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Autoestima y dificultades de aprendizaje

Autora: Cristina Martínez Carrero / Fuente: INED21

PERSONALIDAD

La personalidad se define como un ‘conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona y la diferencian de las demás’, es decir, es la forma que tenemos de pensar, sentir y actuar. Es algo que forjamos día a día desde que somos pequeños.

El ambiente que nos rodea, las vivencias que tenemos con la familia, escuela y amigos, son piezas clave.

Tenemos dos tipos de mecanismos para conformar la personalidad a lo largo del tiempo son:

Aprendizaje observacional

El aprendizaje observacional, con el cual aprendemos las consecuencias de determinadas acciones viendo el resultado que generan en otras personas.

Aprendizaje directo

El aprendizaje directo, es el que todos conocemos por ensayo-error. A lo largo de nuestra vida vamos probando diferentes acciones y aprendemos lo que es agradable y desagradable. Lo agradable se va a convertir en nuestra motivación, querremos repetirlo, lo desagradable se tiende a evitar.

Sabemos que tener una dificultad de aprendizaje, muchas veces connota baja autoestima y motivación, pero ¿por qué?

Siempre hablamos de TDAH, Dislexia, TEL… pero no nos damos cuenta de que detrás de estas «etiquetas» se encuentran niños y adolescentes que vivencian sus dificultades con cierto conflicto.

El aprendizaje directo que tienen en muchos aspectos de su vida (escuela, amigos…) tienden a generar unasensación de fracaso continua; tropiezan constantemente, por lo que en la mayoría de los casos se acaban convierto en situaciones algo «desagradables». Ponen mucho esfuerzo, sin embargo, el resultado no suele ser el esperado.

Imagina que intentas hacer algo una y otra vez, y pese al gran esfuerzo que realizas no llegas a la meta propuesta. Es normal que acabe en frustración, desmotivación y/o abandono de la tarea, apareciendo conductas de evitación.

Lógicamente, estas vivencias negativas generan una baja autoestima, influyendo directamente en la personalidad. Por este motivo, los niños con dificultades de aprendizaje suelen ser más inseguros, les cuesta tomar decisiones, confían poco en sí mismos, evitan afrontar nuevos retos…

Los más introvertidos intentarán pasar por desapercibidos dentro del aula, interactuando lo menos posible, sin preguntar dudas, su comportamiento será bueno pues no quieren destacar ni llamar la atención.

También hay muchos otros casos en los que aparecen «conductas disruptivas», ocurre lo contrario, intentan llamar la atención de cualquier manera, portándose mal, molestando al de al lado…

AUTOESTIMA Y MOTIVACIÓN

Por eso, lanzamos la pregunta «¿Cómo se vivencia una dificultad en 1º persona?», ¿nos paramos a pensar cómo se sienten? Es una invitación a la reflexión a todas las personas implicadas en el proceso de aprendizaje de niños y adolescentes. A veces, nos centramos en las dificultades académicas y dejamos de lado la más importante, la autoestima y motivación, olvidándonos de que son la puerta de entrada para el resto de aprendizajes.

Os ofrecemos algunas pautas para reforzar la autoestima y motivación cuando hay una dificultad de aprendizaje:

No tratéis sus dificultades como un tema tabú, sentaros con él/ella cuantas veces haga falta, para hablar sobre qué le pasa, cuáles son sus puntos fuertes y débiles, porque acuden a terapia

Ofrecedle un espacio y un clima de confianza, por si tiene algún problema que necesite compartir; que tenga la confianza de poder expresar sus emociones, sin sentirse juzgado por ellas.

Reforzad positivamente cada pequeño paso, cada mínimo avance; lo que para nosotros puede ser algo sencillo para ellos es un gran esfuerzo. No sólo necesita tener éxito sino que se lo subrayen.

No valoréis las notas sino el esfuerzo empleadoSino llega a la meta, debemos hacerle/a ver que no pasa nada. Ofrecer refuerzo positivo.

Evitad comparativasson muy dolorosas para ellos.

Reforzad aquellas cosas que se les dé bien, el deporte, la cocina, las manualidadesQue sienta que no todo se le da mal, que es capaz de destacar en algo.

Debéis ser conscientes de la realidad y adaptaros a ella. Esto supone realizar exigencias razonables a su capacidad y nunca presionar más de lo debido.

Nunca dudéis de sus capacidades y mucho menos delante de él/ella.

Dejaros asesorar por los profesionales y seguir las pautas que os proporcionen. Exigid contacto con la escuela; el trabajo multidisciplinar es importante cuando trabajamos una dificultad de aprendizaje.

No olvidemos que cada niño es único y su dificultad también lo es, así como la forma de afrontarla no siempre va a ser la misma. Recordad…

Trabajar sobre el éxito para recuperar

la confianza en sí mismo/a

Fuente del Artículo:
https://ined21.com/autoestima-y-dificultades-de-aprendizaje/
ove/mahv
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Adaptaciones en el salón de clases para las dificultades del procesamiento sensorial

Por: Amanda Morin.

Ciertas sensaciones pueden agobiar a los niños que tienen dificultades del procesamiento sensorial. En la escuela hay sonidos, olores, texturas y otras cosas que pueden afectar su habilidad de aprender. Usar adaptaciones puede ayudar. Estas son algunas estrategias sensoriales para el salón de clase.

