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Cuando convergen el feminismo, el ecologismo … y el anticapitalismo

Por: Álvaro Sanz

«El capitalismo es ese sistema depredador de recursos naturales, pero también es ese sistema machista que oprime a las mujeres y a la clase trabajadora»

Cuatro mujeres asesinadas en nuestro país por la violencia machista, una sangre inocente derramada que en pleno siglo XXI la extrema derecha se empeña en negar y en devolver al ámbito de lo “doméstico”. Al otro lado del Atlántico, esta misma semana, el joven agrónomo Benjamín Rodríguez plantaba huertos comunitarios en Xalapa (México) para ganarle espacio a los narcos y los narcos lo mataron de un tiro. Del mismo modo, la sangría de líderes sociales de Colombia o el humo de los incendios de Indonesia se cuelan en nuestra vida, lo queramos o no, nos afecta. A lo largo y ancho del planeta hay defensores de la vida que están perdiendo la suya literalmente por tratar de frenar la degradación ecológica y social de nuestro entorno. Cada asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, cada muerte de una persona por defender la naturaleza nos interpela, directamente, como seres humanos.

Tal y como teoriza Ángela Davis, vivimos bajo sistemas de dominación de raza, género y clase. El capitalismo es ese sistema depredador de recursos naturales, pero también es ese sistema machista que oprime a las mujeres y a la clase trabajadora.

Este viernes convergen dos movilizaciones en Aragón que son cruciales para nuestro presente y nuestro futuro. La Noche Violeta, organizada por las Coordinadoras de Organizaciones Feministas de Huesca y Teruel, así como el inicio de la semana de movilizaciones por la Emergencia Climática con las 24 horas por el clima, impulsado por la Alianza por la Emergencia Climática de Aragón.

Del mismo modo que el cambio climático ya no es sólo problema de los osos polares, sino que es un problema de salud global que ya sufren incluso los fetos en el vientre materno, el machismo no es solamente algo que les pasa a mujeres desconocidas que aparecen en las noticias por ser asesinadas a manos de sus parejas. El machismo está en nuestras casas, en los bares, en los centros de trabajo… y es una atmósfera tóxica que constantemente pone trabas en la vida de las mujeres, y también en la de muchos hombres. Os invito a tratar de ser conscientes de los privilegios cotidianos e injustificados que nos otorga el machismo y ponerles freno. Callar esas bocazas que sueltan “machiruladas” cotidianamente, pero también situar en los debates públicos e institucionales es una necesidad urgente que, gracias al movimiento feminista, está cambiando.

A la Emergencia Feminista se suma la Emergencia Climática gracias a movimientos que son globales gracias a todas las Gretas, Bertas, y millones de personas anónimas que luchan a diario por un mundo con justicia social y climática.

Desde una perspectiva anticapitalista, esta semana, nuestra eurodiputada Sira Rego denunciaba la vinculación directa entre tratados económicos como el de MERCOSUR con los incendios que Bolsonaro no ha querido controlar en Brasil. O mismamente, sin salir de Aragón, la Plataforma en Defensa de las Montañas ha señalado las irregularidades en las obras de ampliación de Cerler. Debemos favorecer el desarrollo de los territorios, pero a través de una economía sostenible, que no sea pan para hoy y hambre para mañana.

Hay un elemento fundamental que es transversal a la degradación ecológica y al machismo: el capitalismo. Son las grandes corporaciones, no sólo los grandes gobiernos, los que son copartícipes de la precariedad vital en la que viven millones de seres humanos y de la depredación de los ecosistemas del planeta. La crítica de clase al sistema económico está presente en todas estas protestas, así como el foco, no sólo en las acciones individuales, que no hay que dejarlas de lado, pero hay que ser conscientes que el verdadero impacto está en la acción colectiva. Son emergencias vitales, debemos poner en marcha acciones políticas contundentes contra dos de las grandes amenazas para el futuro de nuestra especie: el capitalismo depredador y el machismo.

