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Joan Martínez Alier : Es incongruente sacar carbón y hablar de que estamos contra el cambio climático

Europa/ España/ Agosto del 2016/ Reseñas/www.diagonalperiodico.net

Por: Pablo Elorduy

La presentación de  Joan Martínez Alier, catedrático de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona. En esta entrevista habla sobre el proyecto de Atlas de Justicia Ambiental, sobre cambio climático, energía y las posibilidades de un colapso civilizatorio.

El Atlas de Justicia Ambiental arrancó en 2010-2011 y fue presentado en mayo de este año. Su coordinador es Joan Martínez Alier (Barcelona, 1939) catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Nunca nadie había tenido esta idea un poco loca de hacer un archivo general de conflictos ambientales a nivel mundial. No sabemos cuantas decenas de miles de conflictos hay», comenta Martínez Alier durante una visita a Madrid.

Colaborador de revistas imprescindibles para conocer el pasado y el presente como Cuadernos del Ruedo Ibérico o Archipiélago, Martínez Alier dirige la revista Ecologia Política, un concepto que él ha trabajado desde el punto de vista académico y desde la divulgación. En ese empeño, entiende el Atlas de Justicia Ambiental: «Creo que es atractivo pensar que vamos a tener un archivo de unos 3.000 casos. 3.000 fichas con una descripción de cada conflicto y luego unas variables codificadas con las que podamos hacer estadísticas».

¿Cuáles son las primeras conclusiones que han sacado del proyecto?

Una conclusión es que más o menos en el 12% de casos hay ecologistas o gente que protesta que acaba muerta, aunque no sean ecologistas militantes, quizá no saben ni que son ecologistas, pero están protestando contra una hidroeléctrica o por minería, o por residuos, etc. y en esa protesta les matan. Claro, esto se distribuye en el mundo no uniformemente si no que hay lugares en los que matan más que otros. En Brasil, en Filipinas, en Honduras, en Perú, etc. Estas son conclusiones cuantitativas. Otra es que, en las fichas que tenemos, casi el 20% de casos son de éxito en la justicia ambiental. Visto al revés quiere decir que hay como 50% de fracasos declarados y otros 30% que la ficha pone que no se está seguro de si es un éxito o un fracaso. Encuentro que es muy positivo que se dé este 20% de casos de éxito, poder estudiarlo y ver qué alternativas salen de esto.

En los países del Norte, ¿qué hay más? ¿éxitos o fracasos?

Hay que ver la estadística. Creo que depende del tipo de conflicto. Por ejemplo, en turismo, en biomasa, es más fácil parar los proyectos y cuando es minería, cuando es petróleo, es más difícil pararlos. Desde el punto de vista académico estamos haciendo estudios de ecología política cuantitativa, que no se han hecho muchos.

¿Qué es la ecología política?

Es estudiar los conflictos ambientales. Esto tiene mucho futuro y mucho pasado. Futuro, porque cuando crece la economía mundial quiere decir que aumenta lo que llamamos el metabolismo social, económico. Esto quiere decir, el uso de energía y de materiales. Cada vez hay más extracción de energía fósil, incluso de energía eólica en algún sitio, y también de metales o de biomasa, y como hay más, hay más conflictos ¿Y dónde están estos conflictos sobre todo? Están en lo que llamamos las fronteras de la extracción, que pueden ser hoy en día la Amazonía de Perú o de Ecuador, por el petróleo. También pueden ser fronteras internas, como es el caso del fracking, en Burgos, Álava, o en varios puntos de Europa. Hay lugares de Europa donde precisamente hay estos conflictos del fracking del gas, y los han prohibido: en Francia, en Bulgaria.

Un caso de éxito en esas fronteras de la extracción sería el parón de las prospecciones en Canarias.

Sí, es un caso de éxito, al final Repsol no va a poder hacerlo. O por ejemplo, con el fracking está la cuestión de que en Catalunya y en Cantabria se ha frenado y con ella la cuestión en torno a quién tiene la competencia. Un conflicto ambiental se expresa siempre con muchos lenguajes distintos, puede ser que el territorio es sagrado o si hay derechos indígenas, o si es un valor ambiental ecológico grande. En este caso, el del fracking es un caso de nacionalismo catalán. Hasta Convèrgencia dice contra el fracking “porque en Madrid quieren ponerlo”. Esto pasa en todas partes, que los conflictos se expresan con distintos lenguajes según el contexto.

¿Es la energía una clave olvidada del ciclo económico en el que estamos?

Creo que fue olvidada durante mucho tiempo. Yo estudié economía hace muchos años, economía agrícola también, y nadie nos explicó que al fin y al cabo la agricultura era un sistema de conversión de energía. Es obvio, la fotosíntesis, qué calorías se van a producir y quién se las va a comer. Se puede ver la agricultura como un sistema energético. Puedes ver toda la economía mundial como un sistema energético de conversión de carbón, petróleo, movimiento, etc. Esto es lo que los economistas, incluso hoy en día, no explican. Ni los neoclásicos ni los marxistas durante mucho tiempo, enseñaron a ver la economía desde el punto de vista de la física. Esto es como para especialistas, para ecólogos o ecologistas, pero claro, hoy en día casi es imposible no darte cuenta de que la economía industrial depende del flujo de energía. Hay gente que lo olvida todavía. En la política también, hay que ver los programas electorales.

