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Transición ecológica hacia una sociedad biocentrada

Por: Leonardo Boff

 

Para comprender el significado del coronavirus, tenemos que encuadrarlo en su debido contexto, no verlo aisladamente bajo la perspectiva de la ciencia y de la técnica siempre necesarias. El coronavirus viene da la naturaleza, contra la cual los seres humanos, particularmente a través del capitalismo global desde hace siglos, lleva a cabo una guerra sistemática contra esta naturaleza y contra la Tierra.

El capitalismo neoliberal gravemente herido

Concentrémonos en la causa principal que es el orden capitalista. Conocemos la lógica del capitalismo. Él se caracteriza por explotar hasta el límite la fuerza de trabajo, por el pillaje de los bienes y servicios de la naturaleza, en fin, por la mercantilización de todas las cosas. De una economía de mercado hemos pasado a una sociedad de mercado. En ella las cosas inalienables se transforman en mercancía: Karl Marx en su Miseria de la Filosofía de 1847, lo ha descrito bien: «Cosas intercambiadas, dadas pero jamás vendidas… todo se ha vuelto venal como la virtud, el amor, la opinión, la ciencia y la conciencia… todo se ha vuelto vendible y llevado al mercado». Él llamó a esto el “tiempo de la corrupción general y de la venalidad universal” (ed. Vozes 2019, p. 54-55). Es lo que se implantó desde el fin de la segunda guerra mundial.

Nosotros seres humanos, bajo el modo de producción capitalista hemos roto todos los lazos con la naturaleza, convirtiéndola en un baúl de recursos, considerados ilusamente ilimitados, en función de un crecimiento considerado también ilusamente ilimitado. Resulta que un viejo y limitado planeta no puede soportar un crecimiento ilimitado.

La Tierra viva, Gaia, un superorganismo que articula todos los factores para continuar viva y producir y reproducir siempre todo tipo de vida, ha empezado a reaccionar y a contraatacar mediante el calentamiento global, los eventos extremos en la naturaleza, y el envío de sus armas letales, que son los virus y las bacterias (gripe porcina, aviar, H1N1, zika, chikungunya, SARS, ébola y otros), y ahora el de la COVID-19, invisible, global y letal.

Este virus ha puesto a todos de rodillas, especialmente a las potencias militaristas cuyas armas de destrucción masiva (que podrían destruir toda la vida varias veces) resultan totalmente superfluas y ridículas.

A propósito de la COVID-19 ha quedado claro que cayó como un meteoro rasante sobre el capitalismo neoliberal desmantelando su ideario: el beneficio, la acumulación privada, la competencia, el individualismo, el consumismo, el estado mínimo y la privatización de la cosa pública y los bienes comunes. Ha sido gravemente herido. Ha producido demasiada iniquidad humana, social y ecológica, hasta el punto de poner en peligro el futuro del sistema-vida y del sistema-Tierra.

Mientras, planteó inequívocamente la disyuntiva: ¿vale más el lucro o la vida? ¿Debemos salvar la economía o salvar vidas humanas?

Según el ideario del capitalismo, la elección sería salvar la economía en primer lugar y luego las vidas humanas. Pero hasta hoy nadie ha encontrado la fórmula mágica para articular las dos cosas: producir riqueza y evitar la contaminación de los trabajadores. Si hubiéramos seguido la lógica del capital, todos estaríamos en peligro.

Lo que nos está salvando es lo que le falta a él: la solidaridad, la cooperación, la interdependencia entre todos, la generosidad y el cuidado mutuo de la vida de unos y otros y de todo lo que vive y existe.


Alternativas posibles para el poscoronavirus

El gran desafío que se nos plantea a cada uno de nosotros, la gran pregunta, especialmente a los dueños de las grandes corporaciones multinacionales es: ¿Cómo continuar? ¿Volver a lo que era antes? ¿Recuperar el tiempo y los beneficios perdidos?

Muchos dicen: volver simplemente a lo que era antes sería un suicidio, porque la Tierra podría volver a contraatacar con virus más violentos y mortales. Los científicos ya han advertido que dentro de poco podemos sufrir un ataque aún más feroz si no aprendemos la lección de cuidar la naturaleza y desarrollamos una relación más amistosa con la Madre Tierra.

Enumero aquí algunas alternativas, pues los señores del capital y las finanzas están en una furiosa pugna entre ellos para salvaguardar sus intereses y sus fortunas.

La primera alternativa sería volver al sistema capitalista neoliberal pero ahora de forma extremadamente radical. El 0,1% de la humanidad, los multimillonarios, serían quienes utilizarían la inteligencia artificial con capacidad para controlar a cada persona del planeta, desde su vida íntima a la privada y la pública. Sería un despotismo de otro orden, cibernético, bajo la égida del control/dominación total de la vida de las poblaciones.

Esta alternativa no ha aprendido nada de la COVID-19, ni ha incorporado el factor ecológico. Bajo la presión general puede asumir una responsabilidad socioecológica para no perder beneficios ni seguidores.

Pero siempre que hay un poder dominador surge un antipoder incluso con rebeliones causadas por el hambre y la desesperación.

La segunda alternativa sería el capitalismo verde, que ha sacado lecciones del coronavirus y ha incorporado el hecho ecológico: reforestar lo devastado, conservar la naturaleza existente al máximo. Pero no cambiaría el modo de producción ni la búsqueda de beneficio.

Lo verde no discute la desigualdad social perversa y haría de todos los bienes naturales una ocasión de ganancia. Ejemplo: no sólo ganar con la miel de abejas, sino también con su capacidad de polinizar otras plantas. La relación con la naturaleza y la Tierra es utilitaria y no se le reconocen derechos, como declara la ONU, ni su valor intrínseco, independiente del ser humano. Sigue todavía antropocéntrico.

La tercera sería el comunismo de tercera generación, que no tendría nada que ver con las anteriores, poniendo los bienes y servicios del planeta bajo una administración colectiva y central. Podría ser posible, pero supone una nueva conciencia, además de no dar centralidad a la vida en todas sus formas. Seguiría siendo antropocéntrico. Está en parte representado por los filósofos Zizek y Badiou. Debido a los perjuicios existentes y al recuerdo de lo que fue el comunismo de Estado del imperio soviético, controlador y represor, tiene pocos seguidores.

