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¿Los desastres son naturales o lo natural es que ocurran?

julianrivasalfonzo@gmail.com

Es una realidad cada vez más palpableque el mundo experimenta una gran diversidad de fenómenos emergentes con un gran potencial destructivo para la vida, los bienes materiales y al ambiente en general. Entre el 2000 y el 2005, los desastres a nivel mundial causaron,en promedio y directamente la pérdida de 80.000 vidas humanas, afectando a 240 millones de personas, durante cada uno de esos años, a ello se suman los daños materiales valorados en 80 mil millones de dólares para el periodo en cuestión (Bass y otros, 2009, p.1).

Más cercanamente, la República Bolivariana de Venezuela, debido entre otros factores a su ubicación geográfica, se caracteriza por presentar múltiples escenarios de riesgos que de materializarse en eventos no deseados, pudieran generar (y de hecho han generado) consecuencias de alto impacto social, en la pérdida de vidas humanas, bienes materiales y daños ambientales.

Es un hecho evidente y así lo expresa el Ministerio del Poder Popular para la Educación(2011, p.7), que el grueso de nuestra población se ubica en zonas de alto riesgo de desastres, debido a su gran exposición tanto a fenómenos de origen natural (sequías, inundaciones, incendios forestales, tsunamis, sismos, epidemias, deslaves, entre otros), como de carácter antrópico(accidentes terrestres, aéreos, marítimos, por materiales peligrosos, incendios estructurales e industriales, violencia social, familiar, escolar y comunitaria, entre otros).

En ese sentido, la Dirección Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres y Caritas de Venezuela (2010, p. 9),considera que la irracional intervención humana sobre el ambiente ha ocasionado un incremento constante de los niveles de riesgo en la mayoría de nuestros asentamientos poblacionales.

El cuadro que brevemente hemos descrito, nos lleva a las siguientes interrogantes:¿Será que los desastres ocurren por un designio de la naturaleza, siendoprácticamente inevitables?, o por el contrario, ¿Son eventos que emergen o se potencian a consecuencia de actividades humanas y por lo tanto podemos evitarlos o al menos reducir sus impactos?, y ¿Cómo nuestra forma de percibirlos, investigarlos, conocerlos y abordarlos influye tanto en su ocurrencia, como en sus consecuencias?

Buscando luces, hemos conseguido que según Lavell (2006) es posible identificar claramente dos paradigmas o modelos, digamos extremos, que  pretender explicar cada uno a su vez, tanto el proceso de construcción social del riesgo de desastre, como el proceso de intervención social en su reducción.

Para el primero de estos paradigmas denominado naturalista – fisicalista, los desastres son producto del impacto de amenazas físicas sobre la sociedad de manera que los desastres son sinónimos de amenazas extremas y constituyen desastres naturales. El riesgo de desastrees una función directa de la exposición a la intensidad y magnitud, el periodo de recurrencia y otras características de las amenazas físicas en sí mismas. Este paradigma plantea que la sociedad debe intervenir en la problemática de los desastres naturalespor medio del control directo e indirecto de las amenazas y sus impactos sobre la sociedad, de la alerta temprana de esos impactos, la protección de personas y bienes, así como de la organización de mecanismos adecuados de respuesta y recuperación.Para ello es indispensable incrementar de manera sostenida la capacidad de las ciencias básicas para pronosticar, prever y analizar las amenazas y sus interrelaciones.

Debido a sus características, consideramos que el paradigma naturalista – fisicalista para el estudio y manejo de riesgos de desastre,pudiera tener profundas raíces en una postura filosófica positivista, la cual a decir de Briones (2002, p. 28 – 29) proclama que: «El progreso del conocimiento sólo es posible con la observación y el experimento y, según esta exigencia, se debe utilizar el método de las ciencias naturales».Asimismo, a decir del precitado autor esa corriente filosófica contempla que la función de la teoría consiste en coordinar los hechos observados por las ciencias y de ninguna manera buscar las causas de su ocurrencia. Es decir, su función es netamente contemplativa.

