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Por educación de las niñas en Afganistán, talibanes se reúnen con emisario del Reino Unido

Por: Semana.com

La educación de las niñas bajo el régimen talibán está siendo materia de estudio de parte del Reino Unido, y en Afganistán están dispuestos a ceder con tal de abrirse al mundo.

Líderes talibanes se reunieron este martes en Kabul con un emisario del Reino Unido, en momentos en que el nuevo régimen busca desesperadamente romper su aislamiento diplomático y tranquilizar a la comunidad internacional, sobre todo en cuanto a la educación de las niñas.

Hasta ahora ningún país ha reconocido al nuevo régimen islamista, que tomó el poder en Afganistán hace 50 días. Pero ante el temor de que estalle una grave crisis humanitaria en ese país, totalmente dependiente de la ayuda internacional tras 20 años de guerra, se multiplican las maniobras diplomáticas para intentar encontrar compromisos.

El enviado del Reino Unido para Afganistán, Simon Gass, se reunió con dos altos responsables talibanes, el ministro de Relaciones Exteriores, Amir Khan Muttaqi, y el viceprimer ministro Abdul Ghani Baradar, señaló el Foreign Office en un comunicado.

Abordaron “la crisis humanitaria en Afganistán, la manera de impedir que el país vuelva a convertirse en un foco del terrorismo internacional y la necesidad de permitir a los afganos y a los extranjeros partir del país si lo desean”, señaló la cancillería británica.

Un estudiante se sienta dentro de un aula después de que las universidades privadas reabrieran en Kabul el 6 de septiembre de 2021. - Las mujeres que asisten a universidades privadas afganas deben usar una bata abaya y un niqab que cubra la mayor parte de la cara, han ordenado los talibanes, y las clases deben estar segregadas por sexo - - o al menos dividido por una cortina. (Foto de Aamir QURESHI / AFP)Las mujeres que asisten a universidades privadas afganas deben usar una bata abaya y un niqab que cubra la mayor parte de la cara, han ordenado los talibanes, y las clases deben estar segregadas por sexo – – o al menos dividido por una cortina. (Foto de Aamir QURESHI / AFP) – Foto: AFP

El portavoz del ministerio afgano de Relaciones Exteriores, Abdul Qahar Balkhi, publicó tuits y fotos de la reunión en la que, dijo, se llevaron a cabo “discusiones detalladas sobre la reactivación de las relaciones diplomáticas bilaterales”.

El Foreign Office fue mucho más prudente y señaló que durante las conversaciones se habló también del “trato a las minorías, y de los derechos de las mujeres y las niñas”. Los occidentales condicionaron cualquier relación duradera con los talibanes al respeto de los derechos de las mujeres. Hasta ahora, los talibanes han hecho algunos gestos, pero mínimos.

En la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán, las niñas pudieron regresar a algunas escuelas, anunciaron el martes un responsable afgano y profesores, pero esta medida no se aplica al resto del país.

Un portavoz del movimiento publicó un video de decenas de niñas regresando a las aulas. La mayoría de ellas llevaban el uniforme escolar tradicional de las niñas afganas, una larga túnica negra y un pañuelo blanco en la cabeza, pero otras iban vestidas con un niqab negro. En las imágenes se las ve sentadas en bancas, agitando la bandera de los talibanes. Varios profesores y directores confirmaron a la AFP la reapertura de varias escuelas de la región.

A Taliban fighter walks past a beauty salon with images of women defaced using spray paint in Shar-e-Naw in Kabul on August 18, 2021. (Photo by Wakil KOHSAR / AFP)La imagen de la mujer ha sido fuertemente censurada en Afganistán. (Photo by Wakil KOHSAR / AFP) – Foto: AFP

”Cerrado para las niñas”

Pero más allá de este comienzo de curso cuidadosamente orquestado, un funcionario del ministerio de Educación en Kabul, Mohammad Abid, dijo a la AFP que las reglas no habían cambiado. “Las escuelas secundarias siguen cerradas para las niñas”, afirmó. Las escuelas afganas reabrieron a mediados de septiembre, pero sólo para los niños.

Las mujeres tienen acceso únicamente a la educación primaria y a universidades privadas, pero sólo si llevan el velo integral y no se mezclan con los hombres. La comunidad internacional ha condenado estas medidas y temen que los talibanes estén imponiendo el mismo tipo de régimen fundamentalista y brutal que cuando estaban en el poder entre 1996 y 2001.


Varias mujeres participan en una protesta para exigir respeto a sus derechos en Afganistán bajo el gobierno talibán, el viernes 3 de septiembre de 2021, en Kabul. (AP Foto/Wali Sabawoon)

Talibanes aseguran que las niñas en Afganistán volverán a estudiar “lo antes posible”

Desde su regreso al poder a mediados de agosto, los talibanes han intentado tranquilizar a la población afgana y a la comunidad internacional diciendo que serán menos estrictos que en el pasado, pero no convencen a nadie.

Amnistía Internacional denunció el martes el asesinato de 13 hazaras [un grupo étnico de lengua persa] en la provincia central de Daykundi el 30 de agosto, que calificó de “crimen de guerra”. Once de los asesinados eran antiguos soldados del gobierno y, según los testimonios recogidos por la organización de derechos humanos, nueve de ellos fueron ejecutados tras rendirse.

https://www.semana.com/mundo/articulo/por-educacion-de-las-ninas-en-afganistan-talibanes-se-reunen-con-emisario-del-reino-unido/202146/

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Los talibanes refuerzan las restricciones a los derechos de las mujeres afganas

Por: Democracy now

El nuevo rector de la Universidad de Kabul, designado por los talibanes, anunció el lunes que se prohíbe por tiempo indefinido que las mujeres asistan a clase, ya sea como profesoras o estudiantes. Además, la primera escuela de conducción de automóviles para mujeres de Afganistán informa que sus actividades se han estancado desde la toma de poder de los talibanes en agosto.

