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Andrew Smart: “Los algoritmos son invenciones culturales: pueden ser más racistas que nosotros”

Entrevista a Andrew Smart

El autor de ‘El arte y la ciencia de no hacer nada’ se pregunta qué podemos entender sobre nuestra conciencia gracias al despertar de la inteligencia artificial

El 16 de abril de 1943, el químico suizo Albert Hofmann se convirtió en el primer hombre en consumir LSD aquella tarde en la que percibió “un flujo continuo de imágenes fantásticas y formas extraordinarias con un juego de colores caleidoscópico”. El 11 de mayo, el ordenador Deep Blue venció en una partida de ajedrez a Gary Kaspárov. Y el 6 de mayo de 2010, el día del “crack relámpago”, el Dow Jones cayó 600 puntos en cinco minutos a causa de un ataque informático. Son tres acontecimientos sin aparente relación que, no obstante, forman parte de la narrativa de ‘Más allá de ceros y unos‘, el último libro del científico e ingeniero Andrew Smart.

En el volumen, el colaborador de la Universidad de York se pregunta acerca del funcionamiento del cerebro humano desde una perspectiva neurológica y filosófica y sobre la posibilidad de que una inteligencia artificial pueda desarrollar una verdadera conciencia; entre nuestro cerebro y el fantasma en la máquina, el LSD se convierte en la bisagra olvidada que nos puede ayudar a entender por fin nuestra subjetividad. Una pregunta pertinente en un momento en los avances en inteligencia artificial nos hacen preguntarnos si en muy poco tiempo no podremos encontrarnos con un robot tan humano como cualquiera de nosotros. Smart no está muy seguro sobre dicha posibilidad, sugiriendo que aunque posible, quizá estemos exagerando las probabilidades.

Pero lo que de verdad interesa a Smart es comprender el funcionamiento de la conciencia humana, mucho más que el producto de un simple órgano gestor de información como la neurociencia actual parece defender. Como él mismo concluye en el libro, no cree “que sea una locura empezar a intentar diseñar ordenadores con el propósito de ofrecerles experiencias psicodélicas, pues es posible que al intentarlo logremos resolver por fin el misterio de la consciencia natural y artificial, y con ello salvar a la raza humana”. ¿De qué? Smart nos da la respuesta a través del correo electrónico.

Asusta que ni siquiera los ingenieros que construyeron esos sistemas puedan explicar cómo funcionan

PREGUNTA. Una idea que se repite en el libro es que estamos aún muy lejos de crear una verdadera inteligencia artificial, y que estamos exagerando las consecuencias negativas de que ello ocurra. Entonces, ¿quién y por qué esta interesado en que pensemos que una inteligencia artificial divina nos gobierne dentro de 30 años?

RESPUESTA. Mi sensación es que la tecnología de aprendizaje de las máquinas está acercándose a lo que los humanos hacen en determinadas áreas, como jugar al Go o reconocer una voz y mantener conversaciones aparentemente humanas. La gente se asusta porque nos estamos acercando al valle inquietante, así que atribuimos poderes mágicos a esos sistemas. Pero es importante recordar que la inteligencia artificial (o el aprendizaje de las máquinas) es una abstracción estadística de unos datos dados. No es más que utilizar una cantidad inimaginable de información con ordenadores súper rápidos y poderosos y algoritmos sofisticados para hacer predicciones cada vez mejores. Por supuesto que asusta que ni siquiera los ingenieros que construyeron esos sistemas puedan explicar cómo funcionan; por ejemplo, el aprendizaje profundo funciona muy bien en ciertas áreas, pero nadie sabe por qué.

La creencia en un Dios de la inteligencia artificial probablemente se deriva de ciertos impulsos religiosos residuales entre algunos grupos de Silicon Valley. Dios, en el sentido religioso, no existe, pero puede que ahora seamos capaces de resucitar (valga la redundancia) esa creencia en fuerzas sobrehumanas. Para mí la idea de una inteligencia artificial divina, como un oráculo que puede predecirlo todo, es ridícula. Es cuestionable si es posible, e incluso si lo es no quiero vivir en un mundo de dioses, sean ordenadores o no. En parte, hablar de dioses de la inteligencia artificial mola en términos de ciencia ficción, y hay mucha gente en Silicon Valley intentando llevar esas fantasías a la vida real.

P. Tendemos a creer a pies juntillas en la metáfora del cerebro como un ordenador. Una vez más, señala que es incorrecto. ¿A quién le conviene? ¿A compañías como Google/Alphabet, que comercian con información?

R. Es cierto que entre la gente que trabaja con la inteligencia artificial hay una visión profundamente arraigada de que el cerebro es, literalmente, un código que ejecuta algoritmos, neuronales en su caso. Intento refutar esta idea en el libro. No estoy seguro de quién puede beneficiarse económicamente de ello, pero es una conjetura popular incluso en la neurociencia –existe un campo llamado neurociencia computacional– que asume que el cerebro es un sistema de ordenador.

El autor, Andrew Smart.
El autor, Andrew Smart.

