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El Salvador: Fusades señala que dar computadoras no garantiza el aprendizaje

América Central/El Salvador/02-04-2021/Autora: Susana Joma/Fuente: www.elsalvador.com

En un documento de políticas públicas planteó que la estrategia gubernamental de combate a la brecha digital tiene varios retos, entre ellos sostenerla en el tiempo.

La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) destacó que los esfuerzos por cerrar la brecha digital en educación son positivos, sin embargo, también resaltó que estos no solo se deben enfocar en dotar de equipo a los alumnos y a dar acceso a internet.

El tanque de pensamiento independiente, FUSADES, en su más reciente nota de políticas públicas titulada “Cerrar la brecha digital en educación: ¿qué debemos mirar más allá de la entrega de computadoras?, plantea que la experiencia internacional (caso Uruguay) ha demostrado que incluso cerrar la brecha digital no garantiza que los estudiantes aprenderán mejor, que asistirán a clases y que no desertarán del sistema educativo.

De acuerdo con lo expuesto en el documento, la pandemia evidenció las desigualdades entre los niños y adolescentes, en relación a la disponibilidad de recursos tecnológicos para el aprendizaje; dado que cuando se cerraron las escuelas quienes residen en áreas rurales, que provienen de hogares de bajos ingresos y asisten a escuelas se llevaron la peor parte.

Según la FUSADES, los centros educativos del país cumplieron a la fecha más de 200 días de estar cerrados a la atención en forma presencial, algo que ha afectado a 1.4 millones de escolares, de los cuales 85 % es del sector público y 44 % está en lo rural.

La doctora Helga Cuéllar Marchelli, directora del departamento de Estudios Sociales de esta instancia de la sociedad civil, manifestó que se debe tener cuidado con la implementación de la estrategia de combate de la brecha digital, pues además de atender requerimientos de equipo, se debe poner más atención en la parte pedagógica, asegurar que las acciones que se tomen reducirán las inequidades en el aprendizaje.

El documento, de igual manera hace énfasis en que uno de los retos de la estrategia de digitalización educativa que lleva el gobierno es el de dimensionar la logística y la exigencia de recursos para que el proceso sea sostenible a lo largo del tiempo.

Las reflexiones se dan en momentos que el Ministerio de Educación (MINED), según precisó, mantiene bajo reserva toda la información relacionada con este temática, tras lo cual solo se conoce algunos aspectos, entre ellos: que ha hecho algunas compras de computadoras con apoyo de Naciones Unidas, que lleva un proceso de entrega bajo el cual ha cubierto a un grupo de docentes capacitados en Google Classroom y que planea cubrir a estudiantes de último año de bachillerato.

Lo que el gobierno ha publicado hasta el momento es que el MINED tiene asignado $214.7 millones de su presupuesto 2021 para dotación de equipos e internet, así como otras actividades orientadas a cerrar la brecha digital. Sin embargo, la Presidencia de la República afirmó en febrero pasado que la dotación de computadoras equivale a $450 millones.

“De momento suena bien esperanzador decirle vamos a entregarle un computador a todos los niños, pero uno que está en educación sabe todo lo que eso implica, entonces uno dice cuál es el plan”, opinó.

Cuéllar Marchelli detalló que uno de los puntos a tener en cuenta es que si se entregan computadoras a todos los alumnos de una determinada escuela, también debe dárseles de forma simultánea a todos los docentes de ese centro, porque de lo contrario no funcionará considerando que el proceso de enseñanza aprendizaje se basa mucho en la conexión entre ambas partes.

De acuerdo con el análisis de la investigadora social, la estrategia debe verse en función de que la escuela tiene que cambiar la forma de organizar desde el trabajo administrativo hasta el de los docentes, para que las computadoras que se entregan cumplan el objetivo de servir para que los alumnos aprendan y se mantenga la conexión con sus profesores.

Sostuvo que modificar la organización de la escuela, una vez se entregue computadoras a todos los profesores y a sus estudiantes, es clave sobre todo porque los niños irán regresando eventualmente a las escuelas y es el caso que preparar las clases usando estos equipos demanda mayor tiempo, igual que atender a los educandos.

