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Hacia un nuevo orden mundial de la cultura y la comunicación

Por: Fernando Buen Abad

Toda organización política (y, por lo tanto, toda organización) debe tener en su “agenda” la problemática histórica actual en materia de Cultura y Comunicación. No es mucho pedir y no hay escapatorias. Ya tuvimos tiempo de sobra para aprender que, entre todas las batallas que la humanidad libra hacia su emancipación, los “territorios” de la Cultura y la Comunicación han sido especialmente colonizados y mayormente plagados con derrotas muy severas.

Pero no se trata de priorizar a la Cultura y a la Comunicación en una “agenda” donde se las entienda exclusivamente como “espectáculo”, “entretenimiento” o “curiosidad”… como suele hacer cierto sector de las oligarquías y sus burocracias. No se trata de fingir, con discursos, que nos ocupa o preocupa la “diversidad” expresiva de los pueblos. No se trata de repetir la mueca clientelista que reparte becas, o subsidios, a los amigos y a los amigos de los amigos. No se trata de convencernos con sesudas disquisiciones academicistas ni convenciones internacionales plagadas con naderías en la práctica. De lo que sí se trata es de habilitar, profundizar y ensanchar el ejercicio de derechos humanos inalienables como son el Derecho a la Cultura y el Derecho a la Comunicación, no sólo en igualdad de “oportunidades” sino, principalmente, en igualdad de condiciones.

Una “agenda” de Cultura y Comunicación para nuestro tiempo, debe interesarse por la democratización de las herramientas de producción, distribución e interlocución del “sentido”. Debe interesarse por el ascenso de una corriente semántica renovada por el fragor de las luchas sociales que en todos los ámbitos (ciencias, artes, filosofías, tecnologías…) viene librando la especie humana para garantizarse un lugar digno en su propio desarrollo y no un lugar de “espectador” sometido por un sector social acaparador e históricamente opresor de las mayorías. Tal “agenda” debe interesarse, (inter, multi y transdisciplinariamente) por erradicar los medios y los modos con que los pueblos han sido infiltrados con “valores” o “antivalores” que sólo convienen el statu quo y que han inoculado núcleos de “falsa conciencia” redituables a la ignorancia funcional, al mundo de la mentira como verdad, al sometimiento de consciencias y al mercantilismo desaforado infectado de individualismo y consumismo.

De las fuerzas políticas actuales (que dicen ser emanación de la voluntad popular o de las clases trabajadoras) no podemos espera menos que un modelo comprensivo y dinámico que, en materia de Cultura y Comunicación, se disponga a corregir las asimetrías en el campo de la disputa por el sentido. Que sepa desarrollar un arsenal de herramientas para la crítica (en todos los “sentidos”) ante la hegemonía de la “Iniciativa Privada”; contra el burocratismo clientelista y contra el silenciamiento de las comunidades semánticas más variadas que, además de diversas, son mayoría abrumadora. Que, además de las herramientas para la crítica ponga al alcance de todos los cuerpos legales, las fuentes metodológicas, los espacios de formación, las herramientas de producción, las infraestructuras de transmisión, los modelos de evaluación y la dinámica de la retroalimentación. Abiertas, participativas, auto gestionadas, autónomas y de revocabilidad consensuada desde las bases. Para empezar.

No es posible aceptar políticas de Cultura y Comunicación sin consultas desde las bases y desde la historia. No es aceptable abandonarse a los caprichos del mecenazgo, no es recomendable aspirar al mundo feliz de las “industrias culturales” reproductoras de la lógica de la mercancía en el campo de las ideas y las emociones sociales. Cultura y Comunicación no son mercancías, son Derechos Humanos Fundamentales y al Estado compete su desarrollo, ensanchamiento y profundización. O será nada.

Una organización política que en su “agenda” no contenga, como prioridad de corto plazo, el desarrollo de una Política de Cultura y Comunicación, descolonizadora y transformadora, debe revisarse a fondo contrastándose con los hechos duros y crudos que han venido amenazando a las democracias en las décadas recientes, tal como lo advirtió el Informe MacBride de 1980. No es que falten casos ejemplo, autores denunciantes ni amarguras realmente existentes en el escenario actual donde la Cultura y la Comunicación han sido secuestradas por los poderes monopólicos trasnacionales. Lo que sí está faltando es la decisión política de fuerzas organizadas, con mandato de la clase trabajadora, para desplegar una experiencia nueva y renovadora atenta a las exigencias de los tiempos actuales y del futro inmediato.

“Se requieren nuevos discursos y enfoques que sirvan de referencia a las políticas culturales” ya reclamaba Irina Bokova de la UNESCO. En su reclamo, desde luego están las exigencias cualitativas y cuantitativas, están las consideraciones administrativas y de gestión gubernamental, además de estar a expectativa geopolítica acentuada en una visión Sur-Sur. Y lo que está faltando es la ordenación de las acciones que garanticen un cambio de paradigmas, a fondo, por cuanto compete a la comprensión teórica y práctica de la Cultura y la Comunicación no sólo como expresiones “reflejo”, “espejo” del pensar y el “sentir” social sino como instrumentos para la acción transformadora directa. Hay que romper con resabios y taras de las “culturas” desarrolladas por los colonialismos para contar con pueblos mansos y tributarios de la riqueza para los “amos”.

Hace falta sepultar a la andanada mercantilistas creadora de las “culturas” de la adicción (como el alcoholismo, la farmacodependencia y todas las adicciones autodestructivas). Hay que romper con todo lo que oprime y deprime a los pueblos, obligándolos a resignarse a una cultura de esclavo, a una moral de súbditos y a una estética colonizada que derivan siempre en beneficios comerciales para las clases opresoras. Eso le falta a las Políticas de Cultura y Comunicación que han de nacer en esta etapa y en el seno de las organizaciones políticas que quieran ser respetadas por su respeto histórico a las luchas de sus pueblos. Cultura y Comunicación para la emancipación. Nuevo orden.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=258022

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Informe Mundial: No solo las niñas son vulnerables, más de 100 millones de niños contraen matrimonio, denuncia UNICEF

Redacción: Euro News

La lucha contra el matrimonio infantil no ha sido fácil, sin embargo, en la última década se han evitado 25 millones de matrimonios y su prevalencia se ha reducido de un 50% a un 30%, según datos de la UNICEF.

Pero todavía queda camino por recorrer. Una de las tareas pendientes de la Agencia de las Naciones Unidas para la protección de la infancia era el reconocimiento de los hombres como víctimas en esta práctica ilegal.

