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La educación científica en la era de la anticiencia

Por: Paulette Delgado

En un mundo pospandemia, comprender la importancia de la educación científica para transformar la sociedad y promover la alfabetización científica es más importante que nunca.

Recientemente, publiqué en el Observatorio un artículo que hablaba sobre cómo estamos en “la era de la anticiencia”, en la que muchas personas deciden no creer en los datos o información proporcionada por expertos. Una de muchas de las problemáticas que esto conlleva es una dificultad al enseñar ciertos temas científicos.

En su publicación Scientific Literacy and Social Transformation, la Dra. Liliana Valladares explica que “para cambiar la sociedad a través de la educación científica, es importante comprender qué aspectos de la sociedad se desean modificar y por qué. Esto implica conocer cómo está estructurada la sociedad, cómo funciona y qué lugar ocupan la educación, la cultura y la educación científica en dicha estructura social”. A propósito de esta educación científica, en su artículo Can we teach people what science is really like?”el profesor Harry Collins escribe al final de su publicación “gracias a Dios, mi trabajo no es enseñar”, un sentimiento compartido por  muchos expertos, ya que es difícil decidir qué conceptos o parte de la ciencia enseñar.

La realidad es que muchos ciudadanos no se sienten capacitados para comprender o tomar decisiones sobre problemas sociales o ambientales y, al mismo tiempo, no confían en sus representantes políticos o en los llamados “expertos”. Es por eso por lo que el contenido de lo que se enseña en el aula es tan importante, es el medio para combatir esta problemática.

 El desconocimiento de una parte significativa de la población sobre lo que es la ciencia, asociado a la desinformación difundida por ciertos grupos o redes sociales, crea un entorno propicio para la aparición y proliferación de visiones distorsionadas y erróneas, además de movimientos anticientíficos. ¿Cómo se puede contrarrestar esta situación desde la perspectiva de la educación científica?

Las olas de la educación científica

Collins, en otro artículo del 2002, ofrece un marco para la ciencia y la educación científica donde explica que existen tres olas epistemológicas sobre el conocimiento científico y su práctica a lo largo de los años. Esto con el propósito de abordar los desafíos identificados del área y ofrecer un marco del panorama y cómo ha ido cambiando.

La primera ola se centró desde principios del siglo XX, aunque ciertos elementos permanecen hasta hoy en día. Esta se basó en el positivismo, donde los científicos eran vistos como expertos o buscadores de la verdad en el mundo. Este paradigma alcanzó su apogeo alrededor de las décadas de 1950 y 1960, donde se desarrollaron las computadoras comerciales, las naves espaciales, la bomba de hidrógeno y el armamento nuclear. A veces, la experimentación en la búsqueda de información y de la verdad eclipsaba la ética, dando paso a la experimentación humana. Se prestaba poca atención a las implicaciones de las elecciones científicas o a las posibilidades de error y sesgo en las interpretaciones.

En cuanto a la educación, el plan de estudios era dirigido por científicos y profesores, centrándose en métodos y conocimientos más que en contextos o conocimientos locales. La enseñanza de este tema en el aula fue diseñada como un microcosmos de la ciencia real, destinada a capacitar a los estudiantes para que sean científicos en el futuro.

La segunda ola comenzó en 1980 hasta finales de 1990. Aquí se enfatizan los enfoques constructivistas de la educación científica. En esta época la experiencia y la veracidad de los descubrimientos y los expertos se vuelven cada vez más cuestionados, algunos incluso los consideran como agentes de partidos políticos o industrias. El aspecto de la educación se ve impulsada por pruebas estandarizadas y requisitos políticos. A la vez, también permite y prioriza la crítica a los investigadores, mientras que los laboratorios y experimentos en las aulas se centraban menos en la formación de científicos y más en el desarrollo de conocimientos científicos prácticos.

En estos años la evidencia empírica no es suficiente para la toma de decisiones, se necesita conocer el contexto, las implicaciones sociales, los prejuicios humanos. Esto porque existe una desconfianza en los científicos, el público necesita saber que los informes no están sesgados por intereses políticos o económicos.

En esta ola, los educadores deben enseñar a los estudiantes a valorar la experiencia científica y al mismo tiempo responsabilizarla. La ciencia puede ser vista como una vocación que debe entenderse como un proceso colaborativo de indagación y exploración, con estándares profesionales y prácticas transparentes. Toda aquella que sea poco ética o esté sesgada se presenta como ciencia “mala”, el enfoque en la educación es comprender qué es la ciencia “buena” y cómo el campo de la ciencia en general trabaja en conjunto para buscar descubrimientos y lograr consenso.

Por último, la tercera ola empezó a principios del 2000 y busca un punto de equilibrio entre los científicos como expertos y la necesidad de responsabilidad y transparencia en el trabajo profesional de la ciencia. Esta se centra en la confusión entre los expertos y el público. A medida que la ciencia se vuelve más compleja, no está claro quién tiene derecho a tomar decisiones basadas en evidencia científica. El autor describe que las dos primeras olas no abordaron adecuadamente la cuestión de quién puede ser considerado experto y cómo los diferentes tipos de experiencia contribuyen al conocimiento científico.

A menudo, la segunda ola borra la línea entre la experiencia científica y la participación pública en el área, la tercera explica que no todos tienen la misma experiencia, así que no todos comprenden o contribuyen por igual. Esto se vuelve problemático a la hora de tomar decisiones y dejarlas en las manos de personas que no tienen evidencia científica para respaldarse. Para contrarrestar esto, la última ola tiene como objetivo categorizar experiencia entre interactiva, que es la de científicos capacitados formalmente que pueden debatir y perfeccionar las afirmaciones de conocimiento dentro de su campo y la contributiva, que se refiere a la del público general, que tienen experiencia con una tecnología o fenómeno en particular.

Dentro de estas olas epistemológicas, el discurso sobre la percepción pública de la ciencia se posiciona como una dicotomía entre la confianza en la evidencia y los científicos como expertos, versus la desconfianza en los expertos como profesionales y agentes políticos sesgados. Esta división se ha ido agravando en los últimos años, ya que los cambios en la comunicación debido a la tecnología y la medicina, al igual que el acceso al internet y más información tanto verdadera como falsa, han impactado en cómo se percibe la ciencia y cómo las personas confían o no en los “expertos”.

La educación sobre la ciencia ha ido cambiando también según el contexto para alinearse con la percepción pública del tema a lo largo del tiempo. Esto da como resultado lecciones que se ven limitadas por la capacidad de hacer y enseñar ciencia real y significativa sin ser afectados por los prejuicios e impactos sociales.

