Page 59 of 59
1 57 58 59

Colombia: La revolución del circulante.

América del sur/Colombia/17.05.2016/Autor:Luis Montero/Fuente:https://www.diagonalperiodico.net/.

Una imagen.
Una rueda de roedor.
Uno de esos artefactos que se colocan en las jaulas para roedores domésticos. El ratón se sube y comienza a correr. Y, corre que te corre, no se desplaza. Tras un par de minutos, agotado, el roedor se lanza a la fuente en busca de agua.
Pero no nos hemos quedado ahí. Hemos conectado una pequeña dinamo a esa rueda. Almacenamos la energía que genere el roedor. ¿Qué pasaría si también conectamos la cantidad de energía producida a la alimentación del animal? ¿Si, cuanta más energía genere, más remuneración recibe?

Pues así funciona la revolución del circulante.

Una introducción.
La revolución del circulante no es un fenómeno reciente. Ni siquiera se basa en alguna novedad conceptual o ni tampoco en un fenómeno naciente. Todo lo contrario, es el corolario predecible de un proceso que comenzó hace siete siglos, en los albures del Renacimiento.

En el siglo XIV se produjo un asombroso descubrimiento en las ciudades-estado italianas: la potencia económica del capital productivo, ese working capital que aquí se llamó «activo circulante». Si se ponía el capital a trabajar sus rendimientos crecían –un crecimiento sujeto también al riesgo que conllevaba ese trabajo. ¿Cuál era ese trabajo del capital? El tránsito, la circulación. Por eso se llamó «circulante». El capital en movimiento, que es lo que es, es una fuerza productiva como la materia prima o el trabajo, si no más.

Y, con ese descubrimiento, llegó la llamada contabilidad italiana, la contabilidad de doble entrada. A partir de entonces los libros de contabilidad de cualquier entidad contarían con dos tablas enfrentadas, una para los Haberes, otra para los Debes. Y así hasta hoy.

Fue el primer intento de formalizar el tránsito dinerario.

El segundo es Blockchain. Pero eso ya es otra historia.

Un desarrollo:
Pero tan importante como el feliz hallazgo contable fue un hallazgo conceptual de mayor trascendencia: el cero, para la economía, no es un valor neutro. El cero contable no es cero, todo lo contrario: es la sombra del número precedente (no en la secuencia de números naturales, claro, sino en la tendencia contable). El cero, de tener algún valor, tiene el valor de la querencia con el que la contabilidad de doble entrada lo registra. Es decir, si uno viene de números negativos, el cero es positivo. Si uno viene de números positivos, el cero es negativo. Pero nunca es neutro. Porque de serlo, neutro, significaría que el dinero no se ha movido, que ha permanecido estanco, inmóvil. Y el dinero inmóvil no produce, es pasivo –pasivo es como llamamos aquí a ese capital que no es circulante y que se entiende como una carga, como un lastre para el movimiento: el capital inmovilizado.

El cero tiene valor de transición.

De hecho, el cero contable es tan poco neutro que es un valor del que conviene escapar. El cero es el punto de inflexión que separa la aceleración de la desaceleración económica. Entre la inmovilidad y el tránsito. Entre el pasivo y el circulante. Y, como es de esperar, nadie quiere soportar pasivos ni, mucho menos, serlo. Una economía estancada es peor que una economía desacelerada. De la desaceleración se sale acelerando; desde el cero aún se puede desacelerar.

El capitalismo niega el valor neutro del cero. O, mejor dicho, la economía niega el valor neutro del cero y el capitalismo acelera esa negación.

Fue el capitalismo, con su insistencia inicial en la derogación de aranceles, la superación de los proteccionismos europeos y el reclamo a la libre circulación de mercancías aprovechando los cauces fluviales del Rin y del Sena durante los siglos XVII y XIX, el que superó el inmovilismo del mercantilismo, que atenazaba el desarrollo económico de Europa, a base de promover la libre circulación de capitales, bienes y personas. El tránsito que promulgaba el capitalismo erosionó los cimientos mercantilistas europeos. Hoy, el tránsito ya no es suficiente. Si el mundo se ha globalizado es porque todo puede estar, y está, en movimiento. El capital fluye, las mercancías fluyen y el trabajo fluye. La deslocalización del trabajo es eso, un fluir. La increíble capacidad logística es eso, un fluir. Y la libre circulación del capital es eso, un fluir.

