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La ciencia maltratada, privatizada y mercantilizada

Durante miles de millones de años, la vida se ha abierto camino en todos y cada uno de los rincones existentes en el planeta Tierra. Vida en continuo cambio, no solo proliferando sino adaptándose a todo tipo de condiciones, con diferentes formas de alimentarse, reproducirse y crecer.

Pero la historia humana no es sino una entre miles, tantas como ramas en las que se diversifica el árbol de la vida en la Tierra.  Grande es la fuerza de los conocimientos y, pertrechados con ellos el hombre es invencible. Pero ¿nos son asequibles los conocimientos?
Es obvio que nuestra especie está sometida a los mismos mecanismos de cambio y selección que el resto de los organismos que pueblan nuestro hábitat, nuestro medio ambiente y para entender hacia donde nos dirigimos debemos comprender cómo hemos llegado hasta aquí.
El Covid-19 no cae del cielo, sino que es consecuencia de un sistema capitalista patriarcal, productivista y devastador, que ha alterado el equilibrio de los ecosistemas, incluyendo virus y bacterias. El urbanismo y la deforestación asociada al desarrollo capitalista está obligando a muchos de estos animales a migrar e instalarse cerca de los humanos, lo que multiplica las probabilidades de que microbios, que para estas especies son benignas, pasen a las personas y muten en patógenos.
Los apologistas del capitalismo sostienen que no hay razones para cuestionarlo. Pero cuando ocurre una crisis como ésta, la gente se da cuenta de que el sistema no funciona y que tenemos que contenerlo, e incluso quizás superarlo. Pero el problema es que hoy no parece que mucha gente sea capaz de establecer una conexión entre el virus y el capitalismo.
La enfermedad sigue siendo percibida como un evento aleatorio, algo que ha ocurrido sin más, como un relámpago o la caída de un meteorito. Apenas hay discusión sobre cómo el capitalismo produce pandemias a pesar de que haya una considerable base científica al respecto.

 ¿Covid-19 como oportunidad?

La crisis del coronavirus pone en evidencia las limitaciones y riesgos, a nivel humano y social, pero también económico, del sistema capitalista. Nos pone frente al espejo de lo que puede ser el futuro en un marco de emergencia climática.
En un escenario de crecientes fenómenos climáticos extremos, solo un estado del bienestar fuerte, sistemas de protección social suficientes y un tejido comunitario y socioeconómico resiliente nos permitirá hacer frente a la creciente vulnerabilidad.
La economía de mercado muestra, en momentos como el actual, el sinsentido de un sistema financiero especulativo y volátil. Se hace evidente que el capitalismo financiarizado y globalizado es incapaz para hacer frente a situaciones de crisis humanitaria como la que plantea la pandemia del Covid19 o la actual emergencia climática.
Los problemas se contagian rápidamente, la incertidumbre se convierte en histeria colectiva en los mercados financieros, las dependencias de importaciones y exportaciones se vuelven vulnerables y la deuda insostenible se convierte en un peso imposible de seguir cargando.
Ante estas evidencias, seria recomendable, como resaltan algunos economistas poner en valor los beneficios de una nueva economía de circuito corto, que produzca bienes y servicios que respondan a las necesidades de las personas y no a las posibilidades de rentabilidad de la inversión.

La verdad es la luz de la razón

Creemos que en una crisis como la del Covid 19, la economía debe sostenerse en el saber, pero “el saber se mercantiliza y al mismo tiempo se privatiza”. Al transformarse el estatus del ser humano en relación al saber, convirtiéndose en “proveedor” y “usuario” se facilita la conversión de este en un objeto de valor.
De modo que es fácilmente asimilable al ciclo de producción/consumo que define a los distintos objetos que se ponen a disposición en el mercado, (ergo) el saber se convierte en una mercancía más, que se vende, se compra y se consume, deja de ser un “valor de uso” para transformarse en un “valor de cambio”.
En plena pandemia, nos aprestamos a un nuevo ejercicio dialéctico, donde las derivas comerciales, estarán nuevamente presentes, en efecto grupos de investigadores, laboratorios, empresas farmacéuticas están en la actualidad lanzados en la comercialización de la vacuna.
Apenas diez meses después la gente ya está siendo vacunada contra la Covid-19, a pesar de que, al comienzo de la pandemia, nos advirtieron que se necesitan años para desarrollar una vacuna.
Nos encontramos, por tanto, ante una situación de ¿falta de legitimidad de la ciencia, al estar enmarcada en el ciclo de valorización capitalista, el cual intenta hacer pasar como “saber” lo que es interés económico; por lo tanto, el saber vale como forma de obtención de plusvalía?.
Sublime realidad, capitalista, que precede un asunto de feroz competencia entre los Estados-nación, quienes, además, entran en conflicto con las grandes multinacionales, que también desean poseer ese saber para reforzar sus posiciones, además de establecer sutilmente un marco ideológico con las vacunas chinas y rusas.
En este marco el saber ya no es apreciado por su valor epistemológico (todo nuevo saber es positivo) para distribuirse públicamente (todo el mundo tiene derecho al saber) sino por su valor monetario/económico (se investiga aquello de lo que se extraiga rentabilidad), de modo que se controlan los flujos de información según intereses comerciales (al conocimiento tendrá acceso solo quienes puedan pagarlo).
En esta situación, el saber cómo “búsqueda de lo verdadero” pierde relevancia en favor de otra perspectiva guiada sustancialmente por la rentabilidad económica, lo que comporta el problema de su pérdida de legitimidad. ¿Cómo confiar en un saber dirigido por intereses espurios?
¿Quién puso el dinero?
Debido a la urgente necesidad de la vacuna, los gobiernos y los donantes han invertido miles de millones de dólares en proyectos para crearlas y probarlas. Organizaciones «filantrópicas» -como la Fundación Gates- respaldaron la búsqueda, así como celebridades de todo tipo y organizaciones sin fines de lucro, que han otorgado casi 1.900 millones de dólares. En total, los gobiernos han proporcionado 8.600 millones de dólares, según la empresa de análisis de datos científicos Airfinity.
Solo 3.400 millones de dólares provienen de la propia inversión de las empresas, y muchas de ellas dependen en gran medida de la financiación externa.

