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OVE entrevista a José Carlos García Ramírez: “La criticidad es la sustancia de la praxis transformadora”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a José Carlos García Ramírez en una clase virtual llamada “Proyectos de educación para la paz, la ciudadanía y los derechos humanos”, en la cual, su compromiso y aseveración es que, los valores, no se reduzcan a una simple transmisión  de conceptos, sino que estos, son necesario y fundamentales vivenciarlos para construir ciudadanías y sociedades noviolentas.

Tiene estudios de Posdoctorado en “Política Pública” por la Universidad de Washington, Estados Unidos. Es doctor en Humanidades por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Es Maestro y Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Trabajó en la Casa del Jubilado Democrático en la Ciudad de México y en campañas de alfabetización para adultos mayores durante 15 años. Ha sido profesor invitado por las Universidades de Estambul, Seattle, Buenos Aires, Cartagena. Recientemente fue invitado por la Philosophische Fakultät und Abteilung Politische Wissenschaft, de la Universidad de Heidelberg, Alemania a impartir el curso titulado Nord-Süd-Dialog: Reflexionen über Karl Marx/Lateinamerika, Philosophie und Menschenrechte “.

Es coordinador del libro “¿Hacia dónde va la educación tecnológica en México?”, próximamente a publicarse. Hoy en día trabaja en cuestiones sobre “Descolonización Epistemológica en las tecnologías y teoría crítica”. Actualmente es investigador del Tecnológico de Estudios Superiores de Chimalhuacán en el área de Posgrado y del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica.

Lo que caracteriza a José Carlos es la permanente investigación de la historia para nuestra desconstrucción-reconstrucción, es decir, su cosmovisión, en palabras de él es que “para entender lo que somos hoy en materia educativa, tenemos que comprender lo que fuimos: historias coloniales, pero también de resistencias”. Asimismo, su incesante e incansable trabajo y compromiso con les adultes mayores para su reivindicación en la sociedad, no como personas inútiles o no productivas, sino como seres humanos con vasta experiencia vivencial con los mismos derechos fundamentales que tiene cualquier otra persona joven o adulta.

 

José Carlos, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social?

Agradezco al portal “Otras Voces en Educación”, la generosa y paciente entrevista.

Nací en “México-Tenochtitlán”, hoy en día Ciudad de México (CDMX). Mis padres son José García Uribe (finado) y Manuela Ramírez Sánchez (actualmente tiene 95 años de edad). Cursé licenciatura y maestría en Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El doctorado en Humanidades en la Universidad Autónoma Metropolitana y realicé estudios de Política Pública en la Universidad de Washington. Mi vida de preparatoriano y universitario fue significativa pues a esa edad me ganaba el pan como corrector de estilo en oficinas de los Trabajadores Jubilados del Seguro Social. Desde esa época me vinculé a las luchas democráticas de los grupos de jubilados. Luego, comencé a trabajar como alfabetizador de adultos durante 15 años. Eran los tiempos de la efervescencia de las luchas de liberación nacional en El Salvador y Nicaragua.

Entre 1978-1988, la Ciudad de México era una especie de epicentro político donde convergían las diversas manifestaciones democratizadoras y empoderamientos de luchas populares. Durante mis estudios de Licenciatura comenzaba a entender la importancia de la teoría y la práctica. Fue una década muy fecunda pues podía observar cómo el trabajo teórico de los líderes de los movimientos sociales contestatarios (los jubilados, por ejemplo) marcaba una profunda huella en el trabajo organizativo y práctica social.

Lamentablemente, esa perspectiva integral entre teoría y praxis hoy en día se ha ido desvaneciendo. Me vinculé por algunos años con las Comunidades Eclesiales de Base en el sur de la CDMX. Era la época donde teólogos de la liberación marcaban una nueva ruta creativa de lucha popular. Conocí a don Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Gustavo Gutiérrez, Oscar Arnulfo Romero, Pedro Casaldáliga, Leonardo Boff e Ignacio Ellacuría. Con ellos y desde mi experiencia social, fue construyéndose mi conciencia crítica, en términos sociales y educativos: siempre siguiendo el método de educación popular denominado “tripié” (ver, juzgar y actuar).

Comprendí que la revolución estructural era la radicalidad última a seguir. Pensaba que la razón (filosóficamente hablando) podría ir muy bien de la mano con la vida espiritual. No dudaba en llamarle a ese ejercicio de convergencia “espiritualidad revolucionaria”. Por eso uno de mis textos preferidos de aquellas épocas era “Marx y la biblia”, escrito por quien luego fue mi maestro en el doctorado, Porfirio Miranda de la Parra, gran jesuita y artífice de la teología de la liberación mexicana.

Al terminar mi Licenciatura realicé una estancia en Alemania. Allí perfeccioné mi idioma alemán trabajando un proyecto en la Universidad de Heidelberg sobre las obras de Karl Marx.

Durante un año me dediqué alfabetizar mujeres presas latinas en las cárceles de los Estados Unidos (Seattle), durante mis estudios en la Universidad de Washington. Coordiné grupos de mujeres presas para realizar trabajo comunitario en áreas restringidas y autorizadas por el departamento de policía de aquella localidad.

Antes de mi estancia en Estados Unidos instrumenté, entre algunos grupos de adultos mayores, proyectos productivos comunitarios en Xochimilco, lugar tradicional ubicado en el sur de la CDMX. Después logré establecer una red ciudadana con trabajadores agrícolas en Ensenada, Baja California para emprender proyectos colectivos en las zonas marginales de la llamada “Ruta del Vino” a finales del 2005.

