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El confinamiento del COVID-19: prueba piloto del capitalismo en el advenimiento de la cuarta revolución industrial

Por: Luis Miguel Alvarado Dorry

La develación y advertencia

Hace aproximadamente cinco años que, Luis Bonilla-Molina y otrxs pedagogxs críticos, develaban y advertían un reordenamiento de las sociedades, una transformación de nuestra cotidianidad, es decir, de nuestra vida misma, en el plano económico, político, social, y tecnológico que repercutirían en todos los sistemas educativos en el mundo, donde denominaron a este como Apagón Pedagógico Global (APG) [1].

En una entrevista Alba Carosio [2], aseveraba que el APG tendría efectos desastrosos en la “producción de conocimientos en las ciencias sociales”, porque esta, es parte fundamental de las ciencias humanas. En este contexto, al ser eliminada, advertía que podría generar una deshumanización de la cotidianidad, espiritualidad, de la mente y del conocimiento.

En esta misma mencionaba que, la pedagogía, forma parte de estas ciencias, por lo tanto, en ella se producen conocimientos con base en el proceso dialectico de enseñanza-aprendizaje con el fin de “poder desarrollar a otros seres humanos a lo largo de la vida” y que, un apagón de estas magnitudes, provocaría un control total del conocimiento por parte del capitalismo cognitivo, es decir, los conocimientos “legítimos” solo serían los emanados de la élite de la sociedad del conocimiento.

En este sentido, en un confinamiento como lo que está ocurriendo en estos tiempos, por la contingencia sanitaria y, un reordenamiento del control en la producción del conocimiento, Alba aseveraba que “estaríamos perdiendo quizá, la más preciada de las capacidades humanas, es la capacidad de ir aprendiendo, de ir interactuando con su entorno, de ir interactuando con nosotros mismos”, asimismo añadía que “la disminución del trabajo pedagógico condena al oscurantismo intelectual de la sociedad, impidiendo el desarrollo de la inteligencia colectiva”, en esta perspectiva se disminuye, al mismo tiempo, los escenarios para la construcción en lo colectivo de otros mundos posibles, más justos, más humanos y humanizantes.

Por lo que respecta a Omar Hurtado [3], mencionaba que “el Apagón Pedagógico Global lo entendemos como la virtual eliminación de los soportes de la pedagogía transformadora”, añadía también “porque la educación encierra en sí misma el germen de la transformación y modificación fundamental de la sociedad para convertirla en una sociedad más justa y humana”, en este escenario y en estos tiempos de confinamiento, el oportunismo salvaje del capitalismo tiende a reconfigurarse y a reconfigurar a las sociedades para volverlas, aún, más deshumanizadas e injustas.

Hurtado observaba que esta eliminación se expresa en el “control” de la educación en manos de las corporaciones internacionales (FMI, BID Y BM), hipócritas fachadas del neoliberalismo como las denominé en mi anterior artículo, ver [4], en este mismo, menciono la estructuración e imposiciones que vienen en cascada hasta llegar a las políticas educativas de los países alineados y alienados a estas corporaciones. En este contexto, se amordaza todo acto de transformación, de rebeldía, de resistencia y de divergencia, tanto de estudiantes como de docentes.

A continuación, me centraré en la entrevista que le hicieron a Iliana Lo Priore [5], en la cual, remarcaba algunos componentes generadores del APG, entre ellos, se encuentra la fragmentación que presenta la educación inicial entre el cuidado-atención-educación como “temas aislados” o como temas en pugnas, asevera que “la inversión social de muchísimos países, en este momento, todavía siguen apuntalando una de ellas que es el cuidado”, sugiere una relación dialéctica de esta triada “para lo que nosotros aspiramos como metas establecidas en la agenda 2030 para nuestros niños y niñas”, en esta agenda se decretaron, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) [6] como metas a alcanzar para ese año.

Otro componente que develaba y advertía Lo Priore es “el modelo de escuela en uniformidad”, es decir, homogenizar a los y las niñas desde temprana edad con estándares que deben cumplir según el perfil de egresos de los programas educativos, se incluyen también las sugerencias didácticas, planeaciones, evaluaciones, como si estos y estas no fueran diversxs. En este contexto, refería que esta homogenización “ciega todo indicador de creatividad y originalidad”, por lo tanto, sería un ataque certero y constante a la diversidad.

El tercer componente que advertía es la “exclusión de la educación en su etapa maternal como obligatoria” y la remiten únicamente como obligación familiar sin una guía o acompañamiento de un o una docente. En este contexto, los miembros de las familias se ven obligados a educar conforme ellas o ellos fueron educados, con el hito de la reproducción de las sociedades y perpetuación del sistema imperante.

El cuarto y último componente que Lo Priore advertía es “la descontextualización y falta de pertinencia cultural y social que tienen los recursos de aprendizajes”, añadía también que “hay elementos de mercantilización de la educación inicial donde se venden una cantidad de juguetes y de espacios de aprendizajes que se reproducen en los distintos países que tienen características distintas”. En este sentido, se observa en plataformas digitales, muy oportunas en esta época de confinamiento, programas para estimulación temprana, roles o actividades para los miembros de las familias encargadas de la educación de sus niños o niñas, del mismo modo, lugares en dónde comprar artículos educativos y un sinfín de objetos, juguetes, videos, canales televisivos, youtubers, etc. Que son consumidos a diario desde los hogares, pero ¿Qué pasa con aquellos niños y niñas en donde, las familias, no cuentan con los medios económicos o comunicacionales para la adquisición de estos recursos?, simplemente son excluidxs.

De lo anterior, podemos observar en los distintos centros públicos o privados que  atienden a niños y niñas en los primeros años de vida, lxs cuidan niñeras y niñeros que no cuentan con una formación profesional docente, unos y unas ni siquiera cuentan con una, sin denostar la ardua labor que realizan las y los niñeros, la finalidad del sistema capitalista es desprofesionalizar la labor docente y despedagogizar a la educación (dos componentes esenciales del Apagón Pedagógico Global que veremos más adelante), este objetivo va en aumento e invadiendo a los otros niveles educativos.

Del mismo modo, Luis Bonilla-Molina [7], ha develado y advertido los grandes efectos de cambios que se vienen gestando en lo económico, político y social que inciden en lo educativo en el advenimiento de la cuarta revolución industrial. En el componente económico aseveraba Bonilla-Molina que, existe una reconfiguración del consumo desde casa, es decir, por medio de dispositivos electrónicos con acceso a internet se compran infinidad de artículos que se publicitan en las diferentes páginas web y redes sociales, esto ha venido en aumento y, en el estado de confinamiento contemporáneo, al parecer, es un boom para los grandes consorcios transnacionales por la proliferación, incremento de usuarios, incrementos de compras y la generación de nuevos monopolios.

Plataformas digitales de compras oline que vienen compitiendo por la hegemonía en ventas y acumulación de grandes cantidades de capital digital, entre ellos, tenemos a Amazon, Alibaba, Ebay, Rakuten, Vente Privee, Zalando, entre otros y, en mi país, México, tenemos a Mercado Libre, Walmart México, Coppel, ELEKTRA, Liverpool, entre otros, ver [8]. En este sentido, Luis aseveraba que “implica la sustitución de vendedores y el desarrollo de nuevos mecanismos de robótica para que esto suceda”, asimismo para que la experiencia de compras sea de una forma más fácil y rápida. Las personas que no cuentan con un dispositivo tecnológico e internet, simplemente quedan excluidxs, ¿Qué pasaría con lxs excluidxs si los artículos de la canasta básica solo se pudieran comprar y conseguir en línea? La cantidad de personas con hambre aumentarían y buscarían la forma de sobrevivir o simplemente, morirían.

En el plano político también existe una transformación en la participación, el mismo investigador mencionaba que “la mayoría del ejercicio político se hace desde la comunidad de la casa desde un computador, haciendo participación política online”, en este contexto, podemos observar a candidatos, ex gobernantes, gobernantes actuales, etc., haciendo política desde las redes sociales, así también solo basta escribir en GOOGLE el partido del cual se quiere afiliar o conocer y con un solo clic aparece su página web, por ejemplo, ver [9], los espacios físicos vienen en obsolescencia por el manejo de la virtualidad.

En lo que se refiere a lo social, Bonilla-Molina denunciaba que “hay una relocalización en el mecanismo de socialización en la casa y en la virtualidad de las redes”, en solo cinco años de su develación y advertencia sobre la tendencia a estar recluidos en la casa, el coronavirus COVID-19, ha sido un acelerador para este confinamiento y para el incremento del uso de la virtualidad, ahora las clases son virtuales, las tareas son virtuales, las compras son virtuales, las charlas son virtuales, las clases de yoga son virtuales, los amores son virtuales, las caricias y besos son virtuales, hasta las relaciones sexuales son ya virtuales. En este contexto, ¿qué sucede con lxs que no tienen casa? Ya ni se diga de virtualidad, les piden que se queden en casa ¿Cuál casa?, si su casa son las calles y su cama una banqueta.

Del mismo modo, en las tecnologías, en las investigaciones que ha realizado Luis Bonilla-Molina, nos advertía que “la tecnología cada vez más tiende a sustituir a los estados nacionales, el estado, ha creado una especie de estado virtual que nos remite a ir a buscar la seguridad de la casa”, en este contexto, las autoridades gubernamentales de los tres niveles, en México, en este estado de confinamiento, toda información mediante discursos, textos, imágenes y demás, las han estado socializando a través de las redes sociales más populares como Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, entre otras, por consiguiente se reconstruye el estado en la realidad virtual.

Los otros dos componentes que mencionó este investigador son: la despedagogización de la educación y la desprofesionalización docente; en la primera, hace referencia que en diferentes momentos de la segunda parte del siglo XX y, en lo que vamos del XXI, se viene tendiendo el terreno para la eliminación de la pedagogía fragmentándola en sus diferentes componentes, convirtiendo a estos en “modas” educativas, el investigador Luis Bonilla-Molina mencionaba las siguientes “la didáctica, métodos gerenciales y de planificación, evaluación, currículo, calidad educativa y los sistemas de evaluación”, en este sentido, se construye y programa las conceptualizaciones de los y las docentes sobre cada una de estas “modas” educativas, mientras que, se desconoce la semántica y semiótica de la pedagogía, este trabajo ha durado setenta años, hoy en día, la mayoría de los y las docentes desconocen su significado.

Mientras que en la segunda, mencionaba que “cada día se dice más que no es necesario ser maestro o ser profesor para dar clases y se comienzan a habilitar en los sistemas escolares a cualquier profesional para ejercer la docencia en el aula”, en este sentido vemos pues, a ingenieros, abogados, informáticos, administradores de empresas, matemáticos, entre otras, asimismo la proliferación de youtubers que han venido a educar a niños, niñas y jóvenes, sin ninguna formación en pedagogía y, recordemos que, la pedagogía, es parte de las ciencias sociales y esta, a su vez, forma parte de las ciencias humanas, por estas razones se advierte sobre la peligrosidad de la tendencia a deshumanizar a las sociedades.

En este confinamiento, los ambientes de aprendizajes virtuales vienen a sustituir al salón de clases, en este sentido denunciaba Bonilla-Molina sobre “la destrucción del concepto del aula y de la escuela”, las charlas de pasillos, las idas al baño, los roces, las lágrimas, las risas, los olores, la limpia del pizarrón, ocupar la silla sea que haya sido elegido por los y las estudiantes o no, los gritos de felicidad a la hora de recreo o de educación física, entre otras interrelaciones físicas que se daban hace aproximadamente catorce días en mi país, en otros, han sido hasta cuatro meses, son eliminados de golpe, creando nuevos imaginarios colectivos y paradigmas en y desde las virtualidades.