 Vacunas contra la covid-19: ¿a qué se debe el secretismo?

La pandemia hace que la demanda mundial de vacunas sea superior a la oferta. El mundo entero se disputa una plaza para recibir la vacuna contra el coronavirus, un bien todavía demasiado escaso y producido por pocos laboratorios farmacéuticos.
Los gobiernos firman contratos con las compañías que han desarrollado esas vacunas en tiempo récord y, sin embargo, información crítica de esos acuerdos permanece oculta para el gran público debido a estrictas cláusulas de confidencialidad. Cuánto cuestan o cómo se distribuirán son detalles que en la mayoría de los casos la ciudadanía desconoce, porque así lo exigen los acuerdos firmados.

El problema es mundial

En respuesta a una petición de información del Parlamento Europeo a mediados de noviembre, la comisaria de Salud, Estela Kiriakides, afirmó que “Debido a la naturaleza altamente competitiva de este mercado, la Comisión está legalmente imposibilitada para desvelar la información que contienen estos contratos”.
La ministra belga de Presupuesto, Eva de Bleeker, tuvo que retirar, poco después de publicarlo, un mensaje en Twitter en el que recogía la lista de precios de los laboratorios con los que había negociado la Unión Europea (UE).
A las quejas por el incumplimiento de los compromisos adquiridos por algunos fabricantes de vacunas se suman ahora las voces que exigen mayor transparencia en un asunto de salud pública vital. La polémica sigue subiendo de tono, sobre todo en la UE, enojada después de que los laboratorios Pfizer y AstraZeneca le comunicarán que no estarán en condiciones de suministrarle al bloque la cantidad de dosis iniciales acordadas.
Ello ha llevado a que, según fuentes de la UE citadas por la agencia Reuters, desde Bruselas se les exija a las farmacéuticas que hagan públicos los términos de los contratos y amenace con controlar las exportaciones de las vacunas producidas en Europa.

¿Por qué tanto secreto?

Según Jonathan García, experto en salud pública en la Universidad de Harvard, en EEUU., “esto no es nada nuevo; es frecuente que en los contratos entre los sistemas de salud de los países y las farmacéuticas se incluyan cláusulas de confidencialidad”. “Los laboratorios buscan fraccionar el mercado para poder negociar precios distintos con los diferentes países”, añade.
Esto les permite negociar con los países en función de sus recursos, ofreciéndoles precios más bajos a las naciones pobres o en desarrollo y exigiendo cantidades más altas a los más ricos.
La compañía AstraZeneca ha revelado que la vacuna que ha desarrollado en colaboración con la Universidad de Oxford tendrá un coste aproximado entre 3 y 4 dólares por dosis (se requiere de dos). Pero el suyo es, por ahora, un caso excepcional. Además de los precios, se mantienen muchas veces en secreto la información relativa a la producción y logística, y las conocidas cláusulas de responsabilidad.
En ellas se estipulan límites a la responsabilidad de los laboratorios en el caso de posibles efectos adversos de los medicamentos y se indica que si hay diferencias no las resolverán los tribunales nacionales, sino unas cortes especiales de arbitraje internacional.
Las voces que reclaman mayor transparencia alertan de que la urgencia por el desarrollo de una vacuna, para una enfermedad que se ha cobrado ya más de dos millones de vidas en todo el mundo, ha podido llevar a los gobiernos a aceptar limitaciones de responsabilidad aún mayores.
En la Estrategia para la Adquisición de Vacunas que hizo pública la Comisión Europea se decía que “la responsabilidad por el desarrollo y el uso de la vacuna, incluida cualquier indemnización específica requerida, recaerá sobre los estados miembros que la adquieran”.
No obstante, estamos hablando de una emergencia sanitaria global, de algo que sucede cada 100 años, ante lo que uno esperaría que el sistema utilizara mecanismos mucho más transparentes y buscara un esquema más cooperativo. En cambio, vemos que se sigue buscando un mercado monopólico y mantener ventajas en los precios.
Las diferencias en el acceso a las vacunas han llevado al mundo a un riesgo de “fracaso moral catastrófico”, como definió el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, el hecho de que los países más necesitados vayan a tener que esperar años para inmunizar a su población.
La historia de las epidemias muestra que no sería la primera vez. Ya sucedió con la poliomielitis y la viruela, enfermedades erradicadas mucho antes en los países más avanzados. O con el VIH, que todavía diezma a muchas poblaciones africanas cuando los pacientes en el llamado primer mundo han visto prolongada significativamente su esperanza de vida gracias al desarrollo de los tratamientos antirretrovirales.
Como resultado, los analistas de inversiones pronostican que al menos dos de estas compañías, la empresa estadounidense de biotecnología Moderna y la alemana BioNTech con su socio, el gigante estadounidense Pfizer, probablemente ganarán miles de millones de dólares.

Fuente: https://rebelion.org/la-ciencia-maltratada-privatizada-y-mercantilizada/

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De la ansiedad educativa a la previsión integral

Por: Dinorah García Romero

Se está gestando un movimiento orientado a clases presenciales y a clases semipresenciales. Con todo el respeto que merecen las organizaciones y los sectores que están empujando estas propuestas, reitero que no es el momento adecuado.

