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Entrevistas a Laura Nuño de la Rosa: La biología es la gran disciplina legitimadora del orden social existente

Por Alfredo Caro Maldonado

Laura Nuño de la Rosa es filósofa de la biología que investiga sobre la historia y la filosofía de la biología del desarrollo y evolutiva en la Universidad Complutense de Madrid.

En la primera entrevista conversamos sobre la filosofía de la ciencia, y en particular la de la biología, sobre en qué situación está hoy la teoría de la evolución y la supervivencia del más apto

Además nos hace comentarios a esta entrevista a Agustín Fuentes: «Darwin y Galileo intentaban introducir nuevo conocimiento en el mundo y eso es un acto político».

Nos habla sobre psicología evolutiva.

Aquí en audio y en vídeo:

En la segunda entrevista hablamos de su artículo: «La construcción social de la pandemia: el realismo extendido como superación crítica del cientificismo y el negacionismo».

La pueden escuchar en Telegram pinchando aquí , o en Youtube:

Fuente: https://rebelion.org/la-biologia-es-la-gran-disciplina-legitimadora-del-orden-social-existente/

 

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Entrevista a Angela Saini: Raza, biología y poder

Por: ​​Susanna Ligero

Si en su obra previa, Inferior, Saini se centraba en cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre mujeres y hombres, en Superior la autora nos lleva a los orígenes del racismo científico para mostrarnos sus ramificaciones.

En 1907, en París se celebró una gran exposición colonial en el Jardín de Agricultura Tropical del Bosque de Vincennes. Allí se recrearon cinco poblados diferentes donde, además de construcciones y paisajes típicos, había personas de carne y hueso pertenecientes a la cultura representada. Casi dos millones de visitantes pasaron por aquel zoológico humano en seis meses, algunos observando boquiabiertos lo que consideraban un exotismo más, otros tomando notas que asentarían las bases del racismo científico1.

En su libro Superior. El retorno del racismo científico, la periodista científica Angela Saini (Londres, 1980) describe su visita a este lugar (en sus palabras, una especie de «Disneylandia eduardiana»), un parque abierto al público pero sin demasiadas indicaciones, con los monumentos en escombros y ningún cartel que explique por qué están allí. Una buena metáfora de lo que ocurre con el pasado colonial de tantas naciones: una reliquia vergonzosa de la cual se prefiere no hablar.

No es la primera vez que Saini pone el foco en las confusiones y prejuicios que afectan la investigación científica. Si en su obra previa, Inferior2, Saini se centraba en cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre mujeres y hombres, en Superior la autora nos lleva a los orígenes del racismo científico para mostrarnos sus ramificaciones3. La ciencia de la diferencia humana nació en los años del colonialismo y el esclavismo; se dividió el mundo en razas y se situó la raza blanca en un escalafón biológico superior al resto, para justificar la conquista de territorios, el robo de riquezas y la aniquilación de poblaciones. Inevitablemente, estos hechos han dejado poso en la investigación científica hasta la actualidad y Saini aborda este hecho sin titubeos.

Superior, publicado en inglés en 2019, fue considerado «Libro del año» por medios como Financial Times, The Guardian o The Telegraph, además de estar incluido entre los diez mejores libros de 2019 de la revista Nature4. Tal como nos explica la autora, este libro provocó airadas reacciones entre grupos supremacistas blancos, pero también que muchos científicos e instituciones quisieran contar con ella para trabajar hacia un estudio del ser humano alejado del racismo científico. De hecho, la revista Prospect incluyó a Angela Saini en la lista de los 50 pensadores o intelectuales más importantes de 20205. Aprovechando la publicación en castellano de su libro, hablamos con ella en esta entrevista.

Su libro muestra cómo el concepto biológico de raza no funciona ni proporciona nunca datos fiables. ¿Por qué todavía tantos investigadores lo usan en su trabajo?

Creo que tiene que ver con la manera en que empezamos a pensar en las diferencias entre humanos ya desde el principio, de la Ilustración en adelante, en el nacimiento de la ciencia occidental moderna. Se asumieron ciertas suposiciones sobre la especie humana; algunas relacionadas con el género –por ejemplo, que las mujeres no eran iguales a los hombres en términos intelectuales– y otros, con la raza y la etnicidad. La idea de dividir a los humanos en grupos distintos ya es política, porque no es algo que se dé en la biología. La biología no discrimina a los humanos en grupos distintos, resulta que somos muy homogéneos. De hecho, somos una de las especies más homogéneas del planeta. Además, la manera de dividirnos siempre dependerá de las ideas políticas y de la sociedad en que vivamos. Así, cuando los científicos europeos asentaron unas determinadas categorías, estaban influenciados por el mundo en que vivían. Estaban influenciados por el colonialismo, por ideas sobre la superioridad europea, sobre la esclavitud… Todas las jerarquías de aquella sociedad se importaron a la ciencia de la diferencia humana y sentaron las bases de la investigación. Y durante cientos de años, esto es lo que han usado los investigadores en su trabajo. Estas suposiciones raciales, como las de género, se integraron en la investigación científica desde el inicio, y es muy difícil deshacerse de estas ideas una vez que están bien arraigadas dentro de nosotros, dentro del establishment.