Pero, si todo fluye, nada fluye. O, dicho de otra forma, el movimiento de todo no es muy distinto del estancamiento de todo. Si todo se mueve todo está estancado. Es un cero. Ya no se trata tanto de que todo transite, porque todo transita desde la década de los 80 del siglo pasado, como de que todo acelere. Y nada, nada ha acelerado tanto como el capital. Hoy el capitalismo, empujado por un capital convertido en –y gestionado como– información, va a una velocidad de cojones. Y subiendo.

Tan rápido viaja y tanta es su aceleración que amenaza con emanciparse definitivamente de los otros dos medios de producción tradicionales, las materias primas y el trabajo. Si es que no ha superado ya ese umbral, dado que hoy para generar capital ya sólo hace falta capital. Nunca ha sido tan alto el peso de la especulación financiera –desde los mercados de futuros al high frequency trading– en la economía mundial.

Pero ellos no lo llaman especulación, claro. Lo llaman transformación digital, que no es sino la capacidad de transformar la información en el mayor activo del balance corporativo. En el único activo del balance corporativo. O, mejor dicho, transformar las corporaciones para que su mayor activo, su único activo sea la información. Frente a la aceleración del capital todo lo demás es pasivo. Y como tal es prescindible. Lastra. Frena. Las nóminas, los bienes inmobiliarios o los equipos y maquinarias son considerados liability en cualquier P&L. Y hay que deshacerse de ellos.

De ahí las ETT, los bancos vendiendo todas sus posesiones inmobiliarias para alquilaras segundos después o las cadenas interminables de subcontratas…

De ahí la automatización del trabajo, la externalización de servicios y las llamadas IA tomando el control de la corporación –o con parte de ella, como ha sucedido en la consultora (ahora no recuerdo el nombre de la consultora, mañana lo pongo), que los mandos intermedios han sido sustituidos por una inteligencia artificial.

Todo lo que es pasivo desacelera. Salvo la marca y el pipeline de clientes lo demás es pasivo. ¡Si hay empresas de las que no queda otra cosa que el departamento demarketing y el call center! Tan optimizadas están. El capital intelectual, aquel despojo heredado de los tiempos de la artesanía, es un recurso que muchas veces no es necesario para la operación. Y el resto de recursos, incluidos los humanos, son pasivos. Frenan. Y frenar mata. O, al menos, mata la generación. Y, muerta la generación muertos nosotros. O, mejor dicho, muertas las corporaciones.

Como curiosidad –y un tanto al margen, aunque no tan al margen–, es debido a esta negación del valor neutro del número cero que el balance no se entiende como algo equilibrado. Como algo balanceado, que por mucho que oscile tiende al equilibrio. De hecho, es esa paradoja lo es lo que nos condena al crecimiento económico infinito. Al menos mientras la economía del decrecimiento no sea capaz de dibujar un modelo productivo que no identifique tránsito y movimiento con generación. Aquí no hay péndulo, nada bascula, aquí todo se mueve en una y única dirección.

Un colofón: La economía colaborativa.
¿Y qué tiene que ver todo esto con nosotros? Aquí entra eso que llamamos «economía colaborativa». Que no es mucho más que la conversión del pasivo en circulante. ¿Que tengo una vivienda que podría rentar los fines de semana? Estoy perdiendo oportunidades. ¿Que tengo un coche que no circula más que dos horas al día, mientras llevo y recojo del cole a la progenie? Estoy perdiendo oportunidades. ¿Que soy freelance –o desempleado– y no tengo todas mis horas productivas ocupadas? Estoy perdiendo oportunidades.

Y así con todo: perder oportunidades es acumular pasivo.

En realidad, cuando alguien usa AirBnB para alquilar su casa un fin de semana, cuando entra en Über para transportar pasajeros por su cuidad o se da de alta en Upwork para tener más trabajo –o para, simplemente, tener trabajo– está emulando a las corporaciones. Pero con las alas cortadas. Porque hay una diferencia fundamental entre la corporación y el sujeto: que este no puede contar con la información como su único activo —de hecho no puede contar con la información de ninguna forma para generar nada. Entre otras cosas porque el mercado de la información no es tal: es una plaza exclusiva de acceso restringido a unos pocos; mis datos no cotizan sino como parte de un acumulado al que no tengo acceso: como agente económico autónomo, que es como nos llamaba Becker y sobre la que se construyó la promesa neoliberal de la igualdad operativa de todos los agentes del mercado, deja de serlo en el elusivo mercado de datos. ¿Cómo voy a ser agente económico autónomo de ningún tipo si no puedo ni acudir al mercado? El capitalismo, reforzado por la capacidad de aceleración del capital, deja de ser un juego de suma 100 y vuelve al juego de suma 0. A los tiempos de Ricardo, que introdujo la idea de la extenuación como supervivencia.