¿Qué adaptaciones pueden ayudar a los estudiantes que tienen dificultades del procesamiento sensorial en el salón de clases? Estas son estrategias que pueden probar los maestros. Incluso usted
puede probarlas en la casa.
Para la comodidad física y la concentración
• Ajustar el escritorio o la silla para que los pies del estudiante toquen por completo el piso y la cadera esté en un ángulo de 90 grados, o colocar un banco pequeño debajo del escritorio.
• Permitir que el estudiante utilice alternativas de silla (banco sensorial, pelota de ejercicio, escritorio de pie).
• Colocar una banda elástica en las patas de la silla o el escritorio para que el estudiante columpie los pies.
• Dar una almohadilla con peso para poner sobre las piernas, o un chaleco con peso (chaleco lastrado), una almohadilla movible u otra herramienta aprobada por un terapeuta ocupacional.
• Permitir al estudiante que utilice objetos manipulables (fidgets).
• Dejar que se siente sobre un pedazo de alfombra o un puf durante el trabajo en grupos.
• Ofrecer un espacio delimitado con una cinta o un asiento en las orillas que le permita moverse.
• Alentar y permitir a los estudiantes jóvenes trabajar en posiciones cómodas (recostados en el piso usando un portapapeles, trabajar usando un caballete o una pizarra blanca).
• Ofrecer auriculares o audífonos con cancelación de ruido a los estudiantes que son sensibles o que se distraen con el ruido.
Para la autorregulación y la organización
• Crear rutinas diarias para las clases y apegarse a ellas.
• Decir al estudiante con antelación cuando la rutina va a cambiar.
• Ofrecer descansos sensoriales a lo largo del día.
• Establecer lapsos de tiempo claros para comenzar y terminar tareas.
• Practicar una señal para que el estudiante use cuando se sienta abrumado o necesite un descanso.
• Crear un plan de comportamiento proactivo para manejar los desencadenantes sensoriales (antes de que desemboquen en una sobrecarga o crisis sensorial).
• Tener goma de mascar a la mano o añadir una pieza masticable a un lápiz para cuando el estudiante busque estimulación oral.
• Crear elementos visuales con imágenes de la estimulación sensorialde su elección (como usando un fidget) para que los estudiantes más jóvenes las sigan cuando estén sobreestimulados.
• Advertir con anticipación, un horario visual y/o un temporizador en un dispositivo electrónico y recordatorios verbales ruidosos como campanadas, anuncios o alarmas de incendio planeadas.
Para el salón de clases y los exámenes
Los maestros pueden:
• Reducir la necesidad de escribir a mano al usar preguntas como “rellena el espacio en blanco” en lugar de preguntas de respuesta corta, y permitir tiempo adicional para escribir (como adaptaciones para la fatiga de las habilidades motoras y problemas con la propiocepción).
• Ofrecer un espacio tranquilo para que los estudiantes no se agobien por el ruido de otros estudiantes.
• Sentar al estudiante alejado de las puertas, ventanas o luces muy intensas o que produzcan un zumbido.
• Minimizar la cantidad de información visual en una página.
• Ofrecer hojas transparentes coloreadas al leer para minimizar la distracción visual.
El estudiante puede:
• Reducir distracciones visuales usando trozos de papel en blanco para cubrir todo excepto algunas preguntas de la hoja de ejercicios.
• Usar carpetas manila para crear una “pantalla” que bloquee distracciones visuales.
• Usar sujetadores para lápices, una tabla inclinada o papel con líneas resaltadas cuando escribe.
• Usar programas de texto-a-voz o una computadora si se cansa fácilmente cuando escribe.
• Usar un resaltador de texto o una nota adhesiva para mantenerse alerta y enfocado.
• Escuchar música mientras trabaja para mantener la concentración y regularse.

Qué más puede hacer

Fuente de la reseña: https://www.understood.org/es-mx/school-learning/partnering-with-childs-school/instructional-strategies/at-a-glance-classroom-accommodations-for-sensory-processing-issues

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La ciencia diversa es mejor ciencia

Por: Javier Armentia.

Un 28% de los científicos LGTBIQA+ en Reino Unido ha estado a punto de dejar el trabajo por el ambiente de discriminación. En España acaba de constituirse la asociación PRISMA para aumentar la visibilidad de este colectivo en el mundo científico

Hace unos días, conmemorando el día del orgullo LGTBIQA+ y los 50 años de los altercados de Stonewall que marcaron el comienzo de estas celebraciones reivindicativas, tres importantes instituciones británicas, el Institute of Physics, la Royal Astronomical Society y la Royal Society of Chemistry presentaban un informe conjunto (Exploring the workplace for LGBT+ physical scientists), donde se encuestaba a personas dentro de las ciencias básicas sobre su situación y qué implicaba en el desempeño de su profesión.

El informe revela que un 28% de las personas LGTBIQA+ del mundo de las ciencias físicas en el Reino Unido han considerado en algún momento de su carrera científica dejar su trabajo por el ambiente de discriminación que vivían por su condición afectiva o sexual. El porcentaje aumenta al 50 % en el caso de las personas trans.

El hecho de que casi todos hayan sentido hostilidad nos indigna y debe mover a la acción, como comentaba en un seminario sobre ciencia diversa e inclusiva organizado por la Sociedad de científicos españoles en el Reino Unido (CERU/SRUK) el pasado 6 de junio el astrofísico y divulgador Alfredo Carpineti, fundador de la asociación Pride in STEM y promotor desde 2018 de la celebración, el 5 de julio, del día del orgullo LGTBIQA+ en las disciplinas de ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería: #LGBTSTEMDay.

Sin embargo, si preguntáramos en cualquier centro de investigación, laboratorio, empresa tecnológica o universidad si existe alguna discriminación frente a la diversidad afectivo-sexual, todos dirían que no, que todo lo contrario, que ser lesbiana, homosexual, bisexual, transexual o de género no conforme o creativo no tiene nada que ver ni con el desempeño en la labor científica o tecnológica, ni por estas razones se excluye o minoriza a ninguna persona.