Nilab Durrani: “Desde el colapso del Gobierno anterior, no hemos inscrito ni a una sola estudiante nueva, ni tampoco nadie se ha comunicado con nosotros para registrarse. Las alumnas que habíamos admitido nos llaman y nos preguntan si pueden volver a clase, pero están preocupadas por su seguridad”.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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El ataque a la educación en Afganistán

Por: Jerome Marston|Marika Tsolakis/elpais.com

Los líderes mundiales y las organizaciones humanitarias deben unirse para proteger las escuelas, las universidades, a los estudiantes y a los docentes ahora que la toma del poder por parte de los talibanes amenaza el aprendizaje

Unas semanas antes de que los talibanes se apoderaran de Gazni en agosto, los medios de comunicación locales informaron de que los combatientes habían quemado una de las escuelas para niñas de la ciudad afgana. Por desgracia, no se trató de un incidente aislado. El bombardeo o la quema de centros de estudios y los asesinatos selectivos de estudiantes y educadores formaban parte de una táctica utilizada con frecuencia por este grupo armado en su lucha por el control territorial del país.

A lo largo de los últimos cinco años, colegios, universidades, profesores y alumnos han sufrido semanalmente ataques perpetrados por grupos armados no estatales, como los talibanes, así como por las fuerzas armadas afganas y las fuerzas internacionales. Solo en 2021 se denunciaron más de 75 ataques contra la educación. En unos 45 de ellos se emplearon armas explosivas, como bombas lanzadas desde el aire, fuego de artillería y artefactos explosivos improvisados.

Sin embargo, a pesar de la frecuencia de estas agresiones, a menudo deliberadas, el anterior Gobierno afgano y sus socios lograron aumentar exponencialmente el número de centros escolares y de alumnos matriculados en ellos. Este acceso a la educación, que tanto ha costado conseguir, debe seguir siendo prioritario en Afganistán, y las escuelas, las universidades, sus alumnos y sus docentes tienen que ser protegidos de los ataques.

Entre 2018 y mediados de 2021, la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA, en sus siglas en inglés) identificó más de 200 ataques a la educación en Afganistán con empleo de armamento explosivo. En estos atentados resultaron muertos o heridos centenares de alumnos y profesores, y docenas de colegios y universidades sufrieron daños o fueron destruidas. Las armas con efectos de gran alcance son particularmente peligrosas porque producen una fuerte explosión, son capaces de esparcir fragmentos por un amplio radio, y muchas son tan poco precisas que pueden causar daño indiscriminado a la población civil. Además, esta clase de agresiones ha aumentado: a lo largo de los últimos tres años y medio, la proporción de ataques a la educación realizados con armas explosivas creció en comparación con los incendios provocados, los saqueos, las redadas, las amenazas y los asaltos a mano armada.

Entre 2018 y mediados de 2021, la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA) identificó más de 200 ataques a la educación en Afganistán con empleo de armamento explosivo

Según el nuevo informe de la GCPEA, Las consecuencias de las armas explosivas para la educación: estudio práctico de Afganistán, en los últimos tres años y medio, en el país asiático los grupos armados no estatales utilizaron explosivos contra centros educativos para niñas en un mínimo de dos ocasiones cada año. Al parecer, estos ataques hirieron o acabaron con la vida de al menos 160 alumnas y miembros del personal docente, y causaron destrozos como mínimo en cinco escuelas para niñas o las destruyeron totalmente.

Varios de estos atentados acapararon los titulares internacionales. El 8 de mayo de 2021, un grupo armado no identificado detonó un coche lleno de explosivos y otras dos bombas delante del instituto Sayed Shuhada, un centro docente para niñas situado cerca de Kabul, matando al menos a 85 civiles e hiriendo a más de 240. Unos meses antes, en noviembre de 2020, un grupo de hombres armados había irrumpido en la Universidad de Kabul, donde hicieron estallar explosivos, se enzarzaron en un tiroteo y retuvieron a decenas de estudiantes y miembros del personal como rehenes en las aulas. Más de 40 personas resultaron muertas o heridas.

Los atentados contra la educación tienen repercusiones que van más allá de las víctimas y la destrucción. Los centros educativos de los alrededores pueden cerrar temporalmente, los estudiantes pueden perderse semanas o meses de clase, y al regresar, el miedo y el trauma interfieren en el aprendizaje.

El anterior gobierno afgano consiguió avanzar en la protección de los centros de estudios de los ataques, en parte gracias a la firma en 2015 de la Declaración sobre Escuelas Seguras y a la adopción de medidas para poner en práctica sus compromisos. Por ejemplo, desde la firma de la declaración, las fuerzas armadas afganas utilizaron menos centros de enseñanza con fines militares. Asimismo, junto con los agentes educativos, las autoridades desarrollaron un marco integral de seguridad escolar utilizado para evitar los peligros en el centro de enseñanza o en el camino de ida o de vuelta.

Ahora, con los talibanes en el poder, estos avances están en peligro, y las mujeres y las niñas son las que más pueden perder.

En las zonas del país que ya estaban bajo control talibán antes de 2021, el acceso de las niñas a la educación era limitado, y las profesoras, las alumnas se enfrentaban a amenazas diarias. Se prevé que la violencia contra la educación de las niñas aumente en los próximos meses, poniendo en peligro a las que todavía tengan el valor de asistir a clase.

En las últimas semanas, las mujeres y las niñas de Afganistán han demostrado que no están dispuestas a renunciar a su derecho a la educación, y se han manifestado en las principales ciudades. La comunidad internacional debe expresar su apoyo a la educación en Afganistán y garantizar la seguridad de alumnas y docentes.

