Internet se ha convertido en una herramienta imprescindible para la educación, sobre todo a la hora de buscar información acerca de trabajos para clase. Sin embargo, no siempre se utiliza con un buen fin. Para ayudar a los docentes a detectar si el alumno ha copiado su tarea, os traemos un listado de programas que permiten la identificación de plagios.
1. Viper
Se trata de un software que coteja más de 14 billones de páginas web, artículos, libros de texto, periódicos o revistas para detectar un plagio. Con simplemente escanear el documento, la aplicación muestra si se ha copiado o no, destacando incluso las partes del contenido que han sido reproducidas tal cual.
Esta herramienta utiliza diversos buscadores de Internet como Google o Bing, lo que ofrece una gran base de datos para encontrar si existe plagio o no. Cuando la aplicación detecta que el trabajo no es original muestra las partes copiadas en diferente color, calcula el porcentaje de plagio del texto y ofrece los links de las páginas de las que se han sustraído la información.
Esta aplicación dispone de varios niveles de búsqueda en la web. El más sencillo y superficial, se puede utilizar de manera gratuita, tan solo copiando el texto que se desea revisar. Para análisis más exhaustivos, cuenta con varias opciones de pago, ofreciendo la posibilidad de tener una cuenta común para varios docentes, lo que permitiría un ahorro de costes.
Esta herramienta tiene dos funciones. Por un lado, permite comprobar la originalidad de un texto y averiguar, en caso de plagio, de dónde se ha sustraído la información. Y por otro, ofrece la posibilidad de recibir notificaciones cuando un texto propio ha sido copiado por otros usuarios. Cuenta con una opción gratuita y otras dos de pago para un análisis más en profundidad.
Este programa fue creado por Crossref, una organización sin ánimo de lucro que busca hacer más accesible el contenido de las publicaciones académicas. Para evitar plagios, crearon Crosscheck, una herramienta que examina las copias en trabajos científicos.
Ambas empresas, en pleno proceso de fusión, se comprometieron ante el Presidente electo con la creación de miles de puestos de trabajo en aquel país.
Faltan tres días para que Donald Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos. Antes de que esto ocurra, el millonario ha aprovechado los días y se ha reunido con varios ejecutivos de algunas de las principales compañías que funcionan en aquel país.
La semana pasada, Trump se reunió con representantes de Bayer y Monsanto, mayor fabricante de semillas transgénicas en el mundo y que genera un amplio rechazo en la comunidad ecologista.
Recién este martes, ambas firmas que atraviesan un proceso de fusión, emitieron un comunicado dando cuenta de los alcances del encuentro con Donald Trump.
Los directivos Werner Baumann y Hugh Grant se han comprometido a realizar una importante inversión de ocho millones de dólares en investigación y desarrollo, además de conservar los nueve mil puestos de empleo que Monsanto tiene en el país. Por su parte, Bayer prometió crear tres mil nuevos puestos de trabajo si la integración de las dos firmas continúa avanzando.
«La unión de las compañías espera gastar cerca de US$16.000 millones en investigación y desarrollo en los próximos seis años y la mitad de esa inversión será en Estados Unidos. Esta es una inversión en innovación y personas que creará miles de puestos de trabajo de alta tecnología bien remunerados cuando la integración (de Bayer y Monsanto) se haya completado», afirma el comunicado.En tanto, de concretarse la fusión, Bayer y Monsanto controlarán el 30 por ciento del negocio de semillas y químicos agrícolas.
Vale la pena mencionar que la empresa estadounidense históricamente se ha visto involucrada en una serie de prácticas poco éticas e ilegales. En algunos sitios ha tenido que pagar multas por corrupción y, como si esto fuera poco, algunos de sus productos han sido catalogados de cancerígenos.
Las autoridades saudíes han empezado el año intensificando la represión de activistas de derechos humanos, asestando así otro duro golpe a los últimos vestigios de la sitiada sociedad civil, ha declarado Amnistía Internacional.
