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Panamá: Ministra de Educación asegura llegar a acuerdo con la comunidad educativa

Panamá/Febrero de 2017/Fuente: Metro Libre

La Ministra de Educación, Marcela Paredes, asegura haber llegado a acuerdos con la comunidad educativa con respecto al proyecto de demolición de la estructura que alberga a las escuelas Instituto Comercial Bolívar y República de Venezuela.

La titular de la cartera educativa expresó que se ha logrado restablecer la comunicación con docentes y padres de familias y se ha llegado a un acuerdo, los mismos quieren una nueva escuela y mientras dure la construcción los estudiantes acudirán a lugares donde puedan continuar su educación “Hemos identificado las áreas”, recalcó

Entre las soluciones de reubicación mencionadas por Paredes, se destaca el “Edificio Poli” ubicado en Ave. Cuba. El representante Ramón Ashby Chial, se compromete a financiar el tiempo de alquiler.

La estructura tiene 87 años y en etapa de mantenimiento de 2014 el deterioro era visible, la jefa de cartera de educación señaló desconocer las razones por las cuales no se completaron las reparaciones en su momento.

Paredes, manifestó que es comprensible que hubiese descontento por parte de la comunidad al conocer de la demolición, en enero.

La funcionaria afirmó en TVN Noticias AM, que se realizaron gestiones para solicitar a la administración pasada el informe del estado estructural de la escuela, sin embargo declaró que el mismo nunca completó el proceso por parte del MEDUCA, antes del inicio de  esta gestión.

Añadió que a finales de 2014 la Universidad Tecnológica de Panamá envió reporte en donde recomendaba que se hiciera restauración o se construyera una escuela nueva y el mismo fue sometido al estudio de los ingenieros del Meduca, quienes pidieron aclaración al equipo técnico de la UTP. Por su parte la ministra afirma que tuvo conocimiento certero del informe para poder empezar a gestionar el proyecto.

Fuente: http://metrolibre.com/nacionales/ministra-de-educacion-asegura-llegar-a-acuerdo-con-la-comunidad-educativa-805

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La verdad sobre las grietas y goteras de la Ciudad Universitaria

Por: Ignacio Mantilla

No pretendo desconocer que más de una docena de las edificaciones del campus de Bogotá requieren una intervención prioritaria, principalmente en sus cubiertas. Tampoco ha sido propósito de la dirección de la Universidad ocultar esta situación. En efecto, yo mismo cuando asumí la rectoría evidencié estos problemas provocados por décadas de baja inversión en la infraestructura de la Universidad. Una de las primeras tareas fue la de realizar un diagnóstico detallado de las edificaciones de la Universidad. El informe del estado de algunos edificios se plasmó en un folleto con más de 150 imágenes que presentaban el deterioro alarmante en Bogotá.

Por entonces convoqué a los exrectores de la Institución para presentarles con detalle el diagnóstico y buscar junto a ellos caminos de solución efectivos, pues sabía que esta situación había sido enfrentada de distintas maneras por cada uno de ellos. El grupo de exrectores redactó y firmó una carta enviada al Presidente Santos el 16 de agosto de 2012. En ella se exponía la preocupante situación del campus de Bogotá y de la insuficiente financiación de la Institución que le impide destinar los recursos necesarios a la infraestructura.

Ante el fracaso de la iniciativa me preocupé por gestionar los recursos para superar el más grave y urgente problema de ese momento: la ausencia de un hospital universitario para consolidar una adecuada formación en las distintas carreras del área de la salud. Este problema se agudizó desde el cierre del Hospital San Juan de Dios y había provocado ya un paro de estudiantes de medicina. Por supuesto, también gestioné recursos necesarios para el mantenimiento, actualización y modernización de la infraestructura. Así fue como durante un año trabajamos por la aprobación de la ley 1697 de 2013, ley de Estampilla pro Universidad Nacional. Este proyecto que tuvo el apoyo unánime del Congreso de la República y del Gobierno Nacional nos ha permitido disponer de nuevos recursos que se han destinado con exclusividad a la infraestructura de la Universidad. Gracias a ellos, hoy contamos con el nuevo Hospital Universitario Nacional en plena actividad, equipado con la más alta tecnología para la atención adecuada de los pacientes y la formación de calidad de nuestros estudiantes.

Adicionalmente, con los recursos de la Estampilla, algunas donaciones y la priorización de los recursos del presupuesto de la Universidad hemos llevado a cabo en la Ciudad Universitaria, entre otras obras, la intervención en un alto porcentaje de las cubiertas de edificios, áreas públicas y vías peatonales, la modernización del edificio insigne de la Facultad de Ingeniería y la construcción de dos nuevos edificios: el de la Facultad de Enfermería y el del Archivo Histórico. Durante los últimos cuatro años hemos realizado en el campus de Bogotá el reforzamiento estructural completo a 11 edificaciones que representan cerca de 50 mil metros cuadrados de construcción.

Sin embargo, es evidente que falta mucho por intervenir y por invertir, que el presupuesto no es suficiente y que las necesidades son urgentes. Hoy por hoy nos concentramos en el mantenimiento preventivo y correctivo de varias de las casi 40 edificaciones patrimoniales de la Ciudad Universitaria. Lamentablemente a veces la intervención urgente, por ejemplo de las cubiertas, enfrenta retrasos debidos a los trámites requeridos para obtener los permisos necesarios que establecen las normas de los entes de control. En ocasiones, ni siquiera con los recursos disponibles es posible llevar a cabo, a tiempo, las intervenciones necesarias.

