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El Versailles chileno

Por: Ernesto Garratt.

Leo los titulares de matutinos chilenos con la noticia de que a excancilleres les preocupa la imagen país después de la cancelación del Apec, donde se anticipaba acabar la guerra comercial entre EEUU y China, y la Cop25, con Chile liderando la lucha ambiental.

A esta élite política parece preocuparle un espejismo fabricado solo para el exterior y lejos de la realidad. Este no es un oasis en Latinoamérica, solo hablamos de un excelente slogan publicitario que se está cayendo a pedazos frente a nuestros ojos desde hace 14 días: desde que comenzó el feroz estallido social de un país OCDE, en vías de desarrollo y con cifras envidiables para cualquier vecino de la región: casi 25 mil dólares per cápita, crecimiento constante en las últimas décadas y una postal que ha sido imán para inmigrantes con tal alcanzar el sueño chileno.

Pero no hay tal sueño chileno. There is no Chilean dream. ¿Lo entienden o lo digo en ruso? Esto es y ha sido más una pesadilla para una gran mayoría desde que los Chicago Boys* instauraron a la fuerza en los años 70 su feroz modelo de capitalismo salvaje y privatizaron nuestros derechos. Un estado de las cosas que la democracia solo siguió aplicando con escasísimas correcciones hacia las necesidades sociales.

Mi origen es de la pobreza extrema. Mi madre, una madre anciana, fue soltera. No se casó, ergo, soy huacho, no tengo padre. Hace unos años, el actual ministro de Justicia defendía a brazo partido la legislación que me dejaba a mí y a todos los hijos ilegítimos sin los mismos derechos que un hijo nacido dentro del matrimonio. Esos mismos ministros que ahora son parte de un gobierno que dice que ha escuchado el mensaje de las manifestaciones, defendían públicamente y sin vergüenza la desigualdad.

Con mi madre enferma vivimos 20 años de allegados, es decir, de casa en casa, de techo en techo. ¡20 años sin casa propia! Repito: mi origen es de la pobreza extrema y tuve que endeudarme con el llamado crédito fiscal de mi tiempo para pagar mi educación universitaria en una institución pública como la de la Universidad Chile.

El multimillonario Sebastián Piñera pudo estudiar gratis en la universidad en el Chile de su tiempo. En el país que destruyó el golpe de Pinochet en 1973 y en el país que gente como su hermano José Piñera (inventor de las cuestionadas Administradoras de Fondos de Pensiones) ayudó a levantar para la conveniencia de los grupos económicos mas no de la población, yo terminé de pagar mi educación recién a los 43 años. Estoy endeudado para pagar un departamento y acabo de pagar con mucho esfuerzo, como todos los chilenos, las contribuciones de este año. Persigo mis deudas para aniquilaras con ansiedad, mientras que Sebastián Piñera no ha dado ni una disculpa pública por adeudar 30 años de contribuciones tributarias. ¡30 años!

Para qué hablo de mi pensión. No pienso en ella porque soy realista. Como están las cosas, no hay futuro en Chile para los viejos: la tasa de suicidios más alta se encuentra en el rango de los adultos mayores. Con un promedio de 256 mil pesos (US$ 344) mensuales de jubilaciones, no se puede vivir, solo morir lentamente.

Este cruel modelo le da privilegios casi monárquicos solo al 1% de la población, un grupo demillonarios y de súper millonarios (once de ellos en la lista Forbes) que se convirtió en dueño de casi el 30% de nuestra riqueza. El resto, la gran mayoría, vive con sueldos míseros del tercer mundo con un costo de vida europeo. Por eso bastaron solo 30 pesos en el alza, una nueva alza del metro de Santiago, para trizar y romper el hechizo.