En este contexto, según su análisis, los directores tendrán que generar espacios comunitarios entre los docentes, asegurar que todos estén usando debidamente las herramientas, que haya inclusión con los niños que tiene problemas de aprendizaje o alguna condición especial.

“Lo otro es que una vez usted tiene la herramienta en las escuelas hay que garantizar que los docentes fortalezcan sus competencias digitales; claro, primero aquellos que no conocen el uso de computadoras tienen que aprender; los que sí la conocen el paso siguiente es entender cómo usarla para enseñar, porque no es lo mismo dar una clase presencial y pretender usar la misma metodología a través de la computadora”, afirmó.

Ella expuso que en Uruguay, en donde entre 2007 y 2016 hicieron esfuerzos para superar la brecha digital, se aseguraron primero de lograr que la conectividad estuviera al 90 % en todas las escuelas, para luego dotar a estudiantes de todos los niveles y a los docentes de equipos; sin embargo, llegó el momento en que se dieron cuenta de que estos no necesariamente eran utilizados para aprender.

Añadió un estudio reciente les ha mostrado que el hecho de que los estudiantes estuvieran expuestos a la tecnología, la permanencia en la escuela no mejoró, no les aseguró que los alumnos completaran el bachillerato, ni que se les despertara más el interés por ir a la universidad, por aplicar a becas, e incluso por seguir carreras en ciencia y tecnología.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/fusades-dice-dar-computadoras-no-garantiza-aprendizajeucacion/822719/2021/

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La tarea imposible: educar, aprender y evaluar en contingencia

Por: Alejandra Luna Guzmán 

Entre las crisis que se originaron de manera colateral a la contingencia sanitaria por la pandemia de la Covid-19, la educativa es la que tiene implicaciones más directas y profundas con nuestro porvenir y el de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes a corto, mediano y largo plazos. La tensión que se ha dado en las últimas semanas por el llamado urgente a volver al espacio escolar es reflejo sí, de la preocupación por la falta de aprendizajes y de socialización de las y los estudiantes, pero también toma a ratos los tintes peligrosos de una visión adultocéntrica. Los docentes están exhaustos. Las madres, padres y cuidadores que han acompañado –al menos físicamente– a los menores de edad no ven una salida clara a esa situación en la que los colocó la vida hace ya un año. Lo cierto es que, al principio, nadie sabíamos que nos estábamos imponiendo la tarea imposible de educar, aprender e incluso de evaluar bajo condiciones tan extraordinarias y por un periodo tan prolongado.

Tampoco las autoridades educativas lo sabían. Si bien fueron prontas a ponerse el cubre bocas y a lanzar el programa Aprende en Casa recuperando materiales que ya existían, se han caracterizado por tiempos de respuesta lentos que llegan al sinsentido sincrónico. Para muestra, basta la patente ausencia de las adaptaciones a la programación en infraestructura sanitaria en las escuelas en el Programa Sectorial de Educación que se publicara en julio de 2020. Grave en sí misma, esta ausencia ya avisaba que no se estaba realizando un trabajo de planeación que diera viabilidad estratégica al regreso a las aulas. El Estado, responsable de garantizar el derecho a la educación en todas sus dimensiones, no es un ente aislado ni está solo en esa tarea. A nivel constitucional, el Artículo 31 establece la corresponsabilidad de madres, padres y tutores en el proceso educativo de los menores de 18 años a su cargo.

Asimismo, es bien sabido y ampliamente estudiado y difundido que el binomio educar-aprender es previo a la existencia de los sistemas educativos y que es un proceso neurobiológico innato en las especies con funciones mentales superiores.A partir de ello, resulta imposible entonces que no se estén dando de manera natural una enseñanza y un aprendizaje incluso en quienes desde el inicio de la pandemia perdieran contacto con la escuela, o quienes la abandonaron en el proceso. Los saberes sociales son indispensables, el aprendizaje fuera de la escuela es valioso e innegable. Una investigación que ha llamado la atención sobre este aspecto es la de “Pedagogías diversas: la voz de las niñas y los niños”, diseñada especialmente para recuperar los sentires de esta población en esta pandemia. A manera de podcast, los primeros hallazgos que reportan López-Pereyra y Gómez dan cuenta del reconocimiento de saberes no formales por parte de las niñas y los niños, así como del proceso de reflexión que les ha llevado el no estar en el espacio escolar y sus sensaciones de malestar y tristeza que ello les produce.