Fuente: https://www.eldiario.es/aragon/elprismatico/convergen-feminismo-ecologismo-anticapitalismo_6_943915633.html

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EEUU busca aumentar el salario mínimo a 15 dólares por hora

Redacción:   Oinkoink

Mientras la Cámara de Representantes de Estados Unidos se prepara para votar sobre una propuesta para aumentar el salario mínimo federal a 15 dólares por hora, los miembros deben reflexionar sobre dos preguntas clave. ¿Un mínimo de 15 dólares ayudará o perjudicará a los trabajadores de bajos ingresos? ¿Y a qué costo?

La respuesta a la primera pregunta es que ayudaría a algunos y heriría a otros.

El salario mínimo en 15 usd aumentaría los ingresos de 17 millones de trabajadores

Un nuevo informe de CBO concluye que el aumento propuesto aumentaría los ingresos de 17 millones de trabajadores que actualmente ganan menos de 15 dólares, y costaría a 1.3 millones de personas con salarios bajos por sus posibles despidos. Las mujeres, que tienen más empleos de bajos salarios que los hombres, serían las más perjudicadas, ya que representan más del 60% de los despidos.

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Imagen: Especial

Y ese no es el peor escenario. Si la estimación de rango más alto de la CBO de 3.7 millones de pérdidas de empleos resulta correcta, entonces la proporción de trabajadores que obtienen aumentos de salario respecto de trabajadores que pierden empleos se reduciría a solo cuatro a uno.

Las personas con mayores ingresos generalmente pueden soportar una pérdida de empleo porque son más propensas a tener ahorros y sus habilidades se traducen en más oportunidades de empleo alternativos. Pero para las personas de bajos ingresos, perder un trabajo puede significar perder su hogar y desencadenar una cascada de consecuencias a largo plazo.

Los que no hablan inglés serían los primeros en despedir

Desafortunadamente, los trabajadores más marginados, aquellos con menos educación y experiencia, aquellos con discapacidades o antecedentes penales, o la incapacidad de hablar inglés sería un factor para perder el empleo con un salario mínimo de 15 dólares.

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Imagen: Especial

En Seattle, cuando los funcionarios locales aumentaron el salario mínimo entre 12 y 16 dólares, dependiendo del tamaño del empleador, se produjo un mercado laboral de supervivencia en el que los trabajadores con más experiencia y educación salen adelante, mientras que los que tienen menos habilidades y experiencia perdieron terreno.

Los políticos que adoptan un salario mínimo federal de 15 dólares le están diciendo a las personas que, si no puede producir al menos 35 mil dólares por año (el costo de la nómina de un empleado de tiempo completo), no tiene lugar en el mercado laboral de Estados Unidos.

Eso es particularmente preocupante para los trabajadores más jóvenes y futuros porque muy pocos adolescentes pueden producir 35 mil dólares en valor sin ninguna experiencia. Un salario mínimo de 15 dólares por hora reduciría drásticamente sus posibilidades de obtener esa experiencia.

Los empleadores acelerarían su cambio a la automatización. Prueba de ello fue cuando se impuso un salario mínimo de 15 dólares en la cadena rápida más grande del mundo, McDonalds, y reemplazó algunos cajeros con pantallas de pedidos.

Pero esto significa que ¿los responsables de la formulación de políticas no pueden hacer nada para ayudar a mejorar los ingresos y las oportunidades para los trabajadores con salarios bajos?

Fuente: https://www.oinkoink.com.mx/noticias/eeuu-busca-aumentar-salario-minimo/

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Marta Harnecker: No confundir los deseos con la realidad, evitar autoengañarse

Por: Rebelión

1. Por desgracia suele existir mucho subjetivismo en el análisis de la situación política. Suele ocurrir que los dirigentes movidos por su pasión revolucionaria tienden a confundir los deseos con la realidad. No se hace una valoración objetiva de la situación, se tiende a subestimar las posibilidades del enemigo, y, por otro lado, a sobrestimar las posibilidades propias.