Como lo informé en un reciente artículo, la Universidad Nacional cuenta en sus 8 sedes con más de 320 edificios dedicados a la docencia, la investigación y la extensión. Los problemas de infraestructura se han presentado especialmente en Bogotá y principalmente en algunos de los 102 edificios construidos antes de la expedición de las normas de sismo resistencia. Se ha llevado a cabo, como ya se dijo, el reforzamiento de una decena de edificios y hay 17 construidos en los últimos años que no requieren intervención. Actualmente, tenemos 15 edificios en observación, monitoreados permanentemente y 2 edificios que requieren una recuperación de emergencia.

Se ha priorizado la intervención de las cubiertas de otros 20 edificios. Esto tiene un costo de 17 mil millones de pesos; parte de estos recursos ya se han dispuesto, tomándolos de otros proyectos. El valor estimado para la intervención integral de todas las edificaciones de la Ciudad Universitaria que deben ser atendidas y actualizadas bajo las normas de sismo resistencia es de 750 mil millones de pesos. Si a esto se suman las nuevas obras proyectadas, la cifra requerida se acerca a los 900 mil millones de pesos.

El caso particular de la Facultad de Derecho está siendo atendido y revisado con urgencia. Sin embargo, la aparición de esta situación tiene que ver también con que en el pasado se llevaron a cabo intervenciones estructurales sin el debido estudio técnico que las soportara. El edificio de Derecho originalmente se construyó de dos pisos; hoy tiene tres.

La búsqueda de soluciones y la gestión permanente de recursos sigue siendo nuestra preocupación y prioridad. En este semestre estamos acudiendo a la contratación de nuevas cuadrillas y brigadas encargadas de atender los puntos vulnerables de la infraestructura. Hemos organizado el presupuesto y los proyectos de inversión de tal manera que se atiendan las necesidades de infraestructura de la Universidad para superar las urgencias y continuar con la modernización física de la Institución.

Ante este innegable esfuerzo de la administración de la Universidad, no entiendo que tenga mayor impacto en los medios, la aparición de una nueva gotera, que la apertura de un nuevo hospital o la inauguración de un nuevo edificio. En este sentido, insisto en que la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, tiene 8 sedes y cuenta con edificaciones y campus que no tienen nada que envidiar a las más modernas y bellas instalaciones de universidades europeas o norteamericanas. Invito a los medios a que visiten todas nuestras sedes para que puedan entregar a la comunidad una imagen más real de la universidad de todos, la Universidad Nacional de Colombia.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/verdad-sobre-grietas-y-goteras-de-ciudad-universitaria

Foto de archivo

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Canadá: Parent groups ask feds to pay for seismic upgrades to B.C. schools

América del Norte/Canadá/Octubre de 2016/Autor: Liam Britten/Fuente: CBC News

RESUMEN: Una coalición de A.C. grupos de padres dice que ya no puede esperar para acelerar las mejoras sísmicas de las escuelas y se quiere que el gobierno federal intervenga.La coalición envió una carta que pide al gobierno del primer ministro Justin Trudeau  utilizar algunos de los fondos programados para proyectos de infraestructura para mejorar las escuelas sísmicamente poco sólidas. «Los edificios en los que nuestros hijos pasan la mayor parte del día deben mantenerlos a salvo en un terremoto, no presenta una amenaza agravada y poner en peligro su seguridad,» la carta. «Actualizar Sísmicamente escuelas es un asunto urgente de la seguridad pública. La carta dice que la financiación de mejoras sísmicas para las escuelas deben ser responsabilidad tanto del Ministerio Federal de Seguridad Pública y Protección Civil como del Ministerio de Infraestructura y Comunidades.

A coalition of B.C. parent groups says it can no longer wait for the province to speed up seismic upgrades of schools and it wants the federal government to step in.

The coalition sent a letter calling on Prime Minister Justin Trudeau’s government to use some of the funds slated for infrastructure projects to upgrade seismically unsound schools.

«The buildings in which our children spend the majority of their day should keep them safe in an earthquake, not present a compounded threat and jeopardize their safety,» the letter read.

«Seismically upgrading schools is an urgent matter of public safety. Why is the safety of our children discussed in the context of political games and priorities and treated as an education budget item?»

The letter says funding seismic upgrades to B.C. schools should be the responsibility of both the federal Ministry of Public Safety and Emergency Preparedness and Ministry of Infrastructure and Communities. The writers argue federal funding would take pressure off the provincial education budget as well as provide more immediate safety for students.

‘Not good enough’

Jennifer Stewart, of the Parent Advocacy Network for Public Education, one of the groups that co-wrote of the letter, says it was penned because the province isn’t moving fast enough.

She pointed out there are still 166 schools that need to begin seismic mitigation projects.

«We say that’s not good enough,» she told On The Coast host Stephen Quinn. «In Vancouver and Richmond alone, there are 35,000 kids in high-risk buildings … and we say that’s unacceptable.»

Stewart says schools are essential from a public safety standpoint as well, because in the event of an earthquake, public buildings will be needed for emergency shelter

Infrastructure Canada responded to this story by saying it received the letter, and said the Government of Canada is working with Emergency Management B.C. to «update and revise a Government of Canada earthquake response protocol» and is working «to develop the next phase of the infrastructure plan for long-term transformative change.»

