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Chester Rodríguez: la responsabilidad por el oro en tiempos de COVID-19

Por: Héctor Rodríguez Cruz

 

No se trata de filosofar sobre la trivialidad. Ni de hacer un elogio a lo simple. O de rellenar el espacio cuando el articulista no ha logrado pescar un tema apasionante. Se trata de volver la mirada al amor y la ternura y al grito que nos recuerda nuestra responsabilidad por el otro ahora en tiempos de coronavirus. Se trata de compartir la historia de Chester Rodríguez, quien es adoptado y se integró a nuestra  familia cuando tenía dos años.

Desde entonces cuenta con protección en nuestra casa. Hemos tratado de hacerlo sentir que encontró el hogar que perdió. Desde su llegada hemos sincronizado nuestras biografías. No sabemos quién debe agradecer la presencia del otro.  Si él, porque encontró el hogar perdido o nosotros, que encontramos una oportunidad para pagar deudas y solidaridades por todos los actos de amor recibidos de parte  de conocidos y desconocidos, de vecinos y extraños. Y muchas nos quedan pendientes con los hombres, nuestros hermanos.

Mientras mi esposa Pilar trata de educarlo, yo en cambio soy más flexible. Celebro sus travesuras para hacerle olvidar sus soledades y su desarraigo.  A lo uno y a lo otro Chester responde con gestos de agradecimiento, que expresa con su mirada que nos recuerda que es más grato compartir la presencia  con los otros que sumirse en los retiros egoístas en nombre del derecho al silencio.

Yo no soy el primero en contar este tipo de encuentros. Cuento mi encuentro con Chester Rodríguez, mi leal Golden Retriever del cual no soy su dueño porque es libre. Como Neruda contó el suyo “Mi perro me miraba, con esos ojos más puros que los míos, perdía el tiempo pero me miraba, con la mirada que me reservó, toda su dulce, su peluda vida, su silenciosa vida, cerca de mí, sin molestarme nunca, y sin pedirme nada”.

Como lo cuenta  Antonio Gala, fecundo novelista y escritor español, en su libro “Conversaciones con Troylo”,  que recoge    una serie de artículos publicados en El País Dominical y recrea mediante una serie de charlas (imaginarias) que el autor tiene con su mejor amigo canino, un Teckel llamado Troylo con quien habla sobre la vida, la sociedad humana, la política, la economía y los temas sociales. El nombre de ‘Troylo’,  fue sacado de un pasaje de Shakespeare.

O como Adela Cortina afamada filósofa española contemporánea, que ha visitado  varias veces el país, que en su libro “Las fronteras de la persona. El valor de los animales, la dignidad de los humanos”, sostiene que los animales tienen un valor interno y tenemos obligaciones hacia ellos. Y más obligación con los hombres, nuestros hermanos, que al decir de Benedetti, “alguna vez ladran  por no llorar”.

Quien se habitúa –dirá  la filósofa- a no ser compasivo, agradecido y responsable con los animales acaba no siéndolo tampoco consigo mismo ni con los demás hombres. Tenemos deberes indirectos hacia los animales, actuar de manera cruel con ellos implica una falta de humanidad. Chester Rodríguez nos ha enseñado humanidad, nos ha enseñado a amar a las personas.

O como Benedetti que en su cuento “El hombre que aprendió a ladrar”,  refiere que  Raymundo le pregunta a  su amigo Leo que si ladraba bien. Leo le dice “Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano.”

Por su parte John Gray, considerado uno de los pensadores más importantes de nuestro tiempo, que en su libro “El silencio de los animales”, sostiene que los seres humanos son el vacío contemplándose a sí mismo. Y se pregunta: ¿por qué otorgar  este privilegio sólo a los seres humanos? Otras criaturas pueden tener “ojos más brillantes”.

Ahora en los tiempos pesarosos y lacerantes del COVID-19, la historia de Chester,  de Troylo y del hombre que aprendió a ladrar, llama a humanizar nuestra bestialidad  que contamina la soledad y el dolor de los maltratados por la pandemia. Y que invita a escuchar los gritos contra las  ausencias de fraternidad, de compasión y de amor al prójimo.

El COVID-19 nos proporcionará muchos gritos y muchos silencios. Si ya no se cultiva el silencio es porque admitir su necesidad hace necesario aceptar nuestra propia “inquietud interior”, condición que en otro tiempo se entendía como fuente de tristeza y que hoy se valora como una virtud. Entonces, hablar cuando hay que callar es perturbar esa quietud.

Perturbemos la quietud contaminada de los insensibles, quienes sean,  que no aman a sus hermanos ni otras cosas digna de amor. En tiempo de COVID-19,  perturbemos las falsas caridades de aquellos que se resisten a mirar el sufrimiento de los demás y a  asumir la responsabilidad por los otros.

Fuente:  https://acento.com.do/2020/opinion/8826213-chester-rodriguez-la-responsabilidad-por-el-oro-en-tiempos-de-covid-19/

Imagen: https://pixabay.com/

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A propósito del día del maestro y la maestra

Por: Fernando David García Culebro

 

En México y en muchos países del mundo, en el marco de la emergencia sanitaria, las fechas conmemorativas son celebradas de manera diferente este año. Las mañanitas del día del niño (el 30 de abril), fueron virtuales y las felicitaciones de sus maestros y maestras llegaron a las y los niños por mensajes de texto o videos a través de un teléfono móvil. De igual manera, el primero de mayo (día de las y los trabajadores), las voces que demandan los derechos de salarios justos,  tratos dignos y jornadas razonables, se oyeron en podcast, ya no fue en las calles como en otros años.

Recientemente en la celebración del día de las madres en México, el tradicional mariachi no se escuchó como en años anteriores, las escuelas no realizaron los eventos que cada 10 de mayo realizaban y la mayoría permaneció en su casa para recibir la visita de sus familiares cercanos. Algunos se atrevieron a darles el abrazo, otros no, para mantener la sana distancia.

Llegó el día del maestro y también fue diferente. Algunos extrañaron el abrazo de sus camaradas al comenzar la marcha que en muchos estados de la república mexicana se ha venido realizando en esta fecha.

Sin embargo, tal vez todo esto, durante la pandemia, nos permita vivir de otro modo cada día. Revalorar el justo significado de cada momento y de nuestras acciones.

Preguntarnos por ejemplo: ¿qué ha significado para cada docente su propia labor?, ¿Cuál ha sido el valor que éste le ha dado? Como dice Marcela Chavarría:

El valor intrínseco del magisterio y la valentía de ejercerlo son dos aspectos que hoy llaman a la reflexión; sobre todo cuando gran parte de la propia vida transcurre en el trabajo […] Si todo obrero corre riesgos cuando usa los materiales con que trabaja, ¿cuáles corre el maestro y la maestra si su materia prima‟ son la inteligencia, la libertad, la afectividad y la trascendencia de otros seres como él o ella? (Citado en Bermúdez, 2011)

-¿Qué te preocupa, si eres maestro y tu trabajo está bajo sombra? – trabajas cinco horas diarias y tienes libre sábado y domingo, con vacaciones pagadas. Estos fueron algunos de los comentarios que recibí en mi primer año de servicio en el ámbito educativo. En ese entonces, guardé silencio, no supe qué responder, lejos estaba de comprender la enorme tarea de los y las docentes.

El presente artículo reúne las voces de muchos compañeros y compañeras, que amablemente respondieron a la siguiente pregunta ¿qué ha significado para ti ser maestro/a?

Ser maestro, para mí ha significado: La materialización de un sueño imposible. Las condiciones de pobreza de mi infancia no mostraban la esperanza de, ni siquiera terminar la primaria. Por ello, Ser maestro, para mí ha significado: la oportunidad de compartir con otros lo que he aprendido y en ese acto colaborar en la construcción de las nuevas sociedades. La oportunidad de viajar y conocer parte del país y conocer a muchos educadores valiosos. La oportunidad de estar aprendiendo continuamente mientras comparto con los demás. La oportunidad de una vida distinta a la de mi infancia, para mi familia. La oportunidad de conocer a muchos niños y jóvenes que se entusiasman aprendiendo. (Seín A. Laparra Méndez)

 

Ser maestra ha sido la mejor decisión de mi vida. Ya que a través de ésta noble labor he contribuido a transformar la mente y el corazón de los niños. Siendo agente de cambio y motivación debido a que todos los días a través de nuestro trabajo inyectamos a nuestros alumnos ese deseo de aprender. Y al mismo tiempo, ser docente significa aprender algo nuevo de nuestros alumnos, porque también ellos nos enseñan a ver la vida desde su panorama, nos enseñan a divertirnos, construir y reconstruir el conocimiento. Ser profesora es lo mejor que me ha pasado puesto que todos los días ríes, aprendes y aunque a veces las actividades planeadas no resultan como uno esperaba, al final de la jornada uno se queda con la satisfacción de ver cómo la mente y la actitud de nuestros alumnos van cambiando. Confiando en que un día no muy lejano ellos se convertirán en aquello que ahora de niños están soñando: doctores, maestros, arquitectos… ¡Y entonces harán de éste mundo algo mejor! (Matilde Sántiz)

 

Ser maestra ha significado para mí: Vida, Fuerza, Amor, Esperanza, Felicidad. Vida porque el ser maestra me motiva día a día a vivir y dar lo mejor de mí, porque me ha permitido ser de ayuda para la vida de muchos corazoncitos. Fuerza porque me ha dado fortaleza para sobrellevar las situaciones adversas de la vida. Amor, porque en medio de toda la pedagogía, los programas, el plan de clase, las tareas, los contenidos y las batallas de la vida. El AMOR es el sentimiento que he recibido de muchos alumnitos y de muchas personas. El ser maestra significa eso, porque no solo he dado clases, sino que he dado amor y prueba de ello es que también lo he recibido en abundancia. Esperanza porque sé que en mis manos día a día, ciclo a ciclo escolar se forman seres humanos de los cuales son la esperanza para el futuro. Significa esperanza porque anhelo que lo que he dado como maestra y ser humano a mis alumnos se vea reflejado en sus vidas, significa esperanza porque deseo con el paso de los años ver a mis alumnos ser exitosos. Felicidad. Porque no hay lugar más lindo y alegre que un salón de clases, significa felicidad porque es ahí donde se vacían los corazones, es ahí donde se olvidan penas, es ahí siendo maestra, siendo niña, siendo amiga, siendo compañera donde la felicidad se comparte y se demuestra día con día. (Nancy Bautista)

