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Cuidado, educación virtual y riesgos

Por: Tahira Vargas García

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal.

El pasado 24 de agosto el presidente de la República, Luis Abinader, anunció que el nuevo año escolar iniciará el primero de noviembre en modalidad virtual para todo el estudiantado. Para ello se le dotará de computadoras, tabletas y notebook a niños, niñas y adolescentes. Se prevén capacitaciones a las familias y al personal docente sobre el manejo de estas clases virtuales con ello se espera garantizar la cobertura educativa en todo el estudiantado en el ámbito nacional.

En diálogos informales con mujeres residentes en barrios marginados y comunidades rurales he recibido las preocupaciones de varias de ellas ante este anuncio. Un relato extraído de uno de esos diálogos es el siguiente:

“Yo trabajo el día entero limpiando en casa de familia y tengo 4 muchachos. Soy una madre soltera. Cuando estaba la escuela me quedaba tranquila, yo los recogía en la escuela a las cuatro de la tarde cuando salía de trabajar y me lo llevaba a la casa. Ahora no van a la escuela, se quedarán en casa solos y tengo que trabajar. No se qué voy hacer, me estoy volviendo loca con eso. No puedo pagar una gente que me lo cuide y mis muchachos se van a quedar solos con computadoras.  Tengo miedo de que un muchacho me lo malogre un tiguere por una computadora”.

Este es el relato de una madre que tiene una familia monoparental, como muchas familias del país. Ella trabaja todo el día fuera de su casa como empleada doméstica. La escuela funcionaba como el espacio no solo educativo para ella y para muchas familias sino de protección y cuidado de sus hijos e hijas. La ausencia de escuelas funcionando actualmente como espacios para el cuidado de niños y niñas deja a una parte importante de la población infantil y adolescente solas en sus hogares sometidos a diversas situaciones de riesgo de abuso sexual, explotación sexual comercial y trabajo infantil.

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal. Muchas familias prefieren que sus hijos e hijas estén trabajando a que estén en las residencias solos y solas como se plantea en diversos estudios realizados. Las familias entienden que sus hijos e hijas están más seguros trabajando que en el hogar solos y solas.

Ahora con la nueva situación de una educación virtual en la que niños, niñas y adolescentes recibirán dispositivos electrónicos se le agrega otro factor de riesgo para ellos y ellas, su seguridad personal. Así como esta madre señala que tiene miedo a que les roben los dispositivos electrónicos a sus hijos e hijas, esa puede ser la preocupación de muchas familias.¿Qué puede pasar mientras están solos y solas recibiendo las clases virtuales, cuando no se cuenta con una persona adulta que esté bajo su cuidado porque está trabajando o vendiendo?

Se necesita que inicie el año escolar y se desarrollen los procesos educativos para toda la población estudiantil del país. Hay que reconocer que la realidad de familias en estratos medios que pueden pagar una persona que sea responsable del cuidado de sus hijos e hijas es diferente a la de los estratos pobres en donde no se cuenta con ello. A lo que se le agrega el que esta población contará con dispositivos que los expone a un mayor riesgo de violencia y hurto. Se hace necesario establecer consultas comunitarias en las que converjan familias, personal docente y directivo de centro, organizaciones comunitarias y gobiernos locales. Aplicando la descentralización que es parte de la naturaleza y carácter del sistema educativo para prevenir un incremento de la deserción, exclusión y desigualdad al interior del mismo.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY 

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El problema educativo en la pandemia: una propuesta para construirlo desde otro punto de partida

Por: Rosa Guadalupe Mendoza Zuany

El problema educativo asociado a la pandemia está en proceso de construcción, y en este proceso, participan múltiples actores. La enunciación del problema educativo no es objetiva, ni neutral. Hoy por hoy es posible identificar relatos oficiales sobre dicho problema – tanto a nivel federal como emitidos por autoridades educativas locales -, así como diversos relatos alternativos por parte de docentes, sindicatos, investigadores educativos, partidos políticos, etc.

