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España: El PSOE promete aumentar la inversión en Educación hasta un 5% del PIB

Pedro Sánchez asegura que esto convertirá a España en el primer país europeo en reconocer el derecho a la educación para toda la vida.

El nuevo Gobierno del PSOE podría aumentar la inversión en Educación hasta llevarla a un total del 5% del PIB. Así lo ha prometido este lunes Pedro Sánchez durante el debate de investidura. De hacerse realidad, España estaría cerca de la media continental (5,04%) e inyectaría hasta 9.000 millones de euros más a esta área. En 2017 el gasto fue de 49.400 millones de euros. Como sea, tampoco es algo inaudito pues el partido socialista ya había propuesto algo similar aunque la meta era desarrollarlo para 2025.

Hoy por hoy el gasto es del equivalente a un 4,24% del PIB y representaría una subida como la de 2009, cuando estuvo muy cerca del 5%. El presupuesto se redujo desde 2012, justo el año de los recortes, cuando quedó en un 4,44%, es decir, 0,26% menos.

La gran novedad es que Sánchez pretende que España sea el primer país de la Unión Europea que reconozca «el derecho a la educación a lo largo de toda la vida». De paso recordó que el modelo que se usa en la actualidad está centrado en formar a las personas durante sus primeras dos décadas de vida, lo cual a estas alturas, asegura, es inútil porque la necesidad de adquirir nuevas habilidades es permanente por las demandas del mercado laboral. La educación a lo largo de toda la vida es uno de los grandes temas incluidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible que la Organización de las Naciones Unidas colocó en su Agenda 2030.

Eso sí, esto representa también la obligación de formar «nuevos sistemas formativos que no existen» en los que se incluirán centros de Formación Profesional públicos y privados que trabajarán con la colaboración de las empresas. La idea de este nuevo modelo educativo es permitir que los españoles puedan «reiniciarse profesionalmente cuando lo necesiten». Hoy por hoy, España cuenta con una de las peores tasas de escolarización en Formación Profesional dentro de los países que integran la OCDE, pues apenas el 12% de los alumnos están matriculados en esos estudios, explica El País, un 14% menos que la media.

Otra novedad es la revisión del currículum básico escolar, para lo cual se creará un instituto de desarrollo curricular e innovación educativa. Aquél será gestionado en colaboración con las autonomías. De igual forma se creará un estatuto del becario, con el cual se le garantizará a aquéllos la tribución de sus prácticas formativas y evitar el encadenamiento de éstas. En cuanto a los estudios superiores, Sánchez proclamó una nueva ley orgánica de universidades para actualizar su fucionamiento y evitar así que las Universidades se distancien del mundo real.

En cuanto a la transformación digital del sistema educativo, el presidente en funciones también recalcó su compromiso de incluir en un año un módulo sobre digitalización en todas las titulaciones de FP, al igual que la creación de hasta 80 nuevas ofertas formativas en las STEM, que incluyen ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, todas especializadas en fabricación inteligente, big data, drones y hasta vehículos autónomos.

Educación para todos

El jefe de Gobierno ha recordado su propuesta de universalizar la educación entre los 0 y 3 años. La idea de Sánchez es autorizar hasta 330 millones de euros a cualquier ayuntamiento con superávit a fin de constuir escuelas infantiles públicas, y para todos los consistorios sin superávit se proporcionarán 30 millones de euros para la misma finalidad. La idea, prosiguió el presidente en funciones, no es tanto forzar a estudiar, sino garantizar una oferta suficiente de plazas en la red de escuelas públicas. A día de hoy, un 62% de los niños entre 0 y 3 años no van a la escuela. La diferencia entre comunidades es abismal, pues en algunas como el País Vasco hasta un 52,4% de infantes de esas edades están matriculados, mientras que en Canarias solamente un 16, 8%. @mundiario

Fuente de la Información: https://www.mundiario.com/articulo/politica/psoe-promete-aumentar-inversion-educacion-5-pib/20190722170052158830.html

 

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Colombia: Salud de los maestros, en crisis; realizarán paro el 23 y 24 de julio

América del Sur/Colombia/María Fernanda Ramírez Tejada/LA CRÓNICA

El paro nacional, que será el 26 de este mes, también tendrá la participación del gremio educador.

La protesta se centrará en pedir por una salud de calidad.

Ante la dura crisis de salud que viven los maestros del Quindío, el gremio de educadores saldrá a las calles a protestar de manera pacífica, los días 23 y 24 de julio. 

El presidente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Quindío, Suteq, Dimas Andrés Arias, señaló que las precarias condiciones de algunos docentes fue la razón que motivó al colectivo a movilizarse.