En las últimas semanas, una serie de activistas han sido detenidos o han sido llevados ante los tribunales en relación con su trabajo pacífico por los derechos humanos, una señal de que las autoridades prevén continuar con su implacable represión de la disidencia pacífica. Entre las personas afectadas hay un activista que afronta cargos por facilitar información a Amnistía Internacional.
“La última oleada de detenciones ha suscitado el temor de que 2017 sea otro año negro para los derechos humanos en Arabia Saudí mientras las autoridades continúan con sus intentos de aplastar cualquier indicio de movimiento por los derechos humanos en el país”, afirmó Lynn Maalouf, directora adjunta de Investigación de la Oficina Regional de Beirut de Amnistía Internacional.
“Los activistas de derechos humanos en Arabia Saudí son una especie en peligro. Se desvanecen uno a uno enjuiciados, encarcelados, intimidados para que guarden silencio u obligados a exiliarse, poniendo de relieve la política de las autoridades de tolerancia cero hacia la libertad de expresión.”
Los activistas de derechos humanos en Arabia Saudí son una especie en peligro. Se desvanecen uno a uno enjuiciados, encarcelados, intimidados para que guarden silencio u obligados u obligados a exiliarse.
Hoy, Abdulaziz al Shubaily, defensor de los derechos humanos y miembro fundador de la Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos (ACPRA), organización independiente de derechos humanos ahora disuelta, ha comparecido ante el Tribunal Penal Especializado, encargado de juzgar los casos de terrorismo, y ha sido condenado de nuevo a ocho años de prisión en relación con su trabajo por los derechos humanos. Estaba acusado de diversos cargos, como “comunicarse con organizaciones extranjeras” y proporcionar información a Amnistía Internacional para su uso en dos informes. Casi todos los miembros de la ACPRA han sido enjuiciados o encarcelados.
El 8 de enero, Essam Koshak, defensor de los derechos humanos, fue citado para ser interrogado por el Departamento de Investigación Criminal (CID) en La Meca, hacia las 5 de la tarde, hora local. Pese a que acudió de inmediato a la comisaría de policía de Al Mansour, fue detenido y nunca regresó a su casa. Según la información de que dispone Amnistía Internacional, no se le ha permitido nombrar a un abogado y lo están interrogando sobre su cuenta en Twitter, que usaba principalmente para difundir cuestiones de derechos humanos en Arabia Saudí.
Apenas unos días antes, el 5 de enero, Ahmed al Mushaikhass, miembro fundador del Centro Adala para los Derechos Humanos, organización independiente de derechos humanos a la que no se ha permitido inscribirse legalmente en el país, recibió una llamada telefónica del CID pidiéndole que se presentara en la comisaría de policía de Al Qatif para ser interrogado. El 8 de enero fue trasladado a la comisaría de Al Dammam, donde permanece bajo custodia. Desde entonces está siendo interrogando por la Oficina de Investigación y Enjuiciamiento (BIP). Ahmed al Mushaikhass es un defensor de los derechos humanos conocido por su labor, que incluía ayudar a familiares de personas detenidas en la Provincia Oriental a exponer sus casos ante las autoridades. Su hermano, Yussuf al Mushaikhass, fue condenado a muerte en enero de 2016 tras participar en protestas en la Provincia Oriental y podría ser ejecutado en cualquier momento.
El 18 de diciembre, Issa al Nukheifi, activista de derechos humanos y miembro de la ACPRA, fue citado para ser interrogado en la sede de la BIP en La Meca. Entre otras cosas, lo interrogaron acerca de sus tuits de apoyo a activistas de derechos humanos y otros detenidos saudíes. Actualmente está en la prisión general de La Meca. Al Nukheifi había sido encarcelado con anterioridad, en 2013, en relación con su labor por los derechos humanos, y cumplió tres años de prisión antes de ser excarcelado en abril de 2016. Tras su liberación, siguió denunciando violaciones de derechos humanos en Arabia Saudí y era una persona molesta para las autoridades.