Esta idea que apenas se ha discutido ha sido reforzada por los recientes avances en inteligencia artificial que han sido inspirados por las teorías sobre el funcionamiento del cerebro. Así que la lógica es la siguiente: desarrollamos algoritmos basados en las teorías del cerebro y funcionan muy bien, así que el cerebro está hecho de algoritmos. En el libro señalo que son modelos. Buenos, pero nada más que modelos. Esto nos lleva al debate filosófico sobre el realismo, y diría que soy un realista científico, pero no entendido como información o algoritmos. Creo que son invenciones culturales: el mundo no está hecho ni de información ni de algoritmos.

P. Al final del libro, recuerda que Google es ya un poco como una inteligencia artificial maligna, al reducir la experiencia humana a algoritmos. ¿Cuál es el peligro de herramientas como esa, ahora y en el futuro?

R. Lo que más asusta es que nuestro comportamiento está influido por nuestras interacciones con los ordenadores en formas de las que no somos conscientes, por lo que los algoritmos se perfeccionan y predicen mejor lo que haremos, lo que nos lleva a hacer aquello que han predicho los algoritmos, y nos empuja a un ciclo de retroalimentación donde nuestra libertad está constreñida a ser consumidores perfectos, clicando en las cosas en las que el sistema quiere que pinchemos. Tengo miedo de que el mundo algorítmico nos haga menos conscientes de nuestras decisiones, y que seamos empujados a patrones predecibles de consumo.

P. ¿Qué piensa de gente como Ray Kurzweil, Sergey Brin, Larry Page o Elon Musk? ¿Creen realmente en lo que dicen sobre el futuro, o simplemente están sirviéndose a sí mismos vendiendo trucos de magia?

R. No creo que crean de verdad en ello; si tienes razón o no, es otra cuestión.

P. Al mismo tiempo, muestra que, al contrario de lo que Kurzweil defiende, hay un gran margen para que ocurran graves errores de funcionamiento en los ordenadores que empleamos, por ejemplo, en el ‘high speed trading‘, que puede tumbar la bolsa en cuestión de segundos. ¿Estamos ciegos ante los problemas a los que podemos enfrentarnos si estos sistemas se viniesen abajo de repente?

R. Sí, es un área de investigación muy activa. Los defensores de la inteligencia artificial piensan que esta corregirá nuestros sesgos y debilidades humanas, pero recientes investigaciones recientes han mostrado que es al revés: el aprendizaje de las máquinas de hecho amplifica nuestros prejuicios. Por ejemplo, en la política predictiva o el sistema de justicia criminal, los algoritmos son más racistas que los policías y jueces humanos. Esto se debe a que los datos que alimentan los algoritmos vienen de informes policiales sesgados, que vigilan especialmente determinados barrios, así que si utilizas dichos datos un algoritmo estadístico preverá que hay más crimen donde hay una mayor presencia policial. Y sí, en términos de sistemas complejos y seguridad, puede haber eventos catastróficos acechando de los que no somos conscientes porque damos por hecho determinadas probabilidades. A medida que somos más dependientes de estos sistemas, más frágil será la economía global.

La creencia de que la naturaleza está formada por información es ideológicamente útil

P. ¿Nos hemos convertido en neoplatónicos que consideran que todo es información? ¿Cuál es el problema con este nuevo paradigma?

R. Científicamente es importante dirigir nuestras conjeturas sobre la naturaleza de la realidad en la dirección correcta, de lo contrario nos perderemos en cuestiones absurdas, por ejemplo, buscando información en el cerebro. El otro problema que veo es que esta creencia de que la naturaleza está formada por información puede funcionar a un nivel ideológico, ya que se supone que todos somos consumidores racionales de información. Esto puede entorpecer los movimientos críticos y la organización social contra el poder del capital. También me resulta interesante la relación entre la información y el capital: nadie piensa que el universo esté formado por capital, y aun así hay una equivalencia entre el capital y la información como ideas abstractas que sin embargo tienen un impacto real en el mundo. ¿Por qué somos tan rápidos al asumir que las cosas están hechas de información, y suena absurdo decir que los átomos son capital?

P. Una de las posibilidades relacionadas con la inteligencia artificial es que terminemos creando algo muy parecido a una conciencia, que hable como una conciencia, se comporte como una conciencia e incluso piense como una conciencia… pero que para nada sea una conciencia. ¿Es imposible saber si hemos creado realmente una conciencia semejante a la humana, o siempre habrá un margen de duda?

R. Es una pregunta muy difícil de contestar pero estoy de acuerdo en que muy pronto tendremos sistemas que no será fácil diferenciarlos de los humanos. No estoy seguro de si habrá un robot humanoide así, pero mientras interactúes con un ordenador, será cada vez más difícil saber si es una persona o una inteligencia artificial. Si no estás seguro, siempre habrá preguntas que solo un humano con cierta experiencia pueda responder. Esta prueba de conciencia subjetiva es muy difícil: por ejemplo, asumimos que todos con los que interactuamos son también conscientes, pero no podemos comprobarlo más que observando un comportamiento que asumimos que el de un humano consciente. Podemos medir toda actividad cerebral relacionada con las distintas etapas de la conciencia; pero incluso en esos casos, no sabemos si “objetivamente” alguien está experimentando algo. Así que una vez los ordenadores comiencen a comportarse de formas cada vez más humanas, ¿cuál es la diferencia? No conozco la respuesta, porque por supuesto, si le preguntas al ordenador si es consciente, te dirá “sí”. Pero a menos que veamos a una persona desmayarse, no le vamos a preguntar “¿estás consciente?”

