Page 5 of 6
1 3 4 5 6

El currículum nacional apenas menciona la crisis climática. Los niños merecen algo mejor

Fiona Harvey/The Guardian

La emergencia no debe enseñarse solo en ciencias, sino también en historia, artes y tecnología de alimentos.

Había niños en cochecitos, bebés en portabebés, envueltos contra el frío, niños pequeños agarrando pancartas y adolescentes, miles de ellos, golpeando tambores y cantando protestas. La energía y el sentido de urgencia entre los 500,000 manifestantes climáticos a través de Madrid en las últimas conversaciones sobre el clima de la ONU en diciembre contrastaron con la conferencia estancada, estática y sin sangre, donde las conversaciones sobre los tecnicismos arcanos de los mercados de carbono se desmoronaron en medio de la acritud .

Los escolares han liderado las protestas climáticas y la acción climática en los últimos 18 meses, con las huelgas escolares iniciadas por Greta Thunberg que se extendieron por todo el mundo. La propia Thunberg cruzó el Atlántico dos veces en barco para asistir a las conversaciones sobre el clima, y ​​el movimiento Viernes para el Futuro ha generado oleadas de protestas similares.

«Estos escolares [en huelga] han comprendido algo que parece eludir a muchos de sus mayores», escribió el secretario general de la ONU, António Guterres , en The Guardian el año pasado. “Estamos en una carrera por nuestras vidas y estamos perdiendo. La ventana de oportunidad se está cerrando. Ya no tenemos el lujo del tiempo, y el retraso climático es casi tan peligroso como la negación climática ”.

Con tanto enfoque en los niños, que tendrán que vivir con las consecuencias del colapso climático y el desastre ecológico, la pérdida de especies y la contaminación, el papel de la educación es clave. Pero en Inglaterra, el cambio climático apenas figura en el plan de estudios nacional, y los activistas se quejan de que las escuelas no están obligadas a enseñarlo directamente.

En 2013, estalló una disputa sobre los cambios en el plan de estudios en el que se eliminó una referencia específica al cambio climático a favor de un requisito más general para enseñar el cambio ambiental. Michael Gove, secretario de educación de la época, fue acusado de complacer a los despedidos climáticos. Los activistas dicen que la redacción del requisito no es lo suficientemente fuerte.

Jenny Thatcher, activista de Friends of the Earth, dice: “Los jóvenes que se gradúen de la escuela y la universidad en 2020 serían perdonados por creer que existen dos universos paralelos: uno en el aula y el mundo real. [El cambio climático] debería estar en el plan de estudios: es urgente y urgente ”.

El Departamento de Educación dice que a los niños de primaria se les enseña cómo los entornos pueden cambiar como resultado de las acciones humanas, mientras que en ciencias secundarias se les enseña sobre la producción de dióxido de carbono por la actividad humana y sus efectos sobre el clima.

En la ciencia GCSE, consideran la evidencia del cambio climático causado por el hombre y cómo se puede reducir el CO 2 y el metano, así como las fuentes de energía renovables. En la geografía GCSE, observan las causas, las consecuencias y las respuestas a las condiciones climáticas extremas y los riesgos climáticos naturales. Desde 2017, los alumnos han podido tomar un nivel A de ciencias ambientales.

Dentro de la misión de crear un ejército de Greta Thunbergs – video

Pero la crisis climática y la descomposición de los ecosistemas causada por nuestras depredaciones no son solo cuestiones de la ciencia. También se trata de desastres económicos, que hunden a cientos de millones de personas en la pobreza y generan agitación social, incluida la migración y los conflictos.

Las soluciones al desastre climático también ofrecen una gama de posibilidades interesantes para el estudio, desde el desarrollo de estufas solares para África hasta los cambios necesarios en nuestras dietas, agricultura y producción de alimentos.

Bien enseñado, el cambio climático podría encajar en áreas temáticas en todo el plan de estudios, no solo física, química, biología y geografía, sino también economía, historia, estudios sociales, medios, artes y tecnología de alimentos. Su falta se extiende a la enseñanza profesional, como señala Thatcher: «Los cursos de fontanería en la universidad no están enseñando cómo instalar sistemas de calefacción con bajas emisiones de carbono, y las universidades de restauración no cubren dietas sostenibles».

Algunas escuelas y grupos comunitarios han tomado la agenda climática en sus propias manos. Hay capacitación adicional disponible para los maestros sobre cómo explicar los problemas climáticos en el aula, pero puede costar miles de libras durante unos días, más allá de los presupuestos limitados de la mayoría. Sin embargo, Greenpeace también envía voluntarios a las aulas para dar charlas gratis.

Gove, por su parte, tiene una buena idea para liderar la presidencia del Reino Unido de la conferencia climática decisiva de este año, COP 26, en noviembre, que muchos expertos consideran como una de las últimas oportunidades realistas para encaminar al mundo hacia drásticos recortes de gases de efecto invernadero.

Es probable que Thunberg asista al evento de Glasgow, subiendo al escenario junto con otros huelguistas de la escuela.

Habrá eventos y manifestaciones en todo el Reino Unido y el mundo. La COP 26 brindará una oportunidad vital para que los niños y los jóvenes hagan oír su voz en la crisis climática, mucho más allá del aula.

