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Casadas a la fuerza

Por: Flore Olive

Tienen edad de jugar a las muñecas, pero se encuentran prisioneras en un matrimonio que pisotea su infancia, su dignidad y su libertad. En el Día Internacional de la Niña no podemos dejar de recordar a las víctimas de este infierno cotidiano.

Tienen la mirada huidiza, triste, vacía o empañada de lágrimas… Cuando posan junto a esos esposos que no han elegido, nunca sonríen. Tehani, se escondía en cuanto Majed, su marido, se acercaba. No para jugar, sino para… escaparse de los ataques de ese hombre de 25 años, cuando ella solo tenía seis. «Mientras hacíamos el amor, yo lloraba y le suplicaba que parara, pero él no me escuchaba -contaba-. Me ponía las manos sobre la boca. Y yo no hacía más que llorar». Tehani es yemení, originaria de la región montañosa de Hajjah.

En su país, casi la mitad de las mujeres se han casado cuando apenas eran unas niñas. La fotógrafa norteamericana Stephanie Sinclair decidió dedicarse a defender su causa desde aquel día de 2003 en el que, en Afganistán, descubrió, en un servicio hospitalario dedicado a las quemaduras graves, los cuerpos destruidos de mujeres que se habían inmolado quemándose. Todas habían tratado de escapar a una unión forzada que había convertido su vida en un calvario. Entre ellas, había una niña.

Un infierno en vida

La palabra matrimonio, definida como la unión de dos adultos que consienten, no tiene sentido en los países en los que viven estas muchachas. Aunque Sinclair haya cubierto numerosos conflictos, la imagen de estas muertas en vida le vuelve a la cabeza como una obsesión. «Nunca me habría implicado tanto, si no me hubiera visto enfrentada de golpe a esta cuestión de una manera tan violenta». ¿Cómo tiene que ser la vida cotidiana de estas niñas para que algunas elijan terminar con su vida de la peor manera posible? Intentando dar respuesta a esta pregunta, la fotógrafa descubre ramificaciones personales, sociales, médicas y políticas de este problema.

Algunas menores son entregadas por sus padres para reparar una afrenta o cubrir una deuda, son vendidas, sacrificadas para asegurar la supervivencia del resto de la familia. La madre de Ghulam casó a su hija de 11 años con Faiz, de 40, para poder alimentar a sus otros hijos. Convertidas en moneda de cambio, condenadas a sufrir tanto en los campos como en la casa, convertidas en objetos sexuales, en estas sociedades rurales, conservadoras, pobres y religiosas, las niñas solo tienen valor patrimonial, comercial, laboral o reproductor.

Especialmente en Afganistán, donde las cuestiones importantes, pero también el placer, solo lo comparten los hombres. «Es allí donde vi los casos más dramáticos, niñas muy pequeñas casadas con hombres muy mayores, en un país donde la violencia contra las mujeres es extrema», explica Stephanie antes de citar la historia de esos tres hombres que, para impedir su huida, le cortaron la nariz y las orejas a su hermana. Todo por la vergüenza. Otra vez.

La fotógrafa no cree, sin embargo, que «los padres casen a sus hijas para hacerles daño». Ocurre, a veces, que las madres son especialmente duras con las niñas para hacerlas más fuertes. Saben lo que tendrán que soportar, pero son muy pocas las que se oponen o las que luchan para que sigan estudiando. Como muchas víctimas, estas mujeres reproducen lo que ellas mismas han vivido.Como esa madre india que sacó del colegio a su hija de siete años, recién casada pero todavía demasiado pequeña para vivir con su marido, apenas más mayor».

«Cuando los esposos son demasiado jóvenes para consumar el matrimonio, se celebran dos ceremonias con algunos años de diferencia: una para sellar la unión y la otra, para hacerla efectiva. La niña podría haber continuado yendo a clase, pero su madre decidió que no. «¿Para qué alimentar a la vaca de otra persona?», me dijo. Solo veía a su hija como un animal -explica Stephanie- y de sí misma pensaba de la misma forma. No tenía ninguna conciencia de su valor y, sin educación, eso no puede cambiar».

Tratadas como cosas, las niñas crecen convencidas de que han nacido para sufrir. A veces se las casa por una «causa», como a las desgraciadas de Chibok o de otros pueblos y ciudades de Nigeria devastadas por la secta yihadista de Boko Haram. Tras ser raptadas, son casadas con los combatientes con el único cometido de dar a luz a los futuros soldados de la yihad.

