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Un llamado a la acción ante la pérdida de aprendizaje

Por: Paulette Delgado

El Banco Mundial hace un llamado a la acción en América Latina y el Caribe para actuar para proteger el capital humano de los estudiantes.

Lamentablemente, como vimos la semana pasada, el COVID-19 ha dejado a la educación en América Latina y el Caribe (ALC) al borde de lo que el Banco Mundial describe como una “tragedia educativa” debido a la pérdida de aprendizaje en la región. Después de evaluar casi doce meses del cierre de las escuelas en la región, el estudio del Banco Mundial titulado “Actuemos ya para Proteger el Capital Humano de Nuestros Niños : Los Costos y la Respuesta ante el Impacto de la Pandemia de COVID-19 en el Sector Educativo de América Latina y el Caribe”, considera que la pandemia “puede poner en peligro los avances en capital humano mencionados precedentemente y, sobre todo, exacerbar las pérdidas en la acumulación de capital humano de millones de niños y niñas, con impactos sobre los futuros niveles de productividad”.

Los principales puntos que establece el análisis son que las estimaciones iniciales del cierre de las escuelas son abrumadoras. Si algo ha demostrado la pandemia es que la educación a distancia no puede reemplazar la presencial, especialmente si surge de una emergencia y no hubo tiempo para prepararse antes de que las clases fueran remotas. Esto hizo que las métricas de aprendizaje empeoren drásticamente.

Además, los sistemas educativos deben estar preparados para la reapertura de las aulas e invertir en los recursos necesarios para recuperar la pérdida de aprendizaje de sus alumnos al mismo tiempo que siguen todas las recomendaciones para prevenir más contagios. La pandemia abrió una ventana de posibilidades para reconstruir el sistema educativo para que sean más “efectivos, equitativos y resilientes”, por lo que las instituciones deben enfocarse en el financiamiento público y comenzar a explorar diferentes opciones para hacer la educación más eficiente a largo plazo.

Un llamado a la acción

La pérdida de aprendizaje debido al cierre de las escuelas puede mejorar si los gobiernos de la región ALC actúan urgentemente para abordar los distintos problemas que enfrentan los sistemas educativos en su esfuerzo por mantener la continuidad, participación y calidad. El Banco Mundial enfatiza que, “es importante recordar que la búsqueda de mejora no se debería hacer sólo para enfrentar la situación actual sino también para preparar o mejorar la educación híbrido, en la que coexisten la educación presencial y la educación a distancia en las mismas escuelas”. Más allá de sólo crear iniciativas de emergencia, pensar cómo “adaptar, mejorar y adoptar dichas medidas para el largo plazo de forma de crear sistemas educativos más inclusivos, efectivos y resilientes”. Para lograr estos objetivos, el Banco Mundial empieza diciendo que es necesario “enfrentar la pandemia durante el cierre de las escuelas”. Aunque ya muchas instituciones abrieron sus puertas, la situación sigue siendo sumamente cambiante, por lo que no se debe de descartar nuevos cierres de las escuelas en el futuro.

Uno de los mayores retos es retener a los alumnos en las escuelas y mejorar la efectividad de la educación remota, por lo que la organización sugiere combinar mecanismos de recopilación de información, ya sea a distancia o en persona; ya sea por llamada telefónica o mensajes de texto o haciendo entrevistas o encuestas. Varios países implementaron sistemas para poder monitorear individualmente a los estudiantes durante la pandemia con el fin de identificar aquellos que están en mayor riesgo de desertar. Cuando hacer este seguimiento no es posible, lo mejor es involucrar a las familias. En el reporte, el Banco Mundial encontró que la intervención de las familias reduce en un 77 % la deserción escolar y un 44 % la falta de motivación para regresar a la escuela.

Una estrategia para retener a los estudiantes es por medio de campañas de comunicación donde no sólo se dé información sobre cómo acceder a contenidos educativos, sino también, sobre la importancia de permanecer en la escuela. Perú y Uruguay, por ejemplo, presentaron información regularmente sobre lo que ofrecen sus instituciones de educación a distancia que alcanzó a más del 85 % de la población estudiantil. A veces, los alumnos no regresan por temas económicos, por lo cual, el sistema educativo debería considerar la posibilidad de brindar apoyo financiero para aquellos que se encuentren en situación de riesgo. El 61 % de los países en América Latina y el Caribe han centrado su apoyo al aspecto psicológico, y menos del 40 % ofrecen medidas económicas. La República Dominicana tiene el programa “Bono Estudio Contigo” que subsidia de manera parcial el costo de la matrícula de 30 mil estudiantes de bajos recursos en distintas universidades privadas. Este tipo de medidas son esenciales para mitigar la deserción escolar y reducir desigualdades.

Seguir buscando maneras de apoyar a los menos privilegiados para que reciban educación de calidad, aunque sea a distancia, debería ser prioridad en toda la región. Volviendo a la República Dominicana, el 41 % de los estudiantes recibieron menos de dos horas de clase al día durante el cierre de las escuelas, dejando una gran pérdida de aprendizaje. Para evitar este tipo de casos, se deben ofrecer alternativas de baja tecnología para tratar de erradicar las brechas digitales, especialmente cuando cierran las escuelas o cuando los estudiantes tienen que regresar a aprender en línea por casos de COVID-19 en las aulas. Al mismo tiempo, deben esforzarse en seguir involucrando a los estudiantes, asegurándose que cuenten con las habilidades y motivación para seguir aprendiendo más allá de que si las clases son presenciales o no.

De acuerdo con el Banco Mundial, existen cinco estrategias para evitar la pérdida del aprendizaje:

  1. Soluciones multimodales con estrategias específicas para alcanzar y apoyar a todos los estudiantes, inclusive los de grupos menos privilegiados.

  2. Involucrar a las familias y docentes mediante planes de comunicación interactiva.

  3. Capacitar a los docentes.

  4. Darle prioridad al currículum.

  5. Estrategias de evaluación de aprendizaje.

Además, se necesita que los países sigan desarrollándose, especialmente en temas de tecnología educativa y continuar los esfuerzos de participación efectiva de los estudiantes. Aunque involucrar a las familias es de suma importancia, para realmente contrarrestar la pérdida de aprendizaje, especialmente en grupos vulnerables, es necesario seguir desarrollando las habilidades digitales y pedagógicas de los docentes. Los programas de capacitación que tomen no sólo deben enfocarse en herramientas digitales, sino también en cómo desarrollar habilidades pedagógicas necesarias para asegurarse que el estudiantado reciba educación de calidad sin importar si la clase es presencial o no.

Gestionar la continuidad y recuperar los aprendizajes durante la reapertura de escuelas

Los gobiernos deben seguir tomando medidas para cerciorarse de que las instituciones estén listas para abrir sus puertas de manera segura y efectiva. El reporte menciona que la mayoría de los países de la región ALC han iniciado en cierta manera el proceso de reapertura, hacerlo es una “decisión compleja que debe basarse en datos sobre salud pública”. Se necesita que el sistema de salud pública colabore con el de educación para tener toda la información necesaria para decidir si reabrir sus puertas o no.

El Banco Mundial junto con otras organizaciones, preparan orientaciones sobre los criterios clave para abrir las escuelas, lo que les ha permitido identificar seis estrategias que sí funcionan; políticas y financiamiento, que son transversales a las otras cuatro: operación segura, aprendizaje, inclusión de los más marginados, bienestar y protección. UNICEF identificó 24 de los 36 países y territorios de ALC que ya cuentan con protocolos para el regreso seguro a las escuelas, los cuales incluyen aspectos generales de salud e higiene. Aún así, se debe monitorear cómo cada país y gobiernos locales implementan estos protocolos y cómo hacen que éstos se cumplan.

La comunicación continua y el apoyo a la comunidad educativa ayudará a abordar preocupaciones, conocer nuevas ideas, saber si están de acuerdo con la reapertura, y cómo se planea llevar a cabo los protocolos de salud. Lo mejor es tener estrategias de comunicación en conjunto con las autoridades para responder las preguntas de manera más clara. Según UNICEF, 85 % de los países de la región ya cuentan con algún tipo de estrategia de promoción y comunicación para la reapertura.

También es importante considerar que la mayoría de los estudiantes han experimentado pérdida de aprendizaje, además de que cada uno de ellos atravesó un proceso de aprendizaje distinto, ya sea por la dinámica familiar, como por los recursos económicos o la falta de herramientas digitales. Los docentes deben tomar esto en cuenta y pensar en estrategias efectivas para adaptar sus clases a las necesidades individuales de cada estudiante. El reporte sugiere la simplificación de los programas de estudios, la modificación del calendario escolar y la suspensión de exámenes finales como “medidas necesarias para adaptar la docencia y el aprendizaje a la nueva realidad”.

