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A sangre fría. Pobreza y desigualdades

Por Rosa Guevara Landa

Ser idealista cuando se vive en Babia no tiene ningún mérito, pero lo tiene, en cambio, seguir siéndolo cuando se ha conocido el hedor de este mundo (Albert Einstein)

I. Mundo

1. Número de personas que sufren hambre en el mundo según el PMA[1], agencia de las Naciones Unidas: 828 millones.

1.1. El 60%: viven en zonas azotadas por la guerra y la violencia.

1.2. Los choques climáticos –materializados en prolongadas sequías y recias inundaciones- también destruyen vidas, cultivos y medios de subsistencia, y debilitan la capacidad de las personas para alimentarse.

2. Personas que enfrentan inseguridad alimentaria aguda: de 135 millones en 2019 a 345 millones en la actualidad. Incremento: 151%.

3. Número de personas (en 45 países) están al borde de la hambruna: 50 millones.

4. Conjetura de la PMA: hay un “anillo de fuego” que lleva a millones de personas al borde de la inanición: desde el Corredor Seco centroamericano y Haití hasta Afganistán, pasando por el Sahel (estepas en el centro africano), África oriental, Siria y Yemen.

5. Necesidades: PMA requiere 22.200 millones de dólares para llegar con auxilios alimentarios a 152 millones de personas en 2022.

5.1. Gasto militar mundial en 2021: superior a 2 billones (millones de millones) de dólares.

II. Estados Unidos.

1.  Cuatro últimas décadas: traspaso de riqueza de unos 50 billones de dólares del 90 % de abajo al 1 % más rico.

2. La remuneración de ejecutivos en jefe se ha incrementado un 1.460 % (casi 15 veces) desde 1978.

2.1. Ganan ahora 399 veces más que el trabajador medio (en 1989 la proporción era de 59 a 1).

3. Tres multimillonarios tienen actualmente la misma riqueza que la mitad más pobre de los estadounidenses (160 millones de ciudadanos).

4. El 5 % más rico de los estadounidenses concentran 2/3 de la riqueza nacional.

5. Desde 2020 (estallido de la COVID), la riqueza de los multimillonarios se ha incrementado más del 50 %, (casi 5 billones de dólares).

5.1. Mientras tanto el incremento en deuda de los consumidores del 90 % más bajo (entre sueldos y riqueza) registró un incremento sin precedentes: 300.000 millones de dólares.

España

1.Porcentaje de la población española tiene alguna clase de dificultad para llegar a fin de mes: 44,9%.

2. Personas que en 2021 estaban en riesgo de pobreza y/o exclusión social: 13,1 millones, el 27,8% de la población

2.1. Aumentó casi un punto porcentual con respecto al año anterior: unas 380.000 nuevas personas están en riesgo de pobreza o exclusión social este último año.

2.2. El 36,2% de quienes viven bajo el umbral de la pobreza destinan más del 40% de sus ingresos a la vivienda.

2.2.1. Una de cada tres personas que vive bajo el umbral de la pobreza (el 34%) tiene trabajo.

2.3. El 10,3% de la población española, unos 4,8 millones de personas, vivían en pobreza severa, es decir, casi la mitad de la población pobre está en esta situación pobreza severa [2].

3.Las tasas (AROPE) más bajas se dan en Navarra y País Vasco, con el 14,7% y el 16% respectivamente. Las más altas se registran en Andalucía y en Extremadura, ambas con el 38,7%.

4. Incremento de 3,4 puntos en los hogares que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada.

4.1. Porcentaje de hogares que no pueden afrontar gastos previstos se eleva al 33,4%.

5. La renta del 20% más rico de la población es 6,2 veces más elevada que la del 20% más pobre (aumento de 0,4 puntos respecto al año anterior).

5.1. La renta del 10% de la población más rica es 11,8 veces superior a la del 10% más pobre.

6. Un total de 37.117 personas sin hogar viven en España -según Encuesta a las personas sin hogar correspondiente a 2022, INE- lo que representa un aumento del 24,5% en los últimos 10 años.

6.1. La mayor parte de las personas sin hogar son hombres (76,7%) aunque la proporción de mujeres que están en esta situación ha aumentado hasta el 23,3% respecto al 19,7% del año 2012.

6.2. El 65,0% de la población sin hogar ha alcanzado un nivel de educación secundaria, el 23,8% de estudios primarios o inferiores y el 11,3% estudios superiores.

7. Dualidad: las once regiones situadas al norte de Madrid, con una población total de 27 millones de habitantes, tienen una tasa media de pobreza del 21,8%, mientras que en las seis situadas al sur, con 20 millones de habitantes, alcanza el 35,6%.

7.1. En Andalucía y Extremadura, la población en riesgo de pobreza y exclusión alcanza el 38,7%, casi 11 puntos más que la media española (27,8%).

8. Subidas de precios: alimentos y productos energéticos (26,7%), vivienda (24,8%), carburante y combustibles (24,7%).

9. Trabajadores pobres (permanecen en la pobreza a pesar de tener trabajo): 8% en 2000, 10,6% en 2010, 12,7% en 2019 (incremento entre 2000 y 2019: casi el 60%).

10. En 2020, el 27,5% de las trabajadores percibían unos ingresos iguales o inferiores al salario mínimo frente al 11,9% de hombres.

Notas:

1) PMA: Programa Mundial de Alimentos.

