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Actividades para vivir el medioambiente desde casa

Por: Carmelo Marcén

A lo largo de los próximos días y semanas os queremos ir presentando diferentes herramientas con las que poder «salir de casa» y respetar el confinamiento al mismo tiempo. Vamos a ir empezando poco a poco y cada ciertos días iremos añadiendo más y más propuestas que irán, desde pasear por Parques Nacionales a escuchar e identificar pájaros por su canto o conocer el principio de las cosas. ¡Comenzamos!

Un diario muy resumido del medioambiente doméstico

En estos días que no podemos salir hemos de aprovechar el tiempo para hacer cosas diferentes a las habituales. Algo nos ocuparán las actividades, jugaremos con modelos clásicos o a inventarnos juegos, nos responsabilizaremos de ciertas tareas de la casa, veremos un poco la tele o nos engancharemos un rato a los dispositivos electrónicos. Pero hay tiempo para todo; por eso recomendamos pararse a pensar unos minutos en todo eso que hacemos cotidianamente en casa que tiene que ver mucho con nuestra relación con el medioambiente. Aquí caben cantidad de cosas, si bien vamos a indicar algunos caminos para no perderse. Hace falta ponerse las gafas de explorar y tomar notas, pues en muchas ocasiones nuestras rutinas nos impiden sacar partido de lo que hacemos bien, o menos bien. Por eso, mejor si lo vamos escribiendo; así nos servirá a nosotros e incluso podremos enseñarlo, o enviarlo en un whatsapp a nuestras amistades.

Esta es una propuesta para hacer en equipo; estaría bien ensayarla en familia. Después podemos llevarla al grupo de WhatsApp u otras redes que tenemos con los compañeros y compañeras de clase. Seguro que cada cual tendrá su visión de las cosas que hace, aunque si se piensa con un poco de detenimiento se verá que poco a poco surgen coincidencias. Se trata de ir anotando en una tabla pequeñas o grandes acciones que tienen que ver con una parte del medioambiente; el real, no ese que estudiamos en aquella lección en el colegio o el instituto. Esta actividad se podría titular “Una gincana por el medioambiente casero”. Avisamos ya de que nos dará una visión incompleta, hay otras muchas más cosas que podríamos revisar.

Vamos a fijarnos solamente en cada actuación que tiene que ver con el consumo de agua, energía y otros materiales que tienen que ver con la producción de residuos; no tratamos aquí de los alimentos pero habría mucho que hablar. Repasar ciertos hábitos cotidianos es como abrir una ventana de casa y lanzar una mirada a la naturaleza, ahora que está más lejos. Nadie negará que el agua y la energía son parte de ella, como la tierra y el aire. Solo es necesario recordar que en la cultura occidental, desde los griegos, los cuatro elementos motores de todo fueron agua, fuego, aire y tierra; de hecho, están incorporados a las ideas de varias religiones. Quiénes tengan interés lo pueden buscar en Internet y lo comprobarán.

Una cuestión básica para entender cómo funciona una casa, que ahora se asemeja un poco a la naturaleza de la que estamos distanciados, es conocer cómo cada persona se relaciona con ella. Para facilitar esta tarea hemos preparado una tabla, para anotar. Reproducir esa hoja de la ilustración y colocarla en un lugar visible de casa. Enviadla al grupo si esto lo hacéis con la gente de clase. Se trata de que cada miembro de la familia, o del grupo, vaya anotando con una rayita las veces que hace tal o cual cosa. Aquí ponemos un número para identificar a los miembros de la familia: yo mismo, hermanos, madres o padres, otras personas que están en nuestro domicilio. Aunque es mejor que cada cual escriba su nombre. Al final del día, después de la cena, se puede comentar cómo ha ido la cosa. Lo mismo han de hacer quienes están en el grupo de clase. Si resulta complicado dedicar un tiempo diario a la reflexión se puede hacer el recuento semanal; no os olvidéis de hacer los totales de cada persona y los de la familia o grupo.

Convendría guardar los datos de días sucesivos, mientras dure el confinamiento en casa, para comentar entre todos los miembros de la familia, o del grupo, lo que supone tener o no una serie de servicios que nos procura la gente que trabaja para nosotros. Quizás, llegado el momento, se puede hacer un plan general de comportamientos familiares, o colectivos, y ajustar los consumos de algunas cosas; mejorar los hábitos personales ayuda al medioambiente que aquí se limita a agua, electricidad y producción de residuos únicamente.

Convendría resumir los hábitos, a la vista de los datos, referidos a los distintos días o semanas. Habría que jugar también con las cifras de, al menos, tres de semanas; los fines de semana también cuentan, no cabe el relajamiento. Así se podría valorar si los hábitos/usos parecen muchos o pocos, si son necesarios. Incluso distinguir con algún reconocimiento, a los más pequeños les reconforta, aquellos comportamientos que merecen un premio. Se puede hablar igualmente sobre si alguna persona en especial se ha responsabilizado de determinada tarea, y si en los días normales también sucede así, lo cual permitiría organizar la vida posterior y repartir esas ocupaciones fundamentales.
Volviendo al principio. Habíamos comentado que muchas de estas acciones tienen que ver con aquellos cuatro principios de los que hablaban los griegos: agua, fuego/energía, aire y tierra. La tabla que sigue recoge un poco de lo que estamos hablando. Esta sí que hay que completarla en grupo. Se trata de encontrar señales de esos principios de vida en cada una de las acciones y decir en qué parte del proceso es más visible, y cómo. Rellenamos un par de casos a modo de ejemplo. Es posible que los más pequeños necesiten alguna ayuda para la interpretación. Puede quedar alguna casilla en blanco.

También conviene jugar con el tiempo. Hay que estimar las horas que diariamente dedicamos a satisfacer estas necesidades, contemplarlas también en relación con los trabajos que muchas personas habrán tenido que realizar para que disfrutemos de ellas

Por fin, hay que apuntar:

  • Lo que mejor hemos hecho y cómo están de repartidos los compromisos:
  • Aquello en lo que debemos mejorar, ahora y para siempre:

No estaría de más poner nota a cada una de las tareas:

  • Puntuad entre 1 (apropiado) y 10 (imprescindible) cada una de las acciones:
  • Separad aquellas acciones en las que su riguroso cumplimiento es solamente ahora en esta crisis o siempre.

Es interesante llevar a cabo una valoración familiar de nuestra dependencia con el exterior, lo que en forma resumida podríamos llamar medioambiente. Hay que ser sinceros y decir si alguien no ha cuidado mucho a la hora de apuntar y se ha olvidado alguna vez. Aunque ya lo decíamos antes, habrá que hablar de los servicios públicos, de las personas que permiten que en estos días de confinamiento nos resulte un poco menos complicado pasar cada jornada y poder hacer las cosas necesarias. Al final, como síntesis cada cual puede resumir en una frase lo que ha supuesto esta experiencia.

El sueño de repartir el agua como respuesta al Covid-19

Para empezar a repartir afectos hacia el agua un poema. “Toda el agua del mundo es una abuela/ que nos cuenta naufragios y regatas/ que nos moja la sed y da permiso/ para seguir viviendo otro semestre”, al decir de Mario Benedetti.

El agua de la que disponemos para la vida, la dulce, escasea en muchos lugares. ¡Qué paradoja llamar a la Tierra “el Planeta Agua” y decir que escasea! El hecho es que en ocasiones es muy difícil repartirla para todos los seres vivos, ni siquiera mucha gente puede conseguirla cuando más la necesita. ¡Sueña con el agua! Normal que esto suceda. A periodos largos de sequía le siguen aguas torrenciales en algunos lugares. En otros nunca llueve. Además, ahora ya no cae con el ritmo de antes, por lo del cambio climático. Ya lo dice el refrán: si alguna vez el agua moja, no lo hace a gusto de todos.

Cuando la ONU propuso la celebración de la Década del Agua 2005-2015 elaboró un material sumamente interesante: El agua fuente de vida. En él se habla del agua y las mujeres, el agua y salud con saneamiento, el agua y la producción de alimentos y bienes, y muchas cosas de sumo interés a escala mundial. Porque hay que conocer que aunque hay agua en cantidad suficiente para toda la gente en todo el mundo, muchas personas carecen de ella. Lo saben bien esas tres mujeres cuyas vidas fueron transformadas gracias al acceso de agua para beber que relata el documental El poder del agua limpia producido por National Geographic, en el cual se expresan muchas ilusiones y deseos, necesarios para descubrir el sueño que disponer de agua representa para todos. Porque en muchos lugares, en especial en África, el agua y el saneamiento se han convertido en una especie de violencia de género.