De otra parte, para el paradigma digamos alternativo, denominadopor Lavell como sistémico – social, la construcción social del riesgo es un proceso mediante el cual la sociedad transformay configura el riesgo por medio de un proceso diferenciado de generación devulnerabilidades, resistencias y resiliencias a amenazas distintas. La interacciónparticular entre sociedad y su medio sirve a veces también para transformarrecursos naturales y fenómenos físicos determinados en amenazas, las cuales alinteractuar con una sociedad vulnerable construyen riesgos y eventualmente desastres.

Asimismo, para tal paradigma, elriesgo de desastres se basa enescenarios de pérdidas potenciales producto de la interacción deamenazas con vulnerabilidades en comunidades, infraestructuras y sistemas de producción yservicios expuestos, como consecuencia de procesos sociales que surgen del modelo dedesarrollo vigente. Por su parte, los desastresson el resultado de riesgos que se realizan a partir del impacto de eventosfísicos particulares en un tiempo y lugar determinado, siendo el resultado tangible deproblemas o desequilibrios entre la sociedad y el ambiente, generados y/o  no resueltos por los modelos de desarrollos pasados y vigentes.

Igualmente, el  paradigma sistémico – socialconcibe la gestión del riesgocomo un proceso social y político mediante elcual la sociedad se plantea controlar los procesos de construcción del riesgoo su disminución como una estrategia para el fortalecimiento de los planes  de desarrollo ecosustentables y la seguridad integral de la nación.

Es así que el paradigma sistémico – social, a nuestro modo de ver se inscribe, desde el punto de vista filosófico, en la corriente del materialismo dialéctico, cuyos máximos representantes (Marx y Engels) afirmaron que este:

Tiene como una de sus preocupaciones centrales el cambio de la realidad. Consecuentemente, considera al mundo como un proceso en el cual, históricamente, se dan fenómenos nuevos y cada vez más complejos a partir de los más simples, siguiendo las leyes de la dialéctica. (Briones, 2002, p. 22).

 

En ese orden de ideas, consideramos la problemática del riesgo de desastres como un proceso complejo cuyos elementos generadores se encuentran no sólo en la existencia de amenazas o peligros de todo tipo y origen, sino que fundamentalmente se afincan en las condiciones precarias de «vida» en que son empujados a subsistir amplios sectores de la población a nivel global, producto de la interrelación de un conjunto de vulnerabilidades ambientales, económicas, físicas y sociales, consecuencias estas a su vez de la imposición de un modelode desarrollo economicista, que opera bajo la lógica de la apropiación indebida y la acumulación desmedida del capital en todas sus expresiones por parte de sectores minoritarios pero con excesivos poderes, en detrimento de consideraciones sociales, ambientales y humanas, las cuales son rápidamente despachadas  como simples «daños colaterales» o el precio que debemos pagar el resto de la población para «disfrutar» aunque sea marginalmente de las supuestas ventajas del modelo desarrollista vigente.

Es claro para nosotros que mantener una visión paradigmática naturalista – fisicalista, promueve abordajes de la problemática del riesgo de desastresque a todas luces evaden el estudio de lo que consideramos como el nudo crítico del asunto, basado este último en la hegemonía del modelo de «desarrollo» capitalista, el cuala la par de incrementar los factores de vulnerabilidad humana ante las múltiples amenazas de origen natural o antrópico, contribuye con su aparato cultural a instalar en el imaginario colectivo la falsa creencia de que así es como debe funcionar el mundo. Es decir, que para tal modelo, lo naturalsería conformarnos con las condiciones de vida que nos hacen cada vez más vulnerables y que es poco o nada lo que podemos hacer para su superación, intentando reafirmaren nosotros (y en muchas ocasiones con éxito) una visión fatalista que termina por inhibir las iniciativas sociales enfocadas hacia una verdadera transformación política, económica y social, que coloque al ambiente y al ser humano como su primera prioridad.

En este punto consideramos necesario aclarar que se entiende por natural. Según el Diccionario de la Lengua Española (2014), el término en cuestión  posee al menos diecisiete acepciones. La primera de ellas concibe lo natural como: «Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas». Por su lado, la octava acepción indica que natural se refiere a lo: «Regular y que comúnmente sucede, y, por eso, fácilmente creíble».

