, aquella casa de ocho habitaciones de la calle Grafton Terrace le parecía “una vivienda verdaderamente principesca comparada con los agujeros en los que solíamos vivir” [1]. Muy cerca de allí se encuentra la sede del Crossroads Women’s Centre fundado por Selma James, a quien había conocido más de una década atrás en Caracas [2].

“Estar politizado a los seis años era algo normal”

Apenas entramos, tomándome las manos, Selma me pidió que le hablara en castellano y preguntó por qué queríamos entrevistarla. Creo que tus trabajos sobre feminismo son muy conocidos en inglés. Pero, fundamentalmente, me interesa que nos cuentes de muchas otras cosas que has hecho en tu apasionante vida, que son bastante desconocidas. Sabemos que naciste en 1930, en Brooklyn, Nueva York, en el seno de una familia obrera judía…

Nací después del crack del ‘29, en la época de la Gran Depresión, en la que había un gran movimiento social. Yo no sabía que eso era un movimiento; creía que así era el mundo. Mi padre era camionero; él había emigrado siendo un adolescente, desde Polonia, su lengua era el ídische. Mi madre era norteamericana, tuvo que dejar la escuela a los doce años para ir a trabajar a una fábrica. Mi padre había fundado la seccional del sindicato de camioneros de Brooklyn y era simpatizante del Partido Comunista que, en ese entonces, luchaba por la libertad de los chicos de Scottsboro [3]. Pero mi verdadera experiencia, cuando me involucré en política, fue en 1936, durante la revolución española.

Pensé que había habido un error de traducción. ¡Pero en 1936 tenías seis años!, exclamé para ratificar que no había entendido mal.

Sí. Mi padre hacía repartos con su camión, llevaba cajas y les pedía a los jefes de los lugares donde hacía los repartos, que le regalaran juguetes, carteras y otros objetos que luego rifaba para juntar dinero que enviaba a los combatientes de la revolución española. A veces le daban muñecas y me decía “no son para ti, son para España”. Y yo entendía eso. En los ‘30 no tenías qué explicar qué significaba la palabra “clase”. Sabías quién era el enemigo y tenías que luchar contra ellos.
Con otros chicos, juntábamos el papel de aluminio de los paquetes de cigarrillos, con los que hacía bollitos que enviaríamos a España para que los revolucionarios fabricaran balas. Estar politizado a los seis años era algo normal en cualquier lugar del mundo. Pero lo es en todas las épocas en que hay luchas sociales. Mi marido C.L.R. James [4] vivió en Estados Unidos, donde lo conocí. Contaba que cuando viajó al sur de Estados Unidos, para apoyar una huelga de aparceros, el comisario bajó de su auto y preguntó a los niños que estaban en la calle dónde se encontraba Míster Johnson [el seudónimo de C.L.R. James, N. de R.] y chicos de cuatro y cinco años respondieron “No conocemos a ningún Míster Johnson”. Es una fantasía creer que se puede mantener a los niños fuera de la política.
Mi infancia fue durante la presidencia de Roosevelt. Un día, mi madre, mientras me tenía de un brazo, con la otra mano rompía el candado de una puerta porque habían desahuciado a una familia por no pagar la renta y habían puesto un candado para que no pudieran volver a entrar. Mi madre me dijo: “Rompo este candado y voy a ir a la oficina de Bienestar Social, porque estamos luchando por la gente que no tiene dinero”. La gente se organizaba, decía “no vamos a morir de hambre” y luchaba.

“¡Pero yo no sé nada de ‘la cuestión de la mujer’!”

Mientras Selma nos ofrecía té, galletitas y frutas, seguíamos conversando y admirando su prodigiosa memoria. Luego, siendo joven, trabajaste en fábricas…

Mi primer trabajo fue de camarera. Para todo el mundo en Nueva York, su primer trabajo era de camarera y cuidando niños. A los diecisiete años entré en una fábrica, en California. Trabajaba en la línea de montaje de radios, televisores, electrodomésticos. Me había anotado para estudiar en la universidad, pero después decidí no ir. Pensé que la universidad me iba a dañar la mente. A los catorce o quince años ya había conocido a un grupo socialista que me sorprendió: ellos hablaban de clases sociales y, dentro de este grupo, había una minoría en la que me interesé rápidamente.