En la medida en que avanza el año 2021, la situación mundial se vuelve más compleja e incierta a pesar de la diversidad de vacunas con que se cuenta. Los países con más poder económico y geoestratégico van dando pasos firmes en la vacunación de sus habitantes; otros, con menos posibilidades, esperan oportunidades para iniciar el proceso de vacunación, como es el caso de la República Dominicana.

Parece algo simple vacunar, pero no lo es. Está en juego la vida de las personas y, por ende, el presente y el futuro del país. En el ámbito internacional y también en el local, el sector educación y el económico representan dos ejes que mantienen en estado de alerta a los gobiernos y a la sociedad civil. La preocupación por el cuidado de la salud y de la educación es una prioridad ineludible, para los gobiernos y para los ciudadanos. Pero ha de ser una preocupación que no le quite a ningún sector la capacidad de pensar con visión integral el problema y con actitud proactiva.

En la República Dominicana se está gestando un movimiento orientado a clases presenciales y a clases semipresenciales. Con todo el respeto que merecen las organizaciones y los sectores que están empujando estas propuestas, reitero que no es el momento adecuado. Se han de poner todos los medios posibles para cualificar la educación virtual; la que se ofrece por televisión y por la radio. Se ha de aprovechar cada espacio para convertir esta experiencia en una práctica educativa abierta a la innovación; y se ha de eliminar la reproducción mecánica de prácticas educativas prefabricadas. La añoranza permanente de la presencialidad y de la semipresencialidad bloquea la creatividad y dispersa la atención que requiere la calidad de la educación que se ofrece ahora. La dispersión de fuerzas pensando en la bondad de lo de ayer no permite avanzar ni, mucho menos, generar situaciones de aprendizaje con significados, que marquen, a profesores y a estudiantes, nuevos desafíos; y   que planteen al Ministerio de Educación formas nuevas de gestionar el sistema educativo dominicano en el contexto de la pandemia.

En determinados sectores sociales y educativos, se percibe un estado de ansiedad educativa que puede paralizar iniciativas y obstaculizar la construcción compartida de propuestas para poner en ejecución, cuando la pandemia lo permita. Es necesario desterrar este estado de ansiedad y fortalecer la previsión integral de acciones y proyectos que eviten la desplanificación y la falta de organización, cuando se pueda trabajar presencialmente.  Se ha de aprovechar este período para preparar una vuelta bien organizada a la presencialidad y a la semipresencialidad, pero cuando se pueda. Nadie puede violentar la realidad de la COVID-19.

El Ministerio de Educación de la República Dominicana puede y debe colaborar, abriéndose a un diálogo más fluido con la sociedad; con los actores de la educación dominicana y con las organizaciones de la sociedad civil. Se fortalece esta relación si el MINERD potencia una participación más abierta y confiada de estos ámbitos. Es necesaria una participación que vaya más allá de completar productos y aportar a hechos consumados.  Hay interés sincero en ayudar al desarrollo de la educación de la nación. La inclusión en la construcción de los procesos y de la vida de la educación del país libera de la ansiedad educativa; y favorece una visión y una acción más estratégicas de cara a la incidencia y a los resultados de la educación en el contexto de la COVID-19.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/de-la-ansiedad-educativa-a-la-prevision-integral-8910476.html

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Uruguay: Autoridades trabajan para una vuelta a clases «gradual, priorizada y segura»

América del Sur/Uruguay/12-02-2021/Autor(a) y Fuente: www.republica.com.uy

El presidente del Consejo Directivo Central, Robert Silva, sostuvo que alrededor del 40% de las escuelas están en condiciones de empezar el 1 de marzo, con presencialidad plena.

Silva aclaró que apuestan «a la mayor presencialidad posible» pero que será «gradual, priorizada y segura», y agregó que esta es la clave del accionar de las autoridades de la educación «este tiempo».

El presidente explicó que será progresiva porque a medida que comience marzo irán comenzando los diferentes niveles educativos, «nivel inicial, los primeros y segundos años de primaria y de educación media y la culminación del ciclo educativo», agregó.

Sin embargo, desde la Asociación de Institutos de Educación Privada expresaron que están alquilando locales, comprando contenedores o haciendo reformas, para poder cumplir con la presencialidad en marzo.

El presidente de la Asociación, Juan Carlos Noya, dijo que «el objetivo de la plena presencialidad fue un desafío» para muchas instituciones educativas privadas, ya que no todas pudieron cumplirlo. «La heterogeneidad es una característica de los privados porque algunos pudieron invertir para poder alquilar algún edificio externo o poner contenedores y otros que tienen una situación económica frágil», agregó.

Noya expresó que se intentará que todos los centros ofrezcan la «plena presencialidad» pero «algunas cosas del modelo híbrido ofrece algunas alternativas que llegaron para quedarse».

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/autoridades-trabajan-para-una-vuelta-a-clases-gradual-priorizada-y-segura-id811768/

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La era del protocolo, los debates insignificantes y la estupidez institucional

Por: Darío Balvidares*

¿Qué pasó con el quedate en casa?

La apariencia siniestra y bélica del virus comienza a transformarse; la pedagogía instrumental del acercamiento alejado (valga el oxímoron)  con los cuidados prescriptos en protocolos que mutan mas rápido que el mismísimo Covid 19, permite dejar en el museo lingüístico el sintagma “quédate en casa”.

Los jóvenes, que hasta hace veinte días eran los criminalizados y demonizados por funcionarios y periodistas por juntarse en playas y boliches, ahora, gracias a las buenas intenciones educativas que la pedagogía instrumental propone, son sacralizados por la necesidad de “recuperar los vínculos”, entonces van a poder desplazarse en el transporte público sin ninguna restricción y lo más importante: ¡volver a la escuela!