Los donantes y las organizaciones humanitarias tienen que respaldar las medidas para garantizar la continuidad y la seguridad de la educación a todos los niveles, tanto para las niñas como para las mujeres, y realizar esfuerzos coordinados para prestar asistencia educativa bajo el Gobierno actual.

Además, las fuerzas armadas y los grupos que operan en el país deben evitar los ataques a la educación, y el Gobierno y los organismos internacionales con influencia en las facciones armadas deberían presionarlas para que salvaguarden los colegios, a los docentes y a los estudiantes de todos los géneros.

Las nuevas autoridades debe seguir trabajando en la aplicación de la Declaración sobre Escuelas Seguras, de manera que se mantenga el carácter civil de las escuelas y las universidades y se proteja a los estudiantes y los profesores.

El momento actual es crucial para preservar los logros y garantizar que todos los profesores y estudiantes, y particularmente las niñas y las mujeres puedan continuar con su educación

Con ocasión del segundo Día Internacional para proteger la Educación de Ataques, celebrado la semana pasada, la GCPEA hace un llamamiento a la acción mundial urgente. Solo en 2020, la coalición recopiló 2.400 denuncias de ataques a la educación o de uso militar de instalaciones educativas en todo el mundo, con más de 2.700 estudiantes, profesores e investigadores heridos, muertos o afectados por ellos.

España puede desempeñar un papel importante a la hora de poner en práctica las recomendaciones mencionadas y garantizar una educación segura no solo en Afganistán. A principios de este año, España, con el apoyo de la GCPEA, impartió por internet un curso de formación sobre la aplicación de la Declaración sobre Escuelas Seguras que reunió a más de 90 representantes de los ministerios de Defensa, Educación y Asuntos Exteriores de 20 países. La formación partió del compromiso adquirido por el Gobierno español en la Tercera Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras celebrada en Palma de Mallorca en mayo de 2019. Asimismo, España será uno de los anfitriones de la cuarta edición de este evento, que tendrá lugar en octubre en Abuya, Nigeria.

El momento actual es crucial para preservar los logros y garantizar que todos los profesores y estudiantes, y particularmente las niñas y las mujeres, estén a salvo del daño, la muerte y la destrucción de los ataques y puedan continuar con su educación.

Jerome Marston y Marika Tsolakis son investigadores de la Coalición Global para proteger la Educación de Ataques (GCPEA).

https://elpais.com/planeta-futuro/2021-09-14/el-ataque-a-la-educacion-en-afganistan.html

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Entrevista a la historiadora afgana Mejgan Massoumi «Nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas»

Por María Landi/Francisco Claramunt/brecha.com.uy

A diez días de la caída de Kabul, Massoumi conversó con Brecha sobre la situación actual en el país, el legado de la ocupación y la resistencia al régimen fundamentalista.


Massoumi es doctora en Historia, investigadora del Afganistán moderno y graduada en la californiana Universidad de Stanford, donde hoy es docente en el programa Educación Civil, Liberal y Global. Su familia huyó de Afganistán en 1980, un año después de que tomara el poder el régimen comunista que lo gobernó hasta 1992. Su última visita al país fue en 2018, para realizar un trabajo de campo y una investigación para su tesis, según explica a Brecha.El diálogo que reproducimos a continuación transcurrió vía email.

—Desde que los talibanes se hizo con el control del país, parece que Occidente se acordó de la suerte de las mujeres afganas y entró en pánico, como si durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y la OTAN la situación de las mujeres y del pueblo en general en el país hubiera sido buena y próspera. ¿Cuáles son sus comentarios u observaciones sobre esta percepción?

Parte de la justificación de la «guerra contra el terror» en 2001 tenía que ver con las feministas occidentales, que creían que había que «salvar» a las mujeres afganas de la opresión de los talibanes. Es interesante, porque nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas. De hecho, siguen sin preguntarles.

Los logros de los últimos 20 años para las mujeres y para muchas personas de Afganistán tienen que ver con el hecho de que ellas y ellos mismos hicieron retroceder los sistemas de opresión que pretendían controlarles, ya sea el imperialismo occidental o el terrorismo talibán. Muchas mujeres en los medios de comunicación asumieron grandes riesgos en sus carreras para ser creativas con la nueva programación, para ser periodistas que hacían preguntas difíciles a los líderes afganos e internacionales y hacerlos rendir cuentas. No creo que se pueda decir que las mujeres tuvieron la oportunidad de hacer estas cosas debido a la ocupación estadounidense. Creo que las mujeres afganas son fuertes, inteligentes y capaces de hacer cualquier cosa en este mundo, y lucharon mucho por sí mismas para ganar su derecho a participar en la vida pública y exigir su autonomía.

—¿Cuál fue la situación durante estos 20 años? ¿Hubo realmente mejoras e inversión significativas en la vida y las condiciones de las mujeres? Teniendo en cuenta los billones que invirtieron Estados Unidos y sus aliados en los sectores militar y de seguridad y en el apoyo a los señores de la guerra locales, ¿qué podría haberse hecho de otra manera?

Creo que ya hay muchas pruebas que demuestran todos los fracasos de la aventura estadounidense en Afganistán. Si mirás los informes del SIGAR (1) o los «Afghanistan Papers» publicados por The Washington Post, se pueden ver las pruebas de corrupción, la mala gestión, la falta de un plan claro de la guerra o de por qué los estadounidenses estaban allí… Todas estas cosas son pruebas de lo que salió mal.

Cuando Estados Unidos comenzó su guerra, en 2001, después de los sucesos del 11-S, su retórica −especialmente bajo el presidente Bush− era «no negociamos con terroristas» o con «quienes los albergan», y, sin embargo, en 2020 Estados Unidos se puso a elaborar un acuerdo de paz con los talibanes en Doha, Catar. Y sin la participación del Gobierno afgano. La forma en que Estados Unidos ha considerado esta guerra y su propósito fue errónea desde el principio, especialmente si se considera que el objetivo era deshacerse de los terroristas y ahora han firmado un acuerdo de paz que reinstaló a los terroristas en Afganistán.

