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Lenguas indígenas y conocimiento (IYIL 2019)

21 Febrero 2019/UNESCO

Mamá Matilde de la etnia waranka (Ecuador) es vidente, purificadora de almas, bailarina, clown y sanadora, tal y como lo han sido sus ancestros desde hace siglos. En la imagen, con la fotógrafa Karen Miranda Rivadeneira(link is external)(Estados Unidos-Ecuador).

“Cuando bebas agua, recuerda la fuente” (proverbio chino)

La mayoría de las lenguas indígenas están en peligro, pese a que son los principales vectores de conocimientos que proporcionan respuestas originales a los desafíos contemporáneos. “El principal motivo de la dramática situación en la que se encuentran las lenguas indígenas es la amenaza que pende sobre la existencia misma de sus hablantes”, se lee en el artículo introductorio de Minnie Degawan (activista igorote de Filipinas). “En Filipinas”, explica ella, “el gobierno permite el uso de la lengua materna en la escuela, pero no financia ni a los docentes ni los materiales que permitirían que los niños indígenas aprendiesen su idioma.”

En situación similar se encuentra la Isla de Pascua, donde la lengua rapanui está siendo “absorbida de manera vertiginosa por el español, lo que tiene consecuencias nefastas para los valores colectivos”, según María Virginia Haoa (pedagoga rapanui de Chile), que ve en la educación una garantía de supervivencia de su lengua.

Esta supervivencia depende también de los medios de comunicación, estiman Avexnim Cojti (socióloga kʼicheʼ de Guatemala) y Agnes Portalewska (especialista en desarrollo sostenible de Polonia), dos expertas de la organización Cultural Survival, que explican, entre otras cosas, por qué los medios de comunicación indígenas se ven obligados con frecuencia a operar en la ilegalidad, a pesar de las legislaciones nacionales que les favorecen.

En África, faltan precisamente legislaciones nacionales, mientras que a escala regional, los países se comprometen oficialmente a defender los derechos de los pueblos indígenas, según Hindou Oumarou Ibrahim(activista medioambiental mbororo de Chad).

En Canadá, las Primeras Naciones son las más vulnerables entre los marginados, afirma la cineasta Manon Barbeau, que es la artífice de más de mil documentales realizados por miembros de comunidades indígenas, con el fin de devolverles la confianza en sí mismos y realzar su notoriedad en la escena internacional. Siku, otro proyecto realizado por los inuits de Canadá muestra, a su vez, la capacidad de estos pueblos para combinar los conocimientos más tradicionales con las tecnologías más modernas.

La designación de 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas (IY2019) nos brinda la oportunidad de examinar también los problemas relacionados con las lenguas y los conocimientos indígenas en otras latitudes: entre los habitantes de Fiji en el Pacífico, los dong en China, los samis en la Laponia sueca, los bahimas en Uganda, los maoríes en Nueva Zelandia y los mixtecas en México.

En nuestros artículos, visitamos Bangladesh, donde la vida renace después de cada inundación, y examinamos los peligros relacionados con el agua, que afectan a la gran mayoría de la población mundial.

Rendimos homenaje a dos figuras de la literatura mundial: Wystan Hugh Auden con sus reflexiones, hasta ahora inéditas, sobre arte y libertad, y el poeta armenio Hovhannes Toumanian, de cuyo nacimiento se cumplen ciento cincuenta años en 2019.

Nuestro invitado es el pensador contemporáneo sudanés Abdullahi Ahmed An-Na’im, que nos da a conocer sus ideas sobre los derechos humanos, vistos desde el punto de vista intercultural.

Por último, ofreciéndole aprender más sobre las celebraciones de Norouz, el Año Nuevo del calendario persa, todo el equipo de El Correo le desea ¡un excelente año 2019!

Jasmina Šopova, Jefa de redacción

Descargar aquí: https://en.unesco.org/sites/default/files/cou_2019_1_sp.pdf

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/tmb-unesco-courier-es.jpg?itok=Y2eQIskw

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Estados Unidos: La paradoja de #MeToo. El movimiento que hace caer solo a los más poderosos

Redacción: New York Time

El movimiento #MeToo ha traído un reconocimiento a algunos de los hombres más poderosos de la tierra, desde políticos y magnates de películas en los Estados Unidos hasta titanes de negocios y leyendas de Bollywood en la India. El último ejemplo fue el ex presidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez, un premio Nobel que fue acusado la semana pasada de conducta sexual indebida por parte de múltiples mujeres.

Sin embargo, el movimiento ha tenido poco efecto en el problema más amplio del abuso sexual, el acoso y la violencia por parte de hombres que no son ni famosos ni particularmente poderosos.

Según Sarah Khan, científica política de la Universidad de Yale, en un concepto, los científicos sociales lo denominan “conocimiento común”: la idea de que el cambio sistémico está formado tanto o más por las percepciones de las personas de las creencias y valores de los demás como lo hace. Es por su propia cuenta.

Eso significa que reducir la conducta sexual inapropiada presenta un tipo de problema de coordinación. No solo debe cambiar el punto de vista de las personas sobre el problema, también debe mostrarles que los puntos de vista de otras personas han cambiado de la misma manera.

Pero mientras #MeToo ha tenido éxito en crear conocimiento común sobre la conducta indebida de hombres poderosos como Harvey Weinstein, ha fracasado, de manera crucial, en cambiar el consenso en formas más importantes.

# La capacidad de MeToo para crear conocimiento común más allá de los Harvey Weinsteins del mundo se ha visto limitada, en parte, por los desequilibrios de poder que dejan a las mujeres vulnerables al abuso sexual en primer lugar.