“Todo el detalle de cómo vamos a realizar la protesta lo definiremos hoy. Lo que sí podemos confirmar es que el objetivo del paro es visibilizar la situación de los maestros y sus familias en la falta de atención, además de la negligencia por parte del Estado, a través del ministerio de Educación, quien es el responsable de exigir a la fiduprevisora que obligue a Cosmited a prestar un servicio de salud de calidad”, señaló.

En repetidas ocasiones, LA CRÓNICA ha atendido las denuncias por parte de los educadores referente a la falta de entrega de medicamentos y asignación de citas con especialistas, donde, según ellos, se las autorizan entre 3 y 4 meses después.

Posiblemente también vayamos a denunciar el tema de la infraestructura en los colegios de la ciudad, pero esta protesta estará más enfocada en la salud”.

Aseguró que muchos docentes padecen enfermedades que requieren tratamiento continuo como los son el cáncer, la diabetes y sicológicas.

Maestros quindianos se unirán al paro nacional el 26 de julio

Desde el Suteq y la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, del Quindío, se tiene prevista la participación en el paro nacional liderado por la Federación Colombiana de Educadores, Fecode.

Por iniciativa del colectivo Defendamos la paz, se ha convocado a toda la población a movilizarse en contra del asesinato de líderes que a diario vienen sucediendo en todo el país.

“Tanto la CUT como Fecode consideramos y conocemos la paz como un derecho fundamental de todos los colombianos. Trabajamos por su construcción desde la escuela y todos los escenarios sindicales y sociales. Estas son razones para sumarnos al grito del 26 de julio, pues participar en el mismo se convierte en una necesidad de movilización nacional de los trabajadores, maestros, estudiantes y comunidad en general, rechazando el asesinato de líderes. Solicitamos públicamente al gobierno a generar mecanismos de amparo, protección a la vida, integridad física y a que termine el régimen de violencia y de terror que comienza a instaurarse nuevamente. Los maestros y los trabajadores de Colombia influenciaremos en las calles y las plazas para defender el derecho a la vida”, dijo José Diógenes Orjuela García, presidente del comité ejecutivo de la CUT.

Fuente: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-salud-de-los-maestros-en-crisis-realizaran-paro-el-24-y-25-de-julio-cronica-del-quindio-nota-131713

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Países del Grupo de Lima arden por protestas que aluden a la educación

Redacción: Últimas Noticias/24-07-2019

Diversos movimientos sociales, sindicatos, organizaciones civiles, docentes y estudiantes continuaron con las movilizaciones este viernes en varios países latinoamericanos, como medida de protestas contra las políticas implementadas por su Gobierno. En Colombia, los llamados a protestar se intensificaron para exigir el fin de los asesinatos de líderes sociales, por lo cual el Movimiento Defendamos la Paz de Colombia convocó a una movilización en las principales plazas este 26 de julio.

El senador por el Polo Democrático Alternativo Iván Cepeda recordó que en la nación neogranadina aumentó 58 % la cifra de asesinatos mensuales en lo que va de año.

Por su parte en Brasil, los más de 10.000 estudiantes que participaron en el Congreso 57 de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), realizado en Brasilia desde el miércoles, se movilizaron en contra de las políticas y reformas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. La UNE se congregó en los alrededores de la Biblioteca Nacional para marchar en defensa del derecho a la educación y contra la reforma de jubilaciones del Gobierno, con la consigna “No matemos nuestro futuro: educación, empleo y retiro”. Asimismo, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil convocó a organizar la resistencia para rechazar la aprobación de la reforma de jubilaciones que pretende establecer un nuevo sistema, lo cual perjudica a los trabajadores.

En Argentina se realizó un paro de transporte por 24 horas en todas las provincias, tras el fracaso de las negociaciones entre la Unión Tranviarios Automotor y la Federación Argentina de Transportes por Automotor de Pasajeros, para llegar a un acuerdo sobre el salario básico de los transportistas. Del mismo modo, continúan las protestas en Honduras. La Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación Pública, que aglutina a los médicos y maestros, se movilizó a nivel nacional.

Costa Rica tiene varias semanas con manifestaciones contra la reforma educativa y la creación de un impuesto a los servicios de 13%. Para el próximo lunes hay convocatoria en diferentes puntos de ese país para manifestarse. Finalmente, los maestros del sector público de Panamá paralizaron las clases y se desplazaron hasta la Presidencia para exigir mejoras salariales y más presupuesto para la educación. Es la primera huelga de este sector que enfrenta el mandatario Laurentino Cortizo.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/paises-del-grupo-de-lima-arden-por-protestas/

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Henry Giroux: De críticos y rebeldes

Redacción: Noticias de Gipuzkoa

Las periferias, geográficas e intelectuales, suelen tener el atractivo de las iniciativas que surgen para dar voz a intereses diversos y a menudo ignorados o silenciados desde los centros. Ira Katznelson, profesor de Ciencia Política en Nueva York, nos decía que la buena democracia es aquella que procede por medio de “movimientos” y no “grupos”, “de abajo arriba y de los márgenes al centro”;y esta expresión resume gráficamente el valor fundamental de las alternativas, del pensamiento crítico, de la disidencia, de la libertad y de la saludable rebeldía.

