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Macron anuncia el cierre de la prestigiosa escuela de formación de la élite política francesa

  • La ENA será reemplazada por una nueva institución más accesible para los estudiantes de orígenes modestos

  • La iniciativa se inscribe en el plan del presidente francés para reformar la administración pública e implantar la igualdad de oportunidades

Ha sido uno de sus más prestigiosos alumnos, Emmanuel Macron, el encargado de dar la estocada final a la Escuela Nacional de Administración (ENA). El presidente francés ha anunciado este jueves el cierre de la “fábrica de las élites” y su reemplazo por una nueva institución destinada a formar al alto funcionario. Creada al término de la Segunda Guerra Mundial, la prestigiosa institución contribuyó a reconstruir la administración pública en una época turbulenta. 75 años después, la ENA cierra sus puertas acusada de privilegiar y reproducir una élite política, económica y social.

La idea de suprimir la histórica institución surgió en 2019, tras las protestas protagonizada por los ‘chalecos amarillos‘. “¡Hartos de la ENA!”, “¡Cierren la ENA!”, eran, por aquel entonces, algunas de las consignas lanzadas contra un sistema que beneficiaba a una minoría privilegiada en detrimento de una mayoría desfavorecida. En este contexto, el jefe de Estado prometió el cierre de la prestigiosa institución, una medida incluida en un amplio plan de reformas del alto funcionario destinado a favorecer la creación de un Estado más abierto, más diverso y más conectado con la realidad de los franceses.

“La nación se desmorona si no hay igualdad de oportunidades”, explicó Emmanuel Macron, el pasado 11 de febrero, anunciando en aquella ocasión que la histórica escuela no sería suprimida sino reformada para permitir a los estudiantes de origen modesto acceder a sus aulas. “Ningún joven en nuestra República debería decirse: esto no es para mí”, insistió. Como reza el refrán, “donde dije digo, digo Diego”: dos meses después el jefe de Estado ha decretado el cierre, puro y simple, de uno de los símbolos educativos del país.

Según ‘Europe 1’, la ENA “desaparecerá para dar paso a una nueva institución […] que operará en el ámbito de la formación inicial [absorbiendo la ENA] y la formación continua, con una nueva gobernanza”. La nueva institución contará con un concurso específico reservado a los candidatos más desfavorecidos. “Una vez integrados, los alumnos seguirán un tronco común que les permitirá adquirir nociones y valores comunes a los alumnos [fruto] de las grandes escuelas de funcionarios, aquellas que forman a magistrados, comisarios o directores de hospitales”, explica el diario ‘Le Monde‘.

Un sistema ineficaz

“[La supresión de la ENA] es uno de mis caballos de batalla desde hace mucho tiempo”, ha explicado François Bayrou, presidente de la formación MoDem y alto comisario del Plan, encargado de coordinar los proyectos de planificación y reflexión impulsados por el Estado. Esta cuestión es “un tema de preocupación para el presidente de la República desde su campaña electoral”, ha asegurado en la antena de ‘France Info’. La decisión de clausurar la cuna de las élites se basa en “dos razones profundas”: “la ruptura entre la base [de la sociedad] y los que están arriba” y “un sistema ineficaz de bloqueo perpetuo que hace que nunca podamos cambiar nada […] la inmovilidad es más fuerte que toda la energía desplegada”.

Acusado de gobernar por y para la élite francesa, Macron juega una baza ganadora: la defensa de la igualdad de oportunidades. Una iniciativa que parece concretizarse en la recta final de su mandato, quizás demasiado tarde a los ojos de la Francia más desfavorecida.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20210408/macron-anuncia-cierre-principal-escuela-11643105
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France: Communiqué – 7 avril : journée mondiale du travail invisible

Europe/France/09-04-2021/Auteur et Source: www.ferc-cgt.org

Chaque mois, la Fédération de l’Éducation, la Recherche et la Culture CGT s’associe à une journée internationale pour alerter sur les conditions de travail et de rémunération des femmes, mais aussi sur les questions d’éducation, de recherche, et de culture qui construisent les changements de société nécessaires à une véritable et réelle égalité entre les femmes et les hommes au travail.

Depuis 2001 au Canada, l’AFEAS (Association féminine d’éducation et d’action sociale) oeuvre pour que le 1er mardi du mois d’avril soit une journée de réflexion et de revendication sur le travail invisible.

Cette Journée mondiale du travail invisible est l’occasion de dénoncer une inégalité persistante et quotidienne entre les femmes et les hommes dans notre société.
« Travail domestique » : ce terme a été créé dans les années 70 en France, par les féministes matérialistes, afin de mettre en lumière l’ensemble des tâches réalisées gratuitement par les femmes en raison de leur rôle dans la société, la famille, le couple. Ces féministes ont été les premières à soulever la profonde inégalité de la répartition des tâches ménagères entre les femmes et les hommes dans le quotidien de nos sociétés patriarcales.

Cinquante ans plus tard : le poids du « Travail domestique » varie. Si on appartient à une classe « aisée », on peut « sous-traiter » certaines tâches contre rémunération. Les travaux essentiels sont cependant toujours si peu valorisés et majoritairement pris en charge par des femmes.

Le « travail invisible » quant à lui est à visage multiple. Aujourd’hui encore, le travail non reconnu et non rémunéré se glisse partout.

Au travail, on le voit dans toutes sortes de tâches réalisées gratuitement par les femmes : en pause, qui le plus souvent prépare le café et lave ensuite les tasses ? Qui a pensé à faire livrer des pizzas quand une réunion s’éternise ? etc.
Dans la société, et alors qu’elles occupent des emplois moins bien rémunérés, les femmes sont souvent, à titre gratuit, les personnes aidantes auprès d’un parent vieillissant ou d’un proche malade.

Dans une même journée, les femmes peuvent ainsi cumuler travail salarié, travail domestique et soin à la personne.