La discriminación existe y muchos optan por adoptar una normalidad que no parezca conflictiva

¿Qué sucede entonces? Para quienes vivimos nuestra realidad no cisheterosexual, sin embargo, la realidad es obvia: la discriminación existe y muchos optan por adoptar una normalidad que no parezca conflictiva. Si tienes suerte, esto te facilitará una carrera más o menos relajada en el mundo de la ciencia. Siempre que, claro, no te toque, por tu trabajo, tener que desplazarte a países en los cuales se discrimina a las personas LGTBIQA+, donde tendrás que plantearte volver al armario, olvidarte de tu pareja o convertirte en ese científico estereotipado, con un punto ‘friki’ pero sin ‘mariconás’, que queda bien en cualquier sitio por lgtbiófobo que sea.

Diversos estudios, como el Queer in STEM iniciado en 2013, que realizó encuestas a personal científico de diversas áreas preguntándoles por su situación personal y su percepción en el centro de investigación o de trabajo, muestran que las áreas científicas más igualitarias en género son habitualmente más inclusivas también en otros aspectos como la diversidad sexual. Áreas más masculinizadas, por el contrario, resultan menos inclusivas.

El informe de la American Physics Society estadounidense Ambiente LGBT en Física, publicado en 2016, mostraba cómo en EE UU las normas sociales establecen de hecho una discriminación. Más del 40% de las personas encuestadas estaba de acuerdo con la siguiente afirmación: “Se espera que los empleados no actúen de manera demasiado gay”. El ya mencionado informe británico actualiza los datos en un contexto europeo. No hay todavía estudios análogos en España, pero podemos hacer una razonable adaptación. Incluso más negativa, porque la realidad LGTBIQA+ en la ciencia española es casi completamente invisible.

Ciencia diversa española

En el informe de la American Physics Society de 2016, más del 40% estaba de acuerdo con lo siguiente: “Se espera que los empleados no actúen de manera demasiado gay”

En España, en un análisis personal que hice en 2018 consultando a las 75 sociedades científicas que componen la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) pude comprobar que ninguna de ellas ha constituido un grupo de estudio, ni emprendido acciones específicas, referidas al colectivo LGTBIQA+. No hay investigaciones que analicen si las personas asociadas viven situaciones de desigualdad, ni tampoco se ha realizado una campaña inclusiva en estos años.

En otros países, sin embargo, se ve que todas las sociedades científicas llevan años trabajando estos temas. En EE UU y Reino Unido se organizan acciones específicas: los Pride months, encuentros de científicos y científicas LGTBIQA+, y elaboración de documentos como la Guía de inclusividad LGBT+ en Física y Astronomía elaborada en 2018 por la American Astronomical Society.

Sin embargo, la situación ha cambiado esta primavera, cuando constituimos una asociación que, como otras existentes por todo el mundo, lleva el distintivo de la diversidad: PRISMA, Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación. Presentada el viernes 28 de junio en Barcelona y el 4 de julio en Madrid, PRISMA no solamente quiere aumentar la visibilidad de las personas LGTBIQA+ en los ámbitos científicos, sino aportar nuevos modelos de ciencia, que la hagan más inclusiva, con perspectivas amplias y con una clara vocación de activismo por la ciencia y contra las pseudociencias.

Nos parecen alarmantes las recientes noticias sobre el apoyo de diversas instancias a las terapias de conversión, una práctica denunciada por todas las autoridades científicas como una actividad anticientífica y peligrosa, con consecuencias a veces devastadoras para las familias implicadas; o fenómenos como el autobús transfóbico de asociaciones fundamentalistas, que invocaba a la ciencia para confundir mensajes en torno a sexo y género, especialmente sensibles en un sector, el de la transexualidad, que ha estado patologizado hasta hace poco más de un año por la OMS.

En unos años en los que la ciencia ha comprendido que conseguir una sociedad más igualitaria también es su lucha (la nuestra), PRISMA plantea una ciencia más diversa y anima a proponer referentes, algo que sigue siendo fundamental, como comentaba hace unos días en una entrevista en SINC la matemática Marina Logares. En el manifiesto que marca la presentación oficial de PRISMA se especifica esta necesidad, así como la de iniciar y promover investigaciones que permitan crear espacios de estudio y trabajo más inclusivos y diversos.

Cuando el entorno es inclusivo y diverso, se produce una ciencia de más calidad. Esto se mostraba en una publicación conjunta de las revistas Nature y Scientific American en septiembre de 2014 en el caso de diversidad étnica, y se ha podido comprobar en otros ámbitos: el impacto de la ciencia que planta redes amplias y diversas está medido en diversas investigaciones. Y en cierto modo, aunque la ciencia fuera igual de buena o mala, el viaje también habría merecido la pena.

Es algo que ahora comenzamos a comprender como algo evidente en el caso de hombres y mujeres en ciencia. Ir un poco más allá para aceptar las diversidades afectivas parece un paso lógico.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/07/04/ciencia/1562240845_090820.html

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“No se rechaza al extranjero, sino al pobre”. Adela Cortina, filósofa

Por: Aprendemos juntos. 