Estos relatos nos ofrecen caracterizaciones sobre el problema, sus causas e incipientes formas de contribuir a su solución. Al revisar cada relato sobre el problema social es posible identificar una selección de hechos que se plantea como objetiva e indiscutible, así como prioridades de intervención en el sector educativo. Así, diversos actores estamos construyendo el problema educativo desde posiciones específicas y, a la vez, validando o cuestionando los relatos oficiales.

Los relatos oficiales sobre el problema educativo a raíz de la pandemia por el Covid19, de forma resumida, se han centrado en la imposibilidad de las escuelas de ofrecer el próximo ciclo escolar una educación presencial. Así proponen la modalidad a distancia, fundamentalmente a través de la televisión y la radio, así como la entrega de materiales impresos que coadyuven al logro de aprendizajes esperados en “incuestionables” planes de estudio, a los que se opta simplemente por añadir una asignatura que enfatiza temas asociados a la vida saludable. Cabe señalar además, que en el planteamiento de un programa sectorial de educación este relato del problema educativo ni siquiera está presente, ya que parece concebirse como pasajero y sin efectos de largo plazo que atender.

Existen otros relatos muy influyentes en la opinión pública y la especializada en el ámbito educativo que hacen énfasis en la prioridad del logro de aprendizajes esperados en los planes de estudio, ante el riesgo y la alerta del desaprendizaje y del rezago. Se habla de catástrofe educativa. El abandono escolar es un elemento importante en los relatos alternativos que apuntan a un problema que se agudiza con la pandemia. Además, en estos relatos, la escuela es central, insustituible y el espacio de socialización indiscutible para NNA. Y si bien, reconocen la imposibilidad de una atención educativa presencial, conciben a la presencialidad como requisito indispensable para una educación de calidad.

Este preámbulo en el que recapitulo aquello que llama mi atención de la construcción del problema educativo, me lleva a presentar algunas consideraciones para el planteamiento del problema educativo desde una doble posición: 1) como investigadora educativa que ha centrado su indagación en la educación indígena e intercultural, en su articulación con preocupaciones socio-ecológicas presentes en las comunidades donde dicha educación se ofrece, y ante la crisis, en la investigación sobre la atención educativa brindada por los y las docentes a los NNA indígenas, su visibilización y sus retos; y 2) como madre cuyos hijos se encuentran en edad de asistir a la escuela.

Desde ese doble lugar, y partir de una investigación en proceso, observo que:

  1. En la construcción del problema educativo poco se ha considerado y ahondado en la atención educativa que han ofrecido las y los docentes, muchos de ellos, con adversas condiciones de trabajo. Poco se ha indagado sobre lo que sí han hecho, sobre su creatividad y sensibilidad para la atención educativa, de su acción más allá y a pesar de las instrucciones emitidas desde del gobierno federal y los gobiernos estatales. Y mucho se ha hablado de lo que no se ha logrado en términos de aprendizajes por la no presencialidad y por las deficientes estrategias educativas gubernamentales.
  2. El problema se presenta asociado a la escuela y no a la educación. La escuela se erige como el centro del problema y en donde se debe intervenir para solucionarlo. Así, los padres, las madres y la familia permanecemos en los márgenes en los que hemos sido colocados a través del tiempo; además nos ubicamos en estos márgenes como incapaces de enseñar lo que sabemos, de detonar aprendizajes relevantes y pertinentes en nuestros hijos e hijas, de generar y fortalecer en nuestros hogares espacios seguros y sensibles para afrontar la crisis que supone el confinamiento y la incertidumbre.
  3. En la construcción del problema educativo sólo tienen cabida los aprendizajes esperados, y concretamente aquellos aprendizajes “básicos” asociados a la lecto-escritura y las matemáticas – en un currículum que no fue pensado para este mundo en crisis, ni para el mundo post-Covid19, y que además, no está siendo cuestionado. Están ausentes preguntas como: ¿qué es relevante aprender en la escuela en medio de esta crisis? ¿Qué debemos enseñar a partir de esta crisis global y para qué? ¿Cómo podemos contribuir desde el ámbito educativo para transformar este mundo en crisis e incertidumbre? ¿Qué aprendizajes debemos priorizar?