Las convenciones y el poder institucional, del tipo que sean, pueden sostener la democracia en tiempos de crisis, pero tienen el riesgo de anquilosarse en una lógica que no favorece la búsqueda del conocimiento y la verdad, el “argumento mejor”, lo contra-intuitivo, o el libre-pensamiento.

Son precisamente los movimientos -culturales, sociales y políticos- los que dinamizan la sociedad civil, ese “mundo de la vida”, ciertamente ambivalente, en el que Habermas sitúa la posibilidad de utopía. Con la imposición galante de consensos (que son a veces dogmas encubiertos), desaparece el valor esencial de lo alternativo, lo crítico y lo rebelde.

No resulta por ello sorprendente que el conservadurismo haya tenido siempre a gala excluir de su concepción de democracia y de lo público todo aquello que pudiera competir con el poder institucional (muchas veces secuestrado por grupos de interés) y que haya desconfiado también de forma elitista y obsesiva de la sociedad civil y su acción colectiva.

Hay infinidad de ejemplos que muestran esta lógica de tensión entre “centro” y “periferia”, o entre “coerción” y “capital”, según la formulación esquemática que Charles Tilly usa para explicar la formación de los estados europeos desde el siglo XV. Es una tensión dialéctica similar a la que se observa entre la crítica rebelde, por un lado, y la hegemonía del poder, por otro. Y ello no solamente en el campo de la política. De hecho, uno de los más claros ejemplos de la contradicción entre los polos opuestos que venimos mencionando es el sistema académico en su versión neoliberal, la que impera hoy en día.

Henry Giroux, teórico de la pedagogía crítica, afirma que privatización, mercantilización, militarización y desregulación son las nuevas categorías de orientación a través de las cuales se definen las escuelas, los maestros, la pedagogía y los estudiantes. Esta “pedagogía del analfabetismo” impulsada por el mercado ha liquidado la noción de libertad, convirtiéndola en gran parte en el deseo de consumir e invertir exclusivamente en relaciones que sirven solo a los intereses individuales. Perder la individualidad es ahora equivalente a perder la capacidad de consumir. El consumismo superficial junto con una indiferencia hacia las necesidades y el sufrimiento de otros ha producido una política de desconexión y una cultura de irresponsabilidad moral.

Es una responsabilidad fundamental de académicos, investigadores y profesores luchar por los derechos de los estudiantes para obtener una educación que no esté colonizada por intereses corporativos y no esté dirigida a desarrollar valores neoliberales y una personalidad empresarial. La rebeldía intelectual consiste aquí en transmitir a los estudiantes que deben ser plenamente conscientes de que un mundo mejor requiere que defiendan la responsabilidad civil, la justicia social y la democracia.

Aunque el poder institucional neoliberal instalado en las universidades pretenda lo contrario, mucho antes de que el mundo corporativo y financiero comenzara a hablar de “innovación de productos”, los educadores e investigadores ya habían adoptado el principio Heraclitiano de “todo fluye, nada permanece”. Esto se reflejó tradicionalmente en los planes de estudio y los contenidos de cursos específicos. La innovación es una forma de creatividad aplicada, y la creatividad y la intuición siempre han sido características destacadas en el trabajo de los mejores investigadores en cualquier campo del conocimiento (el “núcleo súper-creativo” de Richard Florida), desde los antiguos griegos hasta el presente.

Son los movimientos -culturales, sociales y políticos- los que dinamizan la sociedad civil, ese “mundo de la vida” en el que Habermas sitúa la posibilidad de utopía. Con la imposición galante de consensos (a veces dogmas encubiertos), desaparece el va

Existen innumerables ejemplos de creatividad aplicada en las ciencias, la filosofía, las artes y las ciencias sociales que demuestran la naturaleza esencialmente dinámica de la búsqueda de la verdad y el conocimiento y la tendencia de los investigadores a innovar constantemente. En este sentido, el mundo corporativo, dada su fascinación por la innovación, podría aprender significativamente de educadores, investigadores y académicos.

En el primer capítulo de su libro El científico rebelde, el gran físico y matemático Freeman Dyson escribe que el elemento común de la visión científica “es la rebelión contra las restricciones impuestas por la cultura local” y que los científicos “deben ser artistas y rebeldes, obedeciendo sus instintos propios más que demandas sociales o principios filosóficos”. Contrariamente a este concepto liberal, incluso libertario, de mentalidad científica abierta, ha habido una creciente presión sobre los científicos para respaldar lo que hoy en día se llama el “consenso científico”, en numerosos temas polémicos.