Selma se refiere a la tendencia Johnson-Forest del Socialist Workers Party —un partido trotskista norteamericano— liderada por Raya Dunayevskaya y C.L.R. James, el dirigente marxista caribeño con quien, casi una década más tarde, contraería matrimonio. Antes de eso, Selma se casaría con un trabajador con quien tendría su único hijo, Sam Weinstein. Esa experiencia marcaría su interés por la opresión de las mujeres en la sociedad capitalista. Enseguida nos reímos nuevamente con otra de sus anécdotas, contadas con una simpatía y vitalidad contagiosas.

Fotografía: gentileza Selma James

Un día, unas mujeres me dijeron que debía hablar en un panel con otras mujeres, sobre ese tema. Les dije “¡pero yo no sé nada de la cuestión de la mujer!”. Y me respondieron “¡pero hablas de eso todo el tiempo!” Y dije “¿yo?” –Selma nos actúa la escena que ocurrió hace casi setenta años atrás, haciéndonos reír–. “Sí”, me respondieron. Y cuando me dijeron eso, empecé a entender de qué se trataba. Comprendí que yo hablaba todo el tiempo sobre trabajo del hogar, ser esposa, ser ama de casa, ser madre… todas las cosas que hace una mujer, pero no sabía que a eso se le llamaba “la cuestión de la mujer”.

Y, entonces, pensé que tenía que leer a Engels, su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, que nunca lo había leído. ¡Y todavía no lo hice, pero quiero leerlo! Y cuando estuve allí, una mujer habló de Engels y yo hablé de las amas de casa. La gente salió riendo, porque hablé como estoy hablando contigo. Olvidé todo lo que había preparado y recordé solo una frase: que lo que vivía cualquier mujer era una carrera desenfrenada para sobrevivir. Y todo el mundo se rió, porque pudieron disfrutar de la charla política. Era política placentera. En general, en los debates políticos vas a escuchar a gente seria, que no habla de su propia experiencia, sino de libros… Pero yo dije “así es la vida”. Muchos militantes de la izquierda, particularmente hombres, era la primera vez que oían que alguien les hablara de la realidad.

Fue por sus ideas sobre la opresión de las mujeres que había llamado la atención de C.L.R. James, quien en una ocasión le preguntó qué opinaba sobre el asunto y escuchó atentamente a la joven, casi treinta años menor que él. Cuando Selma terminó su exposición, James le dijo “entonces, lo que acabo de escribir no es bueno. Nunca había oído algo como esto. Quizás había escuchado algunas de estas cosas, pero nunca las ideas tan bien presentadas de esta manera”. Se trataba de las ideas centrales de lo que, luego, fue su primer ensayo, El lugar de la mujer, publicado en 1952, cuando Selma tenía veintidós años.

Durante algunas semanas, le mostraba los borradores a mis vecinas, que no estaban en política; pero me hacían muchos comentarios. Yo no estaba de acuerdo con la mayoría de ellos; pero me servían para desarrollar mejores argumentos para responder a sus planteos. Ese intercambio me ayudó, además, a aclarar mucho más mis propias ideas. Esta se convirtió, desde entonces, en mi forma de trabajar y escribir, colectivamente.

En Sex, Race and Class, publicado en 2012, Selma comenta cómo fue esta experiencia: “Cuando el folleto estuvo publicado, lo llevé al trabajo y vendí algunas copias a las mujeres que conocía de la fábrica. Creo que también vendí un par de copias a las mismas vecinas que me habían hecho comentarios del borrador. […]. Era completamente nuevo, entonces, que las opiniones de una mujer de clase trabajadora, especialmente un ama de casa, fueran publicadas, incluso por una organización socialista. Era la clase trabajadora hablando por sí misma. […]. Se deben haber vendido solo mil o mil quinientos ejemplares; pero se agotó. Y creo que puede haber sido porque los hombres estaban casi tan interesados como las mujeres en descubrir qué se podía decir sobre la vida cotidiana desde el punto de vista de las mujeres. Y nadie me dijo jamás que eso no era ‘marxista’ o ‘políticamente correcto’ [5]”.

Recientemente, alguien me dijo que yo había sido muy valiente al escribir El lugar de la mujer. Pero yo le dije: “No fue una cuestión de coraje. Yo solo expliqué la vida tal como la conocía”. Algunas feministas opinan que hay que concientizar a las mujeres sobre la opresión masculina. Pero sobre eso no hay que concientizar, ¡es absurdo! Eso lo vivimos. Tenía una tía, a la que quería mucho, que cada vez que veía pasar un cortejo de boda, decía –Selma pone un tono de voz más severo y profundo para imitar a su tía–: “ahí va otra mujer a la que van a enterrar”. ¡Siempre decía eso! [risas].
Si tu punto de partida son las mujeres, todas las cosas se comprenden de otra manera. Si estás inmersa profundamente en la situación de las mujeres y la relación de las mujeres con la economía capitalista, con la sociedad en general y con el mundo del trabajo, todo lo demás también se ve diferente. Si te sitúas en el lugar de las mujeres, adquieres una visión enteramente diferente del mundo. No es el único lugar por dónde comenzar, puedes hacerlo por cualquier otra parte. Pero comenzamos por allí y desde allí sacamos conclusiones sobre todo lo demás.

