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Colombia: Líderes indígenas asesinados. Documento en pdf

Redacción: Indepaz

Desde el año 2016 han sido asesinados 269 líderes indígenas, de los cuales 242 luego de la firma del Acuerdo de Paz (24 de noviembre de 2016, Teatro Colón) y 167 durante la presidencia de Iván Duque (al 8 de junio de 2020).

47 líderes indígenas han sido asesinados en durante el 2020, 14 durante la cuarentena de la pandemia por COVID-19

Descarga aquí:  Líderes-indígenas-asesinados

Fuente: http://www.indepaz.org.co/lideres-indigenas-asesinados/

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Ecuador: Alerta por violencia hacia niños en cuarentena

América del Sur/Ecuador/24-05-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Se han reportado casos de asesinatos, suicidios y hasta abusos sexuales.

Redacción QUITO

Al menos 10 menores han sido asesinados por personas de su grupo familiar, otros 10 se han suicidado y 21 niños, niñas y adolescentes, han sido abusados sexualmente, durante la cuarentena, a nivel nacional.

Estas cifras fueron recopiladas por el Consejo de Protección de Derechos (CPD) de Quito con base a las noticias difundidas por medios de comunicación y de Juntas de Protección de Derechos de todos los cantones del país.

Faltan cifras específicas

Los datos de las instituciones gubernamentales son generales, lo que no permite tener una visión clara del problema.

Silvana Haro, coordinadora técnica del CPD, señala que existen subregistros ya que muchas personas no pueden llamar o denunciar. “Lo poco que se ha reportado ya nos genera alarmas de lo que en verdad está pasando”.

Aunque la Fiscalía emite un recorte semanal de denuncias de violencia intrafamiliar, no muestra un desglose de los datos. El último reporte de Fiscalía indica que hubo 1.166 denuncias registradas en su web. El 66% (768) fueron validadas y están siendo procesadas como delito.

En casos de violencia intrafamiliar se puede llamar al ECU-911, al  1800-Delito o al 171 opción 6, que se habilitó exclusivamente por la emergencia.Entre el 16 de marzo y el 14 de mayo de 2020, el ECU – 911 atendió 14.768 llamadas por violencia intrafamiliar, pero esta institución tampoco especifica cuántas corresponden a menores de edad.

El no llevar un registro claro de estos casos haría que muchos abusos se mantengan en la impunidad, según asegura la sicóloga Danna Andrade, quien precisa que la psiquis de los abusadores es más vulnerable a situaciones de crisis, por lo que aumentan las probabilidades de asesinar a sus parejas u otros miembros del hogar cuando enfrentan situaciones como pérdida de empleo, deudas o adicciones.

El 47% de los niños y adolescentes han recibido algún tipo de maltrato por parte de sus padres, según una encuesta de 2019  en Ecuador, de Unicef.El comandante general de la Policía Nacional, Patricio Carrillo, explicó que si bien los niños son un grupo etario con poca probabilidad de contraer el coronavirus, el aislamiento sí representa un peligro.

Carrillo agrega que los delitos disminuyeron considerablemente desde mediados de marzo, pero en la última semana volvieron a incrementar.

 Promover las denuncias

Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos, dice que es preocupante la negligencia y abusos a los que están expuestos los menores, por lo que considera que se deben realizar campañas con las que los niños y adolescentes conozcan sus derechos y sepan cómo denunciar.

Andrade señala que una manera de llegar a los jóvenes sería creando campañas en plataformas que ellos usen. “Porque además por esos canales se puede prevenir los abusos en redes sociales, a los que también se exponen”.

 Secuelas

“Las agresiones en la niñez, impactan seriamente en el adulto”, comentó Andrade. Cuando esto pasa, los pequeños presentan problemas para socializar y se vuelven más introvertidos.

Otra secuela que deja el maltrato infantil es la enuresis (pérdida del control de la vejiga) o encopresis (incontinencia fecal). La ansiedad también se va desarrollando cuando hay abusos y a largo plazo pueden convertirse en personas agresivas, es decir, que repiten el patrón. (AVV)

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102318563/alerta-por-violencia-hacia-ninos-en-cuarentena-

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Infancia y sociedad: Fátimas

Por: Andrea Bárcena

Dulcísima Fátima, no te vamos a olvidar. Y haremos que el gobierno tampoco te olvide, ni olvide a ninguna de las niñas que como tú siguen y seguirán muriendo a manos de monstruos desalmados, hasta que la justicia y la política lo impidan. Tus asesinos, Fátima, fueron capturados gracias a vecinos y a tu familia; si no hubiera sido por ellos, no los hubieran agarrado.

