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CIIOVE Entrevista a Luz Bettina Fuenmayor de Fe y Alegría: “Sin maestros no hay escuelas”

Luz Palomino entrevista en exclusiva para CIIOVE

En medio de una conversación con docentes de Caracas surgió la iniciativa de entrevistar a compañeres de Fe y Alegría. Luz había estudiado en un instituto de Fe y Alegría y Luis conoció la experiencia en los años ochenta, así que nos animamos a hacer una serie de trabajos al respecto.

Decidimos comenzar por la profesora Luz Bettina Fuenmayor quien viene laborando en el Centro de Investigaciones y Formación Padre Joaquín (CFIPJ de Fe y Alegría. Luz es Bachiller Docente. Normal Nueva América Fe y Alegría, Licenciada en Letras – Mención Letras Hispánicas. Universidad del Zulia (LUZ), Magíster Scientarium en Literatura Venezolana. Universidad del Zulia (LUZ), cursante del Doctorado en Ciencias de la Educación en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, con diplomados en Gerencia Social Ignaciana. Pontificia Universidad Javeriana, de Formación Política y Ciudadana. Pontificia Universidad Javeriana. Cuando le preguntamos a Luz como podíamos presentarla nos dijo como maestra que es lo que soy; nos pareció importante dar a conocer a nuestros lectores su mirada y experiencia. Los dejamos con la maestra Luz Bettina 

Apreciada Luz Bettina Fuenmayor, cuéntanos un poco tu historia personal, como contexto al trabajo que actualmente realizas en Fe y Alegría  

Soy egresada como maestra, de la Normal Nueva América de Fe y Alegría en el año 1.982, antes del cierre definitivo de las Escuelas Normales por parte del estado venezolano. Desde ese momento comencé a trabajar en la Escuela Nueva Venezuela, donde había hecho mis pasantías docentes. Mientras estudiaba fui voluntaria los días sábados, en la comunidad donde vivo y luego en la escuela, del programa de educación del Instituto Radiofónico Fe y Alegría.

En la escuela desempeñé diferentes cargos y luego de dieciocho años, siendo la directora, dejé la escuela y me incorporé al equipo del Centro de Formación Padre Joaquín para llevar adelante la producción de materiales para el área de Lenguaje y acompañar la formación de docentes en el Programa de Profesionalización de Docentes en Ejercicio, en convenio con la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Allí estuve un año, para asumir luego en el año 2001, la dirección de la oficina que coordina el programa escuela en la región. En el año 2004 asumí el reto de la dirección del Instituto Universitario San Francisco, el segundo instituto de educación universitaria de Fe y Alegría, que abría sus puertas en el país. Después de catorce años, en el 2018, regresé a la dirección del Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín (CFIPJ), donde me desempeño actualmente.

El CFIPJ tiene como misión dinamizar, orientar y acompañar procesos educativos con el propósito de generar teoría pedagógica en el marco de la Educación Popular, apoyar además la formación de los equipos nacionales, regionales y zonales de los distintos programas de Fe y Alegría y ofrecer servicios educativos, dentro y fuera de la institución.

¿Cuál es la historia de Fe y Alegría? Cuéntanos un poco de sus orígenes y recorrido

Fe y Alegría nace, en el año 1955, en un momento en el que Venezuela vivía la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que privilegió la educación de las élites, razón por la cual la educación pública se vio limitada y hubo un crecimiento de las escuelas privadas, de 272 que existían llegaron al número de 1.070.

El padre José María Vélaz visitaba los sábados por la tarde los barrios de Catia con sus alumnos de la Universidad Católica Andrés Bello y allí vieron de frente las condiciones de pobreza de los barrios. En medio de ese apostolado y ante tantas preguntas que de esa realidad brotaba, decidieron que la mejor forma de combatir la pobreza era a través de la educación, por lo que decidieron que el mejor aporte sería una escuela. Fue así como Abraham Reyes y su esposa Patricia, en un acto de entrega, generosidad y compromiso con su comunidad, cedieron su casa para que el 5 de marzo de 1955 abriera sus puertas la primera escuela de Fe y Alegría.

Desde ese día y hasta hoy estamos presentes en 22 países de América Latina, Europa y África y juntos formamos la Federación Internacional Fe y Alegría. En Venezuela atendemos a 149.560 personas en 175 escuelas, 5 Institutos Universitarios, una red de 23 emisoras radios, 75 Centros Educativos de Capacitación Laboral y un Centro de Formación e Investigación. En estos 65 años seguimos comprometidos con el país y con nuestra misión educativa.

 

Precisamente, esa sensibilidad por los asuntos sociales y pedagógicos, nos permite preguntarte ¿Cuáles consideras que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Venezuela?

Posiblemente pudiera resumir como el elemento más significativo la falta de inversión, lo que imposibilita la superación del deterioro en infraestructura, calidad educativa y profesión docente.

En el año 2005 Venezuela tenía 30.058 planteles educativos, en el 2015 ya eran 27.626 y desde entonces desconocemos si se han construido nuevas escuelas. Esto sin contar que las que existen, son asediadas frecuentemente por la delincuencia, ocasionando un deterioro en su infraestructura que difícilmente logra reponerse. Tenemos escuelas sin cableado eléctrico, sin sistemas de ventilación, cada vez con menos equipos tecnológicos.

Por otro lado, las condiciones del contexto afectan el desarrollo del proceso educativo, las limitaciones económicas de las familias, las dificultades de transporte, la crisis del servicio eléctrico y la falta de acceso al agua potable, condicionan el proceso educativo, el desarrollo de competencias fundamentales y de habilidades para la vida. Las respuestas que la educación debe dar ante los problemas del contexto se encuentran comprometidas en su efectividad.

Por último, hay un continuo deterioro del ejercicio de la profesión docente y urge una dignificación de esta profesión. Todas las personas quieren un buen maestro para sus familiares, pero seguramente muchas de esas personas estarían de acuerdo en que algún miembro de su familia sea maestro. En nuestro país quienes deciden ser educadores son seres excepcionales que tiene que aprender a vivir con un salario de aproximadamente entre 4 o 5 dólares mensuales. La mayoría de las casas de estudios universitarios han cerrado las escuelas de formación de educadores por falta de matrícula y en más de un 25%, los docentes en ejercicio han dejado las aulas.

La alta migración de docentes y de alumnos va deteriorando nuestro sistema educativo, afectando considerablemente uno de los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescente, el derecho a la educación.

Luz , ¿consideras que la formación docente se corresponde a los actuales retos que enfrentan los y las docentes? ¿Cuáles deberían ser las reelaboraciones en materia de formación inicial y continua de les educadores en la actualidad?

La situación de la formación docente es preocupante, como puede concluirse de la pregunta anterior, nos estamos quedando sin docentes y como decimos en una de nuestras campañas para salvar la educación: “Sin maestros no hay escuelas”.