2) Personas que viven en hogares cuyo total de ingresos por unidad de consumo es inferior a 6.417,3 euros al año, 535 euros al mes. En 2021 esta cifra es ocho décimas superiores a la del año anterior.

Fuentes:

1. https://ipsnoticias.net/2022/10/sube-el-numero-de-hambrientos-en-el-mundo/

2. https://www.jornada.com.mx/2022/10/17/opinion/027o1mun#texto

3. https://www.infolibre.es/economia/13-millones-espanoles-estaban-riesgo-pobreza-2021-27-8-poblacion_1_1339854.html

4. https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/informe-2022-primera-parte-informe-general.pdf

5. https://www.infolibre.es/economia/personas-hogar-suben-24-5-10-anos-30-000-migrantes-desempleados-desahuciados_1_1343490.html

6. https://elpais.com/espana/andalucia/2022-10-20/aumenta-la-brecha-de-la-riqueza-que-parte-a-espana-en-dos-mitades.html

7. https://elpais.com/opinion/2022-10-22/riesgo-de-exclusion-social.html

8. Alternativas Económicas, octubre de 2022.

 

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La desigualdad en la educación habla de una sociedad injusta

Por: Andrés Mideros Mora

La desigualdad de oportunidades es la mayor limitante para el logro de justicia social, erradicar la pobreza, y para encaminar a una sociedad en una senda de desarrollo.

La desigualdad expresa restricciones estructurales que limitan a unas personas, las empobrecen; mientras que impulsan a otras, las privilegian. Las oportunidades se heredan, no son fruto del esfuerzo.

Esta es la naturaleza de una sociedad injusta. La vida que una persona tendrá está condicionada por su origen.  Es la realidad del Ecuador. El nivel de instrucción que se alcanza es un claro ejemplo de esta problemática. A 2021, apenas el 8,8% de las personas, de entre 25 y 35 años, cuyo padre o madre (cabeza de hogar) no tuvo instrucción, alcanzó la educación superior.

En comparación con el 86,4% de personas cuyo padre o madre tenían educación superior. La condicionalidad de origen también se expresa en la etnia y el área de residencia. El 23,7% de las personas indígenas, de entre 25 y 35 años de edad, tienen educación superior. Mientras que este porcentaje es del 46,5% para personas que se autoidentifican como mestizas o blancas.

Por área de residencia, se observa que el 50,2% de personas entre 25 y 35 años del área urbana tienen educación superior, mientras que este porcentaje es de apenas el 24,3% en el área rural. Nacer pobre, condiciona a vivir pobre.

El racismo excluye a gran parte de la población. Las brechas territoriales hacen que en la práctica la educación sea un privilegio y no un derecho. La desigualad es lo que explica la pobreza de unas personas y el privilegio de otras. Cambiar esta realidad, cohesionar a la sociedad, y garantizar derechos y oportunidades, demanda mayor inversión social y redistribución de la riqueza. Si no lo asumimos seremos un país inviable.

Si insistimos en el individualismo y en las visiones dogmáticas de austeridad fiscal y libre mercado, seguiremos privilegiando a pocas personas a costa de la mayoría.

Para hacer uso de este contenido cite la fuente y haga un enlace a la nota original en Primicias.ec: https://www.primicias.ec/noticias/firmas/desigualdad-educacion-expresion-sociedad-injusta/

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La pandemia agiganta la brecha educativa entre ricos y pobres

Un repaso a las pérdidas de aprendizaje durante la crisis en países de todo el mundo refleja grandes diferencias que pueden ir a más, advierten los especialistas.

Las heridas que la pandemia de covid ha dejado tras de sí son tan diversas y complejas que tardaremos todavía algún tiempo en atisbar su verdadera dimensión. Pero lo que a estas alturas parece ya incuestionable es que hoy el mundo es más desigual que antes de la crisis sanitaria, al menos en lo que se refiere a un ámbito tan importante para el futuro de los países y las personas como es la educación. Porque las pérdidas de aprendizaje que van comprobando y midiendo distintos estudios hasta el momento —“El impacto medio estimado en el aprendizaje es equivalente a cerca de lo que se aprende en medio curso escolar, aunque yo creo que está más bien entre un tercio y medio curso”, explica Ismael Sanz, profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos— son muy diferentes dependiendo de dónde se mire: han afectado más a los países menos desarrollados —que en general han tenido más tiempo cerradas sus escuelas— y, dentro de cada país, también han hecho mucho más daño a los más vulnerables.

En un mundo en el que el porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer y comprender un texto simple ha pasado del 57% al 70%, según los cálculos del Banco Mundial, las desigualdades pueden ir todavía a peor, precisamente, por las distintas capacidades de los países y los ciudadanos para compensar ahora las pérdidas. “El impacto de la covid-19 en el aprendizaje de los estudiantes en todo el mundo ha sido sustancial, y la desigualdad en el aprendizaje entre los grupos más favorecidos y desfavorecidos es probable que crezca con el tiempo”, advierten tres investigadores del Banco Mundial, la Universidad de Harvard y el instituto Brookings en un repaso hecho el pasado mayo a los principales estudios científicos realizados sobre el tema hasta ese momento. El trabajo repasa el caso de países como Dinamarca, donde no se han detectado pérdidas de aprendizaje entre los alumnos de primaria, mientras que en otros el cierre prolongado a supuesto perder un curso entero o más. Con todo, los especialistas insisten en la necesidad de seguir estudiando el fenómeno y las maneras de recuperar el tiempo perdido. De momento, lo que sigue es un repaso de lo que se sabe sobre las heridas educativas en algunos países de todo el mundo.