Además de estas ideas tan arraigadas y los consiguientes prejuicios, ¿cree que hay un poco de cientificismo en esta cuestión?

Sí, lo creo, y de hecho buena parte de mi trabajo durante los últimos años se ha concentrado en este problema. Hay cierta arrogancia y soberbia en un estamento que se considera a sí mismo completamente objetivo, por encima de la sociedad y de la política, y que nada de esto es un problema para nosotros los científicos porque lidiamos con datos empíricos y estos están al margen de la cotidianidad de las personas. Esto nunca ha sido cierto. Los científicos son humanos como el resto de nosotros, se encuentran dentro de la sociedad y se ven afectados por ella. Las preguntas que plantean siempre se verán influenciadas por la sociedad y si no reconocen este hecho, están cayendo en las mismas trampas en que cayeron los científicos del siglo xix. Por ejemplo, mirando a su alrededor y asumiendo que la desigualdad tiene una causa biológica. Por supuesto, esto no es así, sino que la desigualdad es un producto de diferentes factores y tenemos que considerarlos todos.

En lugar de tratar de descubrir diferencias genéticas entre seres humanos que básicamente tienen un aspecto diferente, ¿qué preguntas podría plantear la ciencia para entender mejor, por ejemplo, la salud de las personas?

Me gustaría ver una ciencia de la diferencia que nos vea como individuos, que entienda que cada persona es única y una confluencia de diferentes factores. No solo la genética, sino la manera en que vivimos, dónde vivimos, nuestra dieta… La mayoría de las cosas que matan a los seres humanos, como mínimo en Occidente, son enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares… Cosas que dependen mucho de la forma de vivir. Así, me gustaría que la ciencia de la diferencia humana tuviera en cuenta todos estos determinantes sociales además de analizar nuestros cuerpos. Tenemos que recordar que la mayoría de las diferencias humanas las encontramos a escala individual, no grupal. Hay muy pocas enfermedades que muestren diferencias entre grupos de población, e incluso en este caso hablamos en términos estadísticos: no es que haya un gen que solo tienen los miembros de una población que no se encuentre en ninguna otra. No hay genes «negros» ni «blancos» ni «morenos». Tenemos que entender esto si realmente queremos un sistema de salud personalizado.

En el libro, encontramos, por un lado, científicos que usan las estructuras científicas como el sistema de publicación académica para justificar sus creencias racistas (con buena dosis de cherry-picking) y, por otro, investigadores que se consideran antirracistas pero que piensan que habría que explorar mejor el concepto de raza biológica. ¿Piensa que la segunda perspectiva de alguna manera ayuda a mantener la primera dentro de la esfera científica, aunque sea de forma marginal?

Sí, la confusión de términos es lo que realmente hace posible que estas ideas continúen vivas. El relato que las sustenta tiene la presencia suficiente dentro de la ciencia mainstream, todavía se cree lo suficiente en la raza biológica como para que esta continúe dentro de la ecuación, cuando la tendríamos que haber sacado de ahí hace mucho tiempo. Si la mantenemos dentro de la ecuación, tiene que ser como factor social. Por ejemplo, hace 100 años los científicos de Reino Unido solían pensar que las clases sociales eran genéticamente diferentes, que las personas pobres de alguna manera eran más débiles que las ricas. Por norma general, ya no pensamos así y lo mismo tiene que ocurrir con la raza. Hay que estudiarla, pero como fenómeno social, no como uno biológico, de la misma forma que lo hacemos con la clase social. Por ejemplo, las personas norteamericanas negras tienen tasas de mortalidad más altas que las blancas en casi cualquier cosa, pero esto no se debe a su «negritud». Las personas viven vidas muy diferentes de acuerdo con la percepción social de quiénes son y de sus circunstancias y, por lo tanto, de cómo son tratadas en este mundo. Pero veo que esta fina línea a veces se confunde y es fácil que se acabe pensando que también hay diferencias genéticas.

Aunque sea un fenómeno más bien marginal y localizado en ciertos grupos, ¿cómo puede el racismo científico reforzar los estereotipos raciales en la sociedad?

Hay dos maneras de abordar la diferencia humana: una es decir que somos prácticamente iguales por dentro, y que hay algunas diferencias marginales entre individuos y también diferencias todavía más pequeñas entre grupos de población. La otra es concentrarse por completo en estas diferencias marginales. La narrativa que se escoge es la que guiará la manera en que los públicos piensen en la diferencia humana. Me preocupa que los científicos se hayan concentrado mucho en estas diferencias y no hayan enfatizado lo suficiente las similitudes entre nosotros, cuando lo cierto es que somos prácticamente iguales bajo la piel. Por ejemplo, en Reino Unido se han dado ciertas reticencias por parte de grupos étnicos minoritarios hacia la vacuna del covid-19. Hay gente que me ha preguntado: «¿Es segura para mí? Soy negro, y creo que no se ha probado en gente negra». Y la cuestión es que no importa en quién se haya probado la vacuna, mientras la muestra haya sido amplia. No somos tan diferentes por dentro como para que un medicamento que se prueba en personas blancas pueda no funcionar en personas negras. Pero como el relato alrededor de la raza y la salud se ha centrado tanto en las pequeñas diferencias, el imaginario público arrastra la impresión de que estas diferencias son muy destacadas, cuando casi no importan. Por lo tanto, pienso que los científicos tienen que aceptar un poco de responsabilidad por eso, así como los medios. Porque todo es cuestión de narrativas, de la forma en que explicamos historias y, en concreto, la historia de la diferencia humana. Así que no culpo a la gente cuando a veces cae en estos malentendidos.

