Perú/18 Junio 2016/Autor: Mariella Sausa/Fuente: Perú21
Derechos de la niñez. Aunque nueva encuesta revela que situación de niños y adolescentes trabajadores mejoró en el Perú, la zona andina sigue siendo la más afectada por esta problemática.
Hace unas semanas, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) halló a siete menores de edad trabajando en una de las ladrilleras más grandes de Loreto. Los menores realizaban actividades peligrosas y nocivas para su salud, pues además de cargar los pesados ladrillos, estaban expuestos a la contaminación y solo recibían una propina por su trabajo.
Según las cifras preliminares de la Encuesta Especializada de Trabajo Infantil –realizada el año pasado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en coordinación con el Ministerio de Trabajo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT)–, el empleo infantil se redujo de 26.4% a 21.8% entre 2012 y 2015. “Esto quiere decir que hay 323,000 niños y adolescentes menos trabajando en el Perú”, reveló el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Daniel Maurate.
El titular de Trabajo detalló que la mayor reducción de trabajo infantil se presentó entre niños y adolescentes de la zona rural (182,000), que viven en pobreza extrema (122,000). Además, resaltó que la cantidad de menores que trabajan más de cuatro horas diarias y no estudian también disminuyó en casi 178,000 personas.
Pese a lo alentador de las cifras, estas también revelan una cruda realidad: el trabajo infantil es más alto en las zonas rurales, donde casi el 50% de la población de entre 15 y 17 años trabaja, frente a un 12% en el área urbana. Y no solo eso. En estas zonas del país, el trabajo infantil también es más penoso, pues se puede ver a diario niños trabajando en ladrilleras, en minería artesanal, agricultura, manufactura, construcción, recolección de basura, actividades domésticas u otras actividades económicas que implican estar en la calle.
EL RESULTADO DEL OLVIDO
Philippe Vanhuynegem, director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para los Países Andinos, señaló que el trabajo infantil es más alto en la zona rural porque esta aún está muy rezagada, le faltan servicios sociales, educativos, de salud y más presencia del Estado.
“El 64% de los niños que trabajan en la zona rural son pobres o extremadamente pobres, y para revertir eso no hay una solución milagrosa; no son los programas sociales los que van a resolver el problema. Se necesita más acceso a la educación de calidad, para que el niño cuando sea adulto tenga más oportunidades de desarrollo y no repita el patrón de pobreza”, enfatizó.
Vanhuynegem indicó que, aunque en el Perú la situación del trabajo infantil ha mejorado desde 2012, “gracias a la toma de decisiones políticas y la implementación de estrategias contra el trabajo infantil”, aún es un desafío del Estado fortalecer su presencia en las zonas más alejadas, para así mejorar las oportunidades de los niños, pues el Perú continúa entre los países de la región con las tasas más altas de trabajo infantil.
EDAD MÍNIMA DE TRABAJO
De otro lado, Vanhuynegem sostuvo que una variable importante para mejorar en este tema es modificar el artículo 51 del Código de los Niños y Adolescentes (Ley N° 27337), para así elevar la edad mínima de acceso al empleo a 15 años y a 13 años en el caso de trabajo ligero. Actualmente, en el Perú la edad mínima para trabajar es de 14 años.
Sobre el tema, Carlos Villarroel, comisionado de la Defensoría del Pueblo, explicó que en los niños el trabajo está prohibido porque perjudica su educación y su desarrollo, y en el caso de los adolescentes el trabajo debe ser excepcional, solo bajo ciertos parámetros y debidamente fiscalizado. “En este contexto, lo ideal es que si el adolescente trabaja sea en una edad que ya haya culminado sus estudios secundarios, pero a los 14 años aún estudia y la actividad laboral puede afectarle”, sostuvo.
Efectivamente,según la Fundación Telefónica, del total de niños y adolescentes que trabajan el 79% comparte sus labores con la escuela, pero el porcentaje restante (21%) se dedica solo al trabajo y no estudia. “Los niños que trabajan se retrasan en promedio tres años escolares en comparación con los niños que no laboran, por eso es importante que tengan las condiciones para estudiar”, dijo Elizabeth Galdo, directora de la organización.
TRABAJO PENDIENTE
Villarroel dijo que, además, hace falta que las direcciones regionales de trabajo cumplan con el registro de adolescentes trabajadores. Según la normativa vigente, estas direcciones y los municipios provinciales deben registrar y autorizar el trabajo de los adolescentes, pero en una supervisión de la Defensoría del Pueblo, se observó que la mayoría no cumplía con la ley. “Hemos encontrado casos de municipios que han registrado como trabajadores a niños de hasta 7 años”, mencionó Villarroel.
Otro tema en el que hace falta trabajar, agregó, es actualizar las normas para el trabajo infantil, pues el Código de Niños y Adolescentes establece la edad mínima para trabajar en 14 años, pero en los casos de actividades agrícolas no industriales es 15 años; para labores comerciales industriales o mineras, 16, y para la pesca industrial 17. Empero, el listado de trabajos peligrosos prohíbe todas estas formas de trabajo.
“Esto genera una situación ambigua, pues algunas personas podrían intentar formalizar el trabajo de un adolescente en minería, por ejemplo, diciendo que el código lo permite”, advirtió.
Empero, Claudio Bonatto, coordinador de proyectos de explotación sexual de Save the Children, señaló que no todo trabajo infantil es peligroso ni debe ser erradicado. “El trabajo infantil que no afecta los derechos del niño se puede considerar positivo”, aseveró.
TENGA EN CUENTA
- Por el Día Mundial de la Lucha contra el Trabajo Infantil, que se celebró el último domingo, la OIT hizo un llamado a los gobiernos a evitar el trabajo infantil en todas las cadenas de suministro, ya sea en agricultura, minería, manufactura, servicios o construcción.
- “El trabajo infantil no tiene cabida en mercados que funcionan bien y están bien regulados. Se deben elaborar nuevas normas que permitan mejorar la fiscalización de estas nuevas formas de producción, que ya son una realidad cotidiana”, indicó Philippe Vanhuynegem, de la OIT.
RESCATARON A 170 NIÑOS
A través de 53 operativos de fiscalización en materia de trabajo infantil, Sunafil ha rescatado, desde hace cinco años, a 170 niños que trabajaban en condiciones precarias en Tumbes, Loreto, Lima, Amazonas y La Libertad. Además, ha realizado 1,812 acciones de fiscalización.
El superintendente de Sunafil, Carlos Benites, señaló que durante las inspecciones se encontró a niños en las peores formas de trabajo infantil, por ejemplo, realizando labores agrícolas, como el trasplante de arroz, teniendo contacto con insecticidas que afectan su salud; o trabajando en ladrilleras, lavaderos de autos, madereras, restaurantes y en comercio e industria.
Los niños rescatados tenían entre 12 y 17 años y ninguno tenía autorización para trabajar. Las sanciones por incumplir las normas de trabajo infantil para microempresas, pequeñas empresas y grandes empresas, ascienden a S/197,000, S/395,000 y S/290,000, respectivamente.
“El trabajo infantil no solo es responsabilidad de los empleadores, también es de los padres. Suele haber mucha tolerancia social y eso hace que los niños se expongan a situaciones que pueden afectar su salud y seguridad”, enfatizó Benites.
Fuente: http://peru21.pe/actualidad/trabajo-infantil-mas-alto-y-mas-penoso-zonas-rurales-2249712