P. Mientras leía el libro, recordé su anterior trabajo, ‘El arte y la ciencia de no hacer nada‘. Me hizo pensar que quizá no hacer nada, ser un poco vago, puede jugar un papel semejante al del LSD que propone en su libro: ¿podría una inteligencia artificial decidir ser vaga, al igual que los humanos pueden hacerlo? ¿Qué demostraría?

R. Por ahora la inteligencia artificial no tiene sus propios objetivos. La arquitectura de la red neuronal está creada por humanos, así como los datos que los alimentan, y el algoritmo de aprendizaje, y las tareas… y por ahora ninguno ha aprendido a cambiar sus objetivos o su propio algoritmo, pero esto está evolucionando, y probablemente más rápido de lo que algunos creen. Pronto serán capaces de aprender a aprender: es lo conocido como “metaaprendizaje”. Pero no está fuera de nuestras posibilidades que en el futuro cercano un sistema de inteligencia artificial pueda ser capaz de entender algo sobre su proceso de aprendizaje, y entonces darse cuenta que determinadas cosas le pueden ayudar, ¡como descansar! Si esto ocurre, puede ser muy interesante.

Albert Hofmann.
Albert Hofmann.

P. En el libro defiende que el LSD es una herramienta para comprender cómo funcionan nuestra percepción y conciencia (tanto para humanos como para robots). ¿Cuál es el mito más peligroso que existe sobre el LSD?

R. El LSD, junto a la terapia de conversación, tiene un enorme potencial para ayudar a la gente adicta a otras sustancias o al alcohol. Aunque suene paradójico, hay muchas investigaciones sobre esto en los años sesenta que se han perdido a causa de la histeria que existe sobre la droga en EEUU. Así que durante 50 años podríamos haber disfrutado de un tratamiento muy efectivo para la adicción que nadie podía conseguir a causa de esta controversia sobre la droga. Albert Hoffmann terminó decepcionado por lo que ocurrió con el LSD, ya que realmente creía en su potencial terapéutico y creo que tenía razón. Afortunadamente ahora está resurgiendo esta clase de investigaciones.

P. ¿Qué cree que ocurrirá con el LSD en el futuro inmediato? ¿Volverá a ser investigado desde un punto de vista médico? ¿Se convertirá en una forma habitual de conocernos a nosotros mismos en las sociedades occidentales, quizá poniéndose de moda en Silicon Valley?

R. Sinceramente espero que las investigaciones continúen desde un punto de vista médico, y esto está ocurriendo de forma exponencial. Puede llegar a generalizarse. Sin embargo, espero que la cultura cambie para integrar la experiencia del LSD, en lugar de simplemente utilizarlo para ser más productivo como alguna gente hace con las microdosis. Incluso la gente en Silicon Valley se ha dado cuenta de que estamos en crisis y que se necesita una transformación cultural fundamental para atajar el cambio climático, la desigualdad y la fragmentación/polarización. El LSD por supuesto que podría facilitar esta clase de cambio, como empezó a hacer en los años 60, pero hay poderosos intereses que no desean que se produzca una transformación cultural a un mundo más consciente, medioambientalmente viable, igualitario y justo. Como en los 60, podría haber una especie de reacción si comienza a cambiar la cultura. Lo veo como una coproducción: la cultura debe ser receptiva a ser transformada y el LSD puede conseguirlo.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-06-21/andrew-smart-robots-psicodelia-conciencia_1581609/

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La negación del cambio climático está asociada al racismo

Por: Tendencias 21 

También tiene que ver con la edad y el conservadurismo político, según un estudio

La negación del cambio climático tiene que ver con la edad, el conservadurismo político y el racismo, ha descubierto una investigación realizada sobre la sociedad norteamericana. Esta mezcla de racismo y política en lo que respecta al cambio climático es especialmente peligrosa porque provoca programas discriminatorios y ahonda la brecha social.

Las personas que no creen que el cambio climático sea real tienen más probabilidades de ser viejas, más propensas a ser republicanas y más propensas a ser blancas. También tienen más probabilidades de tener creencias racistas, según un estudio publicado en Environmental Politics, del que informa  la revista norteamericana Sierra.

Esta relación es un fenómeno relativamente reciente, que ocurrió a raíz de las elecciones de Barack Obama en 2008. Las personas que impulsaron a Obama a tomar medidas sobre el cambio climático a menudo lo criticaron por ser demasiado cauteloso en relación con los riesgos económicos, ambientales y de salud pública que plantea el cambio climático.