México: un largo cierre y la infancia trabajando

En México, las escuelas cerraron durante 48 semanas, por lo que fue uno de los países que más tiempo estuvieron en esta situación. El Gobierno decidió impartir sus clases en línea, en un país en el que el 24,4% de las personas de más de seis años no contaba con internet en casa. “Una de las emergencias más graves a nivel educativo de los últimos 100 años”, como la denomina un estudio sobre el impacto de la pandemia en la educación, en el mundo ha tenido en México efectos colaterales de enorme incidencia que han ampliado la brecha de desigualdad, el riesgo de abandono escolar y la exclusión social. Muchos niños tuvieron que salir a trabajar con sus padres para ayudar con los gastos de la casa y no se sabe cuántos han vuelto a las aulas. En este curso, el principal sindicato educativo se ha propuesto recorrer los territorios más desfavorecidos en busca de los estudiantes que se vieron obligados a dejar las clases. Aún se desconocen los resultados del proyecto.

Los datos de rezago de México ya eran preocupantes. Según el estudio antes mencionado, los alumnos de 10 años que no saben resolver una división exacta de tres dígitos aumentaron en 2021 hasta el 90,7%, 24,4 puntos porcentuales más que en 2018. El alumnado incapaz de leer y comprender un texto adecuadamente alcanzó el 54% en 2021. Los resultados afectan a los jóvenes de diferentes niveles socioeconómicos y de distinto género. La brecha se reduce con la edad: los de 15 años bajan los porcentajes, aunque el incremento continúa preocupando.

México es un ejemplo del desastre educativo que ha supuesto la pandemia en toda la región. “América Latina y el Caribe ya han perdido más de 10 años de progreso en el aprendizaje debido a dos años de cierre de escuelas por la covid”, aseguró el pasado enero Jean Gough, directora de Unicef para la región. Los efectos en cuanto a pérdidas económicas, tanto sociales como personales, están por ver, pero las estimaciones manejan ya cifras enormes.

Regreso a las aulas en septiembre de 2020 de alumnos de un colegio de   Watton-at-Stone, Hertfordshire, Inglaterra.
Regreso a las aulas en septiembre de 2020 de alumnos de un colegio de Watton-at-Stone, Hertfordshire, Inglaterra. ANDREW COULDRIDGE (REUTERS)

Reino Unido: los alumnos de primaria y los de estratos sociales más deprimidos, los principales perjudicados

La mayoría de los alumnos de la escuela pública inglesa experimentó un claro detrimento en su aprendizaje durante la pandemia, con claras diferencias respecto a la fase del confinamiento, la edad de los alumnos o su procedencia socioeconómica. El estudio elaborado por la Oficina de Calificaciones y Regulación de Exámenes (Ofqual, en sus siglas en inglés) ha analizado la incidencia del coronavirus desde marzo de 2020 a marzo de 2021. Los datos más precisos y completos corresponden al primer confinamiento, que se prolongó hasta finalizar el curso académico, en el verano de 2020. Durante ese periodo, la enseñanza fue en su mayor parte remota. El trabajo asignado a los alumnos resultó ser notablemente inferior a lo normal, y en su mayor parte, fue offline. Las clases virtuales fueron muy reducidas. El acceso a internet, la disponibilidad de un ordenador o tableta y la posibilidad de disponer de un espacio aislado y tranquilo de estudio en el hogar resultaron clave. En mayor o menor grado, la mayoría de los alumnos contaron con estos recursos, pero no fue así con otro amplio número.

Tras consultar a más de 200 fuentes, entre profesorado, alumnos y examinadores, Ofqual señala que las principales pérdidas de aprendizaje se produjeron en matemáticas y en alfabetización (lectura y escritura). No sorprenden las dos conclusiones adicionales del estudio: los estudiantes de primaria —que requieren una atención más cercana y constante— y los alumnos de estratos sociales deprimidos fueron las principales víctimas de la pérdida de aprendizaje.

Una clase en la escuela Wilson de Phoenix, Arizona, EEUU.
Una clase en la escuela Wilson de Phoenix, Arizona, EEUU.CHENEY ORR (REUTERS)

EEUU: retroceso récord en matemáticas

El Centro Nacional de Estadísticas Educativas (NCES por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ha confirmado esta semana lo que ya se intuía: la pandemia ha supuesto un importante paso atrás en la educación en Estados Unidos. El organismo ha publicado su Report Card, el equivalente estadounidense al informe PISA, que muestra un retroceso generalizado en matemáticas y lectura para los niños de cuarto y octavo (los cursos en que cumplen 10 y 14 años, por regla general).

En matemáticas, “los descensos son los mayores jamás registrados”, dijo Peggy G. Carr, comisionada del NCES, en la presentación del informe. En lectura, el retroceso fue algo menor, pero la tendencia a la baja venía de antes y la puntuación de los niños ha vuelto a niveles de 1992, cuando empieza la serie. El informe mide bien el impacto de la pandemia porque se realiza cada tres años y las anteriores pruebas fueron en 2019.

Estados Unidos cerró los colegios de forma general en la primavera de la pandemia y optó por la educación a distancia, lo que aumentó la desigualdad por el diferente acceso a los recursos. En el curso siguiente hubo colegios que volvieron a las clases presenciales, pero otros mantuvieron durante meses la enseñanza remota, lo que generó un debate que alcanzó connotaciones políticas. Los resultados no arrojan conclusiones claras sobre qué funcionó mejor.