Su último informe publicado este viernes 7 de junio confirma que el matrimonio de menores no solo concierne a las chicas: se calcula que 115 millones de hombres han contraído nupcias siendo niños, de estos, 23 millones se han casado antes de cumplir los 15 años.

El documento que recoge los datos de 82 países concluye que estos casos son frecuentes en el África subsahariana, América Latina y el Caribe, Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico.

Estas cifras no apacigua la urgencia que posee el matrimonio infantil femenino con más de 650 millones de niñas y que, si los esfuerzos no aumentan, para el 2030 alrededor de 150 millones más se casarán antes de los 18 años, según las proyecciones de UNICEF.

Con estas nuevas estimaciones, se eleva a 765 millones el número total de niños que se casan.

Pero el reconocimiento también hace parte de los esfuerzos, «si bien se han estudiado ampliamente la prevalencia, las causas y los efectos del matrimonio precoz entre las niñas, se han realizado pocas investigaciones sobre el matrimonio precoz entre los varones», dice la publicación.

«El matrimonio roba la infancia»

Las causas pueden variar dependiendo del país y su contexto, aunque la tendencia indica que los menores pertenencen a entornos rurales y que tienen poco o ningún acceso a la educación.

“Cuando tenía 13 años, mi madrastra quiso que me casara con un hombre. Todavía era pequeña y quería estudiar, así que me negué. Entonces, mi madrastra me llevó al mercado y me abandonó. No volví, lo cual fue una buena decisión: pude continuar con mis estudios y ahora estoy en mi último año de primaria. Quiero ir a la escuela secundaria y luego ser comerciante”, contó Florence de 14 años en Kinshasa, República Democrática del Congo para UNICEF.

Muchas familias tienen como costumbre (religiosa o no) de casar a sus hijos con el objetivo de recibir algún tipo de recompenza o intercambio que genere un beneficio a su hogar.

«El matrimonio roba la infancia», dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. «Los novios se ven obligados a asumir responsabilidades de adultos para las que tal vez no estén preparados. El matrimonio precoz trae consigo la paternidad precoz, y con ello una presión adicional para mantener a la familia, reduciendo las oportunidades de educación y empleo».

Asimismo, UNICEF detalla que la República Centroafricana tiene la mayor prevalencia del matrimonio infantil en los hombres (28%), seguido de Nicaragua (19%) y Madagascar (13%).

 

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James Dyke: “Hemos creado una civilización totalmente decidida a destruirse a sí misma, estoy aterrado”, escribe un científico de la Tierra.

Redacción: Rebelión

Traducido Por: Eva Calleja

El café sabía mal. Agrio y con un olor dulce y pegajoso. La clase de café que resulta de llenar demasiado el filtro de la máquina y luego dejarlo recociéndose al calor durante varias horas. La clase de café que yo bebía continuamente durante el día para mantener funcionando los engranajes que me quedan en la cabeza.

Los olores están poderosamente asociados a los recuerdos. Y así es que el olor a café malo se ha entrelazado con el recuerdo del momento en el que de repente comprendí que nos estamos enfrentando a la ruina total.

Fue en la primavera de 2011, y había conseguido acorralar a un miembro de alto rango del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) durante el descanso de un taller. El IPCC se creó en 1988 como respuesta a la creciente preocupación sobre como los cambios observados en el clima de la Tierra estaban causados en su mayor parte por los humanos

El IPCC revisa las grandes cantidades de ciencia que se generan sobre el cambio climático y emite informes de evaluación cada cuatro años. Teniendo en cuenta el efecto que las conclusiones del IPCC tienen en la política y en la industria, su presentación y comunicación se hacen con un enorme cuidado. Así que no esperaba mucho cuando le pregunté directamente qué grado de calentamiento creía él que íbamos a alcanzar antes de que fuésemos capaces de hacer los recortes necesarios en las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Oh, creo que nos dirigimos hacia un calentamiento de 3ºC por lo menos” dijo.

“Ah, sí, pero nos dirigimos,” contesté: “No llegaremos a los 3ºC, ¿verdad?” (Porque sea lo que sea que pienses del umbral de 2ºC que separa un cambio climático “seguro” de uno “peligroso”, 3ºC es muchísimo más de lo que gran parte del mundo podría soportar)

“No es así,” contestó

Eso no era una evasiva, sino su mejor valoración de dónde terminaremos después de todas las disputas políticas, económicas y sociales.

“Pero, ¿qué pasa con los muchos millones de personas que están amenazadas directamente?,” continué. “¿Aquellas que viven en naciones a nivel del mar, los agricultores afectados por los cambios de tiempo abruptos, los niños expuestos a nuevas enfermedades?”

Suspiró, se quedó en silencio unos segundos, y una sonrisa triste y resignada se dibujó en su cara. Entonces dijo simplemente: “Morirán.”

Ese episodio marcó un antes y un después en mi carrera académica. En ese momento, era un profesor numerario nuevo en el área de sistemas complejos y ciencias del sistema terrestre. Anteriormente había trabajado como investigador en un proyecto internacional de astrobiología con sede en Alemania.

En muchos aspectos, ese había sido el trabajo de mis sueños. Cuando era joven, me tumbaba en la hierba en las noches despejadas de verano y miraba a uno de los puntos del cielo nocturno y me preguntaba si alrededor de esa estrella orbitaba un planeta con seres que podrían mirar desde la superficie de su mundo, y de manera similar preguntarse sobre las posibilidades de encontrar vida dentro de este sistema solar común y corriente al que llamamos casa en el universo. Años más tarde, mi investigación implica pensar en cómo la vida de la superficie puede afectar a la atmosfera, a los océanos e incluso a las rocas del planeta en la que habita.

Ese es ciertamente el caso con la vida en la Tierra. A una escala mundial, el aire que respiramos contiene oxígeno principalmente como resultado de la vida fotosintética, mientras que los acantilados blancos de Dover, para algunos una parte importante de la identidad nacional en Gran Bretaña, están compuestos de incontables organismos marinos minúsculos que vivieron hace más de 70 millones de años.

Así que no había más que un paso entre pensar como la vida ha alterado radicalmente la Tierra durante miles de millones de años y mi nuevo estudio que analiza como una especie en particular ha provocado cambios importantes durante los últimos siglos. Sin tener en cuenta otros atributos que el Homo sapiens pueda tener, nuestros pulgares oponibles, postura erguida y grandes cerebros; nuestra capacidad de afectar el medioambiente en todos los aspectos puede que quizá no tenga precedentes en toda la historia de la vida. Cuando menos, los humanos somos capaces de preparar un lio tremendo.

