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Entrevista a Marcos Arruda: «La economía se ha agigantado tanto que ha sofocado el sentido original de la educación»

03 Julio 2016/Fuente: el diario.es/Autor:

Marcos Arruda es un economista y educador brasileño.  Uno de los promotores del Foro Social Mundial que se celebró por primera vez en 2001 en Porto Alegre, Arruda estuvo en Barcelona durante el Foro Social Catalán y las Jornadas de Economía Social y Solidaria. Seguidor de los aprendizajes de Paulo Freire, el educador participó en proyectos de alfabetización y, cuando estuvo en el exilio, coincidió con Freire, con quien trabajó en las reformas educativas de Mozambique y Guinea Bissau.

El lema del foro es que otro mundo es posible.  ¿Cuál es el papel de la educación en la construcción de este mundo?

La educación tiene un papel central, porque otro mundo posible será un mundo donde el centro no es el dinero, ni el capital, ni la acumulación de riquezas materiales.  El centro es y será el ser humano y todos sus potenciales a desarrollar.  Por eso siempre insisto en la idea de que incluso una economía solidaria no es un fin en sí, es un medio para el gran objetivo, que es el desarrollo integral del ser humano, persona y comunidad.  Este es el gran objetivo y es un objetivo móvil, porque el desarrollo es lo que hacemos a lo largo de toda la vida.  Lo importante, entonces, y ahí entra la educación con su papel fundamental, es ayudar a las personas desde pequeñas hasta adultas a construirse y empoderarse como sujetos de su propio desarrollo.  En la economía solidaria lo llamamos autogestión del propio desarrollo, reducir al máximo la dependencia de otros y de instituciones para desarrollarse.  Y siempre que digo desarrollarse lo descompongo en persona, comunidad, pueblo, humanidad y todo el planeta.  Todo esto es el desarrollarse, somos individuos sociales, no podemos pensar como personas aisladas, individuos absolutos y abstractos fuera de la realidad, fuera de los contextos sociales e históricos.  Somos seres-relación.  Es ese ser humano el que queremos construir y estamos construyendo en la educación liberadora.

¿Considera que la educación formal educa en la economía del capital?

Educa en la economía ante todo, porque educa de una forma funcional, para la función que se desarrollará en la sociedad.  El jueves en un debate sobre la universidad, comentábamos que se ha perdido el abordaje del origen de las universidades, el de formación universal del ser humano, que es una dimensión a la vez humanística y biocéntrica, porque hay que ir más allá del ser humano y ver la vida, donde el ser humano es un detalle.  La universidad ha perdido estas dimensiones para reducirse a las carreras, a las funciones y la división del trabajo en la sociedad.  Y peor aún, forma para competir, porque cada uno entra en un espacio competitivo de ser el mejor y liquidar a los que son menos buenos según los criterios de la sociedad dominante, del mercado.  Es un universo de la escasez y de la competición, en el que el otro sólo cuenta como adversario o enemigo que tienes que vencer o subyugar o eliminar.  En vez de eso debemos potenciar una educación para la cooperación, para la solidaridad, para el apoyo mutuo, en la que descubrimos que por el hecho de ser seres interrelacionados, somos de forma insoslayable, seres-relación tanto entre los humanos como con toda la naturaleza y el cosmos.  La única manera inteligente de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza es cooperando.

Las investigaciones científicas muestran que hemos evolucionado a partir de elementos cooperativos, que se juntan, que se agregan, que colaboran, que se componen en unas totalidades más complejas, que dependen de la armonía de lo diverso y no de la competición de cada elemento contra el otro por ser el mejor.  Estos son los fundamentos de otra educación, una educación para la cooperación, la solidaridad y la autoevolución, que yo llamo autodesarrollo, porque es consciente.  La evolución es el movimiento de la vida, y nosotros ya recibimos de la naturaleza este mandato de ser los líderes de nuestra propia evolución.  Estamos siendo malos líderes, y la educación liberadora viene para volvernos buenos líderes de la evolución de la vida, porque nuestra actuación en el planeta influye en el resto de la vida del planeta y lo que estamos haciendo es cada vez más invisibilizar la propia vida en el planeta.

Desde un punto de vista más práctico, tenemos unas escuelas, unas universidades, todo un sistema educativo. ¿Es posible transformar esto o la propuesta es construir un sistema educativo en paralelo?

Trabajo mucho con José Pacheco, un profesor portugués que creó una escuela en el norte de Portugal, cerca de Oporto, que se llama Escola da Ponte.  Era una escuela municipal y desde que se hizo director fue transformando la escuela poco a poco.  La primera cosa que firmó como director fue una especie de decreto que decía «Firmo este decreto con el objetivo de decir que desde ahora la escuela ya no tiene director.  Firmado, el director José Pacheco».  Se suicidó como director y creó toda una dinámica de gestión colectiva, incluyendo a los alumnos, a los profesores y a los trabajadores en un esfuerzo colectivo de repensar la escuela. Hoy esta escuela tiene más de 30 años y ha podido hacer frente a todos los choques con el sistema escolar dominante, siendo una escuela municipal, obligada a seguir los esquemas del ministerio de educación.  Ahora este hombre se ha jubilado y se ha ido a Brasil.  Está viviendo en el interior de São Paulo con un proyecto social de un empresario consciente, principalmente para niños con problemas.  Fue invitado por la mujer de este empresario, ahora viuda, a esta escuela, una escuela innovadora.  Él, sin embargo, con esta visión liberadora sabe que no existe trasplante de una escuela a otra, de un modelo a otro. Se debe recrear en la realidad de las personas, y del país y del municipio donde se encuentra.  Así que están recreando una escuela antigua y atrayendo gente de muchos lugares.  Pero al mismo tiempo José Pacheco viaja por Brasil y es uno de los inspiradores de los Românticos Conspiradores, una red de personas que militan por la transformación de la educación.  Tiene una propuesta muy radical, que dice que la escuela que nosotros conocemos debe implosionar.  Es una propuesta realmente revolucionaria de cambio de paradigma y no puede esperar.  No podemos intentar evolucionar a otro modelo, porque corremos el riesgo de que el mundo se acabe antes de llegar a él.  Debemos hacer un cambio ahora.

¿Qué tipo de cambios implica?

Principalmente dejar de tomar como referencia la transmisión del saber acumulado.  En la educación liberadora hablamos de tres tareas educativas.  La primera, transmitir al estudiante el conocimiento acumulado por la humanidad a lo largo de su historia, con toda la selección que hay que hacer porque nadie puede ni transmitir ni recibir todo este conocimiento.  Esta es la tarea que la escuela actual está reducida a hacer.  La segunda tarea es capacitar a los y las estudiantes para volverse críticos con este conocimiento, ponerlo en cuestión, plantear dudas, poner este conocimiento acumulado a una prueba de realidad, que es mi vida, mi conocimiento, que es único, porque mi experiencia de vida es única.  Se trata de desarrollar una conciencia crítica y de plantear preguntas sobre el conocimiento acumulado y sobre la realidad.  Y la tercera tarea es desarrollar sus capacidades de crear nuevos conocimientos, a partir de su propia praxis, práctica repensada, reflejada, metabolizada y sistematizada por cada uno.  Estas tres tareas implican una escuela que ya no tiene como principal tarea transmitir el conocimiento sino ayudar a los niños y jóvenes a aprender a ser investigadores.