2. Por otra parte, los dirigentes tienden a confundir el estado de ánimo de la militancia más radical con el estado de ánimo de los sectores populares de base. Existe una tendencia en no pocas direcciones políticas a hacer generalizaciones acerca del estado de ánimo del pueblo a partir de su propia experiencia, de la región o sector social donde éstas funcionan o, en un sentido más general, de lo que perciben quienes las rodean, que siempre son los sectores más radicalizados.

3. Es distinta la visión que tienen del país los que trabajan con los sectores más radicalizados, de la que tienen los que realizan su actividad política entre los sectores menos politizados. No tienen la misma visión del país los cuadros revolucionarios que trabajan en un barrio popular combativo, que los que lo hacen con los sectores medios.

4. Esto mismo ocurre en los países donde existen zonas de guerra y espacios políticos. Los guerrilleros que viven enfrentamientos reales con el enemigo, que han logrado obtener gracias a sus victorias militares el control de determinadas zonas, tienden a creer que el proceso revolucionario está más avanzado de lo que consideran aquellos militantes que participan en los espacios legales en los grandes centros urbanos, donde el poder ideológico y el control militar del régimen es todavía muy grande.

5. La única garantía de no cometer estos errores es asegurar que los dirigentes sean capaces de evaluar la situación, no en función de su estado de ánimo, sino a partir de tomarle el pulso al estado de ánimo del grueso de la gente, al estado de ánimo del enemigo, a la realidad internacional. Una vez hecha esa evaluación es preciso diseñar las líneas de acción que permitan capitalizar toda esa situación.

6. Parecería una perogrullada decir que es importante que los dirigentes máximos aprendan a escuchar. Estimamos que esto es fundamental. Sucede, sin embargo, que algunos líderes están tan impregnados de ideas preconcebidas acerca del estado actual de la situación, de como están las cosas, de lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer, y en su contacto con los dirigentes intermedios y de base tienden más a trasmitirles su visión de las cosas que a informarse acerca de cuál es el verdadero estado de ánimo de la gente.

7. Puede ocurrir entonces que, a la hora de hacer los análisis, se cometan errores, no tanto por falta de información, sino porque ésta, a pesar de haber sido trasmitida correctamente y en tiempo oportuno por la militancia, no haya sido asimilada por la dirección.

8. Pero también es importante que los militantes y dirigentes intermedios sean objetivos al entregar la información. Algunas veces éstos desinforman en lugar de informar al proporcionar, por ejemplo, cifras abultadas de determinadas movilizaciones o acciones.

9. Es bastante común en política la tendencia a autoengañarse, a falsificar los datos de las movilizaciones, de los mítines, de los paros, de las fuerzas de que dispone cada organización. A decir, por ejemplo, que se ha logrado movilizar a miles cuando solo se ha logrado movilizar a centenas.

10. Este enfoque triunfalista es el producto de la errada concepción de que siempre tenemos la razón, que siempre somos los mejores, de que todo lo que hacemos nos da resultado.

11. Y no solo ha existido un autoengaño frente a las cifras, sino también en la evaluación de las acciones que nos propusimos llevar a cabo. Si el objetivo era lograr determinada representación parlamentaria y ésta no se lograba, no se reconocía que los votos alcanzados estaban muy por debajo de las expectativas que se habían creado; se buscaba siempre la forma de presentar ese hecho como un triunfo, se decía, por ejemplo, que aumentaron los votos con respecto a la anterior elección. Si se proponía un paro nacional y solo se lograban paros parciales no se reconocía el revés, sino que se hablaba de éxito del paro porque en relación con las acciones anteriores de este tipo se había logrado un aumento de los trabajadores que no acudieron a trabajar, etcétera.