¿Ese olvido en la política es intencionado?

No tengo la costumbre de ver los debates en TV, pero imagino que la palabra ecología no salió en los debates electorales.

Apenas se explica qué se hará con la dependencia energética.

O qué harían con las nucleares. Podemos podía haber atacado con esto. No sé, quizá lo hizo. No se toma el tema en serio.

Es una cuestión incómoda, defender el crecimiento y a la vez cuestionarse este uso de la energía.

Hace un año hubo un manifiesto que escribió Jorge Riechmann y que se llamaba Última llamada. Yo lo firmé, también lo firmaron Ada Colau, Pablo Iglesias, etc. Yo hasta escribí un artículo en La Jornada diciendo que los políticos que están llegando ahora son ecologistas. Total, lo firmaron y deben estar de acuerdo de forma privada, pero no hablan nunca de esto.

Quizá por no tocar temas espinosos como que por ejemplo en nuestro consumo diario tendríamos que reducir el consumo energético.

El tema del decrecimiento está vedado políticamente.

Por lo menos, su punto máximo fue hace quizá cuatro o cinco años.

Creo que intelectualmente no es así, que está aumentando. Aumenta porque no hay crecimiento apenas, ni en Japón, ni en Europa… y luego cuando hay crecimiento ves que no es un crecimiento desmaterializado, si no que cada vez se está usando más materiales y energía y se están produciendo más gases de efecto invernadero y esto es lo que discutimos desde la economía ecológica y cada vez es más conocido. Pero todavía no entra en la política electoral.

Esto se puede sortear desde una apelación a la tecnología, la idea de que encontraremos una tecnología que nos haga menos dependiente de los combustibles fósiles

Esto se llama la modernización ecológica, la ecoeficiencia, si uno cree en esto.

¿Usted no cree en ello?

No es que yo no crea, mucha gente no puede creer en esto racionalmente. No se está produciendo. Cuanto más aumenta la eficiencia, hay algo que se llama el efecto rebote, es decir, sale más barato utilizar energías materiales y se usa todavía más. Lo que sí ha habido han sido propuestas prácticas en Europa y fuera de Europa de dejar el petróleo o el carbón en tierra. Por ejemplo, ahora en Alemania hay un movimiento bastante fuerte contra las minas de lignito, bien distinto de aquí donde todavía en el Parlamento se ha aprobado algo a favor del carbón y hasta Podemos votó a favor –excepto En Comú Podem–.

En Alemania ha habido movimientos en la calle para dejar el lignito en tierra, porque es incongruente sacar carbón y hablar de que estamos contra el cambio climático. En Diagonal también ha salido bastante acerca de la propuesta de Ecuador de dejar el petróleo del Yasuní en tierra. Creo que esto tiene futuro, no sé si todavía en Ecuador. El problema es el petróleo bajo de precio, pero en general el único futuro posible es no quemar carbón, petróleo y gas a la velocidad actual. Porque si lo quemamos con el ritmo actual, si ahora estamos a 400 partes por millón de CO2 en la atmósfera, nos vamos directamente a 500 ppm o a 600 ppm. Esto lo sabe todo el mundo. Se puede discutir si habrá secuestro de carbono o cosas similares, pero el hecho es que esto no funciona y por tanto hay que disminuir la quema de combustibles fósiles.

¿Estuvo usted en París durante la cumbre del clima?

Estuve un par de días. En París hubo muy mala suerte de que los atentados quitaron toda la fuerza que podía haber tenido la gente en la calle. Creo que una propuesta de justicia climática hubiera sacado mucha gente a la calle, pero había un ambiente triste tras los atentados en cuanto al movimiento popular. Lo otro que hubo en París fue un acuerdo, que excluye el tema de la deuda ecológica expresamente, la obligación de compensar por daños. Estados Unidos y la UE impusieron una línea, que para mí es la más triste y la más importante de todo el acuerdo, que dice ‘reconocemos que hay distinta responsabilidad entre los países industriales’, esto ya estaba desde el 92 en la cumbre de Río de Janeiro.

Es un reconocimiento lírico, porque expresamente dicen “no tenemos obligación de compensar en dinero por la subida del nivel del mar o por algunos daños”, lo que se llama lost and damage, pérdidas y daños. No hay obligación de compensar eso (no liability). Hay un embajador de EE UU, Todd Stern que ha estado desde el año 2009 hasta hoy en esto, siempre diciendo lo mismo: “no admitimos obligación de pagar”. En 2009, en Copenhague y después en Cancún, Pablo Solón, el embajador de Bolivia, fue casi el único que se atrevió a decir “si tú vas a una tienda hay letreros que dicen si lo rompes, lo pagas… en cambio están cambiando el clima y dicen que no tienen que pagar”, pero al final a Pablo Solón lo quitaron y ahora en estas cumbres mundiales todo el mundo firmó esta cláusula. A los países del sur, entre sobornos y amenazas les han quitado el derecho a reclamar la deuda ecológica.