Urge cambiar el enfoque de la educación científica de la transmisión de conocimientos a la promoción de capacidades que asegure no solo la formación de científicos y especialistas, sino también que llegue a todos los ciudadanos, ya que muchos tienen una visión obsoleta de la ciencia. Lo ven como un cuerpo de conocimiento definitivo e incuestionable construido por científicos a través de un proceso neutral y objetivo.

Una buena educación científica debe fomentar una concepción de la misma como un proceso de construcción de conocimiento, condicionado por contextos sociales, históricos y culturales y en constante interacción con la tecnología, la sociedad y el medio ambiente. Además, incentiva una actitud de autonomía crítica, que cuestiona y es intelectual frente a las noticias publicadas por los medios de comunicación, a las propuestas de grupos particulares y a los acontecimientos de la vida cotidiana.

¿Qué pueden hacer las y los maestros de ciencias para apoyar a sus estudiantes? Enseñarles alfabetización científica.

La alfabetización científica

La ciencia es un proceso que genera conocimiento provisional que puede ser refutado o que va evolucionando. La metodología científica es la fase donde investigadores rectifican hallazgos anteriores o los rechazan por medio de pruebas e investigación. Este tipo de procesos es familiar para los investigadores pero desconocido para el público general.

El problema es que, como no se puede aportar una verdad definitiva, ya que siempre hay nuevas tecnologías, científicos, investigadores u otros elementos que afectan los resultados, lo que genera desconfianza en el público general al ver tanta incertidumbre y cambio. Parte de esa sospecha proviene de no tener control, pero los ciudadanos necesitan comprender y confiar en el proceso que es la metodología científica y tener la apertura de revisar continuamente los hallazgos científicos es lo que hace que la ciencia sea tan poderosa. Además, los científicos no solo saben cómo analizar datos, sino también saben cómo sintetizarlos en aplicaciones prácticas. Estas son habilidades que a menudo faltan en la sociedad, pero que la alfabetización científica puede ayudar a desarrollar.

En el 2020, la UNESCO presentó nueve grandes ideas para construir las bases de la educación pospandemia y una de ellas era la necesidad de “garantizar la alfabetización científica dentro del plan de estudios». La organización además señaló que la pospandemia «este es el momento adecuado para una reflexión profunda sobre el currículo, particularmente mientras luchamos contra la negación del conocimiento científico y la desinformación”.

Pero, ¿por qué es importante? Actualmente, es más relevante que nunca comprender la ciencia y utilizar esos conocimientos en la vida diaria. Es como una guía que ayuda a las personas a tomar una decisión informada sobre cualquier tema. La organización Hudson Alpha describe la alfabetización científica como si la ciencia fuera un rompecabezas gigante, donde cada descubrimiento representa una pieza y este término ayuda a los expertos a ver cómo las nuevas piezas encajan con las que ya tienen, “creando una imagen más clara y completa del mundo”. Comprender estas piezas ayuda a entender el vínculo desde como los combustibles fósiles y la contaminación hasta leer la etiqueta de un medicamento.

La alfabetización científica ayudará al estudiantado a ser más racionales en dos aspectos: de manera epistémica, ya que podrán fomentar sus propias creencias basadas en evidencia, y la racionalidad instrumental, que implica comportarse de la manera más favorable para alcanzar sus objetivos, especialmente en una sociedad que es impulsada por esta área y la tecnología.

La Dra. Liliana Valladares, explica que este término tiene dos sentidos: el fundamental, que incluye la capacidad de leer y escribir textos, y el derivado, que se refiere a la comprensión de la ciencia y sus aplicaciones en la vida diaria. A lo que también asegura que aunque la lectura y escritura son importantes, el énfasis suele estar en el sentido derivado, que incluye hábitos mentales, carácter, valores, ciencia como actividad, metacognición y autodirección.

La alfabetización científica se enfoca en el aprendizaje de contenidos y procesos del tema para su aplicación futura, en comprender la utilidad del conocimiento de la misma en la vida y la sociedad. Actualmente, debido al avance de la ciencia, tecnología y de la misma sociedad, se necesita en las aulas una alfabetización científica que incorpore una comprensión amplia de la interacción entre ciencia y sociedad.

Además, la Dra. Valladares describe que, después de la pandemia, ha habido un consenso en diferentes países sobre la importancia de la alfabetización científica para entender desafíos globales, especialmente porque la participación de las infancias y jóvenes en materias de ciencia está disminuyendo. El mundo actual es volátil, incierto, complejo y ambiguo, por lo que se requiere una educación científica que amplíe la capacidad de los estudiantes para responder de manera adaptativa, resiliente y sostenible a los cambios impredecibles de hoy.

La educación científica debe garantizar que todas las personas tengan la oportunidad de adquirir conocimientos en esta área, sin importar su punto de vista sobre temas como las vacunas, el COVID-19, cambio climático u otros temas controvertidos. Sin embargo, ya sea por sus propias creencias, la de sus familias, o el acceso desigual a una educación de calidad, muchos estudiantes carecen de la oportunidad de desarrollar una sólida alfabetización científica. Se debe dar prioridad a una educación inclusiva y accesible para todos, independientemente de sus antecedentes o circunstancias, que garantice que una gama más amplia y diversa de personas pueda desarrollar bases sólidas en conocimiento científico y habilidades de pensamiento crítico.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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Novedad editorial: Biblioteca en acceso abierto CLACSO/UNGS

La Universidad Nacional de General Sarmiento investiga y produce conocimientos que considera relevantes y que es necesario dar a publicidad y poner en diálogo con el gran patrimonio de los saberes que circulan en el mundo. Parte del sentido de que una universidad investigue y produzca conocimiento es enriquecer las discusiones colectivas, y uno de los modos en los que es posible procurar ese efecto es a través de la producción editorial. La edición universitaria debe promover la cultura y buscar ampliar sus públicos lectores así como promover la lectura y la circulación del conocimiento académico y científico en la sociedad. Orientados por el criterio de acceso abierto, estos principios rectores para una edición estratégica fundamentan el despliegue de esta biblioteca de la UNGS en asociación con CLACSO que cuenta con más de 150 libros.

