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China y Egipto firman acuerdo para impulsar educación técnica egipcia

Asia/China/01 Agosto 2019/Spanish.xinhua

China y Egipto firmaron hoy un acuerdo para proveer equipo educativo a la Escuela Egipcio-China de Tecnología Aplicada de la Universidad del Canal de Suez.

El acuerdo fue firmado por la ministra de Inversión y Cooperación Internacional de Egipto, Sahar Nasr, y el embajador chino en Egipto, Liao Liqiang.

Durante la ceremonia, Nasr dijo que la escuela egipcio-china es un modelo de asociación entre los dos países en el área de la formación profesional.

La ministra señaló que este acuerdo se ajusta a la visión del presidente Abdel-Fattah al-Sisi de mejorar el sistema de educación técnica y tecnológica en todos los niveles y de preparar a los jóvenes para cubrir los requisitos del mercado.

Por su parte, Liao dijo que la escuela egipcio-china es el primer proyecto conjunto entre los dos países en el ámbito de la educación técnica.

Desde la elevación de las relaciones entre China y Egipto a una asociación estratégica integral en 2014, los intercambios culturales han alcanzado su máximo punto como lo demuestran las frecuentes visitas mutuas entre artistas y delegaciones culturales y musicales.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-07/23/c_138248824.htm

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Universidad e investigación científica en la Venezuela en tiempo de crisis

Por: Karl Tulin

“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”

Simón Bolívar

Inicio este escrito con unas premisas que servirán de filtro a posibles lectores, que alimentados por radicalismos políticos, son propensos a entablar discusiones estériles en las que no pretendo malgastar energía. Mi intención, además de catártica, es recordar con añoranza el impulso iniciado a comienzos de este siglo en búsqueda y el establecimiento sostenible del necesario desarrollo académico de la institución universitaria y la investigación científica como elementos fundamentales para la construcción del “país potencia”, ese que tanto se menciona desde la esfera gubernamental, pero que no se manifiesta de manera real, aunque sí de forma virtual y discursiva. La ocasión es propicia para manifestar lo que la mayoría de personas que laboran en las universidades e instituciones científicas nacionales conoce: las penurias actuales referidas a la infraestructura, al presupuesto institucional y al tema salarial, lo que obviamente atenta contra la existencia y misión de esas instituciones.

De entrada manifiesto mi postura en pro de la democracia socialista, creo en el proyecto del socialismo bolivariano del siglo XXI impulsado por el ímpetu, gallardía y valentía de Hugo Rafael Chávez Frías. Soy un profesor ubicado en el mayor estrato del escalafón universitario (Profesor Titular a Dedicación exclusiva), con el más alto grado académico (Ph.D), soy un científico, digamos que consolidado, con más de cinco decenas de libros, monografías y artículos publicados en revistas científicas de circulación nacional e internacional; con ello se reflejan mis áreas de interés académico-científico y sirven de sostén al desempeño como profesor de pregrado y postgrado, permitiendo la capacidad de haber dirigido, en calidad de tutor, un poco más de tres decenas de trabajos conclusivos de grado en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado.

Como premisa final he decidido adoptar el anonimato para evitar posibles discusiones infructuosas, tanto con antichavistas de ignorancia política supina, como con chavistas fanáticos, en especial con las “termitas rojas rojitas”, esos que definiera Roberto Hernández Montoya en su artículo Termitas; esa rapaz especie con encendido verbo revolucionario como único elemento para mantenerse en el entorno gubernamental y así continuar con el devastador daño que le hacen a la patria y a la revolución. Con esta última premisa supongo no perder mi energía vital, ni ser tildado de desleal o traidor.

Las instituciones científicas y universitarias nacionales han pasado por etapas que fluctúan entre una oscura decadencia y un destacado esplendor; la última de ellas es evidenciada durante la primera década del presente siglo. Con el ascenso al poder de Hugo Chávez esas instituciones tuvieron el último de esos períodos de brillo, luego del oscuro lapso que transitó durante la segunda presidencia de Rafael Caldera y sus flamantes ministros de Cordiplan y Educación, ¿recuerdan las frases: “estamos mal pero vamos bien” y “la educación venezolana es un fraude”? ¿Hemos salido de ello? Son varios los hechos que dan muestran de esa luminosidad, traigo a la memoria algunos de ellos:

1. Devolución del Jardín Botánico de Caracas a la casa que vencía la sombras. Ese hermoso paraje capitalino le fue arrebatado a la Universidad Central de Venezuela por uno de sus ilustres catedráticos: Rafael Caldera, el mismo presidente del proceso de pacificación que fue manchado por la continuación de la persecución política de períodos presidenciales anteriores, por un considerable número de asesinatos y desaparecidos del ámbito universitario y por losmacabros allanamientos militares a varias universidades autónomas del país, entre ellas a aquella que sí vencía las sombras.

2. Importante ajuste salarial en todos los sectores laborales del espectro universitario, ello a pesar de las dudosas negociaciones que sobre el tema tejían (aún se hace con actores de la especie de termitas rojas rojitas) las oscuras y nada académica dirigencia de FAPUV, FAPICUV y otros órganos sindicales de los cuerpos administrativos y obreros de las instituciones científicas y universitarias del país.

3. Reconocimiento y cancelación, en muy corto tiempo, de las prestaciones sociales a los jubilados de todo el personal universitario. Por la forma en que fue realizado ese pago, se anuló la tradicional práctica proselitista de las autoridades rectorales para cumplir con ese compromiso. También se llevó a efecto el pago del fideicomiso derivado de los pasivos laborales generados desde mediados de la década de los años 1970, una deuda considerada impagable pero que se materializó gracias a la labor del entonces ministro de Educación Superior, Samuel Moncada; el mismo que actualmente defiende al país de los ataques de la derecha latinoamericana y mundial más troglodita, y que emanan de los devaluados espacios políticos en la OEA y en la ONU.