Fuente: http://www.cbc.ca/news/canada/british-columbia/seismic-upgrade-school-1.3823394}

Imagen de archivo

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Sudáfrica: Education Department Will Likely Miss School Infrastructure Deadline

África/Sudáfrica/17 de Septiembre de 2016/Autora: Diana Mellow/Fuente: All Africa

RESUMEN: El Departamento de Educación Básica dice que es poco probable que todas las escuelas públicas en África del Sur  reunan las normas y estándares mínimos en la infraestructura educativa para la fecha límite del 29 de noviembre. En 2013, el Ministro de Educación Básica, Angie Motshekga, publicó el conjunto vinculante de las normas mínimas que todos los sistemas escolares provinciales de Sudáfrica que debian trabajar. El documento requiere que todas las escuelas públicas en Sudáfrica tengan acceso a agua, electricidad, instalaciones sanitarias portátiles, personal de seguridad y conexión a internet. También limita el tamaño de clase a 40 alumnos o menos. Las normas mínimas  requieren que todas las escuelas tengan bibliotecas, laboratorios de ciencias, y  áreas de educación física. Las escuelas para los estudiantes de educación especial deben ser plenamente accesibles para las sillas de ruedas en virtud de las disposiciones. La política se produjo después de una campaña por el movimiento social, la Igualdad de Educación.

The Department of Basic Education says it is unlikely that all public schools in South Africa will meet the Minimum Norms and Standards for School Infrastructure by the November 29 deadline.

In 2013, the Minister of Basic Education, Angie Motshekga, published the legally binding set of minimum standards which all provincial school systems in South Africa must work toward. The document requires that every public school in South Africa have access to water, electricity, ablution facilities, security personnel, and internet. It also limits class size to 40 learners or less. The Minimum Norms and Standards require all schools to have libraries, science laboratories, and areas for physical education. Schools for special education learners must be fully accessible for wheelchairs under the provisions. The policy came about following a campaign by education social movement Equal Education.

After it was agreed that the policy would be legally binding, the national department began the Accelerated Schools Infrastructure Delivery Initiative (ASIDI) to help schools meet the new requirements and to rebuild schools constructed from harmful materials. 170 schools have since been constructed out of a targeted 510, according to the department’s records. 126 of these new schools are in the Eastern Cape. ASIDI is also working on securing water access in this region, though 55 schools still do not have clean, running water, the department said.

Albert Gumbo, head of communications for ASIDI, said most of the delays have arisen during construction in the Eastern Cape. Contractors often perform poorly and take longer than expected. Inclement weather and unpaved roads make construction difficult. ASIDI also goes through «rationalization exercises» in which the organisation negotiates with several small communities to decide the best site for a new provincial school. 215 school sites were identified using this method.

The Department of Basic Education has called the 29 November deadline «an ambitious target considering the need.»

Equal Education says the Department of Basic Education will likely break the law this November. The organisation was deeply critical of the department on Twitter this afternoon. According to General Secretary of the organisation, Tshepo Mostepe, «The impact will be dire [on learners]. People are being denied basic dignity and rights, basic sanitation.»

Equal Education said that if the department does not meet its November deadline, the advocacy group can release private information about contractors and officials who are benefiting disproportionately from ASIDI programs. The organisation also plans to mobilise South Africans on the issue this November.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201609151285.html

Fuente de la imagen: https://africaupclose.wilsoncenter.org/highlight-of-the-week-meeting-about-educational-bridge-between-brazil-and-africa/

 

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México: Alumnos demandan servicios

América del Norte/México/11 de Septiembre de 2016/Autor:Miguel A. Moo Góngora/Fuente: Diario de Yucatán

Alumnos de la Universidad Pedagógica Nacional de la Unidad 31-A subsede Peto, realizaron ayer viernes por la mañana una protesta frente al Palacio de Gobierno para exigir que el gobernador Rolando Zapata Bello atienda las necesidades de la institución educativa.

Los estudiantes señalaron que el próximo mes se cumplirán 11 años de haber llegado a la comunidad esta universidad, primera en el sur del Estado en ofrecer licenciaturas y una de las mejores opciones para los estudiantes de la región, sin embargo no ha podido crecer más porque carece de infraestructura y servicios.

Alrededor de 60 los alumnos de la licenciatura en Intervención Educativa participaron en la protesta, salieron de Peto en cuatro vagonetas como a las 9 de la mañana para dirigirse a la capital del Estado.

Los estudiantes se concentraron frente al Palacio de Gobierno, donde instalaron un equipo de sonido, dieron a conocer las necesidades que tiene el plantel y recordaron que desde diciembre del 2015 no reciben recursos para los servicios básicos de la universidad.

Comentaron que la universidad subsiste con las cuotas de $100 que pagan los estudiantes cada semestre.

Les cortaron la luz

Resaltaron que la “gota que rebasó el vaso” fue el hecho de que les hayan cortado el suministro de corriente la semana pasada, motivo por el cual se suspendieron las clases tres días, pues la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior (SIIES) no pagó el recibo.

Los alumnos exigían igualdad de condiciones y mejores servicios en alusión a que en otras universidades del Estado el gobierno “ha invertido millones de pesos”, tanto para infraestructura como en servicios, mientras que “a nosotros no nos dan nada”.

Justo González Zetina, profesor de la Universidad, dijo que los alumnos exigen sus derechos y explicó que desde junio la Secretaría de Educación del Estado les informó que dejaría de pagar el servicio de electricidad porque esa responsabilidad caería en la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior, sin tener la garantía de que así sería.

—Los alumnos realizaron una protesta pacífica y sus demandas son justas, la universidad carece de infraestructura básica y servicios. —dijo

Por su parte, los estudiantes pidieron una audiencia para entregar un pliego petitorio, incluso hicieron una invitación al gobernador para que visite la universidad y confirme que es verdad que tienen carencias.

Los universitarios señalaron que “todos pensaron que nois quedaríamos callados porque somos pocos”, sin embargo, están demostrando que no es así y aseguraron que si no hay una respuesta favorable a sus demandas, regresarán.

Recalcaron que a pesar de que son una universidad pequeña, porque así lo han querido las autoridades educativas, no están dispuestos a seguir callando.