Michael Chwe, un científico político de la Universidad de California en Los Ángeles, argumenta que la creación de conocimiento común generalmente requiere “rituales públicos”: reuniones, eventos en los medios de comunicación y otras experiencias compartidas que no solo pueden persuadir a las personas sino mostrarles lo que otros creen.

Un estudio en México encontró que cuando las personas escuchaban en privado una radio y televisión con un mensaje contra la violencia doméstica en sus hogares, sus creencias cambiaban poco. Pero cuando el programa se jugó en lugares públicos, para que los aldeanos supieran que sus vecinos también habían recibido el mensaje, la tolerancia al abuso de las mujeres se redujo significativamente.

La historia de Weinstein fue interrumpida por dos mujeres que trabajan para The New York Times, Jodi Kantor y Megan Twohey. Ashley Judd, la actriz, estaba dispuesta a dejar constancia de sus experiencias.

Óscar Arias Sánchez, el premio Nobel y ex presidente de Costa Rica, se encuentra entre los numerosos hombres de alto estatus acusados ​​de conducta sexual inapropiada bajo #MeToo.
CréditoVictor Ruiz Garcia / Reuters

Óscar Arias Sánchez, el premio Nobel y ex presidente de Costa Rica, se encuentra entre los numerosos hombres de alto estatus acusados ​​de conducta sexual inapropiada bajo #MeToo. CréditoVictor Ruiz Garcia / Reuters

Eso, a su vez, estimuló un cálculo de cuentas similar para otros hombres de alto perfil, generando una mayor cobertura de los medios.

Pero el movimiento #MeToo no ha demostrado el consenso de que los abusadores en todos los ámbitos de la vida deben ser responsables de la mala conducta. En cambio, parece haber generado un conocimiento común solo de que los perpetradores deben mantenerse fuera de los roles de estatus extremadamente alto, como el jefe del estudio de cine o el senador de los Estados Unidos .

La mayoría de las mujeres no tienen la riqueza o el poder de las actrices exitosas de Hollywood (cuyo poder, por supuesto, no se acerca al de los hombres de la industria) que pueden forzar este tipo de nuevo consenso sobre el bien y el mal. Entonces, aunque #MeToo se extendió por todo el mundo y llegó, por ejemplo, a las actrices de la industria cinematográfica de Bollywood en la India, no ha ayudado a muchas mujeres comunes y corrientes.

Si un trabajador de una fábrica estadounidense o una víctima mexicana de agresión sexual intenta llamar a un perpetrador individual, y quizás incluso a una cultura más amplia de abuso, no puede contar con mujeres y aliados poderosos para que la ayuden. A menudo, el abuso queda impune y la cultura más amplia de hostigamiento no se modifica.

«Puedo ver a personas mirando un caso de alto perfil y diciendo: ‘Nunca obtendría este tipo de apoyo solo por hablar en contra de la persona X, que está en mi red social pero no tiene una posición social alta'» La Sra. Khan dijo.

#MeToo ha tenido otros momentos en el centro de atención en América Latina, incluidas las acusaciones de una destacada actriz argentina de que un compañero del reparto la había agredido, y de decenas de mujeres en Brasil que dicen que un sanador de la fe conocido como Juan de Dios abusó de ellas.

Sin embargo, incluso en Costa Rica, donde al menos nueve mujeres han acusado al Sr. Arias de mala conducta, desde tocar con las piernas hasta forzar una penetración forzada con sus dedos, las mujeres enfrentan una batalla cuesta arriba para ser escuchadas.

Yazmín Morales, una ex Miss Costa Rica que ha dicho que Arias la buscó a tientas y la besó a la fuerza, ha luchado por encontrar un abogado que la represente en sus reclamos. Tres abogados penales diferentes se negaron a tomar su caso; ella cree que no están dispuestos a enfrentarse al poderoso ex presidente.

En otras partes de la región, las mujeres son menos capaces de contar con el apoyo y la influencia de otras mujeres poderosas.

Y en países con una historia de dictaduras de derecha que utilizan la violencia sexual como un medio de control social y represión, como Guatemala y Argentina, existe un legado de trauma y abuso que hace que el tema sea aún más complejo de abordar.

Incluso los grandes movimientos de protesta, como la promoción en los últimos años por parte de grupos de derechos de las mujeres como Ni Una Menos («Not One Less») en América Latina, pueden tener consecuencias no deseadas.

Mujeres marchando en San José, Costa Rica, la semana pasada en apoyo de los acusadores del Sr. Arias.CréditoJeffrey Arguedas / EPA, a través de Shutterstock

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Mujeres marchando en San José, Costa Rica, la semana pasada en apoyo de los acusadores del Sr. Arias. CréditoJeffrey Arguedas / EPA, a través de Shutterstock

Si no logran crear un ajuste de cuentas para los perpetradores, pueden enviar un mensaje un tanto desalentador: que hay poco interés por el cambio sistémico entre los que están en el poder, y pocas consecuencias cuando no lo hacen.

«Las restricciones a la movilidad de las mujeres a menudo se enmarcan en términos de seguridad», dijo Khan. En lugar de tratar de reducir el acoso y la violencia, dijo, los tomadores de decisiones masculinos que escuchan sobre tales problemas a menudo toman la actitud de que los lugares de trabajo no son seguros, «así que mantengamos a las mujeres alejadas de ellas».

Ella cree que en la India, donde está realizando un estudio de larga duración sobre el efecto del conocimiento común sobre la violencia contra las mujeres, una mayor conciencia de los riesgos que enfrentan las mujeres en público es una de las razones por las que su participación en la fuerza laboral  ha disminuido en los últimos años, incluso aunque el país ha experimentado un rápido crecimiento económico.