 

Ser maestro no es únicamente llegar al salón y dar una clase o simplemente entretener a los niños. Es una responsabilidad más allá de un título, es más que poseer conocimientos, está más allá de mi credo, religión o corriente política. Porque eso es solo lo que soy como individuo, pero ser maestro es una tarea compleja que no solo se redunda al espacio de cuatro paredes o al aire libre. Es una gran responsabilidad que implica conocer inquietudes, problemas en el hogar: económicos, de salud, violencia, desintegración familiar, etc. los cuales, tal vez no podemos solucionar pero si dar esa muestra de afecto y motivación. Con ello, uno se siente parte de la vida de los niños y no solo un individuo más que integra ese grupo superficial. Ser maestro no es solo llenar un cerebrito de conocimientos, si no rebosar de afecto a corazones, porque en muchos casos, llegan niños careciendo de ello. Ser maestro es entender que no es por ética profesional el hacer bien tu trabajo. Es por ética personal, porque lo que hagas como maestro marcará la diferencia si tienes una nueva generación de personas frustradas o seres que tienen valores, respeto hacia sus semejantes y al medio ambiente. (Alberto Oropeza)

 

Para mí ser docente significa muchas cosas, es reinventarse cada día, es pensar para el otro, es ver más que el ahora, es construir y reconstruir los pensamientos con un grupo en los cuales me encuentro presente en ese momento, es abrir tanto el pensamiento como los sentimientos de ese colectivo del que se es parte, es superar los límites que se tienen como sujetos individuales para formar nuevos sujetos sociales en caminados para la ayuda mutua, es descubrir grandes diversidades presentes en un mismo lugar, es sentir a cada alumno como parte de nuestro propio ser, ser docente es todo eso y más. Ser docente es un pensamiento de vida, para la vida y por la vida. (Rubí A. Pérez)

 

Ser maestra ha significado para mí, poner en práctica mi vocación de servir a los demás con el corazón abierto a facilitar y guiar a los futuros profesionistas. Ser el puerto seguro a donde puedan llegar. Ser ejemplo y aprendiz de mis alumnos, abriéndoles espacios donde se sientan confiados y libres, aprendiendo a hacerle frente a la vida. (Alejandra Ramos)

 

Ser maestro para mí ha sido una oportunidad para desarrollarme profesionalmente, da lugar para realizar aquello por lo que tanto luché y quiero en la vida, que es trabajar con
y por personitas de las cuales he aprendido mucho y seguiré aprendiendo. De igual manera, el ser docente ha sido una motivación permanente para ser mejor profesional; pero aún más, ser mejor persona, porque nadie puede enseñar lo que no posee. Trabajar con niños que requieren mucha atención y sobre todo cariño, permite darles ese amor y cobijo en sus corazones que tanto necesitan. En muchas ocasiones ellos reflejan episodios de nuestras vidas y es nuestro deber brindarles la oportunidad para superar las adversidades, los docentes debemos ser el ejemplo vivo para salir adelante con base en el estudio y el amor hacia lo que se hace. Sin lugar a dudas el  Ser maestro es un estilo de vida. (Rafael Oropeza)

 

Ser maestra ha significado, ser una persona más realista, más perseverante, más empático, más sensible. Me ha enseñado  que la educación de nuestros alumnos se lleva en el corazón, cada logro de ellos lo festejas y cada dificultad que ellos enfrentan la asumes como propia. En lo particular ser maestra me ha enseñado día a día que los niños y su educación son la base de nuestra sociedad y  nosotros como maestros tenemos total acceso a ser partícipes a ese proceso. Si bien construyes o bien destruyes. (Lorena Liévano)

 

Ser maestro ha significado un gran reto en mi vida, debido a que enseñar no es solo dar clases, sino a preparar niños para el futuro, lo que me ha llevado a ser mejor persona. Asimismo, a sonreír con las aventuras, travesuras, espontaneidad de los niños y ser más sensible ante muchas situaciones de la vida. Me ha motivado a ser ejemplo para mis alumnos dentro y fuera de la escuela. Esto ha implicado cuidar aspectos de mi vida personal y laboral, esforzándome a entregarlo todo para el bien de los niños. (Aníbal Avendaño)

 

No es que se hayan elegido a docentes con un mismo perfil o afinidad; ni que sean de un mismo lugar o nivel educativo, sino todo lo contrario, se eligieron personas de diferente procedencia y contexto laboral, no obstante es evidente, que en la mayoría de los comentarios, los y las docentes no ven el hecho educativo como un acto que responda únicamente a la transmisión o construcción de conocimientos, sino que además, incluye la atención de emociones, necesidades e intereses de cada estudiante.

En ese sentido, la escuela es un espacio de humanización, socialización, encuentro, construcción, innovación, identificación y descubrimiento de uno mismo a través de los otros y las otras. Pero sobre todo, para muchos niños y niñas, el aula y el regazo del docente son un refugio que mitiga sus pesares.

Hoy más que antes, la clase presencial cobra importancia y quedan al descubierto las necesidades que las clases en línea serán incapaces de satisfacer.
En palabras de Jurjo Torres: “La escuela pública presencial es la única institución que tenemos hoy para enseñarnos a vivir juntos […] con los que son diferentes a nosotros”[1], porque ahí es el lugar de encuentro de la diversidad, en ese espacio asisten niños, niñas, maestros, administrativos y directivos; padres y madres de familia de diferentes barrios, condición económica, política, religión, etc. Y es el sitio donde se desarrolla la empatía, se valora la diversidad, el trabajo en equipo, la ayuda mutua, pero sobre todo, se propicia el diálogo y la escucha activa.

Por ello, mi mensaje a las escuelas formadoras de docentes es que no únicamente deben poner importancia en los conocimientos que las y los futuros maestros van a adquirir o construir, sino también cultivar la paciencia, confianza, estabilidad emocional, humildad, pensamiento creativo, pensamiento crítico, etcétera y un largo etcétera.

Porque la escuela no es un banco de conocimientos, el ser humano, no solo es razón, también es emoción, y en él y ella, convergen sentimientos y diferentes estados de ánimo.

Los mismos docentes durante su labor pasan por situaciones emocionales muy difíciles y están en las aulas intentando olvidar sus dificultades y de hecho muchas veces lo logran solucionando problemas de otros, aunque los suyos queden postergados.

La labor de los y las docentes no se limita a un horario y espacio, los maestros y las maestras cuando no están en la escuela, también trabajan, elaboran materiales, realizan planeaciones, inventan problemas para ser resueltos en clases, pero sobre todo, la mayor parte del tiempo se la pasan pensando en sus alumnos/as.

La vida en la docencia tiene muchas vicisitudes, y aun con todo ello, muchos no quieren jubilarse y los que lo hacen, extrañan su vida en las escuelas.

Pensando en el día del maestro y la maestra hice la siguiente pregunta a compañeros/as jubilados/as que conozco: ¿Qué es lo que más extrañas del trabajo docente?

 

Lo que más extraño es la convivencia, anhelo estar frente a grupo, transmitir mi experiencia, escuchar el bullicio, las quejas y sobre todo, las ocurrencias que de pronto
surgen en cada niño(a). Recuerdo una muy chistosa estaba aplicando un examen en primer año (cuando ellos empiezan a descubrir el mundo del saber) me dice una nena: “maestra Marichuy con V de vaca o B de burro se escribe buautemoc”, le pregunté ¿qué quieres escribir mamita? “el nombre de mi escuela” me respondió. Y así tantas anécdotas, un día les platiqué que me dan terror las ratas y los hámsters. Después a un niño que ahora es todo un muchacho se le ocurrió llevar uno en una cajita de regalo y me dice: “maestrita chula te traje este regalo, pero ábrelo”. ¡Jesús cuando vi la ratita!, salí llorando y aterrorizada, mi amiga Daly me abrazó y entró al salón a hablarle al niño, después él me pidió disculpas. Me siento muy satisfecha de todo lo que pude dar reconozco que quizás no fui tan amorosa, estricta sí, pero en el fondo de mí, amé a cada grupo porque eran totalmente diferentes. (María de Jesús Utrilla)

Extraño la sonrisa de los niños, sus ocurrencias. Ayudarles en sus penas como el abandono de sus padres o castigos exagerados y poder darles un poquito de cariño. Extraño sus saludos afectuosos, más en la calle cuando me encuentran. La ternura de la mirada de los de primero, al inicio de ciclo, verlos crecer y hacerse adultos. Extraño a mis compañeros que siempre fueron fieles hermanos en los triunfos pero también en las derrotas. Extraño mi mesa, mi silla, el pizarrón, etc. (Arturo Amílcar Morales)

Extraño mucho el cariño de los niños, el respeto de los padres de familia por mi entrega en el trabajo, el compañerismo de los camaradas de la escuela y la zona, todos esos, son grandes recuerdos, pero hay que aceptar y adaptarse a la nueva etapa, estuve bastante inestable ante el cambio, pero ya me estoy creando nuevas actividades donde pueda estar cerca de mis padres que ya están viejitos. (Ciro Cancino)

La vida del maestro y la maestra, también es extrañar, al comienzo, en escuelas alejadas de su hogar, extrañan su familia y es el primer sentimiento con el que tienen que lidiar al empezar su servicio docente. Después extrañan la escuela que han dejado, al iniciar de nuevo en otra parte, extrañan a sus alumnos/as que se han ido, sus compañeros que ya se han despedido.

Los/as docentes jubilados/as tiene muchas historias, experiencias, saberes y anécdotas para compartir. “Tal vez el recuerdo de esos días en las escuelas, avivan el presente y la utopía que hoy desentume nuestro cuerpo y nos hace caminar” me dice mi maestro de primaria -Jesús García- enterrando su mirada en las montañas de Chiapas. Y precisamente, Jesús García Borraz es la persona que me enseñó a leer y escribir, así que, inevitablemente él es parte de este texto, como lo son todos los que fueron mis maestros. Porque en ellos encontré el valor de educar. Y los reconozco ¿saben por qué?, porque fueron capaces no solo de llegar a mis pensamientos sino también a mi corazón. A decir de Vasconcelos los grandes maestros […] “son aquellos que en momentos de regocijo y de triunfos nos viene a nuestra mente”. En lo personal, eso me sucede a menudo, por ello, “gracias a cada uno de nuestros maestros, que traspasaron el aula para seguir orientándonos, dejando huellas en la piel de nuestra memoria y encendiendo la luz de nuestro corazón” (Bermúdez, 2011).