«En tu país, a los 12 años, comienza la vida física. En el nuestro, acaba». Stephanie no ha olvidado las palabras de una niña yemení. En muchos países de África, de Asia y de la península arábiga, la ablación es todavía una condición muy frecuente para el matrimonio. Cada año, según Unicef, tres millones de niñas, la mayoría menores de 15 años, padecen una ablación parcial o total de sus genitales y del clítoris. Una práctica que, se cree, reduce la líbido y garantiza la virginidad prenupcial. En más de 30 países, al menos 200 millones de niñas y de mujeres han sido ya víctimas de estas mutilaciones, practicadas sin anestesia ni ninguna precaución higiénica. En Indonesia, por ejemplo, afecta a la mitad de las niñas de 12 años. Y son heridas físicas y mentales que no cicatrizan jamás.

Una vez casadas, sus cuerpos dejan de pertenecerles. Stephanie recuerda a ese policía de Sierra Leona y a su esposa a punto de dar a luz, fotografiados hace un año. Cuando la mujer estaba sola, hablaba abiertamente, pero delante de su marido se callaba. Cuando la fotógrafa le preguntó cuantos niños le gustaría tener, el hombre dijo tajante: «No es ella la que tiene que decidirlo, no tiene por qué opinar sobre eso«.

A menudo, estas chicas son demasiado jóvenes para llevar a adelante un embarazo, apenas púberes, más vulnerables a las infecciones de transmisión sexual. Muchas no se recuperan de las secuelas del embarazo o del parto, que puede provocarles fístulas, que ocasionan una grave forma de incontinencia. «Una vez que padecen este tipo de daños físicos, su vida está acabada», explica Stephanie.

Tradición frente a la prohibición

Países como la India, Nepal o Bangladesh -donde el 29% de las niñas están casadas antes de cumplir los cinco años- han tomado medidas legales para prohibir estos matrimonios precoces. Pero la pobreza, la tradición, la presión social y la corrupción son más grandes que el temor a las autoridades. «Estas cosas ocurren incluso en el seno de las fuerzas de policía -cuenta la fotógrafa y activista-. He podido constatarlo en muchos sitios». En detrimento de la legalidad, la costumbre sigue aplicándose. Y las niñas son a menudo arrancadas de sus familias en mitad del sueño para casarlas en plena noche, en ceremonias celebradas a escondidas.

¿Y en Occidente?

Los países occidentales tampoco son ajenos a esta situación. En Europa del este, el 11% de las chicas están casadas antes de los 18 años. Según el Pew Research Center, en los Estados Unidos, 57.800 jóvenes de entre 15 a 17 años se casaron en 2014. Estos matrimonios se benefician de un vacío legal que muchos estados se han comprometido a llenar: ninguna ley fija la edad legal del matrimonio a nivel federal y, en más de 30 estados de Estados Unidos, las adolescentes pueden casarse si tienen la autorización de sus padres o el consentimiento de un juez.

Stephanie Sinclair decidió investigar el caso de los mormones, «una comunidad típicamente americana, polígama, en la que los abusos y el matrimonio de niñas están justificados por razones puramente religiosas y donde ellas se quedan embarazadas muy jóvenes«. El 3 de abril de 2008, las autoridades americanas llevaron a cabo un asalto en un rancho de la secta de Jesucristo de los Santos de Los Últimos Días, una iglesia fundamentalista mormona de Texas. Más de 400 niñas y jóvenes casadas, destinadas a los dignatarios polígamos del grupo, fueron liberadas. Es uno de los casos más graves de maltrato de la historia norteamericana. «Pero la diferencia con otros países es que allí se aplican las leyes y todas esas personas fueron a la cárcel». La educación de las niñas, pero también la de los niños, es el único remedio para acabar con esta situación, insiste la fotógrafa tras haber conocido de primera mano tantos casos.

Niruta fue obligada a casarse en Nepal con 12 años. Su esposo, de 16, y sus hermanos necesitaban a una mujer en la casa. Tras la muerte del padre, el marido de Niruta, que no fue nunca al colegio, no pudo defender su herencia, frente a un hermano con más educación. ¿El resultado? «Ellos también tendrán que casar a su hija para salir adelante«, dice Sinclair.