Cualquier persona que se atreva hoy a defender los derechos humanos en Arabia Saudí está en peligro.
“La implacable persecución de los defensores y defensoras de los derechos humanos es una campaña flagrante encaminada a disuadirlos de hablar de la situación de estos derechos en el país y de trabajar en favor de las víctimas de violaciones. Los activistas de derechos humanos detenidos sólo por su trabajo a favor de estos derechos deben ser puestos en libertad inmediata e incondicionalmente”, concluyó Lynn Maalouf.
“Cualquier persona que se atreva hoy a defender los derechos humanos en Arabia Saudí está en peligro. No parece que esta campaña vaya a terminar pronto, por lo que ahora es más importante que nunca que los aliados de Arabia Saudí se pronuncien en contra de esta creciente represión.”
Por: Alejandro Fierro, Ava Gómez y María Florencia Incarnato/Celag/18-01-2017
De los tres grandes instrumentos de producción de sentido común a los que aludía Antonio Gramsci, los medios de comunicación se han convertido en los más eficaces. Sin duda, la religión y la educación siguen siendo potentísimos productores de hegemonía, pero lo comunicacional se ha impuesto por encima de ambas. La guerra política es, hoy más que nunca, una guerra comunicativa.
Latinoamérica ha sido en estas dos últimas décadas el escenario en el que se han librado las batallas más feroces de esa guerra. Los procesos de emancipación se abrieron camino a pesar del monopolio ideológico impuesto por las terminales mediáticas del neoliberalismo. La conquista de las instituciones –Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia, Paraguay…- permitió poner los cimientos de un sistema de contrainformación, también con pretensiones hegemónicas, cuyo objetivo último era desplazar de la centralidad del tablero a quien la había ocupado secularmente. Al igual que en política, economía u organización social, no se trataba de ofrecer un modelo alternativo sino antagónico, necesariamente excluyente de su contrario. Este enfrentamiento, con desiguales resultados, continúa aún.
Las respuestas recogidas en una encuesta realizada en 2016 entre 100.000 jóvenes de 18 países sobre su experiencia en relación con el acoso escolar muestran que el 25 por ciento afirma haber sufrido alguna forma de acoso debido a su apariencia física, otro 25 por ciento por motivos de género u orientación sexual y otro 25 por ciento, en razón de su origen étnico o nacionalidad.
Estas cifras, extraídas del informe elaborado por la red social “U-Report” de UNICEF y por el Representante Especial del Secretario General sobre la violencia contra los niños y titulado Ending the Torment: Tackling bullying from the schoolyard to cyberspace [Acabar con el suplicio: cómo abordar el acoso escolar, desde el patio del colegio al ciberespacio], indican que algunos niños y jóvenes son más vulnerables que otros.
En consonancia con el compromiso de la UNESCO sobre el logro de los objetivos de Educación 2030 a través de una educación y un aprendizaje permanente para todos que sean inclusivos y de calidad, la UNESCO y el Institute for School Violence Prevention [Instituto para la prevención de la violencia escolar] de la Ewha Womans University tienen previsto celebrar del 17 al 19 de enero de 2017 en Seúl (Corea) un Simposio internacional sobre violencia escolar y acoso, con el título “From Evidence to Action” [de las pruebas a la acción].
Se espera que a este simposio internacional acudan 250 participantes de 75 países, entre ellos, docentes, alumnos, ministros y Secretarios de Estado de educación, así como responsables gubernamentales, representantes de las Naciones Unidas y de organismos bilaterales y otros expertos en desarrollo, junto con delegados del sector privado y de las comunidades educativas. Los participantes presentan una diversidad sin precedentes, pero todos comparten una visión común sobre lo que han de ser los contextos de aprendizaje seguros y no violentos para niños y jóvenes.