¿Pero por qué un llueve si hay agua en las nubes que tanto se mueven? Se cuenta por algunos lugares una leyenda que dice que cuando los grillos estridulan (el cri-cri repetido) es que barruntan la humedad; o sea que va a llover. En tiempos, la gente hacía romerías para llamar a la lluvia, cantaba letanías a los santos. Los grillos parece que no recitan cosas religiosas y desconocemos si sueñan con el agua. Sabemos que el ruidoso movimiento de las alas de los machos es para llamar la atención de las hembras y convencerlas para que se apareen. Recuerdo que de ellos se hablaba en la sedienta estepa monegrina -una zona semi desértica que hay en Aragón de la cual se pueden capturar bellas imágenes asomándose a Internet- donde pasé la niñez; se confiaba en el buen hacer de los grillos (algunos los confunden con las cigarras). También se estima su poder llovedor en Sudamérica.

Hay un pueblo nativo de Bolivia, los Ayoreos –gente que vive de la caza y de la recolección- que tenía una abuela Direjna que era la dueña del agua. Así, dónde sea que ella fuere llovía. Parece ser que hubo un tiempo en el que la gente no la quería. La abuela Grillo se marchó ofendida. A partir de entonces aumentaron los días de calor y sequía. Dice la leyenda que marchó al segundo cielo y desde ahí es capaz de enviar lluvia cada vez que alguien cuenta su historia con un buen deseo. ¿Conocería la leyenda Benedetti que acaba su poema agua que encabeza este artículo diciendo que la abuela da seis meses más de vida? A partir de esta trama, inventada o no, se hizo el guión de La abuela Grillo, un corto de animación precioso. Durante su narración nos hace ver los problemas que generan la distribución y el hecho de compartir el agua. También nos ilustra sobre las guerras del agua, acerca de la codicia de unos frente a la pobreza de otros. Merece la pena verlo en familia, grandes y pequeños, y comentar lo que expresa. Sobre el mismo tema trata También la lluvia, la película de Icíar Bolláin. Seguro que la encuentran en alguna plataforma de tele. Lo más interesante sería comentar/comparar los lenguajes fílmicos que una y otra traen, si abordan o no la misma cuestión, si aparecen en la historia buenos y malos, etc.

Soñar con el agua conduce a espejismos. Para conocer lo que suponen estos en algunos lugares, invitamos a todos a realizar un viaje a la India en busca de “Los sueños del agua”, expresados en el material que la ONU preparó para la exposición internacional “Agua y Sostenibilidad” celebrada en Zaragoza en el año 2008. Soñar con el agua en Mumbay es lo que hace una niña, Nandini, cada día. En un país de tantos contrastes sobra el agua para unos pocos y falta para otros muchos. Repartir el agua no resulta fácil.

Agua que se ha convertido en un sueño debido al COVID-19. En estos momentos, disponer de agua suficiente y de calidad es todavía un ilusión mayor, pero en este caso también está mal repartida. Leímos en una Web americana que millones de personas no tienen agua para combatir el coronavirus. Dicen las cifras del Banco Mundial que por más que Latinoamérica disponga de casi un 31% de las fuentes de agua dulce del mundo, casi 37 millones de personas no tienen acceso al servicio de agua potable. ¿Qué puede suponer eso si allí llega la pandemia? Ahora, según UNICEF-OMS alrededor del 82% de la población de Latinoamérica tiene acceso a agua potable segura, mientras que solo el 37% a un saneamiento seguro; qué decir de lo que está ocurriendo ahora mismo en África, en donde si la pobreza se alía con la pandemia puede componer un aterrador escenario. Tendrán que apelar muy fuerte a Yemayá reparta agua por Nigeria o que el dios Anzar haga lo mismo en el norte. Agua suficiente para mejorar la economía pero también la salud. Por eso, el lavado de manos varias veces al día es fundamental. Si alguien tiene alguna duda, solamente debe mirar la página de Unicef, que habla de lo importante que es el lavado de manos y otras cosas que relacionan agua con higiene y salud.

El agua es un vehículo en donde viaja la salud, se ha convertido en una de nuestras mejores aliadas contra el coronavirus. En nuestros países ricos la potabilizan añadiéndole el hipoclorito –lejía- y otros desinfectantes para destruir los posibles patógenos que pudiera tener en origen. También dentro de ella viajan los desinfectantes que lanzan los equipos que limpian ahora más que nunca nuestras calles, ciudades y estancias –como hospitales, residencias de mayores y lugares de tránsito-. En ella se disuelve el jabón (con sus sales y triglicéridos) que protege nuestras manos una y otra vez de las posibles trazas del coronavirus. Con ella, convenientemente calentada y con los aditivos necesarios, se lavan buena parte de los materiales reutilizables para luchar contra la pandemia. Seguro que el personal sanitario se acuerda de ella cada vez que se prepara para su trabajo, cuando se ducha en casa tras una jornada agotadora, porque le transfiere antisépticos o desinfectantes útiles. Así se lleva los patógenos víricos no se sabe dónde; tampoco nos importa mucho ahora. Bastantes cosas aprenderemos de esta pandemia, seguro que un nuevo sueño de todos será valorar el agua cada día más, para usarla mejor y querer repartirla. Ahora mismo, merece el mismo aplauso, al menos con el pensamiento, que la ciudadanía confinada lanza en España al personal sanitario y de otros servicios esenciales. Porque el agua también será sensible a los afectos, imaginamos.

No debemos despertar del sueño de Nandini hasta que consigamos que llegue a todo el mundo, que dé salud a la gente.

Disfrutar del canto de los pájaros

Un paseo por la orilla de un río reconforta. Solamente mirando con atención se despiertan los sentidos. Nos inundan colores que nos amplían los horizontes buscados, que son distintos a la llegada y cuando nos vamos, porque depende de cómo reciben y reflejan los rayos del sol, imágenes nada estáticas que cambian casi cada metro que recorremos. Qué decir si volvemos pasados unos días. La vegetación es una y muchas a la vez; la del suelo, distinta a todas, no se molesta en competir con esos árboles cercanos de portes tan diferentes. No conocemos sus nombres, da lo mismo. Son singulares y forman conjunto, no sabemos si obedecen reglas o no, tampoco importa demasiado. Si lo pensamos bien, pasear por la orilla del río es algo así como mirar un cuadro; cada uno vemos algo distinto por mucho que te lo expliquen. Sabido es que nadie pasea con la mente vacía, por ellas fluyen recuerdos de otras experiencias. ¡Cuánto nos acordamos de Machado y sus paseos por la orilla del Duero, de aquel poema al olmo herido!

También cambian mucho los sonidos del río. Nos gusta escuchar cómo se expresa el agua. Observemos esas imágenes de la ribera e intentemos ver si nos sugieren algo con claridad o solamente susurran. Imaginemos qué querrá decirnos el agua que fluye por el río. Seguro que emitirá señales, acaso desea explicar temores o hablarnos un poco de su historia. Escuchemos una parte de las grabaciones de dos ríos distintos; no hace falta identificarlos. Serán simplemente el A y el B. Anotemos impresiones y emociones que nos provocan, si nos indican algo. En este otro ejemplo, lo identificaremos como C, ya se mezclan lenguajes diferentes. Suponemos que evocan algo más a quienes quieren escuchar.

Es difícil encontrar algo más bello que el poema Pájaro del agua de Juan Ramón Jiménez, que no resistimos a reproducir aquí: Pájaro del agua/ ¿qué cantas, qué encantas?/ A la tarde nueva/ das una nostalgia/ de eternidad fresca,/ de gloria mojada./ El sol se desnuda/ sobre tu cantata./ ¡Pájaro del agua!/ Desde los rosales/ de mi jardín llama/ a esas nubes bellas,/ cargadas de lágrima./ Quisiera en las rosas/ ver gotas de plata./ ¡Pájaro del agua!/ Mi canto también/ es canto de agua./ En mi primavera,/ la nube gris baja/ hasta los rosales
de mis esperanzas./ ¡Pájaro del agua!/ Amo el son errante/ y azul que desgranas/ en las hojas verdes,/ en la fuente blanca./ ¡No te vayas tú,/ corazón con alas!/ Pájaro del agua/ ¿qué encantas, qué cantas?