¿Qué escenarios quedan tras la cumbre de París?

Los optimistas dirían por lo menos se ha discutido y ha habido un acuerdo, pero ya lo hubo en Río de Janeiro en el 92. Creo que este acuerdo no pone obligaciones, son deseos expresados por cada país de lo que van a reducir.

Hay una idea que está rondando a comienzos de este siglo XXI que es la del ‘colapso’. ¿Dónde se sitúa usted respecto a esa noción?

Para dar un aspecto positivo, creo que el crecimiento de la población mundial está frenándose rápidamente. En parte por la miseria que hay en muchos sitios, pero también por decisión general. Las mujeres del mundo han decidido tener menos hijos, incluso en países islámicos como Irán, muy claramente. Por tanto, la población mundial creo que no va a subir mucho más de 9.000 millones. En el siglo XX aumentó cuatro veces y en el siglo XXI va a aumentar un 30% y ahí se va a quedar. Eso es por el lado positivo, porque imagínate que se fuera a multiplicar por cuatro en el siglo XXI. Es un tema que muchas veces la izquierda más marxista no trata. Los anarquistas si lo han tratado desde el 1900, Ferrer i Guardia, por ejemplo ya estaban por el control voluntario de la población con un feminismo neomalthusiano.

El otro tema es que, a pesar de que la población mundial no crezca mucho, no veo perspectivas a un crecimiento económico general, a algo como una socialdemocracia mundial, que llevara a un crecimiento general. La India crece, China ya ha crecido mucho, la pobreza está disminuyendo en muchos sitios, pero no creo que de esta manera se consiga un mundo ecológicamente plausible y que no hubiera pobreza. No creo que esto pueda ocurrir. Lo que vemos son unas diferencias tan enormes entre ricos y pobres que generan esta catástrofe, este cementerio en el Mediterráneo, que no se ve que vaya a disminuir, y que ya se ve desde hace treinta años.

Con un número importante de refugiados que podemos achacar al cambio climático.

Algunos seguramente al clima o a guerras que tienen que ver con sequías, etc. Pero creo que en parte esto sucede por la enorme diferencia de ingresos. Para irte de México o de Guatemala o El Salvador a Estados Unidos arriesgando la vida no hace falta ser un refugiado climático. Lo que hace falta es ver que puedes salir de la pobreza si tienes muchísima suerte y pasas y, si no, estás condenado a una vida sin muchas perspectivas. Es por eso que hay tanta gente joven entre los refugiados. Son gente que en otra época hubieran emigrado, más o menos legalmente, pero que lo tienen prohibido en esta época.

Garret Hardin escribió un artículo llamado “La ética del bote salvavidas” [1974] –ese ‘ética’ habría que ponerlo entre comillas– donde dice que los países ricos tendremos que prohibir la inmigración. Dice que si estuviéramos en un bote salvavidas lleno, en el que alguien quiere entrar, no le dejaríamos  subir y le golpearíamos los dedos para que se ahogue. Esto, que no es así, porque el norte podría admitir a muchísima gente, lo llamó ética, pero es una ética en todo caso egoísta. Esto es lo que vemos ahora con Donald Trump, no sé si Trump ha leído este artículo pero dice lo mismo ‘no queremos que vengan’. En Europa no lo decimos pero lo hacemos. Es una tragedia enorme. Hay una cosa psicológica ante algo tan patético, que uno trata de no pensar en ello. Esto abona esa idea del colapso. Para empezar, un colapso moral.

Pero no es que no haya energía suficiente, sí hay energía suficiente en el mundo para vivir razonablemente bien. Porque el sol sale cada día y de esto hemos vivido siempre. El otro día hablaba con un físico sobre cuánto va a durar el sol y me dijo que estamos a la mitad… nos faltan otros 4.000 millones de años hasta que el sol se empiece a extinguir. Por tanto, podríamos vivir muchísimo tiempo.

Pero, ¿al ritmo al que estamos acostumbrados? Hace unos años el sindicato CGT trajo a España a John Zerzan, uno de los teóricos del colapso. Dudaba de que la mayoría de las poblaciones pudiesen sobrevivir al colapso más de tres días.

Esto creo que se puede discutir. Con energía solar puedes producir la alimentación, siempre se ha hecho, aunque ahora se haga con mucha energía suplementaria. En vez de la fotosíntesis que se puede producir cada día, ahora vivimos de fotonsíntesis embotellada: hace millones de años se produjo el carbón, el petróleo y el gas. Lo descorchamos y lo liquidamos en cien años de juerga industrialista. Ahora se puede, primero, mejorar el uso de energía solar, como han mejorado los molinos de viento. Se puede reducir, ir a un cierto decrecimiento –a un nivel de los años 50 o 60 en Europa– de la energía que gastamos, en aquella época era la tercera parte de la que consumimos ahora. No es que hayamos mejorado el nivel de vida tres veces, es que hay un despilfarro muy grande. Seguramente hay muchas cosas que se pueden reducir. Si ese fuera el objetivo se podría conseguir, sin arrinconar a otras especies, dejando tierra para otras especies, con 7.000 u 8.000 millones de personas. Se podría vivir bien y además satisfechos de haber pasado este momento que va a ser tan angustioso de cambio climático. Cambio climático va a haber, aunque ahora frenáramos y volviéramos a 350 ppm ya nos hemos pasado. Pero se podría evitar el colapso. Luchemos contra esa idea del todo va a acabar mal y propongamos cosas nuevas.