Dans un ouvrage intitulé Travail invisible. Portrait d’une lutte féministe inachevée, dirigé par Camille Robert et Louise Toupin (Editions du remue-ménage), les auteures estiment que les ménagères ont été les grandes oubliées du mouvement féministe. Pour Camille Robert, alors que « toutes les femmes sont des ménagères, il n’y a pas eu de victoire significative du mouvement féministe sur le front du travail invisible par rapport aux autres dossiers féministes ». Une étude de l’INSEE réalisée en 2015 montre que le travail domestique gratuit représente deux tiers du temps de travail des femmes. Chez les hommes, c’est seulement un tiers, pour deux tiers de travail rémunéré, reconnu et valorisé. Et il apparaît également dans cette étude que les tâches les plus répétitives, ingrates et peu créatives des tâches ménagères incombent surtout aux femmes.

Il n’y aura pas d’égalité femmes/hommes sans conquêtes politiques et sociales telles que la création d’un véritable congé parental égal pour les deux parents, l’égalité salariale entre les femmes et les hommes, la valorisation des métiers dits « féminins ».

La FERC- CGT rappelle

  • qu’elle combat le système patriarcal, fondé sur une domination des hommes sur les femmes et toute forme de discrimination.
  • Qu’elle lutte pour l’égalité filles-garçons et dénonce les stéréotypes de genre.
  • Qu’elle défend l’accès des femmes aux postes de responsabilités dans tous les métiers et à tous les niveaux.
  • Qu’elle revendique l’égalité salariale et professionnelle.

Télécharger (PDF): travail-invisible-_com-presse_vf

Source et Image: https://www.ferc-cgt.org/communique-7-avril-journee-mondiale-du-travail-invisible

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Profesores franceses denuncian al ministro de Educación por no protegerles contra la covid

Macron se reúne con el Consejo de Defensa y esta misma tarde podría anunciar nuevas medidas urgentes para frenar la pandemia ante el radical deterioro sanitario del país

Profesores franceses han presentado una denuncia en los tribunales contra el ministro de Educación nacional, Jean-Michel Blanquer, por «poner en peligro vidas ajenas» al considerar que el ministerio «no protege al personal que está en contacto con los niños» en plena pandemia de la covid-19.

La denuncia fue presentada el lunes ante la comisión de peticiones del Tribunal de Justicia de la República (CJR, en sus siglas en francés) por miembros del colectivo «»Stylos rouges« (bolígrafos rojos), que agrupa a profesores y personal de la Educación nacional. La comisión de peticiones deberá ahora decidir si acepta o no a trámite la denuncia.

Este tribunal es el único competente para juzgar a los miembros del gobierno (primer ministro, ministros y secretarios de estado) por actos cometidos en el ejercicio de sus funciones, pero no al presidente, que tiene inmunidad durante la duración de su mandato.

«Estamos ante un ministro que está en la negación total de la realidad», consideró Nicolas Glière, portavoz de los «Stylos rouges. Glière cree que hay que cerrar los colegios e institutos, ya que «los niños difunden el virus» y los centros son «focos» de contagio. En cambio, la Sociedad Francesa de Pediatría y la Federación de Padres de Alumnos PEEP piden que se mantengan abiertos.

A diferencia del personal médico, los profesores franceses no han sido todavía vacunados como colectivo contra el coronavirus. Francia ha establecido un orden de vacunación por edad. Actualmente se pueden vacunar los mayores de 70 años y los mayores de 50 que tengan alguna comorbilidad.

El presidente Emmanuel Macron está reunido esta mañana con su Consejo de Defensa del coronavirus para analizar si es necesario imponer más restricciones a la población y si hay que cerrar o no los colegios para frenar los contagios, ante el deterioro de la situación sanitaria en el país. El Elíseo ya ha informado que el jefe del Gobierno ofrecerá esta tarde, a las 18.00 horas, una rueda de prensa, lo que algunos medios interpretan con pesimismo, ya que Macron habitualmente solo comparece ante los medios en la crisis sanitaria cuando debe hacer un anunció de mucho peso o enviar un mensaje de alerta a la población de gran envergadura. En el resto de casos, es el primer ministro, Jean Castex, o el titular de Sanidad quienes suelen comparecer.

París ya ha reforzado esta semana el protocolo sanitario en los colegios e institutos. La confirmación de un solo caso de la covid-19 en una clase, conlleva a su cierre temporal en los 19 departamentos en los que se aplican «medidas de frenado reforzado». Antes, se necesitaban tres casos positivos para cerrar una clase. La mascarilla es obligatoria a partir de los seis años y se realizan test de saliva en los centros.

Se teme que el nuevo protocolo haga aumentar considerablemente el número de clases y establecimientos cerrados temporalmente por casos de la covid-19. La semana pasada el 0,24% de los centros escolares en Francia estaban cerrados por coronavirus y el 0,5 % de las aulas. Hasta ahora, el Gobierno ha defendido que el cese de la actividad escolar y educativa en general sólo sería el último recurs. Por eso, los medios aventuran que si Macron anunciase esta tarde el cierre de escuelas e institutos sería una señal de que la pandemia ha alcanzado cotas de extrema gravedad.

Fuente: https://www.elcorreo.com/internacional/union-europea/profesores-franceses-denuncian-20210331125809-ntrc.html

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Francia: ¿Son las mujeres las grandes perdedoras de la pandemia?

Sabine Germain

No es necesario prolongar el suspenso. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres por los efectos de la pandemia. De forma inequívoca y en todos los frentes: empleo, carga de trabajo y mental, ingresos… En junio de 2020, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio la voz de alarma al constatar que «la crisis de Covid-19 afecta de forma desproporcionada a las trabajadoras». Y en más de un sentido.