Todos sabemos que en una ribera nunca faltan los sonidos de los pájaros. Se puede oír sin más o realizar una escucha atenta. Incluso hay alguien que logrará identificarlos. Quien lo desee puede viajar sin moverse de casa hasta el Museu del Ter para conocer a los pájaros del río, para identificar alguno, para disfrutar de sus cantos e incluso competir con quienes nos acompañan en casa para identificarlos. Pero la riqueza interactiva de este museo no acaba ahí. Los ríos son como la paleta de una artista llamada naturaleza. Al Ter también le pintó una variada vegetación de ribera, en la que colocó múltiples macroinvertebrados, bastantes peces, varios anfibios y algunos mamíferos. Esta Web es muy interesante. Hay que detenerse a mirar. Habla de los pájaros invernantes, estivales, residentes todo el año. Por cierto, se puede descargar el contenido en PDF.

Hay mucha gente por ahí aficionada a la ornitología. Es la que nunca se pierde lo que nos cuentan los de SEO/Bird Life. Permiten observar las aves en directo, una maravilla lograda mediante una instalación de cámaras que no provoca ninguna molestia a las aves –en este caso cernícalo primilla, lechuza común, buitre negro o halcón peregrino- ni cuando están criando. Se empeñan en llevar la naturaleza a las ciudades. Además, tienen una Guía de aves extraordinaria, para disfrutar de su belleza y muy útil cuando toque hacer algún trabajo en clase. Incluye dibujos, características de cada especie, lugares de España en dónde se pueden avistar, etc. Todo un lujo del que hay que disfrutar muchas veces, también elaborar fichas con los pájaros preferidos, los que hay que proteger, los invernantes o veraneantes, etc. Por cierto, el 20 de marzo fue el Día Mundial del gorrión, cuya población está descendiendo de forma alarmante en todo el mundo.

Por si no se sabía, ya está digitalizado el mayor archivo científico de animales del mundo Macaulay Library; nada más ni menos que 150.000 audios. Digamos que unas 9.000 especies (muchos pájaros pero también ballenas, elefantes, ranas y primates entre otros nos mandan sus sonidos).

Más de una vez nos habremos preguntado qué querrán decir los pájaros con sus cantos. Imaginémoslo: se contarán lo que hicieron el día de antes, o los planes que tienen para ese día. Otras veces emitirán llamadas de aviso, de búsqueda, o se sentirán contentos simplemente y querrán que el resto lo sepan. En más de una ocasión advierten a otros colegas de que están en territorio privado, o eso creen, pues en la naturaleza no hay fronteras. Escucha el canto de algunos de estos pájaros; y jugar en familia a adivinar lo que quieren decir es un placer que nadie se debería perder. Con ellos se podría componer una bella sinfonía que titularíamos “La naturaleza alada habla”. Para quien no lo sepa, los pájaros son protagonistas en la música clásica como se explica Julio Andrade en este artículo; quién lo desee, seguro que enlazará fácilmente con las obras citadas. Por ahora facilitamos la entrada a la soberbia interpretación de Emmanuelle Bertrand de El canto de los pájaros de Pau Casals, símbolo de la paz y libertad en todo el mundo, de la cual también se puede disfrutar en otras versiones orquestadas. También a El lenguaje de los pájaros de Jean Sibelius por la NHK Shympony Orchestra.

Quienes amen la literatura no pueden perderse el poema El vuelo de Pablo Neruda, y el relato El príncipe feliz de Oscar Wilde. El multiforme canto de los pájaros, que sin duda expresa tanto esperanzas como temores, se expresa de muchas maneras.

Disfrutar de los pájaros sin salir de casa, por ahora. Todo un lujo que nadie debería perderse. Después, habrá que buscarlos en la naturaleza real.

Visita virtual al Parque Natural o Espacio Singular

Sin salir de casa se puede disfrutar de la naturaleza y ampliar la dimensión de nuestra reducida habitación. La imaginación nos lleva a lugares desconocidos. Si no que se lo pregunten a Julio Verne, que sin viajar fue capaz de viajar por el fondo del mar, dar la vuelta a la tierra y hasta llegar a la Luna.

Nuestra propuesta de viaje es más sencilla. No hay que buscar lo extraordinario sino disfrutar de lo sencillo. Se puede ir cerca o lejos, aquí vamos a sugerir algunas visitas, pero cabe disfrutar de muchas más. Simplemente hay que indagar si cerca tenemos algún enclave natural para que la familia al complejo viaje en estos días que no puede salir de casa. Interesa que cada miembro diga qué quiere ver, qué le parece que va a encontrar. Si hay pequeños en casa, habrá que guiarlos en el descubrimiento de cosas o irles contando historias sobre el sitio elegido. Estaría bien guardar algo sobre los lugares visitados en una carpeta del escritorio del ordenador para que quienes no nos hayan acompañado esta vez puedan verlo, o para volver nosotros mismos a disfrutar de los paisajes. Vayamos con ello.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido dispone de una completa visita virtual. No costará mucho localizarlo en un mapa. Sí, se enclava en los Pirineos españoles. Una vez allí, hay varios itinerarios para descubrir. Se puede mirar el cielo desde el Bosque de las hayas –qué tienen esos áboles para atraernos tanto–, viajar con el agua por las Gradas de Soaso –quién sería la persona afortunada que le pondría el nombre de gradas–, disfrutar de una vista aérea del parque desde una altura de 5.000 metros –hay pájaros que lo hacen–, maravillarse del Cañón de Añisclo –ese tajo a la roca caliza que parece hecho de artesanía- que ha excavado durante siglos el río Vellos. La posibilidad de ver fotos o acercar otros rincones permite maravillarse de la acción de las aguas a la hora de esculpir estos espacios, o de ascender a las cumbres como el Monte Perdido sin moverse de casa. Quienes quieran volar mucho más, como si fueran pájaros pueden realizar otras visitas virtuales. Hay varios enlaces en Youtube que pueden servir.

La visita sirve para reconocer el valor de los espacios naturales protegidos, para interrogarse, jóvenes y adultos, sobre las ventajas e inconvenientes de hacerlas así. Por cierto, existe una red española de espacios protegidos bajo la figura de Parques Nacionales, pero cada Comunudad Autónoma tiene su propia red de espacios protegidos. También una red internacional Natura 2000, que guarda la naturaleza y la biodiversidad europea. Se puede consultar los espacios de tu provincia poniendo simplemente el nombre detrás del identificador general.

Pero como hay también gente aventurera pueden viajar más lejos, sin necesidad de tomar un avión. Por ejemplo, hasta Yosemite. En una visita virtual se aprecia la majestuosidad de Mariposa Grove of Giant Sequoias; quedarse extasiado sin haberse cansado viendo las cimas de Half Dome, la aventura de Yosemite Falls y la espectacularidad del Glacier Point; explorar zonas tan bellas como Tuolumne Meadows , Hetch HetchyForesta Wawona. Habrá que comentar qué sensaciones produce llevar a cabo esa visita virtual, si se conocía algo del parque, si se sabía dónde está enclavado. Sobre todo, interesa ver de lo que es capaz la naturaleza cuando la dejan sola y le dan tiempo.

Como tras cualquier visita surgen curiosidades, cabe indagar mucho más. Así mayores y pequeños pueden apreciar la riqueza de los ecosistemas. Nada se ha dicho hasta ahora de los animales o plantas que pueden albergar estos santuarios, cofres o reservas de la biodiversidad. Existen webs que informan de quiénes viven allí. También se pueden guardar fichas de ellas en esa carpeta. No hay que escribir mucho de esas plantas o animales: por qué nos atraen, qué tienen de particular, etc. Alguna de ellas se puede adoptar como mascota virtual; seguro que apetece conocer más de ella y contarlo a quien quiera escuchar. Cuando regresemos a clase, que esperemos que sea pronto, hay que contar en el aula lo que hemos aprendido. Incluso ahora mismo podemos invitar a nuestras y nuestros compañeros.

No hay que olvidarse del espacio protegido que tenemos cerca. Hay que indagar en la Web y acudir a disfrutar de los enclaves una vez que ya podamos salir de casa. Puedes consultarlos en poniendo Red Natura 2000 añadiendo detrás el nombre de tu comunidad autónoma.
¡A disfrutar sin salir de casa!

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/05/07/actividades-para-vivir-el-medioambiente-desde-casa/

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Entrevista a Luis García Montero: “La cultura es fundamental para evitar el miedo y la manipulación totalitaria”

Entrevista/21 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

García Montero es un hombre de convicciones, más que de esperanzas. Tiene la convicción de que esta pandemia debe hacernos luchar por la igualdad y la libertad, también por reivindicar los servicios públicos, como la sanidad, o la economía productiva y de sostén de la vida frente a la especulación. Y, por supuesto, defiende el papel de la cultura no como simple entretenimiento sino como «la imaginación moral de las personas».