Chile despertó. Abrió los ojos enojado, hastiado de aguantar la corrupción de esta élite política, económica y militar: colusiones de privados, leyes dictadas desde las gerencias de las empresas, miles de millones de pesos en fraudes en el ejército y carabineros. Súmele décadas de maltrato, desactivación del tejido social y la construcción de un ethos individualista, explican el gran descontento, la rabia y la explosión de violencia.

¿Y cuál fue la respuesta de Piñera? Comer pizza en un restaurante pituco mientras Santiago ardía. Y luego, desesperado, sacar a los militares a las calles y hacer el mejor cosplay de la dictadura jamás organizada por un presidente en democracia. Las cifras de abusos de derechos humanos suben día a día y la brutal represión de carabineros cuenta estadísticas que incluyen ¡abusos sexuales! y que además consideran más de 100 personas con daños oculares producto del baleo de la policía. Inexplicable me resulta que usaran de blanco e hirieran con siete balines en su cuerpo a un observador del INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos).

No justifico los saqueos ni la destrucción de bienes públicos como el metro. Son actos de barbarie condenables. Solo trato de explicar la brutal violencia expresada en un escenario apocalíptico en el que estamos y donde la élite dice haber escuchado el mensaje que la ejemplar y pacífica marcha de un millón doscientas mil personas envió desde la calle: “no más abusos”, “no más privilegios”.

Ya hubo grandes protestas sociales estudiantiles en 2006 y 2011. El mensaje se está enviando desde hace rato. Pero este pequeño Versailles que nos gobierna y rige desde todos los pilares de la vida, este Versailles que dice que nos está escuchando, sigue sin escuchar. Para aplacar tres décadas de abusos no basta un discreto perdón presidencial, ni migajas económicas ni menos disfrutar una pizza sentado en la cumbre y con el infierno social ardiendo bajo sus pies. Mucho menos ayuda un cambio de gabinete improvisado: ¡El ministro del Interior entrante se eligió a último momento y durante la transmisión televisada!.

A los excancilleres y miembros de la élite les propongo esta otra imagen en vez de la imagen país. ¿Listos? Enfóquense en esto: Una anciana enferma y que trabajó toda su vida y que luego solo obtuvo una jubilación miserable, agonizando en el servicio de atención pública. Esta viejita es mi madre. Ella, detrás de su máscara de oxígeno, está llorando porque sabe que se va a morir y me va dejar solo en este Chile cruento y espartano que pertenece al 1%. No puede decírmelo con su voz. Apenas puede respirar. Me lo escribe temblorosa en un cuaderno verde con su último aliento.

“Cuídate hijito que nadie más te va a cuidar aquí”.

Eso pasó hace 20 años, yo era pobre y a pesar del paso del tiempo, constato tristemente que nada ha cambiado. Nada.

Fuente del artículo: https://cnnespanol.cnn.com/2019/11/01/el-versailles-chileno-opinion-garratt/

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Una revolución mundial en marcha

Por: Amy Goodman y Denis Moynihan.

Puerto Rico, Hong Kong, Ecuador, Haití, Líbano, Irak y ahora, Chile. En todo el mundo, la gente se está alzando contra las políticas de austeridad y la corrupción, desafiando a las fuerzas policiales enviadas para reprimirlos. Muchos de estos movimientos de masas comparten una crítica feroz hacia el capitalismo. En Santiago de Chile, más de un millón de personas inundaron las calles el fin de semana pasado y las protestas masivas continúan. Allí, la brutal dictadura de Pinochet que tuvo lugar entre 1973 y 1990, durante la cual miles de activistas y líderes progresistas fueron torturados, desaparecidos y asesinados, fue seguida por décadas de políticas neoliberales, con privatizaciones desenfrenadas, acoso a sindicatos, salarios estancados y mayores costos de educación, salud, transporte y otros servicios. Chile, uno de los países más ricos de América del Sur, también es uno de los que tiene mayor desigualdad. Al menos 20 personas han sido asesinadas durante las recientes protestas allí, lo que enfureció e incentivó aún más a las multitudes.Estas protestas globales están también sucediendo en momentos en que el mundo atraviesa un punto de inflexión en su historia, con tan solo una década de tiempo para que la humanidad pase de una economía apoyada en los combustibles fósiles a una impulsada por energía renovable. El miércoles, el multimillonario y asediado presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció abruptamente que su gobierno había decidido cancelar la realización en Chile de dos grandes cumbres internacionales: el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (conocido como APEC ) a mediados de noviembre y la cumbre sobre cambio climático de Naciones Unidas, la 25ª “Conferencia de las Partes”, o COP25, en las primeras dos semanas de diciembre.