Señalaron que las instalaciones son limitadas y por eso no puede aumentar la matrícula estudiantil. A pesar de la demanda que tiene la Licenciatura en Intervención Educativa, cada ciclo escolar sólo se pueden recibir 30 alumnos en promedio.

Durante la manifestación se cerró la calle 61 porque los estudiantes caminaron sobre la arteria.

Después de varios minutos les pidieron que integren una comisión porque serían recibidos para que planteen cuáles sus demandas.

La comitiva fue integrada por los alumnos Jimi Castillo Canto, Melina Nah Ucán, Magnolia María Pantí, Rudy Poot Ortegón, Celmy Hernández Carrillo y Adriana González Góngora.

Fueron recibidos por el director de Gobierno, Carlos Sobrino Castrejón, a quien le expusieron el motivo de la protesta y las exigencias y necesidades que tienen.

Los estudiantes aseguraron que el funcionario se comprometió a atender el caso y se comunicaría con la SIIES para ver la manera de apoyar al plantel.

Confían en su palabra

A pesar de que no se firmó algún documento, los alumnos indicaron que hubo el compromiso verbal y confían en la palabra del funcionario, aunque si no hay respuesta regresarán “las veces que sea necesario”.

Comentaron que el funcionario se comprometió a comunicarse con ellos hoy sábado para informarles en qué se les puede apoyar.

Los alumnos aprovecharon la ocasión para entregarle fotografías del plantel y del camino de acceso, que queda intransitable cada vez que cae una lluvia fuerte.

También plantearon la cuestión de las becas de Manutención del Ibecey, pues habría una reducción de beneficiarios y eso los afectaría, por lo que fueron enviados a esa dependencia para hablar con la directora.

Expusieron que carecen de sala de cómputo, auditorio, cafetería, espacio para el desarrollo de actividades cívicas, recreativas y deportivas, y estacionamiento. También requieren mantenimiento básico del edificio.

Fuente: http://yucatan.com.mx/yucatan/alumnos-demandan-servicios

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Senadores liberales plantean revolución educacional en Paraguay

América del Sur/Paraguay/02 de Septiembre de 2016/Fuente: Prensa Latina

Senadores de la bancada liberal en la Cámara alta plantearon hoy la necesidad de realizar una verdadera revolución educativa, más que una reforma en ese sector.

La iniciativa la esbozaron ante el ministro de Educación y Cultura, Enrique Riera, quien acudió a una audiencia con los integrantes de esa instancia por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), segunda fuerza política del país.

La charla giró en torno a la situación general de la educación pública y en específico sobre la declaración de emergencia establecida hace pocos meses por esa cartera debido a las malas condiciones de la infraestructura.

Según el jefe de la bancada del PLRA, Fernando Silva, ese núcleo había decidido apoyar y tomar la iniciativa en un tema tan importante, por lo cual ya debatieron sus miembros con personalidades ligadas a esa esfera.

Tenemos una propuesta clara, hablada este jueves con el ministro, la de tener ‘el coraje de realizar no una reforma educativa, sino una verdadera revolución educativa’, explicó Silva.

Entre sus puntos incluye lograr un gran Pacto Nacional por la Educación con el fin de generar las condiciones necesarias para un desarrollo sustentable

Igualmente, una Ley de financiamiento que garantice la inversión de al menos el seis por ciento del Producto Interno Bruto nacional para garantizar la calidad de la educación paraguaya.

Otro aspecto es el de dedicar fondos a la formación y capacitación, así como al acondicionamiento de la infraestructura.

El legislador liberal reconoció la similitud existente entre la visión de la bancada y los lineamientos expuestos por el secretario de Estado.

Queremos, dijo, un país educado, que progresa, y crear no una propuesta administrativa circunstancial, sino ‘realmente programas nacionales que perduren por encima de los gobiernos y los gobernantes’.

Al terminar la reunión, Riera afirmó que los proyectos del ministerio a su cargo coinciden con varios puntos de la propuesta tendente a lograr un verdadero pacto educativo.

Los problemas de la educación en Paraguay fueron motivo de varias movilizaciones que planteaban la exigencia de mejoramiento en varios temas, tales como la elevación de la calidad.

La más recordada es una marcha de grandes proporciones en septiembre de 2015 por calles de esta capital, replicada a menor escala en otras ciudades.

En ella se unieron alumnos de centros secundarios públicos y privados, docentes y familiares de los jóvenes, con frutos positivos al verse obligado el Ejecutivo a dialogar con dirigentes de las asociaciones estudiantiles que la organizaron.

Otra fue la toma de centros escolares en mayo pasado en demanda de la renuncia de la entonces ministra, Marta La Fuente, a quien culpaban de muchas de las situaciones negativas, la cual concluyó cuando renunció la funcionaria y asumió Riera.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=23329&SEO=senadores-liberales-plantean-revolucion-educacional-en-paraguay
Fuente de la imagen: http://www.abc.com.py/nacionales/como-mejorar-la-educacion-en-paraguay-1477255.html
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Locales liceales: del edificio integral al contenedor

Por: Julio Moreira

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

Los últimos años se ha hecho frecuente que actores políticos de diferentes partidos exijan “resultados” a la educación, especialmente en lo que hace a matriculación, retención y promoción. Sin embargo, no se escucha a esas mismas personas reflexionando acerca de las condiciones en las que se enseña y estudia, particularmente, en lo que respecta a la infraestructura.

En el imaginario de los gobernantes de las últimas décadas, parecería que cuatro paredes y un techo son más que suficientes para que se produzca un buen acto educativo. Todo lo demás es secundario y, por lo tanto, prescindible. La síntesis más acabada de ese imaginario la expresó oportunamente el entonces presidente de la república, José Mujica: “si hay que dar clase abajo de un árbol, se da clase abajo de un árbol, pero clase tiene que haber”.