Fuente:

https://www.diagonalperiodico.net/global/31118-es-incongruente-sacar-carbon-y-hablar-estamos-contra-cambio-climatico.html

Fuente imagen : https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTYWB2850s3dqBvonSBu7sKh-tZ5jU05GntyNdMUBjo0RO8nU0e

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África se lleva la peor parte de conflictos y desastres naturales

Por Baher Kamal

Este artículo forma parte de una serie de dos reportajes sobre la llamada guerra contra el terror climático. “Nadie puede negar el terrible parecido entre quienes huyen de la violencia armada y quienes escapan de la desertificación, la escasez de agua, las inundaciones y los huracanes”, sintetizó Konrad Osterwalder, exrector de la Universidad de las Naciones Unidas, con sede en Japón.

Es difícil describir en una simple oración el drama humano que representan las millones de víctimas que escapan de las guerras, la violencia armada, la pobreza y los desastres naturales y que, básicamente, sigue siendo ignorado.

La violencia generalizada y las catástrofes climáticas son comunes en todos los continentes y los países, pero África es la que se lleva la peor parte, coinciden numerosos expertos y organizaciones especializadas internacionales y científicas.

África, el segundo mayor continente después de Asia en extensión y en población, concentra casi la mitad de los 40 conflictos armados que hay en la actualidad.

Hechos clave

La relación causa efecto entre las variaciones del clima y los movimientos de población ya es un hecho indiscutible, coinciden numerosas organizaciones humanitarias y agencias de la Organización de las Naciones Unidas.

1. – Las sequías, sumadas al crecimiento de población, a la falta de gestión sostenible del agua y de la tierra, a los desastres naturales, a los conflictos políticos y a las tensiones, entre otros factores, causaron movimientos masivos de población en toda África, puntualizó elPrograma de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Los desplazamientos forzados en África pueden atribuirse a varias causas, como luchas de poder, violencia entre comunidades, disputas por tierras, inundaciones, tormentas y otros problemas naturales, añade.

Más de la mitad de los estados frágiles del mundo están en África subsahariana, algunos de los cuales tienen el mayor número de personas desplazadas.

“África tiene más países afectados por el desplazamiento que cualquier otro continente o región, y en 2015 concentró más de 15 millones de personas desplazadas”, indicó el PNUMA.

“La relación entre ambiente y personas desplazadas quedó bien demostrada en África”, coincidió Saidou Hamani, coordinador regional para desastres y conflictos de la oficina del PNUMA para África.

“La gente abandona zonas donde la degradación ambiental avanza lentamente, como sequías y desertificación, y huyen de situaciones de emergencia inmediata, como tormentas tropicales e inundaciones repentinas”, precisó.

2. – Según el informe sobre Desplazamientos Internos de 2016, hubo 27,8 millones de nuevas personas desplazadas en 127 países el año anterior, más o menos las poblaciones de Nueva York, Londres, París y El Cairo sumadas, 8,6 millones de las cuales por conflictos y violencia armada en 28 países, mientras 19,2 millones, por desastres naturales en 113 naciones.

La creciente intensidad de los desastres derivados del cambio climático, sumada a las consecuencias de la degradación ambiental, probablemente sigan incidiendo en los desplazamientos humanos.

– La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pronosticó que habrán 200 millones de personas desplazadas por motivos ambientales en 2050, lo que tendrá grandes consecuencias tanto para los países de origen, como de tránsito y de recepción.

Las personas y las comunidades desplazadas por desastres naturales o por el cambio climático padecen privaciones y experiencias similares a las desplazadas por conflictos, y tienen necesidades de protección del mismo orden.

En África, la inseguridad alimentaria y la degradación ambiental se relacionan con las inundaciones y otros factores, como la reducción de las pasturas, así como la escasez de leña y otros recursos naturales, observó la OIM.

Esos factores contribuyen a los movimientos de población, lo que motiva una mayor competencia por los escasos recursos y deriva en conflictos armados, en especial entre las comunidades de pastores y las sedentarias.

El problema es especialmente pronunciado en la región del Sahel, en Sudán, en Sudán del Sur, en Yibuti, en Somalia, en Etiopía y en Kenia, todos con vastas poblaciones de pastores, que migran en función de las variaciones de clima y de los patrones estacionales.

Los pronósticos respecto del futuro número de migrantes ambientales varían entre 25 millones y 1.000 millones para 2050, ya sea que se queden dentro de sus países o se vayan al extranjero, siendo 200 millones el número más mencionado, el que coincide con las actuales estimaciones de los migrantes que hay ahora en todo el mundo.