4. Importante impulso a las actividades de postgrado e investigación científica, vale recordar las misiones Ciencia (2006) y Alma Mater (2009). Hubo un significativo aumento tanto en las subvenciones a las actividades científicas y de innovación tecnológica, como en el auspicio y subvención a la organización de diversos eventos de carácter académico-científico. También se promovió la incorporación de un mayor número de personas a programas como el PEII (Programa de Estímulo a la Investigación e Innovación); igualmente se democratizó y aumentó la acreditación y subvención a proyectos que fueron contemplados en el “Proyecto Nacional Simón Bolívar” en su “Primer Plan Socialista del Desarrollo Económico y Social de la Nación” para el período 2007-2013.

5. Considerable aumento en el número de instituciones universitarias, colocando a Venezuela a la vanguardia en latinoamericana, y quizá en niveles geográficos mayores, en lo referente al número relativo de estudiantes universitarios. Viene a mi memoria un programa en cadena televisiva nacional en el que le fue presentado al presidente Hugo Chávez el proyecto de la Universidad de las Ciencias Exactas, allí le fue mostrado al presidente hasta la maqueta de las instalaciones que albergaría esa novedosa y necesaria universidad; transcurridos más de 10 años de esa cadena televisiva, esa futura universidad continúa como papel de trabajo. A lo largo de su vida como presidente de la República, fueron varias las ocasiones en las que Hugo Chávez manifestó y expuso la necesidad que tenía la patria (¡hoy aún más!) de competentes profesionales en Matemáticas, Física y Química e idóneos investigadores científicos.

Con esta muestra de acciones gubernamentales emprendidas por Hugo Chávez en pro del desarrollo educativo, científico y tecnológico, el país se encaminaría, con el sostenimiento de sus planes, a la consolidación de un cuerpo científico nacional y de instituciones universitarias con un alto nivel académico como ejes básicos y fundamentales para el alcance del país potencia, el real y necesario. Lamentablemente, vista la situación que actualmente atravesamos, es trivial notar el asombroso deterioro no solo de estos elementos estructurales, sino también en casi todos los pilares que deben sostener la construcción de la sociedad provista del ideal bolivariano: “mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Este daño sufre una gigantesca aceleración con la enfermedad y muerte del presidente Hugo Chávez; tal desgracia arreció la acción devastadora de las termitas rojas rojitas desde sus hábitats en casi cualquiera de los organismos del estado: empresas básicas, gran parte de los ministerios, Asamblea Nacional, Asamblea Nacional Constituyente, gobernaciones y alcaldías; nidos que aún están allí, muy activos y socavando el proyecto político bolivariano; lo peor es que lucen invulnerables a las múltiples denuncias de diversos sectores de la sociedad, incluyendo las de importantes intelectuales y de numerosos actores políticos afectos a la revolución bolivariana. Otra obvia afirmación es que con la desaparición física de Hugo Chávez se potenciaron, de manera inimaginable y criminal, las acciones desestabilizadoras promovidas desde los Estados Unidos para acabar con el gobierno constitucional de Nicolás Maduro y borrar hasta el menor vestigio del ideal político que propició nuestra primera independencia; acciones estas que con diversas y novedosas formas de guerra, subyacen a sus objetivos económicos y al apetito imperial para apoderarse de nuestros inmensos recursos naturales; esas intervenciones belicistas cuentan con el concurso de una oposición política nacional, que a pesar de estar caracterizada por lo más degradado de los idearios políticos y por sus atajos terroristas y golpistas, ha logrado secuestrar la mayor parte del espacio de los macilentos partidos políticos y de otros organismos opositores; también ha conseguido la adhesión de una importante parte de la población, esa cuya formación y criterios políticos son fundamentados y alimentados de forma subterránea a través de las poco fiables redes sociales. Esos atropellos imperiales de desestabilización y polifacéticos escenarios de guerra contra la patria tienen el apoyo de varios gobiernos títeres, en su mayoría carentes de valores sociales democráticos, con históricos nexos con el narcotráfico, promotores y sostén de ejércitos paramilitares encargados de llevar a cabo las maniobras terroristas y de violaciones de los más elementales derechos humanos.

Efectivamente, le ha tocado muy duro el tránsito como Presidente de Venezuela a Nicolás Maduro, lo que no le exime de específicas responsabilidades; por ejemplo librarse de la plaga de termitas rojas rojitas que le rodean y adulan en su anillo político más próximo. ¿Cuántos del Gabinete Ejecutivo han sido removidos luego de su solicitud, en marzo pasado, de poner sus cargos a la orden? Uno se pregunta, ¿cuántos le hicieron caso? Varias observaciones al respecto, y hasta ruegos, han realizado distinguidos políticos e intelectuales, entre las que se destaca el crítico y autocrítico discurso que hiciera en el mes de diciembre pasado el diputado a la Asamblea Nacional Constituyente, Julio Escalona. Hasta estos días de mediados del mes de julio, el país político aún no se entera de cuántos ministros pusieron su cargo a la orden luego del pedido presidencial. Pocas destituciones se han producido en el tren ministerial a pesar que son muy escasos los funcionarios ministeriales que no se destacan por la ineficiencia, ineptitud y desidia. ¿Qué hay del equipo económico? ¿No es este suficientemente responsable del descalabro de la economía y la merma en el ingreso económico de la mayoría de los venezolanos como para ser destituido? El ingreso mínimo mensual nacional apenas ronda los USD 7 al cambio en las mesas oficiales. Bien es cierto que mediante el sistema de bonos asignados a través del portal de la Patria se contrapesa un tanto esa pérdida; sin embargo, esa forma de compensación salarial no es del todo satisfactoria y resulta ciertamente excluyente.