Su reflexión me recordó aquella frase de León Trotsky, que dice que “si en realidad queremos transformar la vida, tenemos que aprender a mirarla a través de los ojos de las mujeres” [6]El lugar de la mujer trata, con un lenguaje sencillo, de la mujer soltera y la casada, de los chicos, la casa, de las mujeres trabajadoras y los sindicatos. Y termina con el siguiente párrafo: “Las mujeres pasan de estar casadas a divorciarse, de ser amas de casa a trabajar afuera, pero en ninguna parte encuentran el tipo de vida que desean para ellas y sus familias. Las mujeres están descubriendo cada vez más que no hay otra salida que una transformación total. Pero algo ya está claro: las cosas no pueden seguir como están. Cualquier mujer lo sabe” [7].

En este primer escrito ya se perfila su convicción de que los sectores explotados y oprimidos se abrirán paso, por sí mismos, en la lucha por su emancipación. Y esboza su temprana adhesión al autonomismo, que la tendrá como una de sus voces más destacadas en los ‘70, cuando participará en el lanzamiento de la Campaña Internacional por el Salario para el Trabajo del Hogar.

“¡Eso es maravilloso!”

Los años ‘50, durante la juventud de Selma, fueron el período en que EE. UU. se consolidó como la primera potencia mundial, mientras Europa y también Japón vieron elevarse sus tasas de crecimiento y se incrementó notablemente la desigualdad con los países del hemisferio sur. El resultado de la IIª Guerra Mundial había fortalecido a la burocracia estalinista en la Unión Soviética, extendiendo su dominio a nuevos países en Europa del Este y dando lugar a una dictadura bonapartista policial mucho más estable, para finales de los ‘40. Pero ese fortalecimiento también fue una de las razones por las que los Estados occidentales se vieron obligados a robustecer las políticas sociales, el llamado “Estado de bienestar”, para garantizar las condiciones de reproducción del sistema capitalista. Esta compleja situación presionó sobre las filas del marxismo revolucionario que se fragmentó en diversas corrientes y tendencias. Una de ellas –entre quienes se encontraban los fundadores de la tendencia Johnson-Forest– sostuvo que en la Unión Soviética había “capitalismo de Estado”, es decir, nada que defender frente al capitalismo occidental.

Sin embargo, más allá de las diferencias teóricas y políticas –incluyendo la de la necesidad de la construcción de un partido revolucionario–, compartimos con Selma el profundo desprecio por las organizaciones burocráticas que encorsetan las fuerzas y la energía revolucionaria de las masas. La estatización y el fortalecimiento de sus propias instituciones es uno de los elementos fundamentales para comprender el siglo XX. Los capitalistas vieron de cerca el peligro de la revolución proletaria y tomaron las medidas para salvaguardarse: desarrollar los mecanismos de consenso e integración al Estado y, más tarde, profundizar la fragmentación cada vez mayor de la clase trabajadora y entre esta y sus propios aliados en la lucha anticapitalista. La autoorganización es el camino más propicio para superar esa fractura. Pero, según nuestra visión, este no es un camino exento de obstáculos: hay que resolver cuestiones estructurales, superar diferencias culturales y, fundamentalmente, enfrentar a las burocracias de las organizaciones de masas, no solo de los sindicatos sino también las que se recrean en los movimientos sociales, como en la juventud estudiantil o el movimiento de mujeres. Mientras las direcciones de estas organizaciones y movimientos mantengan divididos a distintos sectores de la clase trabajadora entre efectivos y contratados, nativos e inmigrantes, hombres y mujeres, sindicalizados y precarizados, como también a la clase trabajadora respecto de otros movimientos sociales potencialmente aliados, la derecha cultiva esas grietas para hacer su política.