Hace algunos años la mayor preocupación era que las instituciones de educación universitaria tenían un pensum que no respondían a las realidades del contexto y quedaban rezagados frente a los avances pedagógicos y tecnológicos. Sin embargo, muchas casas de estudio comenzaron a modificar sus propuestas y pasaron de una enseñanza por objetivos a una por competencias, incorporando además propuestas de innovación educativa y nuevas modalidades de planificación y evaluación. Pero la situación es más dura ahora, no hay candidatos para estudiar educación. Ya no solo es un problema de formación sino de remuneración.

En el caso de Venezuela tenemos diversas opciones para estudios de posgrado más accesibles, con relación a otros países. Los programas de formación permanente dependen básicamente del proyecto educativo nacional y/o de los proyectos educativos que desarrollen diversas instituciones como Fe y Alegría, la Asociación Venezolana de Educación Católica, las diversas Congregaciones religiosas  o particulares, ya sea por gestión propia o en alianza con fundaciones, organizaciones especializadas en materia educativa y Universidades, y que se ajustan a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana y a la Ley de Orgánica de Educación.

Las reelaboraciones que se plantean en este contexto en el que estamos tiene que ver con el establecimiento de un mayor énfasis en la formación de competencias que permitan garantizar el continuo educativo, así como una adecuada inserción al mundo del trabajo, ya sea como empleado, empleador o emprendedor, la formación de habilidades para la vida y para el ejercicio de una ciudadanía responsable, manifiesta en el ejercicio de los deberes, en la defensa de los derechos humanos y del cuidado de nuestra casa común.

¿Qué ha significado la crisis del COVID-19 para el magisterio venezolano? ¿Considera que el COVID-19 y las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

El COVID-19 ha generado un impacto totalmente inesperado que vino a acrecentar la crisis educativa en la que nos encontrábamos. Se han afectado mil quinientos millones de alumnos en el mundo, según la Unesco. Ya vivíamos en Venezuela una situación de emergencia educativa y aunque las matrículas de los estudiantes y la permanencia estaban afectadas en un 25% aproximadamente, se mantenía el carácter presencial de la educación.

En este contexto de emergencia se diseñaron planes que permitieran garantizar la calidad de la educación basada en cuatro normas esenciales: la adecuación de los planes de estudio, la capacitación del personal, la enseñanza participativa e inclusiva y la evaluación basada en logros. Sin embargo y considerando que los derechos humanos son interdependientes, por supuesto que no sólo el Covid-19 ha contribuido a afectar el derecho a la educación sino todos los derechos que hoy en día están siendo conculcados: la salud, la alimentación, la seguridad y sumamos ahora el derecho a la comunicación, el acceso a internet es limitado

Las medidas adoptadas intentan preservar el más fundamental de todos: el derecho a la vida. El distanciamiento social y la educación a distancia son medidas circunstanciales y necesarias en este momento. Ya habrá ocasión de recuperar los contenidos esenciales, los momentos de socialización y aprendizaje que se viven en los centros educativos. Creo que hay otras situaciones que afecta considerablemente este derecho y a los que ya me he referido.

Estas medidas se nos presentan como una oportunidad para reencontrarnos como familia, como personas, para cuidar nuestras emociones y pensar todo lo que este momento de cambio puede dejarnos como enseñanza. Estamos obligados a repensar la escuela, sus formas de enseñanza, de acompañar a los estudiantes en su aspecto socioemocional, de relacionamiento con los padres y representantes.

A partir de su experiencia docente y social ¿cuáles serían algunas de las propuestas alternativas en la actual coyuntura del magisterio nuestro americano?

La coyuntura del magisterio americano es muy diversa y de marcadas diferencias, como respuesta a las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales en las que los educadores realizan el ejercicio de su profesión docente. Estas condiciones han influido notablemente en los bajos niveles de desempeño de los estudiantes en áreas básicas como lengua y razonamiento lógico.  Se nos ha alertado acerca de la pobreza de aprendizajes, cuando tenemos el 50 de niños que a la edad de 10 años no son capaces de realizar la lectura comprensiva de un texto, lo que incidirá en el logro de las metas de los ODS y la agenda 2030, para alcanzar una educación inclusiva y de calidad para todas y todos.

Los educadores seguimos teniendo un gran reto en la formación de las generaciones de hoy, en cuyas manos está el futuro de sus comunidades, sus países y el planeta. Tenemos que mirar la educación de cara al siglo XXI. Hemos evidenciado nuestras debilidades en términos de la educación a distancia y el manejo de las nuevas tecnologías. Creo que la formación de los docentes sigue siendo el gran reto y debe encaminarse a un reencuentro con la sociedad en la que está inmersa.

De allí que las Universidades tiene que revisar sus propuestas formativas, los docentes en ejercicio deben estar en formación permanente y no solo como responsabilidad de los estados sino también como parte de su auto formación, pero para ello hay que generar las condiciones necesarias para la participación de nuestros educadores.

La formación sigue siendo la clave y en este mundo globalizado la creación de comunidades de aprendizaje, las aulas virtuales, los foros chats, los cursos de capacitación, la radio, la TV, las redes sociales, como opciones que se han multiplicado en este tiempo puede ser una buena alternativa.

Los aprendizajes que dejará esta pandemia deberán combinar las vivencias del mundo virtual con las vivencias que deja la escuela. Combinar los contenidos de la escuela con los contenidos de los medios, no se trata de trasladar los contenidos que manejo en el aula de clase a un aula virtual. Aprovechar las Tic’s y la educomunicación, como una oportunidad para acceder al conocimiento, de modificar los modos de participación, pasando de un modo pasivo a uno más activo. Otro elemento a considerar es que todos los alumnos no tienen las mismas capacidades y tampoco las condiciones de conectividad que les permitan incorporarse de la misma manera a este proceso. Los docentes deben generar oportunidades para todos. Por último, nos queda el tema del apoyo de la familia en este nuevo rol que deber ser más emocional y de ánimo que de un docente en casa.

Hay que aprovechar que nuestros alumnos han crecido en una sociedad digital y virtual, y que saben aprovechar los medios que se le han proporcionado a través de las redes, de una manera más apropiada que sus maestros, quienes han hecho un esfuerzo para seguir atendiendo a sus alumnos.

En medio de esta realidad que nos ha impuesto la pandemia hay que reconocer el impulso de la vocación de los docentes, quienes han demostrado su compromiso con la educación y desbordado en creatividad para seguir atendiendo a sus alumnos y en respuesta a la diversidad de condiciones en las que se puede generar el aprendizaje, utilizando la tecnología donde la hay, recurriendo a la radio, a carteles y papelógrafos a notas escritas y dejadas de casa en casa.