Los científicos disidentes frecuentemente se enfrentan al ostracismo y la denuncia cuando se atreven a ir a contra corriente. Los científicos rebeldes como Dyson, poco amigos de los “consensos”, siempre han tenido que enfrentar condena y resentimiento. La ciencia, de la mano del neoliberalismo, se ha hecho más autoritaria. Los estudiantes y jóvenes científicos deben, heroicamente, desarrollar independencia intelectual y autonomía en un mundo burocrático de poder institucional del que es difícil escapar.

Dyson se ha calificado a sí mismo como “hereje del calentamiento global”, el “dogma”, dice, más notorio de la ciencia moderna. La ansiedad por el calentamiento global le parece extremadamente exagerada y ha expresado abiertamente sus dudas sobre la validez de los modelos climáticos. Estos modelos, argumenta, “hacen un trabajo muy pobre al describir las nubes, el polvo, la química y la biología de los campos, las granjas y los bosques;no describen bien el mundo real en el que vivimos”.

Freeman Dyson es un hombre feliz de pertenecer a una pequeña minoría de científicos que se atreven a expresar abiertamente sus dudas respecto al consenso existente. Afirma que los modelos climáticos se ajustan a los datos observados, pero que no hay razón para creer que los mismos factores del modelo pudieran ofrecer el comportamiento correcto en un mundo con una química diferente, por ejemplo en un mundo con un aumento de CO2 en la atmósfera.

Lo importante de mantener esta postura es no solo que se hace gala de una gran valentía intelectual, sino que se intenta hacer prevalecer la idea de que, en la lógica del descubrimiento científico, es esencial poder preservar posibilidades de refutación de las teorías que son mayoritariamente aceptadas en cada momento.

Como sabía y nos explicó Karl Popper, la lógica de la ciencia es una sucesión de conjeturas y refutaciones, y sin la opción de la “falsabilidad” no hay propiamente conocimiento científico, una postura impecable y no objetable desde el punto de vista procedimental.

En su atalaya de crítico rebelde, Dyson no cree que haya habido un cambio reciente de ideas progresivas a ansiedades distópicas acompañando el relativo declive de Occidente y la conciencia creciente de un final no lejano para el planeta. Lúcidamente, Dyson nos recuerda que los mejores escritores siempre han sido distópicos: “En la década de 1890 tuvimos La Máquina del Tiempo de Wells y La Isla del Doctor Moreau. En la década de 1930, Un mundo feliz de Huxley. Nada de lo que se ha escrito recientemente es más triste que Wells y Huxley. Y a pesar de eso, siempre ha habido optimistas como Amory Lovins y yo. Recomiendo a Amory Lovins como un antídoto para la oscuridad y la fatalidad”.

Y Dyson, siempre fiel a sí mismo, asegura: “Hay una envidia duradera por parte de los académicos hacia la comunidad empresarial que no tiene nada que ver con el cambio climático. Los académicos que predican pesimismo y tristeza esperan poder vengarse de la comunidad empresarial al conquistar el poder”.

Fuente: https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2019/07/11/opinion/tribuna-abierta/de-criticos-y-rebeldes

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Colombia: Clubes de Ciencia para educar

Redacción: El Espectador/24-07-2019

Hace cinco años la conversación entre un grupo de científicos e ingenieros colombianos, que tuvo lugar en Boston (Estados Unidos), inició un proyecto que ha permitido extender el conocimiento más allá de las fronteras, con la excusa de transformar realidades y aprender sobre ciencia y tecnología.

Se han realizado talleres en Cali, Túquerres, Pereira, Neiva, Ibagué, Manaure, Carcasí, Tumaco, Puerto Nariño, Puerto Carreño y Arauquita, entre otros. / Clubes de Ciencia Colombia
Así nació Clubes de Ciencia Colombia, una organización de jóvenes científicos activistas que quieren expandir el acceso al conocimiento, a la educación científica de calidad e inspirar a las futuras generaciones de innovadores y científicos de Colombia que se interesan en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (Steam, por su sigla en inglés).

Se aprovechan aquellos meses en los que la mayoría de profesores, científicos de instituciones colombianas e investigadores en la diáspora tienen vacaciones, y así se preparan los clubes, o talleres intensivos, que tienen lugar una semana del año en varios puntos de Colombia y giran alrededor de un tema específico.

Definitivamente, las primeras etapas de preparación de los eventos, que a la fecha han sido cinco, son un ejercicio para crear conexiones, reconocer habilidades de investigación en otras personas colombianas y conectar a investigadores con preguntas similares. Clubes de Ciencia no es solamente la evidencia de lo lejos que ha llegado el talento investigador de Colombia —geográfica y metafóricamente hablando—, sino también una muestra de la diversidad y la riqueza de preguntas apasionantes que surcan sus mentes. Por eso, la creación de una red de colaboración científica y técnica se volvió una virtud y un sello de este proyecto.