12. Si los dirigentes no saben escuchar, para lo cual se requiere de una gran dosis de modestia revolucionaria, y, al mismo tiempo, reciben informaciones falseadas, lo que ocurre es que bajan líneas de acción que –al partir de bases falsas– no se ajustan a las posibilidades reales de los destacamentos con que se cuenta; se preparan batallas que por no estar basadas en la real correlación de fuerzas pueden conducir a significativas derrotas.

Fuente: Capítulo 12 del libro de Marta Harnecker Ideas para la lucha

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=257252

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El paro definido

Por: Azucena Martínez.
Vamos a acompañar el PARO con la elevadísima conciencia política de la clase trabajadora pues, los universitarios a estas alturas de la contienda, no podemos recular, ni doblegar la JUSTA LUCHA, a causa de posturas paralizantes que, al mejor estilo imperial, intentan invadir el territorio axiológico y desmoralizar acciones libertarias tergiversándolas con epítetos amenazantes:Son de la traición, son de la oposición, obedecen al imperio.
Los revolucionarios sabemos que la coyuntura histórica es peliaguda y entendemos que nuestros esfuerzos se tornen desconcertantes, pero  ni es culpa nuestra, quienes han venido corriendo la arruga son las «autoridades» Ministeriales, las cuales,  irrespetando  la auténtica vocería de los docentes universitarios, han tomado decisiones arbitrarias  y unilaterales. ¿Acaso debemos permitir que sepulten nuestros derechos adquiridos? Por qué no respetan lo establecido en la III Convención Colectiva? Se vulnera el Estado de Derecho , en momentos tan críticos que, en el plano interno, han obligado al pensamiento a vivir dentro del estómago y viceversa, acaparando el mayor tiempo los precios que debemos pagar para simplemente comer.  Y esto  debe decirse con claridad para que se entienda que estamos luchando por la vida y no en contra de la patria; un ideal que se concretiza en cada persona que interactúa en un espacio… De allí que el amor a la   patria se exprese en lo más próximo :hijos_padres, vecinos y entorno laboral ya que, como decía Ali Primera : «La Patria es el Hombre»…
Desde esta perspectiva, sería una verdadera distorsión dejar nuestras esperanzas en la pura espera; pensando que unos u otros nos llamarán  egoístas y no altruistas.   El impulso está en nuestras  necesidades BÀSICAS . las cuales han permitido valorar los escenarios. De cualquier manera, los universitarios no estamos en conspiracion contra Maduro; en contra del Presidente   Maduro están los órganos de control y los funcionarios que, teniendo el PODER para enfrentar la especulación y demás vicios,   para beneficiarse del soborno, burlándose de las máximas autoridades y humillando al pueblo que indefenso, termina pagándoles el costo de tales injusticias.
 Sabemos que existe una guerra económica exógena, pero la más destructiva y devastadora es la endógena, pues aquí los saboteadores, ( de derecha ó de izquierda) se presentan con tal habilidad, que la gente termina culpando a todo el mundo,_hasta a Maduro_  mientras ellos permanecen en el anonimato,… ¿Quien le pone  freno a estas  perversiones, los  trabajadores universitarios?
Aunque tenemos fe en que saldremos victoriosos de la lucha reivindicativa, no creemos que pueda existir salario JUSTO hasta tanto no se castiguen severamente  a los que van a los negocios a tasar la especulación, abusando abiertamente del poder…. militares, policías, fiscales, jueces y otros funcionarios encargados del control
 DEBERÍAN ELIMINARSE LAS VISITAS  DE TODOS TODOS! LOS FUNCIONARIOS A LOS ESTABLECIMIENTOS COMERCIALES
Eso seria el nuevo Decreto  de Guerra Económica.  que pediría  al ejecutivo para debilitar el amadrinamiento..
👌🏼🗣 CERO  supervisión a los negocios recomienda la dialéctica… y verán la solución al gran problema…porque el comerciante sin PODER no se atreve a estos abusos des_ proporcionados!
Soñamos con un PARO DEFINIDO Al SOBORNO …y una política integral que estabilice la economía  por siempre.. Vamos al paro.