Luego está el problema de que los hombres perciban #MeToo como potencialmente peligrosos para ellos mismos, y se retiren de la tutoría o colaboren con colegas femeninas. Eso dificulta aún más la capacidad de las mujeres para ascender en las filas.

Y muchos episodios de #MeToo han contribuido a una forma negativa de conocimiento común que existe desde hace mucho tiempo: que las mujeres que dan un paso adelante con acusaciones de mala conducta deben anticipar ser acosadas, menospreciadas y vergonzosas.

Culpar a las víctimas, campañas de desprestigio y amenazas directas son una forma de preservar el status quo del dominio masculino.

Christine Blasey Ford, la profesora que testificó en la audiencia de confirmación ante el Tribunal Supremo del entonces juez Brett M. Kavanaugh que la había agredido sexualmente en la escuela secundaria, recibió amenazas tan serias que la obligaron a abandonar su hogar.

Siguiendo sus pasos apenas parece atractivo para nadie. Pero para las mujeres con pocos recursos, que no pueden salir de sus hogares o tomar otras medidas costosas para mantenerse seguras, puede parecer absolutamente imposible.

Una madre soltera que trabaje en un trabajo de fábrica, considerando si hablar contra el acoso por parte de un supervisor, podría ver pocas posibilidades de sobrevivir a ese tipo de reacción.

Las mujeres desfavorecidas en muchos países en desarrollo pueden ser aún más vulnerables a los costos de una reputación dañada.

En India o Pakistán, por ejemplo, una mujer que es pobre y sin educación, y que carece de la movilidad o las conexiones que le permitirían abandonar su comunidad, puede temer que revelar que ha sido violada o agredida podría perjudicar sus perspectivas de matrimonio.

«Esos costos no son solo costos materiales», dijo Khan. «Son estos tipos de costos de estado los que son más difíciles de cuantificar».

Fuente: https://www.nytimes.com/2019/02/11/world/americas/metoo-ocar-arias.html?ref=nyt-es&mcid=nyt-es&subid=article

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“Los dichos del ministro infringen la ley del SIDA”: Las críticas a Santelices por atribuir el aumento del VIH a la población migrante

Redacción: El Desconcierto

Para el abogado experto en materias legales sobre VIH/SIDA, Esteban Arévalo, estas declaraciones «son inaceptables por un ministro que actúa como representante del Estado chileno, infringiendo la norma expresa de la ley y también normas de nivel constitucional, como la igualdad ante la ley».

Durante hoy jueves, el Instituto de Salud Pública (ISP) confirmó 6.430 casos nuevos de personas contagiadas con VIH entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de 2018, una cifra récord en la historia del país.

La mitad de los pacientes, equivalente a más de 3 mil personas, fueron diagnosticados en la Región Metropolitana, seguido por Valparaíso (521), Biobío (396) y Antofagasta (298). Los casos detectados ya están confirmados a través del Test de Elisa, no sólo por el test rápido.

Desde el Ministerio de Salud precisaron que el 95% de los casos ratificados en nuestro país se encuentran con tratamiento y que el 90% está con cargas virales negativas, es decir, con el virus indetectable.

Al respecto, el ministro de Salud, Emilio Santelices, atribuyó el aumento de los casos de VIH a pacientes extranjeros, argumentando un cambio en el perfil epidemiológico, a pesar de que según las cifras entregadas por la cartera de salud, las personas migrantes solo equivalen a un tercio de la población detectada y en tratamiento durante el año pasado.

En este escenario, diversos actores sociales comentaron que los dichos del ministro Santelices son discriminatorios. Esto, tomando en cuenta la ley 19.779, más conocida como “Ley del SIDA” señala en su artículo 1º que: “la prevención, diagnóstico y control de la infección provocada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) como la asistencia y el libre e igualitario ejercicio de sus derechos por parte de las personas portadoras y enfermas, sin discriminaciones de ninguna índole, constituyen un objetivo sanitario, cultural, social y de interés nacional y corresponde al Estado la elaboración de las políticas que propendan hacia dichos objetivos, procurando impedir y controlar la extensión de esta pandemia, así como disminuir su impacto psicológico, económico y social en la población”.

Para el abogado experto en materias legales sobre VIH/SIDA, Esteban Arévalo, estas declaraciones “son inaceptables por un ministro que actúa como representante del Estado chileno, infringiendo la norma expresa de la ley y también normas de nivel constitucional, como la igualdad ante la ley. Infringe tratados internacionales que han sido ratificados por Chile y que forman parte de nuestro ordenamiento jurídico en cuanto a la no discriminación y a la protección de los derechos de las personas migrantes”.

Respecto al factor discriminatorio de los dichos del ministro, agrega que “está fomentando la estigmatización de un grupo que de por sí ya es vulnerable. Si a eso le sumamos la condición de vulnerabilidad de vivir con VIH,  el ministro ha infringido la norma que obliga a que el Estado no discrimine en las políticas de VIH/SIDA”

Para el activista Víctor Hugo Robles, los dichos del ministro también son errados: “Lo que no dice ahí es que aquella población migrante está diagnosticada y tratada, o sea, ellos no son el problema. El problema sigue estando en los que no son diagnosticados, en los que no son tratados y a esa población en donde el Ministerio de Salud no ha podido llegar. Tratar de atribuirle la crisis del VIH a la población migrante es un error inaceptable en cualquier parte del mundo”.