He conocido personas que sus días han transcurrido en las escuelas, cuando le pregunté a una de ellas – ¿Por qué no se ha jubilado?- Me respondió con acento filosófico – “porque el día que lo haga, moriré de depresión”…

Tal vez muera su cuerpo algún día, pero jamás morirán sus historias, sus enseñanzas, las semillas que sembró en otros y otras, que ya han germinado y echado raíz en otras partes.

Sin embargo, no puedo pasar por alto y perderme en el romanticismo, olvidando “a quienes hacen de la docencia una rutina sin brillo ni vida, intentan reproducir textos, repetir programas, realizar lo mismo día a día” (Bermúdez, 2011). Viven pendientes del tiempo, sobre todo durante la jornada laboral. Esperan a la hora de salida y a los días viernes con desesperación, reciben el lunes sin ilusión y transcurren sus días sin amor a lo que hacen.

Muchas veces, me hice las siguientes preguntas: ¿nacemos para ser maestros? ¿Hay algo predestinado?, hoy, mi respuesta es que no. Que todos tenemos la oportunidad de enamorarnos de nuestra labor. Porque la manera de hacer docencia es una construcción social, no algo que nos fue dado de manera natural. En nuestra subjetividad y el currículum oculto se esconden las respuesta de lo que hacemos en nuestra práctica educativa.

Hoy es un buen día para pensar la maravillosa dicha de ser maestro/a y “descubrir la riqueza de la vida humana, encontrar la plenitud personal en el servicio al mejoramiento ajeno y hacer de ésta una meta, un reto y una misión de vida” (Bermúdez, 2011). Escuchar nuestra voz interior que nos invita a amar y a enseñar.

A decir de Fernando Savater: “un maestro, un director desmotivado, perdido sin compromiso, aunque tenga los máximos títulos universitarios, vagará como alma en pena por escuelas dotadas, con salones de clase, de computación admirables, polideportivos fastuosos, sin conseguir con ello darle valor a la educación” (Citado en Bermúdez, 2011).

A partir de la entrada de las políticas neoliberales en México han existido campañas de desprestigio al magisterio, evidenciando la feroz intención de hacer creer a la sociedad que hay una crisis educativa y que los responsables de esa crisis son los maestros/as. En lugar de motivarlos, muchos gobiernos han pretendido todo lo contrario, como lo muestra el documental “de panzaso”[2] impulsado por “Mexicanos primero” y coordinada por Carlos Loret de Mola, en el periodo de gobierno de Enrique Peña nieto, previo a la reforma educativa promovida por ese gobierno represor y privatizador.

Y justamente por esa embestida neoliberal que ha golpeado cruelmente al magisterio, también se han reavivado energías, luchas y vínculos entre maestras y maestros, para defenderse unidos. Así, durante las últimas décadas han surgido algunos proyectos alternativos de educación en México y los y las docentes han comenzado rutas diferentes en su labor pedagógica, porque han quedado al desnudo las perversas intenciones de los proyectos educativos orientados por los organismos internacionales como la OCDE, el FMI y el Banco Mundial.

El panorama actual en la educación, presenta nuevos desafíos e invita a los y las docentes a reinventarse y a repensar la práctica educativa. Lo que acontece en el mundo es un llamado al despertar social. No podemos “volver a la normalidad”, no solo porque esa normalidad no era buena, sino porque ya no será posible. Los imaginarios sociales están siendo transformados en este periodo de confinamiento preventivo, se están generando cambios inimaginables que nos obligan a repensar el hecho educativo de manera urgente.

Los movimientos sociales y los proyectos alternativos en educación hoy tienen la difícil tarea de responder a esta dura ofensiva y no hablo del coronavirus, sino de todo lo que trajo consigo esa crisis sanitaria.

Por ello, hoy más que nunca, los y las maestras continúan siendo la clave de la transformación en la escuela para la vida. Y es necesaria como dice Zeichner: “una reacción contra la visión de los profesores como técnicos que sólo se dedican a transmitir lo que otros, desde el exterior de las aulas” diseñan y hasta comercializan, mientras que los y las docentes son meros participantes pasivos, seguidores de guías y manuales. Por el contrario es menester un cambio que implique reconocer que los y las maestras son “profesionales que tienen que desempeñar un papel activo en la formulación de los […] fines de su trabajo, tanto como en la de los medios: el reconocimiento de que la enseñanza ha de volver a ponerse en manos de los profesores” (Zeichner, 1993).

En consideración de los comentarios de los y las maestras antes mencionadas/os, como Nilda Bermudez señala: “es imprescindible contar con maestros que comprendan la necesidad de conocer los problemas de sus alumnos, comprometidos con ellos y luchen por lograr la comunicación educativa con los educandos y sus familias para obtener resultados significativos tanto individuales como colectivos”, además, es menester, pensar los problemas de la escuela en comunidad, no encerrados en el individualismo, porque lo que le acontece al compañero o compañera del salón de alado, tiene alguna o mucha relación con lo que le sucede a los otros.

Sin embargo, es imprescindible también que las autoridades educativas comprendan y confíen en las capacidades de los y las docentes, porque cuando se habla de capacitar a las y los maestros podemos contemplar una falta generalizada de respeto hacia el conocimiento práctico de los y las profesoras en el ámbito de la investigación educativa. Otras pruebas tangibles han sido las reformas “que han tratado de definir una base de conocimientos para la enseñanza prescindiendo de la voz del magisterio” (Zeichner, 1993).

Aprender a ser docente, no es algo que solo se dé en las escuelas formadoras de maestros, se aprende todos los días, sobre todo cuando somos capaces de reflexionar sobre nuestra práctica educativa y transformarla. Hay tres actitudes que Dewey considera necesarias para la acción reflexiva:

En primer lugar la apertura intelectual se refiere al deseo activo de atender a más de un punto de vista, a prestar plena atención a las posibilidades alternativas y a reconocer la posibilidad de errores, incluso en nuestras más caras creencias. Los maestros intelectualmente abiertos examinan de manera constante los fundamentos que subyacen a lo que se toma como natural y correcto, y se preocupan por descubrir pruebas contradictorias. Los maestros reflexivos se preguntan constantemente por qué hacen lo que hacen en clases. (citado en Zeichner, 1993)

En ese sentido, nuestra tarea exige seriedad y un gusto esencial por mejorarla para el servicio de los demás, por ello implica amarla y disfrutarla.

Hoy es un buen día para pensar en todo lo que ha significado ser maestro/a. Pensarnos, no solo de manera individual, sino colectiva. Lo que la comunidad escolar espera de nosotros y también, lo que nosotros esperamos de esa comunidad.

Revalorar al magisterio, es tarea de autoridades educativas, de las y los propios maestros y de la sociedad en general.

La confianza de un país en sus maestros/as es clave para enfrentar los retos educativos del presente y del mañana. Recordar y retomar a José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y a Rafael Ramírez Castañeda, entre otros, le quedaría muy bien al sistema educativo mexicano.

 

Palabras clave:  Revalorización del magisterio, Jubilados, Formación docente,  Añoranzas, Amor, Valor de educar,  Significado de ser maestro. 

 

Referencias:

Bermúdez, N. E. (2011). El valor del maestro en el acto de educar. Vinculando.
Jurjo Torres Santomé. (07 de 05 de 2020). Conferencia de Jurjo Torres Santomé, CINPECER – CSIIE Sección XVIII CNTE. Recuperado el 07 de 05 de 2020, de https://www.youtube.com/watch?v=WW0ioNEASH8
Mexicanos Primero. (13 de Octubre de 2012). De Panzaso. Recuperado el 02 de Mayo de 2020, de https://www.youtube.com/watch?v=i4BbdUds90s&feature=youtu.be
Zeichner, K. (1993). El maestro como profesional reflexivo. Cuadernos de pedagogía, 220.

[1] https://www.youtube.com/watch?v=WW0ioNEASH8
[2] https://www.youtube.com/watch?v=i4BbdUds90s&feature=youtu.be

Fuente: El autor escribe para OVE

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OVE entrevista a Yunuén Verenice Vergara Rosales: «Que se reconozca al estudiante como lo que es, un ser lleno de emociones»

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Escuchamos mucho de Yunuén Verenice Vergara Rosales en los pasillos del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica en la ciudad de Ensenada, México; de su amorosa y creativa manera de llevar el acto educativo con base en las pedagogías críticas y educaciones populares a les estudiantes de esta distinguida institución.

No fue hasta conocerla en persona y llevar clases con ella en donde corroboré dichas murmuraciones que se convirtieron, para muches, en grandes narrativas desde los pensamientos creativos-críticos.

Es licenciada en educación preescolar por la escuela Nacional Para Maestras de Jardines de Niños en CDMX (antes Distrito Federal), es magister en Educación por el Centro Universitario Tijuana, en la ciudad de Mexicali, Baja California, México. Doctora en Ciencias de la Educación por el Centro Universitario Tijuana, Ensenada Baja California, México.

Es docente-investigadora, fue docente en Universidad Autónoma de Baja California en la escuela de Ciencias de la Salud; fue docente de nivel Maestría en Centro Universitario de Tijuana, campus Ensenada con el seminario de “Planeación Estratégica y Diseño de Proyectos Educativos” y “Fundamentos filosóficos en la educación”; fue docente de nivel de maestría de la Universidad Xochicalco, campus Ensenada de distintas asignaturas, entre ellas, «Filosofía de la educación y epistemología » “Educación Especial e Integración Educativa en México”; fue docente de nivel de Doctorado de la Universidad Xochicalco, en el Centro Universitario de Tijuana Campus Ensenada y del Instituto McLaren de pedagogía crítica, Campus Ensenada. Participó en el Congreso Iberoamericano de la Calidad Educativa, en la Universidad Autónoma de Barcelona con la ponencia “Para estimular la creatividad del alumno, hay que atreverse a ser creativo como docente”. Barcelona, España en Julio 2017.