Por lo anterior, me planteo el problema educativo considerando otros puntos de partida:

1) Repensando el rol de los padres, las madres y la familia en la educación de nuestros hijos e hijas, y también en la escuela. Si los padres y las madres fuimos colocados en los márgenes de la escuela para participar plenamente en el proceso de aprendizaje de nuestros hijos e hijas, ¿cómo hacer para que volvernos a ubicar al centro del proceso y que se valoren nuestros saberes y prácticas?

2) Valorando los “aprendizajes inesperados” (Mendoza Zuany, 2020) y visualizando un plazo más largo al logro de los esperados por el currículum (que debe ser repensado). Me pregunto por qué no replantear el relato de la catástrofe educativa, del rezago y del desaprendizaje, para construir el problema educativo en otros términos.

¿Qué pasaría en el mundo si dedicáramos un ciclo escolar a priorizar aprendizajes cotidianos sobre el cuidado de nuestro entorno natural y social, el cuidado de nuestra familia y nuestra comunidad, cómo alimentarnos sanamente y cuidar nuestro ser físico y espiritual, cómo convivir en la diversidad con respeto y aprendiendo de lo diverso, cómo ser empáticos con los demás, cómo no imponer ni lastimar a los demás cuando no nos ponemos de acuerdo, cómo ser mejores madres, padres, hijos, compañeros de trabajo…, cómo ser mejores personas? Valorar y propiciar la conexión de conocimientos, prácticas y capacidades locales-familiares-contextuales y escolares es crucial para afrontar la crisis socio-ecológica y sanitaria que supone el mundo post-Covid19 (Mendoza Zuany, 2019).

Al apropiarse del relato del rezago y del desaprendizaje, para muchos sería catastrófico que se dejara de aprender a leer, a escribir y matemáticas en la escuela – los «aprendizajes que importan» –sin reconocer que esto y muchas cosas más también se pueden aprender en la cotidianidad, en el contexto y el entorno de cada estudiante. Para mí, no sería catastrófico. Me parece que un ciclo escolar como que el que describo, sería lo mejor que le podría pasar a la humanidad en medio de esta pandemia.

Bibliografía

Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe (2020) Los aprendizajes in-esperados en casa para el mundo post Covid19. Educación Futura, 29 de mayo

(http://www.educacionfutura.org/los-aprendizajes-in-esperados-en-casa-para-el-mundo-post-covid19/)

Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe (2019) Conectar conocimientos locales-indígenas y escolares para afrontar la crisis socio-ecológica. Hacia una educación pertinente y relevante. Educación Futura, 17 de diciembre. (http://www.educacionfutura.org/conectar-conocimientos-locales-indigenas-y-escolares-para-afrontar-la-crisis-socio-ecologica/)

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/el-problema-educativo-en-la-pandemia-una-propuesta-para-construirlo-desde-otro-punto-de-partida/

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Argentina cerrará el 2020 con casi 63% de niños pobres

América del Sur/Argentina/09-08-2020/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Unicef indicó que al culminar el año, el país tendrá 1,2 millones de niños en situación de pobreza.

Al finalizar 2020 habrá 1,2 millones de pobres más entre los niños, niñas y adolescentes de Argentina que el año anterior, según un informe de Unicef elaborado en base a las nuevas proyecciones de caída del PBI que actualizó el que la organización realizó en mayo, que pronosticaba que 750 mil NNYA caerían en situación de pobreza para la misma época, números afectados por la pandemia de coronavirus.

Las nuevas estimaciones presentadas hoy alertan que entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones, con lo cual el porcentaje NNYA pobres alcanzaría casi el 63% (62,9%) al final de este año.

Unicef basa sus cálculos en datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y los pronósticos del Producto Bruto Interno (PIB) provenientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo multilateral que el pasado 24 de junio presentó las nuevas proyecciones por países que en el caso de Argentina dan cuenta de un incremento de la pobreza infantil de 4,3 puntos porcentuales en junio en relación a la estimación de mayo, pasando del 58,6% al 62,9% actual.