Las mujeres están «sobrerrepresentadas» en todos los frentes de la crisis sanitaria. En primera línea, ya que las profesiones sanitarias están feminizadas en más de un 70%, llegando hasta el 90% entre las enfermeras y auxiliares de enfermería. Pero también en la segunda línea: en el momento álgido del encierro, las profesiones de la distribución (el 82% de los empleados son mujeres), la ayuda a domicilio (el 98% de las mujeres) o la limpieza (el 67%) proporcionaban «continuidad económica y territorial» asumiendo todos los riesgos, mientras que los equipos de protección seguían siendo difíciles de encontrar.

Las mujeres también cayeron masivamente en el paro parcial, que les permitió mantener su empleo cuando las actividades estaban paralizadas, pero que les hizo perder el 16% de su remuneración neta, excepto a las que reciben un salario mínimo. Los sectores de actividad más afectados por la crisis, es decir, los que se han beneficiado de una mayor asignación parcial de actividad desde el 1 de junio de 2020, son el turismo, la hostelería, el deporte, la cultura, el transporte de pasajeros y los eventos.

También en este caso se trata de actividades muy feminizadas: en el turismo o la hostelería, por ejemplo, más del 80% de los empleados son mujeres. Para el conjunto del año, aún no se conoce la distribución de mujeres-hombres entre los beneficiarios de la actividad parcial. Pero la OIT está convencida de lo siguiente: «Los empleos de las mujeres corren mucho más peligro que los de los hombres, sobre todo a causa de la crisis del sector de los servicios». A diferencia de la crisis de 2008, que afectó más a la industria.

Las mujeres que pueden teletrabajar no se libran. Según un estudio realizado por Ipsos y el Boston Consulting Group, el 34% de las mujeres encuestadas dijo estar «al borde del colapso» (frente al 28% de los hombres). Porque la frontera entre el trabajo y la vida personal se está erosionando, porque las mujeres tienen 1,3 veces menos probabilidades que los hombres de tener un espacio de trabajo aislado, porque son 1,5 veces más interrumpidas por los hijos o las tareas domésticas..

Por ello, no es de extrañar que la carga mental de las mujeres aumentara durante el aislamiento físico de la pandemia. Según la encuesta EpiCov realizada por el Inserm (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale) y la DREES (Direction de la Recherche, des Études, de l’Évaluation et des Statistiques) entre el 2 de mayo y el 2 de junio de 2020, las mujeres de entre 20 y 60 años que declaran dedicar al menos cuatro horas al día a las tareas domésticas habituales son el doble que los hombres (19% frente al 9%). Además, el 58% de las madres de niños pequeños pasan más de cuatro horas al día cuidando de ellos, frente al 43% de los padres. Por último, los hombres son 2,3 veces más propensos que las mujeres a dedicar menos de una hora al día a las actividades domésticas (40% frente al 17%).

Índice distorsionado

En este contexto, el Ministerio de Trabajo (Francia) publicó el 8 de marzo su índice 2021 de igualdad profesional entre mujeres y hombres. Hay que tener en cuenta que las empresas de más de 50 trabajadores están obligadas a medir cada año cinco indicadores: la brecha salarial entre hombres y mujeres (40% de la puntuación), la diferencia de aumentos anuales (20%), la diferencia de ascensos (15%), los aumentos al regreso de la baja por maternidad (15%) y la presencia de mujeres entre los salarios más altos de la empresa (10%).

Este año, el ministerio se ha alegrado de que el índice de respuesta haya aumentado considerablemente (ha pasado del 59% en 2020 al 70% en 2021) y de que la puntuación media haya progresado ligeramente hasta alcanzar los 85 puntos sobre 100 (+ 1 punto en comparación con 2020). Sin embargo, los interlocutores sociales consideran que estos resultados están sesgados por la crisis. El rango de empleados que se tiene en cuenta en estos cálculos excluye a los que trabajan a tiempo parcial, es decir, alrededor del 10 % de la plantilla de las empresas con más de 50 empleados.

Por lo tanto, este índice de igualdad ocupacional debe analizarse con cautela, incluso si se espera que la crisis de Covid se traduzca en un descenso histórico de la igualdad ocupacional. Rachel Silvera, investigadora asociada de la Universidad París-Nanterre, lamenta que se sacrifiquen «los peores trabajos». Con la modesta subida del salario mínimo (+ 0,9% el 1 de enero de 2021), en particular, «el 13% de las mujeres cobra el salario mínimo, frente al 5,5% de los hombres», señala este economista especializado en igualdad profesional. Además, «el 43% de los trabajadores que perciben un salario mínimo trabajan a tiempo parcial, mientras que esta forma de contratación alcanza al 17,5% de todos los asalariados».

Por lo tanto, podemos concluir con la OIT que «existe el riesgo de perder algunos logros de las últimas décadas y de empeorar las desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado laboral». Esta es una de las especificidades de esta crisis: «A lo largo del siglo XX, a pesar de sus efectos devastadores, las guerras y las recesiones han hecho avanzar la igualdad de género en los países de renta alta», señala la economista Cecilia Garcià-Peñalosa en una columna publicada por Le Monde el 8 de marzo. Por ello, cree que «la reinserción de las mujeres en el mercado laboral debe ser un aspecto fundamental del plan de recuperación».

Fuente: https://rebelion.org/son-las-mujeres-las-grandes-perdedoras-de-la-pandemia/

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Entrevista a Ludivine Bantigny: “La Comuna nos interpela sobre el significado de una verdadera democracia”

Por: Enric Bonet 

Ludivine Bantigny (Lille, 1975) es una historiadora experta en movimientos sociales y revolucionarios. Cuando se conmemoró el 50 aniversario del Mayo del 68, publicó 1968. De grands soirs en petits matins, uno de los libros más destacados entonces sobre la última gran revuelta en Europa occidental. Tres años después, la rica tradición revolucionaria francesa vuelve a estar de celebración. El 18 de marzo se cumplen 150 años del inicio de la Comuna de París de 1871.