Como dije antes, creo que las mujeres afganas han conseguido importantes avances en los últimos 20 años, pero el regreso de los talibanes amenaza con borrarlos todos. Cuando se apoderó del poder, emitió edictos amenazando con casar a las mujeres solteras y a las viudas menores de 45 años.

—¿Cree que los talibanes han cambiado en estos 20 años, en algún sentido? ¿Habrá alguna diferencia en comparación con su anterior Gobierno comenzado hace 25 años? ¿Por qué cree que su discurso ha sido casi «conciliador» en sus primeras ruedas de prensa y declaraciones?

No. Creo que todo lo que intentan mostrar de sí mismos ahora bajo una luz positiva es una fachada. Como ya mencioné, desde su toma del poder ya estaban emitiendo proclamas para controlar los cuerpos de las mujeres y obligarlas a casarse. Su violencia no cesará en el lapso de una semana y sería muy ingenuo creer que se han reformado. Los informes y videos de todo el país muestran que han atacado hogares y amenazado a cualquiera que trabajara con los estadounidenses.

También es peligroso aceptar por pragmatismo a un grupo terrorista que se hizo con el poder. Una vez que empezamos a hablar de «bueno, pero ahora están en el poder» se les da legitimidad, y no creo que un grupo terrorista deba tener legitimidad en nuestro mundo para dirigir un país. Es un crimen. El pueblo afgano no votó por los talibanes. Este grupo lleva más de 20 años aterrorizando a la gente y el pueblo afgano no olvidará sus atrocidades.

—¿Cuál es su percepción sobre el sentimiento de la mayoría de la población respecto a la vuelta de los talibanes al poder? Por supuesto, puede variar en función de las regiones, los géneros, el medio urbano o rural, etcétera, pero me pregunto cuál es su base de apoyo, más allá del miedo y el respeto natural que puede imponer una poderosa organización armada.

Los afganos y afganas se están levantando y resistiendo de diversas maneras. Reclaman su bandera nacional y los símbolos de su país y no aceptan la bandera de los talibanes. Reclaman su hermosa religión al grito de «Allahu Akbar» («Alá es más grande») y niegan así esta idea de que los talibanes pueden utilizar la religión para justificar su violencia. El islam es una religión de paz, no de violencia.

—¿Cuáles son los sentimientos y los temores de las mujeres, qué piensan de la retirada estadounidense y de la forma en que se hizo, cómo están siendo y serán afectadas sus vidas en realidad, y cuáles son las perspectivas para ellas?

Me temo que muchas personas afganas −independientemente de si son mujeres u hombres− viven una tremenda sensación de traición por parte de Estados Unidos. Creo que todo el mundo en el país quería que los estadounidenses se fueran, sin duda, pero no de esta manera. Estados Unidos utilizó el territorio afgano durante 20 años para librar una guerra contra el terrorismo y hacer que el mundo fuera «más seguro». Y, sin embargo, con esta retirada Estados Unidos no le ha dado ninguna dignidad al pueblo afgano. En el aeropuerto, se privilegia la seguridad de las vidas estadounidenses por encima de las afganas. Estados Unidos veía al pueblo de Afganistán como «aliado», pero ha tratado a esos aliados como «bajas desafortunadas» en este escenario. Que el presidente Biden sugiera que los soldados afganos eran cobardes que no querían luchar por sí mismos es negar los aproximadamente 66 mil soldados afganos que murieron en el transcurso de esta guerra. Ese número por sí solo significa sacrificio y compromiso.

—¿Qué podemos hacer en el Sur global, y en América Latina en particular, para apoyar al pueblo afgano? ¿Qué pueden y deben hacer las organizaciones feministas para comprender y apoyar realmente a las mujeres afganas de forma positiva y constructiva?

¡Por favor, no reconozcan ni apoyen al Gobierno talibán! Presionen a cualquier gobierno que apoye a los talibanes para que dejen de hacerlo y para que no lo financie. A menos que apoyen el terrorismo, no deberían permitir que esto le ocurra a un país que ha soportado más de 40 años de guerra. Por favor, incidan para que Afganistán sea libre, y para que el propio pueblo afgano decida quiénes deben ser sus dirigentes. Esto no debería ser una decisión de los imperialistas o de los terroristas talibanes. El pueblo afgano debería decidir por sí mismo.

—¿Qué más le gustaría decir o señalar sobre la situación actual que no haya sido destacado lo suficiente en los análisis occidentales?

Creo que la gente no comprende realmente el importante lugar que ocupa Afganistán en este mundo. Aparte de ser utilizado como lugar de guerra, para mí Afganistán es un lugar de paz, de imaginación, de experimentación y, sobre todo, de amor. Pero si seguimos pensando en Afganistán solo como un lugar de víctimas y horror, estaremos ciegas a todo el amor que ofrece al mundo y a cómo −si tiene su propia autonomía y un gobierno decidido por el pueblo− puede ser uno de los lugares más poderosos de este mundo. Me pregunto si será por eso que tantas potencias mundiales están interesadas en él…


Fuente: https://brecha.com.uy/nadie-pregunto-nunca-a-las-mujeres-afganas-que-querian-ellas/

Nota:

1). El Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) fue creado por el Congreso estadounidense con el fin de auditar los fondos destinados a esa tarea. Su misión oficial es «promover la economía y la eficacia de los programas de reconstrucción financiados por Estados Unidos en Afganistán y detectar y evitar el fraude, el despilfarro y los abusos mediante la realización de auditorías, inspecciones e investigaciones independientes, objetivas y estratégicas». Significativamente, la portada de su sitio web contiene un informe titulado: «Lo que tenemos que aprender: lecciones de 20 años de reconstrucción en Afganistán»

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Pide UNESCO mantener avances en Derechos Humanos y educación en Afganistán

UNESCO

Afganistán se encuentra en un punto de inflexión en su historia. Para el país, como para toda la región, es esencial que se mantengan los progresos logrados en las dos últimas décadas en materia de derechos humanos, educación y estándares internacionales.