Estos datos forman parte del informe “Actualización de la estimación de pobreza infantil” que presentó Unicef junto a los resultados de la “Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el Gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes”.

La encuesta Unicef muestra que, más allá de la apertura de actividades, de la flexibilización de la cuarentena en parte del país y del programa de asistencia al trabajo y a la producción, aún hay 2,6 millones de hogares que tienen sus ingresos laborales reducidos, lo que representa 45% del total.

La representante de Unicef Argentina, Luisa Brumana, destacó que -en este contexto- el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) alcanza al 47% de los hogares, frente al 22% que lo recibía en abril.

“Son 13 millones de personas que habitan en 2,8 millones de hogares donde al menos un miembro recibe el IFE”, dijo Brumana y señaló que la continuidad de los programas de protección social “es clave para evitar que más hogares caigan en la pobreza extrema”.

“Deben redoblarse los esfuerzos para que ninguna familia en condiciones de vulnerabilidad se quede por fuera de estos beneficios”, agregó.

Una de las variables en las que impacta con más fuerza la disminución de los ingresos en los sectores vulnerables, es en el consumo de alimentos.

Los programas alimentarios como la Tarjeta Alimentar alcanzan al 36% de los hogares (frente al 19% en abril); el porcentaje de hogares encuestados que dejó de comprar algún alimento por no tener dinero disminuyó levemente del 28 al 26% de acuerdo al informe.

No obstante, la concurrencia a comedores populares aumentó (pasó del 8% al 10%) y mejoró notablemente el acceso: en abril el 8% de las personas que concurrieron a un comedor reportaron problemas para acceder o retirar viandas; en julio este porcentaje se redujo al 1%.

Fuente: https://www.diariodecuyo.com.ar/argentina/Argentina-cerrara-el-2020-con-casi-63-de-ninos-pobres-20200805-0054.html

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La escuela y los amigos, lo que más echaron de menos los niños y adolescentes durante la pandemia

Por: ABC

Al 22% de los participantes en la encuesta les preocupa que ellos o sus familias puedan ponerse enfermos.

Debido a la pandemia mundial por el coronavirus y las limitaciones para salir de casa que se han aprobado en varios países para contenerla, Educo ha realizado una encuesta a nivel mundial para saber cómo están viviendo niños y adolescentes está situación. El 27% de los participantes explicaron que lo que más echan de menos es poder ir a la escuela y el 21%, los amigos y amigas. Además de esto, los niños también añoran salir y jugar fuera de casa, visitar a sus familiares y amistades y ver a sus maestros, entre otros. «Todos estos resultados muestran la importancia que tienen las relaciones, en especial de amistad, y la escuela en su vida. Porque la escuela no es solo el lugar al que van a aprender materias. Es también un espacio relacional, de diversidad y de crecimiento personal desde el que acceden a nuevas experiencias y oportunidades», asegura Mikel Egibar, responsable de Educación de Educo.

El análisis de los resultados de la encuesta se recoge en el informe «La escuela está cerrada, ¡pero el aprendizaje, no!», realizado por Educo. El sondeo se realizó a través de Internet entre el 7 y el 23 de mayo. En ella participaron un total de 3.047 niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 18 años de una veintena de países de África, América, Asia y Europa.

A los niños también se les ha preguntado respecto a sus preocupaciones. El 22% ha respondido que lo que más les inquieta es que ellos o sus familiares se pongan enfermos. Para el 19%, lo más preocupante es que las personas adultas de su familia no puedan salir a trabajar y para más del 17%, que no haya dinero suficiente para pagar lo que necesitan en casa. «Los niños y adolescentes son muy conscientes de todo lo que les rodea y el impacto de la situación en la familia. Los adultos tendemos a pensar que no entienden lo que está pasando, pero nada más lejos de la realidad. Esta encuesta vuelve a confirmar que tienen una percepción muy aguda de lo que ocurre a su alrededor y son capaces de analizar cómo esta pandemia les está afectando a ellos y a la gente más cercana», afirma el responsable de Educación de la ONG.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-escuela-y-amigos-mas-echaron-menos-ninos-y-adolescentes-durante-pandemia-202007270106_noticia.html