 

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La educación ante el auge del fascismo

Por: Enique Díez Gutiérrez

En Finlandia, Alemania, Dinamarca, Francia, Suecia, Grecia, Hungría, Croacia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, Italia y desde el 2 de diciembre de 2018 España, se ha asentado la presencia del fascismo en los parlamentos europeos.

El fascismo radicaliza los valores conservadores, para atraer y canalizar el enfado de clases medias, trabajadoras y populares que se sienten abandonadas e indefensas ante las políticas europeas de austeridad. Políticas de austeridad aplicadas a “los de abajo”, como medidas únicas e inmutables, ante la crisis económica y social. Una crisis que se percibe ya como un “saqueo sin fronteras” de las élites financieras, que han conseguido, sin embargo, salir reforzadas y más enriquecidas aún, si cabe, de esa “crisis” provocada por su propia voracidad sin límites.

El fascismo que vuelve a asentarse en Europa y que se extiende de forma imparable por buena parte del mundo (Estados Unidos con Donald Trump, Brasil con Jair Bolsonaro, Filipinas con Rodrigo Duterte, etc.) no tiene nada de antisistema, sino que constituye el plan B autoritario del sistema a través del discurso antiélites. Un discurso, profundamente neoliberal, pero teñido de aspectos y elementos simbólico-emocionales conservadores (banderas, himnos, símbolos, etc.), que rechaza toda forma de organización colectiva (organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, etc.) que demanda derechos sociales y justicia, alentando el mesianismo y los “líderes autoritarios” como salvadores en quienes confiar ciegamente.

En el tablero diseñado por el neoliberalismo, el fascismo cumple una función clave: la de ocultar las raíces reales de la injusticia social y la crisis para, de esta forma, neutralizar la posibilidad de que se cuestione la responsabilidad en aquellas de las élites económicas y financieras.

Lo que hace la extrema derecha es sembrar la discordia entre los perdedores del modelo neoliberal, fomentando, por una parte, el orgullo de sentirse superior y, por otra, canalizando la ira popular hacia los colectivos más vulnerables. Así, mientras se alimenta la guerra entre pobres, los cenáculos neoliberales siguen repartiéndose el pastel y la fractura social se acrecienta.

Con dos efectos colaterales terribles: el primero, que vemos como gran parte de los postulados de la extrema derecha están siendo asumidos por la derecha y los liberales, especialmente las políticas migratorias, claramente discriminatorias y punitivas, y las políticas represivas en materia de derechos y libertades. El segundo, que reconstruyen el imaginario colectivo, amplificado por los medios de comunicación, situando a todo movimiento progresista de “izquierdas” (Unidos Podemos) como si fuera el otro extremo de la ecuación, en la “extrema izquierda”. De tal forma que el centro del tablero político queda redefinido por el conservadurismo (PP) y el neoliberalismo (C’s) que se convierten automáticamente en opciones de centro, “moderadas” y “responsables”.

Se está así redefiniendo el campo de disputa, tildando de forma similar de populistas tanto a las opciones fascistas (totalitarias y antidemocráticas) como a las opciones comunitarias de defensa del bien común, el reparto de los recursos y la justicia social. Ocultando la gravedad de esta equiparación, mediante el epíteto vacío de “populismo” que oculta e invisibiliza el fascismo. Como se ha usado también en algunos análisis históricos del golpe de estado del 36 y la dictadura franquista, pretendiendo mantener una “equidistancia” entre víctimas y verdugos, entre fascistas alzados y un gobierno republicano elegido democráticamente.