La cuarta sería el eco-socialismo, con mayores posibilidades. Supone un contrato social global con un centro plural de gobierno para resolver los problemas globales de la humanidad. Los bienes y servicios naturales limitados y muchos no renovables se distribuirían equitativamente entre todos, con un consumo decente y sobrio que incluiría también a toda la comunidad de la vida, que también necesita medios de vida y de reproducción.

Esta alternativa estaría dentro de las posibilidades humanas, a condición de desarrollar una sólida conciencia ecológica, volverse un dato de toda la sociedad con responsabilidad por la Tierra y la naturaleza. A mi juicio es todavía sociocéntrico. Le falta incorporar la nueva cosmología y los datos de las ciencias de la vida, de la complejidad, viendo a la Tierra como un momento del gran proceso cosmogénico, biogénico y antropogénico: Tierra como Gaia, un superorganismo que se autorregula y garantiza la vida de todos los vivientes.

La quinta alternativa sería el buen vivir y convivir, ensayada durante siglos por los pueblos andinos. Es profundamente ecológica, porque considera a todos los seres como portadores de derechos. El eje articulador es la armonía que comienza con la familia, con la comunidad, con la naturaleza, con todo el universo, con los antepasados y con la Divinidad. Esta alternativa tiene un alto grado de utopía pero quizás la humanidad, cuando se descubra a sí misma como una especie viviendo en una única Casa Común, sea capaz de lograr el buen vivir y convivir.

Conclusión de esta parte: Está claro que la vida, la salud y los medios de vida están en el centro de todo, no el beneficio y el desarrollo (in)sostenible. Se exigirá más Estado con más seguridad sanitaria para todos, un Estado que satisfaga las demandas colectivas y promueva un desarrollo que obedezca a los límites y al alcance de la naturaleza.

Como el problema del coronavirus es global se hace necesario un contrato social global, con un cuerpo plural de dirección y coordinación, para implementar una solución global.

O salvamos a la naturaleza y a la Tierra o engrosaremos la procesión de los que se dirigen al abismo.

¿Cómo buscar una transición ecológica, exigida por la acción mortífera de la COVID-19? ¿Por dónde empezar?

No podemos subestimar el poder del “genio” del capitalismo neoliberal: él es capaz de incorporar los datos nuevos, transformarlos en su beneficio privado y usar para ello todos los medios modernos de robotización, la inteligencia artificial con sus miles de millones de algoritmos y eventualmente las guerras híbridas. Puede convivir sin piedad, indiferente, con los millones y millones de hambrientos y arrojados a la miseria.

Por otra parte, los que buscan una transición paradigmática, dentro de la cual me sitúo yo, deben proponer otra forma de habitar la Casa Común, con una convivencia respetuosa de la naturaleza y cuidado con todos los ecosistemas, deben generar en la base social otro nivel de conciencia y nuevos sujetos portadores de esta alternativa.

Para esa inmensa tarea tenemos que descolonizarnos de las visiones del mundo y de falsos valores como el consumismo inculcados por la cultura del capital. Tenemos que ser antisistema y alternativos.

Presupuestos para una transición bien sucedida

El primero es la vulnerabilidad de la condición humana, expuesta a ser atacada por enfermedades, bacterias y virus.

Dos factores están en el origen de la invasión de microorganismos letales: la excesiva urbanización humana que ha avanzado sobre los espacios de la naturaleza destruyendo los hábitats naturales de los virus y las bacterias, que saltan a otro ser vivo o al cuerpo humano. El 83% de la humanidad vive en ciudades.

El segundo factor es la deforestación sistemática debida a la voracidad del capital, que busca la riqueza con el monocultivo de soja, de caña de azúcar, de girasol o con la producción de proteínas animales (ganado), devastando bosques y selvas, y desequilibrando el régimen de humedad y de lluvias en extensas regiones como la Amazonia.

Segundo presupuesto: la inter-retro-relación de todos con todos. Somos, por naturaleza, un nudo de relaciones orientado hacia todas las direcciones. La bioantropología y la psicología evolutiva han dejado claro que la esencia específica del ser humano es cooperar y relacionarse con todos. No hay ningún gen egoísta, formulado por Dawkins a finales de los 60 del siglo pasado sin ninguna base empírica. Todos los genes están interrelacionados entre sí y dentro de las células. Nadie está fuera de la relación. En este sentido, el individualismo, valor supremo de la cultura del capital, es antinatural y no tiene ninguna sustentación biológica.

Tercer presupuesto es el cuidado esencial: Pertenece a la esencia de lo humano el cuidado sin el cual no subsistiríamos. El cuidado es además una constante cosmológica: las cuatro fuerzas que sostienen el universo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte) actúan sinérgicamente con extremo cuidado sin el cual no estaríamos aquí reflexionando sobre estas cosas.

El cuidado supone una relación amiga de la vida, protectora de todos los seres porque los ve como un valor en sí mismos, independiente del uso humano. Fue la falta de cuidado de la naturaleza, devastándola, lo que hizo que los virus perdieran su hábitat, conservado durante miles de años y pasaran a otro animal o al ser humano. El ecofeminismo ha aportado una contribución significativa a la preservación de la vida y de la naturaleza con la ética del cuidado desarrollada por ellas, porque el cuidado es del ser humano, pero adquiere una especial densidad en las mujeres.

Cuarto presupuesto: la solidaridad como opción consciente. La solidaridad está en el corazón de nuestra humanidad. Los bioantropólogos nos han revelado que este dato es esencial al ser humano. Cuando nuestros antepasados buscaban sus alimentos, no los comían aisladamente. Los llevaban al grupo y servían a todos empezando por los más jóvenes, después a los mayores y luego a todos los demás. De esto surgió la comensalidad y el sentido de cooperación y solidaridad. Fue la solidaridad la que nos permitió dar el salto de la animalidad a la humanidad. Lo que fue válido ayer también vale para hoy.

Esta solidaridad no existe sólo entre los humanos. Es otra constante cosmológica: todos los seres conviven, están involucrados en redes de relaciones de reciprocidad y solidaridad de forma que todos puedan ayudarse mutuamente a vivir y co-evolucionar. Incluso el más débil, con la colaboración de otros subsiste, tiene su lugar en el conjunto de los seres y coevoluciona.

El sistema del capital no conoce la solidaridad, solo la competición que produce tensiones, rivalidades y verdaderas destrucciones de otros competidores en función de una mayor acumulación.

