México / 9 de septiembre de 2018 / Autor: Laura del Carmen Muñoz Guzmán / Fuente: Insurgencia Magisterial
Desde que recuerdo siempre quise ser maestra, era mi mayor ilusión, además, quería ser maestra normalista; cuando me preguntaban ¿quieres ser maestra de preescolar? Lo pensaba y me imaginaba y no, no quería ser educadora, a bueno, entonces ¿quieres ser maestra de primaria?, lo imaginaba y no, pregunta siguiente ¿entonces de qué? No sé, sólo sabía que la docencia era lo mío.
A lo largo de mi vida tuve experiencias que desde mi crianza me parecían injustas, que iban desde la omisión para la atención del alumnado, a burlas por tener un ritmo diferente para aprender o por el simple hecho de no ser como esperaba la mirada punitiva de quien juzgaba.
Cuando llegó el momento, fui a la Normal a investigar sobre los requisitos para ingresar y desde ese momento supe lo que quería… SER MAESTRA DE EDUCACIÓN ESPECIAL, eso era mi sentido profesional y claro personal congruentemente.
En 1995 inicié mi formación inicial en la Licenciatura de Educación Especial en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” y en el segundo semestre nos dividieron para crear una segunda área, la primera ya tenía nueve años funcionando y era la de “Problemas de Aprendizaje”, la de nueva creación fue “Audición y Lenguaje”, sí, fui de la primera generación.
Como estudiante, una no percibe lo trascendental de la futura labor docente, amplia y exigente que será, en el sentido que necesitarías saber más de lo que consideras, incluso, más de lo que el profesorado considera.
Me formé en el Plan de Estudios de 1985 con algunas modificaciones propias para la educación especial y para el área de formación. Durante estos cuatro años aprendí desde luego la estructura de educación básica (preescolar y primaria), de hecho, una práctica fue en preescolar con la educadora, nada que ver con especial y ahí corroboré que mi vocación estaba en educación especial porque mi atención se centraba al alumnado que tuviera un ritmo por debajo de la media del grupo y a quienes se les dificultaba la articulación del habla.
En esa época se iniciaba dejando el currículo paralelo y se retomaba el de básica, fue en suma interesante porque en educación especial se transitaba de un modelo médico a uno psicopedagógico, y en mi cuarto año, estábamos en la Integración Educativa, se empezaba con las adecuaciones curriculares, la evaluación psicopedagógica y dejó de ser el estudiantado el centro de atención y se empezaban a identificar los recursos y los apoyos que el alumnado con necesidades educativas especiales asociadas o no a discapacidad requería para acceder al currículo oficial, por otro lado, sabíamos que se debía trabajar colaborativamente con el profesorado de escuela regular para diseñar un plan de trabajo conjunto, esta etapa en los laboratorios de docencia (práctica educativa) experimentamos que nuestro profesorado de USAER atendía al estudiantado debajo de un árbol o de las escaleras, en pasillos, sacaban sólo una banca y ahí se trabajaba y no se diga si eran itinerantes, todo se llevaba en una bolsa mágica, éramos ambulantes, porque íbamos un día a una escuela diferente con todos nuestros insumos de un lado a otro, aprendí del profesorado de educación especial que una generaba la condiciones de enseñanza y aprendizaje.
Mis docentes en la Normal, los del tronco común fueron de básica, de media superior que en su mayoría habían laborado previamente en la docencia, los menos con otros perfiles y que jamás estuvieron en un aula de educación básica. Quienes nos formaron en nuestra especialidad, en la disciplina, en la identidad de educación especial fueron nada más y nada menos que los especialistas que iniciaron educación especial en el Estado de Veracruz, tuvimos ese privilegio.
Sobre mi área de formación, el modelo para la atención de las personas sordas era el oral, nada del manual, es decir, todas metodologías específicas se enfocaban en la oralización, a que las personas sordas hablaran, por ejemplo: metodología GIEH (Grupos integrados específicos de hipoacúsicos con todas sus estrategias), bimodal, comunicación total, adiestramiento auditivo, lectura labio facial y estructuración del lenguaje, entre otros, así mismo aprendimos cómo evaluar la percepción auditiva, es decir, presencia y ausencia del sonido, localización de la fuente sonora y su discriminación auditiva. También nos llevaron a observar cómo se realizaba una audiometría y por supuesto a interpretarla, aprendimos lo qué significaba que un alumno presentara una pérdida auditiva bilateral, profunda OI (oído izquierdo) y severa OD (oído derecho), neurosensorial, congénita y por lo tanto prelocutiva, es decir, un niño con una sordera en ambos oídos, uno más que otro, el daño está en el oído interno y de nacimiento, por lo tanto, afecta la adquisición del habla y después de esto, los elementos para estructurar un plan de trabajo.