Si bien el valor de estos saberes extraescolares es un hecho, relajarse bajo la premisa de que son suficientes es ingenuo, en el mejor de los casos. En el peor, es una actitud negligente. En pro de reducir las enormes brechas en términos de oportunidades que la pérdida de aprendizajes escolares implica, es imperante que quienes nos dedicamos a la educación desde cualquier trinchera, logremos una articulación orientada a identificar cómo hemos educado, qué se ha aprendido y cómo lo evaluamos.

Las experiencias de investigación han sido varias. Los primeros hallazgos de algunas ya se encuentran en revistas académicas que desde el cierre de las escuelas convocaron y publicaron números especiales. Otras, aún en proceso, avizoran líneas importantes. Entre éstas, destaca un esfuerzo conjunto de varias universidades y organizaciones que hacen un análisis del aprendizaje y la salud socioemocional de estudiantes, docentes y padres, madres y cuidadores en México en este periodo de pandemia. Este estudio se realiza con instrumentos que permiten que los participantes reciban un diagnóstico personalizado y completamente gratuito sobre sus características, oportunidades y dificultades, en su dimensión pedagógica, socioemocional y tecnológica, junto con una serie de recomendaciones. Un total de 277 mil 144 estudiantes y docentes que componen la muestra final ya habrán podido activar esas recomendaciones.

Entre los resultados que más destacan en un primer corte, se ha podido identificar que 80.4% de los alumnos reporta pérdida de aprendizajes. Asimismo, que el bienestar socioemocional de los docentes es un factor clave que impacta en las acciones pedagógicas, lo que a su vez afecta las percepciones de aprendizaje de los estudiantes y su propio bienestar. Cimenna Chao –integrante de MUxED y encargada de la dimensión socioemocional de esta investigación– destaca que el estrés, que se expresa en agotamiento extremo (burn out), permea sobre todo en las y los docentes. Sin embargo, “afecta con mayor énfasis… a mujeres docentes con hijos(as) en edad escolar, porque además de apoyar la educación de sus descendientes tienen bajo su responsabilidad los aprendizajes de sus estudiantes.” En cuanto a la manera en que han afrontado los niños de primaria el encierro y la educación a distancia, 83.49% reporta que es a partir del enojo.

Si los linderos que han cursado el educar y el aprender en este difícil periodo plantean retos importantes, qué decir de la evaluación de los mismos. A la pregunta ¿qué aprendimos en la escuela durante este año de pandemia? se orienta la investigación homónima que se propone evaluar los aprendizajes de las áreas de Matemáticas y Lenguaje y Comunicación, con un componente orientado a habilidades socioemocionales. La plataforma estará disponible entre abril y junio de este año, y los primeros resultados los obtendremos en julio, a tiempo para que Consejos Técnicos Escolares, Academias y demás los usen a manera de diagnóstico para proyectar su próximo ciclo escolar.

La tarea es tan grande, que parece imposible. Lo es si cualquier actor educativo se ve solo frente a ella. La autoridad educativa no debe pasar por alto todo el conocimiento que ya se ha aportado y que está en proceso. Los que estamos involucrados en los ámbitos educativos tampoco hemos de señalar con dedo acusatorio a quien no ha cumplido su labor sin exigir con base en los resultados de nuestro propio trabajo que sí lo haga. Bien observó Foucault que, en la microfísica del poder de las instituciones, como lo es la escuela, se han subestimado la materialidad y la fuerza de cada uno de sus individuos.

https://www.muxed.mx/post/la-tarea-imposible-educar-aprender-y-evaluar-en-contingencia

Alejandra Luna Guzmán es integrante de MUxED. Pertenece al Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, donde se desempeña en la gestión editorial de revistas académicas arbitradas, además de cursar el Doctorado Interinstitucional en Educación. Sus líneas de investigación son el derecho a la educación y el análisis de la puesta en acto de políticas educativas en el espacio escolar, Tw: @EducaleNarte

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El contexto familiar y social del alumno, potenciador o limitante para el aprendizaje

 Erica Franco Lavín.