Actualmente es Jefa de Departamento del nivel Preescolar en Ensenada, Baja California, México y, docente en Nivel de Licenciatura en el Instituto Universitario de Ensenada en las carreras de Derecho, Criminología y Educación.

La insistente utopía de nuestra amiga y compañera es buscar que, los sueños, se conviertan en una realidad que permita construir otras formas para una mejor vida para todes. Asimismo, al tener muy de cerca las precariedades socioeconómicas y el sufrimiento de hambre en sus 15 años que ha trabajado en escuelas rurales y en urbano marginado, han sido razones por las cuales asevera que no puede quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada.

 Yunuén, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social?

Yo crecí en una comunidad rural en el Valle de Mexicali, Baja California, donde había mucha desigualdad social y se podía sentir muy de cerca la pobreza. Crecí en una familia privilegiada pues en mi casa la lectura era parte de la cotidianeidad, alejada de las telenovelas, programas de farándulas de la televisión abierta, así como de revistas de ese tipo de contenidos.

Mis padres, maestro y maestra rural, en constante preparación fueron para mí un ejemplo de seguirse formando y actualizando, ellos tuvieron a bien formarnos con materiales y lecturas revolucionarias, supimos a muy pronta edad quiénes eran el Che Guevara, José Martí, Salvador Allende, Fidel Castro, por supuesto Marx, así como otros pensadores de izquierda, recuerdo haber leído de pequeña muchos libros de Eduardo del Río (Rius) tocando distintos temas. Nosotros no tuvimos religión por lo que tuvimos que aprender a vivir con el rechazo por nuestras formas de pensar, a pesar de ser respetuosos siempre con esas personas que nos rechazaban o señalaban por ello.

Mi papá en particular siempre fue un activista social buscando el bienestar de la comunidad donde vivíamos, lo que lo llevaba constantemente a ser señalado y hasta vigilado, mi madre por su parte un poco más sutil, pero dando ejemplo de una lucha desde las aulas, siendo siempre una maestra distinta y que quiso mucho a sus estudiantes, preocupada por el entorno social de éstos, pero también dentro de la escuela no le importaba el qué dirán y jugaba siempre con sus niños y niñas que, por lo general, eran pequeños.

Así que con ellos en experiencia familiar entendí que hay dos luchas que se deben dar, en el aula y en lo social, no se pueden separar, además de concluir al igual que otros, que el maestro y la maestra no pueden ser apolíticos.

Cuando yo estaba como de unos 19 años, mis padres trabajaron en un programa de Educación Ambiental, dando cursos a maestros y maestras así como en un programa de maestría donde se leía a Freire, Enrique Leff, Paolo Bifani, Pater McLaren, Sergio Montero, Patricia Ducoing, Carlos Razo, al lado de Rosa María Romero, Sergio Quiroz y otros tantos, muchos de ellos tuve el enorme privilegio de conocerlos personalmente y tratarlos de manera muy cercana, por lo que fueron una gran influencia en mi juventud (en ese momento no sabía qué tanto, como lo sé ahora) lo que al entrar a estudiar para educadora en la Normal, me permitió llevar un gran abanico de referentes construidos sobre las pedagogías críticas. Así mismo se ha ido consolidando con mis estudios de postgrado y algunos trabajos de investigación que he venido realizando.

La lucha gremial y social ha venido en automático, ya que al no estar de acuerdo con los sistemas no queda más que hacer protesta y propuesta.

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Baja California, en México y en toda América Latina?

Estoy convencida que hay varios factores fundamentales que han frenado el desarrollo no solo de los países en el sentido económico, sino el desarrollo personal de sus habitantes.

El sistema económico de un país, determina la forma en que las políticas públicas impactan en las formas de hacer gobierno, ya que eso define el tipo de ciudadano que se gesta para conservar estos sistemas, para poder mantener a la clase dominante en el poder viviendo a costa del pueblo.

El alcance que tiene la educación en esta tarea de educar a modo a sus ciudadanos y ciudadanas es sorprendente, ya que asegura sembrar una ideología que no solo garantiza la sumisión del ciudadano y ciudadana, sino además al infundir un falso ideal de libertad, forma un esclavo y una esclava cautiva del sistema sin que se dé cuenta y que encima de todo lo defenderá a capa y espada, lo que me parece el arma más poderosa de los gobiernos y sumamente maquiavélica.

Bajo esta premisa podemos entender que mi Estado, mi país y nuestro amado continente Latinoamericano ha sido presa de esos ordenes económicos, desde la colonización hasta los intentos revolucionarios que tuvieron efectos a corto plazo, ya que nos independizamos del viejo continente arrastrando algunas secuelas, pero cayendo casi de inmediato en las garras del capitalismo voraz, abanderados por gobiernos que no han hecho más que sangrar a los pueblos, para enriquecerse a costa de sacrificar el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y, sumando fuerzas con otros aliados internacionales para explotar masivamente, salvo muy contadas excepciones.

Por lo tanto, dentro de sus formas de gobierno no ha estado como opción un sistema educativo con enfoque social, humanista real, mucho menos uno crítico al menos hasta ahora.

 

Yunuén, ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en Baja California y en el país es fluida? ¿Por qué?

En Baja California en un intento de liberarse de los Gremios sindicales magisteriales nacionales, llenos de charrismo, con una pérdida de los objetivos de las luchas reales en defensa de los trabajadores y trabajadoras, un numeroso grupo de trabajadores y trabajadoras de la educación por el año 2006 buscando consolidar una lucha contra la reformas educativas de aquel entonces, así como los cambios en la seguridad social de sus trabajadores y trabajadoras, se desprenden del gremio nacional para formar un sindicato estatal que ha venido peleando un espacio de defensa el SETEBC, pero que víctima de los protagonismos, así como de algunas prácticas viciadas del gremio anterior se ha venido fragmentando en dos grupos al interior (los rojos y los azules) pero también han surgido de este y de los otros, otros grupos sindicales, a tal grado que en el estado hay 5 sindicatos para los trabajadores de la educación estatal y dos del orden federal en el que surge la CNTE BC desprendida de  la sección 2 del SNTE nacional, con todo esto es evidente que la unión de la base no ha sido por desgracia algo que nos caracterice.

Esto impacta en logros distintos, así como en pérdidas de derechos que no han permitido unificar con claridad las luchas y que “a río revuelto ganancia de pescadores” los gobiernos anteriores aprovecharon muy bien esta fragmentación para embestir a los trabajadores y trabajadoras.

Cabe señalar que el grupo de la resistencia magisterial de baja California sumado a los grupos nacionales de la CNTE ha estado dando una lucha para todos sin importar la sección ni el subsistema al que se pertenece, está lucha está en construcción con el actual gobierno federal, que por fin ha prestado oídos a la clase trabajadora y que ha establecido un canal de comunicación que ha permitido rescatar algunos derechos laborales ya perdidos.

Como pedagoga crítica ¿considera que la formación inicial y continua de les docente corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

Actualmente me parece que los programas que rigen la formación de las escuelas Normales, así como un currículo de muchas universidades que ofrecen una formación dentro de las Ciencias de la Educación tienen un enfoque y una filosofía que no atiende a la demanda social actual, por lo que los y las docentes egresan con una formación débil, ya que en su perfil de egreso no define con claridad lo que verdaderamente importa en la educación del ser humano.

En esta carrera del desarrollo de las competencias en campos de formación, no queda claro lo importante del perfil de egreso de cada nivel, en los y las docentes la visión de un maestro o una maestra que coadyuva en la formación de un Ser no es sólida, sino se apuesta a ese modelo que deposita conocimientos en los niños y las niñas y, que ellos y ellas, van llenando los huecos de lo que ignoran con lo que sus profes les “dan”.

Y qué decir de la formación continua, ha venido a colaborar con el sistema a formar lo que se necesita para estar dentro de él y para ascender dentro de éste, no para el enriquecimiento de los saberes y las prácticas de los y las maestras, ya que para los sistemas en general la maestra y el maestro crítico es la piedra en el zapato, así que mejor le dan paliativos de crecimiento sin permitir que se revele o cuestione demasiado pues está sujeto a las bondades del sistema.

Hay mucho material valioso, libros y antologías, así como talleres y cursos que se han construido desde las alternativas pedagógicas variadas, pero tendrían que desarrollarse de manera autónoma al sistema para que no caigan en la reproducción de ideologías, sino más bien construya  y lleve a las reflexiones necesarias para que cada quien diseñe, adecue de acuerdo a sus contexto y momento de implementación, así como trazar los ajustes necesarios que atiendan las distintas demandas de sus estudiantes, pero sin perder de vista el enfoque ideológico.

 

¿Qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

Seguro que ha significado un gran reto, pues ha permitido transparentar las debilidades que tenemos en los sistemas educativos y no me refiero solo a evidenciar debilidades en las estrategias de implementación, o a las metodologías, o a las infraestructuras que tenemos, sino al cosmoconocimiento que fundamentan nuestros planes y programas.

Tenemos un modelo administrativo del currículo que ve a los y las estudiantes como fragmentados, los estudiamos y proponemos actividades para ellos y ellas por campos de desarrollo, torturando las partes por separado.

En este confinamiento al interior de las casas tenemos niños y niñas forzados a aprender con explicaciones de personas que los aman en el mejor de los casos, pero que no son maestros y maestras, que no conocen las formas y que muchas veces en la frustración de no saber el cómo enseñarles, los llevan a entrar en crisis mutuas que detonan en violencia hacia las y los pequeños.

En otros niveles, jóvenes y adolescentes frente a un mar en tormenta, con contenidos que no saben cómo trabajarlos o digerirlos, que las llevan a depresión o a la apatía en las dichosas tareas que suman y abruman sin dejar algo significativo en ellos y ellas, más allá del hecho de sentirse más solos o que pierden la confianza en sí mismos.

Sumado a esto, la tortura que esto ha significado para muchos de los maestros en la preparación de las distintas estrategias a distancia, algunas con la prisa hechas al vapor, pero sin un fundamento, que muchas son con las mejores intenciones, pero también muchas de ellas fallidas, por no tener claro el objetivo en este momento de vida.

