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Miles de niños y jóvenes holandeses protestan contra cambio climático

Redacción: Xinhua

Los manifestantes portaban pancartas que reclamaban «Salvar nuestro futuro» y «Respetar la madre tierra», y pedían actuar «Ahora, no en 2050»

Más de 10.000 escolares protestaron hoy en La Haya en demanda de más acción de los políticos para combatir el cambio climático.

Los manifestantes eran en su mayoría niños y jóvenes de escuelas primarias y secundarias, que portaron carteles con textos como «La madre naturaleza no puede defenderse sola», «Ayuda al clima antes de que el mundo se marchite» y «Piensa en soluciones, no en contaminación».

Convocada por la Organización de Jóvenes por el Clima, los niños holandeses siguieron el camino de las manifestaciones iniciadas el mes pasado en Bélgica.

Aproximadamente 350 científicos holandeses apoyaron la protesta esta mañana a través de una carta publicada en el periódico «Trouw».

Los académicos se refirieron al informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el organismo de Naciones Unidas para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático, de octubre del año pasado.

Este reporte señala que las temperaturas en la Tierra podrían elevarse 1,5 grados Celsius entre 2030 y 2052 si el calentamiento global continúa en su ritmo actual.

Uno de los niños oradores en la manifestación en La Haya convocó a una nueva protesta para la próxima semana.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-02/08/c_137805529.htm

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Escolares berlineses se movilizan para incluir el cambio climático en los planes de estudio

Europa/Alemania/07 Febrero 2019/Fuente: DW

¿Las escuelas están enseñando a sus alumnos las habilidades necesarias para entender y enfrentar el cambio climático? Algunos escolares alemanes no lo creen así y están tratando de cambiar su plan de estudios.

Victoria Bederov inclina la cabeza hacia un lado y considera la pregunta por un momento. ¿Qué piensa una alumna berlinesa de 18 años sobre la educación climática en las escuelas alemanas?

«Lamentablemente, la educación sobre el clima es horrible”, afirma contundentemente. Sus compañeras de clase, Alina Runk, de 19 años, y Leonie Brockmann, de 18, asienten con la cabeza.

Las tres cursan su último año de secundaria en la escuela privada Kant de Berlín. Creen que el sistema educativo no está dotando a los niños y adolescentes de las aptitudes necesarias para hacer frente al cambio climático, algo que consideran una grave amenaza para su futuro.

«No se trata solo del aprendizaje sobre el cambio climático, sino de nuestra propia supervivencia”, dice Bederov. «No es suficiente que el sistema educativo diga que la respuesta es reciclar y cambiar las bombillas”, añade.

Sin embargo, precisamente, estas sugerencias son las que aparecen en los libros de texto de la escuela secundaria cuando se trata de reducir las emisiones de CO2, según las escolares. No solo en Alemania, sino también en otros países.

No obstante, estas medidas tienen un efecto mucho menor en las emisiones que una vida sin vehículo propio o la decisión de viajar menos en avión, añade Bruce Phillips, maestro de biología de las tres jóvenes.

«Todos (los estudiantes) conocen los problemas”, dice Phillips. «Pero no saben qué hacer para reducir realmente su propia huella de carbono. En estos momentos, los estamos preparando para que hagan todo lo contrario».

Runk, Brockmann y Bederov exigen que cambie esta situación. Para ello se han impuesto la misión de actualizar el currículo alemán del futuro.

Activismo estudiantil

Las escolares comenzaron replicando un estudio de la revista científica sobre medio ambiente Environmental Research Letters, que analiza los diferentes escenarios posibles para que los individuos reduzcan las emisiones de CO2, así como la frecuencia con que aparecen en los libros de texto de ciencias en Canadá.

Los autores encontraron que decisiones como la de vivir sin automóvil, que ahorra el equivalente a 2,4 toneladas de emisiones de CO2 al año, constituía apenas el cuatro por ciento de las acciones recomendadas en los diez libros de texto de ciencias canadienses que examinaron. Una familia en el mundo desarrollado que optara por tener un hijo menos ahorraría, 58,6 toneladas de CO2 al año, pero esta opción nunca fue citada. Por lo contrario, las soluciones de bajo impacto aparecían con mucha más frecuencia.

Las tres escolares y su profesor examinaron el aspecto de los libros de texto de geografía, química y biología destinados a niños de 11 a 18 años en el Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y Australia, y llegaron a la misma conclusión. Algunas de las soluciones propuestas en los libros, no habían sido actualizadas en los últimos 25 años, según Phillips.