3. – “Los cambios de clima regionales tienen consecuencias en la disponibilidad de recursos naturales esenciales para la subsistencia, así como en la seguridad alimentaria. Eso, sumado a importantes factores sociales, económicos y políticos, puede incidir en las migraciones, en los conflictos o en una combinación de ambas”, coincide el informe “Seguridad para la subsistencia. Cambio climático, migraciones y conflicto en el Sahel”.

4. – Es evidente que hay cambios ambientales graduales y repentinos que ya ocasionan movimientos sustanciales de población, señala la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

“El número de tormentas, sequías e inundaciones se multiplicaron por tres en los últimos 30 años con efectos devastadores sobre las comunidades vulnerables, en particular en el mundo en desarrollo”, precisó.

“El cambio climático y el ambiente tienen un gran impacto en la vida de millones de personas desarraigadas por la fuerza en todo el mundo”, añade.

Muchas de esas personas sobreviven con lo que pueden extraer de su entorno natural, en especial en casos de emergencia, como alimentos, refugio, energía, abrigo, medicamentos, agriculturas y actividades productivas, entre otras, indica Acnur.

“El uso no sostenible de los recursos natrales puede llevar a la degradación ambiental, con efectos duraderos sobre los recursos naturales y el bienestar de las comunidades desplazadas y de acogida. Además, la competencia por esos escasos recursos naturales, como la leña, el agua y las tierras de pastoreo, pueden generar fricciones”, detalló.

5. – Los cambios graduales en el ambiente suelen tener un impacto aún mayor en el movimiento de personas que los eventos climáticos extremos. Por ejemplo, en los últimos 30 años, el doble de personas se vieron perjudicadas tanto por sequías como por tormentas, unas 1.600 millones, comparadas con 718 millones, según la Base de Datos Internacional sobre Desastres.

En 2008, 20 millones de personas fueron desplazadas por eventos climáticos extremos, muchas más que las 4,6 millones que lo hicieron por conflictos y violencia armada.

6. – Desde 2009, se estima que una persona por segundo resultó desplazada por algún desastre natural, con 22,5 millones de personas en esa situación por eventos extremos u otros factores climáticos desde 2008, según uninforme del Centro Internacional de Monitoreo de Desplazamientos.

7. – El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático pronostica un aumento del número de personas desplazadas a lo largo de este siglo. La mayoría de las personas que le preocupan a Acnur se concentran en las regiones más vulnerables del mundo.

El cambio climático desplazará y empujará a más personas a la pobreza en los próximos años, lo que exacerbará los factores generadores de conflictos y complicará más las necesidades y la búsqueda de soluciones humanitarias.

Para hacer frente a esos grandes desafíos, en los próximos días tendrán lugar dos acontecimientos clave, laConferencia para la Sequía en África, que se realizará en Windhoek, Namibia, del 15 al 19 de este mes, y el Día Mundial Humanitario, que se celebrará el día 19.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Africa-se-lleva-la-peor-parte-de-conflictos-y-desastres-naturales

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Desafíos de la cuarta revolución industrial

Por Carlos Ayala Ramírez

Recién acaba de finalizar el Foro Económico Mundial, que anualmente reúne a jefes de Estado, grandes empresarios y agentes financieros, y premios Nobel; es decir, personas que tienen poder para incidir en la conducción política, económica y social del mundo. Este año, el tema central del encuentro fue la cuarta revolución industrial, que, según Klaus Schwab, fundador y director del Foro, cambiará fundamentalmente la manera de trabajar y de comunicarnos.

Se trata de la Industria 4.0, en la que la producción será totalmente automatizada, conectada y coordinada por computadoras. Como se sabe, el término fue acuñado por el Gobierno alemán para describir un tipo de fábrica donde todos los procesos están interconectados por Internet.

Para los organizadores del Foro, los aspectos de mayor impacto de esta revolución a nivel de logística y de cadena de suministro serán la impresión en 3D, la robotización de los almacenes y la distribución de productos mediante drones. En consecuencia, el reto y objetivo del encuentro fue la búsqueda de soluciones al desequilibrio causado por el avance de las nuevas tecnologías y por la aparición de nuevos modelos empresariales.

En el Foro se habló también de cinco riesgos mundiales para el próximos año y medio: (1) falta de mitigación y adaptación al cambio climático; (2) armas de destrucción masiva; (3) crisis del agua; (4) migraciones involuntarias a gran escala; y (5) impacto del precio de la energía en los negocios.

Ahora bien, aunque los organizadores del evento hablaron de plantear respuestas frente a lo que ellos consideran son los grandes desafíos de la actualidad (léase baja inflación, hundimiento del precio del petróleo y disminución de la cotización de las materias primas, pasando por la crisis de refugiados europea y la expansión del terrorismo), las voces críticas y éticas han señalado otros temas y desafíos que no suelen ser centrales en la agenda de las élites mundiales, pero que afectan a millones de seres humanos, especialmente a los que viven en los países denominados «en desarrollo”, a los cuales se les exige una pronta e ineludible adaptación a las dinámicas que derivan del mundo rico.