La presidenta designada de la COP 25, la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, declaró: “Los ciudadanos han expresado de manera contundente sus legítimas demandas sociales que requieren toda la atención y el esfuerzo del gobierno”.

La cancelación de la COP por parte de Chile podría ser un golpe para la acción global contra el cambio climático. Pero los activistas en defensa del clima deberían juntar coraje: este renovado espíritu de rebelión en todo el mundo implica un rechazo del status quo y podría presagiar que la movilización de base para evitar un cambio climático irreversible y catastrófico se acelere.

No mucho después de la cancelación de la COP de Chile, la Red de Acción por el Clima expresó en un comunicado: “La injusticia social y la crisis climática tienen una raíz común. La justicia climática y la solidaridad tienen que ver fundamentalmente con la protección de los derechos humanos y una mejor calidad de vida para todos”.

La crisis climática nos afecta a todos; en primer lugar, y con más fuerza, a los pobres del mundo. El multitudinario levantamiento en Puerto Rico que condujo a la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló fue la culminación de décadas de frustración con el estatus colonial de Puerto Rico y la contemporánea explotación por parte de los fondos buitres de Wall Street. Pero el descontento se vio alimentado por la impactante devastación causada por los huracanes Irma y María hace dos años, que tuvieron lugar uno atrás del otro.

Pocos días después de la renuncia de Rosselló, Manuel Natal, miembro de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, manifestó en una entrevista para Democracy Now!: “Las políticas de austeridad implementadas no solo por la Junta de Supervisión Fiscal, sino también por el actual gobierno de Roselló y el pasado gobierno de García Padilla, han dejado al pueblo de Puerto Rico en una situación de vulnerabilidad. La desigualdad social ha aumentado a niveles que nunca se habían visto aquí en Puerto Rico”. Natal prosiguió: “Necesitamos más democracia, no menos democracia. Estamos al borde de una revolución política aquí en Puerto Rico”. El derrocamiento de Rosselló constituye la primera vez en la historia de Estados Unidos que un gobernador se vio forzado a renunciar a su cargo a causa de una protesta popular.

Los pueblos indígenas también están liderando el camino, a menudo en la primera línea de la lucha, confrontando al modelo extractivista con una resistencia pacífica y disciplinada. En Colombia, cientos de líderes sociales indígenas y campesinos han sido asesinados en los últimos años, simplemente por defender la justicia y la protección del medio ambiente.

El acuerdo climático de París señala específicamente la importancia de la justicia climática y se compromete a trabajar “en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza”. Uno de los conflictos duraderos que ha obstaculizado las negociaciones internacionales sobre el clima ha sido la negativa de las naciones ricas, principalmente Estados Unidos, para aceptar la simple premisa de que “los contaminadores deben pagar”. Estados Unidos es la nación más rica de la historia humana, en parte, porque al utilizar energía barata y sucia ha dejado una estela de contaminación en su camino hacia la cima: centrales eléctricas de carbón, locomotoras diesel y ahora, el gas de extracción por el método de fracturación hidráulica, mal llamado “de combustión limpia”.

Se suponía que el Fondo Verde para el Clima iba a recaudar miles de millones de dólares para financiar proyectos de energía renovable en los países más pobres. La semana pasada, la conferencia de donantes del fondo no alcanzó su objetivo, principalmente porque el gobierno de Trump incumplió el compromiso de Estados Unidos de aportar 2.000 millones de dólares al fondo. Australia y Rusia siguieron el ejemplo y se negaron a contribuir.