Todas esas experiencias fueron gracias a mis cuatro libros de cabecera: “Pedagogía del oprimido” de Paulo Freire; “El vuelo del Quetzal” de Pedro Casaldáliga; “Canto cósmico” escrito por Ernesto Cardenal; “El campesinado: clase y conciencia de clase”, texto elaborado por uno de los principales epistemólogos críticos latinoamericanos, Hugo Zemelman. Poco a poco, me fui dedicando a los temas de envejecimiento poblacional, salud pública, movimientos sociales y educación para adultos desde las perspectivas de la Teoría Crítica (Escuela de Frankfurt) y la Filosofía de la Liberación latinoamericana (Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondi, Arturo Andrés Roig, Aníbal Quijano, Horacio Cerutti, Enrique Dussel, Juan Carlos Scannone, entre otros).

Finalmente, arribé a buen puerto: conocí a don Sergio Quiroz (+), gracias a la Red Ciudadana Ensenadense, en una ocasión que presenté uno de mis libros titulado “Derechos humanos y participación ciudadana en Karl Marx” (hoy, edición agotada). Desde un inicio me impactó el doctor Quiroz por su generosidad y por su espíritu crítico, combativo y de alto nivel teórico. Eso me agradó de su persona, además de su sencillez solidaria. Me invitó a dar el curso “Educación para la paz”. Además de ese curso impartido, recientemente impartí el de “Teoría crítica y sociología educativa” que, por razones de la contingencia del Covid-19, fue de manera virtual.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en la CDMX, en México y en toda América Latina?

Me gustaría responder su amable pregunta realizando un breve recorrido histórico sobre los diferentes procesos contradictorios los cuales han definido las distintas facetas que han caracterizado las crisis del sistema educativo mexicano, principalmente. Si no tiene inconveniente, me gustaría ir estructurando mi respuesta anteponiendo algunos subtemas que puedan ayudar a una mejor lectura.

Atando cabos: el discernimiento

De entrada pienso que no es posible hablar de la educación de manera homogénea, sino de procesos educativos heterogéneos: niveles diferentes en el ciclo formativo de los sujetos (prescolar, primaria, secundaria, media superior, tecnicatura, profesional), instituciones escolares que responden a contextos distintos como son escuelas normales, rurales, multigrado, a distancia, telesecundaria, educación privada, educación pública, escuela para adultos, mujeres o personas con capacidades diferentes. Existe una diversidad en la taxonomía de los procesos educativos. Eso hace que la pregunta que usted amablemente me formula, debería estar encuadrada en la especificidad del contexto desde donde se pretenda reflexionar.

Ahora bien, cada entorno educacional, aunque mantenga peculiaridades diferenciadas, constituyen un todo organizado jurídicamente a través de la Constitución Política. El sistema educativo tradicionalmente es definido como una estructura de enseñanza integrada por un conjunto de instituciones y organismos que regulan, financian y prestan servicios para el ejercicio de la educación según políticas, relaciones, estructuras y medidas dictadas por el Estado de un país.

Justamente esa definición encierra la problemática sustantiva del fenómeno educativo a nivel nacional y regional. Pongamos por caso la Constitución Política de la Ciudad de México que entró en vigor en el 2017. Es un documento de 212 cuartillas. El “Artículo 8” se denomina “Ciudad educadora y del conocimiento”. Son tan sólo 5 cuartillas de las cuales 2 se refieren al ámbito educacional en sus tres niveles de impartición. No hay gran cosa en ellas. Quizás lo relevante es que habla de un sistema incluyente en el ámbito multicultural, por un lado, y, por el otro, señala que la educación pública, en el nivel medio superior y superior, deberán estar enfocados a dar respuestas a las necesidades sociales, locales (CDMX) y nacionales. Eso último es un cambio de paradigma sustantivo que aún no se comprende sus alances ni tampoco se promueve sus bondades sociales.

Un poco de historia sobre el sistema educativo

Hablar de la crisis del sistema educativo mexicano, implica recurrir, grosso modo, a la historia desde donde emerge el primer modelo institucional de la educación. Llamaría a ese primer paradigma posrevolucionario “modelo educativo nacionalista”. Se cristalizó con la conocida propuesta de José Vasconcelos (fundador de la Secretaría de Educación Pública –SEP– en octubre de 1921). La visión de Vasconcelos era idealista cargada fuertemente de valores identitarios, científicos y humanistas. La frase célebre de “Por mi raza hablará el espíritu” (lema actual de la UNAM), resumía el poder de la historia de México a la cual la denominó “raza cósmica”.

Jaime Torres Bodet (coetáneo de Vasconcelos), secretario por dos periodos en la SEP y quien terminó suicidándose, entendió muy bien el proyecto educativo nacional emergente, al cual lo llamó “sistema educativo libertario, democrático y científico al servicio de la Nación”, señalaba que la educación pública tendría que ser por antonomasia un proyecto de Estado. Es decir, la educación pública tendría que ser administrada y direccionada por la política nacionalista de aquel entonces.

Quizás fueron 40 años del sistema educativo nacionalista confeccionado por las élites intelectuales siempre relacionadas con el poder político y económico. La educación, a menos en el nivel básico, fue catalogada como una responsabilidad jurídico-moral del Estado nacional. Por eso los servicios educativos tendrían que ser de excelencia: profesorado con alto sentido cívico, creación de escuelas a lo largo y ancho del país, desayunos gratuitos para los alumnos, cooperativas escolares.

Como usted bien sabe, fue la época del llamado “Estado Benefactor” replicado en varios países de América Latina, como en Argentina, México, Brasil, principalmente. El Estado Benefactor no era más que la concepción del Estado social en donde el desarrollo nacional iba de la mano de los deberes constitucionales. La educación era uno de los derechos sociales que el Estado tenía el imperativo categórico de salvaguardar.