En uno de los últimos capítulos del libro, de hecho, explica cómo en Estados Unidos un medicamento para la hipertensión fue aprobado para ser vendido solo a personas negras…

Sí, esto tiene que ver con mitos raciales sobre la hipertensión [como enfermedad que afecta más a las personas negras]. Este en particular hace mucho tiempo que circula, sobre todo en eeuu, pero también en Reino Unido. Es cierto que se ven más pacientes negros con hipertensión, pero tenemos que recordar que esta es una enfermedad que depende mucho de la forma de vivir, y de la dieta en particular. Por ejemplo, mi madre tiene hipertensión y sé que se debe a su forma de vida y su dieta. Pero también influye ser una persona inmigrante: hay estudios que muestran que la presión sanguínea es más alta si eres inmigrante por las presiones y los estreses de ese tipo de vida. Por lo tanto, que se hable de diferencias genéticas en esta cuestión dice más del deseo de la comunidad médica de tener una explicación biológica muy simple para lo que en realidad es un fenómeno social complejo.

Incluso en proyectos bien intencionados, usted señala cómo la metodología para estudiar diferencias biológicas entre poblaciones a menudo ha sido problemática, sobre todo en cuanto a la protección de datos y la privacidad.

Ciertamente, esto ha sido muy conflictivo en el pasado. Hemos visto por ejemplo usos abusivos de los datos, sobre todo de los datos de poblaciones indígenas. En los últimos 20 o 30 años, hubo un gran empujón dentro del campo de la genética de poblaciones para estudiar a grupos indígenas aislados porque imaginaban que serían diferentes genéticamente en algunos aspectos. Resultó que no lo eran tanto. Pero, en el proceso, a veces los datos fueron usados de forma inadecuada. El activismo ha trabajado en respuesta a esto, porque hay cuestiones que preocupan a las personas implicadas: si doy mi adn, ¿lo usarán para estudiar cosas que me beneficien, o para tratar de encontrar alguna inferioridad genética, o para tratar de demostrar que soy distinta o extraña de alguna forma? Estos errores se han cometido, y a veces por parte de gente muy bien intencionada. Esto ha perjudicado a la ciencia, y todavía pasa actualmente. Veo todavía a científicos diciendo a grupos minoritarios: «Si no participáis en estos ensayos clínicos, quizás este medicamento no funcione para vosotros», cosa que suena a amenaza y además es falso. Esa no es la manera de llevar a cabo este tipo de investigación. Lo que hay que recordar continuamente es que es bueno tener a todo tipo de personas en los ensayos clínicos, pero no porque seamos diferentes como grupo, sino porque somos diferentes individualmente, y una muestra amplia siempre resultará más fiable que una reducida. Fijémonos en la pandemia de covid-19. La diferencia más grande que estamos encontrando [en cuanto a la gravedad de la enfermedad] es entre grupos de edad. ¿Cuántos ensayos clínicos suelen usar la edad como variable? Muy pocos en realidad, la mayoría se hacen en personas jóvenes y no lo consideramos importante. Así, me pregunto a veces por qué escogemos las variables que escogemos. No toda variable será importante según en qué contexto. Si escogemos ciertas cosas y no otras, hay que explicar por qué lo hacemos así, e involucrar a la población en estos debates, en lugar de dar por hecho que encontraremos las diferencias que ya hemos razonado que encontraremos.

A causa de su historia reciente, ¿podríamos decir que eeuu es el epicentro del racismo científico actualmente?

Esta pregunta es complicada de responder, porque por un lado sí que pienso que hay muchos mitos raciales en ese país, tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general. Pero también tengo que decir que es en eeuu donde encontramos ahora debates muy maduros e inteligentes alrededor de la raza y la salud, y de los determinantes sociales de esta. Dentro de las ciencias sociales, la mejor investigación en torno de la raza se está llevando a cabo en eeuu. En este sentido, en Reino Unido vamos un poco atrasados, todavía se piensa primero en términos genéticos y después en términos sociales, mientras que en eeuu la narrativa ya ha cambiado. He dado muchas charlas en universidades estadounidenses e incluso he dado un par en los Institutos Nacionales de Salud. Y realmente me anima mucho ver cuánto se ha avanzado en esta cuestión.

En el libro habla de cómo otros países como China, Rusia y la India usan ahora esta narrativa, tratando de demostrar por ejemplo que sus antepasados son incluso anteriores a la salida del Homo sapiens de África… ¿Por qué caen ahora estos países en esta serie de mitos?

