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OVE reportaje: Juan Carlos Sánchez Antonio. Pensamiento Descolonial

Reseña el Reportaje: Selene Kareli Zepeda Pioquinto

“Actúa de tal manera que contribuyas a la conservación y perpetuación del orden cósmico de las relaciones vitales evitando todo trastorno del mismo”.

Este jueves 11 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, cerró el Ciclo de Pensamiento Descolonial con la conferencia del Dr. Juan Carlos Sánchez Antonio.

En la moderación de la jornada estuvieron: María del Carmen López Vázquez y Jorge Orozco León.

El Dr. Juan Carlos inició su disertación citando el siguiente párrafo, mismo que se encuentra en el Informe Cambio Climático, 2014, presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): “El Informe síntesis destaca que disponemos de los medios para limitar el cambio climático y sus riesgos y de muchas soluciones que permiten el continuo desarrollo económico y humano. Sin embargo, para estabilizar el aumento de la temperatura por debajo de 2 °C respecto de los niveles preindustriales será necesario un cambio radical y urgente del statu quo. Además, cuanto más esperemos a actuar, mayor será el costo y los desafíos tecnológicos, económicos, sociales e institucionales que enfrentaremos”. En este sentido, destacó la importancia de las epistemologías y filosofías del sur global como pensamiento decolonial y radical para hacer frente a ese cambio climático, como camino a ese urgente y necesario statu quo.
Enlace del informe: https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/SYR_AR5_FINAL_full_es.pdf

De tal manera, el ponente se centró en dos aspectos fundamentales que fue desagregando: el calentamiento global devastador de la Madre Tierra y, el pensamiento de los pueblos originarios para hacer frente a este.
En su retórica, señaló cuatro elementos que nos han llevado a la crisis civilizatoria, misma que propician el despojo de territorios e identidades: 1) el modelo de producción capitalista, 2) la modernidad como un proyecto cultural ideológico que impulsa la expansión de los valores occidentales, 3) el patriarcado, y, 4) el cristianismo invertido. Siendo inminente superar estos cuatro elementos que llevan a la explotación de los bienes naturales.

Asimismo, el Dr. Sánchez Antonio refirió que, el capitalismo nos está llevando a la sexta extinción de la vida en el planeta; por tal, lanza la pregunta “¿de dónde vamos a tomar elementos para cambiar el statu quo?”, apuntando como ejes clave a la pedagogía, filosofía, política, economía pero con una perspectiva del sur global, escuchando lo que los pueblos andinos, mesoamericanos, turcos, indochinos tienen por decir y compartir, en palabras del doctor mirar “aquellas [culturas] que se ven como limitantes para el desarrollo de la humanidad”.

Por lo antes mencionado, Juan Carlos Sánchez enunció dos vías para hacer de las epistemologías del sur, del pensamiento decolonial, el nuevo statu quo. La primera es planteada por Slavoj Žižek, quien señala que se requiere una situación límite que en el caos lleve al cambio radical, y la segunda, es retomando ideas de Carlos Marx, en donde se recupere la propia historia ―la historia de los pueblos originarios― para diseñar el futuro; siendo Juan Carlos más partidario de la segunda vía, en la cual se requiere retomar la historia propia, la ontología de esos valores que han sido silenciados, para de esta forma, enriquecer un pensamiento que sirva de brújula.
“Tenemos que re-encantarnos con la naturaleza. Hemos perdido la espiritualidad que teníamos con las plantas, con los animales, con la madre tierra”.

Destaca en su participación que, no hay desmeritar la ciencia su actualidad, pero, hay que generar un nuevo criterio de los valores indígenas, de la ciencia y la tecnología y colocarlos al servicio de la humanidad no del capital. Impulsar nuevos criterios éticos, políticos y estéticos que nos permita poner a la modernidad al servicio de la humanidad, del planeta, no del capital.

“Cuando el conocimiento se pone al servicio de la vida se llama sabiduría”.

El doctor Juan Carlos nos invita a abrirnos al pensamiento descolonial, a volver a mirar los diez mil años de cultura que nos anteceden, pero ya no desde la perspectiva occidental, sino cada cultura desde su propia historia, dando lugar a la pluralidad de culturas que existe a nivel global; de tal manera, habría que generar una integralidad no una totalidad, la integralidad da la posibilidad de coexistir sin poner a uno sobre otro.

Finamente, nos convoca a reflexionar el aspecto teórico del pensamiento descolonial y a accionar llevando a lo cotidiano lo que el mismo implica. Un ejemplo estuvo enunciado en el rescate y preservación de las leguas originarias, el cultivo de nuestros alimentos (soberanía alimentaria), las alianzas económicas entre comunidades cercanas (trueques), así como la lucha social: “no es suficiente emitir un discurso como el que ahorita di, es indispensable generar conciencia. Es importante descolonizar y conocer esas otras culturas a través de diversas estrategias”.

Asimismo, Señala que, se requieren crear nuevos proyectos civilizatorios, los cuales implican movilizaciones, luchas de los pueblos originarios desde lo local, regional, nacional e internacional; crear redes internacionales para apostar por la transformación política donde ya no sea posible el capitalismo, poniendo al centro la vida, la Madre Tierra, donde los cuidados sean mutuos, recíprocos, no acciones para el bien meramente personal.

Que la vida sea criterio de vida. Que la acción pedagógica, política, comercial cree condiciones para la conservación de la vida, para ello se requiere descolonizar el pensamiento.

 

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Los bancos invierten nuestro dinero en sectores que destruyen el medio ambiente

Las entidades financieras tienen parte de responsabilidad en la destrucción de nuestro planeta. ¿Cómo? Porque son las que ponen fondos a disposición de compañías de desarrollo de infraestructura, de extracción de recursos y de producción y distribución de alimentos que, en muchas ocasiones, aceleran la degradación de hábitats naturales.

Somos muchos los que tenemos nuestros ahorros, fondos de pensiones o inversiones en bancos. Depositamos nuestro dinero en entidades financieras para que lo guarden o lo rentabilicen, pero lo que ocurre con ese dinero una vez está en el banco suele escaparse de nuestras manos.

En muchas ocasiones, los bancos son quienes proveen el capital necesario a otras empresas para construir infraestructura, extraer materias primas o crear y distribuir bienes materiales; sectores que tienen un impacto en el medio ambiente y que contribuyen a la destrucción de entornos naturales.

Para sacar a la luz el papel del sector financiero en la degradación de la naturaleza, la organización Portfolio.earth publicó dos informes: uno centrado en la pérdida de biodiversidad y otro en la polución plástica. En ellos, analizaron las inversiones de 50 de los bancos más grandes del mundo o que operan en zonas de alta diversidad biológica: 20 europeos, 18 de Asia Pacífico, ocho en Norteamérica y dos tanto en América del Sur como en África.

Millones de dólares en sectores que contribuyen a la pérdida de biodiversidad

Los informes revelan que, durante 2019, las entidades financieras invirtieron más de 2,6 billones de dólares -lo que equivale al PIB de Canadá- en sectores que, según científicos y gobiernos, son motores directos de la pérdida de biodiversidad en el mundo.

Además, invirtieron o dieron préstamos de 790 millones de dólares al día a compañías que están involucradas en la producción o distribución del plástico, que es uno de los mayores contaminantes de los océanos y un peligro para la fauna marina.

El 66% de estas inversiones está relacionado con actividades que son causas directas de la pérdida de biodiversidad (minería, tala de árboles o pesca), mientras que el 34% está relacionado con actividades que, indirectamente, son motores de esta pérdida, como aumentar la demanda de productos que necesitan de materias primas (teléfonos celulares o pequeños electrodomésticos). Y todo esto lo hacen bajo la mirada cómplice de los reguladores, que los protegen de cualquier responsabilidad.

Las entidades financieras invierten capital en sectores que están directa o indirectamente relacionados con la destrucción del planeta
Las entidades financieras invierten capital en sectores que están directa o indirectamente relacionados con la destrucción del planeta © France 24

El 32% de todos los préstamos y seguros entregados fueron invertidos en el sector de la infraestructura, 25% en el de la minería y la extracción de metales y un 20% en el sector de los combustibles fósiles. Los dos bancos latinoamericanos analizados, ambos ubicados en Brasil, invirtieron más en los sectores de producción de comida y servicios agrícolas (considerado el que más impacto tiene en la diversidad biológica global) y de gestión de bosques y productos forestales no alimenticios.

En Norteamérica la inversión estuvo más centrada en el transporte de bienes y personas, así como en el turismo, donde también invirtieron a partes iguales los bancos europeos analizados.

Las entidades financieras invierten en sectores que directa o indirectamente habilitan la destrucción del medio ambiente
Las entidades financieras invierten en sectores que directa o indirectamente habilitan la destrucción del medio ambiente © France 24

Robin Smale: «Queremos que los bancos sean más transparentes»

En entrevista con France 24, Robin Smale, integrante del «Finance 4 Biodiversity Initiative» y uno de los colaboradores en la creación de ambos informes, mencionó algunas de las recomendaciones que le hacen a las entidades financieras: «Queremos que todas las instituciones financieras sean más transparentes sobre lo que están haciendo, que evalúen el impacto que están teniendo para que entiendan dónde y cuánto daño se está haciendo.»

«Además, creemos que es apropiado que se incluya al inversor como parte de la cadena de suministros de manera que, (…) si alguien hace algo ‘malo’ y corta una área de bosque o contamina un lago, no es solo la corporación involucrada la que es responsable, sino también la institución financiera que les dio el dinero. Esto haría que las instituciones financieras sean mucho más cautelosas sobre a quién le dan el dinero», agrega.

El único país del mundo que responsabiliza también a los inversores o a los prestamistas es Brasil. Sin embargo, la ejecución de esa ley deja mucho que desear.

La sociedad civil presiona para generar un cambio

El movimiento ambiental popular y la presión sobre entidades y gobiernos por parte de los científicos está haciendo que aumenten los países y compañías que están comprometiéndose a conseguir la neutralidad de carbono en los próximos años.

Varias entidades financieras también se están uniendo a no producir más emisiones de CO2 de las que son capaces de absorber, una tendencia inaudita en un sector que hace pocos años no mostraba ningún interés en la salud del planeta.

Pero según Smale, «por el momento no se les está pidiendo responsabilidades (a las entidades financieras) y tampoco se sienten responsables. Así que estamos hablando de un cambio cultural enorme dentro de la comunidad financiera. Es un cambio en su propósito: de solo ganar dinero, a tener un papel muy positivo en el mundo. Y esto va a ser un gran cambio, no solo en los bancos privados sino también en los bancos de desarrollo, que son financiados por los gobiernos».

Para Smale sí es rentable invertir y ser responsable con el medio ambiente, pero ahí donde no es rentable, es el trabajo de los gobiernos hacer que lo sea. Son ellos quienes tienen que dar los incentivos o proponer leyes y regulaciones que hagan que sea rentable invertir en la opción más amigable con el planeta.

Y nosotros tenemos el poder de decidir en qué bancos o cajas de ahorro o fondos de pensión invertimos nuestros ahorros. En este enlace puedes ver si tu banco está involucrado en sectores perjudiciales para el medio ambiente.

Fuente: https://www.france24.com/es/programas/medio-ambiente/20210122-medio-ambiente-bancos-destrucci%C3%B3n-sostenibilidad

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La humanidad ha prosperado a costa de destruir la naturaleza

Por: La marea climática 

«Es necesario un cambio fundamental en la forma de pensar y enfocar la economía», concluye un estudio independiente sobre la economía de la biodiversidad.

La biodiversidad está disminuyendo a un ritmo mayor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Si se quiere frenar esta pérdida y a la vez proteger y mejorar nuestra prioridad, «es necesario un cambio fundamental en la forma de pensar y enfocar la economía». Este es el mensaje que lanza este martes un estudio mundial independiente sobre la economía de la biodiversidad.