Una segunda causa del auge del fascismo es la tragedia que ha supuesto la gestión de la crisis por parte de la socialdemocracia en toda Europa. Los partidos socialdemócratas han aplicado los mismos principios del neoliberalismo y las políticas de austeridad. Ante lo cual, buena parte de la población se ha sentido engañada por quienes en otras épocas fueron los defensores del Estado Social y de Bienestar. Esto ha sido crucial para provocar una sensación generalizada de hundimiento de los principios de democracia, justicia social y solidaridad, que podemos situar como tercera causa del auge del fascismo. Y una cuarta causa: el desarrollo del precariado como condición de vida de buena parte de la población joven, base del descontento social de generaciones hipotecadas, ante la perspectiva de futuro de “vivir pagando para morir debiendo”.

Pero la causa fundamental del auge del fascismo se debe a que el modelo neoliberal ha ganado actualmente la guerra ideológica. Hemos asistido a una guerra ideológica, irregular y asimétrica, en la que la batalla por la narrativa ha sido clave en la fabricación de una determinada percepción de la población y las audiencias mundiales de cara a imponer imaginarios colectivos impregnados de contenidos y sentidos afines al pensamiento dominante, que cada vez une más y “simbiotiza” capitalismo, neoliberalismo y fascismo. Las élites económicas y financieras sí que han tenido claro que hay una permanente lucha de clases, y que, esta batalla, ellos la están ganando por goleada. Y, justamente, porque están ganando esta guerra ideológica, es por lo que también ganan la guerra económica y el poder, a pesar de (o, precisamente por) la corrupción, la memoria del fascismo, la represión, etc., etc.

Sus proclamas han colonizado el pensamiento, los deseos e, incluso, las esperanzas de gran parte de la población. Aplicaron el análisis de Gramsci: si controlan la mente de la gente, su corazón y sus manos también serán suyos. Pasado el tiempo de la conquista por la fuerza, llega la hora del control de las mentes y las esperanzas a través de la persuasión. La ‘McDonalización’ es más profunda y duradera en la medida en que el dominado es inconsciente de serlo. Razón por la cual, a largo plazo, para todo imperio que quiera perdurar, el gran desafío consiste en domesticar las almas. De tal forma que el discurso neoliberal ha acabado siendo visto como condición natural y normal.

Lo privado frente a lo público. La libertad individual frente al bien común y la justicia social. El rechazo a los impuestos frente a la aportación colectiva para la protección social y solidaria. La ideología del esfuerzo que externaliza las causas de las dificultades y convierte a la víctima en culpable, revictimizándola. La ideología del emprendimiento que responsabiliza a las víctimas de su suerte y su futuro. La cultura de la autoridad, la sumisión y la obediencia debida. La ideología del pensamiento positivo, complemento necesario para ayudar a autorregular la conciencia opresiva de la explotación y sentirse incluso un colaborador libre y proactivo en la propia explotación, mediante técnicas de management y coachingemocional.

Se ha instaurado así una constante, permanente y sólida pedagogía del egoísmo, base esencial de la ideología neoliberal, que hunde sus raíces en el interés propio como impulso vital y trascendental. Una pedagogía que está reconstruyendo, a través de los medios, las prácticas y los discursos sociales y educativos, un nuevo sujeto neoliberal que ve en el egoísmo y las relaciones de competencia y de mercado la forma natural y normal de estar y ser en el mundo. Un sujeto cuyo primer mandamiento es “ayúdate a ti mismo”. Que desprecia cualquier obligación moral vinculada a la solidaridad colectiva. Una persona formada en la lógica de la competición, cuyas relaciones y prácticas sociales se transforman en cálculos e intercambios regidos por el cálculo del máximo interés individual.

Debemos combatir esta pedagogía del egoísmo, no solo en la escuela sino a través de todos los medios de educación formal y no formal, si queremos superar de una vez por todas el fascismo. Es necesario, claro está, acabar con las políticas de austeridad, poner coto a los beneficios, los paraísos fiscales y el rescate de los bancos y fondos financieros y establecer medidas para conseguir un estado de bienestar social global, que contemple los límites del planeta. Es imprescindible que los partidos gobernantes sean más transparentes y menos oligárquicos y corruptos. Pero, sobre todo, debemos fortalecer la autonomía de pensamiento y de crítica para combatir la posverdad y la política de las emociones de la ideología neoliberal. Porque es más fácil evadirse de una prisión física que salir de esta “racionalidad” neoliberal elegida “libremente”, ya que esto supone liberarse de un sistema de normas instauradas mediante técnicas de interiorización y control del yo.