Algunas de las actividades de Clubes pasados incluyeron construir junto a estudiantes (de bachillerato y universitarios) estufas artesanales para entender principios de transporte de masa y energía, cultivar y clasificar hongos recolectados en su entorno cercano, secuenciar su propio ADN para estudiar genética humana, desarrollar dispositivos de internet de las cosas para detectar inundaciones, programar videojuegos educativos y sintetizar nanopartículas en telas para aprender sobre textiles inteligentes, entre otras.

Como en el paradigma de pensamiento sistémico, esta red de colaboradores y estudiantes curiosos no es nada sin un objetivo que la gobierne, y sin personas e instituciones que contribuyan a este objetivo. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), por ejemplo, le apostó a Clubes de Ciencia, y gracias a eso un grupo de jóvenes de sus Tecnoacademias se reúne cada año alrededor de un curso intensivo. Colciencias, por otro lado, integró esta estrategia en su horizonte de actividades “Ondas”, y la lleva a cabo con niñas, niños y adolescentes desde Manaure (La Guajira) a Leticia (Amazonas) y de Tumaco (Nariño) a Puerto Carreño (Vichada). Estas alianzas hacen que este proyecto pase del activismo aislado a una propuesta de país.

Esto ha sido un juego muy en serio, una manera de educar, de inspirar y contagiar el afecto por Colombia a través de la ciencia. Quienes nacieron aquí y hacen ciencia en el país como quienes se dispersaron por el mundo están entrelazados ineludiblemente por una pasión, es aquí donde los cerebros dispersos y los futuros protagonistas del escenario científico del país por fin se encuentran.

 Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/clubes-de-ciencia-para-educar-articulo-871793

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Angela Saini, autora de ‘Superior’: “Los racistas intentan presentar sus argumentos con ciencia para que su retórica funcione”

Redacción: SINC

La periodista de ciencia Angela Saini analiza en su nuevo libro Superior el resurgimiento de la ciencia racial y del racismo científico. Teme que esta ‘resurrección’ sea debida al auge de la ultraderecha y el nacionalismo, y considera que la raza es, ante todo, una cuestión de poder.

En 2017 la periodista de ciencia Angela Saini (Londres, 1980) publicó Inferioruna crítica al sexismo que ha afectado a la ciencia desde Darwin. Dos años más tarde la británica completa la serie con Superior, en el que analiza la ciencia (y pseudociencia) que ha estudiado las diferencias humanas y el racismo que las rodea.

Superior muestra el yin y el yang del estudio de las razas humanas. Por un lado, Saini habla con prestigiosos investigadores de la talla de Svante Pääbo, David Reich, Robert Plomin y Jonathan Marks. Por otro, se adentra en el lado oscuro de la academia, donde un círculo endogámico publica ideas del siglo anterior en revistas sin impacto y de sospechosa financiación.

Quedamos con Saini en una cafetería del centro de Londres, a escasos metros del Museo Británico con el que comienza Superior. La periodista teme que la ciencia racial esté aprovechando el resurgimiento de los nacionalismos y la ultraderecha para regresar de los rincones más tenebrosos del siglo XX. No es para menos: dos días antes de la entrevista la escritora había borrado sus perfiles en redes sociales, frustrada ante el acoso racista sufrido en Twitter. Precisamente esta semana volvía a tuitear desde su cuenta, agradecida por las denuncias de acoso de miles de usuarios.

“Páginas racistas y neonazis hablaron de mi libro. Reporté los insultos más atroces a Twitter, pero en la mayoría de casos no hicieron nada”

¿Ha sufrido más acoso que cuando publicó Inferior?

Sí, en parte porque era menos conocida entonces. Además, en Superior llamo por su nombre a neonazis, que se comunican entre ellos y estaban listos para atacar. Tienen una visión política muy fuerte. El sexismo aparece en todas las sociedades, pero el racismo tiene otro tinte político.

¿Por qué dejó Twitter?

En las últimas semanas páginas racistas y neonazis hablaron de mi libro. Reporté los insultos más atroces a Twitter, pero en la mayoría de casos no hicieron nada. También había comentarios sexistas, está siempre conectado. Me fui porque hay que darles el mensaje a estas empresas de que si se van a quedar sentadas permitiendo el acoso, entonces nos iremos.

¿Se refiere a Quillette? Lo digo porque además de hablar de su libro, han recibido críticas recientes por señalar a periodistas.

Me refiero a webs más oscuras, aunque hoy está todo mezclado. Es muy difícil saber dónde están las fronteras, mira quiénes comentan. ¡Son los mismos! La gente que habla de mí en 4chan es la misma que habla de mí en Quillette.