De acuerdo con esa primera acepción y con el paradigma sistémico – social, los desastres no pudieran ser catalogados como naturales, pues aunque el evento que le da origen sea de carácter natural, este requiere de la interacción con un conjunto de vulnerabilidades sociales para constituirse propiamente en un desastre. Por ejemplo, un movimiento sísmico en los médanos de Coro, no es más que eso, no podríamos decir lo mismo si sucede en Caracas.

De otra parte, si consideramos el modelo de desarrollo imperante a nivel global, lo natural (en términos de la octava acepción) es que ocurran los desastres, como fenómenos que tienden a perder su eventualidad para convertirse en parte del paisaje cotidiano. Es decir, inmersos como estamos en tal modelo economicista, nos acostumbramos tanto a las tragedias sociales, ambientales, económicas, en fin humanas, que corremos el riesgo de perder paulatinamente nuestra capacidad de asombro y por lo tanto de lucha.

Para revertir y superar tan dañino fatalismo es necesario elevar nuestro nivel de conciencia tanto individual como colectivamente. Por un lado, argumentar y divulgar por qué los desastres no son naturales es un primer paso, digamos que fundamental. Más sin embargo, lo anterior sería inútil si no logramos percatarnos que en el actual modelo de «desarrollo» capitalista, por su misma esencia, lo natural(regular, común, creíble)es que los desastres sucedan y que no bastan las medidas de mitigación, que en el fondo no son más que «pañitos calientes» para ocultar sus ya mencionados daños colaterales.

Se trata pues, de asumir colectivamente un verdadero proceso de prevención y reducción de desastres impulsando una transformación profunda de los modos en que nos relacionamos con el ambiente y entre nosotros, ello implica buscar sistemáticamente una ruptura con aquellos paradigmas de investigación, formación y desarrollo,que nos han conducido a esta situación de creciente vulnerabilidad global. En tal sentido, ante nosotros se abre un camino hacia el logro de una sólida Cultura Preventiva, ese camino no es otro que la Educación para la Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos.

 

REFERENCIAS

 

Bass, S; Ramasamy, S; Dey de Prick, J y Battista, F. (2009).Análisis de Sistemas de Gestión del Riesgo de Desastres. Una Guía, Roma: FAO.

 

Briones, G. (2002). Epistemología de las ciencias sociales,Bogotá: ICFES.

 

Dirección Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres y Caritas de Venezuela. (2010). Documento País Venezuela 2009 -2010, Caracas.

 

Lavell, A. (2006). Consideraciones en torno al enfoque, los conceptos y los términos que rigen con referencia a la reducción del riesgo y la atención de desastres en los países Andinos miembros del CAPRADE, Lima: PREDECAN.

 

Ministerio del Poder Popular para la Educación. (2011). Orientaciones educativas para la gestión integral del riesgo en el subsistema de educación básica del sistema educativo venezolano, Caracas.

 

 

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La informalidad y el desempleo joven, una bomba de tiempo

El mundo se está envejeciendo, esto significa, que las épocas en que había más personas jóvenes que personas adultas quedarán en la historia y desaparecerán, y por eso debemos actuar con la población joven actual de manera prioritaria

Es común afirmar que el trabajo dirigido a atender las necesidades de la población joven es importante pues ellos constituyen el futuro del país y son la respuesta que debemos asegurar para alcanzar un mundo mejor. Sin embargo, está afirmación de trabajar por los jóvenes está cobrando y cobrará mucha más importancia durante los próximos cinco años por motivos que no son menores.

El primero y principal, es la ventana de bono demográfico que atraviesa el país y en la que estaremos hasta el 2020. El mundo se está envejeciendo, esto significa, que las épocas en que había más personas jóvenes que personas adultas quedarán en la historia y desaparecerán, y por eso debemos actuar con la población joven actual de manera prioritaria.

Este fenómeno ya ha ocurrido en muchos países del mundo y ahora está comenzando a ocurrir en Colombia. Una de las repercusiones más importantes, es que la suposición de que el trabajo de las personas en edad productiva permitirá mantener el esquema de protección social de una generación a otra, no va cumplirse como previsto en los nuevos tiempos. En unos años, seremos muchas más las personas que estaremos finalizando nuestra etapa productiva o ya estaremos por fuera de la edad laboral, respecto a quienes aún continuan en ella. Seremos muchos más los que dependamos de nuestros ahorros o de la protección del Estado para tener ingresos, probablemente por muchos más años dado que la expectativa de vida es cada vez mayor.