Alumnos de primaria en Wuhan, en septiembre de 2020.
Alumnos de primaria en Wuhan, en septiembre de 2020. ALY SONG (REUTERS)

China: la asistencia ‘online’ marca la diferencia

El Gobierno chino, que ha hecho de la lucha contra la covid-19 una prioridad nacional desde el estallido de la pandemia, apostó en febrero de 2020 por suspender las clases presenciales y urgió a las instituciones de enseñanza a buscar alternativas a través de internet. El cierre de los centros educativos afectó a más de 282 millones de estudiantes de todos los niveles y 17,32 millones de profesores, según datos del Ministerio de Educación, y en algunas provincias llegó a extenderse hasta el inicio del curso siguiente; la interrupción de clases sigue produciéndose esporádicamente en caso de rebrote.

La medida, sin embargo, sirvió de aliciente para acelerar el desarrollo de aplicaciones virtuales de enseñanza y mejorar el acceso a internet en regiones remotas. En colaboración con los gigantes tecnológicos del sector, el Ministerio de Educación lanzó varias plataformas de clases en directo, capaces de soportar la conexión de hasta 50 millones de usuarios simultáneamente. Con el fin de evitar un aumento de la desigualdad entre el alumnado, especialmente entre aquellos con acceso limitado a internet, desde la cartera de Educación se prohibió avanzar en el temario hasta la reanudación de las clases presenciales, y se ofrecieron libros de texto gratuitos y acceso a otros materiales.

Un estudio que compara el impacto de las prácticas adoptadas entre febrero y abril de 2020 por tres institutos de la ciudad china de Baise (Guangxi) concluye que los alumnos que recibieron apoyo en línea durante las siete semanas en las que las clases estuvieron suspendidas tuvieron un mejor rendimiento académico que aquellos que se limitaron a estudiar sin asistencia del profesorado. Los resultados muestran que los estudiantes de zonas rurales y urbanas se beneficiaron en la misma medida de la enseñanza en línea, siendo, de hecho, los que tenían notas más bajas quienes demostraron mayor avance.

Un aula desierta en el colegio público Rufino Blanco en Madrid, en marzo de 2020, durante el cierre de las escuelas.
Un aula desierta en el colegio público Rufino Blanco en Madrid, en marzo de 2020, durante el cierre de las escuelas. PACO CAMPOS (EFE)

España: la diferencia entre escuelas

Solo dos trabajos han dado la medida de las pérdidas de aprendizaje de los alumnos españoles, cuyos centros escolares estuvieron cerrados durante 14 semanas en 2020. El primero, con datos de alumnos de 13 y 14 años del País Vasco y el propósito explícito de medir el impacto de de la crisis, llegó a la conclusión de que los estudiantes de la escuela pública perdieron el equivalente a medio curso en Matemáticas y los de la concertada, apenas nada. El segundo estudio es el informe que hace periódicamente el Consell Superior d’Avaluació de Cataluña de las destrezas de los alumnos de 4º de ESO (15 años). Este refleja una caída en 2021 de 2,7 puntos en castellano, 9,1 en matemáticas y 6,3 en inglés frente a las pruebas de 2020. Mientras algunos especialistas aseguran que no toda la bajada es atribuible a la pandemia, el consejero catalán de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, insistió en que la bajada no fue lineal, sino que resultó más profunda “en situaciones de vulnerabilidad”, es decir, en los contextos socioeconómicos más desfavorecidos.

Preguntada la Ministra de Educación, Pilar Alegría, el pasado mes de agosto por si tiene el Gobierno alguna acción prevista para recuperar las pérdidas de la pandemia, únicamente se refirió a la puesta en marcha de un plan de salud y bienestar emocional para los jóvenes.

Un clase en un colegio en Den Bosch, en Países Bajos, en mayo de 2020.
Un clase en un colegio en Den Bosch, en Países Bajos, en mayo de 2020.PIROSCHKA VAN DE WOUW (REUTERS)

Países Bajos: la buena conectividad no evita los baches

Para impedir los contagios, las escuelas de primaria estuvieron cerradas en Países Bajos por completo un total de 13 semanas entre 2020 y 2021, y de forma parcial otras cuatro semanas. En los centros de secundaria, el total de la clausura fue de 19 semanas, con otras 19 de manera parcial, según el Ministerio de Educación. Un informe de sus expertos, publicado en octubre de 2021, indica que los alumnos de secundaria experimentaron un promedio de retraso de 27 semanas en habilidad lectora. Para los de FP, el promedio fue del año entero. En la primaria, esos baches se notaron a su vez en matemáticas (una media de 10 semanas) y lectura (siete semanas). En las familias en las que los padres tenían pocos estudios, la brecha era más visible. Para paliar la situación, en 2021 el Gobierno anunció una partida de 5.700 millones de euros extra destinados a todas las escuelas para ese año académico y el siguiente.

“La pérdida es hasta un 60% mayor entre los alumnos de familias con pocos recursos”, dice un estudio sobre el impacto del primer cierre de ocho semanas en 2020 en los alumnos entre 8 y 11 años. Si bien un 98% de los hogares holandeses tienen acceso a internet, y el país encabeza las listas de la UE en conectividad de banda ancha de alta velocidad, “ello no garantiza la calidad de la educación virtual”, advierte el texto. El alto grado de autonomía de los centros educativos a la hora de aplicar el programa oficial de estudios “podría explicar las variaciones [entre una escuela y otra] en la pérdida estimada de educación”, concluye el estudio.