 

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La reprobación invisible (Parte III)

Experiencias e historias ante la reprobación

José Carlos Buenaventura[1]

A Alexis Fabre

En esta tercera entrega sobre la reprobación invisible se narran las historias y experiencias de Alexis Fabre y de Elías Hernández sobre la reprobación invisible en la última década en México. A través de tales narraciones, seguimos sosteniendo la idea de que: el proceso de reprobación de las niñas, niños y jóvenes en México no ha desaparecido; por el contrario, se ha vuelto un mecanismo invisible para seguir reorganizando la vida escolar, educativa y laboral de los jóvenes y adultos en México. Asimismo, quienes realizan los procesos de reprobación no son los actores que tradicionalmente se piensa que lo hacen: las maestras y maestros, sino otros actores que han surgido a lo largo de las últimas décadas, cuya actividad se enmarca en los procesos de selección.

La experiencia de Alexis Fabre ante la reprobación

Alexis Gómez Fabre estudió en una Escuela Preparatoria Oficial del Estado de México, en la zona oriente de la ciudad de México. Su escuela se localiza en el municipio Chicoloapan. Obtuvo promedio de 9.8 al finalizar el bachillerato. Se puede señalar que era un joven estudioso y disciplinado. Siempre cumplió con lo requerido: actividades y trabajos, bajo la didáctica de “trabajitis” y “activitis”. Ya que en la escuela donde él iba estaba prohibido que las y los maestros hicieran exámenes, pues los directivos argumentaban que los maestros no sabían hacer exámenes. En esa escuela años anteriores se había contratado a personas que trabajaban en el CENEVAL para enseñarles a hacer reactivos y objetivos, bajo está lógica de que las maestras y los maestros no saben. La historia de Alexis Fabre es un ejemplo del fenómeno de incluir para ser excluido, elemento propio de la reprobación invisible: aunque él fue pasando y aprobando año tras año, en el momento de hacer exámenes de selección para entrar a educación superior, los resultados de la inclusión y la exclusión se hacían presentes.[2]

En el 2017, cuando Jesús Alexis termina el bachillerato hace el examen como muchos de sus compañeros, obteniendo 55 aciertos, en un examen de 120 reactivos, para la carrera medicina. Él no les dice a sus amigos, ni profesores que hizo el examen. Le da vergüenza exponer su resultado, piensa que él es el único responsable por sacar ese número de aciertos. Toma la decisión de meterse a estudiar en una escuela privada donde no tenía un alto costo el cuatrimestre, en la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl. Algunos de sus familiares habían cursado en ella. Sitio donde comenzó la licenciatura en Mercadotecnia. Al pasar el cuatrimestre descubrió que no era lo que él quería. Él reconoce que entró a estudiar allí porque él ya no sabía qué estudiar. Se sale de la licenciatura en Mercadotecnia y empieza a hacer los exámenes para entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Continúa su deseo de ingresar a medicina en alguna institución de renombre y con mayor prestigio como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En estos primeros resultados podemos leer que la formación y el capital cultural que obtuvo durante la preparatoria no son suficientes para considerar, él mismo, que ha aprendido algo durante su estancia del bachillerato. Él, como uno de los estudiantes de mayor promedio de su generación, sólo obtuvo 55 aciertos. En este sentido surge una pregunta: ¿qué le enseñaron en la Escuela Preparatoria Oficial donde estudió y por lo tanto qué aprendió en el bachillerato para poder hacer una prueba estandarizada y logar estudiar la carrera que él desea en la institución que él había elegido? Una de las cuestiones es que él entregaba todo lo que se le pedía en trabajos, tareas, comportamiento, pero eso no se vio reflejado en el momento de hacer su primer examen para educación superior para la UNAM. En su escuela, como en muchas, se busca que los estudiantes se mantengan en sus aulas para sostener la matricula, para que los maestros no vayan a quedarse sin horas y sin trabajo. Algunas veces los directivos terminan diciendo a los maestros: “deben entender a los estudiantes, ellos no van a aprender, ellos van por un papel para trabajar”. De tal modo, las expectativas laborales se reducen a fungir como mano de obra barata para tiendas como OXXO o Walmart, ya que, para obtener un trabajo mejor remunerado y más digno, la mayoría de las veces es necesario tener un mayor nivel de estudios académicos. En consecuencia, se pierde el objetivo de algunos bachilleratos de preparar a los estudiantes para la educación superior o enseñarles un oficio o una carrera técnica para que los estudiantes tengan herramientas para trabajar de forma honesta y digna. Por lo menos en los modelos de las Escuelas Preparatoria Oficiales en el Estado de México, que es parte del Bachillerato General, no enseñan un oficio o una carrera técnica a los estudiantes. En palabras de algunas personas, el fin es otorgar un “papel”. Todo se reduce a que los estudiantes necesitan un “papel” que les permita trabajar. Es muy curioso esto, porque también para poder trabajar en algo se necesita enseñar algo y ante esto ocurre que en ciertas escuelas se enseña que no hay que trabajar, ni esforzarse para poder trabajar. ¿Ante este tipo de formas de ver la educación qué es lo que se les está enseñando a las y los estudiantes en este tipo de escuelas que llevan a cabo estas acciones? Porque lo que sí se puede considerar es que algo se está enseñando, aunque no queda claro qué. En este sentido quizá se tiene que volver a utilizar el concepto de “currículum oculto” para hacer presente los verdaderos aprendizajes que se dan en estas escuelas. Ello no quiere decir que se esté transmitiendo el capital cultural y simbólico que los estudiantes necesitan para competir por un lugar en una de las carreras más demandas en México, en la universidad más importante de México, la UNAM, como lo demuestra la experiencia de Alexis Fabre.

Ya para el 2018, él empieza a estudiar un curso de preparación para el examen de ingreso para la educación superior de abril a julio. En esta escuela le apoyan frente al costo que asciende los 10,000 pesos. Él lo cubre trabajando de limpieza en esta institución; por las mañanas toma el curso y por las tardes trabaja. Porque uno de los problemas que enfrentó fue que su familia no podía pagar el curso. Otro cambio fue que él casi no salía del municipio donde vivía, Chicoloapan. A raíz de este curso, comenzó a viajar mayores distancias, ya que la escuela donde tomaría el curso se encontraba en el sur de la Ciudad de México. Era un recorrido de una hora y media, hasta de dos horas. Alexis cumplió con su parte del acuerdo con la escuela y trabajó para pagar el curso haciendo la limpieza en la escuela. Hace el examen en el mismo año y obtiene 80 aciertos para la UNAM; también hace el examen para la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero no obtiene los puntajes necesarios para entrar a estudiar en esa institución la carrera de medicina. En la segunda ocasión su puntaje mejoró. Esto hace pensar a Alexis Fabre que lo que estuvo estudiando en el curso sí le ayudó, pero que aún no es suficiente. Para él este segundo resultado fue doloroso; sin embargo, no se decepcionó para seguir intentando lograr su objetivo. Se iba dando cuenta que estudiar de la forma en que le estaba planteando la institución donde trabajaba le estaba ayudando. Señala Alexis que en esta institución cada determinado tiempo le hacían exámenes de cada una de las materias, de forma oral y en forma escrita. Eso no se lleva a cabo en la institución donde él estudió la preparatoria, ya que en esa institución estaba prohibido hacer exámenes a los estudiantes, puesto que se percibía que eran sólo un instrumento de exclusión social y de expulsión de la matrícula. Recordemos que una de las cosas que se creó en el sentido común y como objetivo general de las escuelas de educación preescolar hasta educación media superior es mantener la matrícula.