Un nuevo estudio de Climate Central, una organización científica y de noticias, indica que las inundaciones costeras inducidas por el cambio climático probablemente serán mucho peores de lo previsto, lo que obligará a entre 200 y 600 millones de personas, ricas y pobres, a abandonar sus hogares más adelante en este siglo. Ahora mismo hay numerosos incendios forestales provocados por el cambio climático en California, donde cientos de miles de personas tuvieron que ser evacuadas de sus hogares y al menos un millón de personas permanecen sin electricidad.

Como los incendios forestales, los levantamientos populares contra los líderes corruptos autocráticos, las políticas de austeridad y la desigualdad también se están extendiendo e intensificando. Los pueblos también está inundando las calles a lo largo y ancho del mundo, vinculando los movimientos contra la desigualdad con la lucha por un mundo justo y sostenible, alimentado por energías renovables.


Fuente de artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262033&titular=una-revoluci%F3n-mundial-en-marcha-

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Michael Humaña presidente del Sindicato de trabajadoras y Trabajadores de la Educación (SNTE), nos envía un resumen sobre los últimos acontecimientos en Chile. (Audio)

Por: Otras Voces en Educación 

Michael Humaña nos resume en este audio los últimos acontecimiento ocurrido en Chile.

Desde OVE nos solidarizamos con Chile y pedimos a nuestros seguidores difundir y apoyar esta lucha del pueblo chileno, que el mundo entero conozca todos los atropellos, violaciones y maltratos por lo que esta pasando la sociedad chilena por parte del gobierno,  por exigir una mejor equidad y justicia social.

 

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Chile: Un millón de alienígenas

Por: Daniel Matamala. 

No necesitamos banderas”, cantaban Los Prisioneros en esa canción en que declaraban “romper de forma oficial / los lazos que nos pudieron atar alguna vez / a alguna institución / o forma de representación / que nos declare parte de su total”.

Esa es la emoción que se tomó Chile.

Es un contraste radical con la anterior marcha del millón: la del No. Si la de octubre del 88 era una multitud organizada por una dirigencia política bajo su discurso y sus banderas (las rojas del PS, las azules de la DC, el arcoíris…), la de octubre del 19 es una masa autoconvocada, definida desde las identidades: banderas de pueblos originarios, equipos de fútbol, diversidad sexual…

Si el momento generacional de 1988 tenía liderazgos, metas y plazos claros (la Concertación, el fin de la dictadura y el 5 de octubre), el de 2019 carece de todo ello. Por eso, pretender domesticarlo con una lista de supermercado es, de nuevo, no entender nada.

Esta no es una huelga de empleados descontentos, y no se acaba con un bono de término de conflicto. No es un movimiento reivindicativo. Es una energía. Una pulsión. Es un momento populista, en la correcta definición del término: la división de la sociedad entre una élite corrupta y un pueblo virtuoso. Los chilenos que se abrazan en las calles con sus camisetas de Colo-Colo, la U y la UC expresan el ideal de borrar las diferencias cotidianas para sumergirse en un colectivo que se define por oposición a todo lo que representa la clase dirigente.

Es ser parte de un horizontal, alegre y colorido millón de amigos.

En la marcha más grande de la historia de Chile brillaron los extraterrestres. Marcianos de todos los colores y diseños tocando cacerolas en referencia al célebre audio filtrado de Cecilia Morel (“es como una invasión extranjera, alienígena”).

“Es increíble”, dice sobre esa frase el académico de la Universidad de Chicago, James Robinson. “Es un reflejo de que la élite chilena está muy desconectada de la gente, el hecho de que uses ese tipo de lenguaje es indicativo de la brecha entre la élite y las masas chilenas”.