Tres niñas estudian en casa durante el cierre de las escuelas en Kigali, Ruanda.
Tres niñas estudian en casa durante el cierre de las escuelas en Kigali, Ruanda.MUSSA UWITONZE (MAJORITY WORLD/UNIVERSAL IMAGES )

Malaui: Poner cifras al brutal impacto en África

En África, la mayoría de los países cerraron sus escuelas de primaria un mínimo de siete meses, pero el retraso en el aprendizaje fue y sigue siendo mucho mayor. En Malaui se pudo medir de manera precisa gracias a una investigación con el apoyo del Banco Mundial. Según un estudio publicado el pasado mes de abril en Education for Global Development, los niños de este país sufren una pérdida de conocimientos que dominaban previamente que equivale a un retraso de dos años y tras su incorporación a las aulas se observa una desaceleración en su aprendizaje.

Muchos países adoptaron medidas para tratar de compensar la pérdida de clases: en Ghana se fomentó el aprendizaje a distancia y la biblioteca digital nacional y en Cabo Verde se estimuló la enseñanza a través de radio y televisión . Pero no fue suficiente: África subsahariana está a la cola mundial en el uso de herramientas digitales en la escuela debido al escaso acceso a internet, tanto en los centros educativos como en los hogares. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, menos de una de cada tres viviendas urbanas tiene un ordenador conectado a la Red. En las zonas rurales el porcentaje desciende a uno de cada 20.

Para tratar de afrontar el problema se puso el acento en el móvil, mucho más extendido: los grupos de WhatsApp y otras plataformas de comunicación se llenaron de tareas escolares. Pero mientras en Lesotho, Ruanda o Malaui la mitad de los profesores recibieron formación sobre enseñanza digital, en países como la República Democrática del Congo dicho porcentaje no llegó al 2%. La educación africana no estaba preparada para la pandemia y dos años después no ha podido absorber el golpe.

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Casi el 70 % de la población sin alfabetizar son mujeres

Por: Efeminista

La organización Manos Unidas alerta de las consecuencias de la falta de alfabetización entre mujeres, que conforman dos terceras partes de los casi 800 millones de personas en el mundo sin alfabetizar.

Con motivo del Día Internacional de la Alfabetización, el 8 de septiembre, la ONG denuncia que el analfabetismo cronifica la pobreza y aumenta la desigualdad, ya que las personas que no saben leer ni escribir tienen más dificultades para conocer sus derechos y para ejercerlos.

Un impulso a la alfabetización

En 2021 Manos Unidas aprobó 108 proyectos de carácter educativo por un importe superior a los 6,5 millones de euros, para apoyar directamente a 154.000 personas.

Con motivo del Día Internacional de la Alfabetización y en el marco de su campaña «Nuestra indiferencia los condena al olvido», Manos Unidas pone el foco en aquellas personas que no tienen acceso a la educación o que, ya adultas, no han adquirido las nociones básicas de lectoescritura que les permitan hacer frente con ciertas garantías a su día a día.

En plena era de la digitalización, 773 millones de jóvenes y adultos de todo el mundo siguen careciendo de las competencias básicas de alfabetización, y el impacto de la COVID-19 «pone en peligro los logros alcanzados con tanto esfuerzo en materia de alfabetización».

Las mujeres conforman las dos terceras partes de esos casi 800 millones de personas analfabetas.

Aunque la alfabetización y el derecho a la educación estén ratificados por diversos acuerdos internacionales y legislaciones nacionales, la realidad es que muchos Estados no cumplen lo prometido.

La desigualdad en el reparto de las tareas en el hogar, así como las costumbres y tradiciones de ciertas comunidades, sitúan a las mujeres en un plano de inferioridad frente a los hombres en cuestiones de alfabetización, explica Manos Unidas en una nota.

Además, en algunos lugares del mundo prevalecen costumbres como el matrimonio infantil que convierte a las niñas en adultas, de manera prematura, y les priva de su derecho a estudiar y, con ello, a prosperar y a tener un papel relevante en la sociedad.

Fuente de la información e imagen: https://efeminista.com

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México: calculan entre 35 mil y 45 mil niños y adolescentes reclutados por el crimen

Por: Redeco

De acuerdo con las estimaciones de organizaciones de la sociedad civil, en el país hay entre 35 mil y 45 mil niñas, niños y adolescentes reclutados por el crimen organizado.

Además de que son víctimas de toda clase de violencias, se les obliga a realizar conductas que los deshumanizan, y a pesar de que puedan escapar y reinsertarse en la sociedad, les dejan marcas físicas y emocionales imborrables, expuso la Secretaría Ejecutiva (SE) del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), de la Secretaría de Gobernación.

Durante la sesión permanente de comisiones de la instancia nacional y las estatales, la encargada de despacho de la SE del Sipinna, Constanza Tort San Román, alertó que factores estructurales como la desigualdad y el rezago social propician que esta población esté más expuesta al reclutamiento por parte del crimen organizado.

Las cifras oficiales muestran que, hasta julio pasado, había reporte de 3 mil 99 adolescentes de entre 14 y 17 años con medidas privativas de libertad; 93 por ciento, varones.

Además, las estadísticas del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social, adscrito a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), muestran que 101 menores en esta situación tenían entre 12 y 13 años.