Nina López cita un discurso de Selma James en el que, hace varias décadas, ya se refería a estas divisiones: “La única opción que se nos daba era elegir entre movimientos de liberación nacional, campesinos y estudiantiles por encima y en contra de la clase trabajadora tradicional. Nunca podría dar la espalda a los trabajadores asalariados. Mi padre era un sindicalista. Éramos una familia sindicalizada. Yo había trabajado en una fábrica, como también mi madre y mi hermana. Mi otra hermana era oficinista, algo que no es muy diferente. Pero yo también era una madre y mi hijo un estudiante tratando de escapar al servicio militar obligatorio. Necesitábamos de lo que está a un lado y otro de la división salarial; nosotras no podríamos prescindir de ninguno de estos” [8].

Markus Rediker señala en el prólogo al libro de Selma: “Una de las ideas principales encarnadas en los escritos de James es la que el difunto George Rawick –otro compañero cercano de C.L.R. James– llamó la auto-actividad de la clase trabajadora: esa cantidad de cosas, diversas y muchas veces invisibles, que la clase trabajadora –definida ampliamente– hace por sí misma en la búsqueda de la emancipación. El énfasis está en la acción, la agencia, los nuevos significados y las posibilidades generadas, a menudo de manera impredecible, a partir del movimiento social y el conflicto en el terreno. C.L.R. James siempre enfatizó la importancia de las nuevas formas de lucha que brotan constantemente desde abajo, a menudo junto a y otras veces en contra de las instituciones establecidas de la izquierda, como los sindicatos y los partidos políticos. […] Desde su primer folleto, que discutió con sus compañeras trabajadoras y vecinas, Selma James siempre confió no solo en la decencia de la gente común, sino también en su capacidad para pensar y actuar. “Cada cocinero puede gobernar”, escribió C.L.R. James en 1956. [Selma] James llevó ese mensaje optimista al mundo laboral de la mujer, la cocina, y al hacerlo profundizó y amplió su significado” [9].

Su interés en aquellas experiencias que contienen, en germen y en el presente, las formas sociales que se desarrollarán en la futura sociedad post-capitalista, se trasluce en el comentario que me hizo cuando intentaba halagarla. Le dije que había sido una joven de vanguardia: blanca, judía, casada con un hombre negro del Caribe, un socialista marxista con quien compartió luego la lucha anticolonial en Trinidad, la lucha antirracista en Gran Bretaña, que la doblaba en edad. Selma no comparte mi opinión.

No lo siento de esa manera. Creo que la gente que no está en política es la que siempre está a la vanguardia. Esa gente piensa en forma diferente a quienes están en política. Tienen muchas ideas muy atrasadas, mezcladas con otras ideas que son del futuro. Lo que tenemos que hacer, quienes queremos destruir el capitalismo, es descubrir el futuro en esas ideas y empezar a eliminar el pasado, la basura. Eso es, para mí, de lo que trata la política. Cuando la gente se rebela en una lucha, en una huelga, sale lo que estaba latente. Eso sucede todo el tiempo.

Eso me recuerda las experiencias que vivimos en Argentina, durante la crisis de diciembre de 2001. Le cuento a Selma sobre las obreras de la textil Brukman. Se interesa con la anécdota de una trabajadora hablando ante miles de personas y diciendo “si podemos manejar una fábrica, podemos manejar el país”. Encuentra allí una ratificación de sus convicciones. Le digo que ideas tan avanzadas convivían, como ella misma señalaba, con otras del pasado. Por ejemplo, que las trabajadoras eran una abrumadora mayoría en la fábrica y sin embargo se referían a sí mismas como “obreros de Brukman” hasta que les narré las historias de las obreras textiles de la huelga de Pan y Rosas en 1911 en EE. UU. o la de las que iniciaron la Revolución rusa de 1917, que yo conocía como feminista socialista revolucionaria. Cuando le dije a Selma que, a partir de entonces, hasta los dos activistas obreros que había en la fábrica se empezaron a referir a sí mismos en femenino, lanza una estruendosa carcajada y exclama entusiasmada:

¡Eso es maravilloso! Esa ha sido, siempre, también mi propia experiencia.

“En cada movimiento social, continúa la lucha de clases”

En 1972, Selma James lanza con otras feministas de distintos países, reunidas en Padua (Italia), la Campaña Internacional del Salario para el Trabajo del Hogar, entre las que se encontraba Silvia Federici quien lo recuerda en una publicación reciente: “Coincidíamos con otras feministas en la convicción de que el trabajo doméstico era la raíz de nuestra opresión como mujeres. A diferencia de otras feministas, creíamos que debía ser nuestro principal campo de batalla por esa misma razón y que la forma más eficaz de liberarnos de él era negarnos a hacerlo gratis. Pero pocas feministas de la época entendieron las motivaciones políticas de esta elección estratégica” [10].