Retorno al objetivo específico de estas líneas. Hace 6 años el salario de los trabajadores universitarios (obreros, administrativos y profesores) inició una desmedida caída, al punto que en abril de este año, el mayor salario universitario (Profesor Titular a Dedicación Exclusiva) no llegó a los 14 USD mensuales al cambio oficial del sistema Dicom; más desgarrador, ese máximo salario universitario no alcanzaba para comprar al mes o 2,5 kilos de proteína animal, o tres cartones de huevos, o el tratamiento antihipertensivo de mi cónyuge y el propio; o más insolentemente, no alcanzaba para comprar una caja de cerveza, de muy mala calidad por cierto. Este cuadro ha incentivado un peligroso aumento en la desbandada de un altísimo porcentaje del personal universitario hacia el exterior, lo hacen en búsqueda de mejores condiciones de vida y de elementos que el estado venezolano ha dejado de aportar para realizar labores de docencia universitaria e investigación científica. Esos profesionales, en su mayoría con muy altas calificaciones académicas y científicas, era parte sustancial para sostener la esencia de la misión universitaria y científica; es este uno de los graves peligros del éxodo académico-científico. Desgraciadamente la fuga de cerebros, o diáspora científica venezolana como a muchos le agrada decir, es negada u ocultada por voceros ministeriales mediante argucias estadísticas. No develar, comprender ni revertir este inusual fenómeno en el cuerpo académico y científico venezolano, es inmoral y conducirá a una profundización en la desgracia nacional de tener un sistema educativo de muy mala calidad y un deficiente cuerpo científico y tecnológico; ambos elementos son indispensables para recorrer el camino correcto en cualquier proyecto de desarrollo social.

Siguiendo en el tema salarial; luego de la desaparición de las funestas organizaciones FAPUV, FAPICUV y análogas, ha emergido otra que parecía la tabla de salvación para optar a mejores condiciones laborales y a un salario digno, como reza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; sin embargo, tras tres convenciones colectivas firmadas, y una engavetada bajo el resguardo del más lúgubre ministro de Educación Universitaria que hemos tenido, las condiciones laborales en las instituciones universitarias y científicas del país han empeorado. Esta nueva organización sindical, cuyo rimbombante nombre y siglas es difícil recordar, ha excedido con creces la ineficiencia e incompetencia gremial de aquellas extintas y corruptas organizaciones de la cuarta república. No han sido capaces ni de concretar el programa “CLAP universitario”; de hecho, no pasaron de aplicar una encuesta para saber quienes aceptaban adherirse al programa. Por otra parte, no hay conocimiento exacto de cómo nace ese sustituto órgano, ni de cómo fue constituido su cuerpo directivo: ¿hubo algún proceso electoral nacional que condujera a su conformación? La verdad, lo desconozco. Algo que sí es verdad absoluta: toda su dirigencia es roja rojita, algunos de sus integrantes hasta es diputado a la Asamblea Nacional Constituyente. Hace muy pocas semanas se realizó un casi clandestino y escuálido “Congreso Constituyente de Trabajadora/es Universitaria/os”, ello en el marco de algo denominado “Congreso Constituyente de la Clase Obrera y el Frente Universitario Antiimperialista”. Con tanta escualidez transcurrió el asunto, que apenas en el programa de Venezolana de Televisión: Al aire, se hizo una corta entrevista a uno de esos difusos dirigentes gremiales, la que no pasó de ser un rosario jingles políticos carentes de ideas concretas para lograr la recomposición salarial de los trabajadores universitarios y su ambiente laboral. ¿Algún aporte de la cabeza ministerial sobre el tema?, no se escucha o lee ninguno. Finalizado el evento se esperaban las propuestas que emanarían del congreso ¿Qué se conoce de ellas? Hasta ahora, nada. Lo desgraciadamente cierto es que el salario mensual que percibe cada persona laboralmente adscrita a cualquier instituto de educación universitaria continúa siendo una vergüenza nacional; mientras, esa dirigencia gremial roja rojita permanece haciendo caso omiso a lo exigido constitucionalmente en el tema salarial.

Ahora algunas líneas dedicadas a los programas de pregrado y postgrado, programas de formación de científicos y a los programas de estímulo y apoyo a la investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica. Todos ellos tuvieron un importante apoyo e impulso en la gestión presidencial de Hugo Chávez. Es una vergüenza (propia, colectiva y ajena) tener que narrar algunos de sus actuales infortunios, pero es inevitable pues mantenemos la esperanza que esta desgraciada realidad sea conocida por el Presidente de la República.

Así como la deserción profesoral, casi todos los programas de formación de profesionales universitarios están sufriendo una pérdida considerable en el número de estudiantes; en particular, el número de alumnos activos en las carreras de ciencias básicas es aterrador. Genéricamente las razones que conducen a este abandono estudiantil son claras: a) Necesidad de obtener algún rebusque que ayude a compensar el menoscabo en el ingreso familiar provocado por el bloqueo, la guerra, el sabotaje contra el país y la pésima respuesta del equipo económico gubernamental. b) Ausencia de un efectivo y digno programa de becas estudiantiles, los montos de las pocas asignadas son realmente humillantes. c) Desarticulación de los comedores que atendían la alimentación de los estudiantes universitarios más necesitados, y de los sistemas de transporte universitario urbano y suburbano. En ambos aspectos no solo es evidente la responsabilidad ministerial, también está a la vista la ineficiencia, ineptitud y desidia de la gerencia universitaria, sin distinción de ser o no afectos al gobierno.