En las cifras del órgano de readaptación social se considera como adolescentes procesados, con medidas privativas y no privativas de su libertad, a personas desde 12 y hasta 24 años de edad. En suma, son 5 mil 560 los adolescentes sancionados por delitos del fuero común y federal, de los cuales mil 318 se encuentran en internamiento y el resto están libres con medidas cautelares o con una suspensión condicional del proceso.

Jalisco, Nuevo León, Baja California, Guanajuato, Zacatecas, Sinaloa, Aguascalientes y Chihuahua concentran la mayor cantidad de adolescentes vinculados a un proceso legal.

A la par, en un foro en el Senado, la funcionaria federal agregó que mientras las calles fueron en el pasado un lugar de juego para infantes y adolescentes, perdieron su derecho de apropiarse de éstas y actualmente son un espacio donde se enfrentan a riesgos que comprometen su integridad, su futuro y su vida; eso tiene que cambiar rápido.

Fuente: https://www.redeco.com.ar

 

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La marcha del absurdo

Por: Carlos Munevar

“¡Qué tal esto! Los simios gobernando”, y luego al ser interpelada por una periodista independiente contesta con altivez “¡que educación puede tener un negro!, refiriéndose a Francia Márquez, gritaba con los ojos desorbitados, ciega de odio, una señora en la plaza de Bolívar durante la marcha uribista del día 26 de septiembre. Según la policía nacional más de 60 mil personas salieron a la calle a protestar contra muchas cosas pero a la vez contra nada, porque esas cosas en el fondo no tienen contenido y lejos de reivindicar necesidades sociales y luchar por derechos, fue una marcha sui generis pues sus motivaciones principales están basadas en mentiras repetidas durante 20 largos años y acumuladas durante siglos de colonialismo cultural que hoy son causa del odio en contra de Petro y de los sectores sociales que lo apoyaron camino a la presidencia.

Obviamente las mentiras se reencauchan y se adaptan a las necesidades del mentiroso, no lleva dos meses Petro en la presidencia y ya la oposición uribista le atribuye la responsabilidad de la profunda crisis económica que atraviesa el país. Pero además de eso se opone férreamente a las medidas económicas, sociales y políticas que se presentan para poder salir del escenario difícil que dejó la nefasta presidencia de Duque, el país está quebrado, la corrupción permea todas las instituciones, el paramilitarismo se rearma, el hambre es una realidad para las dos terceras partes de los colombianos, la canasta familiar esta por las nubes, la crisis institucional es muy grave, es decir todo un caldo de cultivo para que las fake news replicadas por cadenas de whats app y los titulares tendenciosos de periódicos y noticieros de propiedad de empresarios de tendencia uribista, manipulen el inconformismo y el odio de ese gran sector social de origen conservador, analfabeta acostumbrado a la violencia y adulador de las fuerzas militares, que cabe recordar, en Colombia no son pocos.

Salvemos a Colombia, defendamos nuestra democracia, protejamos a nuestras familias, vamos contra la dictadura, el comunismo es muerte, si nos toca armarnos lo hacemos; Son algunas de las consignas que se escuché durante la marcha y es imposible no preguntarse ¿cuál democracia defienden? ¿qué significa democracia para este sector del pueblo colombiano? ¿acaso es una democracia en donde el ciudadano con aires de superioridad se puede armar para matar a ese otro que piensa diferente? ¿de qué nos van a salvar?; luego en el noticiero de la noche en horario prime, la voz de un periodista decía algo así como: “fue una marcha pacífica”, “esta vez no hubo vandalismo”, “ fue un ejemplo”,  “ la marcha tuvo mas de 20 cuadras” , “a la gente la tienen que escuchar” es decir, parecía más una exaltación al acontecimiento, que un informe imparcial de los hechos, así simple, en pleno horario estelar en donde las familias colombianas se sientan a cenar, el noticiero legitimó la masacre de cientos de manifestantes durante el estallido social del 2021, al llamarlos “vándalos”.

Colombia esta polarizada en extremo, es cierto, sin sindicatos, movimientos populares, comités de paro ni organizaciones barriales, la derecha sacó a las calles a miles de personas, sin nada claro en la cabeza, llenos de conceptos errados, con la camándula en una mano y el fusil en sus palabras, fue una marcha “pacífica” porque el gobierno de Petro no les infiltró la movilización, ni utilizó el ESMAD, pero ¿ acaso hay algo pacífico en la amenaza de fortalecer los grupos paramilitares, la amenaza de levantarse en armas, la expresión mas primitiva de odio al diferente ejemplificada  en el racismo, la xenofobia, el odio hacia los pobres, el desprecio hacia los feminismos y la mentira repetida incansablemente?.

Yo si estoy preocupado, el gobierno debe avanzar rápidamente, pero debe tener el apoyo de esos 11 millones de colombianos que queremos el cambio; la movilización, la expresión en redes sociales, la organización popular deben ser banderas irrenunciables, las calles no las podemos ceder al oscurantismo, no podemos seguir subestimando y tratando con desdén y burla  a esos miles de colombianos que creen en el proyecto narcoparamilitar uribista, ellos no son una minoría, son una multitud diversa unida en torno al odio a Petro, la veneración a Uribe, el miedo al cambio y el culto a la violencia, tienen altavoces en el gobierno, en los medios de comunicación. Son las diversas caras del fascismo que se reacomodan y aprovechan cualquier grieta, error o descuido para recuperar el gobierno, la de ayer fue la marcha del absurdo, pero si de algo somos conscientes los colombianos es que en nuestro país cualquier cosa puede pasar por absurda que parezca.