Hoy en día el mayor problema de la humanidad no es ni el económico, ni el político, ni el cultural, ni el religioso, sino la falta de solidaridad con otros seres humanos que están a nuestro lado. El capitalismo ve a cada uno como un consumidor eventual, no como una persona humana con sus preocupaciones, alegrías y sufrimientos.

Es la solidaridad la que nos está salvando ante el ataque del coronavirus, empezando por el personal sanitario que arriesga desinteresadamente su vida para salvar otras vidas. Vemos actitudes de solidaridad en toda la sociedad, pero especialmente en las periferias, donde la gente no puede aislarse socialmente y no tiene reservas de alimentos. Muchas familias que recibieron canastas de alimentos las repartían con otros más necesitados.

Pero no basta con que la solidaridad sea un gesto puntual. Debe ser una actitud básica, porque está en la esencia de nuestra naturaleza. Tenemos que hacer la opción consciente de ser solidarios a partir de los últimos e invisibles, de aquellos que no cuentan para el sistema imperante y son considerados como ceros económicos, prescindibles. Sólo así deja de ser selectiva y engloba a todos, porque todos somos coiguales y nos unen lazos objetivos de fraternidad.

Transición hacia una civilización biocentrada

Toda crisis hace pensar y proyectar nuevas ventanas de posibilidades. El coronavirus nos ha dado esta lección: la Tierra, la naturaleza, la vida en toda su diversidad, la interdependencia, la cooperación y la solidaridad deben ser centrales en la nueva civilización si queremos sobrevivir.

Parto de la interpretación siguiente: que nosotros fuimos los primeros que atacamos a la naturaleza y a la Madre Tierra durante siglos, pero ahora la reacción de la Tierra herida y la naturaleza devastada se está volviendo en contra nuestra.

Tierra-Gaia y naturaleza están vivas y en tanto que vivas sienten y reaccionan a las agresiones. La multiplicación de señales que la Tierra nos ha enviado, empezando por el calentamiento global, la erosión de la biodiversidad del orden de 70-100 mil especies por año (estamos dentro de la sexta extinción masiva en la era del antropoceno y del necroceno) y otros eventos extremos, deben ser captados e interpretados.

O cambiamos nuestra relación con la Tierra y la naturaleza en el sentido de sinergia, cuidado y respeto, o la Tierra puede no querernos más sobre su superficie. Y esta vez no hay un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás. O todos nos salvamos o todos pereceremos.

Casi todos los análisis de la COVID-19 se centraron en la técnica, la medicina, la vacuna para salvar vidas, el aislamiento social y el uso de mascarillas para protegernos y no contaminar a los demás. Todo eso hay que hacerlo y es indispensable.

Rara vez se habla de la naturaleza, aunque el virus vino de la naturaleza. Eso lo hemos olvidado.

La transición de una sociedad capitalista de superproducción de bienes materiales a una sociedad que sustente toda la vida con valores humano-espirituales como el amor, la solidaridad, la compasión, la interdependencia, la justa medida, el respeto y el cuidado no se producirá de la noche a la mañana.

Será un proceso difícil que requiere, en palabras del Papa Francisco en su encíclica “Sobre el cuidado de la Casa Común”, una “conversión ecológica radical”, que nos llevará a incorporar relaciones de cuidado, protección y cooperación: un desarrollo hecho con la naturaleza y no contra la naturaleza.

El sistema imperante puede conocer una larga agonía, pero no tendrá futuro. En mi opinión, no seremos nosotros los que lo derrotaremos para siempre, sino la propia Tierra, negándole las condiciones para su reproducción al haber excedido los límites de los bienes y servicios de la Tierra superpoblada. Este colapso se verá reforzado por la acumulación de críticas y de prácticas humanas que siempre se han resistido a la explotación capitalista.

La incorporación del nuevo paradigma cosmológico, biológico y antropológico

Para una nueva sociedad posCOVID-19 hay que asumir los datos del nuevo paradigma, que ya tiene un siglo de existencia pero que hasta ahora no ha logrado conquistar la conciencia colectiva ni la inteligencia académica, ni mucho menos la cabeza de los “decision makers” políticos.

Este paradigma es cosmológico. Parte del hecho de que todo se originó a partir del big bang ocurrido hace 13.7 mil millones de años. De su explosión salieron las estrellas rojas gigantes y con su explosión, las galaxias, las estrellas, los planetas, la Tierra y nosotros mismos. Todos estamos hechos de polvo cósmico.

La Tierra que tiene ya 4.3 mil millones de años y la vida unos 3.8 mil millones de años están vivas. La Tierra, y esto es un dato de ciencia ya aceptado por la comunidad científica, no sólo tiene vida en ella sino que está viva y produce todo tipo de vidas.

El ser humano que apareció hace unos 10 millones de años es la porción de la Tierra que en un momento de alta complejidad comenzó a sentir, a pensar, a amar y a cuidar. Por eso hombre viene de humus, de tierra buena.

Inicialmente mantenía una relación de coexistencia con la naturaleza, luego pasó a intervención en ella a través de la agricultura y en los últimos siglos ha llegado a la agresión sistemática mediante la tecnociencia. Esta agresión se ha llevado a cabo en todos los frentes hasta el punto de poner en peligro el equilibrio de la Tierra y ser incluso una amenaza de autodestrucción de la especie humana con armas nucleares, químicas y biológicas.

Esta relación de agresión está detrás de la actual crisis de salud. De seguir adelante, la agresión podría traernos crisis más fuertes hasta aquello que los biólogos temen: The Next Big One, aquel próximo gran virus inatacable y fatal que llevará a la desaparición de la especie humana de la faz de la Tierra.

Para evitar este posible armagedón ecológico, es urgente renovar con la Tierra viva el contrato natural violado: ella nos da todo lo que necesitamos y garantiza la sostenibilidad de los ecosistemas. Y nosotros, según el contrato, le devolvemos cuidado, respeto a sus ciclos y le damos tiempo para que regenere lo que le quitamos. Este contrato natural ha sido roto por ese estrato de la humanidad que explota los bienes y servicios, deforesta, contamina las aguas y los mares.

Es decisivo renovar el contrato natural y articularlo con el contrato social: una sociedad que se siente parte de la Tierra y de la naturaleza, que asume colectivamente la preservación de toda la vida, mantiene en pie sus bosques que garantizan el agua necesaria para todo tipo de vida, regenera lo que fue degradado y fortalece lo que ya está preservado.