Porque a pesar del aumento de estos delitos, el gobierno de la Ciudad de México y el gobierno federal parecen ciegos ante la tragedia de niñas, niños, mujeres y hasta bebés que desaparecen a voluntad de delincuentes impunes. Vamos a exigir estrategias de prevención de esos delitos con protocolos impecables; vamos a exigir que no pisen más las esperanzas, hasta que logremos construir un auténtico gobierno democrático que ame a toda la gente: niños y viejos, indígenas y científicos, ricos y pobres, mujeres y hombres, artistas y estudiantes.

Entonces se podrá construir la Plaza de la Memoria, llena de jacarandas y prados para que niñas y niños jueguen sin peligro. Ahí se erigirá una estatua en tu honor, que te evocará con tu pelito de ángel como emblema de niñas mártires; otra por los nenes calcinados en la guardería ABC; habrá una más para los estudiantes de Ayotzinapa. Y en las áreas de piso de cemento, para que nadie los borre, nombres insertos de metal de mujeres asesinadas en los –para entonces– superados años del horror. Las niñas que ya conocen tu historia, Fátima, te recordarán.

Miedo y Orgullo. La casualidad puso en mis manos el escrito de una niña de ocho años (a pedido de su maestra) sobre el orgullo de ser mexicanos: “Yo quiero y no quiero a mi país, porque la creatividad y el amor nos hacen mejores, pero cómo vivir en un país donde matan, asesinan, secuestran. Eso no es vivir, es morir, horrible sentimiento. Yo no tengo orgullo de ser mexicana. No es un país de felicidad; díganme cómo no morirse de miedo cuando pasa algo como el caso de la pequeñita a la que una señora recogió en la escuela y la mataron… y le tocaron sus partes íntimas. No es un país feliz, no tengo sensación de vivir, tengo mucho miedo de pasar esa experiencia…”

En la infancia habla nuestro espíritu. El pasado 30 de abril hice un recorrido y observé un aumento de menores que, a pesar de la pandemia o quizá debido a ella, piden ayuda para comer en las calles de la Ciudad de México.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/09/opinion/018o1pol
Imagen: Free-Photos en Pixabay
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Colombia: ONU reitera preocupación por asesinatos de líderes sociales y excombatientes

América del Sur/Colombia/19-04-2020/Autor y Fuente: www.elespectador.com

En su más reciente informe sobre la implementación del Acuerdo de Paz, que será presentado hoy ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la Misión de Verificación de ese organismo multilateral volvió a alertar sobre la grave situación de seguridad de esta población. La reincorporación de los exguerrilleros a largo plazo y la protección a las comunidades más afectadas por la guerra también deben ser prioritarias.

Ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas será presentado este martes el más reciente informe del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, sobre la Misión de Verificación de ese organismo al proceso de paz de Colombia. Un documento que da cuenta de los hallazgos de dicha Misión durante los tres primeros meses de 2020, particularmente en lo relacionado a la reincorporación de los excombatientes de las Farc y las garantías de seguridad para esa misma población, así como para los líderes sociales, las comunidades rurales y los defensores de Derechos Humanos.

De entrada, es el primer informe producido por la Misión de la ONU desde que las nuevas alcaldías y gobernaciones (así como concejos municipales y asambleas departamentales) se posesionaron el pasado 1 de enero, luego de las primeras elecciones locales tras la firma del Acuerdo de Paz. En ese sentido, el Secretario General resaltó como muestra del compromiso de las nuevas autoridades locales la adopción en marzo pasado de la hoja de ruta para la efectiva protección de líderes sociales desde los departamentos, durante la sesión de la Mesa por la Vida en Puerto Asís (Putumayo).

En su informe, que será presentado por Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de la ONU en Colombia, el Secretario General fue enfático en señalar los tres asuntos que deben ser una prioridad en la agenda de implementación del Acuerdo de Paz durante 2020.

Ponerle fin a la violencia contra líderes sociales, defensores de DD.HH. y excombatientes

Entre el 27 de diciembre de 2019 y el 27 de marzo de 2020 (período que monitoreó el informe) “la Misión verificó 16 asesinatos de exmiembros de las FARC-EP (incluida una mujer), con lo que la cifra total desde la firma del Acuerdo de Paz asciende a 190 (incluidas tres mujeres)”, se lee en el documento. Los departamentos que a la fecha concentran más casos de excombatientes asesinados son Cauca (36), Nariño (25), Antioquia (22) y Caquetá (20).

