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España: Universidades; las cloacas de la humanidad

España / www.elperiodicodearagon.com / 19 de Abril de 2017

El autor de ese calificativo tan tajante acerca de las universidades es F. Cabarrús (1752-1810), un intelectual y político español de origen francés. A diferencia de lo que sucede con Jovellanos, Campomanes, Floridablanca o con Abarca de Bolea (conde de Aranda), todos ellos altos cargos nombrados por el rey Carlos III, la figura de Cabarrús ha sido escasamente estudiada, a pesar de haber sido el autor del proyecto de creación del primer banco central español (el banco de San Carlos, germen del actual Banco de España), o el propulsor de una amplia red de canales navegables en los principales ríos españoles (solo logró ejecutar el canal de Isabel II para la distribución de agua potable en Madrid). Al ser un defensor a ultranza de las ideas de la revolución francesa y un destacado anticlerical, pasó en la cárcel dos años (1790-1792). Durante el reinado de Carlos IV ocupó altos cargos y el rey José Bonaparte le nombró ministro de finanzas. En 1814, cuatro años después de morir, su cadáver fue exhumado con el propósito de hacerlo desaparecer para siempre (algunos historiadores afirman que fue arrojado al río Guadalquivir).

Su visión acerca de la sociedad y su programa de gobierno está condensado en un conjunto de Cartas sobre los obstáculos que la naturaleza, la opinión y las leyes oponen a la felicidad pública, dirigidas a D. Gaspar de Jovellanos, las cuales fueron reeditadas en 1990 por la Fundación del Banco Exterior de España con un sesudo prólogo de J. A. Maravall. Ese calificativo tan contundente acerca de la universidad pertenece a la carta II, titulada Sobre los obstáculos de opinión, y el medio de romoverlos con la circulación de luces y un sistema general de educación. Es en esta carta donde propone un sistema general y gratuito de educación popular para todos los ciudadanos españoles (entre 6 y 10 años), integrado por un cuerpo de maestros de primeras letras bien formado y dependiente del Estado, al que no pueda acceder ningún eclesiástico.

El fundamento de la despiadada crítica que Cabarrús hace de las universidades está basado en su inutilidad para el desarrollo económico y social que España requería en la segunda mitad del siglo XVIII, debido al férreo control que sobre dichas instituciones ejercía la iglesia, lo cual explica que en su seno no cupiera la enseñanza de las modernas ciencias, basadas en la aplicación del método experimental. Por ello, Cabarrús, al igual que todos los intelectuales ilustrados de su época, piensa que es más útil sustituirlas por academias dependientes directamente de las Sociedades Económicas de Amigos del País.

La pregunta que cabe hacerse es esta: ¿Estaba justificada esa crítica tan dura y ese desprecio hacia las universidades? No creo que tenga interés alguno conocer mi opinión al respecto. Me parece más útil ofrecer aquí unos pocos datos, tomados de G. Pontón (La lucha por la desigualdad: una historia del mundo occidental en el siglo XVIII. Ed. Pasado y Presente, Barcelona, 2016), y que sean los lectores quienes saquen sus propias conclusiones.

El Consejo de Castilla debatió en 1767 un plan de reforma para las universidades, basado fundamentalmente en el estudio de la Biblia para todos los universitarios y de los cánones eclesiásticos, junto con la abolición de las matemáticas. En respuesta a ese disparatado plan de reforma universitaria, Pablo de Olavide presentó otro (nunca llegó a aplicarse y a él le valió ser acusado ante el tribunal de la inquisición), en el que solicitaba que se expulsara de dichas instituciones a los religiosos regulares, que se eliminaran los colegios mayores y que su objetivo principal fuera la formación de los dirigentes sociales y económicos que España necesitaba para poder compararse con las naciones más punteras, a través de la enseñanza de las ciencias experimentales, de las matemáticas y de las lenguas modernas. A la vista de ese desprestigio, a finales del siglo solo había mil estudiantes matriculados en la Universidad de Salamanca y las 77 universidades españolas quedaron reducidas a 11.