Quizá sea el momento de volver a la imagen de la rata corriendo su rueda a cambio de comida…

Así que si quiero seguir el ritmo acelerado del capital, que es el que marca el ritmo de la economía global, y no puedo acceder al mercado de la información, sólo me queda una estrategia: procurar maximizar el rendimiento de mi pasivo mediante su conversión en circulante. Y, para ello, aprovecho las migajas –puesto que migajas es lo que me queda una vez excluido del mercado de la información– de esa llamada transformación digital, pero esta vez aplicada a los individuos.

¡Bienvenido a la economía colaborativa!

Y, desde ese momento, como la rata que no para de hacer girar su rueda, mi vida se centra en maximizar el rendimiento del pasivo-circulante. Ya no es trabajo, es maximización. Que un conductor de Über –me acabo de bajar de uno y se lo he preguntado– trabaje 15 horas diarias de media y sin un contrato que defina claramente las condiciones laborales no es explotación. Porque es él quien está explotando su pasivo. Él es el explotador, faltaría más. Para chulo su pirulo. Que sea un explotador derivado de una tendencia económica iniciada hace casi seis siglos es irrelevante. Él es el explotador, ¿acaso no va al volante y puede decidir cuándo descansa y cuando no descansa? El caso es, y esto es revelador, cuando al explotador le es permitido elegir su descanso, elige no descansar. Por algo será. Quizá no lo sea tanto.

¿Cómo soportamos esa máscara ideológica ideología entendida como la entendía Marx?

Con esta misma pregunta hemos hecho un estudio entre usuarios de las plataformas de economía colaborativa de próxima publicación. Y, para resumir, la respuesta es clara: mediante la construcción de vínculos afectivos. Con la plataforma, con los clientes que alquilan el piso el fin de semana o son transportados en coche de un extremo a otro de la ciudad, con quien haga falta, con tal de no declararse explotados. Porque no se sienten explotados. De hecho, ni siquiera son conscientes de que estén realizando un trabajo. Cuando hablan de las tareas que exige alquilar el piso o mantener el coche según los estándares de la corporación que les proporciona clientes, ninguno lo describe como trabajo. Y, por tanto, ninguno lo califica de trabajo. Lo hacen porque es «bueno compartir». Aunque algunos saben que no comparten nada, ya que reciben una contraprestación económica por sus servicios, todos justifican las horas invertidas no en términos económicos (beneficios, rendimientos, dinero, lo que sea) sino en términos emocionales. Explotar sus casas, el coche en el que llevan a sus hijos o sus horas de ocio mediante una plataforma de economía colaborativa no se entiende como una forma de explotación de su intimidad –el pasivo siempre estuvo más cerca de la intimidad– y, por tanto, no se considera capitalismo emocional –la intimidad convertida en circulante.

Así se explica –una forma más– el auge de esa explotación de la intimidad que son el porno amateur o los reality shows. Nadies haciéndose ricos a base de mostrar su intimidad. Y, al mismo tiempo, así se explica que plataformas como Google o Facebook se hayan hecho tremendamente ricas explotando la intimidad de muchos. Muchos nadies que no tienen acceso al mercado para en el que se explota la información de sus intimidades.

Y, lo más flipante, es que los usuarios de AirBnB, Über o Upwork entienden ese capitalismo emocional entienden como anti-capitalismo. ¿Ha triunfado o no la ideología? ¿Tenía o no tenía razón Marx? La rata es feliz corriendo, total, si es lo que más le gusta hacer.

Un corolario: ¿Es este el fin del trabajo?
Ahora todo el mundo habla del fin del trabajo. El fin del trabajo asalariado, deberían aclarar. Porque bien podría ser que en un futuro automatizado, en el que la carestía del trabajo no fuera una situación coyuntural y sí estructural, el único recurso posible para la supervivencia fuera la continua y continuada conversión del pasivo en circulante y su maximización. De ser así, qué diferencia habría con la rata, que gira que gira su rueda sin parar, a cambio de comida. Como la rata, perseguiríamos algo que no va a llegar, la consolidación del circulante es una tautología, y la única salida sería seguir corriendo en la rueda del circulante. Esa, o morir extenuados. También como la rata.