«Un crecimiento y un desarrollo económico verdaderamente sostenible implica reconocer que nuestra prosperidad a largo plazo depende de reequilibrar nuestra demanda de bienes y servicios de la naturaleza con su capacidad para suministrarlos», asegura el destacado economista Partha Dasgupta, profesor emérito de economía Frank Ramsey de la Universidad de Cambridge y que ha liderado este estudio de 600 páginas, encargado hace dos años por el gobierno británico. Según él, «hemos fracasado colectivamente en comprometernos con la naturaleza de forma sostenible».

Las tasas de extinción actuales son entre 100 y 1.000 veces superiores a la tasa de referencia y van en aumento, lo que socava la productividad, la resistencia y la adaptabilidad de la naturaleza y, a su vez, alimenta un riesgo e incertidumbre extremos para nuestras economías y nuestro bienestar, según apunta el estudio. Además, sus autores recuerdan que muchos ecosistemas –desde los bosques tropicales hasta los arrecifes de coral– ya se han degradado de forma irreparable o corren el riesgo inminente de llegar a un punto de inflexión.

«Aunque la humanidad ha prosperado inmensamente en las últimas décadas, la forma en la que hemos alcanzado esta prosperidad hace que se haya adquirido a un coste devastador para la naturaleza», señala el documento.

Y, como ocurre con casi todo, los que más pierden son los que menos tienen. También aquí: los países de renta baja, cuyas economías dependen más que las de los países de renta alta de los bienes y servicios de la naturaleza dentro de sus propias fronteras, son los que más pueden perder.

«La naturaleza es nuestro hogar. La buena economía exige que la gestionemos mejor»

Por ello, el informe concluye en la necesidad de reformas urgentes y radicales para detener e invertir la erosión de nuestros bienes naturales, y establece las formas en que debemos tener en cuenta la naturaleza en la economía y la toma de decisiones.

En este sentido, Dasgupta recuerda la importancia que tiene el impacto de nuestras interacciones con la naturaleza en todos los niveles de la sociedad. Así, pone como ejemplo la actual pandemia: «Los efectos devastadores del COVID-19 y de otras enfermedades infecciosas emergentes –de las que el cambio en el uso de la tierra y la explotación de las especies son los principales impulsores– podrían ser solo la punta del iceberg si seguimos por el camino actual».

Según sus conclusiones, el producto nacional bruto (PNB) mundial per cápita se ha duplicado desde 1992, pero el ‘capital natural’, es decir, la estimación de los beneficios derivados de los servicios ofrecidos por la naturaleza, ha caído un 40% per cápita entre 1992 y 2014. «La naturaleza es nuestro hogar. La buena economía exige que la gestionemos mejor», pide Partha Dasgupta.

Para el naturalista David Attenborough, encargado del prólogo, «este informe completo e inmensamente importante nos muestra cómo al enfrentarnos a la economía y la ecología podemos ayudar a salvar el mundo natural y, al hacerlo, salvarnos a nosotros mismos». También se ha manifestado el primer ministro, Boris Jonhson: «Como coanfitriones de la COP 26 y presidente del G7 de este año, vamos a asegurarnos de que el mundo natural se mantenga en la cima de la agenda global».

El estudio apunta que invertir estas tendencias exige actuar ahora y que hacerlo ya ayudaría a alcanzar objetivos sociales más amplios, como abordar el cambio climático y aliviar la pobreza. Esto implica un cambio de paradigma: repensar radicalmente nuestra forma de pensar, actuar y medir el éxito económico, por ejemplo, dejando de lado el PIB como referencia de prosperidad y asegurándonos de que la naturaleza sea el centro de nuestra toma de decisiones económicas.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/humanidad-destruir-naturaleza/

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Jóvenes de África y Europa comparten cuatro preocupaciones

La participación en la toma de decisiones, la educación de calidad, el acceso a internet y la crisis climática se encuentran entre las principales preocupaciones de los niños y jóvenes en África y Europa, indicó una encuesta a cientos de miles de ellos y cuyos resultados se conocieron este viernes 22.

El sondeo, auspiciado por la Unión Europea, la Unión Africana y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), recogió opiniones de 450 000 jóvenes entre 14 y 35 años en ambos continentes, aunque la mayoría de ellos fueron africanos, según indicaron las organizaciones responsables.

Casi la mitad de todos los jóvenes encuestados se sienten excluidos de los procesos de toma de decisiones políticas que afectan sus vidas, y la mayoría de los encuestados, 91 por ciento, quisiera tener más voz en esas decisiones, de las que 48 por ciento se sienten completamente excluidos.

El principal obstáculo que citan (59 por ciento) es la falta de acceso a los responsables políticos, aunque algunos, 17 por ciento, citaron la falta de apoyo para quienes están en el poder.

Aunque no participen en la política tradicional, buena parte de los jóvenes africanos y europeos buscan caminos alternativos, y 65 por ciento de los encuestados dijeron que están activos en una red u organización de jóvenes en su comunidad.

Una gran mayoría, 88 por ciento, dijeron que se sienten responsables de abordar el cambio climático, y 71 por ciento realmente quieren desempeñar un papel en la transición verde.

La mayor alteración relacionada con el cambio climático que los jóvenes han observado en su entorno fue, para 48 por ciento, una menor producción o disponibilidad de alimentos.

La sensibilización es la acción más importante para luchar contra el cambio climático y reducir los daños al medio ambiente, para 43 por ciento de los jóvenes, junto con el reciclaje de residuos, según 15 por ciento, y la reducción del consumo de recursos naturales, de acuerdo con otro 15 por ciento.

La falta de capital y recursos para implementar ideas amigables con el medio ambiente fue nombrada por 47 por ciento de los jóvenes como el mayor desafío para apoyar la transición a una economía verde.

Los jóvenes consideran (43 por ciento) que la financiación inadecuada para la educación y su mala calidad (17 por ciento) son grandes obstáculos para reinventar un futuro mejor para ellos.

Las barreras que enfrentan para acceder a internet, fundamentalmente en África, fueron señaladas por 75 por ciento de los jóvenes, y sus principales limitantes son el alto costo de los datos, según 38 por ciento, la imposibilidad de comprar dispositivos, para 29 por ciento, y la falta de electricidad, de acuerdo con 40 por ciento.

Entre las recomendaciones, 38 por ciento de los encuestados plantearon crear más empleos decentes en el sector agrícola, seguido de las industrias creativas (20 por ciento) y la manufactura (16 por ciento).

Las encuestas se realizaron entre julio y septiembre de 2020 a través de U-Report, una plataforma digital global de participación de los jóvenes desarrollada por Unicef.

Los encuestados no fueron una muestra totalmente representativa de jóvenes en África y Europa, pues no provienen de una gama completa de grupos demográficos, países de origen o ubicaciones geográficas. En promedio, 68 por ciento fueron niños y hombres jóvenes y 32 por ciento niñas y mujeres.

El sondeo es parte de la campaña #YourVoiceYourFuture (Tu voz, tu futuro), de la Unión Europea y la Unión Africana, para explorar nuevas formas de interactuar con los jóvenes, nutrir la formulación de políticas, crear interés en torno a los problemas de la juventud y acercar a los jóvenes y a los decisores en ambos continentes.

“Cuando los niños y los jóvenes hablan, el mundo debería escuchar”, dijo Charlotte Petri Gornitzka, directora adjunta de Unicef. “Ya sea que sus países sean ricos o pobres, en guerra o en paz, sus demandas son las mismas: mejor voz en las decisiones que los afectan, un planeta más saludable y mejores oportunidades”.

Los resultados de la campaña se llevarán a la Cumbre de la Juventud África-Europa 2021 y, en última instancia, se incorporarán a la próxima Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana y la Unión Europea.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2021/01/jovenes-africa-europa-comparten-cuatro-preocupaciones/

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La expansión del capitalismo está destruyendo el planeta y la humanidad

Por: John Bellamy Foster

 

En un mundo acorralado por el capitalismo de catástrofe cualquier análisis serio que se proponga la renovación del socialismo debe comenzar con comprender la necesidad de una “destrucción creativa” de las bases materiales del capital en toda la existencia social. (1)

El capitalismo actualmente existente – de carácter catastrófico – se manifiesta materialmente en la convergencia de tres factores: crisis ecológica planetaria, crisis epidemiológica global y crisis económica permanente. (2)

A todas estas crisis hay que sumar los siguientes elementos: extensión mundial de explotación imperialista (mediante la cadena global de productos básicos); desaparición del estado democrático liberal con la imposición de políticas neoliberales y el surgimiento del neofascismo; y una nueva era de inestabilidad hegemónica, que llega acompañada del peligro de una guerra interminables.(3)

Crisis Climática

El consenso científico mundial denomina la crisis climática como “una situación sin retorno», esto significa que si las emisiones de carbono – producto de la quema de combustibles fósiles- no llegan a cero en las próximas décadas, la existencia de la civilización industrial estará seriamente amenazada y, en última instancia, también la supervivencia de los seres humanos. (4)

Sin embargo, la crisis existencial de nuestra especie no se limita al cambio climático, también se extiende una brecha ecológica global de los siguientes fenómenos planetarios:  acidificación de los océanos; extinción de especies (y la consiguiente pérdida de diversidad genética); destrucción de ecosistemas forestales; disminución del agua dulce; interrupción de los ciclos de nitrógeno y fósforo; rápida propagación de agentes tóxicos (incluidos los radio-nucleidos); y, proliferación incontrolada de organismos modificados genéticamente. (5)

La ruptura de estas fronteras ecológicas está intrínsecamente ligada a un sistema económico basado en la acumulación del capital, que por su propia dinámica no reconoce barreras insalvables para un crecimiento ilimitado y exponencial. Por tanto, no hay salida de la actual destrucción de las condiciones sociales y naturales de la existencia que no requieran un salir radical del capitalismo.

Lo primordial para nuestra época es la creación de lo que István Mészáros llamó un nuevo sistema de reproducción social metabólica. (6) Esta propuesta nos habla de la necesidad de construir un nuevo modelo de socialismo  para el siglo XXI, pensado de tal manera, que desafíe críticamente la teoría y la práctica las experiencias socialistas del pasado siglo XX.

Polarización de la lucha de clases

En los Estados Unidos, al igual que en otros países, sectores del capital financiero monopolista han logrado reclutar a elementos de la clase media baja, (principalmente blanca) utilizando una ideología nacionalista, racista y misógina. El resultado ha sido una política neofascista, que reúne en un sólo constructo ideológico; una larga historia de racismo estructural (legado de la esclavitud); diversas forma de colonialismo;  y el militarismo propio del imperialismo.

Sobre estas prácticas políticas reaccionarias se edificó el ascenso al gobierno de Donald Trump, un magnate multimillonario transformado en el líder de una derecha radical que tiene como objetivo la imposición de un nuevo régimen capitalista autoritario.

Aunque hoy esté cuidadosamente ofuscada, por una campaña electoral, la alianza de los neofascista con los neoliberales es un proceso político fácilmente comprobable. (7) Tanto es así, que si llegará a triunfar en las elecciones Joe Biden, la alianza neoliberal-neofascista se mantendrá sin grandes cambios. La razón es simple: esta asociación es el pedestal sobre el cual se erige el poder estatal del capital monopolista-financiero en Estados Unidos. (8)

Simultáneamente, a la constitución de esta nueva formación política reaccionaria en el “corazón del imperio” se está desarrollando un importante movimiento por el socialismo, asentado en la clase obrera, la juventud y los intelectuales disidentes.