No pienso que sean los países en sí, sino determinadas fuerzas políticas dentro de estos países, y todo responde al auge de nacionalismos étnicos y religiosos. Veo ecos inquietantes con lo que ocurrió en la Alemania nazi, cuando el Partido Nacionalsocialista trató de crear este mito de una raza germánica diferente del resto y vincularla con el discurso de «sangre y tierra». De acuerdo con este discurso, si encontraban pruebas de esta raza germánica en cualquier lugar de Europa, entonces podían reclamar aquel territorio. Esto obviamente asentó las bases del programa eugenésico de higiene racial que llevó al Holocausto. Y veo el mismo trasfondo en nacionalismos étnicos modernos que tratan de vincular la idea de una genética diferente con el derecho a ciertas tierras, o incluso apelan a mitos fundacionales. Todas las naciones, todas las comunidades del mundo, de hecho, tienen mitos fundacionales. Pero estos se tienen que entender como historias fantásticas que tienen un propósito político y que pueden ser muy valiosas para nuestra concepción como humanos de quiénes somos, qué valores tenemos y cómo nos pensamos. El problema es cuando trasladamos estos mitos fundacionales a la biología. Esto es lo que estamos viendo pasar en países como Rusia, la India y China, cuando vemos a científicos o políticos tratando de apelar a la biología para apoyar sus ideologías.

¿Piensa que hay alguna manera práctica de impedir que el racismo activo se valga de las estructuras o metodologías de la ciencia?

Tenemos que entender que la ciencia no existe al margen de la sociedad, forma parte de ella. Tiene que basarse en el mundo real e interactuar con este, y hace falta que lo haga de una manera honesta y verídica que reconozca sus falibilidades. Pienso que hay que involucrar al público de manera que asuma que los científicos no lo saben todo siempre, que se equivocan y que muchas veces están en desacuerdo. Si el público ve esto en lugar de asumir que los científicos lo saben todo porque son muy listos y trabajan todos en la universidad y tienen siempre toda la información [riendo]… Si podemos trabajar en esta línea, la confianza en la ciencia aumentaría, porque entonces la veríamos tal como es, en lugar de imaginarla como algo perfecto. Es imposible que sea perfecta.

En su libro previo, Inferior, reflexionaba sobre cómo la ciencia ha estudiado las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, de nuevo en muchas ocasiones dejando fuera aspectos sociales que explican algunas de estas diferencias. Me preguntaba si ha encontrado similitudes entre cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre razas y las diferencias entre hombres y mujeres.

Esta cuestión es compleja porque el sexo no es completamente un constructo social, sabemos que hay ciertas diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Pero sí me preocupa que se esté cayendo en las mismas trampas del racismo científico en cuanto a las diferencias entre sexos. Por ejemplo, he escuchado voces dentro del activismo que afirman que los medicamentos que se han probado en hombres no funcionarán en mujeres. Debemos tener cuidado con estas ideas, porque no es necesariamente el caso. La mayoría de los medicamentos no funcionarán en algunas personas, pero a causa de las diferencias individuales de las cuales hablábamos. Por ejemplo, yo soy alérgica a la penicilina y mi padre también. Esto no tiene nada que ver con mi sexo, es solo que somos individuos diferentes. Pero también tengo migrañas hormonales, y eso sí que tiene mucho que ver con mi sexo, porque mis niveles hormonales cambian durante mi ciclo. Así pues, en un caso el sexo importa, y en el otro, probablemente, no. No tenemos que asumir que los cuerpos de los hombres y las mujeres son completamente diferentes y que, en cada grupo, que todos los hombres son completamente iguales al resto, y que las mujeres son iguales a todas las otras. El sexo puede ser importante en algunas cosas, pero esto no significa que lo sea en todas. En la era de las redes sociales, es muy difícil transmitir este mensaje: no es que seamos completamente diferentes o completamente iguales. Es posible que haya algunas áreas en que las diferencias importen, y otras muchas en las cuales no, y las dos cosas son verdad sin tener que caer en ninguna narrativa específica. La salud de las mujeres ha sido un motivo de preocupación, porque sabemos que a veces la medicina les ha fallado… Pero esto es por el machismo en la medicina. Tenemos que entender los matices y concentrarnos en las variables de acuerdo con la enfermedad que nos interesa. Para el covid, no importa tanto el sexo, sino la edad, por ejemplo. Para las migrañas hormonales, sí que importa el sexo. Realmente depende de las cuestiones que se investigan, y me preocupa que se usan estos enfoques tan amplios, haciendo pruebas sobre la raza y el sexo en general, a ver qué diferencias hay. Son enfoques poco refinados y no le hacen justicia a la variación humana.

De hecho, recuperando lo que hablábamos antes, para el covid-19 quizás sí que importa el sexo, pero como factor social. Hace poco en Mètode publicábamos un artículo6 sobre cómo en España, aunque la mortalidad era más alta en hombres, más mujeres se contagiaban porque se encontraban muy expuestas, como trabajadoras esenciales, cuidadoras…

En Reino Unido, de hecho, nos encontramos con que al principio los hombres se vieron muy afectados, sobre todo cuando el virus llegó a Londres, pero porque muchos repartidores y taxistas suelen ser hombres. Es un tema de demografía social, así que por supuesto los datos presentan estos sesgos. Debemos tener cuidado con no biologizar las cosas, sobre todo en una pandemia: un virus no llega a un país y se extiende de manera uniforme y afecta a todo el mundo por igual. Depende de la demografía, de la ocupación, de si eres trabajadora esencial o no, de si trabajas en un hospital… Como he dicho, a veces queremos explicaciones simples para los patrones que vemos, pero raramente encontramos estas respuestas tan sencillas.