Inicio de la crisis: monopolio de la educación versus movimiento magisterial contestatario

El punto de quiebre de ese proceso benefactor fue a principios de la década de los años 60s del siglo pasado. Los movimientos sociales campesinos comenzaron a ser detonantes en la crítica al monopolio de la educación ejercida por el Estado. Las desigualdades sociales y la confiscación de las libertades en las escuelas rurales, marcaron el inicio de la organización del magisterio en las áreas marginales y agrarias. Basta con recordar los aportes de Arturo Gámiz García (gran maestro rural) y su hermano, Jacobo quienes al lado de Lucio Cabañas, Prisciliano Padilla, Amadeo Vidales, entre otros, orquestaron el Asalto al Cuartel de Madera, primera acción insurreccional de envergadura de la guerrilla contemporánea en México. Dicha acción fue la más importante de la organización insurgente Grupo Popular Guerrillero, la cual fue llevada a cabo en la madrugada del 23 de septiembre de 1965.

Desde mi punto de vista, pienso que el modelo centralista de la educación pública tuvo su primera crisis cuando fue precisamente interpelado por los movimientos magisteriales rurales organizados a través de guerrillas y que luego pasaron a ser grupos de protesta social en las urbes (en universidades como la UNAM y la Universidad Autónoma de Guadalajara). La consigna era ¿qué tipo de educación pública en todos los niveles formativos se requería?

Las respuestas eran múltiples. Pues eran los años donde los partidos de extracción socialista, intelectuales orgánicos –a la manera de Antonio Gramsci– o críticos del sistema político mexicano incrustados en universidades públicas, se identificaban con idearios revolucionarios de corte leninista, trotskista y maoísta.

Desarrollo de la crisis educativa: 1968

Eran los inicios de la década de 1960 donde el mundo anunciaba cambios a lo largo y ancho del globo terráqueo: la música The Beatles conquistaba los oídos de la gente blanca anglo-americana con melodías como “Love Me Do”, “She Loves You” y “I Want to Hold Your Hand”; figuras como Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cien Fuegos, marcaban la iconografía de la dignidad revolucionaria. En esa época, surgen movimientos independentistas como el de Argelia, Gabón y Costa de Marfil, entre otros países africanos; las dictaduras en Argentina (Francisco Del Ángel Rojas) y Paraguay (Alfredo Stroessner) estaban en todo su apogeo criminal; y en agosto de 1963, Martin Luther King Jr., en la Manifestación por los Derechos Civiles en Washington, pronunciaba su célebre discurso “I have a dream”.

Quizás todo se inició con el Free Speech Movement, en la Universidad de Berkeley, California, a principios de los años 60s del siglo pasado. Era la época contra el racismo, contra los programas académicos que se oponían a la libertad de cátedra y contra las estrategias del gobierno que prohibía a los estudiantes organizarse y hacer comentarios de problemas políticos del país. La violencia contra los estudiantes opositores a un sistema basado en el consumismo, la producción de armas, hot dogs y de valores religiosos supremacistas, se desató con ahínco en 1967 y 1968. Esos acontecimientos también se repitieron en Francia con la masacre de estudiantes defensores de la libertad y de la autonomía de los pueblos, en aquel episodio conocido como “Mayo Parisino”. México, no fue la excepción. Ni tampoco Argentina pasó desapercibida en aquel “Cordobazo” donde obreros y estudiantes fueron masacrados y otros más desaparecidos por la rabiosa dictadura de Juan Carlos Onganía.

En la mañana del 2 de octubre de 1968, los perros aullaban sin cesar, olores nauseabundos brotaban de las alcantarillas de los edificios de gobierno, vientos fríos levantaban remolinos de basura y las calles desérticas anunciaban la crónica de un fratricidio. La contrapuesta a esa tarde brumosa eran los cantos de alegría y los abrazos fraternales que miles de estudiantes ofrecían en el recinto de Tlatelolco, Ciudad de México. Jóvenes entonaban el himno a la alegría y llamaban a los estudiantes, a las amas de casa, a los campesinos, obreros, intelectuales, desempleados, para que juntos empezaran a construir un nuevo sueño, una nueva patria, un gobierno honrado.

Lo que había iniciado públicamente el 4 de agosto de ese año, el 2 de octubre concluyó en un anochecer donde las bayonetas perforaron estómagos, cercenaron manos y rompían los anhelos de una comunidad estudiantil (de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional) opositora al presidente Gustavo Díaz Ordaz y a sus ministros con caras de momia. Era la crítica a un gobierno espurio entrenado para desollar los cuerpos de estudiantes disidentes que, con razones, cuestionaban el autoritarismo, la tiranía y la corrupción del sistema político mexicano.

Vendrá la década de 1970 y el Estado benefactor mexicano de mediados del siglo XX, ya para finales de 1960 y el resto de los años a seguir, se convirtió en una especie de Estado policiaco y represor. Los años de 1970, fueron testigos de actos iracundos y violentos contra líderes magisteriales, sindicales y sociales. Gracias a la tecnología de Teléfonos de México (empresa paraestatal en aquel entonces), los agentes de la Dirección Federal de Seguridad podían escuchar las conversaciones telefónicas de hasta 117 personas al mismo tiempo. Los más vigilados eran el sindicalista socialista Vicente Lombardo Toledano, el periodista Julio Scherer y el líder opositor Heberto Castillo.

¿Hecatombe o transformación del sistema educativo?

La estrategia contra los movimientos obreros y magisteriales empleado por los sexenios de Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo, se basó en el espionaje, la detención arbitraria de los hoy llamados “presos políticos”, la tortura y el exterminio. Las contradicciones sociopolíticas, impactó severamente el sistema educativo nacional.

Fue (y sigue siendo) la época en la que la tecnocracia internacional y las oligarquías nacionales se acoplaban para resignificar la educación hacia las necesidades de las empresas. La educación ya no es para adquirir conocimientos, fortalecer la vida cívica y el desarrollo nacional, ni mucho menos para mejorar la vida de los pobres y excluidos. Por el contrario, educar es proporcionar habilidades para el trabajo principalmente técnico-operativo (además sin derechos laborales).