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Fuente: Secretaría Ejecutiva de CLACSO
Estados Unidos 1168
Ciudad de Buenos Aires, Argentina

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Uruguay: el Covid 19 entre ciencia, pretexto y soberbia neoliberal

Por: Eduardo Camín

Enseñaba el filosofo español de la primera mitad del siglo XX José Ortega y Gasset que el progreso de la civilización humana se debe fundamentalmente a dos razones; por un lado la democracia, es decir la adquisición de derechos sociales y civiles y el establecimiento y consolidación de generaciones humanas. Y por el otro, la generación del conocimiento en su sentido mas amplio y el desarrollo científico y tecnológico,

Reafirmaba la idea que para conseguir y mantener la democracia resulta fundamental la política. Y, a la vez que para conseguir y mantener lo segundo resulta crucial la ciencia.180.com.uy :: “Notoriamente Uruguay mantiene números bajos” de covid-19

El buen alumno del Covid 19

En un primer momento Uruguay recorrió con holgura –cuasi  insolencia- lo que el mundo comenzaba a padecer. Apenas un mes de comenzada la pandemia el gobierno nacional creo el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).

Mas de 60 científicos, matemáticos, infectologos, epidemiológicos y otros especialistas asesoraban estrechamente al gobierno uruguayo recientemente formado por Luis Lacalle Pou, en el control de la Covid 19, los cuales en su momento fueron señalados como uno de los factores de la privilegiada situación del pais respeto a la enfermedad.

El tiempo ha pasado y aquel buen alumno con pocos casos activos de Covid 19 y con menos de cinco nuevos casos por día en promedio, ha dejado de ser un caso singular y una excepción, como nos destacaban los medios internacionales, para transformarse en un eslabón mas de la crisis sanitaria a escala mundial.

La lucha política cambio de bando

Ayer repudiaban la arrogancia (tal vez con razón) de la tecnocrática de los economistas de centroizquierda nucleados en el Frente Amplio, con ese alarde de falsa superioridad que desestima como irrelevante la opinión de quienes no son expertos en economía.

El tiempo ha pasado y la derecha neoliberal está al frente del gobierno, hoy trata de cerrarle la boca a cualquiera que intente Coronavirus en Uruguay: Luis Lacalle Pou estuvo en contacto con un infectado y entra en aislamientoopinar sobre la emergencia sanitaria si no es especialista en epidemiología. La duda y la crítica, esos recursos que tanto supieron ejercer antes, cuando estaban en la oposición, ahora que están en el poder les parecen una necedad, una afrenta o un peligro.

Es como si su militancia política se hubiera vuelto incompatible con la lealtad a la democracia. Como si su derecho a defender al gobierno significara que ya se les olvidó, que ya no entienden o no tienen que tolerar el derecho a disentir.

Porque en lugar de responder con datos y argumentos suelen hacerlo asumiendo que todo cuestionamiento forma parte de una maquinación. No aclaran las dudas ni rebaten las críticas, simplemente descalifican a quienes las plantean. No admiten diferencias, solo imputan malas intenciones.

Parece que su convicción política llega a tal extremo que les impide aceptar la posibilidad de desacuerdos legítimos, como el simple hecho de preguntar por un plan de vacunación.

Mucho nos tememos, que se busca invocar el prestigio social de la ciencia para evadir el rigor del debate político. Quieren que la ciencia sea una proveedora de certezas definitivas, de respuestas irrefutables. Pero la ciencia no es eso, no puede serlo. Si así fuera, posiblemente no hubiéramos llegado al estado actual de la pandemia, batiendo récords de casos positivos.

La ciencia es más bien, un campo de disputa permanente y de preguntas que nunca terminan. El conocimiento científico, para serlo de veras, necesita basarse en evidencia accesible y en una teoría clara, ser explícito en su método, poder replicarse y sobre todo estar formulado de tal manera que sea susceptible de ser refutado.De eso se trata, en ello reside su paradójica Uruguay: tecnología para paliar la Covid-19 - Diario Hoy En la noticiafortaleza; en no confiarse, en estar siempre sujeto a escrutinio, en irse forjando no a partir de la conformidad sino del conflicto.

Aquí está el quid de la cuestión: qué peso debe tener la opinión de los científicos en las decisiones políticas en las circunstancias actuales si queremos que el Covid 19 pase a ser un mal recuerdo.  Sin dudas, es priorizar el asesoramiento científico en todas las decisiones políticas.

Ahora bien, refugiarse en esta lógica es un equilibrio difícil, porque el debate se cristaliza sobre el conjunto de medidas, que salva vidas evitando que los hospitales colapsen, pero cuyo coste económico y social es terrible, y que se contradicen en esa falacia de nueva normalidad.

Uruguay comienza a ceder, su práctica económica y social es el sector turístico y sus empresariados con la complicidad de los diferentes alcaldes quienes comienza a generar una firme contradicción en el manejo de la pandemia, como por ejemplo la extensión de los horarios de bares y restaurantes.

Por eso tratar de acallar a quienes lo interpelan pretextando que ellos no tienen credenciales científicas e incluso atribuyéndoles motivaciones perversas e inconfesables, no es ayudar a la causa de la ciencia, es hacer política apelando a ella, no como forma de conocimiento sino como recurso de autoridad.

La ciencia no escapa a la ideología a sus sesgos personales y los intereses políticos y empresariales. Por ello uno de los mayores retos del organismo como el GACH es conservar su independencia y su credibilidad.

Parlamento homenajeó a grupo asesor científicoEl conjunto de investigadores que conforman el GACH subrayan la importancia de entender que la evidencia científica es aquello en lo que muchas personas están de acuerdo y que la ciencia no tiene respuestas absolutas. Por eso la necesidad de ser críticos con las fuentes y ser capaces de transmitir todo esto a los políticos dentro de una estructura independiente y creíble.

Los procesos científicos y tecnológicos se han convertido en asuntos políticos de importancia medular en las sociedades contemporáneas como consecuencia de su capacidad para afectar y transformar todas las esferas de la vida.

No obstante, toda la conducción de la pandemia, se concentra en la estructura del gobierno de la coalición neoliberal o mejor dicho bajo la autoridad del presidente Luis Lacalle Pou.

Esto no es un hecho menor, que se refleja en su discurso tecnocrático y neoliberal, que excluye por la vía de los hechos, la mitad de la población representada por la centroizquierda, a no integrar, a ningunear a sus legítimos representantes a un espacio de coordinación con el grupo científico, por ejemplo.

Ya Parménides enseñaba en Grecia la distinción entre opinión y opinión verdadera que sería desarrollada por Platón. En realidad se trata de una distinción que determina la diferencia entre política y ciencia. Lo malo es que garantizar la independencia de la ciencia es una decisión política, y la decisión de financiarla, con cuanto y cómo, es una practica política por excelencia.