Evidentemente, ese imaginario no es casual ni caprichoso, sino que responde a una concepción según la cual el objetivo prioritario de un centro de enseñanza es que los alumnos permanezcan dentro de él durante cierto horario. La riqueza de las propuestas didácticas y la calidad de los aprendizajes no son lo central. Los conocimientos disciplinares pueden sacrificarse, si es necesario, para privilegiar la contención (en el sentido literal de “sujeción”, en este caso, de personas dentro de un recinto de “enseñanza”).

Una mirada a las políticas educativas impulsadas en Secundaria desde, al menos, la dictadura, y hasta nuestros días, confirman esta tendencia a privilegiar el encierro por encima de los aprendizajes: prolongación del horario de clases (pasaje de 35 a 45 minutos de cada hora de clase, modalidad de tiempo extendido, modalidad de tiempo completo), creación de comedores (para poder sostener la prolongación del horario de clases), simplificación del currículo (especialmente mediante la eliminación de ciertas asignaturas en las propuestas focalizadas), flexibilización del pasaje de grado (que en algunos niveles hace ver como una extrañeza la repetición del estudiante aunque éste no alcance mínimamente los objetivos de un curso), etc.

Tales definiciones en materia de política educativa se traducen en magras asignaciones presupuestales para infraestructura. Por ello, estamos muy lejos de disponer de espacios adecuados para una educación integral y realmente inclusiva (parto de la constatación cotidiana de que no es “inclusión” la retención de alumnos en un local de enseñanza, práctica que en su materialidad no se diferencia demasiado de un arresto policial). Más lejos aún estamos de poseer la suficiente cantidad de edificios para ofrecer un trato personal (y, por tanto, humano) que habilite una educación de calidad a la matrícula que hoy tiene la educación pública. Los rendimientos en grupos de no más de quince estudiantes son siempre muy superiores a los que se registran con treinta o más. Ni que hablar de la distancia que separa a la ANEP de una estructura nacional de locales confortables, seguros, higiénicos y estéticos.

La constatación de qué tan lejos estamos de poder sostener adecuadamente una educación integral y personalizada, son las frecuentes denuncias de liceos con techos en mal estado, filtraciones de agua, materiales cancerígenos, instalaciones eléctricas defectuosas, salones sin ventilación, baños rotos e insuficientes, falta de espacios para la educación física, ratas, abejas, hormigueros y bancos inutilizables.

La mirada histórica puede ofrecer más insumos en favor de la afirmación de que el deterioro general de los edificios de enseñanza responde a lo que con ellos pretenden los gobiernos nacionales y las autoridades de la educación. A comienzos del siglo XX, como parte del impulso gubernamental para crear un aparato estatal fuerte, necesitado de trabajadores calificados, se aprobó la ley de creación de liceos departamentales.

Los edificios que se construyeron para dar cumplimiento a dicha ley parecen palacios comparados con los liceos construidos en los últimos cuarenta años. En ellos encontramos (porque así fueron pensados) aulas amplias, gimnasios con medidas reglamentarias, salones de actos, salas de proyecciones, estudios de radio, imprentas, talleres para que carpinteros y electricistas pudiesen mantener y reparar prontamente los desperfectos que se presentasen, etc. Los laboratorios de aquellos locales tienen las dimensiones de la totalidad de la planta edilicia de algunos liceos actuales. La calidad de aquellas obras hace que muchas de ellas estén hoy en mejores condiciones que liceos que no alcanzan los diez años de construidos.

Evidentemente, lo que los gobernantes pretendían de un bachiller hace cien años dista mucho de lo que pretenden los actuales gobernantes. Y si bien es cierto que nuestra sociedad ha cambiado mucho y eso obliga a “innovar”, también es cierto que los principios fundamentales en los que se sostienen las ciencias, las artes y la filosofía, no han cambiado sustancialmente. Lo que sí ha cambiado es el para qué educar, y los edificios han acompañado tal mutación.

La coyuntura actual de la Educación Secundaria es particularmente compleja, pues se debate entre un sistema político decidido a eliminar todo vestigio de integralidad en su propuesta curricular, y una parte de la sociedad que lucha por sostener el liceo como espacio para los aprendizajes y la producción de conocimientos en interacción con la comunidad.

Desde el compromiso con esta segunda orientación política, quisiera referirme a algunas de las principales dificultades a las que docentes y estudiantes nos vemos expuestos diariamente por problemáticas de infraestructura.

Edificios disfuncionales

Escribir algo sobre infraestructura educativa parece, en principio, una tarea a encomendarle a un arquitecto o a un ingeniero civil. A un albañil, electricista o sanitario, tal vez. A un técnico prevencionista, quizás. Pero jamás a un docente. Por diferentes motivos, la mirada de los educadores no parece revestir idoneidad alguna para juzgar detalles como la dimensión y distribución de los espacios, la iluminación, la acústica, la ventilación, etc.

Sin embargo, la no consulta a los docentes al momento de proyectar la construcción de un nuevo edificio de enseñanza es la explicación de posteriores dificultades cotidianas en el funcionamiento de las instituciones; dificultades que, además, se hacen casi insalvables una vez que el local ya fue construido. Mencionaré algunos ejemplos.

Los emplazamientos de muchos edificios sólo se explican por la definición de la ANEP de “gastar” lo menos posible. De otro modo no puede entenderse que se construya un liceo en una zona baldía, sin iluminación ni veredas, con calles en pésimo estado y sin desagües, y a un kilómetro de la parada de ómnibus más cercana (con líneas de transporte que ofrecen una pésima frecuencia). Sin embargo, esa es la constante de buena parte de las nuevas construcciones.