Tan rara como preciosa, una especie de ternura acaba naciendo a veces entre los esposos. Algunas mujeres se enamoran de un hombre que las respeta y las considera. «Es cuestión de suerte», dice Stéphanie, que cita el ejemplo de Destaye, casada a los 11 años con el joven sacerdote Addisu. A pesar de las burlas de la gente de su pueblo, él aceptó que continuara estudiando. Lamentablemente, la presión social acabó siendo más fuerte: Destaye terminó abandonando el colegio y ha sido madre a los 13 años.

Fuente: http://www.mujerhoy.com/vivir/protagonistas/201710/08/casadas-fuerza-20171006091753.html

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El Tribunal Supremo de India sentencia que el sexo con una menor dentro del matrimonio es violación

India/16 octubre 2017/Fuente: El Mundo

Una cláusula del código penal permitía a los maridos tener relaciones sexuales con sus esposas si ellas tenían al menos 15 años

Aunque la ley los prohíbe, India es uno de los países con más casamientos de menores del mundo

El Tribunal Supremo de la India ha sentenciado que el sexo entre un hombre y su esposa menor de edad es delito de violación. Hasta ahora, una contradicción jurídica lo permitía. Los jueces, sobre el papel, dan un paso importante que afecta a millones de mujeres, si bien los efectos reales, sobre el terreno, pueden verse retrasados por las persistentes trabas sociales que todavía existen en la sociedad india.

Las leyes indias establecen que el sexo con una menor de 18 años es delito, pero una cláusula del código penal permitía a los maridos tener relaciones sexuales con sus esposas si ellas tienen al menos 15 años. Es decir, era la condición de casada la que excluía a las mujeres de poder denunciar esas agresiones sexuales. Este miércoles el tribunal ha dictado que esa excepción es «discriminatoria» y «arbitraria» y que «viola la integridad física» de la menor.

Ese apartado, además, chocaba frontalmente con la edad legal para el matrimonio (18 para ellas, 21 para ellos). Fue la organización Pensamiento Independiente la que llevó ante la Justicia estas contradicciones. Sus miembros consideran que la sentencia corrige un «error histórico contra las niñas». Ahora, las menores podrán denunciar a sus maridos de violación en el periodo de un año desde la agresión sexual.

El paso dado por el Supremo ha puesto sobre la mesa dos temas muy arraigados en India. El primero: los matrimonios infantiles. Aunque la ley los prohíbe, India es uno de los países con más casamientos de menores del mundoUNICEF señaló en 2016 que en el país asiático el 18% de las niñas están casadas a los 15 años y el 47% a los 18. Esos datos se disparan a más del 60% en algunos estados como Bihar o Rajastán.

Un informe de la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño afirmaba que, aunque los matrimonios infantiles están en descenso desde principios de siglo en las zonas rurales, en las ciudades está creciendo. La falta de educación, la pobreza, una cultura patriarcal y unos profundos valores conservadores actúan como factores determinantes en estas prácticas.

Además, las mujeres indias son vistas como una carga económica desde su nacimiento, por lo que los padres tratan de arreglar matrimonios lo antes posible para desprenderse de esa responsabilidad, que pasa al marido y su familia. «Controlar la sexualidad de las niñas y las mujeres también es un factor influyente en la práctica del matrimonio infantil. La presión de los matrimonios tempranos tiene como objetivo minimizar el deshonor asociado a la conducta sexual inapropiada de la mujer, lo que a menudo conduce a matrimonios arreglados durante la pubertad», denuncian desde la asociación Girls Not Bribes.

La institución del matrimonio

El gobierno se mostraba favorable a mantener la cláusula que permitía el sexo con esposas menores porque considera que así se protege la institución del matrimonio, un pilar fundamental en la sociedad india. Los jueces del Supremo, que rechazaron esa tesis, aprovecharon la ocasión para expresar su preocupación sobre los casamientos de menores y pidieron al gobierno nacional y a las autoridades estatales que tomen medidas para erradicar esta ilegalidad tan extendida en el país.

Lo que no hicieron los magistrados es abordar un segundo asunto tan presente y extendido como el primero: la violación dentro del matrimonio entre dos adultos, una práctica que a día de hoy no es delito. El gobierno indio sostiene que el concepto de violación marital que se tiene en muchas partes del mundo «no se puede aplicar al contexto indio». Con «contexto indio» hay que entender una sociedad que cree que el deber de la esposa es mantener sexo con su marido, además de ser fértil. Es decir, impera la percepción de la mujer como alguien que debe cumplir el papel de esposa y madre.