¿Investigadores?

El eje central de la nueva escuela es investigar, preguntar a la realidad, pedirle respuestas y conocer, convivir, compartir.  Con la percepción de la ciencia física y exacta que no existe nunca una observación que no sea una intervención. Debes ponerte como sujeto de una relación de diálogo con el objeto de investigación, que ya no es más de «he venido a observar, tomo notas, me voy y ya lo conozco».  Esto no existe.  Conozco conviviendo, dialogando, interactuando.  Con la revolución que ha hecho en esa escuela, ya no hay paredes ni aulas, sino salas de investigación.  Los niños ya no tienen profesores, tienen guías que les ayudan a hacer investigación, y tienes los ordenadores y la sociedad ahí fuera.  Hay tanto investigación en internet, como en los libros, como en el barrio, en la ciudad, en la Vila das Aves, que es donde se encuentra la escuela.  En Brasil está consiguiendo también hacer una serie de contactos con municipios y, aunque no todos prosperan, algunos tienen escuelas totalmente transformadas por la influencia del José Pacheco.  Así que realmente creo que es posible crear una nueva escuela sobre los escombros y las cenizas de la vieja escuela.  Pero realmente hace falta un cambio radical, profundo, de paradigma de la enseñanza y de la educación.

Habla de la importancia de investigar el mundo.  ¿Por qué la escuela o la universidad viven de espaldas a la realidad?

La universidad es aún peor.  Debería estar en la cima de la formación para la vida y le da la espalda. ¿Cuando se sube la universidad a la ola de la economía solidaria?  Después de que la economía solidaria se haya convertido en un fenómeno global.  ¿Por qué ha esperado todo este tiempo?  Porque no hace investigación, porque no se ha dado cuenta de que esta economía tal y como existe es inviable, es insostenible, y es necesario que la universidad lidere el pensar una nueva economía para una nueva sociedad.  ¿Qué nueva economía?  La universidad se podría haber anticipado si hiciera investigación en esta línea de tres etapas. ¿Qué aprendo de la economía que ha existido hasta hoy?  Que es inviable, insostenible y deshumanizante y que vive de crisis.  Segundo, ¿cuáles son los factores que generan insostenibilidad en esta economía?  ¿Por qué no sirve al ser humano sino que lo enajena en los bienes materiales y en la competición contra el otro, que debería ser un colaborador?  Esto está en la cultura, y por lo tanto he de entender que para pensar otra economía he de pensar la cultura, los paradigmas, los valores, lo que condiciona mi manera de ser y de relacionarme.  Con esta percepción puedo hacer la tercera pregunta como investigador: ¿Qué otra economía necesitamos que sea natural, que ayude a la humanidad a seguir evolucionando, y no se estanque ni se enajene en la tecnología y la riqueza material?  No habiendo hecho estas tareas, la universidad está a remolque de la realidad, no está cumpliendo su papel.

Este modelo educativo no es reciente, tiene muchos años.  ¿Por qué no llega a las instituciones educativas?

La economía se ha agigantado hasta tal punto que ha eclipsado las otras dimensiones de la existencia humana.  En mercantilizar el ser humano y todo lo que tiene que ver con él, lo ha transformado todo en objeto del mercado, de compra y venta.  El ser humano, la vida, los biomas y ecosistemas, se han convertido en instrumentos de acumulación de capital, que es lo contrario de lo que deberían ser.  Esta hipertrofia de la economía ha sofocado el sentido original de la propia educación y ha instrumentalizado la educación para formar seres competitivos para la economía. Seres capaces de investigar para desarrollar tecnologías para la acumulación de beneficios, cuando este no era el sentido de la tecnología, pero como está mercantilizada sólo produce lo que da dinero.  La educación mercantilizada produce empleados del beneficio y del capital y e sto ha sofocado y desvirtuado el sentido profundo de la educación.

¿Y qué papel juega la globalización? ¿ Estamos aprendiendo las mismas cosas en todo el mundo?

Cada vez más hay una uniformización de las formas de pensar y actuar de la propia cultura del capital. ¿ Pero qué se está globalizando?  El capital, el dinero, la capacidad de invertir se está globalizando, ya que a través de internet puedes invertir en una empresa en Rusia, China o Guatemala para hacer beneficios.  Se ha globalizado el capital industrial y puedes sacar tu fábrica de un barrio de Barcelona y llevarla a la Guinea Ecuatorial, donde también hablan castellano, porque allí tienes una mano de obra 10 o 20 veces más baratas y tu beneficio se multiplicará.  Entonces estás privando a los catalanes de puestos de trabajo rentables para garantizar su vida, pero eso no implica ni una mínima preocupación por el empresario.  No tiene ninguna fidelidad a Catalunya o a Barcelona, sino a su beneficio. ¿ Y por qué un gobierno como el de aquí no les dice que no pueden irse porque son una empresa de Barcelona?  Porque el gobierno es local y la empresa, en el capitalismo, es la única que tiene el poder de ser totalmente libre.  Los ciudadanos no lo son.  El gobierno no lo es, porque está dentro de un sistema político que llamo  corporatocracia Es la corporación la que es prioritaria.  La economía no se planifica a nivel local, municipal, estatal, quien se planifica es la empresa, con un horizonte de 10, 20, 50 años.  Nosotros no tenemos ese derecho, el horizonte que prevalece en el ámbito gubernamental son 4 o 5 años de mandato de un gobierno.  Está todo mal.  Todo esto está mal.  Entonces la economía solidaria viene y dice que para hacer una economía racional, adecuada a las necesidades de la población, se debe reconstruir de abajo a arriba.  Lo que importa es la familia y la comunidad en la que vive el ser humano.  Promueve, en primer lugar, la libertad de cada persona de desarrollarse lo más plenamente posible.  ¿Quién ayudará a esa persona a capacitarse para ello?  Una educación liberadora, centrada en el ser humano integral, y no en el ser humano mercantil.

¿Este modelo mercantilizado busca ciudadanos que aprendan cada vez menos?