Ese debate sobre el objetivo de las universidades se dio en todas las naciones al final del siglo XVIII. La dialéctica de esa discusión inicial queda reflejada en la reforma de las universidades de Oxford y de Berlín al inicio del siglo XIX. La base del plan de estudios de Oxford se centró en la religión, la cultura clásica, la lengua, las matemáticas y las ciencias físicas. En cambio, el plan de estudios de la universidad de Berlín estuvo nucleado en torno a la investigación experimental, al uso de la tecnología y a la formación de excelentes profesionales al servicio de las necesidades económicas y sociales de la nación.

Es bastante obvio que hoy en día el debate relacionado con el modelo de universidad no es tan radical como el que se dio al final del denominado siglo de las luces, pero en cierto modo sigue vigente, tal y como lo han puesto de manifiesto los partidarios y los detractores de la reciente reforma de las universidades europeas (el famoso Plan Bolonia). Desde mi punto de vista, dicho modelo toma lo mejor de aquellos dos planteamientos dicotómicos. Como es bien sabido, confiere a las licenciaturas de tres años (ahora llamadas grados) un carácter generalista y de formación básica culturalista, dejando la formación especializada de tipo profesional (siempre cambiante en función de las necesidades de cada país) a los másteres de dos años. Otro problema bien distinto es el que se deriva de su inoperancia, debido al escaso presupuesto que los gobiernos dedican a reciclar al profesorado, a financiar la investigación y, sobre todo, al escaso número de becas para los estudiantes y a la baja cuantía de las mismas.

*Catedrático jubilado, Universidad de Zaragoza

Fuente:http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/universidades-cloacas-humanidad_1195673.html

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Guatemala:Educación; La clave de todo

Por:Erlin Amaya

Aproximadamente el 40% de la población de Guatemala son niños y jóvenes en edad escolar, sin contar los mayores de edad, que también son estudiantes universitarios con los cuales ascenderíamos aproximadamente al 70% del total de la población. Por supuesto no todos ellos asisten a la escuela, colegio o universidad, y los que lo hacen, no están aprendiendo realmente lo que necesitan Visualicemos un salón de clases: Rápidamente pensaremos en un pizarrón, un grupo de escritorios alineados en filas orientadas hacia la pizarra, y una cátedra para el docente.

Lo que la mayoría desconoce es que este modelo de salón escolar, cuando fue creado pretendía que los alumnos tuvieran en las aulas una réplica del mundo laboral al que se afrontarían al egresar como una forma de preparación para el trabajo en las fábricas, lugar donde todos se encuentran alineados en filas con un horario establecido para el almuerzo que se anuncia con un timbre y una calificación de “100” o de “A” en señal de “producto aprobado” La diferencia: nuestros alumnos siguen con este modelo de salón de clases en LA MAYORÍA de aulas en el mundo, con una metodología de Evaluación estandarizadas que no aplican normas personalizadas adecuadas a cada uno de los estudiantes según sus aptitudes, intereses y habilidades particulares.

Seguimos preparando a nuestros alumnos para el trabajo que dejó de realizarse hace años. Pretendemos que salgan preparados y que obtengan un buen empleo cuando las instituciones y los profesores actuales no los preparan para esto, sino para lo que antes era necesario. Los colegios más caros y avanzados de Guatemala y del mundo tienen pantallas digitales, computadoras, y salones específicos para diferentes asignaturas, hemos avanzado en las herramientas que utilizamos en los salones de clase (en la minoría) pero nuestro sistema educativo a nivel mundial es completamente retrógrado.