La excusa de los jerarcas de la ANEP de que no hay terrenos disponibles en zonas provistas de servicios públicos, esconde en realidad la previa definición de gastar poco en la adquisición de predios liceales. Si el acceso a los centros de enseñanza fuese considerado algo importante por quienes administran los dineros públicos, gastarían lo que haya que gastar para dotarlos de un adecuado emplazamiento.

En los hechos, especialmente en la zona metropolitana, los nuevos liceos acaban formando parte de un barrio en el que campea la pobreza, e inevitablemente terminan insertos y reproduciendo procesos de guetización que no hacen sino reforzar la exclusión a los miembros de su comunidad.

La cantidad de salones de clase de que dispone un liceo suele corresponderse con el número de grupos que se le adjudican, de tal forma que resulta imposible desarrollar algún tipo de actividad (por ejemplo, apoyaturas) en simultáneo con el desarrollo de las clases.

Ni los salones de clases, ni el resto de los espacios, suelen disponer de artefactos que permitan suavizar las temperaturas extremas. En salones que reciben directamente la luz solar en el verano, las cortinas no siempre existen, y cuando las hay, por lo general fueron compradas con dinero de los integrantes de la comunidad (al igual que los ventiladores).

En invierno, particularmente en salones húmedos, el frío obliga a permanecer de campera, gorro y bufanda durante las clases. Las estufas y, más recientemente, los aires acondicionados, muchas veces llegan a los liceos vía donación de una empresa, aporte de la Asociación de Padres o compra con dinero de los trabajadores. Los gastos para la instalación de estos artefactos exceden el costo de los artefactos mismos, pues en la mayoría de los casos la potencia contratada a UTE y la instalación eléctrica (cableado, disyuntores) no permiten el uso simultáneo de sistemas de calefacción en todos los salones, por lo que se hace necesario invertir en su mejora.

Las dimensiones y el mobiliario de las bibliotecas suelen impedir que un grupo completo de estudiantes vaya a estudiar en una hora libre (eso en el caso de que se haya previsto un espacio para sala de lectura).

Muchos laboratorios no son funcionales, las más de las veces porque sus dimensiones no permiten cobijar a un grupo completo.

En edificios de varias plantas, hay pisos desprovistos de servicios sanitarios. Esto genera que, cada 40 minutos, decenas de estudiantes corran por las escaleras a los baños ubicados en otras plantas. Y las escaleras rara vez tienen las medidas reglamentarias, pasamanos y cinta antideslizante.

Los baños disponen, promedialmente, de dos o tres inodoros para 200 o 300 estudiantes de un mismo género en cada turno. Se cuentan con los dedos de una mano los liceos del país en los que los baños de estudiantes tienen papel higiénico y jabón.

Los patios son, por lo general, pocos y reducidos en relación a la cantidad de estudiantes del liceo. Las más de las veces no hay nada para hacer en ellos, ni siquiera bancos en los que sentarse a conversar. Resulta casi imposible que una clase se desarrolle en un patio: no está previsto que una cosa así ocurra.

La ausencia de gimnasios en la enorme mayoría de los liceos del país contrasta con los discursos de gobernantes y jerarcas de la educación acerca de su supuesto compromiso con la educación física. Las clases de “gimnasia” suelen ser, en el mejor y más infrecuente de los casos, en canchas sucias sin medidas reglamentarias alquiladas a un alto precio, y en el peor y más frecuente de los casos, en plazas y patios abiertos (que obligan a suspender las clases si llovió, llueve o es probable que pueda llover), en ocasiones a muchísimas cuadras de distancia del liceo, sin baños, sin botiquín de primeros auxilios, sin teléfono y sin el apoyo de otros funcionarios.

Muchas veces, con las mejores intenciones, se construyen rampas de acceso a la planta baja del edificio, pero quienes hasta allí acceden, por ejemplo, en una silla de ruedas, no pueden subir ni bajar a las otras plantas, donde probablemente estén las aulas, los laboratorios, la biblioteca o la adscripción.

Hay muchos liceos en los que la sala de profesores (por la que pasan diariamente decenas de docentes) tiene la misma dimensión que el espacio reservado al equipo de dirección (donde, a lo sumo, trabajan dos o tres personas por día, raramente a la vez).

La cantidad de adscripciones por piso suele ser insuficiente para la cantidad de adscriptos que trabajan en él. En salas de menos de 10 metros cuadrados trabajan dos o tres adscriptos simultáneamente, obligando a que cuando un padre o estudiante viene a entrevistarse con uno de ellos, los otros deben salir y esperar fuera para que la conversación pueda darse en un marco de privacidad; ello siempre y cuando la adscripción no sea totalmente de vidrio y carezca de cortinas u algún otro tipo de cerramiento que permita la reserva.

Los psicólogos y trabajadores sociales (presentes en muy pocos centros) irrumpieron en el escenario liceal hace décadas, pero los edificios no siempre prevén una sala para que realicen su labor, que implica, entre otras cosas, entrevistas con estudiantes, familias y docentes para conversar acerca de asuntos delicados. Es frecuente que se les otorgue una diminuta e improvisada habitación debajo de una escalera, o en lo que era un depósito o archivo.

Son muy pocos los liceos en los que se dispone de un comedor para los trabajadores (muchos de los cuales permanecen en el centro jornadas enteras). En el horario interturno (luego de finalizar el turno matutino y antes de comenzar el turno vespertino), nunca son suficientes ni el espacio ni las sillas para comer en la sala de profesores.

Los funcionarios no docentes rara vez disponen de una habitación en la que puedan ponerse su uniforme de trabajo (si es que el CES les facilitó uno) y descansar en su media hora reglamentaria.