No podemos seguir siendo “indiferentes” ni “obedientes” ante la pobreza y el hambre, ante la guerra y la crueldad, ante la insolidaridad y el egoísmo brutal, ante el saqueo del bien común, ante la intolerancia y el fascismo. La verdadera munición del capitalismo no son las balas de goma o el gas lacrimógeno; es nuestro silencio. Ya lo decía Martin Luther King: “Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena” que miramos para otro lado ante el auge del fascismo.

Como diría Ernesto Sábato: “Estamos a tiempo de revertir esta masacre. Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso”. Nos jugamos el futuro de nuestros hijos e hijas, y el de la sociedad en su conjunto. Educación o barbarie, no hay neutralidad posible.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/04/la-educacion-ante-el-auge-del-fascismo/

 

 

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El descaro de ser articulista desde Estados Unidos

Por: Ilka Oliva Corado

Por lo menos una vez al día recibo mensajes de lectores que me dicen cuestiones como ésta: “no puedo creer que escribiendo como lo hace, usted viva en Estados Unidos, debería vivir en América Latina,” otros que van con el machete desenvainado: “claro, escribe desde la comodidad de Estados Unidos.” Con esto, en ambos lados buscando desvirtuar mi expresión.
Antes me enojaba mucho, más cuando era gente “humanista” la que me escribía estas cosas. Debo decir que es gente de izquierda más que de derecha la que se dirige a mí con este tipo de pronunciamientos. Ven como traición que yo viva en Estados Unidos y escriba artículos sobre política latinoamericana.
Sin embargo, una cosa es la clase política y la oligarquía y otra la sociedad. La sociedad estadounidense es tan común como cualquier otra, no tiene nada de especial que la haga extraordinaria y nada que la haga más malvada que las demás. La clase trabajadora es la misma en todas partes del mundo. Los parias somos universales.
Comprendo el pensamiento porque de alguna manera lo tuve cuando vivía en Guatemala y todo mi mundo era mi pequeño y hermoso país, pero emigrar me dio una visión más realista de la diáspora. Convivir con personas de otras nacionalidades y culturas también me ha ayudado a formarme otro tipo de criterio, más cimentado, por supuesto, más humano y menos arrogante. Me ha ayudado a dejar la soberbia de ser guatemalteca sobre todas las cosas y aceptarme sin fronteras, con la humanidad como patria. Esto lleva tiempo, no se da de un día para otro. Y se necesita también un tipo de desprendimiento y humildad que solo la da la experiencia de vivir el día a día.
No hay escuela más dura que la de emigrar, porque esto significa salir de la zona de confort, uno se va con la piel en carne viva y como único recurso la memoria y la identidad. No hay más, por más dinero, por más desgracias, por más desolación o por más comodidades; en el alma ninguna de estas trivialidades terrenales tiene cabida. El exilio marca la vida de todo ser humano, no es para bien ni para mal es para un crecimiento espiritual. No cualquiera lo resiste, no cualquiera lo sobrevive, no cualquiera se arma de valor y enfrenta lo desconocido con dignidad. Lo cualquiera se lanza al vacío sin paracaídas.
Por supuesto, si yo viviera en cualquier otro país en cualquier lugar del mundo no sería tan atacada, pero como vivo en Estados Unidos, diríamos que es mi talón de Aquiles como articulista. Lo más fácil sería que dejara de escribir para no recibir estos ataques e insultos diariamente y acomodarme en el silencio y el limbo para estar a salvo. Pero lo fácil me huele a cobardía y llega ese momento en la vida en que el propio reflejo en el espejo nos pregunta si vamos nadar contra la corriente o a escondernos en el lugar más oscuro y desolado, donde nadie nos encuentre.