La escuela neoliberal y la crisis de lo cotidiano

Desde el régimen salinista hasta el gobierno pasado peñista, la tecnocracia ramplona encargada de diseñar la nueva ingeniería educativa, consideraba a la educación como una mercancía o un valor de cambio y no como un derecho social. En dicho diseño se dejaba claro que serían los organismos financieros y empresariales trasnacionales (la economía de mercado o capitalismo) los interlocutores válidos para imponer las rutas de la educación que los Estados nacionales deberían de reproducir. Es así como nace la “escuela neoliberal”.

Para eso se requerían gobiernos u oligarquías que fueran instrumentando lo siguiente:

  • Desmantelar la educación pública.
  • Erradicar las organizaciones de trabajadores democráticos.
  • Intimidar y golpear con políticas financieras arbitrarias los salarios de los trabajadores.
  • Sembrar el miedo bajo la amenaza del despido.
  • Imponer cargas laborales burocráticas con horarios extenuantes.
  • Fomentar capacitaciones de bajo impacto formativo y de alto impacto burocrático.
  • Aplicar criterios tecnócratas encargados de medir (cuantificar), evaluar y generar resultados con base al cumplimiento de procedimientos administrativos.

Además, el argumento político de la tecnocracia apoderada de la toma de decisiones en materia educativa, era combatir al Estado benefactor o social, desmantelar el Artículo 3ero Constitucional, acabar con el centralismo y diversificar las oportunidades para que el sector privado pudiese tener incidencia en la planificación de la educación pública. La idea era que los pobres, el populacho, según el ideario conservador empresarial capitalista, no requieran educación, no necesiten forjarse un camino profesional o universitario. Por tal motivo, la educación será para quien pueda pagarla. Porque de la muchedumbre, como diría Eduardo Galeano, la televisión se encargará.

Una de las secuelas de esos episodios dantescos, es que además de trastocar los contenidos de las currículas escolares (primaria, secundaria y bachillerato), eliminado temáticas sustantivas como la educación cívica, humanística y el pensamiento crítico, se pretendió domesticar a los profesores y profesoras a partir de posturas pedagógicas puestas al servicio de las exigencias de la tecnocracia. Las escuelas dejaron de ser para el pueblo para dar luego paso abierto a la escuela neoliberal.

Otra consecuencia de la imposición del paradigma neoliberal educativo fue echar andar el “proceso de desescolarización”, el cual tomó como bandera de lucha atacar el modelo educativo tradicional (eufemismo utilizado para combatir el modelo educativo benefactor de mediados del siglo pasado).  Las elites empresariales trasnacionales tuvieron que construir sus propias epistemologías dominantes, alienantes.

Tuvieron que diseñar y subsumir baja la lógica imperial del capitalismo, organismos internacionales que justificaran, ideológicamente, la decadencia de la educación pública (la OCDE, por ejemplo). Así como también el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, estructuras financieras las cuales sirvieron para endeudar a los países de América Latina con préstamos que generaron deudas impagables. Esos organismos se encargarían de fondear medios de comunicación de masas para desprestigiar la educación popular y limitar presupuestos destinados a los servicios públicos, la educación entre ellos, de los países endeudados y así desmantelar todo servicio educativo público.

Desescolarizar es sinónimo de individualizar. Es también otro nombre de automatizar o enajenar a los sujetos. Desescolarizar es poner conocimientos y aprendizajes al servicio de las relaciones comerciales. Estas críticas las encontramos en Iván Ilich, Basaglia, Freire, Zemelman, quienes con gran atino desmontaron la episteme dominante tecnocrática y sus categorías corrosivas como son: “capital humano”, “escuela bancaria”, “productividad pedagógica”, “destrezas y competitividad”, “pedagogía funcional”, “rentabilidad”, “cliente y proveedor”, “valores y fe en el mercado”, “toyotización”, entre otras.

Pero resulta que el otro problema de la crisis educativa en México, es ya no sólo las estructuras sistémicas del poder y la defensa del individualismo inmoral o falto de principios éticos, sino también la descomposición de las estructuras de la vida cotidiana. La instrumentalidad enajenante de la vida social está imponiendo los códigos salvajes de “sálvense quien pueda”, “la escuela es para tontos”, “la calle lo es todo”, “los narcocorridos son la neta del planeta”: el dinero, las mujeres, autos, armas y drogas son la clave del nuevo hombre exitoso. Aquí la pregunta fuerte sería ¿cómo hacer pedagogía crítica y educación popular en perímetros escolares donde quienes mandan son los sicarios, la “maña”?, ¿cómo sensibilizar y trasformar las subjetividades de los alumnos donde sus familiares pertenecen de una manera o de otra a grupos delictivos? El docente está situado en campo minado: al frente la ofensiva de gobiernos represores de las libertades, atrás, familias o vecinos cooptados por las mafias del barrio, a la derecha las exigencias administrativas de la escuela, a la izquierda, las promesas y traiciones de los colegas o sindicato. Entonces, ¿para dónde moverse?

José Carlos ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en la CDMX y en el país es fluida? ¿Por qué?

Si por gremio entendemos las asociaciones de grupos que comparten una profesión, por ejemplo, asociaciones de exalumnos, profesores, profesores jubilados, entre otros, entonces la relación de éstos con el actual gobierno de la Ciudad de México, la veo intrascendente. Sólo se hacen visibles los maestros cuando sitian la ciudad. De allí en fuera, no hay propuestas ni debates públicos organizados.

Esperemos que, en los años restantes del gobierno actual de la 4T (Cuarta Transformación), la fluidez se pueda dar en términos de participación solidaria del magisterio citadino con el resto de los grupos democráticos de otras partes del país. Por ejemplo, hasta ahora no se ha visto en la CDMX un pronunciamiento formal en contra de lo sucedió en días pasados en la Escuela Normal de Tiripetío, Michoacán.

Me parece que los gremios actuales se han convertido en agencias gestoras de demandas particulares y no de peticiones público-relevantes de los agremiados insertadas en un proyecto congruente de transformación educativa. Además, lamentablemente, los movimientos sociales, pueden gozar de legitimidad, pero tristemente, muchos de ellos son incapaces de articularse con otros movimientos o actores sociales, solidarizarse en las demandas de manera transversal y conformar un “bloque histórico”, como diría Antonio Gramsci.