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2021/01/07/uruguay-el-covid-19-entre-ciencia-pretexto-y-soberbia-neoliberal/

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Ciencia y Docencia, a distancia (parte I)

 Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Esta semana, participamos una vez más, como ponentes, en el Taller de Ciencia para Profesor@s (TCP), en uno de los segmentos de dicho evento académico que, en su conjunto, es un espacio coordinado por el Centro de Geociencias de la UNAM, (Campus Juriquilla), y que cuenta con la colaboración de otras instituciones de educación superior. La parte sustantiva de nuestra participación está orientada a discutir las tendencias actuales, internacionales y locales, sobre la didáctica de las Ciencias, es decir, sobre los conceptos, nociones y procesos científicos que se abordan en la escuela. Esto lo desarrollamos a través de un enfoque didáctico centrado en el aprendizaje (las y los estudiantes como protagonistas de los procesos educativos), y una propuesta específica de acción docente, a través del método de proyectos de aprendizaje en ciencias. (1)

Este año, en la versión virtual (en tiempo real), tuvimos la participación de alrededor de 200 profesores y profesoras en el bloque correspondiente; adicionalmente, se registraron 479 comentarios de las y los participantes en torno a los contenidos abordados en nuestro segmento; hemos recibido 65 mensajes de correo electrónico en los cuales ellas y ellos solicitan las demostraciones prácticas o “provocadores” utilizados en la práctica docente (que por cierto ya les enviamos); finalmente, compartimos que hasta el momento se han contabilizado 2 mil 100 reproducciones del video (duración de casi 2 horas y media) registrado en la plataforma de Facebook, de ese mismo segmento:

https://www.facebook.com/TcpCgeoUnam/videos/306176467274915

Ahora el taller se realiza de manera virtual (2020), debido a la pandemia (durante esta semana). La intención académica de la coordinación de nuestro módulo, dentro de este TCP dirigido a docentes de educación secundaria y media superior, es reflexionar acerca de los procesos de construcción del conocimiento científico y, específicamente, abordamos el papel de las y los profesor@s en los procesos de creación y recreación del pensamiento científico, tanto por parte de ellos mismos (en su responsabilidad docente) como desde la experiencia de sus estudiantes.

Luego de hacer un recorrido histórico acerca de la didáctica de las Ciencias (con especial énfasis en las rupturas científicas, más que en las “continuidades”), incluimos algunos de los siguientes puntos críticos para transitar, luego, a la sección de alternativas para la acción docente. Los puntos de análisis son: a) La Enseñanza de las ciencias estaba centrada sólo en la exposición verbal del docente, sin actividades diseñadas para propiciar la participación de los alumnos; b) En los años 60´s y 70´s del siglo pasado se puso de moda el enfoque de “Aprender haciendo”; c) Se crearon laboratorios para simular escenarios reales, pero sin desarrollar aprendizajes significativos y de impacto social para las y los alumnos; y d) Prevalecieron los excesos en el ejercicio de la “memorización y acartonamiento” de guiones científicos.

Tendencias actuales en didácticas de las Ciencias

Lo más reciente que se ha dicho al respecto en este campo de formación, es que: “La investigación educativa, durante las últimas décadas, ha estado muy interesada en el estudio de los modelos conceptuales que los alumnos desarrollan para razonar. Sobre todo en el campo de la enseñanza de las ciencias, se ha trabajado mucho en la investigación acerca de los mecanismos por los cuales los alumnos conceptualizan un fenómeno natural estudiado.”… “Simultáneamente, también ha ido creciendo la preocupación de los educadores por (analizar) las dificultades que presentan los alumnos en la comprensión de los conceptos científicos y matemáticos”. Por todo lo anterior, se ha observado que: “El interés por las ideas acerca de los fenómenos naturales que los niños (y jóvenes) traen a sus clases de ciencias, antes de recibir una enseñanza formal en dicho campo, ha aumentado notoriamente durante los últimos años, justificado por la implicación que tienen estas concepciones en el aprendizaje de las nociones científicas”. (2)

El énfasis que se da con esta orientación pedagógica-didáctica, es que los estudiantes entren en acción para: Observar hechos, preguntar acerca de ellos, plantear problemas, formular hipótesis, registrar y organizar datos, analizar la información, redactar explicaciones (teorías y crítica de las teorías). Así mismo, en la parte actitudinal, se busca entrar en acción para: Trabajar en equipo, ser solidarios, tolerantes, responsables y respetuosos; originales, comprometidos, esforzados y perseverantes.

Algunas ideas para la acción

Por su parte y de manera esquemática, proponemos once pasos para desarrollar y sistematizar los proyectos de aprendizaje en Ciencias, que se resumen así: 1. Observar fenómenos o hechos. 2. Preguntar o cuestionar. 3. Buscar información. 4. “Conceptualizar” (escribir frases sencillas y claras sobre lo observado). 5. Planear acciones o diseñar variantes. 6. Formular hipótesis (supuestos a través de afirmaciones). 7. Poner en acción (contrastar, comprobar, verificar). 8. Registrar y analizar resultados. 9. Explicar científicamente el fenómeno observado. 10. Comunicar resultados. 11. Evaluar el proyecto (por parte de los alumnos). Algunos de estos pasos podrían ser modulares, es decir, son flexibles y podrías realizarse en distinto orden.

Por último, las recomendaciones que ponemos a consideración de los docentes de Educación Secundaria y Media Superior (y que pueden ser de interés para los docentes de Educación Básica, en general), en materia de didáctica de las Ciencias, son las siguientes: 1) Organizar secuencias didácticas a partir de “experiencias desencadenantes” o “provocadores”, que generen ideas interesantes y procesos reflexivos para fortalecer el crecimiento intelectual de los alumnos. 2) Evitar la explicación anticipada: Permitir que los alumnos arriesguen sus propias hipótesis y explicaciones (promover la idea del “error” como fuente de innovación). 3) Promover situaciones retadoras, y que los planteamientos y resoluciones de problemas estén a cargo de los alumnos; y por último, 4) Registrar, junto con los estudiantes, las experiencias desarrolladas con este método.

En la segunda parte de esta colaboración, daremos a conocer 38 “provocaciones” o demostraciones prácticas para poner en acción en el aula, que tienen la finalidad de generar curiosidad e interés entre los y las estudiantes para que, a partir de ahí, se diseñen proyectos de aprendizaje tanto en los contenidos de las ciencias naturales como sociales.

Fuentes consultadas y notas:

(1) En parte, estos talleres se realizan con recursos otorgados por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico. Dirección de Apoyo a la Docencia. UNAM. Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME). Responsable: Dr. Juan Martín Gómez González (CGEO), quien está a cargo del proyecto y que cuenta con un equipo de académicos en la parte operativa del mismo. Cabe mencionar que colaboró en este segmento del taller, la Mtra. Minerva Ramírez Meza, de USEBEQ.