Cambio a lo largo de una vida

Nací a principios de los años 70. Desde entonces, el número de personas que habita la tierra se ha duplicado mientras que el número de poblaciones de animales salvajes ha caído un 60%. La humanidad ha lanzado una bola de demolición contra la biosfera. Hemos cortado más de la mitad de selvas del mundo y para mitad de siglo no quedará mucho más que un cuarto. Esto ha ido acompañado de una pérdida masiva de biodiversidad, tal es así, que la biosfera puede estar entrando en uno de los grandes eventos de extinción masiva de la historia de la vida en la Tierra.

Lo que hace que esto sea mucho más preocupante es que estos impactos todavía no se han visto muy afectados por el cambio climático. El cambio climático es el fantasma de los impactos futuros. Tiene el potencial de intensificar a niveles incluso mayores lo que hemos hecho los humanos. Existen evaluaciones fiables que concluyen que una de cada seis especies está amenazada de extinción si continúa el cambio climático.

La comunidad científica lleva dando la voz de alarma sobre el cambio climático durante décadas. La respuesta política y económica ha sido, en el mejor de los casos, indolente. Sabemos que para evitar los peores efectos del cambio climático necesitamos reducir las emisiones rápidamente, ahora.

El repentino aumento de cobertura sobre el cambio climático en los medios de comunicación, como resultado de las acciones de Extinction Rebellion y de la pionera de las huelgas escolares por el clima Greta Thunburg, demuestran que hay un amplio segmento de la sociedad que está despertando a la necesidad de acciones urgentes. ¿Por qué se ha tenido que llegar a ocupar la Plaza del Parlamento en Londres o a que niños por todo el mundo salgan de las escuelas para conseguir que se escuche este mensaje?

Hay otra manera de considerar como hemos estado reaccionando al cambio climático y a otros retos medioambientales. Es emocionante y terrorífico a la vez. Es emocionante porque ofrece una nueva perspectiva de cómo podríamos evitar la inacción. Terrorífico porque, si no tenemos cuidado, podría llevarnos a la resignación y al parálisis.

Porqué una explicación a nuestro fracaso colectivo contra el cambio climático es que dicha acción colectiva sea quizá imposible. No es que no queramos cambiar, es que no podemos. Estamos encerrados en un sistema a escala planetaria que aunque esté construido por humanos, esta mayormente fuera de nuestro control. Este sistema se denomina la tecnosfera.

La tecnosfera

Término acuñado por el geocientífico estadounidense Perter Haff en 2014, la tecnosfera es el sistema formado por individuos humanos, sociedades humanas, y cosas. Desde el punto de vista de las cosas, los humanos hemos producido 30 billones de toneladas métricas de cosas. Desde rascacielos a CDs, desde fuentes a juegos de fondue. Gran parte son infraestructuras, como carreteras y ferrocarril, que conectan a los humanos entre ellos.

Junto con el transporte físico de los humanos y los bienes que consumen, esta la transferencia de información entre los humanos y sus máquinas. Primero a través de la palabra, luego en pergamino y en documentos de papel, luego en ondas de radio convertidas en sonido e imágenes y más tarde la información digital enviada por internet. Estas redes facilitan la creación de comunidades humanas. Desde las bandas errantes de cazadores-recolectores y pequeñas tribus agrícolas, hasta los habitantes de una mega ciudad que aglutina a más de 10 millones de habitantes, el Homo sapiens es una especie fundamentalmente social.

Tan importante, pero menos tangible, es la sociedad y la cultura. El reino de las ideas y las creencias, de los hábitos y las normas. Los humanos hacen muchísimas cosas diferentes porque en asuntos importantes ven el mundo de maneras diferentes. A menudo se cree que estas diferencias son la causa de nuestra incapacidad de actuar efectivamente a nivel mundial. Para empezar, no existe un gobierno mundial.

Pero a pesar de lo diferentes que podamos ser, la gran mayoría de la humanidad se comporta ahora de maneras fundamentalmente similares. Sí, todavía hay nómadas que deambulan por las selvas tropicales, y gitanos marineros errantes. Pero más de la mitad de la población mundial vive ahora en ambientes urbanos y casi todos están conectados de alguna manera a actividades industriales. La mayor parte de la humanidad está fuertemente involucrada en el complejo sistema industrial globalizado que es la tecnosfera.

Sobre todo, el tamaño, la escala y el poder de la tecnosfera ha crecido de forma dramática desde la Segunda Guerra Mundial. Este enorme aumento del número de humanos, de su consumo de energía y materiales, de la producción de alimentos y del impacto medioambiental se conoce como la Gran Aceleración.

La tiranía del crecimiento

Parece sensato asumir que la razón por la que se crean los productos y servicios es para que se puedan comprar y vender y para que quienes los fabrican puedan tener un beneficio. Por esto es que el deseo por la innovación, por teléfonos más pequeños y más rápidos por ejemplo, está motivado por el ser capaz de ganar más dinero vendiendo más teléfonos. En línea con esto, el escritor medioambientalista George Monbiot argumento que la causa principal del cambio climático y de otras catástrofes medioambientales es el capitalismo y como consecuencia, cualquier intento de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero fracasará si permitimos que el capitalismo continué.

Pero dejando de lado el esfuerzo de productores individuales, e incluso a la humanidad, permítannos utilizar una perspectiva completamente diferente, una que trasciende a las críticas al capitalismo y a otras formas de gobierno.

Los humanos consumen. Primeramente, debemos comer y beber para mantener nuestro metabolismo y continuar vivos. Más allá de eso, necesitamos cobijo y protección de los elementos físicos.

También están las cosas que necesitamos para funcionar en nuestros diferentes trabajos y actividades y para viajar desde y hasta esos trabajos y actividades. Y después de eso está el consumo más discrecional: Televisores, consolas de videojuegos, joyas, moda.

El objetivo de los humanos en este contexto es consumir productos y servicios. Cuanto más consumimos, más materiales se extraen de la Tierra, más recursos energéticos se consumen, y más fabricas e infraestructuras se construyen. Y finalmente, más crece la tecnosfera.

El surgimiento y el desarrollo del capitalismo, obviamente llevó al crecimiento de la tecnosfera: la aplicación de mercados y de sistemas legales, permite un aumento del consumo y por ende el crecimiento. Pero otros sistemas políticos pueden servir al mismo objetivo, con distintos grados de éxito. Recuerden la producción industrial y la contaminación ambiental de la antigua Unión Soviética. En el mundo moderno, todo lo que importa es el crecimiento.

La idea de que el crecimiento está detrás de nuestra civilización insostenible no es un concepto nuevo. Como es sabido, Thomas Malthus argumentaba que existían límites al crecimiento de población humana, mientras que el libro del Club de Roma de 1972, Limites al Crecimiento (Limits to Growth), presentó resultados simulados que apuntaban al colapso de la civilización mundial.