Pero el estudio plantea que, por moderadas que fueran las políticas de Obama, la mera existencia del primer presidente afroamericano de Estados Unidos que habló de cambio climático en el discurso sobre el Estado de la Unión y se unió al acuerdo climático de París, se relaciona con un número significativo de estadounidenses blancos que decidieron no secundar la política sobre el cambio climático.

Esta relación también se ha documentado con respecto a la reforma de la atención de la salud: después de que el gobierno de Obama la convirtiera en una prioridad, un conjunto de estadounidenses blancos que habían apoyado el tema durante la administración Clinton, repentinamente cambió su posición.

«No estoy tratando de afirmar en el estudio que la raza es el componente individual más importante o necesariamente masivo de todas las actitudes ambientales», explica Salil Benegal, autor del estudio, pero es algo significativo que deberíamos observar».

Benegal llegó a esta conclusión al observar dos colecciones de datos: Pew Data y los Estudios Electorales Nacionales de Estados Unidos (ANES), que entrevistan a una muestra nacional de votantes, antes y después de cada elección presidencial, sobre lo que denominan “resentimiento racial» contra los afroamericanos.

Obama destapa el racismo

Descubrió que el porcentaje de estadounidenses blancos que dijeron que creían que el cambio climático es un problema muy grave, disminuyó durante la administración Obama. También que los republicanos blancos mejor posicionados por su resentimiento racial tenían tres veces más probabilidades de estar en desacuerdo con la afirmación de que el cambio climático era real.

En otro artículo publicado por Benegal y Lyle Scruggs en la revista Climatic Change, se puso de manifiesto, a través de las encuestas Gallup sobre el estado de la opinión pública, que la creencia en el cambio climático como real y causada por los humanos, ha disminuido entre los votantes republicanos en el último año.

Anteriores encuestas de Gallup, realizadas a finales de los años 90, reflejaron una pequeña brecha entre demócratas y republicanos en sus respuestas al cambio climático. Sin embargo, hoy los votantes demócratas tienen casi el doble de probabilidades que los republicanos de estar de acuerdo con el consenso científico sobre el cambio climático, posiblemente porque los políticos republicanos están bajo una mayor presión por parte de los donantes y otros republicanos, para no reconocer su existencia.

Los políticos han desplegado incesantemente mensajes políticos con trasfondos racistas, porque recurrir a los prejuicios y la paranoia realmente motiva a las personas racistas y paranoicas a presentarse y votar, señala Benegal.

Esta mezcla de racismo y política en lo que respecta al cambio climático es especialmente peligrosa porque, históricamente, cuando el racismo y la política se juntan, el resultado es una política realmente terrible, añade. 

Tomar decisiones políticas sin tener en cuenta el racismo ha tenido efectos desastrosos en el pasado, entre otros el hecho de que las industrias contaminantes se hayan desplazado a comunidades no blancas, en lugar de limpiar su actividad tóxica o cerrar sus instalaciones. 

En la actualidad, el criterio racista conduce todavía a que programas estatales, locales y federales, respondan selectivamente a la amenaza planteada por el cambio climático y consideren que algunas comunidades son más dignas de ayuda que otras, después de los desastres climáticos. 

Benegal concluye: “creo que lo importante es entender que las actitudes raciales y la identidad partidista se están alineando más estrechamente y van de la mano para un número creciente de problemas. Estamos notando las interacciones entre estos factores con mayor frecuencia. Es importante entender cómo la raza y el partidismo están unidos en tantos asuntos».

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-negacion-del-cambio-climatico-esta-asociada-al-racismo_a44618.html

Referencias

The spillover of race and racial attitudes into public opinion about climate change.  Salil D. Benegal. Environmental Politics, Pages 733-756. DOI:https://doi.org/10.1080/09644016.2018.1457287

Correcting misinformation about climate change: the impact of partisanship in an experimental setting. Salil D. Benegal, Lyle A. Scruggs. Climatic Change, May 2018, Volume 148, Issue 1–2, pp 61–80. DOI:https://doi.org/10.1007/s10584-018-2192-4

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Cuba: Profunda mirada al racismo en encuentro académico del Caribe

Cuba/09 de Junio de 2018/ipsCuba

La 43 Conferencia Anual de la Asociación de Estudios del Caribe concluye hoy en La Habana.

Los desafíos de las personas afrodescendientes y las posibilidades de colaboración en la lucha contra la discriminación, fueron analizados en paneles de la 43 Conferencia Anual de la Asociación de Estudios del Caribe (AEC), que desde el 4 de junio se desarrolla en esta capital.

Más de 800 académicos, intelectuales, científicos, artistas, servidores públicos y líderes comunitariosde más de 20 países participan en el encuentro, que concluye hoy, para debatir sobre educación, cultura y pensamiento emancipador, entre otros temas.

En el panel Afrocubanos y afroamericanos, interacciones deliberadas y movimientos, el profesor cubano Esteban Morales trazó similitudes y diferencias entre las personas negras en Cuba y Estados Unidos desde los tiempos de la esclavitud hasta la actualidad.