La educación es la clave del progreso de una nación, ya que si bien solo el 40% de nuestra población hoy en día se encuentra en un aula preparándose académicamente en realidad estos niños y jóvenes representan el 100% de nuestro futuro para el cual casi ninguno está preparado. No podemos pretender que al emplear la misma metodología que hace 100, 50, 20, o incluso 10 años nuestros niños jóvenes estén preparados para afrontar la realidad de nuestro mundo en los próximos 20, 30 o 40 años. No podemos estandarizar la educación para enseñarles lo mismo a todos los estudiantes, La Educación necesita ser personalizada.

No necesitamos cambiar y adaptar únicamente nuestros salones y herramientas educativas, sino nuestra metodología de enseñanza y de evaluación para no lo que el sistema impone, sino lo que los niños y jóvenes necesitan independientemente del área en el que se desarrollen: Aprender a pensar, a cuestionar, a desarrollar, a crear. Hemos aprendido a “adaptarnos” a los cambios en el mundo y a sobrellevarlos lo mejor que podemos. Pero no nos damos cuenta que el cambio realmente lo creamos nosotros, por lo cual no deberíamos adaptarnos a éste, sino crearlo y propiciarlo en base a lo que hemos aprendido y a lo que el mundo actual demanda. Aprender a crear, en lugar de aprender a aceptar.

Es un cambio que inicia en casa pero en el cual la educación juega un papel crucial. Como en todo lo demás.

Fuente:http://www.s21.gt/2017/04/educacion-la-clave/

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Los guetos educativos

Por Fernando Ruiz Ruiz.

El reto histórico de dotar educación pública y gratuita a todos los mexicanos fue alcanzado construyendo modelos de atención educativa diferenciada. Tanto los sistemas estatales como el federal concentraron paulatinamente, en las regiones urbanas, prioritarias y claves para el desarrollo nacional, las inversiones educativas y las oportunidades. Para el resto del país se constituyeron “tipos de servicio” alternos o paralelos (también conocidos en momentos como “modalidades”), supuestamente transitorios, pero al final, permanentes, así como dispositivos especializados y mecanismos ad hoc. Es hora de repensar la forma de eliminar estos subsistemas paralelos dentro del sistema educativo nacional.

La recuperación demográfica posrevolucionaria y el avance de la reforma agraria hicieron necesario que la expansión educativa, iniciada a partir de la segunda década del siglo pasado, se extendiera paulatinamente a un número cada vez mayor de localidades rurales. Su costo financiero y las dificultades geográficas e institucionales originó que la mayor parte de ellas carecieran de los seis grados de primaria o que los docentes atendieran múltiples grados, entre otras limitaciones. En los sesentas, la necesidad de aumentar la oferta de educación secundaria impulsó la creación de las escuelas telesecundarias que, con su bajo costo, facilitó su crecimiento pero justificó con el paso del tiempo la irresponsabilidad gubernamental.

Asimismo, como consecuencia de las demandas del naciente movimiento indigenista a fines de los años setentas, fue creado el subsistema de educación indígena que cristalizó las peculiaridades con las que se atendieron las poblaciones hablantes de lenguas originarias desde los años cuarenta. De forma similar, a pesar de la creación de los servicios de educación especial en los años setentas, los Centros de Atención Múltiple (CAM) sirvieron de justificación para eludir la atención de los niños con capacidades diferentes desde las escuelas regulares. También en los años setentas fue creado el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) con objeto de acercar a las localidades rurales más pequeñas modelos de atención educativa más pertinentes.

Ninguno de estos tipos de servicio o mecanismos mencionados, garantiza el derecho a aprender de tod@s las niñas, niños y jóvenes que pretenden atender; al contrario, y tal vez paradójicamente, encubren su violación real y continuada. Esto no quiere decir que, tanto los distintos tipos de servicio educativos como los mecanismos ad hoc, no han producido prácticas valiosas que no deben desecharse. Estar en el olvido del sistema “regular” ha permitido, por ejemplo, tener más flexibilidad y espacio para la innovación y la adaptación al contexto local. Sin embargo, el sistema de apoyo – formación docente, maestros especialistas, infraestructura y materiales didácticos, etc. – en general no llega a estas escuelas. Aun con el mayor compromiso de las personas, sin el acompañamiento debido, es poco probable que puedan superar las limitaciones del contexto y promover el aprendizaje de todas y todos.