Pero si este confinamiento sigue perpetuándose ¿qué pasaría con las escuelas construidas y por construir? Para ello el investigador mencionaba sobre “destruir el compromiso de los estados en el financiamiento de infraestructura para la construcción de planteles”, es pues, más redituable construir ambientes de aprendizajes virtuales desde un dispositivo electrónico que construir una escuela, o bien, contratar un youtuber o un docente que atienda simultáneamente a cientos o hasta miles de estudiantes, que a cincuenta docentes que atiendan en las escuelas físicas.

Por otro lado, Vladimir Acosta [10], aseveró sobre la mercantilización de la educación pública, específicamente sobre la educación superior, esto devenido de la “famosa reunión de Bolonia” [11] al finalizar los años 90’, de la cual, se reformaron las políticas educativas a nivel mundial. En este contexto, acosta arremetió sobre las imposiciones neoliberales y su “idea fundamental de destruir por completo a la educación, el papel que cumplía las universidades, los métodos, los contenidos de esa educación”, la educación como un medio más para la obtención de ganancias y aculturación de las futuras generaciones con base en su objetivo primordial, el consumo.

Acosta mencionaba también sobre que, en Venezuela, “se suspendió por ejemplo la enseñanza de la historia, se la reemplazó por materias mucho más prácticas”. En este sentido, hemos venido diciendo acerca de los propósitos de deshumanización de las sociedades usando como medio a la educación, en esta, se impuso a mediados de los 90’ una jerarquización de las asignaturas conforme a su utilidad, eficacia y eficiencia, según los intereses y necesidades no de las sociedades, sino del capitalismo.

De lo anterior, Acosta afirmó que “ese apagón que significa prácticamente reformular la educación en términos puramente mercantiles, que significa además escoger los temas, los contenidos, las áreas que tienen prioridad o que tienen importancia para ese modelo”, en este marco, el capitalismo impulsó desde sus discursos y usando todos sus medios posibles, una educación estandarizada e instrumental, esto le permitió crear nuevos imaginarios educativos en las sociedades. El modelo educativo que ayudó a instalar los nuevos perfiles fue el del STEM+R (Alianza para la Promoción de STEM, 2019), por sus siglas en inglés, que ponderan una educación basada en la ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y la lecturas que, por fuertes y constantes críticas de que este modelo era totalmente instrumental, se incluyó, a partir del 2009, a las artes, convirtiendo su siglas en STEAM+R; aunque este modelo haya incluido a las artes en representación de las ciencias humanas, no dista de ser instrumental y, por lo tanto, deshumanizante.

Pero ¿por qué es deshumanizante este modelo?, acosta nos remitió porque “excluye todo lo que tiene que ver con identidad, con formación de una cultura”, al excluir las materias de las ciencias humanas, solo se permite la instrumentalización de razón con el hito de formar personas que solo sepan leer manuales y seguir instrucciones, en este sentido, se omite la construcción del conocimiento, la inhibición del pensamiento crítico, creativo y divergente, es decir, el modelo educativo neoliberal del STEAM, impone las formas de pensar, de percibir, de crear, las reglas, las normas y los instructivos, con el fin de homogenizar a las subjetividades.

A lo anterior, Acosta arremetió que “La historia es un enemigo, la filosofía es un enemigo, la sociología es un enemigo, la antropología es un enemigo”, enemigo por que se enseña a pensar libremente, a observar y develar los fenómenos sociales de las realidades que ocurren en la cotidianidad, a leer entre líneas a la realidad impuesta desde el capitalismo, a ser creativos, a ser imaginativos, es decir, enseña y se aprende a ser humano. Del mismo modo, mencionó que, los jóvenes, se “animalizan” y se “embrutecen” con el uso de la tecnología, pues éstos, aprehenden acríticamente toda información bajada de internet.

Por otro lado, Rubén Reinoso [12] advertía sobre los retos que tiene la escuela en la era tecnológica, pues su vertiginosa transformación e innovación es sumamente peligrosa, peligrosa en el sentido de que, los y las docentes, estamos desfasados del proceso de transformación e innovaciones tecnológicas, mientras que lxs estudiantes la aprenden aceleradamente fuera de la escuela, es decir, mientras que lxs docentes seguimos enseñando las tablas de multiplicar, el capitalismo tecnológico ya cuenta con inteligencia artificial que va aprendiendo rápidamente de la especie humana. Esta aceleración de las tecnologías, Reinoso aseveraba sobre el término de “pos humanismo”, es decir, sobre los requerimientos de un nuevo perfil que deben de tener las personas a finales del siglo XXI.

En este marco, también advertía sobre “hay toda una línea de trabajo que plantea cómo se producen modificaciones en la cognición y en el cerebro debido a la tecnología que se utiliza para el desarrollo de la comunicación” añadiendo que esta comunicación “va desde el habla, después la escritura, después el telégrafo, el teléfono y ahora la televisión y las TIC”, entonces, la mayoría de lxs docentes seguimos desfasados y estancados en contenidos, modelos, métodos y prácticas que, distan de los intereses y necesidades de lxs estudiantes en la era digital.

Reinoso comentó que existen “cuatro problemas fundamentales” en los procesos educativos formales que se deben plantear, el primero se refiere a “la necesidad de que construyamos teorías que nos permitan explicar y dar cuenta de los fenómenos que se están dando hoy en día en el campo de la educación en general y en el campo de la pedagogía”, con respecto a esto, desde las pedagogías críticas y las educaciones populares, es necesario construir propuestas contra hegemónicas que contrarresten y liberen de la voracidad alienadora del capitalismo tecnológico, el cual, instrumentaliza a la razón de lxs estudiantes, emanadas desde las élites de la sociedad del conocimiento.

El segundo problema que develó el investigador es sobre “el desarrollo de la herencia cultural”, en este advierte que estamos viviendo “fenómenos típicos de un momento transicional”, es decir, nuestrxs abuelxs (de más de 70 años de edad) percibían, con solo observar el cielo, si el día sería lluvioso o si sería soleado; a la tierra, si habría buena cosecha o no, provenientes de un mundo de información analógica que les ha costado aprender y aprehender sobre las realidades digitales y virtuales, muchos no quisieron siquiera aprender, mientras que, los nacidos antes de los 90’ que oscilan entre los 35 a 55 años de edad, Marc Prensky en (Institución Educativa SEK, 2010), los ha denominado como “inmigrantes digitales”, es decir, las necesidades lxs llevaron a aprender estas realidades, estas y estos tienen un pie en el mundo analógico y un pie en el mundo digital-virtual, pueden entonces, percibir los días lluviosos o soleados, pero ya no nos esforzamos y sacamos el dispositivo para confirmar en una aplicación de los climas sobre esto. Los nacidos en los años 90’ a la actualidad, Prensky los ha denominado como “nativos digitales”, los cuales, tienen grandes habilidades en los lenguajes y realidades digitales y virtuales, desconociendo por completo el mundo analógico, por lo que se basan únicamente en informaciones digitales y virtuales.

Por lo anterior Reinoso afirmaba que “no estamos entendiendo a nuestros hijos, porque nuestros hijos manejan una tecnología que nosotros no manejamos”, en este contexto, a la transición a la que se refiere será instalada en nuestrxs nietxs, es decir, la cultura digital-virtual en la que nacieron, aprendieran y aprehendieran nuestrxs hijxs será transferida a sus hijxs, dando paso a una nueva cultura, la digital-virtual.

En estos tiempos de confinamiento sanitario obligatorio, los inmigrantes digitales nos hemos encontrado con fuertes incertidumbres en el momento que, nuestros gobiernos, nos obligan a llevar a cabo una educación a distancia, desde casa, en línea y/o virtual. En este sentido el coronavirus COVID-19 ha develado tanto la precariedad de infraestructura tecnológica de la que cuentan los sistemas educativos, docentes y estudiantes, como la precariedad de habilidades y conocimientos de las virtualidades que tenemos lxs docentes y, la mayoría, nos hemos dedicados a investigar en diferentes aplicaciones tecnológicas el funcionamiento de esta virtualidad, participando de manera pasiva o activa en las diferentes videoconferencias que ofrecen diversos medios e investigadores, aquellxs que no cuentan con internet y solo cuentan con al menos un dispositivo tecnológico, se reducen a mandar en los grupos de WhatsApp u otras redes sociales los trabajos o tareas con el fin de abarcar los contenidos de su programación, lxs que no cuentan con esto, quedan excluidxs.

El tercer problema que ha advertido Reinoso es sobre “la necesidad de reivindicar el acto pedagógico como un acto de encuentro cara a cara”, añade también “creo que es fundamental que nosotros desarrollemos tecnologías de diversas naturalezas y la utilicemos, pero el hecho de que la gente vaya a un acto de aprendizaje en compañía de los otros, es fundamental”, en relación a esto, los miedos que ha causado el coronavirus COVID-19 para confinarnos en casa, nos desterritorializa de ese encuentro, por lo tanto, la pedagogía y la educación tiene la tendencia de ser destruida, de ser apagada, mientras que el acto educativo se vuelve netamente bancaria, en el sentido que, lxs docentes, mandan los trabajos o tareas y lxs estudiantes las elaboran.

De lo anterior, para el capitalismo tecnológico salvaje, este confinamiento, le ha servido como medio para desterritorializar a las pedagogías y a las educaciones, con el fin de promover la virtualización de la educación y la ineptitud de lxs docentes, para luego dar paso a sus soluciones privatizadoras. Es por ello que, la escuela, es un espacio fundamental para el proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje con base en la dialogicidad y encuentro con lxs otrxs.

Asimismo, Reinoso se hizo una importante interrogante ¿pero eso significaría que no se utilizaran la tecnología? Y responde rotundamente “No, significa que la tecnología debe estar acompañada de la tecnología social, o sea, de la relación que tu tengas con los otros”, es decir, las tecnologías deben ser un complemento de las pedagogías, no confinar o subordinar las pedagogías a las tecnologías, porque estas, las pueden devorar, por lo tanto, destruirlas, objetivo primordial del capitalismo tecnológico salvaje.

El último problema que develó es sobre “la construcción de un docente de nuevo tipo que esté a la altura del desarrollo” con las siguientes características:

  1. “Capacidad diagnóstica,
  2. Capacidad humanista,
  3. Tenga profundo conocimiento de los fenómenos de su tiempo, a nivel global y local,
  4. Ser una persona que maneje herramientas de orden pedagógicas para contribuir a la modulación intelectual e independencia”

Este tipo de docentes, deben pues, estar en constante actualización inherentes a la construcción de ciudadanía, no para los intereses del capital, sino para la trasformación de las sociedades en unas más justas, humanas y humanizantes.

Por todo lo anterior, el confinamiento obligatorio de las sociedades por el coronavirus COVID-19, por lo tanto, de las pedagogías y de la educación, ha sido un catalizador por el cual, el capitalismo cognitivo y tecnológico, ha aprovechado para acelerar el Apagón Pedagógico Global que tanto habían advertido y develado los investigadores antes mencionados.