Por supuesto que la problemática vincular afectó al conjunto de la población y cuanto más a les chiques, pero sabemos, por el “diario del lunes”, es decir, lo que sucede en Estados Unidos y Europa, que las segundas y terceras olas también necesitan del mismo “semáforo” que ustedes mismos adoptaron, me refiero a los que manejan las decisiones políticas.

Pero el cinismo sistémico no tiene límites, los jóvenes son ángeles o demonios según la imagen/mundo que los gobiernos/medios pretenden crear más allá de la realidad objetiva con la que casi nunca los discursos político/mediáticos coinciden.

Deberíamos hablar de las juventudes, puesto que la fragmentación social acentúa las diferencias socioeconómicas, al igual que sucede con la niñez, con un 62.9% por debajo de la línea de pobreza, según UNICEF. Pero este tema no parece estar en la agenda, ni las muertes de niñes wichis por desnutrición o la del niño de 8 años fallecido por covid 19 de la comunidad chané de Iquira en Salta, trasladado al hospital de Tartagal[1] hace unos días.

Lamentablemente les niñes sí se contagian y es falaz lo que dice la ministra Soledad Acuña:

“Tenemos millones de papers científicos que confirman que los chicos no son un factor de transmisión masivo, que las escuelas abiertas, al revés de lo que se pensaba, son un espacio, con protocolos, no solo necesarios sino posible”[2]

Un informe de UNICEF publicado por la ONU demostraba que les niñes sí se contagian y que las consecuencias a futuro pueden ser devastadoras.

“A lo largo de la pandemia de COVID-19 ha existido un mito persistente de que los niños apenas se ven afectados por la enfermedad. Nada podría estar más lejos de la verdad”, asegura Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.

“Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños. Cuanto más persista la crisis, más profundas serán sus repercusiones en la educación, la salud, la nutrición y el bienestar de los niños. El futuro de toda una generación está en riesgo”[3]

 

Pero no sólo se trata de esa “punta del iceberg”, hay otra punta que ataca a niñes y jóvenes y es el síndrome multisitémico inflamatorio pediátrico  (MIS- C) como informó el Washington Times  hace pocos días.

“Aproximadamente 1,600 casos y 26 muertes asociadas con MIS-C se han identificado en todo el país a principios de enero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.

Los expertos en salud dijeron que el reciente aumento de casos de coronavirus en todo el estado podría llevar a más casos de MIS-C.

El estado anunció sus primeros casos confirmados de la enfermedad en julio. Sus síntomas incluyen fiebre, dolor abdominal, vómitos, diarrea, dolor de cuello, sarpullido, ojos inyectados en sangre y cansancio. La mayoría de los niños con MIS-C se recuperan, anotó el departamento de salud”[4]

Una enfermedad asociada al covid-19, pero que se desarrolla en niñes y adolescentes, es probable que sea poco frecuente, pero es otro dato a tener en cuenta porque de hecho ya está instalada en los Estados Unidos, uno de los países que lleva la delantera en cantidad de muertos por covid.

En el mismo sentido y en línea con los problemas derivados del covid-19 “…según un estudio publicado en la revista médica JAMA Pediatrics, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes tienen un mayor riesgo de complicaciones graves por COVID-19 de lo que se pensaba anteriormente, y las personas con afecciones de salud subyacentes tienen un riesgo aún mayor[5]

El mundo alucinante

Mientras éstas y otras cientos de informaciones científicas van descubriendo efectos colaterales del covid-19 y apareciendo asociadas nuevas enfermedades; los contagios aumentan en los países centrales, las muertes también. Se vuelve atrás en las medidas de apertura de las escuelas y universidades, el virus muta y ataca de nuevo. Mientras eso ocurre de acuerdo con los datos de la realidad objetiva, acá, un puñado de funcionarios resuelve que es “seguro volver a las clases presenciales” ajustándose a los protocolos.

El alucinatorio del tándem político/mediático solo establece su enrarecida “grieta” en discusiones de almanaque, no aparecen debates de fondo que dejen de lado la “pedagogía instrumental” en la que se refugian los “engrietados” para soslayar la crisis sistémica en que las políticas educativas puestas en marcha desde hace décadas fueron devastando la educación pública con presupuestos a la baja y el abandono sistemático de la  infraestructura.

Aunque nos hablen de los porcentajes del PBI, nunca alcanzó para hacer escuelas, ni para sostener las que hay, así como los eternos discursos contra les docentes, víctimas del proceso de precarización salarial y de las condiciones de trabajo.

En el propio alucinatorio institucional, el año pasado se hablaba de la voluntad que había tenido, la docencia en su conjunto para sostener el vínculo, intentando representar o generar un vínculo pedagógico (en el distanciamiento) con sus estudiantes. Claro con los que la precaria “conectividad” les permitía y por supuesto sólo con aquellos que por lo menos, accedían, aunque fuese unas horas, a algún tipo de equipo tecnológico.

Pero en ese propio alucinatorio, en el 2021 los héroes vuelven a ser los villanos, porque exigen seguridad sanitaria en todas sus dimensiones, además de paritarias que den cuenta de los salarios deprimidos, de-preciados… Entonces, frente a la posibilidad de medidas de fuerza, absolutamente legítimas, los gobiernos responden con amenazas de descuentos salariales y diatribas propias de los patrones de estancia.

Y nos hablan de protocolos que estos mismos gobiernos no pueden cumplir, porque ni siquiera conocen la realidad de las escuelas en su dinámica diaria y mucho menos se hacen cargo de lo que se necesita en el mundo real, no en el discurso protocolar.

Y se piensan a sí mismos, “amigos” de la nueva normalidad porque alguien, en alguna parte habló de la burbujeante escuela del siglo XXI, que no contempla ni siquiera la pareja pedagógica en tiempos de pandemia, eso es la burbuja de la pedagogía instrumental, que solo sabe de ajustes y disciplinamiento.