Dejó de trabajar después del examen en la escuela que se localizaba en el sur de la Ciudad de México. Consigue para julio de 2018 otro trabajo, como mesero cerca de su casa. Se mete a trabajar allí para ahorrar nuevamente para pagar el curso en la misma institución donde ya lo había cursado. El curso empezaba de nuevo en octubre de 2018. Una de sus compañeras meseras le dice que para qué va tan lejos a tomar el curso, si en Texcoco hay una escuela donde puede estudiar. Ella se refiere al Colegio Nacional Matemáticas (CONAMAT). Por tanto, él estudia allí de agosto de 2018 a 2019. El costo del curso fue de 9,000 pesos.

Presenta por tercera vez el examen de ingreso a la educación superior en febrero de 2019, para obtener 90 aciertos; no obstante, necesitaba sacar 104 aciertos. Alexis, pese al resultado, se siente alentado ya que se percibe cada vez más se acerca de los aciertos requeridos. Durante los meses que faltan para la segunda vuelta de ese año sigue estudiando.

Presenta por cuarta vez el examen en junio de 2019. En la segunda vuelta de ese año para ingresar a la UNAM saca como resultado 93 aciertos. Para esta ocasión necesitaba obtener como mínimo 112 aciertos. En su trabajo como mesero lo habían estado apoyando para que estudiara en un horario fijo, pero los resultados no eran positivos. Frente a esto, su jefe le señaló que decidiera seguir en los cursos o en el trabajo. Porque el resto de los trabajadores rolaban turnos y Alexis no como apoyo para su preparación.

Alexis consigue que su jefe lo siga apoyando y vuelve a tomar el curso en CONAMAT, de agosto de 2019 a febrero de 2020 (quinta vez que lo presenta), presentando el examen el 21 de febrero de 2020, obteniendo 102 aciertos. Para esta ocasión se solicitaban 104 aciertos para ingresar a la carrera de medicina en la UNAM. En esta ocasión se sintió muy decepcionado y a punto de decidir estudiar en el Sistema Abierto y a Distancia de la UNAM; no obstante, ninguna lo convenció.

Ante su depresión y decepción, sus amigos y otras personas lo apoyaron para seguir adelante. Sus amigos que conoció desde la primera escuela le decían que lo siguiera intentando que ya poco le faltaba. Algunas historias que le contaban las personas que atendía en el restaurante lo motivaron para seguir haciendo los exámenes. Una de esas historias era de una señora que a los 50 años se tituló y que le contó que le estaba yendo muy bien en el trabajo.

Alexis Fabre decide continuar con este esfuerzo y que no se debe de conformar sino seguir estudiando. Por una parte se siente tranquilo porque tiene trabajo. Sin embargo, hay algo que cambia sus planeas: la pandemia de COVID 19 que llega a México en marzo de 2020. Se cierra el restaurante donde está trabajando y rápidamente se le van a acabando sus ahorros. Como solución, vende diferentes productos para apoyar en los gastos en su casa, ya que a sus padres también les ha ido muy mal económicamente.

Sigue estudiando para poderse quedar en la carrera que él quiere durante los meses de marzo a septiembre de 2020. Señala que se privó de muchas cosas para poderse quedar en la carrera de medicina. Sin embargo, también descubrió que le gustaba otra carrera que se impartía en la Universidad Autónoma Metropolitana: Ingeniería Biomédica. En septiembre de 2020 presenta el examen a la UNAM y a la UAM (sería la sexta ocasión que presentaba el examen para ingresar a educación superior). En el examen para entrar a la carrera de medicina en la UNAM saca 110 aciertos, sólo le falta un acierto para quedarse, ya que en esta ocasión pedían como mínimo 111 aciertos. En el examen para la UAM le aparecía en los resultados que estaba seleccionado. La dicha de Alexis Fabre ha sido mucha porque logró su objetivo de entrar a una escuela de gran prestigio como es la Universidad Autónoma Metropolitana, con mucho esfuerzo, constancia y disciplina, para estudiar Ingeniería Biomédica.

Es importante resaltar que todo aquello que se ve negativo en escuelas públicas o por lo menos en el bachillerato público que cursó Alexis Jesús, fue lo que hizo en las escuelas privadas. Entre esas cosas fueron: 1) estudiar, 2) recordar, 3) memorizar contenidos, 4) ser disciplinado, 5) querer estudiar, 6) tener un objetivo personal, un sentido propio de por qué hacer esto, 7) trabajar y estudiar al mismo tiempo, 8) hacer exámenes, cuando ellos están mal vistos por lo menos en el bachillerato donde él estudio. En muchas escuelas preparatorias oficiales se les dice a los maestros que ellos no saben hacer exámenes, sólo “los especialistas” de instituciones como el CENEVAL.

Elías, profesor en el Colegio Nacional de Matemáticas (CONAMAT)

 

Elías Hernández es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras. Del 2018 al 2020 hace su tesis de licenciatura sin ningún tipo de apoyo económico familiar o algún tipo de beca expedido por el Estado u otra institución. Él es padre de una niña de 3 años y el sostén de ella y de su pareja. Esto ha implicado buscar diferentes empleos y trabajos a lo largo de los años. Hace la tesis al mismo tiempo que trabaja en diferentes actividades: como corrector de estilo, vendedor ambulante y profesor en el Colegio de Matemáticas (CONAMAT).

De las anteriores labores, cabe destacar su desempeño como docente en Conamat en el año 2018, tiempo en el que impartió cursos COMIPEMS, UNAM, UAM, Politécnico y de Bachillerato único. Durante tal lapso vivió en una situación laboral precaria: sin prestaciones ni contrato y con un pago de 60 pesos la hora, el cual se le otorgaba, como a todos los docentes de tal sitio, en efectivo con un desface. Sueldo, asimismo, que variaba según la cantidad de cursos, más no de alumnos. De este modo, se pagaba lo mismo un grupo con cinco personas que uno con cuarenta. Por lo anterior, trabajar en esa institución implicaba una situación de inestabilidad y zozobra. Tal falta de derechos laborales suele justificarse por la falta de título. Por ello, no estar titulado pone a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad muy preocupante.