 Otro problema es que la dinámica y la experiencia social nos enseñan que todo gremio es fácilmente sujeto de cooptación. Es decir, con facilidad puede institucionalizarse. La actual Constitución Política de la CDMX, es un documento que no estimula la participación ciudadana y gremial para atender asuntos de las agendas pública y política.

En ese sentido, los procesos de comunicación institucional entre gremio y gobierno fluyen hasta donde el aparato burocrático lo permita. La protesta social, por ejemplo, ha perdido ruta crítica y programática ideológica. Ahora se actúa por mimetismo digital: un hecho aislado, una palabra y luego socializarla en las redes, hacen que la gente se congregue en el espacio público y emprendan acciones idénticas, repitan las mismas palabras, se vistan igual. La protesta social de los gremios corre el riesgo de convertirse en un carnaval del homo insipiens, como diría Sartori.

 

¿Considera que la formación inicial y continua de los docentes corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

Si bien es cierto que existen sectores del magisterio críticos con una alta autoridad moral para intervenir con propuestas creativas, sin embargo, aún percibo, cierta despolitización en las bases magisteriales, cierto pragmatismo irreflexivo que impiden la toma de conciencia crítica.

La formación es un proceso necesario a través del cual los sujetos requieren para comprender la realidad, tomar conciencia y transformar aquellas condiciones mínimas que perturban procesos educativos emancipatorios. La criticidad es el elemento sustantivo de toda praxis pedagógica novedosa, innovadora y transformadora. La crítica reflexiva representa una oportunidad para la toma de decisiones y logro de objetivos direccionados para la mejora de los entornos educativos. Esa praxis es y será siempre de tipo social, política, ecológica y ética.

Existen varias propuestas en torno al sentido y la responsabilidad de la educación. En lo personal recomendaría releer el gran debate histórico entre Antonio Caso y Lombardo Toledano, allá por 1933. Por primera vez se planteó, en un sentido radical, la cuestión del sistema educativo que habría que construirse: desde la primaria hasta la universidad. En el debate se encuentra la discusión entre idealismo y materialismo histórico, la ruta que deberían seguir los aprendizajes, la estructura de las escuelas, pero sobretodo se planteó cuáles serían los contenidos fundamentales de todo proyecto de educación transformadora. Valdría la pena releer ese documento con ojos puestos en el siglo XXI.

 

José Carlos, ¿qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

Recientemente, Boaventura de Sousa, publicó su libro titulado “La cruel pedagogía del virus”. Grosso modo dice que con esta pandemia la idea conservadora de que no hay alternativa a la forma de vida impuesta por el hipercapitalismo en el que vivimos se desmorona. Para el autor, salvar nuestro planeta se requiere ir más allá del marco de la modernidad eurocéntrica y de los sistemas coloniales y de dominación. Boaventura incita a la búsqueda de la pluralidad de modos de adquisición de conocimientos alternos: principalmente de las experiencias civilizatorias de los países del Sur o quizás de los grandes relatos o cosmovisiones de los pueblos originarios.

Recientemente he publicado algunos artículos periodísticos (El Vigía) sobre el tema que nos aqueja mundialmente (Covid-19). Se viene diciendo que el confinamiento provocado por el Coronavirus ha reforzado la idea tecnoburocrática de que la mejor alternativa educativa es reducir los aprendizajes escolares a la experiencia digital, virtual. Los procesos reflexivos poco importan. Lo central es la habilidad para mantener interacción en la red, navegar por el ciberespacio y subjetivizar (introyectar) “sensaciones” virtuales, sin necesidad de recurrir a la realidad y al encuentro intersubjetivo (cara-a-cara).

El Coronavirus también nos quiere enseñar, a través del cautiverio, si vale la pena volver a la “nueva normalidad” donde la rutina, el individualismo, la mezquindad y la competencia corrosiva seguirán siendo los estilos de vida impuestos por la modernidad capitalista. O bien, si el género humano asume su responsabilidad por salvarse como especie y relacionarse de otra manera con la Tierra. El Coronavirus nos puede motivar a crear otra forma de construir pedagogías alternas, liberadoras. El planeta Tierra está en peligro, pero también el ser humano puede desaparecer o autodestruirse en un santiamén.

Desde la Educación para la paz y la noviolencia, ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

Los sociólogos franceses, Bourdieu y Passeron, propusieron hace un par de años el término de “violencia simbólica”. Y como bien dice Boaventura de Sousa, la forma en que se construyó inicialmente la narrativa sobre la pandemia en los medios de comunicación occidentales evidenció el afán de demonizar a China. Las malas condiciones higiénicas en los mercados chinos y los extraños hábitos alimentarios de los chinos (primitivismo insinuado) eran el origen del mal.

La violencia simbólica está constituida de representaciones basadas en imágenes, lenguajes, códigos (que recorren los imaginarios sociales hasta llegar a los dispositivos digitales como el por ejemplo el “trollear”) agresivos y estigmatizadores hacia una persona, un colectivo o un país por su condición de raza, género, clase social, usos y costumbres, entre otras. La violencia simbólica es un producto social generado por contradicciones histórico concretas reales.

En cuanto a lo que usted me pregunta sobre los temas de educación para la paz y la noviolencia, éstas encierran un poder revolucionario poco entendido. Para el pensamiento crítico, la pedagogía para la paz significa la construcción de procesos de enseñanza donde la noviolencia no solamente sea un conjunto de valores a transmitir, sino que esos valores pasen a la esfera de las vivencias. Los valores que refuerzan el significado de la paz y la noviolencia deben ser modos de vida concretos.

La pedagogía para la paz requiere de didácticas y estrategias donde docentes, alumnos, directivos y padres de familia estén articulados y comprometidos para emprender metodologías que refuercen las enseñanzas a favor de las conductas positivas y de colaboración para erradicar el odio, las agresiones y las prácticas simbólicas y reales de la violencia.