Lo que ocurre ahora es que, con la sentencia del Tribunal Supremo, una mujer casada podrá denunciar que está siendo violada por su marido hasta que cumpla los 18 años. A partir de esa edad, la ley no lo considerará violación.

Además, existe un escollo social al que se enfrentan las mujeres que sufren violencia sexual, empujadas a guardar silencio sobre todo lo que ocurra en el hogar. Si el miedo a denunciar a sus maridos es algo profundamente extendido (por el temor a las represalias, por la presión social y familiar que reciben cuando lo hacen, por el deshonor que les hacen sentir), no es difícil imaginar cómo será la situación cuando se trata de una menor casada con un adulto.

Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2017/10/11/59de38f6468aebc26b8b46a2.html

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¡Cómo nos cuesta entender!…

Por: Carolina Vásquez Araya

Nos cuesta entender la importancia de proteger a la niñez, pero le damos alas -¡y fuertes!- a las campañas contra toda forma de educación en sexualidad y no digamos a los discursos moralistas contra cualquier intento de legalización del aborto. Y ahí están los resultados: una inmensa población infantil abandonada a su suerte desde antes de nacer, desnutrida y privada de servicios básicos, alejada de las oportunidades de educación y ¡ni qué decir! de sus posibilidades de ser felices.

Pero nos enfrascamos en la política como si ahí, en esos antros privilegiados, hubiera alguna respuesta a las demandas de este gran sector sujeto a las decisiones de los demás. Porque ser niña o niño en países como los nuestros no es para tomárselo a broma. Sin educación, sin derecho a nada y sin acceso a decisión alguna sobre su vida, esos millones de menores marginados podrían incluso morir sin haber ingresado a los registros civiles y, por tanto, sin siquiera figurar en las estadísticas. Es decir, nunca existieron.

Sin embargo ahí están, recordándonos –desde la parada del semáforo o en cualquier esquina apestosa- que nos hemos desviado a tal punto de los objetivos de desarrollo que incluso su visión nos resulta molesta. Volteamos la cara para no verlos, cerramos la ventanilla para no escucharlos y en cuanto es posible nos alejamos espantándolos del pensamiento. No hay sentimiento alguno más que la repugnancia contra la pobreza, porque “es culpa de los padres”, decimos con ese desprecio atávico del pudiente contra quien sobrevive en la miseria.

La niñez, entendámoslo de una buena vez, es responsabilidad de todos. No descarguemos nuestra ira en el niño sicario, descarguémosla contra quienes no hemos tenido los arrestos para cambiar la situación de ese infante desprotegido, abandonado y orientado hacia un destino tan cruel. Comprendamos en toda su dimensión las consecuencias de una indiferencia ciudadana capaz de olvidar que no hace mucho murieron quemadas vivas 40 niñas en una institución estatal creada para protegerlas. Los comentarios alevosos rodeando el atroz hecho abundaron tanto como los solidarios y eso jamás debió ocurrir; porque no importa cuál era el motivo de su institucionalización, el solo hecho de esa marginación revela un vacío a llenar, una obligación incumplida, una deficiencia fatal en nuestra escala de prioridades.

Entendamos bien el concepto universal de los Derechos del Niño y la Niña y repasemos esos principios tratando de extrapolarlos con la realidad actual de la niñez que nos rodea: los niños y niñas son seres humanos sujetos de derechos y deben ser capaces de desarrollarse física, mental, social, moral y espiritualmente con libertad y dignidad. Ahora intentemos, con la mente lúcida y libre de prejuicios, evaluar la dimensión de nuestros fallos como sociedad. La profunda grieta entre quienes tienen todo y quienes nada poseen y el sistema que ha hecho eso posible. Ahora analicemos cuánta población infantil hemos sacrificado en aras de los privilegios.

No existe comunidad humana capaz de presumir de desarrollo si más de la mitad de su población infantil es condenada a la ingrata suerte de vivir en condiciones de hambre y abandono como sucede en Guatemala. No podemos, por lo tanto, permitirnos el lujo de mirar hacia otro lado cuando niñas y niños son víctimas de trata, de incesto, de violación, de asesinato o ingresan a las pandillas porque éstas son su último recurso de supervivencia. No tenemos derecho a condenarlos si jamás protestamos por ellos a quienes tienen la llave de la política en sus manos. Entendamos, por fin, que en ellos reside el futuro de la nación.