Hoy en día, las narrativas alternativas a la agenda del crecimiento están ganando tracción política con un Grupo Parlamentario de Todos los Partidos convocando reuniones y actividades que se toman en serio las políticas de decrecimiento. Y frenar el crecimiento dentro de los límites medioambientales es de suma importancia para la idea de un Green New Deal, que ahora se está debatiendo con seriedad en EE.UU, Gran Bretaña y otras naciones.

Si el crecimiento es el problema, entonces solo tenemos que ponernos a trabajar en ello, ¿no? No será fácil, ya que el crecimiento está integrado en cada aspecto de la política y la economía. Pero al menos, podemos imaginarnos como sería una economía de decrecimiento.

Mi miedo, sin embargo, es que no seremos capaces de frenar el crecimiento de la tecnosfera incluso si lo intentamos, porque en realidad no lo controlamos.

Límites a la libertad

Puede parecer un sinsentido que los humanos sean incapaces de realizar cambios importantes en un sistema que ellos mismos han construido. Pero ¿qué libertad tenemos? En lugar de ser los amos de nuestro propio destino, puede que tengamos nuestra capacidad de actuar bastante restringida.

Como las células sanguíneas individuales fluyendo a través de los capilares, los humanos son parte de un sistema a escala mundial que cubre todas sus necesidades y del que han llegado a depender completamente.

Si te montas en el coche para ir a un lugar en particular, no puedes viajar en línea recta directa a tu destino, como haría un pájaro. Usarás carreteras que en algunos casos son más antiguas que tu coche, que tú, o incluso que tu nación. Una parte significativa del trabajo y del esfuerzo humano está dedicado a mantener este tejido de la tecnosfera: arreglando carreteras, líneas de ferrocarril, y edificios, por ejemplo.

En ese sentido, cualquier cambio debe ser incremental porque debe usar lo que las generaciones actuales y pasadas han construido. Encauzar a la gente a través de redes de carreteras parece una forma trivial de demostrar que lo que pasó en el pasado puede constreñir el presente, pero el camino de la humanidad hacía la descarbonización no va a ser directo. Debe comenzar desde aquí y, al menos al principio, usar las rutas de desarrollo existentes.

Esto no tiene la intención de excusar a los políticos por su falta de ambición, y su cobardía. Pero indica que hay razones más profundas por las que las emisiones de carbono no están disminuyendo incluso cuando parece que hay noticias cada vez más halagüeñas sobre alternativas a los combustibles fósiles.

Piénsalo: a escala mundial, hemos sido testigos de un rápido desarrollo en la generación de energía solar, eólica y otras fuentes de energía renovable. Pero las emisiones de gases de efecto invernadero continúan subiendo. Esto es porque las renovables promueven crecimiento, simplemente representan otra manera de extraer energía, en lugar de reemplazar una existente.

La relación entre el tamaño de la economía mundial y las emisiones de carbono es tan fuerte que el físico estadounidense Tim Garret ha propuesto una formula muy simple que une ambos conceptos con una exactitud asombrosa. Utilizando este método, un científico atmosférico puede predecir el tamaño de la economía mundial durante los últimos 60 años con una precisión enorme.

Pero correlación no implica necesariamente causalidad. Que haya habido una relación estrecha entre el crecimiento económico y las emisiones de carbono no significa que ha de continuar indefinidamente. La explicación tentadoramente simple de esta relación es que la tecnosfera puede verse como un motor: uno que funciona para hacer coches, carreteras, ropa, y cosas, incluso personas, usando la energía disponible.

La tecnosfera todavía tiene acceso a suministros abundantes de combustibles fósiles de alta densidad energética. Y por tanto, la separación absoluta entre las emisiones mundiales de carbono y el crecimiento económico no tendrá lugar hasta que estos no se acaben, o hasta que la tecnosfera haga finalmente la transición a una generación de energía alternativa. Eso bien puede quedar pasada la zona de peligro para los humanos.

Una conclusión repugnante

Acabamos de empezar a apreciar que nuestra influencia en el sistema terrestre es tan grande que posiblemente hayamos dado lugar a una época geológica nueva: el Antropoceno. Las rocas de la tierra serán testigos del impacto de los humanos mucho después de que desaparezcamos. La tecnosfera puede considerarse el motor del Antropoceno. Pero eso no significa que lo estemos impulsando. Puede que hayamos creado este sistema, pero no está construido para nuestro beneficio común. Esto va totalmente en contra de como vemos nuestra relación con el sistema terrestre.

Consideremos el concepto de límites planetarios, que ha generado mucho interés científico, económico y político. Esta idea describe al desarrollo humano impactando en nueve límites planetarios, que incluyen el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la acidificación de los mares. Si traspasamos estos límites, el sistema terrestre cambiara en maneras que harán que sea muy difícil, sino imposible, que se mantenga la civilización humana. El valor de la biosfera aquí, por ejemplo, es que nos suministra bienes y servicios. Esto es, lo que literalmente podemos obtener del sistema.

Este mismo enfoque centrado en el individuo debería llevar a un desarrollo más sostenible. Debería restringir el crecimiento. Pero el sistema tecnológico mundial que hemos construido es hábil esquivando esas restricciones. Usa la ingenuidad humana para construir nuevas tecnologías, como la geoingeniería, para reducir la temperatura de la superficie. Eso no detendrá la acidificación de los mares y podría causar el colapso potencial de los ecosistemas marinos. No importa. La limitación climática se habrá evitado y la tecnosfera podrá ponerse a trabajar para superar cualquier efecto secundario de la pérdida de biodiversidad. ¿Se agotan las reservas de pescado? Cambiamos a la piscicultura o al cultivo intensivo de algas.

Como hemos explicado hasta ahora, no hay nada que evite que la tecnosfera liquide la mayor parte de la biosfera de la tierra para satisfacer su crecimiento. Mientras haya bienes y servicios que consumir, la tecnosfera podrá seguir creciendo.

Y así que puede que tanto aquellos que temen el colapso de la civilización como aquellos que tienen una fe permanente en que la innovación humana será capaz de solucionar todos los problemas de sostenibilidad, estén equivocados.

Después de todo, una población mucho más pequeña y mucho más rica, del orden de cientos de millones, podría consumir más que la actual población de 7,6 miles de millones o la población estimada de nueve mil millones para mitad de siglo. Aunque habrá disturbios generalizados, la tecnosfera puede que sea capaz de capear un cambio climático más allá de los 3ºC. No le importa, no le puede importar, que miles de millones de personas hayan muerto.