 

“¿Realmente molestan los extranjeros, o lo que molestan son los pobres, sean extranjeros o de la propia casa?” A partir de esta reflexión, la filósofa Adela Cortina, catedrática emérita de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, acuñó una nueva palabra: “aporofobia”, para definir el rechazo al pobre, como discriminación universal. En este vídeo plantea la ironía por la que turistas y extranjeros con dinero son bienvenidos, pero personas sin recursos, no. La ética tiene una respuesta para esto. Adela Cortina es directora de la Fundación Étnor (Ética de los negocios y las Organizaciones empresariales) y durante años ha liderado el análisis contemporáneo de filosofía política y ética aplicada, reivindicando la importancia de la educación en valores y la filosofía en la escuela. Fue la primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, institución que en 2019 reconoció su trayectoria filosófica con la publicación del libro ‘Ética y filosofía política: Homenaje a Adela Cortina’, que reúne la reflexión de medio centenar de autores sobre su pensamiento y enseñanzas. Cortina es también autora de libros como ‘El quehacer ético’, ‘Para qué sirve realmente la ética’, por el que recibió el Premio Nacional de Ensayo 2014 y ‘Aporofobia, el rechazo al pobre’.

Fuente de la entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=Kc92s05D8L8

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Cómo crear entornos de aprendizaje colaborativo gracias a la tecnología

Por: Educación 3.0.

La tecnología estimula el aprendizaje colaborativo entre los estudiantes, además de generar entornos estimulantes en el aula. Raúl Sanahuja, Communications Manager de Epson Ibérica, analiza esta cuestión y da una serie de consejos para crear un espacio inspirador en clase.

Actualmente, el 76% de los docentes ya utiliza la tecnología para adaptarse a distintos tipos de aprendizaje. Por su parte, los estudiantes, desde una edad temprana, acceden a través de Internet y las redes sociales a distintos contenidos creativos que, en muchas ocasiones, pueden determinar sus pasiones y preferencias.

Pero, más allá de ser nativos digitales, es importante guiar a los jóvenes para que sean capaces no sólo de controlar la tecnología, sino también de desarrollar las competencias tecnológicas adecuadas para su futura carrera profesional: se prevé que, en el año 2020, el 90% de los puestos de trabajo las requerirán. La adquisición de estas competencias es un verdadero valor educativo, máxime cuando según el estudio EUR-lex, indica que sólo el 30% del alumnado de la Unión Europea puede considerarse competente en el ámbito digital.

Aprendizaje colaborativo

En este sentido, el siguiente paso es el aprendizaje colaborativo. No sólo porque los estudiantes se hacen responsables de la enseñanza de los demás compañeros, así como del suyo propio, sino también porque les permite desarrollarlo de forma intuitiva a través de la tecnología. Se trata de una serie de prácticas de trabajo en grupo que estimulan otros tipos de aprendizaje y que, finalmente, influyen en los resultados del alumnado.

Por todo ello, hay que insistir en la necesidad de dar acceso a tecnologías de aprendizaje colaborativo, que ayuden también a generar entornos estimulantes e inspiradores en el aula. Si partimos del análisis de Radius Research, el 58% de los estudiantes en clases de tamaño medio no son capaces de leer contenido proyectado o compartido en pantallas planas de 70 pulgadas. Cabe recordar que se trata del tamaño más habitual en este tipo de pantallas. Así, ¿por qué no ampliar el tamaño a 100 pulgadas con soluciones de proyección interactiva de ultracorta distancia? Las pantallas de gran tamaño que permiten la reproducción de imágenes a todo color son dinámicas e interactivas.

Cómo generar entornos de aprendizaje inspiradores

Los siguientes consejos resultan útiles para establecer espacios de aprendizaje innovadores en el aula:

  1. Resolución práctica de problemas: permite a tus estudiantes interactuar con el contenido y tomar notas digitales.

2. Tecnología táctil: explorar el mundo con las manos es una forma de interacción natural para el alumnado. La tecnología táctil es, por tanto, algo intrínsecamente natural.

3. Experiencias multisensoriales: implicar a los estudiantes desde diversas fuentes para que ganen en confianza.

4. Aprendizaje mixto: combinar educación presencial y entornos online para permitir trabajar de forma individual también en proyectos grupales.

5Fomento de la creatividad: proporcionar libertad para la imaginación y capacidad de abordaje desde distintos puntos de vista.

6. Presentaciones animadas: hacer uso de herramientas innovadoras que fomentan el descubrimiento, el análisis y el debate.

7. Desarrollo digital: formar en competencias esenciales a través de múltiples dispositivos.

8. Colores cautivadores: mejorar la lectura, aprendizaje y comprensión a través de la luz y los colores intensos.

9. Aprendizaje continuo: libertad para cambiar de dispositivo y lugar con el fin de alcanzar objetivos en grupo en un trabajo por proyectos.

10. Atención en el proyecto: aumenta la motivación de los estudiantes y su sentido del éxito con retos emocionantes que requieran reflexión e investigación.

Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/como-crear-entornos-aprendizaje-colaborativo-gracias-tecnologia/108435.html

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Mi profesor de Matemáticas también es ‘youtuber’

Por: Bárbara Sánchez.

El vídeo gana terreno como herramienta educativa. Los docentes comienzan incluso a abrir sus propios canales de YouTube como fórmula para innovar en el aula

Durante el último año, Antonio Pérez se ha pasado 20 horas cada semana delante de la cámara. No es ni presentador de televisión ni actor. Es profesor. Y también youtuber. Da clase de Física y Química a sus alumnos del instituto Sierra Luna, en Los Barrios (Cádiz). Y, al mismo tiempo, a los más de 4.000 suscriptores de Antonio Profe, el canal que tiene abierto en la mayor plataforma de vídeos de Internet. Como él, cada vez más docentes se atreven a abrir las puertas de sus aulas a YouTube, que quiere despojarse de la etiqueta de elemento de distracción para los alumnos y convertirse en una herramienta educativa en manos de los docentes.