Pedirle resultados a un presidente que ni siquiera se ha acomodado en la silla, defender lo indefendible como lo han sido los nexos de algunos sectores de las fuerzas armadas con  el paramilitarismo y el narcotráfico, arengar a favor de la familia pero hacerse el de la vista gorda con el hambre y la pobreza, defender la democracia pero exaltar la homofobia, el racismo, la xenofobia o no reconocer el triunfo de Petro en las elecciones son expresiones que denotan que las mentiras repetidas y toleradas se vuelven paradigmas contra los que se debe oponer la fuerza de la razón sin darle tregua alguna.

Fuente: El autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

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Altísima tristeza: el suicidio contemporáneo

Por: Samuel González Contreras
De acuerdo con Albert Camus, “no hay más que un problema filosófico verdaderamente serio, y ese es el suicidio”. En el mundo moderno, la incidencia de este acto radical ha aumentado en gran proporción debido a muchos factores, algunos de los cuales este artículo revisa y acude a la sociología, la psicología y la literatura en busca de respuestas.

Ahora creo que todo va a cambiar./ Hace una semana compré un libro vital:/ Cómo conquistar amigos y disfrutar de la vida./ Cada mañana leo un capítulo:/ ayer me tocó repetirme, ante cada contratiempo:/ soy feliz, soy feliz, soy feliz/ hoy me toca abrirme vitalmente a todas las/ oportunidades o sea: decir a todo que sí/ mañana me tocará pensar un poco en los demás:/ tratar de adivinar qué quieren, para/ complacerlos de inmediato./ Yo creo que en una semana todo va a ser perfecto…/ salvo que aún no he decidido si seguir leyendo/o de una vez abrir la llave del gas.

Elena Jordana

Aquel día pretendía llegar a algún punto en la ciudad, no recuerdo cuál. Retengo la tarde y cierto brillo del sol posándose en el andén: esperar el Metro para abordarlo y dirigirme así a algún sitio. Es el propósito de poseer rumbo en medio de un mundo y de sí mismo. De pronto, la persona delante de mí desplegó algunos pasos erráticos y desconfiados; admiré a lo lejos el tránsito de esa bestia naranja que hasta entonces siempre me había parecido hermosa. Tras esos trazos, vi su cuerpo lanzarse contra las vías y sentí cómo su vida transitaba –de un momento a otro y a una velocidad infinita–, entre un inmenso estallido y el silencio absoluto.

Era alguien que se había suicidado frente a mis ojos. La fuerza de la máquina había fragmentado su cuerpo, el conductor frenó inhóspitamente y las personas al interior de los vagones se agitaron como cenizas desperdigadas, sin coherencia alguna entre sí. Luego, volvió a encenderse la máquina para dar marcha atrás y asomaron los restos desposeídos de una estrella embarrada contras las vías. La estación fue desalojada y trabajadores del lugar llegaron con bolsas negras para depositar sus restos. Casi no había nada que recoger…

Quería abrazar a mi madre, quería abrazar al mundo, quería saber su nombre. Busqué al siguiente día noticias sobre su muerte, no encontré ninguna, decidí llamarlo Joaquín para poder regresar algo de él a la realidad, yo tenía diecinueve años. Una altísima tristeza me colmó. Ver estallar a alguien hasta su propia extinción es una de las experiencias más violentas de la vida, pero también de las más naturales. Las personas colapsamos y desistimos de nuestra participación en el mundo, de forcejear con él a costa de convertir nuestro cuerpo en un arma, un mensaje, o sencillamente resguardarnos en el candor de una nada infinita.

Para la modernidad el suicidio agita explosivamente las coordenadas del individuo como pilar del Estado y de la sociedad: ¿Se trata del acto más egoísta y cobarde? ¿Del único acto que no resulta fallido? ¿Puede concebirse como el tránsito más libre y sublime? ¿O sencillamente se trata de una patología creciente o degenerada que transitaría tanto por la genética como por disposiciones fisiológicas al interior de esa compleja selva de enfermedades y padecimientos mentales alimentados y potenciados por nuestros tiempos?

Pobreza, desigualdad y suicidio

Los estragos de la pandemia global por Covid resultan evidentes: aumento radical de las desigualdades sociales. El Atlas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), muestra que los trastornos de ansiedad aumentaron en un 25.4 por ciento y los trastornos de depresión mayor en un 27.6 por ciento. Este panorama ostenta el precedente de una trayectoria en donde la estancia de adolescentes en centros psiquiátricos aumentó de manera estrepitosa. En las últimas tres décadas, el estado español vio cuadruplicar dicho fenómeno en personas de entre diez y veinticuatro años (José Juan Morales y Ana Torres Menárgues, El País).

El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud como “el acto deliberado de quitarse la vida”. Aunque en términos fisiológicos pueda resultar certera dicha acepción, su orientación es una temible penumbra en términos sensibles. En diversas sociedades “primitivas” el suicidio constituía una práctica común, e incluso honorable, como en el caso de comunidades en Japón o China, mientras que en diversas tribus africanas era –y es– temiblemente condenado, hasta el punto en que se opta por no convivir con el cuerpo del suicidado e incluso por quemar su casa.

