26 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx
Por: Carlos Ornelas
El punto que me impresionó fue la certeza con que el secretario señalaba que el lunes 21 comenzarían las clases en todo el país, incluso en territorios de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Expresé mis dudas de que en Oaxaca la Sección 22 lo permitiría. Aurelio Nuño aseguró que sí, aunque no descartó escarceos.
El lunes 21 las escuelas volvieron a clases, los maestros estaban allí, con pocas excepciones, aunque debidas más al retraso en la asignación de docentes que por protestas. Lo más perturbador fue el retorno del tráfico en las grandes ciudades.
Oaxaca fue la joya de la corona. Por primera vez en décadas, las clases comienzan sin huelgas. Las amenazas de los líderes de la S-22 en las semanas previas resultaron baladronadas. Las consignas: “Iniciamos bajo protesta”, “el gobierno tiene hasta el 12 de septiembre para restablecer las mesas de diálogo nacional”, “detectamos focos rojos”, son señales al viento. La CNTE está débil, pero no muerta.
Dadas las tradiciones del sistema político mexicano y la ingeniería constitucional, la tecnología del poder que el Estado heredó del régimen de la Revolución mexicana implica que los jefes de las dependencias del Poder Ejecutivo sólo responden ante el Presidente. En cierta forma no son responsables ante la ciudadanía, aunque sus hechos puedan afectar a segmentos sociales.
Parece que el secretario Nuño tiene clara esa característica. Por eso, en buena parte de sus respuestas señalaba, “estamos implementando la Reforma Educativa del presidente Peña”: Escuelas al cien y de tiempo completo, autonomía curricular, equidad e inclusión y, lo que más acentuaba, el mérito, no la arbitrariedad, determina el ingreso y la promoción de las maestras y los maestros. Ya no dependen del sindicato ni de la burocracia. Lo que logren se deberá a su esfuerzo personal.
A fe mía que es este tema donde Aurelio Nuño muestra más orgullo, hasta diría que se ufana de haber terminado con la herencia y venta de plazas (aunque subsiste en algunos territorios, en especial en los sistemas estatales). Comparte créditos con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, los gobernadores de los estados y hasta con Juan Díaz de la Torre.
También presume que hoy los maestros idóneos escogen su lugar de adscripción, que la reforma de las normales va en marcha, aunque apenas esté en discusión el Programa de mejora. Asimismo, ostenta que, gracias al Modelo Educativo para la Educación Obligatoria (que entró en su fase de piloteo a partir de anteayer), habrá nuevos programas de estudio y libros de texto gratuitos. En fin, un sinnúmero de proyectos —unos apenas en textos, otros en marcha— que le brindan una imagen de eficacia gubernativa.
El secretario Nuño se mostró consciente de que hay críticas —unas de mala leche, otras justificadas—, pero que la orden del Presidente era actuar, llevar a puerto la reforma, trabajar con el magisterio y los gobiernos locales que, en última instancia, son los encargados de entregar el servicio educativo a las familias y la sociedad. “Mi responsabilidad”, parece decir, es entregar buenas cuentas al Presidente.
Y, en la ceremonia de inicio de cursos en Aquismón, en la Huasteca potosina, el Presidente endosó lo hecho y lo porvenir de la Reforma Educativa. Aseguró que la reforma “tendrá plena vigencia, incluso más allá del proceso electoral de 2018, y quien considere lo contrario estaría actuando en contra de México”. Elogió el hacer de la Secretaría de Educación Pública y del secretario: “Es la determinación y la valentía lo que hace que las cosas cambien, no es la retórica, no es la palabra”.
Cuando en la entrevista el secretario Nuño indicó que no perdía tiempo con ambiciones personales —la candidatura a la Presidencia— y sólo cumplía con su responsabilidad, parece que también decía: “le estoy respondiendo al Presidente”.
Responde al Presidente y arriesga. Hoy presenta resultados. ¡Ya habrá tiempo de juzgar y especular sobre las posibilidades de éxito y fracaso de la reforma!
Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/08/23/1183454