La cultura para la paz en un centro escolar o universidad no debe ser un código de buenas intenciones aplicado de manera temporal, sino más bien es un planeamiento fuertemente estructurado. Para la viabilidad de una pedagogía o cultura para la paz, ésta debe estar sostenida por principios ético-normativos rigurosamente definidos y aplicados.

Todo proyecto de educación para la paz y la noviolencia es una alternativa sustentable básica a implementarse en las mallas curriculares de educación básica, media y superior. Educación para la paz es uno de los horizontes poco explotados en las escuelas. No se ha percibido la riqueza transformadora que puede derivarse de ella.

Educación para la paz y la noviolencia forma conciencias críticas y sobretodo posibilita el tránsito de la conciencia escolar o universitaria a la conciencia ciudadana, responsable de su tiempo, de su comunidad, de su Patria.

 

Amigo José Carlos, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

  • Emprender procesos de sensibilización para la toma de conciencia.
  • Tomar con responsabilidad el proceso formativo del pedagogo crítico, asumiendo con amor y con disciplina el aprendizaje-enseñanza.
  • Tener presente que los aspectos teórico- reflexivos son de vital importancia para comprender la realidad, explicarla y mejorarla a través de propuestas específicas según las experiencias de las escuelas y de los profesores.
  • Comprender que las pedagogías críticas son horizontes interpretativos de la complejidad (educativa) de lo real que exige reconstruir epistemologías, metodologías y estrategias que sirvan para la transformación de aquellos entornos aviesos para luego estructurar futuros emancipatorios, humanos, solidarios.
  • Atreverse a investigar para actuar, como diría Freire.
  • Recurrir a los teóricos que plantean la pedagogía de la liberación latinoamericana para saber entender contextos locales y mejorarlos. Así como elaborar herramientas metodológicas que enseñen a seguir objetivos y lograr procesos transformativos de micro-espacios donde se generan emociones, cogniciones, acciones y valores enfocados hacia el desarrollo comunitario.
  • Valorar los saberes populares como experiencias comunitarias e históricas que nos ayuden, finalmente al buen vivir en comunidad.

Muchas gracias.

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Brasil: El grito de auxilio de los indígenas del Amazonas para detener la minería y el COVID-19

América del Sur/Brasil/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

Con una campaña respaldada por varias organizaciones internacionales, los indígenas de la etnia Yanomani, de la Amazonía brasileña, buscan recolectar firmas para que el gobierno de ese país expulse a los mineros ilegales que han invadido su territorio y que están contribuyendo a la expansión del coronavirus.

Los indígenas de una de las etinas más afectadas en la Amazonía brasileña por la pandemia (la Yanomani) lanzaron una campaña mundial para que les ayuden a expulsar de su territorio miles de invasores que, a través de la minería ilegal, están acabando con la selva y con sus pueblos al propagar el COVID-19 en sus aldeas.

La campaña, que se ha expandido en redes sociales con los hashtag #ForaGarimpo y #ForaCovid, busca conseguir 100.000 firmas para que el Gobierno de Jair Bolsonaro expulse a los extractivistas ilegales de su región y con ello se ponga freno a la propagación de la pandemia en su territorio, que desde hace tres décadas empezó a ser invadido por los “garimpeiros” (buscadores de oro).

En los siete años siguientes a la invasión esta tribu perdió una quinta parte de su población por culpa de la minería ilegal, una actividad avalada por el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien busca legalizar esta labor para llevar el “progreso” a los territorios indígenas del país.

La tierra yanomami es la mayor reserva de los pueblos ancestrales de Brasil y cuenta con 9,6 millones de hectáreas repartidas entre los estados amazónicos de Roraima y Amazonas (norte del país).

Se calcula que allí hay unos 20.000 garimpeiros ilegales, actividad que, según las organizaciones ecologistas, han aumentado por la reducción de la fiscalización en la región y el discurso del presidente Bolsonaro.

Ahora el problema no solo se reduce a la minería ilegal, pues con los extractivistas ilegales llegó el COVID-19 a esos territorios, un virus que puede acabar con al menos 5.600 yanomanis y con miembros de varias comunidades ye’kwana que también viven en esos territorios, de acuerdo con un estudio de la organización Instituto Socioambiental (ISA).

Esta iniciativa, impulsada por el Foro de Líderes Yanomami y Ye’kwana, cuenta con el apoyo de otras organizaciones civiles y defensoras de los derechos indígenas y ambientales.

La Red de organizaciones indígenas de Brasil, la Coordinadora de organizaciones indígenas de la Amazonía Brasileña, el ISA, Survival International, Greenpeace Brasil, Conectas, Amnistía Internacional, la Red de Cooperación Amazónica, el Instituto Igarapé, la Rainforest Foundation US y la Rainforest Foundation Norway, componen el grupo de apoyo a la campaña.

En Brasil, el segundo país del mundo con más contagios, se han confirmado más de 1.100 indígenas infectados y cerca de medio centenar muertos por el COVID-19 tan solo en las zonas rurales del país, aunque la cifra de fallecidos asciende hasta 147 si son considerados los nativos que viven en áreas urbanas.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/el-grito-de-auxilio-de-los-indigenas-del-amazonas-para-detener-la-mineria-y-el-covid-19-articulo-922433

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Slavoj Zizek: In American protests, victims of Trump’s policies help the criminal erase the crime

By: Slavoj Zizek

Be they against the Covid-19 lockdown or police brutality, the protests gripping the US stem from a ‘money or life’ choice, where people are forced to choose money. The poor are victims, helping to cover up the crime against them.

Our world is gradually drowning in madness: instead of solidarity and coordinated global action against the Covid-19 threat, not only are agricultural disasters proliferating, raising the prospect of massive hunger – locusts are invading areas from Eastern Africa to Pakistan – but political violence is also exploding, often ignored by the media. How little do we read about the military border clashes between India and China, with multiple wounded?