Desde 2002, la UNESCO y sus socios afganos e internacionales han llevado a cabo varios programas de ámbito nacional para reformar el sistema educativo, proteger el patrimonio cultural, aumentar la capacidad científica y garantizar la seguridad de los periodistas. Estas iniciativas han contribuido a impulsar el desarrollo de Afganistán.

Los progresos de Afganistán incluyen:

  • Un aumento significativo del 34% (2002) al 43% (2020) de la tasa de alfabetización.
  • Desde 2006, con el apoyo de aliados como Dinamarca, Japón, Noruega, Suecia, agencias de la ONU y organizaciones de la sociedad civil de todo el país, la UNESCO ha llevado a cabo el mayor programa de alfabetización de la historia de Afganistán: 1 millón 242 mil alumnos, entre ellos 800 mil mujeres y niñas, se han beneficiado de este programa. Los programas de alfabetización también han formado a 45 mil agentes de policía.
  • Desde 2002, la UNESCO ha colaborado con el gobierno en el desarrollo de una reforma educativa que abarca todas las estrategias nacionales de educación, incluido un análisis exhaustivo del sector educativo, una reforma del plan de estudios general (que afecta a más de un millón de alumnos) y un plan estratégico para la enseñanza superior. Este plan permitió la creación del primer Instituto Nacional de Planificación Educativa de la historia.
  • La UNESCO ha reforzado y aumentado las competencias en Afganistán y ha formado a miles de funcionarios afganos.
    • En el ámbito de la educación, hemos formado a 741 funcionarios de planificación de las 34 provincias.
    • En el ámbito de la cultura, hemos formado a varios conservadores y profesionales de museos, así como a especialistas en cultura, para que realicen inventarios y supervisen los sitios del patrimonio.
  • Se han llevado a cabo operaciones de salvaguardia a gran escala para la preservación de los restos del Valle de Bamiyán y del Minarete de Jam junto con otros monumentos emblemáticos de la identidad afgana, cuya conservación es crucial para la cohesión nacional.
  • Se han puesto en marcha varias iniciativas culturales para reactivar el tejido cultural y la creatividad en Afganistán, como el Centro Cultural de Bamiyán, sede de exposiciones y cursos, y concursos de fotografía que en 2017 dieron lugar a la Bienal de Fotografía de Kabul.
  • Desde 2018, el programa Física sin Fronteras, gestionado por el Centro Internacional Abdus Salam de Física Teórica (CIFT) de la UNESCO, ha estado trabajando con la Universidad de Kabul para ayudar a la facultad a desarrollar planes de estudio en física. Unos 400 estudiantes afganosvinieron de todo el país para asistir a cursos intensivos de física en la Universidad de Kabul.
  • Afganistán cuenta con uno de los ecosistemas mediáticos más dinámicos a nivel regional: 1.879 medios de comunicación activos, 203 canales de televisión, 349 emisoras de radio y 1.327 periódicos.
  • En 2020, había mil 741 mujeres profesionales de los medios de comunicación en Afganistán, de las cuales mil 139 eran periodistas.

Todos estos logros demuestran que la sociedad afgana actual es muy diferente a la de hace 20 años. El país ha conseguido grandes avances en el desarrollo del país, pero hay que preservarlos y continuar trabajando para que todos los esfuerzos no hayan sido en balde.

Afganistán aún se enfrenta a muchos retos:

  • 12 millones de jóvenes y adultos (mayores de 15 años) siguen sin saber leer y escribir.
  • Entre 2006 y 2021 fueron asesinados 81 periodistas, 7 de ellos en agosto de 2021.
  • Entre septiembre de 2020 y febrero de 2021, casi una de cada cinco mujeres periodistas dejó la profesión, debido a la violencia y amenazas constantes.

La UNESCO se compromete a intensificar su apoyo al pueblo afgano. Teniendo en cuenta los logros alcanzados en los últimos veinte años, la Organización desea recordar a la comunidad internacional los retos que debe afrontar en sus ámbitos de competencia, para que sirva de referencia en el futuro.

https://www.onu.org.mx/pide-unesco-mantener-avances-en-derechos-humanos-y-educacion-en-afganistan/
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No abandonemos a las mujeres de Afganistán

Fuentes: https://tribunafeminista.elplural.com/Ana de Blas 

Las armas, la bandera blanca y negra y el odio de la milicia talibán se encuentran de nuevo al frente de Afganistán y el destino de sus 32 millones de habitantes. Este es un recorrido por las iniciativas y las tomas de postura de mujeres en nuestro país para no abandonar a quienes se llevarán la peor parte con la aplicación extrema de la ley islámica: las mujeres y las niñas afganas. Según algunos testimonios, la represión contra las activistas, la imposibilidad de trabajar o la conversión en esclavas sexuales –casadas a la fuerza– ya han comenzado. Los burkas han regresado a Kabul mientras en Barcelona alguna mujer se manifiesta quemando el suyo ante la sede local de Naciones Unidas.


Clamar en el desierto

“Hemos estado clamando en el desierto, que se hiciese algo para evitar lo que ya ha llegado”. Quien habla es la periodista de RTVE Pilar Requena, autora del libro Afganistán (Síntesis, 2011), y que junto a su colega Paloma García Ovejero acompaña a la presentación de la iniciativa “Abrid las puertas a Afganistán y a las afganas”, promovida por un grupo de periodistas españolas y que ha tenido difusión trasnacional. Requena y García Ovejero forman parte de la Asociación de Mujeres que Cuentan el Mundo (ACM), formada por profesionales de la comunicación vinculadas a la información internacional.