Y en algún momento del futuro, la tecnosfera podría incluso funcionar sin humanos. Nos preocupa que los robots nos quiten el trabajo. Quizá debería preocuparnos más que nos quiten el papel de consumidores alfa.

Plan de escape

La situación puede parecer bastante desesperada. Sea mi argumento una representación acertada o no de nuestra civilización, existe el riesgo de que se produzca una profecía autocumplida. Porque si creemos que no podemos ralentizar el crecimiento de la tecnosfera, ¿para qué vamos a preocuparnos?

Esto lleva la cuestión de “¿qué puedo hacer yo?” a la de “¿qué puede hacer nadie?” Mientras que volar menos, comer menos carne y productos lácteos e ir en bici a trabajar son iniciativas loables, no suponen vivir fuera de la tecnosfera.

No es que demos un consentimiento tácito a la tecnosfera al usar sus carreteras, ordenadores o alimentos cultivados de manera intensiva. Es que al ser miembros productivos de la sociedad, al ganar y gastar, y sobre todo al consumir, estamos ayudando a su crecimiento.

Quizá la mejor manera de evitar el fatalismo y el desastre sea la aceptación de que los humanos no controlamos realmente nuestro planeta. Este sería un paso vital que podría darnos una perspectiva más amplia que no solo incluya a los humanos.

Por ejemplo, la actitud económica generalizada hacia los árboles, las ranas, las montañas y los lagos es que solamente tienen valor si nos proporcionan algo. Esta visión los clasifica como meras materias primas para explotar y depósitos para desechos.

¿Y si pensásemos en ellos como componentes o incluso como nuestros compañeros en el complejo sistema terrestre? Las cuestiones sobre desarrollo sostenible se transforman en cuestiones sobre como el crecimiento de la tecnosfera puede acomodar sus problemas, intereses y bienestar además de los nuestros.

Esto puede generar cuestiones que parecen absurdas. ¿Cuáles son los problemas o intereses de una montaña? ¿Los de una pulga? Pero si continuamos enmarcando la situación en términos de “nosotros contra ellos”, del bienestar humano por encima de todo en el sistema terrestre, entonces puede que estemos amputando la mejor manera de protección contra una tecnosfera peligrosamente incontrolada.

Así que la protección más efectiva contra el colapso del clima puede que no sean las soluciones tecnológicas, sino volver a imaginar de una manera más fundamental lo que supone vivir bien en este planeta en particular. Puede que estemos gravemente restringidos en nuestra capacidad de cambiar y refundir la tecnosfera, pero deberíamos ser libres para concebir futuros alternativos. Hasta ahora nuestra respuesta al reto del cambio climático muestra un fallo fundamental en nuestra imaginación colectiva.

Para entender que estas en una cárcel, antes debes de ser capaz de ver los barrotes. Que esta cárcel fue creada por humanos durante muchas generaciones no cambia el resultado de que actualmente estamos estrechamente ligados a un sistema que podría, si no actuamos, llevarnos a la pobreza e incluso a la muerte de miles de millones de personas.

Hace ocho años, desperté a la posibilidad real de que la humanidad se esté enfrentando al desastre. Todavía puedo oler el café malo, todavía puedo recordar mi intento desesperado de encontrar sentido a las palabras que estaba escuchando. Aceptar la realidad de la tecnosfera no significa rendirse, o volver a nuestras celdas con resignación. Significa conseguir una nueva pieza vital del mapa y planear nuestro escape.

James Dyke, profesor asociado en Sistemas Globales, Universidad de Exeter, para The Conversation

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=256877

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Redacción: Hatsnew

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Fuente: https://wwwhatsnew.com/2019/06/06/cursos-online-gratis-ciencias-sociales/

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Amadou Diaw: “En África sopla un nuevo viento: las mujeres y los jóvenes vienen fuertes, van a cambiar el continente”

Redacción: El País

Amadou Diaw es una persona clave en el desarrollo educativo de Senegal en el último cuarto de siglo y uno de los principales mecenas culturales de Saint Louis

Impecable en estilo y formas, Amadou Diaw (Dakar, 1961) abre cada día las puertas de su casa, situada en el sur de la isla de Saint Louis, en el barrio de Sindoné, a mucha gente, según vaya surgiendo. Es el espíritu de la teranga senegalesa que él reivindica: la acogida, la hospitalidad, la fluidez en las relaciones.

Invita a entrar no solo a un antiguo almacén de la época colonial magníficamente rehabilitado y reconvertido en vivienda con vistas al río Senegal, sino también a un fondo pictórico homenaje al primer pintor de Saint Louis, Iba N’diaye, a decenas de obras sobre las artes y culturas de Senegal y a una cocina en donde se experimenta la fusión gastronómica y se revisitan platos tradicionales.

Diaw es una figura inevitable en el impulso cultural actual en la ciudad. Todas las pistas llevan a él, en todos los encuentros sale su nombre. El que fue y sigue siendo un gran hombre de negocios, dice no buscar reconocimiento político, sino devolver a la ciudad de la que se siente originario, “lo que pueda aportar” al final de su carrera. Por esa razón, desde hace unos años su proyecto faro es la revitalización de Saint Louis, que para él representa los pilares que África debe exportar al mundo.

Un mediodía de abril nos recibe en su despacho, rodeado de libros y cuadros, y fotos en las que se le ve con todos los jefes de Estado que ha tenido el país desde su independencia. Poco importa el bando político. Su secretaria entra y sale de la pieza ordenando papeles hasta que Diaw silencia el teléfono: se sienta cómodo en un sillón de cuero marrón, sin más expectativas que conversar.

Pregunta: Usted ha nacido en Dakar, pero se reivindica saintlouisien. ¿Cuál es el encanto de esta ciudad? Háblenos de la historia de Saint Louis.

Respuesta: Saint Louis ha tenido varias vidas. Aún no se sabe científicamente si ha habido población antes de la llegada de los colonos, lo que sí es seguro es que cuando llegan los primeros franceses a la zona, venidos de Normandía, negocian la isla con los jefes tradicionales a través de un contrato por el cual, para asentarse, tuvieron que pagar algo a modo de alquiler en el que se incluían barras de hierro, muchas telas, y también aguardiente. Tras ellos, por aquí pasaron muchos pueblos: ingleses, marroquíes, sirio-libaneses, bambaras desde Malí, otros reinos del interior de Senegal… Saint Louis es una ciudad en la que se han superpuesto diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. Su particularidad es ese mestizaje: africanos, europeos, árabes, bereberes, cristianos, musulmanes… Cada una de las comunidades aportó algo. El Saint Louis del que estamos orgullosos no lo ha creado una sola comunidad: han sido todas y cada una de ellas.