Por eso planteamos que debe superarse la fragmentación del sistema y crearse un nuevo sistema educativo que contemple lo mejor de todos los modelos de atención haciendo a la escuela un espacio para la inclusión. En ese sentido, exigimos un proceso de transición calendarizada, en donde simultáneamente se mejore la atención de los servicios alternativos en transición y la transformación del sistema en su conjunto.

Este reto implica dotar a las escuelas de la capacidad de construir proyectos de aprendizaje incluyentes para todas las niñas, niños y jóvenes de sus comunidades en donde no importe el origen y situaciones de vida. La inclusión de estas poblaciones debe provenir de la escuela misma. No hacerlo condena a millones de niñ@s a depender exclusivamente de los intereses coyunturales de los políticos y la burocracia educativa.

(Para mayor detalle, descarga el estudio Tod@s en:www.todos.mexicanosprimero.org)

El autor es Investigador de Mexicanos Primero.

Twitter:@fruiz_ruiz

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¿La Educación según José Antonio Marina es pertinente para Colombia?

Por: Juan Camilo Giorgi Martinez

José Antonio Marina, filósofo, escritor y pedagogo español que ha tenido gran impacto en el desarrollo de las Ciencias de la Educación, en espacial sobre inteligencia y mecanismos de la creatividad, propone conceptos claves para reconfigurar los sistemas educativos; este articulo presenta sus principales aportes como punto de partida en la búsqueda de mejoras para Colombia.

José Antonio Marina es un filósofo, escritor y pedagogo español que ha tenido gran impacto en el desarrollo de las Ciencias de la Educación, en espacial sobre la inteligencia y los mecanismos de la creatividad, proponiendo conceptos claves para reconfigurar los sistemas educativos; su labor investigadora se ha centrado en la elaboración de una teoría de la inteligencia que comienza en la neurología y termina en la ética; este articulo presenta sus principales aportes como punto de partida en la búsqueda de puntos de mejora de los sistemas educativos en otros países; par el utilizamos mal la palabra educación, porque debe ir acompañada por un adjetivo.

Se considera discípulo de Edmund Husserl, padre de la fenomenología trascendental y constituyente, quien propone una renovación de la filosofía para hacer de ella una ciencia estricta y una empresa colectiva; es una forma de entender la filosofía que asume la tarea de describir el sentido que el mundo tiene para nosotros antes de todo filosofar, además de la influencia de Piaget (Constructivismo), Vygotsky (Desarrollo Humano en términos de interacción social), y Luria (Neurolingüística); sus ideas y propuestas las presenta en más de 34 libros propios, y 11 en coautoría; es promotor de la Universidad de Padres on line donde logra apoyar a los padres en el ciclo infantil (0 a 6 años), primaria (7 a 12 años) y adolescencia ( 13 a 16 años) para lograr una mejor educación en especial para apoyar sus etapas y los problemas que surgen en ellas; igual colabora divulgando sus propuestas en radio, prensa, televisión, conferencias, asesorías sobretodo en España, donde ha tenido gran cantidad de premios como reconocimiento a su trabajo.

“No es en el Boletín Oficial del Estado donde se mejora la escuela, sino en las aulas, en los centros y en los barrios” José Antonio Marina

Uno de los temas que sobresale en sus ideas es la función de la inteligencia, la cual, según él, no es conocer, sino dirigir bien el comportamiento, aprovechando la mejor información posible, gestionando las emociones, y ejecutando las decisiones; necesitamos así, unos criterios que nos permitan orientar nuestra acción, Podemos distinguir un “Yo ocurrente”, que produce ocurrencias de forma involuntaria y espontánea, sin control, y un “Yo ejecutivo”, que intenta dirigir y suscitar las ocurrencias, conoce la realidad e inventa posibilidades y fines, por eso es también un Yo creador que extrae y crea información voluntariamente, «No hay genios, el talento se aprende» (teoría de la Inteligencia).