“La memoria de la Comuna sigue presente porque nos interpela sobre el significado de una verdadera democracia”, asegura Bantigny en una extensa entrevista telefónica. Integrante de la revista Contretemps, fundada por el filósofo trotskista Daniel Bensaïd, esta profesora de la Universidad Rouen Normandie ha aprovechado el aniversario de esta insurrección para adentrarse en la última revolución francesa del siglo XIX con el libro La Commune au présent. Une correspondance par-delà le temps. En este trabajo original establece una relación epistolar con una sesentena de communards. Y así muestra el mosaico de actores que participaron en una revolución breve, solo 72 días, pero que dejó una profunda huella en la historia.

¿Por qué decidió escribir un libro en el que dirige cartas a los protagonistas de la Comuna como si siguieran vivos?

Porque quise tomarme al pie de la letra la fórmula del poeta, cantante y communard Eugène Pottier, quien decía que “la Comuna no está muerta”. Esta fue una idea omnipresente entre los supervivientes de la revolución de 1871. El hecho de escribir cartas también me permitió estar lo más cerca posible de los hombres y mujeres que participaron en la Comuna y darles más vida que en un libro de historia clásico con un relato lineal. Además, me sirvió para establecer vínculos entre los ecos del pasado y el presente, entre aquellas cosas que nos preocupan actualmente y que ya eran debatidas en la Comuna.

¿Cómo resuena en el presente el legado de la Revolución de 1871?

En movimientos sociales recientes en Francia observamos muchas referencias a la Comuna. Por ejemplo, en las protestas de los ‘chalecos amarillos’ había pancartas de “Viva la Comuna” y “Viva Louise Michel (una de las figuras revolucionarias)”. En la Nuit Debout, la Plaza de la República de París fue bautizada como “Plaza de la Comuna”. La herencia de 1871 está muy viva en las Zonas a Defender (ZAD) [comunidades anarquistas gestionadas por asambleas]. También resurge ahora con el interés por lo común. A nivel internacional, la revuelta zapatista de Chiapas o en Rojava en el Kurdistán sirio han tomado como referencia la Comuna parisina. La memoria de la Comuna sigue presente porque nos interpela sobre el significado de una verdadera democracia.

Uno de los aspectos interesantes de la Comuna es su apuesta por llevar la democracia más allá de los límites de su modelo liberal. No solo se eligió un consejo municipal de París con sufragio universal (masculino), sino que sus representantes podían ser revocados por el pueblo.

Sí, sin duda. Esta promovió una forma de democracia directa, construida desde la base y en la que se daba una gran importancia a las asambleas y clubs populares. Se elegían a representantes para las asambleas de los distritos y barrios. Los cargos del consejo municipal de París, bautizado como Comuna, eran considerados como mandatarios del pueblo, ya que tenían un cargo revocable. El pueblo controlaba diariamente cómo funcionaba la democracia.

Además, la Comuna fue una de las cámaras de representantes con una mayor presencia de obreros en la historia.

Fue una revolución popular, en la que el mundo obrero ejerció como actor principal. Aquellos que ocuparon el Hôtel de Ville de París el 18 de marzo de 1871 eran personas con vidas ordinarias. Obreros, empleados y artesanos lideraron la insurrección, aunque también hubo comerciantes y periodistas. Mientras que en el gobierno creado tras la Revolución de 1848 solo hubo un obrero, las clases populares y trabajadoras eran mayoritarias entre los 70 miembros de la Comuna. Supuso una gran novedad respecto a las revoluciones de 1789 y 1848 en las que la burguesía cultivada estaba al frente de las instancias de poder. Todo esto fue un reflejo del París de la época, una ciudad muy obrera, nada que ver con las clases sociales que predominan actualmente en la capital francesa.

¿Qué medidas sociales destacaría de la Comuna? ¿Algunas de ellas conservan cierta vigencia?

La Comuna promovió una forma de democracia directa, construida desde la base y en la que se daba una gran importancia a las asambleas y clubs populares

Un aspecto importante fue una reorganización del trabajo que cuestionaba la propiedad de los medios de producción. Los miembros de la Comuna debatieron sobre la sociabilización de los medios de producción; por ejemplo, al decidir requisar los talleres abandonados y las viviendas vacías para alojar a las muchísimas personas sintecho que malvivían en el París de la época. Esta idea de poner en común los bienes fue planteada como una alternativa a la lógica del lucro, la competitividad y el funcionamiento del capital. La noción de lo común estaba muy presente en la Comuna y tiene una gran resonancia con problemas y debates actuales.

Pero muchos historiadores destacan que este cuestionamiento de la propiedad privada resultó más bien tímido. 

Sí, es cierto. Pero no podemos olvidar que la Comuna dispuso de muy poco tiempo para impulsar su proyecto. Solo duró 72 días. Los miembros de la Comuna solían hacerse preguntas sobre lo que era democrático y no lo era. Por este motivo, decidieron no hacerse con el control de las arcas del Banco de Francia, ya que llegaron a la conclusión de que al tratarse de la Comuna de París no disponía de la legitimidad para hacerse con las reservas de divisas de todo el país.

¿Qué puntos en común hay entre la insurrección de 1871 y las otras revoluciones francesas del largo siglo XIX (1789-1914), según la terminología del historiador británico Eric Hobsbawm?

Los vínculos son evidentes, ya que los miembros de la Comuna se referían constantemente a la Revolución Francesa (1789-1794). En 1871, hubo discrepancias entre aquellos que apostaban por imitar la Revolución Francesa, mientras que otros decían que la respetaban, pero que no debían copiarla. Sin embargo, el nombre de Comuna es una referencia a la primera Comuna de París de 1792 –la asamblea municipal y popular que en verano de ese año impulsó la revolución que derrocó a Luis XVI–. Y se consideraban como los descendientes de los sans-culottes.