El poeta Luis García Montero es, también, el director del Instituto Cervantes, la “embajada cultural” española en el mundo; una institución que, comenta, ha sufrido un importante impacto debido al parón de su actividad presencial. Está convencido de que la cultura tendrá un papel importante, ahora y tras el desconfinamiento, así como las políticas con la mirada puesta en la economía productiva y en el sostenimiento de la vida. Aunque, confiesa, “no soy hombre de muchas esperanzas”, sí tiene la convicción de que “será muy importante defender los mejores valores y la convivencia”.

¿Cómo es un día “normal” en su vida, ahora, confinado en casa?

Bueno, el confinamiento lo llevo bien porque estoy acostumbrado a leer, estudiar y escribir, que son actividades que tienen mucho que ver con saber quedarse en casa y vivir un mundo propio en una butaca. Compagino los trabajos en el Instituto Cervantes con la recuperación de actividades académicas como estudiar a fondo la bibliografía de un trabajo de ensayo para la Universidad. Estoy más afectado por la desolación general, la muerte, la enfermedad y los problemas económicos, que por estar mucho tiempo en casa.

El de la cultura es uno de los sectores que ha tenido que parar en seco. ¿Cuál es el espacio que debería ocupar en este confinamiento? 

Yo creo que cualquier momento es bueno para decir que la cultura es un bien esencial. No es ningún entretenimiento, sino algo que tiene que ver con la formación de las personas. No hay democracia sin educación ni cultura. Son valores que van unidos. En la cultura más neoliberal se identifica la actividad cultural, el teatro, el cine, la literatura, etc… con el entretenimiento barato y zafio. Pero creo que la cultura es la imaginación moral de las personas. Además, vivimos en un tiempo de grandes bulos, de manipulaciones personales a nivel de sentimiento, y es mucho más fácil de manipular a los incultos que a los que tienen una conciencia formada.

Está claro que la cultura, la literatura específicamente, pueden ayudarnos a sobrellevar esta situación. ¿Cómo cree que podría ayudar también a construir el día después?

El día después va a significar muchas cosas. En primer lugar una vuelta a la normalidad. Hay personas que en su idea de la normalidad necesitarán ir a un campo de deportes, o a un centro comercial, pero también necesitarán ir al cine, al teatro, a librerías, a bibliotecas… En ese sentido va a ser parte de la conquista de la normalidad. En segundo lugar, habrá que decidir en esa normalidad qué respuestas se dan a las novedades surgidas después de la pandemia. Me preocupan, por ejemplo, el fortalecimiento del Estado y de lo público. Creo que la situación de la sanidad pública debería ser un ejemplo de qué es lo que tiene que ser lo público dentro de una convivencia democrática. Me preocupa la libertad. Consolidar lo público al tiempo que se consolidan las libertades es fundamental para una sociedad democrática que quiera evitar el miedo y la manipulación totalitaria, y para eso la cultura es fundamental.

¿Cómo interpreta lo ocurrido con el ministro de Cultura y una parte del sector en los últimos días y la campaña de #ApagónCultural?

Se debe comprender que en cultura ya llueve sobre mojado porque hubo muchos recortes en la crisis anterior, y porque los presupuestos de Cultura en España son, desde hace muchos años, muy modestos comparados con el resto de los países de nuestro entorno. Nos parece muy importante la propuesta del Ministerio de Cultura de que habrá que firmar un gran pacto por la cultura, en el que se vinculen ayuntamientos, comunidades autónomas, el Estado y otras entidades.

Esta situación, inédita, ha hecho más evidentes algunos problemas estructurales que tenemos. Tal vez, entre los más importantes, el de la desigualdad. ¿Hay esperanza para la mejora?

No soy hombre de muchas esperanzas, pero sí de convencimientos y de respeto a algunos valores. Soy muy consciente de lo que ya diversos autores han planteado, que la distancia social no va a ser solo física sino también laboral, salarial y económica. Y se van a crear más distancias entre sociedades ricas y pobres, y entre las élites económicas y la gente normal con problemas económicos. Un pensamiento democrático debe defender la hermandad de la libertad y la igualdad. De igual forma que la historia nos ha enseñado que es falso un sistema que defiende la igualdad por encima de la libertad, porque termina en dictadura y corrupción; lo mismo sucede al contario, defender la libertad por encima de la igualdad, porque termina en autoritarismo, no del Estado, sino de los monopolios económicos que controlan el Estado. Tan importante es defender la igualdad como la libertad.

Hace unos días se preguntaba en un artículo si seremos más sabios después de esta pandemia… ¿Lo haremos?

Tengo pocas esperanzas. Del mismo modo que creo que el libro ha superado pandemias y catástrofes; veo también que llevamos siglos con pandemias y catástrofes sin aprender la lección. Los mismos egoísmos, ambiciones e injusticias de siempre. Tengo la convicción de que será muy importante defender los mejores valores y la convivencia, pero no estoy esperanzado de que sea algo seguro. Habrá que luchar, combatir, esforzarse y encontrar buenas salidas a este mundo que estamos soportando.

Otra de las cosas que podemos ver estos días es la división grande entre una sociedad solidaria y que se preocupa de los demás y la del miedo al otro, al diferente, el extranjero…

Así es. El miedo al extranjero es pensar que la diversidad es una amenaza y que el otro es un enemigo. Eso, por desgracia, es asunto del racismo, que es solo un síntoma de que se está cultivando mucho el miedo. Si uno ve las noticias, verá que la importancia del coronavirus, los contagios, la muerte… ha sustituido a una dinámica informativa que daba protagonismo a los crímenes y catástrofes. Existe el crimen, pero no tan protagonista es el crimen como una inercia informativa que olvida otras cosas. Me parece que el miedo ha sido siempre un hecho de manipulación social para romper los lazos colectivos y convertir al vecino en una amenza y romper la falta de pertenencia y la reivindicación de los valores públicos. Lo del coronavirus va a tener que ver mucho con esto. Debemos no caer en las redes del miedo, y no considerar al otro una amenaza, sino una persona que merece respeto y debe entendernos.

También ha sacado lo obvio a la luz: la vida necesita ser sostenida y lo hace, principalmente, por sectores denostados o infravalorados: trabajadoras de supermercado, camioneros, personal sanitario,  limpiadoras… Lo recordaba usted también en un artículo hace unos días de la mano de Machado: “En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva». ¿Qué le evoca este texto a día de hoy?

Me evoca la fe, la necesidad de pensar que existe una realidad de carne y hueso que va a ser más fuerte que las realidades virtuales. Es un problema que ahora la economía productiva que crea riqueza haya sido sustituida por la especulativa que favorece la acumulación de fortunas, que no produce para la sociedad. Esta pandemia nos ha recordado que lo fundamental para la sociedad es el mundo productivo, que se dedica a los cuidados, a la vida, y esto es lo prioritario, y no la acumulación de fortunas. Espero que haya en la gente una realidad de carne y hueso que no sea sustituida por una virtualidad de bulos y mentiras que fragmenta la opinión pública. Es fundamental devolverle el respeto a esos sectores productivos en los que se sostiene realmente la vida. Respetar el mundo del trabajo y preguntarse de qué manera progresar defendiendo los cimientos de la convivencia.

¿Cómo ha afectado la pandemia a los trabajos del Instituto Cervantes?

El Instituto Cervantes se ha visto muy afectado. Como institución cultural de Estado hemos tenido que cambiar nuestras labores presenciales por proyectos en línea y actividades culturales, académicas y bibliotecarias virtuales. Hemos tenido que cerrar todos los centros. La plantilla ha dado un respuesta muy loable y estamos intentando mantener las labores del Instituto en un mundo confinado. Para nosotros tiene un repercusión grave, aunque somos una institución del Estado, una parte muy importante del presupuesto, que nos permite funcionar, depende de los ingresos de las clases presenciales, certificaciones del español como el CCSE y el DELE, etc… Todo eso se ha tenido que suspender, con lo que el Instituto Cervantes es también un proyecto económico que está en riesgo sufriendo los confinamientos. Es un riesgo a gran escala, porque estamos en 87 países, y tenemos los mismos problemas que tienen los sectores que necesitan mantenerse de los ingresos que da su actividad.

¿Cree que tendrá un impacto negativo la situación en España como uno de los principales focos de la pandemia en el futuro de las sedes de Instituto en otros países?