La relevancia de la región: el biorregionalismo

Dado que la ONU ha reconocido a la Tierra como la Madre Tierra y los derechos de la naturaleza, la democracia tendrá que incorporar nuevos ciudadanos, como los bosques, las montañas, los ríos, los paisajes. La democracia sería socio-ecológica. Solamente Bolivia y Ecuador han inaugurado el constitucionalismo ecológico al reconocer los derechos de la Pacha Mama y de los demás seres de la naturaleza.

La vida será el faro orientador y la política y la economía estarán al servicio no de la acumulación sino de la vida. El consumo, para que sea universalizado, deberá ser sobrio, frugal, solidario. Y la sociedad estará suficiente y decentemente abastecida.

Para finalizar, una palabra sobre el biorregionalismo. La punta de lanza de la reflexión ecológica se está concentrando actualmente en torno a la región. Tomando la región, no como ha sido definida arbitrariamente por la administración, sino con la configuración que ha hecho la naturaleza, con sus ríos, montañas, bosques, llanuras, fauna y flora y especialmente con los habitantes que viven allí. En la biorregión se puede crear realmente un desarrollo sostenible que no sea meramente retórico sino real.

Las empresas serán preferentemente medianas y pequeñas, se dará preferencia a la agroecología, se evitará el transporte a regiones distantes, la cultura será un importante elemento de cohesión: las fiestas, las tradiciones, la memoria de personas notables, la presencia de iglesias o religiones, los diversos tipos de escuelas y otros medios modernos de difusión, de conocimiento y de encuentro con la gente.

Pensando en un futuro posible con la introducción del bioregionalismo, la Tierra seria como un mosaico hecho con distintas piezas de diferentes colores: son las diferentes regiones y ecosistemas, diversos y únicos, pero todos componiendo un único mosaico, la Tierra. La transición se hará mediante procesos que van creciendo y articulándose a nivel nacional, regional y mundial, haciendo crecer la conciencia de nuestra responsabilidad colectiva de salvar la Casa Común y todo lo que le pertenece.

La acumulación de nueva conciencia nos permitirá saltar a otro nivel donde seremos amigos de la vida, abrazaremos a cada ser porque todos, desde las bacterias originales, pasando por los grandes bosques, los dinosaurios, los caballos, los colibríes y nosotros, tenemos el mismo código genético, los mismos 20 aminoácidos y las 4 bases nitrogenadas o fosfatadas. Es decir, todos somos parientes unos de otros con una fraternidad terrenal real como afirman la Carta de la Tierra y la encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la Casa Común del Papa Francisco.

Será la civilización de la “felicidad posible” y de la “alegre celebración de la vida”.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=993

Imagen: https://pixabay.com/

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Nuevo revés para las restricciones al aborto legal en Estados Unidos

América del Norte/ Estados Unidos/ 30.06.2020/ Por: Celeste Murillo/ Fuente: www.laizquierdadiario.com.ve.

La Corte Suprema de Estados Unidos falló en contra de las restricciones al aborto legal que instalaba una ley del del estado de Louisiana. Nuevo revés para Donald Trump y la agenda contra las mujeres y personas LGBT.

El lunes, la Corte Suprema de Estados Unidos falló en contra de una ley de Louisiana que restringía el acceso al aborto legal en el estado. Este fallo es el primero desde el nombramiento de dos jueces conservadores, herramienta clave para la agenda ultra conservadora que apoya el gobierno de Donald Trump en materia de derechos. La Casa Blanca reaccionó al fallo con un comunicado en el que se refirió a la medida como «desafortunada» y que «devalúa» el valor de la vida del “niño por nacer”.

En Estados Unidos, el aborto legal está garantizado desde 1973 por el fallo de la Corte Suprema en el caso Roe versus Wade. Pero desde esa misma fecha, las iglesias cristianas y la derecha conservadora han intentado recortarlo. Durante las últimas décadas se impulsaron más de 1200 restricciones al derecho a decidir de las mujeres, y casi el 30 % fueron promulgadas de 2010 en adelante (es decir durante las administraciones de Barack Obama y la actual de Donald Trump).

Este fallo se da en un contexto en el que el acceso al aborto legal está en la mira. A los recortes provocados por las restricciones estatales se le sumaron los obstáculos que resultan de la crisis sanitarias provocada por el Covid-19. Esa combinación resulta un escenario muy complicado para la mayoría de las mujeres que deben interrumpir un embarazo durante la pandemia. El Guttmacher Institute, que sigue de cerca la situación del aborto legal en Estados Unidos, estima que la mitad de todas las mujeres del país vive en estados que son hostiles al derecho al aborto legal.

Nadie quiere salir en la foto con Donald Trump

La decisión de la Corte es un revés para Donald Trump que atraviesa un momento crítico de su administración, signado por las protestas contra el racismo y la crisis económica. No es la primera, a mediados de junio, se conoció el fallo que impedía la discriminación por identidad de género y orientación sexual en el lugar de trabajo y el que apoya el programa de los llamados dreamers, hijos e hijas menores migrantes.

La Corte Suprema cuenta hoy con mayoría conservadora pero eso no significa luz verde para la agenda de la ultraderecha. El fallo contra la ley de Louisiana, que buscaba restringir el acceso al aborto legal obligando a las clínicas que realizan abortos a tener acuerdos derivación automática a hospitales de mayor complejidad. De haber sido aprobada hubiera significado el cierre completo de dos tercios de ese tipo de clínicas en el estado.

La ley que votó la legislatura estatal de Louisiana en 2014 obligaba a clínicas y profesionales que realizan interrupciones legales del embarazo a tener un permiso de derivación a hospitales de alta complejidad en un radio de 50 kilómetros. Esto complicaba a los centros de salud alejados de los grandes centros urbanos. Con la excusa de garantizar la atención médica se buscó reducir la cantidad de clínicas y así restringir el acceso a un derecho.

Política oficial

El gobierno de Donald Trump se involucró de forma directa en la campaña contra el acceso al aborto legal desde su asunción. Una de las primeras órdenes ejecutivas que firmó como presidente fue la que prohíbe el uso de fondos públicos para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto legal en el extranjero, una política republicana que data de la década de 1980 y que Barack Obama había cancelado.

En 2017, por primera vez, un miembro del poder Ejecutivo en funciones participó de la llamada “Marcha por la vida”. El vicepresidente Mike Pence, ultraconservador y conocido por su perfil homofóbico y opositor al derecho de las mujeres a decidir, fue el primer vicepresidente de EE. UU. en funciones en encabezar la marcha en Washington contra el derecho al aborto.