Post scriptum:
¿Y sí bajamos paulatinamente la ración de comida del ratón? ¿Correrá cada vez más? Al final, eso es lo que han descubierto los economistas: dado un nivel de riqueza suficiente, nada como bajar el nivel de vida para acelerar la economía. «Estimular la economía» lo llaman. Agitarla, vamos. Un meneíto y a ver si se pone en marcha…

¡Y que todo siga girando!

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/blogs/consumidos/la-revolucion-del-circulante-o-hablan-cuando-hablan-economia-colaborativa.html

Imagen: 

https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/41NgjpPpZbL._AC_UL320_SR278,320_.jpg

Comparte este contenido:

México: Seminario internacional «Las corporaciones transnacionales en el capitalismo del siglo XXI»

América del Norte/México/Mayo 2016/Fuente: Omal.info

Del martes 17 al jueves 19 de mayo en Ciudad de México

La vuelta de siglo (XX a XXI) marcó profundas transformaciones en el funcionamiento y dinámica del capitalismo. Uno de los rasgos más relevantes de estos cambios se relaciona con un proceso de pase de mandos en el que las empresas toman cada vez más el protagonismo. Estados, organismos internacionales y demás instituciones de representación del capital han sido rebasadas, en la práctica, por las fuerzas activas y directas que suelen representar. Las empresas transnacionales están tomando el liderazgo de los procesos mundiales, cambiando las reglas de funcionamiento, las dinámicas, las fronteras y los límites. Está en proceso de diseño una nueva configuración territorial y política del o de los sistema mundo.

El Seminario Internacional tendrá lugar del martes 17 de mayo al jueves 19 de mayo en el Auditorio Mtro. Ricardo Torres Gaitán del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria – Ciudad de México).

El evento no tienen coste y se otorgará constancia con el 100% de la asistencia. Ha sido organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas, el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica (OLAG), el Observatorio de Multinacionales para América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad y el Posgrado de Estudios Latinoamericanos.

Fuente: http://omal.info/spip.php?article7890&utm_medium=twitter&utm_source=twitterfeed

Comparte este contenido:

Toward a Red Theory of Love, Sexuality and the Family

Por: Lilia D. Monzó y Peter McLaren

Resumen:

Este artículo que nos refiere estos dos autores expresan que las concepciones sociales del amor, la sexualidad y la familia están profundamente implicados en el sostenimiento de las relaciones sociales capitalistas. Enamorarse puede ser descrito como un evento de euforia que regocija y excita, pero sus cualidades perdurables y su potencial para que nos conecta a otro y para nuestra propia humanidad se pierde bajo una estructura capitalista que se basa en la desigualdad las relaciones de propiedad y de dominación, por tanto, en lugar de disfrutarlo, vivimos nuestras vidas tratando de arrebatar momentos de «amor» en una vida de otra manera rutinaria del narcisismo y la auto indulgencia con poca comprensión de lo que significa realmente amor – a valorar y respetar a los otros significantes, es decir, para crear un universo social fuera de la producción de valor a tierra en una interculturalidad, el respeto a la diversidad. La dominación y la opresión bajo dependencia mercantilización de las relaciones sociales capitalistas forman la base de numerosas instituciones de la sociedad, incluyendo el matrimonio y la familia patriarcal, en el que el amor se genera en los pantanos fétidos de la producción de valor para convertirse en una mercancía sujeto a los acuerdos contractuales necesarios para la subsistencia y se utilizan para controlar los cuerpos de las mujeres (y sus corazones y almas) en algunos contextos a través de los canales legales y en otros a través de un proceso hegemónico de «persuasión.» El patriarcado es, pues, en complicidad con la producción capitalista, ya que la dominación de los hombres las mujeres y los niños se convierte en el instrumento necesario para que se llegue a la próxima generación de trabajadores dóciles al servicio del capitalista.