Marina afirma que todos los niños nacen diferentes, son diferentes frente al sexo, sus características neuronales, con distintos temperamentos: fáciles o difíciles, pero no podemos dejar que el niño siga solo su propia dinámica educativa; debemos ayudarle a que sus limitaciones puedan ajustarse conforme a su realidad y allí recae la tarea de la escuela.

Entre sus planteamientos para mejorar la educación está la propuesta de estimular las habilidades no cognitivas de los alumnos y el aprendizaje a través de la experiencia y el juego, frente a los temas referentes a los sistemas escolares, este pedagogo comenta que ni los padres, ni los docentes, ni siquiera la unión de las familias y las escuelas pueden educar, es la sociedad entera la que está educando continuamente por medio de las muchas interacciones y muchos canales.

Hace fuerte críticas a la escuela que no está orientada a la preparación para el trabajo para este autor, hemos fracasado en educación para la igualdad cuando vemos el creciente machismo en las aulas de las adolescentes mujeres, evidenciando como valoran, como expresan el cariño al tener control y celos por sus chicos.

José Antonio Marina recuerda en sus conferencias frecuentemente el proverbio africano que dice: «Para educar a un niño, hace falta la tribu entera». Y añade: «Para educar bien a un niño, hace falta una buena tribu» al hablar de su Universidad de los Padres donde quieren explicar a los adultos que consciente o inconscientemente están transmitiendo a los niños y jóvenes patrones de conducta, cuyas consecuencias, después, van a horrorizarlos.  Para el, estamos intoxicando a nuestros jóvenes de irresponsabilidad, estamos dándoles una imagen del «todo vale», de «coge el dinero y corre», de «a vivir, que son dos días». Los niños para Marina, necesitan tiempo con los padres en casa para poder hablar con ellos y atender sus sentimientos, ellos necesitan que se les diga que no porque de otra forma tienen la impresión de que los padres no les quieren.

Tenemos un problema de falta de gestión, de no saber aprender de los buenos y, sobre todo, de una pereza crónica” (José Antonio Marina)

En sus obras comenta como el aprendizaje de la creatividad debe formar parte de la educación básica hoy más que nunca, porque no sabemos muy bien con qué sociedad se van a encontrar nuestros alumnos. Además, afirma que estamos intoxicándolos con la comodidad.

Hace un tiempo propuso en España el “Objetivo 555” donde se puede lograr tener una escuela de alto rendimiento en 5 años, con el 5% del presupuesto y cumplimiento 5 : reducir el abandono escolar al 5%, subir 35 puntos en pisa, reducir la brecha entre alumnos buenos y malos, cuidar niños que tienen problemas de aprendizaje y con otras capacidades , llevar a las escuelas las habilidades del siglo xxi (habilidades no cognitivas.

Este español ha marcado el desarrollo de la educación en iberoamerica, debemos escuchar con atención sus ideas y planteamientos, de seguro hay muchas practicas para aplicarlas con el fin de mejorar la educación en Colombia.

Fuente:http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/la-educacion-segun-jose-antonio-marina-es-pertinente-para

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Educación superior, menos clave para movilidad social

Por: Jorge Quintero y  Animal Político

En una sociedad con alta concentración de la riqueza, es difícil que la población más pobre tenga acceso a educación superior de calidad que le permita ganar mayores ingresos.