El intento de restringir el aborto legal en Louisiana no es el primero. En 2016, una prohibición en el estado de Texas había llegado a la Corte Suprema con un objetivo similar: revertir el fallo Roe vs. Wade que legalizó el derecho al aborto en Estados Unidos. El argumento para fallar contra esas restricciones es similar: no existen beneficios para la salud de las pacientes y representa un obstáculo al acceso a un derecho.

Louisiana es uno de los estados con más prohibiciones relacionadas con la salud reproductiva. La ley de derivación automática es una de las 89 restricciones estatales promulgadas desde 1973. Estas medidas impactan sobre todo en la mujeres pobres, que no pueden pagar prácticas privadas, viajar a otros estados y otras formas de sortear los obstáculos al aborto legal.

El otro debate sobre el que deberá pronunciarse la Corte Suprema es la cobertura de métodos anticonceptivos. Bajo el plan de salud impulsado por el expresidente Barack Obama, las iglesias e instituciones educativas religiosas estaban exentas de proveer cobertura médica que fuera en contra de sus creencias. Esa concesión permitía a los empleadores religiosos no garantizar acceso a los métodos anticonceptivos, pero no prohibía que los agentes de salud los proveyeran.

La administración de Trump y la ONG católica Little Sisters of the Poor llevaron el caso al Tribunal Supremo. Buscan extender las exenciones para todos los empleadores que no quieran brindar cobertura de anticonceptivos por motivos religiosos. Si la Corte fallara a favor de Trump, se estima que entre 70 mil y 126 mil mujeres podrían perder acceso a anticonceptivos mediante su cobertura médica.

Advertencia

Las organizaciones feministas y que defienden los derechos reproductivos de las mujeres y las personas con capacidad de gestar recibieron el fallo como una victoria. Sin embargo, alertaron sobre nuevos avances contra el aborto legal.

Es una advertencia adecuada: desde que se reconoció el derecho de las mujeres a decidir en 1973, muchos estados avanzaron en restricciones y prohibiciones. Se estima que en Estados Unidos, 29 estados tienen legislaciones hostiles al derecho al aborto y 6 de cada 10 mujeres en edad reproductiva viven en estos estados.

El aborto legal es la única garantía para el acceso igualitario a un derecho elemental. Cualquier retroceso no significará menos interrupciones voluntarias sino más desigualdad: solo aquellas mujeres que puedan pagarlos accederán a abortos seguros. El resto será arrojado a la clandestinidad y los riesgos para la salud.

Fuente de la noticia: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Nuevo-reves-para-las-restricciones-al-aborto-legal-en-Estados-Unidos

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¿Cómo perciben los docentes la preparación digital de la Educación Superior en América Latina?

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Tres de cuatro docentes en Latinoamérica no se sienten preparados para incorporar nuevas tecnologías en el aula ante la emergencia del COVID-19, revela un estudio del Tec de Monterrey y el BID.

La pandemia por el COVID-19 ha acelerado la integración tecnológica en la enseñanza universitaria. Sin embargo, tres de cuatro docentes en la región no se sienten preparados para incorporar nuevas tecnologías digitales en el aula. Esto de acuerdo con un estudio regional realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Tecnológico de Monterrey entre febrero y marzo 2020, en el cual se consultó a más de 800 docentes universitarios sobre la penetración de las tecnologías digitales en las universidades.

El estudio encontró que la falta de recursos tecnológicos y financieros, planeación estratégica y capacitación son considerados los principales retos para su integración. Además, incrementar los espacios de colaboración, el diagnóstico de habilidades digitales y las oportunidades de capacitación docente, son esenciales para afrontar los desafíos educativos que impone la pandemia.

A continuación presentamos algunos de los hallazgos clave de este estudio.

El COVID 19 ha situado a las tecnologías digitales como protagonistas en los procesos de enseñanza y aprendizaje

  • En la educación superior, la pandemia ha afectado a más de 26 millones de estudiantes y 1.4 millones de docentes que pasaron súbitamente a un ambiente de enseñanza remota de emergencia para dar continuidad a los procesos educativos.

  • Pre-COVID-19, solo el 19 % de los programas se centraba en educación a distancia y 16 % utilizaban modalidades híbridas (blended) en las universidades con enfoque virtual.

Falta de capacitación efectiva, acceso a internet y financiamiento, se perciben como los principales retos para la incorporación de tecnologías digitales en las universidades

  • El 90 % de los docentes considera útiles las tecnologías digitales para mejorar los procesos de aprendizaje. Sin embargo, existen importantes retos para su adopción.

  • En Argentina y Perú, 40 % y 30 % de los docentes, respectivamente, consideran que la falta de acceso a internet es el principal obstáculo.

  • El 27 % de los docentes en Colombia y 22 % en México considera la falta de financiamiento y acceso a nuevas tecnologías como los principales retos.

  • En todos los países participantes, la falta de capacitación docente presenta una de las principales dificultades para la implementación de tecnologías digitales para el aprendizaje.

¿Cuáles son los obstáculos o retos para usar tecnologías digitales en el proceso de enseñanza aprendizaje?

Obstáculos y retos docentes.png

Preparación docente para la inclusión de tecnologías digitales en el aula

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Disponibilidad y efectividad de programas de capacitación digital docente en las universidades

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Uno de cada cuatro docentes se siente totalmente preparado para incorporar nuevas herramientas digitales en sus cursos

  • El 74 % de los docentes reporta conocer nuevas tecnologías aplicables a los cursos y disciplinas que enseñan.

  • El 30 % de los docentes con entre 6 y 20 años de experiencia se sienten totalmente preparados para incorporar nuevas tecnologías. Solo 20 % y 22 % de los docentes con experiencia entre 0 y 5 o más de 20 años de experiencia lo hace.

  • Mientras que el 19 % de los docentes en instituciones privadas se siente poco o nada preparado, el 26 % de los docentes en universidades públicas tiene esta percepción (no existiendo diferencias significativas entre las edades ni años de experiencia entre los dos grupos).

Siete de cada diez docentes consideran el costo o la falta de recursos para el licenciamiento de la tecnología digital, un factor que dificulta su adopción

  • La brecha entre la disponibilidad de programas de capacitación digital reportados por docentes de universidades públicas y privadas es de 23 puntos porcentuales.