Our societal conceptions of love, sexuality, and family are deeply implicated in the sustenance of capitalist social relations. Falling in love can be described as a euphoric event that exhilarates and excites but its enduring qualities and its potential for connecting us to anOther and to our own humanity is forfeited under the su!ocating con»nes of a capitalist structure that is founded on unequal relations of ownership and domination. Instead of luxuriating in love, in the possibility that love engenders, we live our lives attempting to snatch moments of “love” in an otherwise routinized life of narcissism and self indulgence with little understanding of what it means to truly love – to value and respect one’s signi»cant others but also to create a foundation for social justice outside of one’s immediate interests. #at is, to create a social universe outside of value production grounded in an interculturalism, respect for diversity, and a “régimen de desarrollo” that fosters “el buen vivir” by requiring all of us to exercise social responsibility in the communities in which we live and labor. Structural and structuring relations of exploitation, domination, and oppression under the commodifying thrall of capitalist social relations form the basis of numerous institutions in society, including marriage and the patriarchal family, wherein love is spawned in the fetid swamplands of value production to become a commodity subject to contractual agreements necessary for subsistence and used to control women’s bodies (and their hearts and souls) in some contexts through legal channels and in others through a hegemonic process of “persuasion.” Patriarchy is thus complicit with capitalist production, since men’s domination of women and children becomes a necessary means by which to ensure the next generation of docile workers in the service of the capitalist.

Whereas men can presume to escape their life of slave labor when they enter the family home, women as wives and mothers have an ever-present sense that their lives are not their own and they face the humiliating awareness of living overpowered by the hidden privilege and domination of the men who claim to love them most. #e dehumanization inherent in our current gender relations is evidenced in the atrocious reality that the world shows little remorse in the systemic violence waged daily against women in the form of rape, domestic abuse, and an unparalleled hyper exploitation that a$icts primarily women of color in windowless sweatshops and sex dungeons. We are made into the Other of man (human being) through the western male deformation of our ontological and epistemological clarity and through processes of fragmentation and restriction. #e link between women’s oppression and patriarchy, gender relations in the family, and capitalism make clear that the struggle for women’s liberation is one and the same as class struggle. Unfortunately, Feminist movements have too o%en relied upon notions of equality de»ned within capitalist structures. #at is, they seek equality in terms of pay and value, and to break down the cultural imperialism that relegates women to a subordinate ontological and epistemological status. While this is a critical ethical «ght, we would argue that it seeks an ethical and moral stance within a structure of society that is above all unethical and lacking in moral coherence. Capitalism is foundationally an unequal system of domination and ownership. To attempt to «nd equality and an ethical moral stance within such a system is to set ourselves up for failure or to accept the semblance of “equality” for middle-class women who may be able to dictate their own individual experiences, while forgoing the grander plight for the emancipation of all women, across race and other di!erences. Heather Brown (2013) reveals that Karl Marx had begun to examine the question of women’s oppression in society and that he recognized gender relations in the family as a microcosm of the oppressive relations between workers, noting that women’s equality would be a necessary component of a socialist revolution. Alexandra Kollontai, a Marxist and Bolshevik in the Russian Revolution took up this argument, calling for the uni»cation of class struggle and women’s liberation and calling for a reconceptualization of love, sexuality, and the family within socialism. Love within her red pedagogy was not a binding material contract but “a new communist sexual morality of free, open and equal relations of love and comradship” (Ebert, 2014, para. 16). Kollontai argued that love was a social concern determined by material conditions. In Kollontai’s words: Love is a profoundly social emotion. Love is not in the least a private mat- Iberoamérica Social 50 Dic 2014 ter concerning only the two loving persons: love possesses an uniting element which is valuable to the collective. Kollontai argued that this transformed social relation must be supported by measures that would support women economically so that they would not be dependent «nancially on men and that would support childcare and the development of the new generation, without overburdening, isolating, or truncating women’s creative potential for personal growth, as has been too o%en the case in capitalist societies. Unfortunately, Kollontai’s signi» cant and transformative contributions were quickly distorted and turned into an ideological version of “free love” that suggested promiscuity, e!ectively discrediting her revolutionary and emancipatory ideas. We argue that Kollontai’s work must be resuscitated in our quest for anti-capitalist struggle and women’s emancipation. In a similar vein, Allain Badiou conceptualizes love as moving beyond the self-focused moment of ecstasy experienced in sex. He explains: “In love… you go to take on the other, to make her or him exist with you, as he or she is… [It] is a quest for truth… from the perspective of diference (p. 19-23).” Although Badiou rejects the notion that love is synonymous with revolution, (hate, he argues, is also an aspect of revolution), he proposes that communism has the potential to free us up for the possibility of love and the possibilities that this emotion engenders in society. We heed seriously the warning put forth by others that not only must women’s liberation be an important factor in revolution but that we must move the struggle forward now so that the people can at least begin to question and transform existing social relations within the family and therefore raise a new generation willing to consider transformative, liberatory, and humanly satisfying ways of conceiving love, sexuality, and the family. Our goal is a world free from the slave labor and the atrocities committed in the name of capital accumulation and one where every person can value the unique ontological and epistemological reality that women bring and where a woman can live with dignity and free from fear and humiliation and develop her potential in service of creating an ever increasingly ethical, moral, and humane world. Here we can move more steadfastly towards developing a relational and structural transformation of society that cultivates gender &uidity, cultural heterogeneity, participative self-representation, communitarian forms of authority, mutual legitimacy, equality, plurinationality, and a refoundation of the modern state built upon Iberoamérica Social 51 Dic 2014 direct democracy. #e revolution begins now!

