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Para hallar sentido a una conmemoración

Centroamérica/Cuba/22 de Julio de 2016/Autor: Pedro de la Hoz/Fuente: Granma

Una de las páginas más infames de la historia, la esclavitud a la que fueron sometidos por siglos mujeres, hombres y niños procedentes del continente africano, solo terminó en Cuba a la altura de 1886, mucho tiempo después que en la mayoría de los territorios del hemisferio occidental.

Si bien el 13 de febrero de 1880 la Corona española decretó una ley que proclamaba “el cese del estado de esclavitud en la isla de Cuba”, los dueños de esclavos continuaron explotando a estos amparados por el artículo 3 de un documento que establecía el derecho de los patronos “de utilizar el trabajo de sus patrocinados”. Una jerga legal eufemística disimuló la continuidad de un brutal régimen de explotación.

Hubo que esperar seis años más para que el llamado Patronato se extinguiera. El final de la esclavitud en la Isla no fue un regalo de la metrópoli colonial ni de la necesidad de actualizar las relaciones de producción, sino el re­sultado de largos años de lucha abolicionista que, en el caso de Cuba, estuvo vinculada a la lucha por la independencia. El gesto de Carlos Manuel de Céspedes al iniciar la insurrección anticolonial el 10 de octubre de 1868 resultó elocuente: al alzarse en armas dio la libertad a sus esclavos. Mucho tiempo antes, en 1812, José Antonio Aponte, negro libre, artesano y pintor, lideró una conspiración para independizar a Cuba y emancipar a los esclavos.

El comercio trasatlántico de esclavos africanos y la explotación de esa mano de obra en las plantaciones azucareras y cafetaleras constituyó la base de la acumulación capitalista de los países europeos. La modernización de la economía de los países desarrollados occidentales —incluyendo a Estados Uni­dos— no pue­de explicarse sin el régimen esclavista.

Mas no se trata de ver las cosas desde un ángulo estrictamente económico. El historiador Pedro Pablo Rodríguez describió la esclavitud como “una verdadera patología social y cultural, muchos de cuyos aspectos significativos han quedado ocultos bajo el velo del tiempo, todo ello condicionado a su vez por los intereses y las perspectivas afines o surgidos de ella”.

Lo que la doctora María del Carmen Barcia, con dolor, expresa acerca del sufrimiento de los seres arrancados de sus tierras durante la travesía trasatlántica —“por muchos datos que los historiadores hayamos acopiado es imposible reconstruir toda la iniquidad, la vileza, el desamparo, la humillación y las crueldades que los africanos sufrieron”, nos dice—, es válido para asomarnos al horror del barracón, el látigo sobre los cuerpos, los castigos en el cepo, la violación de las mujeres, la destrucción de las familias y la sobrexplotación productiva de no se sabe cuántos esclavos, incluso de los nacidos bajo esa condición en nuestra tierra.

Nada de esto puede ser olvidado, como tampoco la resistencia que dio lugar al cimarronaje. Ni la incorporación masiva de los antiguos esclavos a las gestas independentistas. Ni los aportes que esos africanos, preteridos y ninguneados, hicieron, pese a la voluntad de sus explotadores, a la forja de la nación y la cultura cubanas.

Es por ello, como observó el poeta y antropólogo  Miguel Barnet, que “tomar conciencia plena de lo que significó el gigantesco holocausto de la trata esclavista moderna para los pueblos subsaharianos, yo diría que el más terrible que haya conocido la humanidad, es también tener presente la profunda huella estampada por hombres y mujeres que atados por gruesas cadenas llegaron a nuestras costas para nunca más regresar a sus tierras, a sus familias y a sus culturas”.

Estos presupuestos no solo deben animar la conmemoración del aniversario 130 de la abolición de la esclavitud en Cuba, sino también la sistemática promoción del conocimiento de nuestra historia y el cultivo de una sensibilidad que nos haga entender íntegramente, sin fracturas ni vacíos, nuestra identidad.

Las jornadas conmemorativas llaman la atención sobre acontecimientos y procesos, pero las lecciones que se desprenden de estos únicamente se asimilan y trascienden cuando encarnan de manera permanente y creativa en el tejido social y la memoria individual de quienes en esta época proyectan y construyen el futuro.

El 4 de septiembre de 1998, durante una visita a la Sudáfrica de Mandela, Fidel Castro, sintetizó una realidad: “Sin África, sin sus hijos y sus hijas, sin su cultura y sus costumbres, sin sus lenguas y sus dioses, Cuba no sería lo que es hoy”.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-07-21/para-hallar-sentido-a-una-conmemoracion-21-07-2016-22-07-24

Fuente de la imagen: http://www.bandera-de.com/cuba/

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Bolivia no quiere las gallinas de Bill Gates

Fuente: diagonal periódico / 20 de junio de 2016

El Gobierno boliviano rechaza un donativo del presidente de Microsoft destinado a la cría y venta de estas aves.