No seamos ciegos y sordos a las demandas del sector más necesitado de protección: la niñez.

Fuente: https://iberoamericasocial.com/nos-cuesta-entender/

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Grupo rebelde filipino detiene reclutamiento de niños, según ONU

09 octubre 2017/Fuente: Prensa Latina

La Organización de Naciones Unidas eliminó al Frente Moro de Liberación Islámica (MILF, silgas en inglés) de la lista de grupos armados que reclutan niños, trascendió hoy.
La retirada de ese listado marca un paso hacia la realización de los derechos de los menores en Filipinas, aseguró el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En tanto, el Secretario General de la ONU, António Guterres, en un comunicado difundido por la oficina radicada en Manila, informó de la finalización de un Plan de Acción ONU-MILF, que comenzó en febrero de este año, y resultó en la retirada de mil 869 niños de las filas del Frente.

El reciente informe de 2016 mostró que la intervención de la ONU llevó a la exclusión de la lista de dos partidos en la República Democrática del Congo y de Filipinas.

Unicef quiere poner fin al reclutamiento y el uso de niños por grupos armados, a través de un trabajo conjunto con los gobiernos que incluya facilitar derechos a salud, educación y protección.

‘El compromiso del MILF de proteger y promover los derechos de los niños en sus comunidades continúa hoy en día, incluso, cuando son retirados del informe de la ONU’, señaló una declaración de Lotta Sylwander, representante de Unicef en Filipinas, citada por GMA News.

‘El fomento de una paz duradera para los infantes supone una vigilancia continua por parte de todos los interesados, incluidos el gobierno, la sociedad civil, los ancianos, los padres y los propios niños, para asegurarse de que no están involucrados o utilizados en los conflictos armados’, añadió Sylwander.

De momento, solo faltan el grupo terrorista Abu Sayyaf, los Combatientes islámicos por la libertad de Bangsamoro y el Nuevo Ejército Popular por poner en marcha medidas concretas para mejorar la protección de los niños, de acuerdo con informes divulgados al respecto.

La Unicef también reveló que la crisis de Marawi, que ha durado más de cuatro meses, causó que 359 mil personas huyan de sus hogares, 205 mil de ellos niños.

El MILF, un grupo rebelde con base en el sur de Filipinas, firmó un acuerdo de paz con el Gobierno en marzo de 2014, pero aún no lo ha implementado completamente.

Fuente noticia: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=122208&SEO=grupo-rebelde-filipino-detiene-reclutamiento-de-ninos-segun-onu

Fuente imagen: https://www.elcambur.com.ve/sitio/wp-content/uploads/ONUONU.jp

 

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Israel: Nuevos controles para evitar la pedofilia en las escuelas

Israel/25 septiembre 2017/Fuente: Aurora

Luego que un maestro suplente fue imputado por múltiples cargos de agresión sexual a alumnos de una escuela, el Ministerio de Educación lanza una nueva campaña de chequeos de los antecedentes de los maestros temporarios, emite nuevas instrucciones sobre los requisitos de empleo, en un esfuerzo de eliminar a los potenciales pedófilos.

El Ministerio de Educación ha comenzado a llevar a cabo rigurosos controles en los antecedentes penales de todos los maestros y miembros del personal antes de la reanudación del período escolar, tras los temores generalizados en todo el país de que los escolares puedan estar expuestos a delincuentes sexuales cuya historia nunca han sido sujetas a un escrutinio adecuado.

El momento de los controles causó gran consternación entre los padres, dado que el impulso para su implementación se produjo después de que un maestro pedófilo, Shaul Shamai de 48 años de Rishon Lezion, fue acusado en junio por múltiples cargos de actos indecentes contra un menor.

Shamai trabajaba como maestro sustituto en una escuela primaria en el norte de Tel Aviv desde octubre de 2016 hasta junio de 2017, fue acusado de acosar sexualmente a cuatro estudiantes de segundo grado y a una niña de 13 años a la que le brindaba clases privadas. También fue acusado en la Corte de Magistrados de la ciudad de trabajar en una institución a pesar de haber sido condenado por un delito sexual. Shamai fue arrestado después de que uno de los estudiantes le dijo a su madre que la había lastimado y la madre se quejó al director.