Ante esto, el magisterio en distintas partes del mundo y, en referencia a mi país, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha construido alternativas educativas, empero, en la perspectiva de lo local y, ha dejado a un lado o con avances muy lentos en lo referido a lo global y sus innovaciones tecnológicas. En este sentido, el coronavirus COVID-19 y su inherente reclusión domiciliaria, ha develado la precariedad, lentitud, exclusión y miedos que han tenido estas alternativas, en el abordaje e incorporación de las innovaciones tecnológicas, al mismo tiempo permite, como caldo de cultivo, la vertiginosa construcción de propuestas educativas contra hegemónicas con el hito de resistir y construir otros mundos posibles.

 

El coronavirus COVID-19, exclusivo e inclusivo

No entraré en el debate y/o especulaciones sobre si el coronavirus COVID-19 es o no un ataque biológico y/o una estrategia para apoderarse de los mercados, ya que existen fuertes debates al respecto, asimismo notas falsas que circulan por las redes sociales, con el paso del tiempo se develará, para ello la Organización Mundial de la Salud menciona sobre la posible fuente:

Hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, el coronavirus (CoV) que causa la COVID-19. Todos los datos disponibles sugieren que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal y no es un virus creado en laboratorio. Lo más probable es que el virus tenga su reservorio natural en los murciélagos. El SARS-CoV-2 pertenece a un grupo de virus genéticamente afines en el que se encuentran también el SARS-CoV y otros CoV que han podido aislarse en poblaciones de murciélagos. El MERS-CoV también pertenece a este grupo, pero está menos relacionado con estos últimos[13]

Este apartado, lo importante es dar a conocer ¿qué es el coronavirus COVID-19?, ¿Dónde surgió?, ¿hacia dónde se expandió?, ¿a quiénes afecta? Y por último ¿qué ha originado?

Para ello, me apoyaré en las fuentes que otorga de manera digital la Organización Mundial de la Salud donde menciona que “La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019” mismo documento, el cual, se expandió por la movilidad de las personas hacia Tailandia, Corea del Sur, Japón, avanzó hacia Europa, Italia el más golpeado por esta enfermedad repunta con el mayor número de muertes.

Aparecieron los primeros casos en el continente Americano y África, los casos confirmados fuera del epicentro fueron incrementándose, para el 30 de enero la OMS siguiendo sus protocolos, declara como “emergencia de salud pública de importancia internacional” [14]. China como epicentro y con mayor número de contagios empezó a tomar acciones un tanto autoritarias hacia sus sociedades, obligándolos a confinarse de manera rotunda en sus casas con el fin de frenar la propagación, Estados Unidos empezó a repuntar con mayor cifra de infectados que hasta este 10 de abril presentó “467,000 infectados y 17,000 muertes” [15].

El coronavirus COVID-19, afecta a todxs, no respeta edad, clases social, raza o género, pero las estadísticas demuestran que es más letal para lxs de la tercera (de 65 a 75 años) y cuarta edad (más de 75 años) porque su sistema inmunológico es débil, porque tienen enfermedades crónicas y afectaciones a la salud previas al contagio por la COVID-19, las cifras nos muestran, hasta el 20 de marzo, que de “70 a 79 años: 8% de mortalidad; 80 años o más: 14.8% de mortalidad” [16], este escenario va disminuyendo conforme disminuye las edades y afectaciones previas de salud que presentan las personas.

 Bajo este marco, podemos observamos que, nuestrxs ancianxs, son más propensos a morir con esta enfermedad, bajo las miradas tristes y el dolor incesante de las familias por tal o tales pérdidas, sin embargo, puede parecer que el coronavirus COVID-19 se ha convertido en fuerte aliado desde la perspectiva del capitalismo rapaz, ya que tiende a desechar a las personas improductivas que solo generan gastos a las instituciones públicas y privadas, ancianxs que, trabajaron durante toda su vida siendo explotados con salarios miserables, la COVID-19 les viene a dar el tiro de gracia.

Por otro lado, en Estados Unidos el coronavirus COVID-19 se ensaña con infectar y matar más a latinos de pueblos originarios y, afrodescendientes se observa la cifra del “62% de muertos en la ciudad de Nueva York” [17], esto no significa que el coronavirus sea racista, sino que devela las fuertes desigualdades socioeconómicas que impera en ese país, pues, en las poblaciones con mayor presencia de inmigrantes y pobreza, la brecha del lenguaje ha sido crucial para esta cifra, asimismo y haciendo énfasis que, las personas, viven al día, es decir, salen de sus casas para trabajar y llevar comida a sus familiares, entrando en el dilema si “morir de hambre o de COVID-19” y, al parecer, han escogido la segunda.

En este contexto, el coronavirus COVID-19 es exclusivo para las personas que están socioeconómicamente bien acomodados (clase alta), pues, por sus viajes de placer, trabajo o diversión fueron éstas las que, en varios países, llevaron el virus, sin embargo, se vuelve inclusivo de lxs pobres, los más vulnerables, los que no cuentan con un trabajo y salario que les permita confinarse, los que arriesgan la propia vida y la de los suyos para evitar escuchar los rugidos de los estómagos de sus hijxs por hambre y lo que más han sido golpeados por esta calamidad; ojalá que aprendamos de este coronavirus, no de su destrucción, pero si de su inclusión, su igualdad y equidad.

El coronavirus ha develado también la fragilidad y debilidad de los sistemas de salud en distintas partes del mundo, causadas por el neoliberalismo y sus disfraces financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que pide como requisito, para otorgar sus créditos, recortes presupuestarios en el gasto público en confabulación con gobiernos corruptos, entre ellos, al sector salud y al educativo, la lectura tras las líneas de esos requisitos nos devela que, nos quieren ignorantes y enfermos, la primera para perpetuar y reproducir el sistema imperante, la segunda para consumir tratamientos médicos, de a poco o mucho, por los diversos padecimientos que se tiene por el desgaste de nuestros cuerpos originados por la enorme explotación en la que vivimos, asimismo para no tener fuerzas a manifestarnos, resistir y luchar para la transformación de las sociedades en una más justa, humana y humanizante.

Para este 10 de abril tenemos ya un recuento de 1.6 millones de infectados y más de 100,000 muertos en todo el mundo, esto ha provocado, en muchos países, la salida de las fuerzas del orden a las calles, desde policías municipales hasta el ejército, con el fin de mitigar el riesgo de contagios de la población, sin embargo, ha provocado también fuertes violaciones a los derechos humanos, en la India, ver [18], se observan a policías que golpean con palos a las personas que caminan por las calles; en España golpean a mujeres y a jóvenes, detenciones a todxs lxs que se encuentras en las calles, entre otros abusos. Según datos de la OIT, existen “casi 500 millones de personas afectadas por insuficiencia de empleos remunerados” [19] lo que no permite confinarse siquiera por un día y, lxs arroja a las calles para poder sobrevivir arriesgándose al contagio.

Por lo que respecta a México, los pueblos originarios a lo largo de la historia han sido excluidos por las sociedades y por el mismo gobierno, en esta emergencia sanitaria no dista mucho de estas realidades, los pueblos originarios ubicados a lo largo y ancho de mi país también son grupos vulnerables ante el embate del coronavirus COVID-19, en este sentido, una de las voceras de los pueblos originarios de la región selva del estado de Chiapas, ha salido a denunciar y develar la exclusión y desinterés por parte de las autoridades gubernamentales, afirma que “si nos pega el coronavirus moriremos en silencio” [20], en la misma añade “No ha dicho que hace o nos han dado protocolos a seguir”. En este contexto, el sector educativo tiene las mismas características excluyentes y discriminatorias para los que menos tienen, de esto hablaré en el siguiente apartado.

Por lo anterior, el coronavirus COVID-19 ha develado un cúmulo de exclusiones, violencias y desigualdades en todo el mundo originado por el neoliberalismo salvaje, y su privatizador objetivo de los sistemas públicos bajo la bandera del FMI.

 

Ensayo y error del capitalismo cognitivo y tecnológico

Con el paso del uso de la microelectrónica a la nanoelectrónica surgió la cuarta revolución industrial donde, además, las telecomunicaciones experimentan un desarrollo estrepitoso, dando como resultado la fabricación de aparatos diversos que cooptaron la atención de la sociedad mediante intensas campañas publicitarias que llegaron hasta los lugares más recónditos de la geografía y que han dado como resultado una sociedad digital-virtual cada vez más consumista.

El capitalismo ha empleado todos los recursos que ha tenido a su alcance para que a través de la publicidad desmedida impacte en las subjetividades de los seres humanos de todas las edades y estratos socioeconómicos. La economía, la política, la educación han sido objeto de reformas estructurales sucesivas, en virtud a la velocidad de los cambios experimentados por la ciencia y la tecnología que ha hecho necesario ajustarlas a las nuevas necesidades de la sociedad y sobre todo a los intereses del régimen capitalista que se ha tornado insatisfecho en su insaciable deseo de cautivar las subjetividades de las personas y hacerlxs sujetos consumidores, alienados y enajenados a tal grado de perder su identidad.

Este avance en la tecnología y en la industrialización ha provocado el abandono del campo, la destrucción progresiva de la naturaleza y una incontenible contaminación al medio ambiente a través del desmesurado incremento de desechos inorgánicos y la utilización cada vez mayor de sustancias químicas para la agricultura, acto que ha generado que el ser humano atente en contra de su propia vida.

Por otra parte, es importante destacar la rivalidad entre las naciones más poderosas, en las que  la superioridad se mide desde la capacidad bélica que posean, lo que significa en última instancia que, la  tecnología  de punta en comunicaciones, programación, robótica y el uso de inteligencia artificial, esté más enfocada a construir instrumentos para la guerra que para el bienestar de la humanidad (Noah, pág. 339).

Google, una de las compañías multinacionales más avanzada en inteligencia artificial, entre sus servicios ofrece búsqueda de información, lugares geográficos, videos, entre otros, de manera tal que cuando un usuario es recurrente en la búsqueda, el software tiene la capacidad  de identificar el perfil de éste (Noah, págs. 368-370); archiva toda la información del cibernauta, pues al ingresar al sistema para realizar una nueva búsqueda, infiere el interés más frecuente del usuario.

En efecto, en este confinamiento obligatorio en el que vivimos, Google empezó ya ha controlar la movilidad de los usuarios, dando en el discurso las “bondades” que tiene para el control de la propagación de la pandemia y, “[…] si los confinamientos por coronavirus se aplican” [21], en este sentido, la peligrosidad que se presenta es que comienzan como bondades, a mi perspectiva como un ensayo y error, con el fin de convertirse en necesidad y reconfigurar los imaginarios sociales donde permita que, este procedimiento de control, se normalice.

Pareciera ser que toda esta bondad no representase ningún peligro, sin embargo, le da la opción de poder violentar la privacidad de los usuarios, ingresar a toda la información relacionada con estos (cuentas bancarias, lugares visitados, acciones financieras o transacciones comerciales realizadas, ubicación geográfica, entre otras), adquiriendo un fuerte poder de control sobre las sociedades desde las aceptaciones de sus condiciones y términos de la política de la empresa.

El confinamiento del COVID-19, es un importante y oportuno momento para el capitalismo cognitivo y tecnológico salvaje en el sentido de “ensayo y error” para aplicar sus innovaciones tecnológicas en todos los sectores y reestructurar a las sociedades relocalizadas en casa, limpiando el terreno para el advenimiento de la cuarta revolución industrial y la automatización.

El cuarto cambio de época, las industrias 4.0 o la cuarta revolución industrial, en palabras del fundador del foro de Davos, Klaus Schwab (Schwab, 2016), en su libro “la cuarta revolución industrial” explica que:

“[…] se basa en la revolución digital. Se caracteriza por un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina” (pág. 13).