Son conscientes de que sugerencias como tener menos hijos son controvertidas. Pero quieren presionar a los departamentos de educación para que incluyan estas ideas en sus planes de estudio para que los alumnos conozcan las opciones y las discutan críticamente.

«Realmente debería de tratarse como un tema más de educación”, dice Brockmann. «Por supuesto, no de una manera radical, en términos de `no deberías de tener hijos´. Pero tenemos que favorecer que los jóvenes tomen decisiones de forma consciente en el futuro.

Para lograr su objetivo, las alumnas se han dirigido directamente a los editores de libros de texto y a los políticos. Piden un cambio en el plan de estudios a fin de incluir soluciones de mayor impacto para el cambio climático, no solo en Berlín, sino en toda Alemania.

Una criatura lenta de cambiar

Cambiar el plan de estudios en cualquier país es una tarea ardua. La cantidad de enseñanza sobre el clima y el medio ambiente que recibe un escolar depende en gran medida de la prioridad que se le otorgue a ese tema en su escuela, o el interés de un profesor concreto, o de la autoridad estatal o local a cargo de su sistema educativo. El sistema educativo de Alemania, por ejemplo, está muy descentralizado, y cada uno de los 16 estados federales establece su propio plan de estudios.

«En Alemania cada Estado Federado tiene autonomía de decisión”, explica Jonas Andreasen Lysgaard, profesor asociado de la Escuela Danesa de Educación. «Así que un cambio en el plan de estudios es un proceso muy lento. El currículo es tradicionalmente una criatura muy lenta, lo que se hace aún más obvio con un tema como el cambio climático”.

Esto no solo es un problema en Alemania, según Lysgaard. En Dinamarca, donde se centra la mayor parte de su investigación, las autoridades municipales son responsables de las escuelas.

Por lo tanto, si una autoridad local hace del cambio climático una prioridad, será más fácil para una escuela integrarlo en su temario. «De lo contrario, puede que solo se centren en el cambio climático durante una semana al año. A nivel político, estamos bastante atrasados”, lamenta.

Otro desafío es dotar a los maestros, que ya están desbordados, de las habilidades necesarias para enseñar adecuadamente sobre el cambio climático en un «currículo abarrotado” que, según los críticos, ya sobrecarga a los estudiantes y profesores con demasiadas asignaturas.

Nuevas formas de enseñar

Lysgaard y muchos de sus colegas coinciden en que el cambio climático no solo es una cuestión científica, sino que también afecta a muchas otras áreas. Por ejemplo, si se clasificara socialmente, sería más fácil para los estudiantes comprender mejor la complejidad del problema y sus implicaciones.

«Ellos son la generación del clima”, destaca Angus MacKay, director de la Asociación para el Aprendizaje sobre el Cambio Climático de la ONU (UN CC:Learn) a DW. «Ellos son quienes necesitan más ayuda, y lo que yo llamo una comprensión intuitiva del cambio climático”.  MacKay espera que este entendimiento ayude a la próxima generación a desarrollar soluciones efectivas para abordar el cambio climático.

MacKay y UN CC:Learn están trabajando en un proyecto piloto en el Reino Unido con la compañía de recursos educativos Harwood Education para introducir la enseñanza del cambio climático en materias de literatura y matemáticas en 80 escuelas durante este año.

«Los maestros en el Reino Unido están muy ocupados”, afirma Melanie Harwood, cofundadora de Harwood Education. «Por eso reciben lecciones creadas de antemano”, explica. Las lecciones se ofrecen a los niños a través de tabletas. Si el proyecto piloto tiene éxito, Harwood espera presentar el programa también a otras escuelas.

Algunas escuelas alemanas también han tomado la iniciativa de promover un espíritu medioambiental que abarque todos los aspectos. Un ejemplo es la escuela secundaria de Hagenbeck, en el noreste de Berlín. Aquí, los estudiantes aprenden sobre biodiversidad y vida sostenible, así como sobre cómo cultivar un huerto. Tareas como medir bancales elevados para el huerto son parte de las clases de matemáticas.

Mientras esperan que el plan de estudios del resto de la ciudad se ponga al día, Runk, Brockmann y Bederov animan a sus compañeros a que tomen medidas y pidan a sus maestros y escuelas que encuentren formas de incluir el cambio climático en los planes de estudio.

Las tres alumnas dieron charlas en la cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas de diciembre de 2018. Para difundir su mensaje, están haciendo campaña a través de las redes sociales, y han participado en las huelgas escolares por el clima, una iniciativa estudiantil a favor de la protección del clima que está teniendo lugar en todo el mundo, faltando con ello a clase para pedir a los líderes mundiales que hagan más para luchar contra el cambio climático.