“Haz la cuenta: ¿cuántos institutos puede haber en una ciudad? ¿Y móviles? El aula hoy es el salón, una cama, un bar o un parque. Puede ser cualquier sitio porque el aula es un móvil”, sintetiza Antonio García Villarán. Doctor en Bellas Artes, ha impartido clases de dibujo y pintura al uso en su propia academia, en la universidad e incluso en la cárcel. Hoy tiene 10.000 alumnos en la plataforma de cursos online Udemy y más de medio millón de seguidores en su canal de YouTube, dedicado a la divulgación del arte. Y eso que hace solo cuatro años, cuando empezó, no tenía ni idea de cómo encender una cámara. “Me da muchísima más libertad de cátedra”, asegura. “Explico lo que quiero y como quiero y si la gente ve que es bueno, se apunta”.

Dedicado casi por completo a lo online y a lo audiovisual, su caso está en un extremo del fenómeno de YouTube como herramienta educativa. En el otro lado, más terrenal, se ubican esos profesores que desde hace un tiempo han empezado a incorporar los vídeos de esta gigante plataforma —casi 2.000 millones de usuarios en todo el mundo— como un material más en el aula.

Mark Polko, docente y responsable de tecnologías en el colegio privado San Francisco de Paula, en Sevilla, lo utiliza en todas sus clases. Recopila material de aquí y de allá con el que crea un “camino de aprendizaje” para sus alumnos. La herramienta, dice, le permite diversificar y llegar de formas diferentes a cada uno de los 24 estudiantes que tiene de media en clase. Algo que, con la clásica lección magistral, asegura que es imposible. “El rol del profesor ha cambiado por completo”, señala. “No se trata solamente de explicar la materia, sino de guiar a los alumnos. Ser su apoyo y, si se desvían, ayudarles a encontrar el camino”.

El 75% de la generación Z utiliza YouTube, su tercera red social preferida por detrás de Instagram y WhatsApp, según el penúltimo estudio anual de redes sociales de IAB. Y los contenidos educativos ganan enteros. Tanto por parte de aquellos profesores que se graban para nutrir con sus explicaciones sus canales como por el lado de los edutubers, los youtubers especializados en educación y divulgación, que no paran de crecer. Los contenidos relacionados con el aprendizaje generan 1.000 millones de visitas al día y el año pasado los canales de divulgación crecieron en España un 50%, según datos de la plataforma, propiedad de Google. El propio YouTube ha visto el filón. En octubre anunció una inversión de 20 millones de dólares para fomentar este tipo de contenidos y la semana pasada organizó en Madrid el primer encuentro entre youtubers y profesores en España para tratar de encauzar todo este movimiento.

“Es una fórmula muy buena para enriquecer a nuestros alumnos, para que vean diferentes fuentes. Los profesores no tenemos la verdad absoluta”, señala Laura Cuesta, profesora de estrategia digital y social media de la Universidad Camilo José Cela (UCJC). La experta señala que es en las asignaturas STEM —ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés— donde más se ha popularizado el uso de YouTube. “Son las más difíciles de explicar y las que más pueden frustrar a profesores y alumnos. Al grabar este tipo de contenidos conseguimos que todos los estudiantes, aventajados y rezagados, tengan las mismas oportunidades: pueden ponérselo tantas veces como quieran, parar donde no entienden… ”.

Para enseñarles a recopilar información en Internet, para practicar la expresión oral grabándose en vídeo, para ofrecerles material de repaso… Hay casi tantas aplicaciones como profesores. Pero mientras que docentes como Mark Polko utilizan material producido por otros, algunos han dado un paso más allá y se atreven a ponerse delante de la cámara. Graban sus propias explicaciones para que sus alumnos las puedan ver en casa. Es aquí donde YouTube se perfila como una herramienta muy útil para aplicar la llamada clase invertida o flipped classroom, una metodología innovadora que consiste en que los estudiantes se preparan la teoría en casa mientras que el tiempo en el aula se dedica a la práctica y a un trabajo más personalizado.

Eso es precisamente lo que hace Miguel Pérez Luque, profesor de Matemáticas del instituto Sierra de Mijas, en Mijas (Málaga). Se arrancó con un vídeo sobrecómo realizar una tabla de frecuencias, se lo enseñó a sus alumnos y como les gustó, comenzó a publicar en su canal, JaqueEnMates, con 11.000 suscriptores. Pero ni lo utiliza siempre ni vale para todo, dice. “Es un complemento al profesor, nunca un sustituto. Algo que es mecánico lo pueden aprender en el vídeo, pero en clase tú les ayudas en el desarrollo del razonamiento, les preguntas: ‘Eso que sale en el vídeo, ¿por qué crees que es así?’. Y ahí el profesor es insustituible”. En su vídeo más visto enseña a dividir por dos cifras y acumula 357.000 visualizaciones.

Para Antonio Pérez, del instituto Sierra Luna, su vídeo más popular es una explicación sobre cómo pasar gramos a moles, moléculas y átomos (49.000 visitas). Las 20 horas semanales que ha invertido en YouTube este año las ha dedicado a grabar todo el temario de Física y Química desde 2º de ESO hasta 2º de Bachillerato. Lo usa en sus clases y sabe incluso de otros profesores que también lo utilizan. Antes había abierto otro canal, Ciencia Solidaria, en el que hay almacenados más de 500 experimentos de ciencias realizados por sus alumnos. Los pocos ingresos que han conseguido generar los donan a Acnur, para enseñar a los chavales que la codiciada visita o el dichoso me gusta pueden tener una utilidad mucho mejor que inflar el propio ego.