Fuente: https://www.theguardian.com/education/2020/feb/11/the-national-curriculum-barely-mentions-the-climate-crisis-children-deserve-better

Comparte este contenido:

La educación en Derechos Humanos no es una opción

Guadalupe Jover

Los denominados ejes transversales nos conciernen a todos. Por eso no basta con que aparezcan enumerados en los preámbulos de las leyes; deberían recogerse en el desarrollo curricular de las diferentes materias. Por coherencia.

¿Y si el problema fuera, también, que los contenidos transversales no dejan huella en el currículo?

Más allá de charlas, cinefórums y talleres, más allá de los días señalados, ¿son los contenidos transversales -la igualdad entre hombres y mujeres, la prevención de la violencia de género, la educación para la paz y la noviolencia, la alfabetización mediática, la lucha contra el racismo y la xenofobia, la educación para el desarrollo sostenible- los pilares sobre los que están construidos los currículos?

A veces una tiene la impresión de que en torno a una nueva ley educativa hay siempre mucho ruido mediático, pero que el real decreto que establece los currículos de cada asignatura o materia se abre paso entre el más clamoroso de los silencios. Pareciera que eso fuera cosa reservada a los expertos, o que para qué perder el tiempo, si luego el libro de texto nos lo dará ya desgranado. Filtrado más bien, podríamos decir. No olvidemos que en última instancia son las órdenes religiosas o los emporios editoriales que están detrás de la mayor parte de estos manuales quienes acaban haciendo suyos (o no) esos contenidos que a algunos incomodan. No hace falta esperar a veto parental alguno.

Los denominados ejes transversales nos conciernen a todos. También, y sobre todo, a la Administración: desde los legisladores a la inspección. Y más allá de que dichos ejes aparezcan enumerados en los preámbulos de las leyes, tendrían que recogerse en el desarrollo curricular de las diferentes materias. Su presencia en las aulas no puede limitarse a la organización de esas actividades complementarias de las que tanto hemos oído hablar en los últimos días.

Claro que son necesarias, faltaría más, las charlas sobre privacidad en la red a cargo de expertos ajenos al centro (aunque a veces habría que revisar el uso que se hace de los datos de los menores en determinadas plataformas educativas o empresas al cargo de evaluaciones externas), como lo son los talleres de educación afectivo-sexual o las mesas redondas que tratan de visibilizar a mujeres científicas. Pero quienes estamos a pie de aula bien sabemos que la celebración del 25N (Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres), el 30E (Día de la Paz y la Noviolencia), el 8M (Día de la Mujer) o el 5J (Día del Medio Ambiente) y tantos otros dependen a menudo de la presencia en el centro de quienes desde la convicción y el compromiso se implican en su organización, y que hay centros -y no es difícil saber cuáles- en que el 25 de noviembre pasa absolutamente inadvertido.

No. La educación en Derechos Humanos no es una opción. Y porque no lo es, no puede relegarse a espacios periféricos del curso escolar -determinados días señalados en el calendario- ni siquiera a una sola asignatura -se llame Valores Éticos o Educación para la Ciudadanía-.

Hablaré de lo que conozco de primera mano, de los currículos de Lengua y Literatura. ¿Qué sentido tiene que la ley recoja la necesidad de evitar todo tipo de discriminación, si en el currículo de Lengua no hay siquiera un epígrafe que se refiera a la detección de prejuicios y estereotipos lingüísticos, a los usos discriminatorios del lenguaje, a los abusos de poder a través de la palabra?

¿De qué sirve hablar de la apuesta por la resolución noviolenta de los conflictos, si el currículo de Lengua no deja espacio a la oralidad informal, y todo cuanto tenga que ver con el diálogo y la conversación no parece que deba ser objeto de reflexión y aprendizaje? Las habilidades comunicativas no son algo innato, aunque sí están en parte condicionadas por el entorno en que uno haya crecido. Hay familias donde la escucha activa es una actitud cotidiana, se modaliza el enunciado (“a mi manera de ver”, “en mi opinión”, etc.), la cortesía lingüística impregna las conversaciones y se apuesta por la resolución dialogada de los conflictos. No así en otras. Por tanto, si la escuela pretende ser compensadora de desigualdades (y aquí no estamos hablando de desigualdades económicas), debiera tomarse esto más en serio. El desarrollo de habilidades comunicativas no puede limitarse a aquellos que ya vienen “de casa” con un cierto bagaje, motivo por el cual acaban formando parte de los grupos de mediación y resolución de conflictos. Si es un eje transversal debe dejar huella en el currículo. Y llegar a todos.

¿Qué sentido tiene subrayar la importancia de la educación digital, si la alfabetización mediática sigue estando ausente -salvo contadas aunque muy visibilizadas excepciones- de las clases de Lengua? El análisis crítico de los textos de los medios de comunicación, el cine y la publicidad, así como de los hipertextos de internet queda, una vez más, a la voluntad de los docentes. ¿Cómo desarrollar las habilidades de investigación y tratamiento de la información con unos currículos enciclopédicos que no dejan respiro? ¿Cómo impulsar la creación de contenidos digitales? ¿Y cómo favorecer el abordaje interdisciplinar de la lectura -lectura crítica de gráficos y estadísticas, pongamos por caso- si no hay tiempos para la coordinación, y si este contenido no forma parte también del currículo de Matemáticas, por poner un ejemplo? Si la educación digital es un objetivo en la nueva ley educativa, habremos de precisar cómo llegar a él.