Con la desaparición de la hegemonía estadounidense dentro de la economía mundial – acelerada por la globalización de la producción – se minó el poder de la antigua aristocracia obrera de base imperial. Este proceso ha originado el resurgimiento de los ideales del socialismo entre parte importante de la clase trabajadora.(9)

La Gran Desigualdad, un concepto acuñado por Michael D. Yates, expresa con claridad la situación que están viviendo los sectores populares estadounidenses, el sentimiento de incertidumbre y de ausencia de futuro – que afecta especialmente a la juventud- de hecho ha provocado un aumento dramático de «muertes por desesperación», según los datos oficiales. (10)

En resumen, amplias capas de la población están cada vez más enfurecidas por un sistema capitalista que no ofrece perspectivas y como consecuencia ven al socialismo como una alternativa totalmente legítima.(11)

Este nuevo escenario no ocurre sólo en Estados Unidos. En otras países del mundo hay fuerzas objetivas con características similares, especialmente en el Sur Global, que soporta una estancamiento permanente, la financiarización de la economía y una brutal destrucción ecológica .

Al parecer las fuerzas que luchan por el socialismo seguirán creciendo como efecto de la crisis estructural del capital y la polarización de la lucha de clases . Entonces, creo que hay por lo menos dos preguntas que debemos tratar de responder : ¿Qué tipo de socialismo queremos? ¿En qué debe diferenciarse el socialismo del siglo XXI del socialismo del siglo XX?

¿Socialismo en Estados Unidos?

Gran parte de lo que se conoce como socialismo en los Estados Unidos – y en otros países de occidente – es la variante socialdemócrata que invariablemente se ha sumado a las políticas liberales de “izquierda” para mantener una economía subordinada al orden existente. En un vano intento los socialdemócratas han pretendido por décadas hacer que el capitalismo funcione “mejor” a través de mecanismos de regulación. Ahora nuevamente siguen esta antigua fórmula…y lo hacen justo cuando los liberales dejan atrás parte de sus postulados y apuntalan su alianza con el neofascismo contemporáneo. (12)

En el actual contexto histórico las coaliciones social-liberales están destinados a fracasar. De entrada, los partidos que practiquen estas políticas inevitablemente traicionarán las esperanzas de los pueblos que los encumbró al poder con la “democracia electoral”.

Mientras esta rutina se repite, el mundo está asistiendo al crecimiento de un socialismo genuino, articulado básicamente en la lucha extra-electoral y en las  grandes manifestaciones de masas que van más allá de los parámetros del sistema.

Los levantamientos populares en Estados Unidos – prácticamente desconocidos desde la Guerra Civil – expresan cabalmente el malestar general de la sociedad. Con la participación de la clase trabajadora, de la juventud blanca y en medio de la pandemia (y de una depresión económica concomitante) las demostraciones de protesta ya han cruzado la línea “del color”. (13).

Pero, aunque el movimiento por el socialismo, se haya instalado en en el «corazón bárbaro» del sistema – como resultado de fuerzas objetivas – el proyecto socialista carece aún de una base subjetiva adecuada. (14)

Un obstáculo importante en la formulación de los objetivos estratégicos del socialismo tiene que ver con el abandono de los ideales socialistas/comunistas de pensadores como Karl Marx.

Para comprender este problema, es necesario ir más allá de los recientes intentos de la izquierda por abordar el significado del comunismo sobre una base filosófica; una cuestión que ha llevado a tratamientos abstractos de la idea comunista en la última década por Alain Badiou y otros ( por ejemplo en La hipótesis comunista y El horizonte comunista). (15)

Más bien, es necesario un punto de partida histórico más concreto, que recupere la teoría de las “dos fases del desarrollo socialista / comunista” que expone Marx en la “Crítica del programa de Gotha” y Lenin en “El Estado y la Revolución”.

Un artículo de Paul M. Sweezy ya planteó esta necesidad teórica en  “El comunismo como ideal”, un trabajo publicado octubre de 1963 .(16)

El comunismo de Marx como ideal socialista

En la “Crítica del Programa de Gotha”– escrita en oposición al economicismo de la socialdemocracia alemana de Ferdinand Lasalle – Marx distinguió dos “fases” históricas en la lucha por crear una sociedad de productores asociados (comunismo).

La primera fase definida como «la dictadura revolucionaria del proletariado», tomaba en cuenta las enseñanzas de la traumática experiencia de la Comuna de París y daba forma a una democracia obrera, que todavía según Marx «tiene los defectos propios de la sociedad de clases capitalista”.

En esta fase inicial, expone el filósofo alemán, se debe producir una ruptura con la propiedad privada capitalista y una transformación de la estructura política del estado capitalista.(17) Como medida provisoria de la transición al socialismo, en esta etapa, la producción y la distribución toman inevitablemente la forma de “cada uno según su trabajo”. Esta imperativo económico hará perdurar durante un tiempo las condiciones de desigualdad del capitalismo.

Por el contrario, en la fase posterior, el principio que debe regir pasa “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad” eliminando, entre otras cosas, el sistema salarial tal como lo conocemos. (18)

Del mismo modo, mientras que la fase inicial del socialismo/ comunismo se requiere la formación de una nueva estructura estatal en la fase superior el objetivo será la extinción del estado, como aparato que está por encima y en relación antagónica con la sociedad.

En el comunismo el Estado habrá de ser reemplazado por una forma de organización política que Engels llamó “Comunidad”, porque esta forma política de gobierno debe estar asociada directamente con una modelo de producción de base comunitaria. (19)

Para Marx en la fase superior – junto con el control democrático y colectivo de la propiedad- las células constitutivas de la sociedad deben estar organizadas sobre una base comunal y el conjunto de la producción debe estar en manos de productores asociados libremente.

En el comunismo, afirma, el trabajo se habrá convertido no sólo en un «medio de vida» y la actividad productiva estará destinada a crear bienes que sean “valores de uso y no sólo valores de cambio”. Será una sociedad en la que “el libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de todos”. (20)

La abolición de la sociedad capitalista y la creación de una sociedad de productores asociados habrá de conducir al fin de la explotación de clases, la eliminación de las divisiones entre trabajo intelectual y manual y entre la ciudad y el campo. Y deberá superar definitivamente la familia patriarcal que engendra la esclavitud de la mujer. (21)

Cuando Marx escribe sobre las condiciones materiales de la nueva sociedad está pensando en un nuevo metabolismo social de la humanidad y de la tierra“La libertad, en esta esfera, consiste en que el hombre socializado, los productores asociados, gobiernen el metabolismo humano con la naturaleza de manera racional actuando con el menor gasto de energía posible” (22).

En “El Estado y la Revolución”, Lenin – reafirmando los argumentos de Marx- describe la primera y segunda fase del comunismo como » una distinción científica entre dos fases del mismo proceso. Lo que Marx habitualmente llama socialismo es la primera fase de la sociedad comunista”.(23)

Pese que Lenin compartía el análisis de Marx, el ulterior marxismo oficial se volvió rígido y creó dos etapas completamente separadas, colocando la llamada etapa comunista tan apartada de la etapa socialista que está fase se convirtió en una lejana utopía.

Partiendo de una concepción rígida y del principio de reparto “según el trabajo de cada uno”, José Stalin llevó a cabo una guerra ideológica contra la idea de la igualdad sustantiva, definiéndola como un «absurdo reaccionario, pequeñoburgués, digno de una secta primitiva de ascetas, pero no de una sociedad socialista organizada”. Esta misma postura iba a persistir, de una forma u otra, hasta  la desaparición de la Unión Soviética con Mijaíl Gorbachov. (24)

Precisamente analizando el proceso de transición socialista /comunista en “El imperativo socialista” Michael Lebowitz  argumentó:

“En lugar de una lucha continua para ir más allá de lo que Marx llamó los “defectos heredados de la sociedad capitalista”, la interpretación estándar del marxismo oficial (desde finales de la década de 1930 hasta finales de la década de 1980) introdujo una división de la sociedad post-capitalista en dos ‘etapas’ distintas, determinadas económicamente por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

Los cambios fundamentales en las relaciones sociales destacados por Marx como la esencia misma del camino socialista fueron abandonados  por un proceso de adaptación a los defectos heredados de la sociedad capitalista. Se olvido que Marx había reclamado un proyecto destinado a construir una comunidad de productores asociados desde el principio, como parte de un proceso continuo – aunque necesariamente desigual – de la construcción socialista”. (25)

El abandono del ideal socialista asociado con la fase superior del comunismo divulgado por Marx se envolvió en un complejo asunto sostenido por las cambiantes condiciones histórico del momento. Y, finalmente – una vez que el nuevo sistema dejó de ser revolucionario – la transición se empantanó. El resultado fue la formación de una nueva clase social (nomenclatura) que abandonó la idea del socialismo provocando la desaparición de las sociedades de tipo soviético.

Según Paul Sweezy, «la propiedad estatal y la planificación no son suficientes para definir un socialismo viable e inmune al retroceso, un socialismo que sea capaz de avanzar a la segunda etapa, hacia el comunismo necesitaba algo más: una lucha continua por crear una sociedad de iguales”.(26)

Para Marx, el movimiento hacia una sociedad de productores asociados era la esencia misma del camino socialista hacia la «sociedad comunista». (27) Pero, desde que el socialismo se estableció en términos más restrictivos la sociedad posrevolucionaria perdió la conexión vital con la lucha dual por la libertad y la necesidad , y por tanto se desconectó con los objetivos a largo plazo del socialismo, con su verdadero significado y su coherencia.

Es evidente que debemos tomar como base esta experiencia para construir el socialismo en el nuevo siglo. Esto significa atender con precisión aquellos aspectos del ideal socialista / comunista (con una teoría y una práctica suficientemente radical) como para abordar las necesidades urgentes del presente, sin perder de vista las necesidades del futuro.

Si algo nos ha enseñado la crisis ecológica planetaria es que se requiere un nuevo metabolismo social con la tierra, una sociedad de igualdad sustantiva y ecológicamente sostenible (28). (Algunos de los logros de la ecología cubana van precisamente en ese camino según Mauricio Betancourt)

Georg Lukács llamó a la lucha por la sostenibilidad ecológica y la igualdad sustantiva  una “necesaria doble transformación”; de las relaciones sociales entre nosotros y de las relaciones humanas con la naturaleza. (29).

Cualquier proyecto emancipatorio debe pasar necesariamente por varias fases revolucionarias, que no se pueden predecirse de antemano. Sin embargo, para tener éxito, una revolución debe buscar hacerse irreversible mediante la promoción de un sistema orgánico dirigido a satisfacer las necesidades humanas sin dejar lado lucha por la igualdad sustantiva y asegurando una efectiva regulación del metabolismo humano con la naturaleza.(30)

La libertad como necesidad

Al igual que pensaba Hegel, Federico Engels sostiene en el Anti-Dühring que la verdadera libertad está fundada en el reconocimiento de la necesidad. El cambio revolucionario es el punto en que la libertad y la necesidad se encuentran en la praxis concreta.

Aunque existe algo así como una necesidad ciega, una vez que se conocen las fuerzas objetivas que mueven la sociedad, la necesidad deja de ser ciega y ofrece el caminos para la acción revolucionaria y la libertad humana. La necesidad y la libertad se sostienen mutuamente en los períodos de cambio social. (31)

Para ilustrar este principio materialista dialéctico, Lenin escribió: “ No conocemos la necesidad de la naturaleza que produce por ejemplo los fenómenos meteorológicos. Pero aunque no conocemos esa necesidad, sabemos que existe. Lo que sí sabemos con certeza es que la relación humana con el clima y la naturaleza ha cambiado históricamente de acuerdo con las relaciones productivas que gobiernan nuestras acciones” (32).

Hoy en día, el conocimiento de la crisis climática antropogénica y de los fenómenos meteorológicos está sacando a los seres humanos del reino de la necesidad ciega y exigen que la población mundial participe conscientemente en una lucha por la libertad y la supervivencia humana, es decir contra un capitalismo que se ha tornado destructivo y catastrófico.