“El principal logro es motivarles. Pero hasta niveles que yo no podía ni imaginarme. Tengo alumnas de 2º de ESO grabando experimentos con un nivel de 2º de Bachillerato”, asegura Pérez. A sus estudiantes les motiva elegir experimentos, grabarse poniéndolos en práctica con compañeros e incluso con sus padres y abuelos, verse en Internet, repasar las clases en el móvil… Y en los resultados se nota, dice. Uno de sus grupos, en 3º de ESO, tiene de media un 75% de suspensos, pero en su asignatura los aprobados han llegado al 90%. “Es una herramienta con la que están tan familiarizados que si entras y ofreces tus clases en su mundo, en su paradigma, ya has llegado. Generas una motivación intrínseca en ellos”, apoya Polko.

Esta ventana casi infinita al mundo tiene sus riesgos. El excesivo tiempo de pantallas que ya de por sí acumulan los niños y adolescentes, la privacidad si son ellos mismos los que graban sus vídeos, la dispersión de la atención que generan las herramientas digitales… y, sobre todo, el hecho de que todos, familias y profesores, pierden el control sobre los contenidos que consumen los alumnos.

Se trata, dicen los defensores de esta herramienta, de educar en el uso. “Tenemos que enseñarles a diferenciar las fuentes fiables de las que no lo son”, apunta Laura Cuesta, de la UCJC. “Nos toca a nosotros, profesores y familias, tener esa visión de seguimiento y supervisión, de sentarnos con ellos y enseñarles”. También, apuntan algunos docentes, hace falta sistematizar todo esto en unos contenidos obligatorios de ética digital que ayuden a los alumnos a moverse en este mundo hiperconectado en el que la etiqueta que se les pone de nativos digitales apuntala la creencia de que ya lo saben todo. “No es cierto. Están acostumbrados a lo intuitivo y al todo hecho, a que no les hace falta pensar”, apunta Polko.

UN ESFUERZO PERSONAL

Grabar un solo vídeo educativo puede llevar a un profesor unas tres horas. Primero hay que elaborar el guion para después filmar, repetir las veces que haga falta y editar. Tiempo que sacan de su tiempo libre. “He pensado en cambiar el nombre del canal, de Antonio Profe a Adiós, vida social”, bromea Antonio Pérez, profesor de ciencias en el instituto Sierra Luna, en Los Barrios (Cádiz).

Pérez, que acaba de ganar un premio de la asociación Mejora tu escuela pública por el uso que hace de YouTube en el aula, cuenta que ha empezado también a formar a profesores. “Les encanta lo que les cuento… hasta que llego al final y les digo las horas y el trabajo que lleva. Hace falta más apoyo, o de la administración o de YouTube”.

El papel de las familias resulta fundamental. En el instituto Sierra Luna, Antonio Pérez recuerda cómo una madre apareció por el centro preguntando si era cierto que “un señor con barba” daba clases allí y subía vídeos a YouTube. Su hijo se pasaba horas delante de la pantalla con esa excusa y ella no se fiaba del todo. A unos cuantos kilómetros de allí, en el colegio público San Juan de la Cadena, en Pamplona, el profesor Andrés Rico hace su propia valoración: “YouTube da miedo. Desde la perspectiva de los padres, como ocurre con todas la tecnologías, primero hay un rechazo, luego una asignación y por último una aceptación”.

Rico, que da clase de alemán e inglés y es responsable de nuevas tecnologías en su centro, quiso hacer una reflexión sobre el papel YouTube en el aula, pero se encontró con que apenas había bibliografía. Por eso decidió hacer una inmersión a fondo y convertirse en youtuber con su canal Todo Educación. “Si usas esta herramienta como docente, te tienes que documentar bien. No somos profesores que solo damos materia, también tenemos que educar en las nuevas tecnologías. Parece que no va con nosotros, pero es nuestro alumnado el que está consumiendo este tipo de contenidos”, recuerda.

Para ello, Rico se empapó de referentes educativos, como el profesor youtuberDavid Calle, nominado en 2017 al premio Global Teacher Prize. Pero también de referentes del universo YouTube, como El Rubius. Con bastantes más horas de vuelo, ¿hay algo que los docentes puedan aprender de los youtubers? “Nosotros hemos encontrado fórmulas para que la gente vea por propia voluntad contenido que en principio podría parecer muy técnico. Los vídeos pueden servir para introducir temas y la clave está en que damos un contexto de lo que explicamos. Pero la figura del profesor es algo inquebrantable, no hay tecnología que pueda sustituirlo”, señala José Luis Crespo, responsable de Quantum Fracture, el primer canal de divulgación científica que ha conseguido superar en España el millón de suscriptores.

Y si la ciencia reina, las letras y la literatura llevan un tiempo sumando lectores a través de YouTube gracias a la divulgación que realizan los booktubers. “Muchas veces se ha visto a la comunidad de YouTube como la alternativa al típico profesor malo que no sabe explicar. Pero en general no es así”, asegura Andrea Izquierdo, del canal Andreo Rowling, con 163.000 suscriptores. “Es un complemento muy interesante porque para el alumno el profesor es referente, pero también quiere seguir aprendiendo cuando llega a casa”.

Tras un año delante de la cámara, Antonio Pérez ha completado el temario de Física y Química de Bachillerato y ahora tiene la mirada puesta en el de la universidad. Mark Polko está pensando en empezar a grabar contenido propio, en lugar de utilizar solo el de otros profesores. Miguel Pérez Luque, que hasta ahora explicaba Matemáticas sobre la imagen de una pizarra y con su voz en off, ha hecho caso a sus alumnos y ya sale en sus vídeos. Y Andrés Rico ha publicado sus reflexiones sobre YouTube como herramienta educativa en un libro, Un youtuber en educación. “Es una realidad que está ahí”, afirma. “Hay que investigar y experimentar. Estamos muy huérfanos de bibliografía sobre la competencia digital. Siempre se habla de los peligros y de lo que me puede perjudicar en mi práctica educativa, pero no de las virtudes y de en qué me puede favorecer”.