La suma de estos factores y otros que nos aquejan por ahora no permiten cumplir con el derecho universal a la educación al menos no en estas condiciones.

Podríamos decir que hay un reducido grupo que disfruta de esta estrategia y que la lleva con éxito, pero estoy casi segura que el éxito está en la apreciación, aun con todos los esfuerzos que se hacen y lo digo con tristeza porque se han hecho muchos esfuerzos, horas y horas de trabajos acumulados en todas las estructuras.

Desde las pedagogías críticas-creativas, ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

Primero debemos entender que hay otras formas, que por ahora es necesario desaprender para poder construir nuevas propuestas que verdaderamente impacten y atiendan con pertinencia la demanda social inédita y extraordinaria que estamos viviendo.

Necesitamos migrar de la reflexión a la acción, dejar de llevar un modelo transdisciplinario que trabaja como un ensamblaje de partes, llevando a una crisis educativa pero que ahorita está al tope, nosotros y nostras no somos un rompecabezas, por ende, las y los estudiantes tampoco, somos integrales, lo que le duele al cuerpo le duele a la mente.

El confinamiento aumenta como olla de presión los problemas sociales, lacerando aún más el tejido social.

Han expuesto en muchos de los casos la evidente pérdida de valores, el desamor, la desintegración familiar y no me refiero con integración al tipo de estructura, sino la familia como institución, dejando de ser el lugar que contiene y forma, convirtiéndose en un lugar que expone y vulnera en muchos casos de maneras inimaginables a sus miembros.

Estimada Yunuén, finalmente, a partir de sus experiencias docentes y sociales y, desde las pedagogías críticas, ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Vaya el reto es enorme sin duda, pero hay muchos que nos llevan un camino recorrido y bases ideológicas que podrían conformar la base de una pedagogía crítica que acabe por fin ese modelo de la educación bancaria o las visiones administrativas que torturan al niño y a la niña con un aprendizaje forzado, para saber hacer.

Que se reconozca al estudiante como lo que es, un ser lleno de emoción que se construya en el amor eficaz y no en la falsa idea romántica del amor a la humanidad que quita el árbol para arrebatar la sobra y el oxígeno, pero que te devuelve un buen banco de madera para que te sientes a esperar el progreso.

Necesitamos sumar fuerzas eso sí, la voracidad económica nos ha consumido por mucho tiempo, pero las resistencias han permitido mantener a flote las luchas, ahora es el tiempo de la propuesta en acciones esperanzadoras, que lleve al ser humano a Ser primero y, después, lo convierta en revolvedor de problemas poniendo en práctica el pensamiento creativo a beneficio de la comunidad en comunidad.

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Orar para comprometerse

Por: Antonio Pérez Esclarín

Un simple virus, tan diminuto que ni es visible, nos ha obligado a encerrarnos en nuestras casas y salir del ruido, de la prisa, del trabajo. La amenaza de la enfermedad e incluso la posibilidad de la muerte, ha relativizado la importancia de nuestros proyectos, ha puesto también en cuarentena nuestras aspiraciones y sueños, y nos ha hecho comprender que la vida es el valor más importante y que, sin el, no tienen sentido los demás. Porque el virus nos amenaza a todos, estamos comprendiendo el sinsentido de nuestras divisiones políticas, raciales, económicas, religiosas y sociales, y lo absurdo de una vida de espaldas a los sufrimientos de los demás. También estamos valorando y agradeciendo a todas esas personas que se la están jugando por nosotros.

SÍ bien la rápida propagación del virus nos ha llenado de problemas y preocupaciones, nos está regalando una gran oportunidad para encontrarnos con nosotros mismos y con nuestra familia, para hablarnos en lo profundo del corazón, para revisar nuestros proyectos y aspiraciones, para conversar con Dios, es decir, para orar.

Orar es experimentar el amor de Dios. Dios nos ama siempre, sobre todo cuando estamos preocupados, tristes; cuando nos sentimos agobiados, enfermos, maltratados. Cuando nos sentimos solos es cuando nos busca Dios con más interés para cargarnos en sus brazos y recostarnos sobre su corazón. Sobre ese amor, como sobre roca firme, debemos levantar nuestra esperanza y nuestro compromiso. La oración deberá hacernos más generosos, serviciales, solidarios. Al amor sólo se puede responder con amor. Lo maravilloso es que esa respuesta al amor de Dios debe incluir también el amor a los hermanos, especialmente a los más débiles y vulnerables, como los ancianos que son las víctimas preferidas del virus, pues un supuesto amor a Dios que no se traduzca en servicio a los demás es un amor falso.

En consecuencia, en estos días debemos orar mucho. La oración no es para huir de la vida, ni tampoco para meramente pedirle a Dios que resuelva nuestros problemas. La oración debe fortalecer el coraje y la decisión de vivir combatiendo al coronavirus y todo lo que daña o mata la vida. Si la oración no lleva al compromiso, si no alimenta las ganas de combatir todas las expresiones del mal y de dedicar la vida al servicio y defensa de la vida para todos, no tiene sentido. Se trata de, como lo hacía Jesús, alimentar en la oración la firme decisión de cumplir la voluntad del Padre y vivir entregados a la construcción de un mundo fraternal, donde todos, especialmente los más pobres y los que sufren las consecuencias de este virus y también de los otros virus como el hambre, la miseria, la ignorancia, la exclusión, puedan vivir con dignidad. La oración debe llevarnos a la acción comprometida.

Si auténtica, la oración nos cambia la vida. La oración nos mete en un mundo nuevo, el de Dios, y nos sitúa con más fuerza en el corazón de los hombres. En la oración aprendemos agradecimiento y gratuidad. Aprendemos a no usar a Dios, a no servirnos de Él para que resuelva nuestros problemas, sino que le pedimos fuerza para que se cumpla su voluntad y seamos capaces de luchar con decisión contra el mal y todas sus manifestaciones. En la oración aprendemos a recibir y dar en gratuidad. Aprendemos a estar con el que llora, con el que sufre, con el enfermo, con el que está sólo, con el que no tiene apoyo. Aprendemos a no dar consejos, sino a darnos.

Fuente: https://diariodelosandes.com/site/orar-para-comprometerse-por-antonio-perez-esclarin/

Imagen: Nay Lin Aung en Pixabay

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Opinión: Frente al Coronavirus, educarnos

Por: Andrés García Barrios

Educarnos tanto personalmente como socialmente, y de manera rápida, es el reto que nos toca ahora.

Como toda crisis de salud, la pandemia del coronavirus (COVID-19) nos pone de frente a los temas cruciales de la vida, entre ellos el de la educación. En este caso, se trata de una educación o re-educación personal y colectiva que nos permita enfrentar juntos un evento de la naturaleza para el que estamos escasamente formados e informados. Educarnos tanto personalmente como socialmente, y de manera rápida, es el reto que nos toca ahora.

Para hablar de ello elegiré a dos autores cuyos puntos de vista confluyen en el tema. Primero me permitiré retomar la perspectiva del psicoanalista Erick Fromm de la que hablé hace unas semanas en este mismo espacio. Trata en torno a cuatro elementos que él considera los fundamentos del amor, y que yo me permito adaptar al tema ―sin duda amoroso― de educar. Quiero añadir también la perspectiva del filósofo español Fernando Savater, que también ha reflexionado acerca de la relación entre el amor y la educación, y cuyo pensamiento adquiere su máxima dimensión justamente en momentos de crisis sociales como la actual.

Savater funda su teoría de los valores éticos en lo que él llama amor propio, dejando claro que el cuidado de los demás es la forma más eficaz de quererse a uno mismo. Nos recuerda que todos dependemos de todos, y estamos entreverados en una red de relaciones tan estrecha, que cuidar el bien del prójimo recae en última instancia en nuestro propio beneficio. La educación, ocupada en guiar al otro en la búsqueda de su bienestar, se vuelve siempre en nuestro propio bien. En un momento como el actual, en que esa red de relaciones se estrecha tanto ―al grado de que lavarnos las manos puede evitar que alguien enferme gravemente―, el círculo virtuoso que el español plantea se vuelve evidente.

Hoy más que nunca, debemos ser educados con los demás; para explicar lo que quiero decir, voy a retomar los cuatro componentes del amor que Fromm describe: cuidado, conocimiento, responsabilidad y respeto.

Que el cuidado es necesario, salta a la vista: finalmente, de lo que se trata es de cuidarnos a nosotros y a los demás (lo cual, savaterianamente, resulta lo mismo); es decir, ejecutar los actos necesarios para evitar la enfermedad, y si la adquirimos, o alguien a nuestro alrededor la adquiere, hacer lo necesario para curar y para no contagiar a otros.

Lo anterior se complica cuando pensamos en el segundo componente de la educación: el conocimiento. ¿Cuáles son las mejores prácticas para lograr esos objetivos? Conocerlas no es fácil; lo que llamamos “conocimiento” da una sensación de certidumbre pero en realidad es algo sumamente inexacto. Podemos entrar en filosofías sobre los límites últimos del conocer, pero por el momento no es necesario: basta con echar un ojo a nuestras prácticas e instrumentos cotidianos de adquisición y transmisión de información para darnos cuenta de lo limitados que estamos. Ahora más que nunca surgen “grandes expertos” en todos los campos del “conocimiento”, que recomiendan esto o lo otro, y que nos convencen según sea la tendencia de nuestro pensamiento: confiar en la ciencia nos hará seguir sus recomendaciones; otra postura nos llevará a creer en la voluntad de un poder superior; adherirnos a la teoría del complot nos hará permanecer indiferentes a las medidas de salud, etc. Estos criterios personales se toparán, además, con una inmensa variedad de medios de información llenos de contradicciones entre sí, y con muchas imprecisiones, casi todos pregonando que dicen la verdad. ¿Cuál es la página de internet más confiable, el periodista más objetivo o nuestro amigo o familiar mejor informado?

En la crisis actual, la elección del conocimiento que seguiremos para cuidarnos, implica una gran responsabilidad, no sólo ―como hemos visto― sobre nuestra propia salud sino también sobre la de los demás. Esa responsabilidad se duplica cuando, colocándonos en la posición de quien enseña, exponemos nuestra forma de pensar como conocimiento confiable. En este caso, la responsabilidad se convierte en ―como dice el psicoanalista alemán― “responder por el otro”, lo cual, hablando de coronavirus, es serio, porque puede tratarse de responder por la vida del otro.