«Como estudiantes, tenemos una gran influencia en nuestras comunidades”, afirma Bederov. «Es importante saber de qué estamos hablando y transmitir ese conocimiento. Después de todo, todos estamos en el mismo barco”, concluye.

Fuente: https://www.dw.com/es/escolares-berlineses-se-movilizan-para-incluir-el-cambio-clim%C3%A1tico-en-los-planes-de-estudio/a-47376909

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El cambio climático impacta a las aguas subterráneas

Por: Tendencias 21

En un siglo, más de 2.000 millones de personas notarán sus efectos sobre el agua potable

En 100 años empezaremos a notar el impacto del cambio climático en las aguas subterráneas, la mayor reserva de agua dulce de la Tierra de la que más de 2.000 millones de personas obtienen su agua potable.

os efectos de los cambios climáticos actuales en las aguas subterráneas de la mayoría de las regiones del mundo se manifestarán en el transcurso de los próximos 100 años. Las consecuencias afectarán a las generaciones posteriores.

A esta conclusión ha llegado un equipo de investigación internacional, incluidos los científicos del Centro Leibniz para la Investigación Marina Tropical (ZMT) en Bremen, Alemania). Los investigadores han determinado con qué rapidez reacciona el agua subterránea a los cambios climáticos.

El cambio climático y sus consecuencias inmediatas, ya perceptibles, como el derretimiento de los casquetes polares o el blanqueo de los corales, son  frecuentemente el foco de atención del público. Hasta el momento, se ha prestado menos atención a un riesgo oculto en las profundidades del terreno. Las aguas subterráneas también se ven afectadas por el cambio climático.

Un proceso lento

El agua subterránea se alimenta principalmente de la lluvia que se filtra en el suelo y se almacena allí. Lentamente, a menudo solo a una velocidad de unos pocos metros por año, el agua fluye hacia arroyos, ríos, lagos o, directamente, hacia el mar.

Hay varios factores que influyen en las propiedades de estos sistemas de aguas subterráneas: la composición de la superficie terrestre, o la pendiente del terreno. Estos determinan con qué rapidez se intercambia el agua.

En este estudio, científicos europeos, norteamericanos y australianos compilaron conjuntos de datos globales sobre las características de los sistemas de agua subterránea. Utilizando modelos de simulación, calcularon los tiempos de respuesta de los sistemas a un aumento o reducción del suministro de agua, como se espera en el contexto del cambio climático.

El resultado fue que, en muchas áreas, el impacto del cambio climático en las aguas subterráneas solo se notará dentro de 100 años o más.

Recogida de agua de un pozo en Kerala, al sur de la India. Imagen: Hasta Oehler, ZMT.

Recogida de agua de un pozo en Kerala, al sur de la India. Imagen: Hasta Oehler, ZMT.

Dependiendo de su composición, un sistema de agua subterránea puede amortiguar las fluctuaciones en el suministro de agua en diversos grados. En regiones secas, el lapso de tiempo es particularmente largo. Allí, el nivel del agua subterránea es generalmente profundo en la tierra, el intercambio con la superficie terrestre es bajo.

«El problema radica en el largo tiempo de reacción de los sistemas de agua subterránea», explica Nils Moosdorf, geocientífico del ZMT y uno de los autores del estudio, en un comunicado. «Los sistemas de agua subterránea tienen una ‘memoria’ que puede convertirse en una bomba de tiempo ecológica. Lo que les sucede hoy proyecta su sombra hacia el futuro y afecta las condiciones de vida de nuestros bisnietos».

El agua subterránea es la mayor reserva de agua dulce de la Tierra y, de ella, más de dos mil millones de personas obtienen su agua potable. El cambio climático, la sobreexplotación y la creciente población mundial plantean grandes desafíos para la gestión sostenible de los recursos hídricos, especialmente en las regiones costeras. Los resultados del estudio son de gran importancia para los planes de gestión correspondientes.

Referencia

Global patterns and dynamics of climate-groundwater interactions. M.O. Cuthbert et al. Nature Climate Change, 21 January 2019. DOI: https://doi.org/10.1038/s41558-018-0386-4.

Fuente: https://www.tendencias21.net/El-cambio-climatico-impacta-a-las-aguas-subterraneas_a45011.html

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“Hay que saber qué tenemos y quererlo para poderlo proteger”: Richard Deverell

Por: Semana Sostenible. 

En 121 hectáreas está Kew Gardens, el jardín botánico más grande del mundo. Más de dos siglos de historia investigando y preservando miles de especies de todo el Planeta. Semana Sostenible habló con su director sobre su papel a la hora de enfrentar retos como cambio climático y seguridad alimentaria.