Con relación a los programas nacionales de postgrado y su natural consorte: la actividad científica, el panorama tampoco es halagador. El éxodo al exterior del significativo porcentaje de académicos y científicos nacionales ha puesto en serio riesgo la continuidad y sostenimiento de los postgrados, aunado a ello está la inexistencia de programas nacionales estables de becas de postgrado; a esto también hay que añadir la incomprensible terquedad en varias instituciones que alojan y ejecutan programas de postgrados al no tener becas para sus propios programas, incluso con características de ayudantías docentes, pero que en paralelo se empeñan en mantener y actualizar unos sistemas arancelarios que se han convertido en piedra de tranca al ingreso de nuevos alumnos a esos postgrados. Es absolutamente paradójica esa testarudez: pensar que con los ingresos arancelarios se sostendrán esos programas, y al mismo tiempo olvidar que sin alumnos esos postgrados no existirían. Tal paisaje agrava aún más la situación e incide de forma negativa en el sostenimiento y creación de nuevos proyectos y líneas de investigación. En el área de las ciencias básicas, casi la totalidad de los estudiantes de postgrados son a su vez parte del personal docente de diversas instituciones universitarias; en consecuencia es obvio que con unos salarios que no alcanzan a cubrir las necesidades alimentarias, no tengan capacidad para pagar esos aranceles, que en algunos casos (incluso en universidades públicas) han sido indexados con el salario mínimo, que si bien es ridículamente bajo en casi cualquier contexto de país subdesarrollado, tal indexación es demasiado alta para un asalariado universitario venezolano. Existen postgrados en ciencias básicas que hace varios años no inician nuevas cohortes, por ende han quedado sin alumnos; hay programas de postgrados que recibiendo la autorización del Consejo Nacional de Universidades para su funcionamiento, no han iniciado actividades pues nadie concurre a los llamados de ingreso, ello por cuenta de las dificultades económicas y la ausencia del necesario apoyo institucional, local o nacional, que han sido narradas.

Sin postgrados sólidos no hay investigación científica, y sin esta no hay postgrados ni estables ni de calidad. Conclusión trivial: los programas de formación de nuevos y necesarios científicos y tecnólogos en el país están técnica y literalmente paralizados o desaparecidos. Igual suerte tuvieron programas tradicionales como el PEII; entre el 2015 y 2016 los investigadores e innovadores acreditados por ese programa dejamos de recibir, sin explicación alguna, el apoyo económico trimestral para llevar a efecto las labores inherentes a la investigación científica e innovación tecnológica, que incluso, ante el devaluado salario, servían de suplemento minúsculo a este. Ante la falta de información oficial podría afirmarse que el PEII se extinguió entre la basta e inoperante burocracia de los órganos directores oficiales de tales actividades. De la misma forma han desaparecido, desarticulados o desmantelados, los programas de apoyo y subvención a la organización de eventos nacionales de carácter científico y tecnológico. Es necesario mencionar que durante un acto televisado en cadena nacional el pasado mes de febrero, el Presidente Nicolás Maduro, en el marco del décimo tercer aniversario de la Misión Ciencia, además de aprobar la creación de centros científicos en cada estado del país, aprobó, “en apoyo alos científicos e investigadores que contribuyen día a día con el desarrollo integral de la Patria”, “recursos para un Bono Científico y la incorporación a un plan de asignación de Viviendas y Vehículos”. Aunque después de cinco meses de sus anuncios no se sabe nada de ellos, hay que decir: ¡enhorabuena Presidente! Ojalá se rectifiquen los errores propios de la Misión Ciencia, no se vuelvan a repetir los de la cuarta república y se tome definitiva y certeramente el rumbo para el logro de los objetivos de esa loable misión. El Presidente Chávez comprometía a la Misión Ciencia como plataforma para formar veinte mil nuevos doctores y darle entrenamiento de postgrado a sesenta mil licenciados. No obstante, según los datos de la Ricyt (Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología), en la que participan instituciones y organismos nacionales de ciencia y tecnología de los países de toda América y la Península Ibérica, el anhelo del Presidente Chávez no se ha logrado; es más, el número anual de doctores graduados en postgrados nacionales hasta el año 2009 (no hay datos desde el 2010) vino en descenso. Con esos datos, no hay duda en asegurar que el equipo asesor en materia de ciencia y tecnología le ha mentido al Presidente Nicolás Maduro, tanto, que lo condujeron a decir en ese acto de febrero pasado, según se lee en el portal web de Telesur, que “Venezuela tiene la capacidad científica para el desarrollo de este campo en el país”; algo absolutamente falso vistas las condiciones actuales de nuestro aparato científico y tecnológico. El Presidente Hugo Chávez lo tuvo claro, para lograr esa capacidad era necesario crear una consolidada masa crítica de científicos y tecnólogos, coadyuvando con una red de postgrados nacionales consolidados, estables y de buena costura académica y científica.

Finalmente, mínimas palabras en relación a la infraestructura física de las instituciones universitarias. Producto de las terroríficas guarimbas, las brutales consecuencias del bloqueo, saqueo y guerra económica contra el país, los sabotajes al Sistema Eléctrico Nacional y demás métodos de destrucción del Estado, la desatención ministerial, su desidia y deshonrosa atención a estas instituciones, lo que unido a la negligencia e inoperancia de la mayoría de autoridades universitarias, han conducido a un lamentable y vergonzoso estado de sus instalaciones que causan indignación. No es exagerado afirmar que la infraestructura universitaria venezolana está en destrucción, o aun destruida, basta visitar y observar cada una de sus sedes para percibir esa cruda y desolada realidad; no exponemos ejemplos para evitarle pensar al lector ajeno al ámbito universitario que se le está mintiendo.

Está en las manos del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela la capacidad de atajar el acelerado deterioro de la universidad venezolana y de la investigación científica e innovación tecnológica, y al mismo tiempo de recomponerlas a objeto de retomar el perdido camino al desarrollo social. Para tal fin son imprescindibles equipos ministeriales (chavistas o no) competentes y conocedores de las precarias y reales situaciones descritas. Numerosas son las críticas que se han hecho y hacen a la gerencia en el MPPEU (antes MPPEUCT), con ese nivel de ineficiencia, ineptitud y desidia nadie puede ser ministro.