¿Qué reacciones ha tenido Superior por parte de gente que participa activamente del racismo científico? Pienso en personas que ha entrevistado para el libro y que forman parte de publicaciones racistas, por ejemplo…

Han pasado casi dos años desde que se publicó Superior y varias organizaciones supremacistas han estado acosándome, a mí, a mi familia, a mi hijo de siete años incluso… Escribieron artículos sobre él, sobre mi marido, mis padres, mis hermanas… El maltrato fue tan terrible que abandoné Twitter y otras redes sociales. Era imposible quedarme, bloqueaba a la gente pero no daba abasto, así que tuve que irme. Fue bastante terrible.

Eso es espantoso. Confieso que pensaba más en reacciones en el mundo académico, no sabía que la cosa se había puesto tan fea…

Bien, al inicio me encontré también con reticencias por parte de genetistas de poblaciones, supongo que recordará que en un par de capítulos critico el trasfondo racista que a veces encontramos en la genética de poblaciones. Pero ahora trabajo con algunas de estas personas y hemos forjado una relación muy buena. Pienso que la narrativa dentro de la comunidad de la genética de poblaciones está cambiando, porque se han reconocido los errores que se han cometido en el pasado, y que tenemos que ser más cuidadosos a la hora de estructurar estos debates. Pero tengo que decir que el cambio más grande vino después del asesinato de George Floyd el pasado verano. A raíz de las protestas del movimiento Black Lives Matter, la comunidad científica cambió por completo su manera de hablar de estas cuestiones. Todas estas cosas sobre las cuales había escrito, que habían sido recibidas con reticencias sobre todo por parte de médicos… de repente, los médicos las aceptaban y me pedían que trabajara con ellos. Así que ahora colaboro con muchos grupos diferentes, formo parte del comité de varias instituciones científicas y museos, y hago lo que puedo para que las universidades desarrollen currículums académicos que nos ayuden a entender estos asuntos mejor.

Eso es una prueba de que este libro era necesario.

No estoy tan segura de eso, se han publicado libros similares antes, pero sí pienso que el mensaje llegó en el momento adecuado, afortunadamente.

  • 1.Círculo de Tiza, Madrid, 2021.
  • 2.Inferior. Cómo la ciencia infravalora a la mujer, Círculo de Tiza, Madrid, 2017.
  • 3.Anna Mateu: «Somos seres biológicos, sociales y culturales», entrevista a Angela Saini en Mètode, 4/9/2019.
  • 4.«Nature’s Top Ten Books of 2019» en Nature, 16/12/2019.
  • 5.«The World’s Top 50 Thinkers 2020» en Prospect, 14/7/2020.
  • 6.Alícia Villar Aguilés: «Las mujeres y la covid-19» en Mètode, 4/12/2020.

Fuente de la información e imagen: https://nuso.org

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Descripción de la biología subyacente a nuestra experiencia cotidiana

La única condición para ser lector/a de este libro: estar interesado por asuntos cerebrales (aunque piense, como sostiene uno de los autores, que el “cerebro está sobrevalorado”).

Una breve referencia al autor que tomo de la solapa interior del libro: David J. Linden es profesor de neurociencia en la Facultad de Medicina de la John Hopkins University en Baltimore, Mariland, y editor jefe de la revista Journal of Neurophysiology. Entre sus libros: La mente occidental, La brújula del placer Touch.

Componen Think Tank el prólogo, 37 artículos (distribuidos en seis apartados) de divulgación científica y un epílogo (más lista de colaboradores, agradecimientos e índice). Los seis apartados: 1. Preparación. 2. Desarrollar, cambiar. 3. Señalar. 4. Anticipar, sentirse, moverse. 5. Relacionar. 6. Decidir.

No se necesita ninguna preparación especial en neurobiología o en disciplinas afines (de la que yo mismo carezco) para seguir el grueso de las informaciones y argumentos expuestos en el libro.

Uno de los artículos, el segundo, “La ciencia es un proceso en marcha, no un sistema de creencia”, es antes que nada un escrito de filosofía de la ciencia que muestra, sorprendentemente en mi opinión, la extensa y dilatada influencia del falsacionismo de Karl Popper.

El libro es resultado, nos cuenta el autor, de conversaciones informales (y desinhibidas: “tras ofrecerles una copa o un poco de marihuana”) con amigos neurocientíficos de todo el mundo (sus credenciales están en las páginas 361-362), su “dream team de investigadores excepcionalmente reflexivos, eruditos y lúcidos”. Linden les invitó a responder, en un lenguaje libre de tecnicismos, a preguntas como la siguiente: “De los aspectos de la función cerebral, ¿cuál es la idea más que te gustaría explicar?”. Los interpelados han elegido el tema o la historia científica que más desearon compartir. Naturalmente, señala el autor, si se hubiese hecho la misma pregunta a otro grupo de científicos el resultado hubiera dado pie a un libro diferente.