Richard Deverell llegó a Colombia gracias a una invitación hecha porMaloka y el Hay Festival. Pero, su interés en el país ha existido desde siempre, pues representa para él un gran laboratorio. Un paraíso para la investigación.

Este hombre ha dedicado su vida profesional a liderar propuestas innovadoras en materia de participación y educación, por eso, cuando se le pregunta si Colombia necesita una política pública que enmarque la educación ambiental no duda en decir: “Sí”.

En septiembre de 2012 asumió la dirección del famoso Kew Gardens o Jardín Botánico Real de Londres. Desde allí se ha destacado por fortalecer la investigación científica, con un claro enfoque: ayudar a salvar el mundo o resolver los desafíos críticos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.

De hecho a Bogotá llegó a presentar su conferencia: ¿Pueden los jardines botánicos salvar el mundo? Semana Sostenible habló con Deverell sobre este interrogante y otros más que se van desprendiendo a hora de convertir en afirmación la pregunta.

Semana Sostenible: Richard, ¿pueden los jardines botánicos salvar el mundo?

Richard Deverelle: Creo que los jardines botánicos pueden tener una contribución enorme a la hora de hacerlo. Por ejemplo, uno de los grandes problemas que enfrentamos es la extinción y la pérdida de biodiversidad. Frente a esto, una de las cosas que se puede hacer es identificar las zonas que tienen muchas plantas en riesgo y hacer ‘lobby’ para su protección.

Otra cosa que se  puede hacer son bancos de semillas donde podemos guardar cualquier planta, es como un seguro para el futuro en caso de extinción. Por ejemplo, nosotros trabajamos en Colombia con algunos compañeros para proteger el bosque seco tropical y buscar que no desaparezca nunca. Pero, además, también podemos jugar un papel muy importante frente a la seguridad alimentaria.

Kew Gardens cuenta con la colección más grande de plantas vivas y disecadas del mundo. Foto: Cortesía Kew Gardens London

S.S.: ¿El tema de seguridad alimentaria lo manejan a partir del banco de semillas?

R.D.: Sí, pero no es la única forma. Hoy en día tres cuartas partes de la carga calórica que consumimos proviene solo de 12 especies de plantas. Tres de ellas son arroz, trigo y maíz. Pero, existen 7 mil más que se pueden comer.

Sobredepender de unas pocas es muy peligroso. Pero para dejar de hacerlo hay que conocer las diversidad que existe e investigar sobre posibilidad que ofrecen. Por ejemplo, saber cómo se adaptan al cambio climático. Esto sí que puede salvar a la especie humana.

S.S.: En Colombia hemos dejado la investigación a los institutos de investigación. Los jardines botánicos casi que se ven solo como museos. ¿Pasa lo mismo en Inglaterra? ¿Cómo los perciben?

R.D.: En Reino Unido nosotros tenemos el mismo problema. La gente ve el jardín solo como un sitio para ir de visita. Normalmente no ven ese maravilloso grupo de científicos que están trabajando para comprender más las plantas y entender toda la historia de ellas y cómo su conocimiento puede resolver esos problemas globales que enfrentamos.  Así que tenemos el mismo problema.

S.S.: ¿Han hecho algo al respecto?

R.D.: Sí, muchas cosas. De hecho, una de ellas son las historias que contamos a nuestros visitantes. Por ejemplo, nosotros hemos incrementado las historias sobre el trabajo de nuestros propios científicos, y los vínculos entre lo que la gente ve en el jardín y el trabajo científico y eso es una experiencia que une los dos lados del trabajo.

Otra cosa importante para aumentar la conciencia del público sobre lo que hacemos es publicar en los medios de comunicación resultados de nuestras investigaciones científicas. Hace poco lo hicimos con un trabajo realizado sobre las plantas de café y el riesgo de extinción que enfrentan. Esto ayuda mucho a que la gente tenga en su mente Kew y pienso en él y su trabajo científico sin tener que estar allí.

S.S.: ¿Cómo se financia Kew Gardens?

R.D.: La tercera parte del presupuesto viene del Ministerio de Ambiente en Gran Bretaña, el resto lo conseguimos nosotros a través de proyectos, entradas, eventos y otro tipo de actividades.

S.S.: ¿Cuál es la oferta de Kew Gardens?

R.D.: En este momento tenemos 30 mil especies de plantas distintas que le hacen ser el más diverso del mundo, con la más grande colección de plantas. Nosotros tenemos enormes invernaderos que nos permiten hacer crecer plantas de diferentes zonas climáticas porque podemos controlar la temperatura. También contamos con 14 mil árboles, entre ellos 8.000 especies distintas. Algunos tienen más de 250 años. Son tan viejos como el jardín.  Tenemos una colección espléndida de orquídeas, el próximo mes haremos una exposición dedicada a Colombia.