El sistema quiere que las personas aprendan a pensar de forma limitada, en segmentos, y no globalmente.  Es una educación exponencialmente especializante.  Lo sabrás todo sobre un insecto que vive en el cedro, y serás el único, el dominador de ese conocimiento.  Pero el insecto vive en el cedro, que es un universo de vida que alberga millones de seres que están vivos y que hacen vivir el cedro.  Hay un tema que es la simbiosis, la relación con el contexto, pero dirá que no, que sólo sabe sobre el insecto.  Es como un economista francés que debatía con nosotros en Uruguay y cuando llegamos al tema del desempleo dijo que no lo debatiría porque no era economía sino sociología y por tanto no era su área. ¿Pero qué quiere decir esto? ¿El sujeto de la economía no es de su área? ¿Para qué sirve la economía, pues? ¿Con quién puede funcionar?  Pues resulta que él no tenía como discutirlo, estaba fuera de su conocimiento.  Éste es el tipo de formación que la escuela actual da a las personas.  En nuestro abordaje no, es universalista, universitaria, integral, buscando entender cada aspecto y dimensión del ser humano, incluida la dimensión espiritual, para que todo ser humano sea capaz de conocerse y desarrollarse plenamente en todas las dimensiones.

Fuente de la entrevista: http://www.eldiario.es/catalunya/educacion/Marcos-Arruda-agigantado-original-educacion_0_249525055.html

Fuente de la imagen: http://images.eldiario.es/catalunyaplural/Marcos-Arruda-Social-Catalan-FSCat_EDIIMA20140414_0012_5.jpg

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La ineficiencia neoliberal

Alfredo Serrano Mancilla

La crítica más común al capitalismo viene casi siempre por la falta de justicia en su forma de repartir. El capitalismo parte de una premisa esencial: la concentración es la base para su patrón de acumulación. Actualmente, son 147 corporaciones las que controlan el 40% de la economía mundial según el estudio “La Red de Control Corporativo Global” (The Network of Global Corporate Control), publicado en la revista científica PlosOne.

Estas “súper entidades”, como así las denominan en el informe, son conglomerados que abarcan diferentes dimensiones del universo económico global (financiero, comercial, productivo, etc.) llegando a controlar hasta el 80% de las cadenas globales de valor. El 1% de la población mundial posee tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial. 

Esta concentración es más avanzada de la que existiera en el siglo pasado. El neoliberalismo, basado en una economía financiarizada globalmente y fragmentada geográficamente en lo productivo, es el gran responsable de esta involución desigual. Sin embargo, el capitalismo neoliberal jamás presumió de ser justo. De lo que sí lo hace es de ser más eficaz que cualquier otro sistema económico. Sin embargo, sobre su eficiencia hay más de mito que de verdad. Veamos que pasó en el último año.

En el 2015, las empresas estadounidenses obtuvieron beneficios récord por un valor de más de 1,6 mil millones de dólares; de los cuales solo invirtieron el 31%. Dicho de otra forma: de cada 10 dólares que obtuvieron como ganancia, sólo se inviertieron 3, y los 7 restantes se acumularon en forma de patrimonio improductivo, ocioso, alejado de la economía real. 

Esos 7 dólares se quedaron descansando sin ganas de producir. Grandes ollas de dinero no destinadas a ninguna actividad económica. Una hucha cada vez más grande pero cada vez más ineficiente. Una suerte de abundancia inútil.

El actual capitalismo no es eficiente ni siquiera bajo sus propios criterios económicos. Acumula sin reinvertir. Pero además tampoco le gusta la competencia. Todo lo contrario. Cada vez más, existen gigantes corporaciones con alto poder de mercado impidiendo un verdadero grado de competencia.

Las barreras de entrada son múltiples (la tasa de creación de pequeña empresa en Estados Unidos está cerca de su nivel más bajo desde los años 70). Se dispone de mecanismos de expulsión de las pequeñas y medianas empresas en la mayoría de los sectores de mayor generación de valor agregado. 

Estamos en la era de las megafusiones entre corporaciones de alcance global. En 2015, las grandes empresas del mundo dedicaron 4,7 billones de dólares para comprarse entre ellas y crear conglomerados todavía más grandes (cifra récord en la historia mundial; un incremento de 42% frente al año anterior). Abusando de los eufemismos, a eso es lo que le llaman ser más competitivos. Lo que sucede realmente es que son más grandes porque se comen a las más chicas.

El capitalismo neoliberal no sabe cómo aumentar su tasa de productividad global. No sabe cómo afrontar una significativa parálisis de innovación tecnológica. No se generan nuevas fuentes de riqueza, ni de crecimiento económico. Así lo sostiene la tesis de “estancamiento secular” de Lawrence Summers (ex secretario de Tesoro de los Estados Unidos), que no ve ninguna manera de que la economía pueda reactivarse si no es través de burbujas especulativas. 

La economía de la deuda también se ha impuesto de manera ineficaz. Es un peso muerto que actúa como freno para crear riqueza. Los deudores ordenan el sistema económico solo para satisfacer a los acreedores, con tasas de interés usureras. La política monetaria lanza “billetes” en helicóptero para sanear cuentas de la banca privada, pero no a favor de inversiones productivas. 

Ni siquiera la última compra de deudas del Banco Central Europeo destinada a empresas no financieras servirá para reactivar la economía real porque solo pretende sanear balances contables intoxicados. La política fiscal restrictiva, recortadora de inversión pública, derechos sociales y empleo, también es clave en impedir que la demanda efectiva se recupere. El empobrecimiento salarial tampoco reactiva el consumo privado.

En un reciente artículo en The Economist, “Too much of a good thing” (Demasiado bueno), se señala que los altos beneficios pueden ser un signo de enfermedad debido a que cada vez existen más empresas expertas en extraer riqueza que en crearla, como sucede en los mercados monopólicos u oligopólicos. 

Anteponen la recompra-reventa a las inversiones productivas. El capitalismo prefiere trabajar lo mínimo para ganar lo máximo. Puede que esta dinámica sea considerada como eficiente desde la perspectiva de la maximización del beneficio de unos pocos privilegiados. Pero lo que no se puede afirmar es que sea eficiente en lo económico. Es ineficiente ambientalmente; es inútil para mantener una demanda estable; es infructuoso para crear empleo con salarios dignos; ineficaz para aumentar sostenidamente la productividad. La ineficiencia neoliberal es responsable de la actual adormecida economía real. Y además empobrece a las mayorías.

Fuente del articulo: http://actualidad.rt.com/opinion/alfredo-serrano-mancilla/210170-ineficiencia-neoliberal

Fuente de la imagen: http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2016/06/Neoliberal.jpeg

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Entrevista a Noam Chomsky: «En la Gran Depresión había esperanza, ya no existe»

26 Junio 2016/Fuente y Autor: Actualidad.RT

El prestigioso intelectual estadounidense sostiene que el ‘sueño americano’ ha dejado de existir y «no hay esperanzas» de que la situación mejore para la clase trabajadora del país

La virtual candidata demócrata a la Presidencia de EE.UU., Hillary Clinton, ha arremetido contra su rival republicano Donald Trump, asegurando que en caso de un triunfo del magnate inmobiliario, este llevaría al país a una nueva recesión que afectará a la clase media y trabajadora estadounidense. Sin embargo, el prestigioso intelectual Noam Chomsky, en el programa ‘Especial’ de RT, asegura que el ‘sueño americano’ ya no existe.