La Revolución de 1848 también estaba muy presente en su memoria, ya que algunos de los actores de la Comuna habían vivido esa insurrección popular, que se había producido solo 23 años antes. Muchos de ellos la recordaban como una Revolución popular y de fraternización con el ejército, pero al mismo tiempo la consideraban un acontecimiento triste por la República burguesa implantada tras esa insurrección. Ese episodio les recordaba que el hecho de impulsar una República no era suficiente para que pudiera considerarse una verdadera república social.

La Revolución de 1871 fue bastante corta y en su época no tuvo un impacto tan inmediato como las revoluciones de 1789-94 y la de 1848. A pesar de ello, su referencia está muy presente en los movimientos de izquierdas actuales. ¿Cómo lo explica?

Porque se trató de una revolución pura. Los miembros de la Comuna dijeron que no se debía reproducir el Terror revolucionario. Por ese motivo, se quemó una guillotina en abril de 1871. Además, el final de la Comuna se produjo tras sufrir una represión brutal –en la que murieron entre 5.000 y 20.000 personas–. Este recuerdo trágico quedó marcado en los supervivientes. Una gran figura revolucionaria como Louise Michel, que sobrevivió y años después impulsó el movimiento anarquista en Francia, contribuyó a mantener viva esta memoria.

Mientras que en el gobierno creado tras la Revolución de 1848 solo hubo un obrero, las clases populares y trabajadoras eran mayoritarias entre los 70 miembros de la Comuna

Además de los anarquistas, era recordada por los socialistas y comunistas. El hecho de generar consenso entre las distintas corrientes de la izquierda favoreció que su memoria se mantuviera muy viva durante décadas. Las marchas hacia el Muro de los Federados y el cementerio parisino del Père Lachaise, donde fueron fusilados unos 147 miembros de la Comuna, se convirtieron en un acto ritual de la izquierda. En 1936, con el Frente Popular, allí se produjo una manifestación que reunió a unas 600.000 personas.

¿Qué presencia tuvo la Comuna en el imaginario de Mayo del 68?

Desde la primera noche de las barricadas en mayo de 1968, en los reportajes de televisión y radio solían repetirse frases del estilo: “Estamos bajo la Comuna de París”, “Se trata de la revancha de la Comuna”. Las paredes de la capital se llenaron de pintadas con eslóganes situacionistas con referencias a 1871. La construcción de las barricadas también resultó una herencia revolucionaria. Cuando las fuerzas del orden reprimieron las protestas, los estudiantes solían llamarlos “versalleses”. Era una referencia explícita a las autoridades francesas que se enfrentaron a la Comuna.

¿Hasta qué punto influyó la Revolución de 1871 en las distintas tradiciones de la izquierda (socialistas, comunistas o anarquistas) a nivel internacional?

Los elogios de Marx hacia la Comuna reforzaron su prestigio en el movimiento internacionalista. Aunque criticó algunos de sus aspectos, siempre defendió que el gran mérito era haber existido y que demostraba que un gobierno de los obreros era posible. Siguiendo las interpretaciones de Marx, Lenin tuvo constantemente presente esta revuelta. Cuando la Revolución de Octubre de 1917 superó los 72 días, bailó bajo la nieve mientras cantaba la Marsellesa. En las escuelas de la China popular se estudiaba esta revolución parisina. Y hace poco leí que en la Venezuela chavista hubo un movimiento comunalista de reapropiación de bienes que entroncaba con la Comuna.

¿Cuál fue la importancia del rol de las mujeres en la revolución de 1871?

Desde que empezó la insurrección el 18 de marzo, estuvieron muy presentes. En la colina de Montmartre fraternizaron con los soldados y contribuyeron a evitar que se hicieran con los cañones de la Guardia Nacional de París. Participaron en las manifestaciones, construyeron barricadas e intervinieron en los clubs de debate. También se organizaron en asociaciones femeninas como la Unión de Mujeres, en la que se reflexionaba sobre la explotación laboral. Algunas de ellas impulsaron iniciativas de educación laica y de pedagogía emancipadora. Aunque las mujeres ejercieron un verdadero rol político, en ningún momento pidieron que se les reconociera el derecho a voto. Entonces, les parecía inimaginable y comprendieron que podían tener una gran influencia sin ser reconocidas como ciudadanas con todos los derechos.

¿Cómo se abordó entonces la búsqueda de la igualdad entre mujeres y hombres?

La exigencia de igualdad entre hombres y mujeres estuvo presente en torno a las condiciones laborales y a la petición de igualdad salarial. Una de las conquistas de la Comuna fue que equiparó el salario de las maestras con el de los maestros. También combatieron la explotación laboral, pero lo hicieron más a partir de cooperativas que con la adopción de nuevas leyes.

En el caso de la Comuna, conocemos muy bien a revolucionarias como Louise Michel o Nathalie Le Mel. ¿Las mujeres tuvieron una mayor relevancia en 1871 que en revoluciones precedentes?

En realidad se trata de un papel mejor conocido, pero no más importante. No podemos olvidar que las  mujeres ya ejercieron un rol fundamental en 1789. Por ejemplo, en una de las grandes jornadas revolucionarias, el 5 y 6 de octubre, una marcha de mujeres se fue de París hasta Versalles para obligar a Luis XVI a que se instalara en la capital. De la misma forma que las mujeres de la Comuna eran llamadas de manera despectiva como las petroleuses –acusadas de cometer incendios con gasolina–, a las de la Revolución Francesa se las conocía como las tricoteuses, por las agujas que llevaban. Resulta interesante constatar que las mujeres de la Comuna solían recordar a las de 1789, mientras que en Mayo del 68 las manifestantes se referían a sus precursoras de la Comuna.