¿Qué es la AEC?La Asociación de Estudios del Caribe fue fundada en 1974 por 300 caribeños.

Tiene en la actualidad más de 1.100 integrantes y es un espacio para que académicos, intelectuales, artistas, servidores públicos y líderes comunitarios compartan visiones y un esfuerzo común por impulsar el campo de los estudios caribeños a nivel mundial.

Los miembros de esta asociación independiente y sin fines de lucro provienen del Caribe, Norteamérica, Suramérica, Centroamérica y Europa.

Más de la mitad vive en Estados Unidos, donde imparten clases en universidades y colegios, mientras otros se desempeñan en cargos importantes en universidades caribeñas.

En el caso de Cuba, dijo, en la sesión del 5 de junio, “casi 60 años de revolución no han sido suficientes para compensar 450 años de colonialismo y neocolonialismo”.

Morales indicó que en abril pasado, en sesión parlamentaria, el primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, enfatizó que “no se podía permitir dar un paso atrás, porque había costado mucho trabajo lograr la composición racial existente en la Asamblea Nacional del Poder Popular y el Consejo de Estado”.

A su juicio, esto había sido “un extraordinario impulso a la lucha interna que todavía muchos cubanos negros y no negros y blancos también libramos contra los prejuicios, la discriminación racial y el racismo que aún sobreviven”.

“Los negros cubanos, caribeños y estadounidenses continuamos luchando porque nos reconozcan en nuestras respectivas sociedades”, enfatizó.

Jeremy Levitt, de la Florida A&M UniversityCollege of Law, retomó las comparaciones entre la población afrodescendiente de Estados Unidos y Cuba, sus avances y limitaciones, la necesidad de insertar la historia negra en la educación e incrementar el intercambio cultural con universidades negras de EE.UU, entre otros.

Ante el hecho de que 90 por ciento de las remesas desde la nación norteña provienen de personas blancas, Levittabogó por el apoyo a emprendimientos económicos de afrodescendientes en Cuba para favorecer su avance social, en medio de la apertura económica que experimenta el país y aumenta las brechas sociales.

En el panel, la escritora e investigadora Gisela Arandia se refirió a la significación de las hermandades femeninas afrodescendientes en las luchas por la emancipación social, como parte del paradigma civilizatorio africano.

Arandia llamó a tener en cuenta que una discriminación nunca viene sola, que se agazapan aquellas relacionadas no solo con el color de la piel, sino también por el género y la procedencia, entre otras variables.

“Una historia y una cultura compartida nos hermanan y nos juntan en una obra de amor: hacer crecer lo que sembraron nuestros padres, dar otro paso hacia adelante para que los sueños que ellos nos confiaron sean posibles”, destacó en su mensaje al encuentro Zuleica Romay, presidenta del comité local del encuentro caribeño.

Entre los temas a debate en paneles, talleres y conferencias, se encuentran Educación para la transformación social y cultural en la praxis; José Martí, del Caribe, de América, del orbe; Descolonizando y reconfigurando la diversidad sexual y los discursos LGBTI (lesbianas, gays, bi, trans e intersexuales); y Cambio climático en el Caribe.

Paralelas a las múltiples sesiones teóricas, la 43 Conferencia Anual de la AEC incluyó exposiciones, conciertos, una feria del libro y Muestra de cine del Caribe. (2018)

Fuente: http://www.ipscuba.net/sociedad/profunda-mirada-al-racismo-en-encuentro-academico-del-caribe/

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Noam Chomsky, un optimista ante las desigualdades

Por  Javier García

El intelectual, de 89 años, publica el libro Optimismo contra el desaliento, donde afirma que vivimos en una “época de desigualdad económica sin precedentes”. En el libro de conversaciones analiza los problemas derivados del neoliberalismo, el poder político y la crisis del cambio climático. Afincado en Tucson, en esta entrevista recuerda su visita a Chile en 2006.

En la calle con miles de personas, algunos con flores, camina del brazo de Norman Mailer y Robert Lowell, formando un muro humano en la primera línea de la protesta. Es Noam Chomsky que marcha hacia el Pentágono para protestar contra la guerra de Vietnam, a fines de los 60. Una fotografía en blanco y negro, tomada por Fred W. McDarrah, registró ese histórico momento.

Medio siglo después, el intelectual de 89 años, considerado la “conciencia moral de Estados Unidos”, se maravilla caminando cerca del desierto de Arizona. Observando el color de las montañas al atardecer. El filósofo, lingüista y reconocido activista, que en 1955 ingresó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), inició este año instalado en la ciudad de Tucson. Esto luego de aceptar una labor docente de media jornada en el Departamento de Lingüística de la U. de Arizona.

El autor de títulos como Estructuras sintácticas, que revolucionó el campo de la lingüística teórica, crítico del capitalismo y la globalización, trabajó por décadas en el MIT, que lo nombró profesor emérito. “Ha sido una experiencia notable. Es un entorno maravilloso para la investigación y la enseñanza, con interacciones permanentes para el pensamiento, en los niveles más avanzados de la Ciencia y la Ingeniería. Y, a medida que el Instituto se amplió desde 1960, también en Humanidades”, cuenta Noam Chomsky a Culto. “Pudimos establecer un próspero departamento de lingüística, que ha tenido una influencia mundial y continúa a la vanguardia”, agrega desde Tucson.