En los liceos en los que hay extintores, iluminación y salida de emergencia (que son pocos en todo el país), ni los estudiantes ni los trabajadores han recibido una instrucción básica de qué hacer en caso de ocurrir un accidente.

Si todas estas cosas ocurren en edificios construidos con fines educativos, imaginen las situaciones que se pueden dar cuando se hace funcionar un liceo en una casa que la ANEP alquila o compra. O cuando se crean anexos a dos, tres y hasta cinco cuadras del edificio central, con profesores que deben ir de un lugar a otro en recreos de cinco minutos, cargando sus materiales de trabajo, expuestos a las inclemencias del tiempo. O cuando se instalan contenedores en un patio, sin caminos ni galerías para los días de lluvia, obligando a mojarse a quien necesita ir al baño, o a la cantina, o a la biblioteca (además de que la pérdida del patio obliga a todos los estudiantes del liceo a permanecer en su salón durante todo el horario de clases).

Problemas de gestión y falta de mantenimiento

Aunque no comparto la valoración según la cual el problema central de la ANEP radica en la mala gestión y no en los recursos y las definiciones políticas, es cierto que se utilizan mal los recursos públicos para infraestructura.

En primer lugar, porque no se ha contemplado la necesidad de un mantenimiento correctivo y preventivo de los edificios liceales. Esto conduce, inevitablemente, a procesos de deterioro cuya atención exige luego recursos muy superiores.

En segundo lugar, el presupuesto 2011-2015 no consideró el aumento del costo de los productos de la construcción, por lo que resultaron insuficientes los montos aprobados para la cantidad de obras proyectadas.

En tercer lugar, se registra un sub ejecución de los dineros aprobados para obras nuevas y ampliaciones. De las 16 obras cuya realización fue solicitada al CODICEN para 2016, según acuerdo entre CES y FENAPES, sólo dos se encuentran en ejecución: Soriano N° 4 y Montevideo N° 29.

En cuarto lugar, fueron insuficientes los controles sobre las obras que se realizaron y los materiales utilizados, lo que redundó en violaciones a las normativas que aseguran las condiciones necesarias en un centro de estudios, en detrimento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

En quinto lugar, se mantiene una política de altísimos costos por concepto de alquileres para locales liceales, espacios para Educación Física y las propias oficinas del CES en las calles Rincón y Juncal (siendo la ANEP destinataria por ley de las herencias adyacentes).

Insuficiencia presupuestal

La Ley de Presupuesto Nacional Nº 18.719, que rigió durante el período 2011-2015, preveía la creación de 21 liceos, la construcción de otros 21 locales para sustitución de edificios deteriorados y la ejecución de 74 ampliaciones.

Sin embargo, la creación de liceos no pasó de un simple propósito, pues el número de edificios construidos apenas llegó al 38% de lo proyectado. Existen otras ocho obras realizadas que no son liceos; pero contabilizándolas, apenas se alcanza un 57% de lo previsto en la Ley Presupuestal.

En cuanto a las obras de reparación y mantenimiento ejecutadas, sólo el 27% correspondieron a reparaciones de importancia. Esto significa que el restante 73% (282 de 388) no respondieron a las reales necesidades de los establecimientos de enseñanza: 126 colocaciones de aulas prefabricadas, 115 reparaciones menores y 41 acondicionamientos parciales.

Las emergencias edilicias suelen abordarse con aulas prefabricadas; cada una de ellas cuesta 33 mil dólares, a los que se suman sobrecostos de locación: traslado y colocación, caminos, galerías, calefacción, etc.

Frente a la creación de liceos mediante la construcción de edificios (dos) o la compra o alquiler de locales (tres), frente a la sustitución de locales viejos por obras nuevas con mayor capacidad (cinco) o mediante compra o alquiler de locales en mejores condiciones y con mayor capacidad (dos) y frente a la ampliación del número de salones en los liceos (once), la colocación de “aulas prefabricadas” (un total de 149) se registró en 54 casos.

Al incrementarse el número de grupos en liceos ya existentes, sobre todo a través de la colocación de contenedores, se recarga el trabajo de sus funcionarios (de docencia indirecta, administrativos y de servicio), se afecta el trabajo de los estudiantes (los grupos que trabajan en contenedores suelen quedar aislados del resto de la institución), al tiempo que se inutilizan espacios de recreación y actividades deportivas (patios, canchas, etc.).

Participación público-privada: el problema que se avecina

La ofensiva de la ANEP en materia de políticas educativas orientadas a la contención, que amenaza profundizarse en 2017 (con medidas como eliminar asignaturas, volver a una estructura curricular por áreas, eliminar la repetición y generalizar el tiempo completo), tiene su correlato en el tipo de edificios a construir para hacer posible dichos cambios.

La Ley de Presupuesto Nacional 2015-2019, N° 19.355, establece respecto a las obras de infraestructura de la ANEP (en particular de Secundaria):

“En relación a la educación media básica, resulta indispensable la ampliación de la oferta de infraestructura educativa pública, de modo de avanzar hacia la efectiva universalización del egreso en este nivel. Para ello, se prevé la creación de nuevos centros de educación media tanto en la modalidad tradicional de jornada de medio tiempo como en propuestas de tiempo completo. (…)
Más allá de los recursos adicionales que el gobierno volcará a la educación en este quinquenio, las instituciones educativas cuentan con un importante monto de recursos para inversión provenientes de sus líneas de base que podrán seguir utilizándose para el desarrollo de las obras de infraestructuras requeridas. (…)
Para el resto de la infraestructura requerida, tanto para el desarrollo de las políticas educativas priorizadas, como para la sustitución de infraestructura existente, la ANEP podrá contar con el instrumento de Participación Público Privado. Por los tiempos involucrados para la implementación de dicho instrumento, su aplicación permitirá realizar las obras previstas para los últimos años del presente período de gobierno.”