Fuente e imagen: https://ctxt.es/es/20210301/Politica/35389/Ludivine-Bantigny-entrevista-Comuna-Paris-revolucion-democracia-Enric-Bonet.htm

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Francia: Gloria imperecedera a la Comuna de París en su 150 aniversario

Gloria imperecedera a la Comuna de París en su 150 aniversario

Atilio A. Boron

El primer gobierno obrero de la historia: supresión del Ejército, sufragio universal, revocación de los mandatos, funcionariado remunerado con sueldos equivalentes a los de los obreros, separación Iglesia-Estado, educación laica, legislación laboral de avanzada, internacionalismo, fraternidad, solidaridad.

¡Durante 72 días el poder descansó en manos del pueblo! Fue demasiado para la burguesía francesa y para los invasores alemanes de Otto von Bismarck, que habían derrotado y humillado a las tropas del Segundo Imperio Francés, con Louis Bonaparte a la cabeza. La lucha de clases, la necesidad de borrar de la faz de la tierra el recuerdo heroico de la Comuna pudo más que las centenarias rivalidades nacionales entre franceses y alemanes y los hermanó para aplastar la insolente rebeldía de París. Ambos se acababan de enfrentar en la Guerra Franco-Prusiana pero unieron fuerzas para reprimir y escarmentar a las parisinas y los parisinos insurrectos. La inevitable derrota militar de la Comuna fue el preámbulo de una masacre de proporciones aterradoras: se desató una feroz cacería que culminó con 17.000 hombres y mujeres ejecutados, sin mediar proceso judicial alguno y enviando a la muerte a quien fuera, hombre, mujeres, adolescentes capturados como fieras salvajes en las calles de París; 40.000 prisioneros cayeron en manos del Ejército, muchos de los cuales luego serían fusilados y unos pocos deportados. Y así se restauró “el orden”, es decir, la dictadura burguesa bajo una farsa republicana.

Lección para jamás olvidar: la derecha será implacable contra cualquier gobierno que intente alterar el orden social existente y las relaciones de poder. Aunque lo intente gradual y moderadamente, jugando dentro de las propias instituciones de la “democracia capitalista.”. Eso fue así ayer, lo es hoy y lo será mañana: diría que es una ley histórica. No sólo en Francia, sino en cualquier lugar del mundo. Y especialmente en Latinoamérica, como es bien sabido (o debería ser bien sabido) en donde el carácter brutal y sanguinario de la derecha, potenciada por los nefastos influjos del imperialismo norteamericano se puso de manifiesto en todos nuestros países a lo largo de la historia. No hay uno sólo del que pueda decirse que estuvo a salvo de la barbarie represiva de la derecha.

Parafraseando la advertencia del Che sobre el imperialismo norteamericano: “¡a la derecha no se le puede creer ni un tantito así, nada!”

Fuente de la Información: https://rebelion.org/gloria-imperecedera-a-la-comuna-de-paris-en-su-150-aniversario/

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Expertos piden reevaluar la política de apertura de colegios en Francia

Hace un año, Francia tomó la medida extraordinaria de cerrar los colegios a nivel nacional. Algunos establecimientos permanecieron cerrados hasta finales de mayo, otros hasta junio. Pero a medida que la pandemia global fluctuaba, el país adoptó una posición distinta. Su Gobierno se enorgullecía de mantener los colegios abiertos, mientras las naciones vecinas cerraban los suyos. Sin embargo, los profesionales de la salud y la educación afirman que la actitud doctrinaria de Francia frente a los colegios debe ser reevaluada.

Con los contagios por Covid-19 en aumento, la variante más contagiosa del Reino Unido y las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) al borde de capacidad, aumenta la especulación en Francia sobre una inminente tercera cuarentena, al menos en la región que rodea la capital francesa. Pero hay un límite que el presidente Emmanuel Macron y su Gobierno se niegan a cruzar: el cierre de los colegios.

“Entre las comparaciones, no olvidemos lo que funciona y lo que nos enorgullece: ningún otro país de la Unión Europea ha mantenido abiertos sus colegios tanto tiempo como Francia”, afirmó en Twitter Clément Beaune, el secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, en vísperas de una nueva cuarentena en la vecina Italia que incluye el cierre de los colegios.

En total, Francia ha cerrado sus colegios durante 9,7 semanas desde el comienzo de la pandemia, según cifras de la Unesco.

Una gráfica del periódico ‘Le Parisien’, que Beaune adjuntó a su tweet, sitúa a Francia detrás de Bielorrusia (0 semanas), Islandia (6,1) y Suiza (6,4) en la imposición parcial o total de los cierres de colegios. En Alemania, los colegios han estado cerrados durante 23,6 semanas, aún contando. Los del Reino Unido estuvieron cerrados durante 25,9 semanas, equivalente a medio año. Italia añadirá pronto tres semanas más a su total de casi 30 semanas, con la nueva cuarentena que inicia el lunes y estará vigente hasta las vacaciones de Pascua. Fuera de Europa, los cierres de colegios también han sido una realidad en Estados Unidos (43,1 semanas de cierre total o parcial) y en Canadá (36,7 semanas), según los datos de la Unesco.

“Una excepción francesa”

“Es verdad que se está convirtiendo en una excepción francesa, pero tenemos todas las razones para estar orgullosos de eso”, le dijo el ministro de Educación Jean-Michel Blanquer a la radio ‘France Inter’ a principios de este mes. “Esta crisis podría ser una catástrofe educativa; estoy tratando de evitárselo a Francia”, afirmó.

Mientras que durante el fin de semana se empezó a evacuar por helicóptero desde París a los pacientes de Covid-19 que requerían cuidado intensivo hacia hospitales en Nantes, Angers y Le Mans, Blanquer le reiteró su punto de vista al periódico francés ‘Le Parisien’. “El colegio es lo último en cerrar, porque es la institución más preciada en el corazón de la sociedad”, dijo. “Entonces solo podemos cerrar los colegios una vez hayamos intentado todo lo demás y hayamos visto que no ha sido suficiente”.