“Aunque muchos estudiantes tienen la oportunidad de aprender en contextos seguros y estimulantes, no olvidemos que otros se ven expuestos a situaciones de violencia y acoso que suponen una infracción del derecho fundamental a la educación”, afirma la Sra. Soo Hyang Choi, Directora de la División de Inclusión, Paz y Desarrollo Sostenible de la UNESCO. “Este simposio ofrece a la comunidad internacional la posibilidad de establecer medidas nuevas y eficaces para hacer frente a la violencia y al acoso en la escuela y supone una oportunidad para que se apliquen las recomendaciones del Informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre “Protección de los niños contra el acoso” que se presentó a la Asamblea General en octubre de 2016.”
Este simposio internacional pone de manifiesto y refuerza el liderazgo que ejerce la UNESCO en la lucha contra la violencia escolar por motivo de género, incluida la violencia vinculada a la orientación sexual y la identidad y expresión de género. El simposio tiene lugar tras la publicación en 2016 de dos informes fundamentales: el primero, ‘Out in the Open’ [A la intemperie], sobre las respuestas del sistema educativo a la violencia motivada por la orientación sexual y la identidad o expresión de género y, el segundo ‘Global Guidance on adressing school-related gender-based violence’ [Guía mundial para abordar la violencia escolar por motivos de género].
Durante el simposio se presentará un informe sobre el estado de la cuestión en el mundo, en el que figuran datos sobre el alcance, el origen y las consecuencias de la violencia y el acoso en la escuela y también se ofrece a los sectores educativos un marco en base al cual planificar y aplicar programas eficaces de respuesta a este problema.
La organización del Simposio internacional ha sido posible gracias al apoyo financiero de la UNESCO y del Ministerio de Educación de Corea, a través de la National Research Foundation of Korea Grant.
El sociólogo polaco recientemente fallecido analizó el rol que cumplen las redes sociales en la formación de la identidad y relaciones interpersonales actuales.
Este lunes 9 de enero falleció en Leeds (Reino Unido) el sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Había nacido el 19 de noviembre de 1925 en la ciudad de Poznan. Tenía 91 años.
De joven tuvo que escapar de su Polonia natal ante los avances del Ejército alemán de Adolf Hitler. Se refugió en la Unión Soviética para luego regresar a Polonia al finales de la Segunda Guerra Mundial, en la cual combatió para los aliados en las batallas de Kolberg y Berlín.
En 1968 debió exiliarse de su país tras ser expulsado del Partido Comunista. Tras pasar algunos años enseñando en Israel, EE.UU. y Canadá, se estableció definitivamente en el Reino Unido.
Las redes sociales como “zona de confort”
Exactamente un año antes de morir, el 9 de enero de 2016, Bauman brindó una entrevista al diario español ‘El País’ donde, aun su avanzada edad, brindó un análisis profundo de la sociedad actual. A partir del análisis del movimiento de los indignados, el periodista Ricardo De Querol le preguntó por el rol de las redes sociales en las nuevas formas de protesta. Además le consultó sobre si tienen un carácter “revolucionario” o si, por el contrario, son el nuevo “opio de los pueblos”.
Bauman no dudó en asegurar que las redes sociales esconden “una trampa”. “La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea” donde “tienes que crear tu propia comunidad”, explicó. Pero desde su perspectiva “no se crea una comunidad, la tienes o no”, mientras que “lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto”.
El reconocido sociólogo describió el hecho de que en Facebook, Twitter o cualquier plataforma similar “puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas”. Si bien eso puede hacer sentir “un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización”, lo que termina sucediendo es que te relacionas sin necesidad de poseer “habilidades sociales”. A su juicio, estas solo se pueden desarrollar “cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable”.
“Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es muy fácil evitar la controversia”, analizó Bauman. De esta forma, muchas personas las utilizan “para encerrarse” en “zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara”. “Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa”, concluyó.
En otra entrevista, Bauman profundizó esta mirada y afirmó que “las redes sociales son el terreno de una forma de vigilancia voluntaria, hecha en casa, preferible a las agencias especializadas en las que operan profesionales del espionaje”.
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