Esto significa que las obras de menor costo (impermeabilizaciones, sanitaria, electricidad, colocación de contenedores, etc.) serán realizadas, como los anteriores cinco años, con el financiamiento del “Fondo de Infraestructura Educativa Pública”, dependiente del CODICEN de la ANEP y, en menor medida, de los consejos desconcentrados. Pero las obras de importancia (creaciones, ampliaciones, intervenciones profundas) se proyectan realizar, hacia 2018, mediante la “participación público-privada” (PPP).

La PPP, que en otros países se conoce como “asociación público-privada” (APP), o como las designa el Banco Mundial “participación del sector privado (PSP), es posible gracias a que en 2011 se aprobó la Ley N° 18.786 de “Contratos de Participación Público-Privada para la realización de obras de infraestructura y prestación de servicios conexos”. Ello representó un cambio de estrategia en el vínculo entre Estado y mercado, trasladando a lo público una lógica de contrato, característica del sector privado.

Además, el instrumento PPP sólo puede ser utilizado si garantiza mayor “valor por dinero” en comparación con las otras opciones. Esta condicionalidad, lejos de ser una cuestión meramente técnica, instala por la vía de los hechos el predominio de una lógica eficientista que entendemos no debe guiar el accionar del sector público, especialmente de sectores tan sensibles como la educación y la salud. Con las PPP, el cumplimiento de las obligaciones públicas (que debería obedecer a la lógica del bien común) pasa a depender de motivos económicos privados (que obedecen a una lógica de obtención de ganancias).

En el marco de las políticas neoliberales promovidas por los organismos financieros internacionales en los noventa, se privatizaron empresas y prestaciones públicas. Pero esa estrategia se vio limitada en los sectores del agua, el transporte, la salud y la educación.

En la última década, la PPP ha adquirido gran centralidad en la agenda educativa mundial, debido en parte al rol jugado por el Banco Mundial como principal promotor. Por ello, muchos gobiernos han decidido implementar reformas educativas en base a la PPP, ofreciéndoles estímulos y garantías a los operadores privados para que “inviertan” en un “mercado” que mueve millones de dólares cada año.

Además de expandir la actividad de los proveedores privados en la educación (donde ya participan a través de licitación para la provisión de insumos de funcionamiento, la construcción y reparación de edificios, las tareas de mantenimiento y servicios de portería y vigilancia), el mecanismo de participación público privado introduce mecanismos de mercado en el mundo de la educación, como la competencia, la elección o los incentivos basados en resultados.

La presidencia de la república anunció recientemente, vía mensaje de Rendición de Cuentas, que de octubre a diciembre de este año se licitará un proyecto público-privado por un valor de 432 millones de dólares para construir 225 centros educativos, 165 de ellos en la órbita de la ANEP (44 en Montevideo; 42 entre Canelones, San José, Durazno, Flores, Florida, Colonia y Soriano; 47 entre Artigas, Paysandú, Rivera, Salto, Río Negro y Tacuarembó; y 32 entre Cerro Largo, Lavalleja, Maldonado, Rocha y Treinta y Tres).

Luchas a sostener

Una parte importante de la infraestructura de Secundaria responde a una lógica obsoleta que debe ser transformada cuanto antes, pues dificulta el cumplimiento de las acciones educativas necesarias, ya sea porque se trata de casas con espacios en condiciones precarias (en cuanto a su seguridad, tamaño, iluminación, ventilación, acústica, etc.), o porque no da cabida a espacios pedagógica y didácticamente necesarios para una educación integral: salones para clases de apoyo, gimnasios con medidas reglamentarias, salas para expresión artística, salones para que los docentes puedan realizar tareas de coordinación, comedores, salas de lectura, laboratorios con dimensiones adecuadas a la matrícula y equipamientos acordes al plan de estudios.

En este sentido, es prioritaria la formación de los docentes en sus derechos respecto a las condiciones y el medioambiente de trabajo. Muchas veces solemos naturalizar cosas que están mal, perjudicando nuestra salud.

Por otro lado, la capacidad edilicia actual está muy lejos de permitir grupos reducidos, que posibiliten relaciones a escala humana. De hecho, son necesarios al menos 60 nuevos edificios, para que no haya -en promedio- grupos con más de 25 estudiantes en los liceos diurnos de todo el país.

Respecto a la concreción de obras, en lo inmediato se hace necesario luchar contra el recorte de 793 millones de pesos que el Poder Ejecutivo pretende aplicar sobre la ANEP para 2017, que estaban previstos fundamentalmente a obras de infraestructura, y particularmente a Secundaria.

Simultáneamente, deberemos promover el debate de todas las organizaciones sindicales acerca del uso de la PPP en la educación, refutando el discurso de que la lógica privada es mejor y más eficiente que la pública. De la resistencia que podamos desplegar a la aplicación de esta ofensiva mercantilista en la educación, dependerá que la administración de los liceos no quede en manos de privados durante muchos años, dando ingreso a la competencia entre centros por la captación de estudiantes.

* Profesor de Filosofía. Integrante del Comité Ejecutivo y del Secretariado de Presupuesto e Infraestructura de la FENAPES.

** Aula clausurada por peligro de derrumbe luego de una inspección realizada por delegados de la FENAPES y del PIT-CNT.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Locales-liceales-del-edificio-integral-al-contenedor/nnsaa/579b70650cf276b3ba075079

Imagen: Foto de un liceo de San Carlos tomada por el autor del artículo**

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