S.S.: A propósito, ¿Kew Gardens tiene proyectos en Colombia?

R.D.: Llevamos dos años trabajando con el programa de Colombia Bio (de Colciencias) en Boyacá. Eso incluye bancos de semillas, taxonomía, identificar lo que hay en esta parte del mundo y su potencial uso.

A futuro también quisiéramos hacer un intercambio de estudiantes y profesionales para aprender los unos de los otros.

S.S.: ¿Cómo hacer que Colombia encuentre en su biodiversidad un verdadero capital, que económicamente, pero, también en términos de seguridad alimetaria le de más valor?

R.D.: Cada año en el mundo descubrimos 2.000 nuevas especies, entonces la primera parte es saber lo que tenemos. Investigar para saber lo que tenemos es el primer paso. Entender las familias de plantas es muy importante. Saber que si cierta planta me sirve para determinada cosa, las de su familia deben tener propiedades similares.

Cuando conocemos lo que tenemos podemos plantear alternativas alrededor del turismo, la alimentación y medicina.

S.S.: Para conocer e investigar mucho más, entonces, ¿deberíamos tener una política pública de educación ambiental?

R.D.: Sí, creo que es necesaria una política pública. Siempre creo que si el público entiende algo lo van a querer mucho, y si lo quieren lo van a proteger. Entonces, hay que entenderlo para quererlo y hay que quererlo para protegerlo. Hay un vínculo entre el conocimiento y la protección que es muy fuerte y que se deba dar siempre.

*Fuente: https://sostenibilidad.semana.com/tendencias/articulo/hay-que-saber-que-tenemos-y-quererlo-para-poderlo-proteger-richard-deverell/42732

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La Educación Ambiental, la mejor arma contra el deterioro del planeta

América del Norte/ México / 29.01.2019/ Fuente: www.lja.mx.

  • Con Terramóvil y Encuentro con la Tierra, el IGL de la UNAM contribuye a la conservación
  • 26 de enero se conmemora el Día Mundial de la Educación Ambiental

La mejor manera de contrarrestar la contaminación de los suelos, el aire y el agua, y con ello el cambio climático, es la educación ambiental. Las acciones que se tomen al respecto sólo tendrán éxito si empiezan en el ámbito local: la casa y la escuela.

Si se logra crear conciencia en los niños, cuando sean adultos reconocerán y aceptarán la importancia de mantener nuestro entorno, coincidieron Christina Siebe y Ana Cecilia Lopera, académicas del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.

En el Día Mundial de la Educación Ambiental, que se conmemora mañana, 26 de enero, indicaron que la Universidad Nacional contribuye en este ámbito a través de dos iniciativas que impulsa el IGL: Terramóvil y Encuentro con la Tierra.

LA UNAM, EN PRO DEL AMBIENTE

Terramóvil es un programa itinerante de divulgación de las ciencias de la Tierra, que viaja por primarias y secundarias para acercar a los niños a temas como el cambio climático, el cuidado de recursos naturales como el agua y el suelo, los peligros naturales como sismos y volcanes, y sus repercusiones en la vida diaria. “Juntos podemos hacer realidad el cuidado, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales”.

El objetivo es que los pequeños conozcan su entorno. Por ejemplo, a través del taller Geografía de la Cuenca de México, conocen las características y la disposición de recursos con que cuenta el sitio en donde viven.

Encuentro con la Tierra (el 7 de abril celebrará su séptima edición) busca sensibilizar a la población en temas como el cambio climático, el cuidado del ambiente, la protección civil, los riesgos geológicos, la protección de planeta y el impacto que produce el mal uso de los recursos.


 

Es importante crear educación ambiental, tomar conciencia de todos los fenómenos que regulan la vida en el planeta. Cuidar y proteger el medio ambiente es clave para el futuro; en nuestras manos está hacer la diferencia, empecemos con acciones en casa, dijeron las universitarias.

AÚN FALTA MUCHO POR HACER

Christina Siebe, del grupo de trabajo Suelo y Ambiente, del IGL, resaltó que la gente comienza a ser receptiva en ciertos temas ambientales; sin embargo, son pocos los sectores que han mostrado sensibilidad. “Como país, aún nos falta mucho por hacer”.

La educación ambiental es indispensable para entender la importancia de modificar nuestros hábitos de consumo, conservar los recursos finitos, cuidar a las especies en peligro de extinción y lograr una mejor convivencia con el medio ambiente, para que las futuras generaciones también lo disfruten: “Si se logra crear conciencia en los niños, cuando sean adultos reconocerán y aceptarán la importancia de mantener el entorno”.