Al respecto – y en el contexto de una severa ruptura metabólica impuesta a Irlanda por el colonialismo británico en el siglo XIX – Marx escribió: “la crisis ecológica se presenta al pueblo de Irlanda como una cuestión de ruina o revolución«.(33)

En esta era del Antropoceno, la brecha ecológica resultante de la expansión de la economía capitalista está destruyendo el proceso natural de los ciclos biogeoquímicos en todo el mundo. El conocimiento de este proceso objetivo nos apremia a cambiar radicalmente la reproducción metabólica social de la humanidad y del planeta.

Visto en estos términos, la concepción de Marx de una “comunidad de productores asociados” no es una concepción utópica o un ideal abstracto, sino es una posición esencial para la defensa de la humanidad del presente y del futuro. Una sociedad de este tipo – comunista- es una necesidad ineludible para que la humanidad mantenga una relación sostenible con el planeta-tierra. (34)

Un sujeto que puede ser revolucionario

Pero, ¿dónde está el agente del cambio revolucionario para lograrlo? La respuesta es esta: Pienso que estamos asistiendo al surgimiento de las precondiciones materiales de lo que podríamos llamar un proletariado ambiental global.

Poco después de los llamados disturbios Plug Plot (y en el apogeo del Cartismo radical) Federico Engels retrató las condiciones del trabajo en fábricas, el deterioro ambiental, el estado de la vivienda, del suministro de agua, la falta de alimentación y de nutrición infantil. En “La situación de la clase trabajadora en Inglaterra”(1845) el compañero de Marx describió el entorno epidemiológico propio del capitalismo de la época. Engels lo llamó “asesinato social” porque el sistema fabril trajo consigo enfermedades contagiosas que provocaron una gran mortalidad entre la clase proletaria. (35)

Bajo la influencia directa de Engels (y también por sus propios estudios epidemiológicos) mientras escribía El Capital, Marx utilizó el término brecha metabólica para explicar la degradación del suelo y las “epidemias periódicas” inducidas por el desarrollo de la economía capitalista. (36)

Los análisis de Marx y Engels demostraron que la lucha de clases y los procesos revolucionarios son también consecuencia de las deterioradas condiciones ambientales en el que sobrevive la población trabajadora (esto aconteció en la revolución rusa y china y, sucede en los presentes levantamientos en el Sur Global).

Hoy, la persistencia de la epidemia de la COVID 19, nos hace pensar que es probable que se produzcan nuevas situaciones revolucionarias. La combinación de las crisis económicas y ecológicas pueden crear escenarios favorables para la transformación social, siempre y cuando los movimientos sociales trabajen para hacer posible un cambio radical.

En este sentido, visto desde un punto de vista global, la cuestión del proletariado ambiental se superpone y es parte de las rebeliones del campesinado ecológico y de los combates de los pueblos originarios.(37) En el actual período de lucha ecológico-epidemiológica y lo que llamamos proletariado ambiental puede llegar a ser una fuerza importante.

La terrible realidad impuesta por el imperialismo en la era del Antropoceno probablemente hará que la acción ecológica revolucionaria tenga un lugar destacado en el Sur Global. (38)

De hecho “la tríada ( Estados Unidos, Europa y Japón) hace decenios que está usufructuando de la biocapacidad del planeta en un rango superior en cuatro veces al promedio del resto de los países del mundo”. (Samir Amin en “Modern Imperialism, Monopoly Finance Capital, and Marx’s Law of Value “)

Dicho de otra manera , el nivel insostenible de consumo del Norte global sólo es viable porque una buena parte de la biocapacidad del Sur está siendo transferida mediante beneficios a los centros capitalistas de la tríada.

El desenlace de la permanente e irracional expansión capitalista puede llegar a tener un resultado catastrófico: la extinción de parte de los pueblos del Sur como resultado de la pobreza y de epidemias recurrentes. Sin embargo y mostrando la verdadera cara de los poderosos, en el centro del capitalismo mundial se desarrolla una hipócrita justificación, es una ideología eco-fascista que pretende dar legitimidad a una “solución final” a la “superpoblación”. (39)

Basta con mirar nuestra realidad . Los hechos están a la vista: la actual expansión del capitalismo está destruyendo el planeta y la humanidad.

Un nuevo sistema de reproducción metabólica social

Poco después de la Revolución Francesa, Immanuel Kant expuso el punto de vista liberal: “la igualdad de los hombres como sujetos coexiste con la desigualdad en las posesiones materiales… Por esto la igualdad de los hombres puede convivir sin dificultades con la desigualdad de derechos específicos”. (41)

Para los liberales la igualdad es un derecho meramente formal, ”existe solo en el papel” apostilló Engels. No sólo en lo que respecta “al contrato de trabajo entre capitalista y trabajador sino también en el contrato matrimonial”. (42) Para Marx la  sociedad capitalista estableció el «derecho a la desigualdad, que es el único derecho efectivo para los proletarios». (43)

Para Mészáros, la lucha por una una democracia y un igualdad sustantiva es la lucha por una sociedad de iguales. (40) Este enfoque no sólo enfrenta al capital en su “corazón bárbaro”, sino que también se opone a cualquier intento inútil de detenerse a mitad de camino en la transición al socialismo/comunismo.

La igualdad sustantiva, es un aspecto incuestionable de la noción del comunismo de Marx, Esta concepción requiere un cambio en las células constitutivas de la sociedad: la nueva organización social que no puede estar fundada por el capital y reforzada por un estado jerárquico, al contrario debe sustentarse en la organización de productores asociados libres y en un estado comunal.

Un proceso revolucionario de construcción socialista – entendido como un nuevo sistema de reproducción social – no puede tener éxito sin un “principio orientador” como parte de una estrategia a largo plazo. La planificación socialista y una genuina democracia sólo serán una verdad tangible con la constitución de un poder real en la base misma de la sociedad. Sólo así las revoluciones se vuelven irreversibles.

Al reconocer explícitamente la necesidad de un socialismo para el siglo XXI la Revolución Venezolana y Hugo Chávez dio un importante paso y se convirtió inmediatamente en una amenaza al orden imperante.

Para Chávez el socialismo del siglo XXI (44) suponía una lucha continua por la igualdad sustantiva y era necesario abolir todas las desigualdades y opresiones (de color, de género, etc) de la sociedad capitalista.

Paul Sweezy subrayó algunos aspectos que deben caracterizar la nueva formación social de los iguales.

“Surgirán necesariamente nuevas formas de trabajo en una nueva sociedad que use la productividad humana de manera más racional. Muchas categorías serán eliminadas por completo (la minería del carbón y el servicio doméstico, por ejemplo) y, en la medida de lo posible, todos los trabajos deben volverse interesantes y creativos.

La reducción del enorme desperdicio y destrucción inherente a la producción y al consumo capitalista deberían abrir  un espacio para el empleo del tiempo disponible en forma más creativa”.

En una sociedad de iguales, en la que todos están en la misma relación con los medios de producción y tengan la misma obligación de trabajar y servir al bienestar común, todas las «necesidades» que enfatizan la superioridad de unos pocos (e implican la sumisión de los demás) simplemente desaparecerán y serán reemplazados por las necesidades de seres humanos liberados, que viven juntos en el respeto mutuo y la cooperación …

La sociedad y los seres humanos que la componen constituyen un todo dialéctico: ninguno puede cambiar sin cambiar al otro. Y el comunismo como ideal comprende una nueva sociedad y un nuevo ser humano”. (45)

Más que un ideal, el comunismo es un principio organizador en el que la igualdad y la democracia sustantiva son lo más importante en el socialismo / comunismo.

Distopía capitalista

Pese a las novelas distópicas, es imposible imaginar el nivel de catástrofe ambiental que enfrentarán los pueblos del mundo si no se detiene la destrucción del metabolismo social y de la tierra por parte del capitalismo.

Según la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, “las tendencias existentes proyectan que unos 3.500 millones de personas vivirán en medio de un calor insoportable en condiciones sólo comparables a las del desierto del Sahara para el año 2070 ” (46).

Estas proyecciones se han quedado chicas y no logran captar el enorme nivel de destrucción que caerá sobre la mayoría de la humanidad bajo las prácticas sociales propios del capitalismo. La única respuesta será dejar esa “casa en llamas» y empezar a construir otra, desde ahora. (47)

En nuestro siglo el movimiento socialista no sólo es esencial para crear un un futuro mejor, también es una actividad imprescindible para una defensa activa de la población mundial que está enfrentada a la cuestión de la supervivencia.

Internacional de Trabajadores y Pueblos

Hoy, un número incalculable de gente está involucrada en el combate contra el gigante capitalista en el ámbito local y nacional. Sin embargo, una vez más, estas luchas dependen de una coordinación a nivel global. Por tanto para avanzar es necesario crear de una nueva organización internacional de los trabajadores y de los pueblos. (48).

La Internacional para el siglo XXI no puede consistir simplemente en un grupo de intelectuales comprometidos en debates como las del Foro Social Mundial o, en la promoción de tímidas reformas regulatorias como lo hace la Internacional Socialdemócrata o la recientemente creada Internacional Progresista.

Más bien, debe constituirse una organización de los trabajadores y de los pueblos – fundada desde el principio en una fuerte alianza Sur-Sur- para colocar la lucha contra el imperialismo en el centro de la rebelión contra el capitalismo, tal como la consideraron figuras como Chávez y Samir Amin.

En 2011, justo antes de su enfermedad y fallecimiento, Hugo Chávez preparaba el lanzamiento de lo que llamó Nueva Internacional (no una Quinta Internacional.) Su propósito era extender la Alianza Bolivariana a nivel mundial.(49)

Mientras tanto Samir Amin, desde el Foro Mundial de Alternativas había contemplado la organización de una Quinta Internacional, pero en julio de 2018 (sólo un mes antes de su muerte) transformó este proyecto en el llamamiento a crear una Internacional de los Trabajadores y los Pueblos. Al hacer esto Amin reconocía explícitamente que una Internacional puramente obrera resulta hoy insuficiente para enfrentar al imperialismo. (50)

La Internacional pensada por Samir Amin deberá construir de una alianza de los pueblos del mundo que incluya no sólo de los “representantes del proletariado industrial” sino (y de manera muy amplia) al precariado, a los asalariados de los servicios, a los campesinos, y a todos los sectores sociales oprimidos por el capitalismo moderno. Además, deberá ser una organización (no sólo un movimiento) fundado en el respeto a la diversidad, garantizando la independencia real de partidos, sindicatos y organizaciones populares.

La creación de una Nueva Internacional, por supuesto, no puede emerger en medio del vacío, sino que debe articularse dentro y como producto de organizaciones de base, en conjunto con los movimientos anticapitalistas y antipatriarcales.

En opinión de Samir Amin, los elementos cruciales para la lucha antiimperialista son  los movimientos de base, los países y partidos que se propongan la desvinculación con el sistema capitalista global y la alianza entre países víctimas de la explotación neocolonial. Hoy estas fuerzas deben unirse al creciente movimiento ecológico global. La lucha universal contra el capitalismo y el imperialismo, insistió, debe caracterizarse por la audacia para romper las coordenadas en los puntos débiles del sistema

Para Amin el mundo seguirá gobernado por un sistema caótico que destruirán el planeta sino no somos capaces de construir un proyecto de transformación revolucionaria de la sociedad . (51)

Vivimos , hoy, una época de coincidencia de la lucha por la libertad y la necesidad. La elección que tenemos ante nosotros es inevitable: ruina o revolución.

*Este artículo es una versión revisada de una video-charla presentada el 12 de julio de 2020 en la sesión de clausura del Séptimo Foro Sur-Sur sobre Sostenibilidad, Cambio Climático, Crisis Globales y Regeneración Comunitaria. La Conferencia fue organizada por la Universidad Lingnan de Hong Kong.