Por otro lado, el pago de los cursos que cobra tal institución a los estudiantes es difícil de cubrir y no cualquier persona puede solventarlos. Por ello, como en el caso de Alexis, muchos recurren a alguna alternativa laboral para lograrlo. Es preciso mencionar que el precio de los cursos va de los 5 mil, 7 mil hasta los 10 mil pesos en cursos que duran 5 meses.

De acuerdo al testimonio de Elías, él debía calificar diariamente las actividades escolares de los estudiantes. Asimismo, debía revisar los exámenes que cada semana se aplicaban a los alumnos para medir sus avances, porque dichos exámenes eran calificados por el profesor y no por la institución. Esta labor se veía magnificada debido a la cantidad de grupos y de alumnos. Importante es resaltar que esta institución tiene por norma aplicar exámenes a los estudiantes y entregarles sus resultados. En consecuencia, cada profesor calificaba, por semana, un mínimo de 160 exámenes.

Existen guías de las cuales los estudiantes debían estudiar para tales exámenes, guías que seleccionaban la información pertinente para la futura prueba al que los alumnos se preparaban. Los estudiantes debían disciplinarse a estudiar, concentrarse y a aprenderse de memoria la información y el conocimiento para obtener mejores calificaciones en los exámenes que constantemente se realizan.

El estudio, la concentración, la memorización y los exámenes es parte de la didáctica fundamental que lleva a cabo el Colegio de Matemáticas, para que quien pague el curso tenga mayores posibilidades de quedarse en la institución donde desea estudiar una carrera universitaria. Frente a esto, hay que resaltar algunas cosas. Por un lado, en el sistema público se ha perdido la disciplina para estudiar. Muchos jóvenes no dedican el tiempo libre que tienen al estudio. Además, a lo largo de las décadas se ha ido reduciendo la carga de realizar tareas en casa. Por el contrario, hubo algunos discursos ideológicos que descalificaban la tarea. Ese es un debate pendiente que debemos seguir haciendo en el campo pedagógico sobre el papel de las tareas y el uso del tiempo libre, ubicando esta discusión en los diferentes contextos rurales y urbanos que existen en México.

Uno de los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día es el de revisar el papel cognitivo y psicológico de los estudiantes cuando, por medios virtuales, no logran concentrarse debido a la sobrecarga de estímulos, al tiempo en que “la nueva realidad” se basa en plataformas digitales.

Regresando a la didáctica del CONAMAT en relación a la concentración, ella está relacionada en el interés que tienen las y los estudiantes para pasar el examen de ingreso o en el peor de los casos en no querer entrar a trabajar.

La memorización juega un papel muy importante en la didáctica de este tipo de instituciones que se dedican a colocar jóvenes en el sistema público de educación superior de la Ciudad de México. En tales centros se llevan a cabo procesos de memorización de información y conocimiento de cada una de las materias, de acuerdo al testimonio y lo vivido por Elías. En este espacio no entraremos en la discusión sobre si es buena o mala la memorización, sino sólo a hacer presente que ciertas instituciones como ésta la utilizan y en el momento de hacer un examen que va a marcar y modificar su vida para siempre tiene repercusiones positivas. Esto debido a que en muchos casos quienes compran este tipo de cursos sí logran ingresar a la institución que querían.

Asimismo, hacer exámenes es importante, ya que como hemos narrado a lo largo del texto desde educación preescolar hasta bachillerato en el sistema público se ha atacado el hacer examen como lo peor, lo más tradicional, lo menos didáctico: “un buen maestro no hace exámenes”. Sin embargo, en este tipo de instituciones, tal es una de sus herramientas didácticas fundamentales, y además les funciona con el objetivo de que quienes asistan a sus cursos pasen los exámenes de selección nacional, ya sean estos a nivel bachillerato o licenciatura. Quizás tendremos que seguir estudiando el valor del examen con mayor cuidado y no descartarlo como una herramienta fundamental que arroja datos necesarios, así como los usos que se le pueden dar.

La cuestión a señalar aquí estriba en cómo este tipo de instituciones sí llevan a cabo determinados procesos, elementos y estructuras que pueden ser identificadas como “educación tradicional” y dan resultados favorables a quienes tienen la capacidad económica y el apoyo familiar. No obstante, tales instrumentos, en el sistema educativo público, han sido desprestigiados, como la memoria, el examen, la autoridad. Por ello, aunque los estudiantes “aprueben” con calificaciones de 9 o 10, como en el caso de Alexis con 9.8, siendo uno de los promedios más altos de su generación, tienen que ir a este tipo de lugares para obtener información, memorización, capital cultural y simbólico para lograr aprobar un examen que puede cambiar su vida. Quizás sea momento de analizar con más calma muchos procesos de enseñanza, de aprendizaje, de evaluación o todo aquello que se tildó como “educación tradicional”. Con esto no estoy diciendo que se haga una educación para esclavos, en contra de la libertad o en contra de la emancipación humana, sino que estudiemos con cuidado lo que está pasando en nuestras escuelas y que escuchemos a las maestras y maestros desde su experiencia y no desde aquel o aquella que quiere quedar bien con el director, la directora, la autoridad o el mismo Secretario de Educación.

A modo de continuación ante la reprobación

 

Plantear un análisis sobre la no reprobación no surge como consecuencia de creer que la reprobación es la solución de los problemas educativos. Si se llegara esa conclusión se haría lo mismo que se ha hecho en los últimos años, pero en el sentido contrario. Este análisis surge por la necesidad de pensar de forma compleja los procesos educativos, en los cuales siguen presente los procesos de aprobación y reprobación.

Y es que, para poder encontrar soluciones a los problemas educativos, lo esencial es identificarlos y no ocultarlos, que es lo que ocurre cuando por mandato institucional se aprueba a los estudiantes sin ver todos los factores, relaciones y procesos que están ocurriendo para que se dé esto y poder construir soluciones más viables y honestas. Parecería que no se pueden hacer cambios estructurales y que todo debe de seguir igual para que no se note que estamos metidos en graves problemas por la crisis educativa reforzada y acelerada por el COVID 19. Y esa crisis educativa no es sólo la que está relacionada con la formación de capital humano, sino con una crisis educativa que tiene que ver con los problemas de la mayoría de la población, y no sólo con problemas económicos y con ganancias de la grandes empresas nacionales e internacionales, donde la economía y los procesos laborales no pueden parar, y para ello es necesario consumir hasta el cansancio o hasta la muerte.

