Por: Julián De Zubiría.
El pedagogo propone cambiar el sistema de evaluación de la calidad de la educación superior, de manera que el país pase a utilizar pruebas de valor agregado. Estos son sus argumentos.
Colombia tiene el sistema de evaluación más robusto de toda América Latina. Desde el año 2000 el país cuenta con un modelo diseñado a partir del concepto de competencia, el cual permite un seguimiento de cada uno de los ciclos, ya que incluye evaluaciones censales en los grados 3º, 5º, 9º, 11 y los realizados al culminar la universidad. Muy acertadamente han sido seleccionadas algunas de las competencias genéricas más importantes para trabajar en la educación: lectura crítica, argumentación, deducción y competencias ciudadanas. Así mismo, incluyen las principales competencias específicas, tanto para la educación básica, como para la superior. Han sido aplicadas de manera consistente en las últimas dos décadas, lo que permite concluir que el avance en la calidad de la educación ha sido ínfimo y que, a medida que aumentan los grados, los resultados satisfactorios son menores. Dicho en un lenguaje coloquial: estamos muy mal y hemos avanzado muy poco en la calidad desde el año 2000. Tal vez, antes tampoco, pero las pruebas aplicadas hasta 1999 no eran comparables porque evaluaban informaciones y estaban organizadas bajo norma y no a partir de criterios.
Sin embargo, el objeto de esta nota es reflexionar sobre el beneficio que ha alcanzado el país al poseer un sistema tan robusto de seguimiento y evaluación de la calidad de la educación. En este caso me concentraré en el equivocado uso que se está dando a los resultados en las pruebas que se practican a todos los egresados de la educación superior en Colombia: las pruebas Saber Pro.
Publicar los resultados de las pruebas Saber Pro sin ponderaciones y ajustes a los niveles alcanzados al ingreso a la universidad, sería similar a que se revelaran los resultados de una carrera de 10 kilómetros, pero sin informar que algunos corredores arrancaron 9 kilómetros adelante de la meta, algunos salieron desde la raya y no faltaron los que tuvieron que recorrer algunos kilómetros para llegar al punto de partida. Es un acto de injusticia totalmente inadmisible, que se repite cada semestre, cuando se divulgan los resultados de las pruebas y que, a través del silencio, ha sido avalado por el Estado y el Ministerio de Educación Nacional (MEN).
Nos han hecho creer que las mejores universidades son las privadas que trabajan con estudiantes de estratos 5 y 6, lo cual no es cierto. Lo que sucede es que los estudiantes que ellas admiten provienen de colegios privados de muy alta calidad y con familias que presentan notables ventajas económicas, sociales y culturales; lo que les permite alcanzar excelentes resultados en las pruebas Saber11. Por tanto, en estas universidades los estudiantes arrancan la carrera de 10 kilómetros con 9 kilómetros de ventaja. Es cierto que llegan a la meta antes, pero de allí no se infiere que sean las universidades que brindan educación de más alta calidad
Para saber cuáles son las mejores universidades, el país cuenta con toda la información necesaria: las pruebas de ingreso y egreso de todas las universidades del país, organizadas por programas y con la ponderación del estrato promedio para cada una de las facultades. Con esta información, la solución al problema de la evaluación de la calidad es elemental: se trata de descontar al valor alcanzado en Saber Pro, el valor de ingreso en las pruebas Saber 11. Eso se puede hacer, en especial, para las pruebas de Lectura crítica, Razonamiento numérico, Competencias Ciudadanas, Inglés y Comunicación Escrita; es decir, para las competencias genéricas. Todos esos datos están en poder del ICFES desde 2013, para todas las universidades, facultades, sedes y programas.
El Icfes está trabajando en una solución parcial al problema previamente señalado. Mediante un trabajo sistemático y muy profundo, han logrado estimar el aporte relativo que viene realizando cada uno de los programas, respecto a todos aquellos que admitieron estudiantes con un resultado muy similar en sus pruebas Saber 11. Es un problema mucho más complejo de resolver que el que estoy planteando en esta columna. Con satisfacción, debo informar que ya lo tienen prácticamente resuelto y lo están validando ante expertos, para ver si es necesario hacerle algunos ajustes. El cálculo que han hecho, le permitirá a cada programa y facultad compararse con otros que presentan características similares en sus resultados iniciales de Saber 11 y de estrato socioeconómico. De esta manera, los directivos podrán determinar en qué competencias están trabajando mejor que otros programas de condiciones muy similares. El trabajo que han adelantado es notable y será de muy buena ayuda para decanos y directivos para saber qué ajustes deberán llevar a cabo a futuro. Es una excelente utilización de la evaluación con una finalidad formativa. Felicito al Icfes por la iniciativa, por el esfuerzo y por la información que va a compartir para ayudar a trabajar en el mejoramiento de la calidad de la educación superior.