Notas

Karl Marx, Capital , vol. 1 (Londres: Penguin, 1976), 799. El capitalismo de catástrofe en este sentido es distinto del capitalismo de desastre de Naomi Klein . Naomi Klein, The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism(Nueva York: Henry Holt, 2007). La noción de Klein se centra en cómo el neoliberalismo como proyecto político-económico del capital ha buscado explotar sistemáticamente desastres de todo tipo, muchos de ellos producidos por el propio capital, para imponer como solución una “doctrina de choque”, diseñada para incrementar aún más el poder del capital. La noción de capitalismo de catástrofe empleada aquí se refiere más bien al crecimiento acumulativo del potencial de catástrofe como una característica inherente de un modo de producción que coloca la acumulación de capital antes que todos los demás fines sociales (y ecológicos), con el resultado de que la tendencia a la catástrofe se universaliza. Véase John Bellamy Foster, «El capitalismo y la acumulación de catástrofes «, Monthly Review 63, no. 7 (Diciembre de 2011): 1–17.

Para descripciones concretas de estas catástrofes inminentes convergentes, consulte John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, The Endless Crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2012); John Bellamy Foster y Brett Clark, The Robbery of Nature (Nueva York: Monthly Review Press, 2020): 238–87; John Bellamy Foster e Intan Suwandi, “ COVID-19 y el capitalismo catastrófico ”, Monthly Review 72, no. 2 (junio de 2020): 1–20; y Mike Davis, The Monster Enters (Nueva York: OR, 2020).

Samir Amin, Empire of Chaos (Nueva York: Monthly Review Press, 1992).

Véase Ian Angus, Facing the Anthropocene (Nueva York: Monthly Review Press, 2016), 25: James Hansen, Storms of My Grandchildren (Nueva York: Bloomsbury, 2009). Incluso esforzarse por lograr cero emisiones netas para 2050, aunque se incorporó a los Acuerdos de París, no es suficiente y se basa en suposiciones poco realistas sobre tecnologías que hoy no existen a gran escala y que quizás nunca sean factibles. La realidad es que el presupuesto de carbono determinado por las posibles emisiones restantes (si bien tiene un 67 por ciento de posibilidades de mantener la temperatura media global por debajo de 1,5 ° C) se agotará en condiciones normales en tan solo ocho años. Véase Greta Thunberg, Discurso en el Foro de Economía Mundial , Davos, 21 de enero de 2020.

Johan Rockström et al., “Un espacio operativo seguro para la humanidad”, Nature 461, no. 24 (2009): 472–75; William Steffen et al., «Límites planetarios», Science 347, no. 6223 (2015): 745–46; Michael Friedman, “ OGM: la distorsión de los procesos biológicos por parte del capitalismo ”, Monthly Review 66, no. 10 (marzo de 2015): 19–34.

István Mészáros, Beyond Capital (Nueva York: Monthly Review Press, 1995), 39–71.

Karl Marx, Capital , vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 362.

Véase John Bellamy Foster, Trump in the White House (Nueva York: Monthly Review Press, 2017).

Fue Engels quien argumentó por primera vez en un artículo de 1885 para Commonweal editado por William Morris (un análisis que luego se incorporó al prefacio de la edición en inglés de 1892 de The Condition of the Working Class in England ) que el desarrollo de una política socialista El movimiento obrero fue posible en Gran Bretaña por primera vez a mediados de la década de 1880 por el declive de la aristocracia del trabajo (formada principalmente por hombres adultos y excluyendo a mujeres, niños y grupos de inmigrantes) provocada por la decadencia de la hegemonía imperial británica. Karl Marx y Frederick Engels, Obras completas, vol 26 (Nueva York: International Publishers, 1975), 295-301. El famoso análisis de Lenin sobre la aristocracia obrera se basó en este tratamiento de Engels. Véase también Martin Nicolaus, “ La teoría de la aristocracia laboral ”, Monthly Review 21, no. 11 (Abril de 1970): 91–101; Eric Hobsbawm, “ Lenin y la ‘aristocracia del trabajo ‘”, Monthly Review 21, no. 11 (Abril de 1970): 47–56.

Anne Case y Angus Deaton, Deaths of Despair and the Future of Capitalism (Princeton: Princeton University Press, 2020).

Michael D. Yates, “ La gran desigualdad ”, Revista mensual 63, no. 10 (marzo de 2012): 1–18.

En su El Manifiesto Socialista , Bhaskar Sunkara ofrece una imagen de Marx, divorciada de la Crítica del Programa de Gotha , según la cual Marx y Engels vislumbraron un futuro en El Manifiesto Comunista y en otros lugares en los que “un estado democrático radicalmente transformado que antes era privado propiedad y la usó racionalmente bajo la dirección y en beneficio de la gente «. Más que un intento de una descripción precisa de los puntos de vista de Marx, tal análisis está destinado simplemente a apuntalar su propia versión de la «socialdemocracia de lucha de clases». Bhaskar Sunkara, The Socialist Manifesto (Nueva York: Basic, 2019), 48, 216-17.

Consulte “Notas de los editores ”, Revista mensual 72, no. 3 (julio-agosto de 2020).

Curtis White, El corazón bárbaro (Sausalito: PoliPoint, 2009).

Alain Badiou, “La hipótesis comunista”, New Left Review 49 (2008): 29–42; Alain Badiou, «La idea del comunismo», en La idea del comunismo , ed. Costas Douzinas y Slavoj Žižek (Londres: Verso, 2010): 1–14; Alain Badiou, The Communist Hypothesis (Londres: Verso, 2015); Jodi Dean, The Communist Horizon (Londres: Verso, 2018).

Paul M. Sweezy, “El comunismo como ideal ”, Revista mensual 15, no. 6 (Octubre de 1963): 329–40.

Karl Marx, Critique of the Gotha Program (Nueva York: International Publishers, 1938), 9-10, 18. Marx utilizó aquí la terminología de «la primera fase de la sociedad comunista» y «la fase superior de la sociedad comunista». Esta edición de la Crítica del programa de Gotha incluye correspondencia y notas sobre el tema de Marx, Engels y Lenin, y pasajes de El estado y la revolución de Lenin . Sobre la Comuna de París, véase Karl Marx y Friedrich Engels, Writings on the Paris Commune , ed. Hal Draper (Nueva York: Monthly Review Press, 1971); Badiou, La hipótesis comunista , 127–71.

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Michael Lebowitz, The Socialist Imperative (Nueva York: Monthly Review Press, 2015). 71; Karl Marx, Grundrisse (Londres: Penguin, 1973), 171–72. Véase también Peter Hudis, Marx’s Concept of the Alternative to Capitalism (Boston: Brill, 2012), 190.

Sweezy, en Sweezy y Bettelheim, On the Transition to Socialism , 131.

Marx y Engels, Obras completas , vol. 5, 52.

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Sobre la cuestión de una revolución irreversible, ver Mészáros, Beyond Capital , 758–68; István Mészáros, The Challenge and Burden of Historical Time (Nueva York: Monthly Review Press, 2020), 251–53; John Bellamy Foster, “ Chávez y el estado comunal ”, Revista mensual 66, no. 11 (abril de 2015): 9, 11, 16.

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Tamás Krausz, Reconstructing Lenin (Nueva York: Monthly Review Press, 2015), 184.

Frederick Engels, La situación de la clase trabajadora en Inglaterra , en Marx y Engels, Obras completas , vol. 4, 394. Véase el análisis de la obra de Engels en Foster, The Return of Nature , 177–97; Howard Waitzkin, The Second Sickness (Nueva York: Free Press, 1983), 70; Ted Allan y Sydney Gordon, The Scalpel, the Sword: The Story of Doctor Norman Bethune (Nueva York: Monthly Review Press, 1952), 250.

Marx, Capital , vol. 1, 348–49. Sobre el análisis epidemiológico de Marx, véase Foster, The Return of Nature , 197-204.

Sobre la concepción del proletariado ambiental y el Sur Global, véase John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York, The Ecological Rift (Nueva York: Monthly Review Press, 2010), 439–41.

John Bellamy Foster, Hannah Holleman y Brett Clark, “El imperialismo en el antropoceno ”, Monthly Review 71, no. 3 (julio-agosto de 2019): 70–88.

Samir Amin, Modern Imperialism, Monopoly Finance Capital, and Marx’s Law of Value (Nueva York: Monthly Review Press, 2018), 100–101.

István Mészáros entrevistado por Leonardo Cazes, “ La crítica del Estado: una perspectiva del siglo XXI ”, Revista Mensual 67, no. 4 (Septiembre de 2015): 32–37; Mészáros, Beyond Capital , 187–224. El concepto de igualdad sustantiva en oposición a la igualdad formal, por supuesto, es paralelo a la famosa distinción de Max Weber entre racionalidad sustantiva y formal. Véase Max Weber, Economy and Society , vol. 1 (Berkeley: University of California Press, 1978), 85–86.

Immanuel Kant, The Philosophy of Kant: Moral and Political Writings (Nueva York: Random House, 1949), 417–18; Mészáros, Beyond Capital , 193.

Frederick Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado (Moscú: Progress Publishers, 1977), 72–73.

Marx, Crítica del programa de Gotha , 9.

Véase Lebowitz, The Socialist Imperative , 111–33.

Sweezy, “El comunismo como ideal”, 338–39.

Chi Xu et al., “El futuro del nicho climático humano”, Actas de la Academia Nacional de Ciencias 177, no. 21 (2020): 11350–55; Ian Angus, “ 5 mil millones de personas pueden enfrentar un calor ‘no habitable’ en 50 años ”, Climate & Capitalism , 9 de mayo de 2020.

Michael Lebowitz, Build It Now (Nueva York: Monthly Review Press, 2006). Sobre cómo la visión de Marx del comunismo como ideal socialista era esencialmente un modelo de desarrollo humano sostenible, véase Paul Burkett, “ La visión de Marx del desarrollo humano sostenible ”, Monthly Review 57, no. 5 (Octubre de 2005): 34–62. Sobre la escala del cambio inicialmente, ver Andreas Malm, “Socialismo o barbacoa, comunismo de guerra o geoingeniería: algunos pensamientos sobre las opciones en tiempos de emergencia”, en The Politics of Ecosocialism , ed. Kajsa Borgnäs y col. (Londres: Routledge, 2015): 180–94. Para obtener una noción completa de la creación de una civilización ecológica, consulte Fred Magdoff y Chris Williams, Creating an Ecological Society (Nueva York: Monthly Review Press, 2017).

Sobre la Primera Internacional, véase Karl Marx, Sobre la Primera Internacional , ed. Saul Padover (Nueva York: McGraw Hill, 1973); George C. Comninel, Marcelo Musto y Victor Wallis, eds., The International After 150 Years (Nueva York: Routledge, 2015).

Estos comentarios sobre los planes de Chávez se basan en conversaciones con Mészáros, luego de una reunión de 2011 con el gobierno en Caracas, a la que ambos asistimos. Véase también István Mészáros, The Necessity of Social Control (Nueva York: Monthly Review Press, 2015), 199–217.

Samir Amin, “Los movimientos audaces tienen que comenzar ” , Frontline , 25 de mayo de 2018; Samir Amin, » Es imperativo reconstruir la internacional de trabajadores y pueblos «, International Development Economics Associates , 3 de julio de 2018.

Samir Amin y Firoze Manji, “ Hacia la formación de una alianza transnacional de pueblos trabajadores y oprimidos ”, Revista mensual 71, no. 3 (julio-agosto de 2019): 120–26.