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En la mira las y los adolescentes

La combinación de una burocracia educativa y universitaria insensible a la situación también de los adolescentes ha hecho que un movimiento de jóvenes haya acudido (01/07/20) a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para, con base en un detallado análisis, pedirle que recomiende la cancelación de los exámenes estandarizados de opción múltiple para el acceso al bachillerato y universidad. Ya vimos cómo esa insensibilidad en las pasadas semanas provocó que hasta cinco millones de niñas y niños y miles de jóvenes universitarios abandonaran la educación por los requisitos para muchos inalcanzables de los programas emergentes. Y todavía no acaba de terminar esa situación cuando ya tenemos enfrente el arranque de este otro poderoso mecanismo de segregación masiva, el de los exámenes de selección o asignación, que ni de lejos está pensado en poner a los niños y jóvenes en el centro como pomposa y contradictoriamente se proclama. A pesar de lo que afirma la presidencia de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de que, gracias a sus votaciones ahora todo mundo tiene derecho a la educación, resulta que están teniendo más derecho a ser respetados los requisitos excluyentes que se utilizaban cuando no existía ni formalmente, ni menos en los hechos, el derecho a la educación en los niveles superiores.

Los únicos problemas que hoy ven los funcionarios y rectores son logísticos y administrativos, no de derechos humanos. La Autónoma de Estado de México, entre otras, obligará a tener una computadora con cámara y micrófono a quienes deseen responder al examen, y conexión óptima, con lo que la exclusión por la vía de requisitos se dará no sólo en el proceso educativo, sino ahora desde el ingreso al mismo. Un software obligado convertirá a cada computadora, además, en un dispositivo de vigilancia para que el estudiante no copie mientras contesta en casa. Otras instituciones aplicarán el examen durante varios días, lo que genera falta de certeza en los resultados, pues tendrán que ser exámenes distintos. Es decir, la preocupación está en cómo procesar a casi un millón de objetos-aspirantes en el país (la mitad sólo en la ZMCM) y no en qué alternativas pueden disminuir el estrés de millones de familias que ahora se continúa con el examen. En Estados Unidos 53 universidades de excelencia, Harvard incluida, decidieron que, para aliviar la tensión del Covid-19, no aplicarán el examen estandarizado (similar al que utilizamos en México) con lo que ya son cientos de instituciones que anteriormente han tomado la misma decisión. Se trata de exámenes deslegitimados por su reconocida tendencia a excluir a las mujeres y los jóvenes de familias populares (y esto se demuestra claramente en la demanda del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior). Y que, por eso no eran/son utilizados como el único criterio para decidir la admisión. Únicamente en México se comete la barbaridad –por mera comodidad institucional– de fincar tan importante decisión sólo en ese resultado (a excepción de la UAM que lo combina con el promedio).

En el fondo, la queja ante la CNDH es contra los directivos, porque no han sido los órganos académicos o colegiados, ni estudiantes ni profesores, los que decidieron el procedimiento, tipo de examen y los criterios académicos de admisión, sino los directivos institucionales. Y son criterios tales que hacen posible que un año las y los aspirantes deben lograr 95 aciertos para ingresar y otro año sólo 40 aciertos. Se reconoce la igualdad en el derecho independientemente del resultado del examen. Pero, a pesar de ello, se enfatiza el discurso de que el acceso a la educación superior es un privilegio y no un derecho. Y se propicia así una mentalidad de superioridad y hasta confrontación respecto de los no admitidos (se les descalifica como flojos).