Fuente de la reseña: https://elpais.com/economia/2019/06/25/actualidad/1561472388_359020.html?fbclid=IwAR3d3aSop9YW8P8VA6WqX282HPGqfoE3ipCcllXvXgJGeCI5jnaQk_jid0o#?ref=rss&format=simple&link=guid

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Un oasis contra la transfobia

Por: Pablo L. Orosa.

Una veintena de escuelas de Ciudad del Cabo apoyan la educación inclusiva en un país en el que más del 50% de estudiantes son discriminados por su identidad de género. Visitamos una de ellas, modélica, de la mano de una de sus alumnas

Antes incluso de tener que enfrentarse a la necesidad diaria de identificarse a través del género, Alex ya era consciente de que no sería lo que por su cuerpo decían que tenía ser. “Con apenas 4 años ya empezó a expresar que quería ser una niña”, cuentan sus padres. Aunque nunca vacilaron a la hora de apoyar a su hija, el primer psicólogo al que acudieron les recriminó su postura. “Nos insistió en que la estábamos malcriando y nos advirtió de que no podíamos permitir que nos manejara”, continúa Marie, tan alta y de tez tan clara coma sus dos pequeñas. Todavía hoy es ese uno de los peores días de su vida. La receta propuesta contra la sexualidad de Alex pasaba por reforzar su conducta masculina: había que cortarle el pelo, vestirla con pantalones de chico y llevarla a un centro escolar cuya solución inclusiva pasaba por hacer que se cambiase en un cuarto de baño solo para ella.

Subrayar la diferencia en lugar de normalizarla.

Durante su particular guerra de los pantalones, Alex encontró la fórmula de vencer la censura. Se ponía las camisetas y chaquetas que le mandaban, pero en talla grande, como si fuesen vestidos. Hasta que aquel silencio administrativo acabó por desbordarse a sí mismo: no tenía sentido seguir forzándola a ser lo que no quería ser.

Solo que ya no se trataba exclusivamente de ella, sino que al encontrarse en edad escolar había que lidiar con compañeros, padres, profesores y burocracia administrativa. En una urbe marcada por la desigualdad social como Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde los cielos de hojalata de Khayelitsha comparten lienzo con las cometas de colores de Bloubergstrand, no resultó sencillo encontrar una escuela primaria para una niña como Alex. Hasta que dieron con un centro en el que aprender a convivir es tan importante como saber sumar o leer.

Un ajedrez gigante y pausas para salir a correr

Es la hora del recreo para los más pequeños y el patio está abarrotado. Los hay que quieren seguir con los cuentos, otros que prefieren corretear a su antojo y otros que piden que los lleven con los animales de la granja.

Martin apenas es capaz de articular una palabra. Pero sonríe. Y Sasha, la joven recién licenciada que se encarga de supervisar sus avances, ríe todavía más. Ellia, la profesora titular de la clase, ríe con ellos. “Es gratificante ver lo que va logrando”, señala Sasha. “Al principio era incapaz de comunicarse. Hace unos meses, Ellia y yo nos miramos y no nos lo podíamos creer: Martin estaba hablando”. El pequeño, que sufre dificultades de desarrollo, no recibió la atención especializada que requiere hasta que llegó aquí: hasta los dos años lo tenían en un sofá sin que nadie hablase con él.

El ajedrez gigante ubicado en el patio con el que los niños juegan.
El ajedrez gigante ubicado en el patio con el que los niños juegan. PABLO L. OROSA

En la escuela primaria de North Pinelands, la roja, como la conocen todos en el barrio, una zona de clase media cercana al hospital Vincent Pallotti donde los jubilados pasan la tarde jugando al tenis, Martin no es alguien especial. “Buscamos crear una educación real para que los chicos se preparen para la vida tal y como es, diversa”, subraya Ann Morton, directora del centro.

Su colegio propone un enfoque educativo alternativo, en formas y en fondo. Aquí los alumnos, algunos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tienen esterillas para estirarse y permisos controlados para salir al patio cuando están agobiados. Aquí los maestros no permanecen sentados tras un escritorio, sino que disponen de un atril desde el que dirigirse a la clase. Porque en realidad el objetivo es que los alumnos sean sus propios profesores: que busquen respuestas a las preguntas que ellos mismos se van formulando. Hoy, los de último curso no dejan de darle vueltas a los planetas solares.

Aquí los maestros no permanecen sentados tras un escritorio, sino que disponen de un atril desde el que dirigirse a la clase. Porque en realidad el objetivo es que los alumnos sean sus propios profesores

El éxito de North Pinelands radica en su capacidad de ser real: no se trata solo de que los niños participen de la vida en la comunidad con excursiones a empresas y museos, sino que sea esta la que participe del día a día del colegio. “La escuela está abierta a cualquiera que quiera ayudar”, insiste Morton. Hay un bedel que toca la guitarra, varios asistentes que ayudan a quien quiere chapurrear español y personas con diversidad funcional encargadas de tareas de mantenimiento. Con un total de 450 estudiantes de primero a séptimo curso, la escuela cuenta con un equipo de apoyo con terapeutas ocupacionales y un logopeda, además de profesores especializados en música, arte y lengua xhosa y otra docena más de asistentes. A ellos hay que sumar otros profesionales, cuyo coste es sufragado por los padres, que se encargan de asistir a los alumnos con necesidades específicas durante las clases. Es lo que Sasha hace con Martin. En total, hay hasta 90 personas con labores docentes trabajando en una escuela en la que 46 alumnos requieren una asistencia adicional.