Sin embargo, hago pública la solicitud que hice ante la directora del Icfes, cuando muy amablemente fui invitado a comentar sobre el proyecto en curso. Mi solicitud a la Ministra de Educación y a la directora del Icfes, es que, divulguen los resultados de las pruebas de valor agregado de todas las universidades según programas. Si lo hacen, se podrá corregir una enorme injusticia que se ha cometido en Colombia con las universidades que reciben a los estudiantes con peores resultados en las pruebas Saber 11, pues los castigan en los rankings. Estas universidades alcanzan menores niveles en las pruebas Saber Pro, porque en ellas sus estudiantes arrancan la carrera de los 10 kilómetros con notable desventaja frente a las otras: deben recorrer varios kilómetros antes de llegar al punto de partida. La injusticia es doble si se tiene en cuenta que los castigan por provenir de colegios de baja calidad educativa y de familias con menor acervo cultural. Lo más grave es que el error cometido al divulgar las pruebas Saber Pro sin ninguna ponderación, ha sesgado la política pública educativa del país en beneficio de las universidades privadas que atienden estudiantes de estratos altos, tal como quedó plenamente demostrado en el programa Ser Pilo Paga.
Tengo en mi mano los resultados para el año 2015 y sé que el MEN tiene los resultados para el año 2017. Pero no soy yo la persona que debe divulgarlos, sino el propio Ministerio. Al divulgarlos, darían un paso para corregir la injusticia que se ha cometido con universidades públicas regionales y algunas privadas que atienden población de estratos medios y bajos. Algunas de estas instituciones, pese a realizar un excelente trabajo, no logran ser visibles en los rankings. Sé que el Icfes no quiere publicarlos, porque cree equivocado hacerlo. La pregunta es si es preferible que con su silencio avale unos resultados falaces sobre la calidad de la educación superior, que son los que actualmente conocemos. Lo único que puedo decir es que el país se sorprendería al concluir que la mejor educación superior no es, necesariamente, la privada de estratos 5 y 6 ¿Será por eso que no se divulgan en Colombia los resultados de las pruebas de valor agregado?
Para que esta solicitud sea completamente viable es necesario que se garantice que todas las universidades del país incluyan como criterio de admisión las pruebas Saber 11. Muchos no lo saben, pero solo en el país del Sagrado Corazón sucede que las universidades oficiales no utilizan como criterio de admisión las pruebas elaboradas por el Icfes, sino que han construido otras. Al hacerlo, cobran a los estudiantes una cifra adicional; pero lo que es más grave: las pruebas aplicadas en las universidades oficiales son más tradicionales al evaluar informaciones y no competencias. Es así como evalúan los conocimientos matemáticos y no el razonamiento numérico y dejan de lado el nivel de pensamiento, de lectura crítica, y de competencias ciudadanas, alcanzados hasta el momento por los estudiantes. Sin duda, a las universidades oficiales ingresan estudiantes de muy alto nivel, ya que tan solo son admitidos entre el 8 y el 10% de los aspirantes. Lo ideal es que los admitidos fueran evaluados con las mismas pruebas que utilizan las universidades privadas en su selección y las cuales son elaboradas por el Icfes: Las pruebas Saber 11 que evalúan las competencias argumentativas, interpretativas y propositivas de los estudiantes.
Las pruebas de valor agregado tienen la solución al problema señalado y el Icfes tiene toda la información para calcularlas y divulgarlas. Esperamos que lo haga pronto. Si lo logramos, fortaleceríamos la democracia, la calidad educativa y la equidad.
Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/por-que-es-equivocado-evaluar-a-las-universidades-mediante-pruebas-saber-pro-por-julian-de-zubiria/627665