Simplificar el currículo contribuye a manejar la incertidumbre y facilitar el aprendizaje. Algunos países de América Latina y el Caribe decidieron centrarse en impartir sólo una parte del contenido para asegurar la “continuidad educativa”. Otros decidieron cubrir cierto porcentaje según lo que enseñaron antes del primer cierre en el 2020. México, por ejemplo, cubrió el 25 % del currículum de cada nivel educativo ya que estimó que ya habían enseñado el 75 % al momento en que se cerraron las escuelas. Otra manera de compensar las pérdidas de aprendizajes es adaptando el calendario académico. Durante el cierre, los países modificaron sus calendarios para tener más tiempo para preparar la educación a distancia, reduciendo o aumentando las vacaciones, por ejemplo. En República Dominicana, la educación a distancia comenzó casi tres meses después de lo que decía el calendario ya que decidieron capacitar a los docentes para que supieran adaptarse y crear contenido educativo digital antes de empezar a enseñar de manera remota.

Para la reapertura, se debe realizar una evaluación de la pérdida de aprendizaje lo más pronto posible para conocer el estado actual de los estudiantes y qué tanto perdieron de su aprendizaje. Después, crear modelos bien diseñados para abordar la crisis, enfocándose también la brecha de aprendizaje entre los estudiantes de mayores recursos con los más vulnerables. Otro factor importante en el regreso a clases es la educación híbrida ya que parece que se ha convertido en la “nueva normalidad”, ya sea porque algunas familias aún no se sienten seguras de mandar a sus hijos a la escuela, porque subieron los contagios, o porque se presentó un caso en el salón y se tuvo que mandar a todo el grupo a sus casas. Más allá de que estos modelos aprovechan distintas tecnologías, la educación híbrida debe considerar que los estudiantes más jóvenes necesitan más apoyo de parte de sus familiares y cómo aligerar su carga.

Estos modelos pueden ser una gran carga para los docentes, administradores, estudiantes y familias ya que todos necesitan más apoyo. En el caso de los educadores, enfrentan retos de pedagogía y logística al tratar de adaptarse a las dos maneras de enseñar. Por otro lado, muchas veces la planificación y reorganización de la educación híbrida cae en los directores que, muchas veces, tienen poca o nula experiencia en el tema. El cuerpo directivo también necesita capacitación en elementos de logística como la organización de horarios, así como del enfoque pedagógico del programa. Su toma de decisiones determina si se migrarán los efectos negativos del cierre de las escuelas o no.

Por otro lado, durante la pandemia, tanto estudiantes, familias y docentes han enfrentado momentos difíciles que han afectado seriamente su bienestar y salud mental. Muchos países ampliaron distintos programas de protección social, especialmente para apoyar y retener al estudiantado. Desde ofrecer apoyo económico para las familias con transferencias monetarias o becas, hasta la salud mental y psicosocial para mitigar los efectos del COVID-19. Algunas medidas que recomienda el reporte para ayudar en la educación a distancia incluye definir horarios específicos para las sesiones en línea, cumplimiento de tareas para las tareas, fomentar las actividades al aire libre y tener una buena comunicación con la comunidad.

Impulsar mejoras y aceleración para el largo plazo

Aunque los gobiernos se vieron en la necesidad de adaptar un modelo educativo a distancia de emergencia, la pandemia brinda la oportunidad de reformar los sistemas educativos a largo plazo. El Banco Mundial señala que “una revisión internacional de los planes de reapertura de escuelas revela que durante la etapa de reapertura a menudo los gobiernos se han concentrado en implementar protocolos de higiene, por encima de reformas sistémicas y coherentes para reconstruir mejores sistemas educativos”. Aunque esas medidas atienden la necesidad de corto plazo, deberían de enfocarse en sus objetivos a largo plazo también.

En un par de semanas, se introdujo un nuevo enfoque educativo para responder al cierre de las escuelas por COVID-19, es necesario adaptar e integrar las experiencias positivas al sistema educativo. Un ejemplo es la introducción de distintas tecnologías, plataformas digitales y el uso de datos para construir modelos educativos más eficientes que desarrollen capacidades digitales y pedagógicas, así como para prevenir la deserción escolar. En Guatemala, por ejemplo, combinaron los mejores datos para identificar a los estudiantes en riesgo de desertar, lo que permitió a los directores hacer acciones sencillas para alentarlos a seguir estudiando. Los resultados tanto de este país como de Honduras, según el reporte, muestran que los datos administrativos pueden identificar correctamente el 80 % de los estudiantes de sexto grado con riesgo de deserción. Y esto es sólo un ejemplo del potencial de utilizar datos en los sistemas educativos.

Según el Banco Mundial, “las intervenciones pedagógicas que ajustan el contenido a los niveles de aprendizaje de los estudiantes y refuerzan contenidos dependiendo de las necesidades individuales” son las que dan mejores resultados de rendimiento y han sido las más relevantes durante la pandemia. Estos sistemas adaptativos deberían mejorar la equidad de aprendizaje entre los estudiantes y permitir que los educadores se centran en enseñar habilidades aplicadas. Además, permite monitorear el progreso de los estudiantes y proporcionar material de apoyo o clases remediales después de clases en caso de necesitarlo.

Aún así, la pandemia expuso la gran brecha digital que existe en América Latina y el Caribe. Este reto limita el potencial de la tecnología para brindar una mejor educación, especialmente a los estudiantes que se encuentran en un bajo nivel socioeconómico, en áreas rurales, tienen alguna discapacidad, entre otros factores. La desigualdad también se ve entre niveles escolares ya que menos del 43 % de las escuelas primarias y el 66 % de las secundarias tienen acceso a internet para fines educativos. En este sentido es vital proporcionar infraestructura digital pero el costo estimado para que la región cuente con acceso universal a internet para el 2030 es de 47 millones de dólares, lo cual supone una gran inversión. Además, una buena infraestructura debe contar con plataformas y contenidos adecuados para el aprendizaje, dispositivos y saber utilizarlos, no sólo acceso a una banda ancha. Aparte es fundamental capacitar a los docentes para cerrar las brechas digitales, quienes deben contar con habilidades digitales y pedagógicas para utilizar tecnologías educativas de manera efectiva.

La crisis del COVID-19 deja como resultado la oportunidad de transformar el sector educativo que sea incluyente y pueda ser accesible para todas las personas y en todo lugar, independientemente de si las escuelas están abiertas o cerradas. Antes de la pandemia, la región ya enfrentaba el reto de que sus sistemas educativos no estaban centralizados en el aprendizaje individual de los estudiantes. El cierre de las escuelas sólo exacerbó el problema, haciendo que “la ‘recuperación de aprendizajes’ simplemente no es suficiente en ALC, especialmente en algunos países donde la mayor parte de los alumnos no estaban dominando conceptos básicos”, dice el reporte del Banco Mundial.

Y aunque ya muchas escuelas están abriendo, no se debe olvidar el papel fundamental que tuvieron las familias para motivar a sus hijos a que sigan estudiando. No se debe de soltar esa conexión creada con ellas por lo que los sistemas educativos deberían apoyarlas proporcionando ideas, información, material y alternativas para que continúen ayudando a sus hijos e hijas utilizando estrategias multimodales. Por otro lado, muchos jóvenes tuvieron que renunciar a sus estudios para apoyar económicamente a sus familias, por lo que el Banco Mundial propone crear programas de ciclo corto, de dos o tres años. Este tipo de propuestas sólo existe en un 9 % de las matrículas de la región, a comparación de un 34 % a nivel mundial. Estas iniciativas han mostrado tener altas tasas de retorno, además de mejorar los resultados de empleabilidad de los alumnos ya que les da certificación válida.

Aunque la pandemia creó la mayor crisis de la historia para los sistemas educativos de la región, también ha abierto una gran oportunidad para realizar cambios, especialmente para abordar las brechas digitales. La región debe aprovechar las soluciones pedagógicas innovadoras, así como el potencial de la tecnología educativa y las TIC, para desarrollar un mejor sistema educativo, especialmente el aprovechamiento de datos ya que abre la puerta a mejorar el proceso de aprendizaje por medio del análisis y monitoreo de la información.

El reporte concluye que “los países de América Latina y el Caribe han hecho loables esfuerzos en muchos frentes, pero podríamos ser testigos de una tragedia educativa nunca antes vista durante los próximos años si los países no actúan rápido y más integralmente. Las grandes ganancias en capital humano de las últimas décadas podrían ser borradas. Pero peor aún, estas pérdidas podrían hacerse permanentes, deteriorando eventualmente las oportunidades de toda una generación en América Latina y el Caribe. El momento de actuar es ahora”.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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La pobreza del aprendizaje en América Latina y el Caribe

Por: Paulette Delgado

De acuerdo con un informe del Banco Mundial, los niveles de aprendizaje han sido negativamente afectados en los países de América Latina y el Caribe durante la pandemia, dejando una pobreza de aprendizaje en la región. 

Anteriormente, en el Observatorio publicamos un texto sobre el “aprendizaje inconcluso”, que se refiere a estudiantes que no completaron el aprendizaje durante la pandemia en comparación con un año típico. Ahí se menciona que estudiantes de primaria y secundaria de Estados Unidos están en promedio cinco meses atrasados en matemáticas y cuatro meses atrás en lectura pero ¿qué hay de América Latina?