«Una parte del ‘sueño americano’ es la movilidad social; naces pobre, trabajas duro y te haces rico. Para un trabajador era posible conseguir un empleo digno, comprarse una casa, un auto, poder llevar a sus hijos a la escuela. Todo eso se derrumbó», sostiene el lingüista y filósofo estadounidense.

En relación con las declaraciones de Clinton sobre una nueva recesión económica, Chomsky recuerda que durante la Gran Depresión (en la década de 1930) «la cosa estaba mucho peor que hoy en día, pero existía una expectativa de que las cosas iban a ir mejorando». El activista político afirma que ese «sentimiento de esperanza» que tenían los estadounidenses en los tiempos de la Gran Depresión, en la actualidad «no lo hay».

Según el intelectual, la desigualdad actual en EE.UU. «no tiene precedentes». «La desigualdad se da por la extrema riqueza de un reducidísimo grupo de la población, una fracción del 1%. Esto no solo es extremadamente injusto por sí mismo, la desigualdad tiene consecuencias muy negativas en la sociedad como conjunto, porque el hecho mismo de la desigualdad tiene un efecto corrosivo, nocivo sobre la democracia», señaló.

Fuente de la entrevista: https://actualidad.rt.com/actualidad/211047-chomsky-fin-sueno-americano-gran-depresion-esperanza

Fuente de la imagen: https://esp.rt.com/actualidad/public_images/a27/a274bf1fb08a4890cbad4c6d22ed9027_verybig.jpg

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El triunfo del ‘brexit’ abre un período turbulento en la Unión Europea de los ricos

Por: La Haine
Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado. El referendo surgió como estrategia partidaria para sofocar el incendio que la UE llevaba generando en los conservadores

Aunque el escrutinio no ha concluido oficialmente, el brexit ha logrado una victoria recibida por sus partidarios como el «día de la independencia británica», una euforia que contrasta con la negativa reacción de los mercados, que evidencian las serias implicaciones de una decisión contra la que habían luchado la práctica totalidad de las fuerzas políticas, económicas y sociales de Reino Unido.

Junto a los efectos sobre la volatilidad financiera, el statu quo británico se enfrenta a un terremoto político con epicentro en el Número 10 de Downing Street, puesto que el primer ministro, David Cameron, había apostado por una opción, la de la permanencia, ignorada por la mayoría de los ciudadanos.

Con una participación del 71,3%, la mayor en una votación en Reino Unido desde 1992 y más de seis puntos por encima del plebiscito de 1975 que había confirmado la permanencia en la por entonces Comunidad Económica Europa, el escrutinio ha dado un vuelco sin precedentes a una noche electoral que había arrancado con las encuestas a favor de la continuidad.

Este desenlace tiene profundas connotaciones políticas e institucionales, puesto que el debate sobre la sostenibilidad de Cameron al frente del Gobierno, del que había avisado que no dimitiría en caso de brexit, está ya planteado, incluso pese a la carta de dos tercios de los diputados conservadores que habían defendido la salida y que le han expresado su apoyo para permanecer en Downing Street por el «mandato y deber» obtenido hace tan sólo un año.

Sin «plan B»

Además, otra de las incógnitas es el grado de preparación de Reino Unido para un proceso que podría llevar años, puesto que el propio primer ministro había asegurado públicamente que no había «plan B».

Tras jugarse su credibilidad a la carta de una apuesta que, según él, haría al «más fuerte y más seguro», Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado de una campaña que ha dividido a la sociedad británica por una estrategia partidaria, puesto que, más que por clamor popular, el referéndum surgió para sofocar el incendio que Bruselas llevaba generando en los conservadores desde hace décadas.

La oposición laborista ha sugerido ya la necesidad de su dimisión ante un escenario sin precedentes en el que la única certidumbre es que, de vencer la salida, la decisión sería «irreversible». No en vano, David Cameron había avanzado ya que el proceso formal de retirada de los Veintiocho comenzaría de inmediato.

Aunque el Tratado de Lisboa establece las pautas de este procedimiento en el artículo 50, el primer movimiento ha de partir del estado miembro, que debe notificar a la UE su deseo de abandonar.

De hecho, Londres no está obligado a proceder inminentemente, es más, los partidarios de romper con Bruselas han manifestado ya su preferencia por aguardar, puesto que, pese a meses de campaña, la fórmula que regiría sigue siendo una incógnita.

Los plazos, a priori, están marcados, si bien los dos años establecidos en la normativa comunitaria podrían ampliarse siempre que lo autoricen los otros veintisiete socios. Expertos en Derecho europeo creen que, dada la complejidad, las negociaciones podrían llevar hasta una década y los propios defensores del divorcio asumen que, como mínimo, serían necesarios cuatro años.

Reacción

De momento, los mercados han evidenciado las secuelas del escenario que se abre en el bloque occidental: la divisa británica ha caído a niveles inéditos desde 1985, lo que podría acarrear una intervención de contingencia del Banco de Inglaterra, que ya había avanzado que tenía previstas medidas para garantizar la estabilidad financiera.

Junto a la City y Downing Street, la atención estará en el continente, donde se espera que los demás líderes, que han mantenido en secreto su plan de acción en caso de brexit, se reúnan a la máxima urgencia y exijan a Reino Unido clarificaciones sobre las áreas más delicadas, como el futuro de los casi tres millones de ciudadanos comunitarios que residen al norte del Canal de la Mancha.

Encaje

Además, uno de los factores más complejos será el potencial encaje británico en el mercado común. La presión, por tanto, será notable para hallar una solución que implicará delicados compromisos de las partes, un esfuerzo que podría necesitar años antes de que se pueda garantizar el apoyo de una mayoría cualificada de los ministros del ramo para, posteriormente, lograr que la propuesta sea ratificada por los demás estados miembro y, a continuación, por los Parlamentos europeo y británico.

El problema es que uno de los catalizadores del brexit ha sido el control de los flujos migratorios y la pertenencia al mercado común implicaría, a priori, el libre movimiento de personas, dos elementos indisociables y, para la UE, innegociables, por lo que, a priori, Londres no podría mantener el primero sin tener que aceptar el segundo, lo que complica la ecuación entre prosperidad económica y límites a la entrada de ciudadanos comunitarios.

No en vano, abandonar el mercado común no es una opción extendida entre los defensores del ‘Brexi’, que se encuentran divididos entre quienes proponen directamente abandonarlo, aquellos que creen posible permanecer por el propio interés del resto de sus integrantes de no perder a la segunda economía europea, los que abogan por establecer acuerdos bilaterales e, incluso, quienes ven viable operar con los 161 miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Este encaje, con todo, constituye tan solo una pieza más del complejo puzle legislativo de un proceso que obligaría a revisar hasta 80.000 páginas de acuerdos comunitarios, con el objetivo de decidir descartes, qué áreas enmendar y cuáles mantener, un sumario que, inevitablemente, querrá supervisar el Parlamento británico y cuya duración constituye un enigma.