Según cifras del Ministerio de Salud, entre 2010 y 2017 hubo 32.677 notificados entre el sistema privado y público, en el cual se encontraron a 21.284 personas contagiadas, de las cuales, sólo 1.866 fueron extranjeros (equivalente a un 8,76% del total de los casos). También, según otras cifras del ministerio es que en el año 2015, había un total de 24.039 personas en control del programa VIH/SIDA en el sistema público de salud. De estas, 606 eran extranjeros: representaban solo un 2,5% del total.

En 2016, existió una leve alza, en donde el total de personas correspondió a 26.213, y las extranjeras a un 4,1%. A su vez, en regiones como la III, IV, VI, VII, VIII, IX y XII no existía ninguna persona extranjera contagiada hasta la fecha.

Fuente: http://www.eldesconcierto.cl/2019/02/14/los-dichos-del-ministro-infringen-la-ley-del-sida-las-criticas-a-santelices-por-atribuir-el-aumento-del-vih-a-la-poblacion-migrante/

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El Salvador: Ser mujer trans en un país donde su esperanza de vida es de 33 años

Centroamérica/El Salvador/14 Febrero 2019/Fuente: El país

La activista Bianka Gabriela Rodríguez lucha por los derechos LGTBi en El Salvador, uno de los lugares más peligrosos de Latinoamérica

Bianka Gabriela Rodríguez, mujer transexual y activista salvadoreña de 25 años, mantiene durante la entrevista un tono amable que acompaña regularmente con una sonrisa. El gesto solo se le ensombrece al final, ante la pregunta de cómo es que parece optimista después de haber recordado una infancia que hubiera doblegado a muchos, los asesinatos atroces de dos compañeras de lucha por los derechos del colectivo LGTBi, un amplio catálogo de violencias y discriminaciones cotidianas y el escalofriante dato de que la esperanza de vida de las mujeres trans en El Salvador es de 33 años, 40 menos que para la población general del país, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Siempre digo que aunque haya marea alta al final tiene que bajar, pero es triste que muchas mujeres trans hayan tenido que morir para conseguir los derechos que tenemos ahora, los pocos”, contesta.

La conversación tiene lugar el primer miércoles de febrero en la antigua estación de trenes del barrio de Benalúa, en Alicante, sede de Casa Mediterráneo, una institución promovida por el Ministerio de Asuntos Exteriores a la que Rodríguez ha sido invitada a participar junto a otras 18 mujeres latinoamericanas, del África Subsahariana y el Magreb, además de españolas, en un debate sobre la violencia contra las mujeres en zonas de conflicto y los liderazgos femeninos en la construcción de la paz. Una jornada organizada por la Generalitat valenciana con la colaboración de la Fundación Mujeres por África y la entidad anfitriona.

El Salvador forma, con Guatemala y Honduras, el triángulo norte centroamericano, la región más peligrosa de Latinoamérica para las personas LGTBi, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La principal amenaza, afirma Rodríguez, presidenta de la asociación Comunicando y Capacitando Mujeres Trans (Comcavis Trans), son las maras –las pandillas juveniles altamente organizadas que controlan amplias zonas del territorio– y lo que describe como “grupos de exterminio” vinculados a la extrema derecha. “Muchas mujeres trans se ven empujadas al trabajo sexual al no haber podido estudiar ni tener acceso a empleos formales. En la calle, las maras las asedian, las golpean, abusan de ellas y tienen que pagarles una cuota para que les dejen trabajar en las cuadras”. La policía, añade, constituye normalmente otra fuente de extorsión y el nivel de esclarecimiento de los crímenes de que son objeto es ínfimo: “Desde 2015 se han registrado 40 asesinatos de mujeres trans que siguen en la impunidad”.

Entre los homicidios sin resolver figura también el de la activista Tania Vásquez, que desapareció tras salir de una reunión de la asociación que dirige Bianka Rodríguez hace seis años. Vásquez fue hallada al día siguiente en un parque de San Salvador envuelta en un plástico negro y atada de pies y manos. Había sido torturada y violada, le habían cortado los genitales y se los habían colocado a la altura de los pechos. En mayo de 2015, otra activista LGTBi, Francela Méndez, integrante de la Red Salvadoreña de los Derechos Humanos fue asesinada a golpes en el municipio salvadoreño de Sonsonate. El autor o los autores del crimen le cortaron el cabello con un machete.

La discriminación persigue con frecuencia a estas mujeres después de la muerte. Rodríguez explica que la familia de Tania Vásquez no quiso reconocer el cuerpo ni hacerse cargo del entierro, y fueron sus compañeras de Comcavis Trans las que compraron el féretro. “Hay muchos casos de asesinadas en los que la familia no quiere hacerse responsable. Y si lo hacen, suelen enterrarlas con el género masculino; les cortan el pelo, no las maquillan, las visten con ropa de hombre”.

Huérfana de padre, la madre de Rodríguez reprimió desde niña su identidad encerrándola días enteros en una habitación. “La escuela era la única vía de libertad que yo tenía. Cuando cumplí 15 años, como todas las niñas, empecé a usar brillo en los labios y un poco de polvo. Una maestra la mandó llamar y mi madre me dijo enfrente de toda mi escuela que no me podía aceptar porque ella había tenido un niño, no una niña, y que para ella yo era una aberración”. Poco después, Rodríguez se fugó de casa. Encontró trabajo en una panadería, donde la explotaban y dormía sobre los sacos de harina y azúcar. A los 18, su abuela materna la acogió, la animó a retomar los estudios y le permitió desarrollarse como mujer.