La reunión de Padua tenía el objetivo de pensar en un feminismo marxista basado en la clase trabajadora, tomando la experiencia del operaísmo italiano, distinto al que defendían las organizaciones socialistas y el Partido Comunista. Su primera formulación se encuentra en las páginas de El poder de la mujer y la subversión de la comunidad, el ensayo de Mariarosa Dalla Costa y Selma James, que revolucionó el enfoque tradicional sobre el trabajo del hogar y se convirtió, hasta nuestros días, en un clásico en su tema. Allí sostienen la tesis de que la economía de mercado, basada en la explotación del trabajo productivo de la clase trabajadora, se basa en el trabajo no remunerado de las mujeres que reproducen esa fuerza de trabajo a través del trabajo del hogar y las tareas de cuidado.

En 1970, conocí a Mariarosa, que era docente en la Universidad de Padua y necesitaba un hospedaje en Londres durante un corto tiempo. Se quedó en mi casa y nos hicimos amigas. Al año siguiente la visité en Italia y allí hablamos mucho sobre feminismo. Ella me pidió que le explicara de qué se trataba el feminismo y, enseguida, escribió un artículo en base a lo que le dije. Más tarde, trabajamos juntas en el manuscrito y le dije que lo firmara con su nombre para que su publicación la protegiera de la persecución sexista que sufría en la universidad. Pero luego fue publicado en inglés, con la firma de ambas, en una edición que incluía también mi primer ensayo El lugar de la mujer.
En 1980, participé de la Segunda Conferencia Mundial en Copenhague. Debía hacerse en Irán, pero hubo una revolución y entonces tuvieron que cambiar la sede –Selma sabe que ha vivido grandes experiencias de luchas sociales, huelgas, guerras, revoluciones, un tesoro de recuerdos que ansiamos que nos comparta–; ¡la que iba a inaugurar la conferencia era la princesa que habían derrocado! [risas].
Allí en Copenhague, las Mujeres Negras por el Salario para el Trabajo del Hogar señalaron que había que incluir el trabajo no asalariado en el documento oficial, en el párrafo 1.0.3. Y cantábamos “paragraph one, o, three… all our work in the GNP” [“párrafo 1.0.3., todo nuestro trabajo al PBI”, N. de la A.]. Allí también salió la consigna que dice “Las mujeres cuentan. Cuenten el trabajo de las mujeres”. Pero entendimos que para que los gobiernos nos escucharan, teníamos que conseguir que lo tomaran las Naciones Unidas. Así que cuando habló una representante de la Organización Internacional del Trabajo, la interpelé. “Vengo de la Campaña por el Salario para el Trabajo del Hogar”, le dije. “Disculpe, ¿podría repetirme de dónde?” –vuelve a sonreír con picardía, mientras imita la parsimonia de la funcionaria– y yo se lo repetí.

Nos hemos pasado toda la tarde escuchando anécdotas como esa, con Selma cambiando los tonos de voz, para representarnos a los personajes de los que nos hablaba. Su risa anticipaba los finales de estas historias de las que está hecha la suya propia, pero también una gran parte de la historia del feminismo. Paramos unos minutos, para tomar otro té y aproveché para regalarle un pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, de Argentina. Alejandra le pregunta qué es lo que la mantiene tan joven.

¿Mantenerme tan joven? ¡Hablar así como lo estamos haciendo! ¡Estoy disfrutando mucho esta entrevista!

Ante de irnos, con un tono firme que busca transmitir sus ideas con convicción, pero también buscando palabras sencillas, para que su mensaje sea comprensible, Selma nos dice:

Creo firmemente que la lucha de las mujeres está mal entendida. Las mujeres reproducen toda la raza humana y el capital oculta el hecho de que ese es el trabajo central de la sociedad y, por lo tanto, de la economía. Quieren hacer que el mercado sea lo central; pero nosotras somos lo central. “Without us, nothing!” –dice enfáticamente–. Y luego lo repite en castellano: “Sin nosotras, ¡nada!”. Sobre nosotras recae el trabajo reproductivo gratuito porque hay explotación capitalista. Si no hubiera explotación capitalista, no haríamos ese trabajo de reproducción de la fuerza de trabajo de manera gratuita y no reconocida.
Es muy importante que el feminismo sea internacional, que no quede atrapado en un país o en un sector. Y hay un sector que ha monopolizado el feminismo. Eso significa que la mayoría de nosotras ha quedado afuera; porque las gerentes, las políticas, las CEO que administran el capital y se proclaman feministas, no son feministas del 99 %. Ellas nos quieren dirigir y nosotras nos negamos a que nos dirijan y eso va a ayudar a que los hombres nos apoyen. En cada movimiento social, continúa la lucha de clases.