A dichos homicidios, la Misión agregó lo sucedido en febrero en Ituango (Antioquia), donde los excombatientes asentados en el antiguo espacio territorial de la vereda Santa Lucía exigieron ser trasladados ante la crítica situación de seguridad que atraviesan en ese municipio, el cual según el informe es el que más homicidios contra excombatientes presenta en el país, con 11 casos confirmados. Situación similar ocurrió en el antiguo espacio de reincorporación de Buenos Aires (Cauca), donde los excombatientes también pidieron ser trasladados por su seguridad.

Por eso, el Secretario General urge a que se agilice el trámite de 400 solicitudes de esquemas de protección que actualmente están pendientes y que no resolverlas puede traer riesgos para la seguridad de los exguerrilleros. Por ejemplo, la Misión documentó que “tres excombatientes fueron asesinados mientras esperaban a que se implementaran medidas de protección y otros siete lo fueron cuando sus medidas de protección estaban siendo evaluadas (por la Unidad Nacional de Protección, UNP)”.

Sin embargo, el informe reconoce avances por parte de la Unidad Especial de Investigación en varios casos de asesinatos a excombatientes de las Farc. Puntualmente menciona el caso de las medidas de aseguramiento dictadas para un coronel y tres soldados del Ejército por el homicidio del exmiliciano de las Farc Dimar Torres, ocurrido en abril de 2019 en el Catatumbo. Igualmente, los seis detenidos por el homicidio de Alexander Parra, excombatiente asesinado en el espacio territorial de Mesetas (Meta) en octubre de 2019. “Gracias a los esfuerzos de la Unidad se han dictado un total de 24 condenas (3 en el período sobre el que se informa) y 16 casos se encuentran en etapa de juicio (3 más en el período sobre el que se informa), de un total de 214 ataques investigados contra excombatientes, a saber, 175 homicidios, 26 intentos de homicidio y 13 desapariciones”, se lee en el documento.

Y en el caso de líderes sociales y defensores de Derechos Humanos, el informe sostiene que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), entre el 1 de enero y el 24 de marzo de 2020, recibió denuncias de 56 casos de asesinato.

Ante ese panorama, el Secretario General resaltó la necesidad de implementar las instancias creadas por el Acuerdo de Paz con el fin de garantizar la seguridad de los líderes sociales en los territorios. “Reitero mi llamado a que la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad se reúna con regularidad y avance en la adopción de una política pública para desmantelar efectivamente las organizaciones criminales, teniendo en cuenta las propuestas formuladas por las organizaciones de la sociedad civil”. Además de esta comisión, urgió poner en marcha el Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política, también contemplado en el Acuerdo.

Fortalecer la reincorporación de los excombatientes a largo plazo

Sin una tierra donde echar raíces va a ser muy difícil que quienes dejaron las armas consoliden un nuevo proyecto de vida en la legalidad. Ese es uno de los principales llamados que hace el informe para lograr que la reincorporación de los exguerrilleros sea exitosa y, sobre todo, sostenible en el largo plazo.

Durante los tres primeros meses del año venía gestionándose la transición de los antiguos espacios de reincorporación al ordenamiento territorial de los municipios donde están ubicados. El Gobierno alcanzó a visitar, antes de que comenzara la pandemia, los espacios de Ituango y Buenos Aires. “Durante las visitas, los excombatientes expresaron preocupación por las demoras en el acceso a la tierra”, dice el documento. A la fecha, ninguno de los 24 predios donde están los espacios territoriales ha sido adjudicado.

Si bien en materia económica han sido aprobados 49 proyectos productivos colectivos, que benefician a 2.156 excombatientes, y otros 1.225 proyectos individuales, “más de dos tercios de los proyectos productivos se siguen llevando a cabo en predios arrendados y no se ha avanzado en la concesión de tierras para este fin”.

“El asunto pendiente del acceso a la tierra, tanto para los antiguos espacios territoriales como para los proyectos productivos, es un elemento fundamental para que los excombatientes y sus familias puedan desarrollar sus proyectos de vida de la mano de las comunidades locales”, puntualiza.

Asegurar la protección de las comunidades más afectadas por la violencia

“El éxito a largo plazo del Acuerdo de Paz será determinado en última instancia por la medida en que las comunidades que sufrieron décadas de violencia puedan disfrutar de los beneficios de la paz”. Con esa frase, el informe enfatiza en que la seguridad de las comunidades que aún no han tenido un respiro de paz en medio de la guerra debe ser una prioridad para el Estado colombiano en 2020.