Desde que el Ministerio de Educación empezó a examinar los antecedentes de los trabajadores de la escuela, nueve delincuentes sexuales fueron empleados durante el último año como maestros sustitutos en escuelas primarias en todo Israel mientras que 31 maestros fueron excluidos del trabajo debido a sospechas encontradas en sus antecedentes criminales.

Fuente: http://aurora-israel.co.il/nuevos-controles-para-evitar-la-pedofilia-en-las-escuelas/

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Cuba entre los 15 países que favorecen el buen desarrollo cerebral de los niños

Cuba/25 septiembre 2017/Fuente: Cuba Debate

Cuba es uno de los 15 países del mundo reconocidos por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) por la aplicación de las tres políticas básicas que garantizan un buen desarrollo cerebral de los niños, según un reporte publicado hoy.

El informe ‘Los primeros momentos son importantes para cada niño’ refleja que la isla es de las pocas naciones que combina el patrón de dos años de educación preprimaria gratis, licencia pagada para lactancia materna durante los primeros seis meses de vida y seis meses de permiso de maternidad remunerado, así como cuatro semanas de permiso de paternidad.

Todo esto ayuda a sentar una base clave para el óptimo desarrollo de la primera infancia, precisó la agencia a propósito del reporte, el cual se divulga cuando jefes de Estado o de Gobierno y altos funcionarios de los 193 países miembros de la ONU debaten en la Asamblea General sobre el bienestar humano inclusivo.

La lista selecta de Unicef la integran además de Cuba, Belarús, Bulgaria, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Luxemburgo, Portugal, Rumanía, Rusia, San Marino, Suecia, Turkmenistán y Ucrania.

El Fondo lamentó que en contraste con este escenario propicio para el desarrollo cerebral de los pequeños, 32 países, donde habitan uno de cada ocho niños del planeta (85 millones), no tienen en aplicación ninguna de las tres políticas básicas.

En esta relación se incluyen potencias económicas como Australia y Estados Unidos.

Según el reporte, con esos programas los padres están en condiciones favorables para proveer a sus hijos una mejor nutrición, juegos y aprendizaje temprano en una etapa crucial, en la que el cerebro crece a un ritmo que jamás se repetirá.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/09/22/cuba-entre-los-15-paises-que-favorecen-el-buen-desarrollo-cerebral-de-los-ninos/#.Wcj5QfPyivE

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Save the Children pide formación para los docentes para prevenir abusos sexuales

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Solo el 15% de los colegios que tuvieron conocimiento de abusos sexuales informaron de ello. La superficie de un sistema de protección con falta de formación y herramientas que tiende a no creer a los menores.

Alrededor del 20% de los menores de edad sufren algún tipo de abuso sexual por parte de una persona de su entorno cercano: un familiar, un docente o alguien de un club deportivo, por ejemplo. En los últimos años hemos tenido algunos casos que han provocado un auténtico escándalo en la sociedad.

A pesar de esto, un informe de Save the Children, constata que la mayor parte de los casos que llegan a juicio quedan sobreseídos. El 70%. Un hecho que pone cifras a una realidad que, a pesar de todo, mucha gente prefiere no mirar.

En el informe, Ojos que no quieren ver, la ONG repasa 203 sentencias de todo el país en relación a casos de abuso sexuales, además de hablar con medio centenar de expertos, así como algunas víctimas de abusos.

El diagnóstico es sencillo: el sistema de protección de los menores no funciona. Y no lo hace en prácticamente ningún punto, desde la prevención hasta los procesos judiciales, pasando por la detección y la protección de niñas, niños y adolescentes.

Según nos cuenta Ana Sastre es directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save the Children, habría que empezar con la prevención. “Es fundamental”, hasta el punto, asegura la experta, de que “en países donde se han puesto en práctica formas de prevención, los abusos sexuales se han reducido a la mitad”. “Si no prevenimos, nos hacemos casi aliados de los abusos”, asevera.

Para la organización, es necesario incluir en el currículo escolar contenidos relacionados con educación sexual ya desde la etapa de infantil. “Prevenir pasa por explicitar qué es una situación de abuso o qué es una relación sexual correcta, siempre adaptado a la edad de los niños y las niñas”.

La idea es que, sin adelantar contenidos innecesarios, sí puedan incluirse ciertas nociones en materias relacionadas con la educación para la salud, con una buena alimentación, con cómo cuidar el propio cuerpo.