¿Cuál sería para usted una época importante pero quizá poco conocida de la historia de la ciudad?

En la época de las independencias, Saint Louis juega un papel extraordinario y poco conocido, y de la que estamos montando una exposición para dar a conocer a la población. La gran presencia de gente de ultramar en la etapa de entreguerras en Francia propició el encuentro de grandes intelectuales como Aimé Césaire, Léopold Sédar Senghor, Léon-Gontran Damas, quienes, influenciados también por las teorías sobre la raza que llegaban desde la comunidad negra de América, crearon la corriente literaria y política de la Negritud. La expansión de estos mensajes de reivindicación de pertenencia al mundo negro (tanto África, como el Caribe, las Antillas, Guadalupe, etc.) se hace alrededor de una casa editorial, Présence Africaine, fundada por un saintlouisien, Alioune Diop.

En el ámbito político aparece otro importante hombre de la ciudad: Lamine Guèye, diputado francés originario de Saint Louis que consigue hacer pasar una ley que se conoce como la Ley Lamine Guèye por la cual ya no solo eran considerados como ciudadanos franceses los habitantes de Dakar, Gorée, Rufisque y Saint Louis, sino todas las personas del África Occidental Francesa y territorios de ultramar.

En el plano educativo, es importante resaltar que todos los líderes africanos de ese período de la historia fueron formados en Senegal: las mujeres en Rufisque y los hombres entre Gorée y Saint Louis. En el sur de la isla, desde la escuela que hoy se llama Ameth Fall hasta el liceo Faidherbe, se formaron la mayoría de los hombres que después construyeron el África independiente. Saint Louis es la ciudad colonial, pero también es donde nacen los movimientos políticos que se opusieron a la colonización.

En este contexto, ¿cuál es la historia de Amadou Diaw?

Yo vengo de ese Saint Louis: mi referente es Lamine Guèye; mi abuelo fue un médico muy respetado, en mi familia ha habido políticos, escritores, hombres de la administración que han sido clave en la construcción del país. ¡Si me pinchas en las venas, no sale sangre, sale Saint Louis!

Nací en Dakar porque a finales de los años cincuenta la capital senegalesa se traslada allí y, con ella, parte de mi familia. Crezco allí, pero con una cultura saintlouisienne muy fuerte. Por eso me considero un retornado: vuelvo a mis orígenes.

El Saint Louis del que estamos orgullosos no lo ha creado una sola comunidad: han sido todas y cada una de ellas

Efectivamente, en los últimos años vuelve a la ciudad con un proyecto de renovación cultural, ¿por qué la cultura?

La cultura porque está ligada a la educación, sector al que me he dedicado durante 25 años: no se puede construir un buen sistema educativo sin enseñar cultura. Y en ese sentido, Saint Louis es un polo de creación inigualable: música, danza, teatro, pintura… ¡Todo eso en una pequeña superficie! No conozco una densidad tan fuerte de creatividad en otra ciudad de África del oeste. Saint Louis es la capital cultural de África, aunque no está suficientemente presentada al mundo.

Apuesta especialmente por la fotografía, ¿qué le atrae de esta disciplina?

En esta ciudad nació la fotografía africana. Aunque Bamako (Malí) se haya llevado ese título, ¡fue aquí! Así que quiero revivir ese espíritu. Todos mis proyectos culturales van a confluir en los Museos de la Fotografía, ya que es una herramienta potentísima y tenemos que usarla para inmortalizar nuestro modo de vida, antes de que desaparezca.

Ese es también el espíritu de su otro gran proyecto, el Foro Saint Louis: mostrar los valores africanos al mundo.

Así es. Pensamos que África tiene mucho que ofrecer al mundo: tolerancia, apertura, elegancia, mestizaje, historia… Son elementos que hay que exportar, y Saint Louis es el ejemplo.

La primera edición de este foro ha sido en la ciudad, pero después ha volado a otras latitudes… ¿Aquí no ha funcionado?

Sí, y volverá, pero si mandamos el mensaje de Saint Louis solo a la ciudadanía africana no tiene tanto impacto. Hay que dirigirlo al mundo. Es el mundo el que necesita escuchar esos mensajes. El año pasado lo llevamos a Essaouira (Marruecos) y este año iremos a Berlín (Alemania). Y seguiremos, espero que en Asia, América…

¿Puede ser una contribución para cambiar las relaciones neocoloniales?

Si vamos a Berlín es porque fue allí donde se hizo la Conferencia de Berlín, en la que las potencias europeas se repartieron África en 1884. Es allí donde vamos a presentar un África unida y fuerte. A explicar al mundo que el África de ahora no es el que se diseñó en Europa a finales del siglo XIX.

En su apuesta cultural por la ciudad, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta?

Principalmente, hay un problema de accesibilidad a la ciudad desde el punto de vista de las infraestructuras y el transporte. Hay que hacer un buen Plan Marshall para la cultura en Saint Louis, y no creo que sea una cuestión de dinero solamente. El dinero se encuentra. Es una cuestión de compromiso y voluntad. En este proyecto hay que movilizar tanto a los saintlouisiens del mundo como a los habitantes de la ciudad. Si esto ocurre vendrán los inversores internacionales.

¿La implicación de la población?

Como en todos los países, en la cultura hay dos velocidades. La mayoría de la gente se interesa por la danza y a la música tradicional, pero hay una brecha: no a todo el mundo le interesa visitar un museo o entiende el arte contemporáneo. Yo creo que hay que ganarse a la población a través de la educación, introduciendo el arte en las escuelas.

Vamos a explicar al mundo que el África de ahora no es el que se diseñó en Europa a finales del siglo XIX

¿Cómo ve Saint Louis en 2029?

Espero, creo, sueño que en diez años Saint Louis será la ciudad africana de la cultura porque se accederá a ella sin dificultad, gracias a medios de transporte modernos para llegar desde Dakar. La entrada de la ciudad estará limpia y arreglada y habrá una población receptiva que dará la bienvenida con una gran sonrisa al visitante.

Las casas estarán rehabilitadas, según las normas Unesco, y espero que el río esté más cuidado y limpio de lo que está ahora. Tendremos un centro dinámico, con tiendas alrededor.

También veremos una ciudad religiosa con escuelas coránicas estructuradas, porque hay importante tradición de enseñanza del Corán aquí, y espero que la comunidad católica también tenga su catedral debidamente restaurada para rezar en la ciudad.

Para hacer todo lo que usted propone también hace falta voluntad política, ¿ve ese compromiso en la clase política actual?