Es aquí, creo ―en este dar a conocer nuestra forma de pensar sobre las mejores prácticas de cuidado―, donde cabe el cuarto elemento del que Fromm habla: el respeto. Éste, según él, es el reconocimiento de que la otra persona es distinta a mí y que debo asumir siempre su libertad de ejercer el propio criterio. En momentos en que la acción colectiva es imprescindible, el respeto es la base para que la comunicación fluya entre la gente. Para enseñar algo a alguien ―sean nuestros hijos, alumnos o conciudadanos― no hay mejor punto de partida que el respeto, cuya dimensión esencial es no intentar imponerse sobre el otro.

Aquí, quisiera destacar cierto matiz que se esconde debajo del intento de dominar lo que otro piensa. Quizás a algún lector le parezca frívolo dar importancia al siguiente asunto, y sin embargo me atrevo a sugerir que estemos atentos a él, por si alguna razón me asiste. Me refiero a la gratificación que muchos sentimos cuando conseguimos impresionar a alguien con lo que sabemos. Gratificación trivial, quizás, pero para algunos tan importante que puede llevarnos a propagar la más infundada e incluso escandalosa información sin haberla analizado y confirmado de manera seria. Después de todo, es más fácil impactar a alguien con nuestras ideas por lo que le ofrecen a la imaginación que por lo que aportan al razonamiento lógico. Las redes sociales, transporte ideal para cualquier material en crudo, son el mejor aliado en esto.

Todo lo contrario ocurrirá si atendemos al cuidado, el conocimiento, la responsabilidad y el respeto, entendidos como amarnos y educarnos unos a otros frente a la crisis. Esta actitud hará que nuestras decisiones no se conformen con un primer vistazo al propio criterio o al criterio ajeno, ni con propagar información que no hemos revisado con seriedad.

Yo mismo, ahora, asumiendo mi papel de educador (que en la crisis actual, como digo, todos desempeñaremos inevitablemente), daré mi punto de vista. Primero: ya que hablé de quienes creen en un poder superior, puedo decir ―siguiendo a Fromm, para quien razón y espiritualidad son un continuo― que toda adquisición de conocimiento sobre los cuidados frente al COVID-19, hecha de manera responsable y transmitida respetuosamente, conllevará necesariamente una trascendental esperanza.

Segundo: convengo que en materia de salud me adhiero al conocimiento científico; si no fuera suficiente con la confianza que le tengo a su método por sobre otras formas de conocimiento en este tipo de temas, bastaría con un argumento lógico: dado que es gracias a la ciencia que todos nos hemos enterado del coronavirus, que hablamos de él y estamos atentos a su evolución, y que es sólo por la confianza que le tenemos al conocimiento científico que aceptamos cuidarnos de no adquirir la enfermedad ni propagarla, sólo por eso sugiero que sigamos guiándonos por lo que la ciencia descubra y recomiende, y actuemos de principio a fin sobre sus bases, difundiéndolas entre todos aquellos que quieran escucharnos.

Acorde con esto, y para despejar el punto de cuál sea la información “científica” más confiable que hay en este momento, comento que en entrevista con el Dr. Julio Frenk ―ex Secretario de salud de México y actual Rector de la Universidad de Miami―, me ha explicado que “la fuente más autorizada es la página de Internet de la OMS, donde la información está disponible en español. Otro recurso fundamental es la página de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que también ofrece información en español.”

Me uno a la recomendación del Dr. Frenk porque conozco sus frommianas y savaterianas cualidades como científico y maestro.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/coronavirus-educacion-opinion
Imagen: Pete Linforth en Pixabay
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Colombia. Congreso de los Pueblos: Cuba es una potencia mundial de solidaridad, amor y paz

Redacción: Kaosenlared

Cada vez sorprende menos cómo piensa y actúa la derecha. Sobre todo cuando se trata de una adepta al Centro Democrático (partido liderado por Álvaro Uribe Vélez, principal genocida en la historia contemporánea de Colombia). Aún así, no deja de ser indignante y grotesco que una Senadora de la República exprese de forma abierta tanta ignorancia.

En su artículo Becas para Cuba (publicado el 09 de febrero de 2020), la señora María Fernanda Cabal dice que: “Considerar como un gesto desinteresado de ayuda para la paz de Colombia el otorgamiento de mil becas para que militantes, guerrilleros y milicianos de las Farc estudien medicina en Cuba, es una actitud de peligrosa ingenuidad”.

En Colombia, cada día aumenta la lista de líderes y lideresas sociales asesinados y judicializados, el sistemático asesinato de excombatientes de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-, el incumplimiento de los Acuerdos entre FARC y Gobierno, el olvido de lo pactado entre el mismo Estado y el Ejército de Liberación Nacional -ELN- para la construcción de una paz con justicia social. Pero la señora Cabal no habla de eso.

La Senadora María Fernanda Cabal (tristemente conocida por sus constantes incongruencias acerca de la historia nacional y mundial) no se dedica a sus labores parlamentarias. Cobra su salario de 32 millones de pesos sin preocuparse por la precarización y mercantilización de la educación y la salud en en el país.

Recordemos que en Colombia uno de los principales motivos para el Paro Nacional, sigue siendo las demandas alrededor de la educación pública, gratuita y de calidad. La política de Estado claramente no prioriza la educación, ha incumplido sistemáticamente lo pactado con sectores estudiantiles y magisteriales y responde con violencia y represión ante las protestas de lxs estudiantes y docentes del país.

En esto vale la pena recalcar que para la región, Colombia es la cabeza de playa en el avance imperial estadounidense. No se queda corta la comparación de Colombia como la Israel de América, tanto por sus acciones políticas, económicas y militares contra la región.

Por estas razones vemos necesario rechazar los pronunciamientos de la señora Cabal y hacer eco de algunos datos que demuestran la vocación del pueblo y el Gobierno cubano hacia la solidaridad, la paz y la vida digna con su propio pueblo y los pueblos del mundo:

• Más de 400 mil cubanxs profesionales de la salud (médicxs, enfermerxs, técnicxs) han brindado su cooperación en 164 países. En la actualidad, más de 29 mil profesionales cubanxs laboran en 62 países.

• En Cuba se han graduado 35.613 profesionales de la salud de 138 países, incluyendo Estados Unidos. De ellos, 29.746 estudiaron en la Escuela Latinoamericana de Medicina -ELAM-. La ELAM, proyecto reconocido por organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.

• En esa isla caribeña se han graduado 1.400 jóvenes colombianxs de distintas profesiones. Mil de esas personas graduadas en Cuba son profesionales de la salud que hoy brindan sus servicios en diferentes espacios de nuestro país.

• En el 2017 Cuba ofreció a Colombia 1.000 becas de Medicina como contribución al proceso de implementación del Acuerdo de Paz con las FARC. Este ofrecimiento se viene cumpliendo con el ingreso de 200 estudiantes cada año a las aulas de Medicina en La Habana. Hoy estudian en la ELAM 569 jóvenes colombianas y colombianos de todo el país. El total de las 1.000 becas ofrecidas se completará en el curso escolar comprendido entre el 2020 y 2021.

• De las y los 569 jóvenes colombianos que han sido beneficiados por las becas de Cuba, solo 38 son excombatientes de las antiguas FARC. Además, 21 son exmilitares de la fuerza pública o familiares de estos. El resto de las y los estudiantes son jóvenes víctimas del conflicto, familiares de excombatientes, miembros de organizaciones sociales y de comunidades indígenas y afrodescendientes.

A los datos anteriores podríamos incluir una larga lista de apoyos médicos que ha hecho Cuba frente a catástrofes como la de Chernobil en 1986, la lucha contra el Ébola en África (reconocida hasta por el propio Gobierno de los Estados Unidos) y los miles y miles de pacientes en todo el mundo que han sido atendidos en Cuba.

Estas y otras razones hacen que manifestemos nuestro apoyo y admiración al valeroso pueblo cubano, que ha logrado materializar en acciones concretas una política cargada de valores profundamente humanistas, basada en la solidaridad, el amor y la paz.

Figuras tristes, como María Fernanda Cabal, insisten en que Colombia siga el ejemplo de muerte que el Gobierno de los Estados Unidos promueve por el mundo. Quieren que Colombia siga formando mercenarios para invadir pueblos. Sin embargo, cada día la movilización social les recuerda que Colombia quiere ser un territorio de paz, donde el estudio de la salud sea otra forma de insistir en que la vida debe vivirse con dignidad.

Que el pueblo cubano sepa que en todo el planeta cuentan con mares de corazones agradecidos, dispuestos a rodearles y protegerles frente a los continuos ataques que la derecha mundial sigue y seguirá realizando contra su ejemplo y su rebelde decisión de ser libres.

¡Hasta la victoria siempre!

Organizaciones, Movimientos y personas firmantes:

Articulaciones internacionales

– Articulación Continental ALBA Movimientos

– Colectivo Latinoafricano

– Secretaría Ejecutiva de la Red en Defensa de la Humanidad

Argentina

-Coordinadora Resistir y Vencer

-Resumen Latinoamericano

-Frente Patria Grande

-Frente de Organizaciones en Lucha (FOL)

-Escuela Latinoamericana de Formación hombre nuevo mujer nueva

-Venceremos, partido de trabajadorxs

-Frente Popular Darío Santillán (FPDS)

-La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP)

-Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE).

-La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP)

-Movimiento Nacional Campesino Indigena (MNCI)

-Universidad Campesina-UNICAM Suri

-Movimiento de Participación Estudiantil (MPE)

-Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía

– Marcha Noticias

Brasil

-Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra

-Comitê Carioca de Solidariedade a Cuba

-Movimento dos Trabalhadores Sem Teto (MTST)

-Capítulo Europa del Congreso de los Pueblos

Bolivia

-El Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MASIPSP)

Chile

Movimiento UKAMAU

Congreso de los Pueblos – Chile

Colombia

-Marcha Patriótica Colombia

-Programa Alternativas a la Violencia – PAV Colombia (Coordinación Regional Central)

-Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (MODEP)

-Corporación Mesa Departamental de Derechos Humanos y Territorios del Cesar

-El Sindicato Único Nacional de Mototrabajadores de Colombia SUNMCOL

-Congreso de los Pueblos

Cuba

-Centro Memorial Marthin Luter King Jr. (CMMLK)

-Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)

-Investigación “América Latina: Filosofía Social y Axiología” (GALFISA)

-Talleres internacionales de Paradigmas Emancipatorios

Europa

-Comité de Solidaridad Internacionalista de Zaragoza, estado español

-Escovip Lyon, Francia

-Minga Luzern, Suiza

-Aluna, Suecia

-Collectif saya, Bruselas

-Capítulo Europa del Congreso de los Pueblos

Guatemala

-Comité de Unidad Campesina

Haití

-Plateforme Haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif (PAPDA)

México

– Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente.