Pero, ocurre que el virus, no sabe de burbujas, por otra parte impracticables, con el diseño que tiene el trabajo escolar; con docentes que tienen más de una escuela, que viajan en transporte público y todo lo que ya sabemos que presupone la presencialidad, que en estos momentos y justamente como dicen algunos de los infectólogos, el virus muta y tiene mayor potencialidad de contagio.

Así y todo, el convidado de piedra, el ministerio de educación nacional, que sólo sigue las “recomendaciones” de la UNESCO y otros obsoletos organismos internacionales, de donde salieron las políticas reformistas de la educación a pedido de los intereses de las grandes corporaciones, entra en cortocircuito con alguno de los “dichos” del 2020, respecto de la presencialidad en relación con la vacunación.

“No van a volver las clases con normalidad hasta que haya una vacuna contra el coronavirus[6] dijo el ministro Nicolás Trotta.

La vacuna no es condición indispensable para la presencialidad[7] dijo el ministro Nicolás Trotta.

En estos días el propio ministro está aislado por haber estado en contacto durante su gira por las provincias, con funcionarios que habían contraído el covid-19.

Acá se abre la gran pregunta…

¿Acaso el ministro de educación de la Nación infringió alguna de las normas dispuestas en los protocolos que ellos mismos diseñan?

Todo es posible, aunque es improbable que no tengan los resguardos necesarios, en esos niveles de exposición.

Ahora bien, si la ministra de educación de Santa Fe, Adriana Cantero[8], tiene covid y estuvo reunida con el ministro Trotta y por eso tiene que hacerse los test y cumplir con el aislamiento y estamos hablando de una pequeña reunión con todos los protocolos a disposición y los elementos de protección también; esa situación que están atravesando debería funcionar como alerta para las decisiones que van a tomar. ¿O lo que les sucedió a pequeña escala, también va a tener una respuesta acorde con el alucinatorio institucional?

Del alucinatorio y la estupidez

Entre otras de las cuestiones que deben ser aclaradas es que los Estados, incluso el nuestro, no fueron tomados por sorpresa con la propagación del virus pandémico, un interesante documento de septiembre de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial ya alertaba sobre lo siguiente:

 

“Si es cierto el dicho de que «el pasado es el prólogo del futuro», nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado”[9]

Es decir que ya se conocía lo que iba a suceder.  No es en este artículo en dónde vamos a poner en debate el por qué, todes sabemos lo que sucede con la degradación antrópica provocada en el planeta por su modelo de producción.

Pero, teniendo este antecedente, no es válido que nos sigan diciendo que el virus “nos tomó por sorpresa”.

Y mucho menos que ahora quieran exponer a la comunidad educativa como experimento para ver qué pasa.

Ya sabemos qué va a pasar, vamos a tener un rebrote  aumentado por la estupidez institucional, por no esperar la aplicación masiva de las vacunas, entre otras cosas.

En estos días se realizó un documento con un pronunciamiento[10] público, del cual soy firmante, al igual que miles que han adherido, porque no están dadas las condiciones de bioseguridad y no se ha debatido con el conjunto de la comunidad educativa, dando por sentado protocolos que solo fueron consensuados entre funcionarios que luego desligarán responsabilidades, como es su costumbre institucionalizada.

Dejo como cierre del artículo uno de los párrafos del documento citado:

“La comunidad educativa se construye colectivamente y todos/as sus integrantes tienen derecho a participar en la misma; nos oponemos a la decisión arbitraria e inconsulta de efectivizar el retorno a la presencialidad escolar sin condiciones suficientes para el cuidado de la vida. Solicitamos al Consejo Federal de Educación NO redefinir el Semáforo Epidemiológico, que fue aprobado en 2020 y acordado de manera nacional”.

Tal vez la producción pública de la vacuna pueda ayudar a recuperar más rápidamente la presencialidad sin que esté sospechada de otra decisión propia de la estupidez del alucinatorio institucional.

*Profesor y Licenciado en Letras (FFyL-UBA). Fue docente durante 30 años y Rector de la Escuela de Comercio 3, Hipólito Vieytes (CABA). Como investigador es autor de “La educación en la era corporativa, la trama de la desposesión”. Herramienta Ediciones y Contrahegeminía Web (2019) CABA.  Y del ensayo “La novela educativa o el relato de la alienación”  Redes Cultura (2005) CABA, con prólogo de Osvaldo Bayer. Además de decenas de trabajos y artículos publicados en Contrahegemonía Web; Rebelion.org  y Otras Voces en Educación. Durante 15 años fue productor periodístico y columnista del programa radial La Deuda Eterna.

 

Referencicias:

[1] https://www.laizquierdadiario.com/Fallecio-un-nino-originario-por-covid-19-en-el-norte-de-Salta

[2] https://www.nueva-ciudad.com.ar/notas/202102/45379-acuna-dijo-que-les-nines-no-contagian-dura-respuesta-de-especialistas.html

[3] https://news.un.org/es/story/2020/11/1484262

[4] https://www.washingtontimes.com/news/2021/jan/29/sc-reports-1st-death-from-inflammatory-pediatric-s/

[5] https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2020/07/01/los-jovenes-y-el-covid-19-de-ser-inmunes-a-ser-el-centro-de-la-enfermedad/

[6] https://www.treslineas.com.ar/trotta-volver-clases-normalidad-hasta-haya-vacuna-contra-coronavirus-n-1602170.html

[7] http://seguinforma.com.ar/trotta-la-vacuna-no-es-condicion-indispensable-para-la-presencialidad/

[8] http://elcorreodigital.com.ar/noticia.aspx?idContent=32371

[9] “Un mundo en peligro” Informe anual sobre preparación mundial de emergencias sanitarias. Septiembre 2018.