Además, la salida incrementa el riesgo de una crisis constitucional para la unión británica, puesto que Escocia, protagonista de un plebiscito de independencia hace menos de dos años, ha apoyado mayoritariamente la continuidad en la UE y cuya ministra principal ha reconocido que este desenlace reavivará las ansias secesionistas.

Sin precedentes

En consecuencia, junto a la resolución de una profunda crisis política en casa, el Gobierno, independientemente de su constitución, tendrá que resolver un proceso sobre el que no hay precedentes, tan solo la salida de Groenlandia, ni siquiera un estado, sino un territorio que formaba parte de Dinamarca, hace más de 30 años, cuando la UE no era tampoco la unión política en la que se ha convertido hoy en día.

Por si fuera poco, este nuevo capítulo tendría que acordarse con socios que difícilmente mostrarán empatía hacia quien ha decidido abandonar, a pesar de los compromisos que tanto costaron en febrero y que hubiesen garantizado para Reino Unido el ansiado estatus de verso libre de una Europa cada vez más cohesionada.

Por otra parte, a escala europea, el temor es que la partida británica genere un efecto dominó entre otros integrantes de los Veintiocho y, sobre todo, que desencadene un peligroso auge del nacionalismo de derecha.

Fuente: http://www.lahaine.org/el-triunfo-del-brexit-abre

Fuente de la imagen: http://www.muypymes.com/wp-content/uploads/2016/06/Brexit-1.jpg

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Calibán Y La Bruja: Mujeres Cuerpo Y Acumulación Originaria

Calibán Y La Bruja: Mujeres Cuerpo Y Acumulación Originaria

Reseña De Libro

Autora: Federici, Silvia

De la emancipación de la servidumbre a las herejías subversivas, un hilo rojo recorre la historia de la transición del feudalismo al capitalismo. Todavía hoy expurgado de la gran mayoría de los manuales de historia, la imposición de los poderes del Estado y el nacimiento de esa formación social que acabaría por tomar el nombre de capitalimo no se produjeron sin el recurso a la violencia extrema. La acumulación originaria exigió la derrota de los movimientos urbanos y campesinos, que normalmente bajo la forma de herejía religiosa reivindicaron y pusieron en práctica diversos experimentos de vida comunal y reparto de riqueza. Su aniquilación abrió el camino a la formación del Estado moderno, la expropiación y cercado de las tierras comunes, la conquista y el expolio de América, la apertura del comercio de esclavos a gran escala y una guerra contra las formas de vida y las culturas populares que tomó a las mujeres como su principal objetivo. Al analizar la quema de brujas, Federici no sólo desentraña uno de los episodios más inefables de la historia moderna, sino el corazón de una poderosa dinámica de expropiación social dirigida sobre el cuerpo, los saberes y la reproducción de las mujeres. Esta obra es también el registro de unas voces imprevistas (las de los subalternos: Calibán y la bruja) que todavía hoy resuenan con fuerza en las luchas que resisten a la continua actualización de la violencia originaria. Silvia Federici es profesora en la Hofstra University de Nueva York. Militante feminista desde 1960, fue una de las principales animadoras de los debates internacionales sobre la condición y la remuneración del trabajo doméstico. Durante la década de 1980 trabajó varios años como profesora en Nigeria, donde fue testigo de la nueva oleada de ataques contra los bienes comunes. Ambas trayectorias confluyen en esta obra.
Fuente: https://www.traficantes.net/libros/caliban-y-la-bruja

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Monsanto no tiene más ciencia, valores o conocimientos que la guerra

Lo repite una y otra vez: en un sistema en el que los gobiernos se corrompen para ayudar a las corporaciones de transgénicos a imponerse, la mejor arma es la no cooperación, la “fuerza de la verdad”. Vandana Shiva, física, filósofa y una de las más conocidas defensoras de las semillas nativas, apuesta por la conservación de las formas tradicionales de siembra pero también por la lucha legal para detener a Monsanto, empresa a la que ubica como la más corrupta y la mayor enemiga de la ciencia.

Semillas nativas, salud y abundancia

Las semillas tradicionales son “la fuente de ganancias más importante para la industria a través del sistema de patentes”, afirma Vandana Shiva, lo que es posible sólo a través de los transgénicos . Lo contrasta con el “inteligente” diseño natural: de la cosecha de alimentos se guardan semillas, que a su vez aseguran que habrá comida en el futuro. Las semillas modificadas genéticamente, por el contrario, deben comprarse cada temporada, lo que lleva a deudas y suicidios de campesinos, relata.

La destacada activista puntualiza que los transgénicos, además de destruir la biodiversidad, no están destinados a la alimentación sino a usos industriales –como el biocombustible- y a ser forraje para animales. “La alimentación nunca fue su objetivo, más que en el discurso. En realidad se trata de ganancias, ganancias y ganancias”, afirma.

De las semillas nativas también hay que apreciar que están adaptadas no sólo a cada clima, sino a cada comunidad ecológica, y pueden crecer juntas como en la milpa. Los cultivos industriales, al competir entre ellos, significan que en la siembra “pierdes tu fuente de proteína, hierro o de vitaminas”; a partir de ello vienen las deficiencias en la alimentación, que la industria pretender suplir con plantas genéticamente modificadas “y entonces llega el plátano con hierro para ‘solucionarlo’. Es un ciclo de beneficios, que para la tierra es un círculo de envenenamiento; para la gente, de muerte y desnutrición”, afirma la científica.

Las semillas nativas, al contrario que las transgénicas, significan abundancia, sistemas de cultivo respetuosos con la tierra, salud y ahorro, contrasta Shiva.

El sistema que permite a Monsanto imponer su ley está basado en colusión entre la industria agroquímica y el Estado, “que abandona su compromiso con la democracia y las Constituciones”.

Los primeros responsables de la destrucción de la tierra y el genocidio que significa el suicidio de campesinos (agobiados por las deudas traídas por estar obligados a comprar transgénicos ), son los agroquímicos y la industria de la guerra. “Los fertilizantes químicos se producen en las mismas fábricas que los explosivos”.

La industria transgénica tiene como principales aliados a los gobiernos corruptos (“en Estados Unidos se llama lobbying”, apunta Shiva con una sonrisa). Monsanto no puede fingir que produce vida y patentar ‘su’ semilla sin el apoyo de las autoridades estadunidenses, que deciden no sólo permitirlo sino convertirlo en ley internacional a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ejemplifica.

Avances judiciales contra Monsanto

La científica afirma que hoy día, de lo que se hace ganancias es de la vida, lo que sólo puede ser detenido si la gente conserva su capacidad de reproducción de la misma y de producción de comida.

La activista se refiere que Monsanto necesita de científicos para validar de manera legal sus “mentiras” (que produce más cantidad de comida y acaba con las malas hierbas y plagas), por lo que es necesario que los activistas se impliquen de forma creativa en batallas legales. “En muchas partes, el avance de los transgénicos  se ha logrado detener cuando los parlamentos trabajan de forma ajena al gobierno y a través de las Cortes; ya que todo esto se trata de patentar, de adueñarse de la vida y de decir que los conocimientos indígenas son su invento –todo esto se llama biopiratería- hay que dar la batalla legal”.