Igualdad de hombres y mujeres. ¿Cómo se concilia este objetivo con la ausencia de las mujeres en los libros de texto, en los desarrollos curriculares de cada una de las materias, donde no aparecen sino como anecdótica alusión a pie de página? Con estos mimbres, ¿cómo vamos a mirarnos hombres y mujeres en pie de igualdad? ¿Cómo normalizar la diversidad sexual si no verbalizamos siquiera la ausencia de referentes homosexuales en nuestra tradición cultural, o los silenciamos cuando sí los hay? Habremos de empezar por señalar el porqué de estas ausencias, y subsanarlas allá donde sea posible. Hora es ya de repensar el emplazamiento desde el que se construyen los currículos. También los de Literatura, en los que no hay rastro de escritoras, como no hay tampoco ni una alusión siquiera a la necesidad de abordar con perspectiva de género la lectura de algunos textos canónicos ni aun la construcción misma del canon.

Algo análogo podríamos decir de la educación intercultural, del anhelo de educar para una ciudadanía global y cosmopolita. “Asimismo se atenderá al estudio y respeto de otras culturas, particularmente la propia del pueblo gitano y la de otros grupos y colectivos”, reza el proyecto de ley.

Los programas de literatura siguen siendo los mismos del siglo XIX, en que el objetivo de la escuela era conformar una conciencia nacional en los ciudadanos. De ahí que en España se estudiara Historia de la literatura española; en Francia, Historia de la literatura francesa; en Italia, Historia de la literatura italiana, etc. Ni asomo de “otras culturas” -ni siquiera de las otras culturas peninsulares-. Si los objetivos hoy son otros, y no hablamos ya de Enseñanza de la Literatura (nacional) sino de Educación literaria, habremos de cambiar los caminos por los que pretendemos llegar a ellos. No podemos aspirar a una escuela inclusiva si prescindimos de la tradición cultural de una gran parte de nuestro alumnado. Hora es ya de abrir los currículos escolares a otros ámbitos culturales, y no solo occidentales. Duele leer el programa de la denominada “Literatura Universal”, una asignatura optativa de bachillerato, y constatar que aún hoy de él están ausentes las mujeres, como ausentes están también las voces no occidentales.

¿Qué decir de los currículos de Biología, de Historia, de Matemáticas, de Física y Química, de Economía? ¿Hay rastro en ellos de aquellos ejes trasversales? Para qué hablar de los de Tecnología, a los que la LOMCE despojó de cuanto tenía que ver con la energía, quizá por considerarlo también un contenido adoctrinador e ideológico. Ojalá colegas de otras áreas se animen en las próximas semanas a señalar esas incoherencias arrastradas entre los pretendidos cambios de rumbo de las sucesivas leyes educativas y el inmovilismo de los currículos, que siguen dejando a la iniciativa individual -tan costosa a veces- la incorporación de los elementos transversales al quehacer cotidiano en las aulas.

Vaya desde aquí el más encarecido ruego a los responsables ministeriales. No dejemos el desarrollo curricular para el último momento, apremiados por las urgencias -y aun las presiones- editoriales. Ojalá sean fruto de un sosegado trabajo en equipo, con un horizonte consensuado que ponga rumbo a los Derechos Humanos y a la crisis climática que vivimos. Y para que luego no queden fagocitados por la tradición escolar y las rutinas docentes -y se acabe haciendo lo mismo de siempre- habremos de ser capaces de abrir espacios para el debate social o cuando menos profesional. Auspiciados, y esto es importante, desde un marco institucional. No puede ser que la iniciativa privada marque también la agenda educativa, lo que debe o no debe ser objeto de discusión y cambio.

Y un último apunte, nacido también de una atenta lectura al nuevo proyecto de ley. ¿Cómo es posible pretender fomentar “el dominio y el hábito de la lectura”, promover planes lectores y de alfabetización en diversos medios, tecnologías y lenguajes, apelar a la colaboración de las familias y del voluntariado… y no mencionar siquiera las bibliotecas escolares? Estas tienen una función irreemplazable como motor que impulsa y agavilla todas las iniciativas vinculadas al desarrollo de los elementos transversales del currículo, tal y como quedan enumerados en el proyecto de ley: derechos de la infancia; educación con perspectiva de género y coeducación; educación digital; aprendizaje reflexivo, significativo y competencial personalizado; educación para el desarrollo sostenible.

La biblioteca escolar es, no nos cansaremos de repetirlo, una de las más poderosas herramientas con que cuenta la escuela para paliar la segregación y favorecer la inclusión y la equidad. Urge una apuesta institucional por ellas. Con recursos, claro.

Guadalupe Jover es profesora de Educación Secundaria

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/06/la-educacion-en-derechos-humanos-no-es-una-opcion/

Comparte este contenido:

Lobos: Concurridas jornadas de debate de ideas para transformar el mundo

Lobos: Concurridas jornadas de debate de ideas para transformar el mundo

Los días 27, 28, 29 y 30 de enero se realizó el ciclo de charlas en la quinta de verano que pusieron en pie jóvenes, mujeres y trabajadores de la zona.

Arrancaba el lunes con un día de calor, luego de mates y de algunos chapuzones en la pileta, mujeres de todas las edades y también varones, se encontraban en la primera charla de “Feminismo y Marxismo” en la localidad de Lobos.