(2) OREALC/UNESCO (2009). Aportes para la Enseñanza de las Ciencias Naturales. SERCE-LLECE, Santiago de Chile.

Nota: Los docentes que estén interesados en participar en estos talleres de verano, pueden comunicarse a: tcp.cgeo@geociencias.unam.mx


Fuente: SDPnoticias

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Duro golpe a la «ciencia cerrada»: la Universidad de California y sus 50.000 artículos científicos anuales apuestan por lo abierto

Redacción: Xataka

En las últimas semanas, la crisis del coronavirus ha puesto contra las cuerdas el modelo tradicional de publicación científica. Solo en enero se publicaron más de 50 informes sobre el virus, sus características y su epidemiología. La mayoría de ellos en servidores de pre-prints; es decir, fuera del circuito de grandes revistas científicas. Y es que con una emergencia de salud pública de alcance internacional encima de la mesa, pocos científicos estaban dispuestos a pasar por el aro de la industria editorial.

Ante esto, más de 70 organizaciones (desde gigantes editoriales como Nature, Cell o The Lancet a instituciones como los Institutos Nacionales de Salud de EEUU y la Academia de Ciencias Médicas británica) firmaron un acuerdo histórico por que se comprometían a hacer públicos todos sus trabajos. Este movimiento, oculto en el totus revolutum de la crisis, ya era una señal para navegantes. Lo de hoy es la confirmación de que el sistema se está rompiendo por las costuras: la Universidad de California, que reúne el 10% de todas las publicaciones científicas de EEUU, acaba de hacer una apuesta imponente por la ciencia abierta.

Un proyecto piloto de casi 100 millones de dólares

Interior de la Universidad de California, BerkeleyEden Rushing

Y es que, tras su sonada pelea con Elsevier, la red de universidades californianas acaba de llegar a un acuerdo millonario con PLoS, la mayor editorial de ciencia abierta del mundo, para pasar buena parte de su producción científica al acceso abierto.

La diferencia fundamental entre las revistas tradicionales y las revistas de acceso abierto está en quién paga la factura. En el modelo tradicional publicar es gratis para el investigador y son los lectores los que pagaban por acceder a los estudios. En el otro modelo, los investigadores se hacen cargo de los costos de publicar con la condición de que los artículos estén en abierto para todo el mundo. En realidad, para las grandes universidades la diferencia es muy sutil. Ellos mismos son productores y consumidores de ciencia. Sin embargo, para muchos investigadores, los precios para acceder al conocimiento en el sistema tradicional les dejaba fuera de la conversación científica internacional. Ese es el discurso que justifica iniciativas como Sci-Hub o la Librería Genésis.

La noticia es que las Bibliotecas de la Universidad de California ha decidido destinar su abultado presupuesto a ‘subvencionar’ la publicación en acceso abierto para sus investigadores y dedicará 1.000 dólares por artículo para que pueda ser publicado según este sistema. Según las estimaciones habitualeshablamos de más de 40 millones de dólares al año.

Como podemos ver, eso no quiere decir que el 10% de toda la investigación norteamericana se vaya a pasar al ‘open access’, pero sí marca un antes y un después. Se trata de un proyecto piloto, es cierto, pero el peso de la UC en la ciencia mundial es demasiado grande como para considerarlo una excentricidad.

Y esto es cierto incluso si tenemos en cuenta los beneficios globales de la industria editorial científica que, en 2011, se estimaban en 9.400 millones de dólares. Porque, aunque es cierto que, en los últimos años, alternativas como Sci-Hub se han hecho muy populares y, de hecho, en 2016 la revista Science investigó quién usaba este servicio y descubrió que, según sus propias palabras, lo usaba «todo el mundo»los tentáculos de las editoriales científicas aún tienen un alcance enorme.

Cada vez está más claro que la gran guerra científica que está en marcha es por el modelo que reinará sobre la ciencia del futuro.

Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/duro-golpe-a-ciencia-cerrada-universidad-california-sus-50-000-articulos-cientificos-anuales-apuestan-abierto

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Sistemas educativos, formación docente y desenfoque epocal

Por: Luis Bonilla-Molina 

Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe, especialmente escuelas, liceos, universidades y ministerios de educación fueron concebidos y construidos para responder a las necesidades y requerimientos de la primera y segunda revolución industrial, en un contexto de dinamización del capitalismo.  El desarrollo desigual y combinado de las economías nacionales, le daba a la escolaridad su “toque” nacional dentro de marcos y parámetros mundiales.

¿Cuál fue el papel de las primeras legislaciones educativas y los ministerios de educación?   Las legislaciones educativas de primera generación en América Latina y el Caribe (ALC), así como la conformación de los ministerios de educación, tenían como tareas centrales la homologación epistemológica, conceptual y paradigmática de los individuos.  La divulgación del conocimiento científico asociado a la primera y segunda revolución industrial era una de sus tareas centrales, a lo que se añadía el desarrollo de una cultura de consumo y la construcción de ciudadanía para el impulso del modelo de democracia liberal que caracterizó a la ideología capitalista en sus inicios. El llamado desarrollo integral de la personalidad estaba asociado a las anteriores premisas.

En sus orígenes el funcionamiento de los sistemas educativos, las escuelas, liceos y universidades estaban mediados por el patriarcado, la homofobia, el racismo, la segregación por origen de clase, que eran expresiones residuales en la educación de la transición entre el feudalismo y el capitalismo moderno.

¿Cuál fue el modelo de escuela qué  se impuso y su relación con el mundo productivo desde la construcción de conocimiento?

La escuela en el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial, funcionó como una emulación de la fábrica, de la producción industrial en lo que respecta a la generación y reproducción de conocimientos.  Los grados de primaria o bachillerato y, las secciones de ellos, eran concebidos como grupos de trabajos y tareas, con dinámicas estructuradas (horarios, recesos, carga horaria, actividades de aprendizaje) a la usanza de una cadena de producción. La “escuela-máquina” funcionaba como un engranaje productivo. La promoción y la repitencia funcionaban como mecanismos de control de calidad en la reproducción del conocimiento.

La escuela, como fábrica, era vista dentro de una cadena productiva, en este caso de cultura. La escuela fue impactada por los distintos enfoques fabriles; por ello, vivió sus periodos de taylorismo, fordismo, toyotismo pedagógico, entre otros. Esta correspondencia armónica entre escuela y fábrica funcionó de manera relativamente eficaz para el capitalismo, en el marco de las dos primeras revoluciones industriales (1730-1960).