Los chilenos se cansaron de ser considerados alienígenas en su propio país.

En esta columna se ha repetido una y otra vez -majaderamente, es verdad- sobre la bomba de tiempo que representa una clase dirigente que ve al país como su club de amigos, atrincherada junto a sus compañeros de colegio en los directorios de las grandes empresas (53% viene de 9 colegios) y en el gabinete (67% de 6 colegios).

La respuesta estándar de esa élite fue desestimar la alerta como monserga de “odiosos” y “resentidos”. Para el decano Juan Ignacio Brito, una “machacona insistencia por identificar únicamente un odioso sesgo de clase (…) prejuicios profundos y resentimientos jamás confesados”. Para el director de empresas César Barros, el acceso al club del poder es “puro esfuerzo, riesgo y habilidad” y “cero amiguismo”. Para el empresario Jorge Errázuriz, la solución al peso de los apellidos es simple: “bastaría con cambiarse a Errázuriz para tener éxito. ¡Te llamaría primo!”

La realidad estaba disponible para quien quisiera verla, en cada reporte de la OCDE, cada estudio del Banco Mundial, cada ranking de competitividad, cada reflexión de economistas y sociólogos que, al mirar a Chile, advertían un país fracturado.

De hecho, los gritos de la calle y los informes de la OCDE dicen básicamente lo mismo: demasiada desigualdad, demasiado nepotismo, demasiados abusos.

“Lo estamos pasando muy bien”, contestaban desde el poder. ¿Se pegarán, al fin, el alcachofazo?

¿Escucharán ahora a las voces lúcidas que, desde dentro, venían advirtiendo de la crisis? Como el fundador de Cornershop, Daniel Undurraga: “basta contar las empresas del IPSA que tienen gerentes generales mujeres, homosexuales, mapuche o incluso que fueron a colegios públicos para entender lo enquistado que está todo el poder del sistema en un grupo cerrado y homogéneo”. O la directora de la Bolsa de Comercio, Jeannette von Wolffersdorff : “hay narcisismo de una élite a la que le cuesta conversar con voces críticas”.

Ahora, Evelyn Matthei pide un gabinete con “gente que venga de la clase media, que ojalá se haya educado en educación pública, que no veraneen en Zapallar o en Pucón”. Andrónico Luksic se allana a “pagar la cuenta” y a discutir un impuesto al patrimonio de los súper ricos. Mario Desbordes habla de pasar a una economía como la de “los países del norte de Europa”.

Ideas constructivas como los cabildos constituyentes o tributos más progresivos, que hace una semana eran resentidas, populistas o chavistas, hoy son súbitamente razonables.

El Congreso legisla bajo el ruido de las cacerolas. Si hace un siglo el ruido de sables obligó a los parlamentarios a aprobar en unas horas los proyectos sociales que habían bloqueado por años, hoy el eco de la calle opera un milagro similar. 40 horas, claro. Rebaja de dieta parlamentaria, por supuesto. ¿Regular precios de los medicamentos? Lógico. Las sesiones del Congreso son transmitidas en vivo por la televisión abierta con alto rating. ¿Será que, al fin, lo que debaten los representantes hace sentido a los representados?

Es un mar sin orillas que da para todo, por cierto. El gobierno anuncia un paquete de medidas totalmente desfinanciado, y grupos de presión como los camioneros presionan para sacar una tajada más de sus ya generosas prebendas.

Es un minuto de catarsis. Del “no vamos a esperar / la idea nunca nos gustó / ellos no están haciendo lo que al comienzo se pactó”.

Es la revancha de los alienígenas.

Fuente de la noticia: https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2019/10/28/chile-un-millon-de-alienigenas

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Chile y un cambio que llegó tarde

Por: Ricardo Braginsky.