¿Por qué no tengo derecho a vivir en Estados Unidos? ¿Por qué tendría que sentirme traidora y avergonzada? ¿Acaso no es parte de la tierra? ¿Acaso yo como ser humano no tengo derecho a emigrar y decidir vivir donde yo quiera? ¿Para qué es la tierra entonces? ¿Por qué obligatoriamente tengo que vivir en cierto país o en cierto continente?
Por ejemplo me critican con ferocidad pero esos “humanistas” que me acusan de traidora por vivir en Estados Unidos, en ningún momento dicen: veníte a nuestro país y te conseguimos trabajo y una beca en la universidad para que estudiés y te preparés, aquí entre nosotros “humanistas de izquierda” te conseguimos un lugar dónde vivir, porque lo merece porque amás a Latinoamérica. No, qué esperanzas porque al final, a ninguno de ellos les interesa el bienestar de otro ser humano y mucho menos si se trata de aportar para el crecimiento intelectual de esta persona. Son más egoístas que la derecha más recalcitrante. Son la excelencia para criticar, eso sí.
Conozco la pobreza, la miseria, la exclusión, conozco el trabajo arduo desde mi infancia, sé lo que son las carencias emocionales y económicas. No le tengo miedo a eso porque lo he vivido toda mi vida, pero también tengo derecho a decidir dónde vivir y en dónde mi corazón sienta paz y mi espíritu serenidad. En este momento de mi vida es Estados Unidos, no sé si en el futuro será otro el país o el mío propio. Y si decido quedarme aquí para el resto de mi vida también es mi derecho.
Creo que como humanidad nos hace falta un poco de respeto hacia el otro, comprender que todos tenemos el derecho a decidir, que esa decisión debe ser respetada y que lo importante no es dónde vivamos sino qué aportemos al mundo como seres humanos para transformarlo. ¿Se imaginan todos viviendo en un mismo lugar, con la misma cultura, rituales, formas de pensamiento? La belleza de nuestra especie es la diversidad, es lo que nos engrandece.
¿Acaso no les da felicidad que una latinoamericana viviendo en Estados Unidos ame la Patria Grande, o esperan de mí artículos donde la menosprecie y también a nuestros Pueblos Originarios?
Quítense de la cabeza esa telaraña de dónde vivo, porque ustedes no me dan de comer y no me ayudan a pagar las cuentas, es mi trabajo, sino están de acuerdo con lo que escribo pues no es obligación que me lean, evítense escribirme e insultarme porque son ustedes mismos los que se hacen daño, a mí no me causan ninguno. Ya no.
Y todo esto sucede, ¿saben por qué? Porque soy mujer y me doy el derecho y el lujo de escribir artículos de opinión que tienen que ver con política e ideología. Esos señalamientos e insultos son patriarcales, porque aún hoy en día a las mujeres nos siguen catalogando como inferiores a los hombres.
Si mis artículos trataran trapeadores y pañales de bebé, pasaría inadvertida la tierra donde vivo. Si escribiera de mis carencias emocionales, sería una débil y loca más que lo que necesita (según el patriarcado y muchos humanistas de izquierda) es un marido que se la coja todos los días y tener hijos para encontrar la estabilidad emocional. Nuestro peor enemigo como humanidad es el patriarcado. Tal vez sí, soy una descarada total, como dicen muchos de ustedes, por atreverme a enfrentar al patriarcado (que no respeta ideologías) a mí manera, desde la “comodidad” de Estados Unidos.
En fin, nos creemos inmortales y apenas somos hojas secas que sopla el viento, solas no hacemos nada, en cambio juntas somos una hermosa hojarasca.
Como dijo Cristina, “La Patria es el otro,” cuando lo entendamos vamos a poder avanzar como humanidad. Sí, Cristina, la yegua esa con la que no pudo Obama ni la ultra izquierda latinoamericana.
Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a239891.html
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