En este año en que la pandemia provocó que las escuelas se cerraran y que fuera la  casa el centro de la actividad educativa de los estudiantes, quedó comprobada la influencia que ejerce el contexto familiar, la idiosincrasia y la cultura,  ejes trascendentales para despertar el interés, disposición y la actitud receptiva de niños, niñas y adolescentes para continuar estudiando a distancia.

Mucho se ha hablado de la desigualdad económica que existe en nuestro país. No ha sido lo mismo la educación a distancia para alumnos de clase media, que para los que se encuentran en un nivel de pobreza o alta marginación. También resaltan las diferencias entre espacios urbanos con servicios de señal de red e internet, y las comunidades rurales donde la comunicación por celular es limitada o inexistente.

Sin embargo, el deseo de continuar aprendiendo en casa también está vinculado a la percepción que tiene la familia con relación a la educación. Son los padres quienes a partir de la valorización que dan a la escuela, la importancia que otorgan al aprendizaje escolar, y de acuerdo a los valores promovidos y la jerarquización de intereses y necesidades surgidos en el seno familiar, los que conforman la personalidad y contribuyen en el diseño del proyecto de vida de sus hijos e hijas.

Por ello, a lo largo de la educación a distancia, las y los maestros han vivido miles de experiencias con sus estudiantes de diversa índole: existen aquellas donde los alumnos se encuentran en comunicación constante y demostraron su capacidad para sortear los obstáculos, siguen cumpliendo con sus actividades desde casa, han dedicado gran parte de su tiempo para llevar a cabo el trabajo escolar, se volvieron autodidácticas, independientes, utilizaron la contingencia para desarrollar sus habilidades digitales, diseñaron  estrategias  y se convirtieron en gestores de su propio aprendizaje.

No es de sorprender que detrás de cada buen estudiante, están los padres, hermanos, abuelos, tíos o tías; la familia en general que brindó el apoyo y destinó el tiempo y los recursos necesarios para que, a pesar de la pandemia, existiera una continuidad en el proceso enseñanza-aprendizaje. Fue en  el seno familiar donde se  desarrolló el sentido de responsabilidad y transformaron las dificultades en oportunidades; a pesar de no tener las condiciones económicas,  buscaron soluciones para que sus hijos e hijas mantuvieran el contacto con los docentes, compraron dispositivos móviles, crearon en su hogar un ambiente adecuado para que siguieran aprendiendo. Aun cuando no hubo recursos de la SEP para garantizar la equidad en la educación a distancia, fueron los padres quienes asumieron de manera responsable su papel de tutores en el acompañamiento del trabajo bajo esta modalidad.

De manera paralela se encuentra el otro lado de la moneda, las experiencias de alumnos que tuvieron a su alcance recursos económicos óptimos que les permitían disponer de equipos digitales y conexión a internet, tenían condiciones favorables para continuar estudiando y optaron por ausentarse;  el origen de una salida fácil a las adversidades  se encuentra, en  parte, en la concepción que existe sobre la escuela y la educación; considerada un complemento más que una base de formación, no se valora el sentido del aprendizaje escolar y se abandonan fácilmente las responsabilidades que corresponden  a los  alumnos y a los padres de familia.

A lo largo de estos meses en que se ha mantenido el aprendizaje en casa por la contingencia,  se reafirmó el trabajo constante con los alumnos que estando en clases presenciales ya destacaban como buenos estudiantes; después de una etapa  de reconfiguración del proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia y digital, desarrollaron nuevas actitudes y desplegaron su capacidad de adaptación, superación y, sobre todo, participaron de manera activa en la conformación de un nuevo sistema de trabajo escolar.