En 2013, el economista francés Thomas Piketty publicó El capital en el siglo XXI, donde describe la distribución del ingreso y la riqueza en Europa y Estados Unidos a partir del siglo XVIII. También analiza la manera en que su evolución se ha visto afectada por el crecimiento económico y la tasa de retorno de los activos. Una implicación directa del trabajo de Piketty involucra el acceso a la educación superior, que frecuentemente se considera una herramienta de movilidad social. En una sociedad con alta concentración de la riqueza, sería difícil pensar que la población más pobre tiene acceso a educación superior de calidad que le permita ganar mayores ingresos.

Recientemente se publicó un estudio descriptivo sobre el papel de la educación superior en la movilidad social de Estados Unidos. Entre sus autores se encuentra Emmanuel Sáez, coautor de Piketty en diversos artículos. La principal novedad de esta investigación consiste en los datos utilizados, dado a que nadie a la fecha había asociado bases de datos sobre acceso a la universidad con treinta millones de declaraciones de impuestos de hogares y estudiantes años después de graduarse. Las conclusiones de la investigación pueden resumirse en cuatro grupos de resultados.

En primer lugar, los autores encuentran que el acceso a la educación superior varía considerablemente con el ingreso. En las universidades con mayor prestigio de Estados Unidos, 14.5 % de los estudiantes proviene del 1 % de las familias con mayor ingreso, mientras que 13.5 % proviene de la mitad más pobre de las familias. El estudio, aunque no establece una relación causal entre ingreso y educación, sugiere que el ingreso familiar tiene un peso considerable en la capacidad de acceder a las universidades más prestigiosas de Estados Unidos (definidas por los autores como el grupo Ivy-Plus: las ocho universidades Ivy League más Duke, MIT, Stanford y la Universidad de Chicago).

En segundo lugar, independientemente del nivel de ingreso reportado por los hogares, los estudiantes que asisten a la misma universidad tienden a reportar ingresos similares durante sus carreras profesionales. Estos resultados sugieren que las universidades sí reducen la brecha salarial entre estudiantes con características socioeconómicas distintas.

En tercer lugar, los autores calculan una métrica de movilidad social para cada universidad. Definen la tasa de movilidad como el producto de la tasa de alumnos que provienen del 20 % más pobre de la población y la tasa de esos mismos alumnos que terminan en el 20 % más rico. En las universidades Ivy-Plus, 60 % de los estudiantes del 20 % más pobre alcanza el 20 % más rico, pero solo 4 % de los alumnos en estas instituciones viene del 20 % más pobre. En contraste, algunas universidades de menor prestigio aceptan a muchos más estudiantes del 20 % más pobre que asimismo consiguen posicionarse en el 20 % más rico.

En cuarto lugar, se analiza cómo ha cambiado el acceso a la educación superior y la tasa de movilidad desde el año 2000. Los resultados muestran que la proporción de los estudiantes del 20 % más pobre inscritos en universidades de renombre no ha cambiado significativamente desde entonces. Al mismo tiempo, en las universidades con menor prestigio, pero con las tasas de movilidad más altas, se redujo de manera significativa la fracción de estudiantes que provienen del 20 % más pobre. Como resultado de estos dos fenómenos, ha disminuido la probabilidad de que un estudiante promedio de bajos recursos se coloque en el 20 % de mayor ingreso, en comparación con el año 2000.

Por último, esta investigación aporta sugerencias de política pública para incrementar la movilidad social. El gobierno podría enfocar el otorgamiento de becas en aquellas universidades con mayores tasas de movilidad social, en lugar de las más prestigiosas. Efectivamente, esto resultaría más barato: la mediana de gasto por alumno en el 10 % de las universidades con las tasas de movilidad más altas es de $ 6,500 dólares al año, mientras que en las universidades más prestigiosas es de $ 87,500. Si se promueve el acceso de los más pobres a universidades con mayores tasas de movilidad social, se contribuye a una mejor distribución del ingreso en el futuro.