Fuente: https://www.ensartaos.com.ve/universidad-e-investigacion-cientifica-en-la-venezuela-en-tiempo-de-crisis/

 

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Colombia: Clubes de Ciencia para educar

Redacción: El Espectador/24-07-2019

Hace cinco años la conversación entre un grupo de científicos e ingenieros colombianos, que tuvo lugar en Boston (Estados Unidos), inició un proyecto que ha permitido extender el conocimiento más allá de las fronteras, con la excusa de transformar realidades y aprender sobre ciencia y tecnología.

Se han realizado talleres en Cali, Túquerres, Pereira, Neiva, Ibagué, Manaure, Carcasí, Tumaco, Puerto Nariño, Puerto Carreño y Arauquita, entre otros. / Clubes de Ciencia Colombia
Así nació Clubes de Ciencia Colombia, una organización de jóvenes científicos activistas que quieren expandir el acceso al conocimiento, a la educación científica de calidad e inspirar a las futuras generaciones de innovadores y científicos de Colombia que se interesan en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (Steam, por su sigla en inglés).

Se aprovechan aquellos meses en los que la mayoría de profesores, científicos de instituciones colombianas e investigadores en la diáspora tienen vacaciones, y así se preparan los clubes, o talleres intensivos, que tienen lugar una semana del año en varios puntos de Colombia y giran alrededor de un tema específico.

Definitivamente, las primeras etapas de preparación de los eventos, que a la fecha han sido cinco, son un ejercicio para crear conexiones, reconocer habilidades de investigación en otras personas colombianas y conectar a investigadores con preguntas similares. Clubes de Ciencia no es solamente la evidencia de lo lejos que ha llegado el talento investigador de Colombia —geográfica y metafóricamente hablando—, sino también una muestra de la diversidad y la riqueza de preguntas apasionantes que surcan sus mentes. Por eso, la creación de una red de colaboración científica y técnica se volvió una virtud y un sello de este proyecto.

Algunas de las actividades de Clubes pasados incluyeron construir junto a estudiantes (de bachillerato y universitarios) estufas artesanales para entender principios de transporte de masa y energía, cultivar y clasificar hongos recolectados en su entorno cercano, secuenciar su propio ADN para estudiar genética humana, desarrollar dispositivos de internet de las cosas para detectar inundaciones, programar videojuegos educativos y sintetizar nanopartículas en telas para aprender sobre textiles inteligentes, entre otras.

Como en el paradigma de pensamiento sistémico, esta red de colaboradores y estudiantes curiosos no es nada sin un objetivo que la gobierne, y sin personas e instituciones que contribuyan a este objetivo. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), por ejemplo, le apostó a Clubes de Ciencia, y gracias a eso un grupo de jóvenes de sus Tecnoacademias se reúne cada año alrededor de un curso intensivo. Colciencias, por otro lado, integró esta estrategia en su horizonte de actividades “Ondas”, y la lleva a cabo con niñas, niños y adolescentes desde Manaure (La Guajira) a Leticia (Amazonas) y de Tumaco (Nariño) a Puerto Carreño (Vichada). Estas alianzas hacen que este proyecto pase del activismo aislado a una propuesta de país.

Esto ha sido un juego muy en serio, una manera de educar, de inspirar y contagiar el afecto por Colombia a través de la ciencia. Quienes nacieron aquí y hacen ciencia en el país como quienes se dispersaron por el mundo están entrelazados ineludiblemente por una pasión, es aquí donde los cerebros dispersos y los futuros protagonistas del escenario científico del país por fin se encuentran.

 Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/clubes-de-ciencia-para-educar-articulo-871793

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Brasil: Exministros rechazan políticas educativas de Jair Bolsonaro

Redacción: Kaos en la Red

Decenas de exministros de Ciencia de Brasil repudiaron las políticas del presidente de ese país, Jair Bolsonaro,hacia el sistema científico.

A través de un documento, titulado “La ciencia brasileña en estado de alerta”, publicado este martes, los extitulares de Ciencia denunciaron los recortes presupuestarios a los sistemas educativo y científico del país.

“Se agravan los recortes presupuestarios drásticos que podrán llevar a un retroceso sin comparación en la historia de la ciencia brasileña, área esencial y crítica, tanto para el desarrollo económico y social como para la soberanía nacional”, expresa el texto firmado por los exministros.

Las cifras arrojan que los institutos y universidades federales, responsables del 95 % de la producción científica brasileña, sufrieron este año un bloqueo del 42 % de su presupuesto anual. Asimismo, demuestran que se han cancelado 6198 becas de maestría, doctorado y posdoctorado.

De acuerdo con el texto, tal coyuntura genera condiciones que “estimulan la evasión de mejores cerebros”, y también la ausencia de representantes de la comunidad científica en comités y consejos gubernamentales.

El pasado mes de mayo, estudiantes y profesores protagonizaron protestas multitudinarias tras el anuncio de que se iban a producir recortes en las becas y presupuestos destinados a las instituciones federales, que se corresponden con más del 90 % de la investigación científica en Brasil.

Fuente: https://kaosenlared.net/brasil-exministros-rechazan-politicas-educativas-de-jair-bolsonaro/

 

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El asedio a la ciencia

Por: Roberto Rodríguez

Es llamativo que tres gobiernos latinoamericanos, Brasil, Argentina y México, con distinto signo ideológico, coincidan en limitar la inversión pública en investigación científica y desarrollo tecnológico. En los tres casos se ha puesto en riesgo la estabilidad de las instituciones promotoras, se han reducido los fondos públicos para proyectos de investigación, e inhibido el acceso de las nuevas generaciones de científicos a los centros e institutos de producción de ciencia y tecnología.

Jair Messias Bolsonaro tomó posesión de la presidencia de Brasil el primer día de este año. Militar, conservador y proveniente de la derecha política brasileña, desde las primeras semanas de su gobierno anunció recortes drásticos al gasto burocrático, eliminación de subsidios a organizaciones no gubernamentales, reducción a partidas de gasto social, a la inversión pública en ciencia y tecnología, y más recientemente al presupuesto para las instituciones de educación superior.