Para el caso de los estudiantes ausentes, la tarea que las autoridades de la SEP delegaron  totalmente al maestro, fue buscar los mecanismos para contactar a esos alumnos y mantenerlos en el curso, algo que se convirtió en una tarea titánica, pues aun localizándolos, tanto estudiantes como padres, han demostrado que su interés ya no está centrado en el aprendizaje escolar, lo que se evidencia en la nula iniciativa que tienen para contactar o responder a los llamados  de  los maestros y la falta de entrega de actividades escolares para su revisión y retroalimentación.

En las políticas educativas y gubernamentales, los programas de apoyo para padres y alumnos se han centrado principalmente en un sistema de becas, pero ha faltado una concientización sobre la corresponsabilidad que existe de los beneficiarios con el sistema escolar y con   la educación de sus hijos e hijas, así también, la valorización de la escuela como eje de desarrollo, progreso y movilidad social.

Si el programa no contempla un compromiso real de padres y alumnos, si las familias no conciben a la escuela y a la educación como la posibilidad de alcanzar un mejor nivel de vida, si la triada maestro-alumno-padre de familia no camina hacia objetivos comunes, el proceso educativo se verá limitado, y la trasformación de nuestra sociedad seguirá siendo una tarea pendiente.

Fuente: https://profelandia.com/el-contexto-familiar-y-social-del-alumno-potenciador-o-limitante-para-el-aprendizaje/

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El contexto familiar y social del alumno, potenciador o limitante para el aprendizaje

Por: Maestra Erica Franco Lavín

    En este año en que la pandemia provocó que las escuelas se cerraran y que fuera la  casa el centro de la actividad educativa de los estudiantes, quedó comprobada la influencia que ejerce el contexto familiar, la idiosincrasia y la cultura,  ejes trascendentales para despertar el interés, disposición y la actitud receptiva de niños, niñas y adolescentes para continuar estudiando a distancia.

   Mucho se ha hablado de la desigualdad económica que existe en nuestro país. No ha sido lo mismo la educación a distancia para alumnos de clase media, que para los que se encuentran en un nivel de pobreza o alta marginación. También resaltan las diferencias entre espacios urbanos con servicios de señal de red e internet, y las comunidades rurales donde la comunicación por celular es limitada o inexistente.

  Sin embargo, el deseo de continuar aprendiendo en casa también está vinculado a la percepción que tiene la familia con relación a la educación. Son los padres quienes a partir de la valorización que dan a la escuela, la importancia que otorgan al aprendizaje escolar, y de acuerdo a los valores promovidos y la jerarquización de intereses y necesidades surgidos en el seno familiar, los que conforman la personalidad y contribuyen en el diseño del proyecto de vida de sus hijos e hijas.

  Por ello, a lo largo de la educación a distancia, las y los maestros han vivido miles de experiencias con sus estudiantes de diversa índole: existen aquellas donde los alumnos se encuentran en comunicación constante y demostraron su capacidad para sortear los obstáculos, siguen cumpliendo con sus actividades desde casa, han dedicado gran parte de su tiempo para llevar a cabo el trabajo escolar, se volvieron autodidácticas, independientes, utilizaron la contingencia para desarrollar sus habilidades digitales, diseñaron  estrategias  y se convirtieron en gestores de su propio aprendizaje

     No es de sorprender que detrás de cada buen estudiante, están los padres, hermanos, abuelos, tíos o tías; la familia en general que brindó el apoyo y destinó el tiempo y los recursos necesarios para que, a pesar de la pandemia, existiera una continuidad en el proceso enseñanza-aprendizaje. Fue en  el seno familiar donde se  desarrolló el sentido de responsabilidad y transformaron las dificultades en oportunidades; a pesar de no tener las condiciones económicas,  buscaron soluciones para que sus hijos e hijas mantuvieran el contacto con los docentes, compraron dispositivos móviles, crearon en su hogar un ambiente adecuado para que siguieran aprendiendo. Aun cuando no hubo recursos de la SEP para garantizar la equidad en la educación a distancia, fueron los padres quienes asumieron de manera responsable su papel de tutores en el acompañamiento del trabajo bajo esta modalidad.