Véase Vijay Prashad, The Darker Nations: A People’s History of the Third World (Nueva York: New Press, 2008); Samir Amin, The Long Revolution of the Global South (Nueva York: Monthly Review Press, 2019). 2020 , Volumen 72, Número 04 (Septiembre de 2020)

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2020/09/13/bellamy-foster-la-renovacion-del-ideal-socialista/

 

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Entrevista a Maja Göpel: Una perspectiva ecosistémica frente a la crisis

Por: Claudia Detsch

En esta entrevista, la economista Maja Göpel plantea la necesidad de desarrollar un enfoque progresista ante la crisis climática y ambiental. Centrada en la realidad de Alemania, asume que la perspectiva de salida a esta problemática debe ser ecosistémica.

Su libro Unsere Welt neu denken [Repensar nuestro mundo, Ullstein, 2020] sobre la futura interacción entre economía, ecología y sociedad está, desde hace varios meses, en las listas de los más vendidos. ¿Eso también se debe a la crisis del coronavirus?

Creo que fue simplemente el resultado de la iniciativa Scientists for Future: esa necesidad de explicar de manera diferente y más fácil cómo se relacionan las cosas. Esa era también mi intención para el libro. También se trataba, para mí, de desintoxicar el discurso. Es por eso que he incluido especialmente los términos «Estado» y «mercado», «prohibiciones» y «desistimiento». Suelen usarse en el debate sobre la sostenibilidad para torpedear una discusión abierta. Pero lo que hay que preguntar primero es qué objetivos se deben alcanzar, para luego ver qué instrumentos resultan útiles. Así que miremos el contexto y no demonicemos un instrumento per se. Por cierto, creo que el éxito del libro también tiene que ver con el coronavirus. La gente necesita informarse porque siente que las cosas están cambiando rápidamente.

¿De dónde debemos partir en el camino hacia un nuevo modelo económico y social?

En las sociedades occidentales solemos tener un punto de vista que describimos como individualismo metodológico: observamos elementos individuales y de ello derivamos cómo funcionará un sistema general. Sin embargo, en muchas áreas, hemos notado que esto no funciona. Este es uno de los puntos críticos de la forma clásica de economía: no se indaga de dónde provienen realmente la orientación y la calidad de los elementos ni cómo estas cambian con el tiempo. Si hemos desarrollado todas las estructuras de la sociedad de tal manera que se habla del comportamiento de un homo oeconomicus, entonces no debería sorprendernos que lo que sale a la luz sea cada vez más el comportamiento del homo oeconomicus.

El segundo punto crítico se llama incorrección de la agregación: el desarrollo social no se puede predecir simplemente haciendo una sumatoria de comportamientos individuales. En su lugar, debo tener una visión sistémica que se centre principalmente en los circuitos de retroalimentación y los desarrollos no lineales, es decir, en las relaciones entre los elementos. El punto de la reflexividad también es importante en los sistemas humanos: cómo nuestras narrativas guían nuestra visión del mundo y nuestras acciones, y cómo las usamos para crear futuro y realidad. Tomar conciencia de esto una y otra vez es el impulso esclarecedor de una sociedad liberal y en aprendizaje. Entonces, si las condiciones marco han cambiado radicalmente, sería aconsejable volver a observar empíricamente qué modificaciones opera ese cambio en mis ideas y modelos de buen desarrollo.

Hemos visto durante la crisis del coronavirus que de pronto era posible dejar de lado viejas certezas de un día para otro. ¿Por qué la crisis climática aún no ha tenido una urgencia comparable?

No se puede comparar la crisis del coronavirus con el cambio climático porque la crisis del coronavirus afecta a la propia población en el corto plazo. Hay circuitos de retroalimentación muy claros que combinan una acción –el confinamiento– con una causalidad –el menor número de decesos– relativamente bien, y especialmente en el corto plazo. De todos modos, ahora hemos aprendido que tiene sentido intervenir en muchos de los sistemas antes de que las consecuencias se hagan sentir; de lo contrario, estas se escapan de control. Por lo tanto, no se puede suponer que en el momento en que todos nos quedemos en casa la infección se detendrá inmediatamente, o que en el momento en que detengamos el uso de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono podremos detener el cambio climático de inmediato. Hemos entendido este pensamiento anticipatorio y preventivo.

Sin embargo, con el cambio climático, queda el desafío de que las consecuencias siguen llegando desfasadas en tiempo y espacio. Tenemos que implementar el cambio estructural ahora. Esto genera costos de transacción. Es incómodo. Pero los efectos de la inacción solo podrían retrasarse. Especialmente aquellos que se benefician del statu quo dicen: ¿por qué tenemos que hacerlo ahora? Eso cuesta empleos y ganancias de corto plazo, incluso si el balance es positivo para ambos a largo plazo. Por lo tanto, necesitamos buenas políticas y acuerdos que opongan al cortoplacismo estructural una agenda de transformación vinculante.

Al comienzo de la crisis del coronavirus se habló de un cambio de era, incluso del fin del capitalismo. Esa euforia parece haber vuelto a aplacarse. ¿Entonces todo puede volver a ser como siempre?

Sí, esa posibilidad es real. En investigación, siempre hablamos de dependencias del camino, estructuras que nos empujan a todos en una dirección, incluso si hemos decidido individualmente que no nos gustan. Se necesita tiempo para salir de estos caminos. No sorprende que estén funcionando nuevamente las mismas estructuras. La pregunta es si continuaremos así hasta que la próxima crisis rompa otra vez nuestras rutinas. O si, habiendo aprendido, lograremos anticiparnos. Hoy vivimos en un sistema económico degenerativo, en una sociedad de riesgo mundial, pero nos gustaría vivir en una sociedad con seguridad de suministros, estable y confiable. ¿Cómo llegamos allí?

En el contexto de sus demandas, ¿cómo califica los programas de rescate actuales para empresas y empleados?

El programa actual dice: hay que liberar de cadenas a la economía. Pero sigue sin estar claro en qué dirección hacerlo. Se promueven algunas tecnologías, pero indiscriminadamente y sin apuntar a una economía circular, como es el núcleo del Green Deal [Pacto Verde]. En este momento se está otorgando mucho dinero, pero los más beneficiados son los actores que ya dominan en el camino actual. Si no cambiamos también el marco político, entonces es probable que sigamos manteniendo muchas de las estructuras que realmente queríamos transformar: reemplazar todos los automóviles a combustible por automóviles eléctricos e impulsar el uso de hidrógeno no configura un cambio rotundo en la movilidad.

Por lo tanto, me falta la estrategia rectora, tanto a escala sectorial como regional. Esto solo pudo haber sido el comienzo. Ahora tenemos la oportunidad de dar a las inversiones una dirección clara y sostenible, crear nuevos mercados según conceptos de utilización y no de propiedad, y estimular en las empresas procesos de reestructuración orientados a la economía circular. Para ello también debe haber objetivos vinculados al dinero. Es mucho más fácil lograrlo con el paciente capital estatal que con capital privado. Es por eso que un enfoque como el Green Deal es extremadamente importante para mí. Durante el otoño [boreal] discutiremos posiblemente el próximo programa. Entonces necesitamos una orientación clara.

¿Cómo es esto en la práctica?

Tome el sector automotriz como ejemplo. Este sector sabe que la electromovilidad producirá desplazamiento y reducción de puestos de trabajo. Alzar la voz como se hace ahora, solo porque el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ya no quiere seguir promoviendo el motor de combustión, obedece puramente a motivaciones políticas. No se contempla honestamente qué le deparará el futuro a esta industria. La pregunta es cómo planificar los procesos de transición.

Pero en la sociedad también crece la protesta contra medidas ecológicas de largo alcance, como en el caso de Francia y los «chalecos amarillos». Por último, pero no menos importante, los populistas de derecha han descubierto el tema y se postulan como abogados de los ciudadanos de a pie, quienes deben pagar. ¿Cómo puede ganarse el favor de los escépticos para reestructurar la economía?

En primer lugar, me gustaría señalar que muchos estudios muestran que, por ejemplo, los sistemas de energías renovables o la agricultura regenerativa crearán más empleos que las soluciones actuales. Con la digitalización, que se declara como incuestionablemente necesaria, es diferente, pero en este caso nadie grita. Por lo tanto, se trata de intereses y procesos de transición, de garantizar un enfoque solidario. Solidaridad significa una mejor participación de los afectados en las decisiones y la implementación de estrategias de transformación, pero también igualdad de oportunidades para aquellos que no gritan tan fuerte o están menos organizados políticamente. Creo que son llamativas las fuertes quejas por la pérdida inminente de puestos de trabajo en la industria. Por otro lado, a todos los que trabajan como autónomos creativos o pequeños se les dice: ¡Ey, el acceso a subsidios por desempleo como ALG I y Hartz 4 se ha simplificado! ¿Por qué resulta inaceptable que un empleado de la industria automotriz acceda al ALG I? Se trata más bien de dejar de lado la estigmatización del subsidio por desempleo, que también se muestra en la discusión en torno de un ingreso básico.

Sin embargo, ambos trabajadores, el empleado de la industria automotriz y el creativo, corren el riesgo de perder el trabajo. A la gente pudiente le va mejor. Incluso después de esta crisis, se puede ver una imagen ya familiar: aquellos que ya estaban bien se beneficiarán aún más, por ejemplo, a través de ganancias bursátiles. Y los pobres lo serán cada vez más, tanto en Alemania como a escala mundial.

En la crisis del coronavirus siempre hacemos la analogía con la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se hizo un análisis sistemático de cómo estaba repartido el esfuerzo. Creo que es dañino que ya se vuelva a especular sobre cómo reducir el endeudamiento. No tenemos ahora cómo hacer pronósticos en el ámbito macroeconómico: no sabemos cómo se comportarán las exportaciones y las cadenas de suministro, qué sucederá geopolíticamente este año, si habrá una segunda ola en otoño o si el público mostrará el mismo nivel de consumo, incluso si hay una baja transitoria de los precios.

Este es un momento extremadamente interesante para la economía porque los supuestos básicos de los modelos no funcionan. Lo que está sucediendo actualmente en las bolsas de valores no refleja la economía real. Se forman burbujas especulativas y el poder de mercado de algunos grupos empresariales sigue creciendo. Esto ya no tiene mucho que ver con la economía de mercado o con el comportamiento socialmente responsable de las empresas. Una distribución futura del esfuerzo debe indicar claramente estos efectos y corregirlos en consecuencia. No hay escasez de dinero, ni de buenas ideas, ni de tecnologías. Necesitamos voluntad política y responsabilidad de aquellos que pueden ceder.

¿Cómo ve la división de tareas entre el Estado y la sociedad? ¿Quién es la gran fuerza impulsora, el Estado o los movimientos de la sociedad civil como Fridays for Future?

Hasta ahora, se ha observado claramente que la política está reaccionando y no actuando. Es realmente desconcertante cuando nos fijamos en el discurso de algunos partidos políticos que no quieren dejarles el tema del clima a los Verdes solo porque hay protestas públicas. Desde una perspectiva científica, me produce consternación. No puede ser que se vea la importancia del problema del clima solo cuando la gente grita. Simplemente tengo que decir, sobre la base del conocimiento científico y según mi leal saber y entender, que tenemos un problema. Y si no queremos verlo como cuestión ambiental, sino como una cuestión de equidad de recursos, de estabilidad económica o de sana gestión de riesgos o de balances, ¡genial! Luego, cada partido debe presentar su propio marco para que haya una opción viable de abordaje del tema. Es esto lo que para mí significa asumir la responsabilidad política.

¿Cómo deberían reaccionar los sindicatos sobre una materia tan sensible?

Los sindicatos tienen que preguntarse qué procesos se necesitan ahora para que las personas afectadas por el cambio estructural hacia la sostenibilidad puedan desempeñar algunos de los trabajos del futuro. Por cierto, esto también se aplica a los efectos de la digitalización, que, sorprendentemente, casi no recibe críticas. Durante la crisis del coronavirus se ha hecho de pronto visible una flexibilidad completamente diferente. Antes siempre se decía: no podemos producir otra cosa, mucho menos a corto plazo: y, súbitamente, se hizo. Durante la crisis del coronavirus se le sacó la careta a todo este «No funciona» y se mostró el «No quiero» que escondía, es decir, hubo un desenmascaramiento de la comodidad y la preservación de privilegios adquiridos.