In such a desperate age, one should be excused for escaping from time to time into good old formulaic crime series, like the British-French show ‘Death in Paradise’.

In one of the later episodes, the killer’s motive is the brutal humiliation and torment the victim had subjected him to in high school. Mortally wounded, the victim realizes what suffering he had caused, and uses the last ounce of his strength to alter the scene so that it would seem a third person had perpetrated the murder, in order to exonerate the real killer.

There is something noble in such a gesture, a trace of authentic redemption. But ideology finds a way to pervert even such noble gestures; it can compel the victim, not the criminal, to voluntarily erase any traces of the crime and present it as an act of his or her own free will. Is this not what thousands of ordinary people who demonstrate for an end to the lockdown are doing in the paradise called USA?

‘Money or life’ is not a free choice

Returning too quickly to ‘normality’, as advocated by Trump and his administration, exposes many people to the deadly threat of infection – but they nonetheless demand it, thereby covering up any traces of Trump’s (and the capital’s) crime.

In the early 19th century, many miners in Wales rejected helmets and other expensive protective equipment, even though this gear greatly reduced the possibility of deadly accidents which abounded in coal mines, because the costs were deducted from their salaries.

Today we seem to regress to the same desperate calculation, which is a new inverted version of the old forced choice ‘money or life’ (where, of course, you choose life, even if it is life in misery). If you now choose life against money, you cannot survive, since you lose money and life, so you have to return to work to earn money to survive – but the life you get is curtailed by a threat of infection and death. Trump is not guilty of killing the workers, they made a free choice – but Trump is guilty of offering them a ‘free’ choice in which the only way to survive is to risk death, and he further humiliates them by putting them in a situation whereby they must demonstrate for their ‘right’ to die at their place of work.

One should contrast these protests against the lockdown with the ongoing explosion of rage triggered by another death in the American paradise, the death of George Floyd in Minneapolis. Although the rage of the thousands of black people protesting this act of police violence is not directly linked to the pandemic, it is easy to discern from their background the clear lesson of the Covid-19 death statistics: black and Hispanic people have a much greater chance of dying due to the virus than white Americans. The outbreak has thus brought out the very material consequences of class differences in the US: it’s not just a question of wealth and poverty, it is also quite literally a matter of life and death, both when dealing with police and when dealing with the coronavirus pandemic.

And this brings us back to our starting point from ‘Death in Paradise’, to the noble gesture of the victim helping the perpetrator to erase all trace of his act – an act which was, if not justified, at least understandable as an act of despair. Yes, the black protesters are often violent, but we should show their violence a little bit of the same leniency as the victim does towards his killer in the ‘Death in Paradise’ episode.

Source and Image: https://www.rt.com/op-ed/490252-minnesota-riots-money-life/

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Kenya: KUPPET wants teachers cushioned from Covid-19 effects

Africa/Kenya/07-05-2020/Author: Muraya Kamunde/Source: www.kbc.co.ke

The Kenya Union of Post Primary Education Teachers (KUPPET) now wants the Education Ministry to cushion over 72,000 Board of Management teachers from the adverse economic effects during the Covid-19 pandemic.

“Since the first case of Covid19 in Kenya was announced on 13th March 2020 subsequent closure of schools on 15th March 2020, about 72,000 workforces of teachers comprising of what is commonly referred to as Board of Management (BOM) teachers lost their jobs,” said KUPPET National Chairman Omboko Milemba.

KUPPET chair said that over 120,000 teachers from private and public schools and the Board of Management teachers have been affected by Covid-19.

“Its three months down the lane and this group of workers are forgotten despite the fact they fill in appropriately the gap of lack of enough teachers in our schools. These groups of teachers together with their counterparts in private schools have families which depend on them,” he said.

The union boss further questioned the decision by the Ministry of Education to recall Ksh 720 million activity money that had been sent to public schools.

He asked the Ministry to use part of that money to the affected teachers and support staff that has not been paid their salaries for the last three months because of non-remittance of capitation from the ministry to schools.

“These are extraordinary times and the Ministry must also deal with its workers in an extraordinary way that is humane and considerate,” he added.

Source and Image: https://www.kbc.co.ke/kuppet-wants-teachers-cushioned-from-covid-19-effects/

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República Dominicana: Ministerio de Educación recontratará a más de 7 mil maestros y maestras para que impartan docencia en el año escolar 2020-2021

América Central/República Dominicana/07-06-2020/Autor(a) y Fuente: acento.com.do

El ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal, anunció este miércoles la recontratación de 7 mil 337 maestros y maestras que fueron contratados para el año escolar 2019-2020 y esta vez continuarán su labor de enseñanza para el ciclo 2020-2021, lo que garantiza que la comunidad educativa tenga los docentes necesarios para la impartición de las clases.

Dichos educadores iniciarán su labor formativa cuando inicie el próximo año lectivo, situación que dependerá del curso que tome la pandemia del COVID-19 en el país.

La inversión dispuesta por el Ministerio de Educación para esos fines es de RD$150, 412,000 que serán desembolsados mensualmente para cubrir los honorarios de los miles de facilitadores que serán recontratados. Esos profesionales iniciaron sus servicios en septiembre de 2019 y el contrato concluye en el mes en curso.

El ministro de Educación informó este miércoles que contrató alrededor de 7,000 profesores y profesoras que aprobaron en el Concurso de Oposición Docente del pasado año, y fueron distribuidos en diferentes planteles escolares a nivel nacional que los requirieron para las labores del año escolar 2019-2020.

“Queremos asegurarnos de que no falten maestros en nuestras aulas, tanto para jornadas presenciales como las alternativas digitales que sean necesarias, por lo que esta noticia lleva tranquilidad a la comunidad educativa, en especial a esos docentes que desconocían su suerte en este tema”, precisó Peña Mirabal.