    De manera paralela se encuentra el otro lado de la moneda, las experiencias de alumnos que tuvieron a su alcance recursos económicos óptimos que les permitían disponer de equipos digitales y conexión a internet, tenían condiciones favorables para continuar estudiando y optaron por ausentarse;  el origen de una salida fácil a las adversidades  se encuentra, en  parte, en la concepción que existe sobre la escuela y la educación; considerada un complemento más que una base de formación, no se valora el sentido del aprendizaje escolar y se abandonan fácilmente las responsabilidades que corresponden  a los  alumnos y a los padres de familia.

       A lo largo de estos meses en que se ha mantenido el aprendizaje en casa por la contingencia,  se reafirmó el trabajo constante con los alumnos que estando en clases presenciales ya destacaban como buenos estudiantes; después de una etapa  de reconfiguración del proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia y digital, desarrollaron nuevas actitudes y desplegaron su capacidad de adaptación, superación y, sobre todo, participaron de manera activa en la conformación de un nuevo sistema de trabajo escolar.

    Para el caso de los estudiantes ausentes, la tarea que las autoridades de la SEP delegaron  totalmente al maestro, fue buscar los mecanismos para contactar a esos alumnos y mantenerlos en el curso, algo que se convirtió en una tarea titánica, pues aun localizándolos, tanto estudiantes como padres, han demostrado que su interés ya no está centrado en el aprendizaje escolar, lo que se evidencia en la nula iniciativa que tienen para contactar o responder a los llamados  de  los maestros y la falta de entrega de actividades escolares para su revisión y retroalimentación.

        En las políticas educativas y gubernamentales, los programas de apoyo para padres y alumnos se han centrado principalmente en un sistema de becas, pero ha faltado una concientización sobre la corresponsabilidad que existe de los beneficiarios con el sistema escolar y con   la educación de sus hijos e hijas, así también, la valorización de la escuela como eje de desarrollo, progreso y movilidad social.

    Si el programa no contempla un compromiso real de padres y alumnos, si las familias no conciben a la escuela y a la educación como la posibilidad de alcanzar un mejor nivel de vida, si la triada maestro-alumno-padre de familia no camina hacia objetivos comunes, el proceso educativo se verá limitado, y la trasformación de nuestra sociedad seguirá siendo una tarea pendiente.

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BID y Japón dan un millón de dólares a Honduras y El Salvador para educación

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Especial de Japón donaron un millón de dólares a Honduras y El Salvador, para apoyar el inicio del año escolar en ambos países e incentivar la permanencia de los estudiantes en el sistema educativo en el contexto de la pandemia de la covid-19.

Honduras recibirá 560.000 dólares para comprar 51.335 kits de protección personal y 40 termómetros digitales a través de la secretaría ejecutiva del Consejo de Ministros de Centroamérica y República Dominicana (Comisca), que beneficiarán a 12.733 estudiantes y 943 docentes, indicó la oficina de prensa del BID en Tegucigalpa.

Los equipos de protección personal permitirán a las autoridades de Honduras preparar a 16 centros educativos para retornar a las clases presenciales, añadió.

La organización colombiana Coschool apoyará a Honduras en el desarrollo de un marco nacional de formación en habilidades socioemocionales, capacitaciones para 150 formadores y un programa de radio conducido por estudiantes para desarrollar habilidades socioemocionales en los estudiantes a distancia, indicó el BID.

También trabajará en una estrategia y plan de «incentivos monetarios y no monetarios» para motivar a los estudiantes a regresar a las aulas y promover su permanencia en el sistema educativo.

El ministro hondureño de Educación, Arnaldo Bueso, agradeció el apoyo del BID y el Fondo Especial de Japón, y destacó la importancia de que al inicio del año lectivo se garantice «la seguridad de toda la comunidad educativa».

El representante del BID en Honduras, Eduardo Almeida, aseguró que el organismo multilateral continuará siendo «un aliado del país para afrontar los desafíos del año que comienza».