Una de esas voces críticas es la organización Oxfam, que coincidiendo con el Foro Económico Mundial en Davos presentó su informe «Una economía al servicio del 1%”.En el documento se denuncia que los sistemas económicos están beneficiando cada vez más al 1% de la población más rica.

Según Oxfam, la desigualdad extrema en el mundo está alcanzando cotas insoportables. Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas. Asimismo, el entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares.

Oxfam analizó 200 empresas, entre ellas las más grandes del mundo y las socias estratégicas del Foro Económico Mundial, y revela que 9 de cada 10 tienen presencia en paraísos fiscales. En 2014, la inversión dirigida a ellos fue casi cuatro veces mayor que en 2001.

Este sistema mundial de evasión y elusión fiscal está desviando recursos esenciales para garantizar el estado de bienestar de los países ricos, además de privar al resto de los recursos imprescindibles para luchar contra la pobreza, asegurar la escolaridad infantil y evitar que sus habitantes mueran a causa de enfermedades que pueden curarse con facilidad.

Desde un espíritu ético y profético, el papa se dirigió a los organizadores del Foro exhortándoles, en primer lugar, a no olvidarse de los pobres. Este es, según Francisco, el principal desafío de los líderes del mundo de los negocios. Señaló que «quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social”.

Al referirse a los albores de la cuarta revolución industrial, manifestó que han sido acompañados por la creciente sensación de que será inevitable una drástica reducción del número de puestos de trabajo. La «financialización” y «tecnologización” de las economías, puntualiza el papa, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo: menos oportunidades para un empleo digno, reducción de la seguridad social, aumento de desigualdad y pobreza.

Frente a los profundos cambios que marcan época, Francisco propone a los líderes mundiales un reto y una necesidad. El reto, garantizar que la futura cuarta revolución industrial, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana— remplazada por una máquina sin alma— o a la transformación del planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos. Y la necesidad, crear nuevas formas de actividad empresarial que fomenten el desarrollo de tecnologías avanzadas y sean capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medioambiente.

Finalmente, sentencia el obispo de Roma — en la más auténtica y genuina tradición cristiana —,es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él. Cuidar la casa común y la persona es lo primero.

*Articulo tomado de: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Economia/Desafios-de-la-cuarta-revolucion-industrial

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¿Coche ecológico?

Asia/Africa/ América del Sur/ América del Norte/Centro América/Europa/ Oceania/Agosto del 2016/www.ecologistasenaccion.org

Por Ecologistas en acción

Cada día es más frecuente escuchar o ver en anuncios de publicidad coches denominados como ecológicos, respetuosos con el medio ambiente o de emisiones cero, o donde se emplea el adjetivo verde, el prefijo eco o similares.

Los criterios que supuestamente justifican la aplicación de estos adjetivos o conceptos son de los más variopintos, y resultan siempre sesgados y muchas veces tergiversados. En la mayoría de los casos no son más que simple publicidad engañosa, basada en supuestos falsos con el único objetivo de engañar al consumidor. En otros casos, se aprovechan de ciertas mejoras ambientales para catalogar a determinados coches, de forma desproporcionada e infundada, como ecológicos. Un concepto, ecológico, del que nunca podrá presumir ningún coche, como veremos más adelante.

Ante un consumidor cada vez más concienciado de los problemas ambientales que ocasionan los coches, siendo el más conocido de todos ellos su gran contribución al cambio climático, son cada vez más las marcas que intentan incrementar el número de ventas diciendo al consumidor lo que quiere escuchar. Llegando al extremo, en algunos casos, de incluso afirmar o insinuar que conducir un coche puede ser beneficioso para el medio ambiente.

Lo que se esconde detrás de todo esto, y permite su manipulación, es una absoluta falta de información objetiva hacia el consumidor, un gran desconocimiento de los impactos generados por la compra y conducción de un automóvil y la falta de un organismo regulador que controle la publicidad, similar al existente en otros países.

El objetivo de esta campaña, por tanto, es proporcionar los conocimientos necesarios para que el consumidor no sea embaucado o engañado por reclamos ambientales en la compra de un automóvil, y pueda por sí mismo contrarrestar la publicidad ambiental engañosa. Para ello se aportarán los criterios objetivos que permitan el consumidor conocer por sí mismo los impactos ambientales que subyacen en la compra y circulación de un coche. Al mismo tiempo, se explicarán los artificios más comunes que la industria automovilística emplea para inducir a error al consumidor.

Fuente:

http://www.ecologistasenaccion.org/article16232.html

Fuente Imagen:

 https://www.diagonalperiodico.net/sites/default/files/styles/cuerpo_630x426/public/foto/6183019560_98a99f9859_b.jpg?itok=Zl34WluQ

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Unión Europea: Comprender las consecuencias de la política de atenuación del cambio climático

Unión Europea/12 de Agosto de 2016/Fuente: CORDIS

La investigación, financiada por la Unión Europea, revela que, cuando la política sobre cambio climático va dirigida solamente a atenuar sin tener en cuenta los costes de adaptación y los daños residuales, se producen desigualdades imprevistas.