La universitaria expuso que factores como la basura y la contaminación del aire, el suelo y el agua son temas urgentes: El crecimiento urbano, el desarrollo industrial, el avance acelerado de las tecnologías y el cambio en los patrones de consumo abonan al incremento de la generación de residuos sólidos urbanos, vinculados al deterioro ambiental.

Según la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, en 2017 se produjeron casi 13 toneladas diarias de basura en esta urbe, y a nivel nacional, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales registró 102 mil 895 toneladas, de las cuales sólo se recicló el 9.63 por ciento.

Para disminuir la cifra es indispensable crear conciencia entre la población y aplicar normas adecuadas para separar los desechos; en concreto: tener educación ambiental.

Otros elementos importantes son el agua y el aire: “seguimos vertiendo las aguas residuales a cuerpos de agua superficiales, y aunque hay programas que pretenden mejorar la calidad del aire, buscamos cómo evadir todas las regulaciones; como particulares no le damos mantenimiento a nuestros vehículos, y la industria no se preocupa por emitir la menor cantidad posible de contaminantes y establecer procesos ambientalmente amigables.

“En todos los ámbitos hace falta trabajar”, remarcó Christina Siebe, doctora en Agronomía e investigadora titular C de tiempo completo, y quien en el grupo de trabajo “Suelo y Ambiente” estudia procesos de degradación de suelos por actividades antrópicas, procesos de pérdida de materia orgánica, ensalitramiento y dispersión de contaminantes por actividades mineras e industriales.

Ana Cecilia Lopera, integrante del Laboratorio de Edafología Ambiental del IGL, indicó que gran parte de la sociedad tiene la idea de que el manejo de residuos urbanos o el cuidado del agua y el ambiente son problemas “de otras personas o del gobierno, pero nosotros mismos debemos implementar acciones sencillas, como depositar la basura en el lugar correcto”.

La educación ambiental, concluyó, debe iniciar en la niñez. “Plantar en los pequeños la idea de que la solución no está afuera, sino en las acciones concretas de cada quien, es fundamental”.

Lopera Gasca, quien cursó la maestría en Ciencias de la Tierra en el IGL, labora en el proyecto de investigación Efecto del Cambio Climático Global sobre la Lixiviación de Metales en el Valle del Mezquital, Hidalgo.

Fuente de la noticia: https://www.lja.mx/2019/01/LA-EDUCACION-AMBIENTAL-LA-MEJOR-ARMA-CONTRA-EL-DETERIORO-DEL-PLANETA/

 

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Coca-Cola, Pepsi y Nestlé son las que más contaminan los océanos con plástico (Vídeo)

América del Norte/ México/ Fuente: vanguardia.com.mx.

Más de 10,000 voluntarios llevaron a cabo ente el 9 y el 15 de septiembre 239 acciones de limpieza de plásticos en costas y otros entornos naturales de 42 países entre ellos México.

Las multinacionales Cola-Cola, Pepsi y Nestlé son las firmas que más contribuyen a la contaminación de los océanos con plásticos de un sólo uso, según un estudio de la iniciativa «Break Free from Plastic«, que ha limpiado las costas de 42 países en todo el mundo.

«El informe demuestra de forma irrefutable el papel de las grandes corporaciones en perpetuar la contaminación mundial de plástico«, señaló el coordinador global del movimiento «Break free from Plastic«, Von Hernandez, en el lanzamiento del estudio hoy en Manila.

Más de 10,000 voluntarios llevaron a cabo ente el 9 y el 15 de septiembre 239 acciones de limpieza de plásticos en costas y otros entornosnaturales de 42 países como Filipinas, Tailandia, Vietnam, la India, Indonesia, Australia, Chile, Ecuador, Brasil, México, Estados Unidos, Canadá, Marruecos o España.

En total recogieron más 187,000 piezas de plástico, de las que más del 65 % correspondían a envoltorios de productos de grandes corporaciones mundiales, con Coca-Cola, Pepsi y Nestlé a la cabeza.

Las multinacionales Cola-Cola, Pepsi y Nestlé son las firmas que más contribuyen a la contaminación de los océanos con plásticos de un sólo uso, según un estudio de la iniciativa «Break Free from Plastic». Foto: Greenpeace

Les siguen en el ranking de empresas más contaminantes: Danone, Mondelez, Procter & Gamble, Unilever, Perfetti van Melle, Mars Incorporated y Colgate-Palmolive, todas multinacionales relacionadas con la alimentación, la higiene y los productos del hogar.