Pilar Requena es la actual directora de Documentos TV en la televisión pública y conoce bien el terreno afgano. Un país hoy de nuevo en manos del poder talibán, que ya gobernó entre 1996 y 2001, aplicando la sharía –o ley islámica– en su forma más violenta, entre lapidaciones, latigazos y ejecuciones, y condenando a las mujeres y las niñas a la pérdida de todos sus derechos, incluyendo el de ir a la escuela. Durante todo este agosto, los boletines de noticias han estado desgranando los acontecimientos en una región que representa un enorme fracaso para la llamada comunidad internacional, tras veinte años de intervención militar directa. En febrero de 2020, Estados Unidos acordó con los talibanes en Doha, Qatar, su retirada y la de sus aliados, dándoles con ello una carta de identidad como actores internacionales. Y ahora hemos visto muchedumbres agolpadas intentando acceder al aeropuerto de Kabul, la capital del país, y personas aferradas a los aviones extranjeros. Hemos leído a mujeres profesionales y activistas suplicando por una vía de salida. Bajo el intento de parecer “moderados” ante las cámaras, vemos armas, vehículos militares, velos y burkas. El regreso de la palabra “talibán” a la actualidad remite al terror por la realidad más cruel del poder violento de hombres contra mujeres.

La periodista Pilar Requena, en Madrid. (A. B.)

La periodista Pilar Requena, en Madrid. (A. B.)

Colapso de Afganistán, decadencia de Occidente

“Es verdad que evacuaremos a todos los que podamos, pero son una ínfima parte”, continúa la reportera. “Lo que dejamos atrás es todo un pueblo, mujeres y hombres afganos, que creyeron en nosotros”. Explica cómo esa población ha tenido que aguantar en el poder a muchos señores de la guerra –“criminales de guerra”, añade, “que han sido impuestos por la comunidad internacional durante estos veinte años”–. En estos días duros, “lo que recuerdo es a todas esas mujeres, niñas y adolescentes afganas que han confiado, que se quitaron el burka, que se quitaron el terror, que creyeron en un futuro mejor, que fueron a los colegios, a las universidades, que han trabajado, que han colaborado, y que ahora tienen que esconderse, huir, o en el peor de los casos terminarán siendo esclavas sexuales de esos combatientes”. Requena es contundente con los intentos de aparentar cierta moderación ante las cámaras por parte de los integristas: “los talibanes no son mejores que los de los años noventa. Son incluso peores, y más violentos. Entonces no existieron las esclavas sexuales, ahora ya están aplicando esa práctica que aprendieron del autodenominado Estado Islámico en Siria y en Irak”.

Para Requena, el Acuerdo de Doha “ha sido un error fundamental de Estados Unidos, les ha hecho crecerse y está enviando un mensaje a terroristas e islamistas radicales de todo el mundo de que pueden ganar, porque al final la comunidad internacional falla, se va”. “El colapso de Afganistán es la decadencia de Occidente, de los valores de derechos humanos en los que hemos creído”, sentencia desde la necesidad de hacer autocrítica también en Europa. “Cuando del foco mediático se retire de Afganistán, tendremos que seguir, sobre todo las mujeres. Si Afganistán entra ahora en la oscuridad, las afganas entran en el terror”.

Abrid las puertas a Afganistán

Unos minutos antes que la reportera e investigadora, ante los mismos micros y bajo las mismas alegorías de la “civilización romana”, la “civilización cristiana” y la “civilización árabe”, representadas por mujeres pintadas en las paredes del Ateneo de Madrid, las impulsoras de la iniciativa “Abrid las puertas a Afganistán y a las afganas” atienden a los medios. Se trata de las periodistas Soledad Gallego-Díaz –la primera mujer que ha sido directora de El País– y la presidenta de la Agencia Efe, Gabriela Cañas; la también periodista y escritora Rosa Montero y la presidenta de la asociación Clásicas y Modernas, Fátima Anllo. La carta lanzada por ellas y por Maruja Torres –periodista y escritora–, “Abrid las puertas a Afganistán y las afganas”, cuenta con el respaldo de más de 120.000 firmas, recogidas en apenas una semana.

Presentación en el Ateneo de Madrid de la iniciativa “Abrid las puertas a Afganistán y a las afganas”, que ha recogido más de 120.000 firmas de apoyo (A. B.)

Presentación en el Ateneo de Madrid de la iniciativa “Abrid las puertas a Afganistán y a las afganas”, que ha recogido más de 120.000 firmas de apoyo (A. B.)

El escrito se articula en tres puntos, como llamamiento urgente a la comunidad internacional: la exigencia de mantener abiertas las fronteras para todas las personas que deseen abandonar Afganistán, la admisión en los operativos de repatriación del “mayor número posible de afganos y especialmente afganas en peligro inminente”, hayan sido o no colaboradores de las misiones extranjeras, y en tercer lugar que se preste “una atención preferente a las mujeres en especial situación de riesgo” por cualquier motivo. Esta exigencia conlleva el compromiso simétrico necesario para la acogida de los refugiados y refugiadas. El texto ha sido presentado en la sede del Parlamento Europeo en Madrid, tal como han comunicado las promotoras, y se hará llegar también a la representante en España del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), así como al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.

Para Gallego-Díaz, la amplia respuesta obtenida demuestra cómo este breve texto ha recogido un sentimiento grande que estaba entre las mujeres. Entre las firmas hay muchas procedentes de Latinoamérica, entre escritoras, artistas o profesionales liberales –ha explicado–, y también empleadas de banca, de la limpieza, administrativas, jubiladas, deportistas o técnicas. Por tanto, esa preocupación se extiende a toda la sociedad y particularmente a mujeres de todo tipo, ha añadido.