La crisis educativa que se va mostrando y está relacionada con lo que se aprende y con lo que no se aprende, con lo que se evalúa y con lo que no se evalúa, con lo que se aprueba y con lo que no se aprueba. Esto está unido con problemas más cercanos a la mayoría de la población, como son los diferentes tipos de violencias que hay en México, con el aumento de la pobreza y la desigualdad de la mayoría de la población durante esta pandemia de COVID 19, diferentes procesos de ignorancia, de indolencia y de irresponsabilidad con el otro, lo cual está incluido con el problema de volver a redefinir la noción de estudiante y maestro, ya que la noción de estudiante se parece cada día más a la noción de cliente o consumista. Es necesario volver a tomar muy enserio quiénes son los estudiantes, qué implica identificar a alguien como estudiante. Todo esto enmarcado en el campo de ubicar si realmente a la infancia y a la juventud mexicana se le está cumpliendo el derecho a la educación, si el cumplimiento al derecho a la educación se cumple exclusivamente con ser parte de una matrícula y recibir una beca o alguna concesión dada por el Estado, como es el otorgar una calificación aprobatoria aunque no sepa los conocimientos, actitudes y sentimientos necesarios para la vida o aunque no se sepa del él o ella ya que no se comunica con sus maestros por ningún medio.

La aprobación y la reprobación como un binomio de evaluación lo podemos ubicar como un sistema de administración, organización, ordenación de lo que los estudiantes pueden y no saber sobre determinado contenido curricular o escolar y de su realidad más cercana. Saber o no saber resolver problemas concretos en su realidad socio histórica, lo cual le va a permitir tener acceso a determinadas escuelas o instituciones de educación media superior y superior y también en el acceso a determinadas tipos de trabajo y de participación políticas en los diferentes espacios donde se encuentren las y los estudiantes. Por ende, la reprobación sería no saber contenidos curriculares y escolares, ni tampoco saber sobre su realidad, ya sea esta histórica, social, biológica o natural y por ende no se tiene la capacidad ni las actitudes, ni las aptitudes para resolver los problemas muy concretos de su realidad, como por ejemplo tomar las medidas preventivas para evitar el contagio de COVID 19.[3]

Tanto la aprobación y reprobación siguen estando presente en el sistema educativo nacional. En el caso de la reprobación quien la puede efectuar en la educación básica ya no son las maestras y los maestros, sino otras instituciones tanto públicas como privadas. Los momentos más claros de la reprobación los podemos ubicar en los exámenes de selección nacional para ingresar a educación media superior, en los exámenes de ingreso a educación superior que hacen diferentes instituciones, como las universidades públicas y los diferentes mecanismos de certificación que existen tanto en instituciones públicas y privadas, así como también en exámenes que evalúan el logro del aprendizaje de los estudiantes como PLANEA o ENLACE. Además, muchas veces para obtener conocimientos, creencias, saberes, capital cultural y simbólico muchas y muchos estudiantes que, por ejemplo, van a acceder a educación media superior o superior, pagan cursos privados para obtener esto, como se muestra en este texto con el testimonio de Alexis Fabre. Ello hace que lo que se transmite o lo que se necesita saber para poder resolver un examen de forma satisfactoria se tiene que comprar, se convierte el conocimiento en una mercancía epistémica. ¿Qué estudiantes pueden hacer esto y quiénes no?

Hablar de la reprobación o no reprobación se convierte en una necesidad para la sociedad mexicana si queremos cumplir el derecho a la educación para las niñas, los niños, las y los jóvenes, pero también para los adultos y los ancianos, ya que si no se cumple el derecho al conocimiento y al saber, el derecho a la educación para todas y todos, el derecho a la educación, se estará violando constantemente, ya que no sólo se debe de pensar a los derechos humanos en su dimensión individual, sino en su dimensión social y colectiva. Como se decía con el epígrafe al inicio de este texto: “aprobar no es aprender”. Aprender debe implicar desarrollar, construir, transmitir saberes, conocimientos y sentimientos que nos permitan resolver nuestros problemas. Uno de esos problemas es la proyección que hay sobre la pobreza y pobreza extrema que organismo como la CEPAL dan en consecuencia de la pandemia del COVID 19, se señala que posiblemente el 67% de la población de México esté o estará en pobreza.[4] Nos urge ir pensando de otras maneras y formas el problema de la aprobación-reprobación, ya que lo que está de fondo es poder resolver nuestros propios problemas, eso urge y es una gran necesidad si se quiere hacer frente a todas las “pandemias” que hay en México.

[1] Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación, Género y Derechos de la Humanidad. Agradezco a Miriam Isabel Arciniega y a Mauro Jarquín por la lectura y sugerencias al texto; a Jessica Nayelli Cruz Jiménez y a José Ángel Gil García por la información que me proporcionaron, así como a David Elías Hernández por las correcciones para este texto.

[2] Quien ha hecho avances muy interesantes en la compresión de este tipo de procesos ha sido Pablo Gentili, él habla del concepto de exclusión incluyente, señala al respecto: “los mecanismos de exclusión educativa se recrean y asumen nuevas fisonomías en el marco de dinámicas de inclusión o inserción institucional, que resultan o bien insuficientes, o bien inocuas para revertir el aislamiento, la marginación y la negación de derechos involucrados en todo esquema de segregación social, dentro y fuera de las instituciones educativas.” Pablo Gentili, “Marchas y contramarchas. El derecho a la educación y las dinámicas de exclusión incluyente en América Latina”, en: Pedagogía de la igualdad: ensayos contra la educación excluyente, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2011, p. 78.

[3] Cuando se habla del saber no sólo se contempla el terreno cognitivo o epistemológico, sino también se comprender como parte del saber a los pensamientos, sentimientos y emociones que se han transmitido o construido a través de diferentes procesos educativos o pedagógicos. Se sabe a partir del cuerpo y de los sentidos. De este modo, se piensa junto con Carlos Lenkersdorf que el cuerpo es la unidad unificadora de razón, sentimientos, emociones: unidad unificadora de los seres humanos. Carlos Lenkersdorf, Filosofar en clave tojolabal, México, Miguel Ángel Porrúa, 2005, p. 55.

[4] Información consultada en: https://expansion.mx/economia/2020/07/15/poblacion-mexico-sera-pobre-tras-crisis-alerta-cepal, el jueves 17 de diciembre de 2020, a las 13:05.

Fuente: https://www.educacionfutura.org/la-reprobacion-invisible-parte-iii/

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Libro (pdf). Cree en la Educación. Autora: Victoria Camps

PRÓLOGO
El propósito de estas páginas no es teñir de escepticismo o de nostalgia la
tarea educativa. Ya tenemos suficiente con las miserias que día a día nos
relatan los periódicos o la televisión. Todo lo contrario, lo que quisiera es
contribuir, aunque sólo sea con unas pocas ideas, al retorno de la esperanza en
la educación. Parto de la hipótesis de que no creemos en ella. Pensamos que
es inútil intentarlo, que no vale la pena invertir más esfuerzos ni palabras. Los
impedimentos y los obstáculos que se interponen a la voluntad de formar a las
personas son tantos que no es necesario perder más tiempo. Este sentimiento
de impotencia es el síntoma de una realidad, a mi parecer, incuestionable: la
escasez de discusiones y debates serios sobre las finalidades de la educación.
Nos lamentamos mucho, eso sí, de que la escuela no funciona bien, de que la
familia ha abdicado de su responsabilidad y de que el entorno mediático no
contribuye en absoluto a facilitar las cosas. Desde la política, se modifican
cada dos por tres las leyes de educación, pero nunca se enfrenta con decisión
y directamente la elevada tasa de fracaso escolar que tenemos. El discurso es
negativo, no constructivo, porque nadie se plantea en serio hacia dónde
queremos ir.