Mientras los más chicos se entretenían con juegos, Silvina Pantanali, militante de Pan y Rosas y del PTS-FIT, docente universitaria y trabajadora de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense, comenzaba un recorrido histórico sobre la opresión de las mujeres, sus orígenes, sus luchas y la relación con las formas de explotación.

¿Siempre fuimos oprimidas las mujeres? Si no fue siempre así, ¿quién se beneficia de esa opresión? Estas y otras preguntas fueron atravesando el debate, entrelazado con las opiniones de las presentes, quienes sienten cotidianamente las formas concretas de esa opresión y explotación en nuestras vidas. Hacia el final, la charla se centró en cómo hacer frente a las diversas formas de violencia y cómo luchar para conquistar todos nuestros derechos. La experiencia de años de lucha del movimiento de mujeres y de la clase trabajadora tiene mucho para enseñarnos al respecto.

El martes una brisa suave se sentía por la tarde cuando comenzó la segunda charla propuesta alrededor del clásico folleto de Lenin, «El estado y la revolución». Sin embargo, “Catoto” Penuto, militante del PTS y delegado de la junta interna de ATE, de entrada aclaró que no era de lo único que iba a hablar. Rescatar al reconocido revolucionario en la actualidad tiene varios sentidos que el orador puso sobre la mesa como invitación al debate y a pensar colectivamente.

En un mundo en “revuelta”, con levantamientos masivos en Latinoamérica con el ejemplo chileno como el más destacado, también en Medio Oriente y hoy principalmente en Francia con la huelga ferroviaria, aparece nuevamente la imperiosa necesidad de la teoría revolucionaria para que exista un movimiento revolucionario. Es decir, poner nuevamente en agenda la perspectiva de una revolución victoriosa de la clase trabajadora y los sectores populares y en la práctica, responder a una estrategia que se proponga dicha victoria.

En la Argentina atada al FMI por una deuda odiosa e impagable, para que no ganen los acreedores sino las y los trabajadores y sectores populares, desde la izquierda tenemos la tarea de fortalecer la conciencia internacionalista y de clase.

Con un día nublado y algunos chubascos, el miércoles estuvo ideal para ver «La Internacional del Fin de mundo», el documental realizado por Violeta Bruck y Javier Gabino que relata la influencia de la Revolución Rusa a comienzos del siglo XIX en el movimiento obrero argentino.

De la mano de cuatro personalidades inefables: Pedro Milesi, Mateo Fossa, Mika Etchebehere y Liborio Justo, se va desplegando la fisonomía de esa clase trabajadora tan diferente y a la vez tan familiar que fue parte de gestas heroicas y luchas sin cuartel por sus reivindicaciones.

Entre el asombro y las anécdotas compartidas, los presentes destacaron la importancia que tiene conocer y retomar esa tradición, apostando a la unidad de todos los sectores, y rescatar los aciertos y errores de quienes lucharon, como una inestimable guía para la acción.

El jueves fue el día más concurrido, el tema convocante es ampliamente discutido en el último tiempo y son principalmente los jóvenes quienes alertan al respecto: “No hay planeta B”. Roberto Andrés, editor de la sección de Ecología y Medioambiente de La Izquierda Diario, se presentó para hablar de la Crisis Climática y de cómo enfrentarla.

La exposición basada en datos y consensos científicos sobre la urgencia del cambio climático a nivel mundial presentó el problema, pero el debate se centró en cómo frenar la crisis, con diversos puntos de vista de parte de los participantes. La casta política viene mostrando sus límites a la hora de tomar las demandas que impulsan Greta Thunberg y millones de jóvenes en el mundo. Por un lado. existen aún quienes niega el cambio climático, por el otro están quienes prometen nuevas formas de producir amigables con el medio ambiente, pero a base de subsidios a los ricos e impuestos al pueblo trabajador.

Más allá de estos gestos, urge preguntarnos ¿puede el propio sistema capitalista, basado en el lucro privado, revertir lo que está generando en el planeta? Si los capitalistas tienen los medios pero son impotentes para llevar adelante una reconversión productiva, ¿puede la clase trabajadora tomar esta tarea en sus manos?

Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.com/Concurridas-jornadas-de-debate-de-ideas-para-transformar-el-mundo

Comparte este contenido:

COP 25: el personal educativo se compromete firmemente a abordar la emergencia climática

COP 25: el personal educativo se compromete firmemente a abordar la emergencia climática

La Internacional de la Educación, en su intervención en la 25ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ha reiterado su determinación de contribuir a solucionar la crisis climática abordando la emergencia climática desde las aulas.

En la promesa manifestada en la 25ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático(COP 25) en nombre de la Internacional de la Educación (IE), Manuela Mendonça, Secretaria Internacional de la Federaçao Nacional dos Professores (FENPROF) y miembro del Consejo Ejecutivo de la IE, advirtió que la crisis climática, la mayor amenaza para nuestro planeta y la propia existencia de la humanidad, debe atajarse desde todos los frentes, de los hogares a las aulas y las oficinas gubernamentales.

Photo: Jürgen Klute / Flickr

El personal educativo de todo el mundo se une para movilizarse contra el cambio climático

“Como docentes y educadores, nos comprometemos a abordar la emergencia climática en nuestras aulas”, dijo Mendonça a los participantes presentes en el evento de alto nivel sobre Acción para el Empoderamiento Climático celebrado el 10 de diciembre.