Garantías mínimas

Entre esas firmantes figuran escritoras reconocidas como Svetlana Aleksiévich, Premio Nobel de Literatura; Elena Poniatowska, premio Cervantes, o Siri Hustvedt, premio Princesa de Asturias; la ex magistrada del tribunal constitucional, Elisa Pérez Vera; la eurodiputada austríaca Evelyn Regner, presidenta del Women’s Rights Committe; la senadora chilena Isabel Allende; la científica española María Blasco, directora del CNIO;  la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Vicky Rosell o la filósofa Amelia Valcárcel.

“Una cosa es hablar y otra es reconocer el régimen talibán”, han explicado, si no incluye dentro de sus garantías tres cuestiones mínimas esenciales: el derecho de las mujeres a la educación y la sanidad normalizadas y el derecho a trabajar. En este sentido han valorado las afirmaciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien tres días antes afirmaba en su visita a la base de Torrejón que ”los 1.000 millones de euros del presupuesto que tenemos para ayuda humanitaria están condicionados al respeto a los derechos humanos”. “No se puede dar ni un euro de ayuda humanitaria a quien no garantice los derechos de las mujeres”, enfatizaba la alta representante europea. “No cejemos en la presión”, insisten las periodistas españolas, en lo que es la “catástrofe” de un “régimen genocida con las mujeres”, como lo ha calificado Rosa Montero. La iniciativa sigue abierta a nuevas firmas, a través de la página web abrirafganistan.com. Su intención es conseguir que este tema “no se agote en dos semanas” en la agenda pública, ya que el problema continuará por mucho tiempo.

“El mundo entero lo sabía”

Han sido varios los comunicados lanzados en estas semanas desde el movimiento de mujeres, tanto en nuestro país como en el entorno europeo. Así, la carta dirigida por el Fórum de Política Feministaal presidente del Gobierno ha recabado más de 16.000 firmas. En ella recuerdan los compromisos internacionales de nuestro país en materia de derechos humanos de las mujeres y solicitan la persecución de los crímenes que los talibanes les infligen en Afganistán, de acuerdo a los principios de la Justicia Universal; medidas de asilo y refugio para ellas en la Unión Europea; así como medidas de boicot a los responsables. Por su parte, la Red Europea de Mujeres Migrantes emitió una Declaración en la que aseguran que serán las mujeres y niñas quienes paguen el precio más alto de este desastre humanitario. “El mundo entero lo sabía, cuando en mayo de 2020, un hospital de maternidad fue atacado en Afganistán dejando 16 madres muertas. El mundo entero lo sabía cuando, en mayo de 2021, una escuela fue bombardeada, causando la muerte de 90 niñas y heridas a muchas más”, escriben, preguntándose por qué el mundo observó en silencio. Ellas coinciden en ver como una trampa las palabras de falsa moderación de los integristas. “Si no se reconoce que la misoginia es un componente esencial de las ideologías y los movimientos extremistas, nunca será posible detenerlos”, afirman en su escrito, en el que recuerdan que más de 3,5 millones de niñas estaban en el presente escolarizadas en Afganistán, en comparación con ninguna durante el gobierno de los talibanes entre 1996 y 2001. “Hay 17 millones de mujeres en Afganistán que se enfrentan a la perspectiva de una muerte rápida si se resisten, o a una muerte lenta”.

También el Partido Feminista de España emitió el 15 de agosto su posición en esta crisis, condenando tanto la retirada de tropas estadounidense como la retirada de los efectivos militares por parte del Gobierno español. Lo que los gobiernos occidentales ocultan, añaden, es que esta «guerra interminable» desencadenada hace más de cuarenta años fue alimentada y financiada por el Departamento de Estado de los EEUU, destinada a minar a la Unión Soviética, “en cumplimiento del principio de que el principal enemigo a batir es el comunismo”. El régimen socialista afgano, recuerdan desde el PFE, inició un programa de reformas que incluía la educación obligatoria de niños y niñas. Por contra, «cuando gobernaron los talibanes aplicaron una de las más estrictas interpretaciones de la ley sharía que se caracteriza por arrebatar todo derecho humano a las mujeres, suponía su muerte civil y una pérdida total de su dignidad como personas”, añaden.

Un burka arde en Barcelona

Si la respuesta a algunos comunicados ha sido muy amplia, no ha sido así a las convocatorias en la calle, con algunos centenares de manifestantes en nuestras principales capitales. Tras la entrada de los talibanes en Kabul y la caída del Gobierno del presidente Ashraf Ghani el 15 de agosto, una de las primeras reacciones del movimiento feminista fue la del colectivo Catab (Catalunya Abolicionista Plataforma Feminista), que dos días después reunió a unas doscientas mujeres en su protesta frente a la sede de la ONU en Barcelona. La imagen de ese día fue impactante, con varias mujeres inmigrantes afganas sumadas a la concentración prendiendo fuego al burka, el símbolo de la opresión de las mujeres. “Ni el velo ni el burka son ropa ni cultura. Son armas feminicidas”, se lee en los carteles de las feministas. Una de las integrantes de Catab, la abogada Núria González,explica que, según estas mujeres afganas, apenas son unas diez familias las que integran en el área metropolitana la comunidad inmigrante de este país. González se muestra muy crítica con algunas instituciones: “desde Catab nos parece muy hipócrita la posición de los ámbitos oficiales de la Generalitat y del ayuntamiento de Colau, que se han pasado la vida defendiendo que “el velo empodera”. Ahora pretenden hacer ver que están por los derechos de las afganas, cuando siguen aquí promoviendo el burka y el velo como elementos culturales”, explica.

La politóloga y escritora Nazanín Armanian. (Foto: Montserrat Boix).

La politóloga y escritora Nazanín Armanian. (Foto: Montserrat Boix).