Pero estos cambios necesitan tiempo y los sindicatos tienen aquí una visión cortoplacista de la prevención de daños. ¿No es esa su misión?

Se trata de pensar: ¿cuál es la función del trabajo en nuestras sociedades? Los sindicatos no deberían tratar de preservar obstinadamente todos los empleos que existen hoy en día, sino defender los derechos de los trabajadores frente a la política. Luego tengo que ocuparme de los procesos de recapacitación, de los programas de calificación, de la cooperación creativa a escala regional entre Estado, ciencia, empresas y sociedad civil para que puedan surgir nuevos clusters e identidades. Pero, por supuesto, esto no debe suceder desconectándose de la sociedad. No sirve de nada si a los nuevos asentamientos industriales o a las oficinas centrales de Amazon llegan del exterior empleos bien pagos y la población local lo nota especialmente por el aumento de los alquileres.

En política y negocios, es importante superar la estrechez corporativa y reorganizar la participación; actuar y planificar nuevamente junto con los ciudadanos en lugar de hacerlo tomándolos solo como destinatarios. Usted mencionó antes el caso de Francia. Fue muy alentador que Emmanuel Macron dijera después de las protestas: haremos una convención ciudadana sobre política climática. Los participantes fueron seleccionados entre el público en general y se aprobaron 150 medidas y recomendaciones, que son mucho más radicales que lo que se discutió en el gobierno. Al mismo tiempo, los participantes informaron que habían aprendido mucho sobre diferentes perspectivas y ahora entendían cuánto necesita cambiar la sociedad y cuánto le importa a cada uno determinado cambio. Eso la gente lo toma en serio.

Tenemos una comprensión limitada de la innovación en esta república. El dinero y la tecnología dominan el paquete de estímulo económico. Pero estos son medios para un fin. Incluso se supone que la digitalización la que salvará al sistema de salud y no una nueva cooperación social que comience por la pregunta de por qué los empleados están allí siempre al límite de sus fuerzas y preocupados por la calidad. Así es como los afectados sienten que se los toma en serio, y no cuando los economistas calculan que la compensación o inversión total es suficiente.

¿Cómo ve el papel de la digitalización? ¿Cómo es posible asegurar que impulse la reestructuración social-ecológica y que no se convierta en su ataúd?

Resulta interesante que la Unión Europea proporcione actualmente orientación sobre este asunto. Los tres temas claves fueron fijados con los tres vicepresidentes y vicepresidentas: Green Deal, cuestiones digitales y cuestiones sociales. Al mismo tiempo, se puso el foco en la cooperación. Ahora están pasando muchas cosas especialmente en las áreas del Green Deal y la agenda digital. Es una característica distintiva y puede convertirse en una ventaja para Europa si la digitalización respalda los procesos de creación de valor ecológico y social. Los grandes grupos empresariales estadounidenses de tecnologías de la información operan en parte un sistema muy parasitario que se está expandiendo rápidamente, evitando la responsabilidad por las consecuencias, no pagando impuestos y teniendo un poder monopólico mediante efectos de red. Para sus propietarios, se han convertido en máquinas de enriquecimiento a las que no se les puede permitir seguir funcionando así. Lo que está ocurriendo allí ya no es una disrupción en el sentido de romper incrustadas dependencias del camino, sino una destrucción absoluta de estructuras sociales negociadas durante mucho tiempo y una estructura competitiva que apunta al mercado. A menudo no se trata ya de productos individuales, sino de infraestructuras que surgen allí. Ahí se debe, entonces, regular con coraje.

Además de cuestionarnos los modelos de negocio, también debemos preguntarnos qué problemas deberían ayudarnos a resolver las innovaciones digitales. ¿Plataformas de compras aún mejores y más mundos online? ¿O pueden la inteligencia artificial, la tecnología de sensores y el big data permitirnos comprender realmente bien los ecosistemas y el reciclado de materiales y su gestión transparente? Para esto se necesita dar un nombre a la misión: es nuestra versión europea de la digitalización. Debe tomar en serio los derechos civiles y servir a una economía social de mercado y, por lo tanto, cumplir con los objetivos de una mayor calidad de vida y respeto de las fronteras planetarias.

Actualmente, los populistas de derecha están en el poder en muchas partes del mundo. ¿Cómo puede Europa ejercer un contrapeso?

Reflexionando sobre los objetivos establecidos en los tratados de la Unión Europea. El punto de partida fue: nunca más guerra. Y alta calidad de vida y seguridad de la población. Para mí, esto implica una revolución educativa integral y honestidad. Siempre se nos dice que somos utopistas porque queremos una sociedad sostenible. Siempre pienso: ¿quién es el utopista aquí? ¿Cómo es posible suponer que se puede seguir así? El escenario de que todo continúe igual no es una opción deseable en ningún estudio que trate de manera diferenciada cuestiones ambientales o de justicia. Por el contrario, los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por casi todos los países del mundo relacionan objetivos sociales y ecológicos entre sí y plantean la cuestión de cómo podemos hacerlos compatibles mediante innovaciones integrales: culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas. Esta es una agenda muy concreta tanto para los conservadores como para los progresistas, por lo que nadie tiene que temer quedarse atrás. Solo tenemos que tomarla en serio y ponernos a trabajar.

Traducción: Carlos Díaz Rocca

Fuente e imagen: IPG

 

 

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Latinoamérica, la región donde más defensores ambientales fueron asesinados en 2019

El más reciente informe de Global Witness destaca que 212 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados durante el 2019; la mitad de los homicidios ocurrieron en Colombia y Filipinas.

Entre los países que registraron el mayor número de asesinatos también se encuentran Brasil, México, Honduras, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.

La crisis climática que vive el mundo es igual de intensa que la violencia que enfrentan las personas y comunidades que defienden los territorios naturales, los bosques, los ríos, el agua, las selvas, la flora y la fauna. Un solo número lo muestra: 212 defensores de la tierra y del medio ambiente fueron asesinados durante 2019.

Poco más de la mitad de esos homicidios se registraron en tan solo dos países: Colombia y Filipinas, como se resalta en el más reciente informe de la organización internacional Global Witness, titulado “Defender el mañana: crisis climática y amenazas contra las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente”.

En el documento, América Latina vuelve a ubicarse como la región más peligrosa para los defensores ambientales, una posición que ocupa desde 2012, año en el que Global Witness comenzó a publicar sus informes.

De los diez países con el mayor número de asesinatos, siete se localizan en Latinoamérica: Colombia, Brasil, México, Honduras, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.

Petrona Ramon Martín, de la comunidad de San Francisco, donde se oponen al proyecto de la hidroeléctrica en  San Mateo Ixtatan, Huehuetenango, Guatemala. Foto: James-Rodriguez/Global Witness.

La documentación que realiza Global Witness pone sobre la mesa una tendencia nada alentadora: la violencia contra los defensores ambientales va en aumento año tras año. En 2018 se registraron 164 crímenes; para el 2019 el número se elevó a 212.

Ben Leather, de Global Witness, explica algunas de las razones de ese aumento: “Estamos viendo intereses más fuertes sobre la tierra y los recursos naturales para responder a las demanda de los consumidores. Industrias como minería, agronegocios o la explotación de madera están entrando cada vez más a nuevos territorios, en los cuales vemos que las empresas están haciendo acuerdos con políticos corruptos para imponer proyectos”.

La corrupción, considera Ben Leather, también está facilitando el cambio climático, al permitir que las empresas “puedan hacer lo que les da la gana, para tener ganancias a corto plazo y a costa de la protección del medio ambiente. Lo que nuestro informe demuestra es que son las y los defensores quienes están denunciando esta corrupción política, esta irresponsabilidad empresarial”.

El protagonismo de la minería

En América Latina, pero también en Asia y África, incluso con comunidades nativas de Estados Unidos que han sido afectadas por la imposición de megaproyectos se repiten las mismas historias: “Cuando estas comunidades denuncian los abusos y la destrucción causada por los proyectos —señala Ben Leather— comienzan a recibir amenazas, agresiones y, en algunos casos, asesinatos”.

El informe de Global Witness resalta que la gama de violencias en contra de los defensores ambientales es amplia; incluye ataques, arrestos, amenazas de muerte o demandas judiciales. El documento no se limita a documentar el número de asesinatos, también señala a las industrias contra las cuales se manifestaron los defensores ambientales.

Como en otros años, la minería fue el sector vinculado al mayor número de agresiones; en 2019 se le relaciona con los asesinatos de 50 defensores. Más de la mitad de estas víctimas provenían de comunidades afectadas por la minería en América Latina.

También se documentó que 34 asesinatos fueron contra defensores que se oponían a la agricultura a gran escala, ese número representa un aumento de más del 60 % si se compara con los datos de 2018.

Otros de los sectores que denunciaron los defensores ambientales que fueron asesinados son la explotación forestal, la caza ilegal y la pesca.

Ante esta situación, Ben Leather resalta que “las empresas tienen que implementar políticas que permitan asegurar que sus inversiones y sus operaciones no afectan los derechos de las comunidades y no están contribuyendo a que se realicen ataques en contra de las personas defensoras del medio ambiente y de la tierra”.

Ben Lather señala que se ha demostrado que los compromisos voluntarios de las empresas no están funcionando, por lo que es necesario impulsar leyes que obliguen a las empresas a realizar la debida diligencia, para que demuestren que no están contribuyendo a los abusos de derechos humanos y ambientales.

En el informe de Global Witness se resalta que en 37 de los asesinatos se pudo vincular a fuerzas estatales como perpetradores. “También se sospecha de la participación de actores privados como sicarios, bandas criminales y guardias de seguridad privados”.

De las víctimas asesinadas, 19 eran funcionarios estatales o guardaparques, personas contratadas para proteger el medio ambiente. Estos ataques se documentaron en ocho países; Guatemala, Brasil, Filipinas, Rumania, Kazajstán, República Democrática del Congo, Uganda y Ghana.

Además, una de cada 10 personas defensoras asesinadas eran mujeres.

A Samir Flores lo asesinaron el 20 de febrero de 2019. Se oponía a la construcción de la termoeléctrica de Huesca, en Morelos, México. Foto: Cartel que realizaron artistas aliados a la defensa de la tierra y el agua en Morelos.

Territorios donde reina la impunidad

Colombia y Filipinas sobresalen por el alto número de asesinatos contra defensores ambientales, pero también porque durante los últimos años su tendencia es al alza.

Colombia, por ejemplo, registró 64 asesinatos de defensores ambientales en 2019. Si esa cifra se compara con los 24 casos del 2018, el país sudamericano presentó un aumento de más del 150 %, destaca el informe de Global Witness.

En Filipinas, se documentaron 43 asesinatos de defensores ambientales en 2019. Ben Leather destaca que si se comparan los tres primeros años del gobierno del presidente Rodrigo Duterte, con los tres años anteriores, se tiene que “el número de asesinatos de defensores es el doble”.

Colombia y Filipinas —explica Leather— también coinciden en que no han logrado resolver antiquísimos problemas relacionados con el derecho a la tierra, sufren por la presencia de grupos armados que son legado de conflictos internos, poseen una política de seguridad militarizada y una regulación inadecuada de las empresas.

Venezuela-Tierra de Resistentes II

Niños pemones juegan en las calles de Kumarakapay. Decenas de familias indígenas debieron huir tras el asalto militar a este pueblo en febrero de 2019 y se encuentran en refugios en la frontera con Brasil. Foto: Lorena Meléndez.