“Hay un enfoque médico de la diversidad, todavía presente en muchos centros educativos, en el que estos alumnos son separados. Para los profesores esta forma de trabajar es más sencilla porque crea grupos homogéneos, pero no es enriquecedor. Lo que nosotros pretendemos es que los niños crezcan aprendiendo unos sobre otros. Lo que va a detener la III Guerra Mundial no son los sobresalientes en matemáticas sino las habilidades para crear comunidad”, insiste Morton. Es por esto que la escuela de North Pinelands no es una escuela ordinaria ni tampoco una escuela para personas con necesidades especiales. Es simplemente una escuela inclusiva.

Educación transgénero, el penúltimo reto

Antes de las vacaciones de 2016, Alex anunció a sus compañeros que a la vuelta del verano ya sería oficialmente un niña. Y no hubo ningún trauma. Sus compañeros lo asumieron con naturalidad y ni uno solo de ellos se volvió a referir a ella como él. “Todo el proceso resulta más complicado para los adultos que para los propios niños, ellos lo aceptan con facilidad”, explica Ronald Addinall, psicólogo especializado de la Universidad de Ciudad del Cabo.

La escuela, que ya había conseguido con éxito la integración de personas con discapacidades físicas e intelectuales y de niños procedentes de entornos religiosos y socio-económicos diversos, llevaba meses trabajando en el que se ha convertido en el último penúltimo reto de la educación inclusiva: la de los menores transgénero. “Lo que hicimos fue pensar al revés: no en como integrarlos, sino en como podíamos adaptarnos los demás a ellos”, subraya Ann Morton. Se instauraron el uniforme unisex y los baños y los equipos deportivos mixtos. Pero sobre todo, la escuela realizó un importante esfuerzo de concienciación y formación dirigido a toda la comunidad educativa: se realizaron charlas con todo el personal, docente y no docente, y después fue comunicado a las familias. “Hubo dos que decidieron quitar a los niños de nuestra escuela. Con el resto no ha habido nunca —y ya han tenido más casos de transiciones de menores transgénero— ningún problema”, recalca la directora.

Después del hogar, “el colegio es el lugar donde los niños pasan más tiempo y donde socializan, por eso es importante que se sientan seguros y valorados. Resulta fundamental que el entorno escolar sea el adecuado y no se convierta en un lugar de miedo que dispare los problemas”, comenta Addinall, quien ha asesorado a más de 400 chicos en su transición de género y ahora colabora con una veintena de escuelas que avaladas por el Departamento de Educación del Western Cape Education Department apuestan por estos programas de educación inclusiva.

Según un estudio realizado en 2016 por Out LGBT, el 56% de las personas transgénero en Sudáfrica sufrieron algún tipo de discriminación durante su escolarización. Aunque el país es uno de los más avanzados del mundo en el la protección de los derechos de la comunidad LGTBI y fue el primero del continente en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, insultos, agresiones, violaciones y persecuciones forman todavía parte del día a día de quien tiene una orientación sexual diferente a la bendecida por la Iglesia. Lo más preocupante, subraya el informe, es que el 76% de las personas transgénero no denuncia los ataques sufridos.

Lo que va a detener la III guerra Mundial no son los sobresalientes en matemáticas sino las habilidades para crear comunidad

“Gran parte de estos problemas se podrían solucionar creando mecanismos que juzgasen las responsabilidades de universidades y entornos laborales que incumplen la legislación que protege al colectivo trans”, apunta Sandile Ndelu, una de las integrantes del grupo Transgenderforum, que promueve la transformación de la universidad sudafricana. Aunque se alinearon inicialmente con el movimiento #RhodesMustFall (RMF), que exige la descolonización de los programas educativos, el movimiento Transgenderforum ha acabado por desmarcarse al entender que esta lucha estudiantil no incorpora más que de forma retórica sus reivindicaciones y deja a un lado la incorporación de la perspectiva de las identidades de género a los currículos lectivos o en el propio trato al alumnado.

Se centran en cuestiones simbólicas, como la instalación de baños mixtos, que “no hacen más que aumentar las diferencias sociales y de raza que existen entre los estudiantes transgénero”, subraya Ndelu. Mientras universidades vinculadas a la élite económica, como Witwatersrand o Stellenbosch, han podido realizar estas reformas, otros centros de mayoría afrodescediente como Fore Hare, UniZulu o WSU carecen de recursos para llevarlas a cabo.

Un proceso reversible hasta la adolescencia

Demostrada la eficacia de los modelos inclusivos, el reto ahora es hacerlos accesibles a todos. “Escuelas como Pinelands pueden ser un modelo, pero todos los centros pueden hacer pequeños cambios para lograr ser inclusivos con los menores transgénero”, apunta Addinall. Lo primordial es trabajar desde la base, tanto con los colegios como con las familias. “No cualquier niño por ponerse los tacones de su madre o vestirse de hombre quiere decir que esté en desacuerdo con su cuerpo. Todos pasan por una fase de experimentación de su identidad sexual”. Cuando este rechazo es consistente, prosigue el psicólogo, es cuando conviene apoyar la transición social: y cuanto antes mejor. “A medida que se acercan a la pubertad aparecen los cambios físicos que son los que suelen desencadenar los problemas y depresiones”.

Aunque a Alex todavía le quedan unos cuantos años para que comiencen los cambios hormonales, su madre no puede dejar de preocuparse. Llegarán los novios, la universidad, el trabajo…la vida lejos del programa de talento de su escuela y de unos compañeros que han crecido entendiéndola. En el resto del mundo todavía hay demasiada gente que no ha empezado a hacerlo. “Lo que va a venir”, asegura Marie, “es lo más duro”.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/07/10/planeta_futuro/1562754585_137545.html

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