El panorama es preocupante si tenemos en cuenta los niveles actuales de desempleo y de informalidad del país. En la actualidad el 93% de los ocupados cuentan con cobertura de salud, pero solo el 49% cotiza para una pensión, sumado a que la proporción de personas en la informalidad en las 23 principales de Colombia es del 47%. La mayoría de quienes están en la informalidad no alcanzarían a pensionarse, así comenzaran a cotizar desde ahora.

Del total de personas en edad de trabajar en Colombia, el 32% corresponde a personas jóvenes. Sin embargo, uno de cada dos desempleados es menor de 24 años. Por esto, hoy es más importante que nunca acelerar las acciones de promoción de empleo joven. Con esto no solo ampliamos la base productiva del país, ofrecemos oportunidades dignas para las nuevas generaciones, ayudamos a cumplir proyectos de vida, y también mitigamos a mediano y largo plazo los efectos del fenómeno de bono demográfico en un contexto de desempleo y de alta informalidad.

Una de las principales líneas de acción de la Fundación es el tema de empleo, en especial, la promoción de empleo para personas cuyas poblaciones suelen tener, en ciertos contextos, mayores dificultades para vincularse de manera estable a empleos formales.

Por lo mismo, vemos de manera positiva la ley de primer empleo y actualmente, el proyecto de ley de empleo joven que en días pasados fue aprobado de forma unánime en la Comisión Séptima. Ambas iniciativas son buenos ejemplos de los esfuerzos que se están realizando en esta materia y que son claves en la actual coyuntura. Uno de los ejes de la ley ProJóven por ejemplo, es el de solucionar la situación de más de 565 mil jóvenes que tienen grandes dificultades para vincularse formalmente al mercado laboral por no tener libreta militar.

Esperemos que estos esfuerzos se profundicen y se traduzcan en más jóvenes trabajando en condiciones dignas, mejorando sus niveles de calidad de vida, y los de sus familias, realizándose como personas tanto hoy como en el futuro. El país lo necesita.

*Este artículo fue elaborado en colaboración con el equipo técnico de profesionales de la Fundación Corona.

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Colombia / la silla vacía: ¿Sirve la vara con la que se miden los colegios?

Fuente: La silla vacía / 21 de Abril de 2016

La ministra de educación, Gina Parody, dio a conocer la lista de los 10 mejores colegios del país. En “La Silla Llena los domingos” invitamos a dos expertas de la red de educación para que nos hablaran de estos resultados y de qué se debe entender por una educación de calidad.

Esto resultados están basados en un índice que se lleva haciendo desde el año pasado y que incluye no solamente los resultados de las pruebas Saber sino, además, componentes como el ambiente escolar o el número de estudiantes que pasan el año.

En “La Silla Llena los domingos” invitamos a dos expertas de la red de educación para que nos hablaran de los resultados de este nuevo índice y de qué se debe entender por una educación de calidad.

Ellas son Ana Beatriz Rinta, gerente de calidad educativa del Meta y hasta hace poco rectora de la Institución Educativa Puente Amarillo Francisco Torres León y,María Figueroa, la decana de la Facultad de Ciencias de la Educación del Externado

La silla llena de los domingos  (audio)

índice Sintético de Calidad

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¿Es la docencia escolar una profesión?

Ni la medicina, ni el derecho ni la ingeniería nacieron con estatus profesional. Ciertamente la docencia escolar tampoco. Es algo que las profesiones modernas de alto estatus han ganado a lo largo del siglo XX, y desde antes, en algunos casos. Estas ganancias han configurado a estas ocupaciones como profesiones, no en el sentido sencillo de una definición de diccionario, sino en una acepción sociológica más completa. Esta acepción incluye varios elementos que vale la pena discutir para analizar la profesión de la docencia escolar.

La titulación, generalmente de nivel universitario, es una condición necesaria, pero no suficiente, para configurar una profesión de alto estatus. No se puede ejercer como médico sin un título de doctor en medicina, ni como abogado o ingeniero sin lo correspondiente. Pero como docente escolar, sí. En Latinoamérica la situación al respecto es diversa. En  Brasil sólo las personas que estudiaron carreras docentes pueden ser docentes. En Colombia ocurre prácticamente lo contrario: es inconstitucional que la docencia escolar no pueda ser ejercida por otros profesionales sin formación en docencia.Incluso, muchos colegios bilingües privados de élite, contratan, y con preferencia, profesionales que no se licenciaron como maestros para que sean maestros. He aquí entonces que la titulación, que uno pensaría es un requisito necesario, ni siquiera lo es.