No obstante, en este periodo no todo era plano, por el contrario, las resistencias de maestros(as) y estudiantes creaban fisuras en la homogenización cultural y la hegemonía ideológica del capital.  En muchos casos, estas resistencias fueron el campo de cultivo para la construcción de mentalidades críticas. El pensamiento crítico fue construyendo el corpus epistémico y de identidad de las pedagogías críticas.

Esta escuela requería un modelo de docente reproductor, de pedagogía estructurada como insumos/productos, de formación docente centrada en la alienación del trabajo pedagógico y un enfoque de perfil de egreso orientado a una dócil inserción laboral.

¿Cuál fue la relación del modelo de formación docente con este tipo de escuela?

La formación docente, si partimos de las definiciones conceptuales, debió tener como columna vertebral a la pedagogía.  Sin embargo, el concepto fabril de segmentar y evaluar los procesos en sus partes fragmentó la formación docente al desarticular las pedagogías. En consecuencia, los componentes de las pedagogías fueron desarticulados y enseñados cada uno, como técnicas auto contenidas.  La formación docente convirtió a los componentes de las pedagogías en materias separadas, desarticulados entre sí. Se enseñó currículo como técnica de construcción de relaciones entre contenidos, mientras la didáctica se convirtió en tecnología de la enseñanza y la evaluación en control de procesos de enseñanza-aprendizaje; la planeación y la supervisión se estructuraron alrededor del seguimiento de los objetivos instruccionales o conductuales, con un tiempo y duración de cada uno, determinado previamente. Cada uno por su lado sin un espacio de integración epistémico, disolviendo la perspectiva pedagógica integral e integradora.

El modelo de formación docente llegó a tal nivel de desarticulación que lo que se enseñaba como “novedad” didáctica no tenía correspondencia con el modelo curricular o el enfoque de la supervisión, menos aún con los criterios evaluativos. Esto fue generando una pérdida de sentido, de orientación estratégica de la actividad pedagógica. El sistema sostuvo y reforzó este caos en el marco de la primera y segunda revolución industrial, porque ello favorecía la enseñanza reproductora y el aprendizaje mecánico, que requería el modo de producción y el modelo de gobernabilidad en ese momento histórico.

La especialización, la multiplicación exponencial de campos del conocimiento, cada uno dedicado a un detalle de cada “cosa”, fue el rasgo distintivo de la formación docente en los dos primeros ciclos de innovación científico tecnológica.

¿Cuál fue el rol de la pedagogía?

Las pedagogías recibieron el impacto de un conjunto de modas que expresaban la desarticulación señalada en el punto anterior. A comienzos del siglo XX, el psicologismo se convirtió en un torpedo contra el carácter científico de las pedagogías. Los aportes de la psicología para comprender cómo aprende el cerebro pretendieron no ser integrados a las pedagogías, sino, colocados en su contra, lo cuál no tenía otra razón de ser que quebrar el carácter holístico e integrador de las ciencias pedagógicas.

A pesar de ello, las pedagogías se mantienen en el centro del debate educativo como lo evidencian los documentos fundacionales de la UNESCO a mediados del siglo XX. Pero esta recuperación del papel protagónico de las pedagogías colocaba en riesgo los esfuerzos por convertir la escuela, el liceo, la universidad en epicentros de la reproducción del conocimiento, la cultura y la ideología.

Y comienza un proceso de despedagogización del hecho educativo que tiene dos aristas claras.  La primera, el quiebre en las dinámicas de recuperación colectiva del saber pedagógico que habían caracterizado la praxis educativa y segundo, descentrar definitivamente los componentes de las pedagogías de su estructura integradora. En el primero de los casos, se desvaloró la noción de colectivos pedagógicos, de equipos pedagógicos de escuelas, liceos y universidades que discutieran y analizaran los “cuellos de botella” en el ejercicio profesional y encontrarán en la fusión de teoría y práctica el mecanismo de seguir aprendiendo juntes, mejorando la práctica pedagógica y afirmando el carácter científico-reflexivo-práctico-analítico-generador de teoría y praxis alternativas de la profesión docente.

En el segundo, las modas educativas fueron desdibujando la pedagogía como epicentro. En la década de los cincuenta del siglo XX, se señaló que, las pedagogías eran en realidad didácticas, es decir, se pretendió simplificar las pedagogías a uno de sus componentes. A pesar de lo avieso de esta afirmación, causo confusión en el magisterio y los formadores de formadores; aún muchas tesis replican esta premisa señalando de manera errónea que pedagogías es igual a didácticas. En los sesenta del siglo XX, la moda de la planeación y la dirección escolar pretendieron convertirse en sinónimo de eje de las pedagogías y hasta en su sinónimo.

En los setenta, el debate sobre evaluación cualitativa versus evaluación cuantitativa colocó a lo evaluativa como el corazón y la razón de ser de las pedagogías.  Ya casi nadie hablaba de pedagogías como la ciencia de la convergencia de cada uno de sus componentes en el que hacer educativo.

Para colmo, en los ochenta desembarca la moda de más larga duración, la curricular; se nos dice que el corazón de lo educativo, de los pedagógico está en el currículo, que el currículo contiene todo, pero al final se enseña por currículo tecnología de correlaciones y ordenamiento de contenidos.

Los institutos pedagógicos no hablan de pedagogías en un sentido integrador y los ministerios de educación tienen direcciones de planeación, currículo, didácticas, gestión, pero no un espacio de integración pedagógica. En medio de esta pulsión disolutiva de la pedagogía desembarca en el año 2008, la moda es la calidad educativa, una denominación sin conceptualización, pero que sirve para justificar todo cambio irracional de lo educativo.

Cada vez que se habla de una reforma educativa, ello suele terminar en nuevos contenidos a adicionar en manuales que ya apenas si dejan espacio para lo contingente.  Cada día tiene marcado lo que se debe enseñar y el cambio no es una dinámica que se trabaja en el aula. Los modelos didácticos están centrados en paradigmas del pasado y no en la complejidad y el caos del presente.

Los perfiles de egreso, el orgullo de los sistemas escolares, muestra su absoluto desfase: hoy un profesional lineal es una especie en desuso, pero aún cuesta que los perfiles de egreso contengan elementos disímiles como la biología digital, metadatos y la programación informática en carreras como sociología que hoy, se hacen obsoletas como muchas profesiones estructuradas para otro momento histórico.