Admirado y criticado, sus opiniones expuestas en libro como El miedo a la democracia (1992), Lucha de clases (2003) y ¿Quién domina el mundo? (2016), se han vuelto bestsellers. Ahora llega a librerías una edición que reúne cuatro entrevistas efectuadas por el cientista político C.J. Polychroniou, donde hablan de capitalismo y el cambio social, con el título Optimismo contra el desaliento (Ediciones B). Allí dice: “No existe un modo de hacer predicciones infalibles, pero parece claro que el mundo entero se encuentra en una situación de debilidad, por decirlo suavemente (…) en esta época de desigualdad económica sin precedentes”.

¿Qué diferencias hay entre la concentración de la riqueza actual y la de hace 50 años?

Desde el comienzo de los programas neoliberales de la década de los 80, la riqueza se ha concentrado enormemente. Ahora, el 1% de la población mundial posee aproximadamente la mitad de la riqueza mundial. En los EEUU casi todo el crecimiento económico ha llegado a los muy ricos, concentrados en la fracción superior del 1%, mientras que los ingresos de la gran mayoría se han estancado. Hay fenómenos similares dondequiera que se hayan implementado los principios neoliberales. En países como China, que rechazaron las recetas neoliberales, se ha producido un descenso radical de la pobreza, pero la desigualdad ha aumentado de forma muy pronunciada a medida que se introdujeron los principios del mercado.

“El neoliberalismo existe solo para los pobres”, ha dicho. ¿Es por esto que los países dependen cada vez más de las empresas privadas?

Los programas neoliberales en la práctica socavan las políticas gubernamentales que benefician a la población en general, pero el sector muy rico y corporativo utiliza su enorme poder político para protegerse de los estragos de estas políticas. Pueden predicar “mercados libres”, pero al mismo tiempo se aseguran de que haya enormes subsidios públicos para corporaciones energéticas, agronegocios, instituciones financieras y otros centros de poder, y diseñan convenios de comercio internacional como acuerdos de derechos de los inversores que incluyen medidas proteccionistas como “derechos de propiedad intelectual” exorbitantes que habrían impedido el desarrollo de Inglaterra, EEUU y sus sucesores si hubieran estado vigentes.

¿Qué conclusiones tiene del gobierno de Donald Trump a más de un año de estar en la Casa Blanca?

La conclusión más simple fue expresada por el Boletín de Científicos Atómicos, que movió las manecillas del reloj del Apocalipsis dos minutos hasta la medianoche después del primer año de Trump, lo más cerca que ha estado del desastre final. Las preocupaciones son las crecientes amenazas del calentamiento global y la guerra nuclear. En el frente interno, las expectativas se están cumpliendo. Mientras Trump está ocupando la atención de los medios con sus travesuras, el ala más salvaje del Partido Republicano está trabajando arduamente para servir a los intereses de su electorado, poder corporativo y riqueza privada concentrada, mientras socava las necesidades del resto.

Respecto del cambio climático, da la impresión que no es un problema prioritario para los gobiernos. ¿Qué avances ve usted al respecto sobre una verdadera conciencia de esta crisis?

El problema es una amenaza del presente y no de un futuro lejano. Ha habido algún progreso en el reconocimiento de la necesidad de una acción drástica, y se han dado algunos pasos significativos, aunque no suficientes. No hay palabras duras como para condenar el liderazgo actual del país más poderoso en la historia de la humanidad, que no solo se ha retirado de los esfuerzos internacionales para tratar estos asuntos críticos, sino que está dedicado a acelerar la carrera hacia el desastre. Este es un desarrollo asombroso, y la atención limitada que ha recibido no es menos asombrosa. No es solo la figura a cargo, sino todo el liderazgo del Partido Republicano. Uno puede preguntarse si alguna vez ha habido en la historia algo así como una organización política dedicada a socavar las perspectivas de la vida humana organizada a fin de llenar de dólares unos pocos bolsillos.

¿Qué opina de la realidad social y política que vive hoy Latinoamérica?

Las circunstancias difieren de un lugar a otro, pero en general el período reciente es uno de regresión, después de varios años de considerable progreso hacia la justicia social, y luego de que algunos países de la región se retiraron de los programas neoliberales, emprendieron reformas y dieron algunos pasos vacilantes hacia la integración del continente. El caso más importante es, por supuesto, Brasil, dada su influencia regional, y bajo el gobierno de Lula, su papel global constructivo. Los logros sustanciales del gobierno de Lula están siendo desmantelados sistemáticamente por el gobierno de extrema derecha de Michel Temer, que tomó el poder con un “suave golpe”, y ahora está poniendo a Brasil en un rumbo que dañará gravemente al país y tendrá un impacto negativo en la región.

¿Cómo recuerda su visita de Chile?