Final UK cover

Usted habla del “retorno de la ciencia racial”, en la misma línea que un artículo de The Guardian que advertía de su “resurrección”. ¿De verdad se había ido?

Su popularidad va y viene, según la política del momento. Ahora, con el ascenso de la ultraderecha y los nacionalismos, esta gente se ha vuelto poderosa e intenta proteger su visión del mundo. Algunos están muy bien educados e intentan encajar su racismo con lo que saben. Eso implica retorcer y manipular los hechos.

Su arrogancia intelectual les hace pensar que entienden cosas que a la ciencia mayoritaria se le escapan. Intentan presentar sus argumentos con ciencia para reforzar la idea de que somos diferentes y que su retórica funcione. Por eso ahora tiene una popularidad que quizá no tenía antes, aunque es verdad que nunca se fue.

Hubo gente que malinterpretó Inferior asegurando que usted negaba las diferencias entre hombres y mujeres. ¿Teme que pase algo parecido con Superior?

Se asume que soy algún tipo de negacionista de la raza, que digo que no hay variación entre humanos. ¡Por supuesto que la hay! No digo eso en absoluto, es una malinterpretación deliberada. Lo que planteo es que la variabilidad humana no casa bien con nuestra visión de las categorías raciales. Esto no es algo controvertido, lo afirman los científicos todos los días. Hay variaciones estadísticas entre las poblaciones; no profundas, sino sutiles y no muy significativas.

Entonces, ¿sí existen las razas?

La raza es un constructo social, lo que quiere decir que existe. Que algo sea cultural no implica que no exista. De hecho, tiene repercusiones biológicas, como las tiene el género, por la desigualdad. La esperanza de vida de los afroamericanos es inferior a la media; no es por genética, es porque la raza tiene poder en nuestra sociedad. Por eso se investiga como una entidad cultural. Como entidad biológica tiene mucho menos significado que las diferencias socioeconómicas y la dieta.

Me sorprendió el capítulo sobre la medicina racial. ¿No funciona?

“Decir que la ciencia está libre de ideología es cada vez menos sostenible, el estudio del comportamiento humano fue político desde el principio”

A mí también me sorprendió. En India hay una alta tasa de diabetes. Puede ser en parte por la genética, pero sobre todo se debe a que los ricos abusan de la mantequilla, la sal y el azúcar, y asocian vivir bien con el sedentarismo. ¡Así por supuesto que va a haber diabetes! Es fatalista pensar en estas cosas en términos raciales, pero lo hacemos porque resulta fácil.

Ya existen casos de personas a las que la ciencia ha dicho que no pertenecen a la raza con la que se han identificado toda la vida. ¿Veremos más casos conforme los test genéticos se popularicen aún más?

Sí, y conforme las sociedades se hagan más mixtas. Ya tenemos problemas para colocarnos en estas categorías ‘duras’, lo que muestra su arbitrariedad. En América ser negro significa algo muy diferente que en Sudáfrica, Australia, Reino Unido o India. Tienen un significado diferente según el lugar, siempre lo han tenido y siempre lo tendrán. Tenemos que aceptar que la raza es un constructo social.

En Superior conecta el racismo científico con Trump y el Brexit. ¿Se puede separar ciencia e ideología?

Decir que la ciencia está completamente libre de ideología es cada vez menos sostenible. Algunas disciplinas como la física teórica quizá [ríe], pero el estudio de los seres humanos y su comportamiento fue político desde el principio. Sugerir lo contrario es negar que tenemos sesgos. Cualquiera que estudie las diferencias humanas y diga “estoy libre de sesgos, soy completamente objetivo” se engaña a sí mismo. De hecho, hacen más daño, porque a menos que sean conscientes de sus prejuicios serán incapaces de controlarlos.

“Quien estudie las diferencias humanas y crea que está libre de sesgos se engaña a sí mismo”

¿Qué responsabilidad ha tenido la ciencia en la supervivencia del racismo científico?

Tu visión del mundo depende de las lentes con las que lo mires. Los humanos vivimos de formas muy diferentes y cambiantes. Al observar quiénes somos solo capturas una instantánea de ese momento y lugar, de ese grupo de gente y de su cultura. El estudio de la naturaleza humana intenta ver quiénes somos si quitamos todas las capas. Lo que yo argumento es que es imposible quitarlas todas, porque la cultura nos da forma desde el segundo en el que nacemos. No se pueden separar unas cosas de las otras.

Dice al final del libro que, en lo que respecta a las razas, “la historia tiene las respuestas, la ciencia no puede ayudar”. ¿No puede?