El Secretario General llamó la atención puntualmente sobre la situación en los departamentos del Chocó, del Cauca, y el municipio de Ituango, que en los primeros meses ha sufrido múltiples asesinatos, masacres y desplazamientos masivos. Igualmente, sobre el municipio de Tumaco (Nariño), cuya alcaldesa declaró en enero pasado el estado de emergencia humanitaria y social en el municipio por los desplazamientos masivos de más de 3.000 personas que enfrentamientos entre grupos armados ocasionaron en la zona rural.

Para proteger estas comunidades, recomendó poner en marcha el Programa Integral de Seguridad y Protección para Comunidades y Organizaciones en los Territorios, creado por el Acuerdo de Paz y reglamentado en abril de 2018, pero que no cuenta con mayores avances. Según el informe, el programa es valioso pues cuenta con un protocolo especial para proteger a las comunidades rurales afectadas por el conflicto armado, con el apoyo a la capacidad de denuncia de las organizaciones de DD.HH. en los territorios y un programa de promotores comunitarios de paz y convivencia. “Lograr avances sustanciales en la puesta en marcha del Programa tendría efectos positivos en la grave situación de la seguridad de comunidades en zonas rurales del país.”

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/onu-reitera-preocupacion-por-asesinatos-de-lideres-sociales-y-excombatientes-articulo-914447

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A. Latina, una de las regiones con mayor índice de violencia contra los defensores ambientales

América Latina/22-03-2020/Autor y Fuente: www.elespectador.com

Por: Zoraida Portillo – SciDev.Net

De las 304 personas asesinadas en 2019 en el mundo, América Latina registró 208, y de ellas 106 fueron en Colombia. Allí, la mayoría de asesinatos fueron cometidos contra líderes indígenas, afrodescendientes y campesinos.

Latinoamérica es la región más peligrosa del mundo para los defensores de los derechos humanos y, específicamente, para quienes protegen los derechos a la tierra, el territorio y el ambiente, señala el informe anual 2019-2020 de Amnistía Internacional (AI).

En particular, “las mujeres negras cada vez corren más peligro en las provincias occidentales donde se concentra la población afrodescendiente de Colombia”, alerta AI, un movimiento internacional que agrupa a más de siete millones de personas en el mundo que hacen campañas a favor del respeto de los derechos humanos.

La violencia a causa del conflicto armado interno, que no ha cesado a pesar de la firma del Acuerdo de Paz de 2016, y las disputas por el control territorial parecen ser los condicionantes principales de la extrema violencia en Colombia, según el documento presentado en la capital peruana el 27 de febrero.

Desde Colombia, Diana Sánchez, directora de la Asociación Minga y coordinadora de Somos Defensores —espacio de protección de derechos humanos y ambientales— precisa que en su país hay muchos conflictos que históricamente se han tapado con el conflicto armado, entre ellos, el derecho a la tierra. “Pareciera que el conflicto armado fuera el origen, la causa, la consecuencia y el resultado de todas las violencias, y tampoco es así”, comenta a SciDev.Net.

“Tenemos 103 pueblos indígenas y todos enfrentan conflictos porque están en la zona periférica del país que en el pasado fueron fronteras y que hoy las empresas multinacionales y nacionales necesitan para extraer los recursos naturales y sembrar monocultivos agroindustriales”, afirma.

Brasil, Guatemala, Honduras y México son otros países de la región que han experimentado altas tasas de violencia contra líderes indígenas que luchaban por preservar sus derechos de acceso a la tierra, sus territorios o evitar daños al ambiente o la biodiversidad.

La justicia y los recursos naturales

El hostigamiento judicial o el debilitamiento de las leyes de protección ambiental han sido otras maneras de violentar a los indígenas o reducir su acceso a la justicia. El informe cita explícitamente los casos de Paraguay —donde se apeló a procesos penales para criminalizarlos— y de Perú, donde se promulgaron leyes que socavan el derecho de esos pueblos al consentimiento libre, previo e informado y disminuyen la protección de muchos derechos a la tierra y territorios. Y en Venezuela, las comunidades indígenas denunciaron los impactos de la extracción de minerales del llamado ‘arco minero del Orinoco’, sin encontrar eco en las autoridades.

“El desarrollo del arco minero del Orinoco es un megaproyecto de minería a gran escala que impulsa el gobierno en la zona sur del país y está afectando los ecosistemas de la Amazonia”, explicó a SciDev.Net Carlos Lusverti, miembro del Comité Ejecutivo de AI de Venezuela.