 

Los resultados educativos del modelo chileno se destacan en la región. El asunto es cómo y a costa de qué llegaron a eso.

que ese país se diferenció claramente en América Latina. Podemos empezar por los resultados: hoy Chile tiene las tasas de escolarización más altas de la región y lidera en los rankings que miden aprendizajes, como la prueba de Unesco o PISA. El asunto es cómo y a costa de qué llegó a eso.

Para eso hay que remontarse al origen de la reforma educativa que arrancó con la dictadura de Pinochet. Entonces Chile implementó un modelo anglosajón en el funcionamiento y el financiamiento de la educación.

El eje estuvo puesto en que el Estado en lugar de invertir en la oferta educativa (las escuelas) lo hizo en la demanda, a través de los “vouchers” por alumno. El dinero llega a los colegios, pero lo hace de acuerdocuántos alumnos logran inscribir.

La lógica es que el alumno es portador de su presupuesto y los padres deciden a qué escuela van y, por lo tanto, cómo lo invierten. Así,los colegios deben competir por tener más chicos para así conseguir más dinero. No hay colaboración entre pares. Y como los ramales de Menem: colegio sin chicos, colegio que cierra.

Esta lógica se complementa con evaluaciones periódicas y publicación de los resultados por escuela, para que los padres tengan la información que les permita elegir “el mejor servicio educativo” para sus hijos.

También evalúan a los docentes y -como una empresa- pagan más a los que obtengan mejores resultados.

El combo de estas herramientas forzó a que las escuelas mejoraran sus indicadores educativos, pero también reforzó la segregación social. Porque en lugar de financiar a los que más lo necesitan para buscar la equidad, el sistema premia a aquellos que se adaptan a las normas. Y a los que enseñan los contenidos que son tenidos en cuenta en las evaluaciones estandarizadas.

Protesta de estudiantes en Santiago, Chile, la semana pasada. EFE/Elvis González

Protesta de estudiantes en Santiago, Chile, la semana pasada. EFE/Elvis González

Además, las escuelas podían recibir plata adicional de las familias, entonces aquellos colegios con chicos más acomodados empezaron a tener más recursos que el resto.

El sistema universitario también se destaca por sus buenos resultados, pero los estudios superiores son pagos y muy caros. Termina siendo también una educación elitista, y muchos jóvenes terminan endeudándose para progresar en sus vidas.

El segundo gobierno de Bachelet no cambió el sistema, pero le hizo retoques, que buscaron reducir las brechas. Preocupados por las diferencias sociales que estaba generando, orientó dinero extra para el 40% de los alumnos más vulnerables. Y limitó el aporte económico de los padres para las escuelas de sus hijos.

Pero quizás ya era tarde. Chile es hoy un país muy fragmentado, y el quiebre arranca desde la escuela primaria.

Lo decimos, ¿lo hacemos?

La experiencia chilena también nos pueda servir para mirar qué pasa en la Argentina.

Nuestro sistema educativo está bien lejos de los criterios mercantilistas de Chile. Sin embargo, la segregación social en las escuelas creció fuerte en los últimos años.

Cada vez estamos más lejos de la escuela pública que supimos tener y que reúne diversidad. No somos Chile pero quizás tenemos otro problema: esa pasión por decir una cosa, y después terminar haciendo otra.

Fuente del articulo: https://es.news-front.info/2019/10/28/la-huelga-de-maestros-de-chicago-entra-en-el-octavo-dia-mientras-300-000-estudiantes-pierden-sus-clases/

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Chile: Mientras la TV transmiten Los Simpson y recetas de cocina… en Valparaíso están REPRIMIENDO a miles de familias que marchaban pacíficamente hasta el Congreso.

América del Sur/ Chile/ 28.10.2019/ Fuente: twitter.com.

#Chile: Mientras la TV transmiten Los Simpson y recetas de cocina… en Valparaíso están REPRIMIENDO a miles de familias que marchaban pacíficamente hasta el Congreso.

Fuente de la noticia: https://twitter.com/piensaprensa/status/1188553325215735812?s=12

 

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