Esto nos sirve para valorar la importancia de la diplomacia cultural española. Es muy importante evitar cualquier tentación de unir la imagen de nuestro país a la idea de una infección, un contagio, un problema, que tenga que ver con la pandemia. Primero, porque sería injusto, en España no ha surgido esta pandemia. Segundo, porque hay países tan afectados como España, como son Estados Unidos, Francia, Inglaterra, etc… que tienen unas cifras de muertos y afectados parecidas o mayores que las nuestras. Y tercero, porque para hacer un análisis serio de la situación habría que analizar muchas claves. Por ejemplo, España es uno de los países con mayor expectativa de vida, al llegar una pandemia con estas características es normal que afecte más. Además, aquí el trato humano y las distancias cortas, son costumbre. Y esa cosa tan positiva de nuestra sociedad, se ha vuelto en contra. Estos dos factores se deberían tener en cuenta, en vez de reducirlo todo a las cifras. Yo no me quedaría tranquilo si dijera que en Estados Unidos, Francia, etc… ha habido más víctimas, porque habría que analizar otros detalles. Es un camino sucio y con mala salida. España no es un país peligroso por haber tenido este contagio. La única manera es potenciar la diplomacia cultural y defender España desde otra perspectiva y no desde la coyuntura de esta pandemia. Por ejemplo, poniendo de relieve la sanidad pública, el hecho de que podemos llamar a las 3 de la madrugada a un médico sin ningún coste, y que los tratamientos son gratuitos. Eso es lo que tenemos que cuidar.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/18/la-cultura-es-fundamental-para-evitar-el-miedo-y-la-manipulacion-totalitaria/

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Violencia de género sí ha aumentado desde el inicio del confinamiento: UNAM

América/México/20/05/2020/Autor: DGCS UNAM/Fuente: desinformemonos.org

Para identificar y combatir la violencia en casa, así como facilitar una mejor convivencia durante el confinamiento, la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM emitió dos publicaciones donde propone acciones y recomendaciones sobre qué hacer.

De acuerdo con la entidad universitaria que encabeza Tamara Martínez Ruiz, la violencia de género ha aumentado en el hogar desde el inicio del confinamiento -en marzo pasado- por lo que es importante saber qué hacer ante esa situación y a quién acudir.

La violencia contra mujeres, niñas y adolescentes es una violación a los derechos humanos de proporciones pandémicas en el espacio público y privado, afirma.

Asimismo, menciona los tipos de violencia para que quienes sean afectadas puedan identificarla, y brinda los pasos y números de contacto para denunciar y ser atendidas.

Existe la violencia psicológica y verbal, que provoca daño emocional y disminución de la autoestima; la física, que daña el cuerpo de otra persona; el acoso cibernético, que utiliza la tecnología para amenazar, avergonzar, intimidar o criticar a otra persona; la sexual, que involucra cualquier acción que vulnere el derecho de la mujer a decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva, y la económica o patrimonial, que menoscaba los recursos económicos o patrimoniales de la mujer.

La Coordinación sugiere que si alguien se considera en peligro, es recomendable tener a la mano los documentos de identidad, llamar a familiares o amistades para informarles, y tener una maleta con varias mudas de ropa.

Mejor convivencia

En otra publicación, la Coordinación para la Igualdad de Género presenta acciones que se pueden implementar para favorecer la convivencia con perspectiva de género y lograr una relación menos conflictiva.

Entre ellas menciona la conciliación, que favorece una mejor relación entre el trabajo a distancia, las labores domésticas, los cuidados, la vida personal y la familiar.

Otra es la corresponsabilidad, que implica el reparto equilibrado de los quehaceres domésticos; el cuidado de los hijos, los adultos mayores o personas enfermas y mascotas; y una distribución equitativa del tiempo que hombres y mujeres emplean en estas labores.

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/violencia-de-genero-si-ha-aumentado-desde-el-inicio-del-confinamiento-unam/

Las publicaciones pueden consultarse en los siguientes vínculos: 

ceta.unam.mx/wp-content/uploads/2020/05/igualdad002.pdf

https://www.gaceta.unam.mx/wp-content/uploads/2020/05/violencia.pdf

Publicado originalmente en DGCS UNAM

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Tres desafíos para estudiantes en aislamiento

Por: Sofía García Bullé

En tiempos de aislamiento, las actividades de apoyo, como juegos o retos, pueden ser de gran ayuda para la salud mental, el bienestar emocional y la presteza de aprendizaje. 

El cierre de miles de universidades alrededor del mundo ha puesto en jaque la continuación de los ciclos escolares en todos los niveles. Herramientas como Zoom, Google Docs y YouTube han permitido digitalizar los contenidos educativos, compartirlos en tiempo real e interactuar con los alumnos.

El periodo escolar ha continuado en esta capacidad virtual, pero ante los efectos de un aislamiento a largo plazo, han surgido convocatorias, retos y contenidos de todo tipo para mantener a las personas motivadas y entretenidas.

Desde hashtags que motivan a los alumnos de una escuela de arte a practicar, hasta lecciones de ingeniería diseñadas como juegos para niños, diversas instituciones y organizaciones se han esforzado por crear retos que mantengan a los estudiantes prestos para continuar el aprendizaje apenas termine el tiempo de aislamiento, presentamos algunos ejemplos.

Retos para motivar a tus estudiantes

1. Enséñanos cómo prácticas

En artículos anteriores hemos hablado sobre actividades colaborativas que han realizado instituciones educativas para la difusión del arte y el cuidado de la salud emocional de los estudiantes. El mes pasado, la Orquesta del Tec de Monterrey publicó un video que mostraba la participación de un grupo completo de estudiantes para ejecutar piezas musicales.

También en abril, La Escuela de Música Sarah McLachlan lanzó un desafío a estudiantes y el público en general bajo la hashtag #showushowyoupractice, en la que se convoca a todos los que practican disciplinas musicales que se graben explicando su proceso de práctica y lo compartan en las redes de la institución.

Figuras de la talla de Brandi Carlile, Jann Arden y la misma Sarah McLachlan han participado en el reto. Además de maestros, estudiantes y amantes de la música en general.

“Nuestra meta principal es inspirar a nuestros jóvenes en estos tiempos de soledad a escapar con sus instrumentos, ya sea un teclado, guitarra, bajo, ukelele, batería, libreta de partituras o su voz…”, dijo McLachlan, fundadora de la escuela, agregando que parte del objetivo también es hacerles saber que comprometiéndose a la práctica diaria pueden mejorar su salud mental y animar su espíritu.

Para participar en el reto solo es necesario etiquetar a @sarahschoolofmusic en un video donde expliques tu proceso de práctica y muestres la ejecución, ya sea en Instagram, Facebook o Twitter.

2. Un desafío de aprendizaje de 21 días

El aprendizaje y el desarrollo personal no deben parar en tiempos de aislamiento. Bajo este principio, Vendatu, plataforma de tutoría y aprendizaje en línea líder en la India, lanzó una campaña trabajando en forma cercana con influencers y expertos para establecer retos de 21 días en diversas disciplinas.

La idea es motivar estudiantes de todo tipo a aprender una habilidad nueva. Por lo mismo está ofreciendo clases gratuitas para educandos entre los estándares 1 a 12 JEET y NEET. En el canal de Youtube de Vendatu ya pueden verse playlists con retos para aprender nuevos idiomas, yoga, origami y otras habilidades.

“Nuestra meta principal es inspirar a nuestros jóvenes en estos tiempos de soledad a escapar con sus instrumentos, ya sea un teclado, guitarra, bajo, ukelele, batería, libreta de partituras o su voz…”

Para participar en el reto solo se necesita tomar una foto o hacer un video de algo nuevo que haya aprendido ese día en el camino al dominio de una disciplina, y etiquetar a @vedantulearns con los hashtags #21DayLearningchallenge #LearningWontStop.

3. Juegos de ciencia

Enseñar a los niños sobre ciencias puede ser complicado en tiempos de aislamiento, sobre todo bajo el esquema formal de una lección tradicional, pero, ¿y si se trata de un juego? Dyson, a través de la fundación James Dyson, se dio a la tarea de elaborar 44 retos didácticos para aprender principios de ciencia e ingeniería jugando.

Con un juego de cartas, diseñadores de Dyson ponen a niñas y niños de 7 años y mayores a prueba. El juego completo consta de 22 retos de ciencias y 22 de ingeniería, además de contar con actividades tan diversas como construir un auto impulsado por un globo o un puente de spaguetti.