La donación incluye también el desarrollo de un programa piloto de educación a distancia con la plataforma Kolibri, que beneficiará a más de 1.500 estudiantes de secundaria del departamento de Intibucá, occidente del país, apoyando su retorno el año lectivo.

Por su parte, el embajador de Japón en Honduras, Norio Fukuta, reiteró «el compromiso» de su país con la región centroamericana.

Destacó además la importancia de «proteger las trayectorias educativas de los jóvenes más vulnerables, que ahora también se ven afectadas por los impactos de la covid-19», cuyo patógeno causante, el SARS-CoV-2, ha contagiado a más de 151.000 personas en el país centroamericano.

La cooperación técnica plantea también actividades similares en El Salvador, país que recibirá 440.000 dólares de parte del BID y de Japón, señala la información sin ofrecer más detalles.

Los aprendizajes se compartirán con el resto de los países mesoamericanos a través de la participación de instituciones como la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC) y Educación Mesoamérica, una iniciativa regional del BID que busca aumentar el número de jóvenes vulnerables que se gradúan de secundaria con conocimientos relevantes.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/centroam%C3%A9rica-educaci%C3%B3n_bid-y-jap%C3%B3n-dan-un-mill%C3%B3n-de-d%C3%B3lares-a-honduras-y-el-salvador-para-educaci%C3%B3n/46346136

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Deseo laudable, pero insostenible

Por: Dinorah García Romero

La presencialidad ha de volver a tener vigencia, aunque con modalidades distintas. Este es un proceso que el MINERD debe estar preparando para no improvisar.

El mundo está siendo impactado por diversas pandemias -corrupción, feminicidios, narcotráfico, coronavirus-; este último tiene en estos momentos tal incidencia, que provoca pavor y desolación. En la geografía mundial, se cuenta con más de sesenta millones de personas infectadas y más de un millón de fallecidos. Son cifras que dejan a pocas personas impasibles, por el bloqueo que producen en el desarrollo humano, económico y social del planeta.

La República Dominicana, aunque todavía con ritmo lento, va incrementando el número de personas contagiadas, 140, 922; y 2, 317 de fallecimientos. Este ritmo puede acelerarse por los problemas de educación ciudadana. Hasta el momento hay bastante información sobre la pandemia para que la población comprenda la gravedad de la situación. Pero la ignorancia de unos y la indisciplina de otros hace que diariamente haya personas que irrespeten las medidas que pueden contener el avance de esta enfermedad letal. Estas personas se empeñan en desconocer las orientaciones de los especialistas del campo de la virología y, particularmente, de los que les están dando seguimiento especializado a la COVID-19. Esta pandemia ha permitido constatar con mayor pujanza la importancia de una educación situada y de calidad. La falta de este tipo de educación en la República Dominicana contribuye a que personas de diferentes estratos sociales se burlen diariamente de las orientaciones generales que los ciudadanos hemos de observar para controlar el avance de la pandemia.

A lo planteado en el párrafo anterior se han de añadir las precarias condiciones que tienen muchos centros de educación, tanto del ámbito público como del privado. Generalmente la educación privada se asocia solo con los colegios más suntuosos y de abolengo. No. El sector privado va más allá de aquellos que siempre suenan y van delante. Con esto lo que planteo es que desear educación presencial ahora es un deseo laudable, pero insostenible. El reclamo de la presencialidad, para que se pueda concretar, requiere que el Gobierno honre su promesa de que va a mejorar las condiciones de los centros educativos públicos, que son la mayoría, para que haya condiciones humanas que alienten los aprendizajes de los estudiantes y la motivación de los docentes en su tarea de enseñar.

Las dificultades para volver a la presencialidad no son solo por el problema para mantener la distancia social y las condiciones que requiere la biología humana. No. Es que hay muchos centros educativos que carecen de los servicios básicos.  Los profesores y directivos de esos centros -salvo escasas excepciones-, por miedo a perder el trabajo o por lealtad a su partido político, se han acostumbrado a trabajar en un contexto institucional que niega los derechos fundamentales. Un centro educativo que carece de agua y no cuenta con las condiciones sanitarias necesarias no puede desarrollar clases presenciales. No estoy de acuerdo con que Salud Pública insista solo en la fórmula de la distancia social y la mascarilla. Este Ministerio ha de sugerirle o urgir a su homólogo, el Ministerio de Educación de la República Dominicana, para que le preste atención integral a la diversidad de factores que pueden profundizar la pandemia.