A raíz de la pandemia de COVID-19, la región de América Latina y el Caribe (ALC) atraviesa en la actualidad una crisis educativa sin precedentes. De los 25 países del mundo que han tenido el mayor número de muertes por millón de habitantes debido a la pandemia, seis pertenecen a América Latina. Con esta situación, los sistemas educativos tuvieron que cerrar por más tiempo que otras regiones.

Después de la conmoción durante las primeras semanas de la pandemia, la mayoría de los países comenzaron a trabajar en estrategias para asegurar que la educación continuara durante el cierre de las escuelas. Sin embargo, por más que se intentó llegar a los estudiantes, sus familias y educadores, ha sido difícil lograr niveles de participación adecuada y de calidad. En este sentido, el Banco Mundial publicó un reporte titulado: “Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños: Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe” el cual explica la situación actual de la región. Este reporte es un análisis del Banco Mundial sobre la posible tragedia educativa en la región ALC y confirma la importancia de proteger el futuro de las niñas y niños de la región.

Con el fin de tratar de prevenir esta tragedia educativa, los países de la región han hecho diversos esfuerzos para afrontar la crisis sanitaria. Para manejar la continuidad educativa, la mayor parte de los países recurrió a la tecnología, utilizando el internet y medios tradicionales como la televisión, la radio y materiales impresos, centrando su atención en apoyar a los padres y docentes para hacer la educación más inclusiva. El problema es que existe una brecha digital significativa en la región, lo que hizo que el sistema educativo latinoamericano no sólo se enfrentara a la crisis del COVID-19, sino también a los de continuidad educativa, participación, calidad e inclusión. Sólo el 77 % de los estudiantes de 15 años tienen acceso a internet en sus casas.

Para afrontar este desafío, varios países recurrieron a programas que habían empleado antes, como México, que utilizó la iniciativa multimodal “Aprende en Casa” que se lanzó en 1998. Esta iniciativa alcanzó a 25 millones de alumnos durante el cierre de las escuelas. Otro ejemplo es Uruguay, que utilizó una plataforma integral de aprendizaje en línea que ya existía. Además, en Uruguay el 85 % de las casas ya contaban con conectividad desde mucho antes de que sucediera la pandemia, lo que hizo del país uno de los mejores preparados para la educación remota.

En el tema de conectividad y acceso a internet, en la región de América Latina y el Caribe sólo 77 % de los estudiantes de 15 años tienen internet en sus casas y este porcentaje ya incluye dispositivos electrónicos como computadoras, celulares y tabletas. Aunque el porcentaje no es muy bajo, está 19 puntos porcentuales abajo que el promedio de los países de la OCDE. Sin embargo, este porcentaje se ve aún más reducido entre estudiantes de bajos recursos, quienes tan sólo el 45 % tienen acceso a internet en sus casas. Esta cifra cambia de país a país; en Perú el 14 % de los menos favorecidos tienen acceso a internet, en México es el 19 %, en Panamá el 24 % y en Colombia es del 25 %. Aún cuando la región ha enfrentado estos desafíos de conectividad, las estrategias de educación a distancia han llegado a un gran porcentaje de la población. Según información de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial, todos los países en ALC utilizaron material impreso (el promedio global es del 85 %), un 86 % utilizó plataformas digitales, un 84 % la televisión y un 63 % utilizaron aprendizaje por radio. La televisión, según el informe, es la que tuvo el mayor alcance ya que el 88 % de los hogares de la región cuenta con un televisor.

Sin embargo, el Banco Mundial argumenta que “la educación a distancia no es un sustituto natural de la educación presencial” ya que “no es un reemplazo adecuado para impartir muchas capacidades que se adquieren en las escuelas”. Para los autores del reporte, ALC ya enfrentaba una crisis educativa desde antes de la pandemia, dejando como consecuencia la pobreza de aprendizaje y resultados desiguales. Según estimaciones del Banco Mundial, el 51 % de los niños y niñas de 10 años no podían leer ni entender un texto simple (el promedio global es de un 48 %). Y esta situación varía entre países; va de un 21 % en Trinidad y Tobago a un 81 % en la República Dominicana.

La pérdida del aprendizaje en la región

Según estimaciones iniciales del Banco Mundial, “la ausencia de educación presencial debido al cierre de escuelas podría llevar a que, aproximadamente, dos de cada tres estudiantes no sean capaces de leer o comprender los textos adecuados para su edad”. Consideran que la pobreza de aprendizaje en América Latina y el Caribe “podría incrementarse en más de 20 por ciento”, lo que se traduce a que uno de cada tres estudiantes de primaria no podrán leer o comprender un texto al nivel que requieren para su edad.  Utilizando los resultados de la prueba PISA, el porcentaje de estudiantes que no son capaces de identificar los puntos centrales de un texto y poder analizar y reflexionar sobre el mismo podría aumentar de un 55 % a un 70 % después de que las escuelas cerraran por 10 meses. Incluso, en comparación con otras regiones, ALC es una de las que tienen más estudiantes con el mínimo de rendimiento, sólo superado por Medio Oriente y África del Norte cuyo porcentaje en este rubro es del 71 % y un 88 % en África Subsahariana.

A diferencia de Estados Unidos que el cierre de las escuelas provocó el retraso escolar de cinco a siete meses, en la región de ALC este retraso podría ser de casi 1.3 años de escolaridad para los estudiantes cuyas escuelas cerraron por 10 meses. En caso que hubieran cerrado 13 meses, la pérdida se estima que es de 1.7 años. Si se toma en cuenta el puntaje del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA en inglés), el Banco Mundial estima que el 71 % de los estudiantes que entren a secundaria estarían por debajo del mínimo. Nuevamente, esto significa que “dos de casi cada tres estudiantes del primer ciclo de educación secundaria no podrán comprender un texto de extensión moderada”. Según el reporte, en comprensión lectora, medido por puntaje de la prueba PISA, la comprensión lectora podría disminuir 38 puntos en la prueba si las escuelas cerraron 10 meses. Sobre esto último, el reporte remarca que “con más del 80 por ciento de los alumnos por debajo del nivel mínimo de rendimiento, las pérdidas de aprendizaje podrían impedir que los estudiantes desarrollen habilidades y competencias consideradas básicas/fundamentales en varios países”. Esto sólo haría que la brecha socioeconómica en la educación aumente en un 12 % donde los estudiantes más privilegiados podrían tener, en promedio, casi tres años de escolaridad más que sus compañeros más desfavorecidos, lo que el Banco Mundial describe como una “tragedia”.

El aprendizaje inconcluso en la región no es algo nuevo; desde antes de la pandemia, los alumnos menos privilegiados ya tenían más desventajas educativas pero a raíz de la pandemia, se teme aún más que abandonen la escuela. Simulaciones que realizó el reporte sugieren que la deserción escolar en ALC podría aumentar en un 15 %. En el peor de los casos, la “pobreza de aprendizaje” de ALC aumentaría de un 53 % a un 63 %, lo que representaría 72 millones de niños y niñas. Aun así, el mayor problema generado por la pandemia podría ser estudiantes por debajo del mínimo de rendimiento escolar, más que la pobreza de aprendizaje.

Para estimar la perdida de aprendizaje, el Banco Mundial utiliza una herramienta que les permite valorar los efectos del cierre de las escuelas llamada “Learning-Adjusted Years of Schooling”, (LAYS por sus siglas en inglés), que se podría traducir como “años de escolaridad ajustados por aprendizaje”. La organización dice que esta herramienta “combina la escolaridad que generalmente alcanzan los niños con la calidad del aprendizaje durante los años de escuela, en relación con cierto punto de referencia”. Estos resultados varían entre los países de la región, aquellos que ya estaban en una mala condición desde antes del COVID-19 y si cerraron las escuelas por 10 o 13 meses. En el reporte, el Banco Mundial también investigó cómo la pérdida de aprendizaje puede afectar los ingresos de los estudiantes a lo largo de sus vidas. Para calcular esto, usaron el retorno de la inversión educativa, la esperanza de vida y el mercado laboral. Descubrieron que, con el cierre de las escuelas durante 10 meses, un estudiante puede perder hasta $23.63 dólares de ingresos, lo que equivale a $1,313 dólares anuales.

Los impactos del COVID-19 también van a variar entre países. En aquellos con un menor rendimiento, la pobreza de aprendizaje hará que los estudiantes no desarrollen habilidades fundamentales para tener éxito en un futuro, además que significa que el país tiene que invertir más recursos en mitigar y remediar la educación. Según el Banco Mundial, estas pérdidas de aprendizaje podrían representar hasta el 88 % de lo que los estudiantes aprenden en un año escolar. En un reporte que hicieron para Chile, la organización consideró varios factores de mitigación para estimar la educación en distintos escenarios y concluyó que se podría alcanzar hasta un 88 % de pérdida de aprendizaje de un año escolar.