Los desafíos y las instrucciones para realizarlos se encuentra en la página de la fundación.

¿Has invitado a tus alumnos a que realicen algunos de estos desafíos?, ¿o diseñado  juegos o retos para mantenerlos motivados? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/retos-para-estudiantes-en-confinamiento

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«El Gobierno aprovecha el estado de alarma para acabar con los centros de Educación Especial»

Por: Carlota Fominaya

Las distintas entidades afectadas se quejan del cierre de los colegios de educación especial se está pergeñando en una época en la que nadie puede defender

El vídeo de Mago More sobre el cierre de colegios especiales que no le gustará a Pedro Sánchez

«El Gobierno está aprovechando el confinamiento para acabar con los centros de Educación Especial», afirma Julián Ruiz, presidente de la Asociación Nacional de Centros de Educación Especial (ANCCE). «Quieren traspasar, en 10 años, a todos los alumnos con discapacidad intelectual de los centros especializados a colegios ordinarios», remarcan desde la plataforma Inclusiva sí, Especial También. Esto supondría el cierre de los 477 centros de este tipo que hay en España, donde estudian 37.136 alumnos con necesidades especiales y que suponen el 0,45% del total de la población escolar. De forma paralela, hay 1,89 millones de alumnos con necesidades educativas especiales matriculados en centros ordinarios (el 23,1% de la población escolar), a los que se adapta currículos y métodos de enseñanza.

Las distintas entidades afectadas se quejan de que el cierre de los colegios de educación especial se está pergeñando en una época en la que nadie se puede defender: «Durante este tiempo de confinamiento, concretamente el pasado jueves, 24 de Abril, el Gobierno reactivó la tramitación del Proyecto de Ley de Educación, con el que pretende eliminar los Centros de Educación Especial, para lo que se da un plazo de 10 años. Sorprende que esta tramitación se haya llevado a cabo de espaldas a la opinión pública y estableciendo unos plazos de presentación de enmiendas difíciles de cumplir», señala el presidente de ANCCE.

En efecto, corroboran desde Inclusiva sí, Especial También, «con el agravante que desde la declaración del estado de alarma histórico como el que estamos viviendo en España, el Gobierno ha suspendido los plazos administrativos y procesales, cosa que no ha sucedido con los trámites parlamentarios». Durante las semanas anteriores al estado de alarma, añaden desde esta entidad, «pedimos a la responsable de Educación y Universidades del PSOE, M. Luz Martínez Siejo, la eliminación de la controvertida y polémica disposición adicional cuarta de la Ley. Si Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias no querían cerrar los colegios de Educación Especial como venían manifestando públicamente, no tenía ningún sentido dicha disposición. Sin embargo, el texto que se está tramitando sigue incluyendo la Disposición Adicional Cuarta», advierten.

Familias de niños con dificultades y profesionales de la educación Especial ya han manifestado reiteradamente su preocupación y desacuerdo con el cierre de los colegios por una decisión que, «evidentemente no ha sido consultada ni a los padres, ni con los profesionales de los colegios». «¿Cómo va a estudiar en un colegio ordinario mi hijo Lucas, de cuatro años y con síndrome de Down? No son iguales los estímulos que necesita él que los que puedan necesitar sus hermanos mayores, sin esta discapacidad, u otros niños con autismo o con Asperger», se pregunta por ejemplo Luis Rojo, vicepresidente de la plataforma «Inclusiva Sí, Especial También».

Jose María Escudero, presidente de la plataforma Inclusiva sí, Especial También, con su hijo Jaime
Jose María Escudero, presidente de la plataforma Inclusiva sí, Especial También, con su hijo Jaime – ABC

Tampoco sería lo ideal para Jaime, el hijo con autismo de José María Escudero, presidente de esta plataforma. «Jaime estuvo feliz en un colegio ordinario con aula TEA hasta los 6 años y medio. Los niños le querían muchísimo, estaba muy integrado, pero llegó un momento que él no avanzaba al nivel de sus capacidades. En el propio colegio nos recomendaron que para que él pudiera avanzar en función de su capacidades, era mejor que acudiera a un colegio de educación especial. Y así lo hicimos. Muchas veces los padres no lo hacemos por desconocimiento. Se suele pensar que lo normal o lo estándar, es lo mejor para tu hijo. Cuesta mucho dar el paso a la educación especial, pero una vez que estás ahí, dices: «ojalá hubiera ido antes». Porque le cambia la vida al niño, para bien. Encuentras un centro donde se hace un trabajo a medida en función de sus necesidades, no solamente a nivel curricular, sino que también se trabaja la autonomía personal, el autoconocimiento, su bienestar emocional…».

Lo que ocurre es que a menudo, prosigue Escudero, «el tema educativo de estos niños solo se enfoca a nivel curricular. Es decir: si es posible que siga una clase de matemáticas o inglés en un colegio ordinario. Pero para estos alumnos son vitales los aspectos físicos emocionales, sensoriales… Es decir, sentirte integrado o que eres parte de algo. Todo eso te ayuda a desarrollarte, en estos pequeños lo mismo que a los demás o incluso más. Es muy importante que no estén continuamente estresados, con la sensación de que “no llego” o “soy el último de clase”. Eso muchas veces en un colegio ordinario se puede hacer, pero otras muchas veces, no se consigue».

Estos mismos aspectos son los que busca potenciar Alicia, madre de cinco hijos con edades comprendidas entre los 15 y los 6, una de ellas con síndrome de Down. «Para mi son muy importantes los aprendizajes, pero casi lo es más su bienestar emocional y su salud mental. En el caso de mi hija, los primeros años estuvo en un colegio ordinario, pero luego pasó a uno de educación especial, donde no solo está aprendiendo mucho, sino que ha conseguido tener una autoestima alta y sentirse muy acogida y querida entre sus amigos. Para mi es muy importante. Creo que en el colegio anterior, sinceramente, no lo hubiera logrado».

Un sistema educativo que de respuesta global

En cualquier caso, hay algo que esta madre de familia numerosa quiere recalcar: «nosotros no estamos en contra de la educación ordinaria. Ambas modalidades son imprescindibles, pero cada niño necesita una cosa diferente adecuada a su discapacidad, que puede ser una enfermedad rara, un síndrome de Down, autismo, o parálisis cerebral, entre otras muchas. Es muy importante estudiar la situación de cada menor».

El presidente de Inclusiva sí, Especial También, lo corrobora así: «Nosotros lo que decimos siempre es que la discapacidad intelectual es muy diversa, y por eso mismo se necesita un sistema educativo que dé respuesta a todas las necesidades del alumnado. El sistema que tenemos ahora mismo en España es muy amplio, hay educación ordinaria, con aulas TEA, colegios de necesidades especiales... En algunas comunidades autónomas hay educación combinada, que significa que durante un tiempo el menor está en ordinaria y otro en especial… de esa forma se puede dar respuesta. Pero a lo que se tiende con esta Ley es a un sistema único. Mire usted, igual para todos, no es posible, y la que plantea la Ley es un sistema único, sin modalidades de escolarización».

Lo único que estamos pidiendo, concreta Alicia, «es que se quite la disposición adicional cuarta, porque tiene un texto muy ambiguo, y deja la puerta abierta para que nuestros colegios se acaben vaciando tanto de profesores como de alumnos. Si realmente eso no es lo que quiere la ministra de Educación Isabel Celaá – que no hace más que decir que lo que decimos son bulos-, es tan sencillo como quitar esa disposición adicional cuarta, porque estamos en tiempo de enmiendas. Y que ponga por escrito que se van a dotar de recursos ambas modalidades educativas ya que ambas son inclusivas».

«Las decisiones en materia de educación no pueden estar basadas en razones políticas e ideológicas, sino en criterios objetivos y técnicos. Y a todos aquellos menores que necesitan una educación especial les enviamos un mensaje: no los vamos a abandonar», concluye el presidente de ANCEE.

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Confinar, recluir, enclaustrar

Por: Elena Simón

El estado de alarma y el confinamiento que ha venido con él, ha dejado muchas cosas importantes fuera del foco de preocupación de administraciones y sistema educativo. Entre ellas, también, la resolución pacífica de conflictos, teorías y prácticas de cuidados y corresponsabilidad, orientación escolar no sexista, los talleres de Igualdad o la prevención de violencia de género.

Quienes me leen con asiduidad saben que soy muy partidaria de explicar con metáforas los acontecimientos y sucesos, incluso los sentimientos y emociones.