No podemos asumir que la raza tenga un significado biológico porque sabemos que no es verdad. No hay dudas sobre eso, la ciencia es clara. Uno de los argumentos que expongo en Superior es que los científicos necesitan conectar con las ciencias sociales para conseguir una imagen más completa de quiénes somos. No podemos estudiar a los seres humanos en el vacío. Podemos [investigar sobre las razas] si somos humildes, reconocemos nuestros sesgos y leemos las investigaciones en ciencias sociales.

Es imposible tratar este tema sin hablar de genes e inteligencia. Si hay diferencias poblacionales en cuestiones como la tolerancia a la lactosa, ¿por qué la inteligencia debería ser diferente?

Las diferencias entre grupos son estadísticas, no existen ‘genes de raza’. Además, si hablamos de tolerancia a la altitud, no significa que el resto de características de ese grupo sea también diferente. Por último, estas variaciones tienen que ver con la supervivencia, como la capacidad de aguantar la respiración. La inteligencia depende de miles de genes ¿Por qué estarían más concentrados en ciertos grupos? No hay evidencia genética ni evolutiva que lo sugiera. Da igual la sociedad en la que vivas: ser inteligente es beneficioso.

“Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen ciertos argumentos genéticos siempre es para defender el poder”

Pero todavía hay gente que insiste en que los resultados de cociente intelectual (CI) difieren entre razas y culturas por motivos genéticos.

En primer lugar [los tests de CI] no son muy de fiar para medir la inteligencia. En segundo lugar, ¡tienen una carga cultural tan grande! No puedes coger a un grupo de gente que no ha crecido en la misma cultura ni tenido el mismo nivel de educación y luego compararlos con niños cuyas circunstancias son diferentes. Robert Plomin me lo dijo. Él, que defiende el hereditarianismo, no ve valor en esto ni sabe cómo hacerlo.

Existe un submundo bastante oscuro al margen de la academia que defiende, por ejemplo, que el ser humano está perdiendo inteligencia por culpa de los pobres y los inmigrantes. ¿Está todo conectado?

Durante cientos de años han defendido que en lo más profundo de nuestro interior somos diferentes. Lo interesante es que este debate no siempre ha sido con razas, sino con clases. Al comienzo de la historia de la eugenesia, se temía que los pobres fueran congénitamente incapaces y mentalmente débiles. Si no mejoraban a lo largo de las generaciones era porque pasaban su debilidad a sus hijos. Esto se aplica a los debates raciales, con la idea de que hay grupos que no cumplen los estándares genéticos del resto y que no deberían entrar en el país y reproducirse.

Por eso al final del libro llego a la conclusión de que todo esto trata sobre poder. Va de un grupo de gente que tiene poder diciéndole a otros que ellos no merecen tenerlo, que deberían ser controlados, que tienen menos derecho a vivir. Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen estos argumentos genéticos siempre es para defender el poder.

Poder y también la necesidad de crear el mito de una nación. Usted relaciona el colonialismo con el origen del concepto moderno de raza. ¿Tenemos todavía esta mentalidad en países como Reino Unido y España?

La retórica paternalista de la civilización benevolente que cuida de otra más débil todavía se ve aquí con el Brexit, como resultado de lo mal que se ha enseñado la historia del imperio británico. ¿Asumimos que el final de la historia ya está escrito y no habrá otros ganadores en el futuro? Claro que los habrá, ya lo estamos viendo con países como China e India.

“Ser imparcial con el racismo es lo mismo que serlo con los negacionistas del cambio climático y los terraplanistas. ¿Por qué alimentar esa idea de que hay dos bandos opuestos y equivalentes?”

El orden mundial está cambiando y eso provoca inseguridad por perder un control que sentimos que se nos debe de forma natural. Y suponemos esto porque las ideas de superioridad e inferioridad han calado en el subconsciente. Puede que algún día haya museos en Singapur con artefactos europeos, como sucede con el Museo Británico. La arrogancia hace pensar a los constructores de imperios que el suyo durará para siempre.

En ese sentido, también critica los test de ancestros. ¿Aumentarán los nacionalismos su popularidad?

Ya hay gente que se los hace para reforzar su idea de quiénes son. En Israel los están usando para determinar si alguien es judío o no, imagina que esa tecnología hubiera existido en la década de 1930. Me parece muy oscuro que todos, no solo la extrema derecha, hayamos comprado esta idea que biologiza la raza de forma inapropiada y refuerza en nuestras mentes que debe haber genes raciales. En realidad, los test muestran con quién puedes estar relacionado vagamente, pero no encuentran ‘genes europeos’ o ‘genes asiáticos’ porque no existen.

En Superior señala la Ilustración, un periodo que muchos reivindican hoy, como origen del problema del racismo científico. ¿Por qué?