Pero a lo largo de la segunda y actual tercera olas de la pandemia de Covid-19 en Francia, los profesionales médicos y educativos han expresado su preocupación frente la falta de voluntad del Gobierno francés para tratar de mitigar la propagación del Covid-19 en los colegios. Oficialmente, Francia ha descartado las vacunaciones prioritarias contra el Covid-19 para sus 900.000 maestros, a diferencia de sus colegas en Italia, Alemania, Portugal, España y Estados Unidos, por nombrar tan sólo unos cuantos países.

Los llamados por reclutar a más personal para promover el distanciamiento social con grupos de clase reducidos, equipar los establecimientos con detectores de dióxido de carbono para monitorear los volúmenes de exhalación en los salones de clase, o instalar purificadores de aire para mitigar la transmisión aérea, no han tenido resultado.

En su discurso transmitido por televisión donde anunciaba el cierre de los colegios hace un año, Macron afirmó que los estudiantes de la nación, desde los que estaban en guarderías hasta los que asistían a la universidad, serían enviados a sus casas “por una simple razón”: “Nuestros niños y jóvenes, según los científicos, son quienes parecen propagar con mayor rapidez el virus, aunque a menudo los niños no presentan síntomas y, afortunadamente, no parecen padecer las formas graves de la enfermedad”.

Al cerrar los colegios, Macron dijo que le apuntaba tanto a “protegerlos como a reducir la propagación del virus”.

Pero a principios de mayo, mientras los colegios se preparaban para iniciar su reapertura gradual, el pensamiento oficial en Francia había tenido un cambio radical. El ministro de Educación Blanquer le dijo al periódico francés ‘Le Figaro’ que los últimos estudios médicos mostraban que los niños eran menos contagiosos.

En ese momento, los padres no parecían del todo convencidos. En junio, el 56% de los franceses encuestados por la empresa de sondeo Odoxa estaban en desacuerdo con la decisión de Macron de volver obligatoria la asistencia presencial para las últimas dos semanas del año escolar 2019-2020.

La segunda cuarentena en Francia, en noviembre, no incluyó los colegios, aunque el país nunca alcanzó el objetivo del presidente de reducir los nuevos contagios a menos de 5.000 al día. Los números se estancaron antes de volver a subir en 2021. Blanquer siguió insistiendo en que el “riesgo que tienen los niños de contagiarse del virus es mayor por fuera de los colegios”, le afirmó a la radio ‘Europe 1’, el 5 de enero. Ese mismo día, con la variante británica del Covid-19 causando estragos al otro lado del Canal, Inglaterra cerró sus colegios.

Ante la pregunta de qué podría explicar la excepción francesa para el cierre de los colegios, el historiador de educación Claude Lelièvre citó el rol del colegio en la historia francesa.

“Desde la Revolución Francesa, el colegio como institución está totalmente sobre-acentuado y se le concede un papel casi sobrenatural”, le dijo Leliève a Agence France Presse. “Cada vez que surge un problema importante, se cree que es el colegio el que lo debe resolver”.

Lelièvre observó que en Francia los colegios se han convertido en “un santuario que se debe proteger”, así que “tomar el riesgo de dejar los colegios abiertos no ofende nuestro inconsciente colectivo”.

“Idiotez”

Por otro lado, eminentes científicos franceses se han ofendido. La galardonada epidemióloga Dominique Costagliola del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) criticó al ministro de Educación.

“Decir que no hay contagio en los colegios es una idiotez”, le dijo a ‘Le Parisien’ en diciembre, resaltando que un falso sentido de seguridad le ha dado una excusa a los funcionarios para no hacer nada.

“No estoy criticando la decisión de dejar los colegios abiertos, lo entiendo por completo”, le dijo Costagliola al periódico regional bretón ‘Le Télégramme’. “Lo que no es correcto es pretender que no está pasando nada en los colegios porque permite que no se haga nada, que no se gaste dinero. Por el contrario, creo que hay cosas que podemos hacer”, afirmó, mencionando los detectores de CO2 y los extractores de aire. “Se han hecho propuestas como esas, pero han sido rechazadas porque nos dicen que todo está bien”, agregó.

Guislaine David, vocera del sindicato SNUipp-FSU, que representa el personal de los jardines infantiles y las escuelas primarias, califica las afirmaciones de Blanquer como “absurdas”.

“En un salón de clase hay entre 25 y 30 niños. En una familia nunca hay entre 25 y 30”, le dijo David a France 24. “Es un hecho innegable. No es posible que el virus esté circulando más entre las familias que en los colegios”.

“Como el ministro cree que el virus no circula en los colegios, no estableció un protocolo para proteger a todo el mundo. Y ahora estamos viendo una explosión de casos en nuestros colegios”, dijo David.

Los últimos datos del SNUipp-FSU de Covid-19 muestran un aumento del 134% en los contagios durante la última semana entre los estudiantes, y un aumento del 125,3% entre el personal, con 833 clases cerradas (un aumento del 64%). El sindicato también señala una diferencia sistemática entre las cifras oficiales del Ministerio de Educación (3.941 casos), basadas en los reportes que realizan los padres del contagio de sus hijos, y los de la agencia pública de salud Santé Publique France, que de manera consistente reporta números mayores (27.839 casos, sumando a los niños entre 0 a 9 y 10 a 19 años).

David cree que subestimar la susceptibilidad que tienen los niños frente al contagio, y la demora en aprobar hasta febrero el uso de pruebas menos invasivas que utilizan la saliva, ha desanimado a los padres de hacerles pruebas de Covid-19 a sus hijos.

“Creo que el deseo de nuestro Gobierno siempre ha sido mantener los colegios abiertos sencillamente por razones económicas. Con los niños en el colegio, los padres pueden trabajar”, declaró David. Afirma que la tranquila actitud del ministerio tuvo como consecuencia una falta de prevención y de medidas de mitigación, como los detectores de CO2 y el reclutamiento adicional que su sindicato ha solicitado.