La automatización de los grandes sectores de producción, en primera instancia, se augura las bondades para que, en la colaboración con los seres humanos, las máquinas, haya una complementación entre ambos, sin embargo, dista mucho de esa complementariedad y pasa a sustituir, las máquinas automatizadas e inteligentes, a los seres humanos. En este marco, estos sensores al ser más “baratos, pequeños y potentes” no necesitan de un salario constante, ni prestaciones de ley, ni seguros de salud, ni formación de sindicatos que los respalden, por lo que, esta tendencia, se dirige a la destrucción total de la mano de obra humana.

El confinamiento del coronavirus COVID-19 es tomado como un espacio-tiempo de prueba y error para el advenimiento de la cuarta revolución industrial, a partir del miedo infundado por el contagio de la enfermedad al contacto con lxs otrxs, crean las necesidades, en primera instancia, de comprar insumos básicos desde casa, realizar pagos a tarjetas bancarias por transferencias electrónicas, realizar visitas virtuales a lugares turísticos, museos, entre otros; creación de supermercados automatizados y robotizados, escuelas virtuales en todos sus niveles, videollamadas a familiares que viven frente de nuestras casas, para luego “normalizar” estas actividades, destruyendo así las formas de relacionarse con lxs otros y de emplearse.

Por lo anterior, al no necesitar a lxs estibadorxs, organizadorxs, lxs de limpieza y cajerxs que trabajan en los supermercados; lxs cajerxs, supervisorxs y ejecutivxs que trabajan en las empresas bancarias; choferes de transportes y trabajadorxs de todo tipo en los sectores turísticos; docentes, académicxs, investigadorxs, entre otros, por lo tanto, serían despedidxs, creando con ello oleadas gigantescas de desempleos.

En este marco, se augura según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la desaparición de “195 millones de empleos en el segundo trimestre de 2020” (OIT, 2020, pág. 4), aunque pueden ser más, ya que existen 1250 empleados (OIT, 2020, pág. 5) que se les pueden reducir sus horas de trabajo o simplemente despedirlos.

Se observan cifras catastróficas en esta primera oleada masiva de desempleos que vienen a generar más pobreza y desigualdades, en la última semana de marzo y la primera de abril, solo en Europa, 11 millones de personas han perdido su empleo [22], en América Latina y El Caribe se han perdido 14 millones de empleos según datos de la OIT [23], En estados Unidos 17 millones empleos perdidos en las últimas tres semanas [24], en México se han perdido 346,878 empleos por la contingencia sanitaria [25].

Los sectores más golpeados según la OIT (OIT, 2020, págs. 4-5) son: actividades administrativas, comerciales y automotrices, actividades de alojamiento y de servicio de comida, entre otros; la enseñanza por su parte, tiene una afectación baja, ya que se estima en empleados temporales o interinos, todavía no se toca el bruto de los gremios magisteriales, sin embargo, creo que es debido a las resistencias y manifestaciones que se pudieran dar a nivel mundial, lo cual, en estos tiempos de contingencia sanitaria, sería un genocidio por parte de los gobiernos y de los capitalistas, o acaso ¿llevarán a cabo el chasquido de Thanos que devela Luis Bonilla en su artículo “Avengers, coronavirus y cambio climático” [26]?, esperemos que no.

Seguramente para ello, en el recuento de los daños sobre el proceso educativo una vez  que se haya levantado el confinamiento y regresado a clases, el capitalismo cognitivo y tecnológico usará su látigo denostador “El complejo Industrial Cultural” (Bonilla-Molina, 2018) para dar el último y letal golpe al magisterio mundial por la falta de habilidades, destrezas, conocimientos y/o “competencias” digitales-virtuales que presentan.

Es por ello, que mis augurios sobre los despidos masivos magisteriales, vendrán con las reformas pertinentes y legitimadas de los gobiernos corruptos y serviles a este sistema, en la segunda oleada masiva de desempleos una vez que el complejo industrial cultural haya hecho su labor de instalar, en los imaginarios colectivos, sobre la incapacidad en la digitalización y virtualización que presentan lxs docentes.

Una vez instalada las necesidades de educación en casa en este confinamiento, el uso de las tecnologías educativas o EdTech (nuevo lenguaje en los imaginarios), se han incrementado considerablemente ofreciendo de manera “gratuita” las digitalización y virtualización de la educación, con el fin de educar desde nuestros hogares. Comienza entonces la lucha por la hegemonía y mercantilización digital-virtual de la educación, una nueva forma de privatización sin que reaccionemos a la violación de uno de los principales derechos fundamentales, la educación pública.

La prueba piloto de ensayo y error del capitalismo cognitivo y tecnológico ha comenzado, desde antes y con considerable incremento a partir del confinamiento del coronavirus COVID-19, en China se disputan a la educación en línea entre las grandes compañías como China Telecom, China Mobile, Baidu, Huawei y Alibaba, este último presentó hasta el 11 de marzo un incremento de 120 millones de estudiantes (este número es solo la mitad de la población estudiantil de este país) como usuarios desde la aplicación DingTalk, según el diario digital xinhuanet [27].

Para esto, la UNESCO [28] hace un llamado a organizaciones internacionales, sociedades civiles y corporaciones privadas para unirse y “dar soluciones  a los aprendizajes a distancia y llegar a los niños y jóvenes que corren mayor riesgo” basados en el objetivo de “educación continua”, entre estas corporaciones transnacionales y dueñas de tecnologías de punta y acumulación de enorme capital cognitivo y tecnológico se encuentran a Microsoft, GSM, Weidong, Google, Facebook, Zoom, KPMG y Coursera; entre los organismos multilaterales y financieros mencionan a la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de la Salud, la Alianza Mundial para la Educación, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el Banco Asiático de Desarrollo, entre otros, para la atención de más de 1,500 estudiantes se han visto afectados en este confinamiento.

En el mismo artículo, esta coalición, hace cuatro propuestas con respecto a “la educación continua” en este confinamiento, la primera referida a “ayudar a los países a movilizar recursos y aplicar soluciones innovadoras y adaptadas al contexto para impartir educación a distancia, aprovechando los enfoques de alta tecnología, baja tecnología y no tecnológicos”, en esta perspectiva, creo que, esas “ayudas” a las que se refieren es que, cada país, construya la infraestructura necesaria con sus propios recursos, en el advenimiento del control total del sistema educativo, en primera instancia, ofrecerán de manera “gratuita” programando, en los imaginarios sociales, bajo los discursos de las “bondades” que esta trae, sin embargo sabemos que detrás de esas “bondades” viene una voracidad de dominio, exclusión, control y explotación de lxs seres humanos.

La segunda propuesta que mencionan es en el sentido de “hallar soluciones equitativas y lograr el acceso universal”, a esto mencionamos con anterioridad sobre las “bondades” para detectar si el confinamiento se está llevando a cabo con respecto a la información de ubicación de las personas a las que tiene acceso Google, en un acceso universal, que debe ser un derecho público, sin embargo, detrás del discurso existen perspectivas de dominación y control de las sociedades, sus movilidades y violación a su privacidad.

En la tercera propuesta mencionan sobre “aportar respuestas coordinadas y evitar la superposición de esfuerzos”, en este sentido, el neoliberalismo hace construir infraestructura para posteriormente adjudicársela en colusión con los gobiernos corruptos y, los que terminamos de pagar todo eso, somos los ciudadanos.

En la cuarta propuesta escriben acerca de “facilitar el regreso de los estudiantes a las aulas, cuando las escuelas abran de nuevo, evitando así un aumento de las tasas de deserción escolar”, instalado ya, en los imaginarios colectivos, sobre la incapacidad de lxs docentes ante las innovaciones tecnológicas, las bondades y facilidades de la educación en línea y el miedo que se ha generando en el encuentro con lxs otrxs, las familias que tienen las posibilidades de educación online, puedo aseverar que, ya no mandarán a sus hijos a las escuelas, lo que permite una destrucción total de la educación pública de contacto físico.

La OIT por su parte, ver [29], menciona en una de sus discusiones sobre la acelerada necesidad  de las innovaciones tecnológicas “en el aprendizaje en línea y la facilitación de EFTP y de formación para la adquisición de competencias”, asimismo añade sobre el análisis de la concepción de “aprendizaje y formación en cualquier lugar, en cualquier momento”, en este marco, no se necesitarán a lxs docentes, sino a motivadores y entrenadores técnicos que adiestren instrumentalmente a lxs futuras generaciones, por lo tanto, las escuelas, lxs docentes, las aulas y todo el sistema educativo se reducirá a una pantalla y un ordenador con acceso a internet.

Ante estas imposiciones a manera de “propuestas” y discusiones devendrán reformas estructurales en los países de todo el mundo para legitimar estas acciones, al construir la infraestructura con los recursos públicos, al tener acceso a las identidades y subjetividades y, por lo tanto, generar un control total, al apoderarse de las infraestructuras construidas, al virtualizar totalmente la educación, desprestigiar, despolitizar y despedagogizar la labor docente, estas propuestas traen consigo uno de los objetivos principales del capitalismo cognitivo y tecnológico, el peligroso Apagón Pedagógico Global que tanto advertía Luis Bonilla-Molina.

En este contexto, el horizonte geopolítico, social, económico, cultural y tecnológico, producido por el confinamiento sanitario que conlleva el coronavirus COVID-19, afecta la vida cotidiana de millones de estudiantes y docentes a nivel mundial, desterritorializándolxs de la escuela en su realidad física y lxs relocaliza en sus hogares, es decir, hace una nueva territorialización de la educación en las realidades digitales y virtuales.

Esta desterritorialización de la educación confinándola a la casa, ha causado enormes brechas entre los que tienen al menos un dispositivo y conexión a internet o redes sociales y los que no, los que saben usarlo y los que no. Bajo este marco, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) menciona que el acceso a internet en el nivel de primaria solo el 56% de lxs estudiantes cuentan con este servicio dejando fuera a 44% de estudiantes, mientras que el 81% en secundaria cuenta con este acceso y solo el 19% no.

De lo anterior, aquellxs que cuentan con acceso y al menos un dispositivo, tienen 2 a 3 hijxs, esto dificulta el proceso, el confinamiento de México desde el 23 de marzo, las autoridades mencionaron  a lxs que tuvieran estos privilegios, optaran por usarlos para que no se retrasaran, aunque en muchos hogares y familias, estudiantes y docentes el proceso de enseñanza-aprendizaje se redujo a mandar tareas o trabajos desde las aplicaciones como el WhatsApp y Facebook, lxs que no cuentan con estos servicios privilegiados hoy en día, simplemente fueron excluidos y fueron reducidos a realizar las actividades de sus libros de textos, sin embargo, existen familias en donde no saben leer y escribir ¿quién o quiénes acompañarán a lxs estudiantes en la realización de estas? ¿Los hermanos más grandes? ¿Y a ellos quién?, observamos entonces las grandes desigualdades que se tiene en el país, en América Latina, en el mundo en sí.

Por todo lo anterior, se observa entonces, como el capitalismo cognitivo y tecnológico va limpiando el terreo en el advenimiento de la cuarta revolución industrial, la automatización de los procesos y el internet de las cosas, con el hito de reducir sus gastos y ensanchar sus ganancias, creando monopolios cognitivos y tecnológicos en aras de dominar, controlar, instrumentalizar y reconfigurar a las subjetividades con los objetivos de deshumanizar y de consumir.