La Internacional de la Educación movilizará a docentes y educadores para que sus instituciones de educación sean más verdes, para promover estilos de vida sostenibles y para enseñar acerca del cambio climático, sus causas y consecuencias, e instruir sobre las soluciones para la crisis. La IE también seguirá apoyando a los estudiantes en la exigencia de justicia y acción climática de inmediato.

“También apoyaremos a nuestros 32 millones y medio de miembros mediante herramientas y talleres de desarrollo de capacidades que ayuden a docentes, educadores y sus sindicatos a aprovechar el poder de la educación para combatir el cambio climático”, destacó Mendonça.

La Internacional de la Educación también se compromete a colaborar con otras organizaciones internacionales para implementar herramientas mundiales y supervisar los avances realizados para lograr una educación sobre el desarrollo sostenible y el cambio climático.

Este mismo año, la IE declaró una emergencia climática en la educación “porque no podemos aprovechar el poder de la educación solos”, recalcó Mendonça, a lo que añadió que es de vital importancia que los gobiernos den un paso al frente y demuestren una clara voluntad política, compromiso y medidas para abordar la emergencia climática. Los gobiernos deben reducir las emisiones de carbono de sus países drástica e inmediatamente para cumplir el objetivo de 1,5 °C de París, y han de comprometerse con una transición justa y garantizarla.

La educación sobre el cambio climático debe ser un elemento clave en los sistemas educativos

La promesa concluye como sigue: “Como docentes y educadores, instamos a nuestros gobiernos a que garanticen que la educación sobre el cambio climático sea un elemento esencial de los planes de estudio, desde la primera infancia hasta la universidad. La educación sobre el cambio climático debe formar parte de la formación inicial del profesorado y del desarrollo profesional continuo. Unos sistemas educativos propicios son fundamentales para que docentes y educadores sean capaces de ayudar al alumnado a adquirir los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para tomar medidas que favorezcan un futuro sostenible”.

El compromiso completo de la IE está disponible aquí(en inglés).

También puede descargarse la Guía para educadores y sindicatos del mundo de la educación, Education – Una poderosa herramienta para combatir el cambio climático.

Fuente de la Información: https://ei-ie.org/spa/detail/16580/cop-25-el-personal-educativo-se-compromete-firmemente-a-abordar-la-emergencia-clim%c3%a1tica

Comparte este contenido:

Paloma Escudero, jefa de la delegación de UNICEF: “La crisis climática es una crisis de derechos de infancia”

Redacción:

Paloma Escudero, jefa de la delegación de Unicef en la COP25, destaca la importancia de incluir a los adolescentes en las mesas de negociación y en los acuerdos para luchar contra el cambio climático.

A Paloma Escudero la rodea casi todo el tiempo el color azul. Al menos, y a simple vista, por su actividad profesional como directora de Comunicaciones de Unicef, cargo que ostenta desde 2013. Pero cuando se habla con ella también surgen el gris y sus distintas tonalidades. Asegura que se dio cuenta «que no todo es blanco o negro» cuando a mediados de los años noventa dio la vuelta al mundo con su marido y visitó 53 países en 15 meses y conoció realidades tan dispares como las de Birmania, Mozambique o Guatemala. A la vuelta de aquella travesía decidió reiniciar su vida laboral en instituciones que trabajasen por la justicia social para asegurarse de que «las personas más vulnerables no fueran las principales víctimas de un mundo injusto».

En 1997 se unió a Oxfam, organización en la que llegó a ser directora de la Oficina de Promoción Internacional para la Unión Europea, en 2000. A Escudero lo que la motiva cada día es que su trabajo suponga un impacto real en un niño en alguna parte del mundo. De visita relámpago desde Nueva York, donde se encuentra la sede central de su organización, a Madrid, ha venido como jefa de la delegación de Unicef a la COP25 a un acto con la Alta Comisionada de Derechos Humanos Michelle Bachelet. En él se ha firmado un acuerdo entre jóvenes activistas y miembros de los Gobiernos de siete países, entre ellos España y Chile, para que las voces de los niños y adolescentes se tengan en cuenta en las mesas de negociación y acción contra el cambio climático. Aprovechando su paso por España habla de la situación actual de la infancia, los planes estratégicos de Unicef en 2020 y el impacto del cambio climático en los más jóvenes.

Pregunta. ¿Qué medidas quieren pedir desde Unicef a los Estados en esta COP25 para luchar contra el cambio climático?

Respuesta. Nuestra petición más importante es que se reconozca que la crisis del cambio climático es una crisis de los derechos de la infancia, y que en los acuerdos que se vayan a firmar en Madrid las necesidades de la infancia y los adolescentes estén bien presentes. Hablamos de políticas que tengan en cuenta el impacto en la salud, en el acceso a agua limpia y potable, en la prevención y en la adaptación de estos niños y jóvenes que viven en zonas con un alto riesgo de incendios e inundaciones. Los aspectos del cambio climático que afectan a la vida diaria de los menores de edad son innumerables y por eso es muy importante que exista un compromiso para poder paliar el impacto que sufren los más vulnerables.

Un niño siempre es un niño, y no hay etiquetas que lo califiquen como emigrante o refugiado. La legislación internacional lo protege

P. Unicef ha lanzado para 2020 el mayor llamamiento de fondos de su historia por el número histórico de niños refugiados en el mundo, La infancia, como colectivo, ¿vive actualmente su peor momento?