Sin embargo, la falta de acceso a información por parte del estado, en algunos casos porque no existe y en otros casos por la negativa del estado a entregarla, hace muy difícil cuantificar sus daños sobre todo el ecosistema, dijo Lusverti. Para Marina Navarro, directora de AI en el Perú, la situación regional en términos de derechos ambientales “es muy compleja”.

Preocupación y esperanza

El hecho de que dos terceras partes de los asesinatos contra activistas ambientales hayan ocurrido en América Latina es tan preocupante para ella como el aumento del 30% en 2019 de los incendios forestales en la Amazonía brasileña respecto a 2018. “Pero que a pesar de esta situación adversa los líderes, activistas, hombres y mujeres sigan reclamando sus derechos y movilizándose es esperanzador”, afirma.

Sánchez concuerda. Según ella, es rescatable “la conciencia ambiental que ha adquirido un sector muy importante de Colombia, hay movilizaciones que en el pasado no se hacían, la juventud tiene mucho más conciencia del cambio climático y de la tragedia de la tierra”.

La base de datos del portal Tierra de Resistentes —un esfuerzo investigativo de 30 periodistas, desarrolladores y foto/videógrafos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú— ha documentado 1.356 hechos victimizantes entre 2009 y 2018 contra líderes y comunidades de esos países que defienden el ambiente y sus tierras ancestrales. Sin embargo, advierten que el subregistro de casos es muy grande. Brasil y Colombia presentan las mayores tasas.

Aunque en muchos casos los líderes ambientales intentan proteger más de un recurso natural, en este gráfico solo se tomó en cuenta el principal recurso defendido./ Fuente: Tierra de Resistencia.

“Son personas que por vías no violentas reclaman sus derechos comunitarios y quedan expuestas”, refiere Josefina Miró Quesada, investigadora de temas de género y derechos humanos y asesora del gabinete en la Defensoría del Pueblo del Perú.

Las mujeres y el acceso a la información

A ella le preocupa particularmente la vulnerabilidad de las mujeres rurales. “[Ellas] luchan por la protección de sus territorios y tierras, y eso las hace más susceptibles de sufrir otros tipos de violencia. La hostilización no queda en palabras —son calificadas de oponerse al desarrollo y hasta de terroristas— o enfrentamientos físicos, sino en procesos judiciales, promovidos por las empresas y por el propio estado”, señala.

Sostiene que las mujeres rurales al confrontar experiencias muy diferentes a las activistas urbanas “tienen que ser protegidas de maneras diversas”. Tierra de Resistencia ha documentado 216 ataques contra mujeres en la década estudiada.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/latina-una-de-las-regiones-con-mayor-indice-de-violencia-contra-los-defensores-ambientales-articulo-907985

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Análisis: Radiografía de la violencia contra líderes sociales en Colombia

Escrito por: Maria Alejandra Navarrete y Laura Alonso
El continuo aumento de los asesinatos de líderes sociales en Colombia ha puesto en evidencia los desafíos que al menos cínco departamentos del país enfrentan a la hora de abordar la creciente violencia y asegurar la gobernanza efectiva.

A continuación InSight Crime analiza el panorama criminal en Putumayo, Nariño, Antioquia, Cauca y Norte de Santander para entender el crecimiento de la violencia en estas zonas y analizar la dificultad que existe a la hora de identificar el número de líderes que han sido blanco de ataques.

Incertidumbre frente a las cifras

A lo largo de los años diferentes organizaciones de la sociedad civil, las Naciones Unidas y el Ministerio Público han monitoreado y denunciado el problema. Sin embargo, debido a la dificultad para recolectar información en los lugares donde ocurren estos asesinatos, las cifras presentadas hasta el momento difieren bastante.

De acuerdo con el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (INDEPAZ) entre el 01 de enero de 2016 y el 08 de septiembre de 2019, 872 líderes sociales y defensoras de Derechos Humanos han sido asesinados en Colombia. 132 casos ocurrieron en el año 2016, 208 en el año 2017 y 282 en el año 2018. El 2019 cerró con 250 casos registrados.

Según Diana Sánchez, directora del Programa Somos Defensores, existe incluso un subregistro de este fenómeno en el país. “Detectamos una tendencia a desestimar los asesinatos. Hace unos años se explicaban por problemas pasionales o de linderos. Luego fueron los cultivos de coca y el narcotráfico. Ahora dicen que no eran líderes sociales ni defensores de derechos humanos” comentó Sánchez para el portal DW.