Cuando Selma comenzó a organizar a las mujeres para luchar por el salario para el trabajo del hogar, la mayoría del movimiento feminista estaba centrado en las relaciones de poder entre los géneros, la sexualidad y la discriminación de las mujeres en el trabajo asalariado. Su preocupación porque el trabajo reproductivo de las mujeres fuera tenido en cuenta implicaba una lucha, también, contra las organizaciones sindicales y políticas que no consideraban que esas mujeres constituyeran una gran mayoría invisibilizada de la clase trabajadora. Sus ideas abrieron un inmenso campo de debates, que la nueva oleada internacional de movilizaciones feministas trae nuevamente a la escena y sobre los que hemos dado cuenta en otros artículos [11].

En las últimas décadas, bajo el látigo de la precarización y la flexibilización neoliberales, grandes sectores de masas que eran explotadas sin salario se incorporaron al mercado laboral transformando la fisonomía de la clase asalariada, pero también aumentando su peso social. Actualmente, millones de asalariados, pero también asalariadas, manejan el suministro de energía y las telecomunicaciones, conducen los medios de transporte que permiten la circulación de las mercancías y de la fuerza de trabajo, realizan la limpieza “invisible” de fábricas, empresas y oficinas diariamente. Pueden colapsar las grandes metrópolis, interrumpir el funcionamiento de la economía y afectar las ganancias capitalistas. Pueden también, prefigurar un nuevo orden social, controlando la producción y el abastecimiento al servicio de las grandes mayorías populares que son víctimas de la sed de ganancias de los capitalistas, de la carestía, la inflación, las altas tarifas para sobrevivir.

Por primera vez en la Historia, casi la mitad de esa clase mayoritaria son mujeres que, a su vez, garantizan la vida de millones de seres humanos sin recibir un salario por ello, reproducen gratuitamente la fuerza de trabajo en sus hogares –la suya, la de sus compañeros, la que se prepara para el futuro y la de los ancianos que ya han sido desechados por los capitalistas–. ¡En las movilizaciones, los reclamos, las organizaciones y los movimientos sociales, aparece dividido lo que no está dividido en las vidas de millones de mujeres!

Selma, que abrió sus ojos al mundo durante la revolución española, se acerca a sus noventa años al calor de las revueltas y resistencias que cruzan el planeta desde Chile, Ecuador y Haití, hasta Hong Kong, pasando por Catalunya, Puerto Rico, Irak, Honduras, Bolivia y su querido Caribe. El desafío que tienen las jóvenes generaciones que son protagonistas de este presente, donde el feminismo ha vuelto a emerger como un movimiento en las calles, es articular una política de carácter estratégico que pueda unir ese movimiento donde las mujeres participan individualmente, como “ciudadanas” –sin ejercer toda la fuerza cohesionada de su pertenencia a la clase social mayoritaria–, con la clase asalariada, donde por primera vez en la historia, las mujeres constituyen más del 40 %, para enfrentar al sistema capitalista patriarcal y transformarlo radicalmente. Porque únicamente socavando sus raíces, profundamente, es que podremos tomar el cielo por asalto y ganar, para toda la humanidad, el derecho al pan, pero también a las rosas.

 