Pasé varias semanas muy gratificantes con charlas y reuniones desde Temuco a Iquique. Hubo muchos momentos memorables: un recorrido por Villa Grimaldi guiado por uno de los pocos que sobrevivió a la tortura, un recorrido por las horribles minas abandonadas en el norte y el sitio de la terrible masacre en la escuela Santa María, muy conmovedor e informativas reuniones con mapuches en el sur y aymarás en el norte, animadas discusiones en la Universidad en Santiago, muchas otras experiencias personales. Chile tiene el potencial para ser un actor principal para la libertad y la justicia, a veces parcialmente realizado y abortado por la violencia y la represión horrenda, pero con esperanzas surgiendo de las cenizas y buenas razones para el optimismo

Fuente: http://culto.latercera.com/2018/05/05/noam-chomsky-optimista-ante-las-desigualdades/

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Crear conciencia sobre el entorno ambiental

Por: EducaBolivia

Muchos hablan del calentamiento global, del cambio climático, del cuidado del medio ambiente pero ¿existe una real conciencia de lo que está ocurriendo en el mundo a consecuencia de la actividad humana?

Prender una luz, desperdiciar agua dulce, no reciclar, son algunos de los mayores problemas con los que podemos aportar desde nuestros hogares aunque generalmente no lo hacemos. ¿Qué estamos transmitiendo a nuestros estudiantes al respecto? Este es un problema serio de deterioro de nuestra única casa que es el planeta Tierra, ya explotado y desequilibrado por los gases de efecto invernadero que emitimos en grandes cantidades, dañando la capa de ozono y provocando desastres naturales.
Más allá de la educación tradicional, del simple hecho de impartir conocimiento, se debe encarar una educación que permita a la niñez y a la juventud la incorporación de hábitos sobre el entorno ambiental para poder revertir el efecto que están causando daños a nuestro planeta. Se hace imperiosa la necesidad de explorar al máximo la capacidad de los niños para que aprendan la necesidad de proteger la flora, la fauna, el agua, el suelo y el aire.
Entonces, la consigna como maestros es establecer una serie de actividades extracurriculares para  hacer que los niños y jóvenes aprendan sobre la consecuencia de cada uso y abuso de los recursos que ofrece el planeta, desde el agua, los alimentos que salen de la tierra (aunque como citadinos no se den cuanta) hasta el hecho de abusar de la corriente eléctrica o no reciclar la basura.
En el ámbito familiar, se constituye en un deber, una obligación moral de los mayores de infundir respeto por la madre tierra a las generaciones más jóvenes. Generar conciencia ecológica tiene que ver con una educación ambiental adecuada, empezando desde la tierna infancia, en el seno de la familia o en las unidades educativas,  periodo en el que se desarrolla su personalidad.
Un desarrollo integral del niño basado en principios positivos de respeto,  será la base de una personalidad saludable, equilibrada, a partir de la que se podrá encarar con éxito enseñarle acerca del cuidado de la madre tierra de manera práctica y amena.
Si se logra que los niños sean capaces de identificar y solucionar problemas ambientales a edad temprana, podrán continuar con ello en la edad adulta y ser capaces de tomar decisiones correctas respecto a la temática.
En el caso particular de nuestro país, muchos compatriotas consideran que Bolivia es un país que no contamina tanto como los países desarrollados. Esto es falso, a consecuencia de la acelerada deforestación, somos un país que contamina igual que un país europeo. Las concentraciones de gases de efecto invernadero son realmente exorbitantes cuando se trata de la tala de árboles, del incremento de las áreas de cultivo y pastizales (que requieren de deforestación) sin tomar en cuenta la contaminación de los ríos, especialmente del Madre de Dios ubicado al sur de Pando, el cual presenta concentraciones de mercurio debido a la explotación del oro aluvional.
Es importante informar acerca de la inestabilidad del clima, los cambios y sus consecuencias en los sembradíos y el peligro que esto conlleva a la hora de buscar alimentos que son la base de nuestra subsistencia junto con el agua. ¿Qué harías si ya no existieran alimentos o agua bebible? Esa es una pregunta que deberíamos plantear a nuestros estudiantes para que reflexionen seriamente sobre este tema, pero también es importante escucharlos, saber lo que piensan planteando debates con temas que son actualmente un debate mundial.
¿Qué agrupaciones ambientales mundiales existen? ¿Qué tratados internacionales regulan la emisión de gases de efecto invernadero? ¿Cuáles son las principales posiciones a nivel mundial? ¿Cuál la posición actual de Bolivia? Son muchas preguntas que surgen y puedes proponerlas para investigación y debate, para así ser portadores de mensajes que con el tiempo se conviertan en acciones concretas para el bien de la humanidad.
Cuatro estrategias para crear conciencia ambiental en las escuelas
Dar el ejemplo. 
La actitud de maestros y autoridades de la Unidad Educativa es fundamental para conseguir una buena predisposición que ayude a poner en práctica conductas eco amigables de forma cotidiana
Reciclaje.
Descubrirán la importancia de separarlos, así como de controlarlos generando el mínimo y reciclando correctamente.
Sustentabilidad.
La sustentabilidad en las escuelas es primordial para infundir la cultura de ahorro y el aprovechamiento de energías renovables
Huerto Escolar
El huerto escolar ayudara a concientizar a los niños en el aprovechamiento y uso del suelo.
*Fuente: http://www.educabolivia.bo/index.php/docente/actualidad-y-docencia/4745-crear-conciencia-sobre-el-entorno-ambiental
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«La lección más grande del mundo»: el proyecto educativo de la ONU

ONU/01 de mayo de 2018/Fuente: http://noticias.universia.es

La erradicación de la pobreza y el cuidado del planeta es cosa de todos y es un proyecto de educación mundial.