“Suena extraño, pero lo digo en serio: estoy entusiasmado con las gallinas”. Ni tablets ni pc, lo que necesitan los países empobrecidos para aumentar su renta son gallinas. El presidente de Microsoft y multimillonario filántropo Bill Gates anunció que donaría 100.000 gallinas a países subdesarrollados para repartirlos entre su población más pobre para dedicarlos a la cría y venta. La respuesta de Bolivia: señor Gates, no necesitamos sus gallinas.

Gates cambió el refrán de «enseñarle a pescar a un hombre para que coma toda la vida» a «darle una gallina a un hombre y enseñarle cómo criarla»

«Grosero, me cae grosero, porque desgraciadamente la visión de algunas personas, especialmente del imperio, nos sigue viendo como pordioseros», declaró el ministro de Desarrollo Rural, Cesar Cocarico. El ministro expresó el rechazo del Gobierno boliviano al ofrecimiento de Gates tras un consejo de ministros en la residencia presidencial en La Paz.

Cocarico usó un curioso tono para un Gobierno que ha defendido sus raíces indígenas precoloniales: “¿Cómo puede pensar que estamos viviendo como hace 500 años, en medio de la selva y sin saber cómo producir?”. Gates tampoco estuvo muy fino y usó la famosa coletilla sobre la pobreza y las cañas de pescar, aunque algo actualizada: El dueño de Microsoft, con una fortuna calculada en 75.000 millones de dólares, cambió el refrán de «enseñarle a pescar a un hombre para que coma toda la vida» a «darle una gallina a un hombre y enseñarle cómo criarla». “Con todo el respeto, Gates debería dejar de hablar de Bolivia”, concluyó Cocarico.

El presidente de Microsoft había anunciado la donación de 100.000 gallinas a países pobres. / On Innovation

Según la industria avícola local, citada por la agencia Reuters, Bolivia produce 197 millones de pollos al año y tiene la capacidad de exportar 36 millones. El plan de Gates, que pensaba efectuar las donaciones a través de su fundación Bill & Melinda, estima que criar y vender gallinas puede sacar a las familias de la pobreza y un campesino que produzca 250 aves al año podría ganar 1.250 dólares en ese mismo periodo.

El enlace original: https://www.diagonalperiodico.net/global/30694-bolivia-no-quiere-gallinas-bill-gates.html

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Colonial Legacies and Social Welfare Regimes in Africa: An Empirical Exercise


Colonial Legacies and Social Welfare Regimes in Africa: An Empirical ExerciseThis paper identifies three types of welfare regimes in Africa, based on the insight that tax and expenditure regimes are closely associated. Using cluster analysis, the author highlights historical legacies in current welfare policies, demonstrating that welfare regimes in Africa have been strongly determined by the ways in which different countries were incorporated into the colonial economy. The author finds that many of the new social welfare reforms are taking place in what he refers to as labour reserve economies, and are generally internally rather than aid-driven. He stresses the importance of thinking of social expenditure in relationship to domestic resource mobilization, and finds that the focus on aid and social expenditure has tended to obscure this important aspect of welfare regimes in Africa.

Thandika Mkandawire is Chair and Professor in African Development at the London School of Economics, a Senior Fellow of The Graduate School of Development and Practice and Visiting Professor at the University of Cape Town.

  • Publication and ordering details
  • Pub. Date: 27 May 2016
    Pub. Place: Geneva
    From: UNRISD

Informe disponible desde Mkandawire-PDRM

Imagen tomada de: http://www.irishtimes.com/polopoly_fs/1.1736427.1395680271!/image/image.jpg_gen/derivatives/box_620_330/image.jpg

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Silvia Rivera Cusicanqui: “El colonialismo es una cadena de opresiones que nos hemos metido dentro”

La activista y socióloga Silvia Rivera Cusicanqui visitó comunidades indígenas de Talamanca, acompañada del programa Kioscos Socioambientales UCR

Aunque Silvia Rivera Cusicanqui se reconoce como una cultivadora del silencio, su visita a Costa Rica dejó germinando muchas palabras nuevas. Sus ideas contagiaron desde las montañas de Talamanca hasta los pasillos universitarios de Estudios Generales de la UCR, con un aire de compromiso y rebeldía.

Pese a que su agenda estuvo más que cargada, UNIVERSIDAD encontró el momento justo para conversar con esta socióloga y activista boliviana. Dentro de un taxi rumbo a Heredia –para dar otra conferencia–, tejimos un diálogo ameno de diversos temas de la teoría cultural, los pueblos indígenas y las ciencias sociales.