NOTAS AL PIE
[1Carta de Jenny Marx citada en Rachel Holmes, Eleanor Marx: A Life, Bloomsbury Books, Londres, 2014, p. 10.
[2Agradecemos a Nina López, coordinadora de Huelga Mundial de Mujeres, por facilitarnos el encuentro con Selma y colaborar, también, con la traducción durante la entrevista y su posterior revisión.
[3Los chicos de Scottsboro fueron nueve adolescentes afroamericanos acusados sin pruebas, en 1931, de violar a dos mujeres blancas en Alabama (Estados Unidos), mientras viajaban en un tren de carga.
[4Cyril Lionel Robert James (1901-1989), más conocido como C.L.R. James, fue un historiador, periodista, teórico socialista y ensayista de Trinidad y Tobago. Fue una de las voces pioneras de la literatura poscolonial. Su obra más conocida, Los jacobinos negros, sobre la revolución de Haití, está considerada como un texto fundamental de la historia afrocaribeña. Siendo parte del Socialist Workers Party, lideró la tendencia Johnson-Forest con Raya Dunayevskaya –quien había sido la secretaria de idioma ruso de Trotsky en México–. Luego, sosteniendo que en la URSS se había desarrollado un capitalismo de Estado, abandonaron el movimiento trotskista. Finalmente, fundaron su propia organización, llamada Correspondencia. Para los años ‘40, C.L.R. James había estudiado a Marx y Hegel y había concluido que los partidos de vanguardia oprimían a sus integrantes trabajadores y los impulsos revolucionarios de la clase trabajadora, poniendo a los intelectuales a cargo de los trabajadores, y fundó una organización basada en el auto-activismo, en la cual los intelectuales aprendieran de los trabajadores, y un periódico escrito por los propios trabajadores, en el que Selma tuvo su propia columna quincenal.
[5Selma James, Sex, Race and Class. The Perspective of Winning, PM Press, London, 2012, p. 14. [T. de la A.].
[6León Trotsky, Problemas de la vida cotidiana, Edicions Internacionals Sedov, Valencia, 2015.
[7Selma James, ob. cit., p. 31.
[8Nina López, “A Winning Perspective”, en Selma James, op. cit., p. 9.
[9Marcus Rediker, “A Grateful Preface”, en Selma James, op. cit., pp. 1-2.
[10Silvia Federici, Salario para el Trabajo Doméstico. Comité de Nueva York 1972-1977. Historia, teoría y documentos, Traficantes de Sueños, Madrid, p. 23.
[11Ver Andrea D’Atri y Celeste Murillo, “Nosotras, el proletariado”; Ariane Díaz, “Economía política de la reproducción social: trabajo y capital”, Parte I y Parte II, y Paula Varela, “Sobre la relación entre género y clase. Entrevista a Tithi Bhattacharya” en revista Ideas de Izquierda.
*Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Selma-James-Sin-nosotras-nada
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Jenifer L. Johnson y Marion Charreau: ‘The Storyboard Method’ es el arte de presentar ideas en el aula

En esta entrevista, Jenifer L. Johnson y Marion Charreau, autoras de ‘Piensa y comunica tus ideas’ nos cuentan en qué consiste ‘The Storyboard Method’ y nos explican cómo pueden usarlo docentes y estudiantes dentro y fuera del aula.

Jenifer L. Johnson y Marion Charreau son docentes y han trabajado en el aula en algún momento de sus diversas carreras desde la Educación Secundaria a la Universidad. Juntas han creado ‘The Storyboard Method’, un método pensado para trabajar nuevas formas de pensar, comunicarse y conectarse en diversos ámbitos como el educativo o el empresarial. En su libro, ‘Piensa y comunica tus ideas con The Storyboard Method’ explican claramente en qué consiste y exponen los pasos necesarios para llevarlo a cabo.

Pregunta: Uno de los mayores problemas que encuentran los profesores en el aula es la pérdida de atención por parte de los estudiantes, ¿este método podría ayudarles? ¿Cómo?

Respuesta: El uso correcto, creativo y estratégico de la tecnología portátil en las aulas es una cuestión que la administración de cada escuela debe afrontar. Un solo docente con un puñado de estrategias caseras no puede resolver el problema sin perder la cabeza.

The Storyboard Method

Sin embargo, una vez que esto queda resuelto, se puede aplicar ‘The Storyboard Method’ (TSM) puede cautivar la atención de los estudiantes al contenido que los docentes les presenten. Ayuda a convertir la información en una narración, en una historia cautivadora. Muchos docentes ya saben cómo cautivar a sus estudiantes y puede que no necesiten ninguna ayuda; otros querrán tener algunas herramientas nuevas a su alcance para mantener un ritmo de aprendizaje fluido y lograr que los estudiantes les presten atención.

Recomendamos experimentar con el método y familiarizarse con las herramientas usándolas para planificar una sola lección, una serie de lecciones o un tema que requiera una atención especial; que se permitan el lujo de dedicar tiempo a probar los nuevos tipos de pensamiento y acciones que cada herramienta les invita a experimentar. En lugar de ser los que guían, pueden dejarse guiar durante unas horas. Los resultados, la narración y las imágenes que se les ocurran, les sorprenderán y probablemente les darán una inyección de energía. Y lo mejor ocurre cuando lo prueben en el aula con los alumnos.

P: ¿‘The Storyboard Method’ guarda similitudes con el visual thinking?

R: Pensar visualmente (traducción literal de visual thinking) es algo que hacemos cada día, a menudo, sin darnos cuenta. ‘The Storyboard Method’, sin embargo, es un método con pasos y herramientas. De todos, el tercer paso, el de visualizar, es el que tendría más conexión con el pensamiento visual. Se trata de dibujar las ideas, usando el lenguaje visual, para crear un storyboard o guion verbal y visual de la narración o presentación.