Think tank no es, en cualquier caso, un manual de neurociencia informal y completo. Sí contiene información fiable y concluyente acerca de las bases biológicas de la experiencia humana (provisional y falible, como todos los avances científicos), y sí que se plantean en él temas fundamentales sobre  la función del sistema nervioso.

Una breve selección de las ideas destacada por Linden en el epílogo:

1. Los rasgos conductuales más complejos, como la timidez, la orientación sexual o la búsqueda de novedades, son el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales, y de la interrelación entre ambos. “Los factores medioambientales incluyen factores biológicos, como las hormonas a las que estamos expuestos en el útero y en los primeros años de vida, y nuestra experiencia en el mundo, incluidas las interrelaciones sociales”.

2. El cerebro humano es moldeado por la experiencia de diferentes modos durante el desarrollo a lo largo de su toda la vida, y en respuesta a las lesiones que sufre.

3. Nuestra experiencia del mundo (y de nuestros propios cuerpos) es activamente construida por el cerebro. El sistema nervioso no se construye para darnos la representación más exacta del mundo exterior. Nos da un punto de vista del mundo que, en el pasado, ha sido el más útil para sobrevivir y para pasar nuestros genes a la siguiente generación.

4. No hay sensaciones puras. Nuestros cerebros se construyen para seleccionar y después para mezclar estas sensaciones con las emociones y las expectativas.

5. Buena parte de lo que hace el cerebro tiene lugar por debajo del nivel de la conciencia. Por ejemplo, “los receptores del gusto por la boca no solo contribuyen a nuestra sensación de sabor, sino que también preparan a nuestro sistema digestivo para lo que está a punto de llegar”. Una gran parte del cerebro “se ocupa de predecir qué sucederá en los próximos momentos, y estos cálculos subconscientes no requieren de nuestra atención”.

6. Nuestros ancestros homínidos han vivido en grupos sociales durante mucho tiempo y esto nos ha llevado a ser exquisitamente sensibles a unas pistas interpersonales muy sutiles. Por ejemplo: la expresión facial, el tono de voz, la dirección de la mirada y otras formas de lenguaje corporal.

7. Nos sentimos seres autónomos y completamente racionales pero todos estamos sujetos a fuertes impulsos y motivaciones subconscientes, la mayoría de los cuales están relacionadas con la supervivencia y la reproducción.

Estos impulsos influyen, señala Linden, “no solo en nuestros deseos sexuales y románticos, sino también en fenómenos de alto nivel culturalmente construidos como el arte y la publicidad.”

Una sugerencia: el lector/a puede leer el libro con diferentes caminos (digamos, a la manera de Rayuela): al azar, siguiendo el orden marcado en el índice, por apartados más próximos a sus intereses, por los autores de los escritos… También, desde mi punto de vista, por el debate (y las referencias que en él se nos da a otros artículos del ensayo) que cierra el libro con sendos artículos de Miguel A. L. Nicoletis, que en la línea de Roger Penrose sostiene que “El cerebro humano, el verdadero creador de todo, no puede simularse con una máquina de Turing”, y de Michael D. Mauk quien, por el contrario, afirma que “No hay ningún principio que nos impida construir finalmente máquinas que piensen”.

Una de las consideraciones de Nicoletis: “Otra cosa del cerebro humano que me gustaría que todo el mundo supiera es que ni el sistema nervioso humano, ni sus más exquisitos productos -cosas como la inteligencia, la intuición, la creatividad y la empatía- pueden reducirse a un simple algoritmo matemático”. Este tipo de “protección de derechos de autor”, así le gusta describirlo, “lo garantizan una serie de restricciones evolutivas, neurobiológicas, matemáticas y computacionales que no puede trascender ni el software, como el propuesto por la moderna inteligencia artificial, ni el hardware, como sí creían los clásicos proponentes de la cibernética”. Como señalé, en la línea del Penrose de La nueva mente del emperador.

Una reflexión central de Mauk defendiendo la tesis opuesta: “si pudiésemos sustituir a cada neurona del cerebro por un dispositivo artificial que implemente las mismas reglas a la misma velocidad, no hay motivos para pensar que el comportamiento de la persona con dicho cerebro, o la conciencia de dicha persona, serían diferentes”. Cualquier dispositivo físico de computación que seamos capaces de construir, señala Mauk, puede, además, implementarse en un programa informático. Esto significa que tarde o temprano, conjetura, “podremos llevar a cabo el mayor experimento de todo: traducir lo que sabemos del cerebro en la producción de un programa de ordenador que implementa una mente”. Es fundamental sin embargo “tener en cuenta que necesitaríamos algo más que un cerebro. El ensayo de Asif A. Ghazanfar [“El cerebro está sobrevalorado”] en este volumen es un recordatorio importante de que los cerebros tienen que estar encarnados en un cuerpo para que tenga la enorme colección de imputs que nuestros cuerpos mandan a nuestros cerebros”.

Lean, pues, apto para todos los públicos… interesados o con predisposición para estar interesados.