La gran cantidad de información presentada en este trabajo contribuye a un diagnóstico más robusto de los retos del sistema educativo y la distribución del ingreso en Estados Unidos. Para el resto del mundo, muestra una metodología que no es técnicamente compleja para diagnosticar esta dimensión de la desigualdad social.

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México: La crisis de la educación superior

Por: Francisco Lemus

La mitad de los desempleados en México (46.5 por ciento) son personas con escolaridad de nivel medio superior y superior; la tendencia es clara, mientras mayor escolaridad se posea, menos oportunidades de empleo se tienen. Además de problemas financieros, la educación superior en México enfrenta una crisis como paradigma de movilidad social. Si en el régimen posrevolucionario las centrales campesinas y obreras eran garante de integración para una parte importante de los trabajadores mexicanos, la educación era la principal promesa para que las clases medias pudieran aspirar a mejores condiciones de vida, sobre todo para sus descendientes.

La ciencia y la cultura se han modificado considerablemente en México gracias al aporte de las universidades, además, efectivamente la educación superior tuvo un impacto real en las condiciones de vida de la clase media mexicana. Pero con la modificación del modelo de desarrollo nacional también se ha modificado la participación de las universidades. En tanto que México ha renunciado a generar sus propias condiciones de desarrollo y depender del mercado exterior, las universidades también han dejado de ser una prioridad, igual que los estudiantes universitarios. En diversas ocasiones se ha afirmado que México lo que necesita son trabajadores técnicos con menores niveles de capacitación. Esto porque a nivel internacional sólo se pretende competir con países maquiladores, por lo que debe ofrecer mano de obra muy barata y con una capacitación muy elemental. Además, la tercerización de la economía hace que los servicios se presenten como la mejor opción de trabajo para la mayoría de las personas, generando que el desinterés en la educación superior sea también compartido por las nuevas generaciones, que ya son testigos de las pocas oportunidades que estudiar una carrera universitaria otorga. Y no es que todos los mexicanos deban ser universitarios, pero vale la pena preguntarse cuáles serán los impactos sociales y económicos de empezar a cerrar esa opción a más personas. No es que en México abunden los egresados de universidades, en realidad este sector de la población sigue siendo una minoría, y a pesar de ello las opciones laborales también son pocas. La crisis de la UMSNH En el caso concreto de la crisis que enfrenta la Universidad Michoacana, es preocupante que se le trate como si fuese estrictamente un problema financiero, dando la espalda a los beneficios que esta Universidad ha representado no sólo para Michoacán, sino para estados vecinos y no tan vecinos, gracias a que ésta siempre ha tenido sus puertas abiertas. Hoy en Michoacán es imposible encontrar una comunidad donde no haya egresados universitarios, con los beneficios que ello represente. Hay comunidades en otros estados donde sólo hay un egresado de la universidad y es gracias a la Universidad Michoacana, desafortunadamente esos beneficios poco valen para quienes administran el dinero. Además de los beneficios sociales, también ha habido ventajas económicas importantes, y ciudades como Querétaro o Toluca, con mayor industrialización, se han beneficiado de los cuadros formados por esta Universidad ante la falta de opciones productivas en Michoacán.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc20522

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Estandarización, una amenaza para la educación

Por: Ángel Pérez Martínez

Hoy la mayoría de colegios responden a las exigencias de la sociedad en términos de calidad de la educación con los puntajes que obtengan los estudiantes en dichas pruebas. Los maestros obligados por rectores o por la necesidad de resultados reproducen y estandarizan las evaluaciones en el aula. Esto se traduce en que niños, niñas y jóvenes son medidos en los salones de clase con el mismo rasero, igual metodología y sistema de puntaje. Entre más se parezca lo que se hace en el aula con los aplicativos como Saber, Pisa, Timss, Terce y otras, mejor; al final no importa la educación, tampoco cómo formar buenos seres humanos, aquí lo vital es el puntaje.