 

Las resistencias, las alternativas, la incertidumbre

 A nivel internacional lxs investigadorxs Luis Bonilla-Molina, Iliana Lo Priore, Oscar Jara, Boaventura de Sousa Santos, entre otrxs y, los mexicanos Lev Moujahid Velázquez Barriga y Miguel Erasmo Saldivar Carrillo han venido criticando las actividades del neoliberalismo bajo las sombras del coronavirus COVID-19, los cuales defienden, desde las pedagogías críticas, las izquierdas pedagógicas, desde las educaciones populares, a  la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad, a las escuelas físicas como espacios de encuentro, a lxs docentes y estudiantes, afirmando que somos seres tecnológicos, pero que esta no debe superponerse sobre las pedagogías, sino que es un complemento de ellas.

Algunxs de estos invetigadorxs empiezan a corroborar sus pronósticos que, desde hace años, advertían lo que el capitalismo cognitivo y tecnológico salvaje haría en su proceso de reestructuración y en el advenimiento de la cuarta revolución industrial y construyen hitos para resistir en esta prueba piloto de ensayo y error.

En México se han construido proyectos educativos alternativos y populares contra hegemónicos con el fin de construir otros mundos posibles, justos, humanos y humanizantes, como lo son el Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura del Programa de Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PNAEC-PDECEM), de Michoacán, el Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE), del mismo lugar, el Plan Alternativo de Transformación de la Educación de Oaxaca (PETO), el Proyecto de Educación Crítica de Baja California, El Proyecto de Educación Alternativo (PEA) en Chiapas, todos estos, surgidos desde las resistencias e izquierdas magisteriales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Me dediqué a indagar sobre ¿qué están haciendo las alternativas educativas en este confinamiento? Encontré lo siguiente:

  1. En el Proyecto de Educación Crítica de Baja California no encontré mayor información, solo que están donando artículos médicos y de protección ante el coronavirus COVID-19 al sector salud de su región, no encontré ningún sitio digital en el que se trabaje;
  1. En el Plan Alternativo de Transformación de la Educación de Oaxaca (PETO) solo encontré información de la presentación de su proyecto al ejecutivo federal en agosto del 2019;
  1. El Proyecto de Educación Alternativo (PEA) en Chiapas, fueron claros al momento de que el gobierno federal indicó el cierre de escuelas y confinarse, éstos optaron por seguir las instrucciones del gobierno y sus protocolos, reanudarán sus actividades una vez que termine la contingencia sanitaria, el PEA cuenta con una página web pero no hay actividad desde el año 2015, ver [30];
  1. El Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE) de Michoacán, solo cuenta con un usuario en Facebook, han elaborado cuadernillos digitales de diversos tipos como el de “economía solidaria”, “coronavirus y el desarrollo integral de la salud”, “cartilla de salud integral para preescolares”, “cartilla de salud integral para primaria”, “cartilla de salud integral para lactantes”, “cartilla de salud integral para maternales”, entre otros, estos son distribuidos por medio de las redes sociales como WhatsApp y Facebook, han elaborado videos de la manera de cómo usar la aplicación de Skype como medio para trabajar desde casa, ver [31];
  1. El Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura del Programa de Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PNAEC-PDECEM), este cuenta con una página web bien estructurada y con contenidos actualizados, desde el pasado 23 de marzo al 10 de abril han montado una serie de actividades y videos diarios con el fin de apoyar a lxs estudiantes, ver [32].

Podemos observar que solo dos de las alternativas educativas en México están actualizándose constantemente y compartiendo por medio de las redes sociales y por las páginas que cuentan, con el fin de apoyar a lxs estudiantes y sus familias, sin embargo, al preguntar sobre ¿Qué pasa con lxs niñxs que no tienen ni siquiera señal de telefonía y mucho menos de internet?  Las respuestas fueron un tanto desoladoras, “donde no hay internet o no tienen dispositivos, no hubo opción”, es decir, muchxs niñxs fueron excluidos, convirtiéndose en la incertidumbre de las alternativas.

Si bien es cierto que, las luchas populares en México y América Latina, habían incrementado e intensificado en los últimos meses, cabe señalar lo acontecido en Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, México, etc. pienso que éstas fueron las detonantes para poner en juego, en estos tiempos de reclusión domiciliaria, sus medios tecnológicos y su peligrosidad para poder mitigar las resistencias a inmediato y mediato plazo. Esta perspectiva de automatizar y virtualizar todo, atenta a la socialización cara a cara, a reunirse para luchar, para resistir y protestar, refundando los imaginarios de las sociedades con el hito de construir hegemonía, alienación, dominación y control desde las virtualidades.

En mi país, en América Latina y en el mundo, optamos por manifestarnos y protestar en colectivo con lxs otrxs, cerramos carreteras, edificios públicos y privados, gasolineras, supermercados de líneas transnacionales, en sí paramos el municipio, estado, país y continente, sin embargo ¿de qué manera vamos a manifestarnos y protestar en este estado de confinamiento? Puedo augurar que, en el momento de retornar a la «normalidad» de nuestra vida cotidiana de hace unos meses, podremos reanudar estás prácticas de antaño, pero ¿si el confinamiento se sigue prorrogando? ¿y si la próxima etapa de confinamiento tarda más de lo que está tardando el actual? O, peor aún ¿y si el confinamiento es permanente? En este contexto tenebroso y desolador ¿protestaríamos y nos manifestaríamos virtualmente, llenando las redes sociales con pancartas digitales-virtuales como lo hicieron los seguidores de Assnage? ¿tendría algún impacto en las sociedades y en las políticas gubernamentales? Preguntas que, desde las resistencias gremiales, debemos de reflexionar, debatir y construir propuestas contra hegemónicas.

A modo de cierre

  • Las develaciones y advertencias fueron desde hace más de cinco años y, tanto las izquierdas pedagógicas, las pedagogías críticas, las educaciones populares y las alternativas educativas, su avance ha sido lento en comparación de la velocidad enorme del capitalismo cognitivo y tecnológico, es por ello que debemos refundar la formación docente, tanto inicial como la continua, construirnos desde las digitalizaciones y virtualidades con el hito de construir contra hegemonía estando profesionalmente actualizados;
  • Para detener el APG, es necesario ser investigadores con el fin de construir teorías desde lo local fusionado con lo global (glocal) sin perder rumbo, esto nos permitirá presuponer a las pedagogías sobre las tecnologías, no olvidando las investigaciones constantes al ritmo de la velocidad en la que va el capitalismo cognitivo y tecnológico, ya que muchas veces quedamos en los debates y no las convertimos en propuestas;
  • Las alternativas educativas contra hegemónicas no deben temer a la inclusión de las tecnologías como complemento de las pedagogías, esto permite estar actualizados, mantenernos en constante construcción e innovaciones pedagógicas y tecnológicas;
  • Debemos exigir-nos y defender-nos en nuestras próximas oleadas de manifestaciones y protestas las precariedades y pauperización de los sectores educativos y de salud, puesto que, el coronavirus COVID-19, ha develado su fragilidad;
  • Debemos exigir-nos y defender-nos, salud y educación como derechos inalienables para todxs sin exclusión, en estos tiempos sabemos que son los dos sectores más importantes que existen, por lo tanto, debe ser pública y popular;
  • Debemos exigir-nos una conexión a internet universal, pública y popular, sin restricciones y sin perspectivas dominantes y de control, debemos exigir-nos respeto a nuestra privacidad digital;
  • Debemos estar atentos y en alerta para evitar campañas de denostaciones por parte del capitalismo a través de su verdugo “al complejo industrial cultural” hacia lxs docentes antes y después del término del confinamiento por la falta de habilidades en las innovaciones tecnológicas;
  • Debemos construir propuestas educativas con el fin de comunicar que, la escuela física, es un lugar de encuentro donde la socialización, las charlas cara a cara, los roces, los aromas, entre otros, son de gran importancia para el desarrollo integral de las capacidades humanas y, que las innovaciones tecnológicas, son un complemento de ese encuentro;
  • El proceso educativo no se puede automatizar, es necesario la parte humana con base en el encuentro con lxs otrxs;
  • Las alternativas educativas, pedagogías críticas e izquierdas pedagógicas deben avanzar a la par con las innovaciones tecnológicas y subordinarlas a las pedagogías alternativas, para evitar las exclusiones desde las mismas;
  • Lxs docentes debemos construir teorías y contenidos en los diversos espacios (físicos, digitales y virtuales) no para sustituir las aulas, sino para apoyar a las familias y evitar que algunx quede excluido.

 

Referencias

Alianza para la Promoción de STEM. (2019). Visión STEM para México. México: Alianza para la Promoción de STEM.

Bonilla-Molina, L. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Ediciones OVE.

Institución Educativa SEK. (2010). Nativos e Inmigrantes Digitales. Barcelona: Distribuidora SEK, S.A.

Noah, Y. (2018). Homo deus. Breve historia del mañana. México: DEBATE.

OIT. (2020). Observatorio de la OIT – segunda edición: El COVID-19 y el mundo del trabajo. Estimaciones actualizadas y análisis. Ginebra: OIT.

Schwab, K. (2016). La cuarta revolución industrial. Barcelona: DEBATE.

 

[1] http://otrasvoceseneducacion.org/miradas-sobre-el-apagon-pedagogico-global

[2] https://www.youtube.com/watch?v=IjXdG4a4I78&t=182s

[3] https://www.youtube.com/watch?v=4B8DN6yywjw

[4] http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/339604

[5] https://www.youtube.com/watch?v=RYgzzqI-lvU

[6] https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/

[7] https://www.youtube.com/watch?v=zZ79h4Zu4SE

[8] https://blog.credifiel.com.mx/las-10-mejores-tiendas-en-linea-en-mexico

[9] https://morena.si/

[10] https://www.youtube.com/watch?v=S6RwhbDKzd8&feature=youtu.be

[11] http://www.eees.es/es/eees-desarrollo-cronologico

[12] https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=-HHITyfdscM

[13] https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses

[14] https://www.who.int/es/news-room/detail/30-01-2020-statement-on-the-second-meeting-of-the-international-health-regulations-(2005)-emergency-committee-regarding-the-outbreak-of-novel-coronavirus-(2019-ncov)

[15] https://www.rtve.es/noticias/20200410/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml

[16] https://www.elplural.com/sociedad/tasa-mortalidad-coronavirus-edad_233928102

[17] https://www.clarin.com/internacional/estados-unidos/coronavirus-unidos-62-muertos-nueva-york-latinos-negros_0_Su6QK85oq.html

[18] https://www.20minutos.es/videos/internacional/4205527-la-policia-india-golpea-con-varas-de-madera-a-los-que-se-saltan-el-confinamiento-por-el-coronavirus/

[19] https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_734456/lang–es/index.htm

[20] https://www.sinembargo.mx/09-04-2020/3764640

[21] https://www.dw.com/es/google-publica-datos-de-ubicaci%C3%B3n-para-mostrar-si-los-confinamientos-por-coronavirus-se-aplican/a-53004885

[22] https://www.wsws.org/es/articles/2020/04/06/euro-a06.html

[23] https://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_741222/lang–es/index.htm

[24] https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/04/09/crisis-del-coronavirus-17-millones-de-estadounidenses-solicitaron-un-subsidio-de-desempleo-en-las-ultimas-tres-semanas/

[25] https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/08/mapa-del-desempleo-en-mexico-los-seis-estados-mas-sacudidos-por-el-golpe-economico-del-coronavirus/

[26] http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/340966

[27] http://spanish.xinhuanet.com/2020-03/11/c_138867375.htm

[28] https://es.unesco.org/news/unesco-agrupa-organizaciones-internacionales-sociedad-civil-y-sector-privado-amplia-coalicion

[29] https://www.skillsforemployment.org/KSP/es/Discussions/EDMSP1_256639

[30] http://cnteeducacionalternativa.blogspot.com/

[31] https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=927033204382456&id=100012273554310

[32] https://educador-popular5.webnode.mx/

El autor escribe para OVE

Imagen: Gabriel Miguel Bero en Pixabay

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Pesadillas futuristas: ¿fin de la «forma-sindicato»?