– Sección 9 Democrática – CNTE. Coordinadora Nacional de los trabajadores de la educación

– Casa de los Pueblos

– Colectivo del periodico El Zenzontle

– Revista Comunera de México

-Sindicato Mexicano de Electricistas

Panamá

-Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales (FRENADESO)

Perú

-La junta

Venezuela

-Movimiento de Pobladores/as

-Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ)

-Asociación Civil Latinoamericana de Migrantes

-Comités Dominicano de los derechos humanos

Firmas personales

Atilio A. Borón, Argentina
Paula Klachko, Argentina
Stella Calloni, Argentina
Marcos Teruggi, Argentina/Venezuela
Tim Anderson, Australia
Hugo Móldiz, Bolivia
María Nela Prada, Bolivia
Carlos Alberto (Beto) Almeida, Brasil
Nadia Bambirra dos Santos, Brasil

Marilia Guimaraes, Brasil
Nadia Bambirra, Brasil
Arnold August, Canadá
Florencia Lagos, Chile
Javiera Olivares, Chile
Pablo Sepúlveda Allende, Chile/Venezuela
Dario Salinas Figueredo, Chile/México
José Roque Campo López, Colombia

María Isabel Bickel Solano, Colombia

Migdáleder Mazuera, Colombia / Venezuela

Ángel Guerra, Cuba/México
Ariana López, Cuba
Fernando León Jacomino, Cuba
Omar González, Cuba
Irene León, Ecuador
Orlando Pérez, Ecuador
Arantxa Tirado, España
Javier Couso, España
Alicia Jrapko, EE.UU.
Hernando Calvo Ospina, Francia
Camille Chalmers, Haití
Anarella Vélez, Honduras
Gilberto Ríos, Honduras
Luis Méndez, Honduras

Catalina Álvarez Paredes, México

Luis Hernández Navarro, México
Nayar López, México
Fernando Buen Abad, México/Argentina
Katu Arkonada, País Vasco/México
Ricardo Flecha, Paraguay
Hildebrando Pérez Grande, Perú
Héctor Tajam, Uruguay

Antonio Elías, Uruguay
Gabriela Cultelli, Uruguay
Carmen Bohórquez, Venezuela
Pasqualina Curcio, Venezuela
Pedro Calzadilla, Venezuela
Rita Urbina, Venezuela

Pablo José Noguera Guevara, Venenzuela

Sergio Arria, Venezuela/Argentina

María Fernanda Barreto, Venezuela/Colombia

Congreso de los Pueblos de Colombia

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La entrevista póstuma de George Steiner: “Me faltó valor para crear»

Por:  Nuccio Ordine

El gran crítico literario, fallecido el lunes, mantuvo una conversación a lo largo de los años con el ensayista italiano Nuccio Ordine con la condición de que las confesiones vieran la luz al día siguiente de morir.

“El secreto de una buena vejez no es más que un pacto honesto con la soledad”; no pude evitar pensar en esta maravillosa reflexión de Gabriel García Márquez cuando me enteré de la desaparición de George Steiner. Murió el lunes hacia las 14.00, por complicaciones derivadas de una fiebre aguda, en su casa de Barrow Road, en Cambridge. La última vez que hablamos fue el sábado pasado, por teléfono, y me confió, con voz muy ronca: “Ya no soporto el cansancio de la debilidad y la enfermedad”.

Así, Steiner, uno de los críticos literarios más agudos e importantes del siglo XX, vivió los últimos años de su vida lejos del foco de atención, de los medios de comunicación, de los congresos y conferencias, de cualquier cita pública. He tenido el privilegio de estar con él también en esta última fase de aislamiento voluntario.

Después de más de veinte años de encuentros en París, Italia y otras ciudades europeas, las llamadas mensuales y la visita anual a Cambridge se habían convertido en un ritual. Pero a la última cita, fijada para el 14 de junio de 2018, no le sucedió ninguna otra: el día anterior George la canceló porque no se encontraba bien y no quería mostrarse cansado y desanimado. Fue en una de estas reuniones (el 21 de enero de 2014, hace exactamente seis años), cuando a Steiner se le ocurrió concederme una entrevista póstuma: reunir algunas de sus reflexiones y no publicarlas hasta el día siguiente a su desaparición. Una manera discreta de romper el silencio y despedirse de sus amigos, sus alumnos, sus numerosos lectores.

Volvió a este texto el año pasado, modificando algunas palabras aquí y allá y pidiéndome que volviera a escribir algunas frases. Quién sabe cuántos aspectos desconocidos de su vida y su pensamiento saldrán a la luz en 2050, cuando se puedan estudiar los cientos de “cartas autobiográficas” ahora selladas en los archivos del Churchill College de Cambridge.

Ahora que ya no está –su hijo David me dio la noticia–, además del profundo dolor por la pérdida de un amigo querido y un verdadero maestro, ni siquiera cuatro meses después de la desaparición de Harold Bloom, advierto más claramente las consecuencias de ese silencio forzado y el vacío insalvable que deja entre los defensores de los clásicos y la literatura. Pienso en sus libros, en su conocimiento enciclopédico animado por una sorprendente curiosidad. Y pienso, sobre todo, en su pasión por la enseñanza, en su capacidad para compartir el amor por la literatura y el conocimiento con los estudiantes y el público.

George no solo destacó en la palabra escrita. Era también un gran orador: su elegante elocuencia fue capaz de inflamar a estudiantes y colegas.

Pregunta: ¿Cuál es el secreto más importante que quiere revelar en esta entrevista póstuma?

Respuesta: Puedo decir que durante 36 años he dirigido a una interlocutora (su nombre debe continuar siendo secreto) cientos de cartas que representan mi “diario”, en el que he contado la parte más representativa de mi vida y los eventos que han marcado mi cotidianidad. En esta correspondencia he hablado sobre los encuentros que he tenido, los viajes, los libros que he leído y escrito, las conferencias y también episodios normales y corrientes. Es un “diario compartido” con mi destinataria, en el que es posible encontrar incluso mis sentimientos más íntimos y mis reflexiones estéticas y políticas. Se conservará en Cambridge, en un archivo del Churchill College, junto con otras cartas y documentos que dan testimonio de las etapas de una vida quizá demasiado larga. Estas cartas-diario, en particular, se sellarán y solo podrán consultarse después de 2050, es decir, después de la muerte de mi esposa y (quizá) de mis hijos. En resumen, se harán públicas solo cuando muchas de las personas cercanas a mí ya no estén. ¿Las leerá alguien después de tanto tiempo? No lo sé. Pero no podía hacerlo de otra manera…

P: ¿Por qué una entrevista póstuma?

R: Siempre me fascinó la idea. De algo que se hará público precisamente cuando yo ya no pueda leerlo en los periódicos. Un mensaje para los que se quedan y una manera de despedirme dejando que se oigan mis últimas palabras. Una ocasión para reflexionar y hacer balance. He llegado a una edad en que cada día más o menos normal debe considerarse un valor añadido, un regalo que te da la vida.

En esta fase los recuerdos del pasado se convierten en el único y verdadero futuro interior. Es un viaje hacia atrás basado en el recuerdo lo que nos permite alimentar algunas esperanzas. No disponemos de las palabras exactas para definir el recuerdo que encierra en sí el mañana. Me encuentro en un momento de mi vida en el que el pasado, los lugares que he frecuentado, las amistades que he tenido, la imposibilidad de ver a las personas que he amado y sigo amando y hasta la relación contigo, constituyen el horizonte de mi futuro más de lo que puede ser el futuro real.

P: ¿Se reprocha algo en particular?

R: Claro. Más de una cosa. Escribí un pequeño libro, Errata, en el que hablo sobre los errores que he cometido. No he conseguido captar algunos fenómenos esenciales de la modernidad. Mi educación clásica, mi temperamento y mi carrera académica no me permitieron comprender completamente la importancia de ciertos grandes movimientos modernos. No entendía, por ejemplo, que el cine, como nueva forma de expresión, pudiera revelar talentos creativos y nuevas visiones mejor que otras formas más antiguas, como la literatura o el teatro. No he entendido el movimiento contra la razón, el gran irracionalismo de la deconstrucción y, en algunos aspectos, del posestructuralismo. Debería haberme dado cuenta de que el movimiento feminista, que apoyé en Cambridge con gran convicción al reconocer la importancia del papel de la mujer, asumiría después, en la lucha por ocupar un lugar dominante en nuestra cultura, una función política y humana extraordinaria.

P: En el ámbito personal, ¿qué errores ha cometido?

R: Esencialmente, habría debido tener el valor de probarme en la literatura “creativa”. De joven escribí cuentos, y también versos. Pero no quise asumir el riesgo trascendente de experimentar algo nuevo en este ámbito, que me apasiona. Crítico, lector, erudito, profesor, son profesiones que amo profundamente y que vale la pena ejercer bien. Pero es completamente diferente a la gran aventura de la “creación”, de la poesía, de producir nuevas formas. Y, probablemente, es mejor fracasar en el intento de crear que tener cierto éxito en el papel de “parásito”, como me gusta definir al crítico que vive de espaldas a la literatura. Por supuesto, los críticos (lo he subrayado varias veces) también tienen una función importante; he intentado lanzar, a veces con éxito, algunos trabajos y he defendido a los autores que creía que merecían mi apoyo. Pero no es lo mismo. La distancia entre quienes crean literatura y quienes la comentan es enorme; una distancia ontológica (por usar una palabra pomposa), una distancia del ser. Mis colegas universitarios nunca me perdonaron que apoyara estas tesis; muchos barones y cierta crítica estrictamente académica no aceptaron que me burlara de su presunción de ser, a veces, más importantes que los autores de los que estaban hablando…

P: ¿A quién desea enviar un mensaje?