El 29 de marzo del presente Bolsonario decretó un recorte de cuarenta por ciento al presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicación (MCTI). Tal presupuesto sería el menor desde 2006, además contravenía su propuesta de campaña según la cual en Brasil se duplicaría la inversión pública en el sector para alcanzar un monto correspondiente al tres por ciento del producto interno bruto. (Fuente: Folha de S.Paulo, 12 de noviembre 2018).

El 10 de mayo más de cincuenta representantes de instituciones de investigación y asociaciones científicas se reunieron con el titular del MCTI para discutir posibles alternativas al recorte. Aunque el ministro Marcos Pontes no garantizó una reposición, ofreció posibilidades de restructura del gasto para atender las prioridades que se decidan de común acuerdo con las instituciones. (Fuente: Agencia Brasil).
En días pasados, el anuncio de nuevos recortes sobre el presupuesto educativo así como la declaración de posibles limitaciones al régimen de autonomía universitaria, dio lugar a una ola de protestas en las principales ciudades del país. Bolsonaro afirmó: “Son idiotas útiles, imbéciles, que se dejan utilizar como masa de maniobra de una pequeña minoría inteligente que conforma el núcleo de universidades federales en Brasil.” (Fuente: Agencia Reuters).

Mauricio Macri asumió la presidencia de Argentina el 10 de diciembre de 2015, después de haber sido jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y tras derrotar a Daniel Scioli, candidato peronista. Macri abanderó a la coalición Cambiemos, ubicada al centro-derecha del espectro político argentino. Macri se comprometió en campaña a apoyar decididamente la investigación científica y el desarrollo tecnológico. El 30 de octubre de 2015 afirmó que duplicaría el gasto público correspondiente.
En días recientes se dio a conocer que de 2,597 científicos argentinos que cubrieron requisitos para ingresar como investigadores al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), únicamente se aprobaron 450 solicitudes. Este año, último del gobierno de Macri, la desinversión en los programas del Ministerio de Ciencia y Técnica se estima en 32 por ciento (Fuente: portal Perfil).

Andrés Manuel López Obrador inició su periodo presidencial el primero de diciembre de 2018. En el tercer debate televisado entre candidatos a la presidencia (12 de junio 2018) afirmó que destinaría más recursos a ciencia y tecnología para revertir el retroceso de esas actividades. En sus palabras, “Necesitamos avanzar; en el Índice Global de Innovación: en 2007 teníamos el lugar 37 en el mundo y en el 2017 el lugar 58, es decir hemos retrocedido como en todo.” (Fuente, MILENIO, 13 de junio 2018).

Sin embargo, en el presupuesto para 2019, en el que intervino el equipo de transición del presidente electo, redujo la asignación para el Ramo 38 del Presupuesto de Egresos de la Federación, correspondiente al sector científico y tecnológico, un 13.6 por ciento respecto al aprobado el año previo. A este recorte se habría de agregar el estancamiento del gasto para las universidades públicas autónomas y una importante disminución del presupuesto asignado al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, del orden de dos mil 299 millones pesos menos en comparación con el aprobado en 2018.

Para empeorar el panorama, las medidas de austeridad decretadas por el actual gobierno a través de memorándums, en particular el del 3 de mayo de 2019 que anuncia la suspensión de “bonos, prestaciones y privilegios” comienzan a tener efecto sobre las plantas de investigación de los centros de investigación y las instituciones de educación superior no autónomas. Aunque múltiples voces de la comunidad científica han advertido los riesgos de las medidas, el gobierno no ha mostrado suficiente sensibilidad a sus demandas.

No son iguales las políticas de Bolsonario, Macri y López Obrador. Pero coinciden en un punto: el desarrollo de la ciencia y la tecnología no es prioridad.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-asedio-a-la-ciencia/

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Entrevista a Edouard Matoko: “Aún hay africanos que son tratados como esclavos”

Entrevista/04 Julio 2019/Autor: Ramiro Escobar la Cruz/Fuente: El país

Edouard Matoko, alto cargo de la Unesco, habla sobre la persistente marginación del continente, cómo crecen en él las nuevas tecnologías y sobre la migración

Edouard Matoko lleva toda su vida comprometido con la africanidad, la educación y la cultura. El subdirector general de la Prioridad África y Relaciones Exteriores de la Unesco habla en esta entrevista sobre temas tan urgentes como el destino de África, la migración, la digitalización, la violencia, los destrozos ambientales.

Pregunta. ¿Por qué parte del mundo aún ve con cierto desprecio al África?

Respuesta. El continente africano no ha salido todavía del lazo colonial. Nuestras economías son fuertemente dependientes de las economías occidentales, la mayoría de países africanos, en términos de comercio, de tecnología, no logran independizarse de los países más avanzados.

Estamos en una época poscolonial, pero con rasgos coloniales.

Hay pocos países que tienen economías sólidas en términos de diversificación, de producción industrial. Actualmente este tema se discute mucho, en organizaciones como la Unión Africana, o entre los intelectuales africanos. Lo que buscamos son nuevos modelos de desarrollo.

P: ¿Cómo se establecen si todavía se mantienen estructuras tribales que no coinciden con los Estados modernos?

R: No se avanza porque hay otro problema: tenemos sistemas de gobierno que no se han adaptado al presente. Se requiere hacer una revolución política, económica. Algunos países lo están intentando. Yo veo como ejemplos de ello a Etiopía o Ruanda, donde se quieren hacer cambios.

Después de haber sufrido mucho, además.

Así es. Hay otros países donde no hay líderes que quieran hacer estos cambios. No es fácil revertir esas tendencias. Aquí en América Latina, algunos pensadores como Celso Furtado hicieron estudios sobre el desarrollo autocentrado, que necesitaba de luchas políticas, y a veces de cambios radicales en un país. Lo más importante hoy en el continente africano es que los ciudadanos, los intelectuales, los pueblos, se den cuenta de que debemos transformarnos.