Es importante reconocer las desigualdades que existen dentro de los países de la región. Aquellos menos privilegiados son los más afectados por razones como la falta de acceso a la educación a distancia, poca participación en clases remotas, problemas económicos o familiares, entre otros. Considerando el puntaje de la prueba PISA, aquellos estudiantes con mayores ingresos podrían perder hasta un 30 % de aprendizaje, mientras que los más pobres podrían perder hasta 41 % de su aprendizaje. Además, el reporte señala que “la brecha socioeconómica de desempeño entre los estudiantes podría aumentar de 94 a 105 puntos PISA, lo que equivale a aproximadamente un cuarto de año de escolaridad”. En Chile, los jóvenes desfavorecidos podrían perder hasta el 95 % de lo que aprenden en un año regular si las instituciones cerraron 10 meses, en comparación con el 64 % de los estudiantes más privilegiados. En el caso de Colombia, la pérdida de aprendizaje para los estudiantes de quinto de primaria con dificultades económicas podría ser el doble que la de los más favorecidos, ampliando la brecha aún más. Pero esta desigualdad no es nada nuevo, en la prueba PISA del 2018, la brecha equivalía a 2.5 años de educación en la República Dominicana y a 4.1 años de escolaridad en el caso del Perú.

Ante esta situación, el Banco Mundial hace un llamado a la acción. Advierten que, “todas las métricas de aprendizaje están empeorando drásticamente y los efectos de la pandemia también impregnan muchas otras áreas de la vida de los estudiantes”, pero no todo está perdido. Los autores mencionan que se necesitan tres frases críticas para abordar la crisis: enfrentar el cierre de las escuelas, gestionar la continuidad y recuperar los aprendizajes durante la reapertura de escuelas y, por último, impulsar mejoras y aceleración para el largo plazo, las cuales cubriremos en la segunda parte de este texto que se publicará la próxima semana.

¿Qué opinas de los resultados del Banco Mundial? ¿Consideras que se vive una verdadera tragedia educacional en América Latina y el Caribe? ¿Cómo crees que se vean afectadas las próximas generaciones debido a esta pobreza de aprendizaje? Déjanos tus respuestas en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Isabel Piñar: «Dar una clase solo, sola, en un rincón de tu hogar habilitado para ello es inquietante y angustioso». España

Buenas tardes a todos y bienvenidos al IES San Isidro en esta tarde tan lluviosa.

Gracias Pablo por organizar este evento y gracias señora ministra de Educación, Dª Pilar Alegría, y señora viceconsejera de Política Educativa de la Consejería de Educación, Dª Rocío Albert, por hacer un hueco en sus agendas y acompañarnos en este acto. Bienvenidas ambas al IES San Isidro.

Dentro de unos días se cumplirán dos años de unas circunstancias que han marcado un hito en la línea del tiempo de la historia: una pandemia que ha cambiado nuestra vida. Seas lo que seas y te dediques a lo que te dediques, hay un antes y un después de esa fecha.

Hace dos años que se cerraron las puertas físicas de los centros educativos. Esa puerta por la que habéis entrado se cerró, pero la función de los centros educativos no se cerró porque el conocimiento, el aprendizaje solo tiene las barreras que el propio individuo quiera establecer.

La enseñanza continuó en otros lugares en otros escenarios, eso sí, más íntimos y domésticos, que albergaban a los mismos actores y espectadores, pero por separado: profesorado y alumnado y viceversa, porque nuestros papeles se intercambian continuamente.

Recuerdo que nos despedimos en una última reunión presencial de la comisión de coordinación pedagógica como organismo básico de transmisión de la información a todo el profesorado.

Previamente, la mayor parte del profesorado había establecido ya los mecanismos básicos de comunicación con sus grupos.

Teníamos la suerte de contar con aulas virtuales pero no eran suficiente para lo que se avecinaba.

Nos reinventamos: aprendimos a utilizar plataformas educativas online para una enseñanza lo más directa e interactiva posible. Aprendimos rápido: videotutoriales, instrucciones de compañeros y compañeras más avezados en el tema y, después, cursos de formación institucionales. Pero estos métodos que, por cierto, han llegado para quedarse, aunque sea como apoyo, necesitan de medios tecnológicos físicos tanto para el profesorado como para el alumnado. Los medios se consiguieron: administraciones educativas, ayuntamiento, AMPA, etc. Y mientras tanto con el móvil.

Las tutorías siguieron funcionando: sabíamos en qué circunstancias estaba el alumnado, ¿tenían recursos? ¿Se encontraban bien ellos y sus familias? No recuerdo haber tenido tantas anotaciones en mi cuaderno de clase como en aquellos momentos.

No quiero tampoco dar la impresión de que el cierre de las puertas no nos afectó. Las personas que poblamos los centros educativos somos seres gregarios: vivimos en comunidad y nos necesitamos los unos a los otros, tanto el alumnado como el profesorado. La soledad nos es extraña y el silencio, añorado a veces, nos perturba. Lo que identifica a cualquier centro educativo en cualquier lugar del mundo es el rumor que se filtra por las paredes a los pasillos y que delata la presencia de las personas que están dentro, que explican, responden, debaten, y los sonidos más o menos melódicos que indican un cambio de clase. Eso no se sentía cuando alumnado, profesorado y PAS, estábamos en casa y les aseguro que todos lo echábamos de menos.

Dar una clase solo, sola, en un rincón de tu hogar habilitado para ello es inquietante y angustioso. Nos falta el feedback del alumnado. Somos expertos en lenguaje corporal y ese feedback nos permite saber cómo reciben la información nuestros alumnos y si las actividades que realizamos funcionan. Una pantalla con solo el nombre de los chicos y chicas no da ninguna información de tipo emocional.

También necesitamos comunicarnos entre nosotros, preguntar por alguien en concreto que nos preocupa, comprobar que vamos en la misma dirección y sentido con un grupo que necesita más atención. Eso que hacemos a diario en un cambio de clase, una guardia o en el recreo. Toda esa comunicación se interrumpió en parte y hubo que buscar métodos alternativos para obtenerla: como reuniones online periódicas entre el profesorado.

Finalizamos el curso 2019-2020 con un tímido intento de presencialidad.

Habilitamos todos los espacios posibles para transformarlos en aulas: los pasillos, todos los laboratorios, aulas de arte, el gimnasio y este salón de actos

Va a comenzar el curso 2020-2021. Planes de contingencia en varios escenarios. Escenario de semipresencialidad: división de los grupos de 1º y 2º ESO para ser presenciales y seguros y semipresencialidad en el resto de los grupos.
Por nuestra cuenta decidimos ampliar la presencialidad a todos los grupos de 2º bachillerato.

Habilitamos todos los espacios posibles para transformarlos en aulas: los pasillos, todos los laboratorios, aulas de arte, el gimnasio y este salón de actos que hasta hace una semana solo tenía las últimas cuatro filas de butacas y el resto eran mesas de alumnos. Yo misma impartí el curso pasado clase desde este escenario, con cámara para el alumnado que estaba en casa y dos pizarras blancas. Hoy con solo el atril siento que esto está desangelado.

Tiramos tabiques para ampliar espacios y pusimos falsos tabiques en el maravilloso claustro rojo que está en el piso de arriba. Cámaras, pantallas y ordenadores en todas y cada una de las aulas. Los medios tecnológicos ya no nos resultaban extraños. No obstante, el curso se inicia con cursos de formación para el profesorado y el alumnado sobre el uso óptimo de todos los medios con los que contamos. Estas modificaciones permanecen aún este curso, han sido ampliadas con pantallas táctiles y han llegado para quedarse. Nuestra amistad con las nuevas tecnologías es ya un hecho y gran parte del profesorado se siente cómodo con ellas y les ha buscado múltiples aplicaciones. La frase: el profesorado como sujeto y motor de los cambios educativos cobra aquí un especial significado.

Se modificaron los horarios de entrada y salida, y el horario de los recreos, de manera que en todo momento fueran escalonadas para evitar las aglomeraciones del alumnado en las puertas de entrada. Otra de las medidas que ha llegado para quedarse.

De todos modos, hay que reconocer que teníamos miedo y poca confianza en que la presencialidad funcionara y evaluábamos la posibilidad de que las circunstancias nos llevaran, antes o después, a una situación similar a la del tercer trimestre del curso pasado. No fue así, los centros educativos fueron y son lugares seguros.

En la actualidad, la presencialidad es total. Por supuesto que no tiene nada que ver con el concepto de presencialidad de hace unos años, porque está renovada y adaptada a las circunstancias de cada centro educativo y a sus habitantes.

Y los centros seguirán siendo lugares seguros y los profesores y profesoras seguiremos reinventándonos y los equipos directivos, que también impartimos docencia, seguiremos adaptando nuestros medios físicos y humanos a las necesidades, como lo hemos hecho siempre.

Por favor, recuerden, un edificio puede cerrar sus puertas y ventanas, un centro educativo no, porque sus puertas y ventanas son el conocimiento y el profesorado las mantiene abiertas de par en par en todo momento, allá donde esté.

El profesorado no ha recibido aplausos por su labor. Nunca lo hemos buscado, aunque un gracias de vez en cuando se agradece. Por eso este acto era necesario.

Muchas gracias por su presencia y atención.