Si bien el Acuerdo de París sobre el cambio climático supone un importante avance en la política climática internacional, de igual modo que ocurre con cualquier política en este ámbito, sus análisis se centran principalmente en atenuar la situación existente (compromisos nacionales sobre el clima, objetivos de temperatura a largo plazo, etc.). Sin embargo, todos los esfuerzos que se concentran en la atenuación dejan de lado consideraciones tales como los costes de adaptación y los daños residuales. Cuando la política sobre cambio climático no tiene en cuenta estos factores tan importantes, el resultado suele ser una desigualdad regional en la implantación de las iniciativas de atenuación.

En la actualidad, son muy pocos los estudios en los que se han analizado los planes de asignación de las cuotas de emisiones que hayan tenido en cuenta los costes de atenuación, los costes de adaptación y los daños residuales. Uno de estos estudios lo llevó a cabo una organización italiana, la Fondazione Eni Enrico Mattei (FEEM), junto con la agencia de evaluación medioambiental de los Países Bajos (PBL). Los resultados de este estudio, publicados recientemente y fruto del proyecto LIMITS, desvelan las posibles consecuencias de las políticas de atenuación y adaptación del cambio climático sobre las desigualdades que se dan a nivel global.

El equipo del proyecto LIMITS evaluó de forma rigurosa de qué elementos debería constar una política climática estricta, así como los recursos necesarios para sortear los obstáculos de mayor entidad. Por medio de los más avanzados instrumentos metodológicos y tecnologías, se evaluaron políticas climáticas a través de escenarios de atenuación y de adaptación, y se examinaron las implicaciones generales de las iniciativas actuales en relación con el cambio climático. La estrategia empleada en el proyecto LIMITS para comprender la política climática permite a los legisladores, incluidos aquellos que participaron en la Conferencia sobre el Cambio Climático de París, evaluar más eficazmente tanto los costes como las ventajas de objetivos ambiciosos en relación con el clima. También sentó las bases del estudio de FEEM/PBL.

Una visión más amplia de la equidad

El estudio demostró que la distribución de los daños y los costes de adaptación continúa siendo desigual, incluso en aplicación de una política de estabilización de dos grados, como la que se adoptó en virtud del Acuerdo de París. El equipo del estudio llegó a esta conclusión utilizando dos modelos de evaluación integrados para examinar cinco escenarios de políticas de reducción de emisiones. Asimismo, se compararon tres planes de iniciativas compartidas para repartir el esfuerzo global de atenuación: el mayor esfuerzo de atenuación se aplica donde los costes son inferiores; distribución del esfuerzo de atenuación para igualar los costes de atenuación regionales; y distribución del esfuerzo de atenuación para igualar los costes climáticos totales.

A partir de esta labor, los investigadores constataron que, si no se examinan los daños y la adaptación, se corre el riesgo de seguir aumentando las desigualdades ya existentes como consecuencia de las políticas de atenuación. A la luz de estos resultados, los investigadores concluyeron que un mercado mundial del carbono y un plan de comercio internacional sobre emisiones podría, en teoría, compensar a los países más afectados por estos esfuerzos de atenuación. Sin embargo, para adoptar esta medida, un instrumento de este tipo requeriría una visión más amplia de la igualdad que tuviese en cuenta de forma explícita las disparidades regionales en cuanto a los costes climáticos totales, incluidos los daños y la adaptación.

En el estudio también se indica que se deben realizar transferencias financieras complementarias para compensar los daños residuales y los costes de adaptación. No obstante, los investigadores señalan la dificultad de llevar esto a cabo. Por ejemplo, el Acuerdo de París reclama una política de atenuación ambiciosa para estabilizar los incrementos medios de la temperatura global por debajo de dos grados Celsius en comparación con los niveles previos a la industrialización. Pero según los investigadores, para alcanzar este objetivo, los daños residuales y los costes de adaptación aumentarán hasta niveles que rondarán los quinientos mil millones de dólares en el año 2050.

Integrar medidas de adaptación

Huelga decir que las consideraciones en torno a la igualdad en materia de política climática deberían tener en cuenta todos los elementos económicos asociados al cambio climático. La buena noticia es que las investigaciones como la del proyecto LIMITS están haciendo avanzar el debate mundial en torno al cambio climático en la dirección adecuada. De hecho, por primera vez, el Acuerdo de París incluye la adaptación como uno de sus objetivos globales a largo plazo.

Fuente: http://cordis.europa.eu/news/rcn/125980_es.html

Fuente de la imagen: http://amqueretaro.com/el-pais/2013/08/29/contaminacion-en-eu-causa-de-200-mil-muertes

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Cambio Climático

Ecoportal

Cambio climático ¿Estamos o no estamos a tiempo?

Uno de los temas a los que aparentemente se le está dando cierta relevancia en la opinión internacional es si aun estamos o no a tiempo de revertir los efectos que nuestras emisiones de gases están causando en el clima del planeta.