[10] https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdRVoFCK95rDolEZimxIQuGD6AfnlVtjJdDNaT1gcN9b2nCNw/viewform

 

Fuente: El autor escribe para OVE

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Vicisitudes del mundo azotado por la Covid-19 y otros males

Por: Oscar Oramas Oliva/Rebelion 

¿Cuántos millones de personas no tienen acceso a los medios para saber si están infectados de la Covid-19?

Cuando el mundo se sumerge, cada vez más, en la pandemia de la Covid-19 y el desasosiego se profundiza en las personas. Vivimos hoy en un mundo de incertidumbres, aunque los medios del orbe nos hablan de esperanza.

No volvimos a 2015, antes de la pandemia, cuando al neoliberalismo ya todo le fallaba. El presidente argentino, Alberto Fernández, sostuvo hoy que «la pandemia dejó al descubierto las debilidades» del sistema capitalista, informo la agencia ANSA, el 27 de enero, desde Santiago de Chile. En Europa hay mucha angustia por la falta de vacunas y varios hospitales colapsados.

La escalada de tensión entre la UE y Reino Unido por los problemas de distribución de las dosis prometidas. El proceso de vacunación está siendo más lento de lo previsto en algunos países europeos. En el centro de este conflicto se encuentra la farmacéutica AstraZeneca, cuya vacuna fue aprobada este viernes por la Agencia Europea del Medicamento para su administración a todos los adultos. Sin embargo, el laboratorio anglo-sueco reconoció que no podrá cumplir con los compromisos de entrega de su vacuna en la Unión Europea, lo que levantó críticas de las autoridades europeas. Otra de las sorpresas se produjo con el anuncio de la UE del establecimiento de controles sobre la exportación de vacunas fabricadas en su territorio, incluidas las destinadas a Irlanda del Norte.

La medida fue criticada tanto por la Organización Mundial de la Salud como por el gobierno británico, con la subdirectora de la OMS, Mariangela Simao, calificándola de «tendencia preocupante». La vacuna de Oxford-AstraZeneca fue aprobada para su aplicación en la UE este 29 de enero. La UE firmó un acuerdo por 400 millones de dosis en agosto, mientras que Reino Unido había encargado 100 millones de dosis en mayo. Pero AstraZeneca anunció problemas de suministro, que achacó a una serie de dificultades en una fábrica en Bélgica y otra en los Países Bajos.

La Union Europea aprobó la compra de 300 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech en diciembre. Pero el consorcio fue incapaz de suministrar los 12,5 millones de vacunas que había prometido para finales de 2020.

El jefe de BioNTech, Uğur Şahin, explicó que el retraso se debió a que la UE asumió, erróneamente, que varias vacunas diferentes estarían listas a la vez y, por lo tanto, repartió sus pedidos. a UE ha aprobado ahora la de Moderna y está duplicando su pedido de la vacuna de Pfizer-BioNTech hasta los 600 millones de dosis.

La farmacéutica francesa Sanofi anunció que ayudará a la fabricación de 125 millones de vacunas para la Unión Europea a partir del verano boreal.

La Comisión Europea dice que ha firmado acuerdos con otras cinco farmacéuticas para comprar cientos de millones de vacunas una vez superen los ensayos clínicos:

AstraZeneca: 400 millones de dosis

Sanofi-GSK: 300 millones de dosis

Johnson & Johnson: 400 millones de dosis

CureVac: 405 millones de dosis

Moderna: 160 millones de dosis

Además, la Comisión concluyó conversaciones iniciales con otra empresa, Novavax, por otros 200 millones de dosis [1].

Rusia ha anunciado su disposición a facilitarle 100 millones de dosis de la Sputnik V a la Union Europea, en la primera parte del presente 2021. Hubo en Europa una campaña muy fuerte contra la vacuna rusa-siempre la rusofobia-, pero ahora cuando la revista médica Lancet publica los resultados preliminares del ensayo de la fase III de dicha vacuna, el problema se complica, cuando la Union Europea no ha resuelto su suministro en tiempo y frente a las críticas por ese último hecho.

Las compañías farmacéuticas «continúan avanzando poco a poco» para mejorar el acceso a los medicamentos en los países más pobres, según un informe publicado el último martes por la Fundación para el Acceso a los Medicamentos. La organización sin fines de lucro con sede en los Países Bajos dijo que ha habido avances, pero que el progreso es lento. Y las ganancias parecen seguir siendo el principal motor de la investigación y el desarrollo de medicamentos y vacunas. Y en el caso del COVID-19, la industria solo habría empezado a moverse una vez que quedó claro que el brote afectaba tanto a países ricos como pobres, pues eso abrió el potencial de «ingresos farmacéuticos sustanciales»[2].

Para evitar en el futuro una destrucción de las proporciones de la causada por la Covid-19, «la preparación para la pandemia debe tomarse tan seriamente como nos tomamos la amenaza de guerra», afirmó el matrimonio Gates. «Frenar la próxima pandemia requerirá gastar decenas de miles de millones de dólares por año, una gran inversión, pero recuerden que está previsto que la pandemia del Covid-19 le cueste al mundo 28 billones de dólares», puntualizó. Y, en el mismo sentido, resumió: «El mundo necesita gastar miles de millones para ahorrar billones (y evitar millones de muertes)».