Y esto, además, porque la información sobre sexo los menores la recibirán igualmente, por vías que los adultos no solemos controlar de ninguna manera; desde la pornografía a los amigos o amigas. Por eso es importante sistematizar dicha información y que la ofrezcan personas formadas.

Qué hacer cuando la víctima habla

“Pedimos que ante la mínima revelación, se actúe”. Se lo piden, en muchos casos a los docentes. Los colegios e institutos han de tener un protocolos en casos de abusos que han de ser cuidadosos, sobre todo, con los menores.

Uno de los datos más impactantes del informe asegura que solo en el 15% de los casos en los que el colegio tuvo conocimiento de algún caso se actuó. Para Sastre, en parte, es porque normalmente en estos casos, en los protocolos, “se menciona que ha de haber indicios; esto paraliza a mucha gente” a la hora de actuar, porque prefiere pensar que el menor se lo ha inventado o porque poner en duda a una persona adulta del entorno del niño, que además es cariñoso, es complicado. El problema, sostienen desde Save the Children, es que en un 93% de los casos en los que una o un menor se atreve a hablar es verdad, no inventa.

“La revelación de un niño ha de tenerse en cuenta”, aclara Sastre. La experta asegura que “no podemos pensar que esto lo podemos solucionar nosotros dentro del colegio”, hace falta que también actúen otros perfiles de expertos, además de la formación y las herramientas necesarias para el personal docente. No hay que olvidar, explica, que el profesorado pasa casi 8 horas con los menores, están muy cerca de ellos, y pueden ser pieza clave en los casos, por ejemplo, en los que el abuso se produce en el ámbito familiar. “Imagínate la dificultad de ese niño para salir de ahí”.

“Que un profesor sea capaz de detectar de la forma más temprana posible una situación de posible abuso, y que tenga las herramientas para actuar garantizará que los niños dejen de sufrir abusos”, relata la Sastre, quien, además, explica que las situaciones de abuso se pueden prolongar de media 4 años. “El niño tardará mucho hasta que es capaz de contarlo”, dice, por este motivo se requiere una buena formación docente.

Para la experta, los docentes tienen un papel fundamental, pero no son los únicos responsables. En cualquier caso, asegura “forman parte del sistema de protección de los niños. Eso hay que asumirlo”.

Y también para tener en cuenta el papel que cada cual tiene en el proceso, porque si no se produce una situación de “presunción de no veracidad sobre lo que nos cuenta un niño y tomamos decisiones que pueden estar entorpeciendo todo el proceso”, comenta Sastre.

De esta forma, cuando el menor informa o hay indicios, los docentes deben informar y activar el protocolo para que quienes tienen más conocimiento valoren la situación. En este momento, con una buena coordinación con servicio sociales, con los cuerpos de seguridad e incluso con la Fiscalía, es interesante para que el procedimiento sea lo menos agresivo posible para el menor, que se establezca lo que se denomina la prueba preconstituida.

Lo idóneo es que un psicólogo forense pueda entrevistar al menor, teniendo en cuenta las preguntas de todas las partes implicadas en el proceso. Dicha entrevista se graba en vídeo para que la víctima no tenga que contar su experiencia más veces (de media lo han de relatar hasta en cuatro momentos). Además, dado que los procesos penales se alargan en el tiempo, es interesante para preservar el testimonio original, y que no quede contaminado por el paso del tiempo.

El caso es que el sistema judicial solo admite, según Save the Children, un 14% de veces la pruebas preconstituidas. En el resto de casos, el 86%, los menores han de acudir al tribunal, a una vista pública en la que también se encuentra su agresor y contar ante varios adultos qué es lo que sufrieron. “La justicia debería entender que esto es prioritario” pero, afirma Sastre, “se deja un poco al criterio del juez, y hay quienes lo entienden mejor y otros que no”.

A esto hay que añadir que los procesos sueles quedar paralizados durante años, de manera que un niño que fue abusado entre los 5 y los 10 puede estar esperando hasta los 15 a declarar ante un juez. La media de espera es de tres años, pero no es raro que el proceso se alargue hasta los cinco.

Y esta dilación en el resultado hace que en un 38% de los casos, la sentencia quede atenuada al reconocer el juzgado un alargamiento innecesario del proceso. Sin embargo, “a la víctima no se la repara” por esta espera demasiado extensa.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/20/save-the-chidren-pide-formacion-para-los-docentes-para-prevenir-abusos-sexuales/

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