Otra característica sociológica de las profesiones además de la titulación y ligada a ella, es la acreditación. El asunto de la acreditación tiene que ver básicamente, con cuál es el proceso mediante el cual una persona llega a volverse un miembro de la profesión. Para llegar a ser médico, ingeniero o abogado, hay que pesar por estudios de pregrado de un alto nivel de selectividad. En el caso de la docencia escolar no, como lo mencionaba en otro escrito. De hecho, un estudio reciente en Colombiamuestra que es cinco veces más probable que un estudiante con un bajo puntaje en la prueba nacional de aprendizaje de final de secundaria termine siendo docente, a que si hubiera tenido un puntaje alto. También comentaba en ese texto como a estos bajos requisitos de ingreso a los estudios para ser docente, se suma  la ausencia de calidad en los programas de formación en educación, con un 94% de programas sin acreditación de calidad en Colombia en 2010.

Las profesiones paradigmáticas que he mencionando como la medicina y la ingeniería han construido también unas estructuras fundamentales que las caracterizan como profesiones de alto nivel: las asociaciones profesionales. Estas asociaciones tienen un doble papel: reciben y acreditan al titulado en la profesión al gremio. Pero quizás su función más importante es la de definir y vigilar el cumplimiento de los estándares de desempeño de la profesión. Por esta razón, los estados acuden a las asociaciones de profesionales de ingenieros para determinar por ejemplo, si hay responsabilidad legal en la construcción de una obra de infraestructura defectuosa. O las personas pueden acudir a las de médicos para saber si hubo mala práctica médica en la atención a un paciente y si esta mala praxis derivó en consecuencias de salud para un paciente. Tal cosa no existe en la docencia escolar: ¿una asociación profesional a la que alguien puede ir a reclamar por bajos resultados en el aprendizaje de un niño? ¿O para ver si un niño sabe leer literal y críticamente en un nivel aceptable? ¿Alguien que les explique a los desconcertados padres de un niño de un colegio en el que siempre fue el mejor en su clase, porqué ahora le van tan mal en la universidad? ¿Acaso, le regalaban las notas?

Que tal tipo de cosas fueran susceptibles de ser reclamadas exigiría la existencia estándares profesionales de la docencia escolar. Pero este no parece ser un asunto de preocupación en las reivindicaciones docentes, que son más de naturaleza sindical y menos de naturaleza profesional. Son como el reclamo airado de un derecho natural. Esto me trae a la mente una cita de un estudio sobre la profesionalización docente:

“…Como se evidencia en la revisión de literatura sobre la profesionalización, el estatus de una ocupación no es un regalo del mundo exterior, concedido por un público agradecido, y en reconocimiento a los invaluables aportes del gremio profesional a la sociedad. En cambio, lo que ocurre es que el estatus profesional es buscado ávidamente por los aquellos en el campo, luchado en contextos prácticos y en la escena política, y protegido fieramente una vez se obtiene” (Crowe, 2008)

Titulación, acreditación y asociación profesional. De estas, que no son todas las posibles, la docencia escolar hoy por hoy en muchos países de Latinoamérica lo único que hace es titular, que es lo menos necesario, y con bajos niveles de selectividad. No hay unos adecuados procesos de titulación y acreditación, que garanticen formar un cuerpo de profesionales que evidencie algún mérito para entrar al gremio.  No hay estándares profesionales para el ejercicio docente. Ni hay asociaciones profesionales de docentes. ¿Qué hacer?

Como dice la cita de Crowe, ese estatus profesional es algo que se construye, no algo que se reclama. A nadie le ha sido dado de por sí. Construir el estatus actual de la profesión ha tomado décadas, y elevarlo tomará otras tantas.  Yo propongo que en vez de seguir reclamando ese reconocimiento que la sociedad, condescendientemente, nunca otorgará más que en frases vacías, quienes estamos interesado en el mejoramiento de la docencia, hagamos algo concreto: hagamos asociaciones profesionales de docentes. Hablemos de estándares de profesionalismo y de estándares profesionales en la docencia.