Por: Néstor Kohan

(Una simple experiencia personal en la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires)

“El futuro ya llegó. Llegó como vos no lo esperabas”. Así de simple. Los Redondos se adelantaron.

En medio de la pandemia del coronavirus (COVID-19), estamos inmersos en una película futurista. Pero no en un sillón acolchonado frente a una pantalla 3D sino como protagonistas involuntarios de la vida real y cotidiana. La calle vacía. No le puedo dar la mano a mis amigos. ¡Cuidado con compartir un mate! Si me acerco para abrazar o besar a un ser querido, pega un saltito hacia atrás con rostro temeroso. “El 70 u 80 % de la población mundial se contagiará indefectiblemente”. ¿Me estarán vendiendo, una vez más, un viejo televisor blanco y negro? No, unas médicas amigas (especialistas) me aseguran que el contagio es… INEXORABLE.

Esta distopía, argentina pero también mundial (¿generada artificialmente como guerra biológica para dirimir conflictos comerciales y someter a enemigos díscolos como China e Irán?), se escapó de las manos. Frankenstein nunca fue obediente ante sus creadores. El panorama actual superó ampliamente la colección de relatos imaginarios sobre un futuro sombrío y apocalíptico que recopiló y comentó F. Jameson en su enciclopédico y abrumador libro (Fredric Jameson [2005] (2009): Arqueologías del futuro. El deseo llamado utopía y otras aproximaciones de ciencia ficción. Madrid, Akal).

En ese contexto tan inesperado, ¿tendrán por fin razón los preconizadores del «fin del trabajo» (Jeremy Rifkin), el «agotamiento de la política» (Daniel Bell), el ocaso de los «grandes relatos» (Jean-François Lyotard), el «fin de la historia» (Francis Fukuyama), la opacidad de la «forma-sindicato» (Toni Negri)? ¿Habremos llegado acaso al fin del capitalismo senil?

Estas breves líneas no tienen una finalidad teórica. No aspiran a refutar tesis ni a postular nuevas hipótesis. Son muchísimo más modestas. Pero sencillamente descreo de todos esos apocalipsis cuasi bíblicos. Las armas biológicas ya se habían utilizado anteriormente en los conflictos sociales. Ahora se subió la apuesta, sin duda. Estamos en otra escala. Pero ni desapareció el Mercado como regulador social ni falleció la lógica de la acumulación ni se esfumaron los intereses privados. Puede ser muy simplón, pero basta ir al supermercado o a la farmacia y la «inexistencia» del alcohol en gel o los sobreprecios de los remedios (como el jabón quirúrgico) nos traen abruptamente a la realidad.

Sin pretensiones teóricas entonces. Sin aparato crítico. Sin bibliografía exhaustiva. Estas breves líneas pretenden tan sólo agradecer. Y lo hacen desde un humilde lugar personal. Esos mismos que no gozan de buena prensa en las ciencias sociales. No pretendo aquí reflotar el oxidado, vetusto e inoperante «individualismo metodológico» (la versión «cool» de las «robinsonadas» de las que solía reírse el viejo Karl Marx).

Pido únicamente permiso para contar una simple experiencia y en consonancia, agradecer. Tan sólo eso. La palabra diabólica es: cáncer. Y por si no alcanzara, una cirujana me agregó una segunda: metástasis. Demoledor. Pero calma. Respirar hondo y preguntarse, como un muchacho llamado Lenin: ¿qué hacer? El endocrinólogo («es el mejor», «confiá en él», «es el que más sabe en Argentina», todo el mundo me repetía mientras hacía fila en el hospital) trató de apaciguar. «No te morís de forma inmediata. Tranquilo. Pero tampoco podés esperar más de cuatro meses», me recalcó, rodeado de su equipo.

Bueno. Y ahí comenzó una interminable seguidilla de análisis, filas, turnos, colas, números y horas y horas de espera. Por suerte podía llevarme conmigo una biblioteca en la mochila para no desesperarme. Pero el tiempo pasaba. Y las autorizaciones de los principales pedidos médicos para la intervención eran rechazadas. De nuevo la disyuntiva: ¿qué hacer? Varias médicas me decían: «lo importante es no estresarse». Pero el reloj corría y las agujas no se detienen. El calendario avanzaba. ¡Y eso que todavía no había comenzado el coronavirus!

Como la mayoría de la gente común, apelé a lo que mejor conozco. «El que no llora, no mama». Quien no reclama y no lucha, no consigue nada. A lo largo de toda mi vida aprendí que quien no da la pelea, está perdido desde el inicio. Por eso paré la pelota, di un paso al costado en la fila hospitalaria y me comuniqué con mi sindicato, la AGD-UBA (Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires), asociación a la que pertenezco –por decisión propia, no compulsivamente– hace unas décadas (tengo el Nro. 569 de afiliado). Le escribí a la compañera Fabiola Ferro, delegada de mi lugar de trabajo. Le explico brevemente la situación apremiante en la que me encuentro. Me contestó al instante. ¡Y eso que eran vacaciones! Cerrada la Facultad, cerrada la UBA, nadie en el sindicato, pero me contestó. Todo lo contrario de cómo se comportaría un sindicato burocrático (de esos que te afilian compulsivamente, con la complicidad gerencial de las máximas autoridades, y sólo les interesa tu aporte mensual).

La delegada inmediatamente me comunicó con la compañera Ileana Celotto, que tiene una responsabilidad mayor en el sindicato. Sin conocernos, ella también me devolvió los mensajes, incluso sin estar en Buenos Aires. Se ocupó, «se movió», no lo cajoneó como suele pasar en una institución burocrática. Todo esto parece que ocurrió hace tres siglos… antes del coronavirus. Pero fue hace apenas poquitos meses.

La representante de la AGD me consiguió entonces una reunión para destrabar las autorizaciones para operarme. No estaba en juego, lo sé perfectamente, el programa bolchevique de la revolución mundial. No se jugaba al todo o nada el socialismo a escala internacional. Nada de eso. No me confundo. Pero un cáncer no se hace esperar. Esta enfermedad tiene una crueldad que genera, como mínimo, respeto.  Porque es inflexible y taxativa.

Sólo se trataba de algo sin mayores implicancias políticas. La vida de un trabajador docente de la UBA, que para el sistema no vale nada. No nos engañemos. Aún habiendo intentado ayudar a leer, estudiar e investigar a varios miles de estudiantes, aún habiendo aportado varias décadas de mi salario, sin autorización…, no había operación. Y sin operación para extirpar el cáncer a tiempo… buena suerte y hasta luego. Que pase el que sigue. Pero no fue así. El sindicato AGD intervino. Me apoyó.

Creo humildemente que yo no estaba solicitando nada exótico. Sólo lo que me corresponde. Y la AGD me apoyó. (En el balance personal –pues en las situaciones límites suelen emerger meditaciones de este tipo– no me arrepiento de haber sido fiel y leal a todas las luchas sindicales durante décadas, apostando la mayoría de las veces por paros activos para no vaciar la UBA, desde carpas en la calle hasta clases públicas y cortes de avenida. En su momento en nuestra cátedra de teoría crítica latinoamericana compramos un megáfono propio para esas clases en el rectorado, en las avenidas o donde sea; megáfono que finalmente se dio por vencido y dejó de funcionar).

Lo concreto, terrenal y simple: pude operarme, en medio de la pandemia del coronavirus, gracias a la intervención de la AGD ( con la enorme ayuda de toda la clase trabajadora del Hospital de Clínicas, hospital universitario público que brinda salud pública… ¡gente sin igual!… a quienes agradezco en otra carta).

El futuro sigue abierto. Pero la pelea siempre hay que darla.

Por eso cuando escucho o leo análisis tan banales, superficiales, improvisados, que siguiendo la moda del momento dan por finiquitada «la forma-sindical» como si fuera un objeto vetusto de museo, sin pararse a pensar o reflexionar dos minutos, siento un poco de bronca y otro poco de pena.

Pero no todo está perdido. Por eso quiero terminar esta carta AGRADECIENDO LA SOLIDARIDAD DE LA AGD, sindicato de la clase trabajadora docente de la Universidad de Buenos Aires. Universidad pública, gratuita, laica, masiva y con pretensiones de calidad.

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/pesadillas-futuristas-ifin-de-la

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Libro (PDF) Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza

Reseña: CLACSO

Los actuales responsables de la economía mundial legitiman al capitalismo como sistema económico, como fundamento de la organización política y como cultural del progreso. Sostienen que globalizar los intercambios en el marco del libre mercado permitirá trascender la pobreza y entrar en un equilibrio y emancipación humana. Sin embargo, luego de tres siglos, amén de una enorme producción de riqueza, y de espectaculares progresos científicos y técnicos, la cantidad de pobres y las distancias sociales alcanzan su cumbre. Puede hablarse de una progresiva destrucción de la naturaleza, de los pueblos y naciones, y del individuo.

El presente libro ilustra estos fenómenos y la riqueza de la convergencia de los movimientos alternativos contemporáneos, quienes movilizan fuerzas sociales ante la necesidad de una visión estratégica a largo plazo, deslegitiman el capitalismo y abren la perspectiva poscapitalista.

 

Autor/a:          Houtart, François

Editorial/Editor:  CLACSO

Año de publicación: 2009

País (es): Argentina

Idioma: Español.

ISBN :    978-9962-645-23-8

 

Descarga:   Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza

 

Fuente  e Imagen:   http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=Sistema+educativo&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

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OPINIÓN | ¡Quédate en casa! y “¿con qué ojos?”

Por:  Tlachinollan

El pasado sábado 28 de marzo, en la conferencia vespertina el subsecretario federal de promoción y prevención de la salud, el Dr. Hugo López-Gatell, reiteró en varias ocasiones la necesidad de quedarse en casa, con el fin de reducir la velocidad de la propagación del coronavirus en el país. Explicó que es el momento más propicio para controlar la curva de la transmisión del COVID-19. Es la oportunidad para frenar la proliferación de la pandemia. Remarcó que hay que quedarse en casa de forma masiva durante un mes (del 23 de marzo al 19 de abril). Auguró que seguirán aumentando los casos y que, además, habrá muertes. Le apostó a que con esta medida se pueda retardar la velocidad de los casos, para que las 26 mil unidades de salud que hay en el país, sean suficientes para atender a los pacientes.

Este anuncio fue un llamado urgente a la nación. El gobierno federal asumió el compromiso de suspender todas sus actividades con el fin de convocar al sector privado y social para que hagan lo mismo. Su diagnóstico fue alarmante porque manifestó que desde la segunda semana de marzo, existe un crecimiento acelerado de casos a nivel nacional que se elevan para este domingo a 993 personas contagiadas, arrojando un número de 20 defunciones. El 87% de las personas fallecidas son mayores de 65 años y padecían hipertensión y obesidad, y en menor medida diabetes y tabaquismo. Concluyó diciendo que esta medida de quedarse en casa tendrá sus efectos positivos en las semanas que vienen, por eso hizo un llamado enérgico, enfático e infalible, de cumplir con esta medida. De lo contrario, auguró que estaremos enfrentando curvas epidémicas inmanejables como está sucediendo en Italia, España, Estados Unidos y Francia.