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Diseño Universal de Aprendizaje: una herramienta para acercarse a la escuela inclusiva en España

Pero, ¿qué es el diseño universal para el aprendizaje (DUA)? En España no parece tener mucha prédica este concepto. Nació hace décadas en el campo de la arquitectura y, con él, se intentaba dar respuesta a la accesibilidad universal a los edificios o los usos urbanísticos. «El DUA busca la forma de generrar opciones de diseño didáctico para que todo el alumnado pueda participar minimizando las barreras» que las propias didácticas llevan implícitas. Así lo explica Antonio Márquez, uno de los mayores expertos en diseño universal de aprendizaje del país y, también, uno de los protagonistas involuntarios de una polémica que saltó en redes sociales hace unos días.

El DUA no resulta especialmente fácil de explicar, aunque sus defensores lo califican como una guía con la que saber hasta qué punto tu centro educativo o, mejor dicho, tu práctica pedagógica es inclusiva o no lo es. Aunque no tiene una larga trayectoria pedagógica en nuestro país, sí la tiene en otros, como Estados Unidos, como explica Ainara Zubillaga, doctora en Educación, docente en la Universidad Complutense y responsable de educación en la Fundación COTEC.

Para Zubillaga, realizó tu tesis doctoral sobre el tema y lo ha tratado en otras investigaciones que ha realizado. También estuvo un tiempo de estancia en el CAS, la empresa que puso en marcha el concepto. Para ella es, sin duda, es una guía. Una guía con la que cualquiera, no sin cierto esfuerzo, puede evaluar y diagnosticar si sus acciones en el aula son inclusivas realmente, si tienen en cuenta, al menos, al mayor número de alumnos y casuísticas posibles.

«El DUA nos ofrece la posibilidad de cambiar la mirada como docentes; no ponerla en la debilidades de la persona sino en las fortalezas». Así lo ve Rosa Llorente, directora del CEIP Ramiro Solans, de Zaragoza. Según cuenta, el centro siempre cargó con el sambenito de centro gueto en el que se concentraba una gran cantidad de alumnado vulnerable y en el que los porcentajes de fracaso escolar y abandono temprano eran prácticamente totales. Despué de muchos años de esfuerzo y de utilizar diferentes metodologías como el Aprendizaje-Servicio, fomentar la participación de todo el alumnado, el ABP o el enfoque competencial, han conseguido revertir los datos.

Para ella, el DUA es complejo en muchos sentidos y por eso requiere de un gran esfuerzo de formación entre el profesorado. También que todo el equipo directivo tire de ese carro y con él, el claustro. Aunque una docente puede practicar el diseño universal, lo interesante para ver unos resultados globales, es que sea una parte sustancial de la acción del centro educativo al completo.

Para ella, se trata de uno proceso de unos cinco cursos, aproximadamente, para «generar una cultura de centro, una visión común de la educación». Se trata de un proceso en el que algunas personas irán tirando de las demás cuando sus prácticas demuestren la mejora de la participación y de los resultados del alumnado. Todo ello, teniendo en cuenta las dificultades con la irregularidad en el trabajo docente y el cambio de gran parte de la plantilla una vez al año cuando se van los y las interinas. Un momento en el que en el Ramiro Solans, al menos, hacen bastante acompañamiento para que quienes llegan de nuevas puedan adaptarse a las prácticas que se desarrollan.

Chiringuito inventado

Entre las críticas suscitadas en las últimas semanas, aunque no solo, están la de que algunas personas se han montado un chiringuito para poder ofrecer formación a equipos docentes por todo el país. Es un discreto señalamiento a Antonio Márquez que, además de desarrollar labores de investigación (en este momento está dando los primeros pasos una investigación con 100 centros en Andalucía que quiere medir el impacto de acciones relacionadas con el DUA), también ofrece formación a colegios e institutos.

Márquez siente «tristeza» ante estas acusaciones. Para él, el problema está en que las administraciones educativas toman decisiones «sin un desarrollo apropiado». Temas como las TIC, las competencias o ahora el DUA (que se fomenta desde la Lomloe), no han conllevado procesos de formación del profesorado previos ni de planificación.

Al no hacer esto la adminsitraciones, los equipos directivos y los centros educativos se ven en la necesidad de buscar formación privada y ahí es donde aparece Márquez o, también, Zubillaga, que esta misma semana también ha impartido formación entre profesorado sobre el DUA.

Márquez asegura que esta formación, en realidad, no le supone ningún enriquecimiento, además de que le quita tiempo de otras de sus labores. Pero «si hay personas que han trabajado sobre el tema y te piden formación, tú intentas dar respuesta». «No entro en el juego, zanja, no lo hago para lucrarme».

Faltan evidencias

En los últimos años hay una importante corriente dentro del profesorado que señala como necesarias para la puesta en práctica de cualquier acción en el aula de evidencias que aporte la investigación. Todo lo que no esté ahí, no debería ser tenido en cuenta.

Tanto para Zubillaga como para Márquez, el DUA presenta una dificultad importante a la hora de presentar evidencia científica sobre sus resultados o sus efectos. Y esto se debe al hecho de que, fundamentalmente, el DUA establece una serie de puntos de control, 33 en realidad, que sirven para analizar si las prácticas docentes son o no inclusivas.

Asegura Zubillaga que sí hay evidencia sobre los resultados de cada uno de estos puntos de control, pero no del conjuntos de todos ellos al mismo tiempo. Son demasiadas variables para ser investigadas a la vez. Aunque «es difícil la demostración de la evidencia del modelo» completo. Esto es así porque, como explica ella, el DUA tiene tres principios de los que derivan tres pautas por cada uno de ellos y de estos salen entre dos y cuatro puntos de verificación.

Esta experta comenta que para realizar un proceso de validación de la metodología habría que ir uno a uno por todos los puntos. En este casi, sí hay evidencia, sostiene. A esto se añade otra capa de dificultad y es que no todos los centros educativos que utilizan el DUA lo hacen con la misma intensidad, ni utilizan todos y cada uno de los puntos de verificación.

De nuevo, el concepto de guía. «Es un apoyo para la reflexión de la práctica docente», insiste Zubillaga. Es, continúa, «una herramienta para organizar una práctica docente inclusiva».

Estilos de aprendizaje

Una de las más virulentas críticas que se le han hecho y se le hacen al DUA es su relación con la teoría de los «estilos de aprendizaje» y su nula capacidad para mejorar los resultados académicos de los estudiantes.

Antonio Márquez asegura que no existe relación entre ambos. Lo que hace el DUA es generar un diagnóstico relativo al grado de inclusividad de la práctica docente a la hora, por ejemplo, de presentar el currículo a su alumnado. Con esta información, después, se pueden crear diferentes maneras de hacer llegar dicha información al alumnado, además de otras para evaluar su adquisición.

Márquez asegura que todas las personas aprenden de la misma manera, reciben la información, la procesan y generan conocimiento. El DUA no habla de cambiar este proceso o adaptar la práctica a una supuesta diferencia a la hora de pricesar la información; de lo que se trata es de dar al alumnado la posibilidad de elegir en un momento dado entre diferentes maneras de recibir la información.

Zubillaga utiliza un ejemplo. Si un chaval tiene problemas con la lectoescritura parece razonable que pueda tener acceso al conocimiento de otra forma que no sea con ella. De la misma manera que sería razonable que demostrase este conocimiento y sus competencias también de manera alternativa. Esto no quiere decir que no se intente trabajar para mejorar la lectoescritura, sino que, además de esto, se generen alternativas para que el alumnado pueda seguir avanzando en su aprendizaje. Se trata de «plantear el objetivo y modificar el medio», asegura.

«El DUA, de partida, se centra en el diseño de actividades, en accesibilidad, participación…», explica Márquez. Por ejemplo, si una chavala tiene dificultades visuales, que existan opciones para acceder a la información de otra manera.

Se trata, según lo ven los dos, de actividades que en muchas ocasiones ya están ocurriendo en las aulas, aunque no se sepa que pueden ser parte del DUA. También, creen, es está enfocado en el diseño curricular y en cómo implantar este. Y tal vez sea por eso que ha recibido y recibe críticas también, por su cercanía a la enseñanza y aprendizaje competenciales.

Competencias clave

Las competencias clave no son tan nuevas en la vida educativa española como el DUA, sin duda. Hicieron su primera aparición en 2006 con la LOE, continuaron ahí en 2013 con la Lomce y, definitivamente, han dado el do de pecho en 2020 con la Lomloe. Ahora sí parece que el currículo quiera ser organizado por competencias organizando el contenido de otra manera y obligando, en cierta manera, a que el profesorado cambie sus modos de hacer en el aula para que los cómos tengas más peso que los qués.

Para Márquez, el desarrollo competencial abre la posibilidad de que la educación se centro en los procesos para resolver los problemas. Con las tareas y evaluaciones competenciales, cree este formador, «se abre la posibilidad de que participen ciertos alumnos que pueden presentar la información de otra manera». Hasta ahora el camino estaba bastante pensado para el laumno estándar, asegura.