P: Una de las herramientas está relacionada con las reglas de oro para hacer una diapositiva, ¿creéis que es una herramienta eficaz para las clases?

R: La diapositiva no es nada más que un lienzo en blanco iluminado. En teoría es un espacio que espera ser llenado cuidadosamente con nuestra creatividad. Lo que ocurre es que, a lo largo de nuestra historia, hemos convertido ese lienzo en un transmisor de dolor y sufrimiento. Esta herramienta en particular fue creada para ayudarnos a aliviar un poco de nuestro dolor colectivo: cuando alguien proyecta una diapositiva repleta hasta el límite de palabras, líneas, flechas, frases y gráficos y comienza a leerla a su audiencia palabra por palabra. O peor aún, cuando alguien comienza a explicar algo que ni siquiera está en la diapositiva y los cerebros del público comienzan a sufrir un cortocircuito y no consiguen encontrar el sentido de lo que escucha o lo que ve.

La buena noticia es que hay otro camino. Y, si eres una de las personas que hace diapositivas y material visual de apoyo geniales, entonces estarás en lo correcto.

La idea que está detrás de la herramienta ‘Reglas de oro para componer diapositivas’ es  ayudar a las mentes de los espectadores a disfrutar de los elementos visuales. Recuerda que las diapositivas o el soporte visual que usemos deben acompañar nuestra narración, acentuar algunas partes o ilustrar palabras o metáforas que la narración evoque. Esta herramienta nos enseña cómo simplificar e impactar al público con imágenes sin abrumarlo ni aburrirlo. Las diapositivas o el apoyo visual nunca deben entrar en conflicto o competir con lo que diga el narrador.

P: ¿Qué podría hacer un profesor para crear diapositivas que llamasen la atención del alumnado?

R: En primer lugar, tener una narración clara y, en segundo lugar, tener claro el diseño. Las diapositivas que llaman la atención son sencillas, visuales y ayudan a captar el mensaje del docente.

Para crear diapositivas, el profesor podría preguntarse: ¿cuál es la idea principal que quiero transmitir? ¿Qué me evoca la idea que quiero transmitir? (intentando traer una imagen a su mente) Por último, se preguntará: ¿esta imagen ayudará a que mis estudiantes comprendan el mensaje? Si la respuesta es sí, podrá seguir adelante con el diseño teniendo siempre en mente que la imagen tiene que tener el protagonismo: si se añade algún texto será solo una palabra clave o una frase.

P: ¿Qué debe saber un profesor para decidir qué contenido contar y cuál omitir?

R: A la hora de elegir el contenido, solemos tener el mismo problema, seamos profesores, managers o científicos: queremos decir demasiado. Puede ser porque nos apasiona nuestro tema o porque pensamos que cuanto más decimos, más nos respetarán.

Cualquier persona que comunica debe conocer a su público. Saber lo que ya saben del tema, lo que creen saber y lo que ignoran. Debe saber cómo piensan, qué les motiva sobre este tema, que podría privarles de escuchar con atención y cómo hablan del tema. Y debe preguntarse si las palabras que usa van a conectar con su vocabulario, el vocabulario del público, si están a su alcance y si van a despertar su curiosidad.

Para elegir nuestro contenido, debemos poner de lado lo que nos parece importante a nosotros y mirar la singularidad de las personas que tenemos delante. Es un nuevo punto de partida. El primer paso de The Storyboard Method.

P: ¿Creéis que el método también podría servir a los estudiantes? ¿De qué manera?

R: El método incluye herramientas que se pueden emplear fácilmente tanto en situaciones de escasez de recursos como en las de gran riqueza de recursos. Implican la mente y el cuerpo: las piernas, las manos, los ojos, la boca y los oídos. De hecho, una de las razones por las que el método tiene tanto éxito en entornos adultos es porque las herramientas activan muchos de los talentos y habilidades que tenemos, pero rara vez se nos estimula a usarlas o dejamos de usarlas una vez que hemos crecido. Otra razón es que a los niños y a los adultos les encantan las herramientas y los procesos que tienen el espíritu de un juego en el que se usa la mente y luego se ven resultados claros físicamente a lo largo de todo el camino.

TSM activa los talentos naturales del cerebro y de toda la persona. Algunas de las herramientas exigen leer y escribir y otras no. Esto es lo que enseñamos a los educadores en nuestras sesiones de formación sobre el uso de las herramientas en el aula.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/the-storyboard-method-presentar-ideas-aula/119759.html

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