Por otra parte, el gobernador del estado con el secretario de salud, informaron este domingo que existen diez casos confirmados y una defunción, reiterando la recomendación de quedarse en casa, de cuidar mucho a la familia y de atender a los adultos mayores. Manifestando que es una lucha que hay que dar entre todos, y que con la ayuda de Dios hay que salir adelante.

Este discurso desde el poder deja entrever una realidad devastadora, se vislumbra un escenario atroz, porque la pandemia no respeta hemisferios, países desarrollados, fronteras, ni el libre mercado. Más bien nos ha colocado en una situación sumamente vulnerable que ha hecho trizas todas las formas de como vivimos, producimos, consumimos y nos relacionamos con la naturaleza. El coronavirus vino a cuestionar de fondo, las supuestas virtudes del capitalismo: la acumulación ilimitada, la competencia irrefrenable, el individualismo craso, el consumismo banal, el despilfarro de nuestra mediocridad y superficialidad, la indiferencia frente a la miseria de millones de personas, la reducción del Estado y la exaltación de que la avaricia es buena. Con el COVID – 19 esto ya no puede continuar.

El presidente francés Emmanuel Macron expresó recientemente que “lo que revela esta pandemia, es que la salud gratuita, sin condiciones de ingresos, de historia personal y de profesión, y nuestro estado de bienestar social, no son costes o cargas, sino bienes preciosos, unos beneficios indispensables cuando el destino llama a la puerta. Lo que esta pandemia revela es que existen bienes y servicios que deben quedar fuera de las leyes del mercado”.

Por otra parte, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, manifestó recientemente que “en las esferas más altas del poder, la economía era lo primero … hasta que llegó el COVID – 19. Advirtió que se avecina una recesión global que hará que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región decrezca, el desempleo aumente y millones de personas se sumen a los índices de pobreza. Resaltó que, ante la postura de los países desarrollados de cerrar las fronteras ante el temor de la propagación del coronavirus, representa una coyuntura importante para repensar la integración y la autosuficiencia regional. Esto se va parecer mucho a una economía de guerra… porque se ha cortado el transporte y las barreras se han hecho enormes. Por lo mismo, habría que ver cómo se va a reconstituir una economía distinta más integrada hacia lo local, buscando también pautas de autosuficiencia, por ejemplo, alimentaria, que es otro de los temas que no ha salido, pero seguramente van a venir una muy importante escasez de comida, especialmente en las economías vulnerables que dependen de importaciones.

Estas reflexiones colocan a más del 60% de la población pobre de México, en una disyuntiva: de quedarse en casa o de salir a la calle para poder comer. ¿Qué hacer ante un país sumamente desigual donde el 448% de la población vive en la línea de la pobreza? El llamado del doctor Gatell a la autodisciplina del pueblo mexicano de quedarse en casa, debe de tomar en cuenta los índices de pobreza que siguen desbastando a nuestro país. Las mismas estadísticas oficiales nos muestran dramáticamente a un pueblo con hambre. En estas circunstancias el llamado a todos los mexicanos y mexicanas a acatar una medida, que tiene implicaciones económicas sumamente extremas, pone en el limite la desobediencia de esta norma por su inefectividad. Apelar solo a la conciencia de que la permanencia en casa, es la medida más segura para revertir esta pandemia, para la población que vive por debajo de la línea pobreza, es imposible no salir a las calles en busca de la sobrevivencia. La mayoría de mexicanas y mexicanos viven al día, ante esta voracidad del modelo capitalista, que le apuesta a la acumulación de capital y a la privatización de los bienes y servicios. No hay ningún país regido por la economía de mercado, que no haya colapsado su sistema de salud, por esa tendencia obsesiva de fragmentar los sistemas de salud y privilegiar su privatización. Lo que hoy estamos viendo es que no son las empresas privadas, sino el Estado con sus políticas sanitarias generales los que podrán realmente salvarnos de esta pandemia. En los medios masivos de comunicación hemos testificado como el coronavirus ha producido el colapso del mercado de valores (bolsas), que es el corazón de este sistema especulativo.

Retomando al teólogo Leonardo Boff “no basta la hiperinformación y los llamamientos por todos los medios de comunicación (ante la grave tragedia del coronavirus). No nos mueven al cambio de compartimiento exigido. Tenemos que despertar la razón sensible y cordial. Superar la indiferencia y sentir con el corazón el dolor de los otros. Nadie está inmune al virus. Ricos y pobres tenemos que ser solidarios unos con otros, cuidarnos personalmente y cuidar de los otros y asumir una responsabilidad colectiva. No hay un puerto de salvación. O nos sentimos humanos, co-iguales en la misma casa común o nos hundiremos todos”.

Lo que más preocupa es que el sistema de salud de nuestro país, tenga la capacidad de responder ante un escenario que nos coloca en el limite de la sobrevivencia. Además del llamado a permanecer en casa los gobiernos tienen que garantizar la protección de los ingresos de las familias. En esta crisis ese es el tema central, ¿Cómo apoyar a las familias que no tienen un empleo seguro y mucho menos un ingreso diario en casa?

Es sumamente preocupante que la epidemia ocurra en condiciones en las que la mayoría de la población no cuenta con un trabajo formal, con un seguro médico, con un salario suficiente para vivir dignamente. En Guerrero donde las condiciones de pobreza se expanden por las siete regiones del estado es urgente la implementación de un programa que garantice el reparto de alimentos suficientes para toda la población que está en situaciones de pobreza extrema. Sin una medida de esta envergadura no será posible contener la curva ascendente de enfermos por coronavirus y nuestro sistema de salud colapsará ante un llamado de quedarse en casa que nadie atenderá. Las autoridades tienen el gran desafío de implementar programas emergentes para mitigar el problema del hambre que amenaza con desbordarse, ante el déficit alimentario que existe en las regiones indígenas y ante el desempleo galopante que se multiplica en amplias franjas de la población que vive en las periferias de las ciudades. Tiene que garantizarse el abasto de alimentos y de agua para toda la población, así como aprobar un paquete de protección social que contemple el pago de rentas y todos los servicios públicos, para garantizar los derechos básicos.

¿Con qué ojos? Dijera popularmente la gente que a diario tiene que trabajar en la calle para poder llevar alimentos a su familia. Es importante quedarse en casa, pero las autoridades tienen que entender que este llamado no puede hacerse sin tomar en cuenta la abismal desigualdad que existe en nuestro país y en nuestro estado. ¿Qué compromisos asumen los gobiernos de los tres niveles para hacer viable este llamado? Son insuficientes los programas que se han implementado para enfrentar esta pandemia. Por eso es importante, tomar en cuenta a la sociedad que demanda abasto de alimentos, servicios básicos de salud, empleo seguro, vivienda digna y educación que rompa las cadenas del oprobio. El gran desafío es como fortalecer las economías locales y no seguir a la deriva de la dictadura del mercado. Los pueblos nos han enseñado, que los seres humanos somos parte de la naturaleza y que la tierra no nos pertenece para explotarla a nuestro antojo, que  más bien nosotros somos sus hijos, que ella es nuestra madre generosa pero en cualquier momento puede revelarse y enviarnos un virus devastador, como el que hoy nos tiene en vilo.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-quedate-en-casa-y-con-que-ojos/

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Retos de la educación frente al virus y al internet

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

La pandemia está abriendo aristas de análisis que se mantenían, por la costumbre y la pereza mental, algo ocultas al pensador común y el crítico. Muchos ya se alarman por el enorme poder que van adquiriendo estos canales para entrar en el proceso de subjetivación del hombre pos-neoliberal, si es que se me acepta el término.

Coincido en que es preocupante que empresas privadas se afilen los dientes para hacerse de un mercado especial para el momento: cultiva tu cultura sin exponerte al virus; títulos a domicilio. Es claro que esto será fundamental para épocas de pandemias, de guerras, de toques de queda; pues pase lo que pase las calificaciones y entrega de títulos no se detendrán y la ganancia en hegemonía y en dinero estará garantizada.

En lo personal creo que estamos asistiendo a reacciones atrasadas de un proceso de dominación que se expande ya por varias décadas; esto es solo la punta del iceberg. El control de la mente humana por el sistema imperialista de dominación y por la cultura que se encarga de socializar, ha sido denunciado desde la primera mitad del pasado siglo. Los textos nacidos de la escuela de Frankfurt son un buen ejemplo de ello. Sin embargo, este no es el problema más serio, hay una pregunta que por mucho que se haga se queda sin propuesta concreta ¿Qué hicieron los sistemas escolares frente a estas contundentes críticas que se hacían a la televisión? ¿Es que acaso se prepararon las escuelas para desarticular la mediación que, cada vez con más fuerza, ejercían las televisoras sobre la manera de ver y comprender la realidad histórica por el gran público? La respuesta puede parecer dura, pero es un no rotundo, no se prepararon y hoy estamos recogiendo los frutos.

En el plano más concreto la escuela no propuso a través de sus sistemas curriculares criterios estéticos para que los alumnos descubriesen las manipulaciones y mediocridades de los productos audiovisuales que consumían. La escuela estaba en su mundo y la televisión ganándose los espacios de preferencia para el tiempo libre de los alumnos. Hoy, luego de muchos años de entretenimiento ya no se trata de que a la población les guste leer o pensar; es que, como norma,  lo que les gusta, disfrutan y llena su tiempo no es otra cosa que la farándula. La familia que hoy en día tenga un hijo que busque la lectura espontáneamente puede darse con una piedra en el pecho porque se reconoce que esto ya no es más lo común.

Y regreso a mi tema. Lo peligroso no es tanto que consuman el producto audiovisual, sino que carecen de los mínimos criterios para hacerse una idea objetiva de lo que consumen. A tal punto que pueden salir de una película como Batman exclamando: ¡viste que buena estuvo la película!

Este no es tema de discusión común entre los educadores ni siquiera en estos momentos: en algunos casos disputamos el derecho a que en la escuela exista conectividad, buenas computadoras y salas de cómputo. Exigen que los alumnos tengan acceso a estas novedosas tecnologías. Pero lo que no se discute es qué haremos pedagógicamente para que estas herramientas no continúen siendo armas de la alienación masiva. En su tiempo no lo discutimos con la televisión y, ahora, no lo estamos haciendo con el internet.

Tanto la televisión como las novedosas tecnologías se convirtieron inmediatamente en conductos para la venta de una vida ilusionada, alimentada en la lógica de un sistema profundamente alienador. Podemos decir que en este momento histórico en que vivimos acosados por una pandemia, fundamentalmente virtual, no somos capaces de ver la enorme posibilidad que se nos abre porque vemos las cosas como ellos desean que lo hagamos. No puede negarse que ya se capitalizó la información por el sistema y nos la sirven a goteros y con el sabor, color y olor que ellos deciden.

El capitalismo aprende rápido y ya está sacándole ganancia a la situación en la que vivimos. Las ventas de Walmart se dispararon con la pandemia. Ya no discutiremos más la mediocre reforma educativa de Peña que no termina de morir, ahora debemos estar alineados en los temas que nos dictan. El capital marcha delante de la izquierda, subsumiendo la crisis y regurgitando sus propias soluciones.

¿Por qué los sistemas educativos nunca discutieron los fundamentos éticos de la televisión y su impacto en la transformación curricular? ¿Por qué, si reconocimos que la televisión es nefasta, no nos dimos a la tarea de incluir en los currículos materias que se ocuparan de contrarrestar su efecto? La respuesta es clara: porque el capitalismo no lo permitía. Mejor nos entretenía con teorías del aprendizaje significativo y por descubrimiento que, como se sabe, ningún daño le proporcionaba a su hegemonía cultural.