La física que se enseña en los liceos es la newtoniana, no la cuántica, la química que aprenden los muchachos está centrada en los requerimientos de la primera y segunda revolución industrial no en el presente, la biología que se enseña en muchos casos ya ha sido rebasada por el nuevo conocimiento científico.  Por primera vez, las escuelas no son capaces de enseñar cómo funcionan la mayoría de cosas que tenemos en casa: control remoto, DVD, vídeo juegos, microondas, inteligencia artificial en el teléfono.  No enseña el presente porque su lógica está en el pasado.

La pedagogía recibe la tercera revolución industrial en medio de un caos de fragmentación, propio de la primera y segunda revolución industrial. Pero la burocracia timorata es incapaz de escuchar las voces de las pedagogías críticas, de los colectivos pedagógicos que plantean rutas compartidas para salir del atolladero en el cual esta la escuela y la formación docente.

¿Cuál fue la perspectiva progresista sobre estas dinámicas?

En el periodo (1810-1960) la progresiva expansión de la cobertura escolar fue expresando las tensiones entre necesidades de orientar el consumo y construir ciudadanía para el modelo de gobernabilidad liberal versus la lucha por el derecho a la educación, entendido este último por los revolucionarios y progresistas como un mecanismo para democratizar el conocimiento y garantizar la movilidad social[1].  Sin embargo, el progresismo educativo pecó muchas veces de carencias para tener una visión de la escuela integrada a la economía y la política.

¿Y la mirada religiosa qué música toca en esta fiesta?

En el interciso, entre el paso de la primera y segunda revolución al tercer ciclo de innovaciones científicas y tecnológicas, las religiones y el neo empirismo presionaban para restarle el papel de divulgación científica asignado a la escuela, a la cual culpaban del ocaso de la otrora hegemonía de la fe y el imperio del practicismo. En ese sentido y dirección, la fragmentación de las pedagogías se convierte en uno de los blancos preferidos del oscurantismo religioso.

De repente, muchas escuelas de ALC se convirtieron en escenarios de oficios religiosos, de cánticos de fe, de oraciones, en cuya dinámica la ciencia comenzó a ser arrinconada. Con un discurso de la escuela como espacio para escuchar todas las formas de pensamiento, se desdibujó el papel asignado a la escuela en el marco de la primera y segunda revolución industrial, se abandonó cualquier iniciativa para entender las instituciones educativas en las nuevas dinámicas de la tercera revolución industrial y se puso en riesgo la utilidad social de la escuela.  La falta de comprensión de la relación de la economía, la política, las dinámicas sociales con la escuela, liceo y universidad ha colocado a las instituciones al borde su colapso que amenaza su propia existencia

A ello se le adiciona,  el creciente neo empirismo impulsado por sectores que se auto definen como progresistas, cuyas premisas centrales residen en un localismo entrópico revestido de “pertinencia” que desubica a la escuela como espacio de democratización del conocimiento científico.  La escuela debe recuperar y trabajar todos los elementos de la memoria histórica local, pero ello no lo debe llevarla a abandonar su tarea de espacio privilegiado para democratizar el conocimiento. Una escuela que construye pensamiento crítico construye las habilidades necesarias para vincular armónicamente saber comunitario con saber científico. Esto adquiere especial relevancia en el marco de la tercera revolución industrial.

Tercera revolución industrial, sistemas escolares, pedagogía y formación docente

A la crisis civilizatoria actual y la incapacidad de los sistemas escolares para construir alternativas, se le adiciona el desfase de lo escolar con el performance del modo de producción y el consumo que traen la tercera y cuarta revolución industrial. Tenemos una escuela que trabaja con las rutinas, estética, discurso e imaginario de la primera y segunda revolución industrial y un mundo externo a ella, que sufre las viejas y nuevas opresiones en el contexto de una realidad que expresa el giro inherente a los nuevos ciclos de estas revoluciones industriales.  Veamos

En 1960 se inicia la tercera revolución industrial, la cual se caracteriza por el uso de la informática, la robótica de segunda generación, la automatización a una escala singular, el emerger de los paradigmas binarios y cuántico para la construcción de equipos y maquinarias, la contingencia en la producción derivada de la aceleración de la innovación, la internet, redes sociales digitales, la inteligencia artificial, la big data, el procesamiento para diversos fines de los metadatos, entre otros elementos.

El requerimiento del capital para los procesos de enseñanza aprendizaje, está asociada con la ruptura de la fragmentación y el inicio de la transdisciplinariedad como elemento de trabajo en la complejidad del cambio incesante.

El problema es que la formación docente, las escuelas y liceos entienden que lo que está en juego es un tema de equipamiento de las escuelas, con computadoras e internet y, no una ruptura con los formatos de enseñanza aprendizaje. Ahora el capital requiere una convergencia caótica en permanente mutación y no procesos estructurados, fijos e inamovibles en corto plazo.  Pero, este requerimiento está también asociado a la defensa del mundo del trabajo, a la formación para evitar o disminuir el impacto del desempleo por desfase formativo.

Un ejemplo patético del desfase escolar lo constituye el currículo. El viejo modelo de currículo por objetivos está obsoleto, se corresponde a un modelo de producción fabril caduco y en proceso de desaparición.  Es urgente retomar el sentido común pedagógico que nos permita identificar que es lo que se debe enseñar en un año escolar, semestre o curos.  Los viejos modelos curriculares parecieran que deben ser sustituidos por estándares (no estandarización), es decir por los enunciados centrales de lo que se debe aprender.  Un currículo así no solo cabe en media hoja, sino que demanda una nueva forma de enseñar y aprender (en otro artículo profundizaré al respecto).  Sin embargo, la universidad que forma docente tiene que aprender a trabajar de esa otra forma que recoloca a la pedagogía y a la actividad del docente como científico social en el centro del que hacer educativo.

Cuarta revolución industrial una agenda que nos encuentra sin comprensión de la historia y sin horizonte

La primera y segunda revolución industrial enfatizaron en la especialización, en la atomización del saber. La tercera revolución industrial demandó transdisciplinariedad, complejidad en la integración de saberes, aprendizaje en caos y modelos de enseñanza-aprendizaje disruptivos.  La cuarta revolución industrial pareciera demandar simplificación de saberes, caos convergente del conocimiento y las disciplinas (mucho más allá de la transdisciplinariedad), así como un nuevo papel del docente como integrador de conocimientos que los estudiantes ya traen al aula.