Con una amiga dimos un taller por poco tiempo de lengua de señas mexicana, porque lo veíamos importante, sin embargo, no era necesario según el modelo de atención de la época, debíamos ser oralistas y ya, nada de señas.
Sobre el lenguaje, en ese entonces era aún desde un modelo terapéutico, aprendimos de inicio los componentes del lenguaje (fonológico, semántico, sintáctico y pragmático), sobre el punto y modo de articulación de cada fonema, cómo evaluar el aparato fonoarticulador, que en este implica la respiración, el ritmo, la melodía, la intensidad al hablar, entre otros; ahí conocí la BELE (Batería de evaluación de la lengua española), exploración breve del lenguaje, la exploración del lenguaje, la muestra de conversación, por mencionar algunas, así mismo elaboramos informes de evaluación, determinamos cuando es disfasia, dislalia, disfemia, disartria, afasia, disglosia, entre otras alteraciones y después, claro, la respuesta a la necesidad encontrada.
¿A quiénes recuerdo con admiración y respeto por todo lo que me enseñaron (y que, por cierto, les agradeceré el resto de mi vida)? A los especialistas, a los que estuvieron, estaban y aún algunos siguen en educación especial, porque juntos me dieron la identidad de Educación Especial.
Al egresar, vaya… fue una experiencia totalmente diferente, me di cuenta que a pesar de ser especialista en un área, no era suficiente, cada nivel educativo, cada niño (a) con discapacidad era completamente diferente aunque esta fuera la misma, ahí me percaté que debía seguir preparándome, que había temas de los que no era neófita, pero tampo experta, así que fortalecí mi área de formación y muchos otros temas necesarios para responder con equidad y pertinencia al alumnado sin importar la zona en la que se encontraban, así como herramientas para trabajar con mis iguales y con las familias, incluso con la población en general.
Laboré en el sistema federal y estatal, en Centros de Atención Múltiple (CAM) como docente de grupo y docente de comunicación; en USAER colaboré en preescolar y primaria como docente de apoyo, docente de comunicación y directora, en escuelas de organización completa y multigrado, en turnos tanto matutino como vespertino, así como en zonas rurales y urbanas. Estando en servicio me di cuenta del equipo perfecto que formamos el docente de escuela regular y el de educación especial, porque tienen la experiencia de estar frente a grupo toda la mañana, manejo de los grupos y nosotras (os) la de trabajar con las necesidades específicas, con nuestra especialidad de atención. En CAM, el campo de dominio de cada integrante del equipo multidisciplinario (problemas de aprendizaje, psicología, trabajo social, psicomotricista, médico ¡y claro! de audición y lenguaje), generaba un trabajo en realidad enriquecedor y que sin embrago, para algunos casos era insuficiente y apostamos por la transdisciplinariedad.
Después de un tiempo, tuve la oportunidad de regresar a mi alma mater como docente, desde luego para la Licenciatura de Educación Especial, en el plan 85, después cuando se implementó el plan de transición y el plan 2004.
Con el 2004, tuve la oportunidad de ir a las capacitaciones a la CDMX, un plan que aunque estaba en auge la Integración Educativa y el diseño fue responsabilidad de personas expertas, jamás se pensó en denominarla Licenciatura en Integración Educativa, porque la licenciatura de educación especial que forma especialistas siempre será necesaria, porque un docente de educación básica se formó para ello, para estar en básica en cualquiera de sus niveles educativos y nosotros para atender las necesidades específicas.
La BENV, ofrece la Licenciatura de Educación Especial en dos áreas de atención: Intelectual y Auditiva y de lenguaje, en ambas, a pesar de formar en lo específico han requerido asignaturas complementarias porque tres años de formación en un área no son suficientes para aprender lo básico y necesario para enfrentarse en un cuarto año a la práctica intensiva en condiciones reales de trabajo en USAER (preescolar y primaria), CAPEP y CAM (en los momentos formativos de inicial, preescolar, primaria y formación para el trabajo, aunque este ciclo escolar se agregó el de secundaria) y después a la realidad educativa como un profesionista. La formación inicial por áreas de atención requiere de más espacios curriculares para favorecer lo que no aborda el plan, por ejemplo: LSM (durante mínimo cuatro semestres), Braille (dos semestres), educación de la sexualidad para personas con discapacidad (dos semestres), y otros más de formación general.