Trabajadores de la salud toman muestras de saliva de los estudiantes de la escuela Louise Bourgeois en París, el 11 de febrero de 2021.
Trabajadores de la salud toman muestras de saliva de los estudiantes de la escuela Louise Bourgeois en París, el 11 de febrero de 2021. © Stéphane de Sakutin, AFP

Algunos también cuestionan que las clases se mantengan abiertas ante la presencia de casos de contacto. “Cuando hay un niño positivo para Covid-19 en una clase, si se trata de la variante brasileña, el profesor es considerado un caso de contacto porque se trata de una variante problemática. En otros casos, el profesor nunca es considerado un caso de contacto, aunque haya estado siempre cerca de sus alumnos”, explicó David.

“Durante 10 días tuvimos un protocolo bajo el que un caso de Covid-19 significaba el cierre de la clase y el profesor era considerado un caso de contacto, pero 10 días después nos dijeron ‘no, esperen, necesitan tener tres casos de la variante británica, pero uno de la brasileña’”, describió. “Es complicado, porque mientras se realiza la prueba, mientras se sabe si se trata de una variante distinta, resulta abrumador. Pueden pasar 15 días entre el momento en que aparece un caso, y el momento en el que se sabe que hay varios y se cierra la clase”. La variante británica, que según los estudios es más contagiosa y más letal, ahora representa el 67% de los contagios en Francia entre los individuos de 19 años y menores.

“El principal objetivo (del Gobierno) es no cerrar los colegios, no cerrar las clases… pero sin tener en cuenta la salud del personal o de las familias”, argumentó David. El sindicato SNUipp-FSU no está de acuerdo con cerrar por completo el sistema educativo, pero exige establecer que un solo caso confirmado de contagio sea suficiente para cerrar una clase.

“Es mejor cerrar una clase durante 15 días que tener 70 niños contagiados que contagian a sus familias”, declaró David. “La salud es nuestra prioridad por encima de todo”.

“Una montaña rusa”

Durante el fin de semana, Blanquer declaró que podría ser momento de considerar el cierre de las cafeterías escolares, donde los alumnos se reúnen a diario, sin mascarilla y en masa. Las llamó “el eslabón débil en la jornada del alumno”.

El doctor Jérôme Marty, médico general en el sureste de Francia, presidente del sindicato de médicos UFML, reaccionó ante la declaración de Blanquer sobre el tema de las cafeterías. “Lo hemos estado diciendo durante un año, ¡un año!”, le dijo a France 24. Marty declaró que él junto un colectivo de compañeros médicos hicieron una serie de propuestas para brindarle apoyo al Gobierno en la protección de los colegios contra el Covid-19 durante el verano pasado, pero no dio resultado. Fue necesario esperar hasta noviembre para que el Gobierno implementara su propuesta de reducir la edad de 11 a 6 años para el uso obligatorio de la mascarilla. Marty describe el fluctuante discurso oficial del último año sobre si los niños son más contagiosos que los adultos como “una montaña rusa”.

“Hubo cinco o seis etapas en las que decían que eran más contagiosos, que eran menos contagiosos, etc.”, declaró.

“Nosotros (los médicos) fuimos muy claros: A fin de cuentas, ¿qué importa? Lo importante es la cifra”, le dijo Marty a France 24. “Hay 300 niños en una cafetería, 300 niños que aerosolizan (dispersan partículas por el aire). Si contagian poco o mucho no es el problema. El problema es que se contagian entre ellos y lo llevarán a su casa. Y en la casa… aunque sean poco contagiosos, como están adentro y tienen un contacto prolongado con sus padres durante horas, propagan el virus”. Marty afirmó que esta valoración se trataba simplemente de lo que él llama “el sentido común del médico de cabecera”.

“Mientras Blanquer y (el presidente) sigan negando el papel que los colegios juegan en el contagio no podremos controlar la epidemia”, declaró el lunes en un tweet el doctor Mahmoud Zureik, epidemiólogo y profesor de salud pública de la Universidad de Versailles-Saint-Quentin-en-Yvelines en las afueras de París. “En todos los departamentos (exceptuando cuatro), ¡la incidencia entre los niños de 10 a 19 años es mayor que en el promedio departamental!”.

¿Una oportunidad perdida?

Después de que los casos de Covid-19 se estancaron a comienzos del 2021, muchos profesionales de la salud sugirieron extender las vacaciones escolares como una manera de mitigar la transmisión del virus. Los nombres detrás de la propuesta incluían a Jean-François Delfraissy, presidente del Consejo Científico de Francia, el panel que aconseja al Gobierno sobre asuntos relacionados con el Covid-19. Pero la Administración finalmente se negó a llevar a cabo la propuesta. Algunos creen que el aumento actual en los contagios y en los casos críticos es el resultado directo de una oportunidad perdida durante las vacaciones de invierno.

Ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre

“Si hubiéramos aprovechado las (dos) semanas de vacaciones en febrero para cerrar, añadiendo una semana antes de las vacaciones, una semana después, eso habría dado un total de cuatro semanas de cuarentena y habría sido la solución”, dijo Marty, refiriéndose en particular a las cuatro áreas más afectadas: el noroeste, el este, el sur de Francia y el área de París. “Habríamos bajado la curva hasta 5.000 contagios diarios y tendríamos una base mucho más saludable para seguir luchando”, argumentó.

“Vimos que era difícil que las personas trabajaran de manera remota con niños bajo sus mesas, etc., durante semanas y semanas durante la primera cuarentena, que duró dos meses. Pero teníamos esas vacaciones de febrero”, se lamentó Marty. “Entonces ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre”.

Fuente: https://www.france24.com/es/francia/20210317-francia-pol%C3%ADtica-apertura-colegios-pandemia-excepci%C3%B3n

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