  • Seis de cada diez docentes que reportan contar con programas de capacitación, los encuentran efectivos.

  • Un 59 % de los docentes reporta que su universidad no ha desarrollado ningún sistema de incentivos para promover el desarrollo de proyectos utilizando tecnologías digitales.

  • Del total de docentes de universidades públicas, 64 % no considera que existan sistemas de incentivos. Esta proporción es de 54 % en universidades privadas.

Cuatro de cada diez docentes reportan no tener o que la velocidad de acceso a internet en su institución no es óptima

  • En Argentina, el 60 % de los docentes encuestados reporta tener una baja o ninguna conexión a internet dentro de sus IES, en México o Colombia esta proporción es inferior al 35 %.

  • Mientras 19 % de los docentes de universidades privadas reportan no tener acceso a internet o su velocidad es baja, esta proporción asciende al 55 % en universidades públicas.

  • El 75 % de los docentes encuestados reportó que su Institución contaba con alguna plataforma tecnológica para la gestión de los aprendizajes.

  • Esta proporción es el 86 % de los docentes de universidades privadas y sólo el 68 % de universidades públicas.

El costo de licenciamiento es uno de los obstáculos más importantes para la apropiación de tecnología digital

  • Siete de cada diez docentes consideran el costo o la falta de recursos para el licenciamiento de la tecnología digital un factor que dificulta su adopción.

  • Esta percepción es mayor entre docentes en universidades públicas (76 %) que entre docentes de universidades privadas (67 %).

  • Entre los países del estudio, esta proporción va desde el 69 % de los docentes en Argentina, hasta el 77 % de los docentes en Colombia.

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Uno de cada cuatro docentes considera que su institución no tiene una visión de cómo utilizar las tecnologías digitales para mejorar la enseñanza y el aprendizaje

  •  Esta relación es de uno de cada cinco (17 %) para docentes de universidades privadas y de uno de cada tres en universidades públicas (32 %).

  • Tres de cada siete docentes considera que no existen espacios colegiados de discusión para promover y planificar el uso de tecnología para la mejorar los aprendizajes.

  • Esta proporción es de 38 % entre los docentes de universidades privadas frente al 50 % en universidades públicas.

  • Seis de cada diez docentes que reportan contar con programas de capacitación digital los encuentran efectivos.

Las herramientas digitales son ahora centrales para la educación superior, es esencial aprovechar las oportunidades disponibles para acelerar su adopción

  •  Facilitar espacios para el intercambio de experiencias entre universidades públicas, privadas o entidades no universitarias puede facilitar el aprendizaje horizontal entre docentes.

  • Países como Colombia y México han abierto amplios espacios para la discusión e intercambio de experiencias digitales como programas de apadrinamiento entre docentes dentro y fuera de las universidades.

  • Estrategias para la digitalización docente como DigCompEdu en la UE y herramientas de autoevaluación digital docente como Check-In pueden mejorar su preparación digital y los aprendizajes durante y después de la emergencia.

Para más información visita:

Web: publications.iadb.org/es/nota-cima-21-covid-19-tecnologias-digitales-y-educacion-superior-que-opinan-los-docentes
Twitter: @BIDEducacion
Contacto: education@iadb.org

Referencias:
UNESCO, 2020.
OECD (2015, p. 68) “E-Learning in Higher Education in Latin America”.

Fuente de la reseña: https://observatorio.tec.mx/edu-news/encuesta-preparacion-digital-docentes-universitarios-america-latina

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80% de los estudiantes venezolanos no contó con plataforma tecnológica para recibir educación a distancia

América del Sur/ Venezuela/ 30.06.2020/ Fuente: www.elnacional.com.

Al finalizar junio, cuando en condiciones de normalidad debería estar culminando el año escolar, 80% de los estudiantes venezolanos no pudo cumplir los requisitos académicos por falta de dispositivos tecnológicos para recibir clases a distancia.

«Más del 80% del estudiantado venezolano no tenía los recursos tecnológicos: Internet, teléfonos inteligentes, etcétera, para recibir el mensaje educativo vía online. Eso fue un total y rotundo fracaso. Eso de la educación remota fue pura retórica», dijo a TVV Noticias.

Educación en tiempos de pandemia

A raíz de la llegada del coronavirus en Venezuela, en marzo, el régimen de Nicolás Maduro ordenó la suspensión de clases presenciales en todos los niveles de instrucción.

En reiteradas ocasiones, voceros del régimen, como Aristóbulo Istúriz, aseguraron que con el fin de evitar la pérdida del año escolar se implementarían mecanismos para educación remota.

Sin embargo, profesores y estudiantes han denunciado que parte del alumnado carece de equipos como computadoras y teléfonos inteligentes.

Además, a ello se suman las dificultades en lo que respecta al ancho de banda de Internet y a los cortes de energía eléctrica.

Fuente de la noticia: https://www.elnacional.com/venezuela/80-de-los-estudiantes-venezolanos-no-conto-con-plataforma-tecnologica-para-recibir-educacion-a-distancia/

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Bolivia: Maestros Rurales cumplen siete días en huelga de hambre

América del Sur/ Bolivia/ 30.06.2020/ Fuente: www.elperiodico-digital.com.

La Federación de Maestros Rurales de Tarija, cumple su séptimo día en huelga de hambre, en contra el Ministro de Educación Víctor Hugo Cárdenas, argumentando que las decisiones que ha tomado, no son las mejores y que hoy en día es necesario buscar otros mecanismos para la formación.
El ejecutivo de la Federación de Maestros Rurales de Tarija, Efraín Sánchez, argumentó que no es conveniente aplicar la educación virtual, puesto que en las comunidades más lejanas no tienen acceso a internet y no podrán encontrar computadoras o celulares de última generación para aprender.
«Para mí lo que se debe hacer es analizar cada una de las situaciones, puesto que no podemos comparar al campo con la ciudad, pues en Tarija si tienen computadoras y teléfonos inteligentes, pero en las áreas más alejadas no», dijo Sánchez.
Por otro lado, refirió que la pandemia a raíz del coronavirus, detonó en que las familias se vean sumergidas en una crisis económica, ya que no hay la posibilidad de generar recursos.
Entre tanto, el secretario de Técnica Docente de los Maestros Rurales, Nestor Condori, que estuvo desde el principio de la medida de presión, aseguró que seguirán con esta acción hasta las últimas consecuencias.