“Todo instrumento y toda institución debe ser puesto al servicio de los derechos de la gente”, remata.

Sin embargo, la mejor respuesta a los transgénicos es rescatar las semillas y las formas tradicionales de cultivo y elaboración de alimentos, así como construir movimientos en torno a ello, valora. “Puedes estar diciendo No a Monsanto mientras ellos destruyen todo. ¿Y qué habrá para salvar? Cada semilla salvada nos da más poder, confianza y conocimiento contra los transgénicos”, señala.

Viniendo de la India, Vandana Shiva resalta la influencia que en ella tiene Gandhi y la no cooperación o “fuerza de la verdad”, que es básicamente no acatar las leyes injustas, que violan los derechos humanos fundamentales de justicia, igualdad y paz. Por eso, su movimiento está basado en la libertad de las semillas y la no cooperación como dos manos de un mismo cuerpo. “En 2004, trataron de hacer ilegal plantar semillas propias; hicimos grandes acciones de desobediencia civil y logramos detener esa ley”, ejemplifica. Para Shiva, la no cooperación con leyes injustas significa al mismo tiempo, solidaridad con las comunidades y reconstrucción del valor para luchar contra los transgénicos .

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Entrevista:»Cuando el poder brutaliza el cuerpo, la resistencia asume una forma visceral»

Entrevista pensada y realizada por Amarela Varela, Pablo Lapuente Tiana y Amador Fernández-Savater, con la ayuda de Ned Ediciones. Pablo Lapuente transcribió y tradujo del francés.

ENTREVISTA A ACHILLE MBEMBE

«Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo» de Achille Mbembe, publicado por Ned Ediciones y Futuro Anterior, es un tratado de la envergadura de «Orientalismo» de Edward Said. En primer lugar, se trata de una arqueología del texto eurocéntrico que construyó una idea de África como continente caníbal y bárbaro, como aquel territorio que sólo podía proveer (aún lo hace) hombres-cosa-mercancía al capitalismo, su cara oscura.

En segundo lugar, el libro es un ejercicio (ético, estético, poético) que plantea, en la misma tradición de Said y los estudios culturales, pensarse, conocerse y des-conocerse “al margen” de esta mirada imperial europea. Es decir, re-construir una memoria “de abajo” sanadora y desvictimizadora -es lo mismo- capaz de proyectar un futuro común. Mbembe rescata aquí la literatura de la otra razón negra, poetas y novelistas, Fanon y Cesaire, en un trabajo serio y delicioso, potente y extremo, doloroso y esperanzador.

Finalmente, este libro analiza la vigencia de las prácticas coloniales/imperiales que “ensalvajan” hoy en día el globo. Lo que el autor llama y anima a pensar como “el devenir negro del mundo”. Ese momento histórico en que, como dice en esta misma entrevista, «la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar de ello».

Habla usted de “cambio epocal”, ¿cómo se justifica eso? ¿Qué factores lo indican?

En efecto, creo que vivimos un cambio de época. Por un lado, el mundo ha empequeñecido, se ha contraído espacialmente, hemos, de algún modo, tocado sus límites físicos, hasta el punto de que probablemente ningún rincón de la tierra sea desconocido, esté deshabitado o sin explotar. Al mismo tiempo, la historia humana atraviesa una fase caracterizada por lo que llamo la repoblación del planeta, que demográficamente se traduce en un envejecimiento de las sociedades del norte y un rejuvenecimiento del continente africano y asiático en particular.

En cuanto a la estructura de las poblaciones, estamos viendo el crecimiento de una gran segregación social, una suerte de gigantesco apartheid, junto a enormes olas migratorias a escala planetaria que recuerdan a los primeros tiempos de la colonización. Y con respecto a las transformaciones tecnológicas, una de sus principales consecuencias es la transformación de nuestras antiguas nociones de tiempo y de velocidad.

Políticamente, estamos entrando en un mundo nuevo, caracterizado desgraciadamente por la proliferación de fronteras y de zonas exclusivamente militares. Este mundo se afianza gracias al “fantasma del enemigo”, del que hablo en mi último libro, y la emergencia de un Estado global securitario que busca normalizar un estado de excepción a escala mundial, donde las nociones de Derecho y de libertad que eran inseparables del proyecto de la modernidad quedan suspendidas.

Hay, por lo tanto, muchos factores que indican que estamos entrando en un mundo diferente, altamente digitalizado y financiarizado, donde la violencia económica ya no se expresa en la explotación del trabajador, sino en hacer superflua una parte importante de la población mundial. Un mundo que cuestiona radicalmente el proyecto democrático heredado de la Ilustración.

Necropolítica: políticas de muerte

¿Cómo describiría la violencia del capital en este cambio epocal? En su último libro, usted ha definido al neoliberalismo como un “devenir negro del mundo”, ¿podría abundar en ello?

Digamos que en mis libros quiero hacer converger dos tradiciones del pensamiento crítico que desde hacía un tiempo parecían divergir: por un lado, la tradición del pensamiento crítico concerniente a la formación y lucha de clases; por otro lado, la tradición del pensamiento crítico que intenta comprender la formación de las razas. Estas dos tradiciones han sido a menudo contrapuestas, cuando esto, ya sólo en términos históricos, es insostenible.

Si estudiamos atentamente la historia del capitalismo, nos damos cuenta enseguida de que para funcionar tuvo, desde sus inicios, la necesidad de producir lo que llamo “subsidios raciales”. El capitalismo tiene como función genética la producción de razas, que son clases al mismo tiempo. La raza no es solamente un suplemento del capitalismo, sino algo inscrito en su desarrollo genético. En el periodo primitivo del capitalismo, que va desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, la esclavización de negros constituyó el mayor ejemplo de la trabazón entre la clase y la raza. Mis trabajos se han centrado particularmente sobre ese momento histórico y sus figuras.

El argumento que desarrollo en mi nuevo libro es que, en las condiciones contemporáneas, la forma en que los negros fueron tratados en ese primer periodo se ha extendido más allá de los negros mismos. El “devenir negro del mundo” es ese momento en que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar a ello.

Esto nos lleva a su concepto de “necropolítica” (o política de la muerte), ¿cómo lo explicaría?

Son dos cosas. La “necropolítica” está en conexión con el concepto de “necroeconomía”. Hablamos de necroeconomía en el sentido de que una de las funciones del capitalismo actual es producir a gran escala una población superflua. Una población que el capitalismo ya no tiene necesidad de explotar, pero hay que gestionar de algún modo. Una manera de disponer de estos excedentes de población es exponerlos a todo tipo de peligros y riesgos, a menudo mortales. Otra técnica consistiría en aislarlos y encerrarlos en zonas de control. Es la práctica de la “zonificación”.