Veamos, los cambios en el clima del planeta entero -a excepción de una catástrofe natural como la caída del meteorito que hace 365 millones de años causó abruptas modificaciones – se van dando naturalmente de una forma muy paulatina, es decir, tienen que pasar mas de 100 vidas de un hombre para ver solo un pequeño cambio.

Los ciclos de la Tierra llevan tantos años que para una persona resultan casi incomprensibles, ya que no podemos tener clara noción de lo que significan dos o tres millones de años, cuando vivimos apenas 100.

Sin embargo, tanto por los avances tecnológicos como por la forma en la que se fueron desarrollando nuestras sociedades, hemos adquirido la capacidad de acelerar estos procesos, de alterarlos e incluso de superar la extraordinaria capacidad del planeta de absorber esos cambios y encauzarlos, adaptándolos a sus propios tiempos.

El planeta desde sus inicios nunca ha dejado de mutar, desde las mas frías eras glaciales, hasta las etapas mas calurosas. Sin embargo estos cambios siempre han sido tan “lentos” que ningún ser vivo hubiera sido capaz de percibirlos.

Todo eso hasta que, hace unos pocos cientos de años, llegó a nuestras sociedades la “Revolución Industrial”. De allí en adelante todos sabemos lo que pasó, el crecimiento de la industria ha sido tan grande y tan veloz que un día nos tomaba meses cruzar el Atlántico y al otro lo hacíamos en 4 o 5 horas. Un día las guerras eran con fusiles y bayonetas y al otro con bombas atómicas, misiles teledirigidos y uranio empobrecido.

Para los millones muertos causados por el Tsunami, el Huracán Katrina, las inundaciones y sequías que van y vienen en todo el mundo. Para los cientos de millones de muertos vivos de los países “en desarrollo” que no comen, que no tienen acceso al agua potable, que no pueden acceder a servicios de salud básicos, para los envenenados por las fumigaciones, por la minería o por las innumerables industrias que beben y contaminan el agua de los pobres para producir bienes de lujo para los ricos. Para ellos ya no estamos a tiempo.

Según un estudio de la ONG Save the children, los desastres derivados del cambio climático, que abarcan desde sequías a lluvias torrenciales, provocarán que en 2010 haya en todo el mundo 50 millones de desplazados medioambientales, la mayoría de ellos mujeres y niños. Esto sucederá hagamos lo que hagamos de aquí a ese momento. Para ellos tampoco estamos a tiempo.

Pero el ser humano ha sabido cubrir cada espacio del planeta, se ha sabido adaptar a todos los climas y es probable que sobreviva a cualquier cambio en el clima que el futuro nos depare. El punto es que tengamos claro que, de las decisiones que tomemos ahora, dependerá la cantidad de personas que sobrevivan y las condiciones climatológicas en las que ellos deberán existir.

¿Pensaremos individualmente, tratando de disfrutar de nuestra vida lo mas que podamos o aprenderemos a pensar como especie, sacrificando parte de nuestro bienestar por el de nuestros hijos, nietos o quienes los sucedan?.

Fuente de la articulo:http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Cambio-Climatico

Fuente de la imagen: http://cdn.ecoportal.net/var/ecoportal_net/storage/images/temas_especiales/cambio-climatico/926-13-esl-ES/Cambio-Climatico_large.jpg

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Banco Mundial promueve el uso eficiente de energía en municipios mexicanos

América del Norte/México/12 de Agosto de 2016/Fuente: Banco Mundial

El Banco Mundial otorgará un financiamiento por US $100 millones al gobierno mexicano para reducir los costos de energía en 32 municipios del país. El Proyecto de Eficiencia Energética Municipal, firmado el viernes 29 de julio de 2016, apoyará el diseño y la implementación de un programa piloto de eficiencia energética y reforzará el compromiso de las autoridades con el desarrollo sostenible y la aplicación de programas y estrategias de eficiencia energética.

Los proyectos de eficiencia energética generan ahorros en los gastos administrativos de los municipios, que pueden ser utilizados para una mejor prestación de servicios a los ciudadanos.

«Hay excelentes oportunidades para lograr ahorros significativos de energía en los municipios. La eficiencia energética es una manera rentable de gestionar el consumo y de ayudar a lograr los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en México», aseguró Gerardo Corrochano, Director del Banco Mundial para México y Colombia.

El proyecto  también apoyará inversiones rentables en eficiencia energética a través del establecimiento de un mecanismo financiero. Basado en el pago a través del ahorro de energía, este modelo ayudará a los municipios con mayores necesidades económicas a cubrir los costos iniciales de los proyectos de eficiencia energética. Al término del pago, se podrán utilizar los recursos ahorrados en otros proyectos.

La Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional que México presentó a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático tiene como objetivo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 25 por ciento para 2030. La Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC) es el instrumento de política que define las acciones para lograr estos objetivos, dentro de las que se incluye el uso eficiente de la energía y la transición hacia el desarrollo de ciudades sostenibles, donde tienen lugar muchas de las emisiones del sector energético.

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2016/08/03/banco-mundial-promueve-el-uso-eficiente-de-energia-en-municipios-mexicanos

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