Fuente de la noticia: https://www.elperiodico-digital.com/2020/06/30/maestros-rurales-cumplen-siete-dias-en-huelga-de-hambre/

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África existe y el coronavirus se suma a otras tragedias: hambre, falta de agua, difícil acceso a educación y sanidad, conflictos…

Por: Mariano Tomás.

 

África existe, aunque es el continente más olvidado, y la pandemia del coronavirus también le afecta, pues se suma a otras muchas tragedias, pero ocupa poco espacio en los medios de comunicación, donde se trata mucho más el virus en el Primer Mundo. Allí, hay millones de personas que pasan hambre, no tienen agua potable, el acceso a la educación y a la sanidad sigue siendo un desafío en el siglo XXI, también hay millones de desplazados y refugiados, demasiados conflictos y hasta terrorismo yihadista.

Hace unas semanas, se ha celebrado el Día Mundial de África, 57 años después de que los líderes de 32 estados del continente se reunieran en Addis Abeba (Etiopía) para la formar la Organización de la Unidad Africana (OUA) -hoy llamada Unión Africana (UA)-. Un continente de 54 países que tiene más de 1.300 millones de habitantes, representando el 17% de la población mundial: el 60% depende de la agricultura, y ya se superan los 350.000 casos confirmados y los 9.100 muertos por Covid-19.

áfrica hambre

En 2019, más de la mitad de los 135 millones de personas que padecieron hambre severa en el mundo, es decir, unos 73 millones, eran de África (sobre todo de países como República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán del Sur, Sudán y Nigeria). La crisis que ha provocado la pandemia del coronavirus está intensificando las crisis alimentarias que ya existían.

En 2019, más de la mitad de los 135 millones de personas que padecieron hambre severa, es decir, unos 73 millones, eran de África… y el coronavirus está intensificando las crisis alimentarias

Varias ONG estiman que otros 5,5 millones de personas tendrán problemas para garantizar su comida en la zona del Sahel central durante la estación de escasez, una cifra 2,5 veces superior a la medida de los últimos cinco años. Asimismo, en la región oriental hay unos 20 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, pero podrían aumentar hasta los 34 millones por una triple amenaza: el brote de langostas del desierto, el coronavirus y las inundaciones. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que la segunda fase sea peor que la primera (la cual destruyó miles de hectáreas de cultivo y pasto en varios países) y la ONU ha advertido que las restricciones impuestas para contener la pandemia han dificultado el suministro de pesticidas, bioinsecticidas y equipos para el control de dicha plaga.

En África, 358 millones de personas viven sin acceso a agua potable, más de la mitad de los 748 millones que hay en todo el mundo sin este derecho humano. En dicho continente, la gente camina 40.000 millones de horas todos los años para abastecerse de agua, según Unicef. Además, alberga a dos de los tres países del mundo donde más de la mitad de la población sufre falta de agua potable: Mozambique y República Democrática del Congo. Todo esto supone una dificultad extra ante el coronavirus, donde las medidas de higiene tienen gran importancia a la hora de la prevención y de frenar el contagio.

En África, 358 millones de personas viven sin acceso a agua potable, pese a que es un derecho humano

áfrica

El acceso a la educación y a la sanidad sigue siendo una asignatura pendiente en el siglo XXI. Precisamente, Misiones Salesianas los incluyó entre los grandes desafíos de este continente “lleno de esperanza y de futuro”, que recordó con motivo del Día de África. Esta organización sin ánimo de lucro trabaja en 44 países dando educación a miles de niños y jóvenes para que los pueblos avancen y las personas salgan de la pobreza, pero ante la pandemia del coronavirus también se dedica a llevar ayuda de emergencia. Entre el resto de desafíos, está la paz y la seguridad (por los conflictos que hay en varios países y el terrorismo yihadista), potenciar el papel de la mujer y de los jóvenes, y el cambio climático.

En África también hay millones de desplazados y refugiados, debido en gran parte a los conflictos y al terrorismo yihadista. En concreto, en las regiones de África Occidental y Central hay cerca de 5,6 millones de desplazados internos, 1,3 millones de refugiados, 1,4 millones de retornados que siguen necesitando asistencia y 1,6 millones de personas apátridas, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Y en toda la región del Sahel, los conflictos armados y los ataques de grupos terroristas yihadistas (filiales de Al Qaeda y Estado Islámico) han desplazado a casi 3 millones de personas, de los que cerca de un millón se han producido desde 2019. El 20 de junio se celebra el Día Mundial de las Personas Refugiadas y recientemente, Acnur ha dado a conocer que el año pasado había 79,5 millones en todo el mundo en dicha situación, frente a los 70,8 millones de 2018, de los que 45,7 millones había huido a otras zonas de su país y el resto estaban refugiados en otros países.

En África Occidental y Central hay cerca de 5,6 millones de desplazados internos, 1,3 millones de refugiados, 1,4 millones de retornados que siguen necesitando asistencia y 1,6 millones de personas apátridas

áfrica mascarilla

Por si todo esto no fuera suficiente, el coronavirus también ha provocado que se hayan cancelado vacunaciones rutinarias de niños, como señala Anne Jung, consultora de la ONG Médico International, debido a los cierres por cuarentena. De hecho, estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hablan de que 117 millones de niños de 24 países (la mayoría africanos) no pudieron recibir sus vacunas contra el sarampión. Algo que podría contribuir al resurgimiento de enfermedades infecciosas como el sarampión y la polio, y también está habiendo problemas en la lucha contra la tuberculosis. Asimismo, la malaria sigue siendo la mayor causa de muerte en África y la OMS ha estimado 769.000 muertes por esta enfermedad en el peor de los escenarios en el África subsahariana este año, el doble que en 2018.

En una cumbre virtual organizada por Naciones Unidas para discutir la financiación de las políticas de desarrollo ante la pandemia, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha pedido dar atención especial a África. Considera que si no se ofrece la solidaridad que se debe a este continente, toda la estrategia de desarrollo a nivel mundial fracasará. Asimismo, ha subrayado que “nunca hemos necesitado tanto la acción colectiva y la cooperación”, y que en su gobierno hay tres grandes prioridades para combatir la desigualdad: garantizar la salud para todos, apoyar a los países más vulnerables, y la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.

África siempre necesita la ayuda del resto del mundo y en este contexto de la crisis del coronavirus, no se puede olvidar a sus 1.300 millones de habitantes. Es más, la ayuda aún debe ser mayor.