Para explicar la discriminación institucional que padecen las mujeres trans en El Salvador, Rodríguez abre el bolso y saca el pasaporte, en el que al lado de su foto figura un nombre masculino. “Cada vez que voy a la dirección de migración para salir del país, al verlo los agentes se codean, se burlan. Y eso, además de incomodar, es una forma de violencia. Lo mismo pasa con el Documento Único de identidad. Tenemos muchos problemas para acceder a trabajos porque no se nos reconoce el derecho a que aparezca en él nuestro nombre y nuestra identidad”.

El prejuicio que da por sentado que todas las mujeres trans tienen el VIH y la discriminación adicional que sufren las personas portadoras del virus también les cierra el paso a las consultas médicas y a la atención sanitaria, afirma Rodríguez. “Nuestra organización ha tenido que intervenir ante las instituciones de salud porque hay mujeres trans que llegan a los centros apedreadas, acuchilladas o con heridas de bala y no son atendidas porque el personal se niega a tocarlas”.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2019/02/11/actualidad/1549878197_752515_1549879133_noticia_normal_recorte1.jpg

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/02/11/actualidad/1549878197_752515.html

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¿De qué trata el manual sobre el derecho a la educación?

UNESCO/14 Febrero 2019

La educación es un derecho humano fundamental para cada mujer, hombre y niño. Sin embargo, cada día, millones de personas siguen privadas de oportunidades educativas, en muchos casos debido a factores sociales, culturales y económicos.

La UNESCO y la Iniciativa por el Derecho a la Educación(link is external) (RTE, por sus siglas en inglés) publicaron recientemente el Manual sobre el derecho a la educación (en inglés), una herramienta clave para aquellos que desean comprender y hacer avanzar este derecho. También se trata de una referencia importante para quienes trabajan para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, ya que proporciona directivas sobre cómo sacar provecho del compromiso jurídico contraído con respecto al derecho a la educación, como medio estratégico para alcanzar este objetivo.

¿Por qué este manual es importante?

Este manual tiene como finalidad que cada cual pueda ejercer su derecho a la educación. Su objetivo no es presentar el derecho a la educación como una noción abstracta, conceptual o puramente jurídica, sino más bien servir de guía para la acción. Asimismo, proporciona orientaciones prácticas para la aplicación y el seguimiento del derecho a la educación, junto a recomendaciones para superar los obstáculos que persisten. El manual trata de cumplir sus objetivos mediante:

  • el aumento de la concienciación y los conocimientos sobre el derecho a la educación. Este aspecto abarca un ángulo normativo del derecho a la educación, las obligaciones jurídicas de los Estados en términos de aplicación, cómo llevar a cabo el seguimiento y cómo reforzar la rendición de cuentas.
  • la presentación de una síntesis de los debates y los problemas actuales que atañen la educación y sobre lo estipulado por la legislación en materia de derechos humanos, incluido las cuestiones relativas a las migraciones forzadas, la educación en situaciones de emergencia, la privatización de la educación y la dificultad para llegar a los más marginados.
  • la presentación de una panorámica general de las Naciones Unidas y sus mecanismos, que incluye la comprensión clara del papel de la UNESCO y en un sentido más amplio de las Naciones Unidas, así como de todos los actores pertinentes del sector educativo, en particular de la sociedad civil.

¿Quiénes deben utilizar este manual?

El manual ha sido elaborado para ayudar a todos los actores llamados a desempeñar un papel crucial en la promoción e implementación del derecho a la educación, fundamentalmente:

  • Los funcionarios del Estado, con miras a garantizar que las políticas y las prácticas en el ámbito de la educación se ajusten a los derechos humanos.
  • Los funcionarios públicos, los responsables políticos, los ministros, el personal de los ministerios de Educación, los responsables en el seno de los ministerios y departamentos de Justicia, Desarrollo, Finanzas y Estadísticas, así como las instituciones nacionales que trabajan en el ámbito de los derechos humanos.
  • Los parlamentarios, sus equipos de investigación y miembros del personal encontrarán que este manual será útil en el momento de evaluar y preparar las leyes en materia de educación, derechos humanos y desarrollo, así como al plasmar en la legislación nacional los compromisos aprobados a nivel internacional en materia de derechos humanos.
  • Los jueces, magistrados, juristas, abogados y otros funcionarios jurídicos podrán apoyarse en el contenido del manual para explicar las obligaciones legales del Estado y los medios para aplicarlas.
  • La sociedad civil, fundamentalmente las ONG, las organizaciones para el desarrollo, los académicos, los investigadores, los docentes y los periodistas sacarán provecho de este manual que incluye consejos sobre cómo integrar el derecho a la educación en sus labores de programación, investigación y promoción.

Para las personas que trabajan en organizaciones intergubernamentales, fundamentalmente en los organismos principales de las Naciones Unidas, este manual les será de utilidad para el cumplimiento de las misiones de sus organizaciones. Los actores privados, los donantes multilaterales y bilaterales, así como los inversionistas podrán utilizarlo con miras a garantizar su participación en conformidad con los derechos humanos, así como para comprender y llevar a cabo sus responsabilidades específicas.

¿Cómo utilizar el manual?

El manual ha sido elaborado para ser accesible. Cada capítulo comienza con preguntas cruciales que luego son abordadas, y termina con una breve síntesis que retoma los puntos clave, así como con sugerencias de preguntas para que el lector reflexione más a fondo sobre los problemas que plantea el capítulo o para incitar a las personas a esforzarse en aprender más acerca de la situación en su propio país.