R. Se puede decir que no somos conscientes de los millones de niños que en estos momentos viven en zonas con enorme fragilidad o con riesgo diario de no poder crecer educados, seguros y con la salud que deberían disfrutar. Los muchos conflictos que hay en el mundo no empiezan y acaban, sino que se eternizan y cada vez es mayor el número de niños y familias que necesitan nuestro apoyo para sobrevivir, tener una vida digna y acceso a los servicios mínimos de salud. Nuestra gran preocupación son las grandes emergencias, como las que viven Siria y Yemen, pero tenemos que seguir apoyando a aquellos que viven en permanente emergencia en países como República Centroafricana o Bangladés, con la crisis de los ronhingyas.

P. Por el informe Acción Humanitaria para la Infancia 2020 sabemos que Siria, Yemen y República Democrática del Congo, entre otras, son las zonas más críticas del mundo en términos de infancia, pero ¿cuáles les generan más preocupación actualmente y por qué?

Nueve de cada 10 enfermedades que tienen los menores de cinco años se deben a efectos del cambio climático

R. Nos preocupan más aquellas en las que haya miles y miles de niños en una situación de enorme vulnerabilidad y falta de recursos. En estos momentos Bangladés y Afganistán son zonas de enorme fragilidad. Si hablamos de África, tenemos necesidades crecientes en países como Sudán o en República Democrática del Congo, además de la zona del Sahel. Por otra parte, Ucrania, que parece el gran olvidado, pero sigue siendo de alto riesgo. Unicef está presente en más de 50 países, aunque en el foco mediático o incluso en la agenda política muchos de estos hayan desaparecido.

P. ¿Qué se está haciendo para combatir las consecuencias de la crisis climática que sufre América Latina y el Caribe? Los huracanes han dejado a más de 700.000 niños desplazados de sus hogares entre 2014 y 2018.

R. Además del trabajo posterior al desastre natural, cada vez más realizamos un trabajo de prevención y adaptación, porque son ya fenómenos recurrentes y cada año de mayor volumen e intensidad. Nueve de cada 10 enfermedades que sufren los menores de cinco años se deben a efectos del cambio climático, por eso poder reforzar nuestros programas de agua y saneamiento, además del de salud, y garantizar que todos los periodos de vacunación son respetados es esencial. Nos preocupa que cada vez que se producen estos fenómenos atmosféricos haya un parón en el ciclo escolar y que las instalaciones sanitarias se cierren cuando más se necesitan.

Paloma Escudero, en su visita al campo de refugiados rohingya en Bazar Cox (Bangladés) en septiembre de 2018.
Paloma Escudero, en su visita al campo de refugiados rohingya en Bazar Cox (Bangladés) en septiembre de 2018. UNICEF / SOKOL

P. El movimiento Fridays For Future y el fenómeno Greta Thunberg ha contagiado a miles de jóvenes en todo el mundo a pedir medidas a los Gobiernos para luchar contra el cambio climático ¿Cree que la actual generación de jóvenes es la más concienciada a nivel climático?

El objetivo es que no haya ningún pacto en el marco del cambio climático que no ponga en el corazón del acuerdo las necesidades de los niños

R. Creo que tenemos que escuchar su voz, porque los jóvenes de forma espontánea se han manifestado, pidiendo lo que para ellos es una urgencia en sus vidas: la garantía de que van a poder habitar en un planeta seguro, sostenible. Es muy importante que esas voces que cada viernes nos recuerdan que quieren acción inmediata en el clima estén presentes en Madrid, durante las negociaciones de la COP25, pero también en todas las capitales que van a tener que aplicar y reforzar las políticas paliativas frente al cambio climático. Para nosotros es de una gran importancia hacer de puente entre las voces que surgen en las calles y las redes sociales con los gobernantes. El objetivo es que no haya ningún pacto en el marco del cambio climático que no ponga en el corazón del acuerdo las necesidades de los jóvenes y de los niños.

P. En España y también en Estados Unidos estamos viendo como en la frontera muchos menores no acompañados cruzan y se encuentran solos y en situación de emergencia. Alrededor de esta situación se ha generado un discurso de odio ¿Qué medidas cree que es necesario tomar?

R. Nuestra petición como Unicef, no solo en la frontera de Estados Unidos con México, si no en cualquier parte del mundo donde haya personas que estén viviendo en la pobreza y rodeados de violencia, es asegurarnos que están ejerciendo su derecho a emigrar o pedir asilo. Debemos aplicar la legislación internacional para protegerlos y garantizar que haya un proceso seguro por el que estos menores lleven adelante su proceso de emigración o de solicitud de asilo con éxito. Nuestro lema es Child is a child, es decir, un niño siempre es un niño, y no hay etiquetas que califiquen a un niño como emigrante o refugiado, y la legislación internacional lo protege.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575908568_673691.html

Comparte este contenido:

Las algueras de Zanzíbar: feminismo e innovación a orillas del Índico

África/Tanzania/12 Diciembre 2019/El país

El cultivo y venta de plantas marinas, un sector herido de muerte por la crisis climática, constituye el salvavidas de unas 23.000 mujeres en un archipiélago tanzano. Es la tercera mayor industria del país

Maryam Pandu se viste como un animal al que le gustaría pasar inadvertido en el ecosistema que le da de comer. La túnica que le cubre es azul marino, y azul celeste es el turbante que la protege del sol. Su misma voz es acuosa y profunda, capaz de empapar a todo aquel que le pregunta por qué entrega su vida al mar.