Así, la queja ante la CNDH por parte del MAES –que desde 2006 demanda la abolición de estos exámenes y la ampliación de las matrículas– va a ser una prueba de hasta qué punto el Estado mexicano está dispuesto a reconocer también en las universidades el derecho, ahora constitucional, que impulsó un gobierno que se ha pronunciado contra estos tests. Por eso, el MAES solicita la supresión del uso de estos exámenes, la ampliación de lugares en los niveles superiores y, además, la creación de mecanismos de paso del bachillerato a la superior que –como ya existe en la UNAM– faciliten el acceso igualitario a ese derecho. Si los lugares son limitados, aun así pueden asignarse con criterios de igualdad real para todos, incluyendo mujeres y pobres. Es otra época, otra constitución, las universidades e instituciones no pueden seguir en un pasado sin derecho igual para todos, so pena de quedar aisladas.

Algunos aprendimos, y ahora toca a Sandoval y Ackerman, que la calumnia no nace del afán de justicia, sino de la pura intención de inutilizar moral y políticamente al otro.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/07/04/opinion/020a1pol

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Las adolescentes quedan atrás en Kenia en sus derechos a la anticoncepción

Redacción: IPS Noticias

Al menos 54 por ciento de las adolescentes sexualmente activas en Kenia que no desean embarazarse no tienen acceso adecuado a los métodos modernos de anticoncepción. En la imagen, mujeres esperan por atención en un dispensario de salud materno infantil en el país.

Fue solo cuando Eva Muigai, de 17 años, estaba en el último trimestre que su familia descubrió que estaba embarazada. Muigai, una estudiante que vive con su familia en Gachie, en el centro de Kenia, había logrado disimular su gestación vistiendo ropa amplia.

«El plan era abortar pero estaba demasiado asustada. Una compañera de clase tuvo un aborto el año pasado y casi muere, así que seguí posponiéndolo, cuenta Muigai a IPS.

Cuando tenía cinco meses de gestación, reunió el coraje para ir con un primo a un centro comercial donde un hombre practica abortos, pero él se negó a hacerlo porque superaba los tres meses.

Un día, cuando ya estaba de siete meses, “simplemente me desmayé y mi madre trató de soltarme la ropa para que pudiera tomar más aire» y “entonces quedó claro que estaba embarazada», recuerda.

En abril, cuando faltaban dos semanas para la fecha de alumbramiento, Muigai tuvo que ser llevada de urgencia al hospital, por grandes calambres abdominales, y se la tuvo que practicar una cesárea de emergencia.

Su bebe recién nacido no sobrevivió y Muigai tuvo que volver al hospital una semana después por complicaciones postparto.

«Las complicaciones del embarazo y el parto son una de las principales causas de muertes y enfermedades prevenibles entre las adolescentes de 15 a 19 años en Kenia», dijo a IPS Angela Nguku, directora ejecutiva en Kenia de la Alianza Cinta Blanca para una Maternidad Segura.

La alianza está a la vanguardia en la defensa de la salud de los adolescentes y el acceso universal a la salud y los derechos sexuales y reproductivos  en este país del este de África, en asociación con la campaña mundial de Deliver For Good,  a favor de incorporar transversalmente la perspectiva de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Esa campaña promueve en particular 12 inversiones críticas en niñas y mujeres para impulsar un desarrollo inclusivo en la población y es desarrollada por  Women Deliver, una organización internacional de defensa de la igualdad de género y la salud y los derechos de las niñas y las mujeres. Hasta ahora se han sumado más de 400 organizaciones a la campaña.

Tamara Windau-Melmer, gerente sénior de Youth Engagement  (compromiso juvenil) en Women Deliver, explica que adolescentes a menudo se quedan atrás porque las políticas, los programas y las inversiones destinadas a apoyarlas no están diseñados de manera inclusiva y con perspectiva de género.

«Las adolescentes deben participar de manera significativa y auténtica en la toma de decisiones sobre sus propias vidas, especialmente en lo que respecta a la información y el acceso a la anticoncepción», dijo a IPS.

Windau-Melmer destaca que otro factor crítico es la educación sexual integral “ya que ofrece la oportunidad de llegar a las adolescentes con información y habilidades importantes para tomar el control de sus vidas y perseguir un futuro más brillante para ellas, sus familias y sus comunidades».

Pero esa educación sexual integral en Kenia es obstaculizada por los líderes religiosos, con gran control sobre este tipo de temas, lo que ha impedido hasta ahora que exista una política nacional sobre salud sexual y reproductiva dirigida a los adolescentes.