  • “La Lección más Grande del Mundo” es el proyecto lanzado por las Naciones Unidas que recoge los 17 Objetivos Mundiales para el Desarrollo Sostenible.
  • Te damos a conocer estos objetivos y las metas que persigue, porque es responsabilidad de todos colaborar para conseguirlos.
  • Este proyecto educativo conlleva que docentes y alumnos sean conscientes del valor de la educación social y que todos tenemos mucho que aportar.

«La lección más grande del mundo” es el proyecto de educación social y mundial creado por la ONU y en el que se ha dado forma a diversos objetivos para el alcance de unas metas que terminen con la pobreza extrema, apoyen la igualdad social y luchen contra el cambio climático.

Este proyecto de educación mundial necesita de una importante difusión, de manera que todos los ciudadanos conozcamos esos objetivos y trabajemos para llevarlos a cabo, tanto en nuestra faceta personal como profesional.

Objetivos Mundiales difundidos por la ONU

Es importante que conozcamos los objetivos, trabajemos en ello y los compartamos en nuestro entorno y comunidad para que más gente se una a este proyecto mundial.

1. Erradicar la pobreza en todas sus formas y en todos los lugares del mundo.

2. Luchar contra el hambre, logrando la seguridad alimentaria, una buena nutrición y promoviendo la agricultura sostenible.

3. Buena salud y un nivel de bienestar aceptable para todos los habitantes del planeta.

4. Educación de calidad, inclusiva y equitativa.

5. Igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas.

6. Agua potable y saneamiento.

7. Uso de energías renovables, sostenibles y accesibles para todos.

8. Empleo digno y crecimiento económico.

9. Innovación e infraestructuras para una industria sostenible e inclusiva.

10. Reducir la desigualdad social y favorecer la inclusión de todo tipo de nacionalidades, etnias o creencias.

11. Ciudades y comunidades sostenibles.

12. Consumo responsable, siendo conscientes de las repercusiones de lo que producimos y gastamos.

13. Erradicar el cambio climático de forma urgente con medidas que frenen su impacto.

14. Cuidado de la flora y fauna acuática. Reestablecer la salud de los océanos y de la vida marina.

15. Cuidado de la flora y fauna terrestres. Promover ecosistemas que favorezcan la biodiversidad y combatan la degradación del suelo.

16. Paz y justicia, trabajando en la creación de sociedades pacíficas y dialogantes.

17. Alianzas para conseguir los Objetivos Mundiales con el compromiso de todos los países.

«La lección más grande del mundo» es un proyecto de educación social que estará vigente hasta 2030, con la esperanza de haber resuelto gran parte de estas problemáticas mundiales y que suponga la solidez de unas medidas y alianzas que favorezcan un desarrollo próspero y sostenible.

¡Es hora de ponerse manos a la obra y aportar nuestro grano de arena!

Fuente de la Noticia:

http://noticias.universia.es/educacion/noticia/2018/04/30/1159291/leccion-grande-mundo-proyecto-educativo-onu.html

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Marcha por la Ciencia en Washington y 200 ciudades del mundo

Estados Unidos/14 de Abril de 2018/Vonoticias

Los científicos saldrán de sus laboratorios y marcharán en Washington y más de 200 ciudades en todo el mundo el sábado para protestar por las políticas gubernamentales en temas que van desde cambio climático hasta violencia con armas que según dicen ignoran evidencia científica.

La actividad tiene lugar un año después de la primera Marcha por la Ciencia, tres meses después del inicio del gobierno del presidente Donald Trump, cuando investigadores temían que la ciencia sería dejada de lado en el fervor del presidente por eliminar regulaciones gubernamentales.

Este año, “Pienso que nuestros peores temores están dando resultado”, dijo Chris Zarba, quien se retiró en febrero como jefe del consejo asesor sobre ciencia de la Agencia de Protección Ambiental, EPA, por sus siglas en inglés. Esos paneles evalúan la evidencia que guía las decisiones sobre regulaciones ambientales del gobierno.

En octubre del año pasado, el administrador de EPA, Scott Pruitt, emitió una directiva que cambió las reglas que gobiernan la membresía en esos paneles.

Pruitt prohibió que investigadores que recibieron subvenciones de EPA. Indicó que fondos de la agencia podrían comprometer su objetividad.

Fuente: https://www.voanoticias.com/a/marcha-por-la-ciencia-washington-eeuu-epa-donald-trump/4347346.html

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