Entender lo que está pasando: “Plan Talibán II” 

“Es imposible entender lo que está pasando sin conocer la historia de Afganistán”, explica Nazanín Armanian. “Plan Talibán II para las mujeres afganas” es el título de la videoconferencia que impartió el 23 de agosto esta politóloga y escritora iraní, experta en el análisis de los regímenes extremistas y de las relaciones internacionales, con la colaboración de las Mujeres Abolicionistas de Rivas, en Madrid. Exiliada en España desde 1983, recuerda cómo ella misma llegó a nuestro país hace 37 años tras cruzar “montañas infestadas de talibanes” en Pakistán. Habla de “fascismo religioso”: «fascismo con todas las letras» cuando el fundamentalismo se convierte en doctrina política, que es precisamente lo que ocurre en este país asiático, algo mayor que España. Solo el 22% de sus habitantes vive en zonas urbanas, y la gran mayoría no tiene acceso a los servicios sanitarios mínimos. Armanian advierte sobre la posibilidad de la partición del país, con la excusa de su realidad multiétnica. La idea sería “convertir países grandes estratégicos en mini-Estados controlables por las potencias”.

Nazanín Armanian recuerda, entre otros muchos datos, que la monarquía afgana en 1921 ya abolió el matrimonio infantil. Las viejas imágenes de los años 60 y 70 muestran una sociedad que se moderniza incluso con un movimiento feminista, siempre secular, en el que destacan el papel de la enfermera Anahita Ratebzad y de la Organización Democrática de la Mujer Afgana. En 1965 Ratebzad es una de las cuatro diputadas en el parlamento afgano, y en 1981 es ministra de Asuntos Sociales. Durante los años de la República Democrática de Afganistán (1978-1992), el régimen socialista establecido tras la Revolución de Saur, la edad nupcial pasó de 8 a 16 años. La influencia de la vecina Unión Soviética tuvo un gran impacto en estos procesos, que contrastan con la persistencia de prácticas brutales con las mujeres en zonas rurales. “Que no nos cuenten de feministas islámicas”, dice, “es una forma de teñir de rosa el fundamentalismo. El feminismo nunca es religioso, porque ninguna religión cree en la igualdad entre el hombre y la mujer”.

Sobre las palabras de los actuales talibanes “moderados”, Armanian explica cómo fueron exactamente las mismas promesas incumplidas dadas por Jomeini a las iraníes en 1978. Es el mismo año en el que interviene por primera vez Estados Unidos en Afganistán, utilizando a la extrema derecha religiosa al organizar los grupos yihadistas: no es 2001, sino 1978, en el contexto de la Guerra Fría, como recuerda esta politóloga y como reconoció en una famosa entrevista de 2010para la Fox News la propia Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado de los EEUU.

A partir del triunfo de los islamistas en los noventa, la autora describe un régimen de “apartheid de género” contra las mujeres, desde la extensión del velo a la pérdida de toda libertad personal. El cultivo de la adormidera para la obtención del opio financiará las intervenciones, con un gran impacto sobre la población. En la siguiente etapa, los 20 años del “Gobierno de la OTAN” –así lo llama–, tan solo se ha logrado el 17% de alfabetizadas, la esperanza de vida real está en los 44 años y la corrupción campa a sus anchas, según su exposición. Ahora, mientras algunos grupos organizan la resistencia, Armanian nos recuerda cómo la guerra es un negocio redondo, mientras contempla dos posibles escenarios: una próxima guerra civil o una nueva intervención. Pese a todo, la experta iraní no se rinde: “si la geopolítica y las élites capitalistas del mundo han destrozado la vida a los afganos –a las mujeres más–, esto no ha terminado”. “Organicémonos para construir un mundo donde las conquistas sociales no sean reversibles”, concluye, mientras muestra la fotografía de una niña que sonríe bajo esta frase: “¡Les ganaremos!”.


Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2021/08/no-abandonemos-a-las-mujeres-de-afganistan/

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Celac muestra preocupación por situación en Afganistán

Por: Tercera Información

La Celac expresó que está preocupada por los derechos humanos y las libertades fundamentales de la población afgana, especialmente de los niños y mujeres.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a través de un comunicado oficial mostró su inquietud sobre la situación en Afganistán, que ha recalcado preocupación por la situación de las mujeres, las niñas, niños, personas Lgbtiq+ y las minorías religiosas.

«El contexto en Afganistán ha afectado el bienestar, la seguridad y la integridad de su población, y en particular, el de mujeres, niñas y niños, minorías religiosas, personas Lgntiq+ y otros grupos en situación de vulnerabilidad”, declaró la Celac.

La Comunidad expresó que está preocupada por los derechos humanos y las libertades fundamentales de la población afgana, incluyendo la dignidad humana, la integridad física, el acceso a la educación y al trabajo, así como la participación política y el libre desarrollo de la personalidad.

Desde la toma de Kabul (capital) por parte de los talibanes el pasado 15 de agosto, los derechos de población afgana se han visto vulnerables. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños señala que además peligra la libertad de expresión y de opinión, la libertad de circulación, así como el derecho a la autodeterminación de los pueblos, el estado de derecho y los principios democráticos sobre los cuales se cimientan el Estado y sus instituciones fueron amenazados.

El 23 de agosto, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, siglas en inglés), precisó que unos 10 millones de niños precisan asistencia humanitaria en Afganistán, al enfrentarse a problemas de desnutrición o violaciones de sus derechos.

Unicef estima que 1 millón de niños sufrirán desnutrición aguda grave en el transcurso de este año y podrían morir por falta de tratamiento. Asimismo, señaló que producto de la prolongada crisis, unos 4,2 millones de niños no van a la escuela, incluidas más de 2,2 millones de niñas.

Por su parte la plataforma feminista Latfem precisó que la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán en un mensaje enviado afirmó que “después de desperdiciar millones de dólares y miles de vidas, los misóginos y criminales talibanes están de regreso, más poderosos que nunca”.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/25/08/2021/celac-muestra-preocupacion-por-situacion-en-afganistan/

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