P:¿Qué es lo que el mundo no termina de reconocer de África?

R: Es muy difícil contestar esa pregunta. Pero lo que seguramente queda pendiente es el reconocimiento de lo que el continente africano aportó a la civilización industrial. Creo que en todas partes, sea la música o el arte. Pero su contribución al desarrollo económico, de la civilización postmoderna, es lo que aún no se reconoce.

Esa fuerza de trabajo que en muchos casos fue esclava.

Y que en algunos casos sigue siendo esclava. A causa de las migraciones, hay jóvenes que salen de su país y aún son tratados como esclavos en países de Europa, o en Libia o Rusia. Ese es un tema muy preocupante. El 70% de la población africana de hoy es joven. En el 2050, casi el 80% tendrá menos de 40 años. Por eso en la Unesco trabajamos con programas de educación para la ciudadanía global.

Una ciudadanía global que, por ejemplo, tiene que enfrentar el fenómeno migratorio.

El planeta es uno y nuestro destino es común. Con las nuevas tecnologías, con Internet, nadie puede vivir pensando que su comunidad es lo más importante. Esos jóvenes que ven en las redes sociales lo que hacen otros países tienen deseo de aprender, de conocer otras culturas. Nosotros tenemos la responsabilidad de hacerlos capaces de enfrentar este mundo.

P:¿La interculturalidad cura el desprecio?

Te da la posibilidad de entender otras culturas, de sentir que formamos parte de una sola comunidad. Que las diferencias son riquezas y que comprender al otro es comprenderse a sí mismo. Lo que vemos en algunos países de Europa son ideologías que niegan la existencia de otras culturas: neonazis, grupos de extrema derecha. Todos tenemos que luchar contra el extremismo.

P: ¿Podemos soñar con un África más reconocida por el resto del planeta?

R: Hay cosas positivas. Cuando viajo y hablo del continente, se sabe un poco más sobre él, por ejemplo, que fue allí donde se inició la especie humana. Como dice Eduardo Galeano, en África comenzó el viaje de la humanidad y allí vamos todos a regresar un día.

P: ¿Qué puentes encuentra entre América Latina y África?

R: Además de las artes, el pensamiento. En los años 60 varios pensadores de América Latina fueron a África y compartieron con los pensadores de allá la misma reflexión sobre la independencia económica. Se desarrolló el mismo concepto de desarrollo. Por eso tuvimos el Grupo de los 77, o el Movimiento de los Países No Alineados. Ese es el denominador común.

P: ¿También el sentido de comunidad?

R: También. El sentido de comunidad, el sentido de compartir las riquezas que tenemos. Esa es la posición, la ética, que todos necesitamos para tener un desarrollo que sea más igualitario, que sea para todos.

Y, sin embargo, hay violencia. Contra los africanos, contra los inmigrantes.

Todavía hay mucho por trabajar en la educación, en la cultura de paz que intentamos promover desde la Unesco fomentando programas de interculturalidad, de comprensión de otras culturas. Haciendo educación, promoviendo intercambios culturales, podemos finalmente llegar a ese objetivo.

P: ¿Por qué en el mundo tendemos a ver la cultura como un adorno, y por qué la Unesco tiene tan poco presupuesto?

R: Porque manejamos ideas fuertes, que dan miedo. Se basan en una ética que obviamente la gente que cree en la dominación no puede aceptar. Nosotros tenemos ideales de equidad, creemos en la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos, creemos en la libertad de expresión.

P: ¿Volverá el tiempo en que la cultura importe más?

R: Lo que es común a la humanidad el deseo de libertad e independencia. Son valores que nos diferencian de los animales, de los otros seres de este planeta, aunque a veces nos olvidamos de que no estamos solos en este planeta.

Somos una especie perturbadora.

Entre otras cosas. Pero creo que hasta que defendamos estos valores todavía vamos a existir.

«Vamos a encontrar una solución para este planeta»

Matoko representó a la Unesco en Etiopía, Ecuador, Mali y en la Unión Africana. También habla de cambio climático y de cómo la brecha digital, según él, puede terminar creando más inequidad entre los países africanos y los países desarrollados.

P: ¿Vamos a existir aunque estemos destrozando el planeta?

R: Esta especie tiene la capacidad de destruir y crear. Es capaz de hacer una autocrítica y tomar las medidas para no desaparecer. De lo contrario ya hubiéramos desaparecido. Esa capacidad no sé quién nos la ha dado, Dios o el Creador, o como decimos en África algunas fuerzas superiores. Yo creo que vamos a encontrar una solución para este planeta.

Y para hacerle honor a Lucy, el antepasado más remoto que hemos encontrado, quien habitó en lo que hoy es Etiopía.

Yo creo que sí. Si logramos salvar este planeta de la destrucción vamos a hacer honor a Lucy y a todos los que siguieron porque fueron los primeros que se dieron cuenta de que había que salir de la floresta e ir por el mundo.

P: ¿Qué tiene más peso hoy? ¿La inteligencia artificial o la inteligencia humana?

R: Son conceptos sobre los que tenemos que reflexionar. En la Unesco estamos haciendo justamente un trabajo sobre inteligencia artificial. No tan en el sentido de las técnicas, sino en las consecuencias que la inteligencia artificial provoca.

Digamos que la inteligencia artificial puede afectar nuestra cultura, nuestras cabezas, nuestros cerebros…

Afecta a la sociedad, afecta a nuestros derechos. Queremos ayudar a que esas técnicas no promuevan más inequidad, especialmente en los países menos desarrollados. En África o América Latina no tenemos la misma experiencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Una parte de la población es más víctima de esas tecnologías, porque no son actores, no las entienden.

En África y en Asia están los países que tienen menos acceso a la red, ¿qué significa eso?