En el estado de alarma en el que estamos, yo siento que mi razón, mi alma y mis sentimientos también están recluidos dentro de una cápsula, esperando oportunidades para ir saliendo. Quizás en esto me parezca al virus coronado, que es oportunista también. Por eso siento que las cuestiones políticas y sociales se están arrinconando en favor de las sanitarias y económicas. Los seres humanos somos pluridimensionales y la salud no sólo es la física sino, como dijo la OMS, ¡ya en 1948! “la salud es un completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Aparte de las afecciones, enfermedades y muertes producidas por el coronavirus, podríamos apreciar que ahora mismo estamos muy mal de salud psicológica y social. Y, quizás también de salud física, porque padecemos miedo, incertidumbre y flojera mental, porque se nos han disuelto nuestros hábitos sociales de relación, porque sentimos mordazas, cadenas y esposas que atenazan nuestras palabras, voluntades y movimientos, porque estamos en estado de reclusión y ni siquiera ya podemos hablar de otras cosas que no sean “éstas”. Se nos están secando los cerebros y las acciones que emprendemos no pasan de ser “peliculeras”, momentáneas, evanescentes y casi, casi sin consecuencias.

El mundo necesita seres humanos completos, sanos, libres e iguales para poder dar pasos adelante en la justicia y el bienestar y precisamente ahora es lo que se nos está limitando y retrayendo. No podemos estar bien -que es la pregunta más repetida en nuestras comunicaciones telefónicas o por redes- porque no tenemos salud y como no tenemos salud tenemos malestares.

Estos malestares también son sociales y colectivos. Por ejemplo: el limitar la educación a unas sesiones lectivas online frente a una pantalla priva de la mayor parte de conocimientos y habilidades que deben adquirirse en la escuela: las relaciones humanas y la resolución de sus conflictos; la interacción intergeneracional e intrageneracional; las acciones y planes culturales intraescolares o extraescolares; el compartir y socializarse en pistas deportivas, comedores y cafeterías, patios y aulas. El ir, venir y permanecer una gran parte del día en un colegio o instituto, uno de los espacios públicos y sociales que se han inventado los últimos siglos para toda la población, tenga o no tenga en su entorno familiar buen trato, ambiente, afecto u oportunidades.

El no disfrute de todo esto puede ser muy eficaz y desde luego imprescindible como mal menor o como bien mayor, si lo comparamos con la interrupción absoluta de las actividades académicas y escolares, formales y no formales, que tendrían que haberse decretado, como parte del confinamiento, aislamiento y limitación de bienes y servicios por mor de la salud colectiva.

Pero todo esto también tiene sus derivas más ocultas: los programas y talleres de formación y aprendizaje complementario se interrumpen de golpe, porque no están en la “centralidad” del currículo obligatorio, evaluable, examinable y medible a través de calificaciones más o menos convencionales.

En esta dirección podemos avistar la ausencia absoluta de todo aquello que, siendo necesario para la vida personal y ciudadana de calidad, no se halla aún contemplado en los planes de estudios contenidos en los currículos oficiales.
Entre toda esta colección de supresiones, se hallaban los talleres de Igualdad, prevención de violencia de género, resolución pacífica de conflictos, teorías y prácticas de cuidados y corresponsabilidad, orientación escolar no sexista, juegos, semanas culturales o conmemoraciones coeducativas. Simplemente, no se realizan. Y también está detenida la ejecución de planes de igualdad y proyectos de innovación coeducativa.

Esto es sólo un pequeño ejemplo de la falta de salud que padecemos. Si las niñas, niños y adolescentes de estos tiempos ya tienen muchas características narcisistas y exigentes con el cumplimiento inmediato de sus necesidades y deseos, así como una invitación mediática continua a que se aficionen a algo de forma extrema, para tener asegurada una nueva clientela, aquí tenemos el caldo de cultivo adecuado para que florezcan todas estas actitudes y “valores” para nuestra población infantil y juvenil.

Aunque cueste levantarse cada día para ir a la escuela o al instituto ¡Qué suerte poder y tener que ir cada día a la escuela o al instituto!

El estado de reclusión nos ha privado de tanta cosa, que nos sentimos mal y en peligro de sentirnos aún peor por contagio.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/12/confinar-recluir-enclaustrar/

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Entrevista a Carlos Skliar: «Un mundo en estado de excepción no puede pedirle a la educación normalidad»

Entrevista/14 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

El escritor y pedagogo Carlos Skliar se muestra algo excéptico sobre los aprendizajes que puedan sacarse de esta crisis del Covid-19 que vivimos. El sistema de mercado, dice, es capaz de reponerse de las crisis y la sociedad, en muchos casos, se muestra acrítica con lo que ocurre. Un ejemplo puede ser el modo en el que los sistemas educativos siguen queriendo funcionar con «normalidad» en donde ya no queda nada «normal».

Carlos Skliar es muchas cosas: escritor, pensador, investigador y pedagogo. También es investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, CONICET, e investigador del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Argentina. Desde hace años tiene la vista puesta en la infancia y en las diferencias. Ha desarrollado lo que ha dado en llamar pedagogía de las diferencias, de hecho, y reflexiona sobre el papel que estas tienen en el mundo. Hablamos con él para saber cómo está viviendo estas semanas y para reflexionar sobre la educación en estos momentos de pandemia.

La contraposición habitual entre contenidos y competencias la evita para hablar de la necesidad de otros contenidos y formas de hacer, no solo ahora sino en general en la educación. Dar cabida a temas que implican una conversación sobre la vida y la realidad, dejando a un lado aquellos que parecen sacados de «los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas».

¿Cómo está pasando este tiempo en Buenos Aires? ¿Cómo está siendo allí la pandemia, el confinamiento?

En Buenos Aires en particular, y en Argentina en general, hemos tenido la suerte de un Estado presente desde el comienzo, atento a la experiencia dramática de otras partes del mundo y, aun viviendo una situación de pauperización que se venía arrastrando desde hace un tiempo, consciente de que la dicotomía entre salud y mercado es falsa. El confinamiento sigue siendo estricto desde hace más de un mes, en general se lo ha respetado, pero suenan algunas alarmas a propósito de las violencias de género, las violencias hacia niñas y niños, y las difíciles condiciones económicas de quienes no pueden buscar su sustento diariamente,

En España, después de casi dos meses de encierro, niñas y niñas han salido a la calle ¿Cómo está siendo en la Argentina?

Todavía hoy, a fines de abril, las niñas y niños no han podido salir a la calle y ya hay una serie de medidas que indican que pronto lo harán. Se percibe ese aire enrarecido en las calles cuando, al salir por un trámite o una compra o para ayudar en algún centro educativo u hospitalario, no se ven ni niñas, ni niños, ni ancianos. El extrañamiento, para mí, es mayúsculo: el paisaje ciudadano está despojado de sus edades más frágiles, más esenciales.

Durante estas semanas de confinamiento, y las que quedan, aquí se intenta que el curso siga con cierta normalidad. Parece que darlo por terminado (quedan dos meses por delante) es excesivo, injusto. ¿Cómo lo ve usted?

Tengo una opinión desde los márgenes al respecto. Un mundo en estado de excepción, una vida puertas adentro, una sociedad amenazada y el distanciamiento social no pueden pedirle a la educación ni “normalidad”ni “habitualidad”. Por un lado creo que lo que nos salva es cierta ritualidad, sí, pero no una determinada repetición. Me da la sensación que dada la contingencia inesperada es hora que la educación revierta su tendencia dócil y adaptativa a las exigencias de la época anterior (el conocimiento lucrativo, la aceleración del tiempo, la híper-tecnología, el vínculo utilitario entre competencias y mercado, etc.) y pueda concentrarse en dos dimensiones poco reconocidas o bien abandonadas: por un lado la conversación a propósito de qué hacer con el mundo y qué hacer con nuestras vidas, justamente ahora que el mundo vuelve a estar en riesgo y que las vidas se han visto confinadas; por otro lado, el hacer cosas juntos que nos devuelvan el tiempo liberado: la narración, el arte, la lectura, el juego, la filosofía.

¿Cree que en este tiempo se está mirando correctamente a la infancia? ¿Hay margen para un cambio de perspectiva, más cercana a la de sus derechos?