El DUA entra en la legislación, de la mano de otras apuestas pedagógicas como la organización por ámbitos que tantos contratiempos y disgustos está provocando en lugares como la Comunidad Valenciana. Y entra en la legislación porque hace uso no solo de variantes pedagógicas para que el alumnado no reciba o dé información a través de la lectoescritura, por ejemplo, sino que se fomentan con él prácticas más activas como el ABP o el aprendizaje-servicio.

Para Zubillaga es asumible que se le haga la crítica al DUA de ser complejo y difícil de implementar. Pero cree también que se entiende mal lo que es. «No es una metodología más», afirma. Que es difícil o que tiene muchas partes es «una crítica asumible», pero comenta esta investigadora y docente que «otras son por desconocimiento y por adjudicarle (al DUA) cosas por el hecho de aparecer en la Lomloe».

Algunos requisitos

Está claro que la formación del profesorado, previa y durante el proceso, es clave para que funcione. Como explica Zubillaga, sobre todo por el hecho de que buena parte del profesorado no ha oído hablar del DUA nunca. También cree que requiere otro modelo de trabajo en el centro. Un modelo en el que «se reformulen objetivos, entornos, materiales…», comenta.

También es interesante que el proceso ocurra en todo el colegio o instituto, para que haya un cambio de cultura hacia la inclusión y todos los esfuerzos vayan en esa dirección. Así habrá un «diseño para todos», con un diseño previo del currículo, proactivo, en el que se identifiquen las barreras que hay en él y en las metodologías habituales. Para Zubillaga, una de las ventajas del DUA es que todo este trabajo es previo, es proactivo y no reactivo como lo son las adaptaciones curriculares.

«Se hace un diseño pensando en las necesidades y los intereses del alumnado, afirma; con flexibilidad para que haya respuestas para todos».

Para Márquez, a pesar de las dificultades para implantarlo como una mayor formación previa o un sobreesfuerzo a la hora de planificar y diseñar estrategias o materiales, hay que centrarse «en lo necesario, no en lo difícil». Eso sí, también defiende la necesidad de «hacerlo lo más fácil posible», es decir, «no tenemos que hacer alarde de opciones y acabar frustrando al profesorado». Sobre todo porque obliga de alguna manera al trabajo colaborativo y de cooperación en el claustro.

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Alertan del impacto en México ante deserción escolar por pandemia

Expertos y organismos advierten impacto negativo en pobreza, empleos y competitividad nacional en corto y mediano plazos por la disminución del aprendizaje y la situación educativa actual.

Centros de análisis, organizaciones empresariales del país y organismos internacionales advierten que, a causa de la pandemia de Covid-19, México tendrá un impacto en la productividad, empleabilidad y pobreza debido a la deserción escolar, el rezago educativo y la disminución en los aprendizajes.

Organismos como del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Banco Mundial subrayan que el rezago educativo y formativo de capital humano traerá impactos en el desarrollo económico y social de México.

Cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconocen al menos 270 mil deserciones de estudiantes de nivel básico, pero organismos privados como el IMCO estimaban el año pasado que más de 628 mil alumnos habían abandonado sus estudios por factores relacionados con la pandemia; en tanto, el Banco Mundial consideró que se trata de 2.5 millones de casos.

Expertos en materias educativa y económica, como José Antonio Esquivias, presidente de la Comisión Nacional de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex); Eduardo Backhoff, extitular del extinto Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), y Benjamín González Roaro, exsubsecretario de Educación y actual presidente de la Academia Mexicana de Educación, sostienen que el abandono de las escuelas por motivos relacionados con la pandemia repercutirá en serios problemas para la competitividad nacional en el futuro.

Un análisis del IMCO, publicado al cierre del primer semestre de 2021, señala que un país con una población que tiene menos habilidades formativas debido al rezago educativo provocado por la pandemia enfrenta dos tipos de costos económicos: a niveles personal y nacional.

Detalla que, en el plano individual, los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados. De acuerdo con el Banco Mundial, esto hará que el estudiante promedio pierda 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.

“A nivel país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de 2019.

“Esto implicaría que nuestro país dejaría de producir hasta 1.7% del PIB cada año o un monto similar al gasto total ejercido por la SEP en 2019”.

El IMCO destacó, con base en datos del Banco Interamericano de Desarrollo, que previo al arranque del ciclo escolar 2021-2022 en México hubo una deserción de al menos 628 mil estudiantes entre seis y 17 años de edad, debido a la crisis económica provocada por la pandemia. En tanto, el Banco Mundial refiere que el efecto combinado de la pobreza de aprendizaje y las profundas asimetrías entre y dentro de los países amenazan la productividad futura de la región.

De acuerdo con el estudio Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños, México se encuentra entre los países en los que se ha registrado mayor deserción escolar, pues estima que 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes dejaron la escuela, lo que representa una reducción de 10% en su matrícula.

“La deserción escolar podría aumentar 15% debido a la pandemia”, alerta el Banco Mundial.

Advierte que las implicaciones por el cierre de escuelas para los ingresos y la productividad podrían ser enormes: “La pérdida de aprendizaje puede cuantificarse en términos de ingresos a lo largo de la vida utilizando evidencia del retorno a la educación, esperanza de vida y mercado laboral”, señala el organismo.

Alerta que con un cierre de 10 meses, un alumno promedio de América Latina y el Caribe podría perder 23 mil 628 dólares de ingresos a lo largo de su vida, equivalentes a mil 313 dólares de ingresos anuales.

Consecuencias e impacto de la deserción escolar en México

José Antonio Esquivias, de la Coparmex, estima que en los próximos cinco y 10 años podrán verse las consecuencias económicas y el impacto productivo para el país a causa de la pérdida de aprendizajes y la deserción escolar.

“El primer golpe será dentro de cinco años, cuando egresen de las universidades aquellos estudiantes que acuden a las escuelas de manera híbrida o que sigan aprendiendo e línea. Toda esa generación de universitarios saldrá con una disminución de aprendizajes y de competencia”, dice.

Esquivias considera, además, que dentro de 10 años “tendremos una baja significativa en toda esta capacidad de ingreso, de generar riqueza. El país, por ende, verá afectado su Producto Interno Bruto, por eso tenemos que aplicar recursos para poder entrar a un tema de recuperación de aprendizajes”, advierte.

Agrega que es prioritaria una mayor inversión en el sector educativo para la recuperación de los aprendizajes, puesto que, añade, en los próximos años se tendrán bajos salarios, más empleo informal y mayor violencia en las calles a causa de una disminución en los aprendizajes.

“La situación es complicada porque las autoridades educativas de este país deberían estar trabajando en nuevas competencias para la enseñanza, cómo enseñar de diferente manera, cómo resolver el rezago y crear una estrategia para recuperar a quienes han dejado la escuela. Esto debe ser la prioridad”.

Para Eduardo Backhoff Escudero, lo poco que se conoce son algunos estudios que hizo el Inegi sobre el impacto de la pandemia en la educación, los cuales hablan de que la mayoría de los estudiantes que atendieron la educación en línea lo hicieron a través de un teléfono celular, y de otro grupo que la abandonó por distintas razones: enfermedad o problemas económicos.

Asegura que “la pandemia generó una regresión educativa y no se ve un plan para poder recuperar lo que no se aprendió”, porque los niños pasaron de grado en automático, no se reprobó a nadie, independientemente de que se haya aprendido o no, en todos los grados.

Menciona que, a la larga, se va a perder parcialmente a una generación de estudiantes, porque los niños de primaria que estaban en la edad de aprender a leer, escribir y hacer operaciones aritméticas, y no aprendieron, perdieron ese año. El tiempo es un recurso no renovable.

El exsubsecretario de Educación y actual presidente de la Academia Mexicana de Educación, Benjamín González Roaro, asevera que, derivado de la pandemia de Covid-19 y de un proceso de deterioro de la calidad de la enseñanza en este sexenio, el país va a tener serios problemas de productividad y de competitividad en el futuro.

“Los profesionistas no van a competir solamente con profesionistas o técnicos preparados de México, sino también de todo el mundo, y entonces nuestra gente va a tener serias limitantes en esa competencia internacional”, advierte. Refiere que México enfrenta una situación muy delicada, con un sistema educativo limitado y debilitado, y con una pandemia que ha agravado aún más los rezagos en la formación de los estudiantes y ha incrementado las brechas de desigualdad, así como socioeconómicas.

Por su parte, Carlos Ornelas, doctor en Educación por la Universidad de Stanford, señala que es incierta la afectación que la deserción escolar derivada de la pandemia puede provocar en la productividad del país.

Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/alertan-del-impacto-en-mexico-ante-desercion-escolar-por-pandemia

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México: La pandemia afectó el aprendizaje, opinan 50% de maestros

En la pandemia de covid-19, el aprendizaje se ha visto afectado pese a la “flexibilidad y resiliencia” de los docentes para adaptarse a las clases a distancia y adecuar los planes de estudio. Maestros de 11 países de África, Asia, Medio Oriente, Europa y América Latina aseguraron que fue “muy complejo atender las necesidades formativas de los estudiantes más vulnerables o rezagados”.

El estudio Impacto de la pandemia de covid-19 en la educación, coordinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento, revela que 50 por ciento de los educadores consideran que los alumnos no progresaron al nivel esperado.