R: Pienso en algunos estudiantes, más brillantes que yo, que están completando trabajos importantes; su éxito es una gran recompensa para mí. Pienso con profunda gratitud en algunos de mis colegas que me han acompañado en el camino académico. Y pienso, sobre todo, en personas más íntimas, como tú, que han entendido lo que he intentado hacer y gracias a quienes he podido vivir una intensa aventura intelectual y emocional. Pero, en este momento, ante todo, trato de entender por qué la distancia que me separa del irracionalismo moderno y, me atrevo a decir, de la creciente barbarie de los medios, de la vulgaridad dominante, es cada vez mayor. Creo que estamos atravesando un período cada vez más difícil…

P: ¿Qué es lo que más le ha hecho sufrir?

R: Me ha hecho sufrir el ser consciente de haber publicado ensayos que me habría gustado escribir mejor. Por supuesto, hay páginas de mi trabajo que he defendido y defiendo con convicción, y también con amargura. Pero sé que probablemente no era eso lo que me habría gustado escribir. Y a menudo pienso en la injusticia del gran talento: nadie entiende cómo surgen estos dones supremos y cómo se distribuyen. Pienso en un niño de cinco años y medio que dibuja un acueducto romano cerca de Berna y luego, de repente, representa un pilar con zapatos; desde entonces, gracias a Paul Klee, que así se llama, los acueductos caminan por todo el mundo. Nadie puede explicar las sinapsis neurológicas que pueden desencadenar en un niño este “flechazo” de la metamorfosis, esta brillante intuición que cambia la realidad. Pensé que era una injusticia que pudiéramos intentar, volver a intentar, esforzarnos de nuevo, solo para poder permanecer en la estela de los adultos, pero sin llegar a ellos, porque son diferentes a nosotros.

P: ¿Y lo que le ha hecho más feliz?

R: La felicidad de haber enseñado y vivido en muchos idiomas. La felicidad que he tratado de cultivar todos los días, hasta el final, sacando de mi biblioteca un poema para traducirlo a mis cuatro idiomas (francés, inglés, alemán e italiano). Y aunque no lo haya traducido bien, tengo la impresión de que he dejado entrar un rayo de sol en mi cotidianidad.

P: ¿Qué deseos no ha podido cumplir?

R: Muchísimos: viajes que no me he atrevido a hacer, libros que quería escribir y que no he escrito, sobre todo encuentros cruciales que evité por falta de valor o disponibilidad o energía. Podría haber conocido, por ejemplo, a Martin Heidegger, pero no me atreví. Y creo que tenía razón. Siempre he respetado un principio: no hay necesidad de importunar a los adultos, tienen otras cosas que hacer. Y además, nunca he soportado a quienes se consideran importantes porque coleccionan citas con grandes nombres. Las personas excelentes tienen el derecho a escoger con qué interlocutores quieren “perder” su tiempo. Luego ocurre que un día, al abrir libros de memorias, se leen frases como: “Me importunó el señor X, que insistió en reunirse conmigo, pero no tenía nada interesante que decir”. Siempre me ha dado miedo caer en el error burdo. Pienso en Jean-Paul Sartre, por ejemplo, especialista en revelar circunstancias ligadas a famosos “pesados”. Y me costó mucho renunciar, en los últimos tiempos, a la compañía de un perro. Después de la muerte de Muz me di cuenta de que, a mi edad, era muy arriesgado tener otro. Adoro a estos animales, pero en el umbral de los 90 años me parece terrible ofrecerle una casa para dejarlo solo.

P: ¿Cuál es la victoria más hermosa?

R: Insistir en la idea de que Europa sigue siendo una necesidad importantísima, y de que, a pesar de las amenazas y los muros que se construyen, no debemos abandonar el sueño europeo. Soy antisionista (postura que me costó mucho, hasta el punto de no poder imaginar la posibilidad de vivir en Israel) y detesto el nacionalismo militante. Pero ahora que mi vida está llegando a su fin, hay momentos en que pienso: ¿quizás me equivoqué? ¿No habría sido mejor luchar contra el chovinismo y el militarismo viviendo en Jerusalén? ¿Tenía derecho a criticar, cómodamente sentado en el sofá de mi hermosa casa de Cambridge? ¿Fui arrogante cuando, desde el extranjero, intenté explicar a las personas en peligro de muerte cómo deberían haberse comportado?

P: ¿Recuerda haber llorado en su vida?

R: Desde luego. En los últimos tiempos me encuentro a menudo recordando circunstancias particulares. Pienso, por ejemplo, en grandes experiencias humanas que concluyeron sin que yo hubiera previsto el final. La repentina desaparición de algunas personas que nunca volverás a ver. O lugares que no has visitado y que ya no podrás visitar. Y también pienso en más cosas, sencillas, quizá banales: pescado y alimentos que ya no podrás probar. Y a veces, encontrar en la esquina de una calle o en un jardín la sombra de una persona que amas y que necesitas enormemente, pero que sabes que ya nunca podrás alcanzar.

P: ¿Qué importancia ha tenido la amistad en su vida?

R: Una importancia enorme. Nadie lo sabe mejor que tú. Habría vivido muy mal mis últimos decenios sin ti y sin otros dos o tres amigos con los que he intercambiado una abundantísima correspondencia, interlocutores distinguidos con quienes he compartido una profunda intimidad afectiva. Quizá la amistad sea más valiosa que el amor. Sostengo esta tesis porque la amistad no tiene nada del egoísmo del deseo carnal. La amistad, la auténtica amistad, se basa en un principio que Montaigne, en un intento de explicar su relación con Étienne de la Boétie, condensó en una frase bellísima: «Porque era él; porque era yo».

P: ¿Y el amor?

R: El amor ha tenido muchísima importancia, tal vez demasiada. En primer lugar, la felicidad que me ha dado mi matrimonio y que no puedo explicar con palabras, racionalmente. Y luego uno o dos encuentros que han sido decisivos en mi vida. Creo que, en potencia, las mujeres tienen una sensibilidad superior a la de los hombres. He tenido el enorme privilegio de tener relaciones amorosas en diferentes lenguas (he escrito mucho sobre este tema). El donjuanismo políglota ha sido una enorme recompensa para mí, una ocasión de vivir múltiples vidas. Y es curioso que ni la psicología ni la lingüística se hayan ocupado nunca de este fenómeno apasionante. Por eso, en Después de Babel acuñé una definición original de la traducción simultánea como un buen orgasmo. Siempre he considerado el fenómeno de las palabras y los silencios en relación con el erotismo un tema capital.

P: ¿Piensa alguna vez en la muerte?

R: Continuamente. Pero no solo ahora; también cuando era joven. Crecí a la sombra de la amenaza hitleriana y recuerdo perfectamente que los únicos supervivientes de mi clase del instituto fuimos un compañero y yo. Mi padre y la vida me prepararon para afrontar la pérdida y el peligro de la muerte. Ahora pienso que el encuentro con la muerte tal vez sea interesante; quizá se revele como una manera de entender mejor muchas cosas.

P: ¿Cree que hay algo después de la muerte?

R: No. Estoy convencido de que no habrá nada. Pero el momento del paso puede ser muy interesante. Encuentro infantil la reacción de quienes, después de haber pensado siempre en la nada, en la fase final de su vida cambian y se imaginan un mundo ultraterrenal. Pienso que no tener miedo es una cuestión de dignidad; no se debe perder el respeto a la razón, hay que llamar las cosas claramente por su nombre. Es verdad que se puede cambiar de manera de pensar. He tenido la fortuna de vivir siempre en contacto con grandes científicos y sé que cada día se aprenden cosas nuevas y se corrigen otras. En la ciencia, esto es normal. Ahora bien, creer en una vida más allá es algo muy distinto.

P: En esta entrevista póstuma, ¿querría pedir disculpas a alguien con quien se haya peleado?

R: Sí, querría disculparme con una persona cuyo nombre no puedo decir. Creo que él también preferiría permanecer en el anonimato. Se trata de un hombre eminente, durante mucho tiempo amigo íntimo, con el que discutí por un asunto estúpido. Una frase mal escrita en una carta hizo saltar por los aires nuestra relación de años. Aprendí mucho de esa experiencia; cómo a veces un instante insignificante puede transformarse en un hecho decisivo en la vida. Es un riesgo que corremos a menudo. Un gesto sin importancia, una simple palabra, en un solo segundo, pueden causar verdaderas tragedias. Y ahora, después de tantísimos años, me gustaría decirle a mi amigo, “ven, vamos a comer juntos y a reírnos de lo que pasó”. Pero, con gran dolor, me doy cuenta de que ya no hay tiempo. Es demasiado tarde.

P: Sin embargo, es famoso por su irascibilidad. ¿Siempre ha sido un punto débil de su carácter?

R: Sí, es verdad, pero no solo en la edad adulta. Recuerdo que cuando era niño me alteraba por cosas pequeñas, a veces sin una verdadera razón. Esta manera de comportarme me ha creado muchas enemistades. Después, con los años, tuve que aprender a moderarme. Pero también he pagado un precio por mi ironía, a menudo muy mordaz y no siempre bien recibida. Y tal vez la tristeza, fruto de la conciencia de mi mediocridad, ha incomodado no pocas veces a mis interlocutores. Por desgracia, a lo largo de tantos años he coleccionado muchas hostilidades y he roto muchas amistades. Es triste reconocerlo, pero es así.

P: ¿Le han dado algún consejo que le haya cambiado la vida?

R: Por supuesto. Sobre todo los que me dio mi madre con todo su cariño. A ella le debo que me animase a convivir de manera fructífera con mi discapacidad. Cuando era niño, para hacerme reaccionar en los momentos de desesperación, me decía que la «dificultad» era un «don» divino. Además de librarme del servicio militar, mi defecto me brindó la oportunidad de aprender a mejorar, de intentar entender que sin esfuerzo no se obtiene nada en la vida. Lo he recordado en diferentes circunstancias. Uno de los logros más bellos de mi existencia fue cuando conseguí atarme los zapatos por primera vez con la mano impedida.

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2020/02/04/actualidad/1580845337_200341.html

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