Pero además, los dos países tienen un factor que también está presente en otras naciones donde la violencia contra los defensores ambientales es crítica: altos niveles de impunidad.

“La gran mayoría de los ataques contra defensores ambientales continúan en la impunidad; eso actúa como una especie de luz verde para quienes quieren silenciar a los defensores”, resalta Ben Leather, de Global Witness.

Una verdadera justicia, destaca Leather, es “una rendición de cuentas que se aplica tanto a las empresas que están actuando con irresponsabilidad, como a quienes están llevando a cabo estos asesinatos”.

Defender la “casa grande”

En Colombia, el informe de Global Witness, documentó que 14 de las 64 muertes de defensores ambientales ocurridas en 2019 se vinculan con la sustitución de cultivos ilícitos.

En los territorios previamente ocupados por la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), “ahora están entrando paramilitares y otros grupos armados, y están asesinado a cualquiera que se oponga a su llegada. Hay una implementación inadecuada de los acuerdos de paz, lo que ha tenido un impacto sobre los defensores”, señala Ben Lather.

Para Francia Márquez, una de las defensoras ambientales afrodescendientes más reconocidas en Colombia y quien en 2018 ganó el Premio Ambiental Goldman, la violencia contra los defensores es consecuencia de la acumulación del capital que “usa la violencia, el racismo estructural, el patriarcado para seguirse imponiendo […] En este país hay a quienes les interesa seguir impulsando la violencia para mantenerse en el poder, porque es la forma en como lo han hecho”.

Francia Márquez caminó más de 350 kilómetros, desde las montañas del Cauca hasta Bogotá. La travesía la hizo en 2014 junto con otras 80 mujeres de su comunidad. Foto: Premio Goldman.

La colombiana Francia Márquez, defensora ambiental, Premio Goldman 2018.

La defensora resalta el papel de la “minería ilegal pero también la minería inconstitucional, entendida como la que promueve el mismo gobierno nacional en los territorio ancestrales, en territorios de pueblos afrocolombianos e indígenas”.

Francia Márquez insiste en que hay “una política de muerte” que no toma en cuenta el cuidado de la “casa grande, el planeta”. Los defensores ambientales, de territorio, de derechos indígenas y afrodescendientes “estamos dificultando ese proyecto político. Por eso nos están matando, por eso nos asesinan”.

Francia Márquez sabe de lo que habla. En mayo de 2019, en la región del Cauca, ella y otros líderes ambientales y sociales fueron atacados por hombres armados quienes, incluso, lanzaron una granada contra el grupo. El ataque duró 15 minutos.

El Cauca es uno de los lugares más peligrosos del mundo para defender el ambiente. En 2019, más de un tercio de todos los asesinatos de defensores ambientales en Colombia ocurrieron en esa región del suroeste del país.

Años antes, Francia ya había recibido otros ataques, sobre todo cuando participó en las acciones para detener la minería ilegal en La Toma.

Ataques a mujeres amazónicas. Por su defensa de la naturaleza y su territorio Patricia Gualinga ha recibido amenazas de muerte y ataques. Foto: Jonathan Rosas para GK.

Por su defensa de la naturaleza y su territorio, Patricia Gualinga —lideresa Sarayaku, un pueblo kichwa del Ecuador— ha recibido amenazas de muerte y ataques. Foto: Jonathan Rosas para GK.

Honduras: violencia que no cesa

El informe de Global Witness también incluye a los cinco países con más asesinatos per cápita. En esa lista sobresale Honduras, nación centroamericana que este año registró 14 homicidios.

Desde 2016, cuando fue asesinada la defensora ambiental Berta Cáceres, diversas organizaciones señalaron la difícil situación que viven los defensores de derechos humanos en Honduras. Este panorama no ha cambiado, al contrario, sigue agravándose, señala Hedme Castro, coordinadora de la Asociación para la Ciudadanía Participativa (ACI-Participa), organización que trabaja en la documentación de las violaciones de los derechos humanos en el país centroamericano.

Hedme Castro explica que 36 % del territorio de Honduras ha sido concesionado a empresas —algunas pertenecientes a políticos locales— y a compañías de capital extranjero para el desarrollo de minas, hidroeléctricas, proyectos fotovoltaicos y desarrollos turísticos; los cuales han provocado desplazamiento forzado, así como agresiones y represión contra comunidades y defensores ambientales.

“La situación en el país es terrible”, describe la defensora y como ejemplo recuerda lo que ha sucedido durante el mes de julio en Honduras. El 9 de julio, por ejemplo, allanaron las oficinas de ACI-Participa; dos días después desapareció Marvin Damián Castro Molina, presidente de la Red Juvenil de la Asociación de Desarrollo Pespirense-Honduras y miembro del Movimiento Ambientalista Social del Sur por la Vida (MASS-Vida). Su cuerpo, con signos de tortura, se encontró días después.

Honduras-Tierra de Resistentes II

La defensora hondureña Consuelo Soto durante un plantón frente al Congreso Nacional en contra de la Ley de Consulta Libre Previa e Informada, en Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

El sábado 18 de julio, un grupo armado entró a la comunidad garífuna del Triunfo de la Cruz y se llevó a Alberth Esnider Centeno Tomas, presidente del Patronato de la comunidad; Milton Joel Martínez Álvarez; Suami Aparicio Mejía y Gerardo Mizael Róchez. Hasta el martes 28 de julio, no se tenía noticias sobre ellos.

Hedme Castro explica que la comunidad del Triunfo de la Cruz lleva una larga lucha para que se le devuelvan sus derechos ancestrales sobre su territorio. Incluso, en 2018, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió una sentencia en donde se exige al gobierno hondureño reconocer los derechos de los garífunas.

“Alberth Esnider encabezaba las exigencias contra el gobierno para que cumpliera con la sentencia de la Corte interamericana”, resalta Hedme Castro. La defensora comenta que “mientras al país lo sigan dirigiendo personas vinculadas a escándalos de corrupción, personas que están dispuestas a vender el país entero, seguirán los asesinatos, los desplazamientos forzados; no se respetarán las zonas protegidas ni los títulos ancestrales”.

Defensores ambientales Honduras. Rosalina Domínguez ha recibido amenazas de muerte. Foto: Rubén Escobar.

Rosalina Domínguez, defensora hondureña que continúa la labor que inició Berta Cáceres, ha recibido amenazas de muerte. Foto: Rubén Escobar.

Las más afectadas: comunidades indígenas

Entre los nombres de los defensores ambientales asesinados en 2019 está el de Paulo Paulino, de 26 años y miembro de la comunidad indígena guajajara. En noviembre de 2019 fue asesinado a tiros por un grupo integrado por, al menos, cinco madereros ilegales, en el estado de Marañón, Brasil.

Paulo formaba parte de la organización “Guardianes del Bosque”, cuyo objetivo es combatir a los grupos de tala ilegal que invaden tierras indígenas en la Amazonía brasileña. El informe de Global Witness señala que 90 % de los asesinatos en Brasil ocurrieron en la Amazonía.

Entre 2000 y 2018, 42 indígenas guajajara fueron asesinados por hacer frente a los madereros ilegales. Paulo no fue el último. Hasta abril de 2020, mataron a otros cuatro líderes de la comunidad.

“En Brasil —donde es urgente proteger la Amazonía— observamos que las comunidades indígenas están siendo muy vulnerables debido a las políticas de (Jair) Bolsonaro”, subraya Ben Lather. El presidente brasileño, se resalta en el informe, ha impulsado la expansión de la minería a escala industrial y la agroindustria en la Amazonía.

Miembros de la comunidad Guajajara. Fotografía: Global Witness.

Al igual que los guajajara, otras comunidades indígenas están mirando cómo se asesina o desaparece a los suyos por defender sus tierras, los bosques, los ríos o el agua.

En México, por ejemplo, en la Sierra Tarahumara se ha registrado el asesinato de, por lo menos, 12 indígenas raramuri que se han opuesto y denunciado la tala ilegal de sus bosques. Dos de ellos fueron asesinados en 2019: Otilia Martínez Cruz, de 60 años, y su hijo de 20, Gregorio Chaparro Cruz. Ambos eran familiares de Julián Carrillo, defensor de Coloradas de la Virgen, a quien le dispararon en octubre de 2018.

En 2019, 40 % de las personas defensoras asesinadas pertenecían a comunidades indígenas, a pesar de que representan solo el 4.4 % de la población mundial, señala el informe de Global Witness. Entre 2015 y 2019, más de un tercio de todos los ataques han sido contra pueblos indígenas, por lo que son una de las comunidades en mayor riesgo en todo el mundo.

Defensores ambientales México. Ya ha pasado un año desde el asesinato de Julián Carrillo en la Sierra Tarahumara. Foto: Amnistía Internacional México.

El indígena rarámuri Julián Carrillo, defensor de ambiente y territorio en México, fue asesinado en octubre de 2018. Foto: Amnistía Internacional México.

Pandemia: aumentan las amenazas

Ben Lather resalta que no solo se está ante la urgencia de combatir la crisis climática, también se debe trabajar para detener las violencias contra los defensores ambientales, quienes se encuentran en la línea de batalla para proteger los recursos naturales: “¿Cómo vamos a proteger al planeta si no podemos proteger a quienes defienden el planeta?”

Los defensores ambientales no solo son vitales para combatir la crisis climática, “también son nuestros aliados para prevenir otra pandemia como la del COVID-19, porque ahora ya sabemos que se aumentan las probabilidades de tener otras pandemias si aumenta la deforestación y se afecta la naturaleza”, señala Ben Lather.

La defensora colombiana Francia Márquez resalta que la pandemia del COVID-19 mostró “la cara de una política que es inviable y de un ‘desarrollo’ que para lo único que ha servido es para enriquecer los bolsillos de unos pocos a costa del sufrimiento de millones de millones de personas en el mundo, a costa del detrimento y del daño a ecosistemas frágiles y muchas especies”.

Adán Vez, defensor ambiental asesinado en México

Adán Vez fue asesinado el 8 de abril de 2020, en Veracruz, México. Foto: Tomada de la página de Facebook de Adán.

Estos argumentos pareciera que no alcanzan a tener la fuerza suficiente, porque ni siquiera durante el confinamiento que se vivió por la pandemia del COVID-19 se logró detener las agresiones contra los defensores ambientales, como se ha visto en países como Honduras, Colombia, México o Brasil donde durante los últimos cuatro meses se registraron asesinatos de ambientalistas.

“Durante esta crisis del COVID-19 —apunta Ben Lather, de Global Witness— algunas empresas están ampliando su ataque contra las personas defensoras, y los gobiernos están reduciendo la protección”.

Además, la crisis económica que trae de la mano la pandemia del COVID-19 intensificó la presión sobre los territorios naturales, sobre todo en aquellos países en donde se impulsan megaproyectos que afectan el medio ambiente y a las comunidades que viven en esas zonas.

Francia Márquez comenta que es preocupante “ver a las personas que tienen el poder, que gobiernan nuestros países, tomando decisiones a nombre de la crisis económica; decisiones que plantean que seguirán, sin ningún pudor, profundizando la crisis en muchos territorios que van a seguir destruyendo”.

En el caso de Colombia, señala, “se plantea utilizar el fracking, la explotación petrolera y minera para sacar al país de la crisis generada por la pandemia del COVID-19. Eso, para nosotros implica seguir convirtiendo nuestros territorios en cementerios”.

Para Francia Márquez el gran desafío que tienen los defensores ambientales es “articular nuestras acciones a nivel global; así como la ‘política de la muerte’ se articula en un sistema global, nosotros tenemos que articular acciones de resistencia a favor de la vida. Salvar nuestra casa grande es la responsabilidad colectiva que hoy tenemos como humanidad”.

Fuente: https://rebelion.org/latinoamerica-la-region-donde-mas-defensores-ambientales-fueron-asesinados-en-2019/

 

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