No en la de hoy pero sí en la de mañana. Es la juventud que viene la que cambiará las cosas. Los políticos de hoy en día fueron formateados para otras cosas. En África hay un nuevo viento que sopla: las mujeres y los jóvenes vienen fuertes y van a cambiar el continente. Nadie podrá pararlos: van a cambiar el continente.

¿Hay alguna cosa que Amadou Diaw haya querido hacer pero que no haya sido aun posible?

¡No es posible no es saintlouisien! Aquí hacemos todo los días… Pero no tenemos prisa: nos tomamos nuestro tiempo.

AMADOU DIAW, EL EMPRESARIO QUE SUEÑA CON UNA NUEVA ÁFRICA

El hombre de negocios y fundador de un imperio en el ámbito de la educación superior privada en Senegal quiere promover otra imagen del continente y conectarlo al resto del mundo por sus valores y la excelencia de su juventud.

Amadou Diaw (Dakar, 1961) es un hombre atento, visionario y ambicioso, formado en una “cultura de la excelencia” que hoy reivindica y replica en cada acción que emprende tanto en su país natal, Senegal, como fuera de él.

Economista formado en Francia y en diversos organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo, la Banca Mundial o las universidades de Georgetown o Harvard en Estados Unidos, pronto se lanza al ámbito privado en la agroindustria y después al sector de los seguros siempre en el extranjero y con cargos de importante nivel.

Con este bagaje, en 1986 vuelve a su país natal para continuar una fulgurante carrera con puestos de gran responsabilidad como Director Ejecutivo del Consejo Nacional de Empleadores de Senegal (CNES) y participando en las negociaciones para la puesta en marcha de la Nueva Política Industrial de Senegal (NPI) y las Políticas de Ajuste Estructural (PAS), desarrollando herramientas para el apoyo al sector privado que serán replicadas en la subregión por cuenta de la Banca Mundial.

Sin embargo, es por la labor en el ámbito de la educación superior, que su figura es ampliamente conocida. En 1992, cuando aún no había un marco regulador, Diaw funda el Instituto Superior de Management (ISM) en Senegal, la primera escuela privada de negocios del África Francófona que cumple ahora su cuarto de siglo.

Esta institución, que ocupa hoy en día un tercio de los establecimientos de educación superior en el país, se ha convertido en un referente en la subregión con ocho campus en Senegal que cuentan con cerca de 5.000 estudiantes de 30 nacionalidades, más de 50 convenios firmados con universidades de todo el mundo y otros 200 con empresas de diferentes sectores. Su calidad ha sido labelizada como Centro de Excelencia por la Unión Económica y Monetaria de África del Oeste (UEOMA) en 2005 y ocupa las primeras plazas en las clasificaciones de las bussiness schools de todo el continente.

Su modelo ha sido valorado por líderes internacionales del sector y acogido por el grupo Galilleo, tercer operador mundial en el ámbito de la educación, con quien Diaw se ha asociado recientemente para extenderse a otras capitales como Abiyán o Libreville. El éxito de la fórmula se basa en el desarrollo integral de la persona como individuo al servicio de la sociedad. “Debemos formar personas capaces de adaptarse a lo que viene, y no a una profesión, pues vivimos en un mundo en continua transformación”, afirma Diaw y añade que “los sistemas universitarios clásicos no tienen la suficiente flexibilidad para adaptarse a los cambios a la misma velocidad que lo hacen los privados, por la burocratización que les caracteriza”.

Fuente https://elpais.com/elpais/2019/05/28/planeta_futuro/1559063039_384395.html

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¿Educación permanente, educación abierta o educación para la vida?

Por: Beatriz Villarreal.

El origen de la educación está en la libertad cuando el humano descubre que necesita tomar decisiones para ser y vivir. Necesita aprender para vivir y luchar, para pensar y definir por sí mismo(a) lo que considera que es lo mejor. Quiere y necesita  desarrollar sus  cualidades para la vida. Para decidir por sí y para sí. Para ser libres  las personas toman conciencia de la importancia y del significado para el ejercicio de esa libertad durante toda su vida, pues tanto la libertad como la educación son procesos  de aprendizaje abiertos en constante crecimiento que le permiten poder  aprender, conocer y reflexionar con criterio propio.  Nunca se acaba de aprender. Cada vez somos más libres y podemos aprender más. La crítica que hace el filósofo español Emilio Lledó al concepto actual de educación permanente es que  la educación sigue siendo considerada un proyecto parcial o temporal, con ir a la escuela por unos años los capacita y es suficiente para conocer todo lo que existe y de manera permanente.

Este autor opina que al concepto de educación permanente actual  se le sigue dando el énfasis que continúa la concepción tradicional de educación. No se especifica ni se demuestra que la educación tiene que estar presente en toda la vida de la persona. Para Lledó la educación permanente tiene que proyectarse más allá del aula o de la escuela. Rebasar su acción más allá del sistema escolar. Y recoger la posibilidad de ejercer funciones educativas a otras agencias o agentes sociales además del profesor. Esta definición la realiza retomando de la concepción del escritor Manuel Pereira López  escribió en 1977. Esto le permitió poner en contexto y exponer las dimensiones y potencialidades que guarda el concepto de educación permanente. Según las definiciones teorizadas con distintas perspectivas y críticas permiten  superan la perspectiva tradicional que se le da dado a la idea  permanente como parcial y desactualizada.

Además para continuar con la amplia relación entre educación y libertad es importante incorporar la definición de la  UNESCO  de 1996.  Es la noción que produce la verdadera significación de la educación moderna y aquella que debe inspirar todos los esfuerzos de renovación. Lledó profundiza esta teoría con un escrito de Juan de Amos del siglo XVII donde señala que “de la misma manera que para el género humano el mundo es una escuela, desde el comienzo de los tiempos, así también par el individuo es una escuela su vida entera desde que nace hasta que muere”.  Y para Condorcet  en 1792 “es ofrecer a todos los individuos de la especie humana los medios para satisfacer sus necesidades de asegurar su bienestar, de conocer y ejercer sus derechos, de saber y cumplir sus deberes”. Educar para Lledó es hacer posibles en el individuo los logros mejores de una colectividad. Esto le permite superar una educación parecida a un adoctrinamiento que lo aniquila y lo embrutece, sino que es algo que lo libera. Esta liberación es creación que lo hace poner sobre el plano de la naturaleza un producto único y exclusivamente humano que es la cultura.