Fuente: https://rebelion.org/descripcion-de-la-biologia-subyacente-a-nuestra-experiencia-cotidiana/

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Becas en Ciencias en la Universidad de Ginebra en Suiza

Redacción: Más Oportunidades

La Facultad de Ciencias de la universidad de Ginebra cuenta con un programa de becas, en el cual puedes concursar para estudiar en Suiza.

Los masters que ofrecen abarcan diversas áreas de conocimiento, como: las Matemáticas, Informática, Biología, Arqueología Prehistórica, Química, Geología, Farmacia, Bioinformática, entre otros.

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Requisitos

  • dominio fluido del idioma inglés y del francés.
  • pertenecer a los mejores de la promoción de tu bachillerato
  • contar con un récord académico intachable.

Importante: Para tu carta de motivación (porque para esta BECA tienes que escribir un ensayo o carta de motivación), con seguridad te servirán estos consejos:

Aplica ingresando en este enlace Becas de Ciencias en la Universidad de Ginebra en Suiza

Si deseas aplicar a alguna de estas BECAS conoce los 5 secretos que aumentarán tus posibilidades de GANAR BECAS

Fuente: https://masoportunidades.org/becas-ciencias-la-universidad-ginebra-suiza/

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Cinco canales de Youtube para estudiar Biología

Perú / 23 de junio de 2019 / Autor: OyeJuanjo.com / Fuente: La Cuadra Universitaria

​La biología se ha convertido en una parte ineludible de nuestra formación profesional. El aporte de la ciencia nos permite conocer el universo complejo de la vida orgánica, su naturaleza, y cómo funciona.
Si estás interesado en consultar esta recopilación de canales de Youtube para estudiar Biología, recuerda que siempre debes contrastar la información con tus manuales o profesores. La suscripción a cualquiera de estos canales es gratuita.

Sin más preámbulos, veamos cuáles son los canales más populares en las redes sociales para llevar clases de biología, anatomía y fisiología de forma interactiva.

#1. The Biologist Apprentice

Vamos a comenzar con este canal de Youtube dedicado a la ciencia y biología. Aquí encontraremos una serie de datos valiosos, recursos educativos, curiosidades y mucho entretenimiento estudiantil. ¡Imperdible!

#2. Educatina

A estas alturas Educatina se ha convertido en una de las fuentes de información más conocidas por estudiantes de todas las edades. La sección de biología y ciencias naturales no es la excepción, con más de 30 videos explicativos orientados a la biología general. ¡Imperdible!

#3. Puntaje Nacional

Es el turno de este canal de Youtube que tiene como objetivo ayudar a reducir las brechas sociales, educacionales y económicas en América Latina con clases universales de acceso público para todo el mundo. Las clases de Biología son muy extensas y completas, con la mejor asistencia profesional para reforzar tus conocimientos.

#4. UnProfesor

Uno de los espacios más populares en la comunidad estudiantil. unProfesor es un canal de Youtube con una lista interminable de materias educativas y videos educativos. Por supuesto, no puede faltar una completa sección dedicada a la biología.

#5. Alberto Sanagustín

Y para cerrar con broche de oro me gustaría recomendar personalmente el canal de Youtube del doctor Alberto Sanagustín, un excelente profesional que desarrolla clases muy didácticas y con métodos creativos para memorizar una gran cantidad de nombres de forma sencilla. Los aportes del doctor Sanagustín son una magnífica herramienta de trabajo para cualquier estudiante.

Y bien ¿Cuál de estos canales de Youtube  para estudiar Biología te ha servido? Me gustaría leer otras recomendaciones en la sección de comentarios. ¡Hasta pronto!

Fuente de la Reseña:
https://www.lacuadrauniversitaria.com/recursos/cinco-canales-de-youtube-para-estudiar-biologia
ove/mahv
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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 23 de junio de 2019: hora tras hora (24×24)

23 de junio de 2019 / Autor: Editores OVE

 

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 23 de junio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – Cientos de profesores ticos protestaron contra políticas lesivas

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01:00:00 – David Fernández de Arriba: “El cómic como herramienta didáctica presenta un lenguaje muy atractivo para los alumnos, en clase funciona muy bien”

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02:00:00 – Educación superior pública puede cubrir solo el 51% de la demanda en Ecuador

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03:00:00 – Condiciones para reformas educativas exitosas

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04:00:00 – Estados Unidos: El acoso escolar te pasará la factura… por 313 dólares

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05:00:00 – Otros 10 libros que todo docente debe leer

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06:00:00 – Libro: Violeta Parra, 100 años. Cuaderno Pedagógico (PDF)

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07:00:00 – Chernobil educativo en Cataluña

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08:00:00 – Libro: El aprendizaje en la infancia y la adolescencia. Claves para evitar el fracaso escolar (PDF)

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09:00:00 – “Ser un buen docente significa sacar a la luz lo mejor de cada alumno”: Rosa María Espot y Jaime Nubiola

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10:00:00 – Manual: Educación Inclusiva y de Calidad, Un Derecho de Todos (PDF)

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11:00:00 – Cómo gestionar el ESTRÉS DOCENTE con éxito

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12:00:00 – ¿En qué países pasa más tiempo la gente leyendo?