«Estas compañías tienen que elegir, pueden ser parte del problema o de la solución. Si se empeñan en seguir utilizando para sus productos envolturas innecesarias de plástico, seguirán alentando su fabricación y por tanto la contaminación«, apuntó Hernandez en declaraciones a Efe.

Alrededor de las 100,000 piezas o porciones de plástico recolectadas eran de materiales que son imposible o muy difíciles de reciclar, como el poliestireno, el PVC (cloruro de polivinilo), PET (tereftalato de polietileno) -usado sobre todo en botellas– o el filme de plástico de un sólo uso.

En la actualidad, la producción de plástico ha alcanzado los 320 millones de toneladas métricas al año y en la próxima década está previsto que crezca en un 40 %, lo que aumentará exponencialmente la liberación de gases invernadero, ya que el 90 % de los plásticos se producen a partir de energías fósiles y contaminantes.

«Debemos exigir a las corporaciones detrás de estas marcas de consumo masivo que dejen ese mal hábito de sobreempaquetar sus productos y revertir la demanda de más plástico«, indicó Hernández, que lidera este movimiento global tras ejercer como director de Greenpeace en el sudeste asiático entre 2014 y 2018.

El informe reseña que estas grandes corporaciones deben asumir su responsabilidad en la contaminación del entorno a varios niveles, ya que la producción de plásticos expone a sustancias nocivas a las comunidades que viven cerca de las fábricas, pero también contaminan los alimentos y productos contenidos en los envoltorios de plástico.

«La población está acumulando en sangre ftalatos y otros químicos que alteran el sistema endocrino, además de pagar con sus impuestos el elevado coste de la gestión de los desechos de plástico«, advierten desde «Break Free from Plastic”.

El 80 % de las 8,300 millones de toneladas métricas de plástico producidas desde 1950 todavía perdura en el medio ambiente, fundamentalmente en los océanos, según estudios recientes citados en el informe presentado hoy.

Desde entonces, solo el 9 % de esa cantidad de plástico ha sido reciclada adecuadamente y el 12 % incinerada.

La iniciativa «Break Free from Plastic» nació en 2016 con el propósito de abogar por un futuro libre de plásticos, ya que durante el largo proceso de su desintegración liberan gases invernadero, sobretodo metano, que contribuyen al cambio climático.

Este movimiento cuenta ya con el respaldo de unas 6,000 personas y más de 1,300 organizaciones y grupos defensores del medio ambiente como GreenpeaceGAIA o Zero Waste.

Fuente de la noticia: https://vanguardia.com.mx/articulo/coca-cola-pepsi-y-nestle-son-las-que-mas-contaminan-los-oceanos-con-plastico

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El regalo del cielo para la extrema derecha

Redacción: Geneviève Gencianos/El País

El falso discurso que presenta a los migrantes como causantes de todos los males desvía la atención de las razones reales del deterioro de la calidad de la educación, la atención sanitaria, el transporte o el saneamiento

Su nombre es George. Cada mañana, este empleado de la Agencia del Agua del Norte del Líbano se despierta con la obsesión de proporcionar agua potable a todas las familias de la aldea de Wadi Khaled. Un reto gigantesco, porque la población de la aldea se ha duplicado desde 2011 con la llegada de decenas de miles de sirios que huyen de los bombardeos. Incluso antes de la guerra, pocos hogares tenían acceso a agua corriente. Desde entonces, el número de refugiados ha superado al de los ciudadanos libaneses, lo que ha exacerbado las tensiones en esta región desfavorecida.

Se llama Moradeke, pero todos la llaman Abi. De niña, ya soñaba con ser enfermera, para salvar vidas. Desde 2009, esta vocación tiene más sentido que nunca, en una Nigeria donde millones de personas se ven obligadas a exiliarse, aterrorizadas por la secta islamista Boko Haram. Se encuentran en campamentos improvisados, asolados por la desnutrición y el cólera. Las enfermeras trabajan día y noche en este contexto de crisis humanitaria, a menudo arriesgando sus vidas: Boko Haram ha secuestrado y asesinado a docenas de ellas.

Su nombre es Luciana, es directora de una escuela en Talismán, en la frontera entre México y Guatemala. Con un pequeño equipo, la funcionaria decidió ayudar a algunos de los miles de niños que llegaron, a veces solos, desde Guatemala, Honduras o El Salvador, huyendo la miseria y la violencia de las pandillas. Ella les permite mezclarse con los niños de Chiapas, construyendo una vida todavía pobre, pero más normal.