La presencialidad ha de volver a tener vigencia, aunque con modalidades distintas. Este es un proceso que el MINERD debe estar preparando para no improvisar. Esperamos que ya haya un equipo estudiando la nueva configuración de la presencialidad en la educación dominicana. Es recomendable que se aproveche este tiempo para avanzar en la concreción de planes y de acciones que garanticen una presencialidad segura y sostenible.

Este es un tiempo propicio para que el MINERD ponga en acción toda su creatividad y capacidad de gestión inteligente e innovadora. De igual manera, puede avanzar estudios sobre la modalidad de enseñanza híbrida; para que cuando la realidad lo permita, cuente con diversidad de posibilidades que garanticen una educación coherente con las necesidades del país.

Apoyamos todas las medidas que se tomen para crear entornos educativos decentes y robustos; pero, principalmente, humanos. Las razones económicas no han de primar ante las razones de salud y de vida. Necesitamos movilizar la economía, pero no creando contextos de muerte. Reclamar presencialidad educativa es un derecho. Sin negarles este derecho a madres y a padres, les sugiero análisis más consistente de la realidad educativa y de salud del país. Hay una canción que nos recuerda que “esperar es un reto y una tarea”. Mantengamos el deseo de presencialidad; exijámosle al Gobierno, a través del MINERD, que propicie condiciones integrales para ello; y nosotros aportemos todo lo que pueda contribuir a esta causa

Fuente: https://acento.com.do/opinion/deseo-laudable-pero-insostenible-8888308.html

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Cómo aprender a contar cuentos en lenguaje de signos

Por: ABC

La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei han creado una web para familias de niños sordos.

La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, en colaboración con la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei quieren mejorar la comunicación en las familias donde hay niños sordos. Para ello, han puesto en marcha una página web para que puedan aprender a contar cuentos en lengua de signos, y disfrutar así de la experiencia de relatar historias a sus hijas e hijos.

Con el título «Lengua de signos para familias. Aprende a contar cuentos de forma fácil y a tu ritmo», este espacio virtual pretende dotar a madres, padres y otros familiares de menores sordos de las estrategias necesarias para contar cuentos a los pequeños sordos en lengua de signos. Entre ellas, transmitir el relato con entusiasmo sin ningún tipo de vergüenza, evitar los nervios, introducir la expresión corporal en el relato, respetar el ritmo del niño o niña, y aprender de sus reacciones.

Para la Fundación CNSE esta web, pionera y única en España, contribuirá a mejorar la comunicación en el entorno familiar, ya que la suma de lengua de signos y lengua oral juegan un papel muy importante en las interacciones tempranas, y, por ende, en el desarrollo cognitivo y emocional de la infancia sorda. En este sentido, la entidad incide en que la lengua de signos facilita el procesamiento mental y la contextualización entre las niñas y niños sordos, además de ayudar a la identificación y comprensión de palabras, y favorecer el procesamiento de los mensajes hablados. «Esta lengua es vital para el aprendizaje de la lectura y la escritura, lo que permite la adquisición de conocimientos, fomenta la curiosidad y la imaginación, les ayuda a crecer como personas, y alimenta su espíritu crítico», afirman desde la entidad.

Además, esta nueva web resultará especialmente útil para aquellas familias que viven en pequeñas localidades alejadas de las grandes ciudades y que encuentran más dificultades en el acceso a los recursos. Huawei también ha lanzado para los niños sordos la aplicación StorySign, que utiliza la inteligencia artificial y la realidad aumentada para traducir distintos cuentos infantiles a la lengua de signos. Está disponible en 14 idiomas orales y signados y pretende fomentar el hábito lector entre las niñas y niños sordos y adentrarles en un universo lleno de fantasía y creatividad.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-aprender-contar-cuentos-lenguaje-signos-202012030212_noticia.html

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