Me llamó la atención que usted habla castimillano: algo así como una mezcla entre castellano y aimara, una expresión de su mestizaje. ¿Cómo ha sido para usted esa experiencia de juntar esos dos mundos, de reconocerse mestiza?

−Es una experiencia que sale de que en una familia de clase media hay una “nana” aimara, y te identificas con ella. Piensas que es tu mamá, y de pronto viene el trauma de que no es tu mamá. Y todo ese amor se ve cuestionado por una sociedad que te quiere meter a un camino de olvido y de negación. Todo eso se tradujo de algún modo en una toma de posición más o menos temprana de cuestionamiento de una serie de esquemas; primero de la izquierda y, posteriormente, de todo el conjunto de elementos dominantes de la sociedad.

Hay un momento en los años 70 en que decides irte al campo. ¿Por qué?

−A mí me aburrió mucho el discurso de la Alianza Obrero Campesina, porque había unos señores que andaban con el Libro Rojo de Mao, hablando de la alianza entre obreros y campesinos. Yo decía: ¿habrán hablado alguna vez con una persona campesina más allá del modo imperativo?

Me aburrí, de verdad me harté de la universidad, de la exuberancia de los discursos izquierdistas, y me fui a buscar trabajo en el Ministerio de Educación como profesora rural. Me tocó ir a un lugar donde nadie quería ir. Me encontré que había una opresión basada en la cultura, en el color de la piel, una discriminación brutal. Caminaba con los alcaldes indígenas y cuando llegaba a un restorán a servirme un té les ponían a ellos un cuero de oveja en el piso y a mí una silla; a ellos les daban una taza de lata y mí una de loza. Entonces ahí vi la brutalidad.

Esto que decías de cuando llegaban los alcaldes es muy interesante, porque nos recuerda que más que colonialidad como solo un discurso, una teoría o una moda, son prácticas de la vida diaria.

−Por eso digo que es un colonialismo internalizado, porque la señora que hacía eso, que era la dueña de la pensión, vestía polleras, un traje de chola, pero por tener un estatus de pueblerina se sentía muy superior a los indígenas. Por ser comerciante y no cultivar la tierra, ya se sentía muy por encima. Es eso lo que me llevó a pensar que el colonialismo es una cadena de opresiones que nos las hemos metido adentro. No es una bisagra entre blancos e indios, sino una cosa que afecta nuestra subjetividad.

Has hablado de modernidad de lo indígena. A mí lo que se me viene a la cabeza son los grupos de rock y rap que hay en idioma maya.

−Claro. A la persona que está dentro de una mentalidad eurocéntrica le gustaría ver indios puros, y le molesta el mezclado. El manchado no entra en el repertorio de los atractivos turísticos; entonces rompe con esa visión del espectáculo étnico, de la autenticidad. Eso es lo que me gusta de los hiphoperos aimaras, que les vale que para el europeo, para el curioso de afuera, ellos no sean puros. Ellos expresan su realidad, y esta es mezclada, es urbana y está sometida a diversos influjos.

¿Cuál es la diferencia entre el mestizaje que vos hablas, que es el ch´ixi, y conceptos más comunes como hibridación o sincretismo?

−La hibridez apela a que al cruzarse un caballo con una burra sale una mula. Y la mula es estéril. Eso siempre dicen en las comunidades: “Nosotros no somos híbridos, porque eso es ser mula”. Pero la idea de fusión, hibridez, sincretismo, supone un tercero, que es lo nuevo. De dos opuestos sale un tercero del cual quedan borradas las diferencias entre los dos polos originales. El mestizaje oficial es el hombre nuevo, en el cual ya no hay huellas del sufrimiento y la opresión; lo blanco y lo indio se han unido en una ciudadanía universal mestiza. Esa es la ideología oficial del Estado y el sentido común dominante. El ch´ixi reconoce la contradicción, pero de esos dos opuestos se saca la energía descolonizadora. El choque entre esos opuestos energiza.

¿La historia oral puede considerarse una práctica descolonizante?

Sí. Se puede pensar eso siempre que superes los discursos de lamento, que son funcionales al miserabilismo y a los discursos de la pobreza. La historia oral puede tener un filo miserablista: te acercas al subalterno para que te cuente su sufrimiento y te haga sentir culpable. La otra distorsión de la historia oral es creer que esa voz es “la” voz del subalterno y que no está mediada. Si tú te das cuenta cuánto está mediado el proceso de emisión de esa voz, por el hecho de que eres universitario, tratas de hacer un diálogo; esa persona ya tiene un cierto condicionamiento de pensar que tiene que decir lo que a ti te parece interesante. Y eso va a crear una falsa objetividad.