Fuente del artículo: https://www.hispanidad.com/publirreportaje/africa-existe-coronavirus-se-suma-otras-tragedias-hambre-falta-agua-dificil-acceso-educacion-sanidad-conflictos_12019518_102.html

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El abandono de la escuela pública

Por: Guadalupe Jover.

Hemos necesitado una pandemia para reconocer las insoportables desigualdades en el derecho a la educación. Dispositivos móviles y conexión a Internet se han erigido en dolorosas metáforas de las condiciones de pobreza material que impiden la educabilidad de muchos niños y niñas. Maestras y maestros hemos tratado de llegar a cada rincón, a cada hogar, y nos hemos asomado a entornos de cuya existencia algo sabíamos y en los que es imposible reclamar concentración, trabajo y esfuerzo. Niños que burlaban la vigilancia de la policía para poder acudir al hogar de un familiar que sí contara con un ordenador. Niñas que debían aguardar a que todos en casa durmieran para poder disponer del silencio que reclama el estudio.

Para paliar esto no basta con la provisión de una tableta. No basta tampoco con la aprobación del ingreso mínimo vital ―pese a ser una buenísima noticia―. Porque las desigualdades de capital cultural de las familias son tales que niñas y niños parecen tener marcado a fuego en su código postal cuál habrá de ser su futuro académico y profesional. El determinismo se agrava en un sistema escolar tan segregador como el nuestro sin que nada apunte ―¡ni siquiera ahora!― a un golpe de timón en las políticas educativas. Veremos en qué acaban los 2.000 millones de euros cuyo destino debiera ser, según el presidente Sánchez, la educación pública.

Maestras y maestros, con mayor o menos acierto, nos hemos dejado la piel en esto. Claro que hemos cometido errores, y mucho habremos de trabajar para enmendarlos. Pero hemos estado solos. Nuestras Administraciones educativas se han lavado las manos. No sabían qué hacer y han optado por la dejación de funciones. Primero fue el silencio. Luego, el frenesí de instrucciones contradictorias. Ahora, pretenden la vuelta a las aulas como si nada hubiera ocurrido, imaginando una escuela en que sea posible respetar las distancias a que la pandemia obliga sin reducir ratios, aumentar las plantillas o dotar de infraestructuras.

Al abandono institucional hemos sumado el maltrato en los medios. Se ha llegado a responsabilizar al profesorado del cierre de las escuelas, cuando ni el estado de alarma permitía su apertura ni las condiciones de los centros ―de los centros públicos que yo conozco y en los que llevo 30 años trabajando― lo hacen posible. Tampoco los diagnósticos de los expertos parecían apuntar a la raíz del problema, al menos desde la percepción de quienes estamos a pie de aula.

Nuestro malestar y nuestro estupor son ya insoportables cuando escuchamos a los responsables políticos hablar del curso próximo. Su propuesta es ―y ahí la propia ministra― “optimizar espacios”, ignorando al parecer que, en el escuela pública, hace años que bibliotecas, laboratorios y aulas de usos múltiples se utilizan como aulas convencionales. Que centros construidos para 600 estudiantes pasan ya de los 1.000. Que no cabe un alfiler ni en aulas ni en pasillos ni en patios, y que estos nada tienen que ver con los fastuosos polideportivos que nos enseñan en los telediarios. De eso hablamos cuando hablamos de los recortes que llevan asfixiándonos curso tras curso.

Durante estos meses maestras y maestros hemos tratado de acompañar a nuestros estudiantes supliendo la falta de educadores sociales ―en muchos casos fulminantemente despedidos al comienzo de esta pandemia allí donde los había― sin escatimar ni medios ni tiempos ni energías. El desmantelamiento de los departamentos de Orientación y el menosprecio por las labores de tutoría amenazaban con dejar a niñas, niños y adolescentes abandonados a su suerte. Hemos dedicado mañanas, tardes y noches, días laborables y festivos, periodo escolar y vacacional a acompañar educativamente a nuestros 100, 200 o 300 estudiantes tratando de atender, en primer lugar, a su situación personal: “Esta noche murió mi papá”. Que en esta ocasión ―como en tantas otras― hayamos tenido que suplir a psicólogos o trabajadores sociales no puede enmascarar la apremiante urgencia de que unos y otros pasen a formar parte, en número suficiente, de las plantillas de los centros. Y que la tutoría reciba al fin en la jornada laboral docente el reconocimiento que merece. Ojalá sea ya ineludible con la Ley Integral de la Infancia.

Hemos hecho todo lo posible por proponer escenarios de aprendizaje pese a la desaparición de la clase como espacio y tiempo compartido, como grupo humano. Y lo hemos hecho con nuestros propios equipos y pese a la ausencia de plataformas institucionales ágiles y seguras. Cuando las “autoridades” discutían acerca de cómo evaluar, lo que a nosotros nos agobiaba era qué hacer para que el alumnado aprendiera. Claro que nos hemos equivocado en muchos momentos. Y por ello estos dos meses que restan para el comienzo del próximo curso debieran ser un tiempo ganado y no perdido, en que toda la comunidad educativa trabajara codo con codo. En que nos escucháramos.

Pero es también la hora de la política. Autoridades ministeriales y autonómicas no pueden seguir jugando a esconderse. Cuando debieran estar también ellos preparando el próximo curso ―construcción de nuevos centros, mejora de infraestructuras, reducción de ratios, ampliación de plantillas, dotación de recursos, reestructuración de la jornada laboral docente, replanteamiento curricular, provisión de entornos virtuales que aseguren la privacidad de los datos allí alojados―, los vemos dando todo por perdido, desplazando la responsabilidad al que está “por debajo”. En esto ha venido a parar “la autonomía de los centros”. En un sálvese quien pueda.

Necesitamos sumar voces y el concurso de toda la comunidad educativa, de economistas y sociólogos, de politólogos y periodistas, de cuantos están opinando de educación en los medios para exigir una escuela pública a la altura de la de los países en que pretendemos mirarnos. Una escuela que vele por la equidad educativa y la justicia social, por los derechos de los más vulnerables y por la mejora del bienestar y la calidad de los aprendizajes de todo nuestro alumnado.

No hay tiempo que perder. En septiembre será tarde.

Fuente del artículo: https://elpais.com/educacion/2020-06-23/el-abandono-de-la-escuela-publica.html

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