Referencias

Badiou, A. (2009). In praise of love. #e New Press.

Brown, H. (2013). Marx on gender and the family: A critical study. Haymarket books. Ebert, T. (2014). Alexandra Kollontai and red love. Solidarity: A socialist, feminist, anti- -racist organization. Retrieved http://www.solidarity-us.org/node/1724

Kollontai, A. (1921). «Theses on communist morality in the sphere of marital relations. Retrieved https://www.marxists.org/archive/kollonta/1921/theses-morality.htm

 

Lilia D. Monzo (Canadá) Doctora en Educación por la Southern California, USA. Docente en la Universidad de Chapman, California, Estados Unidos.

Peter McLaren (Canadá) Doctor en Educación por la Universidad de Toronto, Canadá. Docente en la Universidad de Chapman, California, Estados Unidos.

Comparte este contenido:

«La gran transformación» un libro imprescindible para entender el liberalismo económico

LaHaine/28 de abril de 2016/Por: Editorial Virus

Virus publica la obra de referencia de Karl Polanyi sobre la historia del capitalismo y los fascismos de los años 30 del siglo XX

«En todos los países importantes de Europa […], redujeron los servicios sociales e intentaron romper la resistencia de los sindicatos mediante el ajuste salarial. Invariablemente, la moneda estaba amenazada y, con la misma regularidad, se atribuía la responsabilidad de ello a los salarios demasiado elevados y a los presupuestos desequilibrados»

Esta descripción, aplicable a la crisis sistémica con la que se abre nuestro siglo XXI, se refiere a las décadas de 1920 y 1930, en vísperas de la expansión nazi y fascista que asolaría Europa. En este clásico de la historia antropológica, económica y política, Karl Polanyi considera la emergencia del fascismo como un momento autoritario del «capitalismo liberal para llevar a cabo una reforma de la economía de mercado, realizada al precio de la extirpación de todas las instituciones democráticas».

La gran transformación relata la paulatina expansión e imposición de la utopía del libre mercado que, desde finales del siglo XVIII, mercantilizó figuras como el trabajo —el esfuerzo de las personas—, la tierra —la naturaleza— y el dinero, hasta entonces no sometidas a la ley de la oferta y la demanda. Para Polanyi, en la sociedad de mercado, la principal misión del Estado es mercantilizar el máximo de ámbitos de la vida y la naturaleza para alimentar el mercado.

Una lectura imprescindible para entender los endiablados mecanismos del absolutismo económico que caracterizan el tiempo y el sistema en que habitamos.

Karl Polanyi (1886-1964) es un referente imprescindible de la crítica del orden liberal. Militante en su juventud del independentismo húngaro, participó en la Primera Guerra Mundial, se exilió a Viena en 1923 tras la declaración de la República Soviética de Hungría (1919), y en 1933 a Londres forzado por el ascenso del nazismo en Austria. Profesor de la Universidad de Columbia desde 1947, se vio obligado a vivir en Canadá por el veto de las autoridades estadounidenses a su compañera, Ilona Duczynska. La intensa labor intelectual de Polanyi se reflejó sobre todo, en dos libros: La gran transformación y El sustento del hombre (Capitán Swing, 2011), que cuestionan los fundamentos de la ortodoxia económica liberal y de algunos aspectos de la economía política marxista.