La educación tiene que ser permanente si lo hace capaz de mirar más allá de lo inmediato y simple. E ir hacia el  desarrollo de la sensibilidad y la inteligencia humana. Educar es todo lo que fomente este despliegue y al mismo tiempo es lo que esfuerza por extender en la mayoría de los hombres esos deseos, integrando todos los conocimientos en la vida y la solidaridad de la comunidad que los produce. Es por esta razón que la educación siempre es permanente. Se aprende desde la vida, la escuela está hecha de la misma materia que la vida. La vida es múltiple y complicada e infinitamente más rica que el catecismo que muchas veces le impone el poder a la educación escolar. No hay separación entre vida y escuela, ambos son vasos comunicantes.

En el mundo actual ante y con la aceleración histórica se aprenden y transmiten con gran rapidez los logros y los errores. La cultura y la comunicación son instantáneas. Por lo que se impone la dialéctica del error, el logro y la esperanza a lo que antes era el “todo es igual”. Este tipo de enseñanza permite replantear los supuestos metodológicos de la enseñanza tradicional que para Harold y June Shane  en 1974 la pensaron como una revolución necesaria para la práctica de la enseñanza que va: 1) del aprendizaje singular al aprendizaje múltiple. 2) De la incorporación pasiva de respuestas a la búsqueda activa de ellas. 3) De programas rígidos a programas flexibles. 4) De entrenamiento de saberes formales a construir actitudes que estimulen la necesidad y búsqueda de conocimientos. 5) De la iniciativa y dirección del profesor a la planificación común de iniciativas. 6) De contenidos aislados a contenidos interrelacionados. 7) De respuestas memorizadas a planteamientos de problemas. 8) De la importancia de los libros de textos al uso de otros medios complementarios de la pura información. Y 9) Del dominio pasivo de la información a la estimulación activa  del entendimiento. Estos planteamientos son parte de las visiones nuevas en educación que son resultado de la ampliación de la base teórica, concepción, definición y profundización de  la teoría  educativa anterior.

Porque hoy las formas de vida están menos ligadas a la tradición que en épocas anteriores ya que les ha permitido a las sociedades democráticas, cada vez más, construir un territorio neutral, menos ideológico, sobre el que le permitan levantarse las ideas que determinen las actuaciones del futuro. Y renovar los métodos educativos anticuados  de sus ideologías. Son superados pues en estos días los materiales de instrucción pueden estar en todas las acciones sociales, técnicas y científicas que se están realizando constantemente en el propio proceso de la vida colectiva global. Con esta gran innovación, la vida misma alumbra y adquiere un auténtico valor educativo, según lo evidenció B. Suchodolsky desde el año 1975 cuando afirmó que “De hecho el cine, la radio, la prensa, etcétera, no son unos centros separados de la vida, como la escuela, sino que forman parte integrante de la vida”. Y son el dominio inmenso  a los que se denominan como los medios de comunicación de masas que tanto influencia tienen  en la vida cotidiana de todos nosotros (as).

Esta es in situación inusitada que se tiene que tomar en cuenta. Nunca antes han coincidido tantas instancias que se pueden calificar de educativas  que ofrecen contenidos educativos a  escuelas y universidades, sistemas de valores, doctrinas religiosas, grupos familiares, productos culturales e ideologías políticas. Para hacer realidad la  identificación entre educación y libertad los proyectos educativos deben ser permanentes, abiertos y para la vida. Para mantener el fecundo equilibrio entre las experiencias y los conocimientos  que se ofrecen a la creatividad material e inmaterial de los individuos que los asume y asimila.

Fuente del artículo: https://www.horizontegt.com/beatriz-villarreal/2018/12/4/educacin-permanente-educacin-abierta-o-educacin-para-la-vida-beatriz-villarreal

 

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“En Brasil se ve a los artistas como enemigos y a los intelectuales como seres despreciables”

Redacción: El Espectador

La cinta brasileña Bacurau, dirigida por Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles, opta por la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Mientras las calles de más de 150 ciudades en Brasil se abarrotaban de manifestantes contra los recortes en el sector educativo, en el Festival de Canneslos directores Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles, flanqueados por varios de sus actores, avanzaban por la alfombra roja del Grand Théâthe Lumière

Más que una ironía, fue una feliz coincidencia que el estreno mundial de Bacurau sucediera casi al unísono de la multitudinaria demostración. “En un momento en el que se está intentando destruir la cultura y el arte en Brasil y se trata de ocultar lo que hacemos, es fantástico tener en Cannes esta película”, afirmaba después de la premiere el co-director Kleber Mendoça Filho, quien junto a Juliano Dornelles desarrolló la historia de esta cinta que compite por la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Bacurau cuenta de un pueblo que tratan de desaparecer del mapa, aislando a sus habitantes, restringiéndoles el suministro de agua y hasta sembrando el terror. Sonia Braga, Udo Kier Bárbara Colen y Thomas Aquino, son algunos actores que conforman el nutrido ensamble de este filme que ha generado excelentes críticas.

En esta magnífica mezcla de spaghetti western, suspenso, ciencia ficción y realismo mágico, el co-director Dornelles cuenta que el cruce de géneros fue surgiendo a medida que escribían las escenas, donde se plantean temas que remiten a la realidad de Brasil.

Aunque de inmediato se pueda pensar que Bacurau guarda una relación estrecha con la situación actual del país, Dornelles apunta que más bien “es una coincidencia, porque este proyecto lo iniciamos hace casi 10 años, las motivaciones son poco políticas, pero tienen más que ver con la manera como deberían ser las cosas, sobre todo desde el punto de vista social y humano”.

Bacurau es una potente propuesta, que desconcierta pero atrapa. Entre los varios temas que plantea se encuentra la corrupción, el pulso por mantener el poder y someter a los habitantes de esa localidad. “Es una película política pero no como los filmes de Costa Gavras u Oliver Stone que son políticos de una manera muy frontal”, aclara Mendoça Filho y agrega que así mismo se trata sobre el poder de la historia en una nación relativamente joven, de apenas 500 años.

“La historia suele repetirse de muchas maneras”, apunta Mendoça Filho cuando se le pregunta si de alguna manera la historia planteada en Bacurau refleja la colonización de la que también fue objeto Brasil. “Ese tipo de contextos se repite, como si el mundo diera marcha atrás haciendo círculos, y ante eso la resistencia es una posibilidad”, tal como sucede en esta cinta brasileña que desde su estreno se coloca como una de las favoritas en la contienda por la Palma de Oro.

Sin embargo el co-director se muestra realista, “no siempre ejercer resistencia tiene éxito, pero por ciertas razones en esta película sí que lo consigue, tal vez por fantasear en darle una patada en el trasero a alguien poderoso”, apunta.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/cultura/en-brasil-se-ve-los-artistas-como-enemigos-y-los-intelectuales-como-seres-despreciables-articulo-861253

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