Descarga en este link: Creer En La Educacion – Camps Victoria

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La educación del castigo y el capital

El corazón de la sociedad flota en veneno y está cercado con alambre de púas, y responde al miedo programado de décadas de un sistema educativo que asocia educación con dinero.

“Llamar a la domesticación del animal ‘mejoramiento’ suena a nuestros oídos casi como una broma. Cualquiera que sepa lo que sucede en una casa de fieras dudará que en ellas la bestia ‘mejore’. Es debilitada, es hecha menos dañina, es convertida, mediante el efecto depresivo del miedo, mediante las heridas, mediante el hambre, en una bestia enfermiza”.

Friedrich Nietzsche

El miedo describe, y quizá resume, la base de modelos educativos que imperan en nuestra sociedad. El castigar que se desplaza sin freno por un carril de la vía, y el premiar dosificado, entregado en pequeñas gotas, moviéndose en sentido paralelo, son dualidades que se nos venden como algo opuesto, pero que en el fondo son solo el maquillaje que esconde el carácter inseparable de mecanismos de domesticación que al final ya no requieren del verdugo que infringe dolor para sostener el statu quo, para imponer una forma de pensamiento único que castra lo diverso, que encarcela almas.

Vivimos en una sociedad que reproduce el yugo, no solo bajo formas de arrodillamiento ante tiranías y clases dominantes, sino también en cotidianidades que reflejan la marca fundida con acero en la psique, en territorios mentales colonizados que requieren de la amenaza del escarmiento como mecanismo de control para obrar o dejar de hacerlo.

De este modo acciones que antes pensamos imperdonables, ahora se convierten en una regla espantosa, mediada por el dinero y el castigo. Y así terminamos respondiendo a compromisos solo por el hecho de que éstos puedan costarnos el dinero invertido en algún curso, o formación académica en cualquier nivel.

Procesos educativos descentralizados, alternativos, desligados del chantaje de la nota que infunde miedo a través del examen, son tomados por la sociedad como un acontecimiento desechable, que se toma y se abandona con la misma facilidad que se arrojan los desechos del día a la basura.

No son procesos asumidos como una posibilidad de libertad para explorar y recuperar nuestra autonomía en una búsqueda que, sin importar las dificultades, debe nutrir el espíritu porque produce placer al hacerlo, una búsqueda donde abandonamos excusas y otorgamos tiempo y corazón para resquebrajar el statu quo que sutilmente se tomó nuestras cabezas.

Pero el corazón de la sociedad flota en veneno y está cercado con alambre de púas, y responde al miedo programado de décadas de un sistema educativo que asocia educación con dinero, pues está dictaminado que se estudia para competir, para sobresalir pisoteando al otro, para destruir cualquier lazo de solidaridad y ayuda mutua, mientras se persigue el espejismo de acumular capital a toda costa.

Es una asociación que además se deriva del saqueo de las condiciones materiales de existencia que el modelo neoliberal, el capitalismo voraz e insaciable, ha robado a pueblos y naciones. La educación como sinónimo vergonzante de acumulación de dinero se vende como solución a los desesperanzados que, cada vez más sumergidos en la miseria provocada por las clases dominantes en el poder, buscan salidas materiales convirtiendo la educación en castración e irreflexión, y no en liberación y rebeldía para acabar con Estados y gobiernos tiránicos como el colombiano.

Nada más terrible para una sociedad que los modelos educativos reproduzcan, en todos los niveles de la vida cotidiana, adormecimiento y control social a partir del miedo y la falsa ilusión de acumular capital.

La conciencia crítica de cada época aún reposa, a pesar de todas sus falencias y contradicciones, en la educación, aunque esto se relegue, se oculte y pretenda ser marginalizado. Recordarlo implica trabajar para que la rebeldía deje de manifestarse como una excepción y pase a constituirse en misión de un modelo educativo para un pueblo que lo necesita. Y ello también recuerda que no existe nada más político que lo cotidiano, pues es desde este lugar afectivo donde se irrigan los actos que pueden descontaminar a una sociedad intoxicada por décadas de desesperanza, miedo y opresión.

*Fuente: Rebeliom

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Más del 60% de los venezolanos menores de 17 años que vive en Perú no va a la escuela

Un informe de Unesco reporta que solo el 1% de jóvenes migrantes tiene acceso a educación superior en el país sudamericano.

Un informe de la Unesco revela que más del 60% de venezolanos en edad escolar no está matriculado en Perú, el país con más solicitudes de refugio de venezolanos en el mundo, cuyo Gobierno impulsó una política migratoria que facilitó el ingreso en 2017 y 2018, pero que endureció el año pasado, al imponer una visa para personas de esa nacionalidad. Tomando como cifras de 2018, el estudio Derecho a la educación bajo presiónde la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de Unesco, muestra que de los venezolanos que han conseguido ingresar, el 68% manifestó como su mayor preocupación alimentación, mientras que el acceso a la educación aparece en décimo lugar.

Un 74% de los niños de la diáspora venezolana en el país andino no asiste a educación inicial, un 54% no va a primaria y un 60% no está matriculado en secundaria. Unesco señala que aunque en Lima antes de la pandemia había 339 colegios habilitados para recibir a migrantes, el Ministerio de Educación calcula que, en la capital, 37.400 venezolanos no están cubiertos por el sistema educativo.

Sin embargo, el acceso a la educación superior es mucho más complicado. Mariana termina la secundaria este mes en Lima y su madre, una migrante venezolana con empleo formal, le ha hecho notar que el dinero no alcanza para inscribirla en una academia preuniversitaria. La adolescente no sabe aún dónde buscar una opción gratis en los próximos meses para estudiar. Ella se encuentra entre el 99% de los migrantes venezolanos de 17 a 25 años que en Perú no tienen acceso a la educación superior, un problema que se ha agravado durante la pandemia.

Según la plataforma de coordinación de migrantes y refugiados de Venezuela, hasta agosto había en Perú más de un millón de venezolanos, y 394.195 peticiones de refugio de personas de esa nacionalidad. Una encuesta de OIM, Unicef y Unesco refiere que el 63% de los venezolanos consultados en un control migratorio de la frontera norte de Perú no fue admitido. Unesco indica que una parte de ellos intenta entrar de manera ilegal.