Es significativo constatar que la población de las cárceles no ha cesado de crecer a lo largo de los 25 últimos años en EEUU, China, Francia, etc. En ciertos países del norte, la combinación de técnicas de encarcelamiento y la búsqueda del beneficio ha llegado a un enorme desarrollo. Hay toda una economía del encierro, una economía a escala mundial, que se nutre de la securización, ese orden que exige que haya una parte del mundo confinada. La necropolítica sería, pues, el trasunto político de esta forma de violencia del capitalismo contemporáneo.

Queríamos preguntarle, a propósito de esto, su opinión sobre la actual “crisis de refugiados”: ¿cuál ha sido a su juicio el papel de los gobiernos? ¿Qué opinión le merece la respuesta de la ciudadanía europea?

Es justamente a partir de la necropolítica y la necroeconomía que podemos comprender la “crisis de los refugiados”. Esta crisis es el resultado directo de dos formas de catástrofes: las guerras y las devastaciones ecológicas, que se afirman recíprocamente. Las guerras son factores de crisis ecológicas y una de las consecuencias de las crisis ecológicas es fomentar guerras.

La crisis de los refugiados tiene también que ver con lo que antes llamé la «repoblación del mundo», en la medida en que las sociedades del norte envejecen, aumenta su necesidad de repoblarse, y la migración ilegal es una parte esencial de ese proceso, que seguramente se acentuará en el curso de los próximos años. A este respecto, la reacción de Europa está siendo esquizofrénica: levanta muros en torno al continente, pero necesita la inmigración para no envejecer.

Otro de los conceptos importantes que aparece en sus trabajos, asociado al de “necropolítica”, es el de “gobierno privado indirecto. ¿Qué puede decirnos al respecto?

Ese concepto fue elaborado en los años 90, en una época en la que el continente africano estaba enteramente bajo el poder del FMI y el Banco Mundial. Era un periodo de grandes ajustes estructurales que golpearon duramente la economía africana, de un modo similar al actual caso griego: endeudamiento fuera de cualquier norma, suspensión de la soberanía nacional, delegación de todo el poder soberano a instancias no-democráticas, privatización de todo, especialmente del sector público, etc. La idea de gobierno privado indirecto apunta a esa forma de gobierno de la deuda, que desarrolla por fuera de todo marco institucional una tecnología de la expropiación en países dependientes económicamente, privatizando lo común y descargando la responsabilidad de todo mal en los individuos (“ha sido vuestra culpa”).

Este concepto, elaborado en el contexto del continente africano en los años 90, ¿puede explicar tendencias globales actuales, aplicarse en otras partes del planeta? En México, por ejemplo, mucha gente sigue atentamente sus trabajos por las poderosos resonancias de sus análisis con lo que allí sucede.

Creo que es posible seguir pensando este concepto hoy en día a escala global. El gobierno privado indirecto a nivel mundial es un movimiento histórico de las élites que aspira, en última instancia, a abolir lo político. Destruir todo espacio y todo recurso -simbólico y material- donde sea posible pensar e imaginar qué hacer con el vínculo que nos une a los otros y a las generaciones que vienen después. Para ello, se procede a través de lógicas de aislamiento -separación entre países, clases, individuos entre sí- y de concentraciones de capital allí donde se puede escapar a todo control democrático –expatriación de riquezas y capitales a paraísos fiscales desregulados, etc. Este movimiento no puede prescindir del poder militar para asegurar su éxito: la protección de la propiedad privada y la militarización son correlativos hoy en día, hay que entenderlos como dos ámbitos de un mismo fenómeno.

La transformación del capitalismo desde los años 70 ha favorecido cada vez más la aparición de un Estado privado, donde el poder público en el sentido clásico, que no pertenece a nadie porque pertenece a todos, ha sido progresivamente secuestrado para el beneficio de poderes privados. Hoy resulta posible comprar un Estado sin que haya gran escándalo y EEUU es un buen ejemplo: las leyes se compran inyectando capitales en el mecanismo legislativo, los puestos en el congreso se venden, etc. Esa legitimación de la corrupción al interior de los Estados occidentales vacía el sentido del Estado de Derecho y legitima el crimen al interior mismo de las instituciones. Ya no hablamos de corrupción como una enfermedad del Estado: la corrupción es el Estado mismo y, en ese sentido, ya no hay un afuera de la ley. El deterioro del Estado de Derecho produce políticas exclusivamente depredadoras, que invalidan toda distinción entre el crimen y las instituciones.

Resistencia visceral

Desde la idea foucaultiana del poder como “relación”, echamos de menos en su ensayo sobre la necropolítica más referencias a las resistencias, a las prácticas de vida de la gente de abajo. ¿Podemos describir el poder sin describir las resistencias?

No, por supuesto. No se puede hacer ese tipo de descripción sin pensar en las formas de resistencia que son correlativas a cualquier poder. Mis primeros trabajos, que desgraciadamente no han sido todavía traducidos, se habían centrado precisamente en las resistencias al poder y en sus límites también.

¿Qué decir de las formas contemporáneas de resistencia a la necropolítica y a la necroeconomía? Desde luego son muy variadas, dependen de las situaciones locales y los contextos. Tomaré el caso sudafricano como un ejemplo. Me interesa mucho la manera en la que en ese país las resistencias se organizan a partir de la ocupación de los espacios, en una búsqueda de la visibilidad ahí donde el poder quiere relegarnos y apartarnos. Las formas de resistencia que se están desarrollando en ese país tienen que ver con la lucha de los cuerpos por hacerse presentes (corporal, física, visiblemente) frente a la producción de ausencia y silencio del poder. Son formas ejemplares de resistencias porque el poder hoy funciona produciendo ausencia: invisibilidad, silencio, olvido.

Durante los últimos años hemos asistido en Sudáfrica a un gran movimiento llamado la descolonización, una descolonización simbólica que ha operado, por ejemplo, llamando a destruir las estatuas del colonialismo, pero también luchando por transformar el contenido del saber y de las formas de producción del saber; reactivando la memoria y resistiendo al olvido, etc. Las resistencias en Sudáfrica pasan por una rehabilitación de la voz, por la expresión artística y simbólica, desafían la tentativa del poder de reducir al silencio las voces que no quiere escuchar. En esa región del mundo estamos viviendo un ciclo de luchas de lo que yo llamo las políticas de la visceralidad.

¿En qué consisten esas “luchas de la visceralidad”?

Hay un surgimiento de pequeñas insurrecciones. Esas micro-insurrecciones toman una forma visceral, en respuesta a la brutalización del sistema nervioso típica del capitalismo contemporáneo. Una de las formas de violencia del capitalismo contemporáneo consiste en brutalizar los nervios. Y como respuesta, emergen nuevas formas de resistencia ligadas a la rehabilitación de los afectos, las emociones, las pasiones y que convergen en todo eso que yo llamo la “política de la visceralidad”.