Desde hace un tiempo vengo pensando que la época anterior a la pandemia había ya producido una separación dolorosa entre niñez e infancia, es decir, que la mayoría de los niños habían perdido la posibilidad de una experiencia de tiempo de intensidad, no sometida a la lógica de las finalidades, las utilidades, a la exigencia de rendimiento. No solo la niñez habría perdido su infancia sino la humanidad en general. La solución por los derechos me parece una parte del problema, quizá su carácter más enunciativo, pero creo que hay algo más: insisto en que buena parte de la actividad pre-escolar y escolar debería tener como condimento esencial el “devolver” infancia la niñez, esto es para mí lo más formativo, lo que se recordará con el paso tiempo, lo que hará que una nueva generación no se “adultice” tan rápida y dolorosamente.

En su pensamiento está presente la dicotomía entre vida y mercado, entre lo que es la educación y lo que debería ser. La situación actual, el interés de los gobiernos porque los contenidos curriculares sigan, a pesar de las carencias y dificultades de muchas familias y niñas y niños, ¿qué le parece?

Si entendiéramos por contenidos aquellas preguntas, cuestiones, problemas, encrucijadas que a cada momento pone sobre la mesa educativa, si pudiésemos comprender que esos contenidos no pueden solo parecerse a los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas, si creyéramos de verdad que los contenidos configuran en realidad una conversación serísima sobre el mundo y sobre la vida, sean o no curriculares, dar continuidad tiene un aspecto de ritual que a mi modo de ver debe sostenerse. Pero quizá este procedimiento se ha vuelto obsesivo y poco interesante, reduciéndolo todo a sus formas más banales: dar tareas, exigir su cumplimiento, evaluar, y todo a través de mecanismos virtuales. Entiendo la situación de emergencia y la desorientación que nos provoca. Pero: ¿a esto queda reducida la forma –siempre informe, siempre por hacerse- de la escuela? ¿Y la conversación que debería acontecer, por ejemplo, durante y después de una lectura, de un juego, de una información determinada? ¿Y la compañía de los educadores y de pares? El mercado siempre parece encontrar respuestas a sus crisis, pero la educación no puede someterse a esa lógica ni hacer de cuenta que todo sigue tal cual era. Por el contrario, si hubiera alguna oportunidad en este tiempo, es aquella de mostrar esa “anormalidad”y las causas que la produjeron.

Hace unos días leía una entrevista que le hacían en Página 12. Decía en ella: “Dado el agobio de lo real, ¿qué espacio de libertad se puede crear?”. Hoy, dado el agobio generalizado, ¿qué se respondería a usted mismo?

Los espacios de libertad son siempre condicionales o condicionados, y quizá la palabra libertad hoy suene absurda o esté pisoteada. Cuando pienso en la experiencia de libertad lo relaciono con cierta imagen de apartarse, de refugiarse, de cuidarse de ciertos hechos horrorosos que el mundo viene provocando en las vidas; pero no lo hago en términos individuales, auto-referenciales, solo para quienes pueden ejercer una práctica libertaria personal. En educación esta palabra, como también igualdad o solidaridad, no puede ser sino una idea colectiva, y se refiere a la posibilidad de encontrar en las instituciones esos espacios liberados del trabajo y del peso que supone ser adulto en este mundo. En términos más acotados me parece que se puede oponer esa imagen de experiencia de libertad con la exigencia de rendimiento. Una actividad, que en sus orígenes es ofrecida como experiencia de libertad común y enseguida pasa a tener un aire a exigencia de rendimiento, pierde su sentido de presente y de trascendencia.

¿Cree que en estas semanas se ha revalorizado la relación entre maestros y alumnado o que puede afianzarse la idea de que la educación es posible sin docentes?

Había leído tiempo atrás que en cierta literatura especializada ya se anunciaba la educación sin educadores, y me resultaba curiosa la idea, por no decir absurda. La vida en general, no solo la vida escolar, sería impensable sin maestros, sin aquellos con quienes hacernos preguntas, sin aquellos con quienes pensar en voz alta, sin poder escuchar la narración de lo ancestral y no solo de las novedades, sin tener otras referencias adultas fuera de los padres, sin reunirse alrededor de lo público, sin aprender los modos artesanales en que se construyen los saberes, sin ser cuidados y sin la experiencia de la igualdad. Esto define no solo la necesidad de una figura sino también la necesidad de un espacio como las escuelas. Ahora bien: en esta contingencia los educadores están agotados, están trabajando mucho más que antes, deben preparar incluso lo que no puede prepararse de antemano, sin olvidar que en este lado del mundo las condiciones de esa labor siguen siendo precarias, tanto material como simbólicamente.

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes

¿Cuál puede ser el papel de maestras y maestros estos días?

Los partidarios del vínculo unívoco y absoluto entre educación y nuevas tecnologías, como única forma válida de transmisión en el reinado de las sociedades del aprendizaje, están de parabién.

Las escuelas, los colegios y las universidades están vaciadas –y llenas de fantasmas– en sus espacios pero no en sus dictados: todo se hace a distancia, como era de prever, sin olvidar que antes de la cuarentena buena parte de los sistemas educativos tendían a ello o deseaban hacerlo de una buena vez. La tecno-educación ya había invadido las aulas en buena parte de las prácticas y el mercado había apostado decididamente por la creación de una posibilidad cierta de hacer de las instituciones de formación salas virtuales, salvo bellas y contadas excepciones.

Cuánto de lo humano ya era en sí tecnología es algo que puede y debe discutirse, pero la invasión en estos tiempos críticos de recursos, formas, estrategias, diseños, herramientas, buenas prácticas, todos ellos afiliados a la idea de virtualidad es una preocupación que me resulta insoslayable. ¿Qué queda del educador que toma la palabra y la democratiza a través de los sinuosos caminos de las miradas y las palabras de los estudiantes? ¿Qué queda de las formas conjuntas de hacer arte y artesanía, de tocar la tierra, de jugar, bajo la forma tiránica de la pantalla siempre-encendida?

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes, de replicar horarios y rutinas. Como si pudiéramos reconcentrarnos en un mundo que está en aislamiento y olvidarnos de lo que nos angustia y conmueve. Así vistas las cosas, así condensadas, es factible que la imagen del educador quede completamente desdibujada, sea una suerte de parodia de sí misma, o bien ofrezca a algunos desapasionados por la formación la salida tan buscada a su propio hartazgo. Hay una confusión, deliberada o no, de medios y metas, de lo cerrado y lo abierto, del ejercicio y su posible trascendencia, de la tarea y del arte, del aprender por medio de, a aprender con alguien qué, de la conectividad y del contacto.
Hoy, ahora mismo, si hubiera una potencia en el educador ella es la del cuidado, la compañía, la conversación a propósito del mundo y de la vida, y la hospitalidad. No se trata de contenidos sino de continentes, no es una cuestión de formato sino de urgente presencia. Y no es un problema de estar-ocupados sino de estar-juntos.

Han quedado al descubierto las enormes diferencias en las condiciones de acceso a la educación de la infancia… ¿cree que aumentará la preocupación de los gobiernos una vez que termine el confinamiento?

Casi toda la infancia ha sido ahora dividida entre quienes acceden a internet desde sus casas y quienes no lo hacen y, de aquí, ya se ha vislumbrado una relación con el aprendizaje porvenir. Los gobiernos tienen y tendrán por delante una difícil tarea que es la reconstrucción desde las cenizas. Sin olvidar que los sistemas públicos de salud, de educación, de cultura, ya estaban comprometidos o desahuciados en buena parte del mundo, en estas latitudes habrá una niñez literalmente mucho más empobrecida que antes y habrá que imaginar y reinventar políticas de urgencia.

¿Qué habremos de aprender para salir de esta crisis con sociedades más fortalecidas?

Soy algo escéptico al respecto, porque podría ser que el sistema económico actual se haya visto herido en esta pandemia, y acelere sus procesos de desigualdad para compensar las pérdidas. También es cierto que se escucha por todas partes la idea de que estamos frente a una oportunidad. Que todo esto, cuando acabe, si es que acaba, nos hará mejores. Puede ser, ojalá, incluso me gustaría contribuir y participar en ello. Pero en este momento uno debería ser mucho más cauto o evitar, al menos, ser negligente: hay gente que se ha muerto y otra que se morirá, sobre todo ancianos, y no parece que morirse sea una oportunidad. En todo caso espero que la experiencia de pérdida de confort y seguridad, que la experiencia del hilo tenue que separa la vida de la muerte, que la experiencia de tantas y tantos que han hecho de este tiempo doloroso un tiempo de solidaridad, generosidad y responsabilidad, se imponga por sobre la mezquindad deshumanizante del mercado.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/11/un-mundo-en-estado-de-excepcion-no-puede-pedirle-a-la-educacion-normalidad/

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