En el 2012 en las escuelas normales, hubo una reforma curricular para Educación Preescolar y Primaria, misma que en la BENV como es una costumbre académica, se analizó, se hicieron propuestas, se aplicó, se volvió a analizar y se reelaboraron nuevamente propuestas para la DGESPE (que por cierto, no se perciben en la reforma 2018), en ese entonces, se empezaba a escuchar que sólo quedarían dos licenciaturas, entre ellas, la de Educación Inclusiva, sin embargo, hicimos caso omiso y seguimos adelante con el 2004.
Para el ciclo escolar 2018-2019 se pretende una Reforma Curricular para la Educación Normal, armonizándola con el Modelo Educativo para la Educación Obligatoria que de igual manera entra en vigor en toda la república. ¿Qué pasa con educación especial?
Este es el tema por más doloroso, incomprensible y nada pertinente, alguien con nula experiencia en Educación Especial y sus servicios (escolarizado, apoyo y de orientación), propone que la Licenciatura debe convertirse en Licenciatura en Inclusión Educativa, la asumen como un medio para lograr la Educación Inclusiva; al revisar los materiales de las cuatro reuniones nacionales que nos compartió la embajadora académica a mediados de mayo de este año, es evidente el camino por donde llevaron a los docentes normalistas para transitar en este cambio, para que se lo apropiaran y lo validaran, así las discusiones serían entre normalistas ¿y la DGESPE?.
La educación inclusiva no es nueva, de hecho, desde hace varios años el profesorado de especial ha transitado en favorecerla desde su función como especialista, ha generado condiciones para que la comunidad escolar en sus prácticas cotidianas sean más incluyentes, todo esto establecido en el artículo 41 de la Ley General de Educación.
Ahora las inconsistencias, en el documento de la DGESPE publicado el 22 (primera versión) y 24 (segunda versión) de mayo del año en curso denominado “Escuelas normales. Estrategias de fortalecimiento y transformación” hace referencia a la Licenciatura de Educación Especial, no Inclusión Educativa, por ejemplo, cuando mencionan respecto al aprendizaje del inglés (página 54); en otro documento, las “Orientaciones curriculares para la formación inicial” (que presentaron en Saltillo a mediados de junio), donde vuelven a enfatizar que las mallas curriculares se integran por trayectos formativos (bases teórico metodológicas para la enseñanza, formación para la enseñanza y el aprendizaje, práctica profesional y optativos), en el segundo trayecto cuando hacen referencia a la Lic. en Inclusión Educativa, en la página 22 a la letra dice: “Para la licenciatura en inclusión educativa, el trayecto propicia la formación de un especialista en las estrategias para la enseñanza del currículo de la educación básica que atienda distintas necesidades educativas que se presenten en el aula. Sea como maestro de apoyo o como responsable de la escolarización de los alumnos. Centra su atención en los enfoques, y didácticas específicas de las principales áreas y campos de formación, que le permitan diseñar estrategias grupales con secuencias didácticas para que aprendan juntos las niñas, niños y adolescentes con diferentes discapacidades, como parte de una normalidad diversa en la cotidianeidad de nuestras aulas”.
Espero que cuando dice responsable de la escolarización ¿se refiere a los docentes de un CAM?, sin embargo, menciona “aprendan juntos las niñas, niños y adolescentes con diferentes discapacidades, como parte de una normalidad diversa en la cotidianeidad de nuestras aulas” implica ¿todo el alumnado y profesorado de esta licenciatura se va a la escuela regular? Lo que no se ve no se atiende y en este mismo documento de la página 50 a la 53 jamás hace referencia a los CAM, todo a la escuela regular, de hecho, ni siquiera menciona el servicio de USAER, mucho menos para el trayecto de práctica profesional; también se habla de una flexibilidad curricular mediante el desarrollo de cursos optativos que de ninguna manera deben de solventar los vacíos curriculares de los cursos que propone la malla ¿entonces favoreceremos la semi educación?
Y, por si fuera poco, en la malla curricular consideran que abordarán el desarrollo del alumnado de preescolar, primaria y secundaria, partiendo de la “normalidad” hasta llegar a las alteraciones, ¿con cuatro horas a la semana?, ¿Y un semestre por nivel educativo?, en serio ¿es suficiente? Si una licenciatura para cada área no lo es y lo dice la experiencia, así como los resultados.
En lo referente al aprendizaje del inglés, hay tres cursos, que, por cierto, corresponde a un nivel B2 del MCER, y son más de esta lengua, que la de Señas Mexicana, ¿la DGESPE sabrá de la propuesta 2012 sobre el modelo educativo bilingüe bicultural? Vaya, si de lenguas se trata y siendo de INCLUSIÓN EDUCATIVA ¿no debería ser esta una lengua prioritaria más que el inglés?