Por ello permanece también en el papel el compromisos adoptado por el gobierno de proporcionar servicios de salud sexual y reproductiva de calidad y asequibles para adolescentes, recuerda Nguku, de la Alianza Cinta Blanca, si bien en 2015 se actualizó formalmente una política de información y servicios de calidad en la materia para las adolescentes.

Las adolescentes  representan aproximadamente una quinta parte de la población femenina keniana, de más de 26 millones. Las madres adolescentes  aportan 14 por ciento de los nacimientos,  según la más reciente encuesta demográfica y de salud de Kenia.

El internacional Instituto Guttmacher indica en una de sus investigaciones que 63 por ciento de los embarazos entre adolescentes en Kenia no son intencionales, como fue el caso de Muigai, y 35 por ciento de estos embarazos indeseados terminan en aborto.

Pero la investigación realizada por el Instituto Guttmacher muestra que en el país 54 por ciento de las mujeres adolescentes sexualmente activas muy insatisfecha su necesidad de acceder a métodos modernos de anticoncepción.

El estudio resalta que si las adolescentes contases con esos métodos de anticoncepción, los embarazos no deseados de este sector caerían en 73 por ciento en Kenia, porque las adolescentes representan 86 por ciento de las mujeres que quedan embarazadas sin desearlo.

El Instituto Guttmacher también concluye que una combinación de anticonceptivos modernos y de atención adecuada durante el embarazo para las adolescentes reduciría la mortalidad materna entre ellas en 76 por ciento. Actualmente las muertes maternas alcanzan el número de 450 cada año.

Estas sombrías estadísticas se contradicen con el impresionante progreso del país sobre el acceso a los anticonceptivos entre las mujeres jóvenes y adultas.

En la Cumbre de Planificación Familiar, celebrada en Londres en 2012, Kenia se comprometió a aumentar el acceso a los métodos de anticoncepción moderna a las mujeres casadas, hasta 58 por ciento, una meta que el país superó.

Actualmente, según datos del Ministerio de Salud, 61 por ciento de todas las mujeres usan algún método anticonceptivo, pero ese porcentaje baja a 40 por ciento en el caso de las adolescentes. Como resultado, casi una de cada cinco adolescentes ha tenido un parto de un niño vivo o está embarazada de su primer hijo, según ese ministerio.

«Nuestra sociedad es muy religiosa e incluso cuando las políticas permiten a las jóvenes acceder a todos los servicios de salud sexual y reproductiva a los que tienen derecho todas las mujeres, la situación es muy diferente en el terreno», dijo a IPS Georgina Nyambura, fundadora de Umoja Women Mobile Health Care , una organización comunitaria con más de 6000 miembros en todo el país.

Para abordar los temores de estigma y discriminación hacia las mujeres adolescentes, Nyambura insta al gobierno y a los actores del sector de la salud a revaluar la forma en que este grupo accede a los servicios, incluida la información sobre sexualidad.

Covid-19 revertirá logros

Una nueva amenaza se cierne sobre la concreción de los derechos sexuales y reproductivos de las adolescentes kenianas: la pandemia de la covid-19, de la que se han registrado en el país más de 1200 casos y que ha provocado una cuarentena nacional desde abril, con un toque de queda nocturno.

Para Grace Kanini, enfermera en uno de los hospitales de referencia de Kenia, la pandemia “solo ampliará la brecha existente entre las mujeres adolescentes y todos los servicios de salud sexual y reproductiva que necesitan. Los recursos humanos y financieros ahora se han destinado a combatir esta crisis de salud”.

«Por otro lado, las personas solo irán al hospital ahora si es una cuestión de vida o muerte. Las pandemias afectan nuestros comportamientos y patrones de búsqueda de servicios de salud» y eso pasará con las mujeres adolescentes con una vida sexual activa, aseguró.

Fuente: https://www.ipsnoticias.net/2020/05/las-adolescentes-quedan-atras-kenia-derechos-la-anticoncepcion/

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