George, Moradeke, Luciana… Como ellos, una legión de héroes desconocidos se enfrenta cada día a la realidad de los que tienen que huir sus países. No se piensa mucho en ello, pero son los empleados del servicio público los que están en primera línea en la hora de atender a los inmigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados. Son responsables de la distribución de agua y alimentos, el saneamiento, la atención de la salud, la vivienda, la educación y la asistencia social. También ellos que responden a las emergencias, los desastres y la reconstrucción.

Alrededor de 258 millones de personas (una de cada 30) vivían fuera de su país de nacimiento en 2017

Los desplazamientos forzados de población son ahora un fenómeno mundial que ya no puede tratarse como una crisis puntual. La inestabilidad política, la violencia, la pobreza y el cambio climático son responsables de los mayores movimientos migratorios jamás registrados. Alrededor de 258 millones de personas (una de cada 30) vivían fuera de su país de nacimiento en 2017. Muchos otros han perdido la vida en viajes cada vez más peligrosos. Este fue el caso de 30.000 en los últimos cinco años, según el proyecto Migrantes desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones.

El cambio climático está haciendo que las perspectivas sean aún más sombrías. Según un informe reciente del Banco Mundial, es probable que más de 140 millones de personas de tres regiones del mundo en desarrollo emigren dentro de sus países de origen para el año 2050, sumándose a los ya de por sí abarrotados barrios pobres.

Es un regalo del cielo para los dirigentes políticos de extrema derecha, que presentan al extranjero como la fuente de todos los males. Estos candidatos nacionalistas y populistas, cuyas campañas se basan en la propaganda racista y xenófoba, llegan cada vez más al poder en los países desarrollados y en vías de desarrollo. No es casualidad que más de una docena de países ya hayan rechazado el Pacto mundial por una migración segura, ordenada y regular, más conocido como el Pacto de Marrakech, que debe ser validado por los jefes de Estado y de Gobierno en Marruecos los días 10 y 11 de diciembre.

La hostilidad de los ciudadanos ordinarios hacia los migrantes se alimenta de la sensación de tener que compartir recursos cada vez más escasos con ellos. Les dicen que los recién llegados no solo son criminales en potencia, sino que también toman los mejores puestos de trabajo. Y agregan que debido a ellos, los alquileres están subiendo, el nivel de la educación pública baja, y la fila en el hospital se está haciendo más larga. En las zonas más pobres, se les considera responsables del racionamiento, especialmente del agua. Pregúntenle a George en el Líbano, tiene mucho que decir al respecto.

Este discurso xenófobo desvía la atención de las razones reales del deterioro de la calidad de la educación, la atención sanitaria, el transporte o el saneamiento. En realidad, este declive se debe principalmente a las políticas de austeridad, ya que la mayoría de los gobiernos atacan sus propios servicios públicos, reduciendo sus presupuestos o privatizándolos. Los migrantes no son responsables de esta situación.

Comprender la importancia de los servicios públicos y darles presupuestos adecuados es la única manera de evitar que empresas codiciosas se beneficien de la miseria

También hay que mencionar las empresas privadas que aprovechan lo que se presenta como una crisis migratoria. En Estados Unidos, la política de inmigración Cero toleranciade Donald Trump significa mucho dinero para el sector privado, desde las prisiones y las compañías tecnológicas hasta las empresas de defensa y transporte. En toda la Unión Europea, los gobiernos contratan a empresas privadas para gestionar la detención, el seguimiento y el trato diario de los refugiados y migrantes. Y no hay ningún incentivo financiero para que proporcionen servicios decentes en los refugios – atención de la salud, alimentación, educación o incluso acceso a agua caliente.

En la Internacional de Servicios Públicos, una federación sindical internacional, estamos convencidos de que, en una sociedad democrática, el acceso al trabajo, a la educación, a la salud, a una jubilación digna, a una infraestructura de calidad, a la movilidad de las personas, a la igualdad entre mujeres y hombres, a la cultura, todo ello respetando el medioambiente, no son solo servicios, sino derechos.

Como George, Moradeke, Luciana y muchos otros muestran cada día, los empleados de los servicios públicos y sus sindicatos tienen un papel crucial que desempeñar en la gestión de los movimientos migratorios en todo el mundo. A través de su trabajo, luchan contra la desigualdad y contribuyen a la construcción de sociedades inclusivas.

Comprender la importancia de los servicios públicos y darles presupuestos adecuados es la única manera de evitar que empresas codiciosas se beneficien de la miseria en todas sus formas. También es la mejor respuesta para los que propagan el miedo, la mentira y el odio. Los servicios públicos son la base de la solidaridad. Los servicios públicos son derechos humanos.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/17/planeta_futuro/1547742824_040792.html

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