Este panorama empeora con toda clase de contratistas externos que se traen a los colegios con el propósito de mejorar los puntajes, mediante procesos de refuerzo o en cursos tipo Pre-icfes, o preuniversitarios, en los cuales se trabaja sobre la técnica para responder la prueba. Instrucción pura, poca educación y menos formación, pero se supone que eso es calidad.

Hace un tiempo publiqué un pequeño ensayo sobre por qué la educación básica era de buena calidad en Finlandia y no en Estados Unidos, a partir de la experiencia de la profesora Americana Janet English, quien fue distinguida en los Estados Unidos con el premio Fullbright a la enseñanza. Como estímulo ella pudo viajar a Finlandia para observar, estudiar y comparar durante 6 meses el sistema educativo de ese país en el año 2013. Ella de entrada se preguntó: ¿por qué los estudiantes americanos de la educación básica, con un gasto promedio por estudiante de los más altos del mundo, no obtienen los logros de los estudiantes finlandeses en resolver problemas científicos o de matemáticas en las pruebas internacionales donde ellos participan?

La profesora English, en su análisis “Finland from a Teacher‘s Perspective”, encontró que la calidad de los docentes es similar en los dos países: como ocurre en todas partes, ella observó buenos y malos profesores. La diferencia es que el sistema educativo finlandés apoya la enseñanza y la evaluación individual para medir los avances del proceso educativo, más que las pruebas estandarizadas anuales que se aplican en Estados Unidos. Los maestros comparten sus ideas educativas para mejorar y tienen entre sus objetivos hacer seguimiento y apoyo personalizado a cada estudiante. La profesora English observó en Finlandia que todos los días, en cada clase, los profesores y estudiantes trabajan en resolver problemas a fondo. Los maestros están en la búsqueda de temáticas que interesen a los muchachos, se enseña lo que ellos quieren aprender.

En Estados Unidos hay muy poco tiempo para ir a profundidad en un tema, mucho menos uno de interés para los estudiantes. Lo más grave es que los profesores americanos están más centrados en preparar las pruebas estandarizadas que en hacer lecciones interesantes y emocionantes para los muchachos, no existe como objetivo el apoyo y seguimiento individual del estudiante, ni existe el estudiante mismo como sujeto.

En Finlandia, las necesidades y el ritmo del aprendizaje del estudiante son los que determinan el ritmo de la enseñanza y la progresión del plan de estudios en el aula. El estudiante tiene libertad de trabajar sobre tópicos de su interés. Los alumnos participan con sus profesores en resolver problemas relacionados con su entorno, con calma y tranquilidad, no hay estrés en el aula. El aprendizaje y el juego van de la mano; por cada 45 minutos de trabajo en primaria, 15 minutos son de descanso. En Estados Unidos a los maestros se les obliga a desarrollar un exceso de contenidos que, dada la rapidez con la cual son asumidos y tratados en el aula, frecuentemente dejan una cantidad de trabajos o de temas sin finalizar y sin profundizar.

Ella concluye que el sistema público educativo Finlandés “es equitativo y respetuoso de sus estudiantes, a los niños finlandeses le son dados la libertad y el suficiente apoyo para empezar a desarrollar su propia personalidad”.

Con los niños hay que tener cuidado, los docentes y los colegios deben evitar la estandarización y evaluación en masa al interior del aula, mediante la cual se reproduce en los salones escolares evaluaciones despersonalizadas y sin ninguna contribución al proceso educativo, dejando de lado el hecho irrefutable de que todos los estudiantes son distintos y ellos no aprenden a la misma velocidad. Las pruebas estandarizadas son importantes para comparar y para tomar decisiones de política educativa, pero no son definitivas para determinar la calidad de la educación, y menos en el aula donde el maestro tiene la obligación de tratar, de hablar, de compartir, de expresar emociones y de formar a la persona, es una relación humana.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-estandarizacion-es-negativa-para-la-educacion-por-angel-perez/219556

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