Fuente: http://semanariouniversidad.ucr.cr/cultura/el-colonialismo-es-una-cadena-de-opresiones-que-nos-hemos-metido-dentro/

(Créditos: Foto: Adriana Araya Chaves)

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Colonialismo 2.0: Cómo las grandes corporaciones manejan los hilos del mundo

23 mar 2016 14:31 GMT | RT

En esta edición de ‘El Zoom’ veremos cómo tejen las corporaciones una red en la que todos estamos atrapados. Con el testimonio de John Perkins y otros especialistas, el presentador del programa, Javier Rodríguez Carrasco, muestra quién maneja los hilos del mundo, cómo se manipulan y corrompen los gobiernos y cómo muchos países sufren la esclavitud de sus ciudadanos y la explotación de sus recursos para lucro de unos pocos. ¿Se cree usted libre del dominio de las grandes marcas?
«Me asalta la duda de si no estamos en una especie de colonialismo 2.0 en el que muchos son esclavos en vida debido a la codicia de las grandes corporaciones y otros, creyéndose soberanos, están sujetos bajo el yugo de aquellos que les dicen cómo vestir, qué beber o qué pensar», plantea el presentador del programa de RT ‘El Zoom’, Javier Rodríguez Carrasco.

Según Rodríguez Carrasco, nos han hecho creer que somos libres y que nuestro bienestar no tiene precio «pero solo unos pocos se benefician de un sistema que ellos han creado y que hace sufrir a millones de personas en el mundo».

¿Hasta dónde llegan los tentáculos de las corporaciones?

Las 10 empresas más poderosas y ricas del mundo tienen unos ingresos conjuntos que suman 3,3 billones de dólares, lo que equivale al 4,5 % del PIB mundial.

Teniendo en cuenta el índice de la ganancia pura, RT ha realizado comparaciones para demostrar cómo algunas grandes empresas tienen economías equivalentes al PIB de ciertos países. Por ejemplo, Honduras tiene un PIB igual al de Chevron, Jamaica equivale a lo que gana Royal Dutch Shell y Apple equivale al PIB de hasta cuatro países (Zimbabue, Laos, Namibia y las islas Comoras).

¿La esclavitud del siglo XXI?

John Perkins, autor de libros como ‘Confesiones de un sicario económico’ o ‘La historia secreta del imperio estadounidense’, indica que actualmente existe «un tipo de esclavitud distinto». «Aunque todavía queda algo de esclavitud física, en su mayor parte esta se refiere a la deuda. No a estar encadenados, sino endeudados», explica.

Perkins apunta que «tenemos un sistema económico global fallido basado en el miedo, la deuda, la militarización y básicamente la destrucción de los recursos de los que se depende» y critica que tanto el expresidente hondureño Manuel Zelaya o el exmandatario venezolano Hugo Chávez sufrieron diversos intentos de golpes de Estado por enfrentarse a las corporaciones.

«El sistema económico de los sicarios»

«En los últimos doce años el sistema económico de sicarios se ha expandido desde los países en vías de desarrollo hasta EE.UU., Rusia, Europa y por la mayor parte del mundo», sostiene Perkins, añadiendo que el sistema «se pone en práctica mediante lobistas, políticos y personas que representan a las corporaciones pero que, en muchas ocasiones, actúan como representantes de los países».

Asimismo, el experto añade que actualmente existe a escala global una «corporatocracia o personas que dirigen las mayores corporaciones» a quienes «les une un objetivo común: maximizar los beneficios sin reparar en los daños sociales o medioambientales». «Los gobiernos de todo el mundo están bajo el pulgar de los líderes de las corporaciones», denuncia.

Los gobiernos, ¿cómplices de las corporaciones?

Juan Hernández Zubizarreta, investigador del observatorio de multinacionales en América Latina, sostiene que actualmente no existe una corte internacional que regule los actos criminales de las multinacionales, como por ejemplo, la explotación infantil, la contaminación o la violación de derechos laborales, debido a que «la presión del poder corporativo es muy fuerte» y a que «los gobiernos mantienen una complicidad con el poder corporativo y se niegan en redondo a dar cuentas de las prácticas que están llevando adelante».

Asimismo, Hernández Zubizarreta destaca que el poder de estas corporaciones está en todos los ámbitos como el político, económico, mediático y educativo, «lo que les permite actuar con una impunidad sin precedentes», y critica que los acuerdos de comercio e inversiones son estructuras de un aparato jurídico de dominación.

 Fuente: https://actualidad.rt.com/programas/zoom/202821-colonialismo-grandes-corporaciones-manejan
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