«Nos dedicamos a esto porque por lo menos podemos sacar algo de dinero, a diferencia de otros negocios a los que (como mujeres) nos resulta muy difícil acceder», explica esta alguera de Bwejuu, poblado situado en el sureste de Zanzíbar, y quien lidera una especie de cooperativa formada por otras veinte compañeras.

El cultivo y la venta de algas marinas —un sector herido de muerte por la crisis climática— constituye el salvavidas de cerca de 23.000 mujeres en este archipiélago tanzano, llegando a ser la tercera mayor industria solo por detrás de la exportación de clavo y del turismo de playas cristalinas.

Un negocio despreciado por los hombres que, sin embargo, otorga a miles de mujeres como Pandu (incrustadas en una sociedad musulmana altamente conservadora y tradicional) cierto poder monetario y una mínima independencia.

Una mujer recoge un cultivo de algas a orillas del océano Índico en Bjwejuu.
Una mujer recoge un cultivo de algas a orillas del océano Índico en Bjwejuu. PATRICIA MARTÍNEZ EFE

«En una sociedad musulmana no se espera que la mujer salga de casa. Pero en 1989 llegaron las primeras algueras a Zanzíbar e hicieron algo realmente extraño: dirigirse al océano, cuando todos sabían que eso era cosa de los hombres», recuerda Flower Msuya, investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Dar es Salaam.

«El cultivo de algas marinas ha empoderado a las mujeres. Si el esposo es un pescador, él traerá pescado y ella comprará arroz; o compartirán los gastos educativos y médicos de los hijos. Ahora son personas capaces de hacer algo, de ayudar, e incluso algunas se han convertido en lideresas», continúa Msuya.

Mucho más que sushi

Nada interrumpe la tranquilidad de Bwejuu mientras las cinco mujeres aguardan a la sombra a que baje la marea para poder dirigirse al mar. Niños en bicicleta zigzaguean entre altas palmeras, algún burro rebuzna con esmero, coloridas coladas se apagan bajo un ardiente sol.

Su alto valor nutricional es innegable, pero el 99 % de las algas marinas que produce Zanzíbar no se usa para consumo interno, sino que se exporta, entre otros, a países como Francia, Dinamarca o Estados Unidos, donde son procesadas y convertidas en gel de carragenina, un recurrido agente espesante.

«Indonesia, Filipinas, Japón o China producen decenas de millones de toneladas de algas marinas y se las comen en el desayuno, el almuerzo y la cena», detalla la científica marina Elizabeth Cottier-Cook. Pero la mayoría de las personas del mundo, sin saberlo, también las consumen: «La carragenina está presente en la cerveza, la pasta de dientes, el helado, el papel…».

Sin embargo, en los últimos años, cultivar algas marinas en Zanzíbar ha dejado de ser sinónimo de buena cosecha. La variedad de alga por la que las mujeres obtenían más dinero, la eucheuma cottonii (que posee una mayor concentración de carragenina) no soporta las aguas superficiales tan cálidas de hoy en día próximas a los 38 grados centígrados.

Los océanos del mundo se están calentado un 40% más rápido de lo previsto, según alertaron científicos en un nuevo estudio publicado en la revista Science. Absorben del 93% del calor que se queda en la atmósfera atrapado por los gases de efecto invernadero, pero las consecuencias son devastadoras. Las pestes y las enfermedades en el caso de las algas se han vuelto comunes. Cottier-Cook, a través de un programa de la Asociación Escocesa de Ciencias del Mar, lleva años formando en materia de bioseguridad a algueras de Tanzania, Filipinas o Malasia para que sepan cómo actuar cuando esto ocurre.

«Antes plantábamos cada dos semanas y contábamos otras cuatro hasta la recolección. Ahora, debido al cambio climático necesitamos el doble de tiempo, lo que significa que la productividad ha caído de forma drástica», explica el comerciante Haji Saidi, quien compra la mercancía a estas algueras y se la vende a una filial danesa.

Como muchos otros países de África —azotados por ciclos cada vez más cortos de sequías e inundaciones, y por ende, de hambruna y muerte— Zanzíbar nota cada día más los efectos de una crisis de la que no es responsable. El nivel tanzano de emisiones de dióxido de carbono no supera el 0,03%.

Nuevas tecnologías y crisis climática

Msuya todavía recuerda cuando la temperatura superficial de las verdosas aguas del Índico no superaba los 30 o 31 grados y las algas crecían sanas. Apenas tiene que remontarse una década atrás; el mismo tiempo que lleva investigando cómo desarrollar nuevas tecnologías que se adecúen a unas condiciones climáticas más arduas. «Si el cultivo de algas se trasladase a aguas más profundas la temperatura sería óptima para el crecimiento de la alga cottonii«, revela la científica tanzana sobre algo que ya se hace en el sureste asiático. «Pero aquí las mujeres no saben nadar y, además, se necesitarían barcas. Eso requiere dinero, chalecos salvavidas, recursos. Algunas están incluso dispuestas a aprender a nadar, no para llegar a nado hasta la zona más profunda, pero porque dicen que así se sentirían más cómodas», explica.