Desde hace más de 70 años, la UNESCO defiende y hace avanzar el derecho a la educación que constituye el núcleo de su misión global. La Organización ha lanzado recientemente una campaña digital sobre el #DerechoalaEducación en conmemoración del 70° aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/right_to_education_handbook.png?itok=3Iyf8r_S

Fuente: https://es.unesco.org/news/que-trata-manual-derecho-educacion

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La valiente juventud que lucha por los derechos humanos en el Brasil de Bolsonaro

América del sur/Brasil/14 Febrero 2019/Fuente: Amnistía Internacional 

Después de que Jair Bolsonaro ganara las elecciones basándose en un programa abiertamente contrario a los derechos humanos, en Brasil impera un clima de temor. Sin embargo, la juventud se levanta para hacer oír su voz. Amnistía Internacional se reunió con siete activistas de derechos humanos que revelan cómo es la vida en Salvador, Brasil, y cómo hacen frente a la violencia contra las mujeres, el racismo y la homofobia.

“He vivido con miedo desde que era niña”, Lidiane, 33 años

Están aquí para protegerte, pero pueden hacerte daño en cualquier momento. Desde niña, esta es la imagen que he tenido de la policía. Mi infancia estuvo rodeada por el sonido de los disparos. Mientras crecía, no me daba cuenta de lo que eran, pero ahora sé lo mortales que son.

Vivo en una favela a la que la policía acude con frecuencia. Nunca dan información ni dicen a quién buscan, pero atacan a cualquiera que se cruce en su camino. En los últimos años, la situación ha ido en aumento, así que estamos estableciendo toques de queda y vigilamos constantemente lo que sucede.

He vivido con miedo desde que era niña. Eso es habitual en Salvador, Brasil. Este miedo ha alimentado mi pasión por luchar por la justicia. Cuando fui a la universidad quería estudiar Derecho. Era una manera de meterme en el sistema y representar las necesidades y los problemas de las personas de mi comunidad.

Sin embargo, en la lucha por la justicia me he encontrado obstáculos. Como mujer negra, mi acceso a determinadas oportunidades es limitado. Todos los días me enfrento a tres estereotipos: soy de la periferia, soy mujer, y soy negra.

El convertirme en parte de Amnistía Internacional marcó un punto de inflexión. Me he pasado la vida luchando por los derechos humanos y cuestionando la desigualdad de género. Cuando asistí a mi primera reunión, conocí a gente con historias similares a la mía. Querían seguir un camino diferente y transformar sus comunidades.

Como abogada en ejercicio, estoy trabajando en dos casos de mi comunidad, prestando apoyo a quienes no pueden permitírselo. Quiero demostrar a otras personas que tenemos derecho a soñar, y que es posible superar las barreras que nos encontramos. Quizá nos estemos dirigiendo hacia un Estado cada vez más dictatorial pero, si nos unimos, tengo la esperanza de que podemos formar un frente común, oponer resistencia y cambiar la dirección en la que se mueve este país.

“Mi madre recibió muchísimas palizas”, Nubia, 33 años

Mi padre era alcohólico. Toda la familia sufrió por su causa. Llegaba a casa del trabajo y nos golpeaba a mi madre, a mí y a mis hermanos y hermanas. A veces nos escapábamos de madrugada y buscábamos refugio en la casa de mi familia hasta que mi padre se marchaba al trabajo. Él tenía un rifle, y a mi madre le daba miedo lo que pudiera hacer con él.

Aprendí a vivir con ello; no tuve más remedio. Mi madre no tenía fuerzas para marcharse, así que yo, que era la mayor, era la que más se enfrentaba a mi padre. Me ponía en medio de la pelea para proteger a mi madre. No quería que le golpeara la cabeza contra la pared ni que le rompiera la espalda.

Mi padre dejó de beber hace unos cuatro años, pero siento que no he superado del todo lo que ocurrió. No he ido a ninguna terapia y, cuando hablo sobre lo que viví, me invade la misma oleada de emociones.

He encontrado esperanza defendiendo a otras mujeres que sufren violencia intrafamiliar. Muchas de mis amigas y vecinas han sufrido también violencia de género. Por eso mi causa es tan importante para mí, y quiero empoderar a las mujeres para que salgan de estas situaciones.

El pertenecer al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador me hizo darme cuenta de que no estoy sola. Es importante formar parte de algo más grande, especialmente teniendo en cuenta el clima actual.

El presidente hace declaraciones que van contra los derechos humanos. No obstante, tengo esperanza en que la gente abra los ojos y vea que hay otra manera de vivir. Cuando trabajas en colaboración, conoces a gente que ha vivido las mismas realidades que tú, y ves que todo el mundo es bienvenido y está representado. Al trabajar en unión, nos damos voz.

“Voy a ser alguien”, Paulo, 29 años

Nací y crecí en un pueblo de la zona rural de Bahía, Brasil, donde el racismo formaba parte de la vida cotidiana.

Mis padres comprendían la importancia de la educación. A pesar de que teníamos poco dinero, me enviaron a una escuela privada. Yo era uno de los dos únicos estudiantes negros. Recibí muchos insultos, de alumnos y de profesores. Uno de los profesores me llamaba “negrito” y, en una ocasión, me amenazó con darme un puñetazo en la cara.

Comprendí que el profesor tenía prejuicios, así que decidí no prestarle atención. Me dije a mí mismo: “Voy a ser alguien”.

Estudié Teología en la universidad, y después hice un máster en Estudios de Género. Mientras estaba en la universidad me impliqué más en movimientos de jóvenes, entre ellos Amnistía Internacional, y aprendí sobre los derechos humanos.

Cosas del mi destino: ahora soy profesor en la misma escuela en la que sufrí discriminación y prejuicios. Actualmente trabajo en un proyecto para conseguir que la educación en derechos humanos sea un elemento clave del currículo escolar, y ya enseño derechos humanos en mis propias clases.