Los maestros destacaron que no contaron con suficiente tiempo para impartir enseñanza diferenciada que se adaptara a las condiciones individuales de cada alumno, lo que seguramente repercutirá en sus aprendizajes.

El informe también detectó que la mayoría de los alumnos reconocieron estar más preocupados de lo habitual por la posibilidad de que familiares y amigos enfermaran y más de la mitad dijo sentirse ansioso por los cambios que experimentaba en su entorno educativo.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2022/02/09/politica/la-pandemia-afecto-el-aprendizaje-opinan-50-de-maestros/

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Dick Tahta, el maestro que inspiró a Stephen Hawking y le “abrió los ojos a las matemáticas como el plano del universo mismo”

Por: Margarita Rodríguez

«Gracias al señor Tahta me convertí en profesor de matemáticas en Cambridge, un puesto que ocupó Isaac Newton», dijo Stephen Hawking.

«Muchos maestros eran aburridos, el señor Tahta no. Sus clases eran animadas y emocionantes. Todo podía ser debatido».

En 2016, la Fundación Varkey que otorga el Premio Global a la Enseñanza, publicó un video en el que Hawking contó esa parte de su extraordinaria historia.

«En la escuela de St. Albans, había un maestro de matemáticas inspirador».

«Juntos construimos mi primera computadora, que fue hecha con interruptores electromecánicos».

BBC Mundo explora quién fue Dick Tahta y qué lo hizo ser un maestro de matemáticas extraordinario, pues no sólo inspiró al gran físico teórico, sino a muchos estudiantes y docentes más.

Y es que, como indicó el cosmólogo, «cuando cada uno de nosotros piensa en lo que podemos hacer en la vida, lo más probable es que podamos hacerlo gracias a un maestro».

«La chispa»

En octubre de 2018, ocho meses después de la muerte de Hawking, el Museo de la Ciencia de Reino Unido organizó una conferencia sobre su último libro: Brief Answers to the Big Questions.

Stephen Hawking

FUENTE DE LA IMAGEN,BBC/RICHARD ANSETT

Pie de foto,El físico británico, quien sufrió de Esclerosis Lateral Amiotrófica, falleció el 14 de marzo de 2018 a los 76 años. (Foto: 2015)

El evento terminó con unas palabras del físico, que él había grabado con su sintetizador de voz.

El científico contaba cómo de niño tenía un interés apasionado por saber cómo funcionaban las cosas, que le gustaba desarmar objetos para descubrir su mecánica y que, con el tiempo, ese interés cambió de escala: usando las leyes físicas, buscaba averiguar cómo funciona el universo.

«La mente humana es algo increíble. Puede concebir la magnificencia de los cielos y las complejidades de los componentes básicos de la materia», dijo.

«Sin embargo, para que cada mente alcance su potencial máximo, necesita de una chispa. La chispa de la indagación y del asombro».

«Con frecuencia esa chispa viene de un maestro. Permítanme explicarme. No era la persona más fácil de enseñar, fui lento para aprender a leer y mi escritura era desordenada».

De hecho, en el video de la Fundación Varkey, Hawking reconocía que «no era el mejor estudiante» y que «podía ser perezoso».

«Pero cuando tenía 14 años» -prosiguió en la grabación difundida por el museo- «mi maestro (…) Dickran Tahta me mostró cómo aprovechar mi energía y me animó a pensar creativamente sobre las matemáticas«.

«Me abrió los ojos a las matemáticas como el plano del Universo mismo».

«Si miras detrás de cada persona excepcional, hay un maestro excepcional».

El hijo mayor

Dick Tahta (bautizado como Dickran) nació en 1928 en Manchester, norte de Inglaterra.

En 1927, sus padres, que eran armenios, llegaron de Estambul con deseos de expandir el negocio familiar de exportación de algodón.

Tahta junto a su madre, Hasmig, su padre, Kevork y su hermano menor, Haig.

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Pie de foto,Tahta junto a su madre, Hasmig, su padre, Kevork y su hermano menor, Haig.

Tiempo después se les unirían otros miembros de la familia.

Sophy Tahta lo recuerda como un padre muy amoroso y habla de él con un profundo orgullo.

Le cuenta a BBC Mundo que creció rodeado de la calidez de una familia grande, que tenía expectativas en él, por ser el primer hijo y el primo mayor.

«Su crianza dentro de una familia armenia de primera generación durante la guerra y los años de la licenciatura obviamente moldearon la persona en la que se convirtió«.

«Creció en dos culturas y conoció una tercera en el internado y en Oxford».

Y aunque se movió «cómodamente» entre ellas, «pudo haber momentos de dificultad, cuando quizás se sintió un poco ajeno, o que no se ajustaba del todo».

Dick Tahta cuando era joven

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Pie de foto,Joan George cuenta en el libro Merchants in Exile. The Armenians in Manchester (Comerciantes en el exilio. Los armenios en Manchester) que los padres de Tahta decidieron acortar el apellido de la familia Tahtabrounian.

Después de la guerra, experimentó un optimismo político de «una sociedad más igualitaria».

De hecho, dice, su sentido de equidad y justicia era algo que tenía profundamente arraigado desde muy joven.

Tony Brown, quien tuvo a Tahta como supervisor de su doctorado y un amigo cercano, lo recuerda como «extraordinariamente amable y cálido con los demás».

«Entendió el sufrimiento humano, en parte por la experiencia de su propia familia del genocidio turco de armenios», le indica el exeducador a BBC Mundo.

«Su comprensión de la naturaleza humana lo ayudó a interpretar las dificultades individuales de los estudiantes para aprender matemáticas».

Brown hace referencia a la matanza de armenios durante la Primera Guerra Mundial, que muchos académicos, gobiernos y organizaciones internacionales llaman «genocidio», pero que Turquía no reconoce con ese término.

«Mágico»

En 1954, comenzó a dar clases de inglés e historia en la Escuela Rossall, y, después, se sumarían las de matemáticas.

Stephen Hawking, como alumno de St Albans

FUENTE DE LA IMAGEN,MARY HAWKING/PA

Pie de foto,Stephen Hawking dijo que las lecciones de Tahta nunca fueron aburridas.

«Quería compartir lo que sabía, pero también que otros disfrutaran las matemáticas tanto como él», le dice a BBC Mundo, George, uno de los cuatro hijos que tuvo con su esposa, Hilary.

«Su compromiso con las matemáticas era absoluto».

Al año siguiente, se convertiría en maestro en St Albans, donde Hawking estaba entre sus pupilos.

En 1961, comenzó a dictar, en la Universidad de Exeter, un curso para formar a docentes en educación matemática.

«Un maestro mágico, disfrutó de la interacción animada con el salón de clases. Sus posgraduados se encontraron haciendo películas animadas de 8 mm, explorando (el Parque Nacional) Dartmoor e incluso horneando como parte de la enseñanza de las matemáticas», relató The Guardian en su obituario.

Stephen Hawking (izquierda) como alumno de St Albans School

FUENTE DE LA IMAGEN,HERTS ADVERTISER/PA

Pie de foto,Stephen Hawking (izquierda) como alumno de St Albans School, en Hertfordshire, en la década de 1950.

Y eso, en parte, lo hizo un maestro excepcional, enfatiza Brown: «su comprensión de las conexiones entre las matemáticas y otras actividades humanas como cocinar, hacer películas, jugar, armar rompecabezas».

Se convirtió en un destacado miembro de la Asociación de Maestros de Matemáticas (ATM, por sus siglas en inglés), que a partir de la década de los 60 publicó influyentes libros y revistas.

«En la década de 1970, dedicó mucha energía a Leapfrogs, un grupo de educadores matemáticos que produjeron una gama de materiales didácticos innovadores y luego hicieron una revolucionaria serie educativa de matemáticas para televisión, primero llamada Leapfrogs; más tarde Junior Maths, que duró 12 años», evocó el diario.

La influencia de Tahta trascendió las paredes de las aulas en las que enseñó y su recuerdo entre quienes lo conocieron sigue vigente.

El maestro

«Dick influyó en mi vida profundamente», le cuenta a BBC Mundo Derek White, quien trabajó junto a Tahta en el departamento de matemáticas de la Escuela Backwell, en Inglaterra, y en la ATM.

Dick Tahta

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Pie de foto,Ya fuese en las aulas, en talleres o en publicaciones en las que participó como autor, Tahta hacía énfasis en la importancia de la colaboración en el proceso educativo.

Además, Tahta había sido su tutor cuando se preparaba para ser maestro de matemáticas en la Universidad Exeter.

«Dick transformó no sólo la forma en que yo me percibía como matemático, sino mi autoconfianza en general».

«En la escuela y en (la Universidad de) Cambridge, vi las matemáticas como las ideas de otras personas que simplemente tenía que aprender».

«Pero Dick me enseñó que podía hacer mis propias matemáticas. Quizás él tuvo el mismo efecto en Stephen Hawking con resultados impresionantes».

«Cuando llegué a la Universidad de Exeter, no tenía deseos de ser maestro. Dick cambió todo y me dio un propósito en la vida y una apreciación de la belleza de las matemáticas».