Fuente: http://www.lahaine.org/mm_ss_est_esp.php/quot-la-gran-transformacion-quot

pdf del prólogo y la introducción

Más información: viruseditorial | facebook.com/viruseditorial | @viruseditorial

 

Comparte este contenido:

Colonialismo 2.0: Cómo las grandes corporaciones manejan los hilos del mundo

23 mar 2016 14:31 GMT | RT

En esta edición de ‘El Zoom’ veremos cómo tejen las corporaciones una red en la que todos estamos atrapados. Con el testimonio de John Perkins y otros especialistas, el presentador del programa, Javier Rodríguez Carrasco, muestra quién maneja los hilos del mundo, cómo se manipulan y corrompen los gobiernos y cómo muchos países sufren la esclavitud de sus ciudadanos y la explotación de sus recursos para lucro de unos pocos. ¿Se cree usted libre del dominio de las grandes marcas?
«Me asalta la duda de si no estamos en una especie de colonialismo 2.0 en el que muchos son esclavos en vida debido a la codicia de las grandes corporaciones y otros, creyéndose soberanos, están sujetos bajo el yugo de aquellos que les dicen cómo vestir, qué beber o qué pensar», plantea el presentador del programa de RT ‘El Zoom’, Javier Rodríguez Carrasco.

Según Rodríguez Carrasco, nos han hecho creer que somos libres y que nuestro bienestar no tiene precio «pero solo unos pocos se benefician de un sistema que ellos han creado y que hace sufrir a millones de personas en el mundo».

¿Hasta dónde llegan los tentáculos de las corporaciones?

Las 10 empresas más poderosas y ricas del mundo tienen unos ingresos conjuntos que suman 3,3 billones de dólares, lo que equivale al 4,5 % del PIB mundial.

Teniendo en cuenta el índice de la ganancia pura, RT ha realizado comparaciones para demostrar cómo algunas grandes empresas tienen economías equivalentes al PIB de ciertos países. Por ejemplo, Honduras tiene un PIB igual al de Chevron, Jamaica equivale a lo que gana Royal Dutch Shell y Apple equivale al PIB de hasta cuatro países (Zimbabue, Laos, Namibia y las islas Comoras).

¿La esclavitud del siglo XXI?

John Perkins, autor de libros como ‘Confesiones de un sicario económico’ o ‘La historia secreta del imperio estadounidense’, indica que actualmente existe «un tipo de esclavitud distinto». «Aunque todavía queda algo de esclavitud física, en su mayor parte esta se refiere a la deuda. No a estar encadenados, sino endeudados», explica.

Perkins apunta que «tenemos un sistema económico global fallido basado en el miedo, la deuda, la militarización y básicamente la destrucción de los recursos de los que se depende» y critica que tanto el expresidente hondureño Manuel Zelaya o el exmandatario venezolano Hugo Chávez sufrieron diversos intentos de golpes de Estado por enfrentarse a las corporaciones.

«El sistema económico de los sicarios»

«En los últimos doce años el sistema económico de sicarios se ha expandido desde los países en vías de desarrollo hasta EE.UU., Rusia, Europa y por la mayor parte del mundo», sostiene Perkins, añadiendo que el sistema «se pone en práctica mediante lobistas, políticos y personas que representan a las corporaciones pero que, en muchas ocasiones, actúan como representantes de los países».

Asimismo, el experto añade que actualmente existe a escala global una «corporatocracia o personas que dirigen las mayores corporaciones» a quienes «les une un objetivo común: maximizar los beneficios sin reparar en los daños sociales o medioambientales». «Los gobiernos de todo el mundo están bajo el pulgar de los líderes de las corporaciones», denuncia.

Los gobiernos, ¿cómplices de las corporaciones?

Juan Hernández Zubizarreta, investigador del observatorio de multinacionales en América Latina, sostiene que actualmente no existe una corte internacional que regule los actos criminales de las multinacionales, como por ejemplo, la explotación infantil, la contaminación o la violación de derechos laborales, debido a que «la presión del poder corporativo es muy fuerte» y a que «los gobiernos mantienen una complicidad con el poder corporativo y se niegan en redondo a dar cuentas de las prácticas que están llevando adelante».

Asimismo, Hernández Zubizarreta destaca que el poder de estas corporaciones está en todos los ámbitos como el político, económico, mediático y educativo, «lo que les permite actuar con una impunidad sin precedentes», y critica que los acuerdos de comercio e inversiones son estructuras de un aparato jurídico de dominación.

 Fuente: https://actualidad.rt.com/programas/zoom/202821-colonialismo-grandes-corporaciones-manejan
Comparte este contenido:
Page 59 of 59
1 57 58 59