Pese a que vivimos tiempos difíciles, los movimientos sociales en Brasil están cobrando fuerza. La educación en derechos humanos es una semilla que puede transformar nuestra manera de ver el mundo. Mi esperanza es que todas las semillas que planto florezcan en algo bueno para el mundo.


“Mi madre fue asesinada por su ex marido”, Maira, 32 años

Cuando yo tenía 20 años, mi madre fue asesinada por su ex marido. Él no pudo aceptar el final de su relación.

La violencia contra las mujeres es generalizada en Brasil, y el caso de mi madre es uno entre muchos. Me pasé un año de luto. No conseguía encontrar las fuerzas para seguir adelante. Creí que nunca volvería a reír. Siempre habíamos sido sólo nosotras dos: mi madre y yo; era la persona más importante de mi vida.

Al principio me resultó difícil trabajar sobre cuestiones como la violencia de género y el feminismo, porque me tocaban muy de cerca. Hoy tengo más valor para hablar de estas cosas.

He sacado fuerzas de otras mujeres fuertes, como mis dos tías, una de las cuales es como una segunda madre. Sin ellas, no sería la mujer que soy hoy. Me han apoyado tanto, y me han dado una razón para seguir viviendo.

Desde la muerte de mi madre, las injusticias que veo me afectan muchísimo. Eso me impulsó a unirme al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador. Me di cuenta del significado de la vida, de su riqueza y su valor. Es increíble formar parte de un grupo de personas que piensan igual. Apoyan mis ideas, y las hacemos realidad.

Los próximos años van a ser difíciles. No obstante, tenemos una fuerza interior que nos da poder y no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Hay un movimiento de unidad en Brasil. No nos vamos a rendir.

“Mis derechos son atacados casi a diario”, Jamille, 26 años

Me he encontrado con tantas barreras sólo por ser una mujer negra… Mis derechos son atacados casi a diario. Estudio en la universidad en Salvador. Estoy aquí para llenar las cuotas de diversidad, así que hay gente que cree que no me merezco mi plaza en la universidad, cuando lo cierto es que tengo derecho a estar aquí.

Pero todavía tengo esperanza. Vivir en esta sociedad me inspira todos los días. Me enorgullece decir que soy una activista de derechos humanos. Es una forma de reafirmar ante la gente que los derechos humanos son para todas las personas, y que debemos defenderlos.

Habida cuenta del clima actual, me temo que nada va a cambiar, pero confío en que, unidos, creemos un mundo más abierto a la diversidad y menos desigual. Depende de nosotros crear juntos este mundo.

“Soy negro. Soy gay. Soy un educador de derechos humanos”, Israel, 28 años

Mi historia de activismo empieza conmigo, y con lo que he vivido. Soy negro, soy gay, soy un educador de derechos humanos.

Salvador es un lugar peligroso en el que crecer, especialmente si eres joven, pobre y negro. El color de tu piel te hace mucho más vulnerable a la violencia. Sin embargo, para mí, lo más difícil de crecer en esta sociedad fue saber que era gay. En mi familia son súper cristianos, y yo pensaba que iría al infierno si les contaba la verdad.

Cuando conocí a mi esposo, supe que tenía que decírselo a mis padres. Al principio dijeron que les parecía bien. Una semana después, mi madre me gritó que ‘los demonios de la homosexualidad’ tenían que marcharse de la casa. Llevo con mi esposo ocho años y hemos adoptado dos hijos, pero mi familia sigue sin querer saber nada de nosotros.

Me lancé de cabeza al activismo. Muchos hombres consideran que no está bien ser gay, pero quiero hacerles saber que sí lo está. Por eso dirijo un proyecto en escuelas públicas en el que enseño a niños y niñas sobre el acoso, la diversidad, el género, la sexualidad y los derechos humanos. También pertenezco al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador. Todos los miembros del grupo son realmente valientes. Defienden a todo el mundo, independientemente de su raza, género, clase social o sexualidad, y luchan por la justicia.

Yo hago oír mi voz mediante la educación: es un elemento clave para los derechos humanos, y es una manera de terminar con la violencia. Mi trabajo me hace sentir miedo. La defensora de los derechos humanos Marielle Franco fue asesinada a tiros simplemente por defender los derechos de otras personas. A mí podría pasarme lo mismo, pero la lucha continúa.

“Encontrar gente que luche por los derechos humanos”, Blenda, 24 años

Salvador tiene la población negra más numerosa de Brasil, pero aún me encuentro con mucho racismo.

Cuando tenía 13 años, mis compañeros de escuela se reían de mi pelo. Me lanzaban bolas de papel y me pegaban chicle en el pelo. Aquello me hizo crecer con poca autoestima y con ansiedad, lo que me llevó a una depresión.

El trabajo benéfico me ha interesado desde que tenía 12 años, pero muchas de las organizaciones en las que estuve de voluntaria no abordaban nunca cuestiones raciales. Cuando Amnistía Internacional Brasil lanzó su campaña Jovem Negro Vivo en Salvador, estaba emocionadísima, porque nunca había visto otra ONG que trabajara sobre este tema.

Soy activista desde hace tres años. Uno de los elementos principales es la manera en que utilizamos el Quilombox para realizar nuestro trabajo. El Quilombox es una caja que contiene herramientas de movilización, y que también se puede utilizar como proyector. La caja de materiales te brinda la oportunidad de explicar los derechos humanos mediante la palabra hablada, el baile y el hip hop. Fue creada por diferentes activistas de derechos humanos de todo el país, con el apoyo de Amnistía Internacional. Es un recurso increíble, porque gracias a él podemos aprender de otras personas jóvenes de Brasil. Estas son el tipo de herramientas que necesitamos en Brasil. Los próximos años van a ser difíciles, especialmente para la juventud negra.