Hace un año, cuando no muchos podrían haber predicho el costo que el nuevo coronavirus tendría en vidas humanas, solo un especialista en enfermedades infecciosas pudo predecir el sombrío resultado en Estados Unidos. El Dr. James Lawler, que trabajó en los gobiernos de Barack Obama y de George W. Bush, y un grupo de funcionarios de salud actuales y anteriores, reaccionaron rápidamente cuando comenzaron a registrarse los primeros casos del nuevo coronavirus. )». En un seminario web privado con la Asociación Estadounidense de Hospitales en febrero de 2020, estimó que 480.000 personas en los Estados Unidos podrían morir [3].

Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, soportó una relación tortuosa con el ex presidente y fue cada vez más marginado de las reuniones informativas públicas. Pero el hombre de 80 años regresó al podio de la Casa Blanca el jueves después de que Joe Biden lanzó una estrategia nacional COVID-19 y firmó 10 órdenes ejecutivas para combatir una pandemia que ahora se ha cobrado más de 400 000 vidas en los Estados Unidos. “Una de las cosas que vamos a hacer es ser completamente transparentes, abiertos y honestos”, dijo Fauci a los periodistas. “Si las cosas salen mal, no señalar con el dedo, sino corregirlas. Y hacer que todo lo que hacemos se base en la ciencia y la evidencia”. Cuando se le preguntó si le gustaría enmendar o aclarar algo que dijo durante la presidencia de Trump, Fauci insistió en que siempre había sido sincero y señaló con ironía: “Por eso a veces me meto en problemas” [4].

Biden se comprometió a supervisar la administración de 100 millones de vacunas Covid-19 en sus primeros 100 días en el cargo. El equipo de Biden planea establecer sitios federales para distribución masiva, junto con centros móviles de vacunación para personas en áreas rurales. Pero para eso es necesario más dinero del Congreso, por lo cual pidió más de 400.000 millones de dólares, que se utilizarán para las vacunas. «No puedes manejar una crisis económica mientras no hayas derrotado la pandemia», dijo Biden durante su campaña.

A consecuencia de esa situación se produjo la siguiente reflexión: «Las diferencias en el acceso a las vacunas han llevado al mundo a un riesgo de fracaso moral catastrófico», como definió el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, el hecho de que los países más necesitados vayan a tener que esperar años para inmunizar a su población. Y uno puede preguntarse, ¿Cuántos años durara la presente pandemia y cuantas miserias aportara al mundo?

Según Jonathan García, experto en salud pública en la Universidad de Harvard, en EE.UU., «esto no es nada nuevo; es frecuente que en los contratos entre los sistemas de salud de los países y las farmacéuticas se cláusulas de confidencialidad». El economista David Bardey señala en conversación con BBC Mundo que si hubiera transparencia en los precios de los medicamentos, «sería más complicado para los laboratorios cobrar precios más altos a los países más ricos si estos pueden observar precios menores para otros países». «Si queremos que los países más desarrollados paguen más, es mejor que los precios no sean públicos», indica el experto, que alerta además de que los países más avanzados están adquiriendo muchas más dosis de las que necesitan porque «sus gobiernos tienen una gran presión de su opinión pública y eso los está empujando a una especie de nacionalismo sanitario». Se suele aludir también al derecho que tienen las compañías a obtener un beneficio de las grandes inversiones que hacen en investigación [5]

¿Cuántos millones de seres humanos no tienen hoy acceso a los medios, para saber si tienen o no la infección de la Covid-19? No me refiero solo a los habitantes de los países del llamado Tercer Mundo, sino también a las grandes metrópolis, donde hay millones de personas, por debajo de los niveles de pobreza.

Pero ahora hay una confusión ideológica y política que, realmente, cuesta mucho trabajo entender dónde estamos y hacia dónde vamos, señaló el reconocido escritor Leonardo Padura, durante una entrevista concedida a BBC-News, el 24 de enero de 2021.

Pero Cuba avanza en el ámbito de sus 4 vacunas contra el coronavirus. El Gobierno tiene la intención de poder inocular a toda su población este 2021 y, además, cubrir la demanda de otras naciones.

Notas

1) gencia de noticias Reuters.

2) Página 12 publicaba el 31 de enero un artículo titulado ¨La primera gran batalla geopolítica del Siglo ¨XXI, Las tres guerras de la vacuna contra el coronavirus. El descubrimiento, la distribución y las licencias originaron enfrentamientos que están muy lejos de resolverse. La historia de espías, contratos oscuros, atrasos y mercado negro, donde la vacuna se vende entre 250 y 350 euros, con entrega garantizada en cualquier lugar del mundo.

3) Ansa, 28 enero •NUEVA YORK• Redacción.

4) The Guardian. Enero 2021

5) Guillermo D. Olmo @BBCgolmo. BBC News Mundo. 27 de enero de 2021.

*Fuente:  https://rebelion.org/vicisitudes-del-mundo-azotado-por-la-covid-19-y-otros-males/ 

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Save the Children: Cifra de niños palestinos desplazados alcanza su nivel más alto en cuatro años

La ONG Save the Children alertó el pasado miércoles que la cifra de niños palestinos desplazados ha alcanzado un máximo histórico de los últimos cuatro años, por lo que ha pedido al Gobierno israelí que «anule todas las órdenes de demolición de escuelas, viviendas e infraestructuras vitales de acuerdo con sus obligaciones en el marco del Derecho Internacional».

En un comunicado, la organización ha indicado que durante el año 2020 más de 840 edificios fueron derribados o incautados en Cisjordania por parte de las autoridades israelíes, lo que ha obligado a más de 500 niños y sus familias a abandonar sus hogares.

«Se trata del peor dato desde 2016 en cuanto a niños y niñas palestinos desplazados en Cisjordania», recoge el texto, que señala que las «demoliciones en todos los territorios ocupados han afectado a más de 2.600 niños y niñas».

Las familias afectadas, ha advertido, han perdido sus hogares, sus medios de vida y se han visto obligadas a buscar refugio en casa de amigos o familiares y nuevos ingresos para intentar rehacer sus vidas. Además, esta situación se ha visto agravada por el impacto económico de la COVID-19.