A mayo de 2020, cuando el desempleo empezó a aumentar debido al confinamiento y la pandemia del nuevo coronavirus, había 80.541 escolares venezolanos matriculados en Perú, el 88 % en colegios públicos y el 11 % en privados. El chef Rómulo Landaeta llegó a Lima con su esposa y dos hijos en 2017. “Antes de la pandemia trabajaba como mesero en un restaurante en Lima Norte, ganaba unos 340 dólares mensuales, sumando propinas; pero el establecimiento cerró. Tengo un hijo de 15 y una de cuatro años y tuve que retirar a mi hija de un colegio inicial privado”, comenta a EL PAÍS en una avenida, mientras vende tapabocas. Landaeta encontró como solución los contenidos del sistema Aprendo en casa y él mismo revisaba las tareas de su hija.

El informe de Unesco, basado en 69 documentos y las opiniones de funcionarios del ministerio de Educación de Perú, especialistas y representantes de la sociedad civil, abarca la realidad educativa desde enero de 2017 hasta febrero de 2020, antes del impacto de la pandemia en el sector.

Estrategia diferenciada

Unesco destaca la necesidad de ampliar a otras regiones del país el programa Lima aprende, que identificó escuelas que podían recibir a escolares venezolanos —evitando las que tuvieran infraestructura inadecuada— e invirtió en ellas casi cinco millones de dólares.

Angélica Zevallos, una de las funcionarias que puso en marcha Lima Aprende, indica que en el primer año —2019— abrieron 10.000 vacantes para educación inicial y primaria de escolares venezolanos, y en 2020 hubo 16.000 vacantes adicionales, incluyendo secundaria.

Zeballos explica que el financiamiento, además del pago a los profesores y auxiliares, incluyó el personal de limpieza y guardianía, y los gastos de luz, agua y material educativo. El presupuesto cubrió también el costo de diez equipos interdisciplinarios e itinerantes de convivencia escolar, cada uno integrado por dos psicólogos, un trabajador social y un docente, anota la especialista. Con ellos trabajaban para lograr escuelas interculturales e inclusivas.

Desde 2013, el Ministerio de Educación peruano registra denuncias de acoso escolar en la web Sí se ve, que clasifica agresiones psicológicas, físicas o sexuales, precisa en qué distrito ocurrieron, quién fue el agresor y el “motivo”. En las estadísticas hasta noviembre pasado, cientos de casos de agresión tuvieron como causa “el lugar de origen del escolar”; en 49 de ellos, la violencia, humillación o discriminación ocurre “por ser de otro país”, y en muchas ocasiones, el agresor es el personal del colegio.

Lima Aprende capacitó a docentes y directores de las 120 escuelas con mayor población extranjera de la capital en prácticas de autocuidado, resolución de conflictos y prevención de la violencia y discriminación, comentó Zevallos. “Para ello se consideró la información recogida en la plataforma Sí se ve sobre casos reportados de violencia escolar”, agrega.

La funcionaria informó a Unesco que el trabajo de los equipos itinerantes de convivencia escolar en las escuelas fue muy valorado por los directores y docentes, pero no pudieron continuar en 2020, debido a recortes presupuestarios originados por la pandemia.

Unesco consultó al ministerio de Educación, como complemento al reporte, sobre las variaciones en la matrícula por causa de la crisis sanitaria y económica. Aunque el año escolar empieza en Perú en marzo, en mayo el sistema educativo público reabrió la matrícula para los niños que tuvieron que abandonar las escuelas privadas por razones económicas. Recibió entonces 110.000 nuevos escolares en el sistema público, de los cuales más de 4.000 eran de niños, niñas y adolescentes extranjeros, destaca Zevallos.

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Perú. Minedu: Estado acogerá a todos los escolares que migren al sistema público

América del Sur/Perú/21-12-2020/Autor(a) y Fuente: www.andina.pe

En mayo de este año 110,000 alumnos dejaron la escuela privado para ingresar al sector público.

El ministro de Educación, Ricardo Cuenca, aseguró que su sector está capacitado para recibir a todos los estudiantes de educación básica de colegios privados que por diversas razones deseen trasladarse al sistema público para el ejercicio del año escolar 2021.

“El Estado está completamente comprometido y seguro en que vamos a poder atender a esta población, porque para empezar es una obligación del Estado proteger el derecho a la educación de los niños, niñas y adolescentes del país”, señaló en entrevista con Latina.

El titular del Ministerio de Educación (Minedu) comentó que al final de la próxima semana, cuando se cierre formalmente el año escolar 2020, se tendrá toda la información cargada al sistema a fin de determinar cómo se aplicarán los diversos escenarios proyectados para el nuevo año escolar.
“En mayo de este año hubo una migración de 110,000 estudiantes de la escuela privada a la pública. La próxima semana vamos a ver cuántos quedaron y a partir de allí determinar si este número que hemos podido manejar de forma remota podrá ser incorporada de forma presencial o semipresencial y ver cómo trabajamos con ellos”, anotó.
Agregó que se está terminando de afinar los mecanismos para acoger a toda la población educativa que dejará la educación privada el próximo año, cuya matrícula representa solo al 23% de población educativa nacional, ya que el porcentaje mayoritario se encuentra en el sistema público.
Dos semanas libres
Indicó que el año 2021 va a ser más parecido al año 2020 que al 2019 porque las condiciones sanitarias están modelando la sociedad y la vida de todos nosotros.
“La novedad es que tendremos para el sector público un régimen muy parecido al privado, en el que tendremos una semana de receso en el mes de mayo y una en el mes de octubre, para revisar lo que se ha hecho. Entre profesores y directores haremos los ajustes del caso para las evaluaciones trimestrales”.
Ante la demanda de parte de algunas familias de materiales educativos gratuitos, el ministro detalló que se está preparando un conjunto de materiales del programa Aprendo en Casa, que se pondrán a disposición de todos.
“Estamos levantando un conjunto de informaciones en este programa que ya no solo son programas de radio, televisión o de plataforma web, sino que incluirán unos repositorios de información para que todos estudiantes que sean de colegios públicos o privados puedan acceder de forma gratuita siempre”.
En dicha plataforma se podrán encontrar textos, cuadernos de trabajo y material didáctico para alumnos de los tres niveles educativos.
“Lo más importante es tener mucha tranquilidad y mucha calma. Lo principal es que ningún niño, niña y ningún joven ni docente, ni personal administrativo de la escuela pueda contagiarse ni contagiar a otros. Si las condiciones sanitarias obligan a que sigamos con la modalidad remota los primeros meses del próximo año, lo haremos así”, manifestó, para agregar que nadie se quedará sin estudiar.
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-minedu-estado-acogera-a-todos-los-escolares-migren-al-sistema-publico-826605.aspx
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