Es importante encontrar personas que luchen por lograr unas condiciones mejores para los derechos humanos. Estas personas son las que me han ayudado y me han hecho sentir que formo parte de algo más grande.

Imagen tomada de: https://aineupstrmediaprd.blob.core.windows.net/media/20049/258400.jpg?width=500&height=356.25

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/02/brave-young-people-fighting-for-human-rights-in-bolsonaros-brazil/

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Educación, mecanismo idóneo para erradicar la pobreza y la desigualdad que impera en México: Reginaldo Sandoval

América del Norte/ 12.02.2019/ Fuente: www.cambiodemichoacan.com.mx.

La educación es el mecanismo idóneo para erradicar la pobreza, la desigualdad y las brechas de desarrollo social que imperan en nuestro país; lamentablemente hoy en día tiene un carácter elitista que sólo favorece a las clases privilegiadas y que mantiene en estado de exclusión a la gran mayoría de mexicanos en situación de marginación, aseguró el coordinador del PT, diputado Reginaldo Sandoval Flores.

Ante este panorama, resaltó, es necesario avanzar en la desaparición del modelo educativo neoliberal que se ha impuesto en México y cuyo principal objetivo es hacer de la educación un negocio lucrativo y generar un “mercado” congruente con el pensamiento tecnócrata que individualiza, enfrenta y cosifica a la sociedad en su conjunto.

El líder parlamentario informó que para revertir la punitiva reforma educativa impulsada en el sexenio pasado, su bancada presentó una reforma constitucional de fondo en la materia, ya que es imperioso que el Poder Legislativo visualice un proyecto político de largo alcance, centrado en una estrategia imperativa de protección, que privilegie el respeto y garantía de los derechos humanos de la sociedad mexicana.

El coordinador del PT, diputado Reginaldo Sandoval Flores (Foto: Especial) “En este momento que atraviesa el país es necesario que la formación académica recupere los principios fundamentales, que son sustento importante del carácter democrático, laico, plural e incluyente de nuestra República; tenemos la oportunidad histórica de refundar la educación en México, por eso el PT presentó modificaciones a los artículos 3º y 73 de la Constitución Política”, detalló.

Precisó que la educación es la más alta función del Estado. “Es un deber ineludible e inexcusable, por lo tanto, le compete la obligación de garantizarla como un derecho humano fundamental y reafirmar mediante sus manifestaciones la dignidad intrínseca e intangible de todos, en igualdad de oportunidades y sin distinción alguna por motivos de raza, sexo, edad, origen étnico o cualquier otra circunstancia”.

El petista refirió que la ecduación en la Cuarta Transformación debe dirigirse a fortalecer las estructuras jurídicas, económicas, sociales, culturales, políticas e ideológicas que no discriminen, esclavicen o colonicen.

“Debe preparar ciudadanos solidarios y conscientes para vivir en comunidad y en armonía con la naturaleza. Se debe considerar una educación basada en las exigencias vitales de la pluralidad, la diversidad y la equidad, pero que al mismo tiempo contribuya a la unidad y al fortalecimiento nacional”, añadió.

Bajo estas circunstancias, continuó, nuestra propuesta de reforma busca atender las exigencias e inconformidades de la sociedad y de los propios actores que participan en la educación, quienes se manifestaron públicamente en una serie de diez foros temáticos de consulta a nivel nacional a favor de la refundación de la educación en México.

Sandoval Flores comunicó que en dichos foros se destacó que el Estado está obligado a proporcionar una educación que privilegie la dignidad humana; que sea integral, inclusiva, armónica, potencial, emancipadora, plena, trascendente, científica y transformadora.

“Al mismo tiempo, se demandó una educación científica, tecnológica, física, artística y formativa que permita desarrollar todas las facultades del ser humano desde su propio contexto cultural y de vida, en condiciones de equidad”, enfatizó.

Explicó que la educación de los menores debe ser integral; es decir, debe atender los ejes nutricional, cognitivo, intelectivo, estético y politécnico. “En un país con altos niveles de desnutrición y obesidad infantil, la alimentación debe convertirse en una de las prioridades del Estado, ya que de lo contrario es imposible obtener conocimiento o alcanzar un desarrollo físico óptimo y desarrollo neuronal pleno”.

Señaló que es imperativo decretar la obligatoriedad de la educación inicial y la educación especial, desde el enfoque inclusivo, así como fomentar la inclusión desde el nivel básico hasta el superior, con prácticas pedagógicas que hagan valer los derechos a la igualdad de oportunidades y la participación social.

El parlamentario destacó que un punto muy importante es el referente a la educación especial, debido al desmantelamiento de la infraestructura y la desprofesionalización de la plantilla integral y multidisciplinaria de personal para atender a la población con necesidades educativas específicas.

“Finalmente, es necesario que el gobierno mexicano reconozca la pluriculturalidad y plurinacionalidad existente en este país; por ejemplo, la educación indígena actualmente está transversalizada por una mirada excluyente, unidireccional, racista y discriminatoria”, manifestó. Por ello, subrayó que para eliminar estas barreras, es necesario crear una Subsecretaría de Educación para Pueblos Originarios, que otorgue autonomía para el diseño curricular y defina la misión de las escuelas indígenas, que preserve las lenguas de los pueblos originarios y el castellano sea considerado como la segunda lengua.

Fuente de la noticia: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-n50719

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