Y, eso no es todo, la educación obligatoria ahora que la abrieron para que cualquier profesionista labore en ella sin tener formación alguna en didáctica (pareciera que no es indispensable), también se compite al interior de las normales, porque quien egrese de esta licenciatura puede concursar en el examen de oposición para el ingreso al SPD en el nivel de preescolar, primaria, además espero ¿para especial? ¿serán semi qué? Semi docentes de especial, semi docentes de básica, pero de ninguna manera tendrán una formación completa en una u otra. ¿está agonizando educación especial? ¿está cumpliendo el gobierno lo que había prometido años atrás argumentando que educación especial es cara? Y aclaro, con muy poca diferencia salarial respecto al profesorado de básica.
En muchos estados del país los servicios de orientación (por ejemplo: UOP, CRIE), ya no existen, de hecho son pocos los que sobreviven y para quienes afirman que no pasa nada en los servicios de educación especial en nuestro estado de Veracruz, hay un embate en este momento para los servicios de orientación en ambos sistemas, les dieron tres opciones, a) seguir como servicio de orientación sin que este se refuerce con más personal y si hay cambios nadie cubre el lugar, b) todo el servicio lo convierten en una USAER o c) reubican a los especialistas en las USAER existentes; exigiendo una decisión por escrito, el sistema estatal de manera pronta y sin objetar eligió una de estas opciones y el sistema federal se defendió, porque esto atenta contra el derecho laboral, además, se deja de atender al alumnado de diferentes comunidades que necesitan a especialistas y que no reciben apoyo alguno de USAER ni CAM; este 2 de julio hubo un frente común, les apoyaron pocas pero fuertes autoridades y ganaron, siguen con vida, esperamos el sistema estatal en congruencia haga lo propio. Y no debemos confiarnos, porque han “armonizado” el modelo de educación obligatoria con el de normal para ¿qué ya no egresen especialistas? ¿dudan? Revisen la reforma para normales, de hecho, solo hay competencias profesionales y genéricas como en las licenciaturas de preescolar y primaria, excepto física y telesecundaria que tienen competencias específicas y secundaria con las disciplinares ¿cómo lo pueden interpretar? ¿estamos como EDUCACIÓN ESPECIAL visibilizados en el modelo educativo de educación obligatoria y normal? ¿esto responde a la política de inclusión y equidad? ¿esperan que en el futuro nos perdamos poco a poco y de manera tan sutil explicando que es por la cantidad de población que se atiende y que no se justifica la existencia de los servicios incluso los de apoyo? ¿esperan que pasemos a ser docentes de grupo con someros conocimientos para atender a una pequeña y diminuta parte de la diversidad? ¿dejaremos de ser necesarios?
Me pregunto constantemente si las autoridades de la DGESPE y quienes coordinaron este rediseño curricular han estado alguna vez en un CAM, o han visitado una comunidad con un servicio de orientación o mínimo en una USAER donde se atiende a población con discapacidad ¿sabrán cómo atender a un chico con encefalocele occipital, complejo de esclerosis tuberosa, trastornos del espectro del autismo, sordoceguera, Síndrome de Sanfilippo? ¿galactosemia?, ¿entre muchas otras más? ¿los estudios de caso que proponen para desarrollar esta licenciatura serán suficientes para atender a la diversidad del alumnado con discapacidades múltiples y/o severas? ¿Quiénes egresen de la licenciatura en inclusión educativa tendrán conocimientos y habilidades para enseñar LSM, braille, ábaco cranmer, orientación y movilidad, actividades de vida diaria, tableros de comunicación, método auditivo verbal, oralización, PEC´s, ABA, Teacch, conducta adaptativa, autodeterminación y calidad de vida, formación laboral, sexualidad, habilidades sociales, proyecto oso, tadoma, basal, ¿entre muchos otros? Y además, tener un domino de los aprendizajes clave para la educación obligatoria, planear, evaluar como un docente de básica que se formó cuatro años para ello, ¿Esta licenciatura responde con dignidad al alumnado con necesidades muy específicas? ¿serán los derechos humanos violentados con esta semi licenciatura que debería atender a la población con discapacidad con equidad y pertinencia?
¿Serán las normales quienes formen a futuros especialistas para atender a las especificidades de esta población? Claramente NO. ¿lo vamos a permitir? No, defenderemos quienes tenemos vocación, quienes somos profesionistas y además profesionales de la educación especial a EDUCACIÓN ESPECIAL.
Fuente del Artículo:
Educación Especial ¿agonizante?
ove/mahv