Tahta lo llevó a desarrollar lo que él recuerda como su primer «proyecto propio» y «aunque lo que descubrí fue el Teorema de Pick, en lo que a mí respectaba, era mi teorema».

Apertura total

A Tahta le gustaba hacer preguntas abiertas a sus alumnos.

«Cada respuesta era valorada, lo que reflejaba la habilidad de Dick de hacer que cada estudiante se sintiera apreciado. No había una respuesta ‘correcta'», dice White.

Dick Tahta junto a unos niños

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Lo mismo recuerda Kev Delaney, quien enseñó en la Universidad Nottingham Trent y es el autor del libro Teaching mathematics resourcefully.

«Te sentías apoyado y respetado con la respuesta que dabas«, le cuenta a BBC Mundo.

White recuerda la primera lección de coordenadas cartesianas de una clase de niños de 9 años.

«Dick le pidió a un estudiante que hiciera una marca en el pizarrón vacío y le preguntó a los alumnos cómo debían llamar a ese punto. Un estudiante respondió: ‘George’. Dick aceptó su respuesta y a continuación hubo una discusión sobre las consecuencias de llamar al punto ‘George’ si, después, quisieran ubicarlo y no supieran dónde estaba».

«Surgió así la idea de dibujar algunos ejes y llamar al punto 3, 4 o como fuere».

«Ese ejemplo de hermenéutica» fue uno de los tantos aspectos que White admiró de Tahta y que él mismo incorporó como principio cuando estuvo a cargo del departamento de matemáticas en la Escuela Backwell, en los años 70 y 80.

«El regalo de tu atención»

John Mason, quien trabajó por casi 40 años en la Open University y ha escrito varios libros, entre ellos Thinking Mathematically, recuerda a Tahta como una persona muy perceptiva.

«Era extremadamente experimentado en sacar lo mejor de las personas», le cuenta a BBC Mundo.

Dick Tahta

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

«Por ejemplo, me di cuenta de que en los talleres, cuando alguien ofrecía una observación que quizás no tenía mucho sentido para mí, Dick invariablemente hacía una referencia a esa contribución más adelante, reconociendo y celebrando así ese aporte mientras atraía a esa persona al grupo».

«Fue muy bueno para probar mis experiencias, ofreciendo interpretaciones inesperadas, desafiándome, pero apoyándome sin menospreciarme de ninguna manera», indicó el investigador honorario de la Universidad de Oxford.

Sophy recuerda que ya fuese con colegas, amigos, familiares, o en cualquier ámbito, no temía cuestionar opiniones, lo cual hacía de «una manera suave, bromista o apasionada, dependiendo de con quién estuviera».

Y la frase «Estoy intrigado» era una constante en sus conversaciones.

Su padre, cuenta, no sólo llevaba a sus interlocutores a concebir ciertos temas más allá de «su zona de confort», sino a descubrir nuevas formas de pensar.

Laurinda Brown, quien enseñó en la Universidad de Bristol, hizo el curso de formación de maestros que Tahta dictaba en Exeter.

«Lo realmente importante de la forma como Dick enseñaba era su habilidad para llegar a cada persona».

Cuenta que cuando hacía el curso, tuvo con él «la conversación más extraordinaria» de su vida.

«Fue su atención, fue esa conversación que cambió mi vida y no estoy siendo muy simplista».

«Era capaz de escuchar, hablamos por horas. Era una persona extraordinaria», dice con la voz entrecortada.

«De él aprendí lo que llamaba ‘el regalo de tu atención’. Me vio trabajar con niños y me decía: ‘Les estás dando el regalo de tu atención'».

«Un artista»

Delaney señala que Tahta creía en las experiencias prácticas como «puntos de partida» y trabajaba con lo que surgía de ellos durante sus clases.

Sus cuatro hijos: Chloe, George, Sophy y Maia.

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Pie de foto,Tahta se casó con Hilary y tuvieron cuatro hijos: Chloe, George, Sophy y Maia.

«Esto requiere una gran habilidad y significa que no se planea una lección punto por punto, sino que se ‘prepara’ considerando puntos de partida útiles y apropiados».

«Es una forma más completa y holística de preparar una clase», que se basa en «la voluntad de seguir las respuestas de los alumnos«.

Y aunque Tahta tenía en mente algunos resultados posibles, «trabajaba de manera flexible a medida que desarrollaba la lección».

Para Laurinda Brown, «lo que lo hizo un maestro de matemáticas tan increíble era que trabajaba con lo que los niños traían y creía que ellos tenían el poder de observar y transformar«.

La lección que Tahta le enseñó a John Hibbs, docente retirado que lo conoció en la ATM, fue: «Deja que las matemáticas hablen«.

«Dick fue un gran maestro porque era un poeta y un artista que, en mi opinión, vio las matemáticas como un arte y no solo como el lenguaje de la ciencia y la tecnología», le señala a BBC Mundo.

El legado

Hibbs es de los que cree que la educación matemática «le debe mucho» a Tahta.

Un salón de clase

FUENTE DE LA IMAGEN,JEFF OVERS/BBC

Pie de foto,Foto genérica de un salón de clase en Reino Unido.

Delaney, quien participó en varios de los seminarios y talleres que el docente dictó y organizó en la ATM, coincide:

«Dick fue uno de varios maestros de matemáticas creativos y llenos de energía que se unieron en la década de 1950 y cambiaron sustancialmente la forma en que se veía la enseñanza de las matemáticas en Reino Unido. Esa influencia todavía se siente hoy«.

«Consideraron que el aprendizaje de las matemáticas no era un acto pasivo en el que se instruía a los alumnos en técnicas matemáticas, sino una oportunidad para participar activamente en una serie de experiencias interesantes, en las que podían surgir ideas y los maestros podían aprovecharlas para permitir una comprensión más integral».

Un principio rector -explica- era que «los verdaderos matemáticos» exploran los problemas de forma individual y creativa y que los alumnos también debían tener esta oportunidad.

«Dick fue un ser humano maravilloso que apoyó mucho a los maestros más jóvenes y menos experimentados como era mi caso cuando lo conocí».

Como si fuera un juego

Alf Coles, profesor de educación matemática en la Universidad de Bristol, conoció a Tahta en los últimos 15 años de su vida.

Tahta y su esposa, Hilary, cargando a sus nietas Kirsty y Fiona.

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA FAMILIA TAHTA

Pie de foto,Tahta y su esposa, Hilary, cargando a dos de sus nietas Kirsty y Fiona.

«Lo recuerdo como un hombre mayor, con cabello blanco, pero increíblemente energético. Una figura carismática que le daba vitalidad a cualquier conversación», le cuenta a BBC Mundo.

«Fui muy afortunado de verlo enseñar. Creo que cuando vino a hablarle a una de mis clases, fue la última vez que le enseñó a un grupo de niños».

«Lo que observé fue que creaba situaciones para los niños como si se tratara de un juego, pero era un matemático tan extraordinario que era capaz de llevarlos a involucrarse en matemáticas de alto nivel muy rápidamente».

«Los niños saben de juegos y que tienen que aprender sus reglas. Lo que él hacía era crear un contexto en el que los niños debían descubrir las reglas y a medida que se metían en el juego se adentraban en geometría o álgebra complejas«.

Tahta le abría la puerta a la creatividad de los niños y, al hacerlo, las matemáticas cobraban sentido para ellos, «no porque tuvieran aplicaciones en el mundo real, sino porque se les permitía involucrarse en las reglas».

«Por qué no»

Tahta se retiró de la Universidad de Exeter en 1981, emprendió proyectos educativos en Estados Unidos y Sudáfrica y continuó contribuyendo con instituciones británicas.

Stephen Hawking en 1979 en Estados Unidos.

FUENTE DE LA IMAGEN,SANTI VISALLI / GETTY IMAGES

Pie de foto,«El señor Tahta», fue la respuesta de Hawking cuando en una campaña británica, en los 80, se le preguntó por un maestro que lo hubiese inspirado.

David Pimm, profesor retirado de la Universidad Simon Fraser, en Canadá, no duda de que Tahta se convirtió en «una figura internacional significativa de la educación matemática durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX».

Él también lo conoció y, además de sus cualidades como docente, lo recuerda «divertido y sublime, profundamente presente».

En los años 80, en una campaña en Reino Unido para atraer personal a la profesión docente, se les pidió a figuras famosas que nombraran a un maestro que los hubiese inspirado.

Hawking dijo: «El señor Tahta».

El docente -señala un memorial de su familia- siempre fue «modesto acerca de ese homenaje y nunca lo mencionaba«.

Kirsty Tahta-Wraith piensa en él como el pilar de su familia.

«Le inculcó a todos sus nietos la confianza en sí mismos y una actitud de ‘por qué no’. A pesar de perderlo demasiado pronto, no sería la adulta que soy si no lo hubiese tenido 13 años», le indica a BBC Mundo.

Tahta murió a los 78 años en 2006.

«Lo echamos mucho de menos».

Y es que como dijo Hawking, «más que nunca antes, necesitamos grandes maestros».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-60016188

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