Infelizmente, el suicidio aumentará sustancialmente. Actualmente (y hasta donde los informes alcanzan) setenta y siete por ciento de los 700 mil suicidios anuales acontecidos globalmente trascurren en países periféricos y más de la mitad son realizados por hombres. De acuerdo con el Banco Mundial, cien millones de personas transitaron a la pobreza a causa de la pandemia, mientras que en el mismo período la franja de hambruna se engrosó en 40 millones de personas. Al mismo tiempo, el gasto público en salud mental sigue rondando la barrera pírrica del dos por ciento; dicha estimación puede ser completamente imprecisa en el caso de diversos países. Tal y como denuncia el minucioso informe de Oxfam: ¡Las desigualdades matan!

La pandemia por venir

En los términos de diversos organismos nacionales e internacionales se combaten los principales medios a través de los cuales la gente determina quitarse la vida, intentado que el acceso a ellos no resulte tan sencillo: plaguicidas (sobre todo, y no por nada, en el mundo rural), ahorcamiento y disparo con armas de fuego. Entre jóvenes de quince a veintinueve años ocupa la cuarta causa de muerte, por encima de los accidentes de tráfico, la tuberculosis y la violencia interpersonal. Existe un valioso discurso del rector de la Universidad de Atenas, Jristos Kitas, emitido durante los disturbios que se sucedieron tras el asesinato policial de Alexis Grigorópulos, un joven anarquista de 15 años, en 2008:

Hace al menos dos años dije a todo el que quisiera oírme que hay un divorcio absoluto entre la juventud y el sistema, pero nadie me hizo caso. Ahora todos reparan en los jóvenes. Su rabia ha tocado el corazón de la Universidad, y eso es lo grave, porque no sólo es un recinto donde se dan clases, sino un símbolo de la sociedad […] Claro que tienen razón para expresar su malestar, toda la razón del mundo.

Como señala la Organización Panamericana de la Salud: “Cada año mueren más personas a causa del suicido que por VIH o cáncer de mama, la malaria o que por la guerra y los homicidios.” En la actualidad, cada cuarenta segundos una persona se suicida a nivel mundial. A esa cifra debemos hacerla dialogar con las muertes acumuladas por el consumo de opioides sintéticos (principalmente fentanilo), que sólo en el último año acumularon 70 mil (de cien mil relacionadas a las drogas) en Estados Unidos, aunque estas defunciones no resulten sencillamente interpretables en el terreno del suicidio. Estudios recientes en ese país revelaron la profunda soledad y ruptura de lazos de confianza que experimentan actualmente las personas. En un de ellos se expone cómo, entre 1985 y 2004, el universo de vínculos sociales existentes en la población se redujo en un treinta por ciento, mientras que las personas que manifestaron no contar con nadie en quien confiar se triplicó (Maia Szalavitz, The New York Times). Es por ello precisamente que The Lancet ubica en la adicción a los opioides sintéticos una pandemia a la que nos aproximamos.

La (imposible) romantización literaria

En términos poéticos y discursivos no son significativas las campañas actuales. Quizás congratulen a nuestros funcionarios estatales y empresariales, pero en términos sensibles operan como un tratamiento superficial para una hemorragia que no pretende ser abordada de manera frontal. La Organización Panamericana para la Salud creó un lema que reza: “crear esperanza a través de la acción”. La frase es profundamente obtusa e incomprensible para quienes han extraviado las ganas de vivir. Goza de una poética famélica y no incita al diálogo ni a una sensibilidad para hablar de cómo la vida se ha devaluado. Quizás la poética gestada entre escritores suicidas pueda brindar un poco de ayuda, en principio, para intentar comprender o interpretar aquello que ocurre en el terreno del sentido y el valor de la vida. Lejos de la autodestructiva gala literaria que puede hacerse del dolor en torno al suceso, es posible encontrar una larga lista de escritores que han llevado sus vidas hasta sus extremos. En Wikipedia, por ejemplo, existe una lista compuesta por más de 180 nombres.

El suicidio es un tema instalado en la literatura de los últimos siglos, y no por casualidad. Existen obras enteras que lo tratan, como la Agencia General del Suicidio, de Jaques Rigaut, o más recientemente, El arte de volar, de Antonio Altarriba, donde el autor aborda audazmente el suicidio de su padre: volar, después de todo, era una práctica que antecedía al irreparable brinco al vacío para renunciar a la vida. Todo ello refleja que el suicidio es todo menos una práctica uniforme, cuyo sentido pueda ser universalmente equiparable u homologable. Sylvia Plath dejó pan con mantequilla en el cuarto de sus hijos antes de meter la cabeza en el horno, por si ellos despertaban con hambre. Por su parte, Ernst Weiss rasgó sus venas al contemplar la incursión triunfante del ejército fascista en París, mientras que Alejandra Pizarnik recurrió a una dosis letal de cincuenta pastillas de seconal sódico. Ella retrató la presencia de las sombras en nuestras vidas: “¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas?”

Hace meses un amigo decidió quitarse la vida. Se trataba de un joven escritor y militante anarquista que participó en las protestas de Guadalajara (México) en 2004, en el marco de la III Cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea, aquello que el estúpido presidente en turno de México denominó: “globalifóbicos”. No tenemos casi nada que reprochar a esa persona, cuya sensibilidad y ternura eran formidables y feroces, y que portaba en la piel la marca de una macana que le partió el cráneo. Nada que prevenir, todo por transformar radicalmente.

Samuel González Contreras es escritor, tallerista y promotor cultural.

Publicado en La jornada, 21/08/2022

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