Como consecuencia de la disparidad en las cifras, la discusión en el país se ha centrado alrededor de la legitimidad de los números y no en la masacre que vive Colombia actualmente. La polémica ha girado en torno a cuál de todos es el listado correcto, o a quién califica como líder social o defensor de derechos humanos, más no realmente en el disparado aumento de la violencia luego de la firma del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las FARC en 2016.

Un gran número de los líderes sociales son atacados por la labor que realizan para promover la implementación de los acuerdos de paz. Particularmente, por su trabajo para crear nuevos espacios de participación comunitaria y para frenar la incidencia de las economías ilegales en sus tierras.

Algunos han estado involucrados en actividades relacionadas con la sustitución de cultivos ilícitos, la creación de proyectos productivos y la repartición de tierras, todas actividades encaminadas a dejar de producir droga y encontrar una alternativa para su subsistencia.

También son atacados por defender los recursos naturales de sus territorios, particularmente por detener el uso del fracking, la minería y tala ilegal de árboles, y defender el uso de sus fuentes hídricas.

Muchos excombatientes de las FARC también se han convertido en blanco de amenazas, asesinatos y otras formas de violencia por parte de distintos grupos armados y fuerzas estatales.

Entre las razones detrás de estos ataques se encuentran el negarse a volver a la ilegalidad, promover la sustitución de cultivos de uso ilcíto y la desconfianza de los actores armados que operan en el territorio.

Martha Mancera, directora de la Unidad de Desmantelamiento de Bandas Criminales de la Fiscalía General, aseguró a El País, que su unidad investiga los casos de por lo menos 132 excombatientes de las FARC que fueron asesinados. Mancera afirmó que nueve de estos fueron víctimas de desaparición forzada, 107 fueron víctimas de homicidio y 16 están tipificados como tentativa de homicidio.

A esto se suma que por lo menos 41 familiares de desmovilizados de las FARC también fueron asesinados en el mismo periodo.

Si bien esta violencia ha alcanzados diferentes rincones de Colombia, las dinámicas criminales en las siguientes cinco regiones son las que más se han agudizado en el último año:

Bajo Cauca: Una zona de guerra

En está subregión del departamento de Antioquia, compuesta por los municipios de Zaragoza, Nechí, Cáceres, Tarazá, El Bagre y Caucasia la guerra no da tregua. Incluso antes desde la firma del Acuerdo de Paz ha sido uno de los lugares más convulsionados en Colombia.

Allí no han cesado los homicidios ni los desplazamientos a manos de, principalmente, dos grupos: El Bloque Virgilio Peralta Arenas o Caparrapos, y los Urabeños. También se registra presencia de disidencias del frente 18 y 36 de las FARC así como del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Actualmente, la disputa la libran los Urabeños y los Caparrapos — franquicia que se separó de los Urabeños a finales de 2017 — para asegurar el control de rentas ilícitas como la minería ilegal, el narcotráfico y la extorsión, en zonas como Tarazá, consideradas uno de los enclaves criminales de estos grupos.

La militarización de la zona del Bajo Cauca no ha impedido que se sigan llevando a cabo numerosos asesinatos y masacres, no únicamente contra líderes sociales. En los primeros 20 días de enero de 2020 tuvieron lugar alrededor de 30 homicidios, según reportó El Tiempo.

Aunque muchos de estos casos no obedecen exclusivamente a liderazgos sociales, en una reciente masacre en la vereda Guáimaro de Tarazá dos de las víctimas eran líderes comunales. Pedro Alexander San Pedro y Carlos Andrés Chavarria hacían parte de la Junta de Acción Comunal (JAC) del municipio y pertenecían al Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos (PNIS).

El vehículo quemado en el que se encontró el cuerpo de la candidata a la alcaldía Karina García que se encontró en Suárez, Colombia, el 2 de septiembre de 2019

La crisis que vive la subregión se agudiza debido a que es una zona rica en cultivos de coca, cristalizaderos de droga, rutas de narcotráfico y minería ilegal. Así como un corredor estratégico con salida al sur de los departamentos de Bolívar y Santander, además a la región del Urabá antioqueño y el Pacifico colombiano.

Norte de Santander: El fortín de la coca

Con 33.598 hectáreas de cultivos de coca según el más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Norte de Santander es el segundo departamentos con más cultivos ilícitos después de Nariño. Esto lo hace un lugar codiciado por varios grupos ilegales debido a que es a la vez un corredores estratégico para la entrada y salida de mercancías ilícitas por la frontera con Venezuela.

En la región del Catatumbo, al norte del departamento, confluyen con presencia armada el ELN por medio del Frente de Guerra Nororiental, el Frente 33 de las disidencias de las FARC, el Ejército Popular de Liberación (EPL), los Rastrojos, y existen denuncias sobre presencia de emisarios de carteles mexicanos.