Sin embargo, antes de dar forma a retos del futuro, muchas de las algueras todavía dan vida a dificultades más propias del pasado o de un presente que apenas cambia. «El precio de venta es bajo y nos falta equipamiento», detalla Nali Hassan. «A veces entramos en el mar sin ningún tipo de zapato y hay plantas venenosas y erizos. No tenemos tratamiento y cualquier percance puede dejarte parada durante seis meses», añade. Y estar parada significa regresar a la pobreza, a la dependencia económica, al no ser nadie fuera del hogar. «El dinero que ganamos solo es una ayuda, no nos satisface y no es suficiente; pero al menos es algo», reflexiona Hassan.

La brusca caída en la producción de los últimos años hizo, por el contrario, que el precio de venta aumentase de forma significativa, y ahora un kilo seco de algas marinas puede llegar a alcanzar los 25 centavos de dólar; 40 el de cottonii. Cantidades nada despreciables en una población en la que el salario medio no supera los 250 dólares al mes, pese a que estas mujeres raramente ganan más de 40 dólares.

Hace tres décadas un grupo de mujeres de Zanzíbar se adentró en un lugar reservado para los hombres.
Hace tres décadas un grupo de mujeres de Zanzíbar se adentró en un lugar reservado para los hombres. PATRICIA MARTÍNEZ EFE

Con ingenio ante la escasez, Msuya lleva años enseñando a centenares de algueras tanzanas -a través de una agrupación que creó en 2006 y de la que también forman parte compradores, funcionarios del Gobierno o académicos- a que generen valor añadido a través de la elaboración de productos como polvo, mermelada o cremas hidratantes de algas. «Ahora podemos comer mermelada de algas, hacer jabones y ensaladas. Esto nos permite ayudar a la familia y tener algo de dinero para nosotras mismas», subraya Maryam, convencida de que seguirá cultivando los mares hasta que el cambio y su cuerpo se lo permitan.

«Seguiré haciéndolo hasta que sea tan vieja que ya no pueda ni caminar. Por lo menos ahora no tengo que rogar a nadie para poder comer y dependo de mí misma».

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/03/planeta_futuro/1575380097_314060.html

Comparte este contenido:

Jóvenes de Estados Unidos se unen a huelga climática global

América del Norte/Estados Unidos/01-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu

Jóvenes de Estados Unidos protagonizaron eventos en más de 80 ciudades para llamar la atención sobre la urgencia de la crisis climática y demandar acciones destinadas a enfrentarla, según informaron organizadores de las iniciativas.

Grupos inspirados en la labor de la adolescente sueca Greta Thunberg, quien dio lugar a un movimiento conocido como Fridays for Future (Viernes por el futuro), se unieron así a una nueva huelga climática global durante la cual se realizaron más de tres mil 200 actividades en todo el orbe, de acuerdo con la página digital de la acción.

‘Estamos en huelga porque nuestros líderes no nos han estado escuchando, piensan que nuestras voces son las que pueden ignorar y no tomar en serio. No entienden que nosotros, los jóvenes, estamos aterrorizados por nuestro futuro y no dejaremos de luchar hasta que esté seguro’, expresó en un comunicado Maya Arengo, de Fridays For Future en Estados Unidos.

Los eventos de hoy coincidieron con la realización del llamado Viernes negro, una jornada en la cual las tiendas se abarrotan de consumidores debido a grandes descuentos en los precios de los más variados artículos.

De ahí que en las protestas hubo un llamado disminuir los niveles de consumo cada vez más elevados de mercancías de todo tipo, cuando los participantes piden considerar la crisis climática no solo como un problema ambiental, sino también como una obligación ética.

El consumismo está destruyendo nuestro planeta. No tenemos recursos infinitos, sin embargo, el sistema continúa persuadiéndonos de que necesitamos constantemente más. Nos venden productos baratos a expensas de nuestro medio ambiente, pero ya es suficiente, manifestó en la red social Instagram el grupo ambientalista Extinction Rebellion.

Activistas juveniles en Washington D.C. realizaron un ‘Funeral por el futuro’ fuera del edificio del Capitolio y una procesión fúnebre por varias calles de esta capital con ‘dolientes que lloraron todo lo que hemos perdido y todo lo que podemos perder en la emergencia climática’, describió una de las organizaciones participantes en Twitter.

La cadena de televisión NBC News reportó que en la ciudad de Nueva York los manifestantes se reunieron en una tienda y empujaron carritos de compras vacíos, se abrieron paso entre los pasillos del lugar e invitaron a los compradores a tomar un descanso del ‘frenesí destructivo del consumismo’.

Medios locales de prensa reportaron que acciones de boicot a esta jornada de compras también tuvieron lugar en el centro comercial de Third Street Promenade, en Santa Mónica, California, donde estudiantes y activistas se movilizaron con carteles en los que se leyeron mensajes como ‘No hay un planeta B’, ‘Tiempo de levantarse’ y El clima está cambiando, ¿por qué no lo hacemos nosotros?’.

Imágenes compartidas en las redes sociales mostraron que también hubo manifestaciones en estados como Illinois, Minnesota, Texas, Montana y Carolina del Norte.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=324745&SEO=jovenes-de-estados-unidos-se-unen-a-huelga-climatica-global
Comparte este contenido:
Page 5 of 6
1 3 4 5 6