«No podemos salir de nuestras casas por las tardes y por las mañanas debemos permanecer siempre cerca de casa. Hay un asentamiento cerca y en la carretera principal, el ejército y los colonos siempre van y vienen. Han dado muchos avisos de derribo a mucha de la gente que vive aquí. Me siento mal y estoy cansado, temiendo que yo también me puedo quedar sin casa» ha explicado Fareed, que vive en una comunidad dedicada a la agricultura en Cisjordania.

A pesar de la promesa de las autoridades israelíes de detener la demolición de viviendas durante el brote de COVID-19, la destrucción ha continuado, según Save the Children, que ha matizado que solo en noviembre, 73 personas, entre ellas 41 niños y niñas, fueron desplazadas tras el incidente más grave de demolición de los últimos cuatro años.

Por otra parte, la ONG ha manifestado que existen 53 escuelas en peligro de ser destruidas en Cisjordania y Jerusalén Este, algo que afectaría a unos 5.250 niños y niñas. Según la ONU, los desalojos forzosos como consecuencia de las demoliciones son un factor clave en la creación de un entorno «coercitivo» y tienen un impacto negativo sobre los Derechos Humanos.

«Las demoliciones que se están produciendo en Cisjordania están dejando a los niños, las niñas y a sus familias sin hogar y sin infraestructuras vitales. Derribar una casa, una escuela u otra infraestructura vital, especialmente durante una pandemia, destruye su derecho a la educación y a tener un hogar. Ataca su futuro, su salud, su seguridad y su bienestar», ha explicado el responsable de Save the Children en los territorios palestinos ocupados, Jason Lee.

Lee ha aseverado que Israel «tiene el deber de proteger los derechos» de estos menores, por lo que ha pedido a las autoridades que anulen «todas las órdenes de demolición existentes», «Si no lo hace, dejará a más niños y niñas sin hogar ni educación, lo que se sumará al impacto que la pandemia ya está teniendo en sus vidas», ha denunciado.

Fuente e imagen: Europa Press

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Entrevista a Lídia Farré: «La educación es un muro de contención de la desigualdad»

“La crisis derivada de la pandemia podría provocar que muchas familias volvieran a la escuela pública”, afirma la profesora de la UB y coautora del estudio ‘Inmigración, integración y sostenibilidad del sistema educativo’

Profesora de la UB e investigadora asociada del IAE-CSIC, Lídia Farré es coautora del estudio ‘Inmigración, integración y sostenibilidad del sistema educativo‘, publicado por el Observatorio Social de la Fundación «La Caixa». El análisis explica cómo la ola migratoria de principios de siglo influyó en el sistema educativo.

– El alumnado extranjero pasó del 2% al 10% en una década 

-En menos de una década, de 2000 a 2008. En este periodo, la población inmigrante en España en edad de trabajar subió de algo menos del 4% al 12%. España fue uno uno de los principales países receptores de inmigrantes. Muchos eran jóvenes y con hijos. No olvidemos que uno de los motivos principales de la inmigración es buscar un futuro mejor para sus hijos.

-¿Y cómo impactó en las aulas?

El incremento no fue homogéneo. La primera gran diferencia es que, en el momento álgido de la ola migratoria, la tasa de inmigración en los centros públicos era del 14%, mientras que en los privados y concertados no llegaba al 7%. Lo que analizamos en el estudio es la reacción de las familias nativas.

-¿Cuál fue?

La tasa de matriculación en centros privados o concertados aumentó. Ante la llegada de población extranjera, hay familias que deciden llevar a sus hijos en centros concertados o privados. Es el native flight. Y es un fenómeno que se da entre las familias con niveles educativos más altos, con más recursos. No sorprende, porque son las que tienen la opción de elegir. Las familias sin recursos no la tienen.

-¿Qué consecuencias tuvo?

La primera, un posible incremento de la segregación socioeconómica dentro del sistema educativo entre la pública y privada o concertada. Y otra, la pérdida del respaldo social de la educación pública. Si las familias con recursos no usan la pública, podría ser que tampoco quisieran que sus impuestos se destinaran a financiarla.

-Pero no toda la responsabilidad será de las familias. Alguna tendrán los gestores públicos.

-Evidentemente. El diseño del sistema educativo tiene gran responsabilidad. Si la educación pública fuera de más calidad que la privada o concertada todo el mundo iría a la escuela pública.

-¿Falta de recursos o de voluntad política? 

-Una cosa va con la otra. Si los políticos quisieran una educación pública de máxima calidad, la tendríamos. Pero no somos conscientes de la importancia que tiene. Solemos hablar del retorno privado de la educación, pero no del retorno social, muy importante. Una población con un nivel de educación más alto es también una población más productiva, menos conflictiva, con más participación política, más comprometida. La educación es un servicio público esencial, uno de los instrumentos más potentes que hoy tenemos para contener el aumento de la desigualdad entre las generaciones más jóvenes. Hay que ponerla en valor y dedicar más recursos.

-¿Qué impacto puede tener el covid-19?

Uno de los efectos de la crisis asociada a la pandemia es la pérdida de empleo y del nivel de ingresos. Lo que sugieren los resultados del estudio, basados en la crisis financiera de 2008, es que si las familias pierden capacidad económica, vuelven a la escuela pública. A corto plazo, esto puede significar una congestión en las aulas, pero a medio y largo plazo podría permitir que la educación pública recuperara el apoyo social. Si más gente la utiliza también habrá más gente dispuesta a que sus impuestos se destinen a financiarla y eso haría aumentar su calidad.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20210205/lidia-farre-educacion-muro-contencion-desigualdad-11499235

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