Solo los que estudiaban filosofía o historia del arte, entre otras carreras, llegaban a tener criterios objetivos de crítica hacia los productos audiovisuales, que la mayoría alejada de la crítica consumía. ¿Por qué no tuvimos en la secundaria y el bachillerato una materia que se denominase: “Análisis crítico del producto audiovisual”?

Hago estas interrogantes porque hoy, que estamos viendo el enorme poder de manipulación de las redes, tampoco estamos haciéndonos estas preguntas.  En las escuelas se trabajan ciertos programas, como el PowerPoint, como si ello fuese una gran herramienta de las tecnologías; cuando en realidad, entre otros efectos negativos, este programa produce masas de tontos que leen y comentan trozos de textos bajados de internet y combinados con figuritas que se mueven, sin comprender ni teorías, ni autores, ni el tema que exponen. Excel, por ejemplo, ya no autoriza comprender lo que es la desviación estándar porque la mente dejó de seguir la ruta analítica del número y se conformó con introducir datos y dar un clic.

Por todo esto, digo que el problema serio de la relación entre coronavirus, internet y educación, ya lo teníamos solo que, tal vez, no lo vimos. El reto pedagógico no es adaptarse a una nueva manera de desarrollar el proceso educativo, ni siquiera aceptar el reto de humanizar las redes, sino que necesitamos con urgencia procesos de análisis y educación, encaminados a darles los criterios de crítica y análisis a los jóvenes para que puedan estar solos con las redes debatiendo su sentido humano y culturalizador.

La televisión y las redes no tienen el poder de hacer con los humanos nada que no sea autorizado por ellos.  No se trata tanto de lo que las redes pueden hacer, sino de lo que nosotros, como educadores, podemos. Pero resulta que el currículo tradicional que tenemos no nos permite actuar más allá de la instrumentalidad informática; ni contra la vieja televisión, ni contra la nueva tecnología podemos revelarnos, porque se asume que esto es cosa de especialistas y está fuera de los contenidos.

Y este es el tema esencial: la escuela nunca se especializo en la tarea de descolonizar a los jóvenes. Sin entender las herramientas de la dominación semiótica no podremos emanciparnos culturalmente. Es por ello que pedagógicamente la emancipación se quedó en el sueño incumplido de los filósofos y no llegó a aterrizar ni en el contenido, ni en las formas de organización, ni en los métodos y mucho menos en los objetivos de los sistemas de educación. Todo ello generó que el carácter del hombre moderno fuera el consumismo, la competitividad y la meritocracia.

La televisión y las redes alienan, pero entendamos que usted, persona adulta, ya puede decidir. Sé que es discutible, pero en algo coincido son esta frase de Sartre “estamos condenados a la libertad” porque a cierta edad decidimos. Al menos entendamos que si usted, persona adulta, no habla con sus hijos, está alejado de su familia e incomunicado con sus propias emociones se debe al tipo de persona y de padre en que usted se ha convertido. Y aunque usted ha sido educado en una época y por una familia entenderá que: según Sartre: “El hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. El educador debe ser educado nos decía el viejo topo. Lo que los medios de comunicación nos están haciendo es evitable si nosotros nos organizamos como educadores para contrarrestar.

En este punto todos los educadores debemos hacer algo con lo que han hecho con nosotros. Debemos hacer algo con nuestros hábitos, gustos, deseos y preferencias. Y, claro, también con nuestro tiempo libre.

Reconozcamos que no contamos con las materias escolares que nos permitan preparar a una inmensa masa de estudiantes para criticar la basura chatarra que les venden por las redes. Debemos trabajar urgentemente para incluir en los diseños curriculares contenidos que permitan a las nuevas generaciones luchar contra el capitalismo cultural también en el espacio de la red de redes. Este es un muy buen momento para ello. Estamos en casa, usemos el tiempo en producir para liberar.

Ya sabemos que ni la televisión ni las redes están incluidas como contenidos de análisis en los currículos. No se las analiza y critica en su impacto gnoseológico, axiológico ni práctico. Hasta donde conozco, y sé que solo soy un humano; ni Hollywood ni Disney fueron confrontados por el currículo escolar. Son los peores enemigos del proceso de aprendizaje y formación de valores y los hemos dejado solos en al campo de batalla cultural para que se adueñen del tiempo de vida, las ilusiones, los gustos y los hábitos de nuestros niños y jóvenes.

No creo que esta pandemia haga que la escuela mejore si no nos metemos, sin temor, a debatir, los serios retos que enfrentamos como educadores de una generación que está llamada a salvar al planeta de la extinción definitiva. Pero la pandemia sí nos ha creado un momento especial: ya nos expulsó de las aulas; hagamos que nos expulse de nuestros hábitus.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Día X de cuarentena…

Por: Abelardo Carro Nava

De repente, cual fotografías de esas instantáneas, vienen a mi mente varios recuerdos de mi infancia. Mis padres, fieles a las enseñanzas de sus padres, seguían a pie juntillas su ejemplo. No había otra forma de ser “alguien” en la vida. Finalmente, quienes nacimos en condiciones económicas limitadas, teníamos claro que el trabajo dignifica al hombre, y vaya que hay razón en ello.

Levantarse, desde pequeño, muy temprano para acompañar a mi padre y hermanos al campo, a la “pizca” o “trasiego”, era de lo más divertido. ¿Cómo podría ser pesado o aburrido si desde niño era el mundo que habíamos conocido?, ¿cómo negarse, si de tal actividad, obteníamos algún dinero para que mis padres solventaran otros gastos?, ¿cómo no ser parte de algo que, a decir de tus padres, era para el bienestar de la familia?

Pasadas algunas horas de labriego llegaba el desayuno. Ese menú exquisito que se conformaba por abundantes “gorditas” cocidas en comal de barro, con masa de maíz antes cosechado, harta salsa y solo unas cuantas pizcas de queso; y un atole, sí, un atole también de masa cuyo color y consistencia guardo en mis adentros.

El trabajo no menguaba. Las horas pasaban y el calor atosigaba. Sí, esa era la hora en que debíamos volver a casa. ¿Un baño? Ni pensarlo, primero debíamos realizar las tareas asignadas: barrer el patio, escombrar los cuartos, acomodar la leña, limpiar el pequeño establo, en fin, siempre había algo que hacer y rehacer para ayudar en los deberes domésticos. ¿Y luego? Las pequeñas tareas escolares que mis padres nos encomendaban: leer un cuento, resolver problemas matemáticos, repasar lo que en el ciclo escolar habíamos trabajado. ¿Y los juegos? ¡Claro que había espacio para los juegos! Sí, esos momentos que, después de la comida, se propiciaban con los demás niños de la cuadra, una “cascarita” le llamaban. Yo, desde luego, era el portero y, por ser el más pequeño, siempre era el que me “brincaba” a las casas de los vecinos cuando la pelota se nos volaba.

El tiempo pasaba y la cena llegaba, pero antes un baño, sí, un baño que verdaderamente disfrutaba. El correr del agua calientita sobre mi cuerpo, ha sido de las experiencias más extraordinarias que aún conservo.

Sentados en la mesa, mi padre tocaba su guitarra y “La Malagueña” cantaba. No sé si esa canción era la única que se sabía, pero recuerdo claramente cómo siempre se entonaba. La noche llegaba. Unas cuantas horas de descanso y de nuevo la jornada.

No, no eran vacaciones como las que hoy conocemos. La televisión era un lujo que no podíamos darnos en esos momentos. El dinero no alcanzaba para comprar un producto de esa naturaleza. Sin embargo, leer una novela, nos llevaba a mundos insospechados.

Aún recuerdo a María, sí, aquel texto de Jorge Isaacs que me tuvo al borde de las lágrimas. Su muerte, fue uno de esos hechos incompresibles que, desde luego, mi padre con sus sabias palabras, me explicaba. O bien, ese mundo de aventuras y misterios que, con Julio Verne y su Viaje al Centro de la Tierra, viví intensamente. No, no eran las vacaciones como las que ahora conocemos y, mucho menos, los juegos que ahora vemos. Hacer un paracaídas con una bolsa de plástico a la que se le ataban unos estambres en un extremo y del otro, las manos de un luchador, también de plástico, era todo un suceso. Esas competencias con los vecinos para ver cuál “volaba” más alto eran interminables; las apuestas siempre giraban en torno a nuestro gran tesoro: un dulce o un chicle que, como parece obvio, gané una y otra vez, para envidia de todos.

De vuelta a la realidad, de un tiempo a la fecha me he preguntado ¿qué tanto, como sociedad, hemos cambiado para pensar que un televisor es un gran aliado en contra del aburrimiento y el desasosiego?, ¿por qué las tabletas y los videojuegos han sustituido esas “cascaritas” tan amenas que sosteníamos con nuestros amigos?, ¿qué hemos hecho, como sociedad y gobierno, para que todo sea tan diferente pero, lastimosamente, igual que antes? Sí, tal vez se deba a un problema de clases sociales, y a lo que alguna vez algún profesor de la universidad definió como capitalismo. Sí, esa forma de vida que, por más que se diga lo contrario, genera grandes desigualdades sociales por el libre mercado.

Tengo claro que los tiempos ya no son los mismos de aquella, mi infancia, y que las condiciones económicas han acelerado nuestro ritmo de vida; desde luego, hay quienes vamos al día, viviendo y sobreviviendo con lo que hacemos y con lo que tenemos. Por ello comprendo, que las responsabilidades que tenemos en casa, las hemos sustituido con ciertos artefactos tecnológicos que derivan en la poca atención que, de alguna u otra manera, brindamos a nuestros seres queridos.

Tal vez sea momento, mientras vivimos esta pandemia generada por algo que los científicos han llamado coronavirus, de reflexionar sobre lo que hemos hecho y cómo lo hemos hecho o estamos haciendo. Bien se dice que la educación comienza en casa y, desde luego, coincido en ello.

Asignar pequeñas tareas a nuestros hijos logrando que comprendan el porqué de éstas, no es algo de otro mundo. Sé muy bien, porque me pasa lo mismo, que a veces cinco minutos significa destinar un tiempo que no teníamos contemplado porque nuestras actividades, sobre todo, laborales o domésticas, nos meten en un trajín de eventos sin sentido porque, inevitablemente, el sustento es lo primero; sin embargo, desde mi perspectiva, esos cinco minutos pueden ser tan valiosos en las personas como su vida misma. Muchas veces me han preguntado cómo podemos fomentar los valores universales en los nuestros. Mi respuesta ha sido inequívoca: comunicarnos, escucharnos, respetarnos, amarnos, etcétera; son, desde luego, pequeñas acciones que pueden generar ambientes favorables que propicien un sentido de corresponsabilidad y conciencia en los que hacemos y cómo lo hacemos.

No lo olvidemos pues, que los mexicanos, sin distingo de género, somos “luchones”, y es precisamente esa fuerza y ese carácter, lo que puede llevarnos a trabajar para ser mejores seres humanos. Hombres y mujeres empáticos…

Si la educación comienza en casa, y ustedes coinciden en ello, es un buen momento para seguir trabajando en ello. Así, con pequeñas acciones que, seguro estoy, más adelante tendrán grandes resultados colectivos, mimos que nacerán en la individualidad de los individuos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/dia-x-de-cuarentena/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/tv-man-sofa-tv-room-apartment-1529259/

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