Es interesante ver cómo en muchos lugares, tanto en las luchas de la población negra en Sudáfrica como en EEUU, los nuevos imaginarios de lucha buscan principalmente la rehabilitación del cuerpo. En EEUU, el cuerpo negro está en el centro de los ataques del poder, desde lo simbólico -su deshonra, su animalidad- hasta la normalización del asesinato. El cuerpo negro es un cuerpo de bestia, no un cuerpo de ser humano. Allí la policía mata negros casi todas las semanas, sin que existan apenas estadísticas que den cuenta de esto. La generalización del asesinato está inscrita en las prácticas policiales. La administración de la pena de muerte se ha desligado del ámbito del Derecho para volverse una práctica puramente policial. Esos cuerpos negros son cuerpos sin jurisprudencia, algo más próximo a objetos que el poder tiene que gestionar.

Usted analiza cómo el trabajo de la memoria ha sido para muchos pueblos un ejercicio de cura y autocuidado para nombrarse autónomamente. Pero, ¿hasta qué punto estas memorias son elaboradas o escritas desde “los vencidos”?

La memoria popular nunca cuenta historias limpias, no hay memorias puras y diáfanas. No hay memoria propia. La memoria siempre es sucia, siempre es impura, siempre es un collage. En la memoria de los pueblos colonizados encontramos numerosos fragmentos de lo que en un determinado momento fue roto y que ya no puede ser reconstituido en su unidad originaria. Así pues, la clave de toda memoria al servicio de la emancipación está en saber cómo vivir lo perdido, con qué nivel de pérdida podemos vivir.

Hay pérdidas radicales de las que nada se puede recuperar y, sin embargo, la vida continua y debemos encontrar mecanismos para hacer presente de algún modo esa pérdida. Podemos recuperar algunos objetos de una casa incendiada, incluso reconstruir la casa, pero hay cosas que no podremos jamás remplazar porque son únicas, porque manteníamos con ellas una relación única. Y hay que vivir con esa pérdida, con esa deuda que ya no podemos pagar. La memoria colectiva de los pueblos colonizados busca maneras de señalar y vivir aquello que no sobrevivió al incendio.

¿Cómo reconstruir la desgarradora historia de despojo y violencia en clave de potencia y evitar la autorepresentación como víctimas perpetuas?

Es una cuestión central. La conciencia victimista es una conciencia peligrosa, porque es una conciencia enmudecida por el resentimiento y el deseo de venganza, que busca siempre infligir al otro –un otro generalmente más débil, no necesariamente el culpable real- la cantidad de violencia que se ha sufrido. Creo que hay un peligro en esa forma victimista de conciencia. La cuestión es cómo la gente que ha sufrido un traumatismo histórico y real, como una guerra o un genocidio, puede recordar lo que le ha ocurrido y utilizar la reserva simbólica de la catástrofe histórica para proyectar un futuro que rompa con la repetición de las violencias sufridas. Es un camino, casi diríamos, de áscesis. Una búsqueda de “purificación”, de identificación de los elementos de la tragedia con el fin de no repetirla.

Hay quien habla de un “uso estratégico del esencialismo”, de un uso táctico de la identidad como palanca en la construcción de un sujeto político. ¿Cómo se sitúa usted en esos debates sobre la identidad?

Digamos que, si repasamos la historia de las luchas contra la discriminación racial, suele darse un momento en que la resistencia se construye a través de una cierta esencialización de la raza. Lo hemos visto, por ejemplo, en los EEUU con Marcus Garvey o en el “movimiento de la negritud” en Francia, donde se trataba precisamente de revalorizar la condición negra. Son movimientos que buscan emanciparse de la condición de objeto, retraduciendo positivamente esos atributos que nos condenaban a ser objetos -la negritud- en un signo humano. Esta es la función estratégica de la función esencialista.

El problema es cuando el esencialismo nos impide continuar el camino que gente como Fanon consideraba el horizonte de nuestras luchas. ¿Cuál es ese horizonte? El que abre el camino a una nueva condición, donde la raza ya no importa, donde la diferencia ya no cuenta, porque todos nos hemos vuelto simplemente seres humanos: el pasaje de la indiferencia a la diferencia. En este sentido, me considero “fanonista”, aunque comprendo que, en circunstancias determinadas, haya movimientos que utilicen estratégicamente el esencialismo como manera de fortalecer una identidad colectiva.

Por último, el capitalismo se ha renovado, actualizando y sofisticando las violencias necropolíticas del colonialismo. ¿Lo han hecho quienes se le resisten? ¿Hemos renovado nuestra imaginación política para responder con formas de acción efectivas la necropolítica del capitalismo contemporáneo?

Si reflexionamos sobre el ejemplo africano, el siglo XX podría estar dividido en dos ciclos de lucha. Desde el comienzo del siglo XX hasta los años 30, hemos vivido una forma de lucha que llamaré acéfala, ligada a lo local, a las condiciones de reproducción de la vida cotidiana. Tras la segunda guerra mundial entramos en un ciclo de lucha vertical, representada por sindicatos y partidos políticos. Ahora parece que hemos regresado a las formas acéfalas de lucha, luchas locales, luchas más o menos horizontales, que insisten sobre la recuperación de la capacidad de interrupción de la normalidad, del relato que ordena la normalidad, que nos hace pensar que lo pasa es normal cuando no lo es.

En el caso del sur de África, la pregunta ahora es cómo transformar esa ruptura de la normalidad, esa des-normalización, en una nueva forma de institucionalización. Tengo la impresión de que las nuevas luchas acéfalas no acaban de aportar respuestas plausibles y eficaces a esa pregunta: cómo dar forma a una nueva institucionalidad, abierta y democrática, que haya aprendido de los problemas que acarrea el verticalismo. No creo que pueda haber democracia sin institucionalización ni representación. Sabemos que hay una crisis de representación en todas partes, pero no creo que la respuesta sea disolverla en cuanto tal, disolver toda idea de representación.

En definitiva, nuestras viejas recetas (los partidos políticos, por ejemplo) están mostrando dificultades estructurales para preservar y defender lo común dentro de las actuales instituciones y seguirá siendo así mientras no haya comunidades fuertes que puedan democratizar la política desde abajo. Los movimientos de los últimos años van en ese sentido, aunque todavía estén frágilmente vinculados entre sí. Creo que de estas distintas resistencias acéfalas surgirán nuevas propuestas de instituciones, quizás no para derribar el Estado, sino para forzarlo a mutar nuevamente en un órgano de defensa del bien común.

http://www.eldiario.es/interferenci…

*Achille Mbembe nació en Camerún en 1957. Es profesor de Historia y Política de la Universidad Witwaterstand de Johannesburgo (Sudáfrica). Su primer libro publicado en castellano fue Necropolítica, donde analiza las políticas de ajuste y expulsión que primero se ensayaron en el continente africano en los años 90 y hoy se extienden por todas partes.

*Articulo tomado de: http://www.vientosur.info/spip.php?article11395

 

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