Significa que se quedan atrás y que no pueden acceder al nivel de progreso económico y social que brindan las nuevas tecnologías. Y significa a la vez más dependencia de los países más avanzados. No podemos crear más empleo, no podemos educar a nuestras poblaciones en estas tecnologías para experimentar, o para producir, que es el desafío mayor.

Significa también que los centros de poder digital siguen estando donde están los grandes centros de poder.

Claro, Google, Microsoft, no tienen centrales en los países africanos, ni siquiera en muchos países de América Latina. China y otros países comienzan a tener más control sobre estas tecnologías, pero nosotros no, solo somos receptores de ellas. Lo que hemos conocido en los años 70 es que la tecnología no es neutra, llega con algo cultural. Te brinda un nuevo modo de pensar, una nueva cultura.

P: ¿Más face y menos book?

Estamos en lo que se llamaba, en los primeros años de lucha por las independencias, aquí o en África, alienación cultural. Perdemos en nuestras culturas y avanzamos en esas tecnologías, que todavía no son compatibles con el nivel de desarrollo que tenemos en nuestros países.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/07/02/planeta_futuro/1562079660_797426_1562082191_noticia_normal_recorte1.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/02/planeta_futuro/1562079660_797426.html

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Los estudios y los derechos adquiridos

República Dominicana / 30 de junio de 2019 / Autor: Neris Abreu Comas / Fuente: Al Momento

La Constitución Dominicana del 2010, en el artículo 63, elevó y reconoció el derecho a la educación como un derecho fundamental, lo cual le otorga una nueva dimensión humana y legal a ese derecho esencial, muchas veces conculcados en la práctica por el propio Estado y los particulares.

Dispone la Constitución que “toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones.”. No obstante ese reconocimiento esencial, la realidad es que en República Dominicana y otros países, este mandato  ha encontrado un conjunto de escollos o limitaciones para niños, adolescentes y adultos, para los cuales es letra muerta el contenido esencial del artículo 63 de la Carta Magna.

Entre los grandes obstáculos que encuentran los estudiantes, en la mayoría de las Instituciones de Educación Superior, para que se le reconozca el derecho a la educación, está la existencia de prácticas o normas, no conforme con la constitución, que consideramos de ilegales, injustas y absurda, consistente en establecer la caducidad o prescripción de estudios y asignaturas cursadas luego de 5 o más años, y que afecta a quienes se proponen continuar una carrera o convalidar las asignaturas cursadas para transferirse a otra institución.

La práctica o norma para condenar con la caducidad los estudios y asignaturas aprobadas, ha encontrado justicia en el Tribunal Constitucional Dominicano, quien mediante Sentencia 081-16, de fecha siete de abril del 2016, estableció un precedente vinculante de suma importancia para la comunidad académica superior, que debe impactar en el Ministerio de Educación Superior y las instituciones educativas superiores, las cuales deben revisar, adecuar o armonizar sus reglamentos, normas, disposiciones académicas y administrativas, que violan el artículo 6 de la Constitución, el cual establece que “todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado y precisa dicho mandato que “son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución.”

Establece la Constitución, en el artículo 110, sobre la irretroactividad de la ley y los derechos adquiridos, que “La ley sólo dispone y se aplica para el porvenir. No tiene efecto retroactivo sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una legislación anterior, como es obligar a un estudiante a repetir una asignatura o conjunto de asignaturas ya aprobadas.

Para reforzar el indicado artículo de los derechos adquiridos, la Sentencia 081/2016, del 7 de abril del 2016, en la página 30, del Tribunal Constitucional, establece que “la recurrente finalizó sus estudios en el mil novecientos ochenta y cuatro (1984), por lo que resulta acreedora de derechos adquiridos que no pueden ser desconocidos”.  Ese precedente que ha sido silenciado o desconocido, constituye un acto de derecho y justicia para quienes han tenido que suspender sus estudios o que necesitan terminar un programa académico en su misma institución académica  o transferirse a otras.

En realidad y generalmente, los que suspenden, o se transfieren a otra Institución de Educación Superior, encuentran  tres grandes limitaciones violatorias de la Constitución y de la sentencia aludida, como son: 1- No pueden tener más de cinco años fuera del sistema de educación superior; 2- solo les convalidan el 50% de las asignaturas aprobadas, y 3- solo le reconocen aquellas asignaturas que tienen menos de 5 años de haber sido cursadas.

Con la decisión de no convalidación de asignaturas, luego de 5 años de cursadas, se viola no solo el principio constitucional de los derechos adquiridos, previstos en el artículo 110 de la constitución y el derecho fundamental a la educación, sino que se desconoce dicho derecho, ahora reivindicado por el precedente vinculante del Tribunal Constitucional.

Conforme nuestro análisis jurídico, al reconocer el Tribunal Constitucional que los estudios realizados, forma parte de los derechos adquiridos, y partiendo de la máxima que establece que él puede lo más puede lo menos, se desprende un alcance legal para las asignaturas cursadas, las cuáles no prescriben luego de ser aprobada, por lo que no es necesario la repetición de asignaturas, a menos que se demuestre insuficiencia de conocimientos, previo a una evaluación al respecto, previsto en los reglamentos de las instituciones de educación superior.

Al disponer el Tribunal Constitucional que los estudios realizados entran en  la categoría de los derechos adquiridos, el Sistema de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, debe armonizar sus normas a todos los niveles, tomando como referencia en el amparo constitucional para los estudios y asignaturas cursadas, los cuales no pueden ser desconocidos, debido a que forman parte de la seguridad jurídica y sientan un precedente de trascendental importancia, para el fortalecimiento del Estado Constitucional Democrático y de Derecho, con el cual todo debemos estar comprometidos.

Fuente del Artículo:

Los estudios y los derechos adquiridos

Fuente de la Imagen:

https://www.unicef.org/republicadominicana/education.html

ove/mahv

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