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El ministro Bullrich explicó los ejes de la gestión educativa en la cámara de Diputados

Argentina/20/04/2016/ Fuente y Autor: Noticias TERRA

Con el objetivo de desarrollar una agenda de cooperación bilateral, el ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, mantuvo distintos encuentros con los embajadores de Australia, Noel Donald Campbell; de la República de Corea, Jong-youn Choo, y de China, Yang Wanming, se informó hoy. Entre los temas que se discutieron, se abordó una agenda común de cooperación y trabajo en cuanto al intercambio de estudiantes, docentes y deportistas, como también de prácticas innovadoras y promoción de la lengua extranjera entre la Argentina y los países mencionados, detalló el Ministerio.

Los encuentros se realizaron en la sede de la cartera de Educación de la siguiente manera: el último viernes con el embajador de China, el lunes con el representante de la República de Corea en el país y este martes al mediodía con Campbell, de Australia.

El Ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, expuso hoy en la cámara de Diputados los lineamientos principales de su gestión.En ese contexto, el funcionario hizo hincapié en la universalización de la educación a partir de los tres años, el mejoramiento de la formación continua de los docente y la evaluación de la calidad educativa, entre otros objetivos de su labor.

Ante la Comisión de Educación de la cámara de Diputados, Bullrich sostuvo que el Gobierno quiere avanzar en la educación inicial a partir de los tres años en todo el país y que la propuesta se debata en la Cámara baja.

«Nosotros queremos que la educación formal en la argentina se inicie a los tres», afirmó, y agregó que para que «nazcas donde nazcas tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación de calidad».

Al referirse a la secundaria, Bullrich aseguró que «tiene que ser el puente con el mundo adulto» tanto con la universidad como con el mundo del trabajo y añadió: «Todos los jóvenes argentinos deben tener la capacidad de cambiar su realidad».

Durante su exposición, el ministro indicó: «Queremos tener más y mejores maestros», al tiempo que señaló que su gestión apuntará a fortalecer los programas de capacitación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD).

«Hay que lograr atraer a los mejores para que sean docentes», destacó.

Además, se refirió al rol de los docentes dentro de la sociedad y destacó que «la revolución educativa no se consigue sin los docentes».

«Para nosotros los docentes son los funcionarios más importantes que tenemos», sostuvo.

En este sentido, brindó detalles sobre el proyecto de ley para penar la agresión a los docente: «Queremos presentar un proyecto de ley para que la agresión a un docente sea un agravante en el derecho penal», señaló.

Por último, ofreció detalles sobre sus planes de evaluación de la calidad educativa y resaltó que su gestión «buscará evaluar todos los niveles todos los años».

Fuente de la Noticia: http://noticias.terra.com.ar/argentina/el-ministro-esteban-bullrich-se-reunio-con-embajadores-de-australia-corea-del-sur-y-china,095d55d928e59d7ca46168fcc304a6c5dxzpv27k.html

Imagen: http://pxb.cdn.letrap.com.ar/042016/1461162827361.JPG

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Un año de cárcel para el joven de EE.UU. que escribió en Twitter: «Matemos al presidente»

Fuente RT /21 de Abril de 2016

Un joven ha sido condenado en EE.UU. a un año de prisión federal por haber exhortado en Twitter a matar al presidente Barack Obama, informa la agencia AP.

Jarvis Britton, de 26 años, reconoció su culpa ante un Tribunal del estado de Alabama. Una vez cumpla su condena, permanecerá durante otros tres años bajo vigilancia policial.

En septiembre de 2012 Britton escribió en su cuenta de Twitter «Matemos al presidente». Además, en el mensaje mencionó a la organización clandestina F.E.A.R. (‘Para siempre Inmortales, Siempre Listos’, por sus siglas en inglés), acusada de tramar un golpe de estado.

En mayo de 2013 un residente de Corolina del Norte, Donte Jamar Sims, también fue condenado a seis meses de cárcel por acusaciones semejantes. Había publicado una serie de mensajes en Twitter en los que expresaba su disposición a matar a Obama y se comparaba con el asesino de John Kennedy.

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