Dichos docentes continuarán sus labores en las regionales en las que fueron asignados: Barahona cuenta con 290; San Juan de la Maguana 106; Azua 924; San Cristóbal 409; San Pedro de Macorís 263; La Vega 500; San Francisco de Macorís 106; Santiago 285; Valverde Mao 191; Santo Domingo II 1,100 y Puerto Plata 400. Mientras, en Higüey 658; Monte Cristi 778; Nagua 222; Santo Domingo III 672; Cotuí 157; Monte Plata 110 y Bahoruco 166 maestros.

El titular del MINERD aclaró que estos maestros obtuvieron las mejores calificaciones en el Concurso de Oposición Docente de 2019 donde más de 50 mil fueron convocados.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2020/actualidad/8825309-ministerio-de-educacion-recontratara-a-mas-de-7-mil-maestros-y-maestras-para-que-impartan-docencia-en-el-ano-escolar-2020-2021/

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Argentina: Más de 200 escuelas de San Juan participarán de una encuesta nacional

América del Sur/Argentina/07-06-2020/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Tiene por objetivo determinar cómo se está trabajando con los alumnos durante la cuarentena.

El ministerio de Educación de la Nación lleva a cabo una encuesta en todo el país sobre cómo está funcionando la continuidad pedagógica durante la cuarentena obligatoria por el coronavirus. Según se informó, participarán 215 escuelas de San Juan. 

En diálogo con el programa ‘Demasiafa Información’ (@demasiadainfosj) de Radio Sarmiento, Rosa Vicentela,  secretaria de Educación de la provincia aseguró que se trata de una «evaluación para ver cómo se ha trabajado durante la cuarentena». A diferencia de lo que ocurrirá en Buenos Aires donde participarán también docentes y familias, en San Juan sólo está dirigida a directivos.

«Son establecimientos del Nivel Inicial, primaria y secundaria; rurales y urbanas. Se trata de un  formulario con preguntas abiertas y cerradas, en las que se plantea cuestiones como planificación, estrategias y matrículas de alumnos, entre otras cosas», aseguró Vicentela.

La funcionaria señaló que se tratan de encuestas necesarias «porque les van a permitir a las autoridades tomar decisiones, por eso es importante que todos participen».

En todo el territorio nacional, la encuesta consultará a 25 mil docentes, 5 mil directivos y 2800 hogares para reunir información sobre lo sucedido en estos dos meses de educación a distancia.

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Mas-de-200-escuelas-de-San-Juan-participaran-de-una-encuesta-nacional–20200604-0044.html

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Perú: Unesco y Washington Post elogian estrategia Aprendo en casa

América del Sur/Perú/07-06-2020/Autor(a) y Fuente: www.andina.pe

También las agencias internacionales Deutsche Welle y Al Jazzera, informó el Minedu.

La estrategia educativa “Aprendo en casa”, desarrollada para afrontar la emergencia sanitaria producida por el coronavirus (covid-19), recibió elogios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y del prestigioso diario norteamericano The Washington Post, informó el Ministerio de Educación (Minedu).

Agregó que también medios de comunicación extranjeros, como Deutsche Welle y Al Jazzera, resaltan la importancia de “Aprendo en casa” y su impacto en asegurar la prestación del servicio educativo a distancia en medio de la pandemia.

La Unesco ha reconocido el valor de “Aprendo en casa” y ha incluido a la estrategia en su lista de buenas prácticas en la difusión de la cultura y las artes a nivel América Latina.

“El lanzamiento de esta oportuna iniciativa durante la pandemia de covid-19 busca atender, en el corto plazo, las necesidades de educación formal de los estudiantes de inicial, primaria y secundaria durante el estado de emergencia”, señala la Unesco.
Agrega que “tiene también como objetivo de mediano y largo plazo complementar las lecciones que los docentes dan en las aulas, con especial enfoque en los estudiantes de zonas rurales y remotas, y así reducir las desigualdades en los aprendizajes”.
La lista de buenas prácticas de la Unesco se puede consultar en el siguiente enlace.
“Aprendo en casa”, que utiliza la radio, televisión e internet, llega actualmente a más del 90 % de los escolares de instituciones educativas públicas de todo el país.
El Minedu sigue trabajando, en coordinación con otras instancias del gobierno nacional y autoridades regionales y locales, para cubrir a la totalidad de los estudiantes.

A nivel mundial

El diario The Washington Post explica que la baja conectividad a internet es un gran desafío para escolares y profesores, que a veces tienen que caminar largos tramos hasta los cerros para encontrar una señal que permita conectar sus equipos celulares o tablets.
El matutino estadounidense asegura que los escolares peruanos afrontan la pandemia mejor preparados con respecto a los alumnos de otros países de América Latina y el Caribe, donde un promedio de 154 millones de niños se mantiene en sus casas de manera temporal y sin recibir ningún tipo de información académica.
Asimismo, importantes cadenas de noticias de alcance global, como Al Jazeera (con sede en Qatar) y Deutsche Welle, de Alemania, también resaltan que esta estrategia educativa llega a los hogares peruanos y cubre los planes de estudio de escolares que están confinados en sus casas con una programación diaria de más de cuatro horas de televisión y seis horas de radio.
Al Jazeera le dedicó un reportaje a “Aprendo en Casa” en Listening Post, un programa en inglés producido en el Reino Unido y dedicado a cubrir las tendencias actuales de los medios de comunicación de todo el mundo.
En dicho espacio, la cadena resalta la velocidad con la que se puso en marcha la estrategia y que se ha convertido rápidamente en uno de los programas de televisión más vistos en el Perú, además de proporcionar a los maestros recursos fundamentales para el progreso de sus estudiantes.
La agencia catarí señala que “Aprendo en casa” es una experiencia exitosa que ha demostrado el poder que tienen los medios de comunicación, tanto públicos como privados, para mejorar las perspectivas de los jóvenes en Perú.
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-unesco-y-washington-post-elogian-estrategia-aprendo-casa-800245.aspx
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