Tras la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC en 2016 han sido asesinados en esa zona 42 líderes sociales y defensores de derechos humanos, según cifras de INDEPAZ. La razón detrás de estos asesinatos se concentra en el reacomodo que desde entonces han tenido todos estos grupos en el territorio con el propósito de hacerse con los réditos de la coca, el contrabando, la extorsión y el tráfico de armas.

A pesar de que desde 2018 el gobierno nacional ha reforzado el pie de fuerza militar en esa región con 5.000 hombres del Ejército, no hay señales de que la violencia disminuya. Solo en 2020, ha sido asesinados dos líderes, César Tulio Sandoval Chía en el municipio de Tibú y Fernando Quintero Mena en Convención.

Cauca: el epicentro de los asesinatos

El departamento del Cauca fue el más golpeado por el asesinato de líderes sociales durante el 2019 con 36 casos registrados solo hasta octubre de ese año por INDEPAZ. En las primeras tres semanas del 2020 se han documentado al menos cinco nuevas víctimas, la más reciente en el municipio de Guapi.

Si bien la situación es crítica en todo el departamento, el flujo de la violencia es distinto en cada zona. En el norte del Cauca el control lo tienen mayoritariamente las disidencias de las FARC, específicamente la Columna Dagoberto Ramos a cargo de alias “El Indio” y la Columna Jaime Martínez al mando de alias “Mayimbú”. Este es el presunto responsable de al menos dos masacres ocurridas en noviembre de 2019, incluyendo el asesinato de Karina García, candidata a la alcaldía del municipio de Suarez en Cauca.

Ambos grupos mantiene una alianza en el territorio, donde controlan el negocio de la minería ilegal y el narcotráfico, incluyendo rutas importantes como la que baja desde Jamundí en el Valle del Cauca hacia el norte del Cauca por la vía Panamericana y luego al corredor del río Naya hacía el Océano Pacífico.

A diferencia de los municipios cerca al Pacífico, la situación del norte se ha agudizado por la oposición de las comunidades indígenas afrodecendientes al uso de sus territorios para cultivos de uso ilícito y minería ilegal .

La Guardia Indígena en municipios como Toribio, Corinto y Caloto  ha realizado varias capturas de disidentes y les han incautado y destruido gran cantidad de armas y estupefacientes. En lugares como Suárez, Buenos Aires y Santander de Quilichao las comunidades afro se oponen al uso de mercurio y maquinaria pesada para proteger los ríos que atraviesan su territorio.

Pero la violencia que vive actualmente el Cauca no es exclusiva de las disidencias. Hacia el centro y sur del departamento se registra presencia del Frente José María Becerra del ELN en municipios como El Tambo, Sucre y Mercaderes. En lugares como Argelia se ha responsabilizado a este grupo de ataques contra la población civil.

Familiares de Karina García, quien fue asesinada en el sur de Colombia, lloran mientras abrazan uno de sus estandartes políticos, en Suárez, Colombia, el 2 de septiembre de 2019

En zonas de frontera con Nariño como Guapi y Mercaderes, hace presencia el Frente Manuel Vásquez del ELN y el frente 30 de las disidencias de las FARC.

Nariño: Una tierra sumida en el conflicto

Como el mayor productor de droga en el país, que además cuenta con explotación ilegal minera y salida hacia el sur del continente por la frontera con Ecuador, Nariño es sin duda una de las regiones de Colombia más apetecidas por grupos criminales.

Su condición estratégica y la constante reorganización de los grupos armados que allí operan en un intento por quedarse con los réditos de la ilegalidad se ve reflejada en las constantes disputas por el control del territorio y la fragmentación de estas organizaciones que impacta profundamente a las comunidades.

Desde el 2016 hasta octubre de 2019, fueron asesinados en ese departamento 75 líderes sociales, comunales, campesinos y defensores de derechos humanos.

En los municipios que se desprenden desde el océano Pacífico hacia el interior del departamento, la violencia ha estado a cargo de los enfrentamientos entre reductos de las disidencias de las FARC, particularmente entre las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP) y el Frente Oliver Sinisterra (FOS), además de la presencia de mafias narcotraficantes como el grupo de Los Contadores.

Si bien en zonas como el área rural de Tumaco existe información sobre un pacto de no agresión entre el FOS y las GUP, en el resto de la región se viven fuertes confrontaciones. El FOS continua enfrentado por un lado con Los Contadores y recientemente se han presentado varios desplazamientos por su pelea con un grupo que se desprendió del FOS y se hace llamar el Bloque Oriental Alfonso Cano.