Pero es imposible que la escuela, el liceo, la universidad emprendan esa ruta si quienes modelan, los formadores de formadores no inician una revolución epistemológica y paradigmática en su hacer. Esta no es una discusión menor, en ello nos estamos jugado el futuro de las instituciones educativas

Epílogo: la era de las pedagogías de la autoayuda evidencian una formación docente eclipsada por la ignorancia supina

Para concluir, quiero llamar la atención sobre las modas:  ”nueva era” de pedagogías que solo son una frase bonita, de sentido común.  Una nueva forma de despedagogizar lo constituye el emerger de seudo pedagogías, o pedagogías de auto ayuda, que se hacen llamar del abrazo, de la ternura, del salto, de la caricia, y pare de contar.  Estas propuestas recuperan algún sentido común de las pedagogías, pero evidencian una absoluta desarticulación con sus correlatos en materia de evaluación, didáctica, currículo, gestión, supervisión. Lo triste es que, ante la pérdida de orientación y sentido estratégico de las instituciones de formación docente, estos textos están pasando a ser de referencia y consulta en la formación inicial y continua.  Es menester denunciar su carácter anti pedagógico, a la par que recuperamos el sentido común de estas categorías manoseadas por los mercaderes de ideas.

[1] En este artículo no entraré en el debate sobre movilidad social, solo enunciare la caracterización que al respecto se hace

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*Fuente:https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/02/10/sistemas-educativos-y-desenfoque-epocal/

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Lección de matemáticas con vídeos de Youtube

Por: Susana Fernández.

El profesor Miguel Pérez ha logrado acercar esta asignatura a los alumnos a través de su canal JaqueEnMates, que acumula ya casi 15.000 suscriptores

El profesor Miguel Pérez, durante un evento de Youtube sobre educación.

El profesor Miguel Pérez, durante un evento de Youtube sobre educación. L. O.

En el IES Sierra de Mijas las ecuaciones se enseñan de una forma más cercana y amena desde que este docente, que reclama aumentar las horas de matemáticas, comenzó a subir sus vídeos, muchos por sugerencia de los estudiantes.

Las matemáticas continúan siendo una asignatura hueso para los alumnos y los resultados de informes internacionales como PISA indican que Andalucía no se mueve del furgón de cola de España. Según los últimos datos, los estudiantes andaluces han mejorado respecto al anterior balance pero la distancia con los mejores es aún muy grande. Mientras, cada vez son más los perfiles profesionales que reclaman matemáticos.

Conscientes de ello hay profesores que llevan años intentando acercar esta asignatura al alumnado, convirtiéndose incluso en youtubers educativos de éxito. Es el caso de Miguel Pérez, ingeniero de Telecomunicaciones de formación, profesor de matemáticas en el IES Sierra de Mijas y autor del canal de Youtube JaqueEnMates que acumula casi 15.000 suscriptores.

Con el objetivo de que los alumnos le pierdan el miedo a las matemáticas y vean su utilidad, este docente elabora vídeos en los que enseña a hacer fracciones o ecuaciones de segundo grado, aunque también acaba de estrenar una nueva sección divulgativa, «Momentos matemáticos», para acercar a los estudiantes la historia de las matemáticas o curiosidades como por qué la hipotenusa y los catetos se llaman así. «Si conseguimos que se acerquen un poco más a las matemáticas y a algunos les despierte interés, estará muy bien», afirma Miguel Pérez.

Ahora son muchos los canales educativos que pueden encontrarse en Youtube pero cuando este docente empezó en 2014, inspirado por la iniciativa del estadounidense Salman Khan, apenas había. «Este profesor, que ha sido Premio Príncipe de Asturias de Cooperación, subía vídeos a Youtube en los que ponía ejercicios. Y a mucha gente con dificultades económicas le servía como un profesor particular gratuito. Entonces se me ocurrió aplicar esto en España con mis alumnos», relata.

Así, este docente de origen cordobés comenzó a subir vídeos que eran tan bien recibidos por sus alumnos que incluso le proponían temas. Este curso imparte matemáticas en 2º de la ESO y sus vídeos de Youtube son una herramienta más de trabajo que los estudiantes usan tanto en clase como para estudiar en sus casas.

«Les pongo vídeos míos pero también de otros profesores. Hay un montón de material estupendo y gratuito en las redes. Además, yo imparto matemáticas bilingües y viene muy bien utilizar vídeos de profesores de EEUU o Reino Unido», detalla.


Cuando se le pregunta sobre si ha logrado que a sus alumnos les gusten las matemáticas, admite que es complicado porque es una asignatura «cuya principal potencia es la abstracción y a los 12 o 13 años les resulta muy difícil y les produce rechazo». No obstante, cree que hay formas de mejorar los resultados del informe PISA. En su opinión, no hay que considerar estos balances como «la verdad absoluta», pero «si un ranking te indica durante muchos años que vas mal, debes mirártelo».

Miguel Pérez cree que en España se debería fomentar no sólo las matemáticas, sino «el conocimiento científico. Lo que antes se llamaba hombres completos en el Renacimiento, que sabían de ciencias y de letras… Igual deberíamos volver a ese modelo y no buscar tanto la especialización», defiende.

Considera también insuficientes las horas de matemáticas que contempla el sistema educativo actual y reclama una hora diaria de matemáticas y lengua española. «De esta forma daría tiempo a trabajar las matemáticas pero también a divulgarlas. Deberíamos mirar hacia países como Singapur que tan buenos resultados están obteniendo» en esta asignatura.

Lo que sí es ya una realidad es que la tecnología ha entrado en el aula para quedarse y este docente defiende su uso como ayuda para al aprendizaje, aunque «el profesor siempre tiene que ser un referente, un guía».

En el IES Sierra de Mijas los móviles están prohibidos como regla general, pero el alumnado los utiliza en clase para actividades concretas. «Tenemos que enseñarles a usar la tecnología, a hacer un buen uso. Yo siempre digo que puedes ir en contra del móvil o usarlo como una herramienta de trabajo», afirma Miguel Pérez.

Otro de los aspectos que ha revolucionado la tecnología es la formación del profesorado ya que, como explica este docente, «antes cada maestrillo tenía su librillo y ahora tienes tu librillo y el de los demás y puedes encontrar cosas que te sorprenden». Así, apuesta por no tener complejos a la hora de copiar ideas que otros compañeros comparten en las redes sociales, igual que muchos utilizan ya sus vídeos en sus clases.

Precisamente, este año ha podido conocer en persona a otros docentes youtubers de matemáticas cuyo canal visitaba. Fue a final de curso en el primer evento de Youtube sobre educación en España, al que fue invitado para compartir experiencias. Un networking para profesores y una oportunidad de conocer a quienes están poniendo las bases del futuro de la educación. Para conocer cómo lo hace Miguel Pérez sólo hay que pinchar en: https://www.youtube.com/channel/UC3hNWfiWdj9_x_bS_LToQgg

Fuente de la reseña: https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2019/12/23/leccion-matematicas-videos-youtube/1134689.html

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