La Ilustración reforzó ideas políticas que ya estaban ahí y las endureció con ciencia. Pasó lo mismo con el colonialismo y los genocidios que vimos en el siglo XIX. ¿Habrían ocurrido sin la ciencia occidental? Probablemente, pero la ciencia dio fuerza a estas ideas y legitimidad a estos constructos raciales, que hizo parecer más rígidos de lo que eran antes.

“No hay una conspiración: si la ciencia racial tiene problemas para publicar su trabajo, se debe a que no es muy bueno”

Me divirtió leer que, hace 70 años, ya se hablaba de cómo la censura y la corrección política estaban dañando la ciencia por culpa de “irracionales negacionistas de la ciencia”. Quienes repiten eso hoy, ¿son tan novedosos como piensan?

Les gusta presentarse así. Lo que me fascinó fue ver qué inteligentes habían sido al manipular el discurso usando eufemismos, hablando de libertad de expresión, libertad académica y diversidad de opiniones, para acomodarse en el discurso mayoritario. Hoy universidades y medios los apoyan sin darse cuenta de que son los herederos intelectuales directos de la eugenesia nazi. Han cambiado su forma de hablar, pero dicen lo mismo. Los hemos dejado entrar y ahora hay políticos que usan la misma retórica de hace 70 años.

Me recuerda a los ‘debates’ entre evolucionistas y creacionistas, o entre médicos y homeópatas. ¡No hay punto intermedio entre ser racista y no serlo!

Acabo de hacer una entrevista en la BBC y, tras contar el racismo que he vivido online, el entrevistador me dijo “voy a poner mi imparcialidad a un lado y decir que eso es terrible”. Yo pensaba: “¿Cómo puedes ser imparcial con el racismo?”. Es lo mismo que con los negacionistas del cambio climático y los terraplanistas. ¿Por qué seguimos alimentando esta idea de que hay dos bandos opuestos y equivalentes? Nunca los hubo. Solo hay hechos que están bajo escrutinio y siempre deberían estarlo. El poder contra el que luchamos aquí es la ideología de extrema derecha, no la ciencia. Si no podemos reconocerlo, entonces les estamos facilitando el trabajo.

¿Es tan preocupante? Me da la impresión de que es un círculo endogámico, que publica en sus revistas sin impacto y carecen del respecto del resto del mundo académico.

Es un círculo rígido, pero en sus bordes hay profesores de universidad y políticos. El velo se está levantando sobre ellos, mucha gente ha investigado y les está resultando más difícil mantener las apariencias. Es estremecedor que haya revistas serias que permitan a esas gentes estar en sus comités editoriales. Por ejemplo, Gerhard Meisenberg y Richard Lynn estaban en el comité editorial de Intelligence y contacté con el editor de la revista, que lo defendió por motivos de libertad académica. Después de escribir un artículo en The Guardian, a finales de 2018 habían quitado a Meisenberg. Pero el problema no se ha solucionado, otros no han hecho nada.

“Los estereotipos culturales han dado un significado a las etiquetas y una vez le hemos puesto una a alguien, sentimos que ya sabemos algo sobre esa persona”

Hoy, como dice uno de los investigadores en Superior, ¿“miramos a la ciencia como una racionalización de las ideas políticas”?

La ciencia tiene un poder en la sociedad que nada más tiene. Se considera objetiva, racional y legítima. Si parece un hecho científico, entonces no puede ser racista. Es lo que los racistas dicen en internet: “a los hechos no les importan tus sentimientos”, ignorando que los hechos no están de su lado. Lo venden como si estuvieran reprimidos por una conspiración que intenta silenciarles, mientras que ellos defienden la buena ciencia y son como Galileo o Copérnico.

Es extraño que alguien compre este argumento y lo que me impresiona es que mucha gente lo hace. No tengo problemas con los hombres blancos, lo tengo con quienes aseguren que la ciencia está de su parte, cuando no lo está. No hay una conspiración: si la ciencia racial tiene problemas para publicar su trabajo, se debe a que no es muy bueno.

Al final, como ellos dicen, “a los hechos no les importan tus sentimientos”.

No, pero no podemos usar eso con ellos, ¿verdad? [ríe].

Parece que el ser humano que necesita pensar en categorías como razas o naciones. ¿Qué podemos hacer?

Yo intento tratar a cada persona como un individuo, porque más del 95 % de las diferencias entre personas son individuales. Es algo difícil, yo también tengo muchos sesgos y estereotipos, pero no se me ocurre otra forma de actuar. Los estereotipos culturales han dado un significado a las etiquetas: una vez le hemos puesto una a alguien, sentimos que ya sabemos algo sobre ese alguien. En lugar de ver a cada persona como crees que es, hay que darle la oportunidad de que muestre quién es de verdad.

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Los-racistas-intentan-presentar-sus-argumentos-con-ciencia-para-que-su-retorica-funcione

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