Hacia la zona de la cordillera, en el nororiente del departamento hacen presencia el ELN con el Frente Manuel Vásquez, el Frente Estiven Gonzales de las disidencias y los Urabeños a través del grupo Héroes de la Cordillera.

Putumayo: Una violencia silenciosa

Putumayo, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), es el tercer territorio con más coca sembrada en Colombia, con un total de 26.408 hectáreas. Es un territorio estratégico por sus salidas fronterizas con Ecuador y Perú y los ríos Caquetá y Putumayo que conectan con el oriente del país y por donde pasan armas, narcotráfico y ocurren extorsiones, homicidios selectivos y desplazamientos forzados.

En este departamento el narcotráfico sigue siendo el motor de la guerra. La criminalidad sigue creciendo a manos de las disidencias del Frente primero de las FARC que delinquen en el municipio de Puerto Asís. En esta zona, así como en Puerto Guzmán, se libra una guerra entre el Frente Carolina Ramírez de las disidencias y la alianza criminal autodenominada la mafia Sinaloa.

Este último grupo tendría una alianza criminal con la estructura de La Constru que mantiene el control del microtráfico en los municipios de Puerto Asís, Orito, La Hormiga, San Miguel y Valle del Guamuez .

Pero lo que más ha llamado la atención de autoridades y comunidades es el desenfreno con el que la muerte se ha ensañado con el municipio de Puerto Guzmán, particularmente en lo que va corrido del 2020.

A pocos días de que comenzara el año, este municipio del departamento de Putumayo al sur occidente de Colombia, amaneció con visos de tragedia. En la noche del 6 de enero, sicarios en moto asesinaron a Gloria Ocampo, una reconocida líder de 37 años que apoyaba programas de sustitución de cultivos ilícito en la zona, según reportó El Espectador.

Dos días después, otros dos líderes, Gentil Hernández y Óscar Quintero, fueron asesinados de la misma forma en las veredas de El Mango y Caño Zabala, reportó El Tiempo.

Una semana más tarde fue el turno de Yordan Tovar, directivo del Sindicato de Trabajadores Campesinos Fronterizos del Putumayo, quien fue asesinado en el municipio de Puerto Asís, según informó El Espectador.

La muerte de líderes como OcampoHernández, Quintero, y Tovar se enmarcan todos dentro de una caravana de la muerte de asesinos que atraviesan las trochas del municipio en las noches, se bajan de sus motos, tocan a la puerta de sus víctimas y luego de llamarlos por nombre propio los asesinan sin contemplación.

Un modus operandi que se repite a lo largo de Colombia.

Fuente: https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/violencia-lideres-sociales-colombia/

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ONU rechaza asesinatos de excombatientes en Colombia

América/Colombia/26/02/2020/Autor y fuente: www.telesurtv.net

El jefe de la Misión ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, condenó estos crímenes y resalta que los hechos resultan un llamado de urgencia para profundizar las medidas de seguridad, como parte de los acuerdo de paz firmados en La Habana.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), mediante su Misión de Verificación en Colombia ha manifestado este lunes su repudio al asesinato de tres excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) y acogidos al proceso de Paz.

El jefe de la Misión ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, condenó estos crímenes y resalta que los hechos resultan un llamado de urgencia para profundizar las medidas de seguridad, como parte de los acuerdo de paz firmados en La Habana.

Los recientes asesinatos de los excombatientes y militantes de la Fuerza Alternativa del Común (FARC), Esder Pineda residente del municipio Algecira, Winston Moreno y Kevin Cuesta residentes del municipio Quibdó, desató el pronunciamiento del organismo internacional que reitera sus preocupaciones por falta de garantías para los desmovilizados.

La oficina de Naciones Unidas en Colombia, registra que en lo corrido del presente año se han asesinado un total de 14 excombatientes, quienes a pesar de la violencia siguen comprometidos en la construcción de paz y justicia en el país.

Por su parte, el presidente de la Comisión de la Verdad en Colombia, Franciso de Roux, realizó un llamado de atención hacia la sociedad y los jóvenes en particular, para detener estos asesinatos selectivos que atentan contra la paz en el país y pudieran tornarse naturales e incontrolables.

Desde la firma de los Acuerdos en Bogotá, se contabilizan más de 180 excombatientes masacrados por grupos armados ilegales, especialmente núcleos paramilitares que operan en los territorios.

Fuente e imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-onu-rechaza-asesinatos-excombatientes-20200224-0037.html

 

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