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13:00:00 – 10 mejores universidades del mundo #infografia #infographic #education

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14:00:00 – España: Las Universidades sufren un ‘tijeretazo’ de 9.500 millones de euros entre 2010 y 2017

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15:00:00 – Seis Contradicciones de la Reforma Educativa de la 4T

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16:00:00 – Chile: Trabajadores acusan que quieren mercantilizar la educación preescolar

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17:00:00 – Cinco canales de Youtube para estudiar Biología

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18:00:00 – Libro: Perspectivas decoloniales sobre la educación (PDF)

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19:00:00 – ¿Cuál es el secreto de los grandes maestros?

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20:00:00 – Muchos mitos: Docentes y tecnologías digitales (Video)

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21:00:00 – Sistema educativo del reino unido #infografia #infographic #education

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22:00:00 – Keleher reaparece con una columna sobre la pobreza en Puerto Rico y el efecto en los estudiantes

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23:00:00 – Ecología para niños. Libro infantil digital para educación ambiental. Pdf gratis

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Bolivia: Buscan bajar índice de bachilleres reprobados en las universidades

Bolivia / 28 de abril de 2019 / Autor: Daniel Rivera / Fuente: El País

El Ministerio de Educación estima que el 50 por ciento de los postulantes a universidades públicas, en general, reprueban los exámenes de ingreso. Este número puede variar de acuerdo a cada casa de estudios superiores.

Las autoridades educativas, de distintos niveles, buscan reducir el porcentaje de postulantes que reprueban los ingresos a las universidades públicas. Sucede que no hay una sucesión o interrelación entre el ciclo de secundaria y la formación superior, están como si fuese dos sistemas diferentes. Un primer paso para ello fue un encuentro nacional, del cual salieron conclusiones y un cronograma de trabajo.

En la actualidad, el Ministerio de Educación estima que el 50 por ciento  de los postulantes a universidades públicas reprueban los exámenes de ingreso. Este número puede variar, en sentido ascendente o descendente de acuerdo a cada casa de estudios superiores.

En ese sentido, el viceministro de Educación Superior, Eduardo Cortez, explicó que en el encuentro realizado en la primera semana de abril trabajaron cinco áreas: química, física, biología, matemáticas y lenguaje.

Se analizó cómo se puede articular la curricula. Para ello se formaron mesas de trabajo y sacaron conclusiones generales y específicas.  Una de ellas fue reconocer que es la  primera vez que se aborda ese problema dentro del sistema educativo. Por lo que ese trabajo debe continuar en el ámbito departamental y nacional, pero de una manera más detallada.

Por otro lado, identificaron problemas en  el nivel secundario y también en las universidades. En el primer caso, el programa es considerado  amplio y por ende no pueden abarcar en el transcurso de la gestión lectiva. Eso significa tocar temas significativos de la curricula y los contenidos. En la formación superior  reconocieron que, en muchos casos, toman los exámenes sin contemplar lo que se avanza en secundaria, son más exigentes y por eso hay postulantes reprobados.

“Se quedó de hacer un trabajo permanente, a corto, mediano y largo plazo-comentó Cortez- También reclamaron que en secundaria que no existen laboratorios; de los 5 mil colegios que existen en el país, se calcula que 2.000 ya cuentan con ello, pero se implementará 1.500 más. Pero los estudiantes no solo tienen la posibilidad de entrar a las universidades, también ingresan a los institutos tecnológicos, que en el caso de Tarija hay uno en cada municipio”.

La técnico de la Dirección Departamental de Educación (DDE), Claudia Gutiérrez, explicó que el debate fue extenso y fuerte, ya que la visión de la universidad y el nivel secundario no siempre tienen puntos en común, debido a que el sistema regular saca bachilleres integrales en todas las áreas y el sistema superior requiere que estén especializados  en un área específica.

En ese sentido, la funcionaria destaca dos puntos; uno consiste en que las universidades  instalen  departamentos especializados para que coordinen de manera directa con el nivel secundario, de esa manera cerrar la brecha entre ambos niveles educativos. Otro es que se haga un próximo encuentro pedagógico nacional, en el cual, internamente se haga una autoevaluación y las medida para reajustar la malla curricular.

Para el vicerrector de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Ricardo Colpari, tiene que haber una mejora de todo el sistema, eso implica una cualificación del nivel inicial, primario, secundario y superior, un reajuste en todos los ciclos de formación, que todo tenga una correlación y no sean separados.

Garantizan infraestructura para Escuela de Maestros

El Ministerio de Educación se comprometió a garantizar infraestructura y equipamiento para la Escuela Superior de Formación de Maestros “Juan Misael Saracho” y Unidades Educativas Académicas “Gran Chaco” y “Tarija”, las cuales se beneficiaron con ampliación de ambientes, mobiliario, laboratorios de física y química, artes plásticas, educación física, música con una inversión de 7.459.365 bolivianos.

Fuente de la Noticia:

https://elpais.bo/exigiran-